El Norte de Chile. Las regiones de Tarapacá, Antofagasta, Atacama y la zona norte de la Región de Coquimbo, el territorio chileno se caracteriza por sus pampas desérticas y cordilleras prealtiplánicas abarca unos 291.000 km2, dentro del cual se insertan una serie de zonas morfoclimáticas. En la precordillera andina se desarrollan los bosques de queñoas (polylepis tarapacana), árboles robustos y antiguos de hasta 7 m. de alto. Los queñoales altiplánicos son los bosques que crecen a más altura en Chile, sobre los 3.500 metros. Se desarrollan en condiciones en extremo difíciles para la vida: suelos pobres, clima frío, agua escasa, vientos huracanados, granizo y radiación solar intensa. Entre los 1.800 y los 3.500 metros sobre el nivel del mar, en las laderas occidentales de la Cordillera de Los Andes, hay algún desarrollo de vegetación debido a irregulares precipitaciones en las zonas andinas. Se presentan en dicha franja especialmente las Cactáceas, plantas suculentas especialmente adaptadas para soportar las condiciones de extrema aridez. Allí son notables los cactos "candelabro" (Browningia candelaris), "guacalla" (Corryocactus brevistylus), "chastudo" (Oreocereus leucotrichius), "achacaño" (Oreocereus hempelianus) y "cardón" (Echinopsis atacamensis), que crecen mezclados con variedad de arbustos, hierbas y pastos. La comunidad vegetal la constituyen el "tamarugo" (Prosopis tamarugo) en la llamada Pampa del Tamarugal. Entre los ríos Copiapó y Elqui se expresa el conocido "desierto florido", un fenómeno que no ocurre todas las primaveras, sino sólo cuando las condiciones de humedad y calor han sido las apropiadas. Cuando hay abundantes precipitaciones durante el invierno florecen hierbas anuales y geófitas, que son aquellas plantas que están provistas de órganos subterráneos como bulbos o raíces engrosadas y que florecen por miles tiñendo las laderas de los cerros de flores de colores diversos. Norte Chico. La zona que se extiende entre el valle del río Elqui hasta Los Vilos corresponde a la zona llamada Norte Chico o Zona de los Valles Transversales (ríos Limarí, Choapa, Quilimarí, Petorca). Contiene elementos vegetacionales tanto del desierto como de la región de clima mediterráneo con la cual limita hacia el sur. Por su topografía quebrada por los valles que la atraviesan de Este a Oeste, se han producido en esta zona gran cantidad de ecosistemas muy especiales y que contienen gran variedad de especies y alto número de endemismos, especialmente de la familia de las Cactáceas. Su paisaje es semidesértico, asoleado y caluroso, donde predominan los cactos y los arbustos espinosos. Al norte de Socos y en las cercanías de la ciudad de Ovalle, existe un bosque extraordinario, que se ha desarrollado bajo una casi permanente y densa capa de nubes. Estas lo mantienen húmedo y fresco, permitiendo el crecimiento de plantas típicas de las selvas higrófilas de Chile, las que se encuentran a más de 800 km. al sur. Zona central. La zona mediterránea chilena se ubica entre los 27° y los 38° grados lat. S. En general, los paisajes de Chile Central han sido profundamente modificados y su vegetación altamente degradada por la acción del hombre. Son excepcionales las muestras de ecosistemas prístinos en el área. Existen sin embargo en la bioregión un conjunto de las diversas formaciones de la vegetación típica de la zona mediterránea y variadas formas de vida. La formación bosque esclerófilo, compuesta de árboles y arbustos de hojas duras y resistentes a los grandes cambios de temperatura y humedad que presenta la región. Los tipos forestales de la zona central se clasifican en bosques siempreverdes y deciduos. Entre los primeros están el espinar o Sabana de espino, el palmar o bosque de palma chilena (Jubaea chilensis), el ciprés de la cordillera y bosques esclerófilos de quillay, litre, peumo, olivillo, belloto, boldo, algarrobo, maitén, patagua y canelo. Entre los segundos se cuenta a los bosques de notofagos, principalmente el roble. Centro Sur. Entre el Maule y el Bío-­‐Bío hay otra zona de transición, cuya vegetación presenta una alta diversidad biológica ya que contiene elementos de la zona mediterránea y de la zona más húmeda que sigue más hacia el sur. Contiene, además una cantidad importante de especies endémicas. En la cuenca del Maule la vegetación natural está dominada por los Notofagos que pierden su follaje durante el invierno como el hualo o roble Maulino (N. glauca) combinado con el Roble pellín o hualle (N. obliqua) esta región forestal tiene gran importancia florística debido a la presencia de varias especies endémicas, entre las que sobresalen el ruil (N. alessandrii) y huala (N. leonii). El queule (Gomortega keule) es una especie monotípica de carácter muy primitivo que habita los bosques