Viernes 1 de febrero de 2013 Seminario: Desarrollo afectivo, identidad y orientación sexual Identidad sexual y orientación del deseo en la infancia y adolescencia Moderadora: María Aparicio Rodrigo Pediatra. CS Entrevías. Madrid. Ponente/monitor: Félix López Sánchez Catedrático de Psicología de la Sexualidad. Facultad de Psicología. Universidad de Salamanca. [email protected] n Félix López Sánchez Catedrático de Psicología de la Sexualidad. Facultad de Psicología. Universidad de Salamanca. Salamanca. Textos disponibles en www.aepap.org ¿Cómo citar este artículo? López Sánchez F. Identidad sexual y orientación del deseo en la infancia y adolescencia. En AEPap ed. Curso de Actualización Pediatría 2013. Madrid: Exlibris Ediciones; 2013. p. 209-25. RESUMEN En este trabajo desarrollamos dos de los problemas que pueden presentarse en la infancia o adolescencia. El primero de ellos, tiene dos manifestaciones bien conocidas: el problema de la identidad en la infancia y el transexualismo en la adolescencia. En el caso del problema de la identidad en la infancia no conocemos la causa o factores que lo explican, ni tampoco, con seguridad, su evolución por lo que no es fácil planificar una intervención que ayude al menor, a la familia y a su entorno. En caso de la transexualidad adolescente, tampoco conocemos los factores desencadenantes, pero sí su gran diversidad en las formas de vida y cambios deseados, así como los elementos diagnósticos y la intervención que se precisa, antes de la mayoría de edad y después. En el caso de la orientación de deseo es fundamental saber que la heterosexualidad, la homosexualidad y la bisexualidad son diversidades saludables que deben aceptarse y facilitar a los adolescentes. Los problemas en este caso pueden deberse a una mala aceptación personal, el rechazo de la familia, la escuela o el entorno y la presión fundamentalista de algunas organizaciones y unos pocos profesionales. Ayudar al reconocimiento, la aceptación, la comunicación a la familia y la adaptación social es lo fundamental de la intervención. No aceptar la identidad sexual y la orientación sexual de un adolescente debería considerarse una forma grave de maltrato y 209 210 Actualización en Pediatría así lo acabamos de plantear en el Congreso Nacional de Maltrato infantil del 2012. INTRODUCCIÓN: CONTEXTO SEXUAL EN QUE DEBEN SER ESTUDIADOS ESTOS PROCESOS EVOLUTIVOS La sexualidad prepuberal En otras publicaciones hemos desarrollado con detalle los conocimientos actuales sobre la sexualidad antes de la pubertad1-2, un periodo olvidado por la ciencia. En este periodo no son infrecuentes los problemas de identidad sexual, resultando difícil a los padres y profesionales diagnosticarlos y afrontarlos debidamente. Tampoco se conoce muy bien la relación entre la sexualidad prepuberal y la orientación del deseo. A estos dos temas dedicamos esta publicación. La sexualidad en la adolescencia El lector puede encontrar numerosas publicaciones sobre la sexualidad en la adolescencia, sus posibles dificultades y problemas, así como sus conductas, los factores de riesgo y los modelos de intervención3-5. En este documento tratamos dos aspectos esenciales de la evolución de la sexualidad en la adolescencia: la identidad sexual y la orientación del deseo. Ambos procesos se suelen especificar y consolidar en la adolescencia, aunque hay casos en que se pueden dar cambios evolutivos posteriores. LA IDENTIDAD SEXUAL Y SUS POSIBLES PROBLEMAS Algunas precisiones básicas Cuando hablamos de identidad nos referimos a la conciencia del YO, que es el núcleo permanente de la IDENTIDAD. Yo he sido, soy y seré siempre yo, nunca otro, el mismo, más allá de los posibles cambios más o menos importantes. Dicho de otro modo, el Yo no cambia en cuanto tal, no cambia en lo que tiene de esencial, lo que me define como persona existiendo. Solo una persona psicótica puede tener este tipo de delirios. Pero éste no es el tema de este trabajo. Esta identidad se expresa en otras categorías permanentes del self, del yo mismo, entre las que destacan la siguientes: soy corporal, soy mental, soy temporal, soy emocional-afectivo, soy sexual, etc. Fíjese el lector que no decimos tenemos un cuerpo, tenemos mente, tenemos sexualidad, tenemos emociones y afectos. Sino que decimos “somos”…. porque el Yo no está en el aire, no es un núcleo al que se añaden estas cosas, sino que estas categorías son permanentes, porque uno mismo no existe sin cuerpo, sin mente, sin afectos o sin sexualidad. Lo que no necesariamente es estable y permanente. Cambios en términos y conceptos A partir de aquí, las cosas cambian de una forma sustancial, porque hay seres humanos con características corporales, mentales, afectivas y sexuales muy diferentes. Y además, con alguna frecuencia, estas características pueden cambiar a lo largo de la vida. Es así como llegamos al tema concreto que nos ocupa: la identidad sexual, el transexualismo, el transgénero, etc 6 Es verdad que, desde el punto de vista estadístico, la mayoría de las personas tienen una fisiología sexual definida claramente como hombre o como mujer, y se saben, reconocen y sienten hombre o mujer, en correspondencia directa con su fisiología. En este caso, decimos que tienen una IDENTIDAD SEXUAL que se corresponde con la biología de su cuerpo. Se miran, tocan, sienten y se dicen: soy un hombre, soy una mujer, asignación que normalmente hacen los adultos de los niños y niñas al nacer y que los menores empiezan a reconocer, como veremos a finales del segundo año de vida. En muchos casos, pero no de forma tan generalizada, como en el caso de la identidad sexual, las personas suelen aprender y asumir el ROL que la sociedad asigna como propio de los hombres y las mujeres. Tradicionalmente el planteamiento que se hacía era el siguiente: ■■ S omos sexuados y hay dos sexos biofisiológicos, el del hombre y el de la mujer. Identidad sexual y orientación del deseo en la infancia y adolescencia ■■ S olo puede haber dos identidades, dos juicios sobre la propia identidad: soy hombre o soy una mujer. no estarían tan motivados por definir el sexo de su descendencia. ■■ L a orientación del deseo siempre ha de ser heterosexual. asi todos los padres y madres intentan saber, cuanto C antes, cual es el sexo de su cría, para ello recurren a técnicas hoy generalizadas, ecografías que permiten ver los genitales. ■■ L os roles sexuales son dos: el masculino y el femenino y deben corresponderse con el sexo. Luego un hombre biológico se sabrá y sentirá hombre, deseará a las mujeres y será masculino en su forma de estar en la sociedad. Una mujer biológica, se sabrá y sentirá mujer, le gustarán los hombres y será femenina en su rol social. Pero este planteamiento no es científico. Lo cierto es que es muy importante comprender que el Yo nos da unidad, estabilidad y exclusividad, que somos de una determinada manera como especie (corporal, sexual, mental y emocional-afectiva), pero que más allá de eso somos muy diversos, y tenemos la obligación de aceptar y ayudar a toda persona a sentirse lo mejor posible, a alcanzar su bienestar. Solo debemos ser intolerantes con la diversidad intolerante; por ejemplo, la homofobia, la transfobia. El proceso de adquisición de la identidad sexual La asignación de identidad, rol-género orientación del deseo. La uniformidad convencional de la socialización