AMPARO EN REVISIÓN 29/2008. Número de registro: 21043 Novena Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta Tomo: Tomo XXVIII, Julio de 2008 Página: 1814 AMPARO EN REVISIÓN 29/2008. ROSANA LUCIO HERNÁNDEZ. CONSIDERANDO: QUINTO. La recurrente manifiesta que el a quo estudió de manera deficiente el acto reclamado que hizo consistir en la resolución de dos de octubre de dos mil siete, donde la Junta Especial Número Quince de la Federal de Conciliación y Arbitraje argumentó que la Secretaría de la Función Pública acreditó su personalidad en términos del oficio SP/100/0767/2007, de veintitrés de mayo de dos mi siete, toda vez que no advirtió que el mismo está certificado por un funcionario del propio organismo, es decir, la oficial mayor de la Secretaría de la Función Pública, el cual no es un fedatario público; además, que de conformidad con el artículo 692, fracción II, de la Ley Federal del Trabajo, la personalidad deberá acreditarse de la siguiente manera: "II. Cuando el apoderado actúe como representante legal de persona moral, deberá exhibir el testimonio notarial respectivo que así lo acredite.". Afirma también que las jurisprudencias que aplicó son inaplicables, ya que se refieren a juicios laborales burocráticos. Continúa aduciendo que los documentos materia de la personalidad debían ser certificados por persona dotada de fe pública, como lo es un notario público, por lo que al encontrarse certificadas por un funcionario interno de la Secretaría de la Función Pública carecían de validez, amén de que el artículo 692, fracción II, de la Ley Federal del Trabajo, establece como requisito que la documentación debe ser certificada por notario público cuando se actúe como apoderado de persona moral. Es infundado el agravio. Al respecto, el a quo consideró que Juan Valverde Martínez, mediante escrito de veintitrés de agosto de dos mil siete (fojas 58 a 113), manifestó que acreditaba su personalidad mediante la copia certificada del oficio SP/100/0767/2007, ya que el mismo fue signado por Germán Martínez Cázares, en su carácter de titular de la dependencia y ante dos testigos (fojas 54 y 55), además, que para tal efecto exhibió copia certificada del nombramiento del titular de la Secretaría de la Función Pública, emitido por Felipe Calderón Hinojosa, presidente de los Estados Unidos Mexicanos (foja 57), y que con ello dio cumplimiento a lo estipulado en el artículo 692, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, el cual dispone: "Artículo 692. Las -1- AMPARO EN REVISIÓN 29/2008. partes podrán comparecer a juicio en forma directa o por conducto de apoderado legalmente autorizado. Tratándose de apoderado, la personalidad se acreditará conforme a las siguientes reglas: ... III. Cuando el compareciente actúe como apoderado de persona moral, podrá acreditar su personalidad mediante testimonio notarial o carta poder otorgada ante dos testigos, previa comprobación de que quien le otorga el poder está legalmente autorizado para ello."; lo anterior porque el oficio SP/100/0767/2007 se encontraba firmado por el titular de la Secretaría de la Función Pública en representación de ésta y ante dos testigos, además de estar relacionado con el nombramiento del secretario de Estado en comento, es decir, que quien otorgó el poder se encontraba facultado para tal efecto. En cuanto a las certificaciones que calzaban los documentos, el a quo manifestó que la certificación que obraba al reverso tanto del oficio SP/100/0767/2007, como del nombramiento del otorgante del poder tenía validez, ya que el artículo 8, fracción IV, del Reglamento Interior de la Secretaría de la Función Pública, facultaba a la oficial mayor para expedir copias certificadas de documentos que obraran en los archivos de la secretaría, sin que fuera pretexto lo alegado por la peticionaria de garantías en el sentido de que las certificaciones no fueron emitidas por un fedatario público, como es el caso de un notario, pues la facultad de la oficial mayor para certificar documentos provenía del imperio del reglamento interior de la dependencia; además, que conforme al numeral 5 del citado reglamento corresponde originalmente al secretario