Tercer libro de las odas

Anuncio
En las Odas —según Hernán Loyola
— «Neruda subrayó la ruptura entre
el hombre y el mundo natural, pero
ya no desde una subjetividad
ahistórica que sólo vislumbraba en
la poesía posibilidades de salvación,
sino desde una conciencia que
afirmaba la perspectiva real de
alcanzar en el mundo del hombre la
plenitud del mundo natural».
Puede, por lo tanto, ser llamado un
«poeta realista», a pesar de las
restricciones
con
que
ocasionalmente se refirió a este
concepto. De hecho, la carrera
poética de Neruda no culminó en el
compromiso político, sino que se
orientó a lo que justamente se
puede llamar realismo poético (o
naturalismo),
la
principal
característica
de
sus
«Odas
elementales», trilogía que culmina
con este Tercer libro de las odas.
Pablo Neruda
Tercer libro de
las odas
Trilogía «Odas elementales» 03
ePub r1.0
Titivillus 29.11.15
Pablo Neruda, 1957
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
Odas de todo el
mundo
s para el que pase
pando
ramas mojadas
vierno.
dos
olores y tamaños,
icas, azules
lentas,
comer,
bailar,
seguir las huellas en la arena,
ser y no ser.
ndo odas
adas
villo,
o alambre,
s como cucharas,
nas selváticas,
en con pies de puma:
ben manejar
precaución, con rejas:
ron
s antiguos bosques,
n hambre.
bién escribo
costureras
clinación doliente,
ertas por
ma
rrado
s lilas.
n
stres minerales,
zas de los montes
i patria,
mplemente
r ultramarino.
n,
dirán ustedes
e llevan:
tes
nados
mento,
ras alegrías infundadas,
s
n
smigrando
egiones
río y aguacero.
odo
oco
o para todos.
hay otras
as
ando alrededor
noche o debajo
s muebles o dentro
orazón
ido.
o tiempo,
o aún mucho tiempo
ngo una caracola
recoge
naz melodía
ecreto
guarda
u raja
ertida en martillo o mariposa—,
po
ras sombrías
oger
olvidada
ra darte
uien lo quiera
imavera larga de mi lira.
pues,
s manos
sito
atado
ores y herraduras
ós,
a más tarde:
a más pronto:
a que todo
canto.
Oda a la abeja
itud de la abeja!
a y sale
armín, del azul,
marillo,
más suave
idad del mundo:
en
orola
pitadamente,
negocios,
raje de oro
ntidad de botas
illas.
ecta
e la cintura,
domen rayado
barrotes oscuros,
becita
pre
cupada
n hechas de agua:
odas las ventanas olorosas,
uertas de la seda,
tra por los tálamos
mor más fragante,
eza
cío
o con un diamante
todas las casas
visita
eriosa,
y pesada
espeso aroma,
da luz que cae en goterones,
que a su
cio
ctivo
sa
las góticas almenas
sita
oducto
flor y del vuelo,
l nupcial seráfico y secreto!
itud de la abeja!
ación
ada
unidad,
gio
tante!
ban
ros
eros
rabajan
ctar,
ces
mbrosía:
siesta
erano en las verdes
dades
sorno. Arriba
l clava sus lanzas
nieve,
mbran los volcanes,
mares
tierra,
es el espacio,
lgo
iembla, es
emante
zón
erano,
razón de miel
plicado,
morosa
epitante
uelo y oro!
as,
jadoras puras,
les
ras,
, relampagueantes
etarias,
ctas,
rarias milicias
en el combate atacan
aguijón suicida,
ad,
ad sobre
ones de la tierra,
ia de oro,
tud del viento,
did el incendio
s flores,
d de los estambres,
udo
or
eúne los días,
pagad
el
epasando
ontinentes húmedos, las islas
lejanas del cielo
este.
a cera levante
uas verdes,
el
ame
uas
itas,
océano sea
ena,
rra
y túnica
ores,
mundo
ascada,
llera,
miento
ante
anales!
Oda al mes de agosto
vez vuelvo
aro
tierra,
ar
ar
ras silvestres,
a, ramas, luna.
to
al,
to
io y frío,
lumna
eva
e la tierra al cielo
coronan
iedras estrelladas,
che del zafiro.
rno
cer tu rectángulo
na
eve,
nco, azul, me enseña
ra
metría
ección
ta:
undo está sin hojas,
atidos,
ojado de todo
e muere:
lo
ra y frío,
desnudo de cristal en donde
argas letras de la luz se elevan.
to sin
s, ni
eros,
to sin zapatos
caminan
a los sufrimientos,
vo
oledad
ahogarme
la,
me con tus aguas,
que en mí
ale
e por los bosques
ras, hojas
as
gosto, y todo tenga
nsión limpia,
r de cielo, altura
ven corazón bajo la lluvia.
a potencia,
dad
ojada
tierra,
acta
s caminos.
ro
edio
luz de agosto
angre
una vez
da:
o una
abitada
la,
más aroma que el aire marino
nvisible de un romero amargo.
a paso,
ada:
ay sino
y nieve.
do hasta sin mí,
in,
más clara
dad de la tierra!
1956.
Oda al albañil
tranquilo
bañil
uso
adrillos.
cló la cal, trabajó
arena.
risa, sin palabras,
sus movimientos
ndo la escalera,
ando
mento.
bros redondos, cejas
e unos ojos
s.
ado iba y venía
trabajo
su mano
ateria
a.
al cubrió los muros,
olumna
ó su linaje,
echos
dieron la furia
ol exasperado.
n lado a otro iba
uilas manos
bañil
endo
riales.
fin
mana,
olumnas, el
de
arena,
duría y manos,
guraron
ncilla firmeza
rescura.
ué lección
io con su trabajo
bañil tranquilo!
1956.
Oda a un albatros
viajero
ran albatros
ó aquel día.
cayó
s húmedas
as.
En este
o, en
día
oño plateado
viznero,
cido
red
peces fríos
ua
ar.
Aquí
endo
e magna.
uerte
o una cruz negra.
unta a punta de ala
metros de plumaje
cabeza curva
o un gancho
os ojos ciclónicos
dos.
e Nueva Zelandia
ó todo el océano
r en Chile.
qué? Por qué? Qué sal,
ola, qué viento
ó en el mar?
levantó su fuerza
a todo
pacio?
qué su poderío
obó en las más duras
dades?
e su meta
agnética rosa
na estrella?
á saberlo, ni decirlo.
céano en este
o sendero
ene
ninguna,
albatros errante
interplanetaria
bola
ictorioso vuelo
ncontró sino días,
es, agua,
dades,
cio.
on sus alas, era
ergía,
rección, los ojos
vencieron
sombra:
alaba en el cielo
ás
onocida.
ro extenso, inmóvil
cías
ndo
los continentes
e mares perdidos,
lo
lor de ala,
gil
e de campana y pluma:
ambiaba apenas
ajestad el rumbo
unfante seguías
n el implacable,
erto
otero.
moso eras girando
as
entre la ola y el aire,
rgiendo la punta
ala en el océano
ntándote en medio
extensión marina
as alas cerradas como un cofre
cretas alhajas,
nceado
as
arias
mas
o una profecía
movimiento de los salmos.
albatros, perdón.
en silencio,
do lo vi extendido,
otado
arena, después
inmensa
sía.
e, le dije, nadie
ntará sobre la tierra
na
a de pueblo
robadora
ua,
tendrán en medio
s tristes laureles
ales
mbre de bigotes
evita o espada,
e mató
guerra
aldeana,
e con un solo
sangriento
polvo
scuela
uchachas,
e usurpó
erras
s indios,
cazador
alomas, al
minador
snes negros.
peres,
y del viento,
e de los mares,
peres
mulo
do
proeza,
entras
os ciudadanos
regados en torno a tus despojos
rancaban
pluma, es decir,
étalo, un mensaje
canado,
e alejé
que,
o menos,
cuerdo,
iedra, sin estatua,
tos versos vuele
vez postrera contra
stancia
ede así cerca del mar tu vuelo.
capitán oscuro,
otado en mi patria,
que tus alas
losas
n volando sobre
a final, la ola de la muerte.
1956.
Oda al algarrobo
muerto
inábamos desde
ral, polvoriento
uestro planeta:
mpa circundada
l celeste cielo:
y clara luz en el vado.
vesábamos
anca Yaco
a las soledades de Ongamira
do
do sobre la pradera
mos
bol derribado,
garrobo muerto.
mpestad
noche
ntó sus raíces
ntinas
dejó crispadas
o una cabellera de frenéticas crines
adas en el viento.
cerqué y era tal
erza herida,
eroicas sus ramas en el suelo,
iaba su copa
ajestad terrestre,
cuando
é su tronco
ntí que latía
ráfaga
orazón del árbol
izo cerrar los ojos
ar
beza.
duro y arado
l tiempo, una firme
mna trabajada
a lluvia y la tierra,
mo un candelabro repartía
edondeados
os de madera
e donde
erde y sombra verde
igó a la llanura.
garrobo
firme
opa de hierro,
mpestad americana,
uilón
pradera
un golpe de cielo
bó su hermosura.
quedé mirando
e hasta ayer
boló
r silvestre y nidos
lloré
ue mi hermano muerto
an bello en muerte como en vida.
espedí. Y allí quedó
tado
e la tierra madre.
al viento
ndolo y llorándolo
de lejos vi
ciaba su cabeza.
Totoral, 19 enero 1956
Oda al alhelí
do envuelto en papeles,
rador siniestro
bros y libracos,
é a la Isla, al sol
marina,
nqué del pequeño
lhelíes.
iré a la barranca,
ncrepé
ándoles
pasiones contrarias,
as de mar, espinas
nadas
urpúreos relámpagos:
ispuse
rdín de arena.
aré suburbana
agancia
lhelí que el viento
sparció con invisibles dedos.
he vuelto
ués de largos
s,
cidos a siglos, años
ombra, luz y sangre,
ntar
íes
Isla;
as flores
as
agante,
gonistas puras
ilencio:
mo
ue
ndí
aridad
ndo
pezando
a tierra,
do caí con la cabeza
eada, un
andor
do,
yo blanco,
or infinito de pañuelo
ecibió:
obres alhelíes
el aroma, de perdida nieve
speraban: rodearon
abeza
estrellas o manos
cidas,
nocí
oma
inciano,
í a vivir aquella
midad fragante.
dos alhelíes
dados,
onadme.
a
tras
tiales flores
en
i jardín de arena,
egnando
orazón
omas amorosos:
tarde
ama
istalino viento del océano
de sal azul,
e marina.
a la claridad ha regresado!
arece
onto
el mundo
ás
llo
hubiera llenado
helíes.
uesta
rra.
ieza
lemente
uevo día de alhelíes.
1956.
