Los medios humanos de el trabajador designado

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> SISTEMAS DE PREVENCIÓN
FICHA TÉCNICA
AUTOR: NAVARRO APARICIO, Javier.
TÍTULO: Los medios humanos de integración de la prevención: el trabajador
designado.
FUENTE: Gestión Práctica de Riesgos Laborales, nº 77, diciembre 2010.
RESUMEN: La elección de una modalidad
organizativa preventiva es una obligación
que impone la Ley de Prevención de Riesgos Laborales a los empresarios. Al mismo tiempo, la creación de un ambiente de
cultura preventiva es una necesidad para
minimizar la siniestralidad en las empresas. La figura del trabajador designado
puede dar respuesta a ambas cuestiones
desde su papel integrador de la prevención al desarrollar funciones preventivas
desde el seno de las empresas.
DESCRIPTORES:
• Sistemas de Prevención
• Trabajador designado
• Modelo de Gestión
• Organización de la prevención
Los medios
humanos de
integración de la prevención:
el trabajador designado
El trabajador designado representa un modelo notable de integración de la
prevención en las empresas. Su figura debería alcanzar un mayor protagonismo en detrimento de los servicios de prevención ajenos. La externalización de una obligación como la que impone la ley de prevención simplifica
los problemas de cumplimiento al empresario, pero con ello no alcanzamos el verdadero espíritu del marco jurídico aplicable, al precisar de un
sujeto que desde el interior capte los verdaderos riesgos y los canalice
hacia el profesional especialista para obtener unos potenciales resultados.
Javier Navarro Aparicio, profesor asociado del Departamento de Derecho de Trabajo y
de la Seguridad Social de la Universidad de Valencia.
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Gestión Práctica de
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onviene recordar que el objeto de la
Directiva “Marco” 89/391/CEE, y de la
legislación española que la incorporó a
nuestro ordenamiento jurídico (Ley de
Prevención de Riesgos Laborales –LPRL– y Reglamento de los Servicios de Prevención –RSP–), es
la aplicación de medidas para promover la mejora
de la seguridad y de la salud de los trabajadores.
Para ello, establece un conjunto de obligaciones
y derechos para los empresarios y trabajadores,
donde la mejora de la seguridad, la higiene y la
salud de los trabajadores representa un objeto
que no podrá subordinarse a consideraciones de
carácter puramente económico.
C
La actuación empresarial queda sometida al
imperio de la debida diligencia en su actuación,
frente a los factores de riesgo que detecte o pueda detectar. Para su efectividad, deberá contar con
los medios adecuados que garanticen un ajuste
entre las acciones preventivas y los riesgos frente a
los que ha de actuar.
La forma de llevar a cabo la gestión de la actividad preventiva, establece la norma comunitaria,
será a través de la designación de uno o varios
trabajadores, con lo que, en el espíritu de la norma
comunitaria, la figura del trabajador designado es
la idónea para integrar la prevención en el seno de
las empresas. Cuando éstos no reúnan las características exigidas deberán actuar conjuntamente
con otros medios ajenos a la organización.
En el RSP, visto ya con la modificación operada por el Real Decreto 337/2010, de 19 de
marzo, se apuesta por acciones de integración
de la actividad preventiva en la empresa, como
muestra su capítulo I, “Disposiciones generales”,
al otorgar un papel destacado a la integración de
la prevención en el conjunto de las actividades
de la empresa (procesos técnicos, organización
del trabajo, condiciones de trabajo) y en todos
los niveles jerárquicos de la misma. Además, disponen sus preceptos que la actividad preventiva
se desarrollará a través de alguna de las modalidades que posteriormente enumera en su capítulo III, “Organización de recursos para las actividades preventivas”.
Y, como no podía ser de otra forma, al igual
que ya ocurría en la LPRL, el RSP otorga el mismo nivel de selección a las figuras de gestión de
la prevención, incluyendo al empresario en dicha
relación. De esta forma, las opciones que puede
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ejercer el empresario al tiempo de organizar los
recursos para las actividades preventivas son:
Los costes de
contar con
un trabajador
designado se
minimizarían a
medio plazo y
sus resultados
se ajustarían a
lo que persiguen
empresarios,
agentes sociales
y entidades
públicas, el
control de la
siniestralidad
laboral

Asumiendo personalmente la actividad.

Designando a uno o varios trabajadores
para llevarla a cabo.

Constituyendo un servicio de prevención
propio.