la representación de la secretaría, así como el trámite y resolución de los asuntos de su competencia, pero para la mejor distribución y desarrollo del trabajo podrá delegar las facultades que así lo permitan a servidores públicos subalternos, sin perjuicio de su ejercicio directo, y para ello expedirá los acuerdos delegatorios relativos que deberán ser publicados en el Diario Oficial de la Federación y, por ende, que había actos que tenían consecuencias jurídicas no sólo al interior, sino también al exterior de la secretaría, tal como la designación de apoderados o delegados, por lo que si la oficial mayor certificó los documentos exhibidos en juicio, sólo dio fe de la actuación del titular de la dependencia en ejercicio de sus facultades consignadas en ellos. Se estima correcto lo anterior, por lo siguiente: De conformidad con el artículo 692 de la Ley Federal del Trabajo, quien se ostente como representante o apoderado de una persona moral debe reunir determinados requisitos, los cuales se desprenden de las fracciones II y III del propio precepto legal, que señalan: "Artículo 692. Las partes podrán comparecer a juicio en forma directa o por conducto de apoderado legalmente autorizado. "Tratándose de apoderado, la personalidad se acreditará conforme a las siguientes reglas: "... -2- AMPARO EN REVISIÓN 29/2008. "II. Cuando el apoderado actúe como representante legal de persona moral, deberá exhibir el testimonio notarial respectivo que así lo acredite; "III. Cuando el compareciente actúe como apoderado de persona moral, podrá acreditar su personalidad mediante testimonio notarial o carta poder otorgada ante dos testigos, previa comprobación de que quien le otorga el poder está legalmente autorizado para ello." Del precepto legal transcrito se pone de manifiesto que quien comparece a juicio como representante legal de una persona moral, debe acreditar tal extremo mediante la exhibición de un instrumento notarial, y quien acuda a la controversia como apoderado, podrá demostrar ese carácter con el otorgamiento del instrumento notarial respectivo o con poder otorgado ante dos testigos, previa comprobación de quien otorga ese poder está legalmente autorizado. En este sentido, cabe destacar que la citada distinción plasmada por el legislador atiende a la naturaleza jurídica propia de las figuras del "representante legal" y del "apoderado". El representante legal es aquel en el que, de conformidad con las disposiciones legales aplicables, se deposita la personificación del ente jurídico, tales como el consejo de administración o el administrador general único, si se trata de una sociedad anónima, o los representantes sindicales en materia laboral, y para su designación se deben reunir determinadas formalidades, entre ellas, que se haga constar en un instrumento público, de ahí la exigencia plasmada dentro del artículo 692, fracción II, de la Ley Federal del Trabajo. Cuando resulta imposible para la persona moral comparecer a un determinado acto por conducto de un representante legal, la ley otorga la posibilidad de que, apegándose a los requisitos que la misma establece, un tercero comparezca al juicio como si fuera el interesado (con ciertas limitantes y modalidades), obligándolo con sus actos u omisiones, y "haciéndolo presente" a través suyo; a esta figura jurídica se le conoce como apoderado, y para su designación se requiere satisfacer los requisitos que rija el acto para el cual se pretenda su comparecencia, que en el caso es la fracción III del artículo en comento, esto es, mediante testimonio notarial o carta poder otorgada ante dos testigos, previa comprobación de que quien otorga el poder está legalmente autorizado para ello. Así, la comparecencia en los juicios laborales de una persona moral puede hacerse en forma directa a través de sus representantes legales por medio de un testimonio notarial, o por conducto de apoderado mediante testimonio notarial o carta poder otorgada ante dos testigos, previa comprobación de que quien le otorga el poder está legalmente autorizado para ello. Por otra parte, cuando un titular de una dependencia oficial designa apoderados para que lo representen en