En las Odas —según Hernán Loyola — «Neruda subrayó la ruptura entre el hombre y el mundo natural, pero ya no desde una subjetividad ahistórica que sólo vislumbraba en la poesía posibilidades de salvación, sino desde una conciencia que afirmaba la perspectiva real de alcanzar en el mundo del hombre la plenitud del mundo natural». Puede, por lo tanto, ser llamado un «poeta realista», a pesar de las restricciones con que ocasionalmente se refirió a este concepto. De hecho, la carrera poética de Neruda no culminó en el compromiso político, sino que se orientó a lo que justamente se puede llamar realismo poético (o naturalismo), la principal característica de sus «Odas elementales», trilogía que culmina con este Tercer libro de las odas. Pablo Neruda Tercer libro de las odas Trilogía «Odas elementales» 03 ePub r1.0 Titivillus 29.11.15 Pablo Neruda, 1957 Editor digital: Titivillus ePub base r1.2 Odas de todo el mundo s para el que pase pando ramas mojadas vierno. dos olores y tamaños, icas, azules lentas, comer, bailar, seguir las huellas en la arena, ser y no ser. ndo odas adas villo, o alambre, s como cucharas, nas selváticas, en con pies de puma: ben manejar precaución, con rejas: ron s antiguos bosques, n hambre. bién escribo costureras clinación doliente, ertas por ma rrado s lilas. n stres minerales, zas de los montes i patria, mplemente r ultramarino. n, dirán ustedes e llevan: tes nados mento, ras alegrías infundadas, s n smigrando egiones río y aguacero. odo oco o para todos. hay otras as ando alrededor noche o debajo s muebles o dentro orazón ido. o tiempo, o aún mucho tiempo ngo una caracola recoge naz melodía ecreto guarda u raja ertida en martillo o mariposa—, po ras sombrías oger olvidada ra darte uien lo quiera imavera larga de mi lira. pues, s manos sito atado ores y herraduras ós, a más tarde: a más pronto: a que todo canto. Oda a la abeja itud de la abeja! a y sale armín, del azul, marillo, más suave idad del mundo: en orola pitadamente, negocios, raje de oro ntidad de botas illas. ecta e la cintura, domen rayado barrotes oscuros, becita pre cupada n hechas de agua: odas las ventanas olorosas, uertas de la seda, tra por los tálamos mor más fragante, eza cío o con un diamante todas las casas visita eriosa, y pesada espeso aroma, da luz que cae en goterones, que a su cio ctivo sa las góticas almenas sita oducto flor y del vuelo, l nupcial seráfico y secreto! itud de la abeja! ación ada unidad, gio tante! ban ros eros rabajan ctar, ces mbrosía: siesta erano en las verdes dades sorno. Arriba l clava sus lanzas nieve, mbran los volcanes, mares tierra, es el espacio, lgo iembla, es emante zón erano, razón de miel plicado, morosa epitante uelo y oro! as, jadoras puras, les ras, , relampagueantes etarias, ctas, rarias milicias en el combate atacan aguijón suicida, ad, ad sobre ones de la tierra, ia de oro, tud del viento, did el incendio s flores, d de los estambres, udo or eúne los días, pagad el epasando ontinentes húmedos, las islas lejanas del cielo este. a cera levante uas verdes, el ame uas itas, océano sea ena, rra y túnica ores, mundo ascada, llera, miento ante anales! Oda al mes de agosto vez vuelvo aro tierra, ar ar ras silvestres, a, ramas, luna. to al, to io y frío, lumna eva e la tierra al cielo coronan iedras estrelladas, che del zafiro. rno cer tu rectángulo na eve, nco, azul, me enseña ra metría ección ta: undo está sin hojas, atidos, ojado de todo e muere: lo ra y frío, desnudo de cristal en donde argas letras de la luz se elevan. to sin s, ni eros, to sin zapatos caminan a los sufrimientos, vo oledad ahogarme la, me con tus aguas, que en mí ale e por los bosques ras, hojas as gosto, y todo tenga nsión limpia, r de cielo, altura ven corazón bajo la lluvia. a potencia, dad ojada tierra, acta s caminos. ro edio luz de agosto angre una vez da: o una abitada la, más aroma que el aire marino nvisible de un romero amargo. a paso, ada: ay sino y nieve. do hasta sin mí, in, más clara dad de la tierra! 1956. Oda al albañil tranquilo bañil uso adrillos. cló la cal, trabajó arena. risa, sin palabras, sus movimientos ndo la escalera, ando mento. bros redondos, cejas e unos ojos s. ado iba y venía trabajo su mano ateria a. al cubrió los muros, olumna ó su linaje, echos dieron la furia ol exasperado. n lado a otro iba uilas manos bañil endo riales. fin mana, olumnas, el de arena, duría y manos, guraron ncilla firmeza rescura. ué lección io con su trabajo bañil tranquilo! 1956. Oda a un albatros viajero ran albatros ó aquel día. cayó s húmedas as. En este o, en día oño plateado viznero, cido red peces fríos ua ar. Aquí endo e magna. uerte o una cruz negra. unta a punta de ala metros de plumaje cabeza curva o un gancho os ojos ciclónicos dos. e Nueva Zelandia ó todo el océano r en Chile. qué? Por qué? Qué sal, ola, qué viento ó en el mar? levantó su fuerza a todo pacio? qué su poderío obó en las más duras dades? e su meta agnética rosa na estrella? á saberlo, ni decirlo. céano en este o sendero ene ninguna, albatros errante interplanetaria bola ictorioso vuelo ncontró sino días, es, agua, dades, cio. on sus alas, era ergía, rección, los ojos vencieron sombra: alaba en el cielo ás onocida. ro extenso, inmóvil cías ndo los continentes e mares perdidos, lo lor de ala, gil e de campana y pluma: ambiaba apenas ajestad el rumbo unfante seguías n el implacable, erto otero. moso eras girando as entre la ola y el aire, rgiendo la punta ala en el océano ntándote en medio extensión marina as alas cerradas como un cofre cretas alhajas, nceado as arias mas o una profecía movimiento de los salmos. albatros, perdón. en silencio, do lo vi extendido, otado arena, después inmensa sía. e, le dije, nadie ntará sobre la tierra na a de pueblo robadora ua, tendrán en medio s tristes laureles ales mbre de bigotes evita o espada, e mató guerra aldeana, e con un solo sangriento polvo scuela uchachas, e usurpó erras s indios, cazador alomas, al minador snes negros. peres, y del viento, e de los mares, peres mulo do proeza, entras os ciudadanos regados en torno a tus despojos rancaban pluma, es decir, étalo, un mensaje canado, e alejé que, o menos, cuerdo, iedra, sin estatua, tos versos vuele vez postrera contra stancia ede así cerca del mar tu vuelo. capitán oscuro, otado en mi patria, que tus alas losas n volando sobre a final, la ola de la muerte. 1956. Oda al algarrobo muerto inábamos desde ral, polvoriento uestro planeta: mpa circundada l celeste cielo: y clara luz en el vado. vesábamos anca Yaco a las soledades de Ongamira do do sobre la pradera mos bol derribado, garrobo muerto. mpestad noche ntó sus raíces ntinas dejó crispadas o una cabellera de frenéticas crines adas en el viento. cerqué y era tal erza herida, eroicas sus ramas en el suelo, iaba su copa ajestad terrestre, cuando é su tronco ntí que latía ráfaga orazón del árbol izo cerrar los ojos ar beza. duro y arado l tiempo, una firme mna trabajada a lluvia y la tierra, mo un candelabro repartía edondeados os de madera e donde erde y sombra verde igó a la llanura. garrobo firme opa de hierro, mpestad americana, uilón pradera un golpe de cielo bó su hermosura. quedé mirando e hasta ayer boló r silvestre y nidos lloré ue mi hermano muerto an bello en muerte como en vida. espedí. Y allí quedó tado e la tierra madre. al viento ndolo y llorándolo de lejos vi ciaba su cabeza. Totoral, 19 enero 1956 Oda al alhelí do envuelto en papeles, rador siniestro bros y libracos, é a la Isla, al sol marina, nqué del pequeño lhelíes. iré a la barranca, ncrepé ándoles pasiones contrarias, as de mar, espinas nadas urpúreos relámpagos: ispuse rdín de arena. aré suburbana agancia lhelí que el viento sparció con invisibles dedos. he vuelto ués de largos s, cidos a siglos, años ombra, luz y sangre, ntar íes Isla; as flores as agante, gonistas puras ilencio: mo ue ndí aridad ndo pezando a tierra, do caí con la cabeza eada, un andor do, yo blanco, or infinito de pañuelo ecibió: obres alhelíes el aroma, de perdida nieve speraban: rodearon abeza estrellas o manos cidas, nocí oma inciano, í a vivir aquella midad fragante. dos alhelíes dados, onadme. a tras tiales flores en i jardín de arena, egnando orazón omas amorosos: tarde ama istalino viento del océano de sal azul, e marina. a la claridad ha regresado! arece onto el mundo ás llo hubiera llenado helíes. uesta rra. ieza lemente uevo día de alhelíes. 