Introducción a la termodinámica y a las enzimas Archivo

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Unidad 4. INTRODUCCIÓN A LA TERMODINAMICA Y A LAS
ENZIMAS
Documento elaborado con fines docentes por:
GUSTAVO LOZANO CASABIANCA
Biólogo M. Sc.
Profesor asociado Escuela de Nutrición y Dietética
Universidad de Antioquia
YOENIS GARCÍA HERRERA
Biólogo M. Sc.
Profesor de cátedra Escuela de Nutrición y Dietética
Universidad de Antioquia
SEBASTIAN GARCÍA RESTREPO
Estudiante Instituto de Biología
Universidad de Antioquia
CLARA I. ORTIZ RAMIREZ
Bióloga
Estudiante de maestría en Biología
Universidad de Antioquia
Introducción a la bioenergética
Todos los seres vivos requieren energía para realizar sus procesos vitales. Podría
parecer obvio que las células necesitan energía para crecer y reproducirse, pero
incluso las células que no se encuentran en crecimiento necesitan energía para
mantenerse. Las células pueden obtener energía de muchas maneras, pero rara
vez esa energía puede emplearse directamente para llevar a cabo los procesos
celulares. Por eso las células poseen mecanismos metabólicos que convierten
energía de una forma a otra. Como la mayoría de los componentes de estos
sistemas de conversión de energía surgieron muy temprano en la evolución de los
seres vivos, muchos aspectos fundamentales del metabolismo energético tienden a
ser muy similares en una amplia variedad de organismos (7).
La termodinámica se encarga del estudio de la energía y sus transformaciones. En
esta, los científicos utilizan el término sistema para referirse al objeto que se estudia,
sea una célula, un organismo o el planeta Tierra. Existen varios tipos de sistemas.
Un sistema cerrado es aquel que no intercambia energía con sus alrededores (resto
del universo aparte del sistema que se estudia), un sistema abierto es aquel que
tiene la capacidad de intercambiar energía con sus alrededores (7).
Los sistemas biológicos son sistemas abiertos, y tanto en este sistema como en
cualquier otro se aplican dos leyes acerca de la energía: la primera y segunda leyes
de la termodinámica, las cuales serán posteriormente descritas (7).
¿Qué es la energía?
En biología es muy importante el concepto de energía y este puede comprenderse
mejor en el contexto de la materia (todo lo que posee masa y ocupa espacio).La
energía como concepto, se puede definir como la capacidad de realizar trabajo, que
es cualquier cambio en el estado o el movimiento de la materia. Técnicamente la
masa es una forma de energía, y es la base de la energía generada por el Sol y
otras estrellas. En el Sol se convierten en energía más de 4000 millones de
kilogramos de materia por segundo (7).
Los biólogos suelen expresar la energía en unidades de trabajo denominadas
kilojulios (kj), aunque también se puede expresar en unidades de energía calorífica,
kilocalorías (kcal) (7).
¿Cómo se mide la energía?
La energía puede medirse en diferentes unidades, una de ellas son los julios (1).
Así, 1 julio (J) es la energía necesaria para mover 1 gramo (g) de peso a lo largo de
1 metro (m), utilizando la fuerza de un newton (N). Sin embargo, lo común es utilizar
las unidades de energía, conocidas como calorías, las cuales suelen usarse más
que julio(1).La caloría (cal) se define como la cantidad de calor necesaria para
aumentar la temperatura de 1 gramo (g) de agua en 1 grado centígrado (◦C),
específicamente de 14.5 ºC a 15.5 ºC (7).
Dado que la caloría y el julio representan cantidades muy pequeñas de energía, se
utilizan con más frecuencia las kilocalorías (Kcal) y los kilojulios (kJ) (1), una
kilocaloría son mil calorías y mil julios son un Kilojulio, respectivamente.
Además tendremos presente que 1kcal equivale a 4.2 kJ (7).
Los organismos realizan conversiones entre energía potencial y energía
cinética
La energía cinética es la energía del movimiento y la energía potencial es la
capacidad de realizar trabajo a partir de la posición o estado de la materia.
Es especialmente importante para los organismos la energía potencial almacenada
en los enlaces químicos de un compuesto. Un ejemplo que ilustra dicha importancia,
es la trasformación de la energía química de las moléculas de los alimentos en
energía cinética la cual es utilizada por los músculos para el movimiento mecánico
(7).
