La figura del falso devoto : itinerario y adaptación cultural

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LA FIGURA DEL FALSO DEVOTO :
ITINERARIO Y ADAPTACION CULTURAL
María D. RAjor FEIJÓO
Universidad de Oviedo
Nos proponemos analizar la figura del falso devoto y su itinerario desde la escena española de comienzos del s. XVII a la
francesa de mitad del siglo, para volver luego al teatro español
del XVIII. Realizamos un paralelo entre tres comedias, que nos
proporciona un asiento desde el que observar cómo la figuración temática de la devoción fingida se adapta de modo distinto
al ambiente cultural de los dos países o de las tres épocas.
Tirso de Molina fue uno de los primeros en crear el personaje : Mama la piadosa es, según Sullivan, "one of the earliest
stage hypocrites" . 1 Esta figura dramática va a ser genialmente
dibujada por Mollére quien fijó el tipo en su Tartuffe. Entre los
imitadores de Moliére destacamos a Moratin quien, con La mojigata, hizo volver al personaje a las tablas españolas .
¿Existen datos de filiación entre la obra de Tirso y la de
Moliére? No está-probado, como no lo está ninguna otra fuente
del Tartuffe .2 No es imposible que el comediógrafo francés cono
ciera la obra española, pues esta se puede datar de 1615, 49
años antes de la primera versión del Tartuffe. Tengamos en
cuenta que Moliére conocía otras obras del fraile madrileño,
especialmente El burlador de Sevilla . Es cierto que la intención,
(1) H. W. T. Sullivan . Tirs o de Molina and the Drama of the Counter reformation, Amsterdam, Rodopi, 1976, p . 154.
(2) Entre las fuentes francesas de Moliére se citan: Audigier. Les Amours
d'Aristandre et de C1éonice 11624), Ouville, Arbiran, Searron, Les ,Hypocrites y
una sátira de Mathurin Regnier.
Entre las fuentes españolas: El día de fiesta por la mañana de Zabaleta, La
hya de la Celestina de Salas Barbadillo y una narración de F. de Lugo y Dávila.
Vid . E . Martinenche . Moliére et le théátre espagnol, París, 1946 . En todo caso,
ninguna similitud está lo suficientemente desarrollada como para deducir una
influencia directa .
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el tono, el desarrollo de la intriga, difieren en ambas obras.
Hemos de pensar que Moliére, si conoció Marta la piadosa, pudo
tomar de esta comedia la idea. novedosa de hacer de un falso
devoto el personaje central de una situación dramática, pero no
la ejecución de la idea . La construcción del personaje es distinta, si bien existen coincidencias en algunos temas que nos llevan a señalar la convergencia entre ambas comedias, una cuestión cuyo estudio es tan interesante como el de la influencia, en
literatura comparada.
En la obra de Moratin existen, por el contrario, coincidencias formales que permiten asegurar la influencia de Moliére .
Para iniciar el análisis comparativo, consideramos útil
tomar como punto de partida el personaje central, común a las
tres obras, del falso devoto . en relación con la configuración
temática de la hipocresía .
Señalamos los siguientes puntos de contacto :
El hipócrita (el falso devoto) constituye en las tres comedias
el núcleo de la obra : el engaño a que somete a los miembros de
una familia es el resorte que hace avanzar la acción dramática.
El personaje central es calificado de hipócrita por otros personajes que no caen en el engaño . A Marta3 la llaman "mi hipócrita enamorada" (v . 2128), "mi hipócrita amorosa" (v . 2181),
"una hipocritona" (v . 2253), "la hipócrita loca" (v, 2298), "hipócrita taimada" (v . 2591), etc, De Tartuffe dice Damis que posee
una "áme hypocrite" (v. 1089), 4 y Cléante : "Tout son fait, croyezmoi, n'est rien qu'hypoerisie" (v. 70) .
D. Luis dice al padre de la mojigata : "La hiciste hipócrita y
falsa" (p . 12) y a ella le aconseja "no hacerse la mojigata" (p .
