El sector público secunda la primera huelga general en Portugal

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El sector público secunda la primera huelga general en Portugal con gobierno socialista
El sector público secunda la primera huelga general en Portugal con
gobierno socialista
La huelga general convocada para ayer por el principal sindicato de Portugal, quinta de la historia pero primera
llevada a cabo contra un gobierno socialista desde 1974, no logró paralizar el país, aunque sí la mayoría de las
empresas públicas. El Ejecutivo dice queno modificará su política económica pese a la presión sindical.
Portugal vivió ayer la primera huelga general llevada a cabo contra un gobierno socialista desde la restauración de la
democracia, en 1974, y quinta de la historia del país, aunque su seguimiento no tuvo el impacto que se esperaba. No
logró paralizar Portugal, si bien su incidencia fue alta en diversos sectores y regiones, aunque las cifras dadas por
Gobierno y sindicatos son muy divergentes.
La mayoría de los servicios públicos - transportes, hospitales, escuelas y administración- fueron los más afectados por el
paro, convocado por la filocomunista Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP), sindicato que
agrupa a 800.000 de los diez millones de trabajadores que hay en el país. En cambio, la Unión General de Trabajadores
(UGT), próximo al Partido Socialista, no la secundó.
La huelga, de 24 horas de duración, se llevó a cabo en protesta contra la gestión económica y social del primer ministro,
el socialista José Sócrates. La política de reformas económicas y sociales del Ejecutivo portugués para reducir los gastos
del Estado y sus medidas de ahorro presupuestario han levantado una fuerte oposición entre los trabajadores de servicios
públicos, incluidas las fuerzas de seguridad. La anterior huelga general tuvo lugar en el 2002 contra el Gobierno
conservador de José Manuel Durão Barroso.
En Lisboa, el servicio de metro quedó totalmente paralizado y el de ferry, para cruzar el río Tajo, se vio muy perturbado
durante la jornada. Por el contrario, y pese a que los trabajadores habían rechazado los servicios mínimos marcados por
el Gobierno al considerarlos excesivos, la incidencia fue mucho menor en la red de trenes, tranvías y autobuses, que
circularon casi con normalidad, ya que, según las estimaciones de la empresa, el seguimiento de la protesta fue
secundado por tan sólo un 10% de la plantilla.
El metro de Oporto, la segunda ciudad del país, sí contó con servicio en las primeras horas del día, aunque la dirección
anunció que la capacidad operacional quedó reducida al 50% por problemas técnicos y por las consecuencias de actos
de sabotaje durante la madrugada.
Numerosas escuelas e institutos cerraron y, según la CGTP, la huelga tuvo un seguimiento del 80% en los centros
hospitalarios y en Correos, mientras que el Gobierno cifró el número de huelguistas en tan sólo un 13%. Una docena de
vuelos de varias compañías aéreas fueron anulados. La incidencia del paro en el sector privado fue mucho menor, sin
llegar a perturbar la actividad de las empresas y los comercios.
Fernando Teixeira, ministro de Economía, afirmó que el impacto de la huelga fue sólo "muy parcial en ciertos sectores"
y que el país no había quedado paralizado. En su opinión, la huelga "fue parcial y por sectores en vez de general".
Teixeira dijo que los portugueses son conscientes de la necesidad de las medidas "exigentes" tomadas por el Gobierno
para asegurar el crecimiento económico de Portugal y su modernización, y por ello no las cambiará pese a la presión
sindical.
La CGTP, organización cercana al Partido Comunista Portugués, pide un "golpe de timón" del responsable directo en la
política social del Gobierno, que ha dado prioridad al saneamiento de las finanzas públicas, rebajando el déficit público
desde el 6% que había en el 2005 hasta el 3,9% del pasado año.
Portugal tiene el mayor déficit público de los trece países europeos que utilizan el euro como moneda, y la mejora se ha
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hecho mediante la reducción de los beneficios sociales a los trabajadores, el aumento de la edad de jubilación y la
subida de impuestos. También se ha facilitado a las empresas la incorporación y el despido de trabajadores en sus
plantillas, condicionado a la mejora formativa de empleados.
Según el Gobierno, su política de recorte del gasto público está dando resultados, ya que el país ha tenido en el primer
trimestre del 2007 su mayor crecimiento económico en cinco años, con una subida del PIB del 2.1%. Sin embargo, los
trabajadores replican que las mejoras se han conseguido a expensas de ellos, puesto que la tasa de desempleo era del
8.4% a finales del pasado año, la mayor de los últimos 21 años.
La Vanguardia
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