Sobre el terreno © Cedida por los autores Sobre el terreno 2:Sobre el terreno 18/01/10 20:44 Página 64 Autores: 1 Catalina Perelló Campaner 2Álvaro García Yeste 1 2 Profesora de Enfermería Médico-Quirúrgica y Atención de Enfermería en Situaciones de Emergencia, Universitat de les Illes Balears. Enfermero UVI móvil 061, Illes Balears. Dirección de contacto: Catalina Perelló Campaner Universidad de las Islas Baleares Ctra. Valldemosa, km 7,5. 07122 Palma de Mallorca, Islas Baleares. E-mail: [email protected] Aceptada su publicación el 9/12/2009. Resumen Aspirado-lavado gástrico en el paciente intoxicado: situación actual Abstract Gastric suction-lavage in the intoxicated patient: current situation La técnica del aspirado-lavado gástrico es un procedimiento de descontaminación gástrica en situaciones de intoxicación por vía oral. La gran variabilidad y confusión existente en su realización en la práctica clínica, a pesar de la existencia de recomendaciones específicas de la American Academy of Clinical Toxicology (AACT) y la European Association of Poisons Centres and Clinical Toxicologist (EAPCCT), hacen necesaria una revisión de la situación actual del tema. El propósito del artículo es describir en qué consiste la realización correcta del procedimiento de aspirado-lavado gástrico mediante sonda orogástrica de Faucher, las indicaciones y contraindicaciones para su utilización, así como las complicaciones potenciales y el papel del profesional enfermero en la monitorización y prevención de las mismas. The gastric suction-lavage technique is a gastric decontamination procedure that is carried out via the nose or mouth in cases of intoxication. There is enormous variability and confusion regarding this procedure in clinical practice, despite the availability of specific recommendations from the American Academy of Clinical Toxicology (AACT) and the European Association of Poisons Centres and Clinical Toxicologist (EAPCCT), making a review of this issue’s current situation necessary. Palabras clave Aspirado-lavado gástrico; sondaje orogástrico; intoxicación medicamentosa aguda; descontaminación gástrica; urgencias; técnicas de Enfermería; Enfermería Médico-Quirúrgica. Key words Gastric suction-lavage; orogastric tube; acute drug-induced poisoning; gastric decontamination; emergency; Nursing Techniques; SurgicalMedical Nursing. 64 metas Metas de Enferm feb 2010; 13(1): 64-69 This article aims to describe the correct performance of the suction-lavage procedure using Faucher’s orogastric tube, the indications and contraindications for its use, as well as potential complications and the nursing professional’s role in monitoring and preventing them. 0064 Sobre el terreno 2:Sobre el terreno 18/01/10 20:44 Página 65 Perelló Campaner C et al. Aspirado-lavado gástrico en el paciente intoxicado: situación actual Introducción La intoxicación aguda constituye una de las más frecuentes causas de consulta médica en nuestro país, estimándose que cada año más de 100.000 personas son atendidas por este motivo en los servicios de Urgencias, tanto extrahospitalarios como hospitalarios (1). Se calcula que entre el 3 y el 5% de las urgencias médicas corresponden a pacientes intoxicados, aunque la escasez de estudios multicéntricos a nivel nacional sobre intoxicaciones agudas, la heterogeneidad de las muestras y la carencia de un registro unificado de recogida de datos, hacen que sea dificultoso establecer un perfil epidemiológico global (2). La intoxicación por vía digestiva es la más común. Por esta vía, la intoxicación medicamentosa aguda (IMA) es la primera causa de intoxicación en adultos, seguida de la intoxicación por alcohol, productos domésticos y drogas de abuso, entre otros (3). El tratamiento general de la intoxicación por vía digestiva se basa en tres pilares: medidas terapéuticas para disminuir la absorción del tóxico, medidas para aumentar su eliminación y la administración de antídotos específicos (2,4,5). De entre las acciones para disminuir la absorción del tóxico ingerido (descontaminación digestiva) se encuentran la administración de carbón activado, el vaciado gástrico, la irrigación intestinal total y el uso de catárticos. Tradicionalmente, las técnicas aplicadas para proceder al vaciado gástrico han sido el uso de antieméticos como el jarabe de ipecacuana o la apomorfina (esta última actualmente en desuso) y el aspirado-lavado gástrico con o sin dosis posterior de carbón activado (3-6). La preocupación por elegir la técnica de descontaminación digestiva más adecuada en cada caso particular, ha llevado a un grupo de investigadores del Hospital Clinic de Barcelona a validar un algoritmo que identifique la actuación idónea a realizar en función del tiempo estimado tras la ingesta del tóxico. Dicho algoritmo es aplicable siempre y cuando la dosis sea tóxica o no sea precisable o el fármaco sea desconocido e, incluye, como técnicas de descontaminación gástrica la administración de carbón activado, el jarabe de ipecacuana y el lavado gástrico (7,8). No obstante, existen pocos estudios en España que hayan estudiado la aplicación específica de las diferentes técnicas de descontaminación digestiva. Uno de los más recientes y destacados ha sido el estudio Hispatox, realizado en 2008, que ha permitido analizar la aplicación de las técnicas de descontaminación digestiva usadas en los servicios de urgencias españoles (2). Dicho estudio demuestra la gran variabilidad de aplicación y realización de las técnicas de descontaminación digestiva usadas: desde el jarabe de ipecacuana al carbón activado en dosis única o múltiple, pasando por el variado abanico de técnicas de lavado gástrico: aspiración gástrica simple (sin lavado), lavado gástrico con sonda nasogástrica y lavado gástrico con sonda orogástrica. Los resultados apuntan al uso de carbón activado como la técnica más empleada, seguida de cerca por el lavado gástrico (por sondaje naso u orogástrico). De este estudio hay que destacar dos aspectos importantes: en primer lugar, es la primera vez que en 0065 Sobre el terreno un estudio español se identifica que el método de descontaminación gástrica más usado es el carbón activado a dosis única, lo que refleja un cambio de orientación en el tratamiento del paciente intoxicado por vía digestiva y el abandono de la asociación rutinaria de “intoxicación=lavado gástrico” identificados en estudios previos (9). En segundo lugar, muestra como de forma equivocada sigue usándose el sondaje nasogástrico para la realización del vaciado gástrico, con consecuencias adversas como las heridas iatrogénicas por el uso de sondas gruesas vía nasal o la descontaminación ineficaz por el uso de sondas finas. Probablemente, el uso de la vía nasogástrica en vez de la orogástrica y otros errores detectados tales como una posición incorrecta del paciente (por ejemplo, Fowler o decúbito supino), el uso rutinario y no individualizado de la técnica en intoxicaciones leves en las que no estaría indicada y el no tener en cuenta el tiempo transcurrido tras la ingesta del tóxico (4,10) son consecuencia de la confusión creada por la literatura existente en relación a la técnica del aspirado-lavado gástrico. La técnica del lavado gástrico en pacientes intoxicados se describe en varios artículos nacionales (7,11,12), pero de manera que entra en contradicción con las recomendaciones realizadas por la American Academy of Clinical Toxicology (AACT) y la European Association of Poisons Centers and Clinical Toxicologist (EAPCCT) en el 2004 (13). A pesar de que en la actualidad la tendencia en cuanto a técnicas de descontaminación parece decantarse por el uso del carbón activado (2), el lavado gástrico sigue usándose en los servicios de urgencias. Una muestra de que dicha técnica sigue siendo una opción en el tratamiento de la intoxicación es que, en estudios recientes de calidad asistencial sobre el tema, uno de los indicadores o estándares