la casa de las caras. el provencio (cuenca)

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PÁGINA 22 | LA CASA DE
LAS
CARAS. EL PROVENCIO (CUENCA)
LA CASA DE LAS CARAS. EL PROVENCIO (CUENCA)
E
scondida tras dos grandes árboles
se encuentra la casa de Esther
Mena. Es una casa grande, de dos
plantas y sótano. Destaca la fachada de piedra, que toma vida al pintarle caras a algunas de estas piedras y sobre todo
añadir otras, pintadas o no. Las caras forman un
variado y llamativo grupo de caras con expresiones
muy singulares, humanas, animales o híbridas.
Esther tiene 71 años y lleva pintando unos
20 años, desde la muerte de su marido. Pintaba las
piedras que recogía por el campo, a las que le buscaba y pintaba la cara para ponerlas en la pared.
Este impulso artístico le llevo a conocer e imitar la
obra de otros artistas vanguardistas, especialmente
la de Picasso, y a asistir a clases de pintura con profesores particulares. Las obras, como ella dice, “de
mi imaginación” tratan temas picasianos y folkloricos.
En el ámbito local destacan estas obras en
las que posteriormente introduce la arcilla, haciendo dibujos y pequeños relieves en ella. También trabaja el vidrio y la talla en barro. Este trabajo ya se
sale de la órbita margivagante, en la que sí entrarían las piedras. Lo que le dio la tardía vocación y se
convirtió en una obsesión, “ahora sólo pinto piedras, si se me acaban, cojo la bici y voy al campo a
por más”. Se dedica a cuidar a su hijo enfermo, lo
que le roba tiempo para dedicarse tan enteramente
a la creación.
La fachada está cubierta de piedras, no todas
pintadas, lo que la diferencia de otros tipos de construcciones de este tipo, como las casas de conchas.
La colocación no tiene orden lógico, las agrupaciones que se producen surgen al azar, espontáneamente, a la hora de colocarlas en la pared. Los grupos que se forman no suelen tener conexión con los
que los rodean. También destacan pequeñas pie-
dras alineadas y
sin pintar, que forman marcos o
cuerpos serpenteantes.
Los rostros
son muy variados:
desde expresiones
terroríficas
con
grandes bocas y
mucha expresividad a otras más humanas con grandes mofletes
rosas y miradas cruzadas. Hay también un personaje con turbante, Mahoma, que no sé hasta que
punto podía molestar a sus seguidores; un gato, un
búho, un animal caníbal de grandes mandíbulas
que se traga a otra piedra. Juega siempre con la
forma, la textura y el tamaño. Se trata de un gran
carnaval que se despliega por toda la fachada en la
que habitan todo tipo de personajes, cada uno de
ellos único, con su propio proceso de creación, su
propia historia. Conviven en un mismo muro, creando un universo fantástico a su alrededor, donde
el espectador se enfrenta a un mundo en el que es
él quien es observado.
El interior de la casa, pese a no ser tan
impactante, no pierde su encanto. Existe dentro un
horror vacui: las paredes no consiguen respirar por
la cantidad de lienzos, cerámicas, esmaltes, etc.,
que se dan cita. Algunos rincones también tienen la
decoración exterior, aunque de menor tamaño. La
relación con las casas de otros artistas también se
manifiesta.
¿Se trata pues de una creación margivagante? Tiene muchos puntos en común con este tipo de
creaciones. La artista en este caso comenzó a pintar en un momento concreto de su vida, una fecha
clave: la muerte de su marido. Este es un punto en
común con muchos de estos margivagantes (como
Justo Gallego, al ser expulsado del convento). A partir de aquí tuvo que cuidar de sus dos hijos, uno de
ellos enfermos, a los que divertía con las piedras.
Por tanto, también adquiere la dimensión de juguete y entra el rito del juego. También se puede añadir
que la materia principal, las piedras, han sido cogidas del campo. Ella decora su casa sin ninguna
intención comercial, para su familia, pero también
para cualquiera que pase por la calle. Su paso al
lienzo y a la cerámica es posterior a las primeras
piedras, por lo tanto es una manifestación en bruto,
antes de haber aprendido a pintar.
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PI NTA CO N
NOSOTROS
Es curioso el uso como marionetas que le
daba a piedras más pequeñas, introduciéndoselas
en la manga y asomando sólo la parte pintada.
Estoentraba en el rito de la creación de la
piedra, en origen con sus hijos, cogiendo las piedras
por el campo, imaginándoles las caras y pintándola
posteriormente. Para completar el rito del juego faltaba usarlas como marionetas-máscaras y colocarlas en la pared.
Hay que tener en cuenta que la curiosidad de
pintar las piedras le llevo a aprender a pintar y a
practicar varias técnicas. Además, es una obsesión
que le hace no parar en todos estos años. Sus obras
que durarán mientras Esther viva, porque están creadas para un universo fantástico que acompaña en
el día a día a sus habitantes.
Por tanto, se trata una creación hecha por y
para el artista, para la casa, sus habitantes y los
transeúntes. Tiene también uso lúdico, le llegó a
obsesionar y es un material común. Todos estos
motivos asocian a Esther con los creadores margivagantes. Una obra sorprendente, fantástica, que se
ha ido ampliando con el tiempo y que, de momento, no acabará. Aunque algunas piedras no sean
colocadas al exterior, siempre quedará un lugar
entre cuadros y cerámicas para colocar unos nuevos ojos vigilantes.
Tomás Aguado Millán
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