LiEER y aprender F e rn a n d o de R o ja s La CeCestína Fe rn a n d o de R o ja s S <i bibliothek Boriía-iiiSnpelhof-Sthoneberg La CeCestína Adaptación didáctica, notas y actividades por Margarita Barberá Quiles Redacción: Maribel Sánchez, Jana Foscato Diseño y dirección de arte: Nadia Maestri Gráfica al ordenador: Emilia Coari, Verónica Paganin Ilustraciones: Franco Grazioli Búsqueda iconográfica: Laura Lagomarsino © 2005 Cideb Editrice, Génova Primera edición: mayo 2005 Búsqueda iconográfica: © Julio Doloso / CONTRASTO: 5; Giraudon / Bridgeman Art Library: 6; © Elio Ciol / CONTRASTO: 31; © Arte & Immagini srl / CORBIS: 43; © Geoffrey Clements / CONTRASTO: 58; British Library, London: 73; © Adam Woolfitt / CONTRASTO: 74. Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra está protegido por la Ley, que establece penas de prisión y/o multas, además de las correspondientes indemnizaciones por daños y perjuicios, para quienes reprodujeran, plagiaran, distribuyeran o comunicaran públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la preceptiva autorización. Para cualquier sugerencia o información se puede establecer contacto con la siguiente dirección: redaccion@ cideb.it w w w.cideb.it CISQ asoIilP TEXTBO O KS AND T E A C H IN G M A T E R IA L S The quality of the publisher’s design, production and sales processes has been certified to the standard of UN I EN IS O 9001 ) ISBN 88-7754-804-5 Libro ISBN 88-7754-810-X Libro + CD Impreso en Italia por Litoprint, Génova índxce La Celestina y su tiempo Fernando de Rojas La Celestina Personajes 10 Acto primero 11 Acto segundo 32 Acto tercero 45 Acto cuarto 60 Acto quinto 76 4 6 7 26, 39, 55, 69, 93 D o ssier La música española a finales del siglo XV Renacimiento y Humanismo El jardín en el Renacimiento 30 42 72 La Celestina y su tiempo Ha Celestina se publica en el año 1499, que es una etapa de transición entre el siglo XV y el XVI en la que reinan en la península los reyes católicos Isabel y Fernando, que realizarán hechos de gran importancia. En 1479 logran la unidad de Castilla y A ragón, proyectan la reorganización de las instituciones y por medio de acuerdos con la Santa Sede, consiguen un conjunto de derechos sobre la misma Iglesia. Esto trae como consecuencia la idea de una m onarquía autoritaria en la que el Rey es figura incuestionable. Preocupados por la unidad religiosa, crean el Tribunal de la Inquisición (1480) y en 1492 decretan la expulsión de todos los judíos que no se conviertan al cristianismo, más por motivos sociales y económicos que por intolerancia religiosa. Durante el mismo año terminan la Reconquista y ponen fin al reino moro de Granada. 1492 aporta además la ejecución de una acción trascendental para la historia: el descubrimiento de América. En esta época, la visión teocéntrica medieval del mundo deja paso a una visión antropomórfica en la que el hombre se convierte en el centro de la existencia. Un vitalismo hedonista 1 sucede al ascetismo propio de la Edad Media. La política matrimonial realizada por los reyes católicos va a instalar en España, a la muerte de Femando en 1516, la dinastía de los Habsburgo. 1. h ed o n ista : que p ersig ue el placer. 4 Femando de Rojas Has disputas producidas sobre la patern id ad de La C elestin a encuentran solución satisfactoria con la suposición de que el autor es un judío converso. Si el autor no es muy fervoroso de la religión cristiana y si La Celestina no la escribe si no por haber dejado de ser judío, todo queda explicado, incluso la indeterminación que tiene en declararse o no autor de la obra y hasta las palabras que preceden al argumento en las que nos asegura que ha escrito la obra «en reprensión 1 de los locos enamorados, que vencidos en su desconsolado apetito, a sus amigas llaman y dicen ser su Dios. Asimismo está hecha en aviso de los engaños de las alcahuetas 2 y lisonjeros 3 sirvientes.» No escribe más obras. Se sabe muy poco de Fernando de Rojas. Nace en Puebla de Montalbán (Toledo) se cree que en 1476. Estudia leyes en la Universidad de Salamanca y allí reside hasta 1502. Posteriormente se traslada a Talavera de la Reina, hacia 1507; allí se casa con Leonor Alvarez y allí nacen sus hijos. En Talavera ejerce su profesión de abogado y durante cinco semanas actúa como Alcalde Mayor dé la ciudad. En ella muere en 1541 sin hacer la menor alusión a su obra. Se discute que su situación haya sido la de un converso, es decir la de alguien acosado por una sociedad cruel. Su testam ento refleja el estado de un hom bre respetado y dotado de un considerable patrimonio. 1. reprensión : castigo, co rrectiv o . 2. alcah u ete : en cub rid o r, p ro x e n e te , in te rm ed ia rio . 3. lisonjero : ad u lad o r. t 6 La Celestina Ha C om edia de C alisto y llamada Tragicomedia desde la edición de 1502 y La C elestin a a p artir de 1519 queda totalmente al margen de la evolución del teatro español y se alza con valor independiente en medio de la producción de su época. Al parecer Fernando de Rojas encontró escrito el prim er acto y compuso los quince restantes en medio mes de vacaciones. Valiéndose de un argumento extraordinariamente simple, Rojas consigue crear una obra de magnífico valor dramático, gracias a la m agnitud y profunda sinceridad de sus Maja y Celestina al balcón (1805-12), Francisco de Goya. personajes. N unca dan la sensación de ser figuras ideales movidas por el escritor, sino la de seres vivos que actúan bajo el impulso de sus pasiones. Melibea N ada hay en ellos de artificioso ni de falso; el am or de los protagonistas es infinitam ente m ás auténtico que el que nos presentan muchos autores del Renacimiento. En La Celestina todo es sólido, consistente y carente de artificio. La astuta vieja no es tan grande por sus relaciones con el diablo como por su profunda hum anidad; dom ina la situación por el conocimiento de las gentes, es un ministro del placer y el concepto del honor no tiene sentido en su moral utilitaria. La perfidia y codicia 1 de Celestina, el arrebato pasional de Calisto y Melibea, la hipocresía de Sempronio, el dolor paternal de Pleberio, la veracidad de todos estos sentimientos es lo que da a la obra un poderoso interés psicológico. Por la fuerza trágica de sus momentos culminantes, La Celestina puede considerarse como una obra capital de la literatura europea hacia 1500, y la más importante de las letras españolas después del Quijote. Es una obra puente entre la literatura medieval y la renacentista. Es m edieval por el propósito m oralizante que el autor declara perseguir, y es renacentista por la audacia del vocabulario y expresiones empleadas y por la sensualidad de algunas escenas, que responden plenam ente a la ideología y am biente pagano del Renacimiento. «La Naturaleza huye lo triste y apetece lo placentero» éste es probablemente el concepto moral del momento. La Celestina es uno de los primeros libros en que aprende el pueblo español a vivir sin ideales. 1. codicia : avaricia, u su ra. 8 Todos los personajes tienen una visión pagana del mundo, ya que carecen de la idea cristiana del pecado y no se sienten culpables sino víctimas de su destino. Rojas ve la vida humana como una trágica lucha en la que el hombre es arrastrado por terribles fuerzas que escapan a su control. Recientemente, la crítica ha tratado de justificar el terrible final de la obra pensando en «las dificultades para unirse en matrimonio un caballero cristiano con la hija de un poderoso judío converso». Q C o m p ren s ió n lectora Marca con una / s i las afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F). V F 1. En 1492 los reyes católicos ponen fin al reino moro de Granada. 2. Fernando de Rojas estudia leyes en Salamanca. 3. La Celestina posee un poderoso interés psicológico. 4. La Celestina es una obra capital de la literatura europea. [ 5. La Celestina es una obra puente entre la literatura medieval y la renacentista. 6. Los personajes de la obra se sienten víctimas de su destino. La CeCestína Personajes La vieja alcahueta Celestina Los enamorados Melibea, joven de veinte años Calisto, joven de veintitrés años Los padres de Melibea Alisa y Pleberio La criada de Melibea Lucrecia Los criados de Calisto Pármeno, Sempronio, Sosia y Tristán Las prostitutas Areúsa y Elicia El amigo de Areúsa Centurio La acción a fín a le s del siglo XV, en Salam anca. 10 A cto primero ESCENA l Ja rd ín de casa de Melibea. Calisto entra en el ja rd ín buscando un 1 huido m ientras cazaba y a llí encuentra a Melibea. Ca l is t o . En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios. M e l ib e a . ¿En qué, Calisto? C a l is t o . En dar poder a la naturaleza para dotarte de tan perfecta h e r m o s u r a y a mí, a p e s a r de no m erecerlo, la gracia 2 de verte. M e l ib e a . ¿Consideras esto un premio, Calisto? C a l is t o . Lo considero ta n grande, que si Dios me da un lugar entre sus santos, no voy a ser tan feliz. M e l ib e a . Pues igual galard ón3 te daré si perseveras. C a l is t o . ¡Oh bienaventuradas orejas mías que tan gran palabra oís! M e l i b e a . Más d e s a v e n t u r a d o s erá s, p o rq u e la p a g a s e rá ta n halcón • IB © 1. halcón : ave ra p a z de p resa. 2. gracia : favo r, prem io. 3. galardón : re c o m p e n sa , prem io. 11 La CeCestína terrible como merece tu loco atrevimiento. ¿Del ingenio de tal hombre tiene que perderse la virtud de una mujer como yo? ¡Vete! ¡Vete de aquí, infam e! Que no p u ed e mi pac ie ncia aceptar tus deseos de un amor prohibido. Calisto sale del ja rd ín triste y enfadado. Llega a su casa. ¡Sempronio! ¡Sempronio! ¿D ónde e s t á e s te m ald ito criado? S e m p r o n io . Aquí, señor. C a l is t o . Abre mi habitación y prepara la cama. Cierra la ventana y deja la tiniebla *, mis pensamientos tristes no son dignos de luz. ¡Oh b ie n a v e n tu ra d a m u e rte aquella que d es e a d a a los afligidos viene! ¡Vete con el diablo! S e m p r o n io . ¿Cuál es el contrario acontecimiento 2 que así roba la alegría de este hombre, y lo que peor es, con ella la razón? C a l is t o . Melibeo soy y a Melibea adoro, y en Melibea creo y a Melibea amo. S e m p r o n io . No es necesario más; bien sé de qué pie c ojeas3. Yo te sanaré. C a l is t o . Increíble cosa prometes. S e m p r o n io . Más bien fácil, que el comienzo de la salud es conocer la dolencia del enfermo. C a l is t o . 1. tiniebla : so m b ra. 2. a co n tecim ien to : hecho. 3. de qué pie cojeas : ( locución ) cual es tu mal. 12 La CeCestína ¿Cuál consejo puede regir lo que en sí no tiene orden ni consejo? ¿Qué piensas de mi mal? S e m p r o n io . Que amas a Melibea. C a l is t o . C a l is t o . ¿ Y no o tra c o s a ? S e m p r o n io . H a rto mal es t e n e r la v o lu n ta d en un solo lugar cautiva. C a l is t o . ¿Qué me reprochas? S e m p r o n io . Que sometes la dignidad de hombre a la condición de una débil mujer. C a l is t o . ¡Mujer! ¡Oh! grosero, creo y afirmo que Melibea es Dios y confío en alcanzarla. S e m p r o n io . ¿Por qué dudas? O tras m uch as nobles m ujeres se entregan a hombres de muy baja clase social. C a l is t o . ¡Maldito sea este necio! S e m p r o n io . Muchas hay santas, virtuosas y notables, pero del resto ¿quién te contará sus mentiras, sus cambios de humor, su lengua, su engaño, su ingratitud, su inconstancia, su desamor? Considera que todo lo que piensan osan sin deliberar. ¡Qué imperfección debajo de tem plos pintados! ¡Qué aburrido es tratar con ellas más que aquel poco tiempo que sirven para el placer! Quieren que adivines lo que quieren. ¡Oh, qué enojo M Mereces ser amado por ella, tienes ingenio, hermosura, gracia, f o rtu n a m ediana, porque sin los bienes de fuera a ninguno acontece en esta vida ser bienaventurado, y además de todos eres amado. C a l is t o . Pero no de Melibea. Mira la grandeza de su linaje 2 y su belleza. Su cabello es hilo de oro, largo hasta los pies y como 1. enojo : irritación, d isg u sto. 2. linaje : n a c im ie n to , origen. Acto primero ella se lo pone convierte a los hombres en piedra. ¡En asnos! C a l is t o . L o s ojos verdes y rasgados, las pestañas largas, las cejas delgadas y alzadas, la nariz mediana, los labios colorados y grosezuelos *, los dientes blancos, el pecho alto, la redondez de las pequeñas te tas 2, que se despereza el hombre cuando las mira... S e m p r o n io . ¡En sus trece 3 está este necio! El filósofo dice: «Así como la m ateria apetece a la forma, así la mujer al varón.» Ca l is t o . ¿Cuándo veré eso entre Melibea y yo? S e m p r o n io . Posible es. Y aún aborrecerla cuanto ahora la amas. Conozco a una vieja hechicera, a s t u t a y sagaz en c u a n ta s m aldades hay. Entiendo que pasan de cinco mil virgos 4 los hechos y deshechos por ella en esta ciudad, puede provocar su lujuria si quiere. C a l is t o . ¿Le puedo hablar? S e m p r o n io . Yo te la traeré hasta aquí. Le he de decir tu pena tan bien como ella te traerá remedio. C a l is t o . Ya tardas. S e m p r o n io . Ya voy. C a l is t o . ¡Dios! Guía a mi Sempronio para convertir mi pena en gozo. S e m p r o n io . 