LOS SALUDOS DE JEHOVA Cuando Dios empezó a crear, siendo

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LOS SALUDOS DE JEHOVA
Cuando Dios empezó a crear, siendo El eterno y estando en la eternidad,
Dios hizo todo en una perfecta armonía y veía que todo lo que El estaba
haciendo era bueno y lógicamente no hizo la creación para después
empezar a buscarle defectos, porque Dios lo que siempre a deseado para
nosotros como Su creación y más aún, después de habernos constituido
Sus hijos; es hacernos el bien, bendecirnos desde el principio de nuestra
existencia. En el libro de Génesis podemos ver que cuando Dios hizo al
hombre, habían transcurrido cinco días y al hombre lo hizo al sexto día:
"Y dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó
Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó
noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día. Entonces dijo Dios: Haya
expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo
Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión,
de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la
expansión cielos. Y fue la tarde y fue la mañana: el segundo día. Entonces
dijo Dios: Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y
que aparezca lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco tierra, y al conjunto
de las aguas llamó mares. Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: Produzca la
tierra vegetación: hierbas que den semilla, y árboles frutales que den fruto
sobre la tierra según su género, con su semilla en él. Y fue así. Y produjo la
tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su género, y árboles que
dan fruto, con su semilla en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.
Y fue la tarde y fue la mañana: el tercer día. Entonces dijo Dios: Haya
lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y
sean para señales y para estaciones y para días y para años; y sean por
luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue
así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para dominio
del día y la lumbrera menor para dominio de la noche; hizo también las
estrellas. Y Dios las puso en la expansión de los cielos para alumbrar sobre
la tierra, y para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las
tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y fue la mañana: el cuarto
día. Entonces dijo Dios: Llénense las aguas de multitudes de seres
vivientes, y vuelen las aves sobre la tierra en la abierta expansión de los
cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que
se mueve, de los cuales están llenas las aguas según su género, y toda ave
según su género. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo:
Sed fecundos y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y
multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y fue la mañana: el quinto
día. Entonces dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género:
ganados, reptiles y bestias de la tierra según su género. Y fue así. E hizo
Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género,
y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era
bueno. Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las
aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil
que se arrastra sobre la tierra. Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a
imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les
dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced
dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser
viviente que se mueve sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí, yo os he dado
toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo
árbol
que
tiene
fruto
que
da
semilla; esto os servirá de alimento. Y a toda bestia de la tierra, a toda ave
de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra, y que tiene vida, les he
dado toda planta verde para alimento. Y fue así. Y vio Dios todo lo que había
hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y fue la
mañana: el sexto día."
Génesis 1:3­31
Notemos que al sexto día cuando Dios hizo al hombre, ya existían animales
del campo, del mar, aves, etc., y las bellezas que Dios ha creado son para
que en determinado momento de nuestra vida, nos gocemos de las
maravillas que salen de Sus manos. Por ejemplo: si bajamos a bucear en el
mar, podemos encontrar peces con un colorido espléndido que los creó
para que cuando llegará el momento; nosotros pudiéramos disfrutar de la
belleza que El ha dejado. Dios ha creado maravillas a nuestro alrededor
para que sean de gozo a nuestra vista y nuestro ser integral, pero también
debemos tener cuidado porque así como dejó peces para que fueran un
deleite a nuestra vista, así como dejó el fruto de los árboles del campo para
que fueran de nuestro buen paladar, también dejó que la amapola saliera
de la tierra del campo, de la cual no debemos hacer el uso que muchas
personas hacer destruyendo su cuerpo y su vida. Debemos tener cuidado,
debemos tener un equilibrio en todo momento porque Dios no ha pensado
en hacernos el mal en ningún momento de nuestra vida, sino por el
contrario, El está continuamente buscando la forma de bendecirnos, El está
de continuo haciéndonos el bien, El desea que seamos felices que estemos
en armonía con El todo el tiempo y lógicamente entre nosotros. Por eso es
que Cristo vino a romper con toda cadena de maldad y destruir las obras
del maligno para que seamos felices con nuestra familia.
