el comercio entre la ue y los países de europa central y oriental ante

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El comercio entre
la UE y los países de
la Europa central y
oriental ante el reto
de la ampliación.
La perspectiva española.
LUIS FERNANDO LOBEJÓN HERRERO (*)
Universidad de Valladolid
Diez economías en transición se encuentran en la actualidad prácticamente a las puertas de la Unión Europea (UE). Este trabajo analiza los cambios que se han registrado en el transcurso de los últimos
años hasta llegar a esa situación, así como
las variaciones que pueden tener lugar en
lo sucesivo. Dentro de las perspectivas que
pueden utilizarse para llevar a cabo ese estudio, aquí se opta concretamente por un
planteamiento que se centra en lo que ha
ocurrido y en lo que puede suceder en el
ámbito de las relaciones comerciales y, en
particular, en el plano de los intercambios
de mercancías. Por otra parte, aunque se
analizan esos intercambios desde una perspectiva global, se presta una atención especial a las transacciones entre España y
los países candidatos a la adhesión.
El primer apartado del trabajo pasa revista a la profunda transformación sufrida
por el marco institucional en el que se
han desarrollado las transacciones entre
la Unión Europea y esos países en el
transcurso de los últimos quince años. A
continuación, en el segundo apartado, se
estudian los cambios que se han producido tanto en la intensidad como en la
orientación de dichas transacciones en
ese mismo período. Los apartados tercero
y cuarto recurren a un sencillo modelo
gravitacional; en un caso, para obtener
una visión sintética y modelizada de las
variaciones que se han registrado recientemente en esos intercambios, y en el
otro, para ofrecer argumentos que sirvan
para pronosticar cuál puede ser su trayectoria en el futuro.
La intensidad actual de las transacciones
comerciales entre la UE y los diez candidatos a la adhesión del centro y del este
de Europa (PECOs) no debe hacer olvidar el escaso desarrollo que alcanzaban
sus vínculos institucionales hace menos
de dos décadas y el gran cambio que éstos han experimentado desde entonces.
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La aproximación de los
candidatos desde una
perspectiva institucional
Quince años atrás, las que en ese momento se denominaban Comunidades Europeas ni siquiera eran reconocidas por la
organización en la que estaban integrados la mayor parte de esos países de Europa central y oriental, o los Estados de
los que surgieron; de la misma forma, la
existencia de esa organización (el Consejo de Ayuda Económica Mutua, conocida
como CAEM o COMECON) tampoco fue
admitida formalmente por las Comunidades Europeas. Las únicas relaciones institucionales que mantenían éstas con las
economías planificadas del centro y del
este de Europa se limitaban a los acuerdos sectoriales que se suscribieron a partir de 1976 con algunas de ellas, con el
propósito de regular la entrada de determinados productos industriales (1).
72
En los últimos años ochenta, la situación
que se acaba de describir experimentó
una gran transformación. En el plano meramente formal habría que destacar el
avance que supuso la firma de una declaración conjunta en 1988, por la que el
CAEM y las Comunidades Europeas reconocían mutuamente su existencia. Para el
desarrollo real de los intercambios tuvo,
no obstante, mucha más trascendencia la
profunda variación a la que dio lugar la
combinación de dos procesos que se pusieron en marcha en esa misma época:
■ El inicio de la transición hacia el mercado en las economías planificadas, que
trajo consigo, entre otras importantes
transformaciones, una intensa liberalización de su comercio exterior.
■ La puesta en marcha, por parte de las
Comunidades Europeas, de iniciativas destinadas a respaldar a los países que decidieran implicarse en ese proceso de transición;
en el marco de esas iniciativas, comenzaron
a reducirse los obstáculos que hasta entonces habían dificultado la entrada de importaciones procedentes de éstos.
La primera consecuencia relevante de la
voluntad de crear un marco más favorable
para las transacciones con esos países fue
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la construcción de una red de convenios
comerciales, empezando por el Acuerdo
de Cooperación y Comercio que se firmó
con Hungría en 1988.
Esa primera generación de acuerdos supuso un paso muy importante, teniendo en
cuenta, sobre todo, la precariedad del contexto del que se partía. Su gran trascendencia contrasta, en cualquier caso, con lo
efímera que fue su vigencia, como consecuencia de que el rápido avance de las
reformas vinculadas a la transición y el espectacular desarrollo de los intercambios
superaron ampliamente las previsiones
que existían en el momento en que se firmaron dichos acuerdos. Esas circunstancias están en el origen de su sustitución
por otros mucho más avanzados a partir de
1991: los Acuerdos de Asociación, conocidos también como Acuerdos Europeos.
Estos nuevos acuerdos recuperaron la figura del «país asociado», recogida en el Tratado de Roma, y que hasta entonces se había
utilizado para identificar a las economías
que mantenían los vínculos comerciales
más estrechos con las Comunidades Europeas, pero que no tenían garantizada, ni siquiera a medio plazo, su incorporación a
éstas como nuevos países miembros. Ésa
era precisamente la situación en la que se
encontraban Chipre, Malta y Turquía, es
decir, los países que en la actualidad comparten la condición de candidatos a la adhesión con las diez economías del centro y
del este de Europa que constituyen el centro de atención de este trabajo (2).
El texto de esos Acuerdos de Asociación
hace referencia a cuestiones muy diversas, entre las que destacan las relaciones
comerciales, el diálogo político, la homologación de las legislaciones y la cooperación en áreas como la actividad industrial, el medio ambiente, el transporte y
las aduanas. En el plano concreto de las
relaciones comerciales, su relevancia estriba fundamentalmente en que su aplicación supuso un incremento sustancial del
grado de liberalización de los intercambios respecto del que garantizaban los
acuerdos vigentes con anterioridad, en
especial en lo que concierne a los productos industriales.
Se diferencian, además, de esos primeros
acuerdos en una cuestión crucial: con-
templan explícitamente la futura incorporación de los países firmantes a las Comunidades Europeas (Unión Europea a
partir de 1992), aunque sin precisar las
condiciones ni el calendario a los que se
ajustaría ese proceso. Los criterios que
tienen que cumplir esos países para culminar su acercamiento a la UE no se establecieron hasta 1993, en el Consejo de
Copenhague, y las negociaciones para la
adhesión no comenzaron hasta 1998 para
los que pertenecen al denominado Grupo
de Luxemburgo (la República Checa, Eslovenia, Estonia, Hungría y Polonia, además de Chipre) y hasta el año 2000 para
los del Grupo de Helsinki (Bulgaria, Eslovaquia, Letonia, Lituania y Rumanía, junto
con Malta y Turquía).
Desde la óptica de la Unión Europea, los
Acuerdos de Asociación se contemplan
como una renovación de su respaldo al
proceso de transición en las antiguas economías planificadas. En el ámbito de las
relaciones comerciales, ese respaldo se
traduce en una liberalización asimétrica,
lo que conlleva una reducción más rápida
y más intensa de los obstáculos que afectan a las importaciones procedentes de
esas economías que de las trabas que dificultan la entrada en sus mercados de
productos exportados por países miembros de la UE.
A pesar de la ventaja que supone ese
desequilibrio en el proceso de liberalización, los candidatos de Europa central y
oriental han dado muestras reiteradas de
su disconformidad con el marco institucional que ha surgido de la aplicación
de los Acuerdos de Asociación. Una de
las razones en las que se basa su descontento es la existencia de importantes
restricciones que recortan el alcance de
dicho proceso de liberalización. Esas
restricciones afectan fundamentalmente
a los productos agrarios, a algunas materias primas (como el aluminio), a los denominados «productos CECA» (carbón y
acero, fundamentalmente) y a manufacturas industriales, entre las que destacan
los textiles y el calzado.
Aparte de la severa limitación que suponen
esas restricciones respecto del proceso de
liberalización en su conjunto, conviene tener en cuenta, además, que afectan específicamente a actividades que ocupan un
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EL COMERCIO ENTRE LA UE Y LOS PAÍSES...
lugar muy destacado en la estructura de
ventajas comparativas de las economías
en transición, lo que permite hablar de
una reducción significativa de sus oportunidades de exportación.
Otra importante fuente de desacuerdo es
la frecuente utilización, por parte de la
Unión Europea, de medidas de carácter
extraordinario en aquellas ocasiones en
las que la aplicación de los Acuerdos de
Asociación provoca fuertes incrementos
de las importaciones procedentes de los
candidatos a la adhesión. Así, los países
miembros de la UE no han dudado en recurrir en esas circunstancias a la utilización de cláusulas de salvaguardia o a procedimientos antidumping, aprovechando
al máximo las posibilidades que ofrece el
GATT en ese plano (3).
De las críticas formuladas por las economías de Europa central y oriental se desprende claramente que, a pesar de los indudables avances que se han producido
en el transcurso de las dos últimas décadas, el marco que regula sus relaciones
comerciales con la Unión Europea difiere
notablemente del que sirve de referencia
a los intercambios entre sus quince miembros actuales.
En el ámbito de los intercambios de mercancías habría que recordar que, frente a
la libertad con la que se desarrollan las
transacciones en el interior de la UE, muchos productos han quedado al margen
del proceso general de liberalización promovido por los Acuerdos de Asociación.
A pesar de su modestia, la exclusión de
esos productos hace que la protección
arancelaria que afecta a las relaciones comerciales entre la Unión Europea y los
candidatos del centro y del este de Europa, genere distorsiones importantes como
consecuencia de que su cuantía varía significativamente dependiendo de las mercancías que son objeto de intercambio.
Por otra parte, siguen utilizándose con
bastante discrecionalidad diversas formas
de protección no arancelaria, cuyo efecto
real es difícil de determinar (4).
Las diferencias respecto del marco en el
que se desarrollan los intercambios entre
«los quince» se refieren también al hecho
de que los países candidatos a la adhesión mantienen distintos niveles de pro-
tección respecto de terceros países, un
rasgo que contrasta con el régimen de
protección exterior común que funciona
en la Unión Europea. En un sentido más
general, la existencia de un mercado único entre los países miembros de esta organización contrasta con las condiciones
en las que se desarrollan las transacciones
entre éstos y los aspirantes a la adhesión.