1. 2. 3. 4. grosezu elo : g rueso, am plio. te ta : seno. esta r en sus trece : ( lo c u c ió n ) p e rs is tir con o b stin ac ió n en u n a cosa. virgo : virginidad. 15 La CeCestína B B (cuando ve a Sempronio avisa a la prostituta que está en el piso de arriba) ¡Elicia, viene Sempronio! E l ic ia . Un hombre está conmigo. C e l e s t in a . ¡Escóndelo! S e m p r o n io . (entra) ¡Señora Celestina! ¡Gracias a Dios que me deja verte! C e l e s t in a . ¡Rey mío! ¡Tres días estás sin vernos! (le entretiene para que Elicia pueda esconder al hombre que está con ella) ¡Elicia mira quién está aquí! E l ic ia . ¿Quién madre? C e l e s t in a . ¡Sempronio! E l ic ia . ¡Qué desgraciada es la que se e n a m o ra de ti! Tres días hace que no vienes a verme. S e m p r o n io . ¡Calla señora mía, donde yo voy conmigo vas! Lo único que quiero a h o ra es hablar con Celestina. Señora mía ven conm igo, por el cam in o te c o n ta r é cosas que p u e d e n ser ventajosas para ti y para mí. C e l e s t in a . ¡Vamos! C e l e s t in a , 16 Acto primero Mientras se dirigen a casa de Calisto. Escucha con atención, Calisto está muy enam orado de Melibea y nos necesita para obtener sus deseos, ya que nos necesita a los dos, los dos vamos a utilizar esta situación, pero ya estamos, callemos, las paredes tienen oídos.1 S e m p r o n io . E S C E N A IV En casa de Calisto. S U (al oír golpes en la puerta) ¡Pármeno! ¿No oyes? ¡Abre! C e l e s t in a , (todavía fuera de la casa hablando en voz baja) Oigo pasos, simula que no los oyes y déjame decir en voz alta lo que nos interesa a ti y a mí. C a l is t o . (Oye hablar a Sempronio y a Celestina) Pármeno espera, escucha lo que están hablando. C e l e s t in a , (fuera) Sempronio, sientes ta n to la pena de tu am o Calisto, que parece que eres tú el inconsolable y no él. Yo Ca l is t o . 1. las paredes tien en oídos : ( lo c u c ió n ) cu a lq u ie ra p u e d e e s ta r escu ch a n d o . 17 La CeCestína vengo preparada a resolver este caso o a morir en el propósito. C a l is t o . ¡Oh! ¡qué extraordinaria es esta mujer y qué buen criado es Sempronio! ¡abre! En tran Celestina y Sempronio. Señora. Deseo llegar a ti para besar tus manos. C e l e s t in a , (hablando de forma que solamente la oyen Sempronio y Pármeno) Sempronio dile que cierre la boca y abra el bolsillo para pagar mis servicios. C a l is t o . ¿Qué dice esta mujer? Me parece que piensa que le ofrezco palabras por no darle dinero. Sempronio, trae las llaves del cofre y ven conmigo, que yo resolveré sus dudas. Ca l is t o . cena v Calisto y Sempronio salen de la sala dejando solos a Celestina y a Pármeno. Has de sa b e r que Calisto e s tá e n fe rm o de am or, y a p r e n d e e s t a s dos g r a n d e s v e r d a d e s : la p r im e r a , que es necesario que los hombres y las mujeres se amen; la segunda, que el que verdaderam ente ama, es necesario que se turbe 1 antes de obtener el dulce placer que acom paña al amor, para que el linaje de los hombres se perpetúe. Debes confiar en mis consejos, lo digo porque este am o tuyo quiere utilizarnos a todos y ahora tenem os la ocasión de utilizarle a él. P á r m e n o . Quien torpemente sube a lo alto fácilmente cae. Riquezas deseo, pero no quiero dinero mal ganado. C e l e s t in a . 1. turbar : a lte ra r, d e s a s o s e g a r. 18 La Ceíestína La f o r t u n a a y u d a a los osad os. A mí no me importa si el dinero está bien o mal ganado. Si quieres, ¡qué buena vida podemos tener! Sempronio am a a Elicia, la prima de Areúsa. P á r m e n o . ¿De Areúsa, por quien yo muero de amor? C e l e s t in a . De Areúsa, hijo. Y para tu suerte yo puedo conseguir que ella te ame. P á r m e n o . Pero Celestina, si hago lo que me dices, no quiero que lo sepa nadie. C e l e s t in a . Calla, tonto, en esto s asu n to s de am ores, el placer con siste en c o n ta r las cosas y en c o m e n ta rla s , esto es lo principal en el amor, porque lo otro lo hacen mejor los asnos en el prado. P á r m e n o . Temo señora, estar recibiendo un mal consejo. C e l e s t in a . ¿Ah, sí? Pues entonces abandono este compromiso. P á r m e n o . (hablando consigo mismo, asustado 0 Ciertamente es un error creer a todos, pero tam bién es un error no creer a nadie, (en voz alta) Señora, no se debe irritar el m aestro con la ignorancia del discípulo, p e rd ó n a m e que quiero h ac e rte caso. C e l e s t in a . Me alegro, pues ya ves claro en este asunto. Pero calla, se acercan Calisto y Sempronio. C e l e s t in a . Y o s í . 1. a su stad o : que tie n e te m o r o m iedo. 20 i Acto primero ESCENA VI Entran en la sala Calisto y Sempronio. (da a Celestina una bolsa con dinero) Recibe señora este pequeño regalo de aquel que al mismo tiempo te ofrece su propia vida. P á r m e n o . (hablando en voz baja) ¿Qué le da Sempronio? S e m p r o n io . (en voz baja) Cien monedas de oro. ¿Habló contigo la vieja? P á r m e n o . (en voz baja) Sí, estoy de acuerdo contigo pero muy asustado. Ca l is t o . Vete señora, y tráem e pronto buenas noticias. C e l e s t in a . Dios quede contigo. Ca l is t o . Y que Él te guarde. Ca l is t o . 21 La CeCestína I Celestina sale, queda Calisto con sus criados. Cien monedas le di a Celestina. ¿Hice bien? S e m p r o n io . Desde luego, p o rq u e yo te a s e g u ro que es m ejo r repartir las riquezas que tenerlas. C a l is t o . Sempronio, acom paña a la vieja que busca solución a mi mal. (Sempronio sale a acom pañar a Celestina. Calisto habla ahora a Pármeno) ¿Pármeno, qué opinas de todo esto? P á r m e n o . Que has perdido el nombre de libre al hacer cautiva tu voluntad. Señor, una cosa mal hecha es causa de otras. C a l is t o . La alegría que me da Sempronio con sus obras, me la quitas tú con tus palabras. Saca un caballo que quiero pasar por delante de casa de Melibea, que es mi Dios. (Calisto sale a caballo, Pármeno se queda solo). P á r m e n o . ¡Oh desgraciado de mí! Por ser leal sufro el enfado 1 de mi señor, pero puesto que a los malvados llaman listos 2 y a los buenos tontos yo también voy a obtener mi parte pues con razón dicen: «a río revuelto ganancia de pescadores».3 C a l is t o . 1. en fado : irritación, e n e m ista d . 2. listo : agudo, in telig en te. 3. a río...pescadores : (refrá n ) a p ro v e c h a r un m o m e n to de co n fu sió n y d e s o rd e n en beneficio propio. 22 Acto primero jjrijft j É m m ~ áÉ ' f IMB V a M f í ' 110*^ - .mm •M T f' i 1 * ESCENA VIII En la calle Sempronio hablando con Celestina. Nuestro enfermo tiene mucha prisa. C e l e s t in a . Todos los enam orados tienen mucha prisa y no piensan en el daño que pueden causarse a sí mismos e incluso a sus criados. S em p r o n io . No nos pongamos en peligro, pase lo que pase. C e l e s t in a . Así veo yo la situación; Melibea es bella, Calisto loco 1 y generoso. Ni a él le preocupa gastar su dinero ni a mí trabajar, así que hacemos que este asunto 2 ta rde en solucionarse el m ayo r tiem po posible p ara a u m e n ta r n u e stro s beneficios. Melibea no va a ser la primera muchacha a quien yo he hecho ca m b ia r de opinión. Al com ienzo to d a s son difíciles, pero cuando se deciden nunca quieren descan sar. Pasan de ser señoras a convertirse en esclavas. S e m p r o n io . 1. loco : d e m e n te , p e rtu rb a d o . 2. a su n to : p ro y e cto , negocio. 23 ESCENA IX En casa de Celestina. (al verles entrar) ¡Qué increíble Sempronio, es la segunda vez que vienes hoy a esta casa! C e l e s t in a . Calla, tonta, y dam e todo lo necesario para hacer un conjuro 1 al diablo. E l ic ia . Toma señora aquí lo tienes, Sempronio y yo nos vam os arriba. E l ic ia . Celestina se queda sola. Te conjuro, ¡Oh diablo, señor de los infiernos! Ven a obedecer mis deseos y a m eterte dentro de este hilo 2 y así me voy a casa de Melibea, con la seguridad de .que en este hilo te llevo oculto. C e l e s t in a . 1. conjuro : invocación. 2. hilo : fibra textil que se utiliza p a ra coser. A Q C T V D A D E S C o m p ren sió n lectora Contesta a las siguientes preguntas. 1. ¿Por qué Calisto llega a su casa triste y enfadado? 2. ¿Qué piensas de la opinión que tiene Sempronio de las mujeres? 3. ¿Qué consejo da Sempronio a Calisto para conseguir el amor de Melibea? 4. La fortuna ayuda a los osados. ¿Estás de acuerdo con ello? ¿Por qué? 5. Pármeno es honesto y fiel a su amo y sin embargo Calisto no se lo agradece. ¿Qué conclusiones saca de ello? 6. ¿Quién es Celestina? 7. ¿A quién y cómo decide invocar Celestina para que Melibea se enamore de Calisto? Q La vieja Celestina quiere hacer conjuros al diablo y se dispone a dar órdenes a Areúsa para que prepare los «polvos de la madre Celestina».1 Escribe los verbos que se encuentran entre paréntesis en Imperativo, como en el ejemplo. En un cuenco (poner ) ...... R£.n.......... corazones de ciervo. 1. (a ñ a d ir) ....................... lenguas de v íb o ra.2 2. (m ezclar ) ....................... cabezas de codornices.3 3. (m a c h a c a r ) ....................... sesos de asno. 4. (p ica r) ...................... espinas de erizo. 5. (co rta r) ..................... granos de helecho.4 6. (v erter) ......................sangre de murciélago. 7. (d esm en u zar) ....................... pellejas de gato negro. 1. polvos de la m adre C elestina : en la trad ic ió n p o p u lar y literaria, polvos m ágicos. 2. víbora : reptil. C ulebra v e n e n o s a de uno s 5 0cm . de largo. 3. codorniz : ave g allinácea de u n o s-d o s d e c ím e tro s de largo. 4. helecho : p la n ta de la clase de las filicíneas. 26 A C T V D A D E S 8. (agregar) ........................agua de mayo. 9. (m oler)........................agujas. 10. (a g ita r) .......................todo con vehemencia y (dejar)......................... reposar tres días. m o C o m p re n sió n auditiva Escucha varias veces la canción, cuyo autor es Juan del Enzina (1496), y escribe las palabras que faltan ayudándote de las notas. Más vale trocar (1)__________por dolores que estar sin (2)__________ . Donde es gradecido es dulce el (3)________ vivir en (4)_________ aquel no es vivir. Mejor es sufrir (5)_________ y dolores que estar sin amores. Es (6) perdida vivir sin amar 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. y más es que vida saberla emplear. Mejor es (7)________ sufriendo dolores que estar sin amores. La muerte es (8)____ Do vive afición Que espera haber (9). Quien sufre pasión. Más vale presión de tales dolores que estar sin amores. Goce, satisfacción, sensación agradable. En plural. Sentimiento que mueve a desear a la persona amada. Fallecer, perecer. Cesar el afecto que se tenía. Abandono, indiferencia. Exaltación, entusiasmo, ardor. Existencia. Padecer. Triunfo. Fama, celebridad. 27 A C T V D A D E S La expresión de la causa La causa es un hecho real. El modo empleado detrás de la conjunción es siempre el indicativo. Para el encadenamiento causa-consecuencia se emplea: porque, ya que, como, dado que, pues, a causa de, gracias a, a fuerza de, por debido a, etc... Ejemplo: Calisto se ha enamorado dado que ha conocido a Melibea. Q Escribe cinco frases causales con ayuda de las locuciones arriba indicadas. 1........................................................................................................... 2 .......................................................................................................... 3............................................................................................................................... 4 ............................................................................................................................... 5.............................................................................................................................. Q La entrada de Calisto buscando un halcón perdido en el jardín de Melibea va a desencadenar una serie de consecuencias. Organiza cronológicamente el encadenamiento causa-consecuencia. 1. Las intrigas y maquinaciones ocasionan a Calisto caer en las redes de Celestina. 2. Calisto siente tristeza por el amor no correspondido. 