de calidad exige que el servicio de Urgencias disponga de sonda orogástrica de Faucher para poder realizar el lavado gástrico (1). Por esta razón, el objetivo del presente artículo es describir la técnica correcta de aspiradolavado gástrico por vía orogástrica, según las recomendaciones actuales de la AACT y la EAPCCT, así como las complicaciones potenciales y las intervenciones enfermeras para prevenirlas o detectarlas precozmente. Definición de la técnica El lavado gástrico implica la introducción de una sonda orogástrica gruesa y la administración y aspiración secuenciada de pequeños volúmenes de líquido con el objetivo de retirar sustancias tóxicas presentes en el estómago (13). Habitualmente en los servicios de urgencias españoles, es el profesional enfermero el que se encarga de llevar a cabo la técnica de aspirado-lavado gástrico, siendo su responsabilidad la correcta realización de la técnica, así como la monitorización y prevención de posibles complicaciones derivadas. Indicaciones Según las últimas recomendaciones de la AACT y EAPCCT de 2004, en base a estudios experimentales y clínicos, el lavado gástrico no debería ser realizado de forma rutinaria (13). Una de las situaciones en las que hay un beneficio Metas de Enferm feb 2010; 13(1): 64-69 metas 65 Sobre el terreno 2:Sobre el terreno 18/01/10 20:44 Página 66 Sobre el terreno Perelló Campaner C et al. Aspirado-lavado gástrico en el paciente intoxicado: situación actual teórico es en una ingesta reciente de una sustancia muy tóxica o bien en intoxicaciones severas en las que no esté indicado el uso del carbón activado (6). El lavado gástrico no debe iniciarse en caso de que haya transcurrido un tiempo mayor de 60 minutos (5,6,10) tras la ingesta del tóxico, excepto en intoxicaciones por fármacos que disminuyen la motilidad del tubo digestivo (antidepresivos tricíclicos, opioides, salicilatos, etc.), en cuyo caso podría considerarse la posibilidad de alargar el tiempo de aplicación de la técnica (5,10). Contraindicaciones El aspirado-lavado gástrico no debe aplicarse en las siguientes situaciones: • Pérdida de los reflejos de protección de la vía aérea, como en el caso de un paciente con deterioro del nivel de conciencia, a menos que se proceda a la intubación orotraqueal previa al lavado gástrico (6,10,13). • Ingesta de una sustancia corrosiva como un ácido o un álcali fuerte (6,10,13). • Ingesta de hidrocarburos, por el elevado riesgo de aspiración (6,10,13). • Situación de riesgo de hemorragia o perforación gastrointestinal debido a patología, cirugía reciente u otras condiciones médicas (alteraciones de la coagulación, varices esofágicas, etc.) (6,10,13). • Presencia de vómitos previa a la técnica (10). • Alteraciones anatómicas (por ejemplo, estenosis esofágica) (10). • Intoxicación etílica, por la rápida absorción del etanol a nivel gástrico y porque habitualmente la ingesta se ha realizado a lo largo de varias horas (10). Procedimiento Además del material propio de la técnica de aspirado-lavado gástrico, deberá disponerse de otro equipamiento adicional para la prevención de complicaciones: equipos de monitorización, equipo de aspiración y material para la intubación orotraqueal (si es necesaria). En la Tabla 1 se cita el material necesario y se fundamenta su necesidad. La de 1. 2. realización del procedimiento requiere la ejecución los siguientes pasos: Preparación del material. Preparación del paciente: • Informar sobre el procedimiento, en el caso de que esté consciente (14,15). • Inspección de la boca para identificar la posible presencia de material extraño (5). Retirar prótesis dentales parciales y totales. • Monitorización del ECG y pulsioximetría y canalización de una vía venosa periférica (6,10,16). Tabla 1. Material para la técnica de aspirado-lavado gástrico 66 Sonda orogástrica tipo Faucher o Ewald • Adultos: calibre de 36 a 40 Fr (equivalente a un diámetro externo de 12-13,3 mm) (5,10,13-16). • Niños: calibre