"Hijos míos, que nadie os engañe; el que practica la justicia es justo, así
como El es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo
ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este
propósito: para destruir las obras del diablo."
1 Juan 3:7­8
No olvidemos que si Dios está de continuo buscando hacernos el bien, el
mal que pueda venir a nuestra vida no vino a espaldas de Dios y como
consecuencia, ese mal, esa enfermedad, esa preocupación que ha llegado
a nuestra vida, tiene un propósito debidamente definido en nuestra vida,
porque escrito está en el libro de Isaías que aunque pasemos por el fuego,
no nos quemaremos; pero notemos que si dice que aunque pasemos por el
fuego no nos quemaremos, eso significa que veremos el fuego de la prueba
muy cerca de nuestra vida o que tendremos que atravesarlo, porque es
necesario a veces que pasemos por él, pero eso no es para muerte porque
Dios no desea el mal para nosotros, recordemos que Dios usa al mismo
enemigo para corregirnos, por cuanto le da permiso para que nos tiente,
pero luego lo reprende cuando hemos aprendido y salido triunfantes de la
prueba.
"Después de estas cosas la palabra del Señor vino a Abram en visión,
diciendo: No temas, Abram, yo soy un escudo para ti; tu recompensa será
muy grande. Y Abram dijo: OH Señor Dios, ¿qué me darás, puesto que yo
estoy sin hijos, y el heredero de mi casa es Eliezer de Damasco? Dijo
además Abram: He aquí, no me has dado descendencia, y uno nacido en mi
casa es mi heredero. Pero he aquí que la palabra del Señor vino a él,
diciendo: Tu heredero no será éste, sino uno que saldrá de tus entrañas, él
será tu heredero. Lo llevó fuera, y le dijo: Ahora mira al cielo y cuenta las
estrellas, si te es posible contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y
Abram creyó en el Señor, y El se lo reconoció por justicia. Y le dijo: Yo soy el
Señor que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra para que la
poseas."
Génesis
15:1­7
Volvemos a ver que la intención y el hacer de Dios en nuestra vida es
bendecirnos, fortalecernos, proveernos de lo que necesitemos porque lo
que El desea es que nosotros estemos bien en todo momento. En la cita
anterior Dios está saludando a Abram diciéndole que no tema; notemos que
al decirle que no tema, no le está diciendo que no tema del frío o del calor,
no le está diciendo que no tema de algún animal que lo pudiera atacar o que
pudiera padecer alguna enfermedad; Dios le está diciendo que no tema, y
esa palabra encierra un todo en absoluto porque la recompensa de parte
de Dios sería grande. Dios conoce las necesidades de cada uno de sus
hijos y sabe en que momento debe proveernos de cada cosa para que
podamos aprovechar mejor cada bendición que El nos envía. A veces
nosotros pedimos al Señor que nos provea de algo que si lo recibimos en
ese momento, posiblemente nos dañemos o no sepamos aprovechar y
agradecer la bendición que El nos envía.
Abram está escuchando la voz de Dios: "No temas" y lo que Abram le
responde es: "¿Qué me darás?", esa fue una respuesta que nosotros
podríamos juzgar hasta de mala educación, sin embargo cuando hemos
pedido a Dios que nos envíe una provisión especifica y pasa el tiempo sin
que la recibamos o sin que recibamos alguna respuesta favorable de parte
de Dios; podemos llegar a pensar que Dios ha esperado la oportunidad para
hacernos el mal; y eso no es así porque Dios está constantemente
bendiciéndonos y haciéndonos el bien. Lo que Dios desea es que nosotros
veamos el cumplimiento de sus promesas con los ojos de la fe antes de
verlas con los ojos naturales y con eso ayudar a nuestra fe, así como lo que
sucedió en los días en que Jesús estaba entre los judíos y predicaba de Su
Reino:
"Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él
respondió: Desde su niñez. Y muchas veces lo ha echado en el fuego y
también en el agua para destruirlo. Pero si tú puedes hacer algo, ten
misericordia de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: "¡Cómo si tú puedes!"