132) . 5 En estas dos últimas obras la acusación de hipócrita contiene una clara censura .
También los hipócritas se califican a si mismos y muestran
ante otros personajes y ante el público que su fingimiento es
premeditado :
Marta dice (de su novio) :
"pero viendo que no osaba
hablarme por el respeto
que en este traje prometo
le dije que le adoraba
(3) Tirso de Molina, Marta la piadosa, Don Gil de las Calzas verdes, Madrid,
Gredos (Clásicas castellanos), 1949 . Lo citaremos, a partir de ahora, poniendo
entre paréntesis el número del versa.
(4) Moliére, Le Tartuffe, éd . J,-p . Caput, París, Larousse (Nouveaux classi ques) . 1971 . Citamos con el número del verso .
(s) Cnareo Celeno (L . Fernández de Mvratínj, La mojigata, Madrid, Imprenta
de Villalpando, 1806 . Citarnos por la página, ya que en esta edición los versos
no van numerados .
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tanto que por su ocasión
andaba desta manera" (v. 1455) .
Tartuffe asegura cínicamente : "Et ce n'est pas pécher que
pécher en silente" (v . 1506) .
Mientras que doña Clara constata con frio cálculo :
"Hija, en el mundo
El que no engaña no medra
Y hoy más que nunca conviene
usar de astucia y reserva
Fingir, fingir. . ." (p. 45) .
El nombre. o sobrenombre del personaje, recogido en el título, hace referencia a su condición . Así sucede en Marta la piadosa (subtitulo, "La beata enamorada") . La expresión "Marta la
piadosa", como ha mostrado Canavaggios procede del acervo
proverbial, como otras también usadas en la obra : "Cócale,
Marta", "allá se lo haya Marta con sus pollos", etc ., muestra del
tono lúdico con que se trata el tema.
La comedia de Moliére lleva como subtítulo "el impostor (antes fue "el usurpador) . El primer nombre que dio al falso
devoto, Panulfe, así como el definitivo, Tartuffe, evocan la ambi
güedad y la falsedad por su fonética "deslizante" . En la mojigata, no sólo el título de la obra evoca la hipocresía sino también
el nombre, pues Doña Clara no es precisamente un personaje
muy claro .
De una manera general el elemento común a las tres obras
lo constituye el eje semántico que opone apariencia a realidad.
La hipocresía, mostrarse como lo que no se es, llevar una
máscara, es el signo de toda una época de la literatura y de la
cultura europea . el barroco . Hasta el punto de que un autor
como Cioranescu, al estudiar este periodo en la literatura francesa y española, puede titular su obra Le masque et le vísage, 7
expresión que procede, probablemente, del Tartufe:
"Vous le voulez traiter d'un semblable langage
Et rendre méme honneur au masque qu'au visage"
(vv, 333-334) .
También se habla de máscara en la obra de Tirso :
"No hay Marta sino quitarte
la máscara de la cara" (vv. 2797-2798) .
J . Canavaggio, Le persornnage dans la latérature du stécle d'or, parís,
Ed . Recherche sur les civilisations, 1984, p. 85 .
(7) A. Cioranescu, Le masque et le visage (Du batuque espagnol au classícísme franpafs), Ginebra, Droz, 1983 .
(6)
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No nos debe extrañar que no se hable de máscaras en La
mojigata, pues la éstetica ha cambiado, pero se conserva, de su
modelo, la dialéctica de lo verdadero y lo falso .
El juego de la apariencia y de la realidad es propio del
barroco y lleva a desestabilizar el sentimiento de la identidad
humana .