juicios laborales, lo puede hacer mediante un oficio, el cual constituye un -3- AMPARO EN REVISIÓN 29/2008. documento público que, salvo prueba en contrario, hace fe en el juicio en el que se presenta, sin necesidad de legalización, es decir, que en este caso no se requiere de la comprobación de que quien otorga el poder está legalmente autorizado para ello, lo que en el caso sería el nombramiento del titular que lo expidió, ya que proviene de una autoridad que actúa en ejercicio de sus funciones como titular que lo extendió, por lo que se encuentra investido de presunción legal. Apoya lo anterior, por identidad jurídica, la tesis de jurisprudencia 2a./J. 38/2001, emitida por la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que se encuentra localizada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XIV, septiembre de dos mil uno, Novena Época, materia laboral, página cuatrocientos noventa y dos, de texto literal siguiente: "PERSONALIDAD EN LOS JUICIOS LABORALES BUROCRÁTICOS. LA DEL APODERADO DESIGNADO POR EL TITULAR DE UNA DEPENDENCIA O ENTE OFICIAL SE ACREDITA MEDIANTE OFICIO, SIN NECESIDAD DE COMPROBAR EL NOMBRAMIENTO DEL TITULAR QUE LO SUSCRIBE. El oficio que contiene la designación de apoderados por parte del titular de un ente o dependencia oficial para que lo represente en el juicio laboral burocrático en el que es parte, constituye un documento público que, salvo prueba en contrario, hace fe en el juicio en el que se presenta, sin necesidad de legalización, lo cual significa que no se requiere de la comprobación del nombramiento del titular que lo expide, en tanto que al emanar de una autoridad que actúa en el ámbito de su competencia, es decir, en ejercicio de sus funciones, como titular que lo expide (o como autoridad facultada para realizar la certificación respectiva), el acto en él contenido se encuentra investido del principio de presunción de legalidad y, por ello, hace prueba plena lo afirmado en él por la autoridad que lo suscribe, siempre que no sea desvirtuado por otros elementos de convicción. Lo anterior da sentido a la disposición del legislador ordinario de exigir del titular la sola emisión del referido oficio, cuando en uso de la facultad que le confiere la ley designa apoderados que lo representen en los juicios laborales burocráticos en los que es parte." En consecuencia, si en el caso concreto Juan Valverde Martínez acudió al juicio laboral 252/2006, como apoderado de la Secretaría de la Función Pública, su personalidad se regía por la fracción III del artículo 692 de la Ley Federal del Trabajo, y no por la fracción II, como lo aduce la recurrente, ya que la fracción citada contempla el supuesto de que asista al juicio laboral quien actúe como apoderado de persona moral mediante carta poder otorgada ante dos testigos, sin que sea obstáculo a lo anterior que se haya efectuado por oficio pues, como se dijo, al tratarse de un titular de una dependencia quien lo expidió, podía hacerlo mediante oficio; amén de que éste es un documento público y se encontraba firmado por dos testigos. Ahora bien, en esa hipótesis, Juan Valverde Martínez, como apoderado de la Secretaría de la -4- AMPARO EN REVISIÓN 29/2008. Función Pública, únicamente estaba obligado a demostrar que le fue expedido el oficio respectivo, sin necesidad de comprobar el nombramiento del titular que lo expidió, cuestión que quedó satisfecha con la copia certificada del oficio SP/100/0767/2007, signado por Germán Martínez Cázares, en su carácter de titular de la Secretaría de la Función Pública, ante dos testigos. No es óbice a lo anterior que, aun cuando, en la especie, no era necesario la comprobación del nombramiento del titular que lo expide, en el acto se exhibió copia certificada del nombramiento de Germán Martínez Cázares, titular de la Secretaría de la Función Pública, emitido por Felipe Calderón Hinojosa, presidente de los Estados Unidos Mexicanos; y el Juez de Distrito no dejó de observar dicha situación, pues como se aprecia de la sentencia recurrida, invocó el criterio jurisprudencial que sustenta la hipótesis en comento, lo cierto es que atendió al nombramiento del titular de la dependencia y