de los dos sexos7 Las crías de la especie humana son socializadas como niños o niñas, cada vez de forma más temprana. lgunas parejas ya deciden dar vida no a una nueva A persona, sino explícitamente a un niño o una niña. Esta manera de proceder no esta permitida ni generalizada entre nosotros, pero ya se puede “comprar el sexo de los hijos”, si uno está dispuesto a pagar lo que piden en algunos lugares del mundo. Es el sexo como elección básica o como condición para que un determinado embrión se le deje seguir adelante. Quienes hacen esto, obviamente, tienen una idea bien biológica y sexista de lo que es un hombre y una mujer, porque si no fuera así, onocido el sexo de los hijos se organiza lo que será su C habitación (cuna, cortinas, ropa de cama, pintura de la habitación, etc.) y se compra la ropa, los juguetes, etc., siguiendo las convenciones sexistas. Es decir, antes de nacer, ya les espera un mundo organizado hasta el mínimo detalle de forma sexista: un mundo para un hombre o un mundo para una mujer. Cuando nacen, confirman el sexo visualmente y comienza un sistema de trato que es una clara socialización sexista desde muchos puntos de vista: ■■ N ombre sexuado, de niño o niña. Esta asignación es tan importante que no sabemos relacionarnos con una cría humana sin saber “qué es”. ■■ A signaciones sexuadas. Este es el aspecto de la socialización más ladino y seguramente más conformador, porque reúne todas las expectativas sobre un ser humano. Un mundo de convenciones que se le presentan como un modelo deseable. ■■ Trato diferente: verbal, táctil, etc. Lenguaje sexista lleno de significados sexistas y formas de acariciar distintas: más suaves con las niñas, más fuertes con los chicos. ■■ U n mundo organizado en sexos que afecta a la figura corporal, a los adornos, a los vestidos, a los juguetes, a los juegos, a las actividades familiares y escolares, a las profesiones que se espera y facilita, etc. ■■ U na moral sexuada, incluso desde la primera infancia. Una moral que es una doble moral, aun hoy día. 211 212 Actualización en Pediatría ■■ U na vida sexual que se espera y tolera que sea convencionalmente sexista, de forma que las niñas deberían acabar jugando como novias y madres, mientras los niños deben hacerlo como novios y padres. de nacer y, obviamente, está muy influida por el nombre asignado, la ropa que le ponen y el tratamiento como niño o niña durante los primeros dos años de vida. ■■ U n modelado de los padres, familiares, entorno y medios de comunicación que les conforma como masculinos o femeninos, según el “orden convencional” establecido. Durante el tercer año de vida, los niños y las niñas generalizan esta autoclasificación al resto de cosas de la vida: “como soy niño, no debo llorar sino ser un tío duro, me gustarán las niñas y finalmente tendré por novia y mujer a una niña”….Y así van generalizando a todos los campos una clasificación que les parece incuestionable. Así podríamos ir describiendo una y mil formas de socialización sexista, a partir de una clasificación original basada en los genitales externos. Lo importante es comprender que aun antes de que los niños y niñas se puedan autoclasificar como tales, los padres han organizado todo un mundo sexuado convencionalmente a partir de sus genitales externos. Y antes de que puedan vivir algo, ya se les ha modelado indicándoles como se espera que sea su comportamiento Aun así, hasta los 5 o 7 años no son del todo consecuentes con esta asignación. De forma que, aunque tengan muy claro que son un niño o una niña, pueden pensar que de mayores serán del otro sexo, que el sexo puede cambiar y, sobre todo, se muestran muy sensibles a la “sugestión contraria”. Solo entre los 5 y 7 años se muestran seguros de tener una identidad sexual basada en su biología (genitales muy especialmente), que no cambiará con el paso del tiempo. De la clasificación ajena a la autoclasificación: la adquisición de la identidad sexual y el rol sexual Las posibles vicisitudes de la identidad y el género A lo largo del primer año de vida, la mayor parte de los menores acaban dándose cuenta de que hay dos tipos de personas: los hombres y las mujeres. Lo hacen basándose en los signos convencionales del rol (pelo largopelo corto; pendiente-no pendiente, vestido-pantalón, etc.) y el las diferencias anatómicas (presencia-ausencia de pene, tamaño de mamas, distribución del vello, etc.), así como en los múltiples señalamientos que a lo largo de los dos primeros años han hecho sus cuidadores al referirse, con un lenguaje sexuado y con apreciaciones diferentes, a los hombres y a las mujeres. Entre los 18 y 24 meses, estos dos tipos de personas pueden ser diferenciados, dando un paso más: se autoclasifican como perteneciendo a uno u otro grupo: por ejemplo, “soy niño, como mi padre y mi hermano”; “soy niña como mi madre y mi tía”. Esta autoclasificación es, por tanto, muy posterior a la clasificación que habían hecho los adultos, incluso antes Y es ahora cuando podemos empezar a centrarnos y comprender el drama, la incomodidad y malestar que supone para un niño o una niña, para un hombre o una mujer, no poder aceptar este ORDEN BIOLÓGICO Y CONVENCIONAL. En primer lugar, las feministas y todas las personas que rechazan la construcción sexista de los sexos, lo que no aceptan es el “orden convencional” que la mayor parte de las culturas y sociedades han hecho de los roles sexuales, porque los consideran sexistas, discriminatorios para las mujeres. No ponen en cuestión el “orden biológico”, las diferencias biológicas entre el hombre y la mujer, ni la identidad sexual, pero sí lo que suelen denominar identidad de género sexista, construida y asignada a los sexos de forma discriminatoria para servir a intereses machistas, subordinando y minusvalorando a la mujer. Las personas homosexuales no aceptan normalmente las convenciones sociales asociadas al sexo biológico y suelen ser combativas con la identidad de género masculina y femenina asignadas a hombres y mujeres de Identidad sexual y orientación del deseo en la infancia y adolescencia forma convencional; pero lo más característico de esta diversidad (por otra parte tan diversa dentro del propio grupo) es que no aceptan un “supuesto orden biológico” según el cual los hombres desean sexualmente a las mujeres y las mujeres a los hombres. Y tienen razón en no aceptarlo, porque no es cierto que la heterosexualidad sea una orientación del deseo que esté asegurada por la biología. Es verdad que al día de hoy no conocemos “la/s causa/as” que orientan el deseo heterosexual, homosexual o bisexualmente; pero sí sabemos que hay una minoría bien significativa que no lo vive así, sino que se sabe y siente deseando sexualmente a las personas de su mismo sexo. Las personas homosexuales y bisexuales no ponen en cuestión el “orden biológico”, sino algunos de los usos y abusos que se han hecho de él. Y esto es así, porque estas personas aceptan su biología y su cuerpo tal y como es, no demandan modificaciones, únicamente resuelven sus necesidades sexuales y amorosas con personas de su mismo sexo biológico. O están abiertas a ambos sexos, caso de las personas bisexuales. Problemas de identidad en la infancia Así es como podemos empezar a entender la ESPECIFICIDAD TRANSEXUAL (aunque en este caso hay muchas variantes): Algunos menores prepúberes, en algunos casos