En las obras que nos ocupan el equívoco acerca de la verdadera identidad del personaje no se puede mantener a lo largo de
toda la representación . El teatro exige el disfraz para el hipócri
ta pero también que pueda ser reconocido como tal : de ahí que
la máscara no sea completa. Marta, Tartufo y doña Clara muestran ante el público y ante algunos personajes su doblez. Esta
falta de coherencia ha sido criticada concretamente en el caso
de Moliére, como señala Auerbach .e La Bruyére con la creación
de su Onufre, el fingidor sin fisuras, resalta la incongruencia
del carácter de Tartuffe . La rotura de la máscara se debe a
necesidades escénicas y busca un efecto teatral : que el espectador no tome al hipócrita por un simple devoto .
Existen algunos matices diferenciales entre las tres obras :
Marta, obra barroca, presenta al hipócrita haciéndose . Es
un ser en movimiento, que improvisa constantemente sus mentiras y cuyas sucesivas máscaras fascinan sucesivamente al
espectador . Vemos cómo la necesidad la lleva a mostrarse piadosa, por lo que la llaman "la nueva mentirosa" (2670), presenciamos cómo el carácter de la joven evoluciona y cómo llega al
fingimiento a fin de evitar un matrimonio indeseado (999-1003) .
En los otros personajes que nos ocupan, la falsedad constituye
un rasgo esencial de su carácter . De Tartuffe no se dice cómo
llegó a ser hipócrita . En cuanto a doña Clara, se trata de un
mecanismo de protección que ha desarrollado frente al despotismo de su padre, pero que se ha convertido en una deformación permanente .
Esta unidad de carácter se puede explicar por el clasicismo
que, según la mayoría de los estudiosos del barroco, amortiguó
considerablemente este movimiento europeo en la Francia del s .
XVII .
Según Rousset, Tartuffe es un personaje barroco instalado
en una pieza clásica . Como la pieza clásica no admite al personaje múltiple, Moliére hace la comedia del hipócrita desenmas
carado cuya evolución no se desarrolla ante el espectador sino
que pertenece a su pasado .'
(8)
E. Auerbach, Mimesis, parís, Gallimard, 1968 . pp . 364-394
(9) J . Rousset, La tittérature de 1'¿Lge baroque en Fran.ce (Circé et te paon),
parís, José Corti, 1954, pp . 248-249 .
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De esta manera, el personaje de Tirso queda inmerso en la
cultura barroca española, mientras que el de Moliére se acerca
al personaje unitario del teatro clásico . En cuanto a Moratín,
más que el tema barroco de la máscara y lo que esconde, le
interesa, como hijo de la Ilustración, el aspecto moral de la
hipocresía sobre lo cual volveremos . Pese a esta diferencia de
detalle, en las tres obras se presenta la oposición de la aparíencia y la realidad, del ser y la máscara, con la condición de que
el hipócrita sea al final desenmascarado . Se trata de una necesidad. n o sólo moral sino también teatral, para que el personaje
quede caracterizado por su fingimiento .
En las tres obras hay personajes engañados al lado de los
engañadores (Orgon y Mme Pernelle, el padre de Marta, su viejo
pretendiente y su hermana Lucía: el padre de la mojigata) . Aun
que ellos son engañados el espectador no lo es pues sabe donde
está la máscara .
El fingimiento se inscribe en épocas de absolutismo, con
una estructura social rígida . El mundo de las apariencias es
utilizado como un medio para escapar a las exigencias de la
autoridad y obtener algún beneficio . En efecto los tres hipócritas esperan conseguir ventajas con su conducta : Marta y doña
Clara pretenden escapar de la autoridad paterna y casarse a su
antojo. Tartuffe se introduce en una familia y va a apoderarse
de sus bienes además de "usurper un pouvoir tyrannique" como
dice Damis (v . 46) .
El autoritarismo de la sociedad es encarnado en las tres
obras por la figura del padre . Y no son los hipócritas los únicos que actúan egoístamente . Don Gómez, Orgon y don Martín
intervienen interesadamente en el futuro de sus hijos, abusando de su autoridad . Los españoles buscan el beneficio económico . Orgon no busca un interés material sino ejercer su
poder:
"Faire enrager le monde est rna plus grande joie"
(v. 1173) .