Ese contraste no sólo se debe a los importantes problemas que, como se ha comentado, afectan al intercambio de algunas mercancías con esos países, ya que
existen, además, obstáculos aún más importantes que limitan los intercambios de
servicios, así como los movimientos de
cápital y de mano de obra. Si se contempla también la influencia de la integración monetaria habría que resaltar, por
último, que buena parte del comercio
que tiene lugar entre los actuales miembros de la UE, especialmente el que se
desarrolla en el interior de la eurozona,
se lleva a cabo en una misma moneda,
mientras que una gran proporción de las
transacciones con los candidatos a la adhesión requiere de la utilización de monedas distintas.
Para llevar a cabo un balance equilibrado y certero de la situación actual es
preciso reconocer que en el transcurso
de los dos últimos años se han adoptado medidas que han permitido reducir
de forma apreciable los efectos de algunas de las diferencias que se acaban de
destacar. Los avances más significativos
se han producido concretamente gracias
a la firma de una serie de acuerdos sobre productos agrarios, que han entrado
en vigor a partir del año 2000, y de protocolos adicionales a los Acuerdos de
Asociación sobre productos industriales,
que han comenzado a aplicarse a partir
de 2001.
Los acuerdos sobre productos agrarios
tratan de reducir los obstáculos que afectan a los intercambios de este tipo de
mercancías entre la Unión Europea y cada uno de los países de Europa central y
oriental candidatos a la adhesión. Su
efecto global es difícil de valorar, ya que
en todos esos acuerdos se establecen tres
listas de productos, y para cada una de
ellas se fijan condiciones diferentes. Puede hablarse, en cualquier caso, de una reducción sustancial de la protección, especialmente, gracias al aumento de los
productos agrarios sobre los que no se
aplican aranceles, ya sea para entrar en
los mercados de la UE o para acceder a
los países candidatos (5).
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Los protocolos adicionales a los Acuerdos
de Adhesión, por su parte, estimulan la armonización de las normativas técnicas a
las que deben ajustarse los productos industriales, aprovechando la adaptación al
acervo comunitario de la legislación de los
países candidatos. Esos protocolos exigen
que tanto éstos como los actuales miembros de la UE reconozcan mutuamente la
validez de sus respectivas legislaciones, lo
que permite suprimir los controles fronterizos que habitualmente establece el importador para garantizar el cumplimiento
de los requisitos que determina su normativa sobre esta materia.
Desde el punto de vista de los candidatos, un acuerdo de estas características
conlleva importantes ventajas, ya que
aumenta las posibilidades de entrada de
sus exportaciones en el mercado único,
sin que sea necesario esperar a que se
complete su proceso de adhesión. Los
países miembros de la UE, por su parte,
pueden aprovechar las economías de
escala que surgen de la unificación de
los diseños de los productos y de las
pruebas que se efectúan para garantizar
que éstos cumplen con las especificaciones técnicas que establece la legislación de cada país.
La respuesta a la
aproximación UE-europa
central y oriental
74
El comportamiento del comercio exterior
de las antiguas economías planificadas del
centro y del este de Europa se ha ajustado
al desarrollo de los vínculos institucionales
que se han descrito en el apartado anterior. Como corresponde a ese desarrollo,
la UE ha aumentado significativamente su
participación en dicho comercio.
Antes de que se iniciaran las transformaciones que condujeron al desmantelamiento de la planificación, todas estas
economías tenían como principal proveedor y como cliente más importante a la
desaparecida Unión Soviética. La lógica
del funcionamiento del CAEM (una organización articulada de forma radial en torno a ese país) determinaba, además, la
existencia de unas relaciones comerciales
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de vista que el carácter eminentemente
autárquico de las economías planificadas
(la conocida «preferencia por la autarquía», empleando la conocida expresión
de F. Holzman) fue desapareciendo a medida que se introdujeron criterios de mercado en las relaciones comerciales con
otros países. Esto hizo que, al tiempo que
se producía una profunda reorientación
de los intercambios, aumentara también
de forma muy apreciable la importancia
relativa de éstos respecto de la actividad
económica interna.
muy intensas con el resto de economías
que integraban esa organización, a través
de mecanismos de coordinación de sus
respectivos procesos de planificación. Los
intercambios con otras áreas geográficas
—incluyendo la Unión Europea— tenían
un carácter residual.
La desaparición del CAEM en 1991, la
adopción de una política comercial basada
en los principios de la «nueva ortodoxia» y,
en un sentido más general, el giro radical
que supuso el inicio del cambio sistémico, dieron lugar a un nuevo marco de relaciones, muy diferente del que se había
mantenido vigente durante más de cinco
décadas.
Las transformaciones más espectaculares
se registraron en la etapa inicial de la
transición, es decir, en los últimos años
ochenta del siglo pasado y en el comienzo de la década siguiente (antes incluso
de que desapareciera formalmente el
CAEM). Desde la perspectiva de este trabajo, las variaciones que se produjeron
en la distribución geográfica del comercio
exterior de estos países son las que ofrecen más interés, aunque no puede decirse que fueran las únicas que afectaron
significativamente a sus transacciones con
el resto del mundo. No se puede perder
Aunque este tipo de transformaciones se
repitió en todas las economías en transición, su ritmo y su intensidad fueron diferentes en cada una de ellas. Por lo general, tanto la apertura al exterior como la
reorientación de las exportaciones y de las
importaciones fueron más rápidas y adquirieron mayor intensidad en los países que
aplicaron desde el primer momento
transformaciones más radicales. Como
consecuencia de ello, puede hablarse de
una triple relación entre vocación reformista, apertura al exterior y transformación del patrón geográfico de los intercambios.
Esta relación condujo a algunos resultados sorprendentes en los países que introdujeron más cambios y lo hicieron con
más rapidez. Llama la atención, sobre todo, el inusitado vigor de las variaciones
sufridas por su comercio exterior en ese
período inicial, especialmente en lo que
concierne a su distribución geográfica.
Destaca, por ejemplo, el hecho de que
los cambios que se registraron entre 1989
y 1991 en algunas economías concretas,
como Polonia o Hungría, superaran holgadamente las previsiones realizadas por
algunos estudios que pretendían determinar las variaciones que se producirían a
largo plazo, una vez que se normalizaran
totalmente las transacciones con el resto
del mundo (6).
Si centramos la atención en el plano concreto de las exportaciones, lo que más
sorprende es que los países occidentales
más desarrollados se convirtieran en ese
período tan breve en el principal destino
de las ventas en el exterior de esas economías. Este resultado contrasta con la
distribución geográfica que tenían sus exportaciones sólo unos años antes y, sobre
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EL COMERCIO ENTRE LA UE Y LOS PAÍSES...
CUADRO 1
PARTICIPACIÓN DE LOS INTERCAMBIOS CON LA UE EN EL COMERCIO EXTERIOR DE LOS CANDIDATOS A LA ADHESIÓN (*)
PORCENTAJE
1992
Países del grupo de Luxemburgo
Rep. Checa
Nd
Eslovenia
Nd
Estonia
89,20
Hungría
55,90
Polonia
61,40
Países del grupo de Helsinki
Bulgaria
37,10
Eslovaquia
nd
Letonia
54,80
Lituania
83,10
Rumanía
41,90
Otros candidatos
Chipre
53,50
Malta
77,23
Turquía
48,50
Pro-memoria
Comercio intra- UE
66,50
1993
1994
1995
1996
1997
Centro y este de Europa
1998
1999
2000
58,70
31,70
60,30
54,70
66,60
56,40
66,70
62,60
64,30
66,90
58,60
68,70
64,60
64,70
66,70
58,70
67,00
66,90
64,50
66,20
55,90
65,50
62,60
64,60
65,70
64,30
67,60
63,70
67,00
67,80
66,00
67,40
62,70
68,40
67,50
65,00
66,20
62,70
61,10
65,30
42,80
38,30
49,80
59,00
42,60
48,80
37,80
55,80
43,00
47,80
42,50
39,30
56,70
44,20
50,20
41,90
40,80
58,00
48,00
51,90
47,00
45,70
57,80
45,90
54,20
53,30
52,90
60,40
48,60
61,00
54,00
55,50
58,10
51,30
63,60
51,00
52,00
58,80
49,50
59,30
54,90
72,20
48,70
50,90
74,36
49,30
50,60
71,46
50,60
49,00
63,00
53,90
46,30
63,53
52,80
54,80
55,18
54,20
52,20
57,33
55,40
56,10
51,76
52,50
62,80
63,50
64,20
63,50
61,80
64,40
63,50
58,90
* Comercio de bienes. La información siempre se refiere a los 15 países que forman parte de la UE desde 1995. Para que esa información sea compatible con la
que se ha utilizado en la estimación de los modelos gravitacionales que se emplean en los dos últimos apartados, se han tomado, siempre que ha sido posible, los
datos suministrados por el importador, y se han seleccionado de forma que estén expresados en términos FOB o se han transformado en valores FOB recurriendo al
mismo método de conversión CIF-FOB que emplea la fuente estadística que se ha utilizado.
( )
FUENTE: Elaboración propia a partir de diferentes ediciones del FMI, Direction of Trade Statistics Yearbook, Washington.
CUADRO 2
PARTICIPACIÓN DE CADA CANDIDATO DE EUROPA CENTRAL Y ORIENTAL EN EL COMERCIO CON LOS PAÍSES DE LA UE (*)
PORCENTAJE
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
Grupo de Luxemburgo
Rep. Checa
Eslovenia
Estonia
Hungría
Polonia
Grupo de Helsinki
Bulgaria
Letonia
Eslovaquia
Lituania
Rumanía
0,0
0,0
1,2
30,8
45,5
20,1
5,5
1,3
18,6
33,0
18,8
10,7
2,0
17,8
29,0
20,3
10,1
2,5
16,1
28,7
22,3
8,8
2,7
15,5
29,2
19,5
7,9
3,0
18,0
29,5
20,7
7,3
2,8
18,9
28,0
21,1
7,0
2,5
20,7
27,2
21,6
6,6
3,2
20,4
26,6
6,9
1,7
0,0
2,7
11,1
4,6
1,7
5,3
2,3
7,5
4,5
2,0
5,6
2,0
7,5
3,7
2,1
6,1
2,3
8,1
2,9
2,2
6,5
2,5
7,3
2,7
2,3
6,9
2,7
7,4
2,8
2,0
7,5
2,5
7,3
2,9
1,8
7,2
2,3
7,2
3,1
1,9
6,8
2,3
7,5
Total
100
100
100
100
100
100
100
100
100
* Comercio de bienes. La información siempre se refiere a los 15 países que forman parte de la UE desde 1995. Para que esa información sea compatible con la
que se ha utilizado en la estimación de los modelos gravitacionales que se emplean en los dos últimos apartados, se han tomado, siempre que ha sido posible, los
datos suministrados por el importador, y se han seleccionado de forma que estén expresados en términos FOB o se han transformado en valores FOB recurriendo
al mismo método de conversión CIF-FOB que emplea la fuente estadística que se ha utilizado.
