¿Debería Seguir Siendo una Prioridad la Eliminación de La

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¿Debería Seguir Siendo una Prioridad la Eliminación de
La Necesidad Insatisfecha de Anticoncepción?
Por Anrudh Jain
Contexto: Con frecuencia se utilizan las estimaciones de necesidad insatisfecha de anticoncepción obtenidas de las encuestas transversales como medidas del éxito de un programa de
planificación familiar, y dichos programas, en general, centran en la eliminación de la necesidad insatisfecha. No obstante, es posible que esta estrategia no sea la más eficaz para satisfacer las necesidades globales de anticoncepción de la mujer.
Métodos: Se han utilizado los datos obtenidos mediante entrevistas realizadas con 1.093 mujeres de Nor-Oriental del Marañón y de Lima, Perú, que participaron en la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar de 1991–1992, y los resultados de una encuesta de seguimiento llevada a cabo en 1994, para examinar la eficacia del programa en satisfacer la necesidad
insatisfecha de anticoncepción y en evitar embarazos no planeados.
Resultados: Si bien los datos de nivel agregado sugieren que el efecto del programa es pequeño dentro del período entre una encuesta y otra, los datos a nivel individual indican que el
72% de las mujeres que experimentaban una necesidad insatisfecha en 1991–1992, ya no la
tenían en 1994. Sin embargo, el 12% de las que no tenía necesidad insatisfecha en el momento
de la primera encuesta, llegó a tenerla para la encuesta de seguimiento. Además, el 20% de
las encuestadas habían tenido un embarazo no planeado entre una encuesta y otra: el 32% de
aquellas que inicialmente tenían una necesidad insatisfecha y el 17% de aquellas que no la tuvieron. Al aplicar las proporciones de las que habían tenido un embarazo no planeado a la distribución de mujeres según su situación de necesidad insatisfecha en 1991–1992, se indica
que si el programa hubiera centrado en eliminar la necesidad insatisfecha, la proporción de mujeres que tuviera embarazos no planeados sería del 17%, pero si el programa hubiera puesto
mayor énfasis en prevenir los embarazos no planeados entre las mujeres que no tenían necesidad insatisfecha inicialmente, la proporción sería del 6%.
Conclusiones: Los programas de planificación familiar pueden ser más eficaces si ponen mayor
énfasis en prevenir los embarazos no planeados entre las mujeres que ya practican la anticoncepción, en lugar de centrarse en persuadir a las no usuarias a que adopten un método.
Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar, número especial de 1999, págs.31–36
L
as encuestas por muestreo llevadas
a cabo durante las últimas tres décadas han demostrado que existe
una considerable brecha entre la necesidad de anticoncepción evidente y los niveles reales de uso anticonceptivo en los
países en desarrollo. La medición del uso
ha sido bastante directa, pero la medición
de la necesidad ha sufrido varias modificaciones. En los años 70, se medía la necesidad de acuerdo con el conocimiento
que tenía la mujer de métodos de planificación familiar; la brecha entre el conocimiento o conciencia de la mujer y su práctica anticonceptiva era tomada como una
indicación de la necesidad insatisfecha de
servicios de planificación familiar. Actualmente, la medición de la necesidad incorpora las intenciones expresadas por la
mujer con respecto a la reproducción y, algunas veces, con respecto al uso de anticonceptivos.
Estas medidas de la necesidad insatisfecha a veces se han usado como la justi-
Número especial de 1999
ficación principal para invertir recursos
públicos en los programas de planificación
familiar. Algunos expertos han sostenido
que en muchos países en desarrollo, con
la eliminación de la necesidad insatisfecha
de anticoncepción se podría lograr las
metas nacionales de prevalencia de anticonceptivos o de los niveles de fecundidad
(y por lo tanto se eliminaría la necesidad
de establecer dichas metas).1 Un análisis
de los datos de las Encuestas Demográficas y de Salud (EDS) correspondientes a
27 países sugiere que en satisfacer la necesidad de anticoncepción, se podría esperar una disminución de la fecundidad
en aproximadamente 7% en Ghana hasta
26% en Kenya y Madagascar.2
¿Cómo se puede satisfacer la actual necesidad insatisfecha de anticoncepción?
Algunos investigadores sostienen que la
existencia de una necesidad insatisfecha
se debe principalmente a la falta de acceso a los servicios de anticonceptivos.3
Otros aseguran que entre las causas de la
necesidad insatisfecha se incluyen “la falta
de conocimiento, el temor a los efectos secundarios y la desaprobación social y familiar”.4 Un mayor conocimiento de las
causas de la necesidad insatisfecha es
esencial para modificar los programas de
servicios de planificación familiar y para
evaluar su contribución en eliminar la actual necesidad insatisfecha.5 Al mismo
tiempo, también es importante ampliar la
definición de la necesidad insatisfecha—
por ejemplo, mediante la inclusión de la
mujer no casada.6
La existencia de una necesidad insatisfecha se toma como un indicador de las
deficiencias del acceso7 y de la calidad8 de
los programas de planificación familiar.