Tampoco son los falsos devotos los únicos personajes que
fingen . En Marta D . Felipe se hace pasar por un preceptor de
latín, Pastrana simula ser un caballero sevillano que busca pro
cesos contra D . Felipe . Incluso doña Lucia acepta entrar en el
engaño cuando crea que la beneficia, pues arpa a D . Felipe igual
que su hermana . En Tartuffe, los daños que causa el hipócrita
sugieren diversas tretas con que contraatacarlo, en especial la
seducción fingida de Elmire, quien lo vence al fin con sus propias armas . En la obra de Moratín, al lado de Clara, aparece la
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figura de D . Claudio, tan fingidor como ella aunque más depravado de carácter, lo mismo que su criado Perico .
En las tres obras, el ambiente general de hipocresía lleva a
unos y a otros personajes a entrar en el equívoco de la apariencia y de la realidad.
De una manera más concreta, la hipocresía se configura
como el fingimiento de una piedad de la que carecen los personajes : la falsa devoción . Marta es calificada de "devota fingida"
(v. 2599, 2563, cte .) . Tartuffe entra en escena diciendo :
"Laurent, serrez ma haire avec ma disciplíne" (v. 853) .
De Clara, piensa su padre :
"No es niña de las de ahora
No es cabecilla ni anhela
A más que a dexar el mundo
por la estrechez de la celda" (p . 11) .
El lenguaje religioso llega a constituir una segunda naturaleza de los personajes, que lo utilizan para expresar su amor .
Marta habla de su devoción por D . Felipe (v. 1456), Tartuffe de
su devoción por Elmire (v. 986), y Clara se vanagloria de su "virtud, recogimiento/ y santo temor de Dios" ante D . Claudio (p .
67) . Aquí siguen una tradición presente en toda la literatura
románica desde el Renacimiento, presente por ejemplo, en La
Celestina a la que alude Tirso (v. 1629) .
Las expresiones ascéticas contrastan con el interior sensual
de los personajes . Los tres son aficionados a la buena mesa
tanto corno a amores y amoríos . El contraste entre la sensuali
dad y la piedad es también un tema barroco, como muestra la
escultura religiosa de la época.
La devoción religiosa, que es un factor de convergencia
entre las tres obras, es también el eje de las principales divergencias entre Marta y las otras dos (más semejantes en este
aspecto) .
Salvo en Tirso, la devoción fingida es condenada por los personajes sensatos y también por sus consecuencias .
En Tartuffe y La mojigata aparecen personajes cuya sensatez contrasta con las extravagancias de los protagonistas en
materia de devoción . En esta línea se sitúa toda la familia de
®rgon excepto su madre (Cléante, Dorine, Elmire, Damis y
Marianne) así como el tío de la mojigata, D . Luis y su hija doña
Inés . Estos personajes intentan hacer razonar a las víctimas del
engaño . Así dice D . Luis :
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". . . si sé sus tretas
mejor que tú: si no puedo
engañarme con aquella
fingida virtud que a ti
te enamora y te embelesa" (p .12) .
Tienen también la misión de señalar la diferencia entre la
verdadera y la falsa devoción . Cléante distingue :
"Les bons et vrais dévots qu'on doit suivre á la trace
ne sont pas ceux aussi qui font tant de grimace"
(v. 2740-2744) .
La sensatez se refugia en cambio en el mismo personaje de
la piadosa o, al menos, la hipocresía recibe una disculpa :
"No hermana, pero el que es bueno
con su virtud natural
licencia tiene unos días
para poderse alegrar" (v. 2740-2744) .
Las consecuencias no pueden ser más nefastas en las obras
de Moratin y de Moliére. Los hipócritas amenazan con llevar a la
ruina a toda una familia. Orgon está a punto de entregar a Tar
tuffe todos sus bienes, y además piensa hacerlo su yerno . Clara
pierde la herencia con la que contaba. Más tarde los impostores
son desenmascarados de manera humillante y pierden su libertad, Tartuffe con la prisión, doña Clara con la suj ección de por
vida a su prima Inés .