( )
FUENTE: Elaboración propia a partir de diferentes ediciones del FMI, Direction of Trade Statistics Yearbook, Washington.
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todo, con las escasas esperanzas que
existían de que esas exportaciones accedieran rápidamente a mercados tan exigentes (7).
cambios que se han producido en esos
países. No deja de sorprender que, a pesar del extraordinario avance registrado
por los intercambios que se desarrollan
en el interior de la Unión Europea, dicha
proporción esté por debajo de la participación de «los quince» en los intercambios exteriores de las economías del Grupo de Luxemburgo; de hecho, ni siquiera
difiere significativamente de lo que la UE
supone para el comercio exterior de los
candidatos que componen el Grupo de
Helsinki (cuadro 1).
El gran atractivo que, desde diferentes
perspectivas, ejercían las entonces denominadas Comunidades Europeas para
las antiguas economías planificadas permite comprender que el comercio con
los países que entonces estaban integrados en ellas recogiera buena parte de los
efectos de la intensa apertura de dichas
economías en esa fase inicial de la transición. Otras circunstancias, entre las que
conviene destacar la sucesión de acuerdos a la que se ha hecho referencia en el
primer apartado, han contribuido a que
ese impulso haya tenido continuidad
prácticamente hasta nuestros días. La prolongación de ese impulso ha dado lugar,
como pone de manifiesto el cuadro 1, a
un reparto geográfico del comercio exterior en el que la Unión Europea ocupa un
lugar preeminente.
Los ejemplos más claros de cuanto se acaba de describir son, de nuevo, los países
de Europa central y oriental en los que
se aplicaron reformas de carácter radical
desde el primer momento (el núcleo del
Grupo de Luxemburgo). Como muestra
de ello, la participación de la UE en el
valor de las transacciones de mercancías
de cualquiera de estos países con el resto del mundo superaba el 60% en el último tramo de la década de los noventa
(cuadro 1).
76
La confirmación del sesgo pro-europeo
del comercio exterior de esos países a
partir de 1991 permite entender por qué
algunos de ellos se han convertido en los
grandes protagonistas de las transacciones entre la UE y los candidatos del centro y del este de Europa. Como pone de
manifiesto el cuadro 2, Polonia, la República Checa y Hungría (por ese orden)
acaparaban en los últimos años noventa
la parte fundamental de ese comercio,
correspondiéndole a cada uno de ellos
más del 20% de su valor total.
La intensidad adquirida por las transacciones entre la UE y esos países cobra mayor
relevancia cuando se establece una comparación con los intercambios que tienen lugar entre la Unión Europea y otros
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candidatos a la adhesión. Puede apreciarse, por ejemplo, que existe una diferencia significativa en este sentido entre
los que forman parte del referido Grupo
de Luxemburgo y los que integran el
Grupo de Helsinki. Los que componen
este último —países que, por lo general,
han tardado más tiempo en introducir
reformas y las han aplicado con menos
decisión— también han orientado progresivamente su comercio exterior hacia
la UE, pero, como refleja el cuadro 1, los
resultados de ese proceso están lejos de
los niveles alcanzados por los países del
Grupo de Luxemburgo.
También se observan diferencias en relación con los actuales candidatos que no
son economías en transición; puede comprobarse que ni Chipre, ni Malta, ni Turquía están tan integrados desde una perspectiva comercial con la Unión Europea
como la República Checa, Eslovenia, Estonia, Polonia o Hungría, a pesar de que
éstos se encontraban muy poco vinculados a ella hace apenas quince años.
La proporción que representan las transacciones entre las economías que forman
parte de la UE en su comercio exterior total constituye una última e interesante referencia para valorar el alcance de los
La imagen que ofrecen los intercambios
entre los candidatos del centro y del este
de Europa y los países miembros de la
Unión Europea cambia mucho cuando se
adopta la perspectiva de estos últimos.
Para cualquiera de ellos el comercio con
las antiguas economías en transición sigue representando una proporción muy
pequeña de sus exportaciones y de sus
importaciones. Como muestra de ello,
para la UE en su conjunto, ese comercio
no superaba el nivel del 4,5% de sus
transacciones exteriores en el año 2000,
y solamente en un país (Austria) ese
porcentaje sobrepasaba el umbral del
10% (cuadro 3).
Esa profunda asimetría entre los países de
la Unión Europea y los candidatos a la
adhesión en lo que concierne a la importancia que para unos y otros tienen sus
intercambios mutuos no parece difícil de
justificar. Conviene tener presente la
enorme diferencia que existe entre los
dos grupos en lo que a potencial económico se refiere. No debe perderse de vista que el PIB de la Unión Europea se
acercaba a los 8 billones de dólares en el
año 2000, lo que suponía, aproximadamente, 22 veces el PIB de los diez candidatos de Europa central y oriental. No ha
de resultar extraño, desde este punto de
vista, que existan tantas diferencias entre
el potencial de exportación y de importación de los dos grupos, ni, por tanto, entre el peso relativo que tiene cada uno de
ellos en el comercio exterior del otro (8).
Se percibe también una gran asimetría en
la participación de cada país miembro de
la UE en las transacciones que se llevan a
cabo entre ésta y los candidatos del centro y del este de Europa. Así, sólo tres de
esos quince países acaparaban por sí so-
05 ECON. INDUST. 344
15/4/03
22:28
Página 77
EL COMERCIO ENTRE LA UE Y LOS PAÍSES...
CUADRO 3
PARTICIPACIÓN DE LOS INTERCAMBIOS CON LOS CANDIDATOS DE EUROPA CENTRAL Y ORIENTAL EN EL COMERCIO
EXTERIOR DE LOS PAÍSES DE LA UE (*)
PORCENTAJE
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
Alemania
Austria
Bélgica-Lux.
Dinamarca
España
Finlandia
Francia
Grecia
Holanda
Irlanda
Italia
Portugal
Reino Unido
Suecia
2,3
4,3
0,2
1,6
0,5
2,6
0,7
2,5
0,8
0,3
1,4
0,1
0,7
1,5
4,7
7,6
0,6
2,9
0,8
4,1
1,3
3,7
1,8
0,5
2,6
0,3
1,2
2,1
5,3
8,8
0,8
3,3
1,1
4,6
1,4
4,8
1,9
0,7
3,5
0,4
1,4
3,1
6,0
9,3
1,0
3,3
1,4
4,8
1,7
4,5
2,1
0,8
4,0
0,5
1,5
3,2
6,5
9,8
1,0
3,8
1,5
5,4
2,0
4,0
2,1
1,0
4,4
0,6
1,8
3,2
7,2
11,0
1,7
3,8
1,7
6,1
2,2
4,6
2,3
1,0
4,9
0,7
1,8
3,8
8,1
11,7
2,1
4,3
1,9
6,4
2,5
4,8
2,4
1,2
5,2
1,0
1,9
4,0
8,3
11,6
2,1
4,1
1,9
6,0
2,5
4,6
2,3
1,2
5,3
1,1
1,9
4,1
8,4
12,3
2,3
4,1
2,1
6,6
2,7
5,9
2,2
1,3
5,5
1,5
2,1
4,6
Media UE
1,3
2,5
3,0
3,3
3,6
3,9
4,4
4,4
4,5
* Comercio de bienes. La información siempre se refiere a los 15 países que forman parte de la UE desde 1995. Para que esa información sea compatible con la
que se ha utilizado en la estimación de los modelos gravitacionales que se emplean en los dos últimos apartados, se han tomado, siempre que ha sido posible, los
datos suministrados por el importador, y se han seleccionado de forma que estén expresados en términos FOB o se han transformado en valores FOB recurriendo al
mismo método de conversión CIF-FOB que emplea la fuente estadística que se ha utilizado.
( )
FUENTE: Elaboración propia a partir de diferentes ediciones del FMI, Direction of Trade Statistics Yearbook, Washington.
CUADRO 4
PARTICIPACIÓN DE CADA PAÍS DE LA UE EN EL COMERCIO CON LOS CANDIDATOS DE EUROPA CENTRAL Y ORIENTAL (*)
PORCENTAJE
Alemania
Austria
Bélgica-Lux.
Dinamarca
España
Finlandia
Francia
Grecia
Holanda
Irlanda
Italia
Portugal
Reino Unido
Suecia
Total
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
42,8
10,1
1,2
2,7
1,8
2,8
8,3
1,8
5,3
0,4
12,1
0,1
6,8
3,7
45,8
10,0
2,0
2,4
1,6
2,5
7,4
1,5
5,9
0,3
11,4
0,1
6,3
2,8
43,8
9,6
2,2
2,3
1,9
2,7
7,0
1,5
5,4
0,4
13,0
0,2
6,5
3,6
44,4
8,6
2,3
2,2
2,3
2,6
7,3
1,3
5,4
0,5
13,3
0,2
6,1
3,5
43,6
8,4
2,2
2,3
2,3
2,6
8,0
1,1
5,0
0,5
13,7
0,2
6,7
3,4
42,8
8,2
3,4
2,1
2,5
2,7
7,8
1,1
4,8
0,6
13,5
0,3
6,6
3,6
44,4
7,8
3,7
2,0
2,4
2,5
8,4
1,0
4,8
0,6
12,6
0,3
6,1
3,3
44,6
7,9
3,7
1,9
2,5
2,4
8,1
0,9
4,9
0,7
12,7
0,4
6,0
3,3
43,0
7,9
4,0
1,8
2,7
2,6
8,3
1,1
4,6
0,8
12,5
0,5
6,5
3,6
100
100
100
100
100
100
100
100
100
* Comercio de bienes. La información siempre se refiere a los 15 países que forman parte de la UE desde 1995. Para que esa información sea compatible con la
que se ha utilizado en la estimación de los modelos gravitacionales que se emplean en los dos últimos apartados, se han tomado, siempre que ha sido posible, los
datos suministrados por el importador, y se han seleccionado de forma que estén expresados en términos FOB o se han transformado en valores FOB recurriendo al
mismo método de conversión CIF-FOB que emplea la fuente estadística que se ha utilizado.