de la cordillera de la costa, además de especies exóticas como pino y eucalipto. La hoya del Bío-­‐ Bío es la tercera más grande y abarca una superficie de más de 24.000 km2. El valle está formado por una rica asociación de árboles siempreverdes como boldo, peumo, olivillo, canelo y petra. Debido a su ubicación privilegiada, en una zona de transición, los bosques nativos de las partes medias y altas de la cuenca presentan una interesante diversidad. Destacan los bosques de coigüe, de roble-­‐ raulí, de mañío de hojas largas, de lenga y ñirre, de ciprés de la cordillera. También florestas mixtas de peumo, laurel, tepa, avellano y los bosques de araucarias, cuyas siluetas se recortan en las crestas de las montañas y se reflejan en las aguas de prístinas lagunas. Zona Sur. Zona de bosques húmedo-­‐templados, cuyo hábitat se caracteriza principalmente por la alta pluviosidad: 2.000 a 3.000 milímetros de lluvia anuales. -­‐Bosques de araucaria (Araucaria araucana). -­‐Bosque Valdiviano, una abigarrada selva húmeda, de composición muy variada, en la que predominan los árboles siempreverdes como coigüe (Nothofagus dombeyi), ulmo (Eucriphya cordifolia), tepa y laurel (Laurelia philippiana y L. sempervirens), olivillo (Aextoxicon punctatum), lingue (Persea lingue), tineo (Weinmannia trichosperma), avellano (Gevuina avellana), canelo (Drimys winteri). También contiene coníferas como el mañío (Saxe-­‐Gothaea conspicua) y el mañío macho (Podocarpus nubigena). La selva valdiviana puede contener además algunos árboles de hojas caducas, como el roble (Nothofagus obliqua) y el raulí (Nothofagus alpina). -­‐"Ñadis" se desarrollan el áreas planas muy húmedas y están conformados por canelo, fuinque (Lomatia ferruginea), notro (Embothrium coccineum), Mirtáceas y muchas especies de plantas acompañantes. -­‐"Tepuales", los lugares pantanosos son preferidos por el tepú (Tepualia stipularis). -­‐Alerzales, sólo en las cordilleras crecen los alerces (Fitzroya cupressoides). Antiguamente también se desarrollaban en el valle Central, como en el área entre Puerto Montt y Puerto Varas. -­‐Bosques de lenga: conformados principalmente por una especie caducifolia (Nothofagus pumilio), solamente se desarrollan en las alturas andinas. -­‐"Bosques chilotes" selvas intrincadas compuestas principalmente de canelo, tineo, tepa, coigüe de Chiloé (Nothofagus nitida), coigüe de Magallanes (Nothofagus betuloides) y otros. -­‐Bosques de Ciprés de las Guaytecas (Pilgerodendron uviferum), principalmente en las islas y en costas del continente en las Regiones X y XI. Patagonia. Al sur del paralelo 43º la cordillera de Los Andes se vuelve más baja que en el resto del país y se va ensanchando para cubrir casi todo el territorio nacional continental, generando una topografía irregular, caracterizada por montañas cubiertas de nevados y glaciares. En la bio-­‐región patagónica se encuentran varios tipos vegetacionales: bosques y praderas constituyen las formaciones más características. Existe además un tipo de altura, conformado por arbustos achaparrados, hierbas, musgos y líquenes y, en algunas islas, la vegetación de turberas, conformadas principalmente por musgos que crecen en un sustrato pantanoso. En las estepas patagónicas crecen coirones, arbustos en cojines y hierbas. Los bosques siempreverdes, ricos en especies, son los más abundantes, especialmente en las zonas costeras. Contienen elementos arbóreos como coigüe, ulmo, tepa, tiaca, olivillo, tineo, arrayán, trevo y luma. El sotobosque es de composición variada, siendo helechos y musgos los organismos más sobresalientes y diversos. En el litoral abunda también el ciprés de las Guaitecas, especie que es prácticamente imputrescible. En los valles más australes de la bio-­‐ región, domina el paisaje el coigüe de Magallanes (Nothofagus betuloides). Son notables los bosques antiguos de alerce (Fitzroya cupressoides) en las zonas de mediana altura de la provincia de Palena. En las montañas patagónicas, las florestas con alerces alcanzan el río Futaleufú en su distribución más austral. También hay ciprés de la cordillera (Austrocedrus chilensis), que habitualmente se mezcla con coigües, mañíos, tepú y otros árboles. Sobre los 1.000 m.s.n.m. predominan los bosques de Nothofagos de hoja caduca: lenga (Nothofagus pumilio) y ñirre (N. anctartica), ambos de crecimiento achaparrado. Hacia el sur de la bio-­‐región, va bajando el área de dispersión de estos tipos forestales, hasta llegar al nivel del mar, como en Magallanes y Tierra del Fuego, donde lenga y ñirre forman bosques densos de corpulentos árboles de gran frondosidad. El tipo forestal lenga es el que tiene mayor distribuición latitudinal en Chile, reflejando su gran adaptabilidad a las más variadas condiciones de sustrato y precipitaciones.