Oda a las algas del
océano
onocéis tal vez
esgranadas
entes
céano.
mi patria
luz
ada día.
mos
filo
ola,
olor del mar,
estrellado vino.
ces
ltas
palma
na
mano verde
jido
loroso:
a
abable
s algas.
nlutados
tes
céano,
alto
muro de la ola,
campana
mar,
ansparentan,
an
res
s islas,
an
osarios
suave turgencia
l de sus pezones
lancea
so
ire que las toca!
espojos
ran
marino
a desenterrado,
llera
ielo submarino,
a de los planetas
odaron
ndo
océano.
ndo sobre
che y la marea,
das
o balsas
ura
y goma,
didas
un pez, por el sol, por el latido
na sola sirena,
onto
na
ajada de furia,
ar
las piedras
itoral los deja
o jirones
os
hogados,
aria,
do
os
andera,
o flores caídas de la nave.
manos, tus pupilas
ubrirán
úmedo universo de frescura,
nsparencia del
mo
s viñas sumergidas,
gota
álamo
no,
ncho lecho azul
ecorado
escudos de oro,
lones minúsculos,
es protozoarios.
anjadas, oxidadas formas
pátula, de huevo,
almera,
icos
ntes
eados
abable
miento
orazón
no,
de los sargazos
hasta mi puerta
el despojo
rcoíris,
dme
r en mi cuello, en mi cabeza,
ámpanos mojados
céano,
bellera muerta
ola.
1956.
Oda al aromo
r o niebla o nube
odeaban.
or San Jerónimo
a el puerto
dormido cuando
e el invierno
montaña
z amarilla,
orre florida
al camino y todo
enó de perfume.
un aromo.
tura
abellón florido
nstruyó
miel y sol y aroma
él
tedral del polen,
ofunda
ad
s abejas.
me quedé mudo
n los montes
hile, en el invierno,
marinos,
tos,
ltados
agua invisible
ielo plateado:
bol mimosa
en la sombra
illos
o si
primavera errante
biera desprendido
ampana
iera
ndo
l sonoro,
illo,
illo
o ninguna cosa puede serlo,
canario, ni el oro,
piel del limón, ni la retama.
mo,
errestre,
osión
erfume,
ada,
ata,
llera
do el amarillo
amado
na sola ola
llaje,
mo
antado
al
rno
nte
ar
illo,
de la batalla,
udo,
rmado,
batallones de la lluvia,
mo,
nte,
ia
avera,
do es tu trabajo
amarillo amor es tu espesura.
oclamo
mundo:
emos
un instante
orros
stres,
antes, alcohólicas
pas,
ardones de miel
ciopelo,
ir
jos,
misa.
razón,
lo
temblor fragante,
copa
illa
ser sólo aroma
eta,
n de honor, intimidad del oro,
a de tu fragancia.
1956.
Oda a un gran atún
en el mercado
mercado verde,
rofundo
no,
ectil
orio,
to.
a tu alrededor
lechugas,
ma
tierra,
horias,
mos,
verdad
na,
desconocido,
ndable
bra,
unda,
mo,
tú sobrevivías
tranado, barnizado,
go
profunda noche.
tú, bala oscura
bismo,
ra,
uida
en un punto,
pre
ciendo,
ando en la corriente
ladas aletas,
lando
velocidad,
transcurso
bra
na
o enlutada flecha,
o del mar,
pida aceituna.
rto te vi,
to rey
i propio océano,
tu
e, abeto
marino,
s maremotos,
ojo muerto,
mercado
mbargo
rma
ico dirigido
nfusa derrota
naturaleza:
la verdura frágil
as
como una nave,
do
legumbres,
ala y proa negras y aceitadas,
o si aún tú fueras
mbarcación del viento,
ica
a
uina
na:
ta navegando
guas de la muerte.
1956.
Oda al barco
pesquero
ronto en noche pura
rellada
razón del barco, sus arterias,
ron,
ultas
entinas construyeron
agua
stillo
rpientes:
ego aniquiló cuanto tenía
sus manos
ndo con su lengua
bellera
pólvora
ló
o un trueno,
o aplastada cápsula,
mbarcación pesquera.
ce
n los
tos
adores,
minados
che fría.
a
ieron de este viaje,
solo dedo de hombre,
solo pie desnudo.
oca muerte quince
adores
el terrible
no
hile,
llos
tos errantes,
lsados
ielo y de la tierra
anta soledad en movimiento,
n
o ceniza
otable,
o aguas enlutadas
caían
vas de mi patria,
a,
da,
a devoradora que golpea
razón de Chile y sus claveles.
hos
muertos
erra y mar,
obres
mina
dos
a negra
a de la tierra,
dos
ulfúricos
es
mineral andino,
la
usina,
simo hospital
esamparo.
pre
es
legidos
a muerte,
osechados en racimo
as manos heladas
cosechadora.
éstos
tados
ena, en plena sombra,
estrellas
a todas las aguas
céano,
ce
tos
ntes,
rados
sal, a la ola,
espumas,
uda
n
ce
les
ados
razón marino
i pobre
ia.
án el ancho
d de agua negra,
ica luz
velará
uerpos
ernidad
s estrellas,
años
rá por el cielo
che del naufragio,
lla noche.
mar
la tierra
erán
n día
ros muertos.
erán
do
tros estemos
aderamente
s,
do
mbre
ierte
pueblos
nen,
ersos, solos, confundidos
el fuego y el agua,
ados, quemados,
erra o mar, tal vez
án reunidos
in
uestra sangre.
quina
la victoria sólo nuestra.
es la flor final de los caídos.
1956.
Oda a la bicicleta
l camino
tante:
l se desgranaba
o maíz ardiendo
rra
osa
finito círculo
cielo arriba
deshabitado.
ron
a mí
icicletas,
nicos
tos
quel
to
del verano.
osas,
ces,
parentes:
arecieron
mientos del aire.
ros y muchachas
fábricas
gando
jos
rano,
abezas al cielo,
dos
os
s vertiginosas
letas
ilbaban
ando
tes, rosales, zarza
diodía.
é en la tarde cuando
muchachos
ven,
n, coman, levanten
opa
no
onor
mor
la vida,
a puerta
rando
cicleta
vil
ue
ovimiento fue su alma
caída
to transparente
ecorre
rano,
eleto
ólo
pera
uerpo errante
a urgencia
uz.
cir,
rección
ada día.
1956.
Oda al bosque de las
Petras
a costa, entre los
liptus azules
mansiones nuevas
lgarrobo,
un bosque
mne:
ntiguo
do de árboles
olvidó la muerte.
siglos
cieron
roncos, cicatrices
eron cada rama,
za y luto
ron sobre sus antiguas copas,
marañó el follaje
no y otro
o telas titánicas
aña
ron los ramajes como dedos
gonizantes verdes
ados
en otros y petrificados.
ejo bosque vive
alguna nueva
asoma en la altura,
do
tó
primavera,
gota
sina fragante
n el agua y muere.
ta, quieta es la sombra
silencio compacto
al negro
los viejos brazos
s desfallecidos candelabros.
elo se levanta,
ies nudosos se desenterraron
n muertos de piedra,
uas rotas, huesos,
aíces
afloraron a la tierra.
oche
l silencio
profundo lago
ue salen
rgidas
encias,
lleras
usgos
lianas,
uos
rquesa,
cientos lagartos olvidados,
as mujeres locamente muertas,
eros
umbradores,
canos.
uebla el viejo bosque
s Petras
o un salón
aje
go
bra,
a,
po,
do
ándolo.
nvisibles seres
cogen
viejo bosque
ve
inmovilidad, a su solemne
d de piedra y sueño.
1956.
Oda al buque en la
botella
a navegó
o en tu barco:
parente
vo
arcación ninguna
mínimo
o
drio
aprisionó
ormas
cío,
la,
uyo
o
velero,
la,
iente
sía,
cia
rayecto,
ula
mor sobre las olas,
s sirenas!
é que
garganta
ada
ron
eñitos
nteros
volaban
na abeja, moscas que traían
lomo
mientas,
os, tablas,
eles
nutos,
en una botella
rfecto navío
reciendo:
sco fue la nuez de su hermosura,
o alfileres elevó sus palos.
nces
só al astillero
a navegar
botella
ndo
núscula, azul
nería.
botella,
tro
de tu cielo,
vantó
vío
eño, sí,
sculo
el inmenso mar que lo esperaba:
rdad
ue nadie
nstruyó
navegará sino en los sueños.
1956.
Oda al buzo
ó el hombre de goma
s mares.
ado
cía
ndo
gua,
eto
do,
hado
visible alga.
oceánico bote
on
adores
pientos,
dos
a noche
océano,
on
ntando
s peces fosfóricos
o voltaico,
rizos cayendo
ntonaron
e las arenas
ncor quebradizo
us púas.
ombre
marino
sus grandes piernas,
mente
aleó entre intestinos,
bles de pescado,
gaviotas cortaban
re libre con
eloces tijeras,
buzo
o un ebrio
naba
playa,
co,
ndado
ólo
vestido de cetáceo,
aún
o mar
dio tierra,
aber cómo
ir los inmensos
de goma.
estaba naciendo.
esprendió
mar
o del útero,
ente,
sombrío, débil
vaje,
n
do.
vez
caba
las aguas
arena.
día
ndo
proa
crueles
entes,
o
acifico
no,
zo
nacer,
rse
truo,
bra,
zar
cautela,
nder
verse
entitud
na
marina,
as
amientos
gua,
ger
ostiles
s, estalactitas,
oros
profunda soledad
quellos
dos
nterios,
o si recogiera
lores,
ndo como un globo
re negro
z, hacia
ercedes,
ara, su Rosaura,
ifícil
ar, comer
uevo.
omienzo
l hombre tan grande
vía inconcluso,
aleante
la oscuridad
os abismos.
o todas las cosas
aprendí
i existencia,
dolas, conociendo,
ndí que ser buzo
oficio
il? No!
ito.
Oda al cactus
desplazado
mos un gran cactus
erra adentro
la playa verde.
a las raíces
gante
das
piedra
agarraba
uella dura
rnidad
ubterráneos,
acables
ulos.
cota
ndo
go,
ca
tremecía como
riera,
enas
ovía
elisco verde,
azado
odas las espiras
tierra,
con un lazo
marramos
ndo
todos
bamos
grada columna
s montes.
nces
diado
enido,
elto en
y ruedas
tramos
izada
ura,
as
en
có la mano
getal ardiente,
avó sus espinas
n sangre marcó la mordedura.
lantamos
ndo al mar sombrío,
a
las.
migo,
do por todas
úas
rgullo,
stuoso
nueva
mnidad de estatua.
amos
ntinamente
s,
ombres
hazaña,
ndo
o
us
montaña andina
adado
arena.
ontinuó
ra
encia:
tros
miramos
o humillados,
s
eleros.
to amargo
mar
nceó
lgada
ta
lto solitario con espinas:
ludó
éano
1956.
