TRABAJO FINAL GRAP VI UNIVERSIDAD NACIONAL DE MAR DEL PLATA Facultad de Psicología Comisión 8 Alumno: Cristian Ziallorenzo Coordinadora: María Inés Caldevilla Año 2013 Correcciones: La profesora señaló que no se debe confundir grupo operativo con el grupo de reflexión, como sucedió en este informe en la parte teórica. “Pensar, siempre es pensar en grupo.” (Pichón Riviere) Comencé el año con una actitud espontánea y abierta, dispuesto a debatir temas psicológicos y vivenciales de distinto tipo, con una postura reflexiva y crítica. Las experiencias anteriores de Grap me habían permitido comenzar a desarrollar la actitud flexible, la escucha activa, la implicancia subjetiva y la atención flotante. A su vez aspectos propios como la búsqueda de creatividad y la necesidad de aprovechar constructivamente las instancias me hacían sentir obligado a participar de forma explícita, proponiendo temas de reflexión en aquellos silencios iniciales que se daban en los encuentros y que interpretaba improductivos, rompiendo de vez en cuando el hielo al principio de la clase y otras veces intentando que sean otros los que tomen esta actitud. El grupo se fue conformando de forma lenta, las caras lentamente comenzaron a resultar familiares, y también los roles y voces distintas que emergían aportando matices diversos a los temas de discusión. Con respecto a esto podemos diferenciar voces más tímidas, más enérgicas, más duras, más interrogantes, más afirmativas, más confrontativas, otras más suavizantes, y hasta pude reconocer voces en silencio, todas ellas aparecieron en nuestra comisión. Siento que mi voz la alzaba para poder instalar un tema interesante para reflexionar. Busqué producir pensamiento y revisarlo constantemente, aprovechando tener compañeros en similares condiciones de preparación académica con quienes debatir, y a su vez posicionar mi pensamiento en cada ocasión, encontrando una receptividad a la emergencia de mis interrogantes y opiniones. Fue de mi satisfacción que los temas este año estaban más encausados en temáticas relacionadas con el posicionamiento profesional, con las distintas adhesiones o no a las líneas teóricas disponibles en la carrera, a suficiencia o no de las herramientas adquiridas, a posicionamientos éticos y técnicos frente a distintitas situaciones profesionales o no, al vínculo entre el rol profesional y el rol personal en la vida y con perspectivas y posicionamientos frente a determinadas situaciones de lo cotidiano. Frente a estos conjuntos de ejes que abordábamos, los debates estaban cargados de teoría, que anexábamos de forma natural como herramienta para el intercambio. Se articulaban conceptos técnicos disponibles en nosotros al contenido de lo expresado, lo que le dio un nivel académico al objetivo técnico de este espacio. Algunos compañeros fueron dejando la asignatura, y otros aumentaron su protagonismo en la escena, hasta el punto de presentarse confrontaciones que yo expectaba entusiasmado, porque interpretaba una carga emocional exagerada en diferencias que veía mínimas, en los roces de pareceres. Visualizaba sobre esto, mientras sucedía, el momento donde ellos, según creo, van a realizar un “insigth” de lo vivido, momento donde se comprende exactamente lo que estaba sucediendo, debido a una reorganización perceptual de la situación, como las que se han provocado en mí. Cuando uno no puede disociar la reflexión técnica del terreno imaginario del yo, es decir cuando uno no tiene una distancia yoica de lo que exterioriza en lo que habla en GRAP, se tiende a la susceptibilidad, y se puede interpretar el discurso del otro como ataque. Aquí tiene un papel destacable el concepto de Transferencia, que aporta el Psicoanálisis, porque puede suceder que ese otro con el cual estamos, por ejemplo discutiendo, sirve de figura simbólica de proyección, reactualizando en él modalidades vinculares respectivas a vínculos pretéritos, y desplazando afectos desde esos vínculos a la persona actual. El contenido teórico de la carrera articulado con la práctica, y el “training” vivencial que brinda GRAP, posibilitan detectar ese tipo de situaciones y clarificarlas por dentro, para comprender lo que está pasando y actuar en consecuencia, alejándose