desde los años preescolares, se saben (están convencidos), se sienten (se viven emocionalmente a sí mismos) y se reasignan como niño, a pesar de tener un cuerpo biológico de niña; o como niñas, a pesar de tener un cuerpo biológico de niño. Si mantienen esta convicción y este sentimiento de manera estable, sin que pueda ser explicado por una posible psicosis, por ejemplo, sino que va unido al sentido común, manteniendo su cordura en el resto de campos de la vida, suelen ser definidos como menores que tienen un “problema de identidad en la infancia” (tabla 1). Lo que estos menores hacen es no aceptar el “orden biológico”, considerando su cuerpo de una u otra forma un error. Saben que tienen un cuerpo sexuado, pero no aceptan el lado del dimorfismo que se ha desarrollado en ellos. Estos menores, en la práctica totalidad de los casos “tampoco aceptan el orden convencional” en cuanto asignado a su sexo biológico, porque toma a éste como eje regulador de todo lo demás, justo lo que ellos no aceptan. Es decir, un menor con una biología de varón lo que prefiere es el rol o el género que la sociedad asigna a las niñas y a las mujeres. Esto es tan así, que es muy frecuente que los menores con “problema de identidad” sean muy convencionales en la forma que quieren vivir el rol/género asignado al otro sexo, precisamente porque usan el género para definirse y mostrar su autentica identidad. Por eso, en realidad, estos menores cuestionan el “orden biológico”, su cuerpo sexuado, pero no el “orden convencional” en sí mismo, sino únicamente si les obligan a vincularlo a su sexo biológico. Es decir, si la sociedad le dice “puesto que eres biológicamente un niño” tienes que vestirte, etc., como un niño. Su deseo e ilusión es, en el ejemplo que estamos siguiendo, ser convencionalmente una niña. Nos parece discutible si se debe mantener o no este diagnóstico (problemas de identidad en la infancia), porque no conocemos cual es la causa; y porque, en el caso de la infancia, es una manera de etiquetar y, con frecuencia estigmatizar a los menores. Etiqueta que, en el mejor de los casos, solo debiera servir para que se entiendan los profesionales unos con otros. Etiquetado que no acaba de tener sentido claro porque admite muchos grados y variantes y porque no son pocos los menores que, después de un tiempo, acaban reasignando su identidad sexual a su sexo biológico. Es decir, en no pocos casos, se trata de algo inestable, aunque en otros el “problema de la identidad en la infancia” conecta con el transexualismo adulto. Las estadísticas sobre el número de casos y su evolución son muy variables8. En estos casos, una buena información a los padres y a la escuela para que no castiguen a los menores que no aceptan su orden biológico, con apoyo a ese niño o niña “como persona”, a la vez que se siguen estrategias de espera, nos parece lo más adecuado (tabla 2). Transexualidad en la adolescencia En la adolescencia, habiendo tenido o no un problema de identidad en la infancia, una pequeña minoría (por ello son más rechazados socialmente y el poder político no acaba de afrontar del todo este tema) de adolescen- 213 214 Actualización en Pediatría Tabla 1. Problema de Identidad en la infancia (criterios diagnósticos) (prepúberes) 1. Se autoclasifica e identifica de forma intensa y permanente (más de seis meses) como perteneciente al otro sexo (el que no se corresponde con su anatomía sexual). Ej. Un niño biológico dice ser una niña y a la inversa. 2. Deseos repetidos de ser o manifestaciones de estar convencido de que es del otro sexo (el que no se corresponde con su anatomía sexual). 3. Malestar con la anatomía o el sexo asignado. En niños biológicos: considerar el pene y testículos como horribles, que van a desaparecer o desean ser eliminados. Puede también tender a orinar sentados y creer que de mayores serán mujeres. En niñas biológicas: considerar que tienen pene o les va a crecer. Pueden intentar orinar de pie y creer que crecerán como los varones. 4. Intentos de adoptar el rol del otro sexo en numerosos aspectos. Entre otras manifestaciones pueden darse las siguientes: • Ropa convencional del otro sexo y tendencia a rechazar la propia. Pueden usar prendas del otro sexo y simularlas (por ejemplo, simular un vestido con una toalla. • Los niños biológicos tienden a tener el pelo largo y las niñas el pelo corto. • Juguetes convencionales del otro sexo y tendencia a rechazar los propios. • Juegos convencionales del otro sexo y tendencia a rechazar los propios. Tendencia a adoptar en ellos el rol del otro sexo. Ejemplo, una niña hace de novio. • Preferencia por compañeros de juego del otro sexo, • Pueden desear cambiar de nombre, prefiriendo los convencionales de niña (los niños biológicos) o de niño (las niñas biológicas). 4. Pueden empezar a manifestarse dificultades sociales (por rechazo del los demás o por rechazo del los roles asignados), rechazo a la escuela y malestar clínico, especialmente a medida que van teniendo más edad. Notas: a. O rigen de este problema: el origen o factores que lo causan es desconocido. b. Evolución es muy variable: ■ En numerosos casos este problema remite poco a poco. ■ En otros casos acabar conectando con un problema de transexualidad adolescente-adulta. ■ En otros casos evoluciona como travestismo en la adolescencia o vida adulta. ■ En otros puede evolucionar hacia homosexualidad o bisexualidad adulta. c. D iagnostico diferencial: ■ No es mero malestar con el rol social asignado a hombres y mujeres, tiene que cumplir los criterios indicados. El problema de identidad en la infancia implica rechazo del rol sexual asignado, pero éste no es un criterio suficiente para diagnosticar de problemas de identidad ■ No se trata de un caso de intersexualidad biológica: ejemplo, insensibilidad a andrógenos. ■ No delirio mental. tes, más chicos que chicas, están convencidos de que su anatomía sexual es un grave error, que en realidad no se corresponde con su verdadera identidad sexual. Es este caso, si se cumplen los criterios que señalamos a continuación durante un tiempo, especialmente si duran al menos dos años, la probabilidad de que se trate de una transexualidad estable a lo largo de la vida adulta es muy grande. Por ello la estrategia en este caso no puede ser la de la “espera comprensiva”, y menos aún la de cualquier forma de rechazo y castigo, sino la de escucha, aceptación y la búsqueda de ayudas profesionales para el adolescente y su familia. Algunos adolescentes y adultos habiendo vivido o no esta problemática en la infancia, se saben (hacen un juicio), se sienten (su bienestar o malestar) y se reasignan con una identidad sexual que contradice el orden biológico. Es decir, si tienen un cuerpo de varón, se saben y sienten mujeres, considerando el cuerpo un error que hay que procurar resolver. Si este juicio y sentimiento lo mantienen un tiempo (convencionalmente se solía hablar de dos años) y no puede explicarse, por ejemplo, por un delirio psicótico estamos ante lo que se ha llamado un transexual. Personas totalmente cuerdas que sin que conozcamos la causa, se saben y sienten distintas a todo lo que les habían dicho que eran. El cuerpo biológico y toda la socialización son interpretados como un error que es nece- Identidad sexual y orientación del deseo en la infancia y adolescencia Tabla 2. La intervención en un caso