tuvo por acreditado que quien otorgó el poder se encontraba debidamente facultado para tal efecto. En esa tesitura, no asiste razón a la recurrente al señalar que, en la especie, se debió presentar el testimonio notarial, ya que de conformidad con la fracción II del artículo 692 de la Ley Federal del Trabajo, la persona nombrada como apoderado podía acreditar su carácter por medio de testimonio notarial o carta poder otorgada ante dos testigos, siendo optativo lo anterior; por lo que, si en el caso se presentó el oficio mediante el cual se otorgó poder al apoderado ante dos testigos, es incuestionable que dio cabal cumplimiento al artículo en cita, sin que fuera obligatorio que presentara el instrumento notarial pues, se insiste, tenía la libertad de acreditar su personalidad con el testimonio notarial o el poder ante dos testigos, y con la copia certificada del oficio cumplió el segundo de los supuestos. Por otro lado, respecto a las certificaciones que calzaban los documentos materia de estudio, este tribunal estima que el Juez estuvo en lo correcto, atento a las siguientes consideraciones: Los funcionarios públicos tienen facultad para la certificación de copias respecto de documentos que obren en sus archivos, si la norma correspondiente los autoriza para ello. Esa certificación de la existencia de un documento consiste en la conducta desplegada por el servidor público legalmente facultado para ello, mediante la cual hace constar que el documento expedido refleja en forma fiel, exacta y precisa a su original, es decir, la autoridad se limita a expresar una declaración de conocimiento de la existencia del documento, mas no de la veracidad de lo contenido en él. Ahora bien, esa certificación de documentos puede tener efectos tanto internos como externos a la administración, cuando la norma no limita tal actividad al ámbito interno, por ende, si esa certificación no está limitada al interior de la dependencia alcanza efectos al exterior, y legalmente esos documentos pueden ser utilizados por el titular -en su carácter de patrón- o -5- AMPARO EN REVISIÓN 29/2008. un trabajador, cuando concurra al juicio laboral. En resumen, el acto de certificación que realiza la autoridad legalmente facultada para su emisión no modifica el contenido del documento original respectivo, por lo que no afecta los hechos representados en tal instrumento, y puede tener efectos al exterior de la dependencia si la norma que lo faculta no limita esa actividad al interior de ésta. Encuentra apoyo lo anterior, en la parte conducente, la tesis de jurisprudencia 2a./J. 45/98, pronunciada por la Segunda Sala de la Suprema Corte de la Justicia de la Nación, que se encuentra para consulta en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo VIII, agosto de mil novecientos noventa y ocho, Novena Época, materia laboral, página doscientos noventa y nueve, de rubro y texto siguientes: "DOCUMENTOS CERTIFICADOS OFRECIDOS POR EL TITULAR DE UNA DEPENDENCIA EN EL JUICIO LABORAL BUROCRÁTICO. LA RELACIÓN DE SUBORDINACIÓN QUE EXISTA ENTRE DICHO TITULAR Y EL EMISOR DE TALES DOCUMENTOS NO AFECTA LA EFICACIA PROBATORIA DE ÉSTOS. Si bien el titular de una dependencia del Ejecutivo Federal acude al juicio laboral burocrático sin su potestad de imperio, equiparado a un patrón, esto no conlleva que se vea privado del cúmulo de facultades y obligaciones que la ley le confiere en su carácter de autoridad, de modo que si un inferior jerárquico facultado para ello en forma general certifica un documento cuyo original obra en el archivo de la dependencia, para el efecto de ser ofrecido como prueba por el titular de ésta en un juicio laboral burocrático, debe estimarse que dicho acto no es producto de la subordinación jerárquica que exista, sino consecuencia de la norma que lo faculta u obliga para actuar en tal sentido, por lo que dichos actos deben tenerse como una expresión concreta de dicha norma, de carácter imparcial e investidos de la presunción de legitimidad que corresponde a todo acto administrativo, máxime que a través del acto de certificación la autoridad se limita a expresar una declaración de conocimiento de la existencia del