No podemos dejar de mencionar otro tipo de problemas que están afectando al profesorado en las relaciones con el alumnado. Nos referimos a las consecuencias derivadas del desarrollo de una ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD, porque aunque el profesorado esté de acuerdo con dichos planteamientos, a veces, se recurre a quejas sobre su viabilidad si partimos de la premisa que no saben cómo hacerlo ni cómo trabajar en esas circunstancias. Volvemos a la necesidad de una formación adecuada. Es más, preocupación más evidente en un contexto galopante de integración y diversidad multicultural. Problemas también derivados del nuevo rol de ALUMNO COMO CONSTRUCTOR de sus propios conocimientos y el profesor como “mediador” de los mismos. Muchos profesores no comprenden la necesidad de un cambio de metodología docente, después de años trabajando de una manera, para que ahora se les diga que tienen que enseñar de otra. No quieren la teoría, quieren saber cómo hacerlo. Se les habla de un aprendizaje significativo, de generar conflictos cognitivos, de cambiar y modificar esquemas en los alumnos, tanto en lo conceptual, procedimental o lo actitudinal, pero ellos preguntan cómo. Entonces ¿ya no vale lo realizado hasta ahora?. Otra vez, la formación. Además, luego se les pide que tienen que EVALUAR los “procesos cognitivos de sus alumnos” de manera continua y formativa. ¿Qué se creen, que somos artistas?. En definitiva, el profesorado necesita de “nuevas formas” en su trabajo y, muchas veces, no encuentran respuestas en una formación que ha estado alejada, por lo general, de la realidad. Pero, además, necesitan encontrar en el desempeño de su trabajo un clima de aceptación que le permita ejercer con calidad su labor. Y, aunque necesite el apoyo de la comunidad educativa y social en general, necesita en particular sentirse apoyado y valorado por sus propios alumnos.