En el siglo XIII a. C., se hizo un descubrimiento tan impor

Anuncio
En el siglo XIII a. C., se hizo un descubrimiento tan importante que sus protagonistas decidieron ocultarlo, porque descubría la hipocresía, a la que pertenecían en todos los ámbitos
de la vida.
Para localizar ese fallido descubrimiento, hay que situarse
en uno de los episodios que ocurrió en la vida de los faraones
de Egipto, cuando el profeta Moisés consiguió la libertad de
los hebreos.
Hay que puntualizar sobre esta esclavitud que algunos historiadores no están de acuerdo en que los hebreos hubiesen
sido esclavos de los faraones, porque existe poca información
que asegure ese planteamiento.
Pero una cosa es lo que entiendan algunos historiadores,
que más o menos lo dan todo por solucionado con sus estudios sobre esa esclavitud, y otra distinta es que, si algunos
historiadores no resuelven la historia, será la historia la que
resuelva a esos historiadores. Para que comprendan con esta
sencilla solución por qué la historia de la humanidad nunca ha
servido para ayudar en nuestro mundo.
Tal vez una historia con su propia moraleja se entienda mejor que la moraleja a la que pertenece toda la humanidad.
Retomando el hilo sobre esa esclavitud, los hebreos sí fueron esclavos de los faraones de Egipto, hace tres mil cuatrocientos años. Lo que sucede es que en Egipto se armó un lío
tremendo y a nadie le interesa que se conozca lo que sucedió,
porque el prestigio de algunos individuos anda en juego desde
ese mismo día.
5
El prestigio del individuo es tan importante como un gran
descubrimiento. Porque, cuando hay algo que desmiente al
descubridor, el mundo será el mejor escondite, para evitar ser
descubierto por el propio descubrimiento.
En aquellos días de gloria faraónica, metieron a sus dioses venerados en medio de sus discrepancias constructoras y
andan más callados que si hubiesen visto al mismo demonio.
De hecho, lo vieron, y llevan siglos evitando el demonio que
llevan dentro.
Uno de los capítulos más interesantes sobre la vida de los
faraones fue la construcción de grandes pirámides, realizadas
en pleno desierto.
Las pirámides tenían como función religiosa albergar en
su interior el cuerpo fallecido del faraón, para que su alma
pudiese reunirse con el sol. Una vez sucedido semejante deseo tan infantil, el alma del faraón y su dios Ra, representado
en este caso por el sol, recorrerían juntos el universo, siendo
los guardianes espirituales del pueblo egipcio.
En aquellos tiempos, los egipcios estaban convencidos
de que el sol recorría el universo por sus propios medios.
Y, gracias a ese pensamiento tan primitivo, dedicaron sudor
y lágrimas derramadas por sus esclavos, para que el sueño
del faraón se hiciese realidad, por medio de unas interesantes
máquinas del tiempo, conocidas hoy en día como las pirámides de Egipto.
Los esclavos hebreos, que no tenían un pelo de tontos,
estuvieron durante siglos sospechando algo sobre ese asunto
de la construcción de pirámides. Porque bien es verdad que
el sol realiza un recorrido muy misterioso por el cielo de la
Tierra, pero había algo en ese interrogante que, por más que
miraban al cielo, había algo extraño que no cuadraba con las
ideas que defendían los egipcios en aquellos tiempos.
6
En algunas ocasiones, a los seres humanos se les ofrece un
modelo filosófico para vivir la vida, que hay que aceptar sin
más remedio. Pero luego hay otras personas que sospechan
algo sobre esa filosofía, porque saben, por instinto natural, que
algo no cuadra con las ideas que proponen algunas personas
para vivir esa vida de tantos sueños incumplidos.
Durante cierto tiempo, esto mismo también les ocurrió a
los hebreos. El escenario para la vida existía, pero las piezas del
puzle ofrecido por los egipcios no cuadraban en absoluto con
los deseos del faraón, que aspiraba a la eternidad, por medio de
unas interesantes máquinas del tiempo, que supuestamente les
catapultaba, para llegar a los dominios del sol.