( )
FUENTE: Elaboración propia a partir de diferentes ediciones del FMI, Direction of Trade Statistics Yearbook, Washington.
ECONOMÍA INDUSTRIAL
o
N. 344 • 2002 / II
77
05 ECON. INDUST. 344
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L. F. LOBEJÓN HERRERO
los más del 60% del valor de dichas transacciones en los últimos años noventa, superando la participación de uno solo de
ellos —Alemania— el 40% (cuadro 4). A
la hora de explicar este fenómeno vuelve
a imponerse el argumento del potencial
económico, del que depende en gran
medida la capacidad de importación y de
exportación.
fluencia que ejercen los factores que se
han destacado en el apartado anterior sobre el comportamiento general del comercio entre la UE y los candidatos del
centro y del este de Europa.
El análisis que se va a llevar a cabo se
centra en los cinco últimos ejercicios para los que existe información disponible,
es decir, en el período comprendido entre 1996 y 2000. Con esa acotación temporal se intenta recoger la evolución
más reciente de las transacciones y se
pretende, además, evitar la distorsión
que supone la ausencia de datos completos sobre algunas de las antiguas economías planificadas, ya que en fechas
anteriores aún no se habían consolidado
como países independientes, o bien sus
estadísticas no estaban suficientemente
desarrolladas.
No obstante, un análisis más detallado de
los datos que contiene el cuadro 4 invita
a pensar en la incidencia de otros dos importantes factores: la situación geográfica
y la mayor o menor tradición de los contactos comerciales con las economías de
esa zona. Estos dos últimos factores resultan de una gran ayuda a la hora de justificar, por ejemplo, que Austria tenga un
peso relativo en esas transacciones muy
superior al que cabría esperar pensando
únicamente en su capacidad de producción y de exportación.
78
Si se tienen presentes simultáneamente
los tres factores que se han reseñado
puede afirmarse que la participación de
los países de la UE en las transacciones
con las antiguas economías planificadas
del centro y del este de Europa es tanto
mayor cuanto más elevado es su potencial de producción, cuanto menor es su
lejanía de esa zona y cuanto más estrechas fueran en épocas precedentes sus
relaciones comerciales con esas economías. El país de la Unión Europea que reúne la mejor disposición desde este punto
de vista es, sin duda, Alemania, ya que
cuenta con la mayor capacidad de producción de la UE, goza de una posición
geográfica muy propicia, gracias a su proximidad a estos países, y porque, además, durante la época de vigencia de la
planificación, mantenía vínculos comerciales privilegiados con el centro y con el
este de Europa.
En el extremo contrario se situarían países
que, como España, poseen un potencial
de producción mucho menor del que ostentan los principales socios comerciales
europeos de las economías en transición
(Alemania, Francia e Italia); y están situados al otro extremo del continente y, por
añadidura, no cuentan con gran tradición
en los intercambios con esa zona geográfica. Sobre este último aspecto podría resaltarse que, mientras Alemania era, a tra-
ECONOMÍA INDUSTRIAL
o
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vés de la desaparecida RDA, la vía de
tránsito de muchas transacciones entre el
este y el oeste de Europa antes de que
comenzara la transición, España fue uno
de los países occidentales que más tardaron en establecer relaciones comerciales
regulares con las antiguas economías planificadas, como consecuencia de problemas de orden político (9).
Visión modelizada
de los intercambios
UE-candidatos
La trayectoria que han seguido las transacciones entre la Unión Europea y los países
que aspiran a integrarse en ella puede conocerse mejor si se sintetiza su comportamiento con la ayuda de un modelo gravitacional. La imagen que se obtenga de
esas transacciones a través del modelo
puede utilizarse, además, como patrón de
referencia para valorar el grado de desarrollo alcanzado por los intercambios
entre España y esos países. En función de
lo que revele la comparación con ese patrón podremos determinar hasta qué punto la debilidad de esos intercambios es
anormal o, por el contrario, refleja la in-
Entre las expresiones del modelo gravitacional que pueden utilizarse se ha optado por la que se ajusta al denominado
modelo gravitacional generalizado. Esta
expresión se basa en las aportaciones realizadas por J. H. Bergstrand en la segunda mitad de la década de los ochenta, y
entronca también con la adaptación que
E. Helpman y P. Krugman realizaron de
un modelo simple de competencia monopolística. Se trata de una fórmula muy
sencilla, lo que facilita mucho la interpretación de los resultados. Además, gracias
al trabajo de los autores que se han citado, puede considerarse que, dentro de
las variantes del modelo gravitacional, es
una de las que mejor puede escapar de
las críticas que destacan la debilidad de
su sustrato teórico. De hecho, puede afirmarse que es una expresión que cuenta
con fundamentos razonablemente sólidos, consistentes tanto con las teorías tradicionales como con las nuevas teorías
del comercio internacional (10).
La fórmula más sencilla de un modelo gravitacional generalizado es la que se concreta en la siguiente ecuación:
Xij = ß0Yiß1 YPiß2 Yjß3 YPjß4 Dijß5 Aijß6 Uij
En esta expresión, Xij representa el valor
de las exportaciones del país i al país j, Y
e YP reflejan, respectivamente, el PIB y
el PIB per cápita de cada uno de ellos, y
Dij es el valor de la distancia que les se-
05 ECON. INDUST. 344
15/4/03
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Página 79
EL COMERCIO ENTRE LA UE Y LOS PAÍSES...
para. Como en cualquier modelo gravitacional, existe la posibilidad de introducir
variables ficticias, como Aij, con el fin de
recoger la influencia de diferentes circunstancias que pueden estimular o, por
el contrario, limitar los intercambios. Uij
es, por su parte, el término asociado a la
perturbación.
Al tomar logaritmos en la expresión anterior surge la ecuación que realmente se
ha utilizado en la estimación:
LXij=Lß0+ß1LYi+ß2LYPi+ß3LYj+ß4LYPj
+ß5LDij+ß6LAij+εij
Con el propósito de modelizar el comportamiento de las relaciones comerciales que
son objeto de estudio se ha trabajado con
un panel de datos que trata de explicar la
trayectoria de los intercambios de mercancías (en los dos sentidos) entre cada uno
de los miembros de la UE y cada uno de
los trece candidatos a la adhesión. Este
planteamiento permite analizar el comportamiento de las relaciones comerciales entre las economías de Europa central y
oriental que aspiran a integrarse en la
Unión Europea y sus actuales miembros
en el marco de las transacciones que éstos
llevan a cabo con el conjunto de candidatos. El número total de observaciones que
comprende ese panel es de 1.820, ya que
se han tomado como referencia los cinco
años que se han señalado previamente, y
no se dispone para todos ellos de información para Bélgica y Luxemburgo por separado, lo que ha obligado a trabajar con ambos como si se tratara de un único país. El
valor de las exportaciones de mercancías
se ha tomado de la última edición disponible de la publicación del Fondo Monetario
Internacional, Directions of Trade Statistics
Yearbook, intentando siempre recoger la
información suministrada por el importador en términos FOB. Los valores correspondientes al PIB y al PIB per cápita se
han obtenido consultando la base de datos del Banco Mundial, World Economic
Indicators. Como referencia de la distancia
que existe entre los países se ha utilizado
la información que suministra el programa
PCGLOBE sobre los kilómetros que separan sus capitales respectivas por la ruta aérea más corta (11).
La mayor parte de los trabajos que se han
realizado utilizando modelos gravitacio-
CUADRO 5
COMERCIO UE-CANDIDATOS: PRINCIPALES RESULTADOS DE LA ESTIMACIÓN
DE UN MODELO GRAVITACIONAL
Mínimos
cuadrados
ordinarios
C
3,80
(9,93)
LYi
0,99
(60,55)
LYj
0,89
(47,76)
LYPi
-0,25
(-7,0)
LYPj
-0,15
(-5,27)
LDij
-1,25
(-29,78)
LCHP
-0,34
(-5,08)
R2
0,79
R2 ajustado
0,79
Test de Hausman
-
Intergrupos
(between)
3,95
(5,91)
1,00
(28,15)
0,90
(25,22)
-0,22
(-3,88)
-0,12
(-2,07)
-1,25
(-19,20)
-0,37
(-2,33)
0,83
0,82
-
Intragrupos
Efectos fijos
(within)
Mínimos cuadrados
generalizados.
Efectos aleatorios
2,78
(2,27)
-0,96
(-0,86)
-2,46
(-1,97)
1,20
(1,06)
0,96
0,95
-
2,79
(4,30)
0,91
(27,38)
0,81
24,29)
-0,43
(-9,05)
-0,34
(-7,19)
-1,26
(-19,29)
-0,12
(-0,75)
0,78
0,73
66,90
NOTA: La estimación por mínimos cuadrados ordinarios sobre todo el panel y la estimación intragrupos se
han realizado utilizando la matriz de White. Los valores que figuran entre paréntesis corresponden siempre
al estadístico t.
FUENTE: Elaboración propia.
nales para sintetizar o para simular el
comportamiento del comercio exterior de
las antiguas economías planificadas se
basan en información correspondiente a
un único ejercicio, sobre la que se aplica
el tradicional método de estimación por
mínimos cuadrados ordinarios. La utilización de datos de panel invita, sin embargo, a valorar las posibilidades que ofrecen otras alternativas, siendo las más
sólidas, desde un punto de vista econométrico, las inferencias basadas en un
modelo de efectos fijos o de efectos aleatorios, dependiendo de si existen o no
efectos individuales correlacionados con
los regresores (12).
