La influencia del empleo sobre la evolución de la población regional (Artículo publicado en el nº 8 del Boletín Económico de Caja España, pp. 112-121) Julio López Díaz. Universidad de Valladolid Además de la más que evidente influencia que el tipo de sistema de ordenación del territorio ejerce sobre la distribución de la población entre el campo y la ciudad, los principales factores que tradicionalmente explican el reparto espacial de la población son de naturaleza económica (producción y empleo) y social (condiciones sanitarias de esperanza de vida, condiciones socio-culturales que influyen en las tasas de natalidad, etc.). A este respecto, la razón de ser de este artículo tiene que ver con las de tipo económico, y en concreto con la justificación de la influencia que lo económico ejerce sobre lo demográfico, primero trazando a grandes rasgos las vías de influencia para el caso concreto de Castilla y León (una de las comunidades autónomas que más padece el problema de la despoblación), para a continuación intentar ilustrar y cuantificar la influencia que la capacidad de creación de empleo de una región ejerce sobre su evolución demográfica. La influencia de la economía sobre la población: el caso de Castilla y León Reconociendo de antemano tanto la complejidad del fenómeno como la existencia e importancia de otros muchos factores (menor inmigración extranjera, dispersión territorial de los núcleos de población, etc.), no puede dudarse que la estructura demográfica actual de la comunidad autónoma castellano y leonesa es en buena parte consecuencia de la situación económica existente en ella desde mediados del siglo XX. En este sentido, desde el censo poblacional1 de 1950 se han registrado sucesivas reducciones en el número de habitantes de nuestra comunidad autónoma, siendo la más importante la que se produjo entre 1961 y 1971, cuando la población de Castilla y León disminuyó en 225.000 habitantes por razones estrictamente migratorias. Para explicar dicho éxodo, debe recordarse que en esa época se aceleró en toda España el ajuste de un sector agrario en un proceso que implicó una masiva destrucción de puestos de trabajo en las actividades agrarias y ganaderas y la consiguiente búsqueda de empleo en los restantes sectores de la actividad (industria, construcción y, fundamentalmente, servicios) generando un acusado proceso migratorio campo – ciudad en todo el territorio nacional. En este contexto, Castilla y León no fue capaz de absorber el excedente de mano de obra proveniente del sector agrario, debido tanto al bajo nivel de actividad económica relativa (en esa época nuestra comunidad autónoma generaba menos del 8 por ciento de la producción nacional) como a la descompensada estructura productiva sectorial castellano leonesa, con un sector agrario sobredimensionado (suponía algo más del 13 por ciento del VAB agrario de España) y un sector servicios poco desarrollado en términos 1 Todos los datos utilizados en este apartado de los que no se cite expresamente su fuente pueden consultarse en la página web del Instituto Nacional de Estadística (www.ine.es), los demográficos en el apartado “Demografía y Población” y los económicos en el apartado de “Economía/Cuentas Económicas”. 1 relativos (la actividad de los servicios castellano leoneses representaba en aquella época poco más del 6 por ciento del VAB de este sector a nivel nacional). El resultado fue que un alto porcentaje de la población castellano leonesa que abandonaba los núcleos rurales de la región emigró hacia ciudades situadas en otras regiones (excepto el caso de Valladolid) en búsqueda de mayores probabilidades de encontrar empleo y de mayores salarios. En términos demográficos, la consecuencia inmediata para Castilla y León de dicho éxodo fue la ya aludida merma de población en términos absolutos, mientras que la secuela derivada ha sido la pérdida de los potenciales descendientes de la población que emigró, lo que incide en la estructura demográfica castellano y leonesa actual, caracterizada por la elevada edad media de sus habitantes y por la escasez relativa de mujeres en edad de procrear. Así, Castilla y León es (junto con Asturias) de las comunidades autónomas con un menor porcentaje de mujeres con edades comprendidas entre los 15 y los 44 años, con un mayor porcentaje de mayores de 65 años, y con un menor peso de la población menor de 15 años. Todo ello explica que en la actualidad Castilla y León presente bajas tasas de natalidad y altas tasas de mortalidad, generándose en nuestra comunidad autónoma una dinámica en la que las muertes son superiores a los nacimientos, lo que se traduce en la existencia de saldos vegetativos negativos desde el año 1988. La segunda consecuencia demográfica de la situación económica castellano-leonesa nos lleva a explicar las decisiones de migración y de baja natalidad de los jóvenes de la región. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, se han mantenido –cuando no acentuado- las deficiencias productivas de nuestra comunidad autónoma. Así, el peso de Castilla y León en el escenario económico nacional se ha ido reduciendo progresivamente, tanto en términos de producción como de empleo, arrastrando en su caída a la población, tal y como descubre el cuadro 1. En este sentido, si se compara la importancia que tenía nuestra comunidad autónoma hace 40 o 50 años con la que tiene en la actualidad en aspectos tan relevantes como producción, empleo y población, se concluye que en los tres casos Castilla y León ha perdido relevancia notoriamente, convergiendo hacia registros en torno al 5,5 por ciento. Cuadro 1 Producción, empleo y población: ratio Castilla y León / España (en %) 1955 1965 1975 1986 1995 2005 Producción 7,49 6,71 5,84 6,23 6,10 5,40 Empleo 8,51 7,01 7,02 6,44 5,40 Población 9,85 8,76 7,39 6,72 6,37 5,69 Fuente: Renta Nacional España (FBBVA), Cont. Regional (INE), EPA (INE) y elaboración propia Las causas de esta pérdida de importancia de la actividad productiva regional en el contexto nacional son varias, destacando la descapitalización relativa de nuestra comunidad autónoma. Así, según datos de la Fundación BBVA (1999)2, el stock de capital físico castellano leonés 2 Fundación BBVA (1999): Renta Nacional de España y su distribución provincial. Años 1955 a 1993. Avances 1994 a 1998. Fundación BBVA. Madrid 2 suponía en 1965 el 8,4 por ciento del existente en España, un porcentaje que se ha reducido hasta el 6,4 por ciento en 1998. Esta reducción relativa del capital físico regional puede explicarse por dos factores. El primero, la existencia de tasas internas de rentabilidad del capital privado en Castilla y León inferiores a las advertidas en España, lo que implica menores ritmos de crecimiento de la inversión privada y, en consecuencia, una disminución del peso del capital privado regional en el total nacional (en concreto, del 7,8 por ciento en 1965 al 6,0 en 1998). La segunda, el menor esfuerzo inversor de las administraciones públicas, lo que llevó consigo un deterioro del nivel relativo de capital público existente en nuestra comunidad autónoma, y así en 1965 suponía el 13,8 por ciento del total, mientras que en 1998 dicho porcentaje se redujo hasta el 7,9 por ciento. Por otro lado, a pesar del proceso de ajuste experimentado en los últimos 40 años, el sector agrario sigue teniendo un peso en la actividad regional muy superior al advertido en el resto de España. Así, en 2004 el VAB agrario regional suponía el 10,59 por ciento del nacional. Por su parte, el sector servicios sigue teniendo un peso en la actividad regional inferior al advertido en el resto de España, en especial los servicios de mercado, dentro de estos los destinados a empresas, y dentro de estos, los servicios avanzados a empresas, los que necesitan trabajadores más cualificados. Así, en 2004, el VAB del sector servicios regional suponía el 5,14 por ciento del nacional, y dentro de éste, el VAB de los servicios de mercado representaba tan sólo el 4,71 por ciento del nacional. La consecuencia de esta evolución del escenario macroeconómico regional es la existencia en la actualidad de tasas de desempleo superiores a la media nacional para determinados colectivos, en especial el femenino y el juvenil, lo que hacen que las probabilidades de encontrar un empleo adecuado a la formación de cada joven sean inferiores en nuestra comunidad. Por otro lado, en Castilla y León existen menores niveles salariales que en otras comunidades autónomas (en 2004, un 8,3 por ciento inferior al nacional, y