SENTENCIA DEL TRIBUNAL DE JUSTICIA (Sala Cuarta)

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DEBAECKER
SENTENCIA DEL TRIBUNAL DE JUSTICIA (Sala Cuarta)
de 11 de junio de 1985 *
En el asunto 49/84,
que tiene por objeto una petición dirigida al Tribunal de Justicia, con arreglo
al Protocolo de 3 de junio de 1971 relativo a la interpretación por el Tribunal
de Justicia del Convenio de 27 de septiembre de 1968 sobre la competencia
judicial y la ejecución de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil,
por el Hoge Raad de los Países Bajos, destinada a obtener, en el litigio
pendiente ante dicho órgano jurisdiccional entre
Leon Emile Gaston Carlos Debaecker
y
Berthe Plouvier, su esposa, Monaco,
y
Cornells Gerrit Bouwman, Essen, Bélgica,
una decisión prejudicial sobre la interpretación del número 2 del artículo 27 del
Convenio,
* Lengua de procedimiento: neerlandés.
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SENTENCIA DE 11.6.1985 - ASUNTO 49/84
EL TRIBUNAL DE JUSTICIA (Sala Cuarta),
integrado por los Sres.: A.J. Mackenzie Stuart, Presidente; G. Bosco,
Presidente de Sala; P. Pescatore, T. Koopmans y K. Bahlmann, Jueces;
Abogado General: Sr. P. VerLoren van Themaat;
Secretario: Sr. P. Heim;
consideradas las observaciones presentadas:
— En nombre de los demandantes en el litigio principal, por el Sr. C.D. van
Boeschoten, Abogado de La Haya;
— en nombre del demandado en el litigio principal, por el Sr. E. Grabandt,
Abogado de La Haya;
— en nombre del Gobierno de la República Federal de Alemania, por su
Agente, Sr. Christof Böhmer;
— en nombre del Gobierno del Reino Unido, por el Sr. J.R.J.Braggins, del
Treasury Solicitor's Department;
— en nombre de la Comisión de las Comunidades Europeas, por su Consejero
Jurídico Sr. E. Zimmerman, asistido por el Sr. W.J.L. Calkoen, Abogado
de Rotterdam;
oídas las conclusiones del Abogado General, presentadas en audiencia pública
el 12 de febrero de 1985;
dicta la siguiente
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Sentencia
(No se transcriben los antecedentes de hecho.)
Fundamentos de Derecho
1
Mediante resolución de 17 de febrero de 1984, recibida en el Tribunal de
Justicia el 24 de febrero siguiente, el Hoge Raad de los Países Bajos planteó,
con arreglo al Protocolo de 3 de junio de 1971 (DO 1975, L 204, p. 28; EE
01/02, p. 28) relativo a la interpretación por el Tribunal de Justicia del
Convenio de 27 de septiembre de 1968 sobre la competencia judicial y la
ejecución de resoluciones judiciales en materia civil y mercantil (DO 1972,
L 299; EE 01/01, p. 186) (en lo sucesivo, «Convenio»), varias cuestiones
prejudiciales referentes a la interpretación del número 2 del artículo 27 del
Convenio.
2
Dichas cuestiones se suscitaron en el marco de un litigio pendiente ante el
citado órgano jurisdiccional entre los esposos Debaecker-Plouvier, por una
parte, y el Sr. Bouwman, por otra.
3
Los esposos Debaecker-Plouvier arrendaron al Sr. Bouwman, ciudadano
neerlandés, por un período de nueve años a partir del 15 de octubre de 1980,
un inmueble comercial situado en la ciudad de Amberes. El 21 de septiembre
de 1981, el Sr. Bouwman abandonó dicho inmueble (donde había fijado su
domicilio), sin previo aviso y sin indicar su nueva dirección. El 24 de
septiembre de 1981, fue emplazado para comparecer el 1 de octubre de 1981
ante el Juez de Paz de Amberes mediante diligencia de huissier judicial que le
fue notificada, con arreglo al artículo 37 del code judiciaire belge, al
Commissariat de police de Amberes, debido a que continuaba empadronado en
esta ciudad. Mediante carta de 25 de septiembre de 1981, recibida por el
Abogado de los demandantes durante el procedimiento, el 28 de septiembre de
1981, el Sr. Bouwman procedió a la resolución del arrendamiento, devolvió las
llaves del inmueble y comunicó su nueva dirección, un apartado de correos en
Essen, Bélgica. Como el Abogado de los demandantes no realizó gestión
alguna para informar al demandado en esta nueva dirección, de que había sido
emplazado para comparecer el 1 de octubre ante el Juez de Paz, éste, el 1 de
octubre de 1981, condenó en rebeldía al Sr. Bouwman a pagar a los esposos
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Debaecker-Plouvier la suma de 1.072.900 BFR en concepto de «indemnización
por alquileres dejados de percibir hasta el nuevo arrendamiento del inmueble».
