La mano de obra empleada en el aserradero, procedente mayoritariamente de Rascafría, asciende a unos cuarenta trabajadores a los que hay que sumar unos treinta personas dedicadas a las labores forestales y de transporte. Desde aquella fecha de 1876 la actividad en el aserradero, no se ha interrumpido nunca, habiendose reducido sólamente por motivos obvios durante la Guerra Civil de 1936 a 1939. Esta actividad que ha generado miles de jornales y sus correspondientes cotizaciones a la Seguridad Social y Montepío desde la fundación de estas instituciones, es el otro aspecto que evidentemente debemos tener en cuenta por su importancia y repercusión social en el medio rural. Coincidiendo con la construcción del aserradero a vapor, la Sociedad adopta en 1879 la forma más moderna de Sociedad Anónima y la denominación que ostenta hoy en día. A principios del siglo XX, el número de trabajadores empleados por la Sociedad es de unos cuarenta y esta cifra se muestra estable hasta después de la Guerra Civil. A partir del final de la misma y para corresponder a la fuerte demanda de madera aserrada, la Sociedad desarrolla una política, ya iniciada antes de la Guerra, de adquisición de madera en tronco procedente de Montes colindantes, y ante la imposibilidad de modernizar la maquinaria el aumento de la producción de madera aserrada, se consigue ampliando de forma espectacular la plantilla que llega a rozar las cien personas. Posteriormente, en el año 1959 y después de haber conseguido importar maquinaria moderna y sustituir las máquinas de vapor por la electricidad, se inicia una fase de reducción escalonada del personal que disminuye hasta los treinta operarios y posteriormente después de otra modernización realizada en el año 1985, a veinte trabajadores en aserradero y unos diez en trabajos forestales. 4