1956. Oda a las algas del océano onocéis tal vez esgranadas entes céano. mi patria luz ada día. mos filo ola, olor del mar, estrellado vino. ces ltas palma na mano verde jido loroso: a abable s algas. nlutados tes céano, alto muro de la ola, campana mar, ansparentan, an res s islas, an osarios suave turgencia l de sus pezones lancea so ire que las toca! espojos ran marino a desenterrado, llera ielo submarino, a de los planetas odaron ndo océano. ndo sobre che y la marea, das o balsas ura y goma, didas un pez, por el sol, por el latido na sola sirena, onto na ajada de furia, ar las piedras itoral los deja o jirones os hogados, aria, do os andera, o flores caídas de la nave. manos, tus pupilas ubrirán úmedo universo de frescura, nsparencia del mo s viñas sumergidas, gota álamo no, ncho lecho azul ecorado escudos de oro, lones minúsculos, es protozoarios. anjadas, oxidadas formas pátula, de huevo, almera, icos ntes eados abable miento orazón no, de los sargazos hasta mi puerta el despojo rcoíris, dme r en mi cuello, en mi cabeza, ámpanos mojados céano, bellera muerta ola. 1956. Oda al aromo r o niebla o nube odeaban. or San Jerónimo a el puerto dormido cuando e el invierno montaña z amarilla, orre florida al camino y todo enó de perfume. un aromo. tura abellón florido nstruyó miel y sol y aroma él tedral del polen, ofunda ad s abejas. me quedé mudo n los montes hile, en el invierno, marinos, tos, ltados agua invisible ielo plateado: bol mimosa en la sombra illos o si primavera errante biera desprendido ampana iera ndo l sonoro, illo, illo o ninguna cosa puede serlo, canario, ni el oro, piel del limón, ni la retama. mo, errestre, osión erfume, ada, ata, llera do el amarillo amado na sola ola llaje, mo antado al rno nte ar illo, de la batalla, udo, rmado, batallones de la lluvia, mo, nte, ia avera, do es tu trabajo amarillo amor es tu espesura. oclamo mundo: emos un instante orros stres, antes, alcohólicas pas, ardones de miel ciopelo, ir jos, misa. razón, lo temblor fragante, copa illa ser sólo aroma eta, n de honor, intimidad del oro, a de tu fragancia. 1956. Oda a un gran atún en el mercado mercado verde, rofundo no, ectil orio, to. a tu alrededor lechugas, ma tierra, horias, mos, verdad na, desconocido, ndable bra, unda, mo, tú sobrevivías tranado, barnizado, go profunda noche. tú, bala oscura bismo, ra, uida en un punto, pre ciendo, ando en la corriente ladas aletas, lando velocidad, transcurso bra na o enlutada flecha, o del mar, pida aceituna. rto te vi, to rey i propio océano, tu e, abeto marino, s maremotos, ojo muerto, mercado mbargo rma ico dirigido nfusa derrota naturaleza: la verdura frágil as como una nave, do legumbres, ala y proa negras y aceitadas, o si aún tú fueras mbarcación del viento, ica a uina na: ta navegando guas de la muerte. 1956. Oda al barco pesquero ronto en noche pura rellada razón del barco, sus arterias, ron, ultas entinas construyeron agua stillo rpientes: ego aniquiló cuanto tenía sus manos ndo con su lengua bellera pólvora ló o un trueno, o aplastada cápsula, mbarcación pesquera. ce n los tos adores, minados che fría. a ieron de este viaje, solo dedo de hombre, solo pie desnudo. oca muerte quince adores el terrible no hile, llos tos errantes, lsados ielo y de la tierra anta soledad en movimiento, n o ceniza otable, o aguas enlutadas caían vas de mi patria, a, da, a devoradora que golpea razón de Chile y sus claveles. hos muertos erra y mar, obres mina dos a negra a de la tierra, dos ulfúricos es mineral andino, la usina, simo hospital esamparo. pre es legidos a muerte, osechados en racimo as manos heladas cosechadora. éstos tados ena, en plena sombra, estrellas a todas las aguas céano, ce tos ntes, rados sal, a la ola, espumas, uda n ce les ados razón marino i pobre ia. án el ancho d de agua negra, ica luz velará uerpos ernidad s estrellas, años rá por el cielo che del naufragio, lla noche. mar la tierra erán n día ros muertos. erán do tros estemos aderamente s, do mbre ierte pueblos nen, ersos, solos, confundidos el fuego y el agua, ados, quemados, erra o mar, tal vez án reunidos in uestra sangre. quina la victoria sólo nuestra. es la flor final de los caídos. 1956. Oda a la bicicleta l camino tante: l se desgranaba o maíz ardiendo rra osa finito círculo cielo arriba deshabitado. ron a mí icicletas, nicos tos quel to del verano. osas, ces, parentes: arecieron mientos del aire. ros y muchachas fábricas gando jos rano, abezas al cielo, dos os s vertiginosas letas ilbaban ando tes, rosales, zarza diodía. é en la tarde cuando muchachos ven, n, coman, levanten opa no onor mor la vida, a puerta rando cicleta vil ue ovimiento fue su alma caída to transparente ecorre rano, eleto ólo pera uerpo errante a urgencia uz. cir, rección ada día. 1956. Oda al bosque de las Petras a costa, entre los liptus azules mansiones nuevas lgarrobo, un bosque mne: ntiguo do de árboles olvidó la muerte. siglos cieron roncos, cicatrices eron cada rama, za y luto ron sobre sus antiguas copas, marañó el follaje no y otro o telas titánicas aña ron los ramajes como dedos gonizantes verdes ados en otros y petrificados. ejo bosque vive alguna nueva asoma en la altura, do tó primavera, gota sina fragante n el agua y muere. ta, quieta es la sombra silencio compacto al negro los viejos brazos s desfallecidos candelabros. elo se levanta, ies nudosos se desenterraron n muertos de piedra, uas rotas, huesos, aíces afloraron a la tierra. oche l silencio profundo lago ue salen rgidas encias, lleras usgos lianas, uos rquesa, cientos lagartos olvidados, as mujeres locamente muertas, eros umbradores, canos. uebla el viejo bosque s Petras o un salón aje go bra, a, po, do ándolo. nvisibles seres cogen viejo bosque ve inmovilidad, a su solemne d de piedra y sueño. 1956. Oda al buque en la botella a navegó o en tu barco: parente vo arcación ninguna mínimo o drio aprisionó ormas cío, la, uyo o velero, la, iente sía, cia rayecto, ula mor sobre las olas, s sirenas! é que garganta ada ron eñitos nteros volaban na abeja, moscas que traían lomo mientas, os, tablas, eles nutos, en una botella rfecto navío reciendo: sco fue la nuez de su hermosura, o alfileres elevó sus palos. nces só al astillero a navegar botella ndo núscula, azul nería. botella, tro de tu cielo, vantó vío eño, sí, sculo el inmenso mar que lo esperaba: rdad ue nadie nstruyó navegará sino en los sueños. 1956. Oda al buzo ó el hombre de goma s mares. ado cía ndo gua, eto do, hado visible alga. oceánico bote on adores pientos, dos a noche océano, on ntando s peces fosfóricos o voltaico, rizos cayendo ntonaron e las arenas ncor quebradizo us púas. ombre marino sus grandes piernas, mente aleó entre intestinos, bles de pescado, gaviotas cortaban re libre con eloces tijeras, buzo o un ebrio naba playa, co, ndado ólo vestido de cetáceo, aún o mar dio tierra, aber cómo ir los inmensos de goma. estaba naciendo. esprendió mar o del útero, ente, sombrío, débil vaje, n do. vez caba las aguas arena. día ndo proa crueles entes, o acifico no, zo nacer, rse truo, bra, zar cautela, nder verse entitud na marina, as amientos gua, ger ostiles s, estalactitas, oros profunda soledad quellos dos nterios, o si recogiera lores, ndo como un globo re negro z, hacia ercedes, ara, su Rosaura, ifícil ar, comer uevo. omienzo l hombre tan grande vía inconcluso, aleante la oscuridad os abismos. o todas las cosas aprendí i existencia, dolas, conociendo, ndí que ser buzo oficio il? No! ito. Oda al cactus desplazado mos un gran cactus erra adentro la playa verde. a las raíces gante das piedra agarraba uella dura rnidad ubterráneos, acables ulos. cota ndo go, ca tremecía como riera, enas ovía elisco verde, azado odas las espiras tierra, con un lazo marramos ndo todos bamos grada columna s montes. nces diado enido, elto en y ruedas tramos izada ura, as en có la mano getal ardiente, avó sus espinas n sangre marcó la mordedura. lantamos ndo al mar sombrío, a las. migo, do por todas úas rgullo, stuoso nueva mnidad de estatua. amos ntinamente s, ombres hazaña, ndo o us montaña andina adado arena. ontinuó ra encia: tros miramos o humillados, s eleros. to amargo mar nceó lgada ta lto solitario con espinas: ludó éano 1956. Oda a la calle San Diego a calle Diego re de Santiago al Sur majestuoso. iaja en tren el aire. aso a paso ndo ero las ventanas, o los ríos, tarde los volcanes. mente, esquina calle Alameda un café pequeño parece utobús ado de viajeros. o viene gocio llos, timbres, placas. se puede prar en letras blancas do azul bruñido ulo temible de «Dentista». eslumbra esta tienda. que siguen tienen rrebato que quiso ser ólo transitorio quedó formado siempre. lejos en maginario, lo inimaginable, s espantosos, gnitos bragueros, recidas s de ortopedia, nas piden cuerpos, as enlazadoras o brazos estias submarinas. mirando puertas. vieso nas, pro pequeñas vibles. el cronista errante calle San Diego. número 134, brería Araya. ntiguo librero a piedra, ce el presidente na república mantelada, na bodega verde, na nación lluviosa. ibros umulan. Terribles nas que amedrentan zador de leones. geografías uatrocientos tomos: s primeros una llena, jazmines de archipiélago: ltimos volúmenes