212916. I.3o.A.127 K. Tribunales Colegiados de Circuito. Octava Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XIII, Abril de 1994, Pág. 409. PERSONALIDAD. EL ARTICULO 146 DE LA LEY DE AMPARO NO OBLIGA A LOS JUECES DE DISTRITO PARA QUE REQUIERAN EL ACREDITAMIENTO DE LA, A QUIENES PROMUEVAN EN REPRESENTACION DE OTRO. El referido precepto legal, en sus dos primeros párrafos, dispone: "Si hubiera alguna irregularidad en el escrito de demanda; si se hubiese omitido en ella alguno de los requisitos a que se refiere el artículo 116 de esta Ley; si no se hubiese expresado con precisión el acto reclamado o no se hubiesen exhibido las copias que señala el artículo 120, el juez de Distrito mandará prevenir al promovente que llene los requisitos omitidos, haga las aclaraciones que corresponda, o presente las copias dentro del término de tres días, expresando en el auto relativo las irregularidades o deficiencias que deban llenarse, para que el promovente pueda subsanarlas en tiempo. Si el promovente no llenare los requisitos omitidos, no hiciere las aclaraciones conducentes o no presentare las copias dentro del término señalado, el juez de Distrito tendrá por no interpuesta la demanda, cuando el acto reclamado sólo afecte al patrimonio o derechos patrimoniales del quejoso". Del texto legal transcrito claramente se advierte que en ninguna de sus partes señala que el juez de Distrito deba requerir a quien promueva juicio de amparo, en representación de otra persona, para que acredite su personalidad. Por lo demás, esa obligación tampoco puede inferirse de los términos en que está creada la disposición legal en consulta, sobre todo al tomarse en cuenta lo siguiente: 1. El propósito del precepto en cuestión consiste en que los juicios de amparo promovidos ante cualquier juez de Distrito tengan la mayor claridad, desde su inicio, en cuanto concierne al señalamiento de los más importantes aspectos de la litis constitucional que esté planteándose, tales como la exacta identificación de las partes (quejoso, tercero perjudicado y autoridad responsable), la descripción precisa de los actos reclamados, así como de sus antecedentes y, por último, los preceptos constitucionales que se consideren violados, al igual que los razonamientos encaminados a su demostración; 2. La sanción que se aplica a quien incumpla con el requerimiento a que se contrae la disposición legal en consulta, por regla general consistirá en tener por no interpuesta la demanda; 3. Dicha sanción no puede ser válidamente aplicada en el caso de que el promovente incumpla con el requerimiento que se le haga, en el sentido de que demuestre su personalidad para promover en nombre de otro. De lo contrario, esto es, si se aplicara dicha sanción ante el incumplimiento de referencia, ello equivaldría a privar al propio promovente de la oportunidad probatoria que le brinda el artículo 151 de la Ley de Amparo, a cuya luz está permitido ofrecer y rendir pruebas en la audiencia constitucional, misma que para su celebración necesariamente implica la admisión de una demanda, así como el emplazamiento a las demás partes, como mínimas actuaciones procesales; 4. La circunstancia de que en una demanda de amparo alguien se ostente como representante de otro, sin demostrarlo con medio de prueba alguno, no constituye una irregularidad en el escrito de demanda, pues si en éste se manifiesta que el suscriptor tiene tal carácter, esa es una afirmación clara y categórica que no necesariamente constituirá irregularidad en la demanda; y 5. De llegar a considerarse que los jueces de Distrito están obligados a requerir a los promoventes de los juicios de amparo, a efecto de que cumplan con requisitos distintos de los enunciados en el numeral de referencia, tendría también que admitirse que aquéllos tienen la atribución de tener por no interpuesta una demanda, si la parte quejosa requerida incumple con esos otros requisitos, diferentes de los que establece el propio precepto, situación que jurídicamente no es dable, en razón de no haber sido así prevista por el legislador. Con base en las consideraciones que anteceden, se concluye que los jueces de Distrito, al considerar que una demanda de amparo presentada ante ellos es irregular o imprecisa, tiene la ineludible -1- 212916. I.3o.A.127 K. Tribunales Colegiados de Circuito. Octava Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XIII, Abril de 1994, Pág. 409. obligación de requerir su aclaración, pero esta obligación únicamente opera en relación con los requisitos que se mencionan en el artículo 146 de la Ley de Amparo, mas no así en lo atinente a otros aspectos de la correspondiente instancia constitucional, lo que no significa que los jueces de Distrito estén impedidos para, desde un principio, requerir documentación o información adicionales o distintas de lo previsto en el precepto que se comenta, sobre todo si el requerimiento de que se trate está encaminado a una depuración o mejor integración de la litis; sin embargo, esto no quiere decir que los juzgadores en alusión tengan atribuida la facultad de desechar demandas de amparo en aquellos casos en que se incumplan sus requerimientos, si éstos involucran cuestiones distintas de las que prevé el citado artículo 146; por consiguiente, no es exacto el que el juzgador de primera instancia esté obligado a requerir que quien suscriba una demanda de amparo, para que acredite su personalidad como representante del quejoso, pues tal como quedó visto, el hecho de que no esté acreditada esa personalidad no constituye un impedimento para la admisión de la demanda de amparo, en razón de que puede demostrarse en la audiencia constitucional respectiva, tal como lo dispone el artículo 151 de la Ley de Amparo. TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO. Amparo en revisión 2951/93. Colegio Edimburgo, S.C. 27 de enero de 1994. Unanimidad de votos. Ponente: Genaro David Góngora Pimentel. Secretario: Jesús García Vílchis. -2-