una compañía que cambia la vida

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La acogida
una compañía que cambia la vida
EXPERIENCIAS DE ACOGIDA A NIÑOS Y JÓVENES
RUMANÍA, PARAGUAY, UGANDA, ESPAÑA
www.cesal.org
“Que cualquiera que
se encuentre con vosotros
se sienta por fin en casa,
es decir, acogido y seguro
como un niño
en brazos de su padre”.
Don Luigi Giussani "El milagro de la hospitalidad"
Asunción – Paraguay
La acogida: una compañía que cambia la vida
INDICE
06
CESAL
10
PRESENTACIÓN
16
CESAL Y LA ACOGIDA DE NIÑOS Y JÓVENES
EN SITUACIONES DE ABANDONO,
EXCLUSIÓN Y SOLEDAD EN EL MUNDO
18
El abandono de miles de niños seropositivos en Rumanía.
Del orfanato a la acogida familiar.
30
Exclusión social y falta de oportunidades de los jóvenes en Paraguay.
Cómo recuperar la personalidad dañada en contextos de marginación.
36
Una herencia dramática: los huérfanos a causa del SIDA en Uganda.
Reconstruir un tejido de fraternidad y relaciones sociales.
42
EN PRIMERA PERSONA:
EL SIGNIFICADO DE LA ACOGIDA
44
Claudia Terragni, Coordinadora del proyecto de casas-familia
para acogida de menores seropositivos en Rumanía.
48
Pedro Samaniego, Director de la Casa de Acogida Virgen de Caacupé
en Paraguay.
52
Rose Busingye, Directora de Meeting Point Internacional, Uganda.
56
Teresa Díaz, Vicepresidenta de la asociación española Familias
para la Acogida.
62
LA EXPERIENCIA DE SER ACOGIDO
Ionel, Rumanía
Roger, Paraguay
Patrick y Dianne, Uganda
70
EL MILAGRO DE LA HOSPITALIDAD
Apuntes de método
05
CESAL
Andahuaylas – Perú
La acogida: una compañía que cambia la vida
CESAL es una organización no gubernamental de cooperación internacional nacida en 1988. Su misión es promover el desarrollo humano de las
personas en los países más desfavorecidos del mundo. CESAL se mueve a
partir de los criterios y sugerencias de la Doctrina Social de la Iglesia y
de la rica experiencia histórica que la alimenta. De ahí nace la concepción de que el desarrollo es ante todo desarrollo de la persona humana
en su totalidad, por lo que la intervención de CESAL en estos países se
aleja de una actitud paternalista para favorecer, a través de la educación,
la libertad y responsabilidad de cada persona en la realidad en la que
vive.
Está presente en 13 países de América Latina, África y Europa del Este
con proyectos de salud, educación y formación profesional, desarrollo
urbano, agua y saneamiento, desarrollo agropecuario y fomento del
empleo. Hasta hoy, se han realizado cerca de 250 proyectos que han
beneficiado a más de 600.000 personas.
Cuenta con el apoyo de numerosos organismos públicos, siendo la
Agencia Española de Cooperación Internacional un importante cofinanciador de sus acciones en los países en vías de desarrollo, así como la
Unión Europea y varias Comunidades Autónomas, Diputaciones y
Ayuntamientos españoles. Estas instituciones constituyen, junto con sus
socios y colaboradores, la base que posibilita la labor de la organización
en el mundo.
Transparencia y Buenas prácticas: Las cuentas de CESAL son auditadas
cada año por Audycensa con resultados favorables y se somete voluntariamente al análisis de la Fundación Lealtad, que evalúa la actuación de
las ong españolas conforme a principios de "Transparencia y Buenas
prácticas".
*CESAL está registrada en el Ministerio del Interior como asociación sin ánimo de lucro y ha
sido declarada Entidad de Utilidad Pública el 24 de abril de 2001.
09
PRESENTACIÓN
Kampala – Uganda
La acogida: una compañía que cambia la vida
El presente libro recoge una serie de experiencias de acogida, en las que
ha participado CESAL, que más allá de constituir un sector o una línea de
intervención de nuestros proyectos, representa una forma de concebir la
relación con los beneficiarios de los mismos.
Todas las acciones que hemos llevado a cabo, desde los inicios de CESAL,
han partido de un encuentro con personas con las que nos poníamos juntos para responder a sus necesidades. Así, la respuesta a las mismas no
ha partido nunca de un proyecto pensado en abstracto sino de secundar
la realidad que teníamos delante. Ponernos delante de los beneficiarios
de nuestros proyectos así es lo que nos ha hecho ver que el pobre, el desheredado, el huérfano, el enfermo de SIDA… no están definidos únicamente por una necesidad particular, sino que en última instancia es una
exigencia de totalidad lo que los define y, por tanto, no basta responder
con una técnica específica.
Por eso, la acogida, entendida como abrazo total a la persona, es una
dimensión necesaria en todos nuestros proyectos ya que, sea construyendo casas u hospitales, el desafío es siempre ponerse junto a otros y acompañarlos hacia su desarrollo. Es cierto que este método implica un camino largo y sacrificado, y requiere de muchas personas que con su entrega conmovida a las personas que encuentran, hagan posible que crezcan
hombres enamorados de su destino y de la realidad para así poder transformarla.
En este libro relatamos diversas experiencias en las que la acogida se
lleva a cabo de forma explícita, porque nada mejor que el hecho concreto de acoger a otra persona para expresar este método, en el que se pone
de manifiesto el vértigo de compartir la vida en el abrazo completo del
otro. Este es el desafío que aceptamos porque, como nos recuerda el Papa
Benedicto XVI en su encíclica Deus Caritas Est, quién intenta desentenderse del amor se dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre.
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ONG CESAL
PRESENTACIÓN
Esta publicación representa el resultado final de un proyecto que CESAL
ha desarrollado durante el año 2006 gracias a la financiación de la
Comunidad de Madrid. El proyecto se ha desarrollado a través de un
ciclo de conferencias en centros culturales y universidades de la
Comunidad de Madrid cuyo objetivo ha sido poner en el centro de la
atención pública un método a la hora de afrontar el abandono, la soledad y la marginalidad en la que se encuentran muchas personas en el
mundo. En concreto, hemos hablado de niños y jóvenes que por determinadas circunstancias físicas, psíquicas o sociales, viven en esta situación,
a los que CESAL ha tratado de apoyar respondiendo de forma sistemática a la necesidad que tienen estos menores de sentirse acogidos y abrazados en toda su exigencia vital, para poder rehacer sus vidas y encontrar un lugar en la sociedad.
Las experiencias que aquí se relatan muestran cómo es posible hacer este
camino educativo que permite el renacimiento de la persona en contextos tan difíciles como el drama de los niños infectados por el virus del
SIDA en Rumanía abandonados en orfanatos, la marginalidad de los
menores recluidos en correccionales en Paraguay o la orfandad a causa
del SIDA en Uganda.
El proyecto ha contado con la colaboración de la asociación española
Familias para la Acogida, cuya labor en el campo de la acogida y adopción de menores con problemas, abandonados o en situaciones de dificultad familiar en nuestro país, parte del mismo método a la hora de
afrontar las necesidades sociales: la acogida de la persona en su totalidad. La necesidad de un abrazo sin límites es lo que une a todos los hombres en cualquier parte del mundo, por eso, como nos transmiten las personas que encarnan estas páginas: "mientras en el mundo haya una sola
persona que pase necesidad, esto no puede dejarnos indiferentes".
Bucarest
Bucarest –– Rumanía
Rumanía
CESAL Y LA ACOGIDA
DE NIÑOS Y JÓVENES
EN SITUACIONES DE
ABANDONO,
EXCLUSIÓN
Y SOLEDAD
EN EL MUNDO
Bucarest – Rumanía
La acogida: una compañía que cambia la vida
El abandono de miles de niños seropositivos
en Rumanía.
Del orfanato a la acogida familiar.
En Rumania viven en este momento unos 12.000 niños y jóvenes seropositivos, la mitad de los niños seropositivos o enfermos de SIDA de
Europa. De éstos, casi un millar viven todavía en institutos o bajo formas
de asistencia protegidas (familias de acogida o centros privados). La
situación rumana es única en el mundo por las proporciones dramáticas
que ha adquirido el fenómeno: desde finales de los años 80 hasta hoy,
se han diagnosticado miles de casos de niños seropositivos, niños que
habiendo nacido de padres sanos, fueron posteriormente infectados en
los hospitales a raíz de transfusiones con productos sanguíneos sin testar,
de instrumentos médicos contaminados..., aunque la verdad de los hechos
sigue todavía sin esclarecerse.
El fenómeno, que tuvo lugar en los años 1987-1990, se reveló en todo su
drama cuando cayó el régimen comunista que había gobernado el país
durante más de 40 años. Los niños seropositivos que fueron mostrados a
la opinión pública en aquellos años eran en su mayoría niños abandonados en hospitales o en orfanatos, privados en gran parte de los casos del
cuidado y de la asistencia necesaria a causa del miedo generalizado
hacia esta enfermedad, incluso entre el mismo personal médico. Durante
años se pensó que el fenómeno atañía exclusivamente a los niños abandonados e institucionalizados, pero recientemente se han descubierto
innumerables casos de chavales infectados que han crecido con sus familias. Algunos de estos niños, cuando sus familias conocieron la noticia,
fueron también abandonados en hospitales y orfanatos debido al temor
de los padres de no ser capaces de hacer frente a los problemas derivados de la enfermedad.
Por otra parte, en los orfanatos también se creó un movimiento de expulsión de los menores seropositivos. De esta manera, los niños se han visto
confinados en grandes instituciones creadas para ellos en la periferia de
las ciudades, proyectadas más como centros de reclusión que como centros de asistencia.
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ONG CESAL
CESAL Y LA ACOGIDA DE NIÑOS Y JÓVENES
El proyecto de desintitucionalización de los
menores seropositivos
En el año 1997, CESAL inicia su trabajo en Rumanía a través de la formulación de un ambicioso programa de desinstitucionalización de menores seropositivos junto con AVSI Italia, la ong rumana Fundatia y con el
apoyo de UNICEF Rumania. Desde este momento la intervención se centrará, por una parte, en atender las necesidades psico-sociales, afectivas
y educativas de los niños de un gran orfanato para niños seropositivos
situado a 20 km de Bucarest, el instituto de Vidra, donde vivían 100
menores abandonados definitivamente por sus padres y considerados
peligrosos e inútiles; y por la otra, en apoyar a las familias que habían
luchado y todavía luchaban para poder vivir con sus hijos enfermos.