Hay una hipótesis implícita en la investigación en general que afirma que la necesidad insatisfecha se puede reducir considerablemente si se mejoran dichas
características de los programas. Por lo
tanto, es lógico preguntarse si la necesidad insatisfecha puede ser utilizada como
un indicador del rendimiento de un programa. Específicamente, ¿puede una disminución (o aumento) de la necesidad insatisfecha estimada mediante encuestas
transversales en un país determinado ser
utilizada para evaluar el éxito (o fracaso)
de un programa de planificación familiar?
Westoff y Bankole han señalado que “el
cambio de la necesidad insatisfecha se
debe a modificaciones de la práctica anticonceptiva y a cambios en el deseo de regular la fecundidad”.9 En consecuencia, la
necesidad insatisfecha a nivel agregado
disminuirá si aumenta más rápido el porcentaje de mujeres que usan anticonceptivos que el porcentaje que desean regular
su reproducción; la necesidad insatisfecha
aumentará si la necesidad de regular la fecundidad aumenta más rápidamente que
la prevalencia de anticonceptivos.
Las estimaciones de la necesidad insatisAnrudh Jain es director principal de políticas y programas regionales, International Programs Division, Population Council, Nueva York. El financiamiento para la
recopilación de datos en la encuesta de seguimiento fue
aportado por la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos, a través del Evaluation Project, University of North Carolina, Chapel Hill, NC,
EE.UU. El autor agradece a Judith Bruce, John Casterline y Cheikh Mbacke, los comentarios formulados sobre
una versión previa de este artículo.
31
¿Debería ser una prioridad la eliminación de la necesidad insatisfecha?
Cuadro 1. Porcentaje de mujeres casadas,
según la medida relacionada con la anticoncepción, Encuesta Demográfica y de Salud
Familiar de 1991–1992 y encuesta de seguimiento de 1994, Nor-Oriental del Marañon y
Lima, Perú (N= 1.062)
Medida
1991–1992
1994
No desean tener más hijos
Usan un método
Cualquier
Moderno
Tradicional
68,2
71,0
69,7
40,2
29,5
69,7
44,5
25,2
Tienen necesidad insatisfecha
De un método moderno* 38,9
De cualquier método†
18,1
35,8
16,9
*Basado en mujeres que no querían tener más hijos y que no se
encontraban usando un método anticonceptivo moderno, algunas de las cuales quizá usaban un método tradicional. †Basado
en mujeres que no querían tener más hijos pero que no se encontraban usando ningún método (moderno o tradicional). Nota:
Treinta y una mujeres cuyas preferencias reproductivas o situación anticonceptiva no se conocían en 1994 fueron excluidas.
fecha se encuentran regularmente entre los
resultados de las encuestas transversales,
tales como las que realiza el programa de la
EDS. Un estudio realizado de ocho países
en los cuales que se han llevado a cabo por
lo menos dos encuestas EDS, reveló que en
seis países la necesidad insatisfecha ha disminuido en 2–3 puntos porcentuales (Colombia, Egipto, Ghana, Kenya, Marruecos
y República Dominicana) y en 12 puntos en
otros dos (Bolivia y Perú).10 Estos resultados pueden indicar que los programas de
planificación familiar en los primeros seis
países han sido relativamente exitosos, y que
los programas en Bolivia y Perú han logrado un notorio éxito; pero esta conclusión
quizá no es acertada, porque sabemos que
el programa en Kenya ha sido más exitoso
que el de Ghana, en cuanto a un incremento de la prevalencia de anticonceptivos o disminución de la fecundidad.
*Para obtener más información sobre la encuesta de seguimiento, la pérdida del seguimiento y la creación de
muestras apareadas, véase Mensch B et al., “Evitando
embarazos no planeados en Perú: ¿Es importante la calidad de los servicios de planificación familiar?” Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar, número
especial de 1997, págs. 14–21.
†En realidad, estos datos no representan estimaciones
independientes transversales, porque las encuestas entrevistaron a las mismas mujeres después de un intervalo de tres años y porque las mujeres más jóvenes eran
más proclives que las de más edad de faltar a la entrevista de seguimiento. Sin embargo, como la necesidad
insatisfecha a una edad muy temprana se acerca a cero,
estas comparaciones no se alejan mucho de la realidad.
‡Estas cifras se basan en la definición convencional de
necesidad insatisfecha: el porcentaje de mujeres que no
desean tener más hijos, pero que no se encuentran utilizando un método de planificación familiar. Mientras esta
definición no arroja la estimación más exacta de necesidad insatisfecha, resulta fácil de calcular y de comprender. Las modificaciones a esta definición probablemente no afecten las conclusiones.
32
El uso de encuestas transversales para
estimar la necesidad insatisfecha resulta
problemático por varias razones. La magnitud del incremento de la necesidad insatisfecha sugerida con este método indicaría que un programa de planificación
familiar de un país ha fallado solamente
si se supone que las actividades del programa (por ejemplo, información, educación y comunicación) no tienen efecto con
respecto al deseo manifestado por la mujer
de regular su fecundidad. Otro problema
es que si no disminuye la necesidad insatisfecha al nivel agregado, esto no necesariamente significa que la necesidad insatisfecha no haya sido atendida al nivel
individual. Además, la atención de la necesidad insatisfecha de anticonceptivos en
un momento dado no significa necesariamente que posteriormente la mujer no
tenga embarazos no planeados.