3. Calisto se enamora perdidamente de Melibea. 4. Calisto entra en el jardín de casa de Melibea. 5. La frustración induce a Calisto a realizar intrigas para conseguir a Melibea. 6. Calisto ve a Melibea y habla con ella. 7. Calisto pierde el halcón. 8. Melibea se irrita ante las osadas palabras de Calisto. 28 A C T Causa Calisto pierde el halcón. Caliste se enamora V D A D E S Consecuencia —► Caliste entra en el jardín de * -- casa de Melibea. perdidamente de Melibea. @ E xp resió n escrita Escribe una redacción de 150 a 200 palabras (15 o 20 lineas) sobre el tema: — — — — EL FLECHAZO 1 ¿Existe el flechazo o no? Importancia del aspecto físico de la persona. ¿Hay un límite de edad? ¿Te ha pasado alguna vez? 1. flechazo : a m o r que se sie n te r e p e n tin a m e n te al v er p o r p rim e ra vez a alguien. 29 La música española afínales del siglo XV m último cuarto del siglo XV presenta un importante cambio de trayectoria en la evolución de la música española. Debido a una estabilización de la situación política y al desarrollo económico que le sigue, el incipiente período es en efecto m uy favorable al desarrollo de un arte típicamente nacional. La unión personal de los dos reinos de Castilla y Aragón en 1474, la toma de Granada en 1492 y el descubrimiento de América el mismo año son hechos que, en un espacio muy breve de tiempo, van a marcar el destino de España. Si anteriormente los reyes españoles iban a buscar a Francia o a Italia a los cantores e instrumentistas de sus cortes, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón solamente van a contratar a músicos españoles para sus capillas. Cuando muere la reina en 1504, el rey elegirá a los mejores músicos y cantores de la difunta para formar la capilla real de España, cuyo esplendor se alcanzará unos cincuenta años más tarde, durante el reinado de Felipe II. Las tres culturas que han formado a España - la cristiana, la árabe y la judía - van a influir en el folclore hispánico y en el pensamiento musical de la música culta. Entre todos los autores Juan del Enzina (1428-1529) es sin duda el más original. Nace en Salamanca, hijo de padres humildes que dan a sus hijos una excelente instrucción. G raduado de bachiller en derecho por la Músicos. Detalle de Las leyendas de San Martín (siglo XIV), Simone Martini. Universidad de Salamanca, Juan del Enzina entra al servicio del duque de Alba en 1492. Sin duda decepcionado por no haber conseguido el puesto, que había solicitado, de Maestro de Capilla en la Catedral de Salamanca, inicia una serie de viajes a Roma a partir de 1500, donde goza sucesivamente del favor de los papas Alejandro VI, Julio II y León X. En el transcurso de un viaje a Tierra Santa (1519) se ordena sacerdote. A partir de 1523 reside en León, donde León X le ha nombrado Prior de la Catedral. Allí transcurren los últimos años de su vida donde fallece en 1529. Lo que llama poderosam ente la atención al oír sus villancicos y romances, además de su carácter auténticam ente español, es la armonía que reina entre el poema y la composición musical. - i- - v * : - * " 31 uiíjucn tiG.jftHifiintf1 1 A cto segundo En casa de Melibea. (viendo llegar a Celestina) ¿Qué te trae por aquí? C e l e s t in a . Vengo a vender un poco de hilo. A l is a . Si el hilo es bueno te será bien pagado. Melibea, ocúpate tú de esta vecina y págale lo que sea justo por el hilo. C e l e s t in a , (se va Alisa) En bu e n a com p añía quedo. Si me das permiso te diré la verdadera causa por la que he venido. M e l i b e a . Di tus necesidades, que si las puedo solucionar, con mucho gusto lo haré. C e l e s t i n a . Hay un h o m b r e m uy e n f e r m o que e s tá seg u ro de curarse con una sola palabra salida de tu noble boca, hombre de noble familia, que se llama Calisto. M e l ib e a . ¡No me digas más! ¡Vieja temeraria! ¿Qué dolor tiene ese loco que con tanto interés vienes? C e l e s t in a , (hablando consigo misma) ¡A o tras m ás f u e rte s he hecho cambiar yo! M e l ib e a . ¿Qué dices entre dientes, enemiga? C e l e s t in a . Señora, lo que te pido es que me escribas una oración de S a n t a Polonia que dicen que tú co n o c e s p a r a c u r a r y también te pido tu cordón *, que tiene fam a de haber tocado todas las reliquias que hay en Roma y en Jerusalén. M e l ib e a . Mi corazón se alegra al ver que vienes a hacer una obra de caridad, que es obra de caridad curar a los enfermos. Siento haberme enfadado contigo, quiero cumplir lo que me pides y L u c r e c ia , 1. cordón : c u e rd a que se ciñe al cu e rp o p a ra s u je ta r el traje. 32 Acto s egundo d arte el cordón. Como no me va a dar tiem po a escribir la oración, ven a recogerla m añana con mucho secreto. L u c r e c ia , (hablando consigo misma) Mal va este asunto. C e l e s t i n a . Seño ra, me voy ta n alegre con tu co rd ó n que me parece que a Calisto ya le está avisando el corazón. M e l ib e a . Vete con Dios. La CeCestína C e l e s t in a , estoy! (andando por la calle) ¡Oh, diablo! ¡Qué agradecida te (viendo a Celestina) ¿Qué noticias traes? C e l e s t in a . Maravillosas; aunque vas a tener alguna partecilla del beneficio, quiero para mí todo el valor del trabajo. S e m p r o n io . (H ablando consigo m ism o) Esta vieja codiciosa 1 quiere también engañarme a mí como a mi amo para hacerse rica. S e m p r o n io . D esde la c a s a de C a listo . P á rm e n o ve lle g a r a C e le s tin a y a Sempronio. (dirigiéndose a Calisto) ¡Señor! Veo venir a Sempronio y a Celestina! C a l is t o . ¿Qué noticias traen? C e l e s t in a , (entrand o en casa de Calisto) ¡Oh, señor! ¿Con qué pagarás a esta vieja que se juega la vida por servirte? P á r m e n o . (hablando aparte con Sempronio) Escucha con atención y verás como no le pide dinero porque el dinero se reparte E E T Párm en o . 1. codicioso : am bicioso, m ezqu in o , av aro. 34 Acto segundo fácilm ente. Todos a c a b a r e m o s de luto por culpa de esto s amores. C e l e s t in a . Señor, la vida te quiero dar con las buenas esperanzas que te traigo. Ca l is t o . ¿Buenas esperanzas, señora? C e l e s t in a . Buenas, podem os decir, pues antes me recibe a mí a pesar de mi falda vieja que a otras vestidas con ricas telas. P á r m e n o . (aparte) Esta puta vieja quiere ganar en un día más de lo que ha ganado en cincuenta años. Ca l is t o . ¿Con qué pretexto entraste en su casa? C e l e s t in a . Con el de venderle un poco de hilo. Le dije que tu pena la provocaba un dolor de muelas y le pedí una oración que ella conoce. Ca l is t o . ¿Qué te respondió cuando le pediste la oración? C e l e s t in a . Que me lo daba con gusto y adem ás le pedí un cordón que ella siempre tiene puesto. Ca l is t o . ¡Oh, por Dios! Toma esta casa para ti y todo lo que hay en ella y dime qué te contestó. C e l e s t in a . Por un m anto que tú des a esta vieja, yo te daré lo que ella lleva en su cuerpo. T om a e s te cordón, señor, y si no muero, prometo entregarte también a su dueña. C a l is t o . (acariciando el cordón) Mañana tendrás una falda y un manto. ¡Oh cordón! ¿Qué secretos conoces de ese extraordinario cuerpo? ¿Y la oración? C e l e s t in a . No la tengo todavía, pero quedamos en que si tu dolor no desaparece volveré m añana por ella. C a l is t o . ¡Oh! ¡Triste de mí! ¡Pármeno, aco m p añ a a casa a esta señora! C e l e s t in a . Quede Dios contigo. Mañana volveré. Piensa en otra cosa. 35 11 La CeCestína ESCENA III Celestina y Párm eno hablan por la calle. Párm eno, quiero que te n g a s bu enas relaciones con Sempronio, porque estando bien con él, estarás bien con tu amo y con todo el mundo. Si os ayudáis el uno al otro aumentará vuestro beneficio. ¡Qué feliz seré si venís a mi casa a verme y a divertiros con un par de muchachas! P á r m e n o . R e co rd a rás que no hace m ucho tie m p o p r o m e tis te conseguirme a Areúsa. C e l e s t in a . N o lo he olvidado. Es normal tu desconfianza, pero ahora tienes a tu favor a una m aestra como yo. Vamos a su casa y tú espérame hasta ver qué puedo conseguir. IZ T t C e le s tin a . Pármeno, amigo, por tu retraso pienso que esta noche has estado en casa de la vieja. P á r m e n o . Sempronio, amigo, te voy a contar maravillas. S e m p r o n io . Cuenta, cuenta, ¿es algo de Melibea? P á r m e n o . De otra que yo más quiero y puede compararse a ella en gracia y hermosura. S e m p r o n io . ¿Qué es esto loco? ¡El mundo se va a perder! Calisto am a a Melibea, yo a Elicia y tú has buscado alguna con quien p e r d e r la p o c a r a z ó n que ti e n e s . A h o ra ves qué fácil es corregir vidas ajenas y qué difícil ocuparse cada uno de la suya. S e m p r o n io . 36 1 I La CeCestína ¿A qué crees que se debe todo este placer sino a que he conseguido a Areúsa? S e m p r o n io . Seguro que la vieja ha participado en este asunto. P á r m e n o . Está claro que «quien a buen árbol se arrima 1...»; la he invitado a comer en casa de Celestina y si estás de acuerdo iremos todos allí. S e m p r o n io . ¡Qué alegría! Seam os como herm ano s. Comam os y disfrutemos, que Calisto pasará hambre por todos. P á r m e n o . ¿Y qué hace ahora ese desesperado? S e m p r o n io . Allí está, en la cama, ni se ha dormido ni está despierto. P á r m e n o . Pues mientras se despierta, cogeré comida para llevar a casa de Celestina, pan blanco, buen vino, pollos... si Calisto echa algo de menos 2 le haré creer que él mismo lo comió. C a l is t o . ¿Quién habla en la sala? ¿Es hora ya de acostarse? P á r m e n o . Más bien señor, es hora de levantarse... C a l is t o . Ya veo que es verdad pues suenan las cam panas, que llaman a misa. Pediré a Dios que Melibea haga caso de mi am or o en caso contrario ponga fin a mi vida. (Calisto sale de casa) Párm en o . P á r m e n o . ¡V ete con el diablo! Ya es hora de ir a comer a casa de Celestina. P á r m e n o . Vamos enseguida. S e m p r o n io . 1. quien a buen árbol... : (refrá n ) quien tien e la p ro tec ció n de alguien im p o rta n te consigue fá c ilm e n te sus objetivos. 2. echar de m en o s : a d v e rtir la fa lta de algo o alguien. 38 A Q C T V D A D E S C o m p re n s ió n lectora Contesta a las siguientes preguntas. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. Q ¿Con qué excusa consigue Celestina entrar en casa de Melibea? ¿Por qué Melibea se conmueve? ¿Por qué Celestina da las gracias al diablo? ¿Qué hace Celestina para contentar a Pármeno? ¿Dónde se reunirán a comer Pármeno, Areúsa, Sempronio y Elicia? ¿Qué roba Pármeno a su amo para tal fin? Si Calisto echa algo de menos, ¿qué le va a hacer creer Pármeno? Léxico Escribe, con la ayuda de tu diccionario, las definiciones de estos adjetivos que califican a Celestina, como en el ejemplo. Definición Adjetivos 0. alcahueta persono que encubre, concierta o facilita una relación amorosa generalmente ¡lícita. 1. astuta 2. sagaz 3. codiciosa 4. atrevida 39 A Q C T V D A D E S Ahora busca los antónimos o contrarios y escribe la definición. Adjetivos 1. astuta Antónimo Definición 2. sagaz 3. codiciosa a* 4. atrevida Q Busca los sinónimos y vuelve a repetir la operación. Adjetivos 1. astuta 2. sagaz 3. codiciosa 4. atrevida 40 Sinónimo Definición A Q C T V D A D E S G ram átic a y vocabulario Estas frases aparecen en el primer y segundo acto. Los pronombres subrayados ¿a qué palabras sustituyen? Ejemplo: Creo y afirmo que Melibea es Dios y confío en alcanzarla. La: confío en alcanzar a Melibea. 1. Posible es. Y aún aborrecerla cuanto ahora la amas. 2. 3. 4. 5. ¿Le puedo hablar? ........................................................................................ Yo te la traeré hasta aquí............................................................................. Oigo pasos. Simula que no los oyes........................................................... Sempronio, dile que cierre la boca y abra el bolsillo. 6. No la tengo todavía....................................................................................... 7. La he invitado a comer a casa de Celestina............................................. Q Celestina de vuelta a casa hace un conjuro al diablo. A veces una misma palabra puede tener significados muy distintos. Busca en el diccionario cinco significados distintos de la palabra vuelta y escribe junto a cada frase el significado que le corresponde. 1. 2. 3. 4. 5. Significado Frase Celestina, de vuelta a casa, hace un conjuro al diablo. Camarero, quédese con la vuelta. Esta capa azul es reversible. le das la vuelta y es negra. Este punto de media es fácil, haces una vuelta del derecho y otra vuelta del revés. La vuelta ciclista a España ha empezado este año en Barbastro. 