Oda a la calle San
Diego
a calle
Diego
re de Santiago
al Sur majestuoso.
iaja en tren el aire.
aso a paso
ndo
ero las ventanas,
o los ríos,
tarde los volcanes.
mente,
esquina
calle Alameda
un café pequeño
parece
utobús
ado de viajeros.
o viene
gocio
llos, timbres, placas.
se puede
prar en letras blancas
do azul bruñido
ulo temible de «Dentista».
eslumbra esta tienda.
que siguen tienen
rrebato
que quiso ser
ólo transitorio
quedó formado
siempre.
lejos
en
maginario, lo inimaginable,
s espantosos,
gnitos bragueros,
recidas
s de ortopedia,
nas
piden cuerpos,
as enlazadoras
o brazos
estias submarinas.
mirando puertas.
vieso
nas,
pro pequeñas
vibles.
el cronista errante
calle San Diego.
número 134,
brería Araya.
ntiguo librero
a piedra,
ce el presidente
na república
mantelada,
na bodega verde,
na nación lluviosa.
ibros
umulan. Terribles
nas que amedrentan
zador de leones.
geografías
uatrocientos tomos:
s primeros
una llena, jazmines de archipiélago:
ltimos volúmenes
ólo soledades:
s de nieve, susurrantes renos.
siguiente número
calle
en pobres juguetes,
de puertas próximas
rne asada
da
arices
crepuscular ciudadanía.
hotel que sigue
arejas
n con cuenta gotas:
rde
negocio
resura:
mor busca plumas
destinas.
allá venden catres
once deslumbrante,
s descomunales
truidas
ez
tilleros.
como
os barcos amarillos:
n salir de viaje,
rse
nacimientos y agonías.
la calle espera
a del amor y su marea.
ventana
igue hay un violín
encrespado en su dulzura
ol abandonado.
ta esa ventana
mprendido
os zapatos que se acumularon
e él y las botellas
as
adornan su reposo.
a transmigratoria
Diego
antiago de Chile,
te año:
a gas, a sombra,
a lluvia seca.
aso
s obreros que se desgranaron
s agonizantes autobuses
an
s los tangos en todas las radios
mismo minuto.
a conmigo
opa gigante,
bandera,
r y monumento
ino y de la patria cristalina
n relámpago.
n
ocientos obreros
udiantes:
rios!
obre para Chile!
y Paz!
escándalo!
erran
egocios,
ye
sparo,
en de todas partes
anderas.
alle
e ahora
a arriba,
a mañana:
ola
da
ondo
i pueblo
te río
lar
ió sus afluentes
da la extensión del
orio.
oche, la calle
Diego
por la unidad, la luz la llena.
o,
encio
za en ella su navío.
nos pasos más: una campana
despierta.
día que llega
oso, en autobús desvencijado,
ando su tarifa matutina
ver el cielo azul
un minuto, apenas un minuto
de que las tiendas,
onidos,
raguen y trituren
largo intestino
calle.
Oda al camino
invierno azul
mi caballo
so al paso
aber
rro
rva del planeta,
renas
adas
una cinta mágica
puma,
nos
uardados
cacias, por boldos
orientos,
s, cerros hostiles,
rrales
eltos
l nombre del invierno.
iajero!
as y no regresas:
s caminos,
es
niebla.
ero
ido
un punto, no a una cita,
sólo
oma
tierra,
sólo al invierno
s caminos.
eso
mente
ando el silencio
ece
nadie
compaña.
s cierto.
oledades cierran
jos
bocas
nsitorio, al fugaz, al dormido.
oy despierto.
nave en el mar
guas
es invisibles
en y se apartan,
s del aire,
ueven
nen
nvisibles vidas
tierra, las hojas
ran en la niebla,
ento
sdichado rostro
ra
nta de los pinos.
ve,
da gota cae
e una pequeñita
a de la tierra:
una copa de cristal que espera
gota de lluvia.
ar alguna vez
so! Vivir
mblorosa
ación del camino
as respiraciones sumergidas
ampo en el invierno:
nar para ser, sin otro
o
a propia vida,
mo, junto al árbol,
ultitud
iento
zarzas, semillas,
s, enredaderas,
unto a tus pasos,
eciendo la tierra.
iajero,
niebla,
encio,
uerte,
e viaja contigo,
smo con tus muchas vidas.
es cómo, a caballo,
ando
as y praderas,
vierno,
vez más me equivoqué:
nar por los caminos:
a verdad,
ue
vés de mi alma
iajero
resé
do no tuve
cretos
la tierra
epetía con su idioma.
ada hoja está mi nombre escrito.
edra es mi familia.
na manera o de otra
amos o callamos
a tierra.
Oda a un camión
colorado cargado con
toneles
mpreciso
r, aroma o agua,
rgió
abellos del día:
nte olor,
pana
azón de humo,
nvuelto
e deshabitado hangar,
undió sus colores.
go, no se asuste.
ólo
oño
a de Melipilla,
s caminos,
hojas
eras,
o un escalofrío
olines,
spedían
s altos árboles.
asa nada. Espere.
casas, los tejados,
apias
al y barro, el cielo,
ola amenaza:
un libro
personajes
mente tristes.
remos. Espere.
nces
o un toro
esó el otoño
mión colorado
ado con toneles.
ió de tanta niebla
to vago cielo,
repleto
o una
ada,
e como el fuego,
eñando su rostro
cendio, su cabeza
ón fugitivo.
ntáneo, iracundo,
so y turbulento,
dante y ardiente
o una estrella colorada.
penas
andía
cero, fuego y oro,
ro
cal
s toneles:
esa
tría
rada
mecimiento
otoño
cambió:
rboles, la inmóvil
dad, el cielo
metales moribundos
ieron a existir.
ue como el fuego
n vehículo
corría anhelante
u carga
mí
o si desde el frío de la muerte
eteoro
era y me golpeara
rándome
esplendor colérico
da.
mión
ado
oneles,
ocado, cruzando
aminos,
a de Melipilla, en una
ana,
muló
i pecho
ordante
ía
rgía:
evolvió el amor y el movimiento.
rrotó
o una llamarada
smayo del mundo.
1956.
Oda a la caja de té
de Té
quel
de los elefantes,
a costurero
jecido,
eño planetario de botones,
o de otro planeta
casa
te
oma sagrado,
inible.
legó de lejos
sando
s islas
orazón de joven fatigado.
ebre me tenía
roso
a del mar, y un
de palmeras
e mí se movía
scando
aire verde y canto
pasiones.
tón, primorosa,
ecuerdas
las de otros mares,
uncio
zón sobre el Asia,
do se balancean
os
aíses
s manos del viento
ylán desparrama
lores
o una
batida
llera.
de Té,
o mi
zón
te
s,
ofríos,
contemplaron
os fabulosos
mbién ay
perdido
a jazmín, a sueños,
mavera errante.
1955.
Oda al carro de la
leña
rro de la leña
s bosques!
ante atado
adera pura!
una
te
zón
tuvo,
ero
s hachas, el
o repentino
s aves y, con
uerte,
so
ro de la tierra!
os del monte,
n herida,
ños
dos
grantes,
os,
den, bellos
o héroes muertos,
stados
último
guera.
brachos, algarrobos,
es, pinos, espinos,
os bruñidos
ecimiento
vida en la tierra,
recidos como minerales
embargo
os
es de los follajes,
usurro, del nido,
eis
otados
minúsculos
bres
parecían
s y que
onto
ntaron sus hachas
o aguijones:
el árbol, la tierra
o si la golpearan en los huesos
antó una ola
olvo y de perfume,
olvoriento aroma.
también
easte en tu caída:
orazón
ado en la fría
bra
s montañas
s hachas
cortando ramas
antando vuelos y sonidos!
uién
era
ner
rso
ío de la leña,
ndar el camino,
lverlo a la selva:
rezar
uevo
ajestad
ua
rra asesinada
erar
egresen
ves encendidas,
nto pleno y puro
s hojas,
agante
madera!
Oda a la casa
abandonada
, hasta luego!
o decirte
do
eremos:
ana o no mañana,
o mucho más tarde.
iaje más, pero
vez
uiero
te
to
mos
razón de piedra:
generosa eres
u fuego
ente
cocina
echo
ue cae
ranada
uvia
o si resbalara
úsica del cielo!
a
mos
entanas
opresiva
e prematura
mos instalada
s habitaciones.
recida
edas viviendo,
tras
mpo te recorre
humedad gasta poco a poco tu alma.
ces una
levantan los papeles
mullo
ado,
secto
ido
lpea,
o, contra los muros,
ndo
e en la soledad
ez
gotera
voz humana,
o si allí estuviera
en llorando.
la sombra
ecretos
s casas cerradas,
ento rechazado
el techo la luna que florece.
a,
luego, ventana,
a, fuego,
que hierve, muro!
a luego, hasta luego,
na,
cuando
amos
eloj
e la puerta
vez continúe palpitando
u viejo
zón y sus dos
as inútiles
adas
tiempo.
1956.
Oda a la casa
dormida
a adentro, en Brasil, por altas sierras
bocados ríos,
oche, a plena luna…
cigarras
ban
a y cielo
u telegrafía
tante.
pada la noche
a redonda
ua
luna
ierra
bando
s ciegas,
ndose
osques,
gua negra,
sectos victoriosos:
spacio
noche
ue no somos:
eras
ue sólo
os un movimiento en el camino,
que corre
re
a sombra…
amos
nocturna,
a, blanca, entreabierta,
ada,
o una isla,
a profundidad de los follajes
las olas
luna.
tros zapatos por las escaleras
ertaban
antiguos
s,
ua
eando
vatorio
a
algo.
nas
agaron las luces
ábanas
ieron palpitando
stros sueño
centro
casa en tinieblas
ertada de súbito
brutales
ros.
dedor
ras,
nsa luna,
bra,
cio, soledad
de seres,
encio
ro…
asa entonces
ó sus ojos,
ó todas
las
mimos.
Oda a un cine de
pueblo
r mío,
os
ne del pueblito.
oche transparente
o un molino
o, elaborando
llas.
yo entramos
ne
ueblo, lleno de niños
ma de manzanas.
as antiguas cintas,
os ya gastados.
antalla ya tiene
r de piedra o lluvias.
ella prisionera
illano
ojos de laguna
z de cisne,
en
más vertiginosos
llos
tierra.
vaqueros
oran
us tiros
ligrosa luna
rizona.
el alma
n hilo
esamos
nes
olencia,
rmidable
s espadachines en la torre,
ros como avispas,
alancha emplumada
s indios
ndo su abanico en la pradera.
hos
s muchachos
ueblo
n dormido,
ados del día en la farmacia,
ados de fregar en las cocinas.
otros
mor mío.
amos a perdernos
sueño
oco:
tras
mos
mos nuestra
da verdadera,
también
ueños:
ueños
remos.
1956.
Oda a la ciruela
a la cordillera
aminos
s
cercados
iruelos,
avés
pompa
ollaje,
rde, la morada
ación de las frutas
ucía
gatas ovales,
recientes
nes.
suelo
harcas
jaban
ensidad
uro
amento:
re
na
y abierta.
pequeño
os primeros
vida,
obre
ballo
nceado
la arboladura
ruelos.
en la infancia
ar
mo,
na rama,
oma del mundo,
avel
alino.
e entonces
rra, el sol, la nieve,
achas
lluvia, en octubre,
s caminos,
z, el agua,
l desnudo,
on
i memoria
nsparencia
ruela:
da
ó en una copa
aridad, su sombra,
escura.
eso
boca
ciruela,
es
ios
mbar oloroso,
líquida
e la ciruela!
aje
tos árboles
ros
mbríos
za
mos
a el nido
iendo
las verdes,
as estrellas!
ez cambié, no soy
l niño
ballo
nos de la cordillera.
ez
na
riz
emadura
edad o la vida
ambiaron
ente,
cho,
ma!