casi un 25 por ciento inferior al existente en la comunidad autónoma de Madrid). Ambos factores provocan que en Castilla y León la renta laboral esperada sea notablemente inferior a la advertida en el resto de España, siendo dos las posibles respuestas de los jóvenes castellano-leoneses ante esta situación: la migración, y la anteposición de las decisiones profesionales a las personales. En cuanto a la migración, aunque es cierto que los incentivos a emigrar han disminuido en comparación con los existentes en los años cincuenta y sesenta (población más vieja, protección de desempleo, incentivos fiscales a la adquisición de la vivienda habitual... etc.), existe un colectivo, el de los más jóvenes y cualificados, a los que les compensa salir de la comunidad autónoma en búsqueda de una mayor renta laboral esperada, es decir, de más probabilidades de encontrar empleo y de mayores salarios. En este sentido, entre 1998 y 2004 el saldo migratorio de Castilla y León con relación a otras comunidades autónomas se tradujo en una pérdida de -23.505 personas con edades comprendidas entre 25 y 34 años, la mayor merma (tanto en términos absolutos como en relativos) entre todas las comunidades autónomas de España. En cuanto a la segunda respuesta, la anteposición de las decisiones profesionales (búsqueda de empleo, mayor formación) a las personales-familiares (se pospone 3 o no se realiza el matrimonio, se retrasa la maternidad), debe decirse que entre 1981 y 2004 Castilla y León presentaba en términos promedio la tasa bruta de nupcialidad más baja de toda España: 4,26 matrimonios por cada mil habitantes, lo que implica, dado que la mayoría de los hijos se tienen dentro del matrimonio, que la menor nupcialidad conlleve una menor natalidad. Igualmente, una menor tasa de nupcialidad implica tener el primer hijo más tarde, y en este sentido, entre 1981 y 2004 la primera maternidad se alcanzaba en promedio a los 30 años en Castilla y León (siendo la comunidad autónoma con la quinta edad más elevada de toda España), y a los 31,6 años en el año 2004, una edad que desincentiva la posibilidad de tener un segundo hijo. El resultado final ha sido un quebranto demográfico cuya magnitud es cuantificable de la siguiente forma: en el año 1900 de cada 1.000 españoles 120 residían en Castilla y León, mientras que en 2005 sólo 54 de cada 1.000 residen en la comunidad autónoma castellano y leonesa. La cuestión a dilucidar es si esta presumible influencia que sobre lo demográfico ejerce la economía, en general, y el empleo, en particular, justificada para el caso de Castilla y León, se advierte para la totalidad de comunidades autónomas, la cual se tratará de responder en el siguiente apartado. Población y empleo por comunidades autónomas Comenzando por la situación actual (que podríamos calificar como escenario coyuntural), el cuadro 2 recoge las tasas de crecimiento del empleo y de la población por comunidades autónomas entre 1996 y 2005, un período de 10 años lo suficientemente largo como para que se advierta la estrechez del vínculo entre ambas variables. Cuadro 2 Evolución de la población y el empleo por CCAA (1996-2005) Andalucía Aragón Asturias Balears Canarias Cantabria Castilla-La Mancha Castilla y León Cataluña Comunidad Valenciana Extremadura Galicia Madrid Murcia Navarra País Vasco Rioja Población 1996 2005 Var.(%) 8,5 7.234.873 7.849.799 6,9 1.187.546 1.269.027 -1,0 1.087.885 1.076.635 29,3 760.379 983.131 22,5 1.606.534 1.968.280 6,6 527.437 562.309 10,6 1.712.529 1.894.667 0,1 2.508.496 2.510.849 14,9 6.090.040 6.995.206 17,0 4.009.329 4.692.449 1,3 1.070.244 1.083.879 0,7 2.742.622 2.762.198 18,8 5.022.289 5.964.143 21,7 1.097.249 1.335.792 14,0 520.574 593.472 1,3 2.098.055 2.124.846 13,6 264.941 301.084 1996 1.883.550 418.425 326.850 292.875 510.975 159.525 516.175 795.650 2.275.350 1.321.500 288.275 940.900 1.760.925 332.450 200.875 719.225 91.525 Empleo 2005 2.959.600 568.500 405.200 468.100 836.100 239.200 763.700 1.022.700 3.291.100 2.053.100 385.800 1.130.100 2.858.800 569.700 274.400 958.200 140.800 Var.