4
El 30 de noviembre de 1981, el Presidente del Arrondissementsrechtbank de
Breda, en los Países Bajos, dictó, a instancia de los esposos DebaeckerPlouvier, una resolución por la que concedió el exequátur a la sentencia en
rebeldía dictada por el Juez de Paz de Amberes. Esta resolución, contra la que
el Sr. Bouwman formuló oposición el 6 de enero de 1982, fue anulada por el
Arrondissementsrechtbank el 12 de octubre de 1982.
5
El Hoge Raad, ante el que los demandantes formularon recurso de casación,
suspendió el procedimiento y planteó al Tribunal de Justicia las siguientes
cuestiones prejudiciales:
«1 )
¿Ha de excluirse la aplicación del número 2 del artículo 27 del Convenio
de ejecución, en lo que se refiere a la obligación en él prevista de una
entrega o notificación de la cédula de emplazamiento con tiempo
suficiente para defenderse, cuando la entrega o notificación haya tenido
lugar respetando el plazo fijado por el Juez del Estado de origen y/o
cuando el demandado esté domiciliado, exclusivamente o no, en la
circunscripción o el Estado de dicho Juez?
En caso de respuesta negativa a la primera cuestión:
2.a) Para apreciar la cuestión de si, en un caso determinado, existen
circunstancias excepcionales por las que la entrega o notificación, a los
efectos del número 2 del artículo 27, aunque regular, no fue sin embargo
suficiente para hacer correr el tiempo exigido por esta disposición,
¿procede hacer referencia únicamente a circunstancias ya existentes en
el momento de la entrega o notificación y que el demandante pudo tomar
en consideración en dicho momento?
En caso de respuesta negativa a la letra a) de la segunda cuestión:
2.b) Hechos posteriores a la entrega o notificación, en particular el de que el
demandante haya tenido conocimiento de una dirección del demandado,
¿pueden obligar al demandante a emprender gestiones complementarias
para informar al demandado respecto al proceso que está a punto de
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entablarse, de manera que el tiempo previsto en el número 2 del
artículo 27 no comience a correr si tales gestiones no se han realizado?
En caso de respuesta afirmativa a la letra b) de la segunda cuestión:
2. c) ¿Qué criterio convendrá aplicar a este respecto? En particular, el hecho
de que el demandado sea responsable de que no le haya llegado la cédula
de emplazamiento entregada o notificada de forma regular, ¿impide que
el juez pueda estimar que las gestiones complementarias a los efectos
antes indicados habrían debido realizarse también a la luz del hecho, por
ejemplo, de que el demandante supiera que el demandado había
abandonado su presunto domicilio?»
6
Formularon observaciones escritas las partes del litigio principal, los Gobiernos
de la República Federal de Alemania y del Reino Unido y la Comisión de las
Comunidades Europeas.
7
Mediante su primera cuestión, el Hoge Raad pretende saber si la aplicación del
número 2 del artículo 27 del Convenio, según el cual las resoluciones no serán
reconocidas si la cédula de emplazamiento no se hubiera entregado o notificado
al demandado en rebeldía de forma regular y con tiempo suficiente para
defenderse, ha de excluirse en lo que se refiere a la obligación de entregar la
cédula de emplazamiento con tiempo suficiente para defenderse, cuando la
entrega o notificación haya tenido lugar respetando el plazo fijado por el Juez
del Estado de origen y/o cuando el demandado estuviera domiciliado en dicho
Estado.
8
En cuanto a la primera cuestión, los demandantes en el litigio principal estiman
que procede responder que la aplicación del número 2 del artículo 27 del
Convenio debe ser excluida cuando el demandado estaba domiciliado, en el
momento de la entrega de la cédula de emplazamiento, en el país del Juez que
dictó la decisión o, por lo menos, cuando este domicilio era (como en el
presente caso) exclusivo.
