La dolorosa partida de Daulat Singh

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La dolorosa partida de Daulat Singh
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La noche del 26 de octubre de 1949, durante La Nueva Vida, Baba despertó a
Eruch, quien estaba durmiendo cerca de él.
–Vamos, recorramos el campamento –le dijo.
Baba, con Eruch siguiéndolo, atravesó el campo en la oscuridad. En la vivienda
de los hombres recorrieron las camas en las que ellos dormían y luego, al salir,
descubrieron a Daulat Singh sentado en el suelo y sollozando.
Baba le palmeó la espalda y le dijo:
–Bien, doctor, ¿qué estás haciendo?
Olvidándose por completo de la condición de La Nueva Vida por la que había
que mantener el buen humor todo el tiempo, Daulat Singh empezó a sollozar
cada vez más.
Baba le dijo que tendría que mandarlo de regreso pero que le daría una orden
especial.
–No debes preocuparte por la orden que te daré. Te gustará.
Baba fue muy amable. Le dijo a Daulat Singh que se olvidara de todo lo
ocurrido y durmiera bien esa noche, y que al día siguiente él decidiría lo que
Daulat Singh debería hacer.
Posteriormente Eruch dijo que Baba era muy firme sobre la necesidad
de cumplir las condiciones de La Nueva Vida, pero que al mismo tiempo su
compasión estaba allí, infaliblemente, para dar consuelo.
Cuando Baba salió con Eruch de la vivienda de los hombres, su rostro
expresaba que la situación no era buena para el anciano doctor que siempre
rebosaba amor por Baba.
Este comportamiento había sido inesperado porque Daulat Singh estaba
acostumbrado a la adversidad. En la época en la que la India se dividió, Daulat
Singh soportó perder su antigua profesión médica y todo lo que poseía. También
había mostrado mucha fortaleza al abandonar a su familia, a la que amaba
entrañablemente, para reunirse con Baba en La Nueva Vida.
A la mañana siguiente, cuando Daulat Singh compareció ante Baba, este le
preguntó por qué había quebrantado su orden la noche anterior.
–Baba, no me pude contener –comenzó a contar Daulat Singh con lágrimas
en sus ojos–. Lo que me alteró fue la mente. No tiene nada que ver con La Nueva
Vida. Yo soy feliz aquí…
–¿Entonces cuál es el problema? –preguntó Baba–. ¿Cuál es la preocupación?
¿Qué es lo que te hizo llorar y sollozar así?
–Tú habías llamado a todos tus discípulos a Meherabad para que dijeran sí o
no, y yo fui uno de ellos. Pero entre el momento en el que dijimos que sí y el 16
de octubre cuando emprendimos la marcha, mi hija se comprometió para casarse.
Ella quería que yo me quedara a la boda que tendría lugar el 19 de octubre. Pero no
podía hacer nada al respecto. Había empeñado mi palabra de seguirte. Entonces
dejé atrás a toda mi familia y no me preocupé por nada… pero anoche recordé las
últimas palabras que mi hija me dijo. Me pidió si yo podía quedarme tres días,
hasta su boda, y luego reunirme contigo… Me rehusé a su pedido y entonces
me dijo que yo había dejado de ser su padre. No me importó lo que ella dijo…
pero anoche eso volvió a mi mente, y mi corazón se estrujó y me dolió. Entonces
reaccioné llorando.
–Escucha cuidadosamente, amigo mío –le dijo Baba luego de escuchar esta
dolorosa historia–. Acabo de decidir que regresarás a tu antigua vida. Dile a tu
gente que regresaste porque tu hija te necesitaba pero que igualmente deberás
continuar esta Nueva Vida: deberás continuar siendo uno de los compañeros. Te
consideraré mi compañero. Vivirás La Nueva Vida lejos de mí.
“Hasta que mueras –continuó Baba–, no cometas acciones lujuriosas, ni
siquiera con tu esposa; nunca mientas, cualesquiera que sean las circunstancias;
y cada año, durante un mes, usa el kafni que te daré, y durante ese mes vive
de la comida que mendigues. Tú mismo podrás decidir el tiempo y el lugar de
tu mendicidad. Si obedeces estas tres órdenes en un ciento por ciento, estarás
participando en mi Nueva Vida en un ciento por ciento.
Además de estas tres órdenes, Baba puso a Daulat Singh dos condiciones a las
que estaba obligado de por vida:
–Primera: la responsabilidad por cualquier cosa que te acontezca recaerá sobre
ti y solamente sobre ti ante Dios. Segunda: No has de esperar de mí beneficios
materiales o espirituales. Pero, como te estoy despidiendo por mi propia y libre
voluntad, tu conexión conmigo sigue siendo como antes si yo soy lo que tú
consideras que soy.
Poco después, el viejo y encantador doctor, llevando sobre su cabeza el poco
equipaje que tenía, se despidió de los compañeros mientras las lágrimas se
derramaban por su rostro.
(Sin que el doctor lo supiera, puesto que estaba en La Nueva Vida, su hija
había enfermado gravemente y la llevaron al hospital al borde de la muerte. Toda
la familia del doctor se alarmó y trató desesperadamente de ponerse en contacto
con él, pero Baba y los compañeros habían dado la espalda a la Vieja Vida y no se
los podía contactar.)
Cuando Daulat Singh volvió a su hogar, comprendió por qué Baba lo envió
allí; regresó justo a tiempo para ayudar a su hija a recobrar la salud.
Aunque él fue el primero en dejar al grupo de compañeros, Baba le permitió
continuar en La Nueva Vida estando en el mundo con su familia.
De esta manera Baba dio a entender al mundo que se puede vivir La Nueva
Vida cumpliendo con los deberes propios del mundo. Aunque esta vida sea muy
difícil, no es imposible. Con un puro amor a Dios y fe en Él, Baba ha dicho que
uno ha de vivir en el mundo sin ser del mundo.
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