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La Historia de un árbol.
LA HISTORIA DE UN ÁRBOL
Triste, solitario, enfermo de la maldad de los humanos, así se encontraba un árbol en medio del
bosque. Toda su familia habla sido talada día antes, apenas sonaba el canto de los hermosos
pajarillos los cuales en la primavera anterior cantaban alegremente en sus nidos, encima de los
árboles, ahora muertos. Los peregrinos ya no se detenían, pues no había sombra donde poder
descansar.
El pobre árbol sabía que antes o después su vida se apagaría. Aquel día lluvioso le visitó una niña
que apenas alcanzaba los 10 años. La pequeña se habla perdido. Al otro lado del bosque los gritos
desesperados de sus padres sonaban desconsolados. La niña sola y asustada por la fría noche
empezó a gritar también, pero cansada se sentó apoyada en el árbol. Los padres aconsejados por
la policía detuvieron la búsqueda hasta el día siguiente.
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Numerosos depredadores se acercaban con maldad a la horrorizada niña pero sin saber cómo, los
feroces animales no podían llegar hasta ella. Algo les impedía el paso. Cansados del fracasado
intento, estos regresaban a sus guaridas.
¡El árbol la estaba protegiendo! La niña se sentía más segura y no se apartó de su lado. De pronto
una brisa recorrió su cuerpo, sintió frío, pero el árbol dejó caer algunas de sus hojas, ella se tapó y
cayó en un profundo sueño.
Al día siguiente la despertaron los ladridos de unos perros. ¡Eran los de la policía! Detrás venían
sus padres. La niña comenzó a correr hacia ellos. Estos la abrazaron fuerte y mientras lo hacían,
un leñador con su sierra al hombro se acercaba al solitario árbol.
La niña, al ver que las hojas de la sierra se aproximaban al tronco, corrió hacia el hombre y rodeó
al árbol con sus pequeños pero seguros brazos. La madre la dijo que se apartara, pero ella
respondió:
- Este árbol me salvé la vida durante la noche, ahora yo salvaré la suya.
La Historia de un árbol.
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Las personas que allí se encontraban no daban crédito a lo que estaban escuchando. -¿Qué dices
cariño?- le preguntó su padre.
- Cuando me perdí anoche, este árbol espantó a los animales que me querían comer y dejó caer
algunas de sus hojas para que me tapara. ¡Tiene vida! ¡Es un ser como tú y yo! -¡Toda su familia
ha sido talada! ¿No crees que el árbol querrá encontrarse con ellos?- preguntó el leñador.
- No porque ahora yo soy su familia. Yo le cuidaré, y le visitaré.
Las autoridades del pueblo se acercaron al lugar y dándose cuenta de que la niña no se separaba
del árbol, decidieron no talarlo.
¡Una niña había salvado su vida!
Los años pasaron lentamente... La niña fue creciendo y ni un solo día dejó de visitar al árbol hasta
que ella murió. Entonces los hijos de ella continuaron la promesa de su madre,
Pero…Un día lluvioso, de repente el árbol desapareció. Un malvado leñador taló al indefenso árbol.
¡Los hombres somos así!
Cuento escrito por una alumna de 6º del C.R.A. Cerecedo.
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