, otra vez,
vez
vo
l niño silvestre
do
mano levanto
iruela:
u luz
arece
evanto
z del primer día
tierra,
ecimiento
ruto y del amor
delicia.
ta hora,
sea, plena
o pan o paloma
arga
ealtad de amigo,
ara ti levanto una ciruela
ella, en su pequeña
mbar morado y espesor fragante
y brindo la vida
onor tuyo,
quien seas, vayas donde vayas:
é quién eres, pero
en tu corazón
iruela.
1956.
Oda al color verde
do la tierra
a y callada,
cio y cicatrices,
nsiones
va seca
dra congelada,
eció
rde,
lor verde,
l,
ia,
gua verde.
erramó el cristal
perado
cieron
multiplicaron
umerosos
es:
es de pasto y ojos,
es de amor marino,
es
ampanario,
es
ados, para
d, para las algas, para el cielo,
la selva
rde tembloroso,
las uvas
ido verde.
do
tierra,
ación del follaje,
ólo
ultiplicación
ncho verde,
grecido como
e verde,
y agudo
n verde,
so en la espesura,
lico, sulfúrico
mina
obre, venenoso
s lanzas
adas,
edo en el abrazo
ciénaga,
d de la hermosura.
ana de la luna en movimiento,
enos, muertos verdes
enrojecen
uz del otoño
puñal del eucaliptus, frío
o piel de pescado,
medades verdes,
es saturnianos
e afligen
agobiante luz,
e volante
nupcial luciérnaga,
no
lechuga cuando
e sol en gotas
s castos limones
midos
una mano verde.
erde
no tuve,
ngo
ndría,
gor submarino y subterráneo,
esmeralda,
a verde entre las piedras, ojo
bismo, mariposa helada,
lla que no pudo
ntrar cielo
erró
a verde
ás honda
ra terrestre,
o rosario
nfierno,
o del mar o corazón de tigre
éndida dormiste, piedra verde,
de las montañas,
atuo,
ua hostil, endurecido verde.
1956.
Oda a la cuchara
ara,
ca
ás antigua
o del hombre,
en tu forma
etal o madera
olde
palma
itiva,
onde
ua
adó
ura
sangre
aje
tación
ego y cacería.
ara
eñita,
iño
ntas
boca
ás
uo
tierra,
rencia silenciosa
s primeras aguas que cantaron
bios que después
ó la arena.
ombre
gó
eco desprendido
u mano
azo imaginario,
adera
chara
l mundo
cta,
tumbrada
ar
e el plato a unos labios clavelinos
olar
e la pobre sopa
olvidada boca del hambriento.
ara,
ste
el hombre
montañas,
endiste los ríos,
ste
arcaciones y ciudades,
llos y cocinas,
fícil camino
vida
ntarte
el plato del pobre
n su boca.
eso el tiempo
nueva vida
ando y cantando
onemos,
n un advenimiento de soperas,
panoplia pura
ucharas,
un mundo
ambre
nando todos los rincones,
s los platos puestos en la mesa,
es flores,
apor oceánico de sopa
total movimiento de cucharas.
Oda al primer día del
año
istinguimos
era
ballito
ente de todos
aballos.
namos
ente
una cinta,
nemos
ello cascabeles colorados,
media noche
os a recibirlo
o si fuera
orador que baja de una estrella.
o el pan se parece
n de ayer,
o un anillo a todos los anillos:
ías
adean
s tintineantes, fugitivos,
recuestan en la noche oscura.
el último
te
n ferrocarril, hacia las lluvias
istante archipiélago morado,
hombre
máquina,
plicada como un reloj del cielo,
hando los ojos
nfinita
a de los rieles,
brillantes manivelas,
veloces vínculos del fuego.
onductor de trenes
ocados
a estaciones
as de la noche,
final
ño
mujer y sin hijos,
igual al de ayer, al de mañana?
e las vías
maestranzas
imer día, la primera aurora
n año que comienza,
el mismo oxidado
r de tren de hierro:
udan
eres del camino,
acas, las aldeas,
vapor del alba,
aber
e trata
puerta del año,
n día
dido
ampanas,
nado con plumas y claveles.
erra
irá
día
do, gris, celeste,
tenderá en colinas,
ojará con
as
parente
a,
go
rollará
tubo,
ardará en la sombra.
es, pero
eña
a de la esperanza,
o día del año,
ue seas igual
o los panes
o pan,
mos a vivir de otra manera,
mos a comer, a florecer,
erar.
ondremos
o una torta
uestra vida,
cenderemos
elabro,
beremos
eras un topacio.
ño
o,
léctrico, fresco,
ojas salen verdes
o de tu tiempo:
nanos
azmines
tos,
odos los aromas
legados,
ue
a,
obre
umano,
reola
ta
e tantos
ados
zones,
s,
a
o,
ube venidera,
nunca visto,
manente!
Oda al diente de
cachalote
mar vino algún día
mando
encia,
re, sal, sombra verde,
ue ensangrentó la cacería,
ma acuchillada
a erótica forma
u dueño:
ros,
s,
asteriales
alotes
Sur del océano
hile.
rea,
des
más lejano
re
a
dad helada
en
las alas
del albatros
o skíes del cielo.
o
ar
a
moronada y construida,
paila en que hierven
des olas de plomo,
que sobre
mo de las aguas
alan
o escalofríos.
ronto sobrevienen
ca
vida
la muerte:
veda
emisumergido
alote,
áneo
s profundidades,
pula
a eleva
ntellada,
adero submarino.
ncienden, centellean
scuas de marfil,
el agua
da
lla atroz sonrisa,
y muerte navegan
vío negro que entreabre
o una catedral su dentadura.
ando ya la cola
ecida
como palmera
e el agua,
imal
o del abismo
ió
ntella
ombre pequeñito,
rpón
ido
a mano mojada
hileno).
do
só
s,
u sangriento día,
arinero
no
s dientes
bestia
ó con su cuchillo
etratos: una
r y un hombre
idiéndose,
vegante
l amor
o,
novia en la proa
ausencia.
tas
s tocó mi corazón, mi mano,
lla
iel
na
ada
diente.
o amé
rola
roso
ta
arfil
allena
cera,
achalote loco.
vo,
el
or marina
da
hocico
ola,
fauce terrible
céano,
alfanje
ncadenado
nieblas:
mpado
nto
errante,
spedida
ares,
ebla,
quel
necer
do
empestuosas lágrimas
urora ballenera.
mor,
labios
mar,
icionado
ola,
o
rico
urro de ala rota
el intenso
s jazmines),
otel
cerrado, oscuro,
hiedras amarradas
aso),
beso
como
ra que asalta),
boca y boca
ar
o,
chipiélago,
llar de las
naves
adas
l frío,
rando
imal azul
s profundidades
alianas
céano,
imal nacido
iluvio
u ferretería
firos.
a aquí descansa
e mi mesa y frente
aguas de marzo.
uelve
gazo arenoso de la costa,
por del otoño, la lámpara
ida,
razón de niebla.
diente de la bestia,
do por los dedos delicados
mor,
mínima nave
arfil que regresa.
Ya las vidas
ombre y sus amores,
pón sangriento, todo
e fue carne y sal, aroma y oro,
el desconocido marinero
mar de la muerte se hizo polvo.
lo de su vida
ó el dibujo
l amor
diente terrible
mar, el mar
ndo,
que ayer, abriendo
anico de hierro,
tando y atando
sa sumergida
u espuma,
safío
u vaivén eterno.
1956.
Oda a la edad
o creo en la edad.
s los viejos
n
s ojos
ño,
niños
ces
observan
o ancianos profundos.
iremos
da
metros o kilómetros
ses?
o desde que naces?
to
s andar
que
o todos
ez de caminarla por encima
ansemos debajo de la tierra?
ombre, a la mujer
consumaron
ones, bondad, fuerza,
a, amor, ternura,
que verdaderamente
cieron
su naturaleza maduraron,
cerquemos nosotros
edida
empo
al vez
ra cosa, un manto
ral, un ave
etaria, una flor,
cosa tal vez,
no una medida.
mpo, metal
aro, flor
rgo pecíolo,
ndete
argo
s hombres,
celos
alos
ta
n sol escondido.
oclamo
no
mortaja,
a
peldaños
re,
sinceramente
vado
ongitudinales
averas.
a,
po, te enrollo,
posito en mi
silvestre
voy a pescar
u hilo largo
eces de la aurora!
Oda a la vieja
estación Mapocho, en
Santiago de Chile
guo hangar echado
al río,
a del mar,
Estación rosada,
cuyas
ginosas cavidades
os y trenes
ndo desbocados
daron
a las olas y las ciudades.
umo, el sueño, el hombre
vo,
ovimiento,
nto,
mo, la alegría
nvierno
omieron tus muros,
oyeron tus arcos,
s hoy una pobre
dral que agoniza.
garon los dioses
ran como ciclones
enes ahuyentando las distancias.
tro tiempo gentil
serable
nave de hierro
entó las crinolinas
sombreros altos,
tras
da era la vida de los pobres
como un mar amargo
deaba.
el pasado, el pueblo
anderas,
esplandecías
nosa
o una jaula nueva:
u cinta de barro
o Mapocho
aba tus
des,
niños dormían
s alas del hambre.
a Estación, no sólo
currían
guas del Mapocho
a el océano,
también
mpo.
elegantes
an
jecieron o
eron en París, de alcoholismo.
gente
los trenes,
vestidos viajeros,
canastos,
eras
e amenazadoras multitudes.
vieja Estación
cionaria
architó. La vida
ó y multiplicó su poderlo
edor de todos los viajeros,
a, inmóvil, sagrada,
jeció, dormida
al río.
ntigua
ción,
a como un túnel:
n
go
a los siete océanos
ueños,
a Valparaíso,
a las islas
a el escalofrío de la espuma,
ctitud
s palmeras!
s andenes
ólo
iajeros olvidaron
elos,
sas apagadas.
s,
etos, vidas,
ranzas.
Estación,
be
encio
uiste
untas de una estrella
amada
a la magnitud
s mareas,
anía
s caminos!
costumbró
che
vestido
día
ble
tu viejo rostro
do falsamente
una fiesta,
tras tu subterráneo
zón
tría
stantes adioses
ces.
mo,
Estación
unto
o oscuro,
corriente turbia
Mapocho,
aste,
ombras pasajeras,
opio río
mor intermitente, interminable.
Oda a una estrella
mado a la noche
terraza
n rascacielos altísimo y amargo
tocar la bóveda nocturna
un acto de amor extraordinario
poderé de una celeste estrella.
a estaba la noche
me deslizaba
a calle
a estrella robada en el bolsillo.
ristal tembloroso
cía
onto
o si llevara
aquete de hielo
a espada de arcángel en el cinto.
uardé
roso
jo de la cama
que no la descubriera nadie,
su luz
esó
ero
na del colchón,
ejas,
cho de mi casa.
modos
cieron
mí
más privados menesteres.
mpre con esa luz
tral acetileno
palpitaba como si quisiera
sar a la noche,
o podía
cuparme de todos
eberes
fue que olvidé pagar mis cuentas
quedé sin pan ni provisiones.
ntras tanto, en la calle,
motinaban
eúntes, mundanos
edores
dos sin duda
l fulgor insólito
veían salir de mi ventana.
nces
gí
vez mi estrella,
cuidado
volví en mi pañuelo
mascarado entre la muchedumbre
pasar sin ser reconocido.
irigí al oeste,
o Verde,
allí bajo los sauces
teno.