41 Renacimiento y Humanismo @1 siglo XIV es un siglo de crisis. A las grandes epidemias, culpables de la caída dem ográfica, se sum a el derrum bam iento de la agricultura, base de la producción económica, con el posterior abandono del campo. La industria y el comercio también entran en J recesión. La fase renacentista que aflora a mediados del siglo XV, sobre todo en el sur de Francia, Italia y Flandes, para difundirse rápidamente por todo el Occidente, se va desarrollando lentamente a través de la cultura urbana medieval y alcanza su plenitud en la primera mitad del siglo XVI. La influencia italiana, especialmente de Dante, Petrarca y Boccaccio, se introduce en la península a través de Aragón. De esta época es la creación de la Universidad de Alcalá de Henares (1508) creada bajo el patrocinio del Cardenal Cisneros. D urante el siglo XV se vitaliza el sentido de los negocios, que alcanzan casi una precisión de ciencia, ya que la enorme difusión de las formas de crédito muestra como el mundo mercantil sienta las bases de una circulación de tipo moderno. A p artir del siglo XV el A tlántico pasa a ocupar el lugar del M editerráneo europeo, quedando éste como reducto del m undo antiguo. El ideal de cruzada y la crisis económica, junto con el espíritu de aventura, impulsan a Portugal a iniciar la empresa transatlántica dirigida por el príncipe Enrique el Navegante. Castilla compite 42 activam ente con Portugal en uno y otro mar por medio de los puertos andaluces, y sobre todo de Sevilla. Desde Andalucía se origina la decisiva colonización de las islas Canarias. El encuentro de los dos mares supone un intercambio no sólo de hombres y de mercancías sino también de técnicas de navegación. A finales del siglo XIV, la antigüedad clásica comienza a ser mirada como modelo a imitar en todos los órdenes de la vida. Un periodo de luces, caracterizado por el renacer de la cultura clásica y el descubrimiento del hombre y la naturaleza, va a tener lugar. El Humanismo contribuye a unir a Europa con el recuerdo de una raíz cultural común. El latín continúa siendo una lengua de cultura y la unidad cultural se robustece gracias al descubrimiento de la imprenta por Gutenberg (1445). El individualismo renacentista se refleja enseguida en los campos de la política y de la economía para condicionar el despliegue respectivo del racionalismo, el absolutismo y el capitalismo. El hom bre europeo siente una nueva alegría de vivir. En todo Occidente tiene lugar un relajamiento de costum bres que llega también a la austera península ibérica. Esta permisividad concede un mayor protagonismo a la mujer y el desenfado en los lances eróticos recibe la aprobación de la literatura. 44 A cto tercero (sola) ¡Oh d e s g ra c ia d a de mí! ¡Oh Dios, que to d o lo puedes¡ Te pido que me des fuerzas para controlar mi terrible pasión y no perder mi virginidad. ¡Oh débiles mujeres!, ¿por qué no podemos también nosotras descubrir nuestro am or igual que los hombres? M e l ib e a , Llam an a la puerta, Lucrecia sale a abrir, entra Celestina. Entra, que está sola. . ¡Oh bienvenida seas! Retírate Lucrecia. (Lucrecia sale de la habitación) . ¿Qué dolor es ése señ o ra, que a s o m a incluso a tu herm osa cara? . ¿Qué dices? ¿Has descubierto con sólo verme la causa de mi mal? . ¿Cómo quieres señora que adivine la causa? Lo que digo es que me da mucha pena verte tan triste. . Siento el dolor en el corazón. Es un dolor nuevo que me quita el apetito y no me deja dormir. La causa no sé decírtela. L u c r e c ia . M e l ib e a C e l e s t in a M e l ib e a C e l e s t in a M e l ib e a 45 La CeCestína La causa yo sé decírtela. Es amor dulce. El am or es un fuego escondido, un alegre sufrimiento, una suave m uerte. Cuando provoca una herida, envía tam bién la solución para curar el dolor. M . ¿Cuál e s ? C . ¡Calisto! (Melibea se desmaya) C . ¡No te desmayes, señora, háblame! M , (despertándose) Inútilmente intento ocultar lo que tú c la ra m e n te conoces. En mi cordón le llevaste env uelta mi libertad. ¡Oh señora mía! Haz que pueda verle pronto. C . Verle y hablar con él. M . ¿Hablar? Dime cómo. C . A través de las puertas de tu jardín. M . ¿Cuándo? C . Esta noche. A las doce. M . Pues vete, mi buena amiga y habla con Calisto. C e l e s t in a . e l ib e a e l e s t in a e l e s t in a e l ib e a e l e s t in a e l ib e a e l e s t in a e l ib e a e l e s t in a e l ib e a Sempronio y Párm eno recogen a Calisto en la puerta de la iglesia y van a casa de Calisto. (a Calisto) Señor, piensa que tus frecuentes visitas a la iglesia lla m an la a te n c ió n de to d o el m u n d o . Si e s t á s enam o rad o, sufre en tu casa y no descubras tu dolor a los extraños. Además, no te preocupes, que el asunto está ya en manos de Celestina. S e m p r o n io . Se une a ellos Celestina, que viene de casa de Melibea. C e l e s t in a . 46 ¿Qué decís de Celestina? Toda la calle vengo corriendo Acto tercero d e trá s de vosotros. Todo el día, señor, he tra b a ja d o en tu negocio, descuidando otros asun to s de gran provecho para mí. Pero te traigo buenas noticias, Melibea está a tu servicio. . ¿Qué es lo que oigo? . Que es más tuya que de sí misma. . No digas tal cosa, que van a pensar estos mozos 1 que estás loca. Melibea es mi vida, yo soy su siervo. . Señor, lo que tienes que hacer es pagar a Celestina por su trabajo. . Bien has dicho. Señora, t o m a e s ta cadenilla de oro, póntela en el cuello y sigue contándome. . (en voz baja) ¡Cadenilla la llama! ¿No lo oyes Sempronio? Te aseguro que vale mucho dinero. . Señor Calisto, has sido muy generoso con esta pobre vieja. Por eso te devuelvo tu salud, has de saber que Melibea te am a y desea verte. . ¡Oh Dios mío, te ruego que esto no sea un sueño!, señora, no te burles de mí. . Si me estoy burlando o no, lo verás esta noche a las doce: ve a su casa a hablar con ella a través de la puerta de su jardín. . ¿Y dices que acudirá por su propia voluntad? . Te dejo alegre y me voy muy contenta. Si me necesitas ya sabes que estoy a tu servicio. . (en voz baja) ¡La prisa 2 que tiene la vieja por irse! Está deseando llevarse de aquí la cadena. C a l is t o C e l e s t in a C a l is t o S e m p r o n io C a l is t o Párm en o C e l e s t in a C a l is t o C e l e s t in a C a l is t o C e l e s t in a Pá rm en o 1. m ozo : joven, m u ch ac h o . 2. pris a : velocidad, p ro n titu d , urgencia. 47 La CeCestína (en voz baja) Una p u ta alcah u eta cuando se ve de pronto llena de oro, ¿qué quieres que haga sino asegurar su riqueza? C a l i s t o . Dios v ay a co n tig o , s e ñ o ra m ía. Yo q u iero d o rm ir y descansar un rato. S e m pr o n io . ESCENA III En casa de Calisto, unas horas después. C a l is t o . ¡Mozos! ¿Qué hora es? S e m p r o n i o . Las diez. C a l i s t o . P ues p r e p a r a , P á rm e n o , m is a r m a s y p r e p a r a d las vuestras. P á r m e n o . Aquí las tienes, señor. C a l is t o . Ayúdame a ponérm elas. (Saliendo a la calle) Mira tú, Sempronio, a ver si hay alguien por la calle. (Cuando Sempronio indica que no hay nadie, los tres com ienzan a andar) Ya son las doce, (cerca del jardín de Melibea) A cércate tú, Pármeno, a ver si ha llegado aquella señora. P á r m e n o . ¿Yo? Mejor será que te vea a ti primero. C a l is t o . Tienes razón, me acercaré yo, quedaos aquí. Cuando Calisto se adelanta los criados hablan entre sí. ¿Qué te parece lo que quería nuestro am o? ¿Cómo sé yo quién está detrás de esas puertas? S e m p r o n i o . E stá te a te n to que a la p rim e ra cosa e x tra ñ a que oigamos, salimos corriendo. P á r m e n o . Estoy de acuerdo. ¡Escucha! Debe haber salido Melibea, porque se oyen voces. Pármeno. tf 48 Acto te rc e ro E S C E N A IV C alisto h a b la en la ca lle desde la p u e rta del ja rd ín , M elib e a y Lucrecia contestan desde dentro. ¿Quién habla? ¿Quién está ahí fuera? Acércate señora, que está aquí aquel caballero. M elibea . Loca, habla bajo, com prueba si es él. L u c r e c ia . Ven señora, que sí es. L u c r e c ia . 49 La CeCestína M elibea . Lucrecia, C a l is t o . Y o soy tu vete a acostar. ¡Eh señor! ¿Cuál es tu nom bre? siervo Calisto. No tengas miedo de descubrirte delante de este adm irador de tu herm osura. M elibea , (dentro) Tus m ensajes atrevidos me han obligado a venir aquí, no sé qué q u iere s co n se g u ir de mí. Deja esos locos pensam ientos. C a l is t o . ¡Oh desgraciado Calisto! ¡Oh Celestina m ujer m entirosa! ¿Queda alguien en el m undo que diga la verdad? M elibea . Deja señor de afligirte. Tú lloras tu tristeza, yo lloro de placer, viéndote tan enam orado. ¡Oh mi señor! Te aseguro que es cierto todo lo que Celestina te ha dicho de mis sentimientos. C a l is t o . ¡Oh señora mía! Con tus palabras me das la alegría en que ahora me veo. M elibea . Desde que te conocí en ningún m om ento te has alejado de mi corazón, y aunque he luchado por ocultarlo no lo he conseguido. Al recordarm e aquella m ujer tu nom bre, descubro mi deseo y vengo a p e d irte que d isp o n g as de mi p e rs o n a según quieras. C a l is t o . ¡Oh m olestas puertas! Perm ite señora, que llame a mis criados para romperlas. M e l ib e a . No te dejes llevar por tu s deseos. Ven m añ a n a a esta m ism a hora saltando las paredes de mi jardín. C a l i s t o . ¡Qué duro es, se ñ o ra , s e p a ra rm e de ti! Pero v en d ré m añana y saltaré las paredes del jardín. M e libea . A s í sea y vaya Dios contigo. 50 Jf Acto te rc e ro En la habitación de Pleberio y Alisa, los padres de Melibea. P l e b e r io . ¿ N o oyes ruido en el cuarto de tu hija? A lisa . Sí, lo oigo ¡Melibea! ¡Melibea! M elibea , (fuera) ¡Sí! P l e b e r io . ¿Quién hace ruido en tu habitación? M elibea , (fuera) Es Lucrecia que salió a buscar sed. P l e b e r io . agua, pues tengo Duerme hija, que pensé que era otra cosa. En casa de Calisto. Él mismo con sus criados. Ya le dije yo a mi señora Melibea que estaba bien seguro con v u e stra presen cia y ayuda. Yo pag aré a d e c u a d a m e n te vuestro buen servicio. Id con Dios a descansar. C a l is t o . Los criados se quedan solos. ¿Adonde vamos, Sempronio?: ¿a la cam a a dormir, o a la cocina a desayunar? Pármeno. 51 La CeCestína S e m pr o n io . Y o quiero ir a casa de Celestina a cobrar mi parte de la cadena. P á r m e n o . Bien dices. Vayamos los dos que en asuntos de dinero no hay am istad. ESCENA VII j En casa de Celestina. S e m p r o n i o . (llamando a golpes) Señora Celestina, abre. C e l e s t in a . ¡Oh locos, entrad, entrad! ¿Cómo venís a estas horas? 1 ¿y cómo está Calisto? S e m p r o n i o . Si no es por nosotros, ya estaría m uerto. C e l e s t in a . Cuéntamelo, por Dios. P á r m e n o . Mejor h arás en p re p a ra rn o s algo de com er, eso nos 1 quitará un poco el disgusto que traem os. C e l e s t in a . ¿Qué os ha pasado? S e m p r o n i o . Traigo todas las arm as rotas por haber luchado contra 1 los que querían a ta c a r a Calisto; así que no ten go con qué I defender a mi am o en las próxim as noches. 52 Acto te rc e ro Pues pídele dinero a tu amo. S e m p r o n i o . ¡Ja! ¡Ja! Párm eno tam bién trae las arm as rotas, así que Calisto va a g astar todo su dinero en arm as. ¿Cómo quieres que le pida m ás? Ya nos dio las cien m on edas y después la cad e n a de oro. No lo p e rd a m o s to d o por q u e re r m ás, que «quien mucho abarca poco a p r ie ta 1». C e l e s t i n a . ¿Estás loco? ¿Estoy yo obligada a pagar las arm as que habéis roto en defensa de Calisto? S e m p r o n i o . Siempre he dicho que entre los viejos es muy grande la codicia. A hora que e s ta vieja ve crecido su negocio no quiere dar nada. P á r m e n o . Bien te avisé yo de quien era esta vieja. C e lestin a . Callad que quien os supo conseguir a Elicia y a Areúsa, os conseguirá otras diez m uchachas. S e m p r o n i o . ¡Vete a en g añar a otros vieja, y no te burles de mí! Danos las dos partes de lo que has recibido de Calisto. C el e st in a . ¿Qué dices, Sempronio? ¿Crees que por haber recibido esta cadena ya no tengo necesidad de seguir trabajand o? Y tú, Pármeno, ¿piensas que soy tu esclava porque conoces mis s e c re to s y las d e sg ra c ia s que nos su c e d ie ro n a mí y a tu m adre? P á r m e n o . ¡No me hinches las narices 2 recordándom e a mi m adre o te m andaré donde ella está! C e lestin a . ¡Elicia! ¡Levántate! ¡Tráeme mi m anto que voy a salir a buscar a la justicia! C elestin a . 