FERNANDO GARRIDO: El Socialismo y la Democracia ante sus adversarios. Miguel Andúgar Miñarro 1. SOCIALISMO. EL PRINCIPIO DE ASOCIACIÓN Toda la producción intelectual de Fernando Garrido tiene como objetivo fundamental la emancipación de las clases trabajadoras, el fin de la miseria y la realización efectiva del progreso en la sociedad. En La República Democrática, Federal y Universal, Garrido expone su programa político, describe los derechos individuales que han de ser garantizados en una república, y hace un llamamiento a las clases medias para colaborar en el proyecto que hará extensibles a todos los ciudadanos las libertades de las que gozaban unos pocos para lograr la emancipación política del proletariado. El texto que nos ocupa, El Socialismo y la Democracia ante sus adversarios, tiene como propósito exponer los principios elementales del Socialismo; su puesta en práctica hará posible la emancipación económica de las clases trabajadoras, permitiendo la autonomía de todos los individuos y la extensión efectiva de los derechos políticos a todas las capas de la sociedad. Tras el triunfo de las clases medias, por el que se reconocen sus derechos y libertades, la última etapa hacia una sociedad perfecta supone la equiparación de la clase obrera con las demás clases. El proletariado tiene que llevar hasta sus últimas consecuencias el proyecto iniciado por la burguesía. Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO de Pensamiento Político Hispánico Miguel Andúgar Miñarro, Fernando Garrido, “El socialismo y la democracia ante sus adversarios”. La desigual distribución de la propiedad genera leyes injustas y perjudiciales para los trabajadores. Con la democracia la clase trabajadora gozará de manera efectiva de todas las libertades, de reunión, de expresión, etc., facilitando además la abolición de quintas y la extensión de la educación a todas las capas sociales. Siendo además la clase más numerosa, el establecimiento del sufragio universal garantizará que las leyes sean reformadas siempre en su beneficio, y por extensión al de toda la sociedad, mejorando sus condiciones de trabajo y de vida. También hará posible el ejercicio del derecho de Asociación, mecanismo para una reforma social más profunda. El concepto de socialismo está indisolublemente ligado al de Asociación; inicialmente fue acuñado para calificar las doctrinas de determinados reformadores modernos, como Fourier o Saint-Simon, no ya porque tuviesen como objetivo modificar la sociedad, sino porque basaban sus teorías en el principio de asociación aplicada a las fases de producción, circulación y consumo: “se es socialista sólo con reconocer la superioridad del principio de Asociación, sobre el del fraccionamiento en su aplicación a la economía social.”1 Los experimentos sociales basados en la imposición de principios y normas, así como los abusos de libertad y el desorden moral que generan son duramente criticados por Garrido, pero los reproches no son aplicables al principio de Asociación, que generará precisamente orden y progreso. El principio de Asociación no es un instrumento exclusivo del proletariado: su práctica ha permitido avances sociales fundamentales; el cristianismo primitivo, los gremios o las agrupaciones mercantiles han procurado beneficios a la sociedad. La armonía de intereses constituye una tendencia natural del 1 Garrido, F. El socialismo y la democracia ante sus adversarios. 3ª ed. Londres: [s.n.], 1862. p. 9. 2 Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO de Pensamiento Político Hispánico Miguel Andúgar Miñarro, Fernando Garrido, “El socialismo y la democracia ante sus adversarios”. hombre, y sólo a partir de ella consigue perfeccionarse. Las clases trabajadoras han de valerse del principio de Asociación para imponer sus criterios y adquirir voz política. La expansión de las asociaciones obreras en Europa influirá decisivamente en la esfera política, incluso al margen de los propios intereses de quienes las crean; con la proliferación de las mismas se producirá un inevitable cambio de las estructuras económicas y políticas. 