Uno de los mayores problemas que se ha encontrado en todo el trabajo
desarrollado ha sido el movimiento de rechazo hacia esta enfermedad.
Especialmente, se ha realizado un gran esfuerzo por invertir la política
de exclusión de las escuelas. Hasta hace poco, en los orfanatos y hospitales las escuelas no existían, por la convicción de que era un esfuerzo
inútil tanto para los niños -considerados incapaces por su enfermedad
para el desempeño de las habilidades intelectuales y físicas que se exigen en la escuela- como para el sistema, ya que lo único que se esperaba de estos chicos es que llegara el momento de su muerte. En este clima,
las familias que inscribieron a sus hijos en la escuela tuvieron que soportar duras críticas por su comportamiento.
También los muchachos que durante diez o doce años de vida habían
vivido con sus familias sin sospechar nada acerca de su enfermedad, y
que habían vivido junto a sus coetáneos sin problemas escolares o de
integración, se vieron de repente en riesgo de quedar excluidos del contexto social.
Para los menores seropositivos abandonados en los orfanatos, sólo
recientemente y por iniciativa de organizaciones privadas, se han
implantado o creado escuelas, eso sí, siempre dentro del recinto de estas
instituciones.
La acogida: una compañía que cambia la vida
Aún hoy, a pesar del actual proceso de desinstitucionalización de los
menores abandonados, apoyado por el gobierno rumano - ya que era
una de las condiciones para la aceptación de Rumania dentro de la Unión
Europea-, las posibilidades reales de reinserción de los menores seropositivos dentro de las escuelas y de la sociedad, siguen siendo frágiles. Esta
situación se debe sobretodo a la poca preparación de la gente, habituada a pensar y a sentir el problema de la seropositividad tal y como se ha
contado desde los medios de comunicación. El trabajo de sensibilización
del contexto social (dentro de las escuelas, en los ayuntamientos y en los
barrios) llevado a cabo por CESAL y sus socios, ha sido fundamental para
empezar a invertir la tendencia.
Nacen las casas de acogida familiar
Yendo al fondo de la relación con los niños institucionalizados, se reveló
que, más allá de la necesidad de asistencia y cuidados médicos, lo prioritario para ellos era la necesidad de una pertenencia. Paradójicamente,
mientras los médicos se prodigaban en garantizar un nivel de asistencia
más adecuado para estos niños -por otra parte totalmente necesario-, y en
juzgar como inapropiado el nivel de cuidado y de atención ofrecido por las
familias naturales (en aquellos casos donde existían) sin embargo, la única
pregunta en los labios de los niños era: "¿Quiénes son mis padres? ¿Por qué
no vienen a buscarme?"... o en el caso de los niños con familia: "Quiero ir
a casa". De ahí, que se pusiera en marcha una labor de búsqueda de sus
familias naturales. Sin embargo, el fatigoso y complicado trabajo no alcanzó los resultados esperados. La desilusión de los chavales y su continua pregunta por una familia, llevó al equipo de trabajo en la zona a identificar las
casas de acogida como una alternativa a las instituciones.
Los chavales acogidos en estas casas fueron seleccionados trabajando
día a día con ellos, eligiendo finalmente a aquellos que se consideraba
que podrían obtener algún beneficio saliendo de una institución (desde el
punto de vista de la potencialidad evolutiva) y que tendrían más posibilidades de éxito en el proceso de integración en la realidad externa. Sin
embargo, nunca se ha dejado de trabajar con los chicos de Vidra, ya
que todos ellos tienen derecho a una alternativa de vida.
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ONG CESAL
CESAL Y LA ACOGIDA DE NIÑOS Y JÓVENES
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Las casas-familia están organizadas según un modelo de familia natural,
donde un matrimonio real, que puede o no tener hijos propios, convive
establemente con un grupo de menores como si fueran sus hijos. En la
actualidad, en realidad, sólo una de las tres casas creadas sigue funcionando según este modelo. En las otras dos, los dos matrimonios que
durante años se han ocupado de cuidar a estos chicos han decidido interrumpir la experiencia, bien por motivos personales o por las propias
demandas de autonomía de los chavales, que con el tiempo se han ido
haciendo mayores. El funcionamiento de estas dos casas ahora se estructura en torno a la presencia de un equipo de profesionales (psicólogos,
trabajadores sociales, educadores…) que garantiza una presencia adulta en la vida de estos chavales y sigue todas sus necesidades evolutivas
y sociales.
La manera de concebir estas casas ha tenido en cuenta desde su origen,
además del hecho de garantizar a los jóvenes un ambiente de afecto y
un crecimiento adecuado, un elemento fundamental para su desarrollo
humano: su relación con el mundo, y por tanto la relación con su comunidad local de pertenencia. La casa es el lugar desde el cual el niño o el
joven, partiendo de una pertenencia, se lanza a una exploración del
mundo. La realidad externa, y todas las relaciones que se generan, son
decisivas para completar el desarrollo de nuestra personalidad. Un joven
que no tiene posibilidad de relacionarse con el exterior no crece bien. El
primer agente de socialización después de la familia es la escuela, por
eso insistimos en la integración escolar: comunicarse con los otros,
abriendo así la posibilidad de compartir, contrastar y discutir, proporciona al chico una visión más realista y objetiva de sí mismo, y le obliga a
tener en cuenta la presencia de otras personas, llegando a alcanzar un
lugar propio en la realidad. La escuela es, por este motivo, un lugar al
que no se puede renunciar.
Sin embargo, el proceso de integración en la realidad local ha sido, y
sigue siendo, espinoso y lleno de dificultad. La mentalidad común identifica a la persona seropositiva como una persona diferente, desagradable de mirar y de tener al lado. Todos hablan de estos muchachos como
disminuidos y la misma legislación sitúa sus derechos a este nivel. En rea-
La acogida: una compañía que cambia la vida
lidad, estamos hablando de chavales totalmente normales desde el punto
de vista de sus potencialidades.
También se ha tenido en cuenta en el trabajo de acogida, la necesidad
de ofrecer una ayuda al personal de la casa, debido a la dificultad que
entraña el trabajo de cuidar a 5 o 9 menores que han crecido en un orfanato, por lo que permanentemente son acompañados por un equipo de
profesionales y cuentan con momentos de formación específica.
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Casa Emilia
Fue la primera casa que se abrió en mayo del 2001. Se construyó en un
terreno comprado en un pueblo a las puertas de Bucarest, llamado
Chiajna. La casa acoge a 9 chavales seropositivos, cuatro chicas y cinco
chicos, con una edad comprendida entre los 16 y los 18 años. Todos asisten a la escuela pública donde han sido integrados en clase con los otros
chicos.
El proceso de integración en la escuela ha sido para estos chicos más
largo y fatigoso que en las otras dos casas. Inscritos inicialmente en otra
gran escuela de Bucarest, fueron expulsados debido a un escándalo provocado por un grupo de padres, que no aceptaron ningún tipo de diálogo o explicación. Los muchachos, después de otros dos intentos fallidos
para inscribirlos en las escuelas del pueblo donde está situada la casa,
tuvieron que aceptar quedarse en casa siguiendo un curso adaptado. El
poder asistir hoy a la escuela y estar dedicados al estudio ha devuelto a
estos chavales deseos y esperanzas.
Debido a los grandes cambios que se han producido en estos años dentro de la casa y para responder a las nuevas exigencias de los muchachos, se han adquirido dos apartamentos, a través de fondos privados, a
los que está previsto que se trasladen algunos muchachos de la casa y
que, con el tiempo, se convierta en un lugar de pasaje de todos los chavales hacia su independencia. En algunos casos, también se está estudiando la posibilidad de la acogida de estos muchachos por parte de familias
que han mostrado un interés y una apertura.
Casa Joy
El hecho de compartir las preocupaciones sobre la realidad de los
muchachos del hospital de Vidra supuso la elaboración de otro proyecto y la adquisición de una nueva casa para acoger a otros 7
muchachos. La casa está situada en Pipera, un pueblo situado en la
gran arteria que gira entorno a la capital, una zona en expansión. La
casa es modesta, de menores dimensiones que la casa de Chiajna,
adquirida gracias al encuentro con una señora inglesa que colaboraba desde hacía tiempo en un trabajo de arte-terapia con los muchachos de Vidra.
De los chavales acogidos, cuatro son chicos y tres son chicas, con edades comprendidas entre los 16 y 20 años. Tres de los chicos asisten a
la escuela del pueblo -para lo que ha hecho falta un largo trabajo de
sensibilización-, en una clase única con enseñanza simultánea para
varios niveles. Otros tres están inscritos en una escuela de formación
profesional especial y Christian, el mayor de todos, que tiene problemas de aprendizaje, acude a un taller especial donde desarrolla una
actividad laboral.
La acogida: una compañía que cambia la vida
Casa Edimar
En casa Edimar la vida en común tiene una fecha más reciente, 21 de
diciembre de 2002. Se encuentra situada en Bucarest, en una zona céntrica y de fácil acceso. Viven 5 muchachos, tres chicas y dos chicos, entre
los 16 y 17 años. Esta casa existe exclusivamente por el deseo de un
muchacho, Ionel, de 17 años, uno de los actuales habitantes de la casa.
Cuando se empezó el trabajo de búsqueda de las familias naturales,
Ionel había insistido mucho en que encontráramos a sus padres. Los
datos de los que disponíamos eran insuficientes; Ionel logró acceder al
registro del orfanato y nos dio la dirección de su familia, pero resultó que
en aquella dirección ya no habitaba nadie. Ionel, después de llorar
amargamente durante días, empezó a insistir para poder irse a una
casa, pero los chicos ya habían sido elegidos y no había sitio para más.
Entonces se le ocurrió organizar una reunión en el orfanato para preparar una lista con los chicos que podrían entrar en una tercera casa. En
ese momento, CESAL solicitó la construcción de una tercera casa, que fue
financiada por el Ayuntamiento de Madrid.
Los muchachos aquí viven con sus nuevos padres y con el hijo de éstos,
de 5 años. En este momento asisten a la escuela del barrio donde está
situada la casa.
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Salud, educación y trabajo: para una atención integral de la persona
ONG CESAL
CESAL Y LA ACOGIDA DE NIÑOS Y JÓVENES
La salud
Los muchachos acogidos son sobretodo eso, muchachos. Su identidad,
durante años confusa y supeditada a la imagen de la enfermedad, es la
de personas y no la de enfermos. Por este motivo desde su origen, las
casas se han propuesto como un lugar de afecto y de educación, no sólo
de cuidado médico. Cuando llegaron a las casas estaban marcados por
el estigma de la enfermedad. La percepción que tenían de sí mismos era
de enfermos graves y peligrosos, de los que nadie quería ocuparse. Uno
de los motivos de mayor sorpresa para ellos ha sido el hecho de constatar que haya gente que quiera vivir con ellos y que les mire y estime por
lo que son.