9
El demandado en el litigio principal se opone a tal interpretación alegando que
el texto del número 2 del artículo 27 no permite limitar la aplicación de las
normas establecidas por el Convenio para «asegurar el derecho de defensa»
únicamente al caso en que el demandado esté domiciliado en un Estado
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contratante distinto al del Juez de origen. Si fuese así, el Juez requerido
quedaría privado de todo margen de apreciación para decidir si una entrega o
notificación fue efectuada con tiempo suficiente para defenderse, cuando se le
solicite la ejecución de una decisión recaída entre partes domiciliadas en un
mismo Estado contratante. Comparten el punto de vista del demandado la
Comisión y el Gobierno de la República Federal de Alemania, así como el
Gobierno del Reino Unido, quien subraya que el Tribunal de Justicia, en su
sentencia de 16dejunio de 1981, Klomps (166/80,- Rec. p. 1593), ya admitió
de manera implícita que el número 2 del artículo 27 se aplica con
independencia de que las partes residan en Estados diferentes o en el mismo
Estado.
10 Procede, en primer lugar, responder a la cuestión del Hoge Raad, que del texto
de este artículo, que no exige ningún requisito en cuanto al domicilio del
demandado, no puede deducirse argumento alguno a favor de una respuesta
afirmativa. En efecto, incluso si el objetivo del Convenio, tal como establece
su preámbulo, es «garantizar la simplificación de las formalidades a que están
sometidos el reconocimiento y la ejecución recíprocos de las decisiones
judiciales», este objetivo no podría alcanzarse debilitando, de cualquier manera
que sea, el derecho de defensa, tal como se desprende de la jurisprudencia
reiterada del Tribunal de Justicia.
11 Por lo que se refiere al artículo 27 del Convenio, su propia letra expresa que el
Juez de un Estado contratante ante el que se alega el reconocimiento,
únicamente podrá rechazarlo por alguno de los motivos expresamente previstos
en dicho artículo. Entre estos motivos figura el del número 2, que pretende
garantizar una adecuada protección del derecho de defensa del demandado
condenado en rebeldía en el extranjero. En efecto, este número dispone que las
resoluciones no serán reconocidas «[...] si no se hubiera entregado o notificado
al mismo (al demandado en rebeldía) la cédula de emplazamiento o documento
equivalente, de forma regular y con tiempo suficiente para defenderse». Esta
disposición toma en consideración el hecho de que en los diferentes Estados
contratantes existen sistemas de notificación ficticia, aplicables en el caso de
que el demandado no tenga domicilio conocido, los cuales establecen efectos
ficticios en grados variables. La probabilidad de que el demandado tenga
conocimiento efectivamente de la notificación y de que haya dispuesto del
tiempo necesario para preparar su defensa puede variar considerablemente
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según el sistema de notificación ficticia previsto por cada ordenamiento
jurídico.
12 Por esta razón el número 2 del artículo 27 ha de interpretarse en el sentido de
que pretende proteger, en la fase de reconocimiento de una decisión dictada en
otro Estado contratante, el derecho de defensa del demandado en rebeldía,
incluso si se respetan las normas de dicho Estado contratante sobre entrega y
notificación.
13 Procede, pues, responder a la primera cuestión en el sentido de que el número
2 del artículo 27 del Convenio de Bruselas es también aplicable, en lo que se
refiere a la obligación en él prevista de una entrega o notificación de la cédula
de emplazamiento con tiempo suficiente para defenderse, cuando la entrega o
notificación haya tenido lugar respetando el plazo fijado por el Juez del Estado
de origen o cuando el demandado esté domiciliado, exclusivamente o no, en la
circunscripción o el Estado de dicho Juez.
14 Mediante la primera parte de su segunda cuestión [letra a) de la segunda
cuestión], el Hoge Raad pregunta si, para apreciar la existencia de
circunstancias excepcionales por las que la entrega o notificación, aunque
regular, no habría sido sin embargo suficiente para permitir al demandado
asegurar su defensa ni, por tanto, para hacer correr el tiempo exigido por el
número 2 del artículo 27, procede referirse únicamente a circunstancias
existentes en el momento de la entrega o notificación y que el demandante
pudo tomar en consideración en dicho momento.