Todas las cosas son posibles para el que cree. Al instante el padre del
muchacho gritó y dijo: Creo; ayúdame en mi incredulidad. Cuando Jesús vio
que se agolpaba una multitud, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole:
Espíritu mudo y sordo, yo te ordeno: Sal de él y no vuelvas a entrar en él."
Marcos 9: 21­25
En esta oportunidad, lo que estamos tratando de hacer ver, es que nuestro
Señor busca las partes estériles de nuestra vida para que después de ver
que no había ninguna posibilidad de vida, veamos que esa área árida, Dios
la convierte en un lugar lleno de vida, en un manantial de agua que nos
produce
alegría
en
el
corazón.
"Y Job tomó un tiesto para rascarse mientras estaba sentado entre las
cenizas. Entonces su mujer le dijo: ¿Aún conservas tu integridad? Maldice a
Dios y muérete. Pero él le dijo: Como habla cualquier mujer necia, has
hablado. ¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal? En todo
esto Job no pecó con sus labios."
Job 2:8­10
La situación por la que estaba atravesando Job, era una situación que
nadie hubiera dicho que su mal pasaría, sino por el contrario, que ese era el
inicio de su fin. Pero al continuar viendo el libro de Job, podemos
encontrarnos que Dios invirtió todo aquello que se había vuelto contrario a
Job.
"Ahora pues, tomad siete novillos y siete carneros, id a mi siervo Job y
ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros.
Porque ciertamente a él atenderé para no hacer con vosotros conforme a
vuestra insensatez, porque no habéis hablado de mí lo que es recto, como
mi siervo Job. Y Elifaz temanita y Bildad suhita y Zofar naamatita fueron e
hicieron tal como el Señor les había dicho; y el Señor aceptó a Job. Y el
Señor restauró el bienestar de Job cuando éste oró por sus amigos; y el
Señor aumentó al doble todo lo que Job había poseído. Entonces todos sus
hermanos y todas sus hermanas y todos los que le habían conocido antes,
vinieron a él y comieron pan con él en su casa; se condolieron de él y lo
consolaron por todo el mal que el Señor había traído sobre él. Cada uno le
dio una moneda de plata, y cada uno un anillo de oro. El Señor bendijo los
últimos días de Job más que los primeros; y tuvo catorce mil ovejas, seis mil
camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. Y tuvo siete hijos y tres hijas.
Llamó a la primera Jemina, a la segunda Cesia y a la tercera Keren­hapuc.
Y en toda la tierra no se encontraban mujeres tan hermosas como las hijas
de Job; y su padre les dio herencia entre sus hermanos. Después de esto
vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos,
hasta cuatro generaciones. Y murió Job, anciano y lleno de días."
Job 42: 8­17
Job fue restaurado en todo y aún mejor que todo lo que él perdió. Dios
desea hacer florecer en nuestra vida, aquello que nosotros pensamos que
está sin vida, aquello que pensamos que es imposible que lo podamos
obtener; porque lo que Dios busca es hacernos el bien continuamente y se
ha mencionado varias veces porque es necesario desautorizar todo
pensamiento contrario a Dios y echarlo fuera de nuestra mente; Dios es
bueno y para siempre Su misericordia.
Nosotros debemos poner todo lo que este a nuestro alcance para llegar a
alcanzar la felicidad porque debemos saber también que existen tres
formas de alcanzar la felicidad: una es cuando Dios nos levanta, otra es
cuando el vecino o prójimo nos levanta y otra cuando nos levantamos
nosotros mismos; pero en todo momento debemos recordar que Dios tiene
buenos propósitos para nuestra vida y El es quien permite que sucedan
cosas en nuestra vida pero por adversas que sean, siempre tienen una
parte positiva que muchas veces no podemos ver a simple vista.
Veamos que en el versículo cinco del capitulo quince del libro de Génesis,
Dios lleva a Abram fuera de su tienda y lo hace ver al cielo para hacerle una
comparación de la magnitud de la promesa que le ha dado. A veces
escuchamos las promesas de Dios y nos volvemos un poco incrédulos
dudando del poder de Dios para hacer cumplir Sus promesas y hace que
sea necesario que nos trasladen de lugar, del círculo en el que nos
encontramos para que podamos ver con los ojos de la fe que realmente
Dios va a cumplir lo que nos ha prometido porque El no es hombre para que
mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta de lo que nos promete
sabiendo que nos hará felices.