Con todo ello, no se trata de minusvalorar los cuidados médicos que
estos muchachos necesitan, es más, su valor de seres únicos e insustituibles hace que este aspecto se lleve a cabo con una atención particular.
Los muchachos reciben controles y tratamiento médico en uno de los hospitales para enfermedades infecciones de Bucarest. Cada seis meses se
les realizan exámenes de evaluación para establecer un diagnóstico
sobre el estado de su enfermedad. Además, todos los muchachos de las
casas están cuidados por un médico de familia. También en este aspecto se ha tenido que luchar duramente para que los muchachos vieran
reconocido este derecho, ya que también los médicos de familia sienten
temor por los pacientes seropositivos y tienden a no aceptarles.
En las casas de acogida no hay personal sanitario, no hay personas con
batas o mascarillas, no se hacen intervenciones sanitarias de ningún tipo.
Como en una familia normal, cuando existe un problema los muchachos
son trasladados al hospital o se llama al médico de familia. Un aspecto
que se cuida de manera especial es la alimentación rica y abundante
que estos chavales necesitan. Reciben tres comidas y tres meriendas al
día, además de vitaminas para integrar y sostener momentos de debili-
La acogida: una compañía que cambia la vida
dad física, en particular ligados a cambios de estación. Todo esto se realiza en un clima de normalidad y de serenidad: a los chavales se les ha
explicado su enfermedad y la importancia que en su caso tiene una adecuada alimentación. Su participación en la batalla por la vida es fundamental y por eso se les da todas las informaciones necesarias.
Exorcizar la muerte y su carácter ineludible ha sido una de las mayores
conquistas obtenidas por los chavales. Ellos saben que son portadores de
un virus al que se puede oponer resistencia y que hay otras muchas enfermedades que constriñen a muchas personas a los mismos tratamientos
(medicinas, cuidados, etc.). Todo esto, unido al afecto y a la tranquilidad
de la vida en familia, ha llevado a resultados clínicos sorprendentes. Los
últimos análisis han demostrado que existe una mejora en las condiciones
de salud de los muchachos, también en aquellos casos en riesgo que inicialmente hacían temer una evolución hacia el estadio del SIDA.
Educación, formación, e integración en el mundo
laboral
Como ha quedado descrito anteriormente, todos lo muchachos se encuentran integrados en el sistema escolar, o bien, en los casos con necesidades especiales o muchachos de mayor edad, en actividades laborales o
cursos de formación profesional.
Durante el periodo de vacaciones de verano, los muchachos son inscritos
en actividades ocupacionales y laborales. Para ello, se contactan a varios
empresarios con capacidad para ofrecer oportunidades de este tipo en
sus centros de trabajo. En general los muchachos aceptan con agrado las
actividades que se les proponen, las cuales hacen emerger sus capacidades.
El reto para el futuro, para todo el personal implicado, es seguir atendiendo las necesidades evolutivas de estos jóvenes, en especial la necesidad
de integrarles laboralmente en la sociedad.
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Asunción – Paraguay
La acogida: una compañía que cambia la vida
Exclusión social y falta de oportunidades de los
jóvenes en Paraguay
Cómo recuperar la personalidad dañada en contextos
de marginación
La población actual de Paraguay es de aproximadamente 5.200.000
habitantes y cerca del 47% es menor de 18 años. De la población
total el 46,3% se halla en situación de pobreza y extrema pobreza.
En cuanto a las políticas sociales, se identifica una importante disminución del rol protector del Estado representado en la carencia de políticas públicas, tanto universales como focalizadas, que permitan la
igualdad de oportunidades y opciones a los sectores más desprotegidos y vulnerables de la sociedad, especialmente la infancia.
En este escenario, la exclusión social, entendida como falta de oportunidades y participación ciudadana aparece como factor asociado que
perpetúa y reproduce la situación de pobreza y extrema pobreza existente en el país.
Jóvenes desamparados
En Paraguay, aproximadamente el 95% de los adolescentes que encontramos en las cárceles de menores provienen de grupos sociales que son
el resultado de una situación que se podría explicar por varios factores:
un contexto económico desfavorable que condujo a una alta tasa de
desempleo, al empobrecimiento y exclusión social de una parte significativa de la población; el alto índice de población rural migrante a la zona
urbana en búsqueda de nuevos horizontes que no ha logrado insertarse
dentro del sistema productivo; y las importantes deficiencias en el sistema
de protección social.
La mayoría de estos jóvenes provienen de familias numerosas (5-9 hermanos), en general con más de un padre, con familias desmembradas y con
mujeres como jefas de hogar. Muchos de ellos han transitado por distintos grupos familiares: abuelos, tíos, alguna familia que en algún momento los albergó o alguna institución.
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ONG CESAL
CESAL Y LA ACOGIDA DE NIÑOS Y JÓVENES
La mayoría de ellos, desde muy temprana edad, estaba en el grupo de
niños "de la calle", situación en la cual ingresaron a partir de dos problemáticas fundamentales: la pobreza y el maltrato y abuso sexual intrafamiliar, que es una de las problemáticas sociales con mayor prevalencia en el país.
Los vínculos afectivos de estos jóvenes están dramáticamente dañados o
son inexistentes, lo que da como resultado una pobre estructuración de
su personalidad (sentimientos de desvalorización, desconfianza, sentimientos depresivos, falta de proyectos y de fe) y la incorporación de
modelos violentos para la resolución de conflictos (falta de tolerancia,
frustración, dolor, rabia y agresión como defensa).
Sintetizando, podríamos decir que son adolescentes que sobraron.
Sobraron del deseo de sus padres, nadie programó tenerlos, no fueron
esperados ni anhelados, al nacer sobraron de sus hogares, hogares
agobiados por la extrema pobreza, situaciones de alcohol, droga, maltrato y abuso sexual; luego sobraron de las calles debido a la falta de
espacios de inclusión que puedan brindar una respuesta adecuada a la
realidad de estos menores.
La situación de los jóvenes en los centros penitenciarios
La cárcel de menores no escapa a las características del contexto antes
descrito. Tanto es así que, más que ser un lugar de rehabilitación, es casi
un depósito donde los adolescentes no gozan de una oferta socioeducativa que pueda ser efectiva para una reinserción social adecuada, menos
aún de una compañía que pueda facilitar el encuentro de un sentido que
les permita trascender la situación actual y proyectarse desde otra perspectiva interna hacia otra realidad externa.
La acogida: una compañía que cambia la vida
Estudio cualitativo, año 2005
Nivel educativo
Maltrato en las comisarías
Situación procesal
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ONG CESAL
CESAL Y LA ACOGIDA DE NIÑOS Y JÓVENES
Un inicio de respuesta
En este contexto, el Centro de Solidaridad San Roque González de
Santacruz, en Asunción, tiene como finalidad fundamental la de educar
en el sentido de la gratuidad a las personas y promover acciones de
acompañamiento y ayuda a las necesidades de las personas más necesitadas, especialmente los jóvenes. Así, en 1994, surgió la iniciativa de
acompañar, a través de una visita semanal, a los internos del correccional "Panchito López" para menores en Asunción. La iniciativa, que continúa en la actualidad, consistió en llevar una propuesta de amistad y de
diálogo, a través de actividades culturales, formativas y recreativas, con
el fin de que estos jóvenes pudieran experimentar, aún en la dramática
experiencia de la reclusión, el valor y la dignidad de su persona.
La presencia de este grupo de personas de forma continua y sistemática
en el correccional, generó una insólita relación de amistad y cercanía
con los internos, de donde nació la expectativa de buscar una alternativa que permitiera a estos jóvenes una proyección positiva en la vida, ya
fuera durante su condena judicial o al dejar la cárcel. De aquí, y gracias
a la concesión de un terreno y al apoyo de distintos financiadores, entre
ellos CESAL, nace el Programa de reinserción social para adolescentes
del Reformatorio de menores de Asunción, cuyo eje central es la casa de
acogida Virgen de Caacupé, construida en el año 1999.
La casa de acogida Virgen de Caacupé
La casa, ubicada en Itaguá, a 35 Km de la capital, está construida en un
predio de 4 hectáreas y media y tiene capacidad para albergar a 24
jóvenes que, una vez finalizada su condena en el correccional, o en un
régimen de libertad asistida, aceptan voluntariamente la propuesta de
esta experiencia comunitaria y se insertan en el programa.
Tanto el director como los educadores que participan en las actividades
del programa, se constituyen como un modelo parental reparatorio de
vínculos afectivos inexistentes o dramáticamente dañados. Los objetivos
psicoafectivos que se pretenden obtener con la permanencia de los adolescentes en la casa son la revalorización personal, el cese del fatalismo
que impide la existencia de horizontes a largo plazo, el rescate de la propia dignidad a partir del respeto y afecto a los vínculos que se establecen, la incorporación de hábitos de limpieza y de alimentación saludables, etc.
En la casa, los jóvenes pueden además completar, o en algunos casos iniciar, la formación escolar y adquirir una preparación profesional que les
permita reinsertarse en la sociedad a través de un empleo digno. Dentro
de sus instalaciones funciona una escuela reconocida por el Ministerio de
Educación para el área de educación formal. Además se realizan talleres
de carpintería y herrería que, junto con las actividades de horticultura,
apicultura, y cría de animales de granja que contribuyen al auto sustento,
resultan ser para los jóvenes una primera experiencia para la adquisición
de hábitos de trabajo, valoración de los recursos naturales y racionalidad
en el uso de los mismos, aprendizaje del trabajo en equipo, promoción
de vínculos de cooperación como forma de optimizar los resultados,
acciones de solidaridad, etc.
Sintetizando, podemos decir que la casa ofrece al joven una experiencia
de vida comunitaria, promoviendo el aprendizaje básico de las reglas de
convivencia, y su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social, facilitando su reinserción social, a través del fomento del respeto a sí mismo,
del reconocimiento de su propia dignidad y de su libertad.
En la casa, el joven cuenta con la atención individual y grupal de un plantel profesional y técnico capacitado, compuesto por médico, psicólogo,
odontólogo, trabajadores sociales y educadores, además de los residentes responsables de la casa y de personas voluntarias.