Todo lo contrario le sucede a Marta quien logra sus fines y
puede casarse a su gusto con el beneplácito de todos .
La devoción fingida es una cuestión que atañe a la institución
religiosa . La Iglesia católica es una institución supranacional 1o
que explica que el marco general de las obras sea similar. En
cuanto a las diferencias, pueden depender tanto del país como de
la época o de las circunstancias personales de los autores.
Tirso, fray Gabriel Téllez, es sacerdote . Sin embargo, presenta la falsa piedad con toda naturalidad, como cualquier otra
treta ingeniosa, sin condenarla en modo alguno . Su obra no
despierta recelos entre el público ni entre la jerarquía eclesiástica. Esta actitud se inscribe en la tradición medieval y renacentista de farsas y burlas en temas religiosos, que la sociedad aún
tolera a principios de siglo. Estas mismas farsas habrían influido en Moliére pero la actitud de los franceses a mediados del
XVII ya no es la misma ; ello impulsa al autor a extremar precauciones y distingos entre falsa y verdadera devoción, con lo
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que empeora las cosas pues pone de relieve lo que la Iglesia prefiere que no se discuta.
Ambas obras coexisten con una sociedad en que la práctica
religiosa se aleja de la teoría y reflejan esta disociación, pero
Tirso hace de ello entretenimiento jocoso y Moliére materia de
reflexión moral .
En España, la escisión entre conducta y creencia. contribuye
a la liberalidad de la Iglesia . Así lo explica Américo Castro :
"La realidad es que el teatro de Tirso y el de los
demás albergó toda la profanidad, la mundanidad
que, como indice vital, conservó la sociedad española
no absorbida por los ideales ascéticos (. . .) y por la
trascendental negación implicada en la picaresca. La
teocracia se satisfacía con prácticas solemnes y exteriores, con ejercer el dominio político e intelectual y
con la seguridad de no ser atacada; su inmutabilidad
imperturbable se afirmaba absteniéndose de intervenir en aquello que no afectaba a su política (afanes,
pasiones o fantasías) .""'
En la época de Moliére una serie de asociaciones religiosas
buscaban extender su influencia en la sociedad . Especialmente
tres grupos que han sido considerados probable objeto de las
críticas del comediógrafo : los jesuitas, los jansenistas y la Compañía del Santo Sacramento . Estas sociedades se pudieron sentir atacadas por alguna insinuación del Tartuffe y contribuyeron, sin duda, a los diversos impedimentos puestos para la
representación de la obra. También la Iglesia globalmente pudo
sentirse atacada puesto que tanto los verdaderos devotos
(®rgon, Mme Pernelle) como los falsos, utilizan la religión de
manera incorrecta para controlar a los demás . someterlos e
impedirles gozar de la vida .
Existe otra cuestión que contribuye a explicar la mala acogida que la Iglesia dispensó al Tartuffe : el despuntar de una
visión racionalista que parte de la creencia de que se puede dis
tinguir lo verdadero de lo falso . Scherer1 l interpreta así las
intervenciones de Cléante quien se sirve de su razón para diferenciar entre apariencia y realidad . Esta clara distinción cartesiana "no es totalmente cristiana» ya que la verdad sólo depende
de Dios y se revela peligrosa para la Iglesia por cuanto, ante la
razón, se hace inútil el magisterio eclesiástico .
En La mojigata los personajes sensatos son hijos del racionalismo francés, en boga en el s . XVIII, aunque hay una conce(10) A . Castro, prólogo a Mama ta piadosa . op. cit., p. 11 .
(11) J . Scherer, Structures de Tartuffe, París, SEDES, 1974, pp. 99-103 .
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sión a la religión ya que es Dios quien permite distinguir lo
bueno de lo malo:
"Si llegaras
a ocultar, que no es posible
toda la flaqueza humana
con diabólico artificio
que el vulgo ignorante aplauda,
Aunque seduzca al mundo
Infeliz, a Dios no engañas (p .132-133) .