Si se observa con detenimiento este primer asunto, los faraones egipcios gobernaron su vasto imperio, observando a
simple vista, de que el sol recorría el cielo de la Tierra por sus
propios medios. Y por ello, dedicaron unos esfuerzos titánicos,
para que el alma del faraón pudiese reunirse con dicha estrella,
como recompensa final a toda una vida de grandes privilegios.
Hoy en día todo el mundo sabe perfectamente por qué el
sol se mueve por el cielo de la Tierra. Pero lo interesante de
todo esto es ¿por qué lo pensaban los egipcios? y ¿qué ocurrió
para que los hebreos consiguiesen la libertad?, de una forma
única en toda la historia de la humanidad.
Cuando a un pueblo, que en principio era libre y amigo de
los egipcios, se le hace esclavo por culpa de semejante especie
humana, que gobernó el alto y bajo Egipto, ese pueblo al que
se le ha hecho esclavo tiene la obligación moral de presentar
batalla a semejantes ingeniosos que de vez en cuando ofrece
nuestra naturaleza en particular.
Hay que ser rematadamente tonto para elegir, en pleno desierto, el sol como su dios (Ra) más importante, entre un largo
repertorio de dioses, que adoraban los egipcios hace miles de
7
años. Y gobernar su vasto imperio con su propia destrucción,
desde el primer momento que se estableció en Egipto, con ese
tipo de planteamientos sobre dicha estrella.
Una cosa es soñar con el más allá, la eternidad y todas esas
cosas que suelen imaginar algunas personas que dominan esos
deseos con su modelo de inteligencia. Pero elegir, por su propia cuenta y riesgo, el sol como su Dios más importante, para
impartir justicia en pleno desierto, hay que ser rematadamente
tonto y más allá.
Desde el primer día que los faraones decidieron gobernar
en Egipto, no se les ocurre otra cosa que delegar en el sol,
como su dios más importante que había que obedecer sin discusión. Y desde ese día tenían los días contados, por semejante
elección. Pero siempre es necesario el hombre adecuado para
colocar a semejante especie humana en el verdadero lugar que
le corresponde.
Aquel hombre que presentó batalla al faraón Ramsés II (el
Grande) se llamaba Moisés. Y este profeta en particular no
solo plantó cara al faraón de turno, que desgraciadamente le
tocó aguantar en su momento, sino que plantó batalla al mundo entero, con una de las astucias más increíbles de toda la
historia de la humanidad.
Es hasta vergonzoso el tener que relatar lo que sucedió en
Egipto, porque siempre quedará en duda la inteligencia humana, que suele debatir mucho y resolver muy poco. Pero, si se
quiere resolver algo en esta vida, primero hay que localizar por
medio de la historia quién resolvió antes, para descubrir con
ese simple método por qué ya no se puede resolver nada en
nuestra historia.
Los seres humanos, por desgracia, nos aferramos a una supuesta historia y esa historia conocida está más manipulada de
lo que hubiese imaginado nadie.
8
Si, en el pasado de la humanidad, existieron personas que
fueron muy sabias en su momento, sería conveniente aprender de su inteligencia, para descubrir con algo de sensatez
cómo ha sido adoctrinado el ser humano desde el día en que
se descubrió la realidad de nuestro mundo y se decidió ocultarla a los ojos de los demás.
Los hebreos llevaban un cierto tiempo sospechando algo
raro sobre ese asunto del movimiento del sol, porque, al fin
y al cabo, se demuestra solo. Y, durante ese tiempo, estuvieron sometidos a las leyes egipcias, simplemente porque el
faraón de las narices deseaba, a cualquier precio, que su alma
pudiese reunirse con el sol. Y, para ello, no se le ocurrió
otra cosa que mandar construir unas colosales pirámides,
que exigían unos esfuerzos titánicos. Con el consiguiente
sacrificio humano que eso conlleva, en una serie de años en
su construcción.