é la estrella de la noche fría
vemente
hé sobre las aguas.
me sorprendió
e alejara
o un pez insoluble
endo
noche del río
erpo de diamante.
Oda a unas flores
amarillas
ra el azul moviendo sus azules,
ar, y contra el cielo,
flores amarillas.
bre llega.
nque sea
mportante el mar desarrollando
ito, su misión, su levadura,
la
e la arena de oro
na sola
a amarilla
amarran
jos
ierra,
n del magno mar y sus latidos.
o somos, seremos.
re, ni fuego, ni agua
tierra
mos
vez
flores amarillas.
Oda a las flores de
Datitla
los pinos la tierra prepara
eñas cosas puras:
as delgadas
e cuyos hilos,
spenden minúsculos faroles,
ulas misteriosas
s de aire perdido,
otra allí
mbra,
da
reada,
s agujas verdes esparcidas
l viento que ataca y desordena
lo de los pinos.
arena
den
os fragmentarios,
nadas cortezas,
s azules
adera muerta,
s que la paciencia
s escarabajos
dores
bia de sitio, miles
opas mínimas
caliptus deja
ólo
netrante
y movimiento
nares marinos,
evolvéis,
ólo
miel del amor y su delicia,
a las circunstancias
puras de la tierra:
seca y huraña
a del Mar, del Aire,
ilencio.
Oda al gallo
n gallo
umaje
llano:
la negra y blanca
ron
misa,
antalones cortos
plumas arqueadas
u cola.
patas enfundadas
otas amarillas
ban
ar los espolones
fiantes
iba
berbia
za
nada
ngre
enía
aquella apostura:
tatua
rgullo.
a
rra
seguridad,
allardía:
y fragante
bra
as
eladas
teadas
uavidad
uantes,
gullosas espinas,
tos pabellones
cacia oscura
r color de vino,
dañas, espigas,
rrales,
ros tallos reunidos como
hones de la arena,
ndas
ombrío verde
do con tijeras,
re el alto amarillo
de pronto
ilvestre
nferencia de oro
ce la tigridia
res
uas de amor
violeta.
as de Datitla
ierto estuario
a Plata, en las primeras
del gris Atlántico,
dades amadas,
o si el fuego
bolara
ecisión final
u hermosura:
oscuros
llos
zabache
as
esdeñosos ojos
allo
caminaba como
nzara
ndo casi sin tocar la tierra.
apenas
ano
aíz, un fragmento
an vieron sus ojos,
evantó en el pico
o un joyero
dedos delicados un diamante,
ó con guturales oratorias
gallinas
de lo alto les dejó caer
mento.
dente no he visto
galones y estrellas
nado
o este
rtiendo
visto
cesible
o este puro
gonista de oro
desde
ono
al de su universo
gió a las mujeres
u tribu
ejarse en la boca
orgullo,
ndo a todos lados,
ando
mento
tierra
su ávida
ia,
iendo los pasos
l, a las vertientes,
o grano
igo.
gnidad de torre,
uerrero
gno,
mno
a las alturas
ntado,
pido
, rapto
ombras emplumadas,
bro,
nco,
do,
men
viril integridad campestre,
uevo frágil, paladín
aurora,
de la soberbia,
in nido,
al hombre
nó su sacrificio
ometer
tirpe,
rrumbar su canto.
ecesita vuelo
stura,
scal del amor
teoro
tas excelencias
gado,
llinero
carás con displicencia suma
epartirás a tus gallinas.
Oda al globo
terráqueo
ondo y liso
manzana,
icado…
tersura
ordilleras
ras, las puntas
laneta, se hicieron
idad, las cavidades
golpea el océano
petra en la piedra
scada,
contorno verde,
satinada son,
nda cápsula
uaves continentes y contactos.
e divisa
s bruñidos hemisferios,
latón pulido
lobo de la tierra,
erribles trabajos de los hombres.
e respira
o mortal, azufre
desierto,
trán en las chacras, cieno
naturaleza pestilente.
emos quién camina
ovario turbio
s ríos
entitud pesada,
a paso, rodeado
hojas y vapores
ces.
do en la nieve
o
uchilla,
el mar
ola
scarga
ntina, violenta
mita,
es,
nda y tersa
ginosa
llera,
o del abismo!
ando los volcanes
ja
eto
montaña
re,
za,
rices,
o,
apa mundi,
es
obo
dura,
rviente y hórrido
ntial
nfierno.
papel,
es, rosados,
aíses
uestan
parentes
o algas,
mismo,
es
tudes,
mientos
ombre, mitos,
re,
ridad,
ria,
blan, se desarrollan
movimiento eterno.
ada una
s verdes praderas
mapa y sus regiones
cienden
apagan
idas,
únen,
otan,
ornan después
ras
os
tierra.
ciudades
an
adrillos,
anzas,
ignos
losos,
dos
s;
apas de miseria,
bandono,
grimas
has,
tu redondo
re
etario
asa
ermina
despeña
ua
medida
s inundaciones.
mapa mundi.
o,
como
paloma verde opulenta,
mo una
endente cebolla,
rra, no
sangre,
o, fertilidades.
mujer, un hombre,
pequeña mano
n niño
e o una
llísima
ña,
esentan
que tu redondez
ro planeta.
enen paralelos,
bres ni meridianos:
es estrella,
os tu fría forma:
tiene la tierra
no tienes.
igas
ñando
u convexa piel, con tu tersura.
uiero ver
undo
ro
dadero
ue no somos
os,
s,
os,
apel planetario.
os los hombres
enes
ros
aridad que desde nuestras manos
dará la tierra.
Oda a la jardinera
o sabía que tus manos eran
helí florido, la azucena
ata:
que ver tenías
el suelo,
el florecimiento de la tierra,
do
cavar, cavar,
ar piedrecitas
nejar raíces
de pronto,
ultora mía,
ólo
manos
tu corazón
de tierra,
allí
as
endo
s tuyas,
ndo
as
edas
donde
lan
llas.
pues,
na a otra
n
ada,
el rostro
hado
un beso
arro,
resabas
ciendo,
tu mano
lo
alstroemeria
ó su elegancia solitaria,
zmín
ezó
ebla de tu frente
estrellas de aroma y de rocío.
crecía
trando
tierra
iéndose
diata
erde,
je y poderío.
e comunicabas
emillas,
da mía,
nera roja:
ano
teaba
a tierra
instantáneo
aro crecimiento.
r, así también
ano
gua,
razón de tierra,
on
idad
rza a mis canciones.
echo
tras duermo
árboles brotan
i sueño.
ierto, abro los ojos,
plantado
o de mí
mbradas estrellas
uben
mi canto.
sí, jardinera:
ro amor
stre:
ca es planta de la luz, corola,
orazón trabaja en las raíces.
1956.
Oda al libro de
estampas
o de estampas puras!
posas,
os,
as del mar, corolas,
s que se inclinaron,
oscuros, húmedos,
ndos como uvas,
aloso,
il
mas,
página
orcel
ando
as cosas, flores
dadas!
s páginas son
eras o claveles,
ramas de piedras
ndidas
l rubí secreto
s revelan
eve,
alomas
oruega,
quitectura clara del rocío.
o pudieron
papel
s bellezas,
diciones
itas?
gurar en ti
accesible
ariposa
ucaria
us fosforescentes
aciones de orugas,
mismo tiempo
lla
motora
cruza las praderas
o un
eño
nte
o,
tas
as del sol lejano.
antes
pas,
entes submarinas,
íbles
llos?
do de los milagros!
ral
iable
bellera
dos
aminos,
onario
iento,
de adoraciones estrelladas,
agnánimas
s y regiones,
ero
arcado
tesoro,
ada
ranada,
nte!
Oda al limón
quellos azahares
tados
a luz de la luna,
quel
de amor
perado,
ido en la fragancia,
imonero el amarillo,
e su planetario
on a la tierra los limones.
na mercadería!
enaron las costas,
mercados,
z, de oro
stre,
imos
mitades
ilagro,
o congelado
corría
e los hemisferios
na estrella,
icor más profundo
naturaleza,
nsferible, vivo,
uctible,
ó de la frescura
imón,
u casa fragante,
u ácida, secreta, simetría.
limón cortaron
uchillos
pequeña
dral,
side escondido
ó a la luz los ácidos vitrales
gotas
alaron los topacios,
ltares,
esca arquitectura.
cuando tu mano
uña el hemisferio
ortado
n sobre tu plato,
niverso de oro
amaste,
amarilla
milagros,
de los pezones olorosos
echo de la tierra,
yo de la luz que se hizo fruta,
ego diminuto de un planeta.
1956.
Oda a la luz
encantada
z bajo los árboles,
z del alto cielo.
mada
ulgura
hoja
como fresca
a blanca.
cigarra eleva
n de aserradero
e la transparencia.
na copa llena
gua
undo.
Oda a la luz marina
vez, espaciosa
marina
ndo de los cántaros
ielo,
endo de la espuma,
arena,
gitada sobre
tensión del océano,
o un
bate de cuchillos
ámpagos,
e la sal caliente,
el cielo
ado
o torre del mar sobre las aguas.
de
las tristezas?
echo se abre
ertido
ma,
z sacude
uestro
zón
mapolas,
an
día del mar
osas
iedras
adas
a ola,
ragmentos
idos
otellas,
os
gua,
es,
dos
us dedos
trella.
an
pos
s hombres salobres,
s mujeres
es,
s niños
o algas,
s que saltan
cielo,
ndo
ventana
urada, un traje,
onte oscuro,
reven
mpetir
hando la blancura,
la claridad a borbotones,
nde sus mangueras
ca la insolente
bra
brazos blancos,
manteles,
alco y olas de oro,
estupenda espuma,
carros de azucena.
río
luz madurando en el espacio,
ue nos traspasa
mojarnos, cadera
niverso,
rosa
cedora, renacida:
día tus pétalos,
árpados,
a velocidad de tu pureza
nda nuestros ojos
enseñe a ver ola por ola
ar
r a flor la tierra.
1956.
Oda a la magnolia
en el fondo
Brasil profundo,
magnolia.
vantaban
negras
aíces,
oncos de los árboles
plicables
mnas con espinas.
dedor
opas
s mangos
ades
as, con balcones,
adas por
os
rellas.
las hojas
cientas, antiguas
lleras,
s terribles
bocas voraces.
dedor subía
encioso
nimales, de dientes
mordían:
a desesperada
ngre y sombra verde!
magnolia
nda como un círculo
eve
ó hasta mi ventana
reconcilió con la hermosura.
e sus lisas hojas
re y verde—
da,
erfecta
o un huevo
te,
ta
a piedra
luna,
dita fragante,
eta de platino.
grandes pétalos me recordaron
ábanas
primera luna
morada,
pistilo
o
orre nupcial
s abejas.
lancura
s las blancuras,
nolia inmaculada,
resplandeciente,
de nieve blanca
imones,
eta secretaria
aurora,
la
s cisnes,
ción radiante!
rte sin
purísima,
te
hermosura,
varte
mida
árbol de mi alma,
andeciente, abierta,
umbrante,
e la selva oscura
s sueños!