2. EL SOCIALISMO Y SUS ADVERSARIOS Habitualmente, los liberales han considerado la pobreza como una consecuencia inevitable de la estructura social. Garrido, en cambio, considera que esta es una situación transitoria ante la que no cabe resignarse; Será el principio de Asociación el que permita, en un entorno democrático favorable, la emancipación del proletariado. Los propios demócratas no creen en la emancipación del proletariado como clase y sólo buscan un alivio a sus penurias, contradicen con su escepticismo la ley del progreso que ellos mismos proclaman, ya que parecen ignorar que los derechos y libertades políticas conquistadas han de serlo especialmente para las clases trabajadoras, víctimas de la explotación. Así, Garrido acusa a los demócratas de oponerse al socialismo y el progreso. Mientras los trabajadores sigan existiendo como individuos aislados, las mejoras son imposibles. La asociación de trabajadores tiene como objetivo la autogestión en la producción, el consumo y la distribución. La colaboración de otras clases en el proceso es crucial; las clases medias instruidas han de apoyar el proceso. El obstáculo fundamental en la generalización de las asociaciones de trabajadores es que el proletariado no es propietario de los instrumentos de 3 Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO de Pensamiento Político Hispánico Miguel Andúgar Miñarro, Fernando Garrido, “El socialismo y la democracia ante sus adversarios”. producción. La clase obrera ha de poseer los instrumentos de trabajo –tierra, maquinaria, capital- para obtener todos los beneficios posibles y establecer el equilibrio social. El trabajador es a la vez productor y consumidor, pero el orden económico los convierte artificialmente en dos individuos distintos, entre los que media el comerciante, que aumenta innecesariamente el valor de los productos. Este sistema fomenta monopolios, falsificaciones, adulteraciones, etc. Por medio de la Asociación Garrido pretende suprimir el intermediario especulador, dejando en manos del que produce y consume todo el fruto de su trabajo. La práctica del principio de Asociación en el consumo es fundamental en el proceso de evolución económica. Representa un ahorro de tiempo y una forma de reunir capital, además de permitir el consumo de productos de calidad. Una vez que las asociaciones de consumo permiten al trabajador ahorrar e invertir su capital, uniendo sus beneficios pueden convertirse en propietarios. Así como ha de desaparecer el intermediario en el comercio, lo mismo ha de suceder con el empresario, que priva al trabajador de una parte sustanciosa del fruto de su trabajo para aumentar las ganancias, recibiendo el importe total del trabajo realizado. Teniendo como apoyo las asociaciones de compra de materias primas y de crédito, en las que inicialmente jugarían un papel fundamental aquellos burgueses convencidos de las bondades de la asociación obrera, finalmente toda actividad económica acabará en las manos de los trabajadores. Garrido condena en todos los casos la expropiación violenta de los medios de producción y la desaparición de la propiedad privada. Mediante la asociación, los trabajadores serán capaces de generar el capital que aisladamente no podrían acumular. El objetivo final no es otro que la emancipación económica a partir 4 Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO de Pensamiento Político Hispánico Miguel Andúgar Miñarro, Fernando Garrido, “El socialismo y la democracia ante sus adversarios”. de esa acumulación de capital. El trabajador tiene derecho al producto íntegro de su trabajo. Los políticos conservadores acusan al socialismo de ser enemigo de la propiedad; Garrido afirma, en cambio, que su ideal no es la destrucción, sino la justa distribución. El objetivo de las clases trabajadoras no despojará a los actuales propietarios de sus propiedades de manera violenta o usando mecanismos políticos abusivos, sino que permitirá al proletariado apropiarse de los instrumentos de producción legítimamente. Así, Garrido desmiente las acusaciones de los conservadores acerca del carácter reglamentista, autoritario e igualitario del socialismo, contrario a la propiedad. El socialismo no priva a nadie de su libre albedrío ni de sus propiedades. 3. EL PRINCIPIO DE ASOCIACIÓN, GARANTÍA DE ORDEN Y PROSPERIDAD Las asociaciones se dividen en tres clases: de socorros mutuos, de producción y de distribución. Generalmente el primer paso es establecer una serie de asociaciones de socorros mutuos que aseguren su estabilidad económica; después se establecen las de consumo, para comprar en común los objetos que necesitan; y finalmente, una vez que se acumula capital, organizarse en asociaciones para la producción. Posteriormente esas asociaciones se unen por el principio de solidaridad, dando lugar a la fundación de una Asociación central, compuesta por acciones de todas las asociaciones particulares, formando un depósito accesible para todos sus miembros. Este es el modelo que se daba en la práctica en Inglaterra y que ha de extenderse por toda Europa. 