LÉXICO DE ORTEGA Y GASSET EN “EL TEMA DE NUESTRO TIEMPO”. EL TEMA DE NUESTRO TIEMPO: Es el título de una obra de Ortega y Gasset publicada en 1934, que se ha considerado como su “manifiesto filosófico”. Considera el tema de nuestro tiempo SOMETER LA RAZÓN A LA VITALIDAD. Es una reacción contra el culturalismo neokantiano, y pretende poner la cultura en el lugar que le corresponde, esto es, que la cultura sea un instrumento, un medio para la vida. El hombre, además de inteligencia es también corazón. Que la razón pura ceda su puesto a la razón vital. Por ello dice: “El lema del tiempo de Sócrates consistía en el intento de desalojar la vida espontánea para suplantarla con la razón pura. El tema de nuestro tiempo consiste en someter la razón a la vitalidad, localizarla dentro de lo biológico, supeditarla a lo espontáneo”. Obsérvese que el término “biológico” está tomado en su significado etimológico (de bios = vida), no en sentido científico. Además Ortega plantea que esta tarea es una tarea colectiva, pues cada generación está condicionada en su conocer y en su hacer por las circunstancias históricas concretas que le ha tocado vivir. CULTURA: Para Ortega la cultura nace del sujeto viviente; es, por tanto, espontaneidad, “subjetividad”. Poco a poco la ciencia, la ética, el arte, la religión, el derecho, se van desprendiendo del sujeto y adquiriendo consistencia propia, valor independiente, prestigio, autoridad. Llega un momento que la vida misma que crea todo eso se inclina ante ello, se rinde ante su obra y se pone a su servicio. Es entonces cuando la cultura se ha objetivado, se ha contrapuesto a la subjetividad que la engendró. Pero Ortega insiste en que “la cultura sólo pervive mientras sigue recibiendo constante flujo vital de los sujetos”. Por ello hay que desconfiar de la cultura ya hecha y fomentar la cultura emergente: Contra cultura hecha y anquilosada, espontaneidad y vitalidad. Hay, no obstante, que aclarar que no se refiere a que tengamos que “partir de cero”, eso sería volver a la situación primitiva, quiere decir que cada generación –sobre todo en tiempos de crisis- en su circunstancia histórica siempre distinta a las demás, deberá añadir elementos nuevos (en este caso la vitalidad y la espontaneidad) al legado cultural histórico, sería repensar a Sócrates, a Platón... CULTURALISMO: Ortega denomina culturalismo a la posición racionalista desde Sócrates, Platón, el Racionalismo del XVII, Kant, neokantismo, hasta el idealismo alemán: consiste en pensar que el ser humano es ESPÍRITU, RAZÓN PURA, desprovista de sentimientos, de vida, se queda con la verdad y abandona la vida. La vida espontánea es desalojada para suplantarla por la pura razón. Se considera que los conceptos puros son más claros e inequívocos, se comportan según leyes exactas y son más consistentes que las cosas de nuestro entorno vital. Para el racionalista o culturalista la vida carece de valores inmanentes, la vida sólo al ponerse al servicio de la cultura –de lo Bueno, lo Bello, lo Verdadero,- adquiere dignidad. El culturalismo identifica la cultura con la “vida espiritual”, como algo distinto a la vida, a la biología. Para Ortega, “vida espiritual” no es sino el conjunto de funciones vitales cuyos productos tienen una consistencia transvital (son transmitidos como legado a futuras generaciones). La razón pura que pretende no ser una función vital, un instrumento para la vida, es una torpe abstracción, una ficción. Para Ortega, ha llegado irremisiblemente la hora de que la vida presente sus exigencias a la cultura. VIDA: Para Ortega, la vida –la vida concreta y personal de cada uno- es la REALIDAD RADICAL. El pensamiento no es anterior a la vida, pues pensar, filosofar, no es sino una manera de vivir: “un afán de mi vida”. Toda realidad necesita de una realidad que la fundamente, y esa realidad radical no es la conciencia, no es el sujeto, es la vida. En la obra ¿Qué es filosofía? Ortega nos da como categorías o propiedades de la vida las que siguen: Mi toma de conciencia del YO en el MUNDO. Las CIRCUNSTANCIAS, concretas y humanas de cada persona y las históricas de la generación en la que le ha tocado vivir. La vida es PROYECTO, anticipación, pues vivir es estar ocupados en algo que tiende a alguna finalidad. Elegimos nuestra vida de acuerdo con las POSIBILIDADES que tenemos que son muchas pero no ilimitadas; por ello el mundo vital es esencialmente CIRCUNSTANCIA. Finalmente Ortega destaca que la sustancia de la vida es el TIEMPO, la TEMPOREIDAD, el devenir, “la vida es futurización”, por ello todo lo referente a la vida lleva una fecha, y eso significa que la vida humana es función del tiempo histórico. 