15 Las partes que han presentado observaciones recuerdan, a este respecto, la
sentencia antes citada del Tribunal de Justicia de 16 de junio de 1981, según
la cual, si bien el Juez requerido puede, por regla general, limitarse a examinar
si el plazo a contar desde la fecha en que tuvo lugar la entrega o notificación
regular ha dejado al demandado tiempo suficiente para defenderse, a él le
corresponde, de todas manera, apreciar si, en un caso concreto, existen
circunstancias excepcionales que llevarían a la conclusión de que la entrega o
notificación, aunque practicada de forma regular, no fue suficiente para que el
demandado estuviese en condiciones de iniciar su acción de defensa ni, por lo
tanto, para hacer correr el tiempo exigido por el número 2 del artículo 27.
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16 Los demandantes en el litigio principal interpretan esta sentencia en el sentido
de que no se pueden tomar en consideración circunstancias que únicamente
surgiesen después de la notificación, y que no es admisible que una
notificación en forma regular, que se estima suficiente en el momento en que
se efectuó, para hacer correr el tiempo, habida cuenta de las circunstancias
existentes en aquel momento, pudiera perder este efecto jurídico a causa de
circunstancias sobrevenidas con posterioridad. Ello tendría consecuencias tanto
más graves cuanto que la defensa fundamentada en el número 2 del artículo 27,
puede invocarse no sólo contra la ejecución, sino también contra el
reconocimiento de una resolución.
17 La opinión de los demandantes en el litigio principal es compartida, en cierta
medida, por la Comisión, por razones relativas a la seguridad jurídica, a la
necesidad de una interpretación restrictiva del número 2 del artículo 27, en
cuanto disposición que establece una excepción a la norma general que prohibe
cualquier apreciación de hecho en el marco de la ejecución, y al hecho de que
los ordenamientos jurídicos nacionales ya establecen garantías en sus sistemas
de notificación. Admite, sin embargo, la posibilidad de tomar en consideración
determinadas circunstancias absolutamente excepcionales sobrevenidas tras la
notificación y que no pueden ser imputadas al demandado.
18 El demandado en el litigio principal, el Gobierno de la República Federal de
Alemania, y el Gobierno del Reino Unido defienden, por el contrario, una
respuesta negativa, subrayando, en particular, que la función protectora del
número 2 del artículo 27 sólo podrá actuar plenamente si se toman en
consideración todas las circunstancias, es decir, también las sobrevenidas tras
la notificación.
19 En lo relativo a esta parte de la segunda cuestión, procede considerar que, si las
circunstancias que deben tomarse en consideración quedasen limitadas a las
que se conocen en el momento de la notificación, se correría el riesgo de
interpretar la noción «tiempo suficiente para defenderse» de manera tan
restrictiva y formal que coincidiría de hecho con el requisito de la regularidad
de la notificación, lo que conduciría a eliminar una de las garantías que el
Convenio establece a favor del demandado.
20 Según las consideraciones que preceden, la exigencia de «tiempo suficiente
para defenderse», establecida precisamente para asegurar al demandado una
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protección efectiva de sus derechos, debe apreciarse también en relación con
hechos que, aunque sobrevenidos después de la notificación, pueden sin
embargo impedir que la notificación ponga efectivamente al demandado en
condiciones de preparar su defensa.
21 Esta solución, por otra parte, está confirmada por la citada sentencia de 16 de
junio de 1981, en la que el Tribunal de Justicia estimó que para apreciar si la
notificación se realizó con tiempo suficiente para defenderse, se puede tomar
en consideración «cualquier circunstancia concreta, incluso el modo de entrega
o notificación empleado, las relaciones entre el demandante y el demandado,
o el carácter de la acción que sería preciso emprender para evitar una decisión
en rebeldía». Ahora bien, el examen de la acción que sería preciso emprender
para evitar una decisión en rebeldía abarca necesariamente elementos
posteriores a la notificación.
22 Procede, pues, responder a la primera parte de la segunda cuestión [letra a) de
la segunda cuestión] en el sentido de que el Juez requerido, cuando examina si
la notificación tuvo lugar con tiempo suficiente para defenderse, también puede
tomar en consideración hechos, o circunstancias excepcionales sobrevenidos
después de la notificación en forma regular.