Oda al maíz
rica, de un grano
aíz te elevaste
llenar
erras espaciosas
pumoso
no.
un grano de maíz tu geografía.
ano
antó una lanza verde,
nza verde se cubrió de oro
galanó la altura
erú con su pámpano amarillo.
, poeta, deja
storia en su mortaja
ba con tu lira
ano en sus graneros:
al simple maíz de las cocinas.
ero suave barba
da en el huerto
e los tiernos dientes
joven mazorca.
o se abrió el estuche
ecundidad rompió sus velos
álido papiro
que se desgrane
a del maíz sobre la tierra.
piedra
viaje, regresabas.
la piedra terrible,
nguinario
gulo de la muerte mexicana,
a la piedra de moler,
ada
ra de nuestras cocinas.
leche y materia
rosa y nutricia
a de los pasteles
ste a ser movida
milagrosas manos
ujeres morenas.
de caigas, maíz,
olla ilustre
s perdices o entre los fréjoles
pestres, iluminas
mida y le acercas
rginal sabor de tu substancia.
derte,
cha de maíz, junto al océano
antata remota y vals profundo.
irte
e tu aroma
as sierras azules
spliegue.
, dónde
ega
oro?
s tierras marinas
cáreas,
das, en las rocas
itoral chileno,
mesa desnuda
minero
ces sólo llega
aridad de tu mercadería.
la tu luz, tu harina, tu esperanza,
ledad de América,
hambre
idera tus lanzas
nes enemigas.
e tus hojas como
e guiso
eron nuestros graves corazones
ños provincianos
menzó la vida
granarnos.
1956.
Oda a la manzana
manzana,
o
brarte
ndome
u nombre
ca,
éndote.
mpre
nueva como nada
die,
pre
n caída
araíso:
a
la arrebolada
aurora!
difíciles
parados
go
rutos de la tierra
elulares uvas,
mangos
brosos,
uesudas
las, los higos
marinos:
es pomada pura,
ragante,
vegetación.
do mordemos
donda inocencia
emos
un instante
ién recién creadas criaturas:
enemos algo de manzana.
uiero
bundancia
la multiplicación
familia,
o
iudad,
epública,
o Mississipi
anzanas,
sus orillas
o ver
blación
mundo
a, reunida,
acto más simple de la tierra:
iendo una manzana.
1956.
Oda a la mariposa
de Muzo, aquella
posa
mbiana,
era azul, que al aire
gó metal vivo
a otra
s lejanas islas,
pho, Monarca, Luna,
ada como peces,
es como tijeras,
abrasadoras,
encias amarillas,
adas en las minas del cielo,
ricas, efímeras
el viento lleva en lo alto de la frente
a como lluvias o pañuelos
entre las flores!
elestes
lvoreadas con humo de oro,
onto
an
o de diamante negro
e la luz del ala
vera anunciatoria
fugacidad, de las tinieblas.
ella
ecuerdo
de las más lejanas zonas,
ada por la espuma,
da
claridad de la esmeralda,
da al corto cielo
rápida aurora
ella
ariposa, fuiste
o
nte agua marina,
a verde.
un día
e el camino
ba otro camino.
las mariposas de la Pampa.
pábamos desde
do Tuerto
a las alturas
caliente Córdoba.
ntra los caballos
paban
mariposas,
ones de alas blancas y amarillas,
reciendo el aire, palpitando
o una red que nos amenazaba.
espesa
red
lorosa
olen y papel, de estambre y luna,
as y alas y alas,
ntra
ladora masa
as avanzaban
ras cabalgaduras.
maba el día con un rayo rojo
tado al camino
ntra el río aéreo,
a la inundación
ariposas
ábamos las pampas argentinas.
abían devorado
falfa de las vacas,
o largo del ancho territorio
sólo esqueleto
erdes plantaciones:
bre para el vacuno
n el río de las mariposas.
galas, incéndialas!
al paisano Aráoz,
e el cielo
una escoba grande,
amos
millones de alas,
ndiemos
uce de malignas
posas,
onízalas, dije,
a pompa del aire
za de oro sea,
vuelvan, humo al cielo,
ano a la tierra.
posa serás,
loroso
gro de las flores,
aquí llegaste:
acarás al hombre y a su herencia,
mpesino y a sus animales,
conviene
apel de tigre
como celebro
diante
osura,
a
ultiplicación devoradora
evaré el incendio, sin tristeza,
evaré la chispa del castigo
montaña de las mariposas.
Oda a la migración
de los pájaros
a línea
mar
a el Gran Norte
amado
e el cielo:
os pájaros
ur, del ventisquero,
vienen de las islas,
nieve:
alcones antárticos,
ormoranes vestidos
to,
ustrales petreles del exilio.
cia
ocas amarillas
erú, hacia las
s encendidas
aja California
cesante río
s pájaros
ece
ido
espacio abierto de la niebla:
s son las cohortes
ciosas, la masa
lumaje,
mbloroso triángulo
corre sobre
éano frío,
uce
ado
palpita,
cha
nave
atoria.
veres de pájaros marinos
ron
arena,
eños
os
rrados
as alas bruñidas
o ataúdes
os
cielo.
nto
ges
adas sobre
útil
ar,
ar que continúa
ueno blanco y verde de las olas,
ernidad borrascosa del cielo.
Aves, como
mor,
ando fuego,
ndo desde
samparo
a la luz y las germinaciones,
as en el vuelo
vida,
bre
nea y las espumas de la costa
ájaros que cambian de planeta
ar
u silencio de alas.
1956.
Oda a un millonario
muerto
ocí a un millonario.
estanciero, rey
anuras grises
onde se perdían
aballos.
ábamos su casa,
ardines,
scina con una torre blanca
uas
o para bañar a una ciudad.
acó los zapatos,
ó los pies
cierta
ridad sombría
piscina verde.
é por qué
una
escartando
s sus mujeres.
ban en Europa
avesaban rápidas la nieve
neo, en Alaska.
e contó cómo
do niño
ía diarios
aba panes.
a sus periódicos
aban las calles temblorosas,
eaban a la gente con noticias
cían con énfasis
sus opiniones.
a bancos, naves,
dos y tristezas.
ces con papel,
a, memoria,
ndía en su dinero,
aba,
ndo, dividiendo,
plicando cosas,
que se dormía.
arece
el hombre nunca pudo
de su riqueza
impregnaba,
ba
color abstracto—,
se veía
tro
o un molusco ciego
ado
n muro impenetrable.
ces, en sus ojos,
fuego
lejos,
desesperado que moría.
a supe si fuimos enemigos.
ó una noche
a de Tucumán.
catástrofe
ó su poderoso Rolls
o cerca del río
tafalco
na
ión oscura.
odos
muertos son iguales,
no sé, no sé,
so
aquel
bre, a su modo, con la muerte
de ser un pobre prisionero.
Oda al nacimiento de
un ciervo
costó la cierva
alambrada.
ojos eran
oscuras almendras.
an ciervo velaba
mediodía
rona de cuernos
aba
tar encendido.
re y agua,
bolsa turgente,
tante,
ella
uevo ciervo
me, informe.
quedó en sus turbias
lturas
e el pasto manchado.
erva lo lamía
u lengua de plata.
odía moverse,
quel confuso,
roso envoltorio,
o, mojado, inerte,
somando
rma,
ciquillo agudo
real
pe,
jos más ovales
tierra,
nas
nas,
as
ales del bosque.
mía la cierva
esar, lo limpiaba
scuridad, y limpio
tregaba a la vida.
e levantó,
l, pero perfecto,
menzó a moverse,
igirse, a ser,
cubrir las aguas en el monte.
el mundo radiante.
elo sobre
queña cabeza
omo una uva
parente,
pegó a las ubres de la cierva
meciéndose como si recibiera
didas de luz del firmamento.
Oda a la naranja
mejanza tuya,
magen,
nja,
zo el mundo:
ndo el sol, rodeado
áscaras de fuego:
che consteló con azahares
mbo y su navío.
ue y así fuimos,
erra,
ubriéndote,
eta anaranjado.
os los rayos de una sola rueda
didos
o lingotes de oro
anzando con trenes y con ríos
sólita unidad de la naranja.
illa
llera,
da del otoño,
do
uz
no,
desierta
alitre lunario,
aristas
arradoras
metal andino,
do
tro
ntorno, tus aguas,
mujeres,
cómo los bosques
ncean
y hojas sagradas,
go se derrama en los graneros
naves navegan
oscuros estuarios,
prendo que eres,
eta,
naranja,
ruta del fuego.
piel se reúnen
aíses
os
o sectores de una sola fruta,
ile, a tu costado,
rico,
ndido
ollajes azules
acífico
largo recinto de naranjos.
anjada sea
ada
corazón del hombre,
cimo,
o y dulce sea:
ntial de frescura
enga y que preserve
steriosa
llez
tierra
pura unidad
na naranja.
Oda con nostalgias de
Chile
erras argentinas
y muero
ndo por mi patria,
giendo
a lo que a Chile me recuerda,
oche las estrellas
arden al otro lado de la nieve.
ando las llanuras,
viado en la palma del espacio,
ifrando las hierbas
pampa, verbenas,
rrales, espinas,
arece que el cielo los aplasta:
elo, única flor de la pradera.
de es el aire vivo, la intemperie
y parecemos
udos, solos en el infinito
roso silencio.
a es la tierra como
te cuero de tambor: galopes,
bre, historia,
parecen en la lejanía.
. dadme los verdes
intos,
sbeltas
entes
s Andes, bajo los parrones,
da, tu cintura
uitarra!
dadme las olas
acuden
erpo cristalino
i patria,
dme al Este ver cómo se eleva
ajestad del mundo
n collar altivo de volcanes
mis pies sólo el sello
espuma,
e del mar, eterna platería!
ricano
parece
pampa extendida
orazón, lo cruzan
aminos
gusta
en él enciendan fuego
elen y galopen
os y viajeros.
mi cuerpo, Patria,
ma tu substancia:
licas montañas desde donde
bitante baja, enamorado,
vegetaciones minerales
a el susurro de los valles verdes.
r de mis amores,
a pura,
do vuelva
marraré a tu proa
mbarcación terrestre,
navegaremos
undidos
que tú me cubras
pueda, contigo, eternamente,
ino que regresa en cada otoño,
ra de tus alturas,
e tu marino movimiento!
1956.