Kampala – Uganda
La acogida: una compañía que cambia la vida
Una herencia dramática: los huérfanos a causa del
SIDA en Uganda
Reconstruir un tejido de fraternidad y relaciones
sociales
Uganda ha sido y es todavía uno de los países más grave y dramáticamente afectados por el SIDA. La valiente campaña de prevención conducida por el gobierno ha combatido con éxito la epidemia, reduciendo el
nivel de prevalencia del SIDA desde el 18% en 1991 al actual 6%, pero
no ha podido impedir los devastadores efectos de la enfermedad, en particular la altísima mortalidad adulta que ha marcado el país y que ha causado un impresionante número de huérfanos. Se estima, de hecho, que
sobre una población total de 27 millones de personas, más de un millón
de menores han perdido uno o los dos padres a causa del SIDA y se
prevé que el fenómeno no pueda reducirse en breve tiempo, ya que el
SIDA es todavía una enfermedad difundida y una de las causas más
comunes de muerte entre la población adulta.
En cuanto a la situación de los huérfanos, la ausencia de respuestas adecuadas por parte de los servicios estatales, ha llevado a que esta dramática herencia social haya recaído casi exclusivamente sobre las estructuras tradicionales de la sociedad, es decir, la familia y las tribus. Sin
embargo, estas estructuras tradicionales se encuentran debilitadas por la
urbanización y por la influencia de modelos culturales y costumbres de
otros países. El sistema de la familia extendida, que en el pasado había
logrado hacerse cargo de sus miembros más débiles, está ahora puesto a
prueba y frecuentemente se demuestra insuficiente para acoger y ofrecer
apoyo tanto a los enfermos de SIDA como a los niños que se quedan sin
padres.
Son numerosos los casos de menores totalmente abandonados o a cargo
de parientes ancianos que no se encuentran en condiciones de ofrecerles
el mínimo necesario para su supervivencia, y por tanto, es cada vez más
difícil su inserción en una realidad familiar que sepa ofrecer a los huérfanos un apoyo afectivo, emotivo y educativo adecuado.
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ONG CESAL
CESAL Y LA ACOGIDA DE NIÑOS Y JÓVENES
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Esta situación es más grave en Kampala, la capital, la ciudad con mayor
índice de infección por VIH/SIDA de Uganda: el 9,2% de los adultos se
halla infectado. La ciudad atraviesa por una grave crisis social, debido
al rápido incremento de población, fundamentalmente por la emigración
de personas desde el norte del país que vienen en busca de nuevas oportunidades de vida, huyendo de la violencia por la guerra o de la marginalidad en la que viven cuando la enfermedad del SIDA les es diagnosticada. Esta población se ha agrupado de manera desordenada en
barrios periféricos, los slums, donde viven en condiciones muy precarias.
Son inmigrantes que han perdido todo en la guerra y en la enfermedad.
Entre ellos hay muchas viudas y madres solteras, sin ningún tipo de
apoyo, ni tribal, ni familiar.
La propuesta de un lugar de ayuda y compañía
mutua
A través de una intensa labor de campo, la ong ugandesa Meeting
Point International, con la que CESAL colabora desde 1993 apoyando todas sus acciones para la atención y la prevención del SIDA, trabaja directamente con la población de los barrios más pobres de
Kampala llevando a cabo un importante papel en el acompañamiento de los enfermos, sus familias y comunidades. Su estrategia aúna la
atención médico-sanitaria y psicosocial a los enfermos en sus hogares, el acompañamiento a las familias, la acogida y educación de las
niñas y niños huérfanos, el suministro de medicinas y alimentos, el
desarrollo de actividades educativas para mujeres enfermas (alfabetización, talleres de artesanía, danza y música) y la dotación de créditos para la puesta en marcha de microempresas o la reactivación de
las actividades económicas desarrolladas previas a la enfermedad.
A través de esta amplia asistencia, lo que Meeting Point ofrece a las
personas en dificultad es, principalmente, una compañía que los
abraza y los acoge, no por la necesidad que manifiestan, sino por su
dignidad humana.
La acogida: una compañía que cambia la vida
Es esta acogida total de la persona el factor que ha creado entre la
población de los slums una experiencia nueva, reconstruyendo, en
ambientes antes degradantes y violentos, un tejido comunitario solidario y compacto.
En este contexto, se comprende cómo en los slum de Naguru y Kireka,
Meeting Point logre hacerse cargo de 1200 huérfanos, asegurándoles
a cada uno de ellos no sólo la ubicación en una familia, sino un
ambiente de relaciones y de afecto a partir del cual afrontar la vida
con esperanza.
La primera alternativa que Meeting Point se plantea ante esta situación
es reinsertar a estos menores dentro de sus familias extendidas, típico
modelo familiar en Uganda, o incluso en hogares de otras mujeres que
dan su disponibilidad tras la relación que han tenido con su madre. En
estos casos, se realiza un amplio programa de apoyo a estas familias,
dotando a los menores de becas escolares, e integrándoles en un programa de apadrinamiento que, en función de las necesidades, les proporciona ayudas alimenticias, médicas y educativas.
El apoyo proporcionado a través de los apadrinamientos desde otros
países permite a los huérfanos asistir a la escuela, ofreciéndoles un instrumento precioso para construir su propia identidad y su futuro.
Meeting Point sigue individualmente a cada menor, a través de la figura del tutor, quién les acompaña en su desarrollo y madurez. Una atención particular va dirigida a los adolescentes, a los cuales se les implica periódicamente en iniciativas formativas y recreativas (excursiones,
bailes, cineforum, lecciones, discusiones, encuentros…) cuyo objetivo
es ofrecerles respuestas adecuadas a sus exigencias e intereses, pero
también a la profundidad de sus preguntas existenciales.
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ONG CESAL
CESAL Y LA ACOGIDA DE NIÑOS Y JÓVENES
La Wellcoming House
En algunos casos los niños y niñas no cuentan con ninguna posibilidad de integrarse en otra familia, bien porque carecen de ella o porque no hay disponibilidad en otro hogar de la comunidad. Como
alternativa, surgió la idea de crear una casa para acoger a estos
niños que no tenían un lugar donde ir. La actividad de la casa se inició en el año 2001 para responder a la situación de algunas muchachas que tenían en común la trágica experiencia de haber perdido a
sus padres y tener que prostituirse para poder mantener a sus hermanos más jóvenes. Meeting Point alquiló una casa lo suficientemente
grande como para acoger a este primer grupo de menores, atendiendo a todas las necesidades, incluida la inscripción de las jóvenes en
cursos de formación profesional. Una vez completados los estudios y
encontrado un trabajo, algunas de las muchachas "cabeza de familia" han podido encontrar una vivienda individual junto con sus hermanos, mientras otras dos han decidido colaborar establemente con
Meeting Point ofreciendo su disponibilidad para cuidar de los menores.
En la actualidad, la creciente tendencia del número de menores huérfanos, el cambio itinerante de casas debido a las condiciones de los
alquileres, la falta de condiciones adecuadas de las viviendas para
responder a las necesidades de los niños y la necesidad de fortalecer
la atención que reciben con un programa integral medico-sanitario y
educativo, ha llevado a Meeting Point a plantear la construcción de
una casa de acogida propia, cuyo proyecto se ha hecho realidad
gracias a la ayuda de CESAL y a otros aportes privados.
La labor de acogida desarrollada por Meeting Point, cuenta con el
total respaldo y reconocimiento de las autoridades locales, siendo la
misma policía o el personal de salud quienes, en muchos casos, derivan a los niños que son abandonados a Meeting Point. En otras ocasiones, los menores son recogidos directamente de la calle por el per-
sonal de Meeting Point, muchos de los cuales han sido sometidos a condiciones de vida gravemente dañinas de su dignidad y de sus derechos.
Actualmente, la Wellcoming House o Casa de bienvenida, como se la
conoce, acoge, en dos sedes diferentes, a 34 menores, de edades comprendidas entre los 2 y los 16 años, seguidos de personal que vive establemente con ellos y que constituye un punto seguro de referencia afectiva y educativa. Estas casas se encuentran situadas en zonas densamente
pobladas y habitadas por núcleos familiares normales. Lo que pretende
Meeting Point con esta iniciativa es ofrecer un ámbito que reproduzca, en
todo lo posible, un contexto familiar y una condición de vida similar a la
de los demás niños ugandeses. Todos los niños acogidos en la
Wellcoming House, excepto los menores de 3 años, asisten regularmente
a la escuela, integrándose sin problemas y obteniendo generalmente buenos resultados.
Con la nueva casa, se podrá acoger regularmente hasta 60 niños.
EN PRIMERA PERSONA:
EL SIGNIFICADO
DE LA ACOGIDA
Nombre: Claudia Terragni
Nacionalidad: Italiana
Trayectoria profesional:
Diplomada en educación social,
tras un periodo de trabajo en Italia
con menores y dos años en
Uganda con jóvenes en centros
penitenciarios, desde hace 7 años
trabaja en Bucarest, Rumania,
coordinando el trabajo de desinstitucionalización y acogida de
menores seropositivos llevado a
cabo por CESAL y la red AVSI en
Rumanía.
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La acogida: una compañía que cambia la vida
"La necesidad del otro, como
la mía, es de infinito".
Por Claudia Terragni
C
uando empezamos a trabajar con los niños seropositivos que
encontramos en los hospitales y orfanatos, donde vivían encerrados y hacinados, nos dimos cuenta del enorme drama en el que
vivían: niños profundamente heridos no sólo por su enfermedad, sino también, en algunos casos, por el abandono de sus familias, y por el rechazo de la sociedad hacia el problema del SIDA. El propio personal de estos
centros utilizaba mangueras para lavarles por miedo a tocarles.
Estando con estos niños pudimos comprobar que aquello que les hacía
despertar una esperanza, e incluso en el momento de la muerte entregar
la vida afirmando que ésta era algo grande, era sentir que tenían alguien
cercano. Florin era un niño del hospital al que sus padres habían abandonado pero logramos encontrar a su familia. Los últimos meses antes de
morir tenía dolores muy fuertes. Cuando tenía un momento de descanso
se bajaba de la cama y de rodillas rezaba a la virgen, diciendo: "Te doy
gracias porque ahora estoy bien". El día que murió, se pasó toda la
noche preocupado preguntando por sus hermanos, por uno que estaba en
la cárcel, por otro que no iba a la escuela… Incluso en el momento de la
muerte, su mirada estaba dominada por la vida.
A pesar de nuestro intenso trabajo para buscar a las familias de los niños,
nos dimos cuenta que no podíamos confiar sólo en esto, había que hacer
algo más. Así surgió la idea de hacer la primera casa de acogida.
