REFLEXIONES CATÓLICAS SOBRE LA BIBLIA Arquidiócesis de Miami - Ministerio de formación cristiana 11 de octubre de 2009 28o Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo B) Lectura del Evangelio según san Marcos 10:17-30 [Léase en voz alta] En aquel tiempo, Jesús estaba a punto de partir cuando uno corrió a su encuentro, se arrodilló delante de él y le preguntó: “Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer para ganar la vida eterna?” Jesús le respondió: “¿Por qué me llamas bueno? Uno solo es bueno, y ése es Dios. Ya conoces los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, ni digas cosas falsas de tu hermano, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre”. El otro contestó: “Maestro, todo esto lo he practicado desde muy joven”. Jesús lo miró, sintió cariño por él y le dijo: “Sólo te falta una cosa: anda, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres, y así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme”. Cuando el otro oyó estas palabras, se sintió golpeado, porque tenía muchos bienes, y se fue muy triste. Entonces Jesús, mirando alrededor de él, dijo a sus discípulos: “¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riqueza!” Los discípulos se sorprendieron cuando oyeron estas palabras. Pero Jesús insistió: “Hijos míos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de la aguja, que para un rico entrar en el Reino de Dios”. Ellos se asombraron más todavía y comentaban: “Entonces, ¿quién puede salvarse?” Jesús los miró fijamente y les dijo: “Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Dios todo es posible”. Entonces Pedro le dijo: “Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte”. Y Jesús le aseguró: “Ninguno que haya dejado su casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o campos por amor a mí y a la Buena Nueva quedará sin recompensa. Pues recibirá cien veces más en la presente vida en casas, hermanos, hermanas, hijos y campos; esto, no obstante las persecuciones. Y después recibirá la vida eterna”. Comentario breve: Según la tradición judía, la riqueza, la salud y una larga vida eran símbolos del favor divino. Por el contrario, la pobreza y las enfermedades se consideraban castigos por algún pecado en contra de la Alianza con Yahvé. El hombre rico se acercó a Jesús con ardor en busca de una respuesta decisiva para su vida. Aunque era cumplidor de la ley, le faltaba algo más: amar con todas sus fuerzas. ¡Qué sorpresa para todos los que escucharon a Jesús! El Maestro invirtió los valores de la época y presentó la riqueza como un posible obstáculo para entrar en el Reino de Dios. Por parte de Jesús hubo mucho amor hacia el hombre y pedía otra respuesta de amor de su parte al ser generoso con los pobres. Esta lectura es un reto para todos a despegarnos de los bienes materiales en una cultura que valora la riqueza como signo de éxito y prestigio. La lectura de hoy nos presenta tres ideas importantes: ● ● ● Jesús nos llama a un radicalismo de vida que sólo es posible con la ayuda de Dios. Guardar los mandamientos es básico y elemental para alcanzar la salvación. Pero para poder disfrutar de la “vida eterna” que comienza ahora, debemos dejar atrás los “ídolos” en los que ponemos nuestra confianza. El texto destaca de nuevo el amor de Jesús por los pobres y los sencillos. Para la reflexión personal o comunitaria: Después de una pausa breve para reflexionar en silencio, comparta con otros sus ideas o sentimientos. 1. 2. ¿Creo que cuando las cosas me van bien es porque Dios está “premiándome” por mis buenas obras, y cuando todo va mal es porque me está “castigando”. Explique. ¿Pongo toda mi confianza en el poder, en el dinero, o en mi estatus legal? ¿Qué me dice la lectura de hoy? Lecturas recomendadas: Catecismo de la Iglesia Católica, párrafos 1858; 2544-2557; 2728.