Recurriendo a un servicio de prevención
ajeno.
En relación a la figura estudiada, los trabajadores designados, son pocas las previsiones que
ofrece la norma reglamentaria y que provocan
numerosas situaciones de conflicto, donde la
regulación convencional tampoco ha aportado
mecanismos de solución.
Sin embargo, desde la Estrategia Española de
Seguridad y Salud en el Trabajo para el período
2007-2012, la figura del trabajador designado, como recurso propio de las empresas desempeña
un papel fundamental en la integración de la prevención y en el aporte de una verdadera cultura
por ella. Dicha estrategia pretende dotar de coherencia y racionalidad las actuaciones en materia
de seguridad y salud en el trabajo desarrollado
por todos los actores relevantes en la Prevención
de Riesgos Laborales, aportando un nuevo valor
añadido a las actividades de prevención. Entre
otros, uno de sus objetivos consiste en la mejora de la eficacia y la calidad de los sistemas de
prevención, poniendo un especial énfasis en las
entidades especializadas en prevención.
Este objetivo de la estrategia española busca
la adecuación de las características de los recursos
propios de las empresas a través del fomento de
sistemas preventivos donde se incentive el aprovechamiento de los recursos preventivos propios
de la empresa y en el que se perfeccione la complementariedad de los recursos propios.
En especial, destaca como una de sus medidas para lograr dicha adecuación, el establecimiento de bonificaciones para la contratación de
trabajadores designados con una formación mínima de nivel intermedio y dedicación efectiva a
tareas preventivas (incluyendo aquellos trabajadores designados por la empresa para actuar como
interlocutor para relacionarse con el servicio de
prevención ajeno) o que formen parte del servicio
de prevención propio, ligado todo ello a criterios
de calidad y resultados.
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Con todo ello, observamos que el trabajador
designado representa el modelo de sistema de
prevención base para llevar a cabo las actividades
de riesgos laborales, complementado por insuficiencia con otros medios, propios o ajenos, que garanticen la seguridad y la salud de los trabajadores.
Sistema de prevención con
trabajadores de la empresa
Esta figura aporta dificultades ante la falta de una
regulación específica. Parece oportuno identificar
el convenio colectivo como el espacio regulador
perfecto para indicar las características en cuanto
a su número, composición, configuración, derechos, competencias y garantías. Sin embargo, el
silencio en la normativa convencional provoca
la necesaria llamada al derecho sustantivo, que
de forma genérica, pueda resolver parcialmente
aquellos conflictos que se deriven de su implantación. Así, en la Figura 1 se recogen las distintas
opciones que pueden configurar el papel del trabajador designado.
El primer problema que encontramos se
encuentra en la relación que debe mantener el
trabajador que vaya a ejecutar las tareas preventivas designadas, en relación a la empresa. Las
opciones pasan por contratar específicamente a
un trabajador que con formación y/o experiencia profesional se dedique al desempeño de las
funciones encomendadas al sistema preventivo,
o bien, seleccionar a un trabajador presente en la
empresa con experiencia y conocimientos o sin
los mismos, para que ocupe y desarrolle dichas
tareas. En este segundo caso, diferenciamos la
elección de trabajadores con experiencia (como
por ejemplo personal de mantenimiento de equipos o instalaciones o bien mandos intermedios
con competencias directivas sobre los procesos
y la organización) de aquellos que carezcan de
conocimientos previos a los cuales se les deberá
aportar una formación mucho más específica que
a los anteriores.
En la primera opción, en los procesos de selección de personal a la hora de contratar especificaremos el perfil del candidato en función de la
tarea a realizar y además la complementariedad
de las actividades preventivas que conjuntamente
se le asignarán. El nivel de exigencia en cuanto
a su formación y experiencia variará de una empresa a otra, según el puesto a ocupar y el nivel
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funcional de las actividades preventivas que vaya
a desarrollar (básico, intermedio o superior).
En la segunda opción, emplearemos la institución de la movilidad funcional regulada en el
artículo 39 del Estatuto de los Trabajadores. En
primer lugar por la imperiosa necesidad de configurar un modelo de sistema preventivo que le
exige de forma unilateral la Ley de Prevención
de Riesgos Laborales al empresario, habilitando
la consulta no vinculante con los representantes
de los trabajadores como mecanismo de participación. Por otro lado, por el poder de dirección
del empresario que actúa sobre la voluntad de
los trabajadores en el momento de ser seleccionados y su obligación a obedecer la orden empresarial, cuando de ella no se derive un perjuicio
que menoscabe la personalidad y la profesionalidad del trabajador.
Cabría una tercera vía donde la voluntariedad
del trabajador prime sobre la elección del empresario, si bien la designación recaerá en este
último como sujeto obligacional. Dicha voluntariedad puede ser debida a causas formativas (como la obtención de un determinado título académico, así los diplomados en relaciones laborales
quienes poseen una formación introductoria a la
salud laboral) o a causas profesionales (por el
desarrollo de tareas próximas a los orígenes de
los riesgos, como el personal de mantenimiento
de equipos y servicios).
La formación
Los trabajadores designados deberán tener la capacidad necesaria para desarrollar las funciones
a desempeñar. Estas funciones se regulan en
capítulo VI del Reglamento de los Servicios de
Prevención, donde se agrupan en tres niveles jerarquizados las competencias a desarrollar: básico,
intermedio y superior.