de las determinaciones transferenciales. El entusiasmo que me impulsaba y esa motivación se debía a los temas-contenidos y a la forma que teníamos de abordarlos, que según mi experiencia tuvo grandes frutos, siendo prueba de ello el movimiento cognitivo que conllevaron, y como consecuencia la auto-re-definición personal y la trasformación subjetiva. Existía un clima de respeto, de curiosidad por la opinión del otro, de buen recibimiento de la palabra. La palabra de cada uno de los integrantes se tomaba como la propia, en la metonimia de significación que se desplegaba en cada encuentro, en un punto se indiferenciaba qué era lo que traía uno y que era lo que era del otro, ya que funcionábamos como un aparato psíquico grupal, concepto que refiere René Kaes, para el cual existe lo que llama una Grupalidad Psíquica, y que a su vez parte de la intuición de D. Lagache, que “la vida interior es en muchos aspectos un capítulo de la dinámica de los grupos”. El aparato psíquico para estos autores está estructurado como un grupo. De lo que se puede extraer también que las voces dialécticas de los compañeros de GRAP y sus sentencias conforman huellas mnémicas que resonarán luego en la dimensión intrapsíquica, En lo personal pienso que lo que se evidenció y pulsó centralmente este año en torno a las temáticas recurrentes tuvo que ver con un deseo de posicionarnos ya en el rol. El estudiante que todavía somos ya está en un nivel avanzado y nos espera en cada vez menos tiempo el ejercicio de esta ciencia en el afuera académico, lo que suscita la ansiedad y el cuestionamiento de la suficiencia de la formación alcanzada. Los saberes adquiridos hasta esta etapa han tenido efecto en la calidad de las aportaciones de cada uno de nosotros, mezclados con el estilo de personalidad individual y el progresivo posicionamiento profesional, en la posición de estudiantes. Las dificultades, fracturas y contradicciones actuales en la adquisición de ese saber al que estamos accediendo pueden haberse manifestado en el grupo en un sentimiento de inseguridad, y en las dudas y miedos que se reflejaban en los contenidos tratados. Sobre la dinámica observé que cuando entrábamos a la clase nos ubicábamos en círculo, como es indicado en esta materia, y la sensación era de no reconocer exactamente quién era cada uno individualmente, por separado, sino de entrar en “el círculo”, difuso, indeterminado. Respectivo justamente a esto Bion señala que, al estar en grupo, el adulto experimenta una regresión, vive la sensación de pérdida de su particularidad. El grupo es vivido como una instancia unitaria, no equiparable a la suma de las personas que la componen y su bsume a sus miembros en una situación similar a la despersonalización. Esto lo pude ver en esa sensación de “entrar al círculo” y en un punto de dejar de ser el yo cotidiano, para ser un componente de bordes yoicos difusos, afectado en mi acción y pensamiento por la grupalidad psíquica gestada. Con respecto a esa actitud que tuve, la defino como “expectante” ante lo que se generaba en el intercambio, y considero que he participado muy activamente, hasta el punto de sentir que tenía que controlar mi intervención para no solapar otras posibles voces que busquen expresión. Aporté contenidos y me vi atrapado por lo que aportaban otros, que han despertado en mí ideas nuevas, líneas posibles de cuestionamientos nuevos y perspectivas innovadoras con respecto a las que disponía. Por otro lado, vivencias personales introdujeron sesgos a mis comentarios, a mi orientación de los temas circulantes, metaforizando en el polo técnico cuestiones de la esfera personal (afectos latentes) que en el momento me estaban movilizando. Pero pienso que el GRAP es un espacio que recibe a un sujeto multideterminado y uno debe hacer el trabajo de inscribirse en el plano de la palabra grupal, y en ese movimiento, el que participa de este espacio, aprende a transformar algo de la experiencia subjetiva singular en un material a trabajar desde un abordaje crítico y con el objetivo de la re-significación productora de conocimiento colectivo. De lo propio singular, hacia la temática psicológica que nos convoca a todos, esa es la dirección del trabajo en esta instancia