documento, mas no de la veracidad de lo contenido en él, factor que, en su caso, será el que genere convicción en el juzgador; por tanto, la eficacia probatoria que se otorgue al documento ofrecido por el titular de una dependencia no se afectará por haberse certificado por un servidor público adscrito a la propia dependencia, pues la subordinación jerárquica del emisor con el oferente es una condición que se encuentra sometida al estricto cumplimiento de la ley, y la capacidad de tal probanza, de generar convicción, depende de su contenido, el cual no se sobrevalora por el acto de certificación, además de que, en el citado juicio, podrá objetarse la validez material y formal del medio de prueba en comento." Por lo anterior, aun cuando la certificación sea realizada por un funcionario interno de la dependencia, la misma es consecuencia de la norma legal que lo faculta u obliga para actuar en tal sentido, y no es producto de la subordinación jerárquica que exista entre el emisor del acto y el titular de la dependencia u otro superior. -6- AMPARO EN REVISIÓN 29/2008. Ya establecido que válidamente un funcionario público puede certificar documentos cuyo original está en el archivo de la dependencia a la cual pertenece, si una norma lo faculta y no limita su actuación al interior de la administración; además, los documentos certificados pueden ser usados como prueba por el titular de la dependencia en los juicios laborales en que sea parte, se procede a analizar, si como lo afirmó el Juez, el funcionario que realizó la certificación en estudio estaba facultado para ello. La certificación que obra al reverso tanto del oficio SP/100/0767/2007, como del nombramiento del titular de la Secretaría de la Función Pública, fue realizada en el dos mil siete por la oficial mayor de la citada secretaría, y señala: "Que la presente fotocopia que se expide en dos fojas útiles concuerda fielmente con la constancia que de la misma obra en los archivos de esta dependencia." De ellas también se aprecia que lo hizo con fundamento en la fracción IV del artículo 8 del reglamento interior de la multirreferida secretaría. El artículo 8, fracción IV, del Reglamento Interior de la Secretaría de la Función Pública, publicado el veintisiete de mayo de dos mil cinco en el Diario Oficial de la Federación, y reformado por decreto publicado el veintiuno de junio de dos mil cinco en el Diario Oficial de la Federación, dispone: "Artículo 8. Al frente de la oficialía mayor habrá un oficial mayor, a quien corresponderá el ejercicio de las siguientes facultades: "... "IV. Expedir copias certificadas de documentos que obren en los archivos de la secretaría." De conformidad con lo anterior se aprecia que el artículo transcrito faculta al oficial mayor de la Secretaría de la Función Pública para expedir copias certificadas de documentos que obren en los archivos de la secretaría, por lo que su actuación fue consecuencia de la norma que lo autorizaba para ello, siendo, en el caso, el Reglamento Interior de la Secretaría de la Función Pública, y mediante la cual únicamente hizo constar que los documentos expedidos reflejaban en forma fiel, exacta y precisa el contenido de sus originales, esto es, constituyó la declaración del conocimiento de la existencia de los documentos en el archivo de la dependencia, sin que constituyan una afirmación de la veracidad de su contenido. Además, tal como lo sostuvo el Juez de Distrito, esos actos no sólo podían tener efectos internos, sino también tenían eficacia al exterior, ya que como se aprecia del artículo 8 del Reglamento Interior de la Secretaría de la Función Pública, no limitaba la actividad de la -7- AMPARO EN REVISIÓN 29/2008. oficial mayor al ámbito interno de la dependencia. Por ende, si la oficial mayor actuó de conformidad con las facultades que le confiere el Reglamento Interior de la Secretaría de la Función Pública, vigente en la data que realizó las certificaciones que calzan el oficio SP/100/0767/2007, y el nombramiento del titular de la Secretaría de la Función Pública tengan validez no sólo al interior sino también al exterior de la dependencia, resulta infundado el agravio. En atención a