FIANZA EN AMPARO DIRECTO. El requisito de fianza en materia

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361649. . Primera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XXXIX, Pág. 999.
FIANZA EN AMPARO DIRECTO. El requisito de fianza en materia de amparo, en los casos
de la competencia de la Suprema Corte de Justicia, en única instancia, tratándose de asuntos
civiles, se basa en la disposición contenida en el artículo 107, fracción VI, de la Constitución
General de la República, la cual dispone que en los juicios civiles, la ejecución de la
sentencia definitiva sólo se suspenderá si el quejoso da fianza de pagar los daños y perjuicios
que la suspensión ocasionare; y en relación con este precepto, el artículo 51 de la Ley de
Amparo dispone: que cuando el amparo se pida contra sentencia definitiva, dictada en juicios
penales o civiles, la autoridad responsable suspenderá la ejecución de la sentencia, tan pronto
como el quejoso le denuncie, bajo protesta de decir verdad, haber promovido el amparo,
dentro del término que se fija para interponer este recurso, y que en los amparos contra
sentencias definitivas civiles, además de los requisitos de la denuncia y de las copias, será
preciso, para ordenar la suspensión, que el quejoso dé fianza de pagar los daños y perjuicios
que con ella se ocasionaren. Como se ve, estos preceptos son los que obligan al quejoso a
otorgar fianza para obtener la suspensión del acto reclamado; y como el término fianza
entraña un concepto jurídico, cuyos requisitos deben ser materia de las disposiciones relativas
del Código Civil, es indudable que fundamentalmente haya que ocurrir a éste, para exigir que
la fianza que se otorgue, reúna los requisitos que establecen esas disposiciones, por lo que es
un error estimar que los requisitos de la fianza deben ser materia de la Ley de Amparo, ya
que ésta contiene principalmente, las reglas que, norman el procedimiento para la tramitación
del juicio de garantías, y de ahí el que, en los puntos no previstos, tengan que aplicarse las
disposiciones del Código Federal de Procedimientos Civiles. Por lo expuesto, y teniendo en
cuenta que el artículo 1769, en relación con el 1722 del Código Civil para el Distrito y
Territorios Federales, de 1884, establecía que el fiador debe tener capacidad para obligarse y
bienes raíces libres y no embargados, bastantes para la seguridad de la obligación, y situados
en el lugar en que debía hacerse el pago, la Suprema Corte, estableció jurisprudencia en el
sentido de que el fiador, en los casos de amparo directo, tenía obligación de acreditar su
solvencia, justificando poseer bienes raíces libres y no embargados, dentro del territorio
jurisdiccional de la autoridad que conociera de la suspensión, pero como en la actualidad
rige; desde el 1o. de octubre de 1932, el nuevo Código Civil, que establece en sus artículos
2850 a 2852, las condiciones o requisitos que debe llenar el fiador que se proponga, por
disposición de la ley o por determinación judicial, y entre esos requisitos no se exige el de
que los bienes de aquél estén ubicados en el lugar del juicio, es indudable que ya no tiene
razón de ser dicha jurisprudencia, por faltar la base fundamental que la apoyaba, y por tanto,
es inconcuso que debe modificarse, en los términos que establecen los preceptos del
ordenamiento últimamente citado, debiendo tenerse en cuenta que, como el artículo 1o. del
Código Civil vigente, preceptúa que, sus disposiciones regirán en el Distrito y territorios
federales, en asuntos del orden común, y en toda la República en asuntos del orden federal, y
la fianza de que se trata, emana de un incidente de suspensión relativo a un juicio de amparo
directo, juicio que, por su naturaleza, es del orden federal; que como la misma fianza está
establecida por la Constitución Federal y que sobre su admisión tiene que resolver la
autoridad responsable, que obra, no por propia representación, sino en auxilio de la Justicia
Federal, intervención, que se deriva de la propia Constitución Federal y de la Ley de Amparo,
que también es federal, no sería jurídico aceptar que para la admisión de la fianza, pudieran
aplicarse preceptos de los códigos civiles de los diversos Estados de la República, ya que
pudiendo radicar la autoridad responsable en las diferentes entidades federativas que integran
el territorio nacional, podría muy bien suceder que las legislaciones locales contuvieran
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disposiciones contradictorias, resultando, en tales casos, que los mismos hechos con los
propios caracteres, se rigiesen por legislaciones diversas, a más de que el hecho de someter a
un código local las cuestiones civiles de esta índole, en un juicio de amparo, daría por
resultado que se presentaran casos en los que no sería posible aplicar solamente el código de
una entidad federativa, atenta la cuestión que se discuta en el juicio de amparo, tales como la
naturaleza de la obligación, la actividad federal concesionada que pudiera encontrarse en la
persona de la parte quejosa, la misma naturaleza o condición federal que pudiera tener la
autoridad responsable, etcétera, etcétera, circunstancias, todas éstas, que harían imposible la
aplicación de un código civil local, o que se pudieran aplicar diferentes legislaciones locales,
según fuera la jurisdicción de que se tratara, por parte de la autoridad responsable, o según
fuese la actividad de la parte quejosa; de lo que resulta la necesidad legal de aplicar en estos
casos, un sólo ordenamiento civil, el cual, tanto por las circunstancias legales que se
expresan, como por disposición terminante de sus propios preceptos, tiene que ser
precisamente el Código Civil del Distrito y Territorios Federales, vigente.
Queja en amparo civil directo 144/33. Gómez J. Jesús. 10 de octubre de 1933. Unanimidad de
cinco votos. La publicación no menciona el nombre del ponente.
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