Primera ley de la termodinámica
Esta primera ley se puede expresar en una sola frase: “la cantidad total de energía
en el universo no cambia”. Esto quiere decir que la energía no se crea ni se destruye,
pero si puede transferirse o cambiar de un estado a otro.
Esta ley en un contexto biológico se puede expresar como: los organismos no
pueden crear la energía que requieren para vivir, por el contrario deben capturar la
energía del ambiente y transformarla en una forma que puedan usar para realizar
trabajo biológico. (7).
Segunda ley de la termodinámica
Esta segunda ley expresa que cuando la energía se convierte de una forma a otra
(primera ley), algo de esta energía utilizable se convierte en calor que se dispersa
en los alrededores. El calor se puede definir como la energía cinética que tienen las
moléculas cuando se mueven al azar, este calor o energía no se puede utilizar para
realizar trabajo. Como resultado de lo anterior la energía disponible que se puede
utilizar para realizar trabajo disminuye con el tiempo (7).
Es importante comprender que la segunda ley de la termodinámica no contradice a
la primera, por el contrario es consistente con esta; pues la energía total (diferente
a la utilizable para realizar trabajo) en el universo no disminuye con el tiempo.
Aquella energía que se transforma en calor es pues una energía que no se puede
utilizar para realizar trabajo biológico. Este tipo de energía se dice que es más difusa
o desorganizada. La entropía es la medida de ese desorden o aleatoriedad. La
energía organizada y utilizable tiene baja entropía, mientras que las formas
desorganizadas, como el calor, tienen alta entropía (7).
La entropía del universo tiende a aumentar de manera constante debido a todos los
procesos naturales. Se puede pensar que en el futuro la energía del universo será
toda en forma de calor, por lo que la temperatura del mismo estará uniforme en todo
el universo, esto imposibilita que se pueda convertir energía térmica del universo en
energía mecánica, lo que tendría como consecuencia que el universo dejará de
funcionar (7).
Energía y reacciones químicas
Las reacciones químicas que permiten a un organismo llevar a cabo sus actividades,
como crecer, moverse, mantenerse y reparase, reproducirse y reaccionar a
estímulos, constituyen en conjunto su metabolismo. El metabolismo es entonces el
total de las transformaciones químicas que tienen lugar en un organismo y que
consisten en muchas series de reacciones que se entrecruzan y que corresponden
a dos tipos principales: anabolismo y catabolismo.
En las células vivas las reacciones químicas reguladas por enzimas que liberan
energía por lo general son reacciones catabólicas, donde se degradan
compuestos orgánicos complejos en compuestos más simples (2).
Las reacciones catabólicas por lo general son hidrolíticas, utilizan el agua y rompen
los dichos enlaces químicos, y exergónicas, es decir, producen más energía de la
que consumen (2). Un ejemplo de este tipo de reacciones catabólicas es la
degradación celular de los azucares para formar dióxido de carbono y agua (2).
Las reacciones reguladas por enzimas que requieren energía se relacionan
principalmente con el anabolismo, es decir la formación de moléculas orgánicas
complejas a partir de moléculas más simples (2).
Las reacciones anabólicas a menudo se relacionan con procesos sintéticos de
deshidratación, que liberan agua, y son endergónicas, es decir consumen más
energía de la que producen (2).
Algunos ejemplos de procesos anabólicos están representados en la formación de
proteínas a partir de los aminoácidos, de ácidos nucleicos a partir de nucleótidos y
de polisacáridos a partir de azucares simples. Estas reacciones biosintéticas
generan los materiales necesarios para el crecimiento celular (2).
Las reacciones catabólicas aportan la energía necesaria para impulsar las
reacciones anabólicas. Este acoplamiento de reacciones que requieren energía y
reacciones que liberan energía es posible en la mayoría de los casos a la presencia
del adenosintrifosfato o ATP (2).
EL ATP
El adenosintrifosfato (ATP) es considerado como “la moneda de intercambio
energético universal a nivel celular”. El ATP es un nucleótido formado por una base
nitrogenada (adenina), una azúcar (ribosa) y tres grupos fosfatos. Estos últimos al
hidrolizarse, es decir, al romperse su enlace anhídrido (o de alta energía, que
almacena aproximadamente 7 kcal/mol) proporcionan de forma inmediata y directa
la energía libre para impulsar una variedad de reacciones bioquímicas, tanto de
carácter catabólico como anabólico (2).