Finalmente, hacer énfasis en eliminar la
necesidad insatisfecha de anticonceptivos
significa que un programa centra su atención en alentar a las no usuarias a que
adopten un método. No obstante, en muchos programas es elevada la discontinuación de uso de los métodos anticonceptivos y muchas mujeres que abandonan
un método tienen un embarazo no planeado antes de tener la oportunidad de cambiar de método. Además, algunas mujeres que practican la anticoncepción pueden
estar en riesgo de quedar embarazadas,
porque usan su método en forma irregular o incorrecta. En consecuencia, un programa demasiado centrado en la necesidad insatisfecha podría perder la
oportunidad de asistir a las mujeres que
ya han iniciado la práctica anticonceptiva.
Este artículo aborda dos importantes interrogantes relacionados con la necesidad
insatisfecha. Primero, ¿puede el éxito (o
fracaso) de los programas de planificación
familiar ser evaluado en términos de una
disminución (o un aumento) de la necesidad insatisfecha estimada por datos de
encuestas transversales? Segundo, ¿es una
estrategia apropiada para los programas
el basarse únicamente en eliminar la necesidad insatisfecha?
Métodos
Para examinar estos temas, se analizaron
los datos correspondientes a 1.093 mujeres casadas que fueron entrevistadas en
dos Encuestas Demográficas y de Salud
Familiar (ENDES) en Perú, la de 1991–1992
y otra de seguimiento en 1994, que se llevó
a cabo en dos regiones, la Nor-Oriental del
Marañón y Lima. La muestra original de
la ENDES de estas dos regiones incluyó a
1.850 mujeres, y las entrevistadoras que re-
alizaron la encuesta de seguimiento pudieron localizar a 1.370 mujeres (74% de la
muestra original), de las cuales 63 fueron
excluidas debido a errores de codificación.
De las 1.307 mujeres restantes, se creyó que
unas 1.097 (84%) habían sido entrevistadas en 1991–1992 porque el año de nacimiento que indicaron en las dos encuestas era el mismo o difería en no más de un
año, y el número de hijos nacidos que indicaron en la encuesta de seguimiento era
igual o (tomando en cuenta la mortalidad)
uno menos que el número de hijos originalmente indicado en la primera encuesta, más el número de nacimientos que indicaron en el intervalo entre las dos
encuestas.*
Resultados
Necesidad insatisfecha y rendimiento
Los datos a nivel agregado del Perú revelan que el porcentaje de mujeres que no deseaban tener más hijos cambió muy poco
entre la encuesta original (68%) y la de seguimiento de 1994 (71%), y el porcentaje
que usaban un método anticonceptivo permaneció estable (70%), si bien hubo un ligero cambio hacia los métodos modernos
(Cuadro 1).† Se registraron pequeñas disminuciones en el porcentaje de mujeres
con una necesidad insatisfecha de cualquier método‡ (del 18% al 17%) y de un
método moderno (del 39% al 36%). Estos
resultados sugieren que entre la encuesta
de 1991 y la de 1994, el programa de planificación familiar en el Perú surtió muy
poco efecto sobre la prevalencia de anticonceptivos o la necesidad insatisfecha.
Sin embargo, esta conclusión sería engañosa, como se puede observar al comparar los cambios de las necesidades de las
mujeres individuales a través del tiempo.
Por ejemplo, el 18% de la muestra original
de 1991–1992 tenía una necesidad insatisfecha de cualquier método, aunque cuando se realizó la encuesta de seguimiento,
solamente el 5% de las mujeres todavía tenían esta necesidad, en tanto que el 13%
ya no la tenían (Cuadro 2). En otras palabras, entre aquellas que tenían una necesidad insatisfecha anteriormente, el 72%
ya habían eliminado esa necesidad en el
momento en que fueron entrevistadas por
segunda vez. El 23% había cambiado sus
intenciones reproductivas y había decidido de tener más hijos, y el 49% había comenzado a practicar la anticoncepción (no
indicado). El cambio de conducta anticonceptiva se puede deber, en parte, al mejoramiento de los servicios, y por lo tanto
significa que el programa de planificación
familiar ha sido muy exitoso al colmar las
necesidades insatisfechas en materia de an-
Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar
ticoncepción de las mujeres individuales.
En forma similar, el 39% de las mujeres
entrevistadas en 1991–1992 habían tenido una necesidad insatisfecha de un método moderno, aunque el 17% ya habían
eliminado esta necesidad para la fecha de
la segunda encuesta. Dicho de otra manera, el 43% de aquellas que tenían una necesidad insatisfecha en 1991–1992 ya no
la tenían en 1994—el 21% porque habían
cambiado sus planes reproductivos y el
22% porque habían comenzado a usar un
método anticonceptivo moderno. Sin embargo, el 57% de la necesidad insatisfecha
permaneció sin colmar entre una encuesta y otra. En resumen, la eliminación de
la necesidad insatisfecha de cualquier método o de un método moderno a nivel individual podría ser utilizada como un indicador del rendimiento de un programa.