académica. Un desplazamiento de lo personal a lo profesional se puso en marcha en mí aquí. Podría decirse, un posicionamiento progresivo en el rol, partiendo de las bases que lo constituyen, con habilidades elementales de este actor social que es el Psicólogo, como la demora en la interpretación, la escucha sin prejuicio, la tolerancia a lo difuso y amorfo del discurso del otro, entre otras. Se define a esta asignatura como una práctica de aceptación de la demora, de la disociación instrumental, de la capacidad de escucha, de observación, de significación, de formulación de hipótesis sobre el acontecer grupal, de aceptación del disenso, de reconocimiento de roles y de trabajo introspectivo. Haciendo una autocrítica puedo decir que, hasta el día de hoy, me cuesta la habilidad de tolerancia a la demora, me refiero a que al inicio de cada encuentro de Grap, en este año, al observar que no surgían rápidamente temas de conversación, que el grupo tardaba en comenzar a hablar, que luego de la frase de la coordinadora: “Bueno, podemos empezar…” se producía un largo silencio, y no se disparaba gesto o intención de iniciar una reflexión, yo, inflexiblemente y casi obligatoriamente tomaba el lugar de iniciador del debate, proponiendo una situación dilemática y una hebra conceptual para deslindar, una inquietud para procesar y pensar. Detecté esta actitud compulsiva gracias a la situación grupal que propone la asignatura y la cual me he propuesto modificar. Sobre el segundo punto, la disociación instrumental, más allá de las conductas de mis compañeros, observo que no se juega en mí una susceptibilidad emocional significativa, sino que me desprendo de mi actuar cotidiano para involucrarme en el lugar que el encuadre demanda, en este caso de estudiante-alumno dispuesto a la reflexión crítica, lo que reduce la posibilidad de afectarme personalmente por lo que en el grupo circula, los tratos y actitudes con las que otros se dirijan hacia mí y por la carga emocional que invisten. Así, la ofensa entonces es difícil de provocar. En ese sentido me disocio suficientemente, lo que tomo como una virtud personal que he desarrollado, ayudado por la carrera. Reconocí en este recorrido que me cuesta escuchar sin intervenir, sin ser partícipe activo explícito, y no hubo encuentro de Grap en todo el año donde pueda guardar silencio durante la duración del mismo. Sobre mi posicionamiento pienso que no pude despegarme de un rol constantemente activo y enérgico, para darle lugar al silencio, que a veces funciona como bisagra de los sentidos. Mi autoimagen condiciona mi conducta cuando me hace cargar con la consigna de ser productivo y hacer fructífera una situación social, lo que en consecuencia deviene en buscar el conocimiento quizá de una forma precipitada e impulsiva. Haciendo este informe es donde me doy cuenta de esa insistencia, y conforma otro punto a tener en cuenta para mi formación y mejorar, porque en ciertos momentos de la práctica profesional hay que poder sostener la figura de observador no participante, para registrar silenciosamente lo que va ocurriendo, sin ser el director de la escena. Mi propósito insistente fue de forzar la aparición de la palabra, donde inicialmente existía silencio, por lo que haciendo una evaluación, me pregunto el porqué de mi presión a ocupar ese lugar y concederme ese derecho. Me gusta ocupar un lugar importante, pero ¿no será esto para reforzar mi narcisismo en vez de para realizar un aporte significativo al grupo? Son preguntas que este autoanálisis me invita a proponerme pero ya exceden el territorio que este trabajo exige. Lo que doy cuenta gracias a la experiencia de GRAP es que de la esfera personal a la profesional hay una línea fina y difusa, lo que advierte de un peligro que ya grandes autores remarcaban, y he aquí la necesidad de ser un terapeuta en terapia, es decir, de estar bajo análisis por otro profesional, siempre en supervisión, porque es muy fácil que lo imaginario y latente entre en nuestra tarea técnica y la perjudique, cuando no están suficientemente armonizados estos “polos” de funcionamiento. Las imágenes inconscientes de uno mismo tienen una dimensión realmente efectiva, como visibilizó el fundador del psicoanálisis, y