1 VITALISMO: En general se denomina vitalismo a toda filosofía que hace de la vida el objeto central de su reflexión, pero Ortega, en “El tema de nuestro tiempo” matiza su teoría filosófica: 1º. No es un “vitalismo biológico” ni un “biologismo”, propios de la ciencia de la Biología. 2º. El Vitalismo, cuyo mayor representante es Bergson, hace de la vida un método de conocimiento frente al método racional: la razón no es método superior de conocimiento, conocer no es pensar las cosas mediante conceptos, sino “vivirlas” . Tampoco este es el vitalismo de Ortega. 3º. Tampoco es el vitalismo irracional de Nietzsche. 4º. Frente a esas acepciones Ortega afirma no admitir otro método de conocimiento que el racional, pero cree forzoso situar en el centro del sistema el problema de la vida. Las relaciones entre RAZÓN y VIDA ocupan el primer plano de su preocupación filosófica. Y afirma: “Mi teoría no va contra la razón, va sólo contra el racionalismo”. Tampoco es una propuesta de predominio de lo irracional, ni es tampoco anticultura. Los valores de la cultura quedan intactos en el vitalismo orteguiano, pero se niega que sean exclusivos. Lo que destaca es que la cultura también necesita de la vida, sin supeditarse ninguna de las dos a la otra. Por ello es más exacto denominar a su filosofía RACIOVITALISMO. RADICALISMO: En algunas ediciones de la obra de Ortega aparece “radicalismo” en lugar de racionalismo, así es que podemos interpretar que radicalismo se refiere al exceso racionalista que supone una razón pura, autosuficiente. Que posee ideas innatas, que son verdaderas, únicas e invariables y, por tanto, ajenas a la vida y a la historia. Siempre iguales. El sujeto en un medio transparente, un “yo puro”. RELATIVISMO: Para el relativismo no es posible ningún conocimiento objetivo, no hay una realidad trascendente más allá del sujeto cognoscente. La verdad, con carácter universal, inmutable y objetivo, no existe. Y si existe no se deja captar, por ello en cada época se ha cambiado de opinión sobre lo que se considera “verdad”. Todo es cambiante y mudable. Cada individuo posee sus propias convicciones, más o menos duraderas, que son “para él” la verdad. Por consiguiente no hay más que verdades “relativas” a cada sujeto. Ortega critica el Relativismo tanto como a su postura antagónica, el Racionalismo. El Racionalismo, para salvar la verdad, renuncia a la vida. Y el relativismo se queda con lo mudable, vital e histórico y, para ello, renuncia a la verdad y cae en el escepticismo. (Recordad que el antecedente del relativismo es el sofista Protágoras; Ortega piensa que es un mal de su época, emanado del siglo XIX). PERSPECTIVA: El Perspectivismo es el nombre que Ortega da a una tercera respuesta al problema de la verdad, frente al racionalismo y el relativismo que ha rechazado. La PERSPECTIVA es uno de los componentes de la realidad: es el orden y forma que la realidad toma para el que la contempla. Si varía el lugar que el contemplador ocupa, varía también la perspectiva. Pone el ejemplo de dos personas que contemplan el mismo paisaje y, sin embargo, no ven lo mismo porque su perspectiva es distinta; lo que para uno está en primer plano y puede percibirlo con todo detalle el otro lo percibe oscuro y borroso porque para él se halla en el último plano. Además, al ocupar distintas posiciones, cada una percibe un trozo de paisaje que la otra no ve. Las dos porciones de paisaje son reales, verdaderas, a nadie se nos ocurriría decir que alguna de las dos es falsa. Si estas dos personas al no coincidir sus paisajes los creyesen ilusorios ello supondría que hay un tercer paisaje arquetípico, el verdadero e inmutable, pero tal paisaje arquetípico no existe: no puede existir y es absurdo creer que una realidad, vista desde cualquier punto, fuese siempre idéntica. Igual que con la vista corpórea ocurre con todo: la Psicología de la Forma (Gestalt) ha puesto de manifiesto que no hay percepción objetiva, pues cada sujeto a la hora de percibir está condicionado por su cultura, sus intereses, sus gustos o su estado de ánimo: ante un mismo paisaje, el agricultor pensará en los estragos de la sequía, el esquiador se lamentará de que no haya nieve, el arquitecto observará la estructura y forma de los edificios, el artista en la belleza o en la fealdad, etc. Y todos están viendo lo mismo. 