Todas las expresiones con las que se ha
probado para llevar a cabo la modelización que se propone en este apartado
ponen de manifiesto, a través del test de
Hausman, la existencia de una fuerte correlación de ese tipo, lo que obliga a
aceptar como inferencia más adecuada
desde un punto de vista económétrico la
que se basa en un modelo de efectos fijos (13).
El estimador asociado a un modelo de
esas características (el estimador intragrupos) se construye aplicando la metodología de mínimos cuadrados ordinarios
sobre las desviaciones respecto de la media del período que se analiza. Desgraciadamente, este rasgo del modelo hace que
resulte imposible utilizar cualquier clase
de información que no varíe a lo largo
del tiempo, como sucede con la distancia
o con las variables ficticias que suelen incluirse en los modelos gravitacionales. Si
se desea conservar la estructura tradicional de un modelo de ese tipo, aprovechando la información que ofrecen las
variables a las que obliga a renunciar la
estimación intragrupos, es preciso recurrir a otras técnicas estadísticas, que, al no
ser las más sólidas desde un punto de
vista econométrico, obligan a extremar la
cautela a la hora de extraer conclusiones
de sus resultados.
Dentro de estas técnicas merece una
atención especial la que se basa en la
estimación intergrupos, que, además de
garantizar el mantenimiento de la es-
ECONOMÍA INDUSTRIAL
o
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05 ECON. INDUST. 344
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Página 80
L. F. LOBEJÓN HERRERO
CUADRO 6
VALORES REALES ESTIMADOS DE LOS INTERCAMBIOS DE MERCANCÍAS ENTRE ESPAÑA Y LOS CANDIDATOS A LA ADHESIÓN (*)
Tomando como referencia
el comercio UE-candidatos
(primera estimación)
Valor real
Centro y este de Europa
Bulgaria
Rep. Checa
Eslovaquia
Eslovenia
Estonia
Hungría
Letonia
Lituania
Polonia
Rumanía
Otros candidatos
Chipre
Malta
Turquía
Pro-memoria
Centro y este de Europa
Total candidatos
Valor estimado
Variación (%)
Tomando como referencia
el comercio intra-UE
(segunda estimación)
Valor estimado
Variación (%)
200,1
1037,0
396,0
330,0
69,5
984,9
44,0
137,5
1551,4
258,0
180,3
746,5
231,4
393,7
58,4
606,7
83,0
122,5
1497,6
413,4
-9,91
-28,0
-41,6
19,3
-15,9
-38,4
88,7
-10,9
-3,5
60,2
291,9
1165,7
406,7
568,5
112,2
1000,1
146,7
203,3
2288,1
649,6
45,9
12,4
2,7
72,3
61,6
1,5
233,5
47,9
47,5
151,8
141,0
72,5
2344,5
77,7
331,2
1644,8
-44,9
357,1
-29,8
174,9
944,2
2153,3
24,1
1203,1
-8,2
5008,3
4333,5
-13,5
6832,9
36,4
7566,2
6387,2
-15,6
10105,3
33,6
* Las cifras que reflejan el valor real de los intercambios se han tomado de la última edición disponible de la publicación del FMI, Direction of Trade Statistics Yearbook, teniendo en cuenta, siempre que ha sido posible, los datos suministrados por el importador, y seleccionándolos de forma que estén expresados en términos
FOB o transformándolos en valores FOB recurriendo al mismo método de conversión CIF-FOB que emplea la fuente estadística que se ha utilizado. Toda la información, salvo los porcentajes, está expresada en millones de dólares corrientes.
( )
FUENTES: FMI y elaboración propia.
80
tructura del modelo gravitacional, permite captar el comportamiento a largo
plazo de los intercambios analizados,
aunque no se disponga de información
sobre períodos prolongados (14). En el
caso que nos ocupa, esta última característica tiene un importante atractivo, ya
que ofrece la posibilidad de identificar
las tendencias que se han consolidado a
lo largo del tiempo en las transacciones
entre la Unión Europea y los candidatos
a la adhesión, a partir de una muestra
que sólo recoge lo ocurrido durante cinco años.
Independientemente de la metodología
que se emplee (mínimos cuadrados ordinarios sobre el panel completo, sobre las
medias, sobre las desviaciones respecto
de la media, o utilización de mínimos
cuadrados generalizados), la aplicación
sobre esa muestra de un modelo gravitacional generalizado confirma plenamente
la elevada capacidad explicativa que tra-
ECONOMÍA INDUSTRIAL
o
N. 344 • 2002 / II
dicionalmente ha avalado la utilización
de esta metodología (cuadro 5). Si se toman concretamente como referencia los
resultados de la estimación intergrupos,
puede afirmarse que esa capacidad queda patente cuando se comprueba que todos los regresores que se han incluido en
la expresión son significativos y cuando
se aprecia, además, lo elevado que es el
coeficiente de determinación, y, por tanto, lo reducido que es el error que se comete al utilizar la expresión del modelo
que se ha elegido.
En algunos estudios que utilizan modelos
gravitacionales se asume que ese último
resultado es un síntoma de lo cercanos
que están los intercambios de su capacidad total de crecimiento. Sin embargo,
esa interpretación no deja de ser aventurada, ya que la parte no explicada por el
modelo puede constituir, efectivamente,
una medida del potencial de desarrollo
que aún mantienen esos intercambios,
pero también puede ser el reflejo de otras
muchas circunstancias, entre ellas, de los
problemas de especificación de dicho modelo. Como consecuencia de estos problemas, un estudio que aspire a identificar
con cierta coherencia la capacidad de crecimiento de los intercambios debe recurrir
a otras alternativas, como, por ejemplo, la
que se utiliza en el último apartado de este trabajo (15).
De acuerdo con los resultados de la estimación intergrupos, los regresores fundamentales en cualquier modelo gravitacional —el PIB de cada uno de los socios
comerciales y distancia entre ellos— son
altamente significativos y sus parámetros
presentan los signos esperados. Este resultado, además de confirmar la validez
del argumento que sirve de base a este tipo de modelos, inspirado en una analogía con la teoría de la gravedad, ratifica la
influencia de dos de los factores que se
destacaron en el apartado anterior de este
05 ECON. INDUST. 344
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Página 81
EL COMERCIO ENTRE LA UE Y LOS PAÍSES...
trabajo: el potencial económico de los socios comerciales y la mayor o menor cercanía entre ellos. La influencia del tercer
factor al que se hizo alusión (la existencia
de vínculos especiales, relacionados con
un desarrollo tradicional de las relaciones
este-oeste) no ha podido ser detectada, a
pesar de las numerosas pruebas que se
han realizado introduciendo diferentes
variables ficticias que podrían captar su
influencia.
La única variable ficticia que no plantea
problemas de significación en la estimación intergrupos, y que, por tanto, puede
considerarse relevante en la trayectoria a
largo plazo de los intercambios, es la que
distingue entre las transacciones en las
que participan los candidatos de Europa
central y oriental que cuentan con un mayor peso relativo en ellas —la República
Checa, Hungría y Polonia— y el resto
(LCHP). En contra de lo que cabría esperar, el signo del parámetro asociado a esa
variable es negativo, lo que podría considerarse un indicio de que los intercambios
en los que intervienen esos tres países tendrían un peso relativo aún mayor si su
comportamiento se aproximara más al que
se aprecia en el conjunto de intercambios
entre la UE y los trece países candidatos.
En todas las estimaciones que se han realizado, excepto en la que no se ajusta a la
estructura básica del modelo gravitacional
(la que se fundamenta en la existencia de
efectos fijos), los parámetros que acompañan al PIB per cápita del exportador y
del importador tienen signos negativos.
Este interesante resultado podría poner
de manifiesto que, a pesar de los cambios
que se han registrado en los últimos
años, especialmente en las transacciones
con algunos candidatos de Europa central, el comercio, entre la UE y sus futuros
miembros sigue ajustándose a un patrón
de relaciones de carácter tradicional.
Esta conclusión se basa en la interpretación que suele hacerse de esos dos parámetros, que considera que el signo negativo del que acompaña al PIB per
cápita del exportador indica que los productos intercambiados son, en su mayor
parte, intensivos en trabajo. El signo negativo del parámetro asociado al PIB per
cápita del importador se toma, a su vez,
como un síntoma de que esos mismos
CUADRO 7
COMERCIO INTRA-UNIÓN EUROPEA. PRINCIPALES RESULTADOS
DE LA ESTIMACIÓN DE UN MODELO GRAVITACIONAL
Mínimos
cuadrados
ordinarios
C
4,85
(11,49)
LYi
0,79
(41,65)
LYj
0,83
(44,06)
LYPi
0,51
(8,18)
LYPj
-0,33
(-5,27)
LDij
-0,84
(-19,73)
LAij
0,59
(6,27)
R2
0,88
R2 ajustado
0,88
Test de Hausman
-
Intergrupos
(between)
4,76
(5,08)
0,79
(18,77)
0,83
(19,85)
0,49
(3,46)
-0,36
(-2,53)
-0,85
(-8,97)
0,59)
(2,81
0,89
0,88
-
Intragrupos.
Efectos fijos
(within)
Mínimos cuadrados
generalizados.
Efectos aleatorios
4,76
(3,2)
9,10
(6,20)
-3,79
(-2,36)
-8,63
(-5,37)
0,99
0,99
-
5,77
(6,61)
0,81
(19,82)
0,87
(21,24)
0,71
(7,97)
0,094
(1,06)
-0,69
(-8,39)
0,66
(3,20)
0,87
0,84
55,156
NOTA: La estimación por mínimos cuadrados ordinarios sobre todo el panel y la estimación intragrupos se
han realizado utilizando la matriz de White. Los valores que figuran entre paréntesis corresponden siempre
al estadístico t.
FUENTE: Elaboración propia.
productos tienen una reducida elasticidad-renta (16).
Uno de los usos más interesantes que
puede hacerse de los resultados de la estimación que se ha realizado consiste en
utilizarlos para simular qué hubiese ocurrido con las transacciones entre España
y los candidatos a la adhesión si se hubiesen ajustado al comportamiento a largo plazo de los intercambios entre esos
países y el conjunto de integrantes de la
UE. Para llevar a cabo esa simulación
basta con tomar los valores que la estimación intergrupos asigna a los parámetros correspondientes a estos últimos intercambios, aplicando sobre dichos
valores los datos sobre PIB, PIB per cápita y distancia correspondientes a España y a cada uno de los candidatos (teniendo presente, además, si se trata de
transacciones con la República Checa,
Polonia o Hungría).