todo lo apuntado, se colige que cuando un titular de una dependencia oficial designa apoderados para que lo representen en juicios laborales, lo puede hacer mediante oficio, ya que éste constituye un documento público que, salvo prueba en contrario, hace fe en el juicio en el que se presenta sin necesidad de legalización, esto es, el acto en él contenido se encuentra investido del principio de presunción legal y hace prueba plena de lo afirmado en él por quien lo suscribe; de ahí que al provenir de una autoridad que actúa en ejercicio de sus funciones se le exime de comprobar que quien otorga ese poder está legalmente autorizado para ello. Por otro lado, para acreditar la personalidad de quien actúa como apoderado de una persona moral, de conformidad con el artículo 692, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, deberá hacerlo mediante testimonio notarial o carta poder otorgada ante dos testigos, previa comprobación de que quien le otorga el poder está legalmente autorizado para ello. En esa tesitura, si un titular de una dependencia oficial acude mediante apoderado a un procedimiento laboral, y éste se lleva a cabo ante una Junta de Conciliación y Arbitraje, de acuerdo con la Ley Federal del Trabajo, es claro que debe acreditar su personalidad de conformidad con el citado artículo 692, fracción III, de la ley laboral, por lo que si para ello exhibe copia certificada de un oficio por autoridad facultada para ello, y se encuentra firmado ante dos testigos, es claro que satisface lo exigido por el numeral en comento, pues ese documento público hace las veces de una carta poder, y por su carácter de documento público no está obligado a demostrar que quien lo otorgó se encuentre autorizado para ello; por lo que de ningún modo implica que se estuviera aplicando la ley burocrática, ya que se cumplió con lo estipulado en la Ley Federal del Trabajo para acreditar la personalidad. En esa tesitura, es de señalarse que no asiste razón a la recurrente al manifestar que el Juez de Distrito se apoyó en jurisprudencias que son inaplicables al presente asunto, ya que si bien las mismas se refieren a juicios burocráticos, y en la especie el juicio laboral se está llevando a cabo ante una Junta Especial de la Federal de Conciliación y Arbitraje, lo cierto es que se trataba de una dependencia que forma parte de la administración pública federal, y por identidad jurídica se invocan dichos criterios. Por último, la recurrente manifiesta que el a quo no tomó en consideración la supremacía constitucional establecida en el artículo 133 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ya que consideró fundado pero inoperante su argumento mediante el cual impugnó la certificación de los documentos comprobatorios de la personalidad, en razón de -8- AMPARO EN REVISIÓN 29/2008. que el artículo 8, fracción IV, del Reglamento Interior de la Secretaría de la Función Pública faculta expresamente a la oficial mayor de la dependencia para certificar las copias de los documentos que obran en esa dependencia; y en el caso concreto la Ley Federal del Trabajo, que es de orden público, es de superior jerarquía al Reglamento Interior de la Secretaría de la Función Pública, por lo que sus disposiciones no pueden estar por encima del ordenamiento normativo laboral, el cual establece que cuando el apoderado actúa como representante legal deberá exhibir el testimonio notarial que así lo acredite. Es inoperante lo anterior, en razón de que los anteriores argumentos constituyen cuestiones que no fueron invocadas por la ahora recurrente en la demanda de garantías, y lógicamente el Juez de Distrito no atendió a esos aspectos; en consecuencia, son razonamientos novedosos que no tienden a combatir los fundamentos y motivos establecidos en la sentencia recurrida; por lo que al no haber formado parte de la litis planteada ante el a quo, este órgano colegiado no puede ocuparse de ellos. Resulta aplicable la tesis de jurisprudencia 1a./J. 150/2005, dictada por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, y consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXII, diciembre de dos mil cinco, Novena Época, materia común, página cincuenta y dos, del tenor literal siguiente: "AGRAVIOS INOPERANTES. LO SON AQUELLOS QUE SE REFIEREN A CUESTIONES NO INVOCADAS EN LA DEMANDA Y QUE, POR ENDE, CONSTITUYEN ASPECTOS NOVEDOSOS EN LA REVISIÓN.