uno debe poder acceder a su devenir consciente para que no determinen direcciones indeseadas en el ejercicio profesional futuro, y provoquen una inflexibilidad de las modalidades vinculares. Esta asignatura nos permitió tener una muestra ejemplificativa de las dificultades que uno puede atravesar en el ejercicio de esta profesión, y revocar desde ya tendencias erróneas de comportamiento, como las que cité hace un momento, sobre todo la de monopolizar roles, en mi caso. Pienso que en el transcurso del conjunto de los GRAP de la carrera he comenzado a desarrollar el perfil que se exige al carácter del Psicólogo y del conocimiento de aspectos intrasubjetivos que son fundamentales para la práctica, sobretodo clínica. Por ejemplo la capacidad de llevar las conversaciones a un plano general abstracto, menos subjetivo o cargado emocionalmente, para pensar temáticas a distancias diferentes de mi yo, para comenzar a abstenerme de mi tendencia pragmática utilitaria y realizar todo esto motivado más por curiosidad u objetivo técnico. El Anudamiento Grupal: Los miembros de GRAP, y de todo grupo, deben cooperar y complementarse para lograr las tareas, por lo tanto, tienen que vencer las dificultades que tengan para lograr un, como diría Ana María Fernandez, “nudo grupal”. Señala esta autora sobre el Nudo: “Esta característica de los procesos identificatorios de un numero numerable de personas donde los cuerpos se hacen discernibles, afectados unos y otros a juegos de mirada, establece las condiciones para la organización de redes identificatorias y transferenciales. Tal peculiaridad identificatoria en red hace del pequeño grupo un nudo. Nudo que se constituye en las alternancias de enlaces y desenlaces de subjetividades. Se propician, de tal modo, singulares anudamientos y desnudamientos que orientan al pequeño colectivo por los avatares de sus producciones, institucionalizaciones y disoluciones”. En el atravesamiento de esta experiencia es posible desde mi parte reconocer los momentos donde tuve la sensación de que realmente habíamos “formado nudo”, porque fue posible sentir durante el año estar en una red de participación grupal donde lo que cada uno trasmitía era bien recibido y tomado como material para la construcción colectiva. Cuando uno hace mención a lo que mencionó otro se detecta que los individuos ya son “numerables” y es reconocido ese micro-social nudo vincular. El dispositivo de reflexión GRAP como “Grupo Operativo”: Desde las teorizaciones dentro de la Psicología de los Grupos que ha realizado Pichón Riviere se ha desarrollado el concepto de -Grupo Operativo-, que es justamente la modalidad de grupo que se busca lograr en el espacio de GRAP, porque consiste en una forma de trabajo que hace énfasis en la relación de los integrantes del grupo con la tarea. En tales grupos, sus miembros deben aprender a pensar colectivamente. Pichón Riviere entiende que “un grupo es un conjunto restringido de personas que, ligadas por constantes espacio temporales, el cual, articulado en su mutua representación interna, se propone en forma implícita y explícita una tarea que conforma su finalidad, interactuando a través de complejos mecanismos de asunción y adjudicación de roles.” Se parte de la premisa de que necesariamente, para aprender a pensar, el individuo necesita del otro, ora con su presencia, su discurso, su diálogo, u otras formas de expresión posibles. La preocupación es abordar a través del grupo, centrado en la tarea, los problemas de la tarea, del aprendizaje y los problemas personales relacionados con la tarea. Lo que se trata de realizar es un aprendizaje de carácter grupal. Esto se realiza en grupo con las implicaciones personales que van incluyéndose en el proceso. El grupo centrado en la tarea es aquel que apunta a puntos de urgencia que van a ser operativos de acuerdo a una configuración especial del grupo. A su vez subyace en su dinámica aquello que se denomina “lo implícito” o “latente”. Tarea Manifiesta y Tarea Latente: Durante este año se pudo observar claramente los dos tipos de fenómenos grupales llamados la tarea manifiesta y la tarea latente. La tarea manifiesta es la que representa los propósitos u objetivos explícitos del grupo, que en nuestro