La necesidad insatisfecha como enfoque
En la encuesta peruana, el 82% en total de
las mujeres no tenían una necesidad insatisfecha de cualquier método anticonceptivo (el 32% porque deseaban tener
más hijos y el 50% porque ya se encontraban usando un método). Sin embargo,
de este total de 82% que no tenían una necesidad insatisfecha cuando fueron originalmente entrevistadas, el 12% sí indicaron tenerla cuando se realizó la encuesta
de seguimiento (Cuadro 2). Algunas de
estas mujeres cambiaron su opinión de desear más hijos a no tener más (una progresión lógica), y algunas discontinuaron
el uso de anticonceptivos. En lo que se refiere a los métodos modernos, el 61% no
tenía una necesidad insatisfecha en
1991–1992, porcentaje que incluye el 14%
que cambió para tener una necesidad insatisfecha de un método moderno según
la encuesta de 1994.
Pues las mujeres cambian entre una caCuadro 2. Distribución porcentual de mujeres
casadas, según su condición de necesidad
insatisfecha en la encuesta inicial y en la de
seguimiento, de acuerdo con el tipo de método
Tipo de método
y situación en
1991–1992
Total
Situación en 1994
Necesidad
insatisfecha
Sin
necesidad
Cualquier método
100,0
Necesidad insatisfecha 18,1
Sin necesidad
81,9
16,9
5,0
11,9
83,1
13,1
70,0
Método moderno
100,0
Necesidad insatisfecha 38,9
Sin necesidad
61,1
35,8
22,3
13,5
64,2
16,6
47,6
Nota: Las definiciones de necesidad insatisfecha de un método
moderno y de cualquier método anticonceptivo, se encuentran
en el Cuadro 1.
Número especial de 1999
tegoría de necesidad inCuadro 3. Distribución porcentual de todas las mujeres casadas
satisfecha y otra, y la im- y porcentaje de las que tuvieron por lo menos un embarazo no
plantación de una estra- planeado o un nacimiento no deseado entre la ENDES de
tegia en 1991–1992 que 1991–1992 y la encuesta de seguimiento de 1994, según su siatendiera solamente a la tuación de necesidad insatisfecha en la entrevista original
necesidad insatisfecha Situación de
N
Distribución Embarazo
Nacimiento
vigente en ese momento necesidad
porcentual
no planeado no deseado
dejaría de lado, por ejem- Todas
1.093
100,0
19,6
10,2
plo, a las mujeres que no
necesidad
tenían una necesidad en Con
insatisfecha (no desean
aquel oportunidad pero más hijos)
199
18,2
31,6
26,1
54
4,9
33,3
25,9
que posteriormente tu- Embarazadas*
145
13,3
31,0
26,2
vieron embarazos no pla- No usan ningún método
neados. Los datos indi- Sin necesidad
894
81,8
16,9
6,7
can que el 17% de las insatisfecha
No desean más/
mujeres que no tenían
usan un método
545
49,9
16,2
11,0
Tradicional
228
20,9
24,6
17,1
una necesidad insatisfeModerno
317
29,0
10,1
6,6
cha cuando fueron en- Desean
tener más hijos
349
31,9
18,1
0,0
trevistadas originalmen*Fueron incluidas las mujeres que estaban embarazadas cuando se realizó la encuesta de
te, experimentaron un 1991–1992 si hubieran indicado que no deseaban tener más hijos después del embarazo
embarazo no planeado actual. Nota: Estos datos se basan en las preguntas formuladas acerca de las intenciones
fecundidad durante la encuesta original e informes de experiencias sobre fecundidad,
entre una encuesta y otra de
según se registraron en la encuesta de seguimiento. El intervalo mínimo entre las encues(Cuadro 3), como ocurrió tas fue de 29 meses; en consecuencia, los embarazos que comenzaron dentro de este período de 29 meses después de la entrevista original, fueron incluidos en el cómputo, y se exigualmente con el 32% de cluyeron los embarazos que comenzaron después. Los embarazos no planeados fueron los
tuvieron lugar fuera del tiempo deseado (es decir, la mujer quería tener más hijos, pero
las mujeres que sí tenían que
en un momento posterior) o los que no eran deseados (es decir, la mujer no deseaba tener
una necesidad insatisfe- más hijos); la categoría incluye tanto a los embarazos que terminaron en nacimientos vivos
como aquellos que no. Un nacimiento no deseado fue un nacimiento vivo resultante de un
cha en 1991–1992.
embarazo no deseado.
Entre las usuarias de
anticonceptivos, la probabilidad de tener un embarazo no pla- ción. Dicho estudio demostró que para los
neado entre una encuesta y otra dependía programas de planificación familiar, la esdel método utilizado en el inicio del perí- trategia de reclutar un pequeño número
odo. Aproximadamente el 10% de las mu- de aceptantes por año y proporcionarles
jeres que no deseaban tener más hijos y un servicio de alta calidad resultó más
que se encontraban usando un método adecuada que la de tratar de reclutar un
moderno en la encuesta de 1991–1992, ha- elevado número de aceptantes cuyas nebían tenido por lo menos un embarazo no cesidades no pueden ser satisfechas.11 Los
planeado para 1994, en comparación con datos correspondientes al Perú ilustran un
el 25% de las usuarias de métodos tradi- caso similar.