Por otra parte creemos que Moratín, como otros espíritus de
su época, asume la religión como algo que no debe crear interferencias con la vida cotidiana . Auerbach ha visto en Moliére una
oscilación entre el misticismo de Orgon y el racionalismo de
Cléante . 1z Moratín opta por la vida moderada representada por
Inés (p . 50) . En todo caso, prefiere los valores morales a la actitud simplemente piadosa .
Los valores morales son un punto de unión y a la vez de
divergencia entre la obra de Moliére y la de Moratín . Éste, como
los ilustrados del XVIII, denigra el teatro barroco y se aleja de él
en virtud de una premisa moral . Para él:
"El teatro español es la escuela de la maldad, el
espejo de la lascivia, el retrato de la desenvoltura, la
academia del desuello y el ejemplo de la inobediencia, insulto, travesuras y picardías . "13
Si volvemos a la obra de Tirso, vemos que todos estos calificativos se podrían aplicar a Marta la piadosa. Ya hemos señalado que no se censura la hipocresía de Marta. Para la mayoría de
los críticos la obra se sitúa al margen de la moral . La intención
moralizadora no concuerda con el tono paródico y burlón de la
pieza ni con la construcción desenfadada de la protagonista, de
la cual dice Vitse :
"La expresión proverbial que sirve de titulo a la
comedia nos brinda desde un principio la tonalidad
general de la obra y la sitúa fuera del campo de la
observación realista, lejos de la «pintura de carácter» ." 14
(12) Aucrbach, op. cit.
(13) L. F. de Moratín, cit. por J . L. Alborg, Historia de la literatura española,
Madrid, Gredos, 1972, t. III, p. 585 .
(14) M. Vitse, Utroduccián a Marta la piadosa", Criticán 18 (1982), p . 85 .
41 9
Para Vitse el universo de esta obra es lúdico . El ingenio y el
juego lingúístico son los elementos dominantes .
Aún existe una cuestión que explica la distinta valoración
de la hipocresía en Tirso . La clave viene dada por la calificación
de "discreta" que recibe reiteradamente Marta (v. 989, 2548,
2561, 2564) y que es negada a su hermana:
"No es muy discreta Lucía" (v. 1830) .
La discreción es un valor típico del s . XVII español que
lleva, por ejemplo, a Gracián a titular un libro de máximas
sociales precisamente El discreto. Es la capacidad para acomo
darse exteriormente a una sociedad rígida y se inscribe en una
moral egoísta y de supervivencia . Este valor es admitido en
otros ámbitos europeos y va unido al tema del disimulo . En
Francia, La Rochefoucauld sentencia :
"Chacun affecte une mine et un extérieur pour
paraitre ce qu'il veut qu'on le croie ." IS
Moliére no esta lejos del ideal barroco, presenta varios casos
de discreción en los personajes de Elmira y Cléante . Con Tartuf
fe se limita a mostrar los aspectos negativos de la disimulación
cuando ésta excede los límites y llega a la impostura .
En la época de Moratín estos valores han desaparecido . Por
ello, como todos los ilustrados, pide la abolición de un teatro
que representa una visión del mundo que no comprende ni
comparte .
El teatro del XVIII buscó modelos para la reforma dramática
en la escena francesa donde encontró obras "serias" que respetan la moral . Centrémonos en el Tartuffe. No cabe duda de que
es la obra de un moralista . La seriedad de las ideas expuestas,
la gravedad de las culpas del hipócrita ha traído consigo el que
algunos críticos señalen su carácter casi trágicols sólo salvado
por un desenlace feliz .El que la obra haya supuesto un escándalo en su tiempo sólo nos ilustra sobre el carácter polémico de
su función moralizadora .