2 DOCTRINA DEL PUNTO DE VISTA: Es la misma del perspectivismo. No existe una realidad inmutable y única. Cada vida es un punto de vista sobre el universo. Cada individuo –persona, pueblo, época- es insustituible para la conquista de la verdad, tiene su porción de verdad. El ser del mundo –que es para Ortega el objeto de la filosofía- es PERSPECTIVA, PUNTOS DE VISTA, parcialmente verdaderos. Así el universo, la omnímoda verdad, adquiere una dimensión vital. La realidad, igual que un paisaje, tiene infinitas perspectivas o puntos de vista, todas ellas verídicas o auténticas, por ello cada generación, cada época, cada individuo, representa un punto de vista esencial e insustituible. Las circunstancias humanas e históricas determinan el punto de vista, la perspectiva del individuo, de la generación y la época histórica. Yuxtaponiendo todos los puntos de vista se obtendría la verdad integral, absoluta. Pero eso no es posible, pues consistiría en una omnisciencia imposible para un individuo, generación o pueblo. Y es precisamente lo que atribuimos a Dios: el ser que posee la suma de todos los puntos de vista posibles. REALIDAD: Para entender el concepto de “realidad” en Ortega, es necesario tener presente su doctrina del perspectivismo o doctrina del punto de vista. Como hemos visto esa doctrina es una respuesta a las doctrinas antagónicas entre sí, racionalista y relativista, rechazadas ambas por él. La realidad no es una realidad arquetípica, idéntica desde cualquier punto que la miremos, como creían los racionalistas e idealistas. Tampoco cree cierto que el sujeto al recibir (percibir) la realidad la deforme, y por tanto no exista una realidad objetiva. Lo que ocurre es que la realidad cósmica es tal que sólo puede ser vista desde una determinada perspectiva, pues la perspectiva es uno de los componentes de la realidad. El ser del mundo nos viene dado en una pluralidad de perspectivas, de puntos de vista parcialmente verdaderos, cambiantes para cada individuo, generación o época. Por ello la REALIDAD RADICAL ES LA VIDA HUMANA, “mi vida”, entendida como interacción del yo con las circunstancias. UTOPÍA: (“topos” = lugar, “u” = partícula negativa). Significa “en ningún lugar”, en el sentido de que no es algo real, localizable, sino ilusorio, “la verdad vista desde lugar ninguno”. Ortega se declara antiutópico que para él es sinónimo de antiracionalista. Él afirma que los racionalistas se equivocan porque no aceptan las limitaciones que la realidad nos impone y no se conservan fieles a su punto de vista. Todo sistema racionalista es un sistema utópico, terminado y definitivo, creado desde “ningún sitio” que, sin embargo, pretende valer para todos. Todo sistema racionalista se crea al margen de la dimensión vital, histórica y perspectivista. Pero la realidad sólo podemos conocerla desde la razón vital, desde mis circunstancias humanas y las circunstancias históricas de mi tiempo. La doctrina del punto de vista exige incorporar al sistema la perspectiva vital de la que ha emanado. Por ello Ortega reitera aquí el tema o misión de su tiempo: que la razón pura sea sustituida por la razón vital, pues es en la vida donde se localiza la razón y sólo siendo razón vital adquiere fuerza de transformación. RAZÓN VITAL: Ortega propone sustituir la razón pura, fría, desprovista de sentimientos y de vida (propia del culteranismo racionalista) por la razón vital. La razón no es otra cosa que una función, un instrumento para la vida, ya que la vida es la realidad radical, anterior al pensamiento: “el hombre es una realidad que tiene que usar la razón para vivir”. (Puedes ampliar esta respuesta con las anteriores, sobre todo con “el tema de nuestro tiempo” y “culturalismo”). VERDAD OMNÍMODA: Absoluta, total, que abarca todos los aspectos posibles, en este caso todas las perspectivas o puntos de vista posibles. Tal verdad es imposible para un individuo, generación o época. Pero los racionalistas (idealistas, culturalistas) sí creían poder alcanzar la verdad inmutable y universal, válida para todo tiempo y lugar. No así para la doctrina orteguiana del punto de vista, como supongo que tendréis ya clarísimo a estas alturas, ¿no? DIOS: A Dios le atribuimos la omnisciencia, “razón absoluta”, y la omnipresencia, que está en todas partes a la vez, y, por ello, puede gozar simultáneamente de todos los puntos de vista, de todas nuestras perspectivas. Símbolo también de infinita vitalidad, armoniza todos nuestros horizontes. Observad que Ortega habla de esto irónicamente, por ello dice que imaginamos a Dios como un viejo (sabio) racionalista, ya que los racionalistas creían poder alcanzar la verdad omnímoda. 3