Como se puede observar en el Cuadro
cionales que no deseaban tener más hijos,
y el 31% de las no usuarias que no querí- 3, el 18% de las mujeres de la muestra tenían una necesidad insatisfecha en
an procrear más.
Los datos correspondientes a los naci- 1991–1992, y el 82% no tenían una necesimientos no deseados reflejan una tenden- dad insatisfecha—el 50% porque se encia similar: el 7% de las mujeres que no te- contraba practicando la anticoncepción y
nían una necesidad insatisfecha en el el 32% porque deseaban tener más hijos.
momento de la primera encuesta y el 26% Para eliminar los embarazos no planeade aquellas que sí tenían una necesidad, dos, la estrategia del programa en
habían tenido un nacimiento no deseado 1991–1992 se podría haber centrado en
para la fecha de la segunda entrevistada. asistir a la mujer de la primera categoría
Y las mujeres que se encontraban utili- a iniciar su práctica anticonceptiva o en
zando un método moderno al inicio del pe- ayudar a las mujeres de los otros dos gruríodo eran menos proclives a tener un na- pos, suministrándoles información acercimiento no deseado (7%) que aquellas que tada sobre la forma de usar su método anse encontraban utilizando un método tra- ticonceptivo, o datos sobre cómo cambiar
de método o dónde obtenerlo. ¿Qué hudicional (17%) o ningún método (26%).
Un estudio anterior usó un modelo de biera ocurrido si se hubieran dado estas
simulación para contrastar los resultados dos circunstancias?
El porcentaje global de las que tenían un
de una estrategia que proponía elevados
niveles de aceptación de anticonceptivos embarazo no planeado (20%) se calcula
y bajas tasas de continuación, con otra es- multiplicando el porcentaje de mujeres en
trategia compuesta por bajos niveles de cada uno de los tres grupos—aquellas que
aceptación y elevadas tasas de continua- tenían una necesidad insatisfecha, las que
33
¿Debería ser una prioridad la eliminación de la necesidad insatisfecha?
Cuadro 4. Porcentaje de mujeres que tuvieron un embarazo no planeado o un nacimiento
no deseado entre una encuesta y otra, y porcentaje que se podría esperar como resultado bajo dos marcos hipotéticos
Marco hipotético
Embarazo
no planeado
Nacimiento
no deseado
Situación real
Necesidad completamente satisfecha
Embarazos no
planeados evitados*
19,6
10,2
16,8
7,5
5,8
4,8
*Entre aquellas sin una necesidad insatisfecha. Nota: Las definiciones de embarazo no planeado y nacimiento no deseado, se
encuentran en el Cuadro 3.
se encontraban usando anticonceptivos y
aquellas que deseaban tener más hijos—
por el porcentaje de cada grupo que tuvo
un embarazo no planeado (del Cuadro 3)
y agregando los resultados.* Cuando se
repite el cálculo, suponiendo que el programa tuvo éxito en eliminar la necesidad
insatisfecha de manera que las mujeres
que inicialmente tuvo necesidad estuvieron expuestas a la misma tasa de embarazo no planeado que las usuarias, el porcentaje disminuye del 20% al 17% (Cuadro
4). De otra manera, si el cálculo supone
que el programa tuvo éxito en eliminar los
embarazos no planeados entre las mujeres que no tenían una necesidad insatisfecha, de modo que ningún embarazo no
planeado ocurrió a mujeres en los dos grupos—las usuarias de un método y las que
deseaban tener más hijos—el porcentaje
global de embarazos no planeados disminuyera al 6%.
La diferencia entre los efectos implícitos en las dos estrategias disminuye si observamos únicamente los embarazos no
planeados que resultan en un nacimiento no deseado. La primera estrategia resultaría en una reducción de 2,7 puntos
porcentuales en el porcentaje de nacimientos no deseados, mientras que con la
segunda estrategia, resultaría en una reducción de 5,4 puntos. En consecuencia,
en el caso del Perú, la segunda estrategia
sería más eficaz que la primera.†
La eficacia relativa de cada una de estas
*Por ejemplo, el porcentaje global es igual a
(0,182x31,6)+(0,499x16,2)+(0,319x18,1), ó 19,6%.
†Se puede hacer un caso similar para Marruecos, mediante el uso de datos de un panel de estudio de 1.682 mujeres entrevistadas en 1992 y 1995. (Fuente: Westoff CF y
Bankole A, The time dynamics of unmet need: an example from Morocco, International Family Planning Perspectives, 1998, 24[1]:12–14 & 24.) Considerando que 16% de
estas mujeres marroquíes habían tenido un nacimiento
no deseado entre una encuesta y otra, el porcentaje hubiera sido del 11% si se hubiera ejecutado la primera estrategia, y del 8% si se hubiera aplicado la segunda.