(%) 57,1 35,9 24,0 59,8 63,6 49,9 48,0 28,5 44,6 55,4 33,8 20,1 62,3 71,4 36,6 33,2 53,8 Fuente: Padrón (INE): población 1996 y 2005; EPA (INE): empleo 1996 y 2005 (media anual) De su observación parece entreverse la influencia que el empleo ejerce sobre la población, a la vista de que son las comunidades autónomas con mayores crecimientos del empleo (Canarias, 4 Baleares, Murcia y Madrid) las que experimentan los incrementos poblacionales más elevados. Por el contrario, Asturias (-1,0 por ciento, 24,0 por ciento), Castilla y León (0,1 por ciento, 28,5 por ciento) y Galicia (0,7 por ciento, 20,1 por ciento) son las comunidades autónomas que presentan los menores ritmos de crecimiento de ambas variables. Es más, no es sólo el hecho de que exista una cierta relación entre el crecimiento del empleo experimentado por una comunidad autónoma y su evolución demográfica, lo realmente sobresaliente es que dicho vínculo se ajusta en gran medida a una relación lineal como ilustra la figura 1, a pesar de la brevedad del período considerado. La interpretación que puede efectuarse es que las diferencias entre las tasas de crecimiento de la población de las comunidades autónomas entre 1996 y 2005 se explican en un 51 por ciento por sus diferencias entre los ritmos de crecimiento del empleo para ese mismo período, y dicha relación se encuentra apuntalada por una escasa dispersión de los datos, lo que implica una elevada 3 bondad del ajuste . Figura 1 Influencia de la variación del empleo sobre la evolución de la población por CCAA (1996-2005) 35 BAL Población (Tasa de variación) 30 25 MUR CAN 20 VAL MAD CAT 15 NAV RIO CLM CANT 10 AND ARA 5 y = 0,51x - 12,21 2 R = 0,72 PV GAL 0 AST CYL EXT -5 0 10 20 30 40 50 60 70 80 Empleo (Tasa de variación) Similar lectura cabe efectuarse a partir de los datos de crecimiento de la población y el empleo de las provincias castellano y leonesas (cuadro 3) para el período 1996-2005, en especial si se representan conjuntamente con el resto de provincias de España (figura 2). En este sentido vuelve a apreciarse la relación positiva entre creación de puestos de trabajo y crecimiento demográfico provincial, de forma que las diferencias entre las tasas de crecimiento de la población de las provincias en los 10 años objeto de estudio se explican en un 42 por ciento 3 El R2 que aparece en la figura representa una medida de la bondad del ajuste. Cuanto mayor sea su valor (el cual oscila entre cero y uno) menor será la dispersión en torno a la regresión, y por tanto mayor será la representatividad del ajuste. Un valor de 0,72 es representativo de un buen ajuste, en especial si se tiene en cuenta la brevedad del período de tiempo objeto de análisis. 5 por sus discrepancias entre los ritmos de creación de puestos de trabajo para ese espacio de tiempo, y dicha relación se encuentra refrendada por un R2 de 0,67. Cuadro 3 Evolución de la población y el empleo en las provincias castellano y leonesas (1996-2005) Población 1.996 2.005 Var.(%) 169.342 167.032 -1,4 350.074 361.021 3,1 517.191 495.902 -4,1 180.571 173.471 -3,9 353.020 352.414 -0,2 147.770 155.517 5,2 92.848 92.773 -0,1 490.205 514.674 5,0 207.475 198.045 -4,5 Ávila Burgos León Palencia Salamanca Segovia Soria Valladolid Zamora Ocupados 1.996 2.005 Var.(%) 49.100 63.900 30,1 121.300 159.375 31,4 159.450 184.650 15,8 54.425 71.750 31,8 110.000 142.075 29,2 51.025 69.400 36,0 32.850 37.975 15,6 164.475 224.725 36,6 53.100 68.875 29,7 Fuente: Padrón (INE): población 1996 y 2005; EPA (INE): empleo 1996 y 2005 (media anual) Figura 2 Influencia de la variación del empleo sobre la evolución de la población por provincias (1996-2005) 35 30 Población (Tasa de variación) 25 20 15 10 y = 0,42x - 9,13 R2 = 0,67 5 0 -10 -5 0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 Provincias España Provincias CyL Lineal (Provincias España) -10 -15 Empleo (Tasa de variación) Detectada la influencia ejercida por la creación de puestos de trabajo sobre la evolución demográfica, la intuición sería que la fortaleza del vínculo fuese tanto mayor cuanto más largo fuera el período de tiempo considerado. En este sentido, el cuadro 4 recoge las tasas de crecimiento de la población y el empleo por comunidades autónomas entre 1955 y 2005, un período de 50 años lo suficientemente largo como para que se advierta el carácter estructural de la conexión existente entre ambas variables. En este sentido se advierte que Madrid, que es la comunidad