de problema de identidad en la infancia Lo que no hay que hacer: ■ Rechazar al niño o niña por esta problemática. ■ Castigar al menor por este motivo, ya que es un problema que no depende de la voluntad del menor. ■ Premiarle de una u otra forma (por ejemplo, dedicándole demasiada atención o haciendo bromas del tema). ■ Permitir que los hermanos, los iguales, el entorno social o la escuela le rechacen o vejen. Por el contrario, sí deben: ■ Aceptarle incondicionalmente como “persona” a la que se le ha dado vida, sea niño o niña. ■ Etiquetarle correctamente de cuando en cuando, señalándole su verdadera identidad: “eres un niño o eres una niña”. ■ Decirle que está, además, muy bien hecho o hecha. ■ Repetirle que podrá vivir muy bien conforme a su identidad. Y que esta no le impedirá de mayor ser como desee socialmente. ■ Reforzándole cualquier manifestación, que se corresponda con su sexo: vestidos que se pone, adornos, juguetes y juegos. ■ En los casos de conflicto inevitable con los vestidos y juguetes, procurar negociar de forma que aun no se defina de manera definitiva. Por ejemplo comprándole juguetes típicos de los dos roles sociales, procurando que los acepte y use, vestir de forma que no conlleve dificultades sociales. Por ejemplo, con ropa unisex, etc. Se trata de esperar con benevolencia y comprensión, no haciendo de ello un conflicto importante y, por un lado, (a) dejarle abierta la posibilidad de definición definitiva cuando sea mayor, mientras, por otro ,(b) se le ayuda y gratifican aquellas conductas más propias de su identidad biológica. sario reparar. Porque no acepta su sexo biológico y quiere romper todas las barrearas para saberse, lo más posible, biológicamente en armonía con su mente y con su corazón. Mientras se rechaza el orden convencional de los roles en cuanto es asignado a su sexo biológico, mientras se hace lo posible por adquirir el otro rol, el que se corresponde con su cuerpo deseado. ■■ U n varón, con biología de mujer, aun sin operarse (que era uno de sus objetivos más claros), ya vestía como varón, tenía nombre de varón y había conseguido trabajar en la construcción. Cuando al saludarme noté que su mano era muy áspera, le dije: “¿qué pasa… por qué tienes la mano tan áspera?”; “porque soy el único que no usa guantes para trabajar, quiero tener manos de hombre”, me contestó. La variabilidad de formas que puede revestir lo que clásicamente se englobaba dentro del transexualismo, es grande. En otros artículos se habla de ellas con precisión. Lo que yo quiero destacar es que estas personas no aceptan el orden biológico, tampoco el convencional asignado a su sexo (porque les marca aun más la identidad que no tienen); pero sí, en muchos casos, el convencional que se acomoda a la identidad que están seguras de tener. Es decir, una mujer biológica, que se sabe y siente hombre, puede estar encantada de asumir el rol que la sociedad asigna a los varones. Claro que esto no siempre es así, porque estas personas están en el mundo actual y, como tantas otras, pueden ser muy críticas con los roles y géneros sexistas. Pero no es infrecuente que éstas personas usen los roles convencionales para reforzar su cambio de identidad. Dos ejemplos, entre los muchos que hemos podido conocer en consulta: ■■ U n adolescente que se sabía y sentía varón (pero su cuerpo era biológicamente de mujer), a pesar de las amenazas de su padre (que finalmente se cumplieron hasta el punto que hubo que llevarle a protección de menores) se corto el pelo muy corto, se puso una faja en los senos, no aceptaba ponerse vestidos, etc. Es importante, por tanto, comprender, que las personas transexuales rechazan el orden biológico pero no, necesariamente el convencional, siempre que les dejen elegir el rol o género que les ayude a sentirse mejor. LA DIVERSIDAD COMO RIQUEZA Y REFERENCIA PROFESIONAL Ya hemos dicho que parece claro a casi todo el mundo (desde hace años a las asociaciones científicas y de pro- 215 216 Actualización en Pediatría Tabla 3. Transexualidad en la adolescencia (criterios diagnósticos) 1. Autoclasificación e identificación intensa y persistente con el otro sexo (más de seis meses y al menos dos años para plantearse cualquier intervención). • Deseo de ser del otro sexo. • Convencimiento de que se es del otro sexo. • Esta manifestación no puede tener origen solo en el deseo de acceder a las ventajas sociales del otro sexo. 2. Malestar y rechazo a la propia anatomía sexual. Esta puede parecer horrible, ocultarse de numerosas formas o desear que sea cambiada hormonal o quirúrgicamente de forma total o parcial. • En las chicas se tiende a rechazar el pecho y la menstruación. • En los chicos se rechaza de forma especial el pene y los testículos. 3. Malestar y rechazo del rol sexual asignado en el vestir, los adornos, los juegos, etc. Deseo de vivir socialmente conforme al otro sexo, pasar por pertenecer al otro sexo, ser físicamente desde el punto de vista social como los del otro sexo. • Las relaciones sociales y amorosas se restringen o evitan; en todo caso, hacen lo posible para que no se vean o no participen en las caricias y actividades sus genitales o pechos (en el caso de las niñas biológicas). 4. Malestar clínico o deterioro social o escolar o laboral. Son frecuentes los problemas sociales por el rechazo de los iguales, rechazo a la escuela, o la no aceptación familiar o la tendencia a aislarse para evitar las consecuencias sociales. • La transexualidad se asocia con frecuencia con: • Aislamiento social, limitando mucho las relaciones. • Preocupación por el aspecto físico. • Conflictos con los iguales, en la escuela y con la familia. • Síntomas de ansiedad y depresión. • En menor número de casos: suicidio, drogadicción, prostitución, ingesta de hormonas y mutilaciones. 5. Son personas mentalmente “cuerdas”, no tienen un delirio mental que explique la transexualidad. Muy excepcionalmente puede darse asociada a la esquizofrenia. Notas: – No suelen ser útiles las pruebas de laboratorio para el diagnóstico y tienen una anatomía normal (salvo si hay efectos de la presión sobre los senos o el pene). – Debe diferenciarse de la homosexualidad, como indicamos en el texto. – La orientación del deseo de las personas transexuales puede ser, a partir de su nueva identidad: heterosexual, homosexual, bisexual o asexual. – Debe diferenciarse de los casos de intersexualidad como el síndrome de insensibilidad a andrógenos. – No es el mero malestar con el rol sexual asignado o el deseo de tener las ventajas sociales del otro sexo. – Debe diferenciarse del travestismo de doble rol: tendencia compulsiva a vestirse como el otro sexo, o llevar ropa interior del otro sexo. Ropa que puede usarse para las relaciones sociales, las relaciones sexuales o la masturbación. – Se desconoce la causa, pero puede empezar en la infancia, adolescencia o vida adulta. – Prevalencia: hay datos muy diferentes. 1 caso por cada 30.000 en varones; 1 por cada 100.000 en mujeres para unos, mientras otros hablan de 1 cada 11.900 hombres y 1 cada 30. 