-En términos del artículo 88 de la Ley de Amparo, la parte a quien perjudica una sentencia tiene la carga procesal de demostrar su ilegalidad a través de los agravios correspondientes. En ese contexto, y atento al principio de estricto derecho previsto en el artículo 91, fracción I, de la ley mencionada, resultan inoperantes los agravios referidos a cuestiones no invocadas en la demanda de garantías, toda vez que al basarse en razones distintas a las originalmente señaladas, constituyen aspectos novedosos que no tienden a combatir los fundamentos y motivos establecidos en la sentencia recurrida, sino que introducen nuevas cuestiones que no fueron abordadas en el fallo combatido, de ahí que no exista propiamente agravio alguno que dé lugar a modificar o revocar la resolución recurrida." Por todo lo anterior se estima que si el Juez de Distrito consideró que Juan Valverde Martínez dio cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 692, fracción III, de la Ley Federal del Trabajo, en virtud de que acreditó su personalidad mediante la copia certificada del oficio SP/100/0767/2007, ya que éste fue signado por Germán Martínez Cázares, en su carácter de titular de la dependencia, y ante dos testigos, además de que exhibió copia certificada del nombramiento del titular de la Secretaría de la Función Pública, emitido por Felipe Calderón Hinojosa, presidente de los Estados Unidos Mexicanos, y que las certificaciones que calzaban los citados documentos son válidas por haber sido realizadas por la oficial mayor de la citada -9- AMPARO EN REVISIÓN 29/2008. secretaría con fundamento en la fracción IV del artículo 8 del reglamento interior de la multirreferida secretaría, actuó conforme a derecho y debe prevalecer. En las relatadas condiciones, al haber resultado infundado lo esgrimido por la recurrente, y no advertirse deficiencia de la queja que suplir, se está en el caso de confirmar la sentencia reclamada y negar el amparo a la quejosa. Por lo expuesto y con apoyo además en los artículos 83, fracción IV, 85, fracción II, 90, 91 y 92 de la Ley de Amparo, se resuelve: PRIMERO.-Se deja intocada la negativa del amparo a la Secretaría de la Función Pública, contra el acto que reclamó de la Junta Especial Número Quince de la Federal de Conciliación y Arbitraje, consistente en la resolución de dos de octubre de dos mil siete, dictada en el expediente laboral 252/2006, promovido por Rosana Lucio Hernández contra Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México, Sociedad Anónima de Capital Variable. SEGUNDO.-Se confirma la sentencia dictada por el Juez Segundo de Distrito en Materia de Trabajo en el Distrito Federal, el once de enero de dos mil ocho, misma que se terminó de engrosar el treinta y uno del citado mes y año, en el juicio de amparo indirecto 1719/2007 y su acumulado 1865/2007, el primero promovido por Rosana Lucio Hernández, y el segundo por la Secretaría de la Función Pública. TERCERO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Rosana Lucio Hernández, contra el acto que reclamó de la Junta Especial Número Quince de la Federal de Conciliación y Arbitraje, consistente en la resolución de dos de octubre de dos mil siete, dictada en el expediente laboral 252/2006, promovido por la quejosa contra Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México, Sociedad Anónima de Capital Variable. Notifíquese; con testimonio de esta resolución, vuelvan los autos al lugar de origen, háganse la anotaciones correspondientes en el libro de gobierno de este tribunal y, en su oportunidad, archívese el expediente. Así, por mayoría de votos, lo resolvió el Décimo Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, que integran los Magistrados José Manuel Hernández Saldaña, María del Rosario Mota Cienfuegos y Héctor Landa Razo. La Magistrada María del Rosario Mota Cienfuegos sostuvo su ponencia como voto particular, el cual se anexa. Se encargó del engrose el primero de los nombrados. -10-