Como dice A. Adam de Moliére, "il aimait la lutte " . 1' Quizá es
Guicharnaud el que ha desentrañado de una manera más lúcida el valor moral del Tartuffe. Según este critico se trata de una
(15) Cít, por Rousset, op. cit., p . 226. Sobre la discreción vid . también Cioranescu, op. ett- pp. 245-251 .
(16) F. Brunetiére, Les Époques du théátre franlpais, París, 1891 .
(17) A . Adarn . Hístoire de ta tittérature frangaise au XVIe siéete, París, Del
Duca, 1952 . t. 111 .
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oposición entre el orden y el desorden, la norma y su trasgresión individual . Se presenta una familia cuyo jefe está corrompido . La intrusión del falso devoto ha seducido a Orgon e introducido el desorden en la familia, cuyos derechos usurpa. A este
desorden se opone : "L'ordre harmonieux d'un royaume dont le
prince est lucide et sage" . 1e
Moliére critica los vicios individuales que se desvían de la
norma . Desde un punto de vista más general, Auerbach señala
que tipifica menos que otros constructores de caracteres ya que
presenta la realidad en su totalidad; pero con ello no hace más
que subrayar el ridículo de todo lo que se aleja de la norma
social . Dice Auerbach :
"Chez Moliére, la critique des moeurs est faite
uniquement -du point du vue de la morale, c'est-ádire qu'élle prend comme un donné la structure exis
tante de la société, pose en axiome sa légitimité, sa
durée et sa validité universelle, et fustigue comme
des travers risibles les extravagances qui se produisent dans son sein." 19
También indica que Moliére, como hijo de una época absoluta y satisfecha de sí misma no realiza ninguna crítica social
sino individual .
Moratín rechaza la crítica política, como heredero del clasicismo, pero muestra su interés por una moral más profunda y
amplia : su crítica se centra en su situación social, en las
estructuras de una sociedad que considera susceptible de reforma . Moliére pretendía censurar algunos vicios peligrosos para
los hombres de cualquier época. El propósito de Moratín es más
concreto . Como dice Alborg, para él, la comedia "era la clave
central, la pieza maestra de la regeneración moral del país .""
La devoción le interesa como una variante más de la opresión que una falsa educación impone a los elementos más débiles de la sociedad : las mujeres . En todas sus obras (por ej . en El
si de das niñas) insiste en el tema y condena la educación viciosa que engendra hipocresía al matar la espontaneidad y la libertad . En La mojigata se presentan los vicios individuales de la
protagonista que es culpable por la desenvoltura con que desarrolla sus enredos . Pero esta culpa se debe al hecho de que ha
recibido una mala educación . Más que a Dá Clara hay que cen(18) J . Guicharnaud, Moliére, une aventure thécztrale, París, Gallimard,
1963 . p. 163 .
(19) Auerbach, op. cit., p. 370 .
(20) J.-L. Alborg, op. cit ., p . 654 .
42 1
surar a su padre que se aprovecha de su falsa devoción y de su
falsa vocación para apoderarse de su herencia . Así el tema central de la hipocresía enlaza todo el gran tema moratiniano que
es, según diversos críticos, 21 la lucha contra toda coacción que
falsifique y deforme la vida del hombre . El valor educativo
queda intensificado por el hecho de que Clara, a diferencia de
Tartuffe, comprende su error y muestra al final cierto arrepentimiento . Como hijo de la Ilustración, Moratín pretende educar a
la sociedad española señalando los caminos equivocados que
conducen a una deformación del carácter y a una corrupción de
la vida social, y mostrando los medios de evitar estos males .
A través de la evolución del tratamiento teatral de la figura
del falso devoto vemos cómo un personaje que, en principio, no
es más que una figura cómica caracterizada por el disimulo y
por la máscara de la devoción, se ha investido de valores morales y polémicos que varían en función del país y de la época en
que el personaje se encarna .
De esta manera el falso devoto muestra su capacidad de
adaptación a diferentes escenarios .
(21) Vid . Alborg, op . cit., pp. 636-656.
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