Es necesario que nuestro corazón no esté acumulando rencor, envidia,
maldad, codicia, etc., sino por el contrario, debemos aprender a ser
mansos y humildes de corazón porque el corazón es algo que Dios ve antes
de pronunciar una promesa para nosotros. Dios antes de aparecerse ante
Abram, vio que no existía envidia ni rencor en su corazón porque aunque
Abram no tenía hijos, no dudo en abogar por su sobrino Lot antes de que
fuera destruida Sodoma y Gomorra. En el tiempo antiguo existía una
creencia con respecto al orden de las muertes en una familia. Se creía que
si un padre se moría antes que los hijos, ese padre había muerto porque
estaba en pecado. El padre de Lot ya había muerto a esas alturas de la
historia, sin embargo Abram no pensó en que no intervendría en el trato
para Lot por causa de su padre; sino que él abogo por el hijo de su hermano
sin importarle que él no tenía hijos; Abram abogó por la descendencia de su
hermano aunque él no tuviera descendencia, lo hizo sin saber que más
adelante vería su descendencia; la promesa de Dios hecha realidad, el
cumplimiento de la promesa de Dios donde se había dudado que podía
cumplirla.
"Y vino el ángel del Señor y se sentó debajo de la encina que estaba en
Ofra, la cual pertenecía a Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba
sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Y el
ángel del Señor se le apareció, y le dijo: El Señor está contigo, valiente
guerrero. Entonces Gedeón le respondió: Ah señor mío, si el Señor está con
nosotros, ¿por qué nos ha ocurrido todo esto? ¿Y dónde están todas sus
maravillas que nuestros padres nos han contado, diciendo: "¿No nos hizo el
Señor subir de Egipto?" Pero ahora el Señor nos ha abandonado, y nos ha
entregado en mano de los madianitas."
Jueces 6:11­13
No importa el problema por el que estemos atravesando, la mano de Dios
no se apartara de nuestra vida, aunque estemos atravesando por fuego,
Dios está con nosotros porque no lo hemos negado y le hemos entregado
nuestro corazón. Siendo siervos de Dios, en alguna oportunidad de nuestra
vida; nos empiezan los problemas más serios que podamos pensar y eso
nos hace dudar que somos realmente siervos de Dios, eso nos hace pensar
que Dios ha dejado llegar el mal porque no nos ama, cuando la realidad es
que en todo momento El nos está enseñando algo nuevo a nuestra vida,
algo que más adelante nos podrá servir. Quizá nos suceda como les
sucedió a los tres hebreos que habla el libro de Daniel:
"Habló Nabucodonosor, y les dijo: ¿Es verdad Sadrac, Mesac y Abed­nego
que no servís a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he levantado?
¿Estáis dispuestos ahora, para que cuando oigáis el sonido del cuerno, la
flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, os postréis
y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adoráis, inmediatamente
seréis echados en un horno de fuego ardiente; ¿y qué dios será el que os
libre de mis manos? Sadrac, Mesac y Abed­nego respondieron, y dijeron al
rey Nabucodonosor: No necesitamos darte una respuesta acerca de este
asunto. Ciertamente, nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del
horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo
hace, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la
estatua de oro que has levantado. Entonces Nabucodonosor se llenó de
furor, y demudó su semblante contra Sadrac, Mesac y Abed­nego.
Respondió ordenando que se calentara el horno siete veces más de lo que
se acostumbraba calentar. Y mandó que algunos valientes guerreros de su
ejército ataran a
Sadrac, Mesac y Abed­nego, y los echaran en el horno de fuego ardiente.