de 24 a 28 Fr (equivalente a un diámetro externo de 7,8-9,3 mm) (6,10,13). La sonda orogástrica es de un solo uso (13). La sonda debe ser lo suficientemente firme para pasar hasta el estómago a través de la boca y lo suficientemente flexible para no causar daños en la mucosa. El extremo de la sonda debe ser romo y multiperforado (13), con orificios de tamaño suficiente como para permitir la evacuación de comprimidos enteros. Se debe descartar el uso de sondas nasogástricas con este fin pues presentan un calibre insuficiente para asegurar un correcto lavado (13). Jeringa de 50 ó 100 ml Sistema en Y Para realizar la aspiración del contenido gástrico (10). Con los adaptadores de conexión necesarios para permitir la entrada de líquido de lavado a través de la sonda, así como la salida del contenido gástrico, ya sea por gravedad o por aspiración. Lubricante hidrosoluble Para lubricar el extremo de la sonda y evitar daños en la mucosa (10,13). Suero fisiológico o agua Preparar unos 3.000 ml de agua o suero fisiológico caliente (a unos 38 ºC) para evitar la hipotermia, sobre todo en pacientes de riesgo (ancianos y niños) (10,13,16). En niños debe usarse siempre suero fisiológico, para prevenir posibles hiponatremias e intoxicación por agua (10,13,16). Mordedor Para evitar que el paciente muerda la sonda orogástrica durante el procedimiento (13). Recipiente de recogida de muestra Para el posterior análisis toxicológico en laboratorio (10,13,15). Pinzas para clampar la sonda Pinzar la sonda en su porción proximal antes de retirarla previene el arrastre de parte del contenido gástrico y la broncoaspiración del mismo (10,16). Sistema de aspiración Es importante contar con un sistema para aspirar restos de vómito, por si durante el procedimiento se produce una regurgitación del contenido gástrico que pueda desencadenar una broncoaspiración (13,16). Equipo de monitorización Pulsioxímetro, monitor electrocardiográfico (10,16). Equipo de intubación orotraqueal y ventilación mecánica Si se trata de un paciente con disminución del nivel de conciencia (10,16). metas Metas de Enferm feb 2010; 13(1): 64-69 0066 Sobre el terreno 2:Sobre el terreno 18/01/10 20:44 Página 67 Perelló Campaner C et al. Aspirado-lavado gástrico en el paciente intoxicado: situación actual • En caso de aparición de dificultad respiratoria, tos, cianosis y/o disminución de la saturación, retirar la sonda unos centímetros hasta que cese la clínica indicativa de que se está introduciendo por vía respiratoria (10). La posición del cuello en ligera flexión ventral puede ayudar a prevenir esta complicación (10,15). • Comprobar la correcta colocación de la sonda orogástrica en estómago, mediante (5,6,10,13,14): – Insuflación de unos 50 ml de aire a través de la sonda y auscultación del sonido en el epigastrio (Foto 4). – Aspiración de contenido gástrico y medición del pH. 4. Inicio del aspirado-lavado gástrico: • Aspiración inicial del contenido gástrico mediante jeringa de 50-100 ml (4,6,16) (Foto 5). Algunos autores establecen este punto como clave para descomprimir al máximo el estómago y evitar que después, al instilar líquido en el mismo, se favorezca el paso del contenido gástrico hacia el duodeno (10). • Conservar el contenido aspirado en un recipiente para el análisis toxicológico, (4,5,16), aunque la mayoría de laboratorios prefieren muestras de sangre o orina para realizar los análisis (13). • Iniciar los lavados o recambios de agua: administrar a través de la sonda una cantidad no superior a los 200-300 ml de líquido de lavado en adultos ó 10 © Cedida por los autores Foto 3. Marcarla previamente al inicio de la inserción del tubo © Cedida por los autores Foto 1. Posición decúbito lateral izquierdo y Trendelemburg © Cedida por los autores © Cedida por los autores • Colocar en la posición adecuada para el procedimiento (Foto 1): decúbito lateral izquierdo y Trendelemburg (con un declive de unos 20º) (6,1316). Esta posición favorece el retorno de líquido de lavado, evita en parte que el contenido gástrico progrese hacia el duodeno (4,10) y disminuye el riesgo de broncoaspiración en caso de regurgitación (16). Es importante garantizar tanto la comodidad como la seguridad del paciente durante el procedimiento, mediante cinchas o correas de sujeción a la camilla y barreras. • Colaborar en la intubación orotraqueal de aquellos pacientes que muestren una disminución del nivel de conciencia y del reflejo tusígeno o que están en riesgo de presentarlo (5,6,13). • Colocar el mordedor entre los dientes (13,16). 