ólo soledades: s de nieve, susurrantes renos. siguiente número calle en pobres juguetes, de puertas próximas rne asada da arices crepuscular ciudadanía. hotel que sigue arejas n con cuenta gotas: rde negocio resura: mor busca plumas destinas. allá venden catres once deslumbrante, s descomunales truidas ez tilleros. como os barcos amarillos: n salir de viaje, rse nacimientos y agonías. la calle espera a del amor y su marea. ventana igue hay un violín encrespado en su dulzura ol abandonado. ta esa ventana mprendido os zapatos que se acumularon e él y las botellas as adornan su reposo. a transmigratoria Diego antiago de Chile, te año: a gas, a sombra, a lluvia seca. aso s obreros que se desgranaron s agonizantes autobuses an s los tangos en todas las radios mismo minuto. a conmigo opa gigante, bandera, r y monumento ino y de la patria cristalina n relámpago. n ocientos obreros udiantes: rios! obre para Chile! y Paz! escándalo! erran egocios, ye sparo, en de todas partes anderas. alle e ahora a arriba, a mañana: ola da ondo i pueblo te río lar ió sus afluentes da la extensión del orio. oche, la calle Diego por la unidad, la luz la llena. o, encio za en ella su navío. nos pasos más: una campana despierta. día que llega oso, en autobús desvencijado, ando su tarifa matutina ver el cielo azul un minuto, apenas un minuto de que las tiendas, onidos, raguen y trituren largo intestino calle. Oda al camino invierno azul mi caballo so al paso aber rro rva del planeta, renas adas una cinta mágica puma, nos uardados cacias, por boldos orientos, s, cerros hostiles, rrales eltos l nombre del invierno. iajero! as y no regresas: s caminos, es niebla. ero ido un punto, no a una cita, sólo oma tierra, sólo al invierno s caminos. eso mente ando el silencio ece nadie compaña. s cierto. oledades cierran jos bocas nsitorio, al fugaz, al dormido. oy despierto. nave en el mar guas es invisibles en y se apartan, s del aire, ueven nen nvisibles vidas tierra, las hojas ran en la niebla, ento sdichado rostro ra nta de los pinos. ve, da gota cae e una pequeñita a de la tierra: una copa de cristal que espera gota de lluvia. ar alguna vez so! Vivir mblorosa ación del camino as respiraciones sumergidas ampo en el invierno: nar para ser, sin otro o a propia vida, mo, junto al árbol, ultitud iento zarzas, semillas, s, enredaderas, unto a tus pasos, eciendo la tierra. iajero, niebla, encio, uerte, e viaja contigo, smo con tus muchas vidas. es cómo, a caballo, ando as y praderas, vierno, vez más me equivoqué: nar por los caminos: a verdad, ue vés de mi alma iajero resé do no tuve cretos la tierra epetía con su idioma. ada hoja está mi nombre escrito. edra es mi familia. na manera o de otra amos o callamos a tierra. Oda a un camión colorado cargado con toneles mpreciso r, aroma o agua, rgió abellos del día: nte olor, pana azón de humo, nvuelto e deshabitado hangar, undió sus colores. go, no se asuste. ólo oño a de Melipilla, s caminos, hojas eras, o un escalofrío olines, spedían s altos árboles. asa nada. Espere. casas, los tejados, apias al y barro, el cielo, ola amenaza: un libro personajes mente tristes. remos. Espere. nces o un toro esó el otoño mión colorado ado con toneles. ió de tanta niebla to vago cielo, repleto o una ada, e como el fuego, eñando su rostro cendio, su cabeza ón fugitivo. ntáneo, iracundo, so y turbulento, dante y ardiente o una estrella colorada. penas andía cero, fuego y oro, ro cal s toneles: esa tría rada mecimiento otoño cambió: rboles, la inmóvil dad, el cielo metales moribundos ieron a existir. ue como el fuego n vehículo corría anhelante u carga mí o si desde el frío de la muerte eteoro era y me golpeara rándome esplendor colérico da. mión ado oneles, ocado, cruzando aminos, a de Melipilla, en una ana, muló i pecho ordante ía rgía: evolvió el amor y el movimiento. rrotó o una llamarada smayo del mundo. 1956. Oda a la caja de té de Té quel de los elefantes, a costurero jecido, eño planetario de botones, o de otro planeta casa te oma sagrado, inible. legó de lejos sando s islas orazón de joven fatigado. ebre me tenía roso a del mar, y un de palmeras e mí se movía scando aire verde y canto pasiones. tón, primorosa, ecuerdas las de otros mares, uncio zón sobre el Asia, do se balancean os aíses s manos del viento ylán desparrama lores o una batida llera. de Té, o mi zón te s, ofríos, contemplaron os fabulosos mbién ay perdido a jazmín, a sueños, mavera errante. 1955. Oda al carro de la leña rro de la leña s bosques! ante atado adera pura! una te zón tuvo, ero s hachas, el o repentino s aves y, con uerte, so ro de la tierra! os del monte, n herida, ños dos grantes, os, den, bellos o héroes muertos, stados último guera. brachos, algarrobos, es, pinos, espinos, os bruñidos ecimiento vida en la tierra, recidos como minerales embargo os es de los follajes, usurro, del nido, eis otados minúsculos bres parecían s y que onto ntaron sus hachas o aguijones: el árbol, la tierra o si la golpearan en los huesos antó una ola olvo y de perfume, olvoriento aroma. también easte en tu caída: orazón ado en la fría bra s montañas s hachas cortando ramas antando vuelos y sonidos! uién era ner rso ío de la leña, ndar el camino, lverlo a la selva: rezar uevo ajestad ua rra asesinada erar egresen ves encendidas, nto pleno y puro s hojas, agante madera! Oda a la casa abandonada , hasta luego! o decirte do eremos: ana o no mañana, o mucho más tarde. iaje más, pero vez uiero te to mos razón de piedra: generosa eres u fuego ente cocina echo ue cae ranada uvia o si resbalara úsica del cielo! a mos entanas opresiva e prematura mos instalada s habitaciones. recida edas viviendo, tras mpo te recorre humedad gasta poco a poco tu alma. ces una levantan los papeles mullo ado, secto ido lpea, o, contra los muros, ndo e en la soledad ez gotera voz humana, o si allí estuviera en llorando. la sombra ecretos s casas cerradas, ento rechazado el techo la luna que florece. a, luego, ventana, a, fuego, que hierve, muro! a luego, hasta luego, na, cuando amos eloj e la puerta vez continúe palpitando u viejo zón y sus dos as inútiles adas tiempo. 1956. Oda a la casa dormida a adentro, en Brasil, por altas sierras bocados ríos, oche, a plena luna… cigarras ban a y cielo u telegrafía tante. pada la noche a redonda ua luna ierra bando s ciegas, ndose osques, gua negra, sectos victoriosos: spacio noche ue no somos: eras ue sólo os un movimiento en el camino, que corre re a sombra… amos nocturna, a, blanca, entreabierta, ada, o una isla, a profundidad de los follajes las olas luna. tros zapatos por las escaleras ertaban antiguos s, ua eando vatorio a algo. nas agaron las luces ábanas ieron palpitando stros sueño centro casa en tinieblas ertada de súbito brutales ros. dedor ras, nsa luna, bra, cio, soledad de seres, encio ro… asa entonces ó sus ojos, ó todas las mimos. Oda a un cine de pueblo r mío, os ne del pueblito. oche transparente o un molino o, elaborando llas. yo entramos ne ueblo, lleno de niños ma de manzanas. as antiguas cintas, os ya gastados. antalla ya tiene r de piedra o lluvias. ella prisionera illano ojos de laguna z de cisne, en más vertiginosos llos tierra. vaqueros oran us tiros ligrosa luna rizona. el alma n hilo esamos nes olencia, rmidable s espadachines en la torre, ros como avispas, alancha emplumada s indios ndo su abanico en la pradera. hos s muchachos ueblo n dormido, ados del día en la farmacia, ados de fregar en las cocinas. otros mor mío. amos a perdernos sueño oco: tras mos mos nuestra da verdadera, también ueños: ueños remos. 1956. Oda a la ciruela a la cordillera aminos s cercados iruelos, avés pompa ollaje, rde, la morada ación de las frutas ucía gatas ovales, recientes nes. suelo harcas jaban ensidad uro amento: re na y abierta. pequeño os primeros vida, obre ballo nceado la arboladura ruelos. en la infancia ar mo, na rama, oma del mundo, avel alino. e entonces rra, el sol, la nieve, achas lluvia, en octubre, s caminos, z, el agua, l desnudo, on i memoria nsparencia ruela: da ó en una copa aridad, su sombra, escura. eso boca ciruela, es ios mbar oloroso, líquida e la ciruela! aje tos árboles ros mbríos za mos a el nido iendo las verdes, as estrellas! ez cambié, no soy l niño ballo nos de la cordillera. ez na riz emadura edad o la vida ambiaron ente, cho, ma! , otra vez, vez vo l niño silvestre do mano levanto iruela: u luz arece evanto z del primer día tierra, ecimiento ruto y del amor delicia. ta hora, sea, plena o pan o paloma arga ealtad de amigo, ara ti levanto una ciruela ella, en su pequeña mbar morado y espesor fragante y brindo la vida onor tuyo, quien seas, vayas donde vayas: é quién eres, pero en tu corazón iruela. 