Las cifras que aparecen en las tres columnas de la izquierda del cuadro 6 permiten
contemplar la imagen que surge al com-
parar los resultados de ese cálculo con el
valor que alcanzaron realmente en el año
2000 las transacciones entre España y los
países que aspiran a integrarse en la UE.
La conclusión más importante que se extrae de esa comparación es que, en ese
ejercicio, los intercambios entre España y
los trece candidatos a la adhesión superaron en más de un 15% el nivel que teóricamente les correspondería de acuerdo
con la estimación intergrupos que se ha
utilizado como referencia. Como quiera
que dicho modelo sintetiza el comportamiento a largo plazo de los intercambios
entre la Unión Europea y esos candidatos, carece de sentido considerar, desde
este punto de vista, que las relaciones comerciales que España mantiene con éstos
deben considerarse excesivamente modestas; de hecho, son más intensas que
las transacciones que llevaría a cabo una
economía de la UE que contara con su
mismo potencial económico y su misma
capacidad de exportación (expresados a
través del PIB y del PIB per cápita) y estuviese separada de ellos por la misma
distancia.
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L. F. LOBEJÓN HERRERO
CUADRO 8
VALOR REAL Y VALOR ESTIMADO DE LOS INTERCAMBIOS DE MERCANCÍAS ENTRE LA UE
Y LOS CANDIDATOS A LA ADHESIÓN (*)
Intercambios con el conjunto de
candidatos
Valor real
Austria
Bélgica-Lux.
Dinamarca
Finlandia
Francia
Alemania
Grecia
Irlanda
Italia
Holanda
Portugal
España
Suecia
Reino Unido
Unión europea
15507,37
10393,2
3817,4
5577,0
21424,6
92537,6
3235,9
2128,4
30115,2
11192,4
1189,2
7566,2
8366,0
17950,6
231000,8
Valor estimado
27031,4
9758,4
8993,6
6397,2
31096,8
103885,1
5981,3
2575,7
33544,4
13057,5
1970,9
10105,3
9971,2
22781,3
287150,1
Intercambios con los candidatos de
Europa central y oriental
Variación (%)
74,3
-6,1
135,6
14,7
45,1
12,3
84,8
21,0
11,4
16,7
65,7
33,6
19,2
26,9
24,3
Valor real
14547,7
7951,8
3360,8
4792,6
14846,6
79384,8
2056,5
1524,8
23172,8
8548,9
892,7
5008,3
6691,3
12087,3
184866,9
Valor estimado
24620,5
7542,8
7301,2
5124,8
23405,5
90910,1
2860,1
1899,0
23658,0
10168,1
1310,0
6832,9
7928,4
17088,3
230649,8
Variación (%)
69.2
-5.1
117.3
6.9
57.6
14.5
39.1
24.5
2.1
18.9
46.7
36.4
18.5
41.4
24.8
* Los datos que representan el valor potencial de los intercambios se han calculado a partir de la simulación que se ha realizado, tomando como referencia el comportamiento del comercio entre los países de la UE, de acuerdo con el procedimiento que se describe en el texto. Las cifras que reflejan el valor real de dichos intercambios se han tomado de la última edición disponible de la publicación del FMI, Direction of Trade Statistics Yearbook, teniendo en cuenta, siempre que ha sido
posible, los datos suministrados por el importador, y seleccionándolos de forma que estén expresados en términos FOB o transformándolos en valores FOB recurriendo al mismo método de conversión CIF-FOB que emplea la fuente estadística que se ha utilizado. Toda la información, salvo los porcentajes, está expresada en
millones de dólares corrientes.
( )
FUENTES: FMI y elaboración propia.
82
Las cifras que aparecen en el cuadro 6
ponen de manifiesto que esa conclusión
no varía significativamente cuando el
análisis tiene en cuenta solamente las
transacciones con los candidatos del centro y del este de Europa. Este resultado
podría tomarse como un indicio de que
los intercambios que España mantiene
con esos países no acusan la influencia
negativa de la falta de tradición. Podría
haberse superado, por tanto, el lastre que
supuso el mantenimiento, durante décadas, de un marco de relaciones muy condicionado por la existencia de problemas
de carácter político (17).
Si se desciende al análisis por países, lo
que más resalta es la gran heterogeneidad de los comportamientos que se observan. Se aprecia un gran desfase entre
los valores teóricos y los que reflejan las
estadísticas, a favor de los primeros, en
las transacciones con Malta, Letonia y
Rumanía (especialmente con el primero
de esos tres países). En el resto de los
casos, el valor real de los intercambios
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es superior al que resulta de aplicar los
resultados de la estimación intergrupos;
las diferencias más importantes en ese
sentido se registran, por este orden, en
el comercio con Chipre, Eslovaquia y
Hungría.
Potencial de crecimiento
de las transacciones
con los candidatos
La inminente ampliación de la UE hacia
el Este invita a completar el análisis que
se ha realizado previamente con una reflexión acerca del futuro de los intercambios entre Europa central y oriental
y la Unión Europea. Los problemas que
plantea una estimación como la que se
ha realizado en el apartado anterior para
determinar la capacidad de crecimiento
de esos intercambios invitan a buscar
planteamientos alternativos. El que se
utiliza en esta parte del trabajo se basa
en la estimación de un modelo gravitacional similar al empleado anteriormente, con la que, en este caso, se intentará
modelizar el comportamiento de las relaciones comerciales que tienen lugar entre los países que actualmente forman
parte de la UE.
Los resultados de esta nueva estimación
pueden emplearse para obtener una imagen sintética y formalizada de las principales características de esas transacciones.
Aprovechando, además, la utilización de
una metodología muy similar, puede establecerse de forma sencilla y coherente una
comparación entre dichas transacciones y
las que se analizaron en el apartado anterior. En cualquier caso, la aplicación más
interesante de los resultados que se obtengan consiste en utilizarlos para prever cuál
puede ser la imagen que ofrezcan las transacciones entre la UE y los candidatos a la
adhesión, una vez que ésta se produzca.
La única diferencia apreciable entre el
modelo gravitacional que se va a utilizar
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EL COMERCIO ENTRE LA UE Y LOS PAÍSES...
en este apartado y el que se empleó en el
anterior estriba en que la variable ficticia
que se ha incluido en esta ocasión, aprovechando que es la que ofrece los mejores resultados, recoge la influencia de la
adyacencia entre los países sobre sus intercambios mutuos (LA). La inclusión de
esa variable da lugar a una expresión del
modelo gravitacional generalizado, que,
al aplicarse sobre los intercambios entre
los países de la Unión Europea entre los
años 1996 y 2000, conduce a los resultados que refleja el cuadro 7.
De todos los métodos de estimación a
los que se hace referencia en dicho cuadro, el que vuelve a ofrecer mayores garantías, de acuerdo con lo que indica la
econometría de datos de panel, es el que
se basa en la existencia de efectos fijos
(18). Sin embargo, como ya se advirtió
en el apartado anterior, esa metodología
obliga a renunciar a la estructura básica
del modelo gravitacional, ya que incluye
regresores que no varían en el tiempo.
Los problemas aumentan, además, en este caso, como consecuencia de que la inclusión de efectos fijos vinculados específicamente a los países que llevan a
cabo los intercambios que se modelizan
(los quince países que forman parte de la
UE) impediría aplicar sobre los resultados que se obtengan datos correspondientes a otros países (los candidatos a la
adhesión).
Para hacer frente a estas limitaciones, también se ha optado en este caso por tomar
como referencia la estimación intergrupos,
que, si bien ofrece menos garantías desde
el punto de vista econométrico, permite
conservar la estructura del modelo gravitacional que se ha propuesto y podría reflejar con más fidelidad las tendencias a
largo plazo de las transacciones que se
analizan, separándolas de las variaciones
meramente coyunturales.
La información que se recoge en el cuadro 7 ratifica la capacidad explicativa del
modelo que se ha utilizado, confirmando
lo que ya se comprobó en el análisis de
los intercambios entre la Unión Europea
y los candidatos a la adhesión. De hecho,
si se establece una comparación entre los
resultados que se alcanzaban entonces y
los que se obtienen en esta nueva estimación, se aprecia que la capacidad explica-
tiva es aún mayor en este segundo caso,
como lo ponen de manifiesto los valores
del R2 y del R2 ajustado.
Además de reflejar un mejor comportamiento empírico del modelo, este detalle
podría considerarse un síntoma de que el
comercio entre países de la Unión Europea es más rico en productos de mayor
valor añadido que las transacciones entre
éstos y los candidatos a la adhesión (19).
Esta interpretación puede considerarse
consistente con el cambio que se observa
en el signo del parámetro asociado al PIB
per cápita del exportador. El hecho de
que ese signo sea positivo en la nueva
estimación que se ha realizado puede tomarse como un indicio de que en los intercambios entre los países de la UE predominan los productos intensivos en
capital, al contrario de lo que se apreciaba en las transacciones entre éstos y los
trece candidatos a la adhesión (20).
El cuadro 8 ofrece una síntesis de la imagen que se obtiene cuando se toman los
valores que proporciona la nueva estimación intergrupos para el conjunto de parámetros y se aplican sobre ellos los datos
del año 2000 correspondientes al PIB, al
PIB per cápita, la distancia y la adyacencia
de los quince países de la UE, por una parte, y de los trece candidatos a la adhesión,
por otra. El resultado global de ese ejercicio de simulación asigna un valor teórico a
los intercambios entre esos países, que supera en más de un 24% el valor que realmente alcanzaron según las estadísticas en
ese año. Puede afirmarse, por lo tanto, desde esta perspectiva, que cabe esperar un
crecimiento relativamente importante de
dichos intercambios a largo plazo, una vez
que se equiparen plenamente a los que tienen lugar entre los miembros de la Unión
Europea en la actualidad.