000 mujeres (Gómez Balaguer et al. 2003). – Debe tenerse en cuenta que hay una gran diversidad en la forma de presentarse en cuanto a la intensidad, manifestaciones y disponibilidad para los cambios sociales, hormonales y quirúrgicos el transexualismos en la adolescencia y vida adulta, por lo que el diagnóstico debe ser lento y riguroso y las posibles cambios adecuadamente sopesados y paulatinos, procurando primero los cambios sociales y reversibles, antes de los quirúrgicos. – Exigiendo que estas personas sean cuerdas, no se entiende muy bien que estén clasificadas dentro de un Manual de Salud mental: DEM: ¿lo cambiarán en el próximo? fesionales) que las personas que cuestionan el “orden convencional” tienen razón. Es decir, no solo no tienen un problema, sino que contribuyen a evitar el sexismo discriminatorio, la homofobia, el machismo, etc. Es decir, en un caso, su diversidad homosexual es en sí mismo un bien social, que enriquece las formas de vida sexual y amorosa de los seres humanos. En el otro caso, el femi- nismo militante o la vida cotidiana como persona que no discrimina en razón del sexo, es un bien social que debemos aplaudir y compartir. Lo que no está resuelto definitivamente es cómo debemos conceptualizar e interpretar aquellos casos en los que se cuestiona el “orden biológico”, demandando con frecuencia cambios que requieren intervenciones precisas para cambiar este Identidad sexual y orientación del deseo en la infancia y adolescencia orden biológico (ingestión de hormonas, operaciones quirúrgicas, etc.). Las preguntas que hago al lector, en este caso, son muchas y no fáciles de contestar: ■■ ¿Cuál es la sede, el centro, el núcleo verdadero de la identidad sexual?: ¿es el orden convencional?, ¿es el orden biológico?, ¿es el YO permanente? Es decir, ¿a quién debemos hacerle caso, a la sociedad, a la biología, a la persona única y exclusiva que somos y que nos hace sabernos y sentirnos hombre o mujer? ■■ ¿Por qué en la mayoría de las personas el orden biológico coincide con su autoclasificación y, sin embargo, hay una minoría que se sabe y siente en contradicción con su biología? ■■ ¿Puede la identidad sexual cambiar a lo largo del ciclo vital? ■■ ¿Qué podemos y debemos hacer los profesionales y la sociedad? La sede de la identidad sexual No tenemos ninguna duda de que la sede de la identidad sexual es el YO, el yo permanente del que hemos hablado en la introducción. “Soy uno, único, permanente y, entre otras categorías estables soy sexuado biológicamente y psicosocialmente. De manera que mi ser biopsico-social puede tener contradicciones y, en ese caso, éstas han de resolverse a favor del “Yo”, sede central de mi conciencia y mi autoclasificación. ■■ Porque estas personas solo tienen una forma de estar reconciliadas consigo mismas y el mundo: reconociendo y siendo reconocida su auténtica identidad, la asentada en la sede del Yo único y permanente. Cualquier otra posible opción las condenaría al sufrimiento, la incomprensión, la desesperación, el rechazo, etc. Cualquier otra intervención que no respete su autentica identidad debe considerarse una agresión intolerable que atenta contra los derechos básicos de la persona. ■■ P orque la identidad que nos sabemos y sentimos no solo no es un capricho, sino que no es elegida: es una verdad radical de nuestro Yo más auténtico, que no podemos negar sin graves consecuencias, que la vivimos como un hecho incontestable por los demás e incontestable para nosotros mismos. ¿Cuál es la causa, el origen, la misteriosa razón por la que unas personas, la mayoría, se saben y sienten en armonía con su biología sexuada y otras se saben y sienten en contradicción? No la sabemos, seguimos en el terreno de la investigación no concluyente y las inferencias discutibles. En esta pregunta, estimado lector, no puedo ayudarle y prefiero aceptar la incertidumbre, antes que caer en el prejuicio, tan frecuente, incluso en los profesionales y científicos. ¿Por qué?: ■■ P orque así se sabe, siente y reasigna una persona, más allá del orden biológico y convencional. Es un hecho innegable que algunas personas están completamente seguras de ser y sentirse con una identidad que contradice el orden biológico y el social asignado. Lo sabemos por multitud de estudios. De hecho nadie niega la existencia de personas que han sido llamadas con mejor o peor acierto transexuales. Y esta autenticidad radical y radicada en el Yo debe tener absoluta prioridad. ¿Puede cambiar la identidad sexual a lo largo de la vida?; ¿Debemos considerar la identidad sexual una característica permanente del yo? Si atendemos a la mayoría de las personas la respuesta sería positiva, pero no podemos dar una respuesta positiva para una minoría que se ve sorprendida a sí misma (por supuesto sorprende también a los demás) sabiendo y sintiéndose en contradicción con su biología. Porque esta sorpresa, unas veces de forma más clara y otras menos (con estados de confusión previos, por ejemplo) 217 218 Actualización en Pediatría aparece en las personas en diferentes momentos de la vida. En la infancia, en unos casos para mantenerse toda la vida, en otros casos para ser un intervalo pasajero. En la adolescencia y vida adulta, en la mayor parte de los casos la identidad sexual de uno u otro tipo se acaba consolidando y cristalizando para toda la vida, pero no siempre es así, ni siquiera a partir de la adolescencia. De hecho, quienes se operan, lo hacen con el supuesto de que su identidad es permanente; y así sucede en la mayor parte de los casos, si han sido bien evaluados y han hecho un proceso psicosocial de reasignación y aprendizaje previo. Pero hay otras personas en la que la identidad sexual reviste formas menos definidas (una variedad casi infinita, tantas como personas) y personas en las que se producen vaivenes, en las que la identidad sexual parece muy vulnerable. Por ello, la respuesta a esta pregunta es muy difícil y seguramente debe estar llena de matices. La identidad sexual, especialmente después de cierta edad suele ser estable, pero no podemos dar una respuesta radical que sirva para todos los casos. LA ORIENTACIÓN DEL DESEO SEXUAL La orientación del deseo, aunque puede tener antecedentes más o menos claros, se especifica y consolida en la adolescencia. En la mayor parte de los casos no causará sorpresa, dado que chicos y chicas suelen tener la orientación del deseo que la sociedad y ellos mismos esperaban tener: la orientación heterosexual. Pero no son infrecuentes las situaciones de cierta confusión, duda, miedo o culpa por tener o haber tenido actividades sexuales con personas del mismo sexo. En los juegos sexuales prepuberales o puberales es frecuente que aparezcan algunas formas de contacto sexual, con personas del propio sexo. Cuando esto es vivido o recordado, puede crear alguna duda, confusión o miedo en chicos y chicas que, sin embargo, son heterosexuales. En estos casos, informales de este hecho, y comunicarles que es perfectamente normal y, sobre todo, aclararles que no hay ninguna razón para temer la homosexualidad, como veremos más adelante, es lo fundamental. Los chicos y chicas realmente homosexuales se ven sorprendidos con una orientación del deseo, que no se espera- ban y que, en muchos casos, acepta mal su entorno. Incluso, a veces, tardan tiempo en saber lo que les pasa, especialmente si no están bien informados. Los adolescentes, después de un tiempo de silencio y dudas, suelen contar sus dudas a los amigos. Pero no es infrecuente que acaben haciendo una consulta a un profesional ellos mismos o sus padres, si éstos últimos se enteran de que su hijo dice ser homosexual. Las consultas y los problemas se