1956. Oda al color verde do la tierra a y callada, cio y cicatrices, nsiones va seca dra congelada, eció rde, lor verde, l, ia, gua verde. erramó el cristal perado cieron multiplicaron umerosos es: es de pasto y ojos, es de amor marino, es ampanario, es ados, para d, para las algas, para el cielo, la selva rde tembloroso, las uvas ido verde. do tierra, ación del follaje, ólo ultiplicación ncho verde, grecido como e verde, y agudo n verde, so en la espesura, lico, sulfúrico mina obre, venenoso s lanzas adas, edo en el abrazo ciénaga, d de la hermosura. ana de la luna en movimiento, enos, muertos verdes enrojecen uz del otoño puñal del eucaliptus, frío o piel de pescado, medades verdes, es saturnianos e afligen agobiante luz, e volante nupcial luciérnaga, no lechuga cuando e sol en gotas s castos limones midos una mano verde. erde no tuve, ngo ndría, gor submarino y subterráneo, esmeralda, a verde entre las piedras, ojo bismo, mariposa helada, lla que no pudo ntrar cielo erró a verde ás honda ra terrestre, o rosario nfierno, o del mar o corazón de tigre éndida dormiste, piedra verde, de las montañas, atuo, ua hostil, endurecido verde. 1956. Oda a la cuchara ara, ca ás antigua o del hombre, en tu forma etal o madera olde palma itiva, onde ua adó ura sangre aje tación ego y cacería. ara eñita, iño ntas boca ás uo tierra, rencia silenciosa s primeras aguas que cantaron bios que después ó la arena. ombre gó eco desprendido u mano azo imaginario, adera chara l mundo cta, tumbrada ar e el plato a unos labios clavelinos olar e la pobre sopa olvidada boca del hambriento. ara, ste el hombre montañas, endiste los ríos, ste arcaciones y ciudades, llos y cocinas, fícil camino vida ntarte el plato del pobre n su boca. eso el tiempo nueva vida ando y cantando onemos, n un advenimiento de soperas, panoplia pura ucharas, un mundo ambre nando todos los rincones, s los platos puestos en la mesa, es flores, apor oceánico de sopa total movimiento de cucharas. Oda al primer día del año istinguimos era ballito ente de todos aballos. namos ente una cinta, nemos ello cascabeles colorados, media noche os a recibirlo o si fuera orador que baja de una estrella. o el pan se parece n de ayer, o un anillo a todos los anillos: ías adean s tintineantes, fugitivos, recuestan en la noche oscura. el último te n ferrocarril, hacia las lluvias istante archipiélago morado, hombre máquina, plicada como un reloj del cielo, hando los ojos nfinita a de los rieles, brillantes manivelas, veloces vínculos del fuego. onductor de trenes ocados a estaciones as de la noche, final ño mujer y sin hijos, igual al de ayer, al de mañana? e las vías maestranzas imer día, la primera aurora n año que comienza, el mismo oxidado r de tren de hierro: udan eres del camino, acas, las aldeas, vapor del alba, aber e trata puerta del año, n día dido ampanas, nado con plumas y claveles. erra irá día do, gris, celeste, tenderá en colinas, ojará con as parente a, go rollará tubo, ardará en la sombra. es, pero eña a de la esperanza, o día del año, ue seas igual o los panes o pan, mos a vivir de otra manera, mos a comer, a florecer, erar. ondremos o una torta uestra vida, cenderemos elabro, beremos eras un topacio. ño o, léctrico, fresco, ojas salen verdes o de tu tiempo: nanos azmines tos, odos los aromas legados, ue a, obre umano, reola ta e tantos ados zones, s, a o, ube venidera, nunca visto, manente! Oda al diente de cachalote mar vino algún día mando encia, re, sal, sombra verde, ue ensangrentó la cacería, ma acuchillada a erótica forma u dueño: ros, s, asteriales alotes Sur del océano hile. rea, des más lejano re a dad helada en las alas del albatros o skíes del cielo. o ar a moronada y construida, paila en que hierven des olas de plomo, que sobre mo de las aguas alan o escalofríos. ronto sobrevienen ca vida la muerte: veda emisumergido alote, áneo s profundidades, pula a eleva ntellada, adero submarino. ncienden, centellean scuas de marfil, el agua da lla atroz sonrisa, y muerte navegan vío negro que entreabre o una catedral su dentadura. ando ya la cola ecida como palmera e el agua, imal o del abismo ió ntella ombre pequeñito, rpón ido a mano mojada hileno). do só s, u sangriento día, arinero no s dientes bestia ó con su cuchillo etratos: una r y un hombre idiéndose, vegante l amor o, novia en la proa ausencia. tas s tocó mi corazón, mi mano, lla iel na ada diente. o amé rola roso ta arfil allena cera, achalote loco. vo, el or marina da hocico ola, fauce terrible céano, alfanje ncadenado nieblas: mpado nto errante, spedida ares, ebla, quel necer do empestuosas lágrimas urora ballenera. mor, labios mar, icionado ola, o rico urro de ala rota el intenso s jazmines), otel cerrado, oscuro, hiedras amarradas aso), beso como ra que asalta), boca y boca ar o, chipiélago, llar de las naves adas l frío, rando imal azul s profundidades alianas céano, imal nacido iluvio u ferretería firos. a aquí descansa e mi mesa y frente aguas de marzo. uelve gazo arenoso de la costa, por del otoño, la lámpara ida, razón de niebla. diente de la bestia, do por los dedos delicados mor, mínima nave arfil que regresa. Ya las vidas ombre y sus amores, pón sangriento, todo e fue carne y sal, aroma y oro, el desconocido marinero mar de la muerte se hizo polvo. lo de su vida ó el dibujo l amor diente terrible mar, el mar ndo, que ayer, abriendo anico de hierro, tando y atando sa sumergida u espuma, safío u vaivén eterno. 1956. Oda a la edad o creo en la edad. s los viejos n s ojos ño, niños ces observan o ancianos profundos. iremos da metros o kilómetros ses? o desde que naces? to s andar que o todos ez de caminarla por encima ansemos debajo de la tierra? ombre, a la mujer consumaron ones, bondad, fuerza, a, amor, ternura, que verdaderamente cieron su naturaleza maduraron, cerquemos nosotros edida empo al vez ra cosa, un manto ral, un ave etaria, una flor, cosa tal vez, no una medida. mpo, metal aro, flor rgo pecíolo, ndete argo s hombres, celos alos ta n sol escondido. oclamo no mortaja, a peldaños re, sinceramente vado ongitudinales averas. a, po, te enrollo, posito en mi silvestre voy a pescar u hilo largo eces de la aurora! Oda a la vieja estación Mapocho, en Santiago de Chile guo hangar echado al río, a del mar, Estación rosada, cuyas ginosas cavidades os y trenes ndo desbocados daron a las olas y las ciudades. umo, el sueño, el hombre vo, ovimiento, nto, mo, la alegría nvierno omieron tus muros, oyeron tus arcos, s hoy una pobre dral que agoniza. garon los dioses ran como ciclones enes ahuyentando las distancias. tro tiempo gentil serable nave de hierro entó las crinolinas sombreros altos, tras da era la vida de los pobres como un mar amargo deaba. el pasado, el pueblo anderas, esplandecías nosa o una jaula nueva: u cinta de barro o Mapocho aba tus des, niños dormían s alas del hambre. a Estación, no sólo currían guas del Mapocho a el océano, también mpo. elegantes an jecieron o eron en París, de alcoholismo. gente los trenes, vestidos viajeros, canastos, eras e amenazadoras multitudes. vieja Estación cionaria architó. La vida ó y multiplicó su poderlo edor de todos los viajeros, a, inmóvil, sagrada, jeció, dormida al río. ntigua ción, a como un túnel: n go a los siete océanos ueños, a Valparaíso, a las islas a el escalofrío de la espuma, ctitud s palmeras! s andenes ólo iajeros olvidaron elos, sas apagadas. s, etos, vidas, ranzas. Estación, be encio uiste untas de una estrella amada a la magnitud s mareas, anía s caminos! costumbró che vestido día ble tu viejo rostro do falsamente una fiesta, tras tu subterráneo zón tría stantes adioses ces. mo, Estación unto o oscuro, corriente turbia Mapocho, aste, ombras pasajeras, opio río mor intermitente, interminable. Oda a una estrella mado a la noche terraza n rascacielos altísimo y amargo tocar la bóveda nocturna un acto de amor extraordinario poderé de una celeste estrella. a estaba la noche me deslizaba a calle a estrella robada en el bolsillo. ristal tembloroso cía onto o si llevara aquete de hielo a espada de arcángel en el cinto. uardé roso jo de la cama que no la descubriera nadie, su luz esó ero na del colchón, ejas, cho de mi casa. modos cieron mí más privados menesteres. mpre con esa luz tral acetileno palpitaba como si quisiera sar a la noche, o podía cuparme de todos eberes fue que olvidé pagar mis cuentas quedé sin pan ni provisiones. ntras tanto, en la calle, motinaban eúntes, mundanos edores dos sin duda l fulgor insólito veían salir de mi ventana. nces gí vez mi estrella, cuidado volví en mi pañuelo mascarado entre la muchedumbre pasar sin ser reconocido. irigí al oeste, o Verde, allí bajo los sauces teno. é la estrella de la noche fría vemente hé sobre las aguas. me sorprendió e alejara o un pez insoluble endo noche del río erpo de diamante. Oda a unas flores amarillas ra el azul moviendo sus azules, ar, y contra el cielo, flores