Oda a las nubes
es del cielo Sur,
s aladas,
mpecable vapor, trajes del cielo,
os, peces puros
stío,
arriba en el pasto, en las arenas
do el cielo sois
muchachas celestes,
da al sol, la primavera blanca,
ventud del cielo.
amadas, corriendo
as
nidas
l aire,
ones
luz, nidos
gua!
a un solo
ombustión, de ira
ende
raderas
tiales
almendros
or,
uinoccial
ndería
vorada
eopardos
es,
das por alfanjes,
das por
ndiarias.
es desesperadas
ntuales
fallecimiento
ol
ada día,
do
rizonte,
as
uzan el espacio
s aves del mar, vuelos
e la perspectiva
sgarran las nubes,
suelve
z del abanico delirante,
y fuego no existen, eran sólo
monias del cielo.
a ti, nubarrona
mpestad, reservo
l espacio
onte o mar, de sombra,
ánico y tinieblas sobre el mundo
obre las haces
espuma
noche iracunda
céano
bre la callada
llera
s bosques nocturnos
, tinta de acero
arramas,
dones de luto en que se ahogan
álidas estrellas.
u paraguas cae
densidad de plomo
curidad y pronto
eléctrica y humo
blan como banderas
ras, sacudidas
l miedo.
as
s
curidad al sueño
s negras raíces,
de la tormenta
a la luz
uevo
plendor terrestre.
imavera, nave
osa, pura
ena
ielo
o de viuda desdichada,
a madre del trueno,
o un traje de nube,
amisa
uestros materiales,
vadme en el hilo
luz o en el
llo de la sombra
orrer el cielo, todo el cielo.
ocaré bosques, arrecifes
aré cataratas y ciudades,
la intimidad del universo,
que con la lluvia
saré a la tierra
nversar en paz con las raíces.
Oda a la ola
vez a la ola
i verso.
uedo
mil veces mil,
eces, ola,
antarte,
ovia fugitiva del océano:
ada
ntas
mpana
lo alto
bas
enas.
na
ante
dida
dad
iento,
da como una
ua
parente
eces mil
alizada, cristalina,
go
la sal al suelo:
ovimiento
nvierte
puma
la espuma el mar
construye
nuevo resurge la turgencia.
s veces,
llo,
a pura,
nica
da,
as crines
ndo de blancura
ira del aire
ovimiento,
alas, saltas, corres
uciendo el trineo
nieve marina.
ola, ola,
eces mil
ida, mil
s mil erecta
ramada:
a,
eces siempreviva
a.
1956.
Oda al doble otoño
viviendo el mar mientras la tierra
ene movimiento:
ave otoño
costa
u muerte
z inmóvil
tierra,
ar errante, el mar
viviendo.
ay
o,
te
bate:
máquinas
gua, las azules
eras,
repitantes fábricas
iento
nando
las
iolentas flores,
ísceras
oro,
ego
música,
to
unión amorosa.
mpre fueron oscuros
jos
toño
tierra;
viles
s, semillas
rgidas
tiempo
iba
rola del frío,
ago
ma de hojas
viéndose
acha
bosque
e
onco de cristales,
de
ierra
sobre su rostro
máscara
ar
escansa, no duerme, no se ha muerto.
e en la noche
rriga
combaron
strellas
das, como trigo en el alba,
ta
ra
o un niño
ido
ólo con el golpe
aurora,
o un tambor, despierta,
ntesco,
mueve.
s sus manos mueve,
cesante organismo,
ntadura extensa,
egocios
l, de sol, de plata,
ueve, lo remueve
us arrasadores
ntiales,
el combate
u movimiento,
tras
curre
ste
tierra.
1956.
Oda a la pantera
negra
treinta y un años,
olvido,
ngapore, la lluvia
nte como sangre
uos muros blancos
omidos
a humedad que en ellos
besos leprosos.
ultitud oscura
ía
onto en un relámpago
ientes
ojos
sol de hierro arriba
implacable.
é por calles inundadas
, las nueces rojas
ándose
s de hojas fragantes,
ruto Dorian
iéndose en la siesta bochornosa.
ronto estuve
e a una mirada,
e una jaula
edio de la calle
círculos
ío,
manes,
electricidades enemigas,
ojos
entraron en los míos
ándome
ierra
a pared leprosa.
ntonces
erpo que ondulaba
bra de terciopelo,
ica pureza,
e pura.
la negra piel
lvoreados
as la irisaban
upe bien
mbos de topacio
xágonos de oro
e traslucían
do
esencia
ada
ovía.
antera
ando
pitando
aje
n cajón
edio
calle
rable.
a selva perdida
ngaño,
spacio robado,
gridulce olor
humano
as polvorientas
expresaba
ojos
rales
sprecio, su ira
madora,
n sus ojos
netrables
cerraban
la eternidad
puerta salvaje.
uvo
o el fuego y, como el humo,
do cerró los ojos
zo invisible, inabarcable noche.
Oda de mis pesares
ez algún, algunos
en saber
í.
me prohíbo
ar de mis pesares.
joven, casi viejo
minando
uedo
nas
nar
orazón
anto
abajado,
ojos
exploraron la tristeza
vieron sin llanto
s embarcaciones
islas.
a contarles cómo
do nací
ombres, mis amigos,
ban
ledad, el aire
lejano,
a de las sirenas.
olví
piélagos,
í de los jazmines,
esierto,
otros seres,
ndo fui no sombra,
adido,
no, recibí los cargamentos
orazón humano,
levosas piedras
envidia,
gratitud servil de cada día.
esa, Don, susurran
vez más lejanas las sirenas:
ean las espumas
tan con sus colas
adas
nsparente
s recuerdos.
r y luz mojados
o frutas gemelas
uz de la luna embriagadora.
cierro los ojos!
surro del cielo se despide.
a mi puerta a recibir espinas.
Oda al pícaro
ofendido
ólo de la bruma,
eras
nvierno
no, con su niebla,
asado
a soberanía
s olas,
de aquellas
s que acompañaron
estino.
caro elevó
riz verde,
ó su picotazo
o siguió como
a sido,
uma, el mar,
anto.
mor, a su caja
alomas,
ma y a la boca
que amo,
agré
palabra, todo
ro, toda tierra,
fuego en mi canto
ue el amor
ngo
sostiene
de morir amándote,
mío.
caro esperaba
s esquinas turbias
ditas
clavar su infame
adura
to
moroso.
siguió como era, como deben
as cosas eternas,
ujer
u ramo
cío,
mbre con su canto.
camino
eblo
esnudo
mostró
manos
arradas
guas y por minas.
llos
nantes
mbros de mi familia:
a mi sangre,
or,
elo:
aquellos hombres
hermanos
a ellos
quebrantable
ria de mi canto.
caro con otros
ridos
nó en una marmita
esabios,
reparó con odio,
ecortes
arras,
leció oficinas
os
gos
dujo
rienta y polvorienta
día.
e olas
lenaban
aridad y canto el universo,
onto me detuve
diqué una línea
i oda,
ola
ncia,
as
ntumaz y pícaro
migo
tantos años un solo saludo—
lpe de la espuma
na ola.
loqueció
onto
caro
so,
ejo ofendedor
claró
dido,
ó por las esquinas
u lupa
ada
mo meñique de mi oda,
ó ante los autores
autoridades
que todo el mundo
utorizara,
ndo
parte
us lamentaciones
mó de tristeza,
ndió en la más letárgica
s melancolías
o de su cueva
a veces
nar oficinas con suspiros.
aleja:
endas al poeta distraído
na por semana, siglo a siglo,
ue de pronto puede
carte un minuto peligroso.
1956.
Oda a la piedra
rica elevada
a piedra
na;
edra libre
ario viento
oscura
mundo,
onocida madre
s ríos,
que desató el picapedrero
ntura morena
antiguas manos
ron piedra
rtaran luna,
to espolvoreado
as olas,
e trabajada por el viento.
nico
eleto
quel
do,
bres ferruginosas,
as de diamante,
da,
arriba durmiendo
sábana y sábana
eve
soplo y silbido,
uracanes.
ba
dra,
s grises,
ra
ble
ncia encarnizada,
as,
nos,
s,
mas y banderas
edra verde,
endurecida,
gidas
trofes,
ra nevada,
nevado
ve.
edra fue la proa,
elantó al latido de la tierra,
cho continente
icano
zó a cada lado
ranito,
íos
cuenca
roca
eron.
águilas oscuras
pájaros de oro
ron sus destellos,
ron
uro nido abierto
otazos
nave de piedra.
o y arena frescos
ron
o plumas
layas del planeta
humedad
n beso.
eso de la vida
dera
olmando la copa
tierra.
ió el maíz y derramó su especie.
mayas estudiaron sus estrellas.
stes edificios
polvo abiertos
o antiguas
adas
s granos
ron,
s viejos destellos de amaranto
tierra profunda se gastaron.
s talladas en
ra peruana,
uestas en el filo
s cumbres
o hachas de la noche
os de obsidiana,
s desmoronadas en que aún
ca es una estrella
dida,
lgor que palpita
e la destrucción de su sarcófago.
telas
ro
orio,
piedra,
lla vertebrada,
e de nieve en donde
ea el aire andino.
rica,
edra muda,
hablas con tu lengua perdida,
hablarás, solemne,
nueva
edra.
1956.
Oda al viejo poeta
io la mano
o si un árbol viejo
ara un gancho
s y sin frutos.
escribió desenlazando
ilos y las hebras
no
a estaba
ciosamente
da
os días, los meses y los años.
en su rostro
critura
empo,
nuta
ante
í estuvieran
uestos
neas y los signos
e su nacimiento
co a poco
re
ubiera erigido.
as líneas profundas,
ulos cortados
a edad en su cara,
os interrogantes,
as misteriosas,
iscos,
lo que olvidaron las sirenas
extendida
dad de su alma,
e cayó del
llado cielo,
staba en su rostro
ado.
a el antiguo
gió
pluma y papel duro
o derramado
vida
dios desconocido
cortejó su verso,
ora,
s mejillas,
sterio
ñó
río
gebra
us revelaciones
pequeñas,
iables
ospreciadas
on
frente
undísimas
nas
ada,
o pico
ormorán errante,
iajes y las olas
sitaron
tra
marina.
piedrecitas
tables,
ágatas
nas
quel
bate,
jos
o a través de ellos
apagada
era,
osa
s manos
oeta.
a
je
edaba grande
o si ya viviera
na
huesos
do
erpo se acercaban
piel
ntándola
ueso,
ueso que advertía
eñaba,
equeño
l, al fin, de hueso,
l poeta
ado
a caligrafía
lluvia,
os inagotables
ntiales del tiempo.
le dejé andando
uroso a su muerte
esperara
ién casi desnuda
n parque sombrío
la mano
n
esmantelado dormitorio,
él durmieran
o dormiremos
ombres:
osa
ambién cae
ertida en polvo.
1956.
Oda a un ramo de
violetas
po ramo en la sombra
rgido:
de agua violeta
salvaje
eron con tu aroma:
resca hermosura
rránea
con tus capullos
remeció mis ojos y mi vida.
por una, flores
alargaron
licos pedúnculos,
cando en la sombra
tras rayo de una luz oscura
que coronaron
sterio
u masa profunda de perfume,
das
n una sola estrella
or remoto y corazón morado.
o profundo,
mo
naturaleza,
ces
da, la cabellera,
rada
na náyade rota
marina,
de cerca,
ena
ridad azul de tu fragancia,
a, flor de la tierra,
terrestre
rendes, y tu rayo
violeta
mbustión lejana de volcanes.
erjo en tu hermosura
ejo rostro tantas
s hostilizado por el polvo
o desde la tierra
ansmites,
es sólo un perfume,
sólo el grito puro
color total, es más bien
palabra con rocío,
humedad florida con raíces.
il haz de violetas
lladas,
eño, misterioso
etario
sforo marino,
urno ramo entre las hojas verdes,
rdad es
no hay palabra azul para expresarte:
que toda palabra
scribe un latido de tu aroma.