1■ quien... ap rieta : (refrá n ) quien q uiere c o n se g u ir m u c h a s co sas a la vez, no suele c o n se g u ir re a lm e n te n in gu na. no m e h in ch es las n arices : ( lo c u c ió n ) no m e irrites. 53 La CeCestína ¿Cómo os atrevéis a am enazarm e 1 en mi propia casa? ¡Con una vieja tenéis valor vosotros! S e m p r o n i o . ¡Oh vieja codiciosa que quiere para sí todo el dinero! ¿No estás contenta con la tercera parte de lo ganado? C e l e s t in a . ¿Qué tercera parte? Vete de mi casa. S e m p r o n i o . (sacando la espada) Cumplirás tu prom esa o morirás. E l ic ia . (que ha salido de su habitación) ¡Sem pronio, por Dios, guarda la espada! ¡Detenle, Pármeno, detenle! C e l e s t in a . ¡Justicia, justicia, vecinos! ¡Justicia, que me m atan en mi casa esos malditos! (Sempronio hiere con la espada a Celestina) C e l e s t in a . ¡Ay, que me m atan! ¡Confesión2, confesión! P á r m e n o . ¡Acaba con ella! C e l e s t in a . ¡Confesión! (Celestina cae m uerta) E licia . ¡Oh crueles enemigos! ¡Muerta está mi madre! S e m p r o n i o . ¡Huye Pármeno, que llega m ucha gente! ¡Cuidado que llega el alguacil3! P á r m e n o . ¡Pobres de n o sotros! No hay por dó nd e escap ar. El alguacil y su gente están en la puerta. S e m p r o n i o . Saltemos desde las ventanas. P á r m e n o . Salta, que voy detrás de ti. 1. am en azar : p ro v o car, d esafiar. 2. En la religión cató lica m o rir sin co n fesió n equivale a ir al infierno y c o n d e n a rs e e t e r n a m e n te . 3. alguacil : (d el á ra b e ) g uard ia, policía. 54 A Q C T V P A P E S C o m p ren s ió n lectora Después de leer el Acto III, marca si estas afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F). Además, busca la parte del texto en la que te has basado para elegir la opción y escríbela en la línea de puntos. 1. Melibea se desmaya al oír a Celestina pronunciar el nombre de Calisto. V F 2. Melibea ruega a Celestina que le permita ver pronto a Calisto. 3. Celestina concierta una cita a los enamorados en su propia casa. 4. La hora de la cita es la una de la madrugada. 5. Calisto regala a Celestina una cadenilla de oro. 6. Lucrecia sale a buscar agua porque Melibea tiene sed. 7. Sempronio mata a Celestina con su espada. 8. Celestina no pide confesión. 9. El alguacil y su gente están en la puerta de casa de Celestina. 10. Pármeno y Sempronio saltan por la ventana para huir de la justicia. 55 A C T V D A D E S Q Completa el cuadro con los acontecimientos apropiados a la hora del día. Hora del día Las diez de la noche Las doce de la noche Al alba ^ Acontecimiento 1................................................................................................. 2..................................................................... 3................................................................... 4................................................................... 5................................................................... ♦ 6................................................................... E xp resió n escrita Ahora haz un resumen en Presente del Indicativo, escribiendo seis frases y empleando cu a nd o , dos horas m ás ta rd e , en el m om ento en q u e , m ientras , al tiempo q u e} d u ra n te , etc. 1............................................................................................. 2 .............................................................................................................. 3............................................................................................................................... 4..................................................................................................................... 5................................................................ 6..................................................................................................................................... Q Comenta la frase de Celestina cuando declara a Pármeno: ¿P iensas que soy tu esclava p orque conoces mis secretos? Puedes emplear para dar tu opinión: Creo que... Pienso que... A mi parecer... En mi opinión... 56 A o C T 1 V 1 D A D E S G ram átic a y vocabulario Elige para cada uno de los huecos la palabra adecuada que falta, poniendo una / en una de las tres opciones abajo indicadas. El siglo XIV es un siglo de crisis. A las grandes epidemias, culpables de la (1).............................demográfica, se suma el derrumbamiento de la agricultura, base de la producción económica, con el posterior abandono del campo. La industria y el comercio también entran en recesión. La fase renacentista que aflora a mediados del siglo XV, sobre todo en el sur de Francia, Italia y Flandes, para difundirse rápidamente por todo el Occidente, se va desarrollando lentamente a través de la cultura (2).............................. medieval y alcanza su plenitud en la primera mitad del siglo XVI. Durante el siglo XV se vitaliza el sentido de los negocios, que alcanzan casi una precisión de ciencia, ya que la enorme difusión de las formas de crédito muestra como el mundo mercantil (3)...............................las bases de una circulación de tipo moderno. A partir del siglo XV el Atlántico pasa a ocupar el lugar del Mediterráneo europeo, quedando éste como reducto del mundo (4)............................. El ideal de cruzada y la crisis económica, junto con el espíritu de aventura, impulsan a Portugal a iniciar la empresa (5)............................. dirigida por el príncipe Enrique el Navegante. Castilla compite activamente con Portugal en uno y otro mar por medio de los puertos andaluces, y sobre todo de Sevilla. Desde Andalucía se (6).............................. la decisiva colonización de las islas Canarias. El encuentro de los dos mares supone un intercambio no sólo de hombres y de mercancías sino también de técnicas de navegación. 1. 2. 3. 4. 5. 6. a. caída a. urbana a. deshace a. moderno a. transatlántica a. origina b. expansión b. rural b. ajusta b. antiguo b. transmediterránea b. cesa c. propagación c. campestre c. sienta c. actual c. ultramarina c. causa 57 A Q C T V D A D E S E xp resió n oral El modelo de belleza renacentista. Mira atentamente a la joven del cuadro. Descríbela. ¿Se parece en algo tu descripción a la que hace Calisto de Melibea? Retrato de m ujer joven (1470), Piero del Pollaiolo. (53£jf O C o m p re n s ió n auditiva Escucha el texto y marca con una / s i las afirmaciones son verdaderas (V) o falsas (F). V F 1. Salamanca fue conquistada por Aníbal. □ □ 2. El Puente Romano daba paso a la vía de la plata. □ □ 3. En el año 712 es destruida por los árabes. □ □ 4. En el siglo XIV se crea su Universidad. □ □ 5. Salamanca no tiene monumentos de estilo plateresco. □ □ 6. Felipe V manda construir la Plaza Mayor. □ □ 58 ________________________________________________________________ A C T V D A D E S ^ ¿Qué piensas que puede suceder en el próximo acto? Pon en la primera casilla el símbolo de tu elección. # seguro * quizá ♦ probablemente no / no 1. Calisto piensa que todo lo que ha sucedido ha sido un sueño. 2. Sempronio y Pármeno han sido degollados en la plaza. 3. Calisto vuelve a visitar por la noche a Melibea. 4. Calisto vuelve a visitar a Melibea por la noche y es descubierto por el padre de ésta. 5. Calisto decide no volver a visitar a Melibea. 6. Calisto y Melibea se casan. 7. Lucrecia cuenta el secreto de Melibea a la madre de ésta. 8. Calisto y Melibea se fugan. 9. Melibea se arrepiente de lo sucedido e ingresa en un convento. □□ □□ □□ □□ □□ □□ □□ □□ □□ Cuando hayas terminado de leer el Acto IV, regresa a esta página y comprueba tus aciertos. Marca la segunda casilla con V (verdadero) o F (falso). 59 Acto cuarto ESCENA I En casa de Calisto. ¡Qué bien he dormido después de aquella dulce c it a 1! ¡Oh feliz Calisto! ¿Lo soñé o pasó de verdad? Pero yo no estab a solo, mis criados me acom pañaban. Si ellos dicen que ocurrió de verdad he de creerles. ¡Tristanico 2! ¿Dónde estás? ¡Llama a Sempronio y a Pármeno! . Ya voy señor, (m om entos después) Señor, no hay ningún criado en casa. C a l is t o . T r is t á n 60 1. ci ta : e n c u e n tro , re u n ió n . 2. Tris tan ico : d im in u tiv o de T ris tá n . Acto c u a rto Pues cierra las ventanas y déjam e dorm ir hasta que sea la hora de comer. . Iré a la p u erta para im pedir que alguien m oleste a mi am o m ien tras duerm e, (en la p u erta de la casa) ¡Qué gritos suenan en la calle! ¿Qué es esto? Por allí viene Sosia: él me dirá qué pasa, (a Sosia, que ya ha llegado a casa de Calisto) ¿Qué es esto Sosia? ¿Por qué lloras? ¿De dónde vienes? . ¡Oh qué g ra n d e s h o n o r p a r a la c a s a de mi am o! ¡Oh desg raciado s1 mozos! . ¿De qué te lam entas? ¿Qué ha ocurrido? . ¡Sempronio y Párm eno han sido degollados2 en la plaza! . Le llevaremos enseguida estas tristes noticias a nuestro amo. C a l is t o . T r is t á n S o s ia T r is t á n S o s ia T r is t á n Se dirigen a la habitación de Calisto. JO S ¡Señor! ¡Señor! . ¿Qué pasa locos? ¿No os ordené no despertarm e? . Señor, Sempronio y Pármeno han sido degollados en la plaza. . ¡Oh, Dios mío! No puedo creer tan triste noticia. No es posible, porque esta noche han estado conmigo. . Pues m ad ru g a ro n 3 para morir. . ¡Oh mis leales criados! ¡Oh desgraciado Calisto! Quedas deshonrado para toda tu vida. ¿Qué será de mis m uertos tan valiosos criados? ¿Cuál fue la causa? . Señor, gritaban a voces «¡Manda la justicia que m ueran por asesinos!». S o s ia . C a l is t o S o s ia C a l is t o S o s ia C a l is t o S o s ia 1. 2. 3. : d e s v e n tu ra d o , infeliz. : guillotinado, d ec ap ita d o . m ad ru ga r : le v a n ta rs e m u y te m p r a n o . d e sgr acia do de go llad o 61 La CeCestína ¿A quién han m atado? . A una m ujer llamada Celestina. . ¿Qué me dices? . Lo que oyes. . Pues si eso es verdad, m átam e tú a mí. Porque la m uerte de C elestina es lo p eo r que p u ede su ced erm e. ¡Oh tr is te s mozos! ¿Cómo iban? . Iban cubiertos de sangre, después de sa ltar desde unas ven tan as muy altas para escapar del alguacil. Uno llevaba la cabeza abierta, el otro los dos brazos rotos y la cara llena de heridas. Y así, ya casi m uertos, Ies cortaron la cabeza. . (hablando consigo mismo) ¡Oh, mis secretos que ya serán conocidos por las plazas y m ercados de esta ciudad! ¿Qué será de mí? ¿Adonde iré? ¿Qué decisión tom aré? . Señor, una criada suya decía que la m a ta ro n porque no quiso repartir con ellos una cadena de oro que tú le diste. . Dejadme solo. C a l is t o . S o s ia C a l is t o S o s ia C a l is t o S o s ia C a l is t o S o s ia C a l is t o Se retiran Sosia y Tristán. ¡Oh día triste! Mucho tenía anoche y mucho he perdido hoy. Pero m ás me im porta el placer que espero alcanzar con Melibea, que las m u e rte s de mis criado s y de C elestina. Ellos eran atrevidos y violentos. La vieja era mala y falsa y según parece hacía secretos negocios con ellos y por eso pelearon 1. Haré que se p r e p a r e n S osia y T rista n ic o p a ra v e n ir con m igo . Llevarán una escalera porque son m uy altas las paredes del jardín. 1. 62 pelea r : luchar, c o m b atir. Acto c u a rto E S C E N A II El mismo día por la noche. Dentro del ja rd ín de la casa de Melibea. Tarda mucho el caballero que esperam os. Pero escucha Lucrecia, que suen an pasos en la calle y parece que hablan fuera. M e l ib e a . C alisto y sus criados h ab lan fu e ra del ja rd ín al que a ca b a n de llegar. A cerca1 esa escalera, Tristán, que aunque hay mucha altura, este es el mejor lugar para subir. . Sube, señor. Yo iré contigo, porque no sabem os quién está adentro. S o s ia . T r is t á n 1. ac erc ar : a p ro x im ar. 63 La CeCestína Quedaos aquí, locos, entraré yo solo que estoy oyendo a mi señora. . (viendo a Calisto en lo alto de la pared) ¡Oh mi señor, no saltes desde tan alto! Baja despacio. ¡No tengas ta n ta prisa! . (ya abrazando a Melibea) ¡Oh mi señora! En mis brazos/te tengo y no lo creo. . Señor mío, he confiado en ti, no quieras perderm e por ta n corto placer. No to m es aquello que una vez to m ado no podrás devolver. No arruines, señor, lo que no se puede arreglar ni con todos los tesoros del m u n d o .1 . Señora, no me pidas eso, ¿no quieres que llegue a ti para descansar de mis pasados sufrim ientos? . ¡Por mi vida, que aunque hable tu lengua todo lo que quiera, tu s m ano s no hagan to do lo que pueden! Del buen pasto r es propio esquilar 2 su ganado pero no destruirlo. No quiera robar el m ayor tesoro que la naturaleza me ha dado. . ¿Para qué, señora? ¿Para sufrir de nuevo? ¿Para volver al juego de antes? . A pártate Lucrecia. . ¿Para qué, mi señora? Yo me alegro de ten er testigos de mi placer. . Pero yo no quiero testigos de mi error. C a l is t o . B T S M e l ib e a C a l is t o M e l ib e a C a l is t o M e l ib e a C a l is t o M e l ib e a C a l is t o M e l ib e a Fuera del ja rd ín los criados hablan entre sí. S o s ia . 