Cronista Oficial del Real Sitio y Villa de Aranjuez LA PAJARITA. 75 AÑOS AL SERVICIO DEL PUEBLO DE ARANJUEZ Hace aproximadamente dos años en una Pincelada sobre un comercio tradicional ribereño en el ámbito de la escritura, librería, papelería y objetos de escritorio, se refería a la librería papelería «Garpaje». La diferencia de éste último comercio con el que vamos a tratar, «La Pajarita», es que además de la variedad de productos que ofertaba al público aquel negocio cerró hace treinta y cuatro años, y éste último negocio aún perdura a pesar del comercio extranjero, especialmente asiático, que se viene instalando desde hace años en España. Concluía la Guerra Civil en 1939, la población española emprende la difícil tarea de volver a rehacer las familias rotas, los negocios perdidos, o las industrias destruidas, es la triste realidad social, el espejo que presenta España en el día a día. No obstante comenzará lentamente a resurgir el país. Y es aquí donde comienza la historia de un negocio familiar en la población ribereña que se iniciaba a duras penas: «La Pajarita». Cuando emprenden la andadura Antonio Manrique Vaquero y su esposa Concepción Yúdice (conocida como Conchita) como propietarios del negocio, lógicamente lo realizan con la penuria propia de la difícil situación de aquellos momentos. España entraba en aquellos días en el periodo llamado “racionamiento” a raíz de una Orden Ministerial fechada el día 14 de mayo de 1939, y obviamente existía carencia de material con el que pretendían comenzar este y otros negocios en general en su apertura al público. ¿Qué podemos esperar respecto a material para este y otros establecimientos similares cuatro años después de concluir la contienda civil, cuando ni si quiera había lo necesario para poder subsistir en alimentación? La primera noticia publicada que se tiene de «La Pajarita» como negocio en general, es por medio de un anuncio que manda insertar Antonio Manrique en el Libro de Ferias de Aranjuez de septiembre de 1943. «La Pajarita» estaba situada en sus inicios en la calle de José Antonio (San Antonio), nº. 13. La oferta que proponía al pueblo era muy variada: «mercería, perfumería, papelería, objetos de escritorio, hilos, lanas, elásticos, etcétera». Corre el año 1946 y Manrique, dando importancia al nombre comercial de su establecimiento, y pensando que en un futuro cualquiera pudiera apropiarse del nombre comercial, por medio de Manuel de Rafael García como representante, solicita al Registro de la Propiedad Intelectual dependiente del Ministerio de Industria y Comercio, que le otorgue el correspondiente Certificado de Registro con el nombre comercial de «La Pajarita» para su establecimiento. En la descripción del género de venta al público exponía lo siguiente: «La venta de toda clase de artículos de mercería, perfumería, objetos de escritorio y dibujo, material eléctrico, lanería, prendas confeccionadas, géneros de punto y artículos para regalos». Asimismo, el representante oficial de Manrique solicitaba poder utilizar esta marca comercial en el rótulo del establecimiento. Con fecha 29 de enero de 1946 el Registro de la Propiedad Intelectual concede a Manrique el registro de la marca «La Pajarita». Hablar de este comercio tradicional, es referirse a un establecimiento que estaba dividido en dos sectores con la atención al público por Antonio, su esposa Conchita y como dependienta Ángela Delgado Plaza. Él se dedicaba a realizar las facturas que entraban o debía emitir, atención al servicio de entregar material para clientes grandes como las fabricas, y después plenamente a la atención al público en el apartado de escritorio y papelería y especialmente libros de estudio, entre los múltiples objetos que se podían comprar en «La Pajarita», que era y hoy sigue siendo un comercio que se puede enmarcar en un gran comercio. Recuerdo de mis tiempos de colegial como acudía a comprar algún lapicero, goma de borrar, cuadernos, sacapuntas, reglas, pinturas, compases, un sinfín de material escolar, que tras pasar la puerta del comercio, encontrabas de frente un largo mostrador de madera, pero de maderada, madera, ya desgastado por el mucho trajín diario y la mucha clientela que pasaba por el comercio. De frente estaba Antonio con el material de escritorio y papelería, un metro y medio más a la izquierda, se encontraba Conchita y Ángela con la venta de hilos, cremalleras lanas, telas, etcétera. Y a veces se podía del observar mostrador, encima una pequeña barra rectangular de madera desgastada por el uso que servía de metro para medir. Un detalle llama la atención a lo largo del tiempo transcurrido sobre este establecimiento que nos refiere el vecino Celestino Torres Beas, en el que su hermana Marcelina trabajó “cogiendo los puntos” a las medias; es decir, reparar “la carrera” o rotura que se en una producía prenda tan íntima y tan delicada de la mujer, que