1956.
Oda para regar
e la tierra, sobre los pesares,
desde tu mano
el riego
ece que caen
eándose
aguas,
s de la ciudad para las bocas,
las ollas, sino que
ndo
anguera
aguas escondidas
culto, del fresco
zón enramado de la tierra.
llí
este hilo,
sarrolla en agua,
ultiplica en gotas,
rige a la sed de las lechugas.
polvo y de las plantas
uevo aroma
el agua.
n olor mojado
tro verde,
resurrección de la frescura,
agancia perdida
orazón remoto
ano de los bosques,
ce el agua
úsica en tus manos:
uerza cristalina
truyes una lanza
parente
ataca, empapa y mueve
municación con las raíces.
cción del agua silba,
porrotea, canta,
nreda
etas fibras, sube
como copa
ordada,
ia las hojas hasta
parecen campanas
lluvia,
menta los viajes
nsecto,
caer sobre la cabecita
n ave sorprendida
haparrón de plata,
ela
que tu jardín o tu sembrado,
yo de tus rosas
piel genital de la magnolia,
decen
n
gua
con tu manguera,
ado
as emanaciones de tu huerto,
a humedad del suelo, coronado
o el rey de una isla
a lluvia,
nador de todos
lementos,
s,
ardar la manguera,
y enrollarla
o una
ima serpiente,
s que sobre ti, sobre tus ramas
ble polvoriento,
de riego, aroma,
mojando tu alma:
adeces el riego que te diste.
Oda a la sal
sal
alero
vi en los salares.
ue
a creerme,
la sal, la piel
s salares,
una boca ahogada
a tierra.
stremecí en aquellas
dades
do escuché
desierto.
a de Antofagasta
mpa salitrosa
a:
a
rada,
stimero
o en sus cavidades
l gema, montaña
na luz enterrada,
dral transparente,
al del mar, olvido
s olas.
ego en cada mesa
te mundo,
bstancia
lvoreando
z vital
limentos.
ervadora
s antiguas
gas del navío,
ubridora
océano,
ria
antada
s desconocidos, entreabiertos
eros de la espuma.
o del mar, la lengua
recibe un beso
noche marina:
sto funde en cada
nado manjar tu oceanía
la mínima,
núscula
el salero
nseña
ólo su doméstica blancura,
el sabor central del infinito.
1956.
Oda al serrucho
e las nobles
mientas,
belto
llo,
z recién cortada de la luna,
selado, recio
ón, la generosa
serrucho,
z, el pez
gno,
urón de aciaga dentadura.
mbargo, la hilera
mos dientes
n cantando
madera,
el del pino, la acidez
lica del roble.
remente
ntando
errín esparce tus proezas
el viento mueve y que la lluvia hostiga.
sumiste apostura
o la del insólito martillo
decoró con dos plumas de gallo
beza de acero,
que
o un pez
profunda
tud submarina,
o de tu tarea natatoria
movilizas y desapareces
o en el lecho oscuro del océano.
ucho, pez amigo
canta,
evoras
anjar que cortó tu dentadura,
que lo derramas
igas de madera.
ucho azul, delgado
jador, cantando
ste
mí
ablas del ropero,
todos
os
que en ellos
re la pintura
netre a la casa
o de la luz por la ventana.
oda la tierra
us ríos
navegaciones,
os
os,
s embarcaciones del océano,
alto
deas suspendidas
nieve,
, más lejos:
eto
s institutos,
casa florida
amante,
mbién
patio abandonado
e murió un Ignacio, un Saturnino,
omo
s profundas herrerías,
das partes
rrucho
a,
rrucho
ado, con sus
eños dientes
escado casero y su vestido
ar, de mina azul, de florete olvidado.
serrucho,
o
ar
osas amarillas de este mundo,
eras puras,
zas de la tierra y de la vida,
nas, robles, sándalos
ados,
rgas leguas extendido.
uiero
condida
dad, tu fuerza
rescura,
gura modestia
dentado acero,
mina de luna!
espido
fico
cho,
marino,
ndote
uedaría
pre con tu metálica victoria
en los aserraderos,
n del bosque, pájaro
serrín, tenaz
ón de la madera!
1956.
Oda al tiempo
venidero
mpo, me llamas. Antes
cio puro,
a pradera.
o gota
elgada
corre como liebre hacia las zarzas
cóncava noche.
ices, tiempo, aquello
ayer no me dijiste:
asos apresura,
razón reposa,
rrolla tu canto.
ismo soy. No soy? Quién, en el cauce
s aguas que corren
ifica el río?
sé que allí mismo,
na sola
a
orazón golpea,
e ayer, desde lejos,
e entonces,
e mi nacimiento.
e responde
o oscuro
mar
canta y canto
zco
un ciego silbido,
un rayo
s olas,
us anchas espumas en la noche.
pues, tiempo, en vano
as medido,
ano transcurriste
antando
nos al errante.
a una sola puerta
toda la noche,
ario, cantando.
ora
u luz se adelgaza
o animal que corre
iéndose en la sombra
ices,
do,
e no me enseñaste
e siempre.
Oda a las tijeras
igiosas
as
ecidas
aros,
ces),
idas sois como las armaduras
caballería.
os cuchillos largos
vosos,
dos y cruzados
siempre,
os
eños ríos
rados,
tó una cortante criatura,
ez que nada en tempestuosos lienzos,
ájaro que vuela
eluquerías.
as
osas
tía
urera,
do con su metálico
lanco
ron
ra
conada
cia
ando
vecinos
ros robos de besos y ciruelas.
casa
ntro de su nido
jeras cruzaron
ras vidas
go
ta
ron y cortaron
novias y muertos,
recién nacidos y hospitales
ron
taron,
pelo
pesino
o planta en la piedra,
banderas
uego
o y sangre
haron y horadaron,
allo
s viñas en invierno,
o
teléfono.
tijeras olvidadas
ron en tu ombligo
o
madre
entregaron para siempre
parada parte de existencia:
, no necesariamente
ras,
rán algún día
je, de difunto.
ijeras
n
as partes:
oraron
undo
ndo
gual
ía
teza:
fue paño
las tijeras:
cas
as
strería,
s como cruceros,
sculas
cortan uñas
oles forma de menguante luna,
adas,
marinas tijeras
irujano
cortan el enredo
nudo equivocado en tu intestino.
uí con las tijeras
razón
mi oda,
que no se alargue y no se encrespe,
que
r en tu bolsillo
ada y preparada
ar
eras.
1956.
Oda a las tormentas
de Córdoba
eno mediodía
gente
a
da de oro,
onto
un trueno
o una
ra
e un tambor de cuero rojo,
ja el aire
bandera,
ujerea el cielo
a su agua verde
sploma
e la tierra tierra
a tierra
onada
as ganaderías.
osa es la aventura
gua desbocada
s alturas:
ce que corrieran
llos en el cielo,
montañas blancas,
sillas, sillones
onces
entellas
n, huyen, estallan,
mpo tiembla a cada
azo celeste
yo
ma
arios
les
ósforo de infierno
tras
ua
ertida en granizo
ba muros, mata
neros,
e asustada la perdiz, se esconde
recámara el hornero,
bora atraviesa
o lento relámpago
ramo buscando
gujero, cae
lcón
eado
a piedra celeste
ora
ento de la sierra
ntesco,
oso,
a llanura
tado.
ntesco demente
e escapó de un cuento
n brazos en cruz
iesa, gritando, las aldeas:
ento loco
uros algarrobos,
e
bellera
s dulces sauces,
ata
e,
arrastra
cas y follajes,
tas de cristal, camas de plomo.
ronto
cal
sa
es su madeja,
nda la medalla
ol encarnizado,
mueve
hoja,
igarras
an como sopranos,
rtero
otoral reparte
mas de papel en bicicleta,
en sube
caballo,
ro muge,
rano,
señores,
do
Oda al vals sobre las
olas
o vals, estás vivo
ndo
emente
la manera
zón enterrado,
como el olor
na planta profunda,
ez como el aroma
lvido.
onozco
os
música,
s libros sagrados,
un
e poeta
s calles
y muero
do
s sonidos enlutados
ge sobre un mar de madreselva
el
ua,
ile coronado
un ramo celeste de palmeras.
por las enramadas,
arena
quella costa, bajo
lla luna,
r contigo el vals
s espumas
ando tu talle
a sombra
ielo y su navío
r sobre tus párpados tu ojos
ertando
cío
mido en el jazmín fosforescente!
vals de labios puros
abiertos
ivén
oso
s olas,
orazón
uo
ntado
nave
música,
als
alomas,
ada,
vives
mbargo
o una cuerda fina,
structible,
ada con
erdos
ecisos,
oledad,
ierra,
ardines!
ar contigo, amor,
ragante
quella luna,
quella antigua
r, besar tu frente
tras rueda
lla
ca
e las olas!
Oda al viaje
venturoso
viaje venturoso!
la primavera
jando en mi patria.
motores
ve de aluminio
daron
ron fuerza pura
alando en el cielo.
as cordilleras y los ríos
é, las extensiones argentinas,
olcanes, las ciénagas, las selvas:
ro planeta verde.
o lanzó el avión sobre las nubes
ctitud de plata
ando agua infinita, noches
das
o copas o cápsulas azules,
desconocidos cuya llama
slizó en el viento,
que descendimos
uestra estrella errante
e la antigua nieve de Finlandia.
unos días
sa blanca, reclinada
nave de madera,
scú
ó sus calles:
speraba
aridad nocturna,
no transparente.
es la luz del aire
endida es la tierra
a hora,
ue el invierno
e con espadas
mares y los ríos,
en espera, nos reconocemos:
la vida en medio de la nieve.
ando
greso
ó tu boca bajo los pinares
atitla y arriba
ron, crepitaron
ntaron
vagantes
os,
la luna de Montevideo,
nces
amor he regresado,
alegría
s anchos ojos;
toqué la tierra
ndote y amando
aje venturoso!
PABLO NERUDA, nacido y muerto en
Chile (Parral, 1904 - Santiago, 1973),
ha sido sin duda una de las voces más
altas de la poesía mundial de nuestro
tiempo. Desde el combate directo o
desde la persecución y el exilio
valerosamente
arrostrados,
la
trayectoria del poeta, que en 1971
obtuvo el premio Nobel, configura, a la
vez que la evolución de un intelectual
militante, una de las principales
aventuras expresivas de la lírica en
lengua castellana, sustentada en un
poderío verbal inigualable, que de la
indiscriminada inmersión en el mundo
de las fuerzas telúricas originarias se
expandió a la fusión con el ámbito natal
americano y supo cantar el instante
amoroso que contiene el cosmos, el
tiempo oscuro de la opresión y el tiempo
encendido de la lucha. Una mirada que
abarca a la vez la vastedad de los seres
y el abismo interior del lenguaje: poeta
total, Neruda pertenece ya a la tradición
más viva de nuestra mayor poesía.
Descargar