Cuando estábamos decidiendo qué niños entrarían en la casa, uno de los
niños que estaba muy grave y que sabía que se estaba haciendo la casa,
no paró de preguntarme en todo momento: "Yo voy a ir a esa casa, ¿verdad?". "Claro que sí", le contestaba yo. Este niño murió con la esperanza de que iba a tener, por fin, un hogar, un lugar al que pertenecer.
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ONG CESAL
EN PRIMERA PERSONA: EL SIGNIFICADO DE LA ACOGIDA
Había otro niño en el hospital, Andrei, que nunca participaba en las actividades que realizábamos con los otros niños, por eso cuando nos pusimos a elegir a los niños de la casa pensamos que él no tenía necesidadde venir. Sin embargo, cuando se enteró nos pidió que le dejáramos ir.
Cómo la lista ya estaba hecha, se pasó llorando un día entero hasta que
al final consiguió que le dejáramos venir.
Después de unos meses, cuando se enteró de que estábamos planeando
hacer la segunda casa, nos preguntó: "¿Cuántos niños se quedaron en
el hospital Vidra? Porque tenéis que saber una cosa, a mi me habéis salvado la vida y no podéis dejar de salvársela también a los otros".
Para nosotros, ha sido siempre la relación con estos chicos lo que nos ha
enseñado cómo movernos en las circunstancias. Aprendí, en este caso,
que cuando una persona es objeto de caridad por parte de otros, no
puede dejar de desear esta misma caridad para los demás.
Una cosa verdaderamente sorprendente para nosotros fue encontrar
familias que arriesgaran todo para acoger a estos niños, en un contexto
en el que la cultura comunista ha favorecido una cultura del abandono
de los hijos. Pero además, en este caso no sólo se trataba de acoger
niños que no son tuyos, sino de acoger niños seropositivos, lo cual podía
suponer, incluso, el rechazo de su entorno más cercano (amigos, parientes, escuela…). Lo más impresionante ha sido comprobar cómo incluso
en una situación como ésta, la caridad es verdaderamente contagiosa.
Sucedió que cerca de la primera casa que se abrió, vivía una familia con
su hijo pequeño. El niño iba a jugar a nuestra casa con los otros niños.
Un día sus padres fueron a ver quien vivía allí y cuando descubrieron de
qué se trataba, dijeron: "nosotros también queremos contribuir de alguna manera". Empezaron a ayudar dentro de la casa. Cuando estábamos
planeando abrir la segunda casa y llegó la hora de buscar otros padres,
ellos dijeron: "nosotros estamos dispuestos".
La acogida: una compañía que cambia la vida
Muchas veces vemos a alguien que hace algo y pensamos "esto es impresionante, pero yo no lo podría hacer". Luego te das cuenta de que el que
lo hace es igual que tú y que a ti se te pide lo mismo que se le ha pedido a la otra persona.
Otro hecho que no nos deja de sorprender después de estos siete años de
trabajo y de relación con los chavales, es que éstos todavía nos pregunten, como al principio, por qué a nosotros no nos da asco estar con ellos.
Sin embargo, su pregunta ahora ya no encierra una duda como al principio, sino que es una pregunta llena de sorpresa, de estupor. Es la sorpresa que encierra una petición, la petición de que esto siga siendo posible
siempre, que no termine.
He conocido a muchas familias de los niños infectados que pedían justicia al Estado o al sistema médico. Sin embargo, ninguno de los niños con
los que he trabajado me ha pedido nunca justicia, ellos siempre me
pedían poder vivir. El mes pasado un chaval me dijo: "Cuando cumpla 18
años no quiero ningún regalo, sólo quiero una cosa, que me cures de esta
enfermedad". Me quedé sorprendida de que una persona ya adulta me
pidiera algo así, porque ellos saben que no se pueden curar. Después me
acordé de Jesús delante de la viuda de Naín. Aquel muchacho me pedía
que le salvara y de alguna manera la experiencia que yo he tenido en la
vida es que yo he sido salvada, de otra manera, pero a mí me han salvado de la nada. Por lo tanto, nuestra tarea como profesionales y como hombres, es sobre todo no tener miedo de ponernos delante de estas preguntas. La necesidad del otro, como la mía, es de infinito.
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Nombre: Pedro Samaniego
Nacionalidad: Paraguaya
Trayectoria profesional:
Licenciado en Contabilidad y Administración de
empresas, desde el año 1999 es director de la Casa
de acogida Virgen de Caacupé donde viven menores
procedentes de centros penitenciarios para menores
del Paraguay, dedicándose las 24 horas del día a
acompañar y ser un punto de referencia afectivo y
educativo para estos jóvenes.
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La acogida: una compañía que cambia la vida
"La hospitalidad es la caridad
más difícil, porque te hace comprometerte
completamente desde la mañana a la noche y de la
noche a la mañana".
Por Pedro Samaniego
T
odo empezó a partir de la iniciativa de un grupo de amigos de ir a
visitar a los presos de una cárcel para menores que hay en Asunción.
Lo que pretendíamos con aquel gesto era, sobretodo, aprender
nosotros mismos lo que era un gesto de gratuidad en la vida. De ahí nació
algo impensable. Nuestra primera sorpresa fue comprobar que cuando
los muchachos salían de la cárcel buscaban nuestra compañía. Aquello
sólo se podía explicar por el hecho de que esos chicos se habían encontrado con una mirada simple y gratuita sobre ellos. En la cárcel los guardias nos decían: "ustedes hacen cosas que nunca hubiéramos imaginado
que se podían hacer con estos muchachos". Lo que nosotros hacíamos en
realidad era estar con ellos, cocinar juntos, ayudarles a limpiar sus celdas… El desafío comenzó cuando al salir de la cárcel estos muchachos
nos buscaban. Estando con ellos, atravesando la dramaticidad de la condición de estos jóvenes, descubrimos en sus ojos el deseo de querer algo
grande para su vida… éste fue el origen de lo que hoy es la casa.
La casa de acogida Virgen de Caacupé es un espacio pensado para acoger y educar a estos jóvenes. El grave problema que se comparte con los
jóvenes en las cárceles es que la mayoría de los mismos no tienen familias constituidas, y de ahí nace el gran dolor de verlos con mucha rabia y
rencor hacia los demás, pues no se sienten absolutamente amados. Por
eso, el principal trabajo del personal de la casa es acoger a estos jóvenes y amarlos porque existen. Por tanto, el primer objetivo es que recuperen su dignidad como personas. Este es el desafío más grande que se nos
puede plantear como hombres, acoger al otro, su destino, con toda nuestra humanidad. Yo siempre les digo que como somos hijos de un rey, tenemos la dignidad de un príncipe. Además, la belleza con la que se ha diseñado la casa y su entorno, cumplen también la función de despertar sus
deseos, el anhelo de bien y de belleza.
ONG CESAL
EN PRIMERA PERSONA: EL SIGNIFICADO DE LA ACOGIDA
50
El segundo objetivo de la casa es aprender a usar las cosas por su valor.
La experiencia de estar en la cárcel y de vivir el abandono hace que
estos muchachos no sean capaces de tratar bien las cosas. En la cárcel
viven un ambiente totalmente salvaje y cuando llegan a la casa se sorprenden, por ejemplo, de ver una mesa con los cubiertos puestos, porque en la cárcel darles un cuchillo sería peligroso… Lo que la casa pretende es educarles desde el inicio, en las cosas más básicas, aunque
muchos tengan ya 17 o 18 años. Pero es necesario explicarles las cosas
de nuevo para que descubran su significado. Por ejemplo, cuando les
educo en el sentido de la responsabilidad siempre les digo: si entráramos en una habitación vacía y la luz estuviera encendida, la luz no te
diría "estoy encendida, apágame". Si fueras con un animal tampoco te
lo diría, ¿quién es el primero que se daría cuenta? Ellos responden: "yo".
Efectivamente, es el hombre el que reconoce. "¿Cuál es el siguiente paso
para apagar esta luz?"- les digo. "Moverse"- responden. Exactamente, es
el uso de la libertad. Ese es el método que yo uso con ellos y es conmovedor ver como estos chicos se entusiasman con este método, un método
así de humano. Además comprueban que no es algo teórico lo que les
contamos, sino que ven en nosotros, los adultos, que somos los primeros
en movernos así. Resulta evidente que estos chicos no tienen ningún tipo
de hábito porque nunca fueron educados. Aquí encuentran la fuerza y la
motivación al ver a alguien a su lado que se mueve así en la vida, con un
método.
Además de estos dos aspectos fundamentales, otros dos pilares del programa de la casa son la escuela de educación básica y las actividades
laborales. En los lugares donde ellos se han desarrollado nunca existió o
nunca les educaron en el hábito del trabajo. Aquí se les da el impulso
para que ellos se empiecen a involucrar con las cosas.
Un aspecto muy relevante es que en la actualidad los jueces han reconocido la casa como un lugar donde los jóvenes pueden cumplir su condena. Lo sorprendente es ver que la casa está abierta, no hay rejas, ni guardias, y sin embargo estos chicos no se escapan, al contrario, cada vez
se apegan más fuertemente a nosotros. Cuando cumplen su tiempo máximo en la casa, que es de dos años, muchos no quieren irse porque en-
La acogida: una compañía que cambia la vida
cuentran en este lugar un espacio donde ellos se sienten protagonistas, y
donde se sienten amados y protegidos. Algunos, después de salir vuelven
para ayudar en la casa. También se está gestando un grupo que va dentro de la cárcel a enseñar a los muchachos que están allí lo que ellos han
aprendido (por ejemplo han puesto en marcha una huerta y un taller de
carpintería). Todo esto ha generado una gran novedad, por lo que el
Ministerio de Justicia nos está dando apoyos en reconocimiento a nuestro
trabajo. Por otra parte, el propio Ministerio ha intentado crear una casa
copiando el modelo de la nuestra, pero no tuvieron el mismo resultado,
por lo que me preguntaron: "¿cuál es el programa que vosotros utilizáis
para que vuestros chicos estén así?". El método que nosotros seguimos es
un camino humano donde los primeros implicados somos nosotros que
estamos al frente.
Evidentemente debemos tener bien claras las razones del por qué y por
quién abrimos nuestra humanidad a otro, pues es inevitable que en este
tipo de trabajo aparezca el cansancio físico y psíquico. Sin embargo, lo
que mas nos mueve, no son, por supuesto, los logros, cambios o reconocimientos, sino la pasión que tenemos por la vida de cada uno de estos
adolescentes. Una acogida y una entrega así de gratuita a la otra persona no es fruto de una capacidad especial sino de reconocer el hecho de
haber recibido también nosotros previamente en nuestras vidas un amor
así de gratuito.
