Héctor Candanedo, contrabajo Como joven, escuchaba

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Héctor Candanedo, contrabajo
Como joven, escuchaba rock y jazz y a partir de esta experiencia tuve inquietud por la
música, sin tener el proyecto de estar en una orquesta. Empecé tocando rock con mis
amigos y eso se aprende en la calle. Me pedían que tocara la guitarra, pero yo me
inclinaba por el bajo, pues sentía un impulso rítmico y me encantaba su timbre. De
pronto, sentí que debía ir a la escuela y aprender música, entonces me encontré con el
contrabajo. Me conecté con el instrumento en un sentido muy íntimo y de repente me di
cuenta que ya estaba audicionando para una orquesta. También quería estudiar
ingeniería, de hecho trabajé en PEMEX haciendo planos, pero finalmente, por falta de
tiempo, me dediqué a la música porque este siempre fue mi sueño y afortunadamente se
cumplió.
Un momento muy fuerte, ya siendo músico, fue que me encontré en una conversación
de pasillo con el maestro Lozano, que entonces dirigía la Filarmónica de la Ciudad, y
me dijo que iba a haber audiciones. Inmediatamente, me inscribí y al darme la vuelta,
pensé que no estaba preparado, pero fue una mis mejores audiciones. Mi primer
concierto con esta orquesta fue en el Teatro de la Ciudad y fue impactante. No sólo era
la primera vez, sino que fue un gran paso en mi vida y en ese instante no sabía hasta
dónde iba a llegar. Ya tocaba en una orquesta profesional.
La primera vez que vi el mar, a los cinco años, tuve una asombrosa emoción. Me
impresionó como se fundía el cielo con las olas, no lo podía entender. Ya sobre la playa,
sentí un impulso irresistible por meterme al agua, era algo inevitable. Al momento de
sumergirme, sentí la fuerza del mar y me produjo un gran susto y una enorme euforia.
Sin embargo, iba seguro de la mano de mi padre. Presencié una aurora boreal en Alaska.
Estaba completamente oscuro. Al bajar del avión, vi unos trazos encendidos en el cielo,
pinceladas verde limón fosforescente que desaparecieron. Después cayó un polvo de
hadas y se hizo un trazo mágico de colores verdes. Es algo maravilloso que nunca se
olvida y te regresa a la grandiosidad del universo.
Me gusta caminar, andar en bicicleta, ir a los rápidos, sumergirme con equipo en el mar
y he volado un poco.
HÉCTOR CANDANEDO TAPIA NACIÓ EN MÉXICO, D.F. ES EGRESADO DEL
CONSERVATORIO NACIONAL DE MÚSICA Y DE LA ESCUELA OLLIN
YOLIZTLI. TOMÓ CURSOS EN BERLÍN CON KLAUS STOLL. HA
PERTENECIDO A LA ORQUESTA FILARMÓNICA DE LA CIUDAD, LA
ORQUESTA DE CÁMARA DE BELLAS ARTES, LA ORQUESTA SINFÓNICA DE
MINERÍA Y DESDE HACE VEINTITRES AÑOS ES INTEGRANTE DE LA
OFUNAM.
Rebeca Mata, autora de los texto
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