64 Tristán, ¿oyes bien lo que pasa? 1. M e lib e a se r e fie r e a su v irg in id a d , p u es p e rd e r la v irg in id a d fu e r a del m a trim o n io e q u iv a lía a p e rd e r el h o n o r. 2. esquilar : c o r t a r la lan a . La Celestina Considero a mi am o el m ás feliz de los hom bres. . S , pero con su pan se la coma, ellos alegres y abrazados y sus servidores degollados. . Calisto ya no se acuerda de ellos. T r is t á n . S o s ia í T r is t á n De nuevo en el interior del jardín. ¡Oh, mi vida y mi señor! ¿Cómo has querido que pierda mi virginidad por tan corto placer? ¡Oh, mi buen padre, cómo he dañado tu honra! ¡Oh, desgraciada de mí! ¿Cómo no pensé an tes el gran peligro que me esperaba con tu entrad a en el jardín? M e l ib e a . Fuera del jardín. ¡Antes quería yo h ab e rte oído esas palabritas! Todas os quejáis después de hacer lo que ya no se puede solucionar. ¡Y el bobo de Calisto escuchándola! S o s ia . Dentro del ja rd ín algún tiempo después. Parece que hace una hora que e stam o s aquí y ya va a a m a n e c e r l. ¡Ya da el reloj las tres! . Señor, por Dios, ya no puedes neg ar mi am or, no me niegues tu vista. Vuelve a la m ism a hora, las próxim as noches. . M , poned la escalera. , (desde la calle) Señor, aquí está. Baja. 2 C a l is t o . M e l ib e a C a l is t o o zo s S o s ia 66 : alb o re ar, c o m e n z a r la luz del día. : d escen d er. 1. amanecer 2. bajar Acto c u a rto E S C E N A III En casa de Calisto. jg J (solo) ¡Oh, m ezquino! ¡Qué agrad ab le m e es a h o ra el silencio y la oscuridad! Siento ah o ra e sta herida que se ha enfriado, ah o ra que e stá helada la sangre que ayer hervía, ahora veo mi falta *, la perdición de mi patrimonio, la infamia que tiene mi persona. ¡Oh, m ísera suavidad de esta brevísima vida! ¡Oh, breve placer m undano! ¡Qué poco duran y cuánto cuestan tus dulzores! ¿Qué haré? ¿Qué consejo tom aré? ¡Oh, mi s e ñ o ra y mi vida! ¿Por qué no e sto y c o n te n to ? De día estaré en mi cám ara, de noche en aquel paraíso dulce. Ya me parece que hace un año que no he visto aquel suave descanso. Todo se conduce con freno 2 igual: cielo, tierra, m ar, fuego, viento, calor, frío. ¿Qué me im porta que dé las doce horas el reloj de hierro, si no las ha dado el del cielo? Pues por mucho m adrugar no am anece m ás te m p ra n o .3 Pero tú, dulce imaginación, trae a mí la presencia angélica de aquella imagen, a mis oídos el suave sonido de sus palabras, aquellos a m o ro so s ab razo s e n tre p alab ra y palabra; aquel so ltarm e y p ren d erm e, aquel huir y llegar, aquellos dulces besos. ¡Con qué pena se despidió! ¡Con cuántas lágrimas que p a re c ía n g ra n o s de a l j ó f a r 4 que sin s e n tir se le caían de aquellos claros y resplandecientes ojos! C a l is t o . 1. fa lt a : cu lp a. 2. fr en o : m e c a n is m o . 3. pues... t e m p r a n o : ( ) el sol sa le s ie m p re en el in s ta n te d eb id o . N o se p u ed e c a m b ia r el c u rs o de los a s tro s . 4. gran o de aljófar : p e rla de río. refrán 67 A Q C T V D A D E S C o m p ren sió n lectora Elige la respuesta correcta. 1. Sosia viene por la calle a. Q cantando. b. llorando. c. Q comiendo. 2. Sempronio y Pármeno han sido degollados en a. Q el río. b. Q] el monte. c. Q la plaza. 3. Sempronio y Pármeno han matado a a. Q Lucrecia. b. Q Celestina. c. Q] Elicia. 4. A Calisto la muerte de sus criados le importa a. Q muy poco. b. Q mucho. c. nada. 5. Melibea espera a Calisto con a. ansiedad. b. Q impaciencia. c. Q temor. 6. Calisto regresa a su casa a las a. Q tres de la madrugada. b. Q cuatro de la madrugada. c. Q] seis de la madrugada. Regresa a la página 59 y comprueba tus aciertos. Marca la segunda casilla con V (Verdadero) o F (Falso). 68 A 0 C T V D A D E S G ram á tic a y vocabulario Elige la palabra correcta y completa la frase. 1. Qué bien h e ...................después de aquella dulce cita. a. comido b. bebido c. dormido 2. ¡Oh qué g ra n .................. para la casa de mi amo! a. honor b. deshonra c. acontecimiento 3. Señor, Sempronio y Pármeno han sido...................en la plaza. a. fusilados b. degollados c. ahorcados 4. ¡Oh m is...................serán ya conocidos por las plazas y mercados de esta ciudad! a. amores b. temores c. secretos 5. Acerca e s a .................. Tristán que aunque hay mucha altura, este es el mejor lugar para subir. a. silla b. cuerda c. escalera 69 A C T V D A D E S O Las frases siguientes han sido copiadas del acto anterior. Sustituye las palabras subrayadas por uno de los sinónimos indicados en el cuadro. , ? t defunción sirviente acuerdos alborear tristeza escuchas dementes 1. Señor, no hay ningún criado/ ........................en casa. # 2. ¿Qué me dices? Lo que oves/ ......................... 3. La vieja, según parece, hacía secretos negocios/........................con ellos. 4. Quedaos aquí, locos/........................entraré yo solo. 5. La muerte/ ........................de Celestina es lo peor que puede sucederme. 6. Parece que hace una hora que estamos aquí y ya va a amanecer/........................ 7. ¡Con qué pena/ ...................... se despidió! Q Sustituye en las frases siguientes el com plemento directo por el pronombre correspondiente. 1. Cierra las ventanas. 2. Sosia y Tristanico llevarán una escalera. 3. El buen pastor esquila sus ovejas. 4. La vieja hacía negocios. 5. Mozos, poned la escalera. 6. Ahora veo mi falta. 70 * A Q C T I V D A D E S ¿Sabes qué diferencia existe entre un jardín y un parque? Poniendo una cruz en la casilla correcta lo vas a descubrir. Espacio verde parque jardín de gran de mediana extensión, acondicionado para recreo de los ciudadanos El d e sa rrollo de la acción Calisto y sus criados hablan fuera del jardín al que acaban de llegar... 22 horas y 30’: Calisto va a llegar al jardín de Melibea (futuro próximo) 23 horas y 50’: Calisto está llegando al jardín de Melibea (presente durativo) 0 horas y 5’: Calisto acaba de llegar al jardín de Melibea (pasado reciente) futuro próximo = verbo ir en presente + a + infinitivo presente durativo = verbo estar en presente + gerundio pasado reciente = verbo acabar en presente + de + infinitivo Q Escribe los tres m om entos de la acción formando frases con los elementos indicados. Tristán / cerrar / las ventanas. ............................................................................................. 1 2 ..................................................................................................................................... 3 ..................................................................................................................................... 71 El jardín en el Renacimiento [Hesde tiempos inmemoriales - ya en la Biblia el Paraíso era el jardín del Edén - los jardines han sido una recreación de ese lugar de placer y felicidad; el Paraíso, interpretado de manera .diferente por cada civilización. La culminación de esa idea llega con el jardín renacentista, que aparece como un m arco próxim o al hom bre. Será refugio de soledades, escenario de am ores sensuales, será un eco de sus circunstancias vitales concretas. El jardín renacentista va a inspirarse en una abundancia de precedentes clásicos, desde los bosquecillos sagrados que canta Virgilio en sus Églogas y Geórgicas hasta las villae descritas por Plinio y Cicerón, será el lugar donde la vida del hombre se hace más humana. Por eso, no es fruto de la casualidad que buena parte de los mejores diálogos renacentistas transcurran en el marco de un placentero jardín. El hombre renacentista vive una peculiar contradicción: fruto de una cultura urbana, rechaza la ciudad y aspira al ideal ennoblecedor de una vida apacible y retirada. Estudio, reflexión, amores, conversación sosegada encuentran su marco ideal entre fuentes y plantas. El jardín renacentista se configura como un microcosmos en armonía con la dimensión más íntima y privada del ser humano; es el lugar donde el hombre puede ser él mismo o al menos intentar serlo: los jardines se convierten en prolongación de la personalidad de sus dueños. [ ^/hmiir.Vnr V\%1lf l*UPÍ¿ j^ W ñ ñ m ü u CtUMHlUH,ytMi tr*fa a i Maiwir «vfoi¿r i^x'fmotíwié ato (\<fH rtW lM liV í j»ntaiir tíNtiiwa iHiUftvlum |« fi I I I pfiii? iwwmiQcctinupiifMiiit lís'X M iv fn v n luItCuaiúuhft liíar&dkimmíruathv-tift ficnr^utrwarm ttm lkr f& iM W itia t ViMinTiHKUtV | w.uíi.Ti "iXtkitsfmfíiT ^\>iamh\ihn(,' .... iTv tm u favfiifm m nie ¿ ‘r tiuffi Parejas danzando la “carolle” en el Jardín del Amor. M iniatura extraída del Román de la Rose (c.1500), Maestre de los devocionarios. "tiinl iM J Los símbolos son tom ados del jardín medieval: la rosa será la alegoría de la sangre de Cristo, el lirio pregona la inocencia y el heliotropo la oración. Con la asimilación de la mitología clásica, el olivo volverá a ser atributo de Minerva, el mirto de Venus y el roble de Júpiter. El contacto con el Islam produce un notable enriquecimiento en el concepto de la jardinería occidental. Este intercambio cultural es especialmente intenso en Andalucía, Murcia y Valencia. También llega a Europa a través de los cruzados, deslumbrados por los jardines de Sicilia, Rodas o Tierra Santa, de los que traen semillas y nuevos conceptos de jardinería. w BHB m — Uno de los jardines de la Alhambra, Granada. 74 ÉB O G ram ática y vocabulario Sin mirar el texto que acabas de leer, completa los huecos con la palabra más adecuada. Desde tiempos inmemoriales — ya en la Biblia el Paraíso (1) ...............el jardín del Edén — los jardines han sido una recreación de ese lugar de placer y felicidad; el Paraíso, interpretado de manera diferente (2)....................cada civilización. La culminación de esa idea llega (3)....................el jardín renacentista, (4)....................aparece como un marco próximo al hombre. (5).................. refugio de soledades, escenario de amores sensuales, será un eco de sus circunstancias vitales concretas. El jardín renacentista (6)....................a inspirarse en una abundancia de precedentes clásicos, desde los bosquecillos sagrados que canta Virgilio en sus Églogas y Geórgicas hasta las villae descritas por Plinio y Cicerón, será el lugar (7)....................la vida del hombre se hace más humana (8)..................., no es fruto de la casualidad que buena parte de los mejores diálogos renacentistas transcurran en el marco de un placentero jardín. El hombre renacentista (9)..................una peculiar contradicción: fruto de una cultura urbana, rechaza la ciudad y aspira al ideal ennoblecedor de una vida apacible y retirada. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. a. estaba a. para a. en a. quien a. sería a. van a. cuando a. ya que a. viven b. era b. por b. con b. que b. serán b. iría b. como b. puesto que b. vives Acto quinto ESCENA I En casa de Areúsa, la cual está discutiendo con Centurio. ¡Vete de mi casa¡ Te he dad o ropa, e sp a d a , a rm a s y caballo y cuando te pido hacer algo por mí, pones mil excusas. C e n t u r i o . ¡No dices m ás que locuras! Me voy que no sé quién viene. E U A reúsa. Centurio sale de la casa. A continuación entra Elid a . ¡Elicia, Dios mío! ¿Qué es esto? ¿Por qué vienes vestida de luto? ¿Qué ocurre? E licia . Más negro tengo el corazón que el vestido. ¡Sempronio y Párm eno han muerto! A r e ú s a . ¿Qué me cuentas? E l ic ia . Hay m ás. Celestina ha m u erto tam bién, delante de mis propios ojos vi cómo la m ataban. A r e ú s a . ¡Oh terribles noticias! ¿Cómo m urieron? E licia . Perder buena vida es m ás trabajo que la m ism a muerte.Ya sabes de los am ores de Calisto y de la loca de Melibea. Sabes tam bién que Sempronio buscó a Celestina como interm ediaria en esos am ores. Calisto dio a Celestina dinero y una cadena de A reúsa. 