amarillas. bre llega. nque sea mportante el mar desarrollando ito, su misión, su levadura, la e la arena de oro na sola a amarilla amarran jos ierra, n del magno mar y sus latidos. o somos, seremos. re, ni fuego, ni agua tierra mos vez flores amarillas. Oda a las flores de Datitla los pinos la tierra prepara eñas cosas puras: as delgadas e cuyos hilos, spenden minúsculos faroles, ulas misteriosas s de aire perdido, otra allí mbra, da reada, s agujas verdes esparcidas l viento que ataca y desordena lo de los pinos. arena den os fragmentarios, nadas cortezas, s azules adera muerta, s que la paciencia s escarabajos dores bia de sitio, miles opas mínimas caliptus deja ólo netrante y movimiento nares marinos, evolvéis, ólo miel del amor y su delicia, a las circunstancias puras de la tierra: seca y huraña a del Mar, del Aire, ilencio. Oda al gallo n gallo umaje llano: la negra y blanca ron misa, antalones cortos plumas arqueadas u cola. patas enfundadas otas amarillas ban ar los espolones fiantes iba berbia za nada ngre enía aquella apostura: tatua rgullo. a rra seguridad, allardía: y fragante bra as eladas teadas uavidad uantes, gullosas espinas, tos pabellones cacia oscura r color de vino, dañas, espigas, rrales, ros tallos reunidos como hones de la arena, ndas ombrío verde do con tijeras, re el alto amarillo de pronto ilvestre nferencia de oro ce la tigridia res uas de amor violeta. as de Datitla ierto estuario a Plata, en las primeras del gris Atlántico, dades amadas, o si el fuego bolara ecisión final u hermosura: oscuros llos zabache as esdeñosos ojos allo caminaba como nzara ndo casi sin tocar la tierra. apenas ano aíz, un fragmento an vieron sus ojos, evantó en el pico o un joyero dedos delicados un diamante, ó con guturales oratorias gallinas de lo alto les dejó caer mento. dente no he visto galones y estrellas nado o este rtiendo visto cesible o este puro gonista de oro desde ono al de su universo gió a las mujeres u tribu ejarse en la boca orgullo, ndo a todos lados, ando mento tierra su ávida ia, iendo los pasos l, a las vertientes, o grano igo. gnidad de torre, uerrero gno, mno a las alturas ntado, pido , rapto ombras emplumadas, bro, nco, do, men viril integridad campestre, uevo frágil, paladín aurora, de la soberbia, in nido, al hombre nó su sacrificio ometer tirpe, rrumbar su canto. ecesita vuelo stura, scal del amor teoro tas excelencias gado, llinero carás con displicencia suma epartirás a tus gallinas. Oda al globo terráqueo ondo y liso manzana, icado… tersura ordilleras ras, las puntas laneta, se hicieron idad, las cavidades golpea el océano petra en la piedra scada, contorno verde, satinada son, nda cápsula uaves continentes y contactos. e divisa s bruñidos hemisferios, latón pulido lobo de la tierra, erribles trabajos de los hombres. e respira o mortal, azufre desierto, trán en las chacras, cieno naturaleza pestilente. emos quién camina ovario turbio s ríos entitud pesada, a paso, rodeado hojas y vapores ces. do en la nieve o uchilla, el mar ola scarga ntina, violenta mita, es, nda y tersa ginosa llera, o del abismo! ando los volcanes ja eto montaña re, za, rices, o, apa mundi, es obo dura, rviente y hórrido ntial nfierno. papel, es, rosados, aíses uestan parentes o algas, mismo, es tudes, mientos ombre, mitos, re, ridad, ria, blan, se desarrollan movimiento eterno. ada una s verdes praderas mapa y sus regiones cienden apagan idas, únen, otan, ornan después ras os tierra. ciudades an adrillos, anzas, ignos losos, dos s; apas de miseria, bandono, grimas has, tu redondo re etario asa ermina despeña ua medida s inundaciones. mapa mundi. o, como paloma verde opulenta, mo una endente cebolla, rra, no sangre, o, fertilidades. mujer, un hombre, pequeña mano n niño e o una llísima ña, esentan que tu redondez ro planeta. enen paralelos, bres ni meridianos: es estrella, os tu fría forma: tiene la tierra no tienes. igas ñando u convexa piel, con tu tersura. uiero ver undo ro dadero ue no somos os, s, os, apel planetario. os los hombres enes ros aridad que desde nuestras manos dará la tierra. Oda a la jardinera o sabía que tus manos eran helí florido, la azucena ata: que ver tenías el suelo, el florecimiento de la tierra, do cavar, cavar, ar piedrecitas nejar raíces de pronto, ultora mía, ólo manos tu corazón de tierra, allí as endo s tuyas, ndo as edas donde lan llas. pues, na a otra n ada, el rostro hado un beso arro, resabas ciendo, tu mano lo alstroemeria ó su elegancia solitaria, zmín ezó ebla de tu frente estrellas de aroma y de rocío. crecía trando tierra iéndose diata erde, je y poderío. e comunicabas emillas, da mía, nera roja: ano teaba a tierra instantáneo aro crecimiento. r, así también ano gua, razón de tierra, on idad rza a mis canciones. echo tras duermo árboles brotan i sueño. ierto, abro los ojos, plantado o de mí mbradas estrellas uben mi canto. sí, jardinera: ro amor stre: ca es planta de la luz, corola, orazón trabaja en las raíces. 1956. Oda al libro de estampas o de estampas puras! posas, os, as del mar, corolas, s que se inclinaron, oscuros, húmedos, ndos como uvas, aloso, il mas, página orcel ando as cosas, flores dadas! s páginas son eras o claveles, ramas de piedras ndidas l rubí secreto s revelan eve, alomas oruega, quitectura clara del rocío. o pudieron papel s bellezas, diciones itas? gurar en ti accesible ariposa ucaria us fosforescentes aciones de orugas, mismo tiempo lla motora cruza las praderas o un eño nte o, tas as del sol lejano. antes pas, entes submarinas, íbles llos? do de los milagros! ral iable bellera dos aminos, onario iento, de adoraciones estrelladas, agnánimas s y regiones, ero arcado tesoro, ada ranada, nte! Oda al limón quellos azahares tados a luz de la luna, quel de amor perado, ido en la fragancia, imonero el amarillo, e su planetario on a la tierra los limones. na mercadería! enaron las costas, mercados, z, de oro stre, imos mitades ilagro, o congelado corría e los hemisferios na estrella, icor más profundo naturaleza, nsferible, vivo, uctible, ó de la frescura imón, u casa fragante, u ácida, secreta, simetría. limón cortaron uchillos pequeña dral, side escondido ó a la luz los ácidos vitrales gotas alaron los topacios, ltares, esca arquitectura. cuando tu mano uña el hemisferio ortado n sobre tu plato, niverso de oro amaste, amarilla milagros, de los pezones olorosos echo de la tierra, yo de la luz que se hizo fruta, ego diminuto de un planeta. 1956. Oda a la luz encantada z bajo los árboles, z del alto cielo. mada ulgura hoja como fresca a blanca. cigarra eleva n de aserradero e la transparencia. na copa llena gua undo. Oda a la luz marina vez, espaciosa marina ndo de los cántaros ielo, endo de la espuma, arena, gitada sobre tensión del océano, o un bate de cuchillos ámpagos, e la sal caliente, el cielo ado o torre del mar sobre las aguas. de las tristezas? echo se abre ertido ma, z sacude uestro zón mapolas, an día del mar osas iedras adas a ola, ragmentos idos otellas, os gua, es, dos us dedos trella. an pos s hombres salobres, s mujeres es, s niños o algas, s que saltan cielo, ndo ventana urada, un traje, onte oscuro, reven mpetir hando la blancura, la claridad a borbotones, nde sus mangueras ca la insolente bra brazos blancos, manteles, alco y olas de oro, estupenda espuma, carros de azucena. río luz madurando en el espacio, ue nos traspasa mojarnos, cadera niverso, rosa cedora, renacida: día tus pétalos, árpados, a velocidad de tu pureza nda nuestros ojos enseñe a ver ola por ola ar r a flor la tierra. 1956. Oda a la magnolia en el fondo Brasil profundo, magnolia. vantaban negras aíces, oncos de los árboles plicables mnas con espinas. dedor opas s mangos ades as, con balcones, adas por os rellas. las hojas cientas, antiguas lleras, s terribles bocas voraces. dedor subía encioso nimales, de dientes mordían: a desesperada ngre y sombra verde! magnolia nda como un círculo eve ó hasta mi ventana reconcilió con la hermosura. e sus lisas hojas re y verde— da, erfecta o un huevo te, ta a piedra luna, dita fragante, eta de platino. grandes pétalos me recordaron ábanas primera luna morada, pistilo o orre nupcial s abejas. lancura s las blancuras, nolia inmaculada, resplandeciente, de nieve blanca imones, eta secretaria aurora, la s cisnes, ción radiante! rte sin purísima, te hermosura, varte mida árbol de mi alma, andeciente, abierta, umbrante, e la selva oscura s sueños! Oda al maíz rica, de un grano aíz te elevaste llenar erras espaciosas pumoso no. un grano de maíz tu geografía. ano antó una lanza verde, nza verde se cubrió de oro galanó la altura erú con su pámpano amarillo. , poeta, deja storia en su mortaja ba con tu lira ano en sus graneros: al simple maíz de las cocinas. ero suave barba da en el huerto e los tiernos dientes joven mazorca. o se abrió el estuche ecundidad rompió sus velos álido papiro que se desgrane a del maíz sobre la tierra. piedra viaje, regresabas. la piedra terrible, nguinario gulo de la muerte mexicana, a la piedra de moler, ada ra de nuestras cocinas. leche y materia rosa y nutricia a de los pasteles ste a ser movida milagrosas manos ujeres morenas. de caigas, maíz, olla ilustre s perdices o entre los fréjoles pestres, iluminas mida y le acercas rginal sabor de tu substancia. derte, cha de maíz, junto al océano antata remota y vals profundo. irte e tu aroma as sierras azules spliegue. , dónde ega oro? s tierras marinas cáreas, das, en las rocas itoral chileno, mesa desnuda minero ces sólo llega aridad de tu mercadería. la tu luz, tu harina, tu esperanza, ledad de América, hambre idera tus lanzas nes enemigas. e tus hojas como e guiso eron nuestros graves corazones ños provincianos menzó la vida granarnos. 