23 La segunda cuestión planteada por el Hoge Raad comprende también dos
partes, indicadas respectivamente como letra b) y letra c) de la segunda
cuestión. Mediante la primera de estas partes, el órgano jurisdiccional nacional
pregunta si hechos posteriores a la entrega o notificación pueden obligar al
demandante a emprender gestiones complementarias para informar al
demandado respecto al proceso que está a punto de entablarse, de manera que
el plazo previsto en el número 2 del artículo 27 no comience a correr si dichas
gestiones no se han realizado. Mediante la segunda parte, se pregunta si la
circunstancia de que el demandado sea responsable de que no le haya llegado
la cédula de emplazamiento entregada o notificada de forma regular impide
que, a la luz, entre otros, del hecho de que el demandante supiera que el
demandado había dejado su presunto domicilio, el Juez pueda resolver que
habrían debido realizarse dichas gestiones complementarias, en el sentido de
la segunda parte de la cuestión.
24 Por lo que se refiere a la letra b) de la segunda cuestión, los demandantes en el
litigio principal observan que semejante obligación no está prevista ni en las
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leyes nacionales aplicables ni en el propio Convenio y estiman que una norma
de este tipo iría contra la seguridad jurídica en el ámbito procesal. Por otra
parte, afirman que no existe práctica uniforme en los Estados miembros, siendo
algunos más formales y, por ello, menos proclives a emprender gestiones que
no están previstas por la ley o por el Convenio. De todas formas, aun cuando
se puede estimar que un Abogado informe, en un caso como el presente, a la
parte contraria o haga suspender el procedimiento, no se podría censurar al
Abogado que no lo hiciese.
25 La Comisión estima, también, que semejante obligación haría peligrar
gravemente la seguridad jurídica. Así pues, no debiera derivarse ninguna
consecuenciajurídica, en el plano procesal, del hecho de que el demandante no
hubiera informado al demandado, cuando, después de la notificación, tuvo
conocimiento de que éste podía ser localizado en otra dirección.
26 El demandado en el litigio principal, el Gobierno de la República Federal de
Alemania y el Gobierno del Reino Unido sugieren, por el contrario, una
respuesta afirmativa, subrayando, entre otras cosas, que el espíritu y la
finalidad del número 2 del artículo 27 son precisamente garantizar, más allá de
la entrega o notificación formal, el respeto del derecho a ser oído y, de este
modo, la posibilidad de defenderse y que, por consiguiente, habría que intentar
evitar en lo posible que un demandado se encuentre, frente a un procedimiento
o a una sentencia sin haber tenido ocasión de defenderse.
27 Conviene recordar, en relación con esta parte de la segunda cuestión, que el
dato de si la notificación se ha realizado con tiempo suficiente para defenderse
depende de una apreciación de hecho y no puede, por lo tanto, quedar regulada
ni por el Derecho nacional del Juez de origen, ni por el Derecho nacional del
Juez requerido. Sin embargo, gestiones como la mencionada en la cuestión
prejudicial no constituyen una obligación prevista por el Convenio a cargo del
demandante. Se trata, en realidad, de una circunstancia de hecho que ha de
tomarse en consideración para establecer si la notificación ha tenido lugar con
tiempo suficiente para defenderse.
28 Desde este punto de vista, la circunstancia de que el demandante haya tenido
conocimiento, después de la notificación, de una nueva dirección del
demandado no obliga a aquél a emprender nuevas gestiones, pero actúa de
modo que el comportamiento posterior del demandante sea decisivo para
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apreciar si la notificación tuvo lugar con tiempo suficiente para defenderse. Al
informar al demandado en su nueva dirección, el demandante evita, en efecto,
que el Juez requerido pueda calificar el cambio de dirección sobrevenido como
una circunstancia excepcional, que impide considerar la notificación realizada
en la antigua dirección como efectuada con tiempo suficiente para defenderse.
29 Por lo que se refiere a la letra c) de la segunda cuestión, los demandantes en el
litigio principal estiman que, aun cuando el demandante estuviese obligado a
realizar gestiones suplementarias, el hecho de no haberlas efectuado no
implicaría necesariamente la denegación del reconocimiento o de la ejecución
de la resolución si el hecho de que el demandante ignorase, en el momento de
la notificación, la dirección en que podía ser localizado el demandado le fuera
imputable a éste último. A este respecto, al demandado no le bastaría
comunicar un número de apartado postal. La Comisión comparte este punto de
vista, en la medida en que estima que, si por su propia culpa no le llega al
demandado la cédula regularmente entregada o notificada, el demandante no
tiene deber alguno de emprender gestiones complementarias, aun cuando llegue
a conocer posteriormente la nueva dirección del demandado.