3. Inserción de la sonda orogástrica. • Medir la longitud de la sonda a introducir y marcarla previamente al inicio de la inserción del tubo (10,13,14) (Foto 2 y 3). • Lubricar la punta de la sonda con lubricante hidrosoluble (10,13). • Iniciar la inserción de la sonda por la boca (14), de forma suave y sin forzar (10,13). Dar instrucciones al paciente, en el caso de que esté consciente, para que haga movimientos de deglución, ayudando así a la progresión del tubo orogástrico (10). Foto 2. Medir la longitud de la sonda a introducir 0067 Sobre el terreno Foto 4. Insuflación de unos 50 ml de aire a través de la sonda Metas de Enferm feb 2010; 13(1): 64-69 metas 67 Sobre el terreno 2:Sobre el terreno 18/01/10 20:44 Página 68 Perelló Campaner C et al. Aspirado-lavado gástrico en el paciente intoxicado: situación actual © Cedida por los autores Sobre el terreno la administración, a través de la sonda, de carbón activado (10,16). • Pinzar la sonda en su extremo y retirarla suavemente, evitando así que el contenido de la luz de la sonda se vierta a través del esófago durante la retirada (4,6). Para finalizar, debe colocarse al paciente en una posición cómoda, desechar el material usado y enviar las muestras a laboratorio. Complicaciones potenciales La más frecuente de las complicaciones derivadas de la técnica es la broncoaspiración con la consecuente neumonía por aspiración (5,10,13). © Cedida por los autores Foto 5. Aspiración inicial del contenido gástrico Foto 6. Pintar la parte proximal del sistema para evitar que el líquido de lavado vuelva a salir ml/kg de peso en los niños (6,13,14). No se aconsejan cantidades superiores porque se cree que pueden facilitar la propulsión del tóxico hacia el duodeno (4,10,16), aunque recientes estudios no muestran evidencias de que este hecho ocurra realmente (6). • Pinzar la parte proximal del sistema para evitar que el líquido de lavado vuelva a salir y masajear durante unos minutos el epigastrio-hipocondrio izquierdo (4,6,10). El masaje tiene el objetivo de recuperar el máximo de tóxico que pueda estar distribuido por los pliegues del tejido estomacal (Foto 6). • Abrir la pinza y dejar que por gravedad salga el contenido gástrico a través del sistema en Y hacia una bolsa de recogida de drenaje (16). Asimismo, es posible aspirar mediante jeringa el contenido gástrico; no debe usarse aspiración continua para evitar daños en la mucosa gástrica (16). Independientemente de si es por gravedad o mediante aspiración, el contenido recuperado debe ser similar al instilado (4,13,14). • Repetir el proceso hasta un máximo de 3.000 ml de líquido de lavado en adultos o 1.000-2.000 ml en niños (6) o hasta que el contenido aspirado sea claro y sin partículas (4-6,13-16). 5. Retirada de la sonda orogástrica. • Al finalizar los lavados y antes de proceder a la retirada de la sonda orogástrica, puede complementarse la descontaminación gástrica mediante 68 metas Metas de Enferm feb 2010; 13(1): 64-69 También pueden aparecer arritmias (5,10,13) o incluso elevación del ST (13), sobre todo en pacientes con antecedentes de isquemia cardiaca. Los niños son más susceptibles a presentar bradicardia secundaria a la estimulación vagal por la intubación orotraqueal y por el aspirado-lavado gástrico, por lo que deberá considerarse la premedicación con atropina (16). Pueden provocarse lesiones del tracto digestivo como