1956. Oda a la manzana manzana, o brarte ndome u nombre ca, éndote. mpre nueva como nada die, pre n caída araíso: a la arrebolada aurora! difíciles parados go rutos de la tierra elulares uvas, mangos brosos, uesudas las, los higos marinos: es pomada pura, ragante, vegetación. do mordemos donda inocencia emos un instante ién recién creadas criaturas: enemos algo de manzana. uiero bundancia la multiplicación familia, o iudad, epública, o Mississipi anzanas, sus orillas o ver blación mundo a, reunida, acto más simple de la tierra: iendo una manzana. 1956. Oda a la mariposa de Muzo, aquella posa mbiana, era azul, que al aire gó metal vivo a otra s lejanas islas, pho, Monarca, Luna, ada como peces, es como tijeras, abrasadoras, encias amarillas, adas en las minas del cielo, ricas, efímeras el viento lleva en lo alto de la frente a como lluvias o pañuelos entre las flores! elestes lvoreadas con humo de oro, onto an o de diamante negro e la luz del ala vera anunciatoria fugacidad, de las tinieblas. ella ecuerdo de las más lejanas zonas, ada por la espuma, da claridad de la esmeralda, da al corto cielo rápida aurora ella ariposa, fuiste o nte agua marina, a verde. un día e el camino ba otro camino. las mariposas de la Pampa. pábamos desde do Tuerto a las alturas caliente Córdoba. ntra los caballos paban mariposas, ones de alas blancas y amarillas, reciendo el aire, palpitando o una red que nos amenazaba. espesa red lorosa olen y papel, de estambre y luna, as y alas y alas, ntra ladora masa as avanzaban ras cabalgaduras. maba el día con un rayo rojo tado al camino ntra el río aéreo, a la inundación ariposas ábamos las pampas argentinas. abían devorado falfa de las vacas, o largo del ancho territorio sólo esqueleto erdes plantaciones: bre para el vacuno n el río de las mariposas. galas, incéndialas! al paisano Aráoz, e el cielo una escoba grande, amos millones de alas, ndiemos uce de malignas posas, onízalas, dije, a pompa del aire za de oro sea, vuelvan, humo al cielo, ano a la tierra. posa serás, loroso gro de las flores, aquí llegaste: acarás al hombre y a su herencia, mpesino y a sus animales, conviene apel de tigre como celebro diante osura, a ultiplicación devoradora evaré el incendio, sin tristeza, evaré la chispa del castigo montaña de las mariposas. Oda a la migración de los pájaros a línea mar a el Gran Norte amado e el cielo: os pájaros ur, del ventisquero, vienen de las islas, nieve: alcones antárticos, ormoranes vestidos to, ustrales petreles del exilio. cia ocas amarillas erú, hacia las s encendidas aja California cesante río s pájaros ece ido espacio abierto de la niebla: s son las cohortes ciosas, la masa lumaje, mbloroso triángulo corre sobre éano frío, uce ado palpita, cha nave atoria. veres de pájaros marinos ron arena, eños os rrados as alas bruñidas o ataúdes os cielo. nto ges adas sobre útil ar, ar que continúa ueno blanco y verde de las olas, ernidad borrascosa del cielo. Aves, como mor, ando fuego, ndo desde samparo a la luz y las germinaciones, as en el vuelo vida, bre nea y las espumas de la costa ájaros que cambian de planeta ar u silencio de alas. 1956. Oda a un millonario muerto ocí a un millonario. estanciero, rey anuras grises onde se perdían aballos. ábamos su casa, ardines, scina con una torre blanca uas o para bañar a una ciudad. acó los zapatos, ó los pies cierta ridad sombría piscina verde. é por qué una escartando s sus mujeres. ban en Europa avesaban rápidas la nieve neo, en Alaska. e contó cómo do niño ía diarios aba panes. a sus periódicos aban las calles temblorosas, eaban a la gente con noticias cían con énfasis sus opiniones. a bancos, naves, dos y tristezas. ces con papel, a, memoria, ndía en su dinero, aba, ndo, dividiendo, plicando cosas, que se dormía. arece el hombre nunca pudo de su riqueza impregnaba, ba color abstracto—, se veía tro o un molusco ciego ado n muro impenetrable. ces, en sus ojos, fuego lejos, desesperado que moría. a supe si fuimos enemigos. ó una noche a de Tucumán. catástrofe ó su poderoso Rolls o cerca del río tafalco na ión oscura. odos muertos son iguales, no sé, no sé, so aquel bre, a su modo, con la muerte de ser un pobre prisionero. Oda al nacimiento de un ciervo costó la cierva alambrada. ojos eran oscuras almendras. an ciervo velaba mediodía rona de cuernos aba tar encendido. re y agua, bolsa turgente, tante, ella uevo ciervo me, informe. quedó en sus turbias lturas e el pasto manchado. erva lo lamía u lengua de plata. odía moverse, quel confuso, roso envoltorio, o, mojado, inerte, somando rma, ciquillo agudo real pe, jos más ovales tierra, nas nas, as ales del bosque. mía la cierva esar, lo limpiaba scuridad, y limpio tregaba a la vida. e levantó, l, pero perfecto, menzó a moverse, igirse, a ser, cubrir las aguas en el monte. el mundo radiante. elo sobre queña cabeza omo una uva parente, pegó a las ubres de la cierva meciéndose como si recibiera didas de luz del firmamento. Oda a la naranja mejanza tuya, magen, nja, zo el mundo: ndo el sol, rodeado áscaras de fuego: che consteló con azahares mbo y su navío. ue y así fuimos, erra, ubriéndote, eta anaranjado. os los rayos de una sola rueda didos o lingotes de oro anzando con trenes y con ríos sólita unidad de la naranja. illa llera, da del otoño, do uz no, desierta alitre lunario, aristas arradoras metal andino, do tro ntorno, tus aguas, mujeres, cómo los bosques ncean y hojas sagradas, go se derrama en los graneros naves navegan oscuros estuarios, prendo que eres, eta, naranja, ruta del fuego. piel se reúnen aíses os o sectores de una sola fruta, ile, a tu costado, rico, ndido ollajes azules acífico largo recinto de naranjos. anjada sea ada corazón del hombre, cimo, o y dulce sea: ntial de frescura enga y que preserve steriosa llez tierra pura unidad na naranja. Oda con nostalgias de Chile erras argentinas y muero ndo por mi patria, giendo a lo que a Chile me recuerda, oche las estrellas arden al otro lado de la nieve. ando las llanuras, viado en la palma del espacio, ifrando las hierbas pampa, verbenas, rrales, espinas, arece que el cielo los aplasta: elo, única flor de la pradera. de es el aire vivo, la intemperie y parecemos udos, solos en el infinito roso silencio. a es la tierra como te cuero de tambor: galopes, bre, historia, parecen en la lejanía. . dadme los verdes intos, sbeltas entes s Andes, bajo los parrones, da, tu cintura uitarra! dadme las olas acuden erpo cristalino i patria, dme al Este ver cómo se eleva ajestad del mundo n collar altivo de volcanes mis pies sólo el sello espuma, e del mar, eterna platería! ricano parece pampa extendida orazón, lo cruzan aminos gusta en él enciendan fuego elen y galopen os y viajeros. mi cuerpo, Patria, ma tu substancia: licas montañas desde donde bitante baja, enamorado, vegetaciones minerales a el susurro de los valles verdes. r de mis amores, a pura, do vuelva marraré a tu proa mbarcación terrestre, navegaremos undidos que tú me cubras pueda, contigo, eternamente, ino que regresa en cada otoño, ra de tus alturas, e tu marino movimiento! 