La hospitalidad es la caridad más difícil, como dice Monseñor Luigi
Giussani en su libro "El milagro de la hospitalidad", porque hace que te
comprometas plenamente desde la mañana a la noche y de la noche a la
mañana, como un padre, como un hermano. Todo esto implica en nosotros un sacrificio que nos cambia, pues el involucrarnos con ellos elimina toda distancia y nos exige entrar más a fondo en todo. En este paso,
la única certeza que en nuestro caso nos mantiene, es la relación continua con Cristo; así como Él fue obediente al Padre por la devoción al
Misterio, así nos exige ir al fondo de la consistencia de nuestra persona,
que es la relación con el Misterio. Sin el apoyo de una compañía es imposible recorrer este camino.
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Nombre: Rose Busingye
Nacionalidad: Ugandesa
Trayectoria profesional: Enfermera y trabajadora social. En
1992 funda con unos amigos la ong Meeting Point, de la que es
directora, que centra su trabajo en la asistencia y el acompañamiento a enfermos de SIDA, sus familias y comunidades en las
barriadas más pobres de Kampala. En la actualidad cuentan con
4 centros y 2.000 pacientes registrados. Además asisten a 1.200
huérfanos a través de un amplio programa de acogida, escolarización y formación profesional.
En el año 2003 recibió el premio Servitor Pacis otorgado por la
representación de la Santa Sede en Naciones Unidas.
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La acogida: una compañía que cambia la vida
"El menor huérfano o abandonado no es un caso que hay que
resolver, sino un bien precioso que hay que custodiar para que también su destino se cumpla".
Por Rose Busingye
U
na de las claves de la amplia labor que desarrolla Meeting Point es
fruto del intenso trabajo de cuidado y acompañamiento realizado
con nuestros pacientes, que ha conllevado, por ejemplo, que
muchos de ellos no sólo hayan recuperado el gusto por la vida, estando
en condiciones tan difíciles y dramáticas como las suyas (muerte, enfermedad, falta de recursos económicos, marginación…), sino que sean, hoy,
los responsables de dar los cursos de sensibilización sobre el SIDA, de
visitar a los enfermos en sus hogares o incluso hacerse cargo en sus propias casas de otros pacientes o niños huérfanos o abandonados. ¿Cómo
se puede explicar esta situación en un contexto como el ugandés, y en
concreto la ciudad de Kampala, donde no existen ya lazos familiares o
tribales que mantengan unas relaciones de solidaridad entre la gente?
Entre las muchas actividades que nosotros hacemos con nuestros pacientes están las excursiones que hacemos con ellos para mostrarles la belleza de las cosas, o las actividades deportivas, como jugar al fútbol. La
mayoría de nuestros pacientes son mujeres. ¿Os imagináis a una mujer
africana que está sometida a su marido, que le diga tú quédate en casa
cocinando o con los niños que yo me voy a jugar al fútbol o de excursión?
Toda la comunidad está revolucionada con lo que hacemos. Muchas familias nos preguntan si pueden venirse con nosotros aunque no estén enfermos, es decir, en lugar de tener rechazo por los pacientes, sienten envidia porque ellos también quieren pertenecer a un lugar.
Es la conciencia de la propia dignidad producida por una compañía que
te abraza de manera totalizante, la que despierta incluso en quien es
pobre o enfermo, el deseo y la capacidad de ocuparse de sí mismo y de
sus propios familiares y a menudo genera sorprendentes experiencias de
acogida incluso con personas extrañas a su propia familia o tribu.
ONG CESAL
EN PRIMERA PERSONA: EL SIGNIFICADO DE LA ACOGIDA
54
Un ejemplo sorprendente, para mí en primer lugar, de lo que es capaz
de generar la experiencia de una persona que se ha sentido acogida
sucedió cuando tuvo lugar el desastre del huracán Katrina en Estados
Unidos. Cuando me enteré de la noticia me reuní con mis pacientes y les
dije: vamos a rezar por las familias que se han quedado sin casa y por
los huérfanos. Una de las mujeres me dijo: "Tú cuando nos encontraste
no rezaste, hiciste algo más por nosotros. Yo no quiero que al morir quien
encuentre a mis hijos rece. Por eso yo también quiero morir cuando haya
amado a alguien". Poco después me llamaron mis pacientes y me dijeron que habían ido a la cantera y que el dinero que habían sacado vendiendo las piedras lo iban a enviar a América. Este hecho fue para mí
una provocación, porque yo fui allí con mis oraciones, pero sin pensar
que yo también podía hacer algo para ayudar. Cuando conocieron la
noticia en los Estados Unidos vinieron periodistas a preguntarnos: "¿Por
qué habéis hecho esto? Porque cuando se hace la caridad se da algo
que te sobra, en cambio vosotros habéis dado todo". Mis pacientes respondieron: "El corazón del hombre es internacional, no tiene raza ni
color, se conmueve viendo el sufrimiento de la otra persona y por eso
quiere hacer algo por ella".
Como cada actividad de Meeting Point, la acogida de los menores que
se han quedado huérfanos a causa del SIDA es expresión y consecuencia de un reconocimiento simple e inmediato: la persona que tengo
delante es un don, existe porque alguien le hace existir, le ama y le
desea. Este reconocimiento se convierte inmediatamente en conmoción,
abrazo, implicación total. Solamente esta dinámica espontánea y absolutamente humana permite un encuentro con la otra persona y genera
una relación capaz de marcar la personalidad de manera más potente
que el abandono experimentado. El menor huérfano o abandonado no
es un caso que hay que resolver, un problema al que hacer frente con una
técnica eficaz o con una estructura organizativa, sino un bien precioso
que hay que custodiar para que también su destino se cumpla. Por esta
razón, cada menor es seguido y acompañado en un recorrido que respeta su historia, sus circunstancias y decisiones personales, pero que
inagotablemente tiende a hacer posible el descubrimiento de uno mismo
como un ser único y precioso.
La acogida: una compañía que cambia la vida
Uno de los jóvenes con los que trabajamos, Jacop, de 19 años, repetía
siempre que él tenía derechos, como hoy dice todo el mundo. Un día le
pregunté: ¿Qué son estos derechos de los que me hablas? Me respondió:
"los derechos es hacer lo que uno quiere, ser curado, por ejemplo".
Entonces le dije: “De acuerdo, si quieres, yo te pongo una inyección por
tus derechos y te doy de comer por tus derechos… pero a los demás les
curo porque tengo ganas de curarles, porque quiero que sufran menos,
porque quiero que sean felices”. Para nosotros el punto de partida es este.
Y esto se traduce en la compañía que somos para las personas a las que
curamos o atendemos. Una compañía en la que se descubre cual es la
necesidad, en la que no se pretende medir de antemano lo que la otra
persona necesita.
La vida es una aventura hacia el descubrimiento de su significado. Cuando
el hombre descubre quién es, se vuelve protagonista de la realidad y la
realidad misma le pertenece. Pero en esta aventura tiene necesidad de
una compañía, tiene necesidad de alguien que continuamente le sostenga
en la certeza y en la experiencia de la respuesta a su deseo de cumplimiento. De esto puede nacer una sociedad nueva.
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Nombre: Teresa Díaz
Nacionalidad: Española
Profesión/Cargo:
Profesora de Filosofía en la
Universidad CEU San Pablo de
Madrid / Vicepresidenta de la asociación Familias para la Acogida,
España.
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La acogida: una compañía que cambia la vida
"Teníamos el deseo de abrir
nuestra casa a las necesidades
del mundo".
Por Teresa Díaz
M
i marido Juan y yo no venimos sólo en calidad de una familia
acogedora de la Comunidad de Madrid sino también para contaros la vida de una asociación donde hay muchas experiencias
distintas. De hecho nosotros ahora mismo no tenemos a nadie acogido oficialmente o de manera fija, a veces pasan personas por nuestra casa por
diferentes motivos, pero durante tres años fuimos familia de acogida para
un niño africano, Francis, y este hecho cambió la vida de nuestra familia.
Fue un acogimiento de los que la Comunidad de Madrid llama acogimiento simple, es decir, que estaba con nosotros el fin de semana y las vacaciones, ya que él vivía en una casa de niños tutelados de la Comunidad
de Madrid, una casa que llevan las Hermanas Terciarias Capuchinas, por
lo que era muy afortunado, ya que no todos los niños tienen la oportunidad de vivir en comunidades de religiosas como estas. Francis tiene hermanos mayores con los que estuvo viviendo en esta casa durante algún
tiempo, pero luego sus hermanos fueron creciendo y llegando a la mayoría de edad y ya no podían estar juntos. Algunos, además, tenían bastantes problemas de conducta. Llegó un momento en el que Francis fue adoptado por una familia de la Comunidad de Madrid con la que nosotros
ahora mismo tenemos una relación muy buena. Hoy, por ejemplo, el
padre me ha contado que están esperando su tercer hijo biológico. Para
mí Francis siempre será como un hijo, de hecho nuestra hija mediana
siempre dice que él es como una especie de hermano adoptivo.
Lo que me interesa resaltar es que mi marido y yo empezamos esto por
un motivo sencillísimo, que es la gratitud. Vivíamos y vivimos una experiencia de bien que hemos recibido y encontrado gratuitamente y que
llena nuestra vida de un significado bueno y una positividad, por lo que
nuestro gesto nada tiene que ver con que seamos personas estupendas,
porque no lo somos, ni generosas, ni altruistas, sino que estando tan
ONG CESAL
EN PRIMERA PERSONA: EL SIGNIFICADO DE LA ACOGIDA
58
llenos de límites como todos los demás, teníamos un deseo muy grande,
un deseo de abrir nuestra casa a las necesidades del mundo. Quizás
durante un tiempo este deseo fue más evidente o entusiasta en mí que en
mi marido, que fue siempre un poco como por detrás, en el sentido de
que él consentía silenciosamente, es decir, no decía el sí con pancartas
pero repetía que no encontraba razones para decir que no. Al mismo
tiempo nosotros vivimos con mucha persuasión, y es un misterio que uno
viva esto, porque es un sentimiento que no te das a ti mismo, la percepción de una gran verdad que decía un amigo nuestro, Giorgio Vittadini,
fundador de la Fundación para la Subsidiariedad en Italia, que decía
que "mientras en el mundo haya una sola persona que pase necesidad,
esto no puede dejarnos indiferentes". Esta es una experiencia que
nosotros vivimos, pero quiero volver a insistir en que el punto de partida
no es nunca la necesidad sino la gratitud por lo que uno tiene.