76 Acto q u in to oro, y como sea de tal cualidad ese metal, que m ientras más bebem os de él, m ás sed se nos pone. Cuando se vio tan rica Celestina, no quiso dar su parte a Sem pronio ni a Párm eno, aunque habían acordado repartirlo en tres partes iguales. Y una m añana, después de acom pañar a su am o durante toda la noche, llegaron a su casa y le pidieron su parte. Estuvieron gran rato en palabras. Al fin viéndola tan codiciosa, negándose a repartir las ganancias, echaron mano a sus espadas y le dieron mil cuchilladas. A r e ú s a . ¡Oh desdichada mujer! ¿Y de ellos qué me dices? E l i c ia . Ellos, desp u és de h ace r el delito, qu eriend o huir de la ju sticia, que c a s u a lm e n te p a s a b a por allí, s a lta ro n de las ventanas y casi m uertos los prendieron e inm ediatam ente los degollaron. A r e ú s a . ¡Oh mi Párm eno, mi amor! ¡Cuánto dolor me causa su muerte! Pero como ya no se puede con lágrimas restau rar sus vidas, no sufras que te vas a quedar ciega 1 llorando. ¡Oh bien y gozo m undano, m ientras eres poseído eres m enospreciado 2 y jam ás te dejas conocer hasta que te perdemos! ¡Oh Calisto y M elibea, c a u s a d o re s de ta n ta s m u e rte s , en m al sa b o r se conviertan vuestros dulces placeres! Muchas cosas se pueden vengar que es imposible rem ediar y ésta tiene la venganza en la mano. E licia . Y de lo que m ás dolor siento es de ver cómo Calisto continúa cada noche visitando a Melibea, y ella m uy vanidosa de ver sangre vertida por su servicio. Yo conozco a un compañero de 1. ciega : invidente. 2. m en osp reciad o : olvidado, d es a te n d id o . 77 La CeCestína Pármeno, mozo de caballos, de nom bre Sosia, que le acom paña cada noche. A r e ú s a . Envíame a ese Sosia, que yo le sacaré todos los secretos. Y tú Elicia, ven a vivir conmigo, que la tristeza es amiga de la soledad. E licia . Te lo agradezco mucho, pero no podrá ser, pues allí soy conocida. Jam ás perderá aquella casa el nom bre de Celestina, allí siguen acudiendo m uchachas y algún beneficio sacaré, y tam bién los pocos amigos que me quedan, saben que vivo allí. Ya sabes que «Piedra movediza, nunca moho la cobija».1 E En casa de Elicia. e Í E licia . (sola) Mal me va con este luto. Poco se visita mi casa y lo que peor siento es que no veo en trar dinero. Quiero seguir el consejo de Areúsa, que sabe m ás del m undo que yo. ¡Oh qué conversación tan gozosa y dulce! Quiero dejar el luto, viendo que los vestidos hacen a la m ujer herm osa aunque no lo sea y a la vieja moza. Contaré mis gallinas, haré mi cama, porque la limpieza alegra el corazón, barreré mi puerta y regaré la calle. Pero prim ero quiero ir a visitar a Areúsa y preguntarle si ha ido a verla Sosia, (ya de camino) Cerrada está la puerta, no debe haber ningún hombre, (llama) A r e ú s a . ¿Quién es? E licia . ¡Abre! Soy Elicia. 1. p iedra... cobija : (refrá n ) si q uieres se r conocido y te n e r p atrim o n io , no p u e d e s e s ta r ca m b ia n d o c o n s t a n te m e n t e de p ro fesió n. 78 Acto q u in to Entra, herm ana mía. Qué feliz me hace verte sin el luto. Quizá sea para bien la m uerte de Celestina. Por eso se dice que los m uertos abren los ojos de los que viven: a unos con h acien d asJ, a otros con libertad, como a ti. E licia . A tu puerta llaman. Poco espacio nos dan para hablar. Te quería preguntar por Sosia. A r e ú s a . No ha venido, después hablamos. ¿Quién llama? S o s ia . Abre, señora, soy Sosia criado de Calisto. A r e ú s a . Por los santos de Dios, escóndete y verás como le lleno de lisonjas 2 y le saco noticias, com o él saca el polvo a los caballos. (Elicia se esconde, Areúsa abre la puerta) ¿Es mi Sosia? A brazarte quiero am or, que ahora que te veo creo que hay m ás virtudes en ti de lo que todos me decían, entra ¡qué gozo mirarte! Me recuerdas al infeliz de Pármeno. Dime, ¿me conocías? S o s ia . Señora, la fam a de tu gentileza y de tus gracias vuela tan alto por esta ciudad que eres m ás conocida que conociente 3, porque ninguno habla de herm osura sin m encionar prim ero tu nombre. A r e ú s a . (hablando para sí misma) ¡Oh el hijo de puta! ¡Cómo se d e s a s n a 4! ¡Ahora al verse prosperar con calzas y capa le salen alas de la lengua! (en voz alta) No tienes necesidad de dirigirme esos elogios, ya s a b e s cóm o a m a b a a P á rm e n o y p o r eso ta m b ié n a sus am igos. Te quiero decir dos cosas: la prim era, que con tu s A reúsa. 1. 2. 3. 4. h aciend a : fo rtu n a , p a trim o n io , h erencia. lison ja : adulación, elogio. m ás con ocid a que co n o cien te : m á s fa m o s a de lo que crees. d esasn ar : ed u ca r, ilustrar, pulir. 79 ^ tyí m iLw m Is Isy IsC/ts -----------------------------------------------------------------------------------------------------visitas siem pre me aleg rarás y la segunda, que no gu ard ar secretos es propio de m ujeres bajas y de niños. Has de saber que un a p e rs o n a m e dijo que has c o n ta d o los a m o re s de Calisto y Melibea y que cuando acom pañas a Calisto a casa de aquella señora cada noche, organizas en la calle gran escándalo. S o s ia . Quien te lo dijo no dice la verdad. Al verm e ir con la luna a d ar agu a a m is caballos, diciendo c a n ta re s por olvidar el trabajo, sospechan mal y de la sospecha hacen certidum bre. Y m en o s te n ía que ir cad a noche, que aquel oficio no su fre cotidiana visita, en un m es hem os ido ocho veces. A r e ú s a . Pues por mi vida, am or mío, para poderles coger en falso testim onio, dime los días que tenéis concertado el salir, así estará tu persona segura de peligro, pues tengo la esperanza de gozar contigo largo tiempo. S o s ia . Señora, esta noche, al dar el reloj las doce, tiene la visita en el h u e rto .1 A r e ú s a . ¿Y por qué calle, alma mía? S o s ia . Por la calle del vicario gordo. E lic ia . (esco n d id a, escu ch a n d o tod o y h a b lan d o p a ra sí) ¡Andrajoso! 2 ¡Maldito el que en m an o s de tal acem ilero 3 se confía! A r e ú s a . Herm ano Sosia, esto hablado me basta para saber de tu inocencia y de la m aldad de tus adversarios. Vete con Dios, que estoy ocupada con otros asuntos. S o s ia . Graciosa señora, queden los ángeles contigo. 1. h u erto : jard ín . 2. andrajoso : sucio. 3. acem ilero : m ozo de m uías. 80 Acto q u in to (cuando se ha m archado Sosia) Hermana, sal, ya sabem os cuanto deseábam os. Debemos ir a casa de aquel otro, cara de a h o rcad o , 1 que el ju ev es, d e la n te de ti, de mi c a sa salió. Simularemos que tú nos quieres hacer amigos. A reúsa. ESCENA III Elicia va a entrar en casa de Centurio. ¿Quién está en casa? C e n t u r io . Pasa, y tú ta m b ién , que Elicia no puede tr a e r m ala compañía. A r e ú s a . No entrem os m ás adentro, por mi vida, que este bellaco piensa que le vengo a rogar. E l ic ia . No te v a y a s . C e n t u r io . Detenía, por Dios. E l ic ia . Maravillada estoy de tu buen seso, Areúsa. ¿Qué hom bre e stá ta n loco que no se alegra de ser visitado por m ujeres? Acércate Centurio, que yo haré que te abrace. A r e ú s a . Mejor verle morir a manos de sus enemigos que darle tal gozo. El otro día le rogué ir a una jornada de aquí a solucionarme un asunto en que me iba la vida y me lo negó. C e n t u r io . Mándame tú, señora, algo que yo sepa hacer, algo que sea de mi oficio. Un desafío 2 por tu am or, m a ta r a un hom bre, cortar una pierna o un brazo. No me pidas andar camino ni darte dinero, que bien sabes que no dura conmigo, que tres saltos daré sin que me caiga una moneda. Ninguno da lo que no tiene. 81S t E l ic ia . 1. ahorcado : colgado, ajusticiado. 2. d esafío : duelo, co n tie n d a , pelea. 81 ffifl La CeCestína Como ángel te habla. Por mi vida, háblale y pierde el enojo. C e n t u r io . La noche pasad a, so ñ a b a que hacía un desafío con cuatro hom bres, por tu servicio, y m até a uno y de los otros que huyeron, el que m ás sano se libró me dejó a los pies el brazo izquierdo. A r e ú s a . (hablando para sí) Pues aquí te tengo, a tiem po estam os, (en voz alta) Yo te perdono con la condición de que me vengues de un caballero llamado Calisto. C e n t u r io . Dime si está confesado. A r e ú s a . No seas tú cura de su ánima. C e n t u r io . Pues le enviam os a com er al infierno sin confesión. A r e ú s a . Esta noche lo encontrarás. C e n t u r io . Todo el negocio de sus am ores lo sé y que por su causa h ay m u e r to s . Sé p o r d o n d e va y a qué h o ra . P ero dim e, ¿cuántos son los que le acom pañan? A r e ú s a . Dos mozos. C e n t u r io . Pequeña presa es esa para mi espada. A r e ú s a . A otro perro con ese h u e s o .1 Quiero ver si decir y hacer com en juntos en tu mesa. C e n t u r io . Si mi espada dijese lo que hace, tiem po le faltaría para hablar. ¿Quién sino ella puebla los cem enterios? ¿Quién hace ricos a los cirujanos de e sta tierra? Por ella soy tem ido de hom bres y am ado de mujeres, excepto por ti. E l ic ia . Dime, ¿fue por ella, por ventura tu abuelo capitán de cien hom bres? C e n t u r io . No, pero fue rufián de cien mujeres. A r e ú s a . Termina porque nos querem os ir. E lic ia . 1. a... h u eso : (refrá n ) no m e c o n v e n c es con ese a rg u m e n to . 82 Acto q u in to Escoge qué m u e rte q u ieres que le dé. E lic ia . Areúsa por Dios, que sólo le dé algunos palos, no nos venga m ás daño de lo pasado. C e n t u r io . C e n t u r io . N o e s tá en mi brazo d e rech o d ar palos sin m a ta r, com o no e s tá en el sol d e ja r de d ar v u e lta s en el cielo. H e rm a n a , que llore M elibea com o tú lo h as h ech o , (h abland o a C enturio) Pues Dios te dé habilidad, que nos vamos. A reú sa . C e n t u r io . Él te guíe. (cuando se queda solo, hablando consigo m ism o) ¡Allá van esas putas con sus razones! Ahora quiero pensar una excusa p a r a no h a c e r lo p r o m e tid o . ¿Q ué c o n se jo to m a r é p a r a cumplir con mi seguridad y su d em an da? Ya sé... Enviaré a Traso, el cojo 1 y a sus com pañeros. Les diré que estoy ocupado en otro asunto, que den un susto 2 a Calisto y a sus criados. Sólo tienen que hacerles huir y volverse a dormir. ESCENA IV En la calle, delante de la pared del ja rd ín de Melibea. Te contaré Tristán, lo que con Areúsa me ha pasado hoy, que soy el hom bre m ás alegre del mundo. Sabrás que Areúsa por las noticias que tiene de mí, está presa de am or y m uestra al presente ser tan to mía como antes fue de Pármeno. Tenía vergüenza de verla tan herm osa y bien vestida y yo con una S o s ia . 1. cojo : clau d ica n te, que ca m in a mal. 2. su sto : s o rp re s a d e s a g ra d a b le , m iedo. 83 La CeCestína capa vieja raton ada 1 oliendo a excrem ento. Tiene las m anos co m o la nieve y c u a n d o las s a c a del g u a n te p a r e c e que derram a a z a h a r2 por la casa. T r i s t á n . Sosia am igo, esa m u jer es con ocida por p r o s titu ta . Cuanto te ha dicho has de creer que no carece de engaño. Sus ofrecim ientos son falsos, y no sé yo a qué fin, porque am arte por gentilhombre... si por rico... acuérdate si te quería sacar algún secreto, de este camino por donde estam os. S o s i a . ¡Oh Tristán! A stu ta sosp ech a has lev antado y creo que verdadera. Se acerca nuestro am o así que dejem os este cuento para otro día. C a l is t o . Poned mozos la escala y callad, (dentro del jardín) ¡Oh mi señora Melibea! M elibea . ¿ E s mi señor de mi alma? Todo se alegra en este jardín con tu venida. Mira la luna qué clara se nos m u e stra , m ira las nu b es cóm o huyen. Escucha los altos cipreses cómo se dan paz unos con o tro s por el viento. Mira sus qu ietas so m b ras qué oscu ras e stán para encubrir n u estro deleite. ¿Para qué me to cas la cam isa? ¿Qué provecho te trae dañar mis vestiduras? C a l i s t o . Señora, el que quiere to m a r el ave, quita prim ero las plumas. M elibea . Señor mío, ¿quieres que ordene a Lucrecia tra e r alguna comida? C a l i s t o . N o hay o tra colación p a ra mí sino te n e r tu cuerpo y belleza en mi poder. 1. raton ad a : co m id a p or los ra to n e s. 2. azahar : flor del n ara n jo . 84 Acto q u in to Jam ás querría que am aneciese, según la gloria y descanso que mis sentidos reciben de tus delicados m iembros. M elibea . Señor, yo soy la que gozo. S o s ia , (gritando desde el otro lado de la pared del jardín) ¡Bellacos, rufianes! ¿Venís a atem orizar a los que no os tem en? C a l is t o . Señora, Sosia es aquel que da voces. Déjame ir a verlo, no le m aten. M elibea . ¡Oh triste de mi suerte! No vayas sin tu arm adura. C a l is t o . Señora, lo que no hace espad a y corazón, no lo hacen a r m a d u r a y cob a rd ía. D éjam e por Dios, s e ñ o ra , que e s tá puesta la escala. M elibea . ¡Oh desventurada de mí! ¡Y cómo vas con ta n ta prisa y desarm ado, a m eterte entre quien no conoces! S o s i a . Señor, no bajes, que no era sino T raso el cojo, y o tro s bellacos que pasaban dando voces. C a l i s t o . (cayendo de lo alto de la escala) ¡Oh, válgam e S anta María! ¡Muerto soy! ¡Confesión! T r i s t á n . Sosia, ¡aprisa! El triste de nu estro am o ha caído de la escala y no habla ni se mueve... S o s ia . ¡Señor, señor! ¡Tan m uerto está como mi abuelo! ¡Oh gran desventura! L u c r e c ia . ¡Escucha! ¡Escucha! ¡Gran mal es éste! M elibea . ¿Qué es esto que oigo am arga de mí? T r i s t á n . ¡Oh mi señor m uerto! ¡Oh triste m uerte sin confesión! ¡Oh qué violento fin! ¡Oh día funesto! M elibea . ¡Oh desconsolada de mí! Ayúdame a subir Lucrecia por estas paredes y veré mi dolor, si no hundiré con alaridos 1 la casa de mi padre. 