pdf Los problemas de puesta en escena en el teatro infantil

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LOS PROBLEMAS DE PUESTA EN ESCENA
EN EL TEATRO INFANTIL - PROBLEMAS
DEL ESPIRITU CONTEMPORANEO
Y DEL PENSAMIENTO HUMANO
Zdravko MITKOV
BULGARIA
No hace falta convencer a nadie de la posiciôn clave que ocupan las
obras de arte concebidas para ninos. Todo ello se aplica, en gran medida,
al teatro como demostraciôn (por su naturaleza misma) sintética, profundamente popular, democrâtica y poderosa del genio artîstico del hombre.
He aqui la razôn por la cual no voy a empezar citando a autores de gran
prestigio. Résulta naâs importante el saber cuales son los problemas que
présenta el teatro infantil y que se les plantean a todos aquellos que crean
este género de espectâculos. Como es natural, solo centraré mi atenciôn
en algunos de los problemas mâs fundamentales. El teatro, que es responsable ante su pûblico de adultos, tendrfa que comprometerse doblemente
en sus encuentros con esta parte de la humanidad —nueva, âvida de conocimientos, que busca explicaciones, no comprometida y exigente, dispuesta a lanzarse a la conquista del manana que, al tiempo que desea el
bien merecido fin del cuento de la abuela, pudiera llegar a crecer hasta
alcanzar el impulso capaz de perfeccionar y de hacer mâs justo el mundo
de esas gentes extranas— los adultos:
Pues bien —enfonces el teatro infantil de finales del Siglo XX. iQué
quiere decir esto? ^.Cuales son los factures que lo marcan? El ritmo
intensivo del tiempo, el multiforme raudal de la informaciôn, la acumulaciôn acelerada de la experiencia social, moral y estética. Otro problema
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distinto es que todo ello conduzca hacia la perfecciôn de la moralidad
humana. jAlto! ^He dicho acaso moralidad? ^Pero quién es el responsable
de la moralidad? £ Acaso no représenta ella un objeto del arte y, muy especialmente, del arte teatral? ^Si? Pero entonces, ^por que no nos damos
prisa? ^por que no entramos de lleno en la batalia? Son por lo menos unos
cuantos los hijos del aima humana que estân en nuestras manos. El teatro
—ese profesor triste y cômico, de rostro cambiànte, abigarrado, es necesario que a sus alumnos de primer curso los acoja y con toda modération,
con paciencia y atenciôn, empiece con ellos a deletrear; con paciencia y
atenciôn para que asi puedan nacer los poetas del manana.
Los primeras cuentos ya estân relatados (mâs bien leidos — ya que
£ existe acaso alguien en nuestros di'as que cuente algo?), las primeras canciones ya estân aprendidas, los primeras dibujos a tiza ya han adornado
con su mezcla de colores vivos el usado y agrietado asfalto de algunas
plazas del barrio, la mirada de los nifios se va fijando cada vez con mayor
frecuencia en la pantalla Usa, un poco hosti'l, del aparato de télévision...
Esta claro que los tiempos del primer encuentro con el gran juguete —vivo,
sensato y moderado- que es el teatro, ya estân aqui.
Siempre ne pensado que, si desde su mâs tierna infancia, un nino no ha
tenido para poder vestirse mâs que ropa fea, de mal gusto, si la belleza no
es algo corriente en su vida diaria, si la armom'a no es para él una costumbre — £cômo puede uno esperar que mâs tarde este hombre, una vez adulto (por muy buenas que sean las escuelas por las que haya pasado) tenga
un sentido desarrollado de la estética? jEs por ello por lo que también el
teatro debe de estar muy alerta! ^Qué traje hecho de pensamientos le
pondn'a a su pequeno espectador, captândolo con su sabiduria, o por el
contrario le rechazarïa con su médiocre ingenuidad? Por consiguiente, no
solo se trata de crear en el nino la costumbre de acudir al teatro, de convertirlo simplemente en espectador obediente. Se trata entonces de algo
mâs complejo e importante — de fomentar, en el futuro espectador, el
gusto de lo estético. Desde los primeras encuentros con el arte teatral,
empieza a crearse todo un sistema de valores.
Y he aqui que nos vamos acercando al primer elemento de construcciôn la dramaturgia. En toda la historia secular del teatro, siempre ha
sido la gran literatura con sus notables cualidades la que ha servido de
inspiraciôn y base para el mismo. La base, el fundamento literarios...
Su eîecciôn es una parte importante del prestigio (del significado) del
futuro espectâculo. El rico y complejo mundo de los pensamientos del
autor — es el ûnico capaz de garantizarnos la integriJad inteléctual del
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futuro espectâculo. Ya que la intriga por si sola no représenta nada. Lo
que hacé falta es el tema que al nino espectador se le ofrezca a través de
una via asociativo-emocional. La palabra "espectador" no es, en realidad,
una nociôn exacta, me parece pasiva. La empleo por costumbre. La
verdad es que los ninos participan en el espectâculo, tienen con él una
comuniôn de ideas. ^Acaso no los habéis visto ponerse de pie en la sala
para animar con total devociôn y entusiasmoasuspersonajespreferidos? ...