34
estrategias en un país determinado dependerá de la distribución de mujeres de
acuerdo con su situación de necesidad insatisfecha. La segunda estrategia, sin embargo, resulta ser tan eficaz como la primera, aun bajo condiciones muy poco
probables. Por ejemplo, si el porcentaje de
mujeres en la muestra del Perú que tenían una necesidad insatisfecha y el porcentaje de aquellas que usaban un método anticonceptivo en 1991–1992 hubiera
sido el inverso (es decir, el 50% tenía una
necesidad insatisfecha, el 18% no deseaba tener más hijos y usaba anticonceptivos, y el 32% restante deseaba tener más
hijos), el porcentaje global de mujeres que
tendrían un embarazo no planeado hubiera sido del 25%. Con una estrategia exitosa para eliminar la necesidad insatisfecha, el porcentaje hubiera disminuido para
17%, en tanto que si el enfoque del programa era eliminar los embarazos no planeados entre las mujeres que no tenían
una necesidad insatisfecha, este porcentaje hubiera caído al 16%. Si se ignora la
pequeña diferencia que existe entre estos
dos porcentajes, se puede afirmar que la
segunda estrategia hubiera sido tan eficaz
como la primera.
Es posible identificar una situación en
la que la primera estrategia puede ser superior a la segunda. Sin embargo, en casi
todas las situaciones, la segunda estrategia reduciría significativamente la tasa global de embarazos no planeados. Además,
desde el punto de vista del programa, la
segunda estrategia puede ser de ejecución
más fácil que la primera, porque las mujeres que habían iniciado su práctica anticonceptiva ya habían superado algunos
obstáculos relacionados con la iniciación
del uso de anticonceptivos (por ejemplo,
la falta de disponibilidad).
Discusión
Como indicador del éxito de un programa, la necesidad insatisfecha tiene una
ventaja sobre otros indicadores (tales
como la tasa de prevalencia de anticonceptivos y la tasa global de fecundidad)
porque incorpora el deseo expresado por
la mujer de regular su fecundidad; las
otras variables predictivas, en cambio, no
ofrecen esta ventaja. Sin embargo, como
lo revelan los datos del Perú, mientras una
disminución de la necesidad insatisfecha
al nivel agregado probablemente refleja
mejoras en el servicio de planificación familiar del país, un aumento o la ausencia
de una reducción no necesariamente significa que el programa ha fracasado. (Además, al realizar una comparación entre varios países, la misma magnitud de
necesidad insatisfecha no significa necesariamente el mismo grado de eficacia del
programa.)
En consecuencia, el alcance de un cambio en la necesidad insatisfecha a nivel
agregado, no es un indicador apropiado
para establecer el éxito o fracaso de los programas de planificación familiar. Un mejor
indicador es la satisfacción de la necesidad
a nivel individual. Sin embargo, dado que
esta medida no toma en cuenta las experiencias de la mujer que ha indicado que
no tiene una necesidad insatisfecha, un
mejor indicador aún es la reducción de los
embarazos no planeados (o nacimientos
no deseados) a nivel individual.
Los datos del Perú también ofrecen una
valiosa información para abordar el asunto programático de dónde concentrar los
esfuerzos. En tanto que no se puede esperar que los programas reduzcan a cero
ni el nivel de la necesidad insatisfecha ni
el nivel de los embarazos no planeados,
el enfoque en un solo aspecto como la reducción de la necesidad insatisfecha—por
ejemplo, en la iniciación de la práctica anticonceptiva—no es la mejor estrategia
para el programa. Los programas también
deben prestar atención a la reducción de
los embarazos no planeados entre aquellas que desean espaciar o limitar los nacimientos y que ya han comenzado a practicar la anticoncepción.
En el Perú, algunas mujeres que no tenían una necesidad insatisfecha inicialmente porque estaban usando un método
anticonceptivo en el momento de la primera entrevista, sin embargo experimentaban embarazos no planeados (o nacimientos no deseados) entre una encuesta
y otra. Esta eventualidad refleja una de tres
posibilidades: la mujer estaba usando un
método regularmente, según las instrucciones recibidas, y le falló el método; estaba usando un método irregularmente o seguía instrucciones equivocadas; o dejó de
usar un método y quedó embarazada
antes de optar por otro anticonceptivo.
¿Cómo puede un programa de planificación familiar asistir a estas mujeres a evitar un embarazo no planeado? La tasa de
falla de los métodos modernos será muy
baja, siempre y cuando las usuarias reciban instrucciones adecuadas para su uso
y las cumplan como corresponde; si ese es
el caso, el programa no tiene mucho más
por hacer.