1. alarido : griterío, escánd alo . 85 i La Celestina L u c r e c ia . Tristán, ¿qué dices? ¿Por qué lloras? T r is t á n . Lloro mi gran mal. Mi señor Calisto se cayó de la escala y e s tá m u erto . Su cabeza e s tá en tre s p a rte s. Sin confesión murió. Di a tu señora la triste noticia, que no espere m ás a su am ad o r. Sosia tó m alo por los pies. Llevemos el cuerpo de nuestro querido am o donde no sufra su honra detrim en to l. Vengan con nosotros llanto, soledad, tristeza y luto. M elibea . ¡Oh la m ás de las tristes triste! ¡Tan poco tiem po poseído el placer, tan pronto venido el dolor! L u c r e c ia . Señora, ¡levántate por Dios, no seas hallada2 de tu padre en tan sospechoso 3 lugar! Señora, señora, ¿no me oyes? Ten esfu e rz o p a ra su frir la p en a pu es tu v iste au d acia p a ra el placer. M e libea . ¿Oyes lo que aquellos mozos van hablando? ¿Oyes sus tristes cantares? ¡Rezando llevan a mi bien, m uerta llevan mi alegría! No es tiem po ya de vivir. ¡Oh ingratos mortales! Jam ás conocéis vuestros bienes hasta que os faltan. L u c r e c i a . E ntrem os en la casa. Debes a c o sta rte . Llam aré a tu p a d re y fin g irem o s o tro m al, p u es é ste no es p a ra p o d e r silenciar. 1. d etrim en to : perjuicio, daño. 2. hallar : d escu brir, e n c o n tra r. 3. so sp ech o so : m isterio so , e x tra ñ o , oculto. 86 Acto q u in to ESCENA V Lucrecia sale corriendo a b u sca ra Pleberio. I ¿Qué quieres, Lucrecia? ¿Qué quieres tan presurosa 1 y con ta n ta im portunidad y poco sosiego 2? L u c r e c ia . Señor, date prisa si la quieres ver viva. P l e b e r io . (en la habitación de Melibea) ¿Qué es esto, hija mía? ¿Qué dolor y s e n tim ie n to es el tu y o ? M íram e que soy tu padre, dime la razón de tu dolor, ya sabes que no tengo otro bien sino a ti. Abre esos alegres ojos y mírame. Si tú me cuentas tu mal, no faltarán medicinas, ni médicos, ni sirvientes para buscar tu salud, dime ¿qué sientes? M e l ib e a . Una m ortal herida en m edio del corazón, que no me perm ite hablar. P l e be ri o . 1. p resu roso : diligente, veloz. 2. so sieg o : tran q u ilid ad , paz. 87 La CeCestína Levántate y vam os a to m ar los frescos aires de la rib e ra 1 con tu madre. M e l ib e a . Subam os, señor, a la azotea 2 porque desde allí puedo gozar de la agradable vista. P l e b e r io . Subamos, y Lucrecia con nosotros. M el ibe a . Padre mío, m anda tra e r algún instrum ento de cuerdas para calm ar mi dolor con dulces sonidos y alegre armonía. P l e b e r io . Voy a ordenar traerlo. M e l ib e a . Lucrecia, am iga mía, m uy alto e stá esto. Ya me pesa dejar la com pañía de mi padre. Baja y dile que esté al pie de la torre que le quiero decir algo para mi madre. L u c r e c ia . Voy, señora. M elibea . Sola quedo. Bien se presenta la m anera de morir. Alguna calma siento en ver que tan pronto estarem os juntos yo y mi amado Calisto. Gran ofensa hago a mis padres, en gran soledad Ies dejo. Tú, Señor, ves qué cautiva tengo la libertad, qué presos mis sentidos de tan poderoso am or por el muerto caballero. P l e b e r io . (que ha vuelto con un instrum ento) Hija mía, Melibea, ¿qué haces sola? ¿Qué me quieres decir? M e l i b e a . Padre mío, no quieras venir ado nd e yo esto y porque impedirás lo que te quiero decir. Mi fin ha llegado, llegado mi descanso y tu pasión, llegado mi alivio y tu pena, llegada mi hora y tu soledad. No hacen falta instrum entos para calmar mi dolor, sino cam pan as para sepu ltar mi cuerpo. Si me escuchas sin lágrim as oirás la cau sa d e s e sp e ra d a de mi p artid a. No me preguntes ni respondas nada, porque cuando el corazón está lleno de pasión, las fru ctu o sas palabras, en lugar de calma, P l e b e r io . 1. ribera : orilla del río. 2. a zo tea : m irad o r, balcón, te rra z a . Acto q u in to aum en tan la rabia. Bien oyes este clamor de cam panas, este alarido de gen tes, este aullido de perros, e ste estré p ito de armas. De todo esto, soy yo la causa. Dejo a muchos sirvientes privados de señor y sin limosnas a pobres. Yo soy la causa de que la tierra goce antes de tiempo del más noble cuerpo que en el m undo había. Y como estarás espantado de mis delitos te quiero a clara r el hecho. Días a trá s, sufría por mi am o r un caballero llamado Calisto. Era tanto su am or y tan poco el lugar para hablarm e, que descubrió su pasión a una a s tu ta m ujer llam ada Celestina. Ella vino a e s ta casa, ganó mi voluntad, ordenó que su deseo y el mío tuviesen efecto. Vencida de am or por Calisto, le di e n tra d a en tu casa, subió con escalas las paredes de tu jardín, gozamos de nuestro am or durante un mes, perdí mi virginidad. Esta noche pasada, como era acostum brado vino, y qu iso o r d e n a r la f o r tu n a , s e g ú n su d e s o r d e n a d a costumbre, que al oír un gran ruido que con sus criados sonaba en la calle, bajara presuroso. Como las paredes eran altas, la noche oscura, la escala delgada, los criados poco diestros 1 en aquel género de servicio, con el gran ímpetu que llevaba, no vio bien, puso el pie en vacío y cayó. Y de la triste caída se rompió la cabeza. Cortaron las hadas 2 sus hilos, cortaron mi esperanza, cortaron mi gloria, cortaron mi compañía. Su m uerte convida a la mía. ¡Oh padre mío, muy amado! Te ruego que estén juntas nuestras sepulturas. Saluda a mi cara y am ada madre, sepa de ti la triste razón por que muero. Gran dolor llevo de mí, mayor de ti, muy mayor de mi vieja madre. Dios quede contigo y con ella. A Él ofrezco mi alma. Cuida tú este cuerpo que allá baja. Melibea se arroja desde la torre. 1. d ie s tr o : c o m p e te n te , ap to . 2. h a d a : se r fa n tá s tic o con p o d e re s s o b re n a tu ra le s . 89 ESCENA VI Pleberio ante el cuerpo sin vida de su hija. (dirigiéndose a su mujer, que sale al oír sus gritos y a las gentes que van llegando) ¡Ay, ay, noble mujer! Nuestro bien hem os perdido. Ahí ves la que tú pariste y yo engendré, hecha pedazos. ¡Ayudadme a llorar n u estra próxim a postrim ería l , oh gentes que venís a mi dolor! ¡Oh amigos y señores, ayudadme a sentir mi pena! ¡Oh mi hija y mi bien todo! ¿Para quién edifiqué to rre s ? ¿P ara quién p la n té árb o les? ¿P ara quién fab riq u é navios? ¿Adonde hallará abrigo mi desconsolada vejez? ¡Oh fortuna variable, ministra de los temporales bienes! ¡Oh vida de sufrimiento llena de miserias acompañada! ¡Oh mundo, mundo! Muchos mucho de ti dijeron, yo por triste experiencia, lo contaré como a quien las v en tas y com pras de tu engañosa feria no P leb e r io . 1. p ostrim ería : ocaso, d ecad en cia. B La Celestina____________________ prósperam ente sucedieron. Hasta ahora he callado tus falsas propiedades, por no encender con odio tu ira. Pero ahora sin tem o r hablaré, como quien no tiene qué perder, como aquel a quien tu com pañía es ya enojosa, 1 com o cam in an te pobre, que sin tem or de los crueles salteadores 2 va cantando en alta voz. Yo pensaba en mi m ás tierna edad, que tus hechos eran regidos por algún orden; ahora vistas tus andanzas, me parece un laberinto de errores, un desierto espantable, una m orada 3 de fieras, 4 prado lleno de serpientes, río de lágrimas, trabajo sin provecho, falsa alegría, verdadero dolor. Prom etes mucho, n ad a cum ples. C orrem os por los prado s de tu s vicios, m uy descuidados, 5 nos descubres el fraude cuando ya no hay lugar para volver. Mi hija m u erta. ¿Qué haré cuando en tre en tu hab itación y la e n c u e n tre vacía? ¿Qué haré cuando no me respondas si te llamo? ¡Oh am or, amor! ¿Quién te dio tan to po der? ¿Quién te puso n o m b re que no te conviene? Dulce nom bre te dieron, am argos hechos haces. Alegra tu sonido, entristece tu trato. Bienaventurados los que no te conocieron. Enemigo de toda razón, a los que menos te sirven das m ayores dones. Enemigo de amigos, amigo de enem igos, ¿por qué te riges sin orden ni concierto? ¡Oh mi hija! ¿Por qué te m ostraste tan cruel con tus ancianos p a d res? ¿Por qué me dejaste tris te y solo en este valle de lágrimas? 1. 2. 3. 4. 5. en o jo so : d e sa g ra d a b le , in so p o rtab le . saltea d or : b an dido , d elincuen te. m orada : casa, albergue. fiera : anim al salvaje. d escu id ad o : n eg lig en te, in co n scien te. C Q T V P A P E S C o m p re n s ió n lectora Elige la respuesta correcta. 1. Sosia es acemilero, es decir, que cuida de a. Q los caballos. b. los asnos. c. Q] las muías. 2. En un mes Calisto ha visitado a Melibea a. Q diez veces. b. Q] doce veces. c. Q ocho veces. 3. Centurio tiene intención de a. Q] matar a Calisto. b. Q herir a Calisto con su espada. c. Q] enviar a Traso el cojo para que dé un susto a Calisto. 4. Calisto cae de la escala porque quiere a. Q huir. b. proteger a sus criados. c. Q vengar las muertes de Sempronio y Pármeno. 5. Lucrecia quiere inventar una excusa sobre el mal de Melibea porque a. Q] no se atreve a contar la verdad. b. Q] quiere disuadir a Melibea. c. Q] tiene miedo. 93 A Q T V P A P E S ¿Quién es quién? ¿A qué personajes crees que pueden referirse estas informaciones? Pon el número adecuado en la casilla correspondiente. Calisto 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Q C Melibea Centurio Sosia Areúsa Elicia Pleberio Quiere vengar la muerte de Pármeno. Es un fanfarrón, vanidoso y pedante. Quiere continuar con el negocio de Celestina. Piensa que los buenos vestidos hacen a la mujer hermosa y a la vieja moza. Piensa que la limpieza alegra el corazón. Lleva una capa vieja ratonada y huele a excremento. Es imprudente, irreflexivo y generoso. Se siente culpable de todas las desgracias acontecidas y decide quitarse la vida. Piensa que la vida es un laberinto de errores y un río de lágrimas. Léxico Cambia una sola letra a cada palabra para obtener otra diferente. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 94 proscripción preposición voracidad previsión alusión preceder fricción .......................................... .......................................... .......................................... .......................................... .......................................... .......................................... .......................................... A Q V P A P E S Corrige las faltas que ha cometido Areúsa ya que no sabe escribir muy bien. Esta mañana he ido al mercado con mi carro y mi burrito para comprar las previsiones de la semana y en una fricción de segundo el carro ha desaparecido. ¿Se trata de una pesadilla o de una alusión? Sin duda han precedido a robarlo. Puedo demostrar la voracidad del asunto porque Elicia estaba conmigo. 1....................................... 2....................................... 3..................................................... 4..................................................... 5..................................................... Q ¿Te acuerdas del desenlace del acto V? Completa el siguiente cuadro. Nombres de las víctimas Edad Nacionalidad Lugar del incidente Hora aproximada Heridas de las víctimas Causa del suceso Q E xpresió n escrita Ahora escribe el desenlace de la historia. O I a 3 IAI U 31 N I Stadtbibliothek Tempelhof-Schóneberg N 1 1 <09159792713 ll l l ^ Bezirkszentral- en una ciudad de Castilla, la astuta Celestina amores en su propio beneficio. uansto le pide ayuda para conseguir los favores de la herm osa Melibea. ¿Será capaz la vieja Celestina con sus conjuros y artificios de hacer caer a la joven en los brazos de Calisto? El autor, con un empleo magistral del lenguaje, del que se desprende un profundo lirism o, da vida a personajes com plejos, recrea a la perfección am bientes y ofrece una visión amarga y pesim ista de la vida. Actividades específicas para el desarrollo de las cuatro destrezas Dossier sobre la música española a finales del siglo XV, Renacimiento y Humanismo y el jardín en el Renacimiento Audio con retazos de la narración. inicial avanzado interm edio . B2 DEL MARCO DE REFERENCIA COMÚN EUROPEO Q U A L IT Y C O N T R O L ISBN 3-468-48473-9 9 783468 484735 Esta obra, privada del cupón adjunto, carece de valor comercial " Langenscheidt KC