En función de las actividades preventivas
asignadas a los trabajadores designados, éstos
deberán poseer una formación u otra. Recordemos que la formación de nivel básico se ejecuta bien por la empresa a través de sus propios
medios, o bien acudiendo a entidades formativas
acreditadas para la impartición de cursos que habiliten el nivel básico de dicha formación. En el
caso del nivel intermedio deberemos acudir a la
formación académica y en concreto a los planes
de estudio de formación profesional donde en su
ciclo superior encontramos la formación del técnico en prevención de riesgos profesionales.
Por último, para el nivel superior, en este
momento, la única vía de acceso pasa por cursar estudios universitarios oficiales de Máster en
Prevención de Riesgos Laborales, aunque quizás
en un futuro próximo dispongamos también de
titulados en grado que puedan ser habilitados
competencialmente para dichas funciones de
carácter superior.
El momento de la formación variará según el
vínculo del trabajador con la empresa. Si buscamos una contratación laboral seleccionando candidatos no pertenecientes a la plantilla de la empresa, exigiremos la acreditación de la formación
antes de la contratación. En el caso de trabajadores de la empresa la formación se producirá con
posterioridad a su contratación y en función del
nivel competencial desarrollado.
FIGURA
1
Modelo bow-tie del trabajador designado
• Contratación previa
• Con formación
• Voluntariedad
• Dedicación completa
• Designación a posteriori
TRABAJADOR
DESIGNADO
• Sin formación
• Obligatoriedad
• Dedicación parcial
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producción; el derecho a la no discriminación
durante el ejercicio de sus funciones; el derecho
de opción entre readmisión o indemnización en
caso de despido declarado improcedente.
Conclusiones
© Latin Stock
Una vez presentadas las características de esta
modalidad de organización de la Prevención de
Riesgos Laborales, el trabajador designado representa un modelo notable de integración de la
prevención en las empresas.
La figura del trabajador designado debería alcanzar un mayor protagonismo en detrimento de
los servicios de prevención ajenos.
La normativa no especifica el tiempo dedicado a la actividad preventiva para desarrollar las funciones como trabajador designado.
Sin embargo, dicha dedicación puede pasar de
realizar de forma parcial las actividades preventivas obligando al trabajador a concurrir entre sus
tareas funcionales principales y aquellas de prevención de riesgos laborales otorgadas, o bien a
desarrollar de forma exclusiva en el tiempo de
que dispone las actividades de supervisión de
la prevención.
El momento en el que tenga lugar el proceso
de la contratación deberá definir el alcance de
esta dedicación. Así, si finalmente optamos por
una contratación específica del trabajador designado podremos elegir por una duración plena a
la actividad preventiva o bien la dualidad en el
ejercicio de distintas tareas de carácter preventivo
y no preventivo.
En el supuesto de que la opción sea la
elección de un trabajador de los que ya tiene
la empresa para desarrollar todo lo concerniente
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a la prevención, igualmente se le deberá indicar
claramente el tiempo de su dedicación a la acción
de la prevención.
Desarrollo de la actividad
Recordemos que para desarrollar sus funciones,
el trabajador designado dispone de una serie de
facilidades como un tiempo de dedicación, el disponer de los medios requeridos para desarrollar
sus tareas encomendadas y el acceso a la información y documentación establecida por la Ley
de Prevención de Riesgos Laborales.
Complementan sus derechos un conjunto
de garantías que amparen su actuación frente
al sujeto que le designó, contempladas también
en la ley, léase la apertura de expediente contradictorio en el supuesto de sanciones por faltas
graves o muy graves; el derecho de prioridad de
permanencia en el empresa o centro de trabajo
en los supuestos de suspensión o extinción por
causas económicas, técnicas, organizativas o de
En mi opinión, la figura del trabajador designado debería alcanzar un mayor protagonismo en
detrimento de los servicios de prevención ajenos.
Es cierto, que la externalización de una obligación
como la que impone la ley de prevención simplifica los problemas de cumplimiento al empresario,
pero con ello no alcanzamos el verdadero espíritu del marco jurídico aplicable, al precisar de un
sujeto que desde el interior capte los verdaderos
riesgos y los canalice hacia el profesional especialista para obtener unos potenciales resultados.
El elemento integrador pasa por disponer de
unos recursos propios como es el caso del trabajador designado que impacten y coordinen verdaderamente las actividades preventivas. El acercamiento de este sujeto aportará el escenario
necesario para configurar una cultura preventiva
creíble. Además, si optamos por un trabajador
designado para ejercer funciones de nivel intermedio, estamos apostando por personas con
una muy interesante formación académica como
es el ciclo formativo de grado superior, quien
dispone de conocimientos teóricos y experiencia
práctica en el desempeño de tareas quizás de
difícil desarrollo por personas ajenas a la formación en prevención.
Al mismo tiempo, habilitamos una salida profesional para unos trabajadores ninguneados por
la contratación laboral y además castigados por la
actual situación de crisis en el empleo. No todas
las empresas precisan de técnicos superiores, pero sí de técnicos intermedios que se complementen con los servicios externos. Los costes laborales
para las empresas de reducidas dimensión se minimizarían a medio y largo plazo y sus resultados
serían mucho más próximos a la realidad que persiguen empresarios, agentes sociales y entidades
públicas, el control de la siniestralidad laboral.
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