La Comisión sólo puede respaldar estos avances a través de la

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C 78 E/426
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La Comisión sólo puede respaldar estos avances a través de la creación de un marco reglamentario común
europeo que garantice un acceso no discriminatorio al mercado y establezca normas de seguridad y
requisitos de interoperabilidad. Además, los fondos comunitarios contribuyen al desarrollo de las
infraestructuras ferroviarias necesarias para ofrecer servicios ferroviarios competitivos y orientados hacia
el cliente, en particular en la red transeuropea de transporte por ferrocarril.
(1) DO L 75 de 15.3.2001.
PREGUNTA ESCRITA P-2780/03
(2004/C 78 E/0446)
de António Campos (PSE) a la Comisión
(11 de septiembre de 2003)
Asunto: Incendios en la Unión
Este año una parte de la Unión ha sufrido una ola de incendios que ha adquirido en mi país proporciones
de auténtica catástrofe.
La Comisión destina créditos importantes a los planes de protección de los bosques y a medidas forestales.
Asimismo dispone de un sistema comunitario de información sobre incendios forestales.
1.
¿Cuáles han sido las especies forestales más afectadas y las zonas devastadas por los incendios en cada
Estado de la Unión en los últimos diez años?
2.
¿Qué porcentaje representan estas especies en el conjunto de la masa forestal de cada Estado?
3.
¿Cuánta superficie de esas especies más vulnerables a los incendios ha sido pasto de las llamas en los
últimos diez años?
4.
¿Cuáles han sido, por una parte, las medidas adoptadas en la gestión de la sección de Garantía del
FEOGA para impedir la financiación de las especies forestales más vulnerables y, por otra, el esfuerzo
financiero para fomentar las especies más resistentes al fuego?
5.
¿Dispone la Comisión de una escala del comportamiento ante el fuego de las especies forestales? En
caso afirmativo, ¿podría facilitarme dichos estudios?
Respuesta del Sr. Fischler en nombre de la Comisión
(8 de octubre de 2003)
En virtud del artículo 2 del Reglamento (CEE) no 2158/92 (1), los Estados miembros han procedido a la
clasificación de su territorio nacional según el grado de riesgo de incendio. Así, se han clasificado 60
millones de hectáreas de bosque y otras zonas arboladas (el 60 % privadas y el 40 % públicas) como de
riesgo medio o alto en seis Estados miembros (Alemania, Grecia, España, Francia, Italia y Portugal). Esta
superficie de riesgo representa el 40 % del total de los 15 Estados miembros.
El análisis de los datos de los 12 últimos años del sistema comunitario de información sobre incendios
forestales indica que, si bien el fuego ha afectado por término medio cada año al 1 % de los bosques de las
zonas de riesgo de los Estados miembros, se ha quemado más del 3 % de los bosques de algunas regiones
de Grecia, del centro y el este de España y del sur de Italia.
El análisis de los datos de los 12 últimos del sistema comunitario de información sobre incendios forestales
años también indica que tres grandes zonas sufren numerosos incendios: el noroeste de la Península Ibérica
(mitad septentrional de Portugal, Galicia y Asturias), un triángulo franco-italiano que comprende el sureste
de Francia, Córcega, Liguria y Toscana, y el suroeste de Italia (Cerdeña, Sicilia, Basilicata y Calabria).
27.3.2004
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En condiciones meteorológicas desfavorables (fuerte sequía, viento, etc.), y si son insuficientes las medidas
de prevención y vigilancia, estos incendios numerosos pueden provocar grandes siniestros, lo que parece
haber ocurrido durante el verano de 2003, al menos en el sureste de Francia y en Portugal.
Según las indicaciones proporcionadas por los Estados miembros en sus planes de protección de los
bosques contra el fuego, las especies forestales afectadas por los incendios varían según las regiones. En
Portugal, el pino negral (Pinus nigra) es la especie más afectada (el 56 % de la superficie quemada), seguida
de los eucaliptos (el 17 %). En Piamonte (Italia), es el castaño (Castanea sativa) el árbol que más se quema.
Italia informa también de que, en general, el fuego afecta más a los árboles de hoja caduca que a los
resinosos, mientras que Alemania indica lo contrario. El departamento de Drôme (Francia) precisa que la
especie más afectada es el roble pubescente (Quercus pubescens) y la que menos, el pino negral (Pinus
nigra).
Sin embargo, se puede señalar que las especies más afectadas lo son seguramente porque también son las
más extendidas en las regiones correspondientes.
Además, los planes de protección de los bosques aluden a los tipos de masas forestales más afectadas más
que a las especies.
Así, la mayoría de los planes señalan como vulnerables:
Las masas repobladas de árboles resinosos jóvenes en sus primeros años (Alemania y Francia).
El monte bajo y los matorrales (Francia, España e Italia).
El monte alto de hoja caduca (Francia e Italia).
Las landas envejecidas.
Los plantíos de árboles resinosos (Alemania).
La Comisión no tiene estadísticas detalladas de las distintas especies quemadas cada año, pero el Centro de
Común de Investigación (CCI) de Ispra realizó en 2000 un estudio cotejando el mapa de suelos CorineLandCover con la cartografía de las zonas incendiadas efectuada por teledetección espacial.
El estudio indica que, el año 2000, un 29 % de las superficies quemadas correspondió a las masas de hoja
caduca (bosques de hoja caduca [5 %], vegetación esclérofila [13 %] y matorrales [11 %]), el 8 % a los
bosques de coníferas y el 6 % a los bosques mixtos (árboles de hoja caduca y coníferas). El resto son zonas
agrícolas y/o agroforestales (20 %), prados naturales (10 %), landas, eriales y brezales (16 %) y otros tipos de
suelos (11 %).