5 Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO de Pensamiento Político Hispánico Miguel Andúgar Miñarro, Fernando Garrido, “El socialismo y la democracia ante sus adversarios”. Pese a las críticas reaccionarias, la práctica del principio de asociación es compatible con la organización de la familia. El cambio en las estructuras económicas no supone una destrucción de las referencias morales. Las asociaciones de productores y consumidores, permiten aumentar los recursos, el tiempo y la seguridad de los medios de subsistencia, siendo así favorable a la organización y carácter moral de las familias, mientras que el status quo propuesto por los conservadores, en el que todo es precario, y que se basa en el aislamiento, la miseria y la ignorancia, “ofrecen un gran aliciente a la corrupción.”2 Si el socialismo no es incompatible con la propiedad privada, tampoco lo es con la autonomía del individuo. Precisamente será la Asociación la que permita la autonomía, ya que neutraliza antagonismos arbitrarios, promovidos por un individualismo mal entendido que impide la satisfacción de las necesidades del ciudadano. La autonomía del individuo no se opone entonces a la armonía de intereses ni a la unidad de acción, componentes esenciales de la Asociación. La acción combinada de los hombres produce muchos más beneficios que su acción aislada. La libertad de cada uno es proporcional “a los recursos con que cuenta para vencer los obstáculos que se opongan a la satisfacción de sus necesidades.”3 La Asociación aúna las fuerzas de todos en la consecución de ese objetivo, sin necesidad de recurrir a la coacción moral o física. Utilizando el mismo móvil que guía al hombre en sus actos agresivos y hacia intereses opuestos a sus semejantes, pero encauzándolos hacia la Asociación, tales 2 3 Íbid. p. 16. Íbid. p. 14. 6 Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO de Pensamiento Político Hispánico Miguel Andúgar Miñarro, Fernando Garrido, “El socialismo y la democracia ante sus adversarios”. esfuerzos apuntan al bien general, del que resulta su propio bien de mejor manera que con sus esfuerzos individuales, ya que el individuo aislado tiene que alzarse contra los esfuerzos de todos los demás. La organización económica basada precisamente en el aislamiento del trabajador no le ofrece a éste la menor posibilidad de mejorar su condición. La Asociación, utilizada por otras clases sociales en todas las etapas de la historia, no se opone las leyes económicas de la producción y distribución de la riqueza. Los reaccionarios de la escuela neo-católica consideran que la miseria de las clases trabajadoras tiene un origen divino, el pecado original: las clases trabajadoras sólo tendrán descanso en la otra vida. Los teóricos conservadores reconocen el mismo origen, y además creen indispensable tal situación para el equilibrio del orden social, ya que está basado precisamente en la desigualdad de condiciones. Así, la miseria del proletariado se presenta como irremediable, minimizando la responsabilidad de los privilegiados, e ignorando la igualdad ante Dios -estandarte de los neo-católicos- y la igualdad ante la ley, de la que harán alarde los monárquicos constitucionales. 4. DEMOCRACIA Y ASOCIACIÓN Pese a las trabas con las que se encuentran las asociaciones en España, los avances que ahora proclama el socialismo son imparables. El principio de igualdad marcha progresivamente desde la aparición del cristianismo; el constitucionalismo introduce la igualdad en materia civil; la democracia en la vida política; y el socialismo comienza a hacerlo en materia económica. El principio de asociación, lejos de representar una fractura respecto a las etapas anteriores, representa, histórica y económicamente, una fase en el proceso que 7 Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO de Pensamiento Político Hispánico Miguel Andúgar Miñarro, Fernando Garrido, “El socialismo y la democracia ante sus adversarios”. es su continuación, y a la vez su desenlace, “viniendo a resolverse en él las