caso tenían que ver con la reflexión en el campo de la Psicología. Desde este enfoque, la tarea latente, no puede ser definida global o universalmente, ya que estará directamente relacionada con el proceso de transformación que se de en cada grupo a lo largo de su proceso grupal. Es en la tarea latente donde se juegan los procesos afectivos, goces y síntomas de cada uno de los individuos que forman el grupo. Es todo lo que no va a poder manifestarse explícitamente (debido a que no son parte de la tarea manifiesta que fue definida) como las rivalidades imaginarias, los odios secretos, los sentimientos de pasión inconfesables, etc.; todos los procesos que siempre van a ser parte de los vínculos interpersonales, pero que no son parte, directamente, de la tarea grupal. Pude identificar esto en mí, en un conjunto de afectaciones frente a este grupo que fueron implícitas, que tuvieron que ver con mis fantasías, con mis sentimientos reprimidos, con lazos imaginarios, con transferencias y contratransferencias que actué inadvertido. Las relaciones que se dan en cada grupo entre la dimensión de la tarea manifiesta y la dimensión de la tarea latente, son complicadas y cambiantes; en algunos casos van a coincidir y en otros van a oponerse. Hasta la tarea latente puede bloquear o impedir la realización de la explícita, si no se conforma la armonía necesaria entre las mismas. En el caso de nuestro grupo puedo notar que en ningún momento las tensiones emocionales que hayan surgido impidieron completamente continuar un perfil reflexivo grupal en las clases, pero sí el alcance intelectivo y conceptual estuvo condicionado en momentos por aspectos emocionales, tanto conscientes como inconscientes, como por ejemplo disputas entre compañeros cuando se generaron diferencias. El objetivo del grupo operativo no es combatir o eliminar la a tarea latente, sino más bien que la observación y análisis del grupo se vean enriquecidos por ella, y el rol del coordinador va a ser guiar a los miembros del grupo a reconocerla y a hacerse cargo de esta, sin que aparezcan síntomas como consecuencia de ella. Sobre esto último considero que la coordinadora generó devoluciones donde según mi parecer, identificaba lo que estaba funcionando de forma latente en nosotros, y que formaba puntos de convergencia donde focalizábamos, en las reuniones, que tenían que ver muchas veces, en nuestro caso, y a esta altura de la carrera, con miedos, inseguridades, y ansiedades, la mayoría de las veces. Recuerdo que en un encuentro se tocó de forma directa el tema de la muerte, lo que implica que aspectos emocionales de una carga afectiva muy importante se pudieron articular con un trabajo intelectual grupal, pero que tuvieron su presencia de una forma notable. Fue la coordinadora la que en ese encuentro, con su devolución, me hizo ver que quizás tocar un tema como la muerte tiene que ver con el latente temor a no poder ser un profesional omnipotente, siendo que esto tiene que ver con “El Complejo de Castración” que plantea Freud con respecto al Edipo, y según cómo éste es atravesado, determinará posteriormente la relación del sujeto con los límites. Limites en su alcance profesional y límites biológicos como la muerte física. Fantasmas estos, que operaron desde el “polo imaginario”. A lo largo del año fue influyente el impacto de la deserción de una cantidad considerable de compañeros, algunos que advirtieron la causa al grupo y otros no, lo que me hizo tomar al grupo como más íntimo, con mayor acogimiento de un metalenguaje y un código común, y podría decir más familiar. Paul Watzlawick refiere en su teoría de la comunicación a una dimensión de ésta que define como Analógica, constituida no por lo que se dice, sino por el cómo se dice. En nuestro grupo este metalenguaje era posible porque en los lazos comunicacionales se leía entre líneas lo dicho, gracias al “cómo se dice” (comunicación analógica), donde se decodificaba más información que la directamente extraíble por alguien ajeno al grupo. La coordinadora de este grupo se me representa como un personaje reflexivo, que contribuía a impulsar lo que era charla hacia lo que era reflexión, y que se apasionaba tanto como nosotros cuando llegábamos a un nivel