Pero volvamos al problema. Asi que, lo que hace falta es que los ninos se
asocien a la esfera de los pensamientos del autor, ya que de no ser asi el
teatro resultaria algo hueco —quizâs espectacular— multicolor y turbulente-, pero... vaci'o. No hay que vender pobreza de espîritu, revestida de pretensiones. Lo necesario son unos criterios morales y estéticos sôlidos
justamente a la hora de escoger el material literario. La buena combinaciôn del efecto educativo y del juego divertido y apasionante hay que
buscarla también en la dramaturgia — ese amigo pocas veces fiel y, desgraciadamente, pocas veces hallado. No solo hacen falta intrigas y peripecias.
Lo que buscamos son asociaciones, poesia, pensamientos. No de tesis
literaria, sino una inesperada refutaciôn de hechos que parecen évidentes.
Solo asi es como nuestro amigo, sentado en la butaca balanceando sus
piernas, puede llegar a transformarse, puede convertirse en un interlocutor
de pensamiento activo. Y es enfonces cuando adquirirâ nuestra sabiduria.
^Acaso pueda necesitarla? ( [Que le sea necesaria!).
La experiencia nos ensena que, en el campo de los on'genes literarios del
teatro infantil estân incluidas las dramatizaciones (las adaptaciones) de
obras de literatura infantil del mundo entero. Pero surgen aqui varios problemas que es imposible estudiar a fondo en estas h'neas improvisadas.
Y nos hallamos pues —después de una buena elecciôn del material literario- ante una série de tareas complejas con vistas a la creaciôn de una obra
arti'stica independiente — el futuro espectâculos para ninos. iQué camino
escoger? ^Acaso blandir las varillas ante las sinceras y curiosas miradas de
los ninos? ^Ofrecerles, con aire condecesdiente en especie sintetizada,
nuestra acumulada sabiduria de adultos?
jLos ninos, lo sabemos divinamente, no necesitan nuestra condecesdencia, sino nuestro afecto y nuestra
atenciôn! No hay que moralizar, hay que hacerse amigo de estas aimas
llenas de confianza. No debemos de ser unos jefes sabios y distantes, sino
unos companeros tan curiosos y sorprendidos como ellos mismos. Solo
asi es posible ganarse la confianza del niîïo. Y de la confianza a la atenciôn
no hay mâs que un paso. Esta es la razôn por la que me parece que lo mâs
importante que debemos de recordar y que debemos de tomar en cuenta
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antes de procéder a una puesta en escena para nifios, son los on'genes, la
naturaleza del teatro en gênerai. Las raices de nuestro arte se encuentran
en el rito, la procesiôn, el divertimento, las fiestas carnavalescas desobstruidas. Este tipo de improvisaciôn, de juego teatral es el que debe de ser
nuestro punto de referencia mas exacto a la hora de encaminarnos hacia el
espectador infantil. No hay que esconder a los actores, no hay que escondernos detrâs de unas magias y unas reencarnaciones infantiles. Esto no
nos lleva mâs que a perder su confianza. jNo estamos en condiciones de
poder superar la fantasia y las facultades asociativas del nifio! No hay que
olvidar que una sola palabra del cuento de la abuela ligeramente somnoliente créa a veces, en el espiritu del nifio, las imâgenes mâs complejas,
vivas y dinâmicas. ;Y el nifio crée! — jseamos unos narradores honestos,
sinceros! Nuestro juego, despleguémoslo abiertamente delante del nifio.
Anunciamos las condiciones y empezamos. Sin maquillaje, sin unos parecidos sospechosos. En uno de mis montajes el personal principal era un
nifio y este papel lo interpretaba un actor calvo. Esto creô una confusion
entre la mayoria de mis compafieros de teatro. Me proponian el empleo
de una peluca, querîan convencerme que, de esta forma, salïa perdiendo,
que no me creerian, etc. Esperaba con interés la llegada de los nifios a la
sala. <,Se negan'an a aceptar esta convicciôn? De ninguna manera. No estaban ni siquiera perplejos. Aceptaron el hecho de que era nuestro Svetlio
y con él se fueron en busca de aventuras... Este hecho es de lo mâs significative Pero, ^acaso los nifios, cuando juegan en la plaza, no dicen:
"Yo soy el rey", "yo soy el dragon", "yo soy la princesa", "yo soy
cosmonauta", etc. y... empiezan a jugar, entregados sin réserva a su fe. Su
mundo ha cambiado. Se hallan en uncastillo médiéval o bien dentrô de un
cohete espacial, comen ladrillos machacados, beben câscara de nuez,
duermen bajo unos baldaquinos de hojas muertas. A pesar de las bocinas
y de los frenos que suenan y rechinan a su alrededor y de los aviones de
las companias aéreas que vuelan por encima de sus cabezas haciendo un
ruido estruendoso. ;A pesar de todo! Ellos tienen su realidad, su juego.