La energía química se conserva gracias a la formación de ATP acoplada a
reacciones exergónicas que son degradadas por el catabolismo de moléculas.

La energía se utiliza luego, por rompimiento del ATP, para las reacciones
endergónicas del anabolismo y para otros procesos que requiere energía.
El elevado contenido energético del enlace anhídrido está dado por tensiones
intermoleculares que desaparecen al producirse la hidrolisis del compuesto. Los
grupos fosfatos de alta energía son designados por el símbolo ~P para indicar la
presencia de un enlace fosfato de alta energía. El símbolo señala que el grupo
adherido al enlace en la transferencia de un aceptor apropiado, produce el paso de
la mayor cantidad de energía libre. Así el ATP contiene dos grupos fosfatos de alta
energía y el ADP (adenosindifosfato) contiene uno, mientras que el enlace fosfato
del AMP (adenosinmonofosfato) es del tipo de baja energía, ya que se trata de un
enlace ester normal (2).
Ilustración 11. Estructura Molecular del ATP
Introducción a las enzimas
La variedad enorme de reacciones bioquímicas que comprende la vida esta
mediada casi en su totalidad por un conjunto de catalizadores biológicos llamados
enzimas (3). Con la excepción de un pequeño grupo de moléculas de ARN
catalítico, todas las enzimas son proteínas (9).
Se caracterizan por dos propiedades fundamentales: En primer lugar, aumentan la
velocidad de las reacciones químicas (multiplican la velocidad de 106 a 1012 veces
con respecto a las mismas reacciones no catalizadas por ellas) sin ser consumidas
o alteradas permanentemente por la reacción. En segundo lugar, aumentan la
velocidad de las reacciones sin alterar el equilibrio químico entre sustratos y
productos (8).
Las enzimas y la energía de activación
Las enzimas son biocatalizadores, es decir, son compuestos orgánicos que
aceleran reacciones químicas. Todas las reacciones metabólicas del organismo
solo son posibles porque cada célula dispone de un contenido enzimático
determinado en parte genéticamente (1).
La inversión inicial de energía para que se dé una reacción, o la energía necesaria
para contorsionar las moléculas de reactivo de modo que puedan modificarse los
enlaces, se conoce como energía de activación o energía libre de activación (6),
esta se define como la cantidad de energía requerida para empujar a los reactantes
más allá de una barrera energética de modo que pueda iniciarse una reacción (6).
Clases de enzimas
Actualmente se conocen aproximadamente unas 2000 enzimas (1) y para su
clasificación se utiliza un sistema que toma en cuenta tanto la especificidad de
acción como la especificidad por el sustrato, además esta clasificación se da a
conocer por las distintas clases de reacciones que son aceleradas in vivo
enzimáticamente.
En general, las distintas enzimas reciben nombres derivados de los sustratos sobre
los que actúan, además, los nombres de los grandes grupos enzimáticos se
deducen del tipo de reacción sobre la que influyen catalíticamente (2).
Generalmente las enzimas se clasifican en seis grupos:
Clase 1, oxidorreductasas:
Catalizan la transferencia de los equivalentes reductores entre dos sistemas redox
(4), es decir, realizan la trasferencia de hidrogeno (H) o electrones (e-) de un
sustrato a otro, según la reacción general:
𝐴𝐻2 + 𝐵 ↔ 𝐴 + 𝐵𝐻2
𝐴𝑟𝑒𝑑 + 𝐵𝑜𝑥 ↔ 𝐴𝑜𝑥 + 𝐵𝑟𝑒𝑑
Ejemplo: la succinato deshidrogenasa o la citocromo c oxidasa (5)
Clase 2, transferasas:
Catalizan la trasferencia de un grupo químico, distinto al hidrogeno, de un sustrato
a otro (5) según la reacción:
𝐴𝐵 + 𝐶 ↔ 𝐴 + 𝐶𝐵
Un ejemplo es la glucoquinasa, que catalizan la reacción:
𝑔𝑙𝑢𝑐𝑜𝑠𝑎 + 𝐴𝑇𝑃 ↔ 𝐴𝐷𝑃 + 𝑔𝑙𝑢𝑐𝑜𝑠𝑎 6 𝑓𝑜𝑠𝑓𝑎𝑡𝑜
Clase 3, hidrolasas:
Catalizan la ruptura de diferentes tipos de enlaces químicos por hidrólisis.