de discurso digno de personas que están estudiando seriamente esta ciencia, y que hacía aportes importantes en momentos importantes, junto con su feedback final que nos entregaba como cierre de cada encuentro y que colocaba condecorando los logros y avances que hacia el grupo. A veces la he sentido una compañera más reflexionando con nosotros, pero su rol tenía un plus que era de reorientarnos siempre a los objetivos propuestos, y funcionaba como guía y estructura fundante y sólida para “subirnos” a la tarea del GRAP, viernes a viernes. Por otro lado, quisiera mencionar que siempre nuestra herramienta fundamental es la palabra, porque disponemos de la posibilidad de participar desde diferentes lugares y con distintos recursos de comunicación, por ejemplo con lo que se vuelca en este trabajo, que vendría a funcionar también como lugar de expresión de lo vivido y como conclusión, pero lo que le daba verdadera dinámica al grupo era la implicación participativa en romper el silencio propio (las defensas y la ansiedad paranoide) y presentar-se una visión, una idea, una revisión de concepto, un interrogante, una inseguridad, una certeza, pero siempre, en definitiva, con el instrumento de la voz, una palabra, que se alza vía proceso secundario y teje de lo difuso e imperceptible, una posibilidad concreta, captada de lo amorfo en ese instante. Esto lo traigo para decir que este instrumento humano por excelencia, los integrantes de lo que fue el GRAP 4 de esta comisión, lo hemos usado en mayor o en menor medida, y en calidades diferentes y para objetivos diferentes, atravesado por distintas emociones y apuntado a múltiples fines. La palabra es nuestro instrumento, logramos en la vinculación de nuestras voces generar un espacio crítico, y por mi parte, bien aprovechado para depositar una demanda singular, que no por casualidad coincidía con la propuesta académica. Uno a la facultad entra viniendo de una situación cotidiana, diaria, de dinámicas propias, y debe insertarse en una dinámica establecida por la institución, y entra específicamente a GRAP, que tiene un encuadre sumamente definido, y adapta su personalidad y deseos y los debe amoldar a esta situación que tiene ciertas pautas. La personalidad en este trabajo que uno realiza tiene un papel central y no son invisibles sus manifestaciones. En mi caso me confieso que percibo cierta sobre-adaptación a este ámbito, y una impulsividad y ansiedad que me caracterizan para la realización de la tarea que en este espacio se propone, y pude explayarme en este trabajo sobre las consecuencias concretas que tuvieron estos aspectos en mi quehacer grupal. Bion considera a la situación de grupo como un movimiento permanente entre una actividad transformadora de la realidad y una tendencia a la regresión al servicio del Principio del Placer. Los grupos constituyen una herramienta eficaz para una tarea organizada, enfrentándose simultáneamente a la irrupción de la fantasmática psíquica más primaria. GRAP en el caso de quedar cristalizado en puntos fijación pulsional perdería el rango intelectivo y crítico en la dinámica de sus discusiones para pasar a la búsqueda de un equilibrio homeostático perjudicial, contrario al aprendizaje y la producción de conocimiento. Esto según interpreto no sucedió en nuestro trabajo grupal anual. Como conclusión destaco que la experiencia de los GRAP en mi carrera de Licenciado en Psicología, que está finalizando simultáneamente con la entrega de este trabajo, ha hecho aportes fundamentales para mi formación, porque fue una verdadera práctica en relación a aspectos intrasubjetivos que uno conoce de sí gracias a la misma, y que son importantísimos de manejar en toda relación vincular, son habilidades nuevas para el contacto con Otros, son habilidades estrictamente humanas para el quehacer en lo humano, porque desarrollar virtudes como la escucha activa, o la tolerancia de las diferencias no nos competen solo como Psicólogos, sino ya como Sujetos Sociales. Bibliografía: - “El Proceso Grupal”. Enrique Pichón Riviere. Del Psicoanálisis a la Psicología Social. - “La construcción del Universo”. Paul Watzlawick. - “El Campo Grupal”. Ana María Fernandez. - “Teorías sexuales infantiles”. Sigmund Freud.