La interpretación general que merecen los
resultados apenas varía cuando se analizan por separado los que se refieren únicamente a las economías de Europa central y oriental. La diferencia entre valores
teóricos y valores reales de los intercambios sigue siendo favorable a los primeros, situándose en este caso dicha diferencia ligeramente por debajo del 25%. Este
porcentaje, que debe tomarse simplemente como una cifra orientativa, dadas
las limitaciones del planteamiento que se
ha utilizado y del método de estimación
que se ha elegido, puede aportarse, en
cualquier caso, como una prueba de que
la situación actual probablemente difiere
bastante de la que surgirá cuando esas
economías se integren plenamente en la
Unión Europea. Dicho de otra forma, estos resultados invitan a pensar que el
marco actual de relaciones, basado en los
Acuerdos de Asociación, no aprovecha
todo el potencial de crecimiento de las
transacciones entre la UE y las economías
de Europa central y oriental (21).
Teniendo en cuenta lo que se señaló en el
segundo apartado de este trabajo, debe
destacarse que ese incremento merece
una valoración muy diferente según se
adopte el punto de vista de las economías
en transición candidatas a la adhesión o
de los países de la UE. Para aquéllas, este
incremento supondría un importante refuerzo de la gran dependencia que su comercio exterior mantiene en la actualidad
respecto de la Unión Europea. Desde la
perspectiva de la UE, esa previsión supondría sólo un aumento relativamente
modesto de la escasa proporción que representan los actuales candidatos en sus
exportaciones y en sus importaciones.
A la vista de la información que aparece
en el cuadro 8, Bélgica y Luxemburgo
serían los únicos países que no incrementarían sus relaciones con los candidatos a la adhesión si éstas adoptaran un
comportamiento análogo al que muestran a largo plazo las que tienen lugar
entre los actuales miembros de la UE.
Para los otros trece países, el valor de
los intercambios con los candidatos del
centro y del este de Europa en el año
2000 era inferior al que resultaría de asumir ese mismo comportamiento. El mayor potencial de crecimiento se detecta
en países pequeños y, salvo en el caso
de Portugal, no muy alejados de los candidatos. Del grupo de economías de la
UE que en los últimos años han centralizado el grueso de los intercambios con
esos países sólo en el caso de Francia
puede hablarse de unas diferencias importantes, significativamente superiores
a la media. Las transacciones que los
candidatos llevaron a cabo en el año
2000 con Italia y, sobre todo, con Alemania, se encontrarían mucho más cerca
del potencial de desarrollo a largo plazo
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que representan los valores teóricos. Podría esperarse, desde este punto de vista, que la ampliación al Este de la Unión
Europea diera lugar, con el paso de los
años, a un comercio menos concentrado
desde una perspectiva geográfica.
Desde el punto de vista de España, lo que
más destaca es la existencia de un potencial de crecimiento a largo plazo superior
al que puede asignarse, como media, a
los países de la UE, situándose concretamente por encima del 33% (del 36% si se
tienen en cuenta solamente los candidatos
del centro y del este de Europa). Combinando este resultado con el que se obtuvo en el apartado anterior, puede afirmarse que, pese a su reducida cuantía, la
intensidad de las transacciones entre
nuestro país y esos candidatos puede considerarse homologable, e incluso superior,
a la que alcanzan las relaciones comerciales que los países de la UE, como media,
mantienen con ellos. Este resultado no supone, sin embargo, que las transacciones
entre nuestro país y los aspirantes a integrarse en la UE hayan agotado totalmente
su potencial de crecimiento a largo plazo.
De hecho, este trabajo muestra que la
eventual ampliación al Este de la Unión
Europea provocaría un impulso mayor de
esas transacciones que de los intercambios entre la UE y los candidatos a la adhesión en su conjunto.
84
Según se desprende de las cifras recogidas
en las dos últimas columnas del cuadro 6,
la ampliación tendría consecuencias favorables para los intercambios de España
con cualquiera de los candidatos, con la
excepción de Turquía. Supondría un estímulo relativamente poco importante para
las relaciones con países como Eslovaquia
o Hungría, mientras que podría originar
un incremento espectacular de las transacciones con otros, como Malta, Rumanía o
Estonia. El crecimiento de las relaciones
con el resto de candidatos estaría mucho
más cerca de la tendencia general.
Conclusiones
El marco institucional en el que se han
desarrollado los intercambios comerciales
entre la Unión Europea y los países en
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transición que actualmente aspiran a convertirse en sus nuevos miembros ha experimentado una transformación muy importante en el transcurso de los últimos
quince años. En ese período se ha pasado de una situación caracterizada por una
ausencia casi total de relaciones a un
contexto que puede considerarse la antesala de la plena integración en la UE. En
cualquier caso, el proceso que puede
conducir a ese resultado permanece
abierto, y todavía persisten importantes
diferencias entre el marco que regula los
intercambios entre los quince países que
actualmente forman parte de la Unión
Europea y el que sirve de referencia a las
transacciones que éstos llevan a cabo con
las antiguas economías planificadas candidatas a la adhesión.
Estas últimas transacciones han crecido a
un ritmo muy fuerte desde que esas economías iniciaron su transición al mercado. Su gran dinamismo explica por qué
constituyen en la actualidad el componente fundamental de sus intercambios
con el resto del mundo. Para los países
de la Unión Europea, sin embargo, esas
mismas transacciones no suponen más
que una reducida proporción de su comercio exterior, aunque se aprecian diferencias significativas entre lo que representan para cada uno de ellos. Los que
manifiestan una mejor disposición para
los intercambios con los candidatos de
Europa central y oriental son los que disponen de un mayor potencial económico, se encuentran más próximos a ellos y
cuentan con una mayor tradición en el
comercio Este-Oeste.
La utilización de un modelo gravitacional ratifica la importancia de los dos primeros factores que se han señalado (la
capacidad de producción y la situación
geográfica), pero no así la del tercero.
La aplicación de ese modelo revela también que las transacciones en cuestión
siguen teniendo un carácter marcadamente tradicional, y que podría esperarse una mayor concentración en torno a
los países de Europa central que actualmente cuentan con un mayor protagonismo en ellas (la República Checa,
Hungría y Polonia). Si se utilizan como
patrón de referencia los resultados de la
estimación intergrupos de ese modelo
puede llegarse a la conclusión de que
los intercambios que España lleva a cabo con esos países, a pesar de su modestia, no pueden considerarse anormalmente bajos desde la perspectiva del
comportamiento general de las transacciones Unión Europea-Europa central y
oriental; de hecho, su nivel está por encima de lo que cabría esperar, teniendo
en cuenta lo que se deduce de ese comportamiento.
Utilizando un modelo gravitacional muy
similar puede sintetizarse la trayectoria
reciente de los intercambios que llevan a
cabo los países de la UE entre sí. La imagen que ofrece la estimación de ese modelo puede emplearse para analizar cuál
puede ser la evolución de sus transacciones con los actuales candidatos a la
adhesión, una vez que ésta se consume.
La simulación que se ha realizado a partir de dicha imagen revela que la ampliación de la Unión Europea podría generar
un incremento de los intercambios con
los países de Europa central y oriental
cercano al 25%, y un aumento ligeramente inferior si el análisis se extiende a
los trece candidatos. El potencial de crecimiento de los intercambios de España
con esos países se sitúa, en término medio, en niveles superiores, pero oscila
mucho dependiendo del candidato concreto de que se trate.
(*) La redacción de este trabajo no hubiera sido posible sin la ayuda, generosa y paciente, de Elisa Álvarez López,
profesora de la universidad de Valladolid. Los errores y las deficiencias del artículo son, en cualquier caso, responsabilidad exclusiva del autor. La fecha de
entrega del original fue en julio de
2002.
Notas
(1) El objetivo fundamental de la mayor parte de esos acuerdos era establecer contingentes para limitar la entrada de importaciones de productos textiles y de confección
procedentes de Europa central y oriental, en
el marco de lo que establecía el Acuerdo
Multifibras. Ver, por ejemplo, W. Andreff et
alii, Réformes et échanges extérieurs dans les
pays de l’Est, L’Harmattan, 1990, p. 42. Curio-
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EL COMERCIO ENTRE LA UE Y LOS PAÍSES...
samente, la aplicación de medidas de protección de carácter extraordinario sobre ese tipo de mercancías es un rasgo que sigue presente en el marco institucional actual, como
lo demuestra el hecho de que se hayan dejado al margen de la zona de libre cambio de
productos industriales que se ha construido
en aplicación de los Acuerdos de Asociación
firmados a partir de 1991.
(2) Las Comunidades Europeas firmaron un
Acuerdo de Asociación con Turquía en 1963 e
hicieron lo propio con Malta en diciembre de
1970 y con Chipre en 1972.
(3) Las características concretas de los Acuerdos
de Asociación y las críticas planteadas por las
economías en transición respecto de su aplicación pueden conocerse mejor consultando el
texto de F. Luengo, La economía de los países del
Este. Autarquía, desintegración e inserción en el
mercado mundial, Síntesis, 1999, p. 197 y ss.
(4) Véanse, por ejemplo, J. François y M. Rombout, «Trade effects from the integration of the
central and east european countries into the European Union», Sussex European Institute Working Papers, núm. 1, 2001, p. 6 y ss., y D. Simonis
y M. Lambrecht, «Some economic implications of
eastern EU enlargement for Belgium. Trade, FDI,
migrations», Working Paper. Federal Planning
Bureau, diciembre, 2001, p. 10. Este último trabajo está disponible en la dirección electrónica
http://www.plan.be/ul/pub/wp.
(5) En el primer caso, la proporción que representan los productos libres de aranceles ha
pasado del 37% al 77%, y en el segundo, del
20% al 37%. Estas cifras no tienen en cuenta
las condiciones en las que entran los productos agrarios de la Unión Europea en Polonia.
Ver D. Simonis y M. Lambrecht, op. cit., p. 9.