Cuando a un tipejo, como eran aquellos faraones del antiguo Egipto, se le pone en sus narices que su deseo ha de
cumplirse a cualquier precio, ese tipejo nunca sospechará
que eligió por su propia cuenta el precio de su derrota. Pero,
para que sea consciente de ese precio, siempre es necesario
que alguien le señale su gran derrota.
Hay tontos en esta vida que son tan especiales que siempre necesitan que otros les señalen la tontería a la que pertenecen. Los faraones egipcios también fueron esa clase de
tontos, y aquello ha sentado demasiados precedentes en la
historia para librarse de lo que realmente les pertenece.
El Sol es una estrella que sin lugar a dudas ofrece un
desplazamiento muy misterioso que realiza por el cielo de
la Tierra. Pero, dentro de esa demostración en tiempo real,
también puede observarse el fuego, que forma parte indiscutible del cometido inicial de esa estrella.
9
Esto quiere decir que, por una parte, puede observarse el
movimiento que tiene por el cielo de la Tierra y, dentro de esa
demostración tan evidente, también puede observarse el fuego,
que precisamente le identifica como estrella que es.
Los hebreos, en tiempos de los faraones, no tenían un pelo
de tontos y empezaron a sospechar si el sol no tendría la respuesta de lo que estaba sucediendo con ese desplazamiento tan
misterioso y si esa respuesta estaba relacionada con el fuego,
y no con el movimiento que se estaba demostrando a simple
vista.
El Sol cumple dos funciones que siempre han pasado desapercibidas. La real y la que es tan evidente. Y, cuando se elige
la que es tan evidente, es cuando se descubre la realidad de
muchas cosas.
La posición del sol en el universo se resuelve, simplemente,
comprendiendo la física del fuego y no es necesario saber si la
Tierra rodea al Sol o es al contrario. El fuego que nace en esa
estrella está resolviendo si existe movimiento o existe una gran
ignorancia por parte de algunos seres humanos, que quieren
gobernar el mundo a cualquier precio.
Para que el comportamiento terrestre en el universo no induzca a un error posible, solo hay que observar el fuego que
nace en el sol, para saber si tiene movimiento o está pasando
otra cosa diferente, con la que nadie había contado, desde el
día que el ser humano se hizo tantos interrogantes sobre el
mundo.
El fuego siempre ha estado condenado a comportarse tal
y como manda su física. Si esa física ocurrida en el fuego está
en movimiento o se encuentra inmóvil, siempre resolverá cualquier pensamiento humano, que es el verdadero punto de partida que tiene que resolverse, para gobernar un imperio, como
era el de los faraones del antiguo Egipto.
10
El fuego que nace en el sol está resolviendo su propia situación en el universo y no necesita seres humanos, cabezotas e ignorantes de la vida, para que malinterpreten el mundo
a su albedrío y quieran dominar el mundo a toda costa.
El Sol y su física representada en este caso por puro fuego llevan miles de millones de años resolviendo lo que sucede con su aparente movimiento. Porque ese movimiento
tan evidente queda traicionado en el acto por los principios
físicos, a los que pertenece exclusivamente el fuego.
Si el movimiento del sol es tan evidente, pero el fuego
que se origina en su cuerpo no participa en dicho movimiento, tal vez queda por solucionar quién es el que no participa
con su inteligencia en su mundo soñado. Aquel que comprende los principios físicos del fuego no necesita a Dios, ni
a ninguna superciencia, para resolver lo que está observando
en el universo. Si el sol se mueve por el cielo de la Tierra, será
por otra cuestión diferente, porque la física del fuego ayuda
a resolver a cualquier profeta en el mundo ciego de los seres
humanos.
Cuando se comprende por primera vez la física del fuego,
en cualquier tipo de manifestación, Dios o cualquier modelo científico muy avanzado ya no es necesario para resolver
ciertas cosas misteriosas que suceden con el sol. Porque las
respuestas del mundo siempre han estado a disposición de
los buenos profetas, que vivieron hace miles de años en el
antiguo Egipto.
