FRAUDE TENTATIVA.- Está probado el fraude en grado de tentativa

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1402. Primera Sala. Sexta Época. Apéndice 2000. Tomo II, Penal, P.R. SCJN, Pág. 660.
FRAUDE TENTATIVA.- Está probado el fraude en grado de tentativa, si de las constancias
de los autos del proceso aparecen elementos bastantes que permiten aseverar, sin lugar a duda
alguna, que el acusado realizó actos tendientes a engañar a capitalistas extranjeros o a
aprovecharse del error de los mismos, actos al través de los cuales pretendió hacerles creer
que estaba autorizado por el Gobierno de México para propalar con ellos el negocio relativo a
la explotación de petróleo en zonas amparadas por concesiones confirmatorias. Y si bien es
cierto que el ofendido supeditó el pago de las comisiones pactadas al otorgamiento del
contrato por el Gobierno de México, también es verdad que tal circunstancia no excluye la
existencia del segundo elemento del delito de fraude en grado de tentativa, consistente en que
el reo persiguiera -con su actividad engañosa-, hacerse ilícitamente de una cosa o alcanzar un
lucro indebido. La estipulación de referencia sólo demuestra que el ofendido, no obstante las
múltiples seguridades que se le habían dado respecto a que el Gobierno Mexicano celebraría
el contrato con la compañía petrolera, tuvo alguna desconfianza y quiso proteger los intereses
de los capitalistas norteamericanos que representaba. No cabe, por tanto, que el acusado
esperara alcanzar un lucro lícito al través de un contrato que sabía que no podría tener
realidad y para cuya consecución no efectuaba gestión alguna; y debe también descartarse,
por absurda, la posibilidad de que el acusado estuviera engañando a los petroleros
norteamericanos sin la pretensión de lograr un lucro, simplemente por divertirse o como
pasatiempo. En consecuencia, es de estimarse que la actividad engañosa del inculpado sólo
podía estar dirigida a la obtención de un lucro indebido, el cual podía lograr no sólo
exigiendo anticipos de comisiones, sino también valiéndose de otras maniobras. Y si el
abogado de los inversionistas estadounidenses, por su desconfianza, tomó precauciones que a
la postre vinieron a impedir ese indebido lucro, ello no destruye la tentativa de obtenerlo por
parte de los acusados y tan sólo explica la falta de consumación del delito de fraude. Por otra
parte, aunque en la sentencia de segunda instancia no se sostiene que los hechos ejecutados
por el reo hubieran puesto en peligro al ofendido, según aquél lo asevera, es claro que el
interés económico de los inversionistas estadounidenses sí estuvo en peligro, por cuanto a
que el inculpado ejecutó actos directamente encaminados a engañarlos para lograr un lucro
ilícito, el cual pudo haber conseguido de no haber tomado el ofendido las precauciones que a
la postre vinieron a impedirlo.
Amparo directo 2608/56.-Pedro del Villar Arcaraz.-8 de noviembre de 1958.-Unanimidad de
cuatro votos.-Ponente: Rodolfo Chávez S.
Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen XVII, Segunda Parte, página
194, Primera Sala.
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