De la empatía a la acción Diabetes, miedo y baja autoestima: historia de una persona ` Ray ka Msengana Cuando salió de casa en dirección a su clínica habitual de diabetes, Ray Msengana ya no se sentía bien. Pero cuando le dijeron que el tratamiento de su diabetes tipo 2 iba a cambiar de la terapia con pastillas a la insulina, de repente se sintió mucho peor. Bajo este cándido concepto de la vida con diabetes, Ray Msengana describe el impacto afectivo de la afección y hace una llamada para que cambie la manera en la que se gestiona la diabetes. Cuando mi médico me informó de que iba a empezar la terapia con insulina, me impresionó tanto que no puedo recordar gran parte de la conversación.Antes de que pudiese darme cuenta, estaba reuniendo viales de insulina y jeringas, asintiendo sin apenas comprender las instrucciones de uso. Pero no podía escuchar: estaba aturdido. Por lo que sabía, la muerte prematura era el único resultado posible para alguien que necesita inyectarse insulina para vivir. Me acababan de sentenciar a muerte. Si mi médico y yo hubiésemos hablado de estos temas abiertamente diez meses antes, yo no habría experimentado el trauma que acabo de describir. Creo que las personas con diabetes a menudo no pueden cuidarse adecuadamente, simplemente porque no comprenden lo que les está sucediendo. No me sorprende que muchas personas con diabetes en áreas rurales se convenzan fácilmente de abandonar el tratamiento recomendado por los profesionales sanitarios en favor de medicinas alternativas. Mis temores iban seguidos de cerca por un intenso sentimiento de culpa. Había fracasado a la hora de seguir la dieta que me recomendó el doctor, y ahora iba a pagar por ello. Devastado por poderosas emociones de rabia y desesperanza, me aislé de mi vida social. Es necesario encontrar un modelo de atención sanitaria en el que aumente la comunicación entre la persona con diabetes y el personal sanitario que la asiste (especialmente los médicos). Es necesario un cambio que afecte tanto a los individuos involucrados en la sanidad como a los sistemas sanitarios. Es importante que los médicos puedan ponerse en el lugar de la persona a la que tratan. En países de recursos limitados como Sudáfrica, es necesario encontrar soluciones para mejorar la comunicación sin que signifique un gasto extraordinario importante para los servicios sanitarios. Una solución económica podría ser el uso de consejeros voluntarios o 'pacientes' expertos (para leer sobre ejemplos de esta idea puesta en práctica, ver artículo de Arun Baksi en este número de Diabetes Voice). Se podría ofrecer un importante apoyo mediante la incorporación de personas con diabetes que hayan recibido previamente educación diabética y algún tipo de formación para asesorar. Mi familia también sufrió. Proyecté sobre mi esposa, Norma, la rabia que sentía hacia mí mismo. Esto se veía exacerbado por la humillación que sentía al ser ella quien me inyectaba la insulina en las nalgas antes de cada comida. Las inyecciones me producían pánico, y pensaba que era incapaz de atravesar mi propia piel con una aguja. Mis niveles de autoestima estaban alcanzando puntos tan bajos como nunca antes; perdí toda mi energía sexual. En vez de disfrutar del sexo, ni siquiera podía rendir adecuadamente. Me encontré a mí mismo inventando excusas o pretendiendo estar dormido en vez de atravesar otro frustrante episodio con mi pareja. Tras casi un año de infelicidad, tuve una conversación con un viejo amigo de la escuela que se había convertido en profesional sanitario, y que cambió completamente mi modo de sentir respecto a mi afección. Me explicó con calma por qué mi médico me había recomendado insulina. Comencé a darme cuenta de que mis temores estaban fuera de lugar y que eran terriblemente exagerados. ` Ray ka Msengana Ray Msengana es ex-presidente de la Sociedad Sudafricana de la Cruz Roja y miembro de la Comisión Asesora del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. 15 Junio 2004 Volumen 49 Número especial