(6) Esas previsiones se elaboraron, en la mayor
parte de los casos, recurriendo a modelos gravitacionales similares a los que se utilizan en
los dos últimos apartados de este mismo trabajo. Algunos estudios que se llevaron a cabo en
la etapa inicial de la transición llegaron a resultados análogos empleando otros planteamientos, por ejemplo, proyectando hacia el futuro
las pautas que se apreciaban en el comercio
exterior de los países de Europa central y
oriental con anterioridad a la Segunda Guerra
Mundial. Véase L. F. Lobejón, «Las relaciones
exteriores: de la autarquía a la normalización»,
en Observatorio Económico Permanente, Economías de Europa del este, 1989-1996, un balance provisional. Informe anual del Instituto
de Europa Oriental, 1997, p. 73. En análisis
posteriores se han puesto en duda las predicciones que se realizaron en ese momento, especialmente las que se llevaron a cabo a partir
de la estimación de modelos gravitacionales.
Puede encontrarse una reflexión interesante
sobre esas críticas en L. Fontagné, M. Freudenberg y M. Pajot, «Le potentiel d’échanges entre
L’Union Européenne et les PECOS», Revue Économique, vol. L, núm. 6, 1999, pp. 1139-1158.
(7) El sorprendente comportamiento de las
exportaciones de los países del centro y del
este de Europa en los primeros años de la
transición no debe contemplarse, en cualquier caso, como un fenómeno carente de
justificación. El vigor con el que penetraron
en esa época en otros mercados, especialmente en los de los países desarrollados,
puede atribuirse, entre otras razones, a la súbita desaparición de los férreos controles que
existían sobre esas exportaciones, a la existencia de unos costes salariales extraordinariamente bajos, a la sobredevaluación que
sufrieron sus monedas en el marco de los
programas de ajuste que adoptaron, a la venta, a precios de auténtico saldo, de productos
procedentes de los stocks originados por la
planificación, y, por último, a la adopción de
medidas que estimulaban la entrada de productos procedentes de las economías en
transición en las economias occidentales.
Ver, por ejemplo, UNECE, Economic Survey
of Europe 1995-1996, p. 116.
(8) Concretamente, de acuerdo con la información que suministra la base de datos World
Development Indicators, del Banco Mundial,
el valor del PIB de los países de la Unión Europea estaba en torno a los 7,89 billones de
dólares en el año 2000, es decir, 21,98 veces el
valor del PIB, para ese mismo año, de los países candidatos a la adhesión de Europa central y oriental, y 13,69 veces el valor del PIB
de todos los candidatos (incluyendo Chipre,
Malta y Turquía).
(9) En 1951 se firmó un acuerdo comercial entre las extintas República Democrática Alemana
y República Federal Alemana por el que muchos de los intercambios que se desarrollaban
entre los dos países se consideraban comercio
interior, por lo que estaban exentos de aranceles. La existencia de un acuerdo tan avanzado,
que, en la práctica, se aprovechaba para llevar
a cabo intercambios entre otros países del este
y del oeste de Europa, contrasta con la ausencia total de relaciones comerciales oficiales
entre España y cualquiera de los miembros
del CAEM en esa misma época. Como consecuencia de los contenciosos políticos que
mantenía con esos países la dictadura franquista, España no firmó el primer acuerdo comercial intergubernamental con uno de ellos
hasta casi veinte años más tarde (en 1970) y
no normalizó sus intercambios con la antigua
Unión Soviética hasta 1973. Véase L. F. Lobejón, España en el comercio este-oeste, 19611991, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valladolid, l999.
(10) Los fundamentos teóricos de la expresión
que se ha utilizado se analizan en los trabajos
de J. H. Bergstrand, «The generalized gravity
equation, monopolistic competition and the
factor proportions theory in international trade», The Review of Economic and Statistics,
núm. 1, vol. LXXI, 1989, pp. 143-153, y de E.
Helpman y P. Krugman, Market Structure and
Foreign Trade, M.I.T. Press, 1985.
(11) El valor de las exportaciones, del PIB y
del PIB per cápita que suministran las fuentes
estadísticas a las que se ha hecho referencia
está expresado en dólares corrientes de cada
año. Esos datos se han transformado, con el
fin de que estuvieran expresados a precios
constantes y en dólares constantes, utilizando
los tipos de cambio medios que se facilitan en
la edición de 2001 de la publicación del Fondo Monetario Internacional, International Financial Statistics, el deflactor implícito del PIB
que proporciona la referida base de datos del
Banco Mundial, World Economic Indicators, y
los índices de precios de las exportaciones que
suministra la OCDE en el apéndice del número
70 de la publicación Perspectives Economiques
de l’OCDE. Como quiera que esta última fuente estadística no facilita datos sobre Grecia, el
índice de precios de sus exportaciones se ha
tomado del suplemento de la revista de la Comisión Europea, European Economy, correspondiente a la primavera de 2002. Esta solución no era factible para los países que no son
miembros de la UE ni de la OCDE. Para éstos
se han empleado los índices de precios de las
importaciones que proporciona esta última organización para los países de la OCDE que reciben sus exportaciones.
(12) La utilización de una estimación por mínimos cuadrados ordinarios sobre datos de
sección cruzada para un solo año era la opción habitual en los estudios de ese tipo que
se realizaron en el inicio de la transición. A
pesar de las críticas que se han formulado
en contra de ese planteamiento, siguen apareciendo estudios que recurren a él; entre
los más recientes pueden citarse los realizados por M. Brulhart y M. J. Kelly, «Ireland’s
trade potential with central and eastern european countries: a gravity study», Economic
and Social Review, vol. XXX, núm. 2, pp.
159-174, 1999, y L. Nilsson, «Trade integration and EU economic membership criteria»,
Journal of Political Economy, vol. XVI, núm.
4, pp. 807-827, 2000. Véase P. Egger, «An
econometric view on the estimation of gravity models and the calculation of trade potentials», The World Economy, vol XXV, núm.
2, 2001, p. 297 y ss.
(13) Si existen efectos individuales, la utilización del método de mínimos cuadrados ordinarios puede generar estimadores sesgados de
los parámetros. El método basado en la existencia de efectos fijos evita este problema y
permite garantizar, además, que los estimadores que se obtengan serán consistentes. Serían,
sin embargo, más eficientes los que proporcionaría el método de mínimos cuadrados ge-
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neralizados (asumiendo la existencia de efectos aleatorios) si pudiera demostrarse que no
existe correlación entre los efectos individuales y los regresores. Si se desea encontrar una
explicación mucho más completa puede consultarse el trabajo, ya clásico, de M. Arellano y
O. Bover, «La econometría de datos de panel»,
Investigaciones Económicas, vol. XIV, núm.1,
1990, pp. 3-45.
(14) Véanse P. Egger, op. cit., y A. Pirotte,
«Convergence of the static estimation toward
the long run effects on dynamic panel data
models», Economic Letters, vol. LXIII, núm. 2,
1999, pp. 151-158.
(15) Ver, de nuevo, P. Egger, op. cit., p. 297 y ss.
(16) El primero de los parámetros puede tomarse como un indicador de la sensibilidad
de las exportaciones de un país ante variaciones en su renta por trabajador (Y/L), e incluso, indirectamente, ante cambios en su relación capital-trabajo (K/L). Teniendo en cuenta
este argumento, y asumiendo lo que establece el teorema de Rybczynski, si ese coeficiente tiene signo positivo, se entenderá que los
bienes intercambiados son mayoritariamente
intensivos en capital, mientras que si, como
ocurre en este caso, es negativo, se asumirá
que predominan los que son intensivos en trabajo. El parámetro correspondiente al PIB per
cápita del importador puede considerarse, a
su vez, una medida de la respuesta de las
transacciones a la elasticidad-renta del país
que lleva a cabo la importación. Si los productos intercambiados son bienes de elevada
elasticidad-renta, las exportaciones variarán
en proporción directa a los cambios que se
produzcan en la renta per cápita del importador, por lo que el coeficiente será positivo.
Sin embargo, si es negativo, como sucede en
la estimación que se ha realizado, reflejará
que predominan los bienes de elasticidadrenta baja.
(17) Se trata de una conclusión que encaja
con la que se ofrece en trabajos anteriores,
basados también en la utilización de modelos
gravitacionales. Véanse L. F. Lobejón, «El comercio este-oeste como patrón de los intercambios entre España y Europa oriental», Información Comercial Española, núm. 773,
septiembre, 1998, pp. 117-131, y L. F. Lobejón
(1999), op. cit.
(18) Como también ocurría en el caso anterior,
el valor que toma la X2 utilizada en el test de
Hausman es tan elevado que puede asumirse
que la probabilidad de que no exista correlación entre los efectos individuales y los regresores es prácticamente igual a cero. Ver supra,
nota 13.
(19) El PIB o el PIB per cápita pueden considerarse buenos indicadores de la demanda de
ECONOMÍA INDUSTRIAL
o
N. 344 • 2002 / II
importaciones o de la oferta de exportaciones,
como se asume en el planteamiento de un
modelo gravitacional generalizado, si los artículos que son objeto de intercambio son productos transformados. Las transacciones de
mercancías sin transformar dependen fundamentalmente de la dotación relativa de factores (incluyendo los recursos naturales, en la línea de lo que sugiere la contribución de
Vanek), y no tanto del nivel de producción
del país exportador y del importador, lo que
debilita la capacidad explicativa de esos modelos. Los resultados de algunos trabajos en
los que se realizan estimaciones diferentes por
tipos de productos constituyen una prueba
clara en favor de lo que se acaba de señalar.
Ver, por ejemplo, R. Baldwin, Towards an integrated Europe, CEPR, 1994, p. 85, y J. H.
Bergstrand (1989), op. cit., p. 146 y ss.
(20) Los resultados serían aún más consistentes
si también fuera positivo el signo del parámetro correspondiente al PIB per cápita del importador, ya que constitituiría un síntoma de
que las mercancías que son objeto de intercambio poseen una elevada elasticidad-renta.
(21) Este resultado confirma lo que apuntan,
con más rotundidad, otros estudios que han
intentado valorar, desde una perspectiva más
general y con metodologías distintas a la utilizada en este trabajo, qué transformaciones
pueden producirse como consecuencia de la
ampliación al Este de la Unión Europea. De
acuerdo con lo que se señala en uno de los
más conocidos, las exportaciones de la Unión
Europea con destino a los países del centro y
del este de Europa en 1999 estarían en torno
al 50% de su valor «normal» y sus importaciones procedentes de éstos no habrían sobrepasado siquiera el 40%. T. Boeri H. Brücker et
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