30 El demandado en el litigio principal, el Gobierno de la República Federal de
Alemania y el Gobierno del Reino Unido estiman que el comportamiento del
demandado forma parte igualmente de las circunstancias que el Juez requerido
puede tomar en consideración para apreciar si la notificación se ha producido
con tiempo suficiente para defenderse, y que la influencia de este elemento
deberá ser apreciada por el Juez a la luz de la exigencia de una protección
efectiva del derecho de defensa.
31 Considerando, como queda expuesto, que el número 2 del artículo 27 pretende
colocar al demandado en una efectiva posibilidad de defenderse, procede
estimar que no se podría sacar partido de un comportamiento imputable al
demandado para estimar que la notificación se realizó con tiempo suficiente
para defenderse, aun cuando el demandante haya sabido, más tarde, que el
demandado podía ser localizado en una nueva dirección. Si fuese así, se
admitiría, en efecto, la presunción de que la notificación tuvo lugar con tiempo
suficiente para defenderse. Ahora bien, si razonablemente se puede presumir
que una notificación se ha realizado con tiempo suficiente para defenderse
cuando no se sabía dónde entrar en contacto con el demandado, semejante
presunción sería manifiestamente contraria a la protección del derecho de
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defensa cuando el demandante llegó a saber, después de la notificación, dónde
podía ser localizado el demandado.
32 De este modo, al entender que un comportamiento imputable al demandado no
puede servir automáticamente para no tomar en consideración circunstancias
excepcionales que provocaron la insuficiencia de la notificación, dicho
comportamiento podrá ser apreciado por el Juez requerido como uno de los
elementos a la luz de los cuales se puede determinar si la notificación se realizó
con tiempo suficiente para defenderse. Incumbirá, pues, al Juez valorar, en un
supuesto como el presente, en qué medida el comportamiento imputable al
demandado puede contrarrestar el hecho de que el demandante tuviese
conocimiento, después de la notificación, de la nueva dirección del demandado.
33 A la vista de estas consideraciones, procede responder a la segunda y a la
tercera partes de la segunda cuestión [letras b) y c) de la segunda cuestión] en
el sentido de que la circunstancia de que el demandante haya tenido
conocimiento, después de la notificación, de una nueva dirección del
demandado y el hecho de que el demandado sea responsable de que no le haya
llegado la cédula de emplazamiento notificada de forma regular, constituyen
elementos que el Juez requerido puede tener en cuenta para apreciar si la
notificación se realizó con tiempo suficiente para defenderse.
Costas
34 Los gastos efectuados por el Gobierno de la República Federal de Alemania,
por el Gobierno del Reino Unido y por la Comisión de las Comunidades
Europeas, que han presentado observaciones ante este Tribunal de Justicia, no
pueden ser objeto de reembolso. Dado que el procedimiento tiene, para las
partes del litigio principal, el carácter de un incidente promovido ante el órgano
jurisdiccional nacional, corresponde a éste resolver sobre las costas.
En virtud de todo lo expuesto,
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EL TRIBUNAL DE JUSTICIA (Sala Cuarta),
pronunciándose sobre las cuestiones planteadas por el Hoge Raad de los Países
Bajos mediante resolución de 17 de febrero de 1984, declara:
1) El número 2 del artículo 27 del Convenio de Bruselas es también
aplicable, en lo que se refiere a la obligación en él prevista de una
entrega o notificación de la cédula de emplazamiento con tiempo
suficiente para defenderse, cuando la entrega o notificación haya
tenido lugar respetando el plazo fijado por el Juez del Estado de origen
o cuando el demandado esté domiciliado, exclusivamente o no, en la
circunscripción o el Estado de dicho Juez.
2) El Juez requerido, cuando examina si la notificación tuvo lugar con
tiempo suficiente para defenderse, también puede tomar en
consideración hechos o circunstancias excepcionales sobrevenidos
después de la notificación en forma regular.
3) La circunstancia de que el demandante haya tenido conocimiento,
después de la notificación, de una nueva dirección del demandado y el
hecho de que el demandado sea responsable de que no le haya llegado
la cédula de emplazamiento, notificada de forma regular, constituyen
elementos que el Juez requerido puede tener en cuenta para apreciar
si la notificación se realizó con tiempo suficiente para defenderse.
Mackenzie Stuart
Pescatore
Bosco
Koopmans
Bahlmann
Pronunciada en audiencia pública en Luxemburgo, a 11 de junio de 1985.
El Secretario
P. Heim
El Presidente
A.J. Mackenzie Stuart
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