presentan con mayor frecuencia y más pronto en los hombres homosexuales que en las mujeres, seguramente porque los chicos se interesan más abiertamente por la sexualidad que las chicas. En efecto, las chicas lesbianas suelen retrasar más la manifestación de sus intereses sexuales. Otras veces, el motivo de la consulta tiene otros motivos, como ansiedad, depresión, fracaso escolar o huida de casa, que ocultan una homosexualidad no aceptada. Estos problemas no son inherentes a la homosexualidad, sino que son la consecuencia de la dificultad que plantea “tomar la conciencia” de que se tiene una orientación del deseo minoritaria, inesperada, rechazada por buena parte de la sociedad, en un mundo en la que la única orientación del deseo que se expresa públicamente es la heterosexualidad. De hecho, es muy frecuente que quienes se dan cuenta de que son homosexuales, pasen por un período de negación, confusión o sentimiento de rareza. Incluso no es infrecuente que, especialmente los varones, intenten ponerse a prueba con las chicas, para autodemostrarse que son heterosexuales. En la mayor parte de los casos, pueden distinguirse fases, con frecuencia conflictivas, en el proceso que tienen que hacer los homosexuales y lesbianas: ■■ S ensibilización: sensaciones y sentimientos de atracción homosexual. ■■ C onfusión: dudas, inseguridad, miedos y autoconocimiento inadecuado. ■■ A sunción: la autodesignación como homosexual y la aceptación de este hecho como indudable. ■■ C onfirmación o aceptación, que puede incluso permitirles definirse, ante los demás, como homosexuales o lesbianas. Identidad sexual y orientación del deseo en la infancia y adolescencia Entre los problemas prácticos que se les plantean están: ser una minoría y, por tanto, resultarles más difícil encontrar pareja, no poder manifestar públicamente sus conductas, tener que recurrir a “ambientes especiales” donde encontrar personas con la misma orientación, no haber sido modulados por el aprendizaje social, tan manifiesto en el caso de la heterosexualidad, y tener que vivirlo en secreto o con grandes tensiones familiares o escolares. De hecho, son aún muchos los padres que tienen dificultades (especialmente al conocer la orientación de su hijo o hija), para aceptar en sus hijos esta orientación del deseo, llevándoles, en los casos más extremos, a marcharse de casa, tomar alcohol o dedicarse a la prostitución. La intervención en este caso tiene que ser múltiple9: ■■ Informar a los prepúberes, púberes y adolescentes de la existencia de esta orientación del deseo minoritaria, pero compatible con la salud, para que no sean sorprendidos o acepten bien a estas personas. ■■ A yudar a los adolescentes a conocerse a sí mismos, analizando sus fantasías, conductas y preferencias sexuales y sociales. Es decir, ayudarles a hacer un autodiagnóstico teniendo en cuenta la multidimensionalidad –las numerosas formas en que puede expresarse (deseo, fantasías, conductas, roles, etc.)– de la orientación del deseo. Si el deseo no está claramente especificado, o muestra claras contradicciones entre diferentes aspectos de la orientación sexual (fantasías, conductas, preferencias sociales, etc.), es muy importante ayudarles a aceptar la duda y esperar, sin temor a que se especifique el deseo en cualquiera de sus formas heterosexual, homosexual o bisexual. Deben saber que caven diferentes biografías sexuales, en cuanto a la orientación del deseo, biografías que, además, podrían llegar a cambiar con el tiempo, aunque no sea lo habitual. ■■ S i la orientación del deseo es homosexual, es bueno ayudar a los adolescentes a avanzar en las etapas descritas, para que se acaben aceptando como son. Esta ayuda es especialmente eficaz, cuando se puede incorporar a los padres y amigos a este proceso de aceptación. Trabajar con los padres, para que acepten a los hijos, sea cual sea su orientación del deseo, es fundamental para los adolescentes. Incluso a aquellos padres que les sea difícil, es útil enseñarles a darse cuenta, de que el problema lo tienen ellos –su actitud negativa– y no su hijo –porque la homosexualidad no es un problema–. ■■ A yudarles a entrar en contacto con las asociaciones de homosexuales puede serles de gran ayuda, a quienes pertenecen a estas minorías. En todo caso, es muy importante tener en cuenta, que debe perder carga social y dramatismo el tema de la orientación del deseo, de forma que aceptemos esta diversidad, que es compatible con la salud. La orientación del deseo no la elegimos, sino que, sin saber al día de hoy por qué, nos viene dada: reviste formas y grados muy distintos y puede cambiar en algunos casos a lo largo de la vida. Demos libertad a los individuos, para que puedan autoconocerse y vivirse como son, sin presionarles en uno u otro sentido. Favorecer a todos para que resuelvan sin discriminación legal, ni social, sus necesidades de contacto y vinculación, es fundamental. Intervenir sobre el entorno familiar, escolar y social es fundamental, porque la homosexualidad masculina, el lesbianismo y la bisexualidad son diversidades sexuales saludables, pero quienes pertenecen a esta minoría, en este caso entre el 5 y 12% de la población (depende de cómo la conceptualicemos e investiguemos), pueden ser rechazados, puestos en ridículo o perseguidos. Es lo que llamamos homofobia o bifobia, cuya base son aprendizajes inadecuados por ideas religiosas trasnochadas, por ignorancia o por mero contagio social. Recomendaciones Hacemos una serie de propuestas10, consecuencias de todo lo dicho. 219 220 Actualización en Pediatría ■■ A ceptar la identidad sexual que las personas saben y sienten que tienen. En un derecho básico de la persona tener una identidad única y exclusiva y desde el punto de vista sexual tener una identidad sexual, cuya sede es el Yo y no el orden convencional de los roles ni el orden biológico. Este es el norte de toda evaluación e intervención: conocer y aceptar la identidad asentada en el Yo, no en los roles, ni en la biología. La sede de la auténtica identidad es el Yo, no la sociedad ni la biología corporal. ■■ A yudar a estar personas a recuperar el mayor grado de armonía que sea posible tomando como referencia su identidad radical, la asentada en el Yo. Son personas cuerdas que saben lo que quieren; lo que se trata es de ayudarles a que lo consigan. En este caso, lo importante es lograr la mayor armonía (si se sienten en contradicción), operando en el orden biológico, mientras debemos dejar total libertad para que las personas sean diversas en el orden convencional. ■■ E stas ayudas deben ser gratuitas, porque la identidad no es un capricho, ni una elección, es lo que SOMOS. Y lo que “somos” no es negociable con nadie, ni siquiera con nosotros mismos, esta es la radical identidad. Y lo que SOMOS ES UN DERECHO, y como tal debe ser tratado. ■■ L os padres que no acepten la identidad sexual de sus hijos menores y las instituciones que no acepten la identidad sexual de los menores deben ser considerados penalmente maltratadores. Cambiar la legislación penal es, en este sentido, prioritario. el orden convencional de los roles y de los géneros no tiene más fundamento que la legitimación de un orden social discutible y discriminatorio. También tenemos que relativizar el orden biológico, porque, como hemos señalado, hay una minoría importante que se siente en contradicción con su biología y su “verdadera identidad” está en su YO, no en su desarrollo biológico. ■■ E n el caso de la homosexualidad y sus variantes, no han de ser considerados un problema de salud, sino una diversidad saludable que padres, escuela, entorno y sociedad deben aceptar bien, como por otra parte indica ya nuestra legislación. ■■ C ambiar la tipología de maltrato incluyendo como una forma grave de maltrato la no aceptación de la identidad sexual transexual y las orientaciones del deseo homosexual y bisexual. ■■ A partir de LA DIVERSIDAD QUE CADA UNO DE NOSOTROS SOMOS tenemos el derecho y el deber de construir nuestra biografía sexual y amorosa, en el reino de la libertad, pero también en el reino de la responsabilidad, siguiendo principios de ética amorosa, al servicio del bienestar personal y social. BIBLIOGRAFÍA 1. López F, del Campo A, Guijo V. Sexualidad prepuberal. Rev terap sex pareja. 