AB + H2 O ↔ AH + B OH
Un ejemplo es la lactasa, que cataliza la reacción:
𝑙𝑎𝑐𝑡𝑜𝑠𝑎 + 𝑎𝑔𝑢𝑎 ↔ 𝑔𝑙𝑢𝑐𝑜𝑠𝑎 + 𝑔𝑎𝑙𝑎𝑐𝑡𝑜𝑠𝑎
Clase 4, liasas:
Catalizan la ruptura o la formación de uniones químicas, con la formación o
eliminación de enlaces químicos (4).
𝐴𝐵 ↔ 𝐴 + 𝐵
Un ejemplo es la acetatodescarboxilasa, que cataliza la reacción:
á𝑐𝑖𝑑𝑜 𝑎𝑐𝑒𝑡𝑎𝑐é𝑡𝑖𝑐𝑜 ↔ 𝐶𝑂2 + 𝑎𝑐𝑒𝑡𝑜𝑛𝑎
Clase 5, Isomerasas:
Desplazan grupos dentro de una molécula sin cambiar la formula general del
sustrato (4), es decir, catalizan la conversión de isómeros:
𝐴↔𝐵
Son ejemplos la fosfotriosaisomerasa:
𝑔𝑙𝑖𝑐𝑒𝑟𝑎𝑙𝑑𝑒ℎí𝑑𝑜 3 𝑓𝑜𝑠𝑓𝑎𝑡𝑜 ↔ 𝑑𝑖ℎ𝑖𝑑𝑟𝑜𝑥𝑖𝑎𝑐𝑒𝑟𝑡𝑜𝑛𝑎 𝑓𝑜𝑠𝑓𝑎𝑡𝑜
Clase 6, Ligasas:
Son reacciones de unión de moléculas dependientes de la energía y por eso
siempre están acopladas con la hidrólisis de nucleosidostrifosfatos (habitualmente
ATP) (4), es decir, catalizan la unión de dos sustratos con hidrólisis simultánea de
un nucleótido trifosfato (ATP, GTP, etc.) (5):
𝐴 + 𝐵 + 𝑋𝑇𝑃 ↔ 𝐴𝐵 + 𝑋𝐷𝑃 + 𝑃𝑖
Un ejemplo es la piruvatocarboxilasa, que cataliza:
𝑝𝑖𝑟𝑢𝑣𝑎𝑡𝑜 + 𝐶𝑂2 + 𝐴𝑇𝑃 ↔ 𝑜𝑥𝑎𝑙𝑜𝑎𝑐𝑒𝑡𝑎𝑡𝑜 + 𝐴𝐷𝑃 + 𝑃𝑖
Especificidad en la reacción
Las enzimas tienen un grado de especificidad mucho más grande que otros
catalizadores químicos, tanto con respecto a sus sustratos como de sus productos;
es decir, las reacciones enzimáticas rara vez tienen productos secundarios (3). A
manera de ejemplo podemos citar el caso de la enzima sacarasa que actúa sobre
el sustrato sacarosa pero no sobre su isómero manosa.
Trabajo en equipo de las enzimas
El metabolismo de una célula es la suma de todas las reacciones químicas que se
realizan en ella. Muchas de estas están enlazadas en secuencias llamadas rutas
metabólicas (11). En una ruta metabólica (Ilustración 12), una molécula reactante
inicial es modificada por una enzima y forma una molécula intermedia ligeramente
diferente, que es modificada por otra enzima para formar una segunda
intermediaria, y así sucesivamente, hasta llegar al producto final (11).
Las moléculas se sintetizan y se degradan, de modo que el producto final puede ser
una molécula de desecho (como el CO2 formado cuando se degrada la glucosa) o
bien el producto final puede ser una molécula, como un aminoácido (11).
Diferentes rutas metabólicas utilizan las mismas moléculas; por consiguiente,
muchas de las rutas metabólicas de una célula están interconectadas, ya sea de
manera directa o indirecta (11).
Ilustración 12. Ruta metabólica simplificada
El producto de una etapa en una reacción puede servir como reactante para la
siguiente reacción o para una reacción en otra ruta.
Cofactores
Algunas enzimas no requieren para su actividad, más grupos químicos que sus
residuos aminoacídicos. Otras, requieren un componente químico adicional llamado
cofactor (9). El cofactor puede ser uno o varios iones inorgánicos tales como: Fe 2+,
Mg2+, Mn2+ o Zn2+.
