TALLER: PROBLEMAS DE SANTO TOMAS ONTOLOGÍA TOMISTA. El Ser y los seres: universo tomista La afirmación cristiana de que Dios ha creado todo lo que existe tiene una enorme repercusión en filosofía al introducir una relación nueva y hasta entonces desconocida en el mundo occidental en la explicación de la realidad: la relación creador-criatura. Lo primero que comporta esta afirmación es una radical diferencia entre creador y seres creados. Lo más característico de la ontología tomista es resultado de lo que supone el hecho de la creación en la concepción del ser. No podremos utilizar el término “ser” referido unívocamente a Dios y a sus criaturas. Dios es el Ser, los demás son seres, que sólo son tales en razón de Dios, que los ha creado en un acto libre de su voluntad. Que haya seres creados significa que hay unos seres que existen de hecho pero que no existirían de no haber sido creados. Existen, pero no pasaría nada si no existieran. Son seres contingentes: seres que existen pero que podrían no existir y que pueden dejar de existir; la razón de su existencia no está en ellos, sino en Dios que los ha creado. Frente a la contingencia se sitúa la necesidad; Dios es el ser necesario: existe, no podría no existir y no puede dejar de existir; la razón de su existencia está en él mismo. En los seres creados se diferencia la esencia de la existencia. La esencia es lo que las cosas son, lo que las define. La existencia es la perfección que hace que las cosas existan; en términos aristotélicos, actualización de la esencia. Esa diferencia es real, son aspectos diferentes en los seres. Por ejemplo, que una tijera sea “un objeto compuesto de dos hojas de acero, a manera de cuchillas de un solo filo, y por lo común con un ojo para meter los dedos al remate de cada mango, las cuales pueden girar alrededor de un eje que las traba, para cortar, al cerrarlas, lo que se pone entre ellas” no incluye la afirmación de su existencia. Podemos definir perfectamente qué es una tijera sin constatar su existencia; es más, pudieran desaparecer las tijeras y podríamos seguir hablando de su esencia. Tomando los conceptos aristotélicos de acto y potencia podríamos decir que la esencia se comporta como potencia respecto del existir, que es acto o actualización. El ser existente será una esencia puesta en acto por la existencia. En Dios, el ser creador, no hay diferencia entre esencia y existencia; Dios es esencia existente; es decir, la existencia de Dios forma parte de su esencia. Las categorías de esencia-existencia, potencia-acto, materia-forma, sirven a Tomás de Aquino como criterio de graduación de los seres existentes. Hay dos extremos entre los que se desenvuelve todo el universo tomista: DIOS, ACTO PURO ↔ MATERIA PRIMA, PURA POTENCIA ÉTICA Y POLÍTICA EXISTENCIA DE TRES LEYES: ETERNA, NATURAL Y POSITIVA La ley eterna es la razón divina que gobierna el mundo, el ordenamiento al que ha sometido Dios al universo. Esta ley somete a los seres físicos a un orden distinto que a los hombres, regidos por una ley moral que respeta su libertad. Sería el plan eterno de Dios, de acuerdo con el que está ordenada toda la creación. La ley natural es el eje central de la ética tomista. Siguiendo el principio teleológico aristotélico, Tomás de Aquino afirma que el hombre, al igual que cualquier otro ser natural, posee tendencias enraizadas en su naturaleza dirigidas a cumplir el fin que les es propio. Lo que diferencia al hombre de todos los demás seres es su racionalidad: sólo él es capaz de conocer sus propias tendencias y deducir normas de conducta de esas tendencias. La ley natural sería la participación de la ley divina en el hombre y expresión de su naturaleza. Gracias a ella todos los hombres entienden lo que está bien y lo que está mal (sindéresis). La ley natural es evidente, universal e inmutable. Las tendencias naturales del hombre de las que derivan las normas de conducta de acuerdo con las exigencias de su propia naturaleza son: 1. En tanto que sustancia (y, por lo tanto, al igual que cualquier otra) el hombre tiende a conservar su propia existencia. El cumplimiento de esta tendencia impone el deber moral de procurar la conservación de la existencia. 2. En tanto que animal (y, por tanto, al igual que cualquier otro) tiende a la procreación. De esa tendencia se deducen normas relativas a la consecución del fin de la procreación y el cuidado de los hijos. 3. En tanto que racional, el hombre tiende a conocer la verdad y a vivir en sociedad. De estas tendencias surgen las obligaciones morales de buscar la verdad y cumplir con las exigencias de la justicia. Por lo que se refiere a la virtud, también seguirá esencialmente a Aristóteles. La finalidad de la vida humana es la felicidad, aunque por encima de la terrenal está la del conocimiento de Dios, beatitud. Siguiendo a Aristóteles también dirá que lo que debe hacer el hombre es cumplir perfectamente la naturaleza humana y, la esencia del hombre, es la razón. Por lo tanto, todo lo que va contra la razón va contra la naturaleza humana. La disposición habitual para hacer el bien será la virtud y para hacer el mal, vicio. Las virtudes llevan a la felicidad y al bien. Diferencia (como ya lo hizo Aristóteles) entre virtudes intelectuales (vinculadas con la práctica de las ciencias) morales (vinculadas a su naturaleza, son muy numerosas pero las cardinales son prudencia, justicia, fortaleza y templanza) a las que añade las teologales (dadas por la gracia de Dios, don gratuito: fe, esperanza y caridad). La ley positiva son las normas establecidas socialmente por los hombres y que regulan la convivencia. Son las normas legales, lo que nos conduce a la política tomista. Como en la ética seguirá a Aristóteles, alejándose de él únicamente en que el hombre no se agota en su ser natural, sino que está orientado a un fin sobrenatural. El hombre es por tanto un ser social, exactamente igual que en Aristóteles. Como es social por naturaleza necesita organizar su convivencia atendiendo a leyes y normas, lo que hemos llamado ley positiva. Por lo tanto, la ley positiva no es sino una prolongación de la ley natural, una exigencia de la naturaleza misma del hombre en cuanto ser social. Siendo así, jamás la ley positiva puede ir en contra de la ley natural. Siguiendo fielmente a Aristóteles establece que el fin de la sociedad es el bien común y que los regímenes correctos son la monarquía, aristocracia y democracia y que los injustos o desviados son la tiranía, oligarquía y demagogia. Por supuesto el fin de la iglesia es sobrenatural, y en ese sentido, superior al Estado y éste debe subordinarse a ella en lo concerniente a las cuestiones de la vida sobrenatural. TALLER 1. Explique la relación creador- creatura desde la concepción filosófica. 2. ¿Cuál es el significado de esencia y existencia en Dios y cuál en los demás seres? 3. Exponga el problema ético filosófico de Tomas de Aquino mediante un mapa conceptual. 4. ¿Cuál es el significado de felicidad de Tomas de Aquino y por qué es tan importante este problema para la filosofía? 5. Realice un cuadro comparativo entre la filosofía de San Agustín y Santo Tomas de Aquino.