2003;15:58-89. ■■ Los servicios sanitarios que se nieguen a prestar ayuda gratuita deben ser denunciados. 2. López F. Educación sexual. Madrid: Biblioteca Nueva; 2005. ■■ L os servicios de ayuda deben extremar los cuidados en la evaluación y en la toma de decisiones irreversibles, especialmente en los casos en la identidad no se muestre claramente consolidada en un sentido. 3. López F. Educación sexual de los hijos. Madrid: Pirámide; 2005. ■■ D emos aceptar y tolerar todas las diversidades de identidad sexual de las personas, reconociendo que 5. López F, Fernández-Rouco N, Carcedo R, Kilami, A, Blázquez MI. La evolución de la sexualidad prepube- 4. López F. Separarse sin grietas. Barcelona: Grao; 2011. Identidad sexual y orientación del deseo en la infancia y adolescencia ral y adolescente: diferencias de afectos y conductas en varones y mujeres. Cuestiones de Género: de la igualdad y la diferencia. 2010;5:165-85. ci L (Eds.). Handbook of sexual and gender identity disorder. New York: John Wiley and Sons, Inc; 2008:377-429. 6. Becerra A. Transexualidad: la búsqueda de una identidad. Madrid: Díaz de Santos; 2003. 9. López F. Homosexualidad y familia. Barcelona: Grao; 2006. 7. Haig D. The inexorable rise of gender and the decline of sex: social change in academic titles, 19452001. Arch Sex Behav. 2004;33:87-96. 10. Rodríguez Molina JM, Asenjo Araque N, Lucio MJ, Pérez López G, Rabito Alcón MF, Fernández Serrano MJ, y cols. Abordaje psicológico de la transexualidad desde una unidad multidisciplinaria: la Unidad de Trastornos de Identidad de Género de Madrid. Rev Int Androl. 2009;7:112-20. 8. Zuker K, Cohen-Kettenis L. Gender identity disorder in children and adolescents. En: Rowland D L, Incroc- 221 222 Actualización en Pediatría Anexo 1. Sufrimientos por marginación y guía terminológica (liga de transexuales) Las personas transexuales viven día a día una marginación que implica variados y negativos aspectos que no se suelen transmitir, tales como: • El rechazo familiar • La pérdida de amistades y relaciones afectivas • Transfobia • Discriminación laboral y abusos por su condición • Impedimentos legales y/o económicos para acceder al tratamiento clínico de reasignación de sexo. En muchos países: persecución, torturas y asesinatos por parte de los cuerpos policiales o “escuadrones de la muerte”. Terminología: • Sexo. Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, es el conjunto de seres pertenecientes a un mismo sexo. Distinguimos: • Sexo psicológico. Es el sexo con el que la persona se siente identificada. Viene determinado por su identidad sexual. • Sexo social. Es el construido socialmente a través de comportamientos, valores y actitudes, que son consideradas propias de hombre o mujeres. • Sexo legal. Es el impuesto jurídicamente. • Sexo biológico. Suma de todos los elementos sexuados del organismo. Los principales son las gónadas, los cromosomas, los genitales y las hormonas sexuales. • Sexo cromosómico/genotípico: Viene dado por los cromosomas, los cuales aportan información genética. Pudiendo encontrar, entre otras variantes, XX, XY, XXY, XO, etc..... • Sexo gonadal: Viene dado por las gónadas (glándulas sexuales del organismo encargadas de producir las hormonas sexuales); testículos y ovarios. • Sexo genital: Parte externa de los genitales (pene, escroto, clítoris, vulva...) • Sexo hormonal: Viene dado por las hormonas (andrógenos, estrógenos, testosterona, progesterona). Sustancias producidas básicamente por las gónadas, son las responsables de los caracteres sexuales secundarios. • Género: Conjunto de manifestaciones y valores que se asocian culturalmente a un sexo determinado (masculino-femenino). • Identidad sexual: Conciencia propia e inmutable de pertenecer a un sexo u otro (varón o mujer). • Identidad o rol de género: Asunción y manifestación de lo que se siente en base a unas normas sociales. • Persona intersexual. Persona donde los diferentes elementos que conforman el sexo no concuerdan entre sí, es decir, se presenta en ella una mezcla de caracteres femeninos y masculinos. Vulgarmente se ha utilizado la palabra “hermafrodita” para referirse a estas personas. • Persona transexual. Persona en la que su identidad sexual está en conflicto con su anatomía sexual. • Mujer transexual. Mujer nacida con cuerpo de hombre. • Hombre transexual. Hombre nacido con cuerpo de mujer. • Transexualidad / Transexualismo. Desacuerdo profundo entre el sexo psicológico y el sexo biológico o, dicho de otra forma, entre el sexo anatómico con el que se nace y aquel otro que la persona siente como propio. No se trata de una elección ni una decisión. El primer término se suele utilizar más en el ámbito social y psicológico y el segundo en la literatura médica. • Transexualidad femenina / transexualismo femenino. La referida a mujeres transexuales. • Transexualidad masculina / transexualismo masculino. La referida a hombres transexuales. • Disforia de género / Trastorno de identidad de género. Términos utilizados en relación con la transexualidad en los manuales DSM-IV (Diagnostic and Statical Manual of Mental Disorders, cuarta edición) y ICD-10 (Internal Classification os Diseases, décima edición) señala cinco formas diferentes de trastorno de identidad de género. • Síndrome de Benjamín. Es el término que defiende la Asociación Internacional de Disforia de Género Harry Benjamin (http:// www.hbigda.org/) para sustituir a la palabra transexualidad. Lo definen también como una condición intersexual. Más información: http://sindromebenjamin.tripod.com • Persona travesti. Persona que viste con ropas del otro sexo para satisfacer un deseo erótico/fetichista pero se acepta e identifica con su sexo de nacimiento. (continúa) Identidad sexual y orientación del deseo en la infancia y adolescencia Anexo 1. Sufrimientos por marginación y guía terminológica (liga de transexuales) (cont.) • Proceso o tratamiento de reasignación de sexo. Suele implicar un seguimiento psicológico, un tratamiento hormonal, operaciones quirúrgicas de reconstrucción, procesos legales y también sociales. • Tratamiento de reemplazamiento hormonal o tratamiento hormonal. Consiste en la administración de hormonas con la finalidad de desarrollar los caracteres sexuales secundarios deseados. Este tratamiento es dura toda la vida y es indispensable en el momento en el que se retiran las gónadas de un individuo. • Cirugía de reasignación sexual. Intervención quirúrgica mediante la cual se rectifica el sexo asignado al nacer por el real y acorde a la identidad sexual. Vulgar e incorrectamente conocida como “operación de cambio de sexo”. Se distinguen cirugías de reconstrucción genital y cirugías feminizantes o masculinizantes. La primera se refiere específicamente al aparato genital (son la vaginoplastia o la faloplastia, por ejemplo) y las segundas a la reparadora de caracteres sexuales secundarios (como la mamoplastia o la cirugía facial). • Transfobia. Odio, rechazo o miedo hacia las personas transexuales. • Orientación sexual. Atracción sexual de una persona hacia otra. Puede ser orientación heterosexual, homosexual, bisexual y asexual. Las personas transexuales pueden tener cualquiera de estas orientaciones, al igual que una persona no transexual. • Homofobia: Odio, rechazo o miedo hacia las personas de orientación homosexual. 