1956. Oda a las nubes es del cielo Sur, s aladas, mpecable vapor, trajes del cielo, os, peces puros stío, arriba en el pasto, en las arenas do el cielo sois muchachas celestes, da al sol, la primavera blanca, ventud del cielo. amadas, corriendo as nidas l aire, ones luz, nidos gua! a un solo ombustión, de ira ende raderas tiales almendros or, uinoccial ndería vorada eopardos es, das por alfanjes, das por ndiarias. es desesperadas ntuales fallecimiento ol ada día, do rizonte, as uzan el espacio s aves del mar, vuelos e la perspectiva sgarran las nubes, suelve z del abanico delirante, y fuego no existen, eran sólo monias del cielo. a ti, nubarrona mpestad, reservo l espacio onte o mar, de sombra, ánico y tinieblas sobre el mundo obre las haces espuma noche iracunda céano bre la callada llera s bosques nocturnos , tinta de acero arramas, dones de luto en que se ahogan álidas estrellas. u paraguas cae densidad de plomo curidad y pronto eléctrica y humo blan como banderas ras, sacudidas l miedo. as s curidad al sueño s negras raíces, de la tormenta a la luz uevo plendor terrestre. imavera, nave osa, pura ena ielo o de viuda desdichada, a madre del trueno, o un traje de nube, amisa uestros materiales, vadme en el hilo luz o en el llo de la sombra orrer el cielo, todo el cielo. ocaré bosques, arrecifes aré cataratas y ciudades, la intimidad del universo, que con la lluvia saré a la tierra nversar en paz con las raíces. Oda a la ola vez a la ola i verso. uedo mil veces mil, eces, ola, antarte, ovia fugitiva del océano: ada ntas mpana lo alto bas enas. na ante dida dad iento, da como una ua parente eces mil alizada, cristalina, go la sal al suelo: ovimiento nvierte puma la espuma el mar construye nuevo resurge la turgencia. s veces, llo, a pura, nica da, as crines ndo de blancura ira del aire ovimiento, alas, saltas, corres uciendo el trineo nieve marina. ola, ola, eces mil ida, mil s mil erecta ramada: a, eces siempreviva a. 1956. Oda al doble otoño viviendo el mar mientras la tierra ene movimiento: ave otoño costa u muerte z inmóvil tierra, ar errante, el mar viviendo. ay o, te bate: máquinas gua, las azules eras, repitantes fábricas iento nando las iolentas flores, ísceras oro, ego música, to unión amorosa. mpre fueron oscuros jos toño tierra; viles s, semillas rgidas tiempo iba rola del frío, ago ma de hojas viéndose acha bosque e onco de cristales, de ierra sobre su rostro máscara ar escansa, no duerme, no se ha muerto. e en la noche rriga combaron strellas das, como trigo en el alba, ta ra o un niño ido ólo con el golpe aurora, o un tambor, despierta, ntesco, mueve. s sus manos mueve, cesante organismo, ntadura extensa, egocios l, de sol, de plata, ueve, lo remueve us arrasadores ntiales, el combate u movimiento, tras curre ste tierra. 1956. Oda a la pantera negra treinta y un años, olvido, ngapore, la lluvia nte como sangre uos muros blancos omidos a humedad que en ellos besos leprosos. ultitud oscura ía onto en un relámpago ientes ojos sol de hierro arriba implacable. é por calles inundadas , las nueces rojas ándose s de hojas fragantes, ruto Dorian iéndose en la siesta bochornosa. ronto estuve e a una mirada, e una jaula edio de la calle círculos ío, manes, electricidades enemigas, ojos entraron en los míos ándome ierra a pared leprosa. ntonces erpo que ondulaba bra de terciopelo, ica pureza, e pura. la negra piel lvoreados as la irisaban upe bien mbos de topacio xágonos de oro e traslucían do esencia ada ovía. antera ando pitando aje n cajón edio calle rable. a selva perdida ngaño, spacio robado, gridulce olor humano as polvorientas expresaba ojos rales sprecio, su ira madora, n sus ojos netrables cerraban la eternidad puerta salvaje. uvo o el fuego y, como el humo, do cerró los ojos zo invisible, inabarcable noche. Oda de mis pesares ez algún, algunos en saber í. me prohíbo ar de mis pesares. joven, casi viejo minando uedo nas nar orazón anto abajado, ojos exploraron la tristeza vieron sin llanto s embarcaciones islas. a contarles cómo do nací ombres, mis amigos, ban ledad, el aire lejano, a de las sirenas. olví piélagos, í de los jazmines, esierto, otros seres, ndo fui no sombra, adido, no, recibí los cargamentos orazón humano, levosas piedras envidia, gratitud servil de cada día. esa, Don, susurran vez más lejanas las sirenas: ean las espumas tan con sus colas adas nsparente s recuerdos. r y luz mojados o frutas gemelas uz de la luna embriagadora. cierro los ojos! surro del cielo se despide. a mi puerta a recibir espinas. Oda al pícaro ofendido ólo de la bruma, eras nvierno no, con su niebla, asado a soberanía s olas, de aquellas s que acompañaron estino. caro elevó riz verde, ó su picotazo o siguió como a sido, uma, el mar, anto. mor, a su caja alomas, ma y a la boca que amo, agré palabra, todo ro, toda tierra, fuego en mi canto ue el amor ngo sostiene de morir amándote, mío. caro esperaba s esquinas turbias ditas clavar su infame adura to moroso. siguió como era, como deben as cosas eternas, ujer u ramo cío, mbre con su canto. camino eblo esnudo mostró manos arradas guas y por minas. llos nantes mbros de mi familia: a mi sangre, or, elo: aquellos hombres hermanos a ellos quebrantable ria de mi canto. caro con otros ridos nó en una marmita esabios, reparó con odio, ecortes arras, leció oficinas os gos dujo rienta y polvorienta día. e olas lenaban aridad y canto el universo, onto me detuve diqué una línea i oda, ola ncia, as ntumaz y pícaro migo tantos años un solo saludo— lpe de la espuma na ola. loqueció onto caro so, ejo ofendedor claró dido, ó por las esquinas u lupa ada mo meñique de mi oda, ó ante los autores autoridades que todo el mundo utorizara, ndo parte us lamentaciones mó de tristeza, ndió en la más letárgica s melancolías o de su cueva a veces nar oficinas con suspiros. aleja: endas al poeta distraído na por semana, siglo a siglo, ue de pronto puede carte un minuto peligroso. 1956. Oda a la piedra rica elevada a piedra na; edra libre ario viento oscura mundo, onocida madre s ríos, que desató el picapedrero ntura morena antiguas manos ron piedra rtaran luna, to espolvoreado as olas, e trabajada por el viento. nico eleto quel do, bres ferruginosas, as de diamante, da, arriba durmiendo sábana y sábana eve soplo y silbido, uracanes. ba dra, s grises, ra ble ncia encarnizada, as, nos, s, mas y banderas edra verde, endurecida, gidas trofes, ra nevada, nevado ve. edra fue la proa, elantó al latido de la tierra, cho continente icano zó a cada lado ranito, íos cuenca roca eron. águilas oscuras pájaros de oro ron sus destellos, ron uro nido abierto otazos nave de piedra. o y arena frescos ron o plumas layas del planeta humedad n beso. eso de la vida dera olmando la copa tierra. ió el maíz y derramó su especie. mayas estudiaron sus estrellas. stes edificios polvo abiertos o antiguas adas s granos ron, s viejos destellos de amaranto tierra profunda se gastaron. s talladas en ra peruana, uestas en el filo s cumbres o hachas de la noche os de obsidiana, s desmoronadas en que aún ca es una estrella dida, lgor que palpita e la destrucción de su sarcófago. telas ro orio, piedra, lla vertebrada, e de nieve en donde ea el aire andino. rica, edra muda, hablas con tu lengua perdida, hablarás, solemne, nueva edra. 1956. Oda al viejo poeta io la mano o si un árbol viejo ara un gancho s y sin frutos. escribió desenlazando ilos y las hebras no a estaba ciosamente da os días, los meses y los años. en su rostro critura empo, nuta ante í estuvieran uestos neas y los signos e su nacimiento co a poco re ubiera erigido. as líneas profundas, ulos cortados a edad en su cara, os interrogantes, as misteriosas, iscos, lo que olvidaron las sirenas extendida dad de su alma, e cayó del llado cielo, staba en su rostro ado. a el antiguo gió pluma y papel duro o derramado vida dios desconocido cortejó su verso, ora, s mejillas, sterio ñó río gebra us revelaciones pequeñas, iables ospreciadas on frente undísimas nas ada, o pico ormorán errante, iajes y las olas sitaron tra marina. piedrecitas tables, ágatas nas quel bate, jos o a través de ellos apagada era, osa s manos oeta. a je edaba grande o si ya viviera na huesos do erpo se acercaban piel ntándola ueso, ueso que advertía eñaba, equeño l, al fin, de hueso, l poeta ado a caligrafía lluvia, os inagotables ntiales del tiempo. le dejé andando uroso a su muerte esperara ién casi desnuda n parque sombrío la mano n esmantelado dormitorio, él durmieran o dormiremos ombres: osa ambién cae ertida en polvo. 1956. Oda a un ramo de violetas po ramo en la sombra rgido: de agua violeta salvaje eron con tu aroma: resca hermosura rránea con tus capullos remeció mis ojos y mi vida. por una, flores alargaron licos pedúnculos, cando en la sombra tras rayo de una luz oscura que coronaron sterio u masa profunda de perfume, das n una sola estrella or remoto y corazón morado. o profundo, mo naturaleza, ces da, la cabellera, rada na náyade rota marina, de cerca, ena ridad azul de tu fragancia, a, flor de la tierra, terrestre rendes, y tu rayo violeta mbustión lejana de volcanes. erjo en tu hermosura ejo rostro tantas s hostilizado por el polvo o desde la tierra ansmites, es sólo un perfume, sólo el grito puro color total, es más bien palabra con rocío, humedad florida con raíces. il haz de violetas lladas, eño, misterioso etario sforo marino, urno ramo entre las hojas verdes, rdad es no hay palabra azul para expresarte: que toda palabra scribe un latido de tu aroma. 