antinomias del orden y de la libertad, por la solidaridad.”4 Históricamente, las situaciones de prosperidad, de poder y de influencia por parte de las naciones han ido de la mano de la asociación. Sin este principio, la civilización se sumiría en la barbarie. Cada clase social ha contribuido a la buena marcha de la sociedad gracias a las asociaciones religiosas, de caballería, asociaciones industriales, bancarias, etc. Cada una de ellas vino a satisfacer una necesidad concreta. Pero frente a las nuevas necesidades aparecidas con la industrialización y el proletariado resultaban insuficientes y se justificaba la aparición de nuevas combinaciones “a cada exigencia de la ley progreso.”5 Sólo tras el triunfo de la revolución burguesa podrán las clases trabajadoras superar su estado de miseria. Este proceso se desarrollará en dos fases: la política, en la que el proletariado ha encontrado en la burguesía a su aliado, y la económica, sólo posible por el socialismo. Pese a enfrentarse con grandes inconvenientes como la opresión de la monarquía y el clero o la existencia de leyes injustas, el camino hacia la Asociación de trabajadores ha mantenido su rumbo inexorable. Las persecuciones y el castigo resultarán del todo ineficaces para evitar que el descontento de los trabajadores culmine en motines o revoluciones. Garrido condena la violencia del proletariado, aunque señala a los poderes opresores como últimos responsables. Mientras no se den nuevas leyes que promocionen el avance de la democracia y el socialismo, tales desmanes seguirán sucediendo, incluso multiplicándose. En España, las conquistas más importantes conseguidas por las 4 5 Íbid. p. 19. Íbid. p. 23. 8 Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO de Pensamiento Político Hispánico Miguel Andúgar Miñarro, Fernando Garrido, “El socialismo y la democracia ante sus adversarios”. revoluciones le han sido arrebatadas a la sociedad por la Iglesia y la Monarquía. Unidos, clero y trono amenazan por acabar con las pocas ventajas que han sobrevivido a las reacciones. El clero, apoyándose en el fanatismo de Isabel II, representa para Garrido el mayor enemigo de las reformas constitucionales. La reina debería haber usado su poder para establecer un periodo de transición, y no, como sucedió de hecho, convertir su reinado en un dique que contuvo el imparable cambio. ¿Qué camino han de seguir los socialistas ante tal situación? Era imposible para Garrido que el proletariado apoyase al Estado, dándole estabilidad, cuando los partidarios de las reformas eran sistemáticamente apartados del poder. Así las cosas, los partidarios de las reformas se ven forzados a la conspiración, la lucha violenta, la sociedad secreta, etc. La política de resistencia hace más daño a los reaccionarios que a los trabajadores y reformistas, por mucho que revistan sus actuaciones con el disfraz del constitucionalismo. Las revueltas no proceden de ideas democráticas o socialistas, sino de la política monárquica, que aplasta a las clases trabajadoras bajo el yugo de la opresión en lugar de imponer unas actuaciones liberales, progresivas y plenamente democráticas. Con la Asociación, las luchas entre capitalistas y trabajadores se diluyen, ya que ambas figuras pasan a ser encarnadas por el mismo conjunto de individuos. La riqueza del trabajador incrementa el consumo, con lo que el beneficio es extensible a todas las capas de la sociedad. El derecho de Asociación constituye por tanto un derecho político especialmente útil para la regeneración de las clases trabajadoras: “No basta ser demócrata y proclamar los derechos individuales […] es necesario además reconocer en la práctica el derecho de Asociación para producir, distribuir y consumir […] como la base del bienestar 9 Biblioteca SAAVEDRA FAJARDO de Pensamiento Político Hispánico Miguel Andúgar Miñarro, Fernando Garrido, “El socialismo y la democracia ante sus adversarios”. y de la regeneración de la sociedad, como el medio más apto de asegurar el libre ejercicio de todos los otros derechos”.6 La República democrática ha de ser individualista, para que todos los ciudadanos intervengan directamente en la administración de la sociedad, pero también ha de fomentar el principio de Asociación para satisfacer las necesidades de los individuos, y garantizar una estabilidad basada en la prosperidad que permita el ejercicio de los derechos políticos. 6 Íbid, p. 51. 10