Por otra parte, queremos también haceros partícipes de lo que es la vida
de la asociación Familias para la Acogida, donde hay historias de todo
tipo: en primer lugar, familias que hacen acogimientos de niños que
durante un tiempo determinado no pueden estar con sus padres porque
se están desintoxicando o porque no tienen medios, o porque son familias donde ha habido algún tipo de maltrato o abuso. Este tipo de acogida es lo que se llama el puro acogimiento, las familias acogen con el
horizonte de que esos niños puedan volver a sus familias de origen. Esto
ha dado lugar entre nosotros a historias muy bonitas que no son las historias al orden, o las normales, ya que en muchos ámbitos no se cree que
pueda existir una relación buena entre la familia acogedora y la biológica. Sin embargo, en nuestra experiencia han surgido historias sorprendentes, por ejemplo, entre una familia que ha acogido a dos niños y su
madre que no puede cuidar de ellos, y que con el tiempo se han hecho
amigos y eso se ha plasmado en que esta madre se ha ido recuperando… De hecho, cuando hablamos de acogida para nosotros no se
trata sólo de acoger al niño, esta acogida más amplia que nosotros
vivimos se convirtió, en este caso, en un verdadero acompañamiento
para la madre, llegando a organizar una recogida de muebles, pintar
su casa, encontrar medios para que esta persona pudiera seguir
adelante, y sobre todo, esta relación se ha concretado en una amistad
La acogida: una compañía que cambia la vida
que hace que no se sienta sola en la vida y que ha permitido que hoy
pueda hacerse cargo de sus hijos.
Familias para la acogida es sustancialmente una red de familias que se
ayudan entre sí, que no es una ayuda logística para solucionar los problemas que se derivan, que también, sino sobretodo una ayuda para entender el significado del gesto que se está haciendo. Y esto se hace desde
una amistad.
Existe también otro grupo de familias, que es quizás nuestra experiencia
más querida, que han hecho acogimiento o adopción de niños con serias
minusvalías: niños con Síndrome Down, espina bífida… Es sorprendente
cuando escuchas la experiencia que están haciendo estas familias.
Hablando con una de estas madres me decía que ha sido una suerte, un
regalo, abrir su casa al niño con Síndrome Down que tienen adoptado
porque es el rostro más puro del Misterio. Contaba que, por ejemplo,
cuando ve que no va a poder despertar a sus otros hijos, coge al niño y
se lo mete en la cama sabiendo que el despertar será exitoso para cada
uno de ellos. Estas familias integran un grupo dentro de Familias para la
Acogida que se llama "Gli amici de Giovanni" (Los amigos de Juan),
siguiendo la experiencia de un grupo de padres en Italia.
Entre nosotros hay también un gran trabajo de lo que hoy se llaman "grupos de autoayuda". Nos ayudamos a afrontar las necesidades concretas,
a entender lo que es el acogimiento, a hacer grupos para padres que
quieren adoptar…
Realizamos también una importante batalla para aportar un punto de vista
diferente en esta tarea del acogimiento, pero no siempre es fácil hacer
comprender, ya que desde algunos puntos de vista se pretende gestionar
estos problemas como si se tratara de dar unas prestaciones, cubrir unas
necesidades o solucionar problemas, pero sin implicarse nada… Sin
embargo, nosotros pensamos que en este terreno, todo pasa por la comunicación de una experiencia de bien y positividad que lleva una apuesta
como la nuestra, donde hay un sujeto real que crea cultura, una manera
diferente de mirar a la persona.
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ONG CESAL
EN PRIMERA PERSONA: EL SIGNIFICADO DE LA ACOGIDA
En estos ámbitos de trabajo se tiende a fraccionar a la persona, unos se
ocupan de la familia, otros de la escuela, otros del menor, pero la persona no tiene trozos, y abrazar al hombre en su totalidad es algo que nosotros también hemos aprendido, y esto es lo que nos une a los amigos
de CESAL.
Asimismo, desde hace un par de años ha empezado a formase un grupo
de voluntariado en torno a nuestra asociación, algunas son personas que
trabajan, otros son universitarios… que realizan actividades con niños en
centros tutelados, desde apoyo al estudio hasta actividades de ocio,
deportivas y culturales. Estas personas voluntarias nos cuentan que las
primeras agradecidas de hacer algo así son ellas mismas y que lo hacen
para que estos niños puedan experimentar, como nos ha dicho nuestra
amiga Claudia de Rumania, que son queridos hasta el fondo.
Familias para la acogida
Es una asociación de familias comprometidas de diversas formas en la acogida familiar:
adopción, acogimiento de menores, hospitalidad de adultos... Si bien las formas son diferentes, todas estas experiencias tienen en común la apertura del ámbito familiar para acoger a una persona desconocida en la vida cotidiana de una familia, compartiendo con ella
sus necesidades.
Familias para la Acogida nace en España en el año 1997, de un grupo de familias interesadas en la experiencia de Famiglie per l'accoglienza, asociación italiana constituida en
Milán en el año 1982, fruto de una circunstancia contingente que hizo que un grupo de
familias que vivían experiencias de acogimiento, al ponerse a trabajar juntos, comprendieran que una amistad estable constituye un lugar de diálogo y de dilatación de la propia humanidad que las instituciones no pueden aportar y un servicio a las demás familias.
De esta manera nace la asociación con un primer objetivo de construir ámbitos de amistad y de diálogo y en segundo lugar, casi como una consecuencia natural del primero,
para una profundización cultural de la experiencia, de modo que la riqueza vivida por
muchas personas fuera cada vez más consciente (es decir, ocasión para aprender las razones más verdaderas del gesto de la acogida) y además más capaz de comunicar nuevas
formas de socialización y, por tanto, más imitable.
La obra de la asociación es una fiebre de vida que actualmente reúne a más de tres mil
familias de todas las regiones italianas, y ha llegado también a Brasil, Chile, Argentina,
Irlanda, Suiza, Rumania y España. Actualmente, Familias para la Acogida está presente
en España en Madrid, Tenerife, Cáceres, Valencia, Barcelona, Córdoba, Sevilla y
Pamplona.
LA EXPERIENCIA
DE SER ACOGIDO
Ionel, 18 años, Rumanía.
(Carta escrita en el año 2004)
Me llamo Ionel y nací el 5 de mayo de 1989. Vivo en una casa de acogida, junto con otros 5 chicos y dos padres, con un alma tan grande
que han podido acoger -además de a su hijo- a otros chicos como yo sin
padres.
En septiembre de 2003 empecé la escuela: estoy en 4ª elemental y mis
lecciones preferidas son las de educación cívica, porque allí se habla
del comportamiento que los padres tienen que tener con sus hijos pero
también del comportamiento de los hijos hacia sus padres.
En mi tiempo libre ayudo en casa a hacer la limpieza e intento aprender a cuidar de mí mismo y de mis cosas, también me gusta leer libros
que me interesan.
Los domingos vamos a misa todos juntos, y por la tarde, después de
comer, paseamos y vamos al parque.
Durante la semana, cuando vuelvo de la escuela, voy a atletismo: me
gusta mucho correr porque así puedo moverme, y también me gusta el
salto de longitud, a través del cual puedes fortalecer los músculos de
las piernas.
El verano pasado fui al mar con los padres y con los otros chicos: ha
sido una experiencia fantástica. También me gusta mucho ir a la montaña y descender la ladera con un plástico.
La casa donde vivo se llama Edimar. Quería sólo deciros que he podido
constatar lo que significa una familia, tener dos padres que te tienen a
su lado, en su corazón.
Hay chicos que no conocen a sus padres, como es mi caso. Y yo me pregunto: pero a mí ¿Quién me ha hecho? ¿Estoy hecho, entonces, de
plastilina?
Por fortuna, con la ayuda de Claudia he venido a esta familia y Dios me
ha concedido un nuevo renacer.
También las familias de las otras dos casas han hecho lo mismo por
otros chicos y yo les agradezco todo lo que han hecho.
Ionel
Roger (Paraguay). Carta de despedida al director de la casa
Querido Pedro:
No soy muy bueno para expresar lo que siento, pero me gusta mucho escribirte. En estos
últimos tiempos nos volvimos muy amigos y lamento tanto que no fue así desde el principio… Tu amistad me ayudó a pensar de otra forma, tal vez no haya cambiado nada, me parece que soy como el día que llegué, pero algo ha pasado en mi, no sé explicar mucho.
No podré olvidar nunca lo que viví con ustedes, con Claudio, Giovanna y tantos más. Tengo
un poco de miedo al tener que partir, estando con ustedes me siento como una roca, pero
tengo que volver a mi casa, con mi familia, al mundo. En estos últimos tiempos con los permisos frecuentes que me concedían me he dado cuenta que el mundo de donde provengo es
muy fuerte, violento, parece que todo va en contra de mi ideal de joven, pero veo nacer en
mi una fuerza, una esperanza que empuja a vivirlo todo como un gran desafío.
La forma que me enseñaron a vivir es la que me gusta, es la que me conviene también, como
tantas veces me repetiste en la escuela de comunidad, de repente me siento corajudo. Ya
pasé mucha parte de mi vida tratando de ser vivo, de ser letrado, inclusive en la Casa seguía
con mi postura, pero así nunca gané nada nuevo. La forma de vivir de todos ustedes en la
Casa con los demás jóvenes me llegó mucho al principio, yo quería saber por qué estaban
contentos… cumplían su condena judicial, trabajaban 8 horas al día, tenían que estudiar,
había reglas que cumplir, además la escuela de comunidad que en aquel entonces me parecía
tan pesada que prefería trabajar mas horas para no escucharte, hasta que poco a poco, como
la gota sobre la piedra famosa que citas siempre, se me volvió interesante, pues iba entrando
en mi corazón de piedra y siguiendo en el tiempo me encuentro diferente, hasta se me volvió
como una profecía que me explicaba mi vida.
Ahora te cuento todo, no sólo porque ya tengo mi libertad, sino porque siento la necesidad
de contarte. Pensé varias veces en escaparme de la Casa y si no hubiera sido por tus palabras
en la escuela, que siempre iban dirigidas a mi, o por lo menos a mí me parecía que siempre
apuntaban hacia mi, yo ya no hubiera estado aquí. Pero ¿ves el milagro?, me quedé y ahora
salgo por el portón principal y, lo más simpático, volveré para hacer lo mismo.
Llegó el día que tanto soñé, pero me sorprendo que ya me encuentro libre, no sólo hoy, sino
desde hace tiempo, y mi ansiada libertad me dice "soy yo que quiero vivir".
Recuerdo el día que me dijiste que pidiera por mi cambio, ahora te cuento que siempre lo
pedí de verdad, y no me canso de hacerlo, y ojalá hoy que me voy me acompañe este deseo
porque todavía soy un bandido, un poco diferente, pero bandido en fin.