Entonces estos hombres fueron atados y arrojados con sus mantos, sus
túnicas, sus gorros y sus otras ropas en el horno de fuego ardiente. Como
la orden del rey era apremiante y el horno había sido calentado
excesivamente, la llama del fuego mató a los que habían alzado a Sadrac,
Mesac y Abed­nego. Pero estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed­nego
cayeron, atados, en medio del horno de fuego ardiente. Entonces el rey
Nabucodonosor se espantó, y levantándose apresuradamente, preguntó a
sus altos oficiales: ¿No eran tres los hombres que echamos atados en
medio del fuego? Ellos respondieron, y dijeron al rey: Ciertamente, oh rey.
El rey respondió, y dijo: ¡Mirad! Veo a cuatro hombres sueltos que se
pasean en medio del fuego sin sufrir daño, y el aspecto del cuarto es
semejante al de un hijo de los dioses. Entonces Nabucodonosor se acercó a
la puerta del horno de fuego ardiente, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed­nego,
siervos del Dios Altísimo, salid y venid acá. Entonces Sadrac, Mesac y
Abed­nego salieron de en medio del fuego. Y los sátrapas, los prefectos, los
gobernadores y los altos oficiales del rey se reunieron para ver a estos
hombres, cómo el fuego no había tenido efecto alguno sobre sus cuerpos,
ni el cabello de su cabeza se había chamuscado, ni sus mantos habían
sufrido daño, ni aun olor del fuego había quedado en ellos."
Daniel 3: 14­27
Los tres hebreos fueron pasados por el fuego; aún los que empujaron a los
hebreos al horno de fuego, murieron porque no pudieron resistir el calor
que salía del horno, sin embargo los tres hebreos salieron del horno sin
alguna quemadura que pudieran ver sus enemigos. Un detalle muy
asombroso es que en el fuego lo que se quemó, fueron las ataduras que
ellos llevaban, a lo que podemos decir entonces que en medio del fuego que
podamos ver en nuestra vida, se quemaran las ataduras que nos impidan
gozarnos de todas las bendiciones que Dios nos derrama; y otro detalle es
que el cuarto hombre que estaba en el horno, debió ser nuestro Señor
Jesucristo lo que nos deja ver que en medio de la prueba El estará con
nosotros.
De algún modo Nabucodonosor tenía algún conocimiento claro del
verdadero y único Dios, por cuanto dijo que el cuatro hombre que podía
ver, era semejante a un hijo de los dioses, y en realidad al que él estaba
viendo no era a un hijo de los dioses, él estaba viendo al Hijo del único Dios
verdadero, nuestro Señor Jesucristo.
En alguna oportunidad de nuestra vida, estaremos atravesando por
verdaderos problemas; veremos el fuego a nuestro alrededor, pero no
debemos olvidar que aún en medio del fuego, nuestro Señor aparecerá
para que nos gocemos con El, aún por adversas que sean todas las cosas.
Cuando a Abram le dieron la promesa de su descendencia, quizá nunca
pensó que su descendencia estaría cautiva en algún lugar, sin embargo la
promesa de Dios fue tan grande que aún estando en cautividad, cuando
salieron de Egipto, ellos salieron con la provisión necesaria para
introducirse en el desierto y más aún, para que le celebraran fiesta a
Jehová.
"Y el Señor dijo: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en
Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus capataces, pues estoy
consciente de sus sufrimientos. Y he descendido para librarlos de la mano
de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y
espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar de los cananeos, de
los heteos, de los amorreos, de los ferezeos, de los heveos y de los
jebuseos. Y ahora, he aquí, el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta
mí, y además he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ahora
pues, ven y te enviaré a Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de
Israel, de Egipto. Pero Moisés dijo a Dios: ¿Quién soy yo para ir a Faraón, y
sacar a los hijos de Israel de Egipto? Y El dijo: Ciertamente yo estaré
contigo, y la señal para ti de que soy yo el que te ha enviado será ésta:
cuando hayas sacado al pueblo de Egipto adoraréis a Dios en este monte.
Entonces dijo Moisés a Dios: He aquí, si voy a los hijos de Israel, y les digo:
"El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros," tal vez me digan:
"¿Cuál es su nombre?", ¿qué les responderé? Y dijo Dios a Moisés: YO SOY
EL QUE SOY. Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: "YO SOY me ha
enviado a vosotros." Dijo además Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de
Israel: "El Señor, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de
Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros." Este es mi nombre
para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en
generación."