1956. Oda para regar e la tierra, sobre los pesares, desde tu mano el riego ece que caen eándose aguas, s de la ciudad para las bocas, las ollas, sino que ndo anguera aguas escondidas culto, del fresco zón enramado de la tierra. llí este hilo, sarrolla en agua, ultiplica en gotas, rige a la sed de las lechugas. polvo y de las plantas uevo aroma el agua. n olor mojado tro verde, resurrección de la frescura, agancia perdida orazón remoto ano de los bosques, ce el agua úsica en tus manos: uerza cristalina truyes una lanza parente ataca, empapa y mueve municación con las raíces. cción del agua silba, porrotea, canta, nreda etas fibras, sube como copa ordada, ia las hojas hasta parecen campanas lluvia, menta los viajes nsecto, caer sobre la cabecita n ave sorprendida haparrón de plata, ela que tu jardín o tu sembrado, yo de tus rosas piel genital de la magnolia, decen n gua con tu manguera, ado as emanaciones de tu huerto, a humedad del suelo, coronado o el rey de una isla a lluvia, nador de todos lementos, s, ardar la manguera, y enrollarla o una ima serpiente, s que sobre ti, sobre tus ramas ble polvoriento, de riego, aroma, mojando tu alma: adeces el riego que te diste. Oda a la sal sal alero vi en los salares. ue a creerme, la sal, la piel s salares, una boca ahogada a tierra. stremecí en aquellas dades do escuché desierto. a de Antofagasta mpa salitrosa a: a rada, stimero o en sus cavidades l gema, montaña na luz enterrada, dral transparente, al del mar, olvido s olas. ego en cada mesa te mundo, bstancia lvoreando z vital limentos. ervadora s antiguas gas del navío, ubridora océano, ria antada s desconocidos, entreabiertos eros de la espuma. o del mar, la lengua recibe un beso noche marina: sto funde en cada nado manjar tu oceanía la mínima, núscula el salero nseña ólo su doméstica blancura, el sabor central del infinito. 1956. Oda al serrucho e las nobles mientas, belto llo, z recién cortada de la luna, selado, recio ón, la generosa serrucho, z, el pez gno, urón de aciaga dentadura. mbargo, la hilera mos dientes n cantando madera, el del pino, la acidez lica del roble. remente ntando errín esparce tus proezas el viento mueve y que la lluvia hostiga. sumiste apostura o la del insólito martillo decoró con dos plumas de gallo beza de acero, que o un pez profunda tud submarina, o de tu tarea natatoria movilizas y desapareces o en el lecho oscuro del océano. ucho, pez amigo canta, evoras anjar que cortó tu dentadura, que lo derramas igas de madera. ucho azul, delgado jador, cantando ste mí ablas del ropero, todos os que en ellos re la pintura netre a la casa o de la luz por la ventana. oda la tierra us ríos navegaciones, os os, s embarcaciones del océano, alto deas suspendidas nieve, , más lejos: eto s institutos, casa florida amante, mbién patio abandonado e murió un Ignacio, un Saturnino, omo s profundas herrerías, das partes rrucho a, rrucho ado, con sus eños dientes escado casero y su vestido ar, de mina azul, de florete olvidado. serrucho, o ar osas amarillas de este mundo, eras puras, zas de la tierra y de la vida, nas, robles, sándalos ados, rgas leguas extendido. uiero condida dad, tu fuerza rescura, gura modestia dentado acero, mina de luna! espido fico cho, marino, ndote uedaría pre con tu metálica victoria en los aserraderos, n del bosque, pájaro serrín, tenaz ón de la madera! 1956. Oda al tiempo venidero mpo, me llamas. Antes cio puro, a pradera. o gota elgada corre como liebre hacia las zarzas cóncava noche. ices, tiempo, aquello ayer no me dijiste: asos apresura, razón reposa, rrolla tu canto. ismo soy. No soy? Quién, en el cauce s aguas que corren ifica el río? sé que allí mismo, na sola a orazón golpea, e ayer, desde lejos, e entonces, e mi nacimiento. e responde o oscuro mar canta y canto zco un ciego silbido, un rayo s olas, us anchas espumas en la noche. pues, tiempo, en vano as medido, ano transcurriste antando nos al errante. a una sola puerta toda la noche, ario, cantando. ora u luz se adelgaza o animal que corre iéndose en la sombra ices, do, e no me enseñaste e siempre. Oda a las tijeras igiosas as ecidas aros, ces), idas sois como las armaduras caballería. os cuchillos largos vosos, dos y cruzados siempre, os eños ríos rados, tó una cortante criatura, ez que nada en tempestuosos lienzos, ájaro que vuela eluquerías. as osas tía urera, do con su metálico lanco ron ra conada cia ando vecinos ros robos de besos y ciruelas. casa ntro de su nido jeras cruzaron ras vidas go ta ron y cortaron novias y muertos, recién nacidos y hospitales ron taron, pelo pesino o planta en la piedra, banderas uego o y sangre haron y horadaron, allo s viñas en invierno, o teléfono. tijeras olvidadas ron en tu ombligo o madre entregaron para siempre parada parte de existencia: , no necesariamente ras, rán algún día je, de difunto. ijeras n as partes: oraron undo ndo gual ía teza: fue paño las tijeras: cas as strería, s como cruceros, sculas cortan uñas oles forma de menguante luna, adas, marinas tijeras irujano cortan el enredo nudo equivocado en tu intestino. uí con las tijeras razón mi oda, que no se alargue y no se encrespe, que r en tu bolsillo ada y preparada ar eras. 1956. Oda a las tormentas de Córdoba eno mediodía gente a da de oro, onto un trueno o una ra e un tambor de cuero rojo, ja el aire bandera, ujerea el cielo a su agua verde sploma e la tierra tierra a tierra onada as ganaderías. osa es la aventura gua desbocada s alturas: ce que corrieran llos en el cielo, montañas blancas, sillas, sillones onces entellas n, huyen, estallan, mpo tiembla a cada azo celeste yo ma arios les ósforo de infierno tras ua ertida en granizo ba muros, mata neros, e asustada la perdiz, se esconde recámara el hornero, bora atraviesa o lento relámpago ramo buscando gujero, cae lcón eado a piedra celeste ora ento de la sierra ntesco, oso, a llanura tado. ntesco demente e escapó de un cuento n brazos en cruz iesa, gritando, las aldeas: ento loco uros algarrobos, e bellera s dulces sauces, ata e, arrastra cas y follajes, tas de cristal, camas de plomo. ronto cal sa es su madeja, nda la medalla ol encarnizado, mueve hoja, igarras an como sopranos, rtero otoral reparte mas de papel en bicicleta, en sube caballo, ro muge, rano, señores, do Oda al vals sobre las olas o vals, estás vivo ndo emente la manera zón enterrado, como el olor na planta profunda, ez como el aroma lvido. onozco os música, s libros sagrados, un e poeta s calles y muero do s sonidos enlutados ge sobre un mar de madreselva el ua, ile coronado un ramo celeste de palmeras. por las enramadas, arena quella costa, bajo lla luna, r contigo el vals s espumas ando tu talle a sombra ielo y su navío r sobre tus párpados tu ojos ertando cío mido en el jazmín fosforescente! vals de labios puros abiertos ivén oso s olas, orazón uo ntado nave música, als alomas, ada, vives mbargo o una cuerda fina, structible, ada con erdos ecisos, oledad, ierra, ardines! ar contigo, amor, ragante quella luna, quella antigua r, besar tu frente tras rueda lla ca e las olas! Oda al viaje venturoso viaje venturoso! la primavera jando en mi patria. motores ve de aluminio daron ron fuerza pura alando en el cielo. as cordilleras y los ríos é, las extensiones argentinas, olcanes, las ciénagas, las selvas: ro planeta verde. o lanzó el avión sobre las nubes ctitud de plata ando agua infinita, noches das o copas o cápsulas azules, desconocidos cuya llama slizó en el viento, que descendimos uestra estrella errante e la antigua nieve de Finlandia. unos días sa blanca, reclinada nave de madera, scú ó sus calles: speraba aridad nocturna, no transparente. es la luz del aire endida es la tierra a hora, ue el invierno e con espadas mares y los ríos, en espera, nos reconocemos: la vida en medio de la nieve. ando greso ó tu boca bajo los pinares atitla y arriba ron, crepitaron ntaron vagantes os, la luna de Montevideo, nces amor he regresado, alegría s anchos ojos; toqué la tierra ndote y amando aje venturoso! PABLO NERUDA, nacido y muerto en Chile (Parral, 1904 - Santiago, 1973), ha sido sin duda una de las voces más altas de la poesía mundial de nuestro tiempo. Desde el combate directo o desde la persecución y el exilio valerosamente arrostrados, la trayectoria del poeta, que en 1971 obtuvo el premio Nobel, configura, a la vez que la evolución de un intelectual militante, una de las principales aventuras expresivas de la lírica en lengua castellana, sustentada en un poderío verbal inigualable, que de la indiscriminada inmersión en el mundo de las fuerzas telúricas originarias se expandió a la fusión con el ámbito natal americano y supo cantar el instante amoroso que contiene el cosmos, el tiempo oscuro de la opresión y el tiempo encendido de la lucha. Una mirada que abarca a la vez la vastedad de los seres y el abismo interior del lenguaje: poeta total, Neruda pertenece ya a la tradición más viva de nuestra mayor poesía.