perforación esofágica (13) o perforación estomacal (5), así como también, aunque más raramente, puede aparecer laringoespasmo (10,13,16). Se ha registrado también casos de hipernatremia secundaria al aspirado-lavado gástrico con grandes cantidades de suero salino normal (10,13). Además, pueden aparecer hemorragias conjuntivales, sobre todo en pacientes poco colaboradores durante el procedimiento (10,13). Otras complicaciones, como la hiponatremia e intoxicación por agua (10,13,15) secundaria al uso de agua en vez de suero fisiológico, sobre todo en niños o la hipotermia (10,15), secundaria a la frialdad del líquido de lavado, pueden prevenirse con una correcta realización de la técnica. En la Tabla 2 se describe la monitorización de las anteriores complicaciones para su detección precoz, así como las acciones preventivas que pueden llevarse a cabo. Conclusión La técnica de lavado gástrico es un procedimiento que presenta una gran variabilidad en su ejecución en la práctica clínica, a pesar de que existen recomendaciones específicas de la American Academy of Clinical Toxicology (AACT) y la European Association of Poisons Centres and Clinical Toxicologists (EAPCCT), que definen la forma correcta de realizarla, así como sus indicaciones y contraindicaciones. El hecho de tener unas indicaciones muy limitadas hace que el lavado gástrico sea cada vez más una técnica en desuso, frente a otras de eficacia demostrada como el carbón activado. No obstante, sigue usándose, por lo que es indispensable para el profesional enfermero conocer su correcta realización y controlar las complicaciones que de ella pueden derivarse. 0068 Sobre el terreno 2:Sobre el terreno 18/01/10 20:44 Página 69 Perelló Campaner C et al. Aspirado-lavado gástrico en el paciente intoxicado: situación actual Sobre el terreno Tabla 2. Monitorización y prevención de las complicaciones derivadas de la técnica Broncoaspiración Monitorización: dificultad respiratoria, ↓ SpO2, taquipnea, cianosis, aparición de contenido gástrico a través del IOT y/o en la boca. Prevención: protección de la vía aérea mediante IOT en pacientes con disminución del nivel de conciencia o convulsiones o en riesgo de presentar esa situación. No obstante, también se han registrado neumonías por aspiración tras aspirado-lavado gástrico en pacientes previamente intubados (13). Posición adecuada para la realización de la técnica. Alteraciones electro-cardiográficas Monitorización: ECG continuo, FC, TA, piel pálida, fría y diaforética, para la detección precoz de arritmias (taquicardia, bradicardia, latidos ectópicos ventriculares, etc.) y elevación transitoria del ST. Prevención: premedicación con atropina previa a la técnica para evitar bradicardia en pacientes de riesgo. Lesiones del tracto digestivo Monitorización: aparición de dolor brusco a nivel gástrico o torácico, aparición de sangre en el líquido de lavado recuperado, ↓ TA, ↑ FC, abdomen en tabla (signo tardío de perforación gástrica). Prevención: introducción suave y progresiva de la sonda orogástrica, sin forzar y previamente lubricada. Considerar la idoneidad de la técnica en pacientes de riesgo: con úlceras gástricas, varices esofágicas, etc. Laringoespasmo Monitorización: dificultad para la introducción de la sonda orogástrica o incluso para retirarla. Aparición brusca de dificultad respiratoria en pacientes no intubados, con estridor, ↑ FR y ↓ de la SpO2, hipoxia. Hemorragias conjuntivales Prevención: introducción suave y progresiva de la sonda orogástrica, sin forzar y previamente lubricada. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 0069 Nogué Xarau S, Amigó Tadín M, Sánchez Sánchez M, Salmerón Bargo JM. Evaluación y seguimiento de la calidad asistencial ofrecida a los intoxicados en un servicio de urgencias. Rev. Toxicol 2007; 24: 23-30. Burillo Putze G, Munné Mas P, Dueñas Laita A, Trujillo Martín M, Jiménez Sosa A, Adrián Martín, MJ et al. 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