No termina mi deseo, quiero ser muy grande, tú me hiciste descubrir que soy alguien importante, pero quiero ser lo que soy llamado a ser. A lo mejor alguna vez me case y tenga familia y una responsabilidad grande, no sé… a veces pienso también que me gustaría tener tu
vocación, pero veremos, ahora estoy llamado a vivir la realidad, ya que tu mismo me insististe en ello y el resto se da como un regalo de Jesús. Y eso voy a hacer, viviré mi realidad,
quiero estudiar, luego trabajar y por ahí doy el paso del adulto, ya que tengo que superar la
adolescencia, a pesar de que da gusto.
Te quiero mucho y lo digo sin temor, lo que encontré con ustedes también estará allá donde
voy, solo que con otra apariencia y otros rostros, tengo poca fe para llamarlo por su nombre
pero vos me entendés.
Gracias por todo y hasta siempre. ROGER
Dianna, Kampala (Uganda)
Me llamo Dianna Nakajubi, y tengo 16 años. Yo esperaba vivir y no
morir como mis padres, pero yo también me estaba muriendo. ¿Qué
podía hacer? ¿Dónde podía llorar? Al mismo tiempo, yo deseaba ir a la
escuela pero no tenía el apoyo de nadie. Un día escuché por radio
Sapienza a gente que estaba dando su testimonio, gente enferma de mi
misma enfermedad. ¿Cómo era posible? ¡Hablaban de cómo habían dado
un puntapié al VIH, de cómo habían recobrado la esperanza! Me quedé
muy confundida pero recobré el coraje para ir a buscarles. Les encontré
y encontré también la esperanza de la que estaban hablando. ¡Encontré
un lugar donde poder depositar mis lágrimas! He vuelto a la escuela,
estoy recibiendo mis medicamentos y vivo en la Wellcoming House.
Estoy empezando yo también a dar un puntapié al VIH… Cuando llegué
aquí tenía 30 kilos pero ahora peso 60 kg. Me siento como en casa.
Patrick, Kampala (Uganda)
¡Alguien ha pagado nuestras tasas para ir a la escuela! Y pensamos:
esto si que es vida. Comer, ir a la escuela, pasar los exámenes, tener
un trabajo, un marido o una mujer, tener hijos, después, con el tiempo,
morir de viejos o por la enfermedad. Esta era la vida. Pero… ¿qué es
la vida al fin y al cabo? Algo que viene y va.
Pero un día, en este lugar alguien me ha mirado y me ha sonreído, me
ha sonreído a mí con una sonrisa de otro mundo. No podía entender su
interés por mí, pero se que me habría quedado allí horas y horas, sin
pensar volver a casa. Quiero estar con alguien que ame la vida. Soy un
huérfano, es verdad, pero no estoy aquí solo porque me pagan la escuela y me dan de comer, ahora estoy aquí porque alguien ama mi vida.
Aquí ahora puedo bailar porque la vida tiene un significado. Aquí hay
un sentido para todo, incluso para la muerte.
EL MILAGRO
DE LA HOSPITALIDAD
Apuntes de método
Asunción
Asunción –– Paraguay
Paraguay
La acogida: una compañía que cambia la vida
La verdadera contribución de todas estas experiencias basadas en el
método de la acogida, plasmadas a lo largo de este libro, es que abrazan de una manera total el ser completo de la persona, del niño o del
joven. La manera de hacerlo es proporcionarles un lugar al que pertenecer, donde puedan descubrir el valor y la dignidad de su persona.
Cuando el hombre se descubre amado, descubre su esencia, se vuelve
protagonista de su historia y por tanto de la realidad que le rodea, porque el deseo de felicidad del hombre es inagotable incluso en medio de
situaciones de pobreza severa o de enfermedad grave.
Esta manera de entender la relación con el otro, de entregarse completamente, abrazándolo desde el corazón, dejando que el otro entre en la
propia vida, es lo que Luigi Giussani denomina, en su libro "El Milagro
de la Hospitalidad" (1), la acogida completa del ser. Con el fin de extraer
de estas páginas unos criterios metodológicos y comprender objetivamente esta afirmación rotunda, hemos recogido una serie de puntos sustanciales de este libro para su reflexión en nuestro trabajo y nuestra vida cotidiana.
La gratuidad
No podemos "compartir", es decir, no podemos abrir nuestra presencia a
la presencia de otro, acoger la presencia de otro, si nosotros no nos sentimos acogidos, si no nos sentimos amados. Uno vive porque es querido,
existe porque es amado.
La acogida es un gran gesto con el que el Misterio se nos ha comunicado, lo que caracteriza la realidad de Cristo entre nosotros, el Misterio que
se ha hecho uno como nosotros, es la "gratuidad". Gratuidad, amor desinteresado, humanamente "sin motivos", sin ninguna "razón", sin razones
que la razón comprenda y explique, sin ningún derecho al que apegarse
o al que obedecer.
Me permito insistir en el valor de la acogida, porque su carácter global
expresa el carácter propio de la virtud más grande, a la que todos los
valores de la vida hacen referencia: la virtud de la caridad, es decir, del
(1)
Autor: Luigi Giussani Año de Edición: 2004 Editorial: Ediciones Encuentro
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amor gratuito, del amor que no nace y no se sostiene por un cálculo o
por una recompensa, aunque pueda existir una recompensa, pero no se
realiza por una recompensa. La acogida pone en acto la virtud de la
caridad, realiza al máximo la naturaleza del dinamismo humano como
imitación de Dios, es decir, lleva a cabo el ideal del amor.
ONG CESAL
EL MILAGRO DE LA HOSPITALIDAD
Abrazar la diferencia
La acogida es abrazar la diferencia, y por eso vale para todas nuestras
relaciones. Abrazar la diferencia es "perdonar", porque para abrazar
la diferencia antes hay que perdonarla. Acoger y perdonar: es lo mismo.
Perdonar quiere decir afirmar todo lo que hay de verdadero y de justo,
de bueno y de hermoso en el otro, más allá de su "inmundicia": el ser
del otro. Tu ser es más grande y más profundo, más importante que los
miles y miles de pecados que has cometido.
Dilatar la propia vida
Acoger a una persona, en el sentido pleno del término, quiere decir dilatar la propia vida hasta los confines de la vida de esa persona, dejarla
entrar en los confines mismos de la propia vida. No se trata de dar de
comer, de pasear una hora, de darle una cama para dormir: se trata de
dar de comer, de dejar una cama, de acoger durante una hora, de estar
atento cuando llora, cuando ríe, de estar atentos a sus necesidades, pero
exactamente igual que se hace por un hijo -la comparación es única-.
Por tanto, la acogida implica un abrazo completo, un interés completo.
Realmente en la acogida la fórmula "ama al otro como a ti mismo" se
aplica.
Disponibilidad total del corazón
La entrega que conlleva la acogida no debe tener como finalidad acallar un remordimiento (la necesidad del otro por el hecho de no prestarle ayuda), no debe tender a una satisfacción egocéntrica u orgullosa.
Con esta observación quiero decir que el valor de la acogida reside en
una generosidad que lo abarca todo, en una disponibilidad completa del
corazón.
Bucarest – Rumanía
Kampala – Uganda
La acogida: una compañía que cambia la vida
Si no fuera así, el individuo que acogiésemos sufriría fácilmente las injusticias, soportaría nuestros límites, estaría destinado a soportar los defectos de nuestro carácter (los soportará de igual modo, pero es diferente:
también nosotros sufrimos los defectos de nuestro carácter, pero no los
programamos).
En definitiva, la acogida es el fenómeno ético que mejor imita la relación
de Cristo con cada hombre. A Zaqueo -¡la de Zaqueo es mi página preferida del Evangelio!- Jesús no le dijo: "Mira, devuelve lo que has robado, sé bueno, no robes más", sino que le dijo simplemente: "Voy a tu
casa", es decir, me quedo contigo. La acogida es "estar con". Por eso
el moralismo es lo más anticristiano que existe. El cristianismo no nace
como predicación de virtudes, nace como acogida de una presencia.
Acoger el ser completo del otro
En cualquier caso digo que la acogida tiene valor si los márgenes en los
que se desarrolla, en los que está obligada a realizarse, no los ponemos
o programamos nosotros; puede existir una acogida de un minuto que sea
completa y una de cinco años que no lo sea. Es completa, por tanto, cuando uno acoge el ser completo del otro, su existencia completa, por tanto
cuando vive la caridad que Dios tiene con él, el amor de Dios hacia él,
cuando lo acepta y lo sostiene en todos los momentos de su vida. En definitiva, lo que hace que la acogida sea valiosa es la totalidad. Esta totalidad no es simplemente la materialidad objetiva, sino más bien la amplitud, la anchura del abrazo del corazón que no puede dejar de abarcar
completamente la presencia del otro.
"No os olvidéis de la hospitalidad; gracias a ella
hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles"
Hb 13,2.
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LA ACOGIDA: UNA COMPAÑÍA
QUE CAMBIA LA VIDA
Edita: CESAL, ONG de Cooperación al Desarrollo.
Coordinador: María García
Diseño: Teresa Ekobo
Imágenes: CESAL y Familias para la acogida
Imprime: Campillo Nevado, S.A.
Depósito Legal: M-18813-2007
CESAL Madrid
C/ Doctor Fleming, 50. 5º Derecha
28036. Madrid
902.242.902
[email protected]
Este libro se encuentra disponible en www.cesal.org.
Para solicitudes escribir a [email protected]
Año de Edición: Marzo 2007
Es evidente que los niños abandonados, y muchos adolescentes y jóvenes, sufren una fortísima necesidad de pertenecer a alguien. La ausencia de padres, la inestabilidad afectiva, el entorno de exclusión y pobreza adquieren la forma de
una herida que tarda muchos años en cicatrizar. Los proyectos que CESAL apoya en los países más desfavorecidos del
mundo, tratan de responder de forma sistemática a la necesidad que tienen estos niños y jóvenes de sentirse acogidos
para poder rehacer sus vidas e insertarse en la sociedad.
Las experiencias que aquí se relatan ponen de manifiesto
cómo es posible hacer un camino educativo en contextos tan
dramáticos como el de los huérfanos por el SIDA en
Uganda, los niños seropositivos abandonados en orfanatos
de Rumania o la realidad de los menores de los correccionales de Paraguay. A ellas, se suma la valiosa experiencia de la
asociación Familias para la Acogida, que desarrolla su actividad en el campo del acogimiento familiar, la adopción y la
hospitalidad en diferentes ciudades de España, respondiendo a un problema que une a las personas en todas las partes
del mundo: la necesidad de un abrazo sin límites.
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