Tabla 7. Cofactores.
Algunos elementos inorgánicos que actúan como cofactores para enzimas.
Cu2+
Citocromo oxidasa
Fe2+ o Fe3+
Citocromo oxidasa, catalasa, peroxidasa
K+
Piruvato quinasa
Mg2+
Hexoquinasa, glucosa 6-fosfatasa, piruvato quinasa
Mn2+
Arginasa, ribonucleótido reductasa
Mo
Dinitrogenasa
Ni2+
Ureasa
Se
Glutación peroxidasa
Zn2+
Carbónico anhidrasa, alcohol deshidrogenasa,
carboxipeptidasas A y B
Si el cofactor es una molécula orgánica, se le llama más específicamente Coenzima.
La mayor parte de las vitaminas son coenzimas, o materias primas a partir de las
cuales se elaboran las coenzimas (6).
Coenzimas
Las coenzimas son moléculas orgánicas de bajo peso molecular que participan en
tipos específicos de reacciones enzimáticas, y trabajan junto con las enzimas para
aumentar la velocidad de reacción (8). A diferencia de los sustratos, las coenzimas
no se alteran de forma irreversible por las reacciones en las que participan, en lugar
de ello, se reciclan y pueden participar en múltiples reacciones enzimáticas (8).
Sirven como transportadores de distintos tipos de grupos químicos. Otras también
actúan como transportadores de electrones, e incluso están implicadas en la
transferencia de una variedad de grupos químicos adicionales. Muchas coenzimas
están estrechamente relacionadas con las vitaminas, que contribuyen a formar
parte, o toda la estructura de la coenzima. Las vitaminas son componentes
necesarios dela dieta de humanos y otros animales superiores, que no tienen la
capacidad para sintetizar estos compuestos (8).
Regulación de la acción enzimática
Un aspecto importante de la mayoría de las enzimas es que sus actividades no son
constantes y, también, pueden ser moduladas (8).
Entre los mecanismos de estos procesos reguladores se incluyen el control
alostérico (donde la actividad enzimática se controla por la unión de moléculas
pequeñas a los lugares reguladores de la enzima), la interacción con otras proteínas
y modificaciones covalentes de las enzimas (8), y la variación de la cantidad de
enzima sintetizada (3).
Factores que intervienen en la actividad enzimática
La actividad de una enzima se ve afectada por factores ambientales generales,
como la temperatura y el pH. También puede verse afectada por productos químicos
que influyen específicamente en la enzima (6).
Las enzimas operan mejor en algunas condiciones que en otras, porque dichas
“condiciones óptimas” favorecen la estructura más activa de la molécula (6).
Hasta cierto punto, la velocidad de una reacción enzimática se incrementa al
aumentar la temperatura, (en parte porque los sustratos colisionan con los sitos
activos con mayor frecuencia). Sin embargo, por encima de cierta temperatura, la
velocidad de reacción cae abruptamente (6).
La temperatura óptima permite el mayor número de colisiones moleculares y la
conversión más rápida de reactivos a productos. La mayoría de enzimas humanas
tienen temperaturas óptimas entre 35ºC y 40ºC (cercanas a la temperatura corporal
humana). Las bacterias que viven en manantiales de agua caliente contienen
enzimas con temperaturas óptimas de 70ºC o superiores (6).
Si se desnaturaliza o disocia una enzima en sus subunidades, se pierde su actividad
catalítica. Al igual que cuando se descompone en sus aminoácidos constituyentes
(9).
Las enzimas también tienen un pH al cual son más activas. Los valores óptimos se
encuentran en el rango de 6 a 8 (alrededor de un pH neutro) (6). Pero hay
excepciones, por ejemplo la pepsina, una enzima digestiva del estómago, trabaja
mejor a pH=2, a pesar de que un ambiente ácido de éste tipo desnaturaliza a la
mayoría de las enzimas (6).