se fabricada en nylon. Hasta aquí podría ser parte de normalidad la en aquellas épocas que no se tiraban las medias porque se “escapasen” los puntos, sino que la media se reparaba por un procedimiento artesanal que hoy sería impensable por lo mucho que costaría una hora de mano de obra en esa reparación, pero que en otros tiempos tantos jornales generó. El detalle o anécdota al respecto de este trabajo que refiere Celestino, es que su hermana Marcelina, reparaba las medias cogiendo los puntos en «La Pajarita» sentada en una silla que había dentro por del establecimiento, en el escaparate, a la vista del público en la calle. Es decir, Antonio y Conchita lo que pretendían con esta exposición laboral, era mostrar al público como se reparaban las medias. Y tal fue el éxito, que además de ser en Aranjuez este establecimiento pionero en el arreglo de las medias, es que un muchacho de Aranjuez, Rafael Jiménez Carmena, pasaba todos los días tres y cuatro veces hasta lograr que Marcelina se fijara en Rafael, lo cual desembocó en un matrimonio. El volumen de venta de «La Pajarita» era muy importante, tal es así que abastecía de material de oficina exclusivamente al tejido fabril de Aranjuez incluso de la Comarca. Fabricas como Cables, Colas, Penicilina, Mafe, Experiencias, y así un sinfín de industria grande y pequeña, de oficinas y particulares. Casi después de cuatro tener décadas Antonio y Conchita el establecimiento en propiedad, cuando el día 2 de septiembre de 1978 el matrimonio traspasa el negocio a otro hombre que venía del comercio, pero del ramo de la fruta y verdura en el Mercado de Abastos, nos referimos a Gregorio Alosete López, conocido como Goyo. Desde ese día se inicia en esta línea comercial de la papelería y mercería que era desconocida para él, será acompañado en el proyecto sus sobrinos José, Ignacio y Ascensión Rodríguez Alosete, teniendo como dependiente Delgado también Plaza dependienta que con a Ángela estaba de Antonio y Conchita, pero unos meses después dejará el trabajo. Tiempo después se incorpora a la empresa familiar Ana María Rodríguez Perona que está en la actualidad. Goyo, cinco años después de haber tomado el negocio ubicado en la calle de San Antonio, decide trasladarse a otra de las calles principales de Aranjuez, calle del Capitán Félix Angosto Gómez-Castrillón, donde hasta entonces, en un edificio antiguo, se ubicaba las oficinas de la Cámara de Comercio. Con la conclusión del nuevo edificio adquiere un nuevo inmueble, y el día 1 de junio de 1983 abre sus instalaciones, nuevas más amplias y capaces. Aun así sigue manteniendo abierta el establecimiento antiguo hasta que en Marzo de 1989 cierra definitivamente este local y queda abierta la actual tienda, que es donde «La Pajarita» radica en la actualidad. Sobre la venta de artículos de «La Pajarita» puede encontrarse lo más inverosímil que uno vaya buscando, podríamos, por ejemplo, decir a gusto, que en su fondo de “botonaduras” se cuentan por miles, pero bastantes miles, algo que no es habitual en comercios tradicionales ni en la capital. Cinta de distintos anchos con los colores de la bandera de España, papel de clase, calcas, de cualquier tóner impresoras, complementos de escritorio, plumas de firma y alta calidad, almanaques de mesa, cintas para la ropa, lana, elásticos, cientos y cientos de artículos que hacen de «La Pajarita» un negocio de referencia inevitable de visitar o consultar. Uno de los muchos detalles de esta casa me viene a la memoria, es el recuerdo de como con motivo de la celebrarse el Centenario de haberse erigido por el pueblo de Aranjuez la estatua de S.M. D. Alfonso XII, me propuse realizar un sencillo homenaje que aconteció el día 31 de mayo de 1997, pues quise brindar a la memoria del Monarca de la Restauración, de aquel Rey que vino a Aranjuez cuando la muerte estaba por las calles y esquinas, ofrecerle unas palabras y un ramo de rosas. Pero quise rematarlo con una cinta con los colores de la Bandera de España en el ramo, me encaminé a «La Pajarita» y aquí resolví el asunto. Les dije que colocaran su etiqueta en la cinta, la elegí y me dispuse a pagarlo, Jose e Ignacio sabían para que era, me dijeron que era un detalle de la Casa, les pedía que pusieran su pegatina del comercio y dijeron que no era necesario. Son detalles, esas pequeñas cosas que hacen grande al comercio de tu pueblo y de tus gentes. Son muchos los detalles que generosamente ha tenido esta Casa con cantidad de motivos solidarios. «La Pajarita», ese símbolo universal y especialmente de las personas que tienen la habilidad de la papiroflexia, es desde hace setenta y cinco años la marca de un establecimiento que ya es mayor de edad en el comercio tradicional de Aranjuez, y esperemos que lo sea por muchos años más. Publicado el día 17 de enero de 2015 en El Rincón del Cronista http://joseluislindo.wordpress.com/ José Luis Lindo Martínez