La necesitan y creen en ella. Pues bien — asi es cômo debe de ser el teatro
que se hace para ellos — condicional hasta en el carâcter fantâstico o bien
ascético, pero... sincero. Es entonces cuando este teatro se convertira para
ellos en algo necesario. Y si les empieza a gustar — podrâ entonces ensefiarles muchas cosas sabias, sentencias y mâximas de toda especie.
De todo lo que acabamos de decir surge el siguiente problema. Tiene
que ver con la naturaleza sintética del arte teatral. El escoger entre una
rica gama de medios de expresiôn a la hora de la interpretaciôn en el
escenario. No hay que olvidar que, al educar el aima y el espiritu de
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nuestros pequenos amigos, penetramos en su mundo a través de la vista,
del oido y a través de su sistema emotivo. La mûsica, la poesia, las artes
plâsticas, la danza — todas estas partes intégrantes pueden ser nuestros
aliados irreemplazables durante la campana (la marcha) para lograr ganarnos el aima infantil. El grado (la medida) arti'stico es lo que, naturalmente,
debe de representar nuestra estrella guia.
Si el sonido, la plâstica y la imagen son utilizados con fines propios,
pueden traicionarnos, pueden transformarse en chocantes sin sentidos y
pueden volcar el coche del brazo de nuestro prudente relato. Pero convirtiéndolos en nuestros inteligentes y reservados aliados. jCuânto es lo
que ganamos! Con que complejidad y dinamismo podremos relatar nuestro cuento. jCuànto territorio mâs nos sera posible conquistar en el corazôn de los ninos! Si somos inteligentes, sabios, innovadores, alegres y
oportunos, sabremos conducir a nuestros pequenos amigos hacia tierras
aûn inexploradas del mundo humano supuestamente conocido.
El material que, por suerte o desgracia, résulta ser el mâs esencial en
nuestro arte, es el hombre, nuestro colaborador, nuestro amigo que tiene
cuando esta en el escenario las mismas ideas que nosotros — el actor.
^Cuâles son los caminos que este debe de seguir en un espectâculo para
ninos? ^Cuâles son sus puntos de partida? ^Qué metodologfa es la que
debe de escoger? Independientemente del tema y del género del espectâculo,
independientemente de los métodos y técnicas escogidos por el actor,
siempre hay que acordarse de una cosa — jél es el narrador vivo ! Original,
reencarnado, pintado, enmascarado, y cuantas maravillas mâs querâis pero
debe de ganarse la amistad de los pequenos, debe de ganarse su atenciôn,
lograr el derecho de narrar se parte del gran relato humano. El escorzo
del director es el que debe de influir sobre la elecciôn de la metodologîa
de los actores. Una total submersion en las circunstancias, o bien, libre
entrada y salida con relaciôn a la estructura del relato de la escena, —da
igual— lo que hace falta es una sinceridad précisa, atenta. Sin flirteos ni
encantamientos faciles, sino un contacto basado en la séria y atenta actitud hacia el pûblico. Cualquier modificaciôn mal comprendida y sin simplificaciôn de las razones (de los motivos) de conducta de los personajes
(como si el objetivo buscado fuera la idea clara y la comunicaciôn) alza
una barrera infranqueable entre el pûblico y el escenario. La falta de
sinceridad es siempre una batalla perdida en cualquier camino que pueda
llevarnos hacia la conquista del afecto de aquel espectador cuyas piernecitas quedan colgadas al borde de las butacas. La falsedad y la "ensenanza"
en tono inflado (presuntuoso) son dos amenazas que pesan de lleno sobre
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nuestros co-autores del espectâculo — los actores. Esto hace que el problema de la metodologia del actor a la hora de crear un espectâculo para
ninos sea un problema muy importante, un problema dificil. El ejército
de los actores puede ganar nuestra comûn batalla, pero también podn'a
traicionarla sin pena ni gloria, de no seguir los carninos verdaderos.
Ha desaparecido ya para siempre la época del teatro infantil ingenuo e
ilustrativo. Ya no existe la época de los cuentos a los que se les ha dado
movimiento y sonido. Hace tiempo que la imitaciôn cômica y de calidad
dudosa de animales y objetos ya no représenta un factor de base para
espectâculos teatrales infantiles. El carâcter complejo, semejante a la
parâbola, de los temas, la falta de una extrema polarizaciôn de los personajes, la rica gama de los problemas, la ausencia de condescendencia y de
sub-estimaciôn de los pequenos espectadores, son, todos ellos, rasgos caracteristicos del arte escénico contemporâneo infantil. Y todo aquel que
no tome todo esto en consideraciôn, asi como el mundo complejo y rico
en asociaciones de la joven generaciôn de nuestros dfas, independientemente de la edad que tenga - ha envejecido irrevocablemente. Ha bajado
por ûltima vez e irrevocablemente el telôn que sépara el escenario tal y
como estaba organizado primitivamente, es decir privado de intelectualidad contemporânea, de la ruidosa y vital masa infantil que llena la sala
teatral. Y la multitud de pequenos cuyas piernecitas cuelgan de las butacas nos espéra dispuesta a conocernos. ^Vamos, acaso a ofrecerles este
encuentro?
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