La velocidad a la cual una cantidad particular de enzima convierte un sustrato en un
producto es, en parte, función de la concentración inicial del sustrato: cuantas más
moléculas de sustrato haya disponibles, más a menudo accederán a los sitios
activos de las moléculas de enzimas. Sin embargo, hay un límite para la velocidad
de reacción a la cual puede acelerarse por la adición de más sustrato a una
concentración fija de enzimas. En cierto punto, la concentración de sustrato será lo
suficientemente alta como para que todos las moléculas de enzimas tengan sus
sitios activos afectados. Tan pronto como el producto sale de un sitio activo, entra
otra molécula de sustrato. En esta concentración de sustrato se dice que la enzima
está saturada, y la velocidad de reacción es determinada por la velocidad a la que
el sitio activo puede convertir al sustrato en producto. Cuando una población
enzimática se satura, la única manera de incrementar la velocidad de formación del
producto consiste en añadir más enzima. Las células, en ocasiones, realizan esto
sintetizando más moléculas de enzima (6).
Inhibición enzimática.
Ciertos productos químicos inhiben de forma selectiva la acción de enzimas
específicas y se ha aprendido mucho acerca de la función de las enzimas
estudiando los efectos de estas moléculas (6).
Si el inhibidor se une a la enzima mediante enlaces covalentes, la inhibición a
menudo es irreversible. Muchos inhibidores enzimáticos, sin embargo, se unen a
la enzima mediante enlaces débiles, en cuyo caso la inhibición es reversible (6).
Algunos inhibidores reversibles se asemejan a la molécula normal de sustrato y
compiten por su admisión en el sitio activo. Estos imitadores, llamados inhibidores
competitivos, reducen la productividad de las enzimas al bloquear los sustratos e
impedir la entrada a los sitios activos (6). Este tipo de inhibición puede superarse al
incrementar la concentración de sustrato, de modo que a medida que los sitios
activos queden disponibles, haya más moléculas de sustrato que de inhibidor para
entrar a los sitios (6).
Por el contrario, los inhibidores no competitivos no compiten de forma directa con
el sustrato para unirse a la enzima en el sitio activo. En lugar de esto, impiden las
reacciones enzimáticas al unirse a otra parte de la enzima (6). Esta interacción
determina que la molécula de enzima cambie su forma y el sitio activo se vuelta
menos efectivo para catalizar la conversión de sustrato en producto (6).
Otro tipo de inhibidores reversibles, son los Inhibidores mixtos, que pueden unirse
a la enzima libre o al complejo Enzima-Sustrato (ES) interfiriendo la unión del
sustrato y la formación del producto. Tienen la capacidad de disminuir la velocidad
máxima.
Las moléculas naturalmente presentes en la célula con frecuencia regulan la
actividad de las enzimas al actuar como inhibidores. Esta regulación (inhibición
selectiva) es esencial para el control del metabolismo celular (6).
Un tipo frecuente de regulación es la inhibición por retroalimentación, en donde
el producto de una vía metabólica inhibe la actividad de una de las enzimas
implicadas en su síntesis (8). La inhibición por retroalimentación es un ejemplo de
regulación alostérica. Sin embargo, en algunos casos, las moléculas reguladoras
actúan como activadores, estimulando en vez de inhibir sus enzimas diana (8).
La fosforilación es un mecanismo frecuente para regular la actividad enzimática; la
adición de grupos fosfato puede estimular o inhibir las actividades de muchas
enzimas diferentes (8).
Regulación alostérica
En muchos casos, las moléculas que regulan de forma natural la actividad
enzimática de una célula se comportan como inhibidores no competitivos
reversibles. Estas moléculas cambian la forma de una enzima y el funcionamiento
de su sitio activo al unirse a un sitio en cualquier lugar de la molécula por medio de
enlaces no covalentes (6).
Se denominan regulación alostérica los casos en los cuales la función de una
proteína en un sitio se ve afectada por la unión de una molécula reguladora en un
sitio distinto. Ello puede resultar en la inhibición o estimulación de la actividad de
una enzima (6).
La mayor parte de las enzimas reguladas alostéricamente están constituidas por
dos o más cadenas polipeptídicas, o subunidades. Cada subunidad tiene su propio
sitio activo. El complejo oscila entre dos estados conformacionales, uno
catalíticamente activo y el otro inactivo (6).
En el caso más simple de regulación alostérica, una molécula reguladora al activar
o inhibir se une a un sitio regulador (en ocasiones llamado sitio alostérico). La unión
de un activador a un sitio regulador estabiliza la estructura y tiene sitios activos
funcionales, mientras la unión de un inhibidor estabiliza la forma inactiva de la
enzima (6).
A través de la interacción de las subunidades, una única molécula, activadora o
inhibidora, que se une a un sitio regulador, afectará los sitios activos de todas las
subunidades (6).
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