Exodo
3:7­15
"Y acontecerá que si no te creen, ni obedecen el testimonio de la primera
señal, quizá crean el testimonio de la segunda señal. Y sucederá que si
todavía no creen estas dos señales, ni escuchan tu voz, entonces tomarás
agua del Nilo y la derramarás sobre la tierra seca; y el agua que tomes del
Nilo se convertirá en sangre sobre la tierra seca. Entonces Moisés dijo al
Señor: Por favor, Señor, nunca he sido hombre elocuente, ni ayer ni en
tiempos pasados, ni aun después de que has hablado a tu siervo; porque
soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y el Señor le dijo: ¿Quién ha hecho
la boca del hombre? ¿O quién hace al hombre mudo o sordo, con vista o
ciego? ¿No soy yo, el Señor? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te
enseñaré lo que has de hablar. Pero él dijo: Te ruego, Señor, envía ahora el
mensaje por medio de quien tú quieras. Entonces se encendió la ira del
Señor contra Moisés, y dijo: ¿No está allí tu hermano Aarón, el levita? Yo sé
que él habla bien. Y además, he aquí, él sale a recibirte; al verte, se
alegrará en su corazón. Y tú le hablarás, y pondrás las palabras en su boca;
y yo estaré con tu boca y con su boca y os enseñaré lo que habéis de hacer.
Además, él hablará por ti al pueblo; y él te servirá como boca y tú serás
para él como Dios. Y tomarás en tu mano esta vara con la cual harás las
señales. Moisés se fue y volvió a casa de su suegro Jetro, y le dijo: Te ruego
que me dejes ir para volver a mis hermanos que están en Egipto, y ver
si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Ve en paz. Y el Señor dijo a Moisés en
Madián: Ve, vuelve a Egipto, porque han muerto todos los hombres que
buscaban tu vida. Moisés tomó su mujer y sus hijos, los montó sobre un
asno y volvió a la tierra de Egipto. Tomó también Moisés la vara de Dios en
su mano."
Éxodo 4:8­20
A veces nuestra incredulidad es tan grande y llega tan lejos ofendiendo a
Dios en el sentido de que dudamos de lo que Dios es capaz de hacer, El es
especialista en imposibles, el puede hacer cualquier cosa que nosotros
pensemos que no es posible, si tan sólo creemos en El. La incredulidad
puede llegar tan lejos que aún siendo hijos de Dios, nos puede servir de
estorbo rechazando el servicio a nuestro Señor, lo que podría hacer que se
encienda la ira de Dios.
"Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la
ciudad, Pedro subió a la azotea a orar como a la hora sexta. Tuvo hambre y
deseaba comer; pero mientras le preparaban algo de comer, le sobrevino
un éxtasis; y vio el cielo abierto y un objeto semejante a un gran lienzo que
descendía, bajado a la tierra por las cuatro puntas; había en él toda clase
de cuadrúpedos y reptiles de la tierra, y aves del cielo. Y oyó una voz:
Levántate, Pedro, mata y come. Mas Pedro dijo: De ninguna manera, Señor,
porque yo jamás he comido nada impuro o inmundo. De nuevo, por segunda
vez, llegó a él una voz: Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro. Y
esto sucedió tres veces, e inmediatamente el lienzo fue recogido al cielo."
Hechos 10:10­16
Otras de las cosas que nos puede impedir recibir una bendición de parte de
Dios, es que le permitamos al enemigo de nuestra alma, que nos llene de
prejuicios. El nos va a proveer de todo y si viene de la mano de Dios no
existe motivo para que dudemos que hemos de ser bendecidos de principio
a fin. No olvidemos que Dios puede transformar las cosas que a nosotros
nos parecen imposibles, en posibles porque El no tiene límites. Dios está
presto a escucharnos todo el tiempo y en cualquier lugar, lo único que
debemos hacer es abrir nuestro corazón para creerle todo lo que El desee
para nuestra vida porque sin lugar a dudas que nos estará bendiciendo y
llenando de Su amor.
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