La mayoría de los embarazos no planeados, sin embargo, ocurren entre las mujeres del segundo y tercer grupo. Es evidente que un programa puede ayudar a
estas mujeres a reducir la probabilidad de
tener un embarazo no planeado, suminis-
Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar
trándoles la información adecuada sobre
el uso de su método seleccionado (incluidos los métodos tradicionales, tales como
la abstinencia periódica), informándolas
sobre la posibilidad de cambiar de método cuando se modifiquen sus necesidades
y ofreciéndoles información sobre otras
fuentes alternativas de su método. Sin embargo, datos recopilados de varios países
en desarrollo indican que el intercambio
de información entre los proveedores y las
personas interesadas en obtener anticonceptivos es un aspecto generalmente muy
débil del servicio.12
En realidad, las mujeres del tercer grupo
tenían una necesidad insatisfecha en el
momento justo antes de quedar embarazadas. Al ofrecerles información adecuada, tanto en el momento en que inician su
práctica anticonceptiva como durante las
entrevistas y contactos posteriores, un programa puede reducir el período de no uso
entre un método y otro, y así aminorar la
probabilidad de un embarazo no planeado. Otra estrategia programática sería la
de establecer contacto con la mujer inmediatamente después que dejara de usar un
método anticonceptivo, pero antes de quedar embarazada. Esto involucraría la necesidad de un tipo de algoritmo para los
trabajadores de campo (incluidos los trabajadores de distribución comunitaria).
En el Gráfico 1 se ilustra este tipo de algoritmo, el cual se basa en identificar la situación actual de embarazo de la mujer,
su deseo de un nacimiento adicional,
cuándo quiere que ocurra su próximo
parto, su uso de anticonceptivos y su satisfacción con el método que se encuentra
utilizando. Este algoritmo supone que el
trabajador de campo es capaz de suministrar un mínimo de información, y que
su trabajo básico es el de referir a las mujeres a los servicios apropiados; puede ser
fácilmente adaptado a situaciones en las
que el trabajador de campo también suministra los servicios (abastece o reabastece) de métodos tales como la píldora, el
condón o los inyectables.
Según esta estrategia, las mujeres que indican que están embarazadas recibirían información sobre cómo pueden manejar su
embarazo en una forma segura, inclusive
información sobre la disponibilidad de
atención prenatal, servicios de parto y de
aborto, y (en visitas posteriores) servicios
de la inmunización, el amamantamiento
y los métodos anticonceptivos. Asimismo,
se les ofrecería la oportunidad de hacer
participar a su pareja si desean hacerlo.
Para las mujeres que no están embarazadas, se puede establecer prioridades para
las visitas de seguimiento con vistas a reNúmero especial de 1999
Gráfico 1. Esquema que se puede usar el trabajador del campo para prioritizar la prestación
de servicios, conforme a las respuestas de la mujer a preguntas sobre sus necesidades en
salud reproductiva
¿Está usted actualmente
embarazada?
No
sabe
No
Sí
Proprocionarle información sobre cuidados
prenatales y el manejo del embarazo.
¿Quiere usted tener otro hijo?
Sí
No
No
sabe
Ofrecerle información sobre los servicios de
planificación familiar, en caso de que la mujer
decida espaciar o posponer el próximo
nacimiento.
¿Cuándo quiere usted que
nazca su próximo hijo?
Más tarde
Pronto
Ofrecerle información sobre los servicios de
planificación familiar, en caso de que la mujer
cambie de idea, e información sobre servicios
de infecundidad, en caso de que tenga
problemas en concebir.
¿Está usted haciendo algo
para evitar un embarazo?
Sí
No
Proporcionarle información sobre los servicios.
Recomendarle a una clínica fija.
Asignarle segunda prioridad para una visita de
seguimiento.
¿Está usted contenta
con su método?
Sí
No
ducir los embarazos no planeados.
El seguimiento de las mujeres que se encuentran utilizando un método anticonceptivo para espaciar o limitar sus nacimientos pero que no están contentas con
el método, debería ser considerado como
la primera prioridad de un programa de
planificación familiar. Esas mujeres pasarán a la categoría de necesidad insatisfecha y pueden quedar embarazadas una
vez que dejen de usar ese método, al
menos cambien a otro método más apropiado. En consecuencia, necesitan de información sobre las posibilidades que tienen para cambiar de método.
Las mujeres que desean espaciar o limitar el número de hijos, pero que no se
encuentran usando un método, deberían
ser la segunda prioridad para una visita
posterior por parte del trabajador de
campo. Lo más probable es que necesiten
de información acerca de dónde pueden
obtener los servicios y qué pueden esperar del servicio una vez que comienzan a
utilizar un método.
¿Qué pueden hacer los trabajadores de
Proporcionarle información sobre las
posibilidades de cambiar de método.
Recomendarle a una clínica fija.
Asignarle primera prioridad para una visita de
seguimiento.
campo con las mujeres que desean tener
otro hijo pronto? Este grupo de mujeres
puede necesitar ayuda si tienen dificultades para concebir, pues los trabajadores de
campo deberán suministrarles información sobre servicios de infecundidad. En
el caso que estas mujeres cambien de idea,
los trabajadores de campo deberán también ofrecerles información sobre servicios
de anticoncepción. Pero, ¿deberán los trabajadores de campo tratar de persuadirlas para que cambien sus intenciones reproductivas? Este es uno de los temas más
controvertidos en materia de planificación
familiar, y la respuesta depende de si un
país está tratando de implementar una
perspectiva orientada hacia la clienta, tal
como se planteó en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de
El Cairo de 1994, y también dependerá si
ya se han satisfecho las necesidades de la
mujer en los otros grupos.