Antes de responder a esta pregunta, hay que hablar del concepto de vulnerabilidad al fuego.
La vulnerabilidad al fuego de una especie forestal depende de:
Su capacidad intrínseca de incendiarse (inflamabilidad), en especial su capacidad de retener agua.
Su combustibilidad, que es un concepto relacionado con la propagación del fuego en una estructura
vegetal: un vegetal tiene una cubierta más o menos densa, se asocia a otras especies distintas de la
capa herbácea y arbustiva, en tipos de masas diferentes (monte bajo, matorral, monte alto), más o
menos explotados o mantenidos, de edades diferentes (regeneración natural, plantaciones artificiales
jóvenes, verdascas, monte latizal, etc.).
La presencia de factores desencadenantes o agravantes en su entorno: proximidad de zonas habitadas,
vertederos de basura mal protegidos, carreteras, autopistas y ferrocarriles, líneas eléctricas, condiciones
meteorológicas, etc.
La vulnerabilidad de una especie depende por tanto de sus cualidades propias (inflamabilidad), de su
comportamiento frente a otras plantas, de la silvicultura que se le aplique (combustibilidad) y, finalmente,
de factores exteriores.
Los especialistas coinciden en no considerar la inflamabilidad intrínseca de las plantas, y por ende la
elección de las especies de repoblación, un factor determinante del comportamiento del fuego. Lo que
importa es más bien la estructura de las masas forestales y, consecuentemente, el tipo de gestión silvícola.
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Una vez explicado esto, la Comisión no tiene estadísticas sobre las categorías de plantación quemadas por
especies. Sólo sabe que las repoblaciones forestales son muy vulnerables, sobre todo en sus primeros años,
y que por tanto deben ser objeto de medidas de protección.
Por eso, el apartado 5 del artículo 29 del Reglamento (CE) no 1257/1999 (2), contempla que las medidas
forestales financiadas por la Comunidad se ajusten a las condiciones de los planes de protección del
Reglamento (CEE) no 2158/92.
La Comisión no tiene disposiciones concretas dentro del Fondo Europeo de Orientación y de Garantía
Agrícola (FEOGA)-Garantía para impedir la financiación de las especies forestales más vulnerables y
recuerda a Su Señoría que los Estados miembros gestionan las políticas forestales.
No obstante, se han apoyado algunas medidas de silvicultura preventiva desde 1992 en virtud del
Reglamento (CEE) no 2158/92 hasta un máximo de 7,2 millones de euros al efecto de mejorar la
protección de las masas forestales consideradas más vulnerables:
Mejora de la resistencia al fuego de los plantaciones de árboles resinosos en Alemania, Italia y
Portugal.
Protección de masas forestales jóvenes (repoblaciones o regeneración natural) (Francia).
Gestión de masas forestales para garantizar una cubierta cerrada con un único nivel de copa, búsqueda
de discontinuidad horizontal por parcelas (Francia).
Tratamiento silvícola al efecto de una discontinuidad vertical de las masas forestales (monte alto
regular, monte bajo simple, introducción de especies con cubierta densa) (Francia),
Conversión de monte bajo en alto (Italia).
Se han llevado a cabo numerosos estudios sobre la inflamabilidad y la combustibilidad de las plantas en el
mundo. La Comunidad ha cofinanciado algunos, dentro de programas de investigación o en el marco del
Reglamento (CEE) no 2158/92.
El Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INIA) (Aviñón, Francia) y el Instituto de Investigaciones
Agropecuarias (INIA) (Madrid, España) han elaborado, por ejemplo, listas de inflamabilidad comparada de
especies mediterráneas, que se pueden conseguir en dichos institutos. Asimismo, los distintos servicios
forestales de los Estados miembros han realizado cartografías de sensibilidad de las masas forestales al
fuego, que sirven para la prevención y la lucha contra los incendios forestales.
(1) Reglamento (CEE) no 2158/92 del Consejo, de 23 de julio de 1992, relativo a la protección de los bosques
comunitarios contra los incendios, DO L 217 de 31.7.1992.
(2) Reglamento (CE) no 1257/1999 del Consejo de 17 de mayo de 1999 sobre la ayuda al desarrollo rural a cargo del
Fondo Europeo de Orientación y de Garantía Agrícola (FEOGA) y por el que se modifican y derogan determinados
Reglamentos, DO L 160 de 26.6.1999.
(2004/C 78 E/0447)
PREGUNTA ESCRITA E-2789/03
de Eija-Riitta Korhola (PPE-DE) a la Comisión
(19 de septiembre de 2003)
Asunto: Normativa en materia de acumulación de derechos de emisión en la UE: derecho de los países de
acumular sus derechos de emisión
El apartado 13 del artículo 3 del Protocolo de Kyoto concede a las partes la posibilidad de acumular
derechos de emisión de un período a otro. En virtud de la Directiva relativa al comercio de los derechos de
emisión en la UE (pendiente de publicación en el DO), los explotadores pueden adoptar decisiones de
ámbito nacional por lo que respecta a las posibilidades de acumulación de derechos de emisión.
¿Considera la Comisión que los Estados miembros tienen el derecho de acumular los derechos de emisión
que han quedado sin atribuir, pese a que la directiva se refiere sólo a los explotadores (instalaciones)?
¿Considera la Comisión que los Estados miembros tienen este derecho ya durante el tiempo comprendido
entre el período de comercio de derechos de emisión en la UE (2005-2007) y el primer período de Kyoto
(2008-2012)?
¿No se debería modificar la Directiva relativa al comercio de los derechos de emisión para hacerla
compatible con el Protocolo de Kyoto?
27.3.2004
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