Aquel que descubre el secreto del fuego que se origina
en el sol puede elegir su propia identidad. Porque esa estrella se encarga de esconder un doble secreto. El propio y el
ajeno. Una vez ocurre esto, una persona determinada o todo
un pueblo esclavo puede elegir la identidad que le apetezca,
porque el sol ya esconde un doble secreto para siempre.
11
Cuando se descubre la astucia que tuvieron algunos profetas del pasado de la humanidad, ese día se detiene la Tierra,
el sol y la Luna. Y un reloj astronómico como ninguno pone
en funcionamiento una carrera contrarreloj, para salvar a todo
un pueblo en poder de una serie de indeseables, como fueron
aquellos faraones del antiguo Egipto.
Nunca ha sido necesario saber con certeza absoluta la posición de la Tierra en el universo. Con descubrir que el fuego
pertenece a su propia física, solo hay que ponerle en movimiento para saber quién se está moviendo por el universo.
La persona que detiene en seco el movimiento del sol es
una persona muy avanzada para su tiempo, ya que ha comprendido los principios físicos del fuego, en cualquier tipo de
circunstancia.
Alguien en el pasado eligió un dios que ardía por sí solo, y
no supo realmente lo que hizo con su elección, al elegirle como
su gran dios Ra.
Los hebreos, durante siglos, se vieron obligados a construir
pirámides para el faraón de turno, porque, supuestamente, el
sol se movía por el universo. Cuando resulta que el fuego que
nace en esa estrella estaba resolviendo su propia situación en el
universo.
El Sol es una especie de dios que se resuelve solo. Porque su
fuego tan evidente está indicando la clase de dios que es, y que
precisamente pertenece a su propia solución. Cuando se elige
el sol como un gran dios muy importante para todo un pueblo,
solo pueden suceder dos cosas. La esclavitud por culpa de su
presencia o la libertad, gracias a su propia solución.
Alguien en el pasado iba demasiado rápido para gobernar
el mundo a toda prisa. Pero también hubo otro alguien que
frenó en seco una carrera apoteósica de su amado faraón, que
decidió utilizar todo su poder gracias a la presencia del sol.
12
Un faraón rodeado de estúpidos sabios, con ansias de gobernar un imperio, es el mejor regalo que podría hacer nuestra
estrella el sol.
Los egipcios, en tiempos de los faraones, se fiaron por medio de su instinto de observación para gobernar un imperio
con mucha saña. Mientras que los esclavos hebreos utilizaron
los conocimientos de la física que sucede en el fuego, para descubrir el falso movimiento del sol, que supuestamente estaba
recorriendo el cielo de la Tierra.
Si un pueblo esclavo utiliza la física del fuego para conseguir su libertad, ¿qué pinta dios en todo esto? Que se está
utilizando un pequeño secreto que existe en el universo (el sol)
para no desvelar jamás que ese secreto sirvió para realizar otro
engaño más (el dios de los hebreos).
La persona que resuelve el desmentido del dios de los egipcios puede perfectamente inventarse un dios desconocido, con
la información que ha conseguido sobre el sol y su pequeño
secreto sin descubrir, en aquellos momentos de la historia.
Si el sol está en aparente movimiento, entonces tiene su
oportunidad el dios de los egipcios. Si se descubre con el tiempo que el sol no se mueve por el universo, nace el dios de los
hebreos. La famosa zarza ardiente de Moisés.
Cuando todo el mundo observaba con sus propios ojos que
el sol se movía por el universo, los faraones egipcios gobernaron Egipto a sus anchas, porque sus planteamientos sobre el
mundo eran indiscutibles. Pero, cuando se descubre más adelante que el fuego pertenece exclusivamente al Sol, es cuando
se echa un largo vistazo a todo lo que se ha construido en
honor al dios Ra y alguien, seguramente, se atragantó con su
propia saliva.
Los faraones egipcios utilizaron el falso movimiento del sol
para gobernar un imperio, aprovechando un simple movimien13
Descargar