Los Cielos Abiertos Día 16 de 100 Días: leer: Efesios 1:3-6 Yo estoy disciplinado en mi búsqueda de Dios. Trato de tener un tiempo consistente en la Palabra y en adoración. Cuando trabajaba en el centro de Houston, algunos días me subía al camión desde mi casa que era la parte norte de la ciudad. Me levantaba de mañana y adoraba de 5 AM a 6 AM y me sentía abrumado por la presencia de Dios. Entonces me preparaba y tomábamos el autobús de las 7 a.m. En el camino al trabajo, me ponía a leer el libro de Efesios. Acababa de empezar cuando llegaba a Efesios 1:3-6: Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo. Incluso antes de haber hecho el mundo, Dios nos amó y nos eligió en Cristo para que seamos santos e intachables a sus ojos. Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. De manera que alabamos a Dios por la abundante gracia que derramó sobre nosotros, los que pertenecemos a su Hijo amado Empezaba a alabar y dar gracias al Señor por haberme escogido antes de la fundación de la tierra. Los cielos se abrían. Podía ver todas las bendiciones que Dios había puesto en el futuro para mí. También podía ver las bendiciones que estaban allí de las generaciones anteriores para mí y que nunca fueron tomadas y las bendiciones que el Señor tenía para mis hijos que iban a venir. De repente, el Señor comenzó a derramar fe en mi espíritu, era como si un embudo se extendía desde el cielo a través del autobús. Yo no me podía contener, por lo que grite: "¡Aleluya!" Las personas que me rodeaban sobresaltaban. Pensaba dentro de mí: Ciertamente ellos, podían ver y sentir lo que veía y sentía. Le dije: "Señor, estoy tan lleno de fe, que no sé qué hacer." Él me dijo, "Dáselos a cada uno de los que estan sentados a tu alrededor." Le pregunté a una señora que estaba sentada frente a mí sí tenia una necesidad y si podía orar por ella. Ella comenzó a compartir sus problemas. Entonces supe lo que significaba la oración de fe.