He explicado el caso de este algoritmo
en varios lugares y circunstancias con diferentes tipos de trabajadores y profesionales. A las personas que están estrecha35
¿Debería ser una prioridad la eliminación de la necesidad insatisfecha?
mente vinculadas a la distribución de los
servicios y conocen las restricciones que
tienen los trabajadores de campo de tiempo y de habilidades, usualmente les gusta
este tipo de esquema y no ven problemas
en adoptarlo. Sin embargo, cuanto más
nos alejamos de los asuntos del campo,
más difícil resulta para las personas aceptar esta forma de pensar.
Algunos científicos sociales, donantes
y funcionarios gubernamentales no están
convencidos de que a una mujer que desea
tener su próximo nacimiento pronto se le
permita tenerlo. Consideran que hay una
necesidad imperiosa de persuadirlas a
cambiar sus intenciones reproductivas.
Algunos sostienen que, por lo menos, las
mujeres que se encuentran en un elevado
riesgo de tener un resultado negativo de
su embarazo (porque son demasiado mayores o demasiado jóvenes, que ya tienen
demasiados hijos o su último parto ocurrió muy recién) deben ser aconsejadas
para que no vuelvan a concebir.13 Quienes
abogan por este “enfoque de alto riesgo”
afirman que sin este tipo de consejería,
estas mujeres no pueden tomar una decisión informada acerca de tener o no otro
hijo, y que no sería ético para los programas si abstuvieran de ofrecer dicha consejería.
Evidentemente, en el pasado muchos
programas se centraban en la capacitación
de los trabajadores de campo para prestar consejería y motivar a las mujeres que
no tengan otro embarazo. En tanto que se
centraban en el aspecto de la motivación,
estos programas con frecuencia ignoraban
las necesidades de las mujeres del prime-
36
ro y segundo grupos prioritarios. Sin embargo, la continuación de este enfoque no
es coherente con las recomendaciones
adoptadas en la conferencia de El Cairo.
Por ejemplo, el Plan de Acción de la Conferencia establece que “el objetivo de los
programas de planificación familiar debe
ser permitir a las parejas y a los individuos
decidir libre y responsablemente el número y momento en que desean tener sus
hijos, y disponer de la información y los
medios para hacerlo”.14
Los programas de planificación familiar que están tratando de incorporar la
perspectiva de orientación hacia el cliente y de implementar las recomendaciones
de El Cairo, no pueden continuar tratando de persuadir a las mujeres a cambiar
sus intenciones reproductivas. Las pruebas obtenidas en el Perú sugieren que los
trabajadores de campo deberían asignarle mayor prioridad a asistir a las mujeres
de los primeros dos grupos (las usuarias
que no están contentas con su método, y
las que quieren limitar o espaciar sus nacimientos pero no usan ningún método)
para evitar los embarazos no planeados.
Sin embargo, en caso que se tenga que
optar por un solo grupo, los trabajadores
de campo deberán darle mayor preferencia a aquellas que ya han iniciado su práctica anticonceptiva. Cuántos hogares
puede visitar un trabajador de campo, con
cuánta frecuencia se debe visitar un hogar
y qué tipo de información y servicios debe
suministrar son algunos de los interrogantes que deben resolverse a través de
la investigación operativa dentro del contexto de cada país.
Referencias
1. Sinding S, Ross J y Rosenfield A, Seeking common
ground: unmet need and demographic goals, International
Family Planning Perspectives, 1994, 20(1):23–27.
2. Westoff CF y Bankole A, The potential demographic
significance of unmet need, International Family Planning
Perspectives, 1996, 22(1):16–20.
3. Robey B, Rutstein SO y Morris L, The fertility decline
in developing countries, Scientific American, 1993,
269(6):60–67; y Ross J, The question of access, Studies in
Family Planning, 1995, 26(4):241–242.
4. Bongaarts J y Bruce J, The causes of unmet need for
contraception and the social content of services, Studies
in Family Planning, 1995, 26(2):57–75.
5. Casterline J, Perez AE y Biddlecom A, Factors underlying unmet need for family planning in the Philippines, Studies in Family Planning, 1997, 28(3):173–191.
6. Dixon-Mueller R y Germain A, Stalking the elusive
“unmet need” for family planning, Studies in Family Planning, 1992, 23(5):330–335.
7. Ross J, 1995, op. cit. (véase referencia 3).
8. Bongaarts J y Bruce J, 1995, op. cit. (véase referencia 4).
9. Westoff CF y Bankole A, Unmet Need: 1990–1994, DHS
Comparative Studies, Calverton, MD, EEUU: Macro International, 1995, No. 16.
10. Ibid.
11. Jain A, Fertility reduction and the quality of family
planning services, Studies in Family Planning, 1989,
20(1):1–16.
12. Mensch B, Miller RA y Miller VC, Focusing on quality with “situation analysis”, IPPF Challenges, 1994, No.
2, pp. 17–21.
13. DeGraff DS y de Silva V, A new perspective on the
definition and measurement of unmet need for contraception, International Family Planning Perspectives, 1996,
22(4):140–147.
14. Department for Economic and Social Information and
Policy Analysis, ICPD Programme of Action, Nueva York:
Naciones Unidas, 1994, pág. 32.
Perspectivas Internacionales en Planificación Familiar
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