223 224 Actualización en Pediatría Anexo 2. Información básica sobre transexualidad. Guía rápida para el tratamiento informativo de la transexualidad El Hombre Transexual Semáforo del lenguaje SÍ, POR FAVOR NO, GRACIAS SÍ Referirse a una persona transexual con el destino de su NO Referirse a una persona transexual con el origen de su proceso. proceso, es decir, con el sexo con el que no siente identificación. Bibi Andersen, conocida actriz, ha rodado películas como “Rojo Carla es distinto a los demás chicos. Sangre” y “Kika”. Una persona transexual considera que siempre ha sido un SÍ Referirse al proceso que viven las personas transexuales como hombre o una mujer, luego nunca cambia de sexo. Por eso es proceso de reasignación de sexo. incorrecto decir: Se hizo la operación de cambio de sexo. SÍ La forma correcta de interesarse por la evolución del proceso NO Pensar que son personas incompletas, hayan pasado o no al que se enfrentan es: por el quirófano. ¿Ha acabado tu proceso de reasignación de sexo? ¿Eres un hombre totalmente?, ¿eres una mujer completa? NO Referirse a la persona sustantivando su condición: Los transexuales de Huelva se reúnen… SÍ Referirse a una persona transexual como: NO Confundir la identidad sexual con la orientación sexual u Hombre transexual, mujer transexual, actriz transexual, persona otros: transexual. Travestí, drag queen, homosexual, bisexual… Utilizar términos ofensivos: Mariquita, afeminado, amanerado, chicazo, marimacho, travelo… SÍ Mencionar la condición de transexual de una persona sólo cuando sea necesario para entender correctamente el hecho. La organización de hombres transexuales X exige una ley sobre la identidad sexual. NO Mencionar la condición de transexual de una persona sin justificación, cuando no tiene relevancia para entender el hecho: Una mujer transexual roba un banco. / Un joven transexual inaugura una exposición. SÍ Ilustrar las informaciones sobre transexualidad con material gráfico adecuado. NO Ilustrar las informaciones con fotografías de espectáculos, eróticas, pornográficas, morbosas, marginales (prostitución)… que no representan a todo el colectivo y que transmiten una visión sesgada. SÍ La sociedad se caracteriza por la riqueza de opiniones y puntos de vista: ofrecer testimonios variados e informarse con fuentes de primera mano. NO Generalizar. Una organización o una persona transexual no representa a los demás. NO Eternizar estereotipos, dar siempre una visión única de los hechos: Los hombres transexuales tienen aspecto muy viril, son de pelo en pecho… Mujeres transexuales muy maquilladas, siempre con tacones y a la moda… NO Ofrecer una visión demasiado victimista o, al contrario, SÍ Dar los aspectos positivos y negativos del hecho: los problemas que ocasiona la exclusión social sobre estas personas hacer pensar que todas las luchas de las personas transexuales se y los logros y soluciones que existen. han superado. Por eso recomendamos: Referirse al proceso que viven las personas transexuales como proceso de reasignación de sexo. Una persona transexual considera que siempre ha sido un hombre o una mujer, luego nunca cambia de sexo. Es incorrecto decir: Se hizo la operación de cambio de sexo. Ha comenzado el proceso transexualizador. Personas que desean transitar de hombre a mujer. Muchas personas (también periodistas) lanzan preguntas sobre si la persona transexual se ha operado una u otra parte del cuerpo. Al margen de que esto sea una cuestión más de la intención y el tacto personal del interlocutor que pregunta por aspectos tan personales, creemos que la forma más correcta de interesarse por esto sería preguntar: ¿Has terminado tu proceso de reasignación de sexo? No dar por sentado que son personas incompletas, hayan pasado o no por el quirófano. ¿Eres un hombre totalmente?, ¿eres una mujer completa? Lo correcto es utilizar el término tratamiento de reemplazamiento hormonal o tratamiento hormonal y no hormonación, proceso de hormonación, hormonación de cambio de sexo u hormonización. Identidad sexual y orientación del deseo en la infancia y adolescencia Anexo 3. Información básica sobre transexualidad. Guía rápida para el tratamiento informativo de la transexualidad EL HOMBRE TRANSEXUAL Asociación estatal de hombres transexuales. http://www.elhombretransexual.net Correo-e: [email protected] A.E.T. – TRANSEXUALIA C/ Fuencarral, 18 3ºA - 28004 Madrid http://www.transexualia.org Correo-e: [email protected] Tel: 616.601.510 APERTTURA. Asociación de Personas Transexuales de Tenerife Correo-e: [email protected] Web: http://aperttura.iespana.es AREA TRANSEXUAL DE LA FELGT Web: http://www.felgt.org (señalar link “Transexuales “ ) Correo-e: [email protected] ASÍ SOMOS Valladolid Email: [email protected] ASOCIACIÓN DE TRANSEXUALES DE CATALUÑA Barcelona http://pagina.de/atclibertad Email: [email protected] Tel: 654.13.84.43 ASOCIACION MIXTA DE APOYO TRANSEXUAL (AMAT) Centro Joaquín Sorolla Plaza de la Constitución, 14 - 46960 Aldaia (Valencia) Email: [email protected] Tel: 96.198.87.91 CENTRO DE IDENTIDAD DE GÉNERO Granada http://personales.mundivia.es/personales/trans Email: [email protected] COLLECTIU DE TRANSEXUALS DE CATALUNYA Hotel d’ Entitats.C/Pere Vergés 1 Pl. 10 Barcelona http://www.transsexualitat.org Email: [email protected] COLECTIVO TRANS GALIZA Email: [email protected] COLECTIVO TRANSEXUALIA DE VALENCIA Avda/ Pérez Galdós, 131 pta 3 46018 Valencia Email: [email protected] Tel: 96.382.39.16 GRUPO DE IDENTIDAD DE GENERO Y TRANSEXUALIDAD - COLLECTIU LAMBDA VALENCIA C/ Sant Dionís, 8 1ª - 46003 València http://www.gigt.org Email: [email protected] Tel y Fax 96.391.20.84 GRUPO DE TRANSEXUALES, AMIGOS Y FAMILARES ILOTA LEDO C/ Aldapa, 3 bajo - Pamplona http://www.retena.com/usuarios/ibanobich/ Email: [email protected] GRUPO DE TRANSEXUALIDAD DE DECIDE-T Centro 14 C/ Labradores,14 Alicante http://trans.decidet.org Correo-e: [email protected] Tel. 676.873.418 - 600.948.210 GRUPO TRANS DEL C.O.G.A.M. C/ Fuencarral, 37 - 28004 Madrid http://www.cogam.org Correo-e: [email protected] GRUPO TRANS DE SOMOS – SEVILLA Pl. del Giraldillo, 1 local 1 - 41002 Sevilla http://www.arrakis.es/ñsomos/index.htm Correo-e: [email protected] SOY COMO SOY C/ Vicaría, 27 bajo 33201 Cimadevilla (Gijón) Correo-e: [email protected] TRANSEXUALIDAD – EUSKADI Correo-e: [email protected] Tels: 609.10.68.70 / 669.18.82.70 TRÁNSITO Grupo de personas de transexuales de Las Palmas Web: http://www.transito.carlaantonelli.com/ 225