autónoma que más ha crecido en términos de empleo (el 222 por ciento), también es la primera en términos de población (el 170 por ciento); igualmente Canarias es la segunda comunidad autónoma con mayores incrementos en sendas variables (129 por ciento en empleo y 152 por ciento en población); Baleares es la tercera en ambas, Cataluña la cuarta, etc. En el lado contrario, Extremadura es la comunidad autónoma que presenta el peor 6 comportamiento en el empleo (-22 por ciento) y la población (-21 por ciento), seguida por Castilla y León (-10 por ciento y -12 por ciento), etc. Es más, no es sólo el que se advierta una muy importante influencia del crecimiento del empleo sobre la evolución demográfica de las comunidades autónomas. Lo realmente reseñable es que dicho vínculo mejora muy notablemente si se compara con el obtenido para el escenario 1996-2005, al ajustarse perfectamente a una relación lineal como ilustra la figura 3. En este caso, las diferencias existentes entre las tasas de variación de la población de las comunidades autónomas que constituyen el territorio nacional se explican en un 82 por ciento por las tasas de crecimiento que experimenta el empleo en esas comunidades autónomas, y dicha relación se encuentra respaldada por un ajuste casi perfecto, con un R2 de 0,97. Cuadro 4 Evolución de la población y el empleo por CCAA (1955-2005) Andalucía Aragón Asturias Balears Canarias Cantabria Castilla-La Mancha Castilla y León Cataluña Comunidad Valenciana Extremadura Galicia Madrid Murcia Navarra País Vasco Rioja Población 1955 2005 Var.(%) 36,8 5.739.243 7.849.799 15,3 1.100.393 1.269.027 15,3 933.779 1.076.635 127,5 432.185 983.131 129,0 859.386 1.968.280 34,7 417.591 562.309 -5,7 2.008.225 1.894.667 -12,2 2.860.705 2.510.849 98,0 3.533.769 6.995.206 96,6 2.387.183 4.692.449 -21,1 1.373.181 1.083.879 5,9 2.607.202 2.762.198 169,8 2.210.435 5.964.143 71,9 777.301 1.335.792 51,4 392.022 593.472 78,1 1.192.772 2.124.846 30,8 230.174 301.084 1955 1.979.888 462.609 401.942 190.844 331.400 181.532 735.392 1.134.266 1.570.571 1.082.296 496.811 1.088.535 888.239 284.703 170.884 540.033 101.675 Empleo 2005 2.959.600 568.500 405.200 468.100 836.100 239.200 763.700 1.022.700 3.291.100 2.053.100 385.800 1.130.100 2.858.800 569.700 274.400 958.200 140.800 Var.(%) 49,5 22,9 0,8 145,3 152,3 31,8 3,8 -9,8 109,5 89,7 -22,3 3,8 221,9 100,1 60,6 77,4 38,5 Fuente: Renta nacional de España y su distribución provincial (FBBVA): población 1955 y empleo 1955; Padrón (INE): población 2005; Encuesta de Población Activa (INE): empleo 2005 (media anual) 7 Figura 5 Influencia de la variación del empleo sobre la evolución de la población por CCAA (1955-2005) 200 MAD Población (Tasa de variación) 150 BAL CAN CAT VAL 100 PV y = 0,82x + 2,47 R2 = 0,97 MUR 50 CANT AST GAL CLM 0 NAV AND RIO ARA CYL EXT -50 -50 0 50 100 150 200 250 Empleo (Tasa de variación) Similar interpretación podemos efectuar para las provincias castellano y leonesas a partir de los datos de población y empleo entre 1955 y 2005. Tal y como revela el cuadro 4, Valladolid es la única provincia que en estos 50 años ha ganado población (un 45 por ciento) al tiempo que es la que experimenta un muy importante crecimiento del empleo (un 64 por ciento). Junto con la vallisoletana, sólo Burgos ha visto crecer su ocupación (el 4 por ciento), siendo la provincia que de las 8 restantes menos población ha perdido en este período (-7 por ciento). En el lado contrario, se advierte una cierta correlación entre las provincias que más empleo han destruido y las que más población han perdido, una correlación que para el conjunto de las provincias españolas se traduce en una capacidad de explicación del 84 por ciento, siendo de nuevo el ajuste prácticamente perfecto (el R2 es de 0,94), tal y como se advierte en la figura 6. Cuadro 5 Evolución de la población y el empleo en las provincias castellano y leonesas (1955-2005) Ávila Burgos León Palencia Salamanca Segovia Soria Valladolid Zamora Población 1.955 2.005 Var.(%) 245.633 167.032 -32,0 390.249 361.021 -7,5 563.218 495.902 -12,0 233.059 173.471 -25,6 409.779 352.414 -14,0 199.095 155.517 -21,9 154.901 92.773 -40,1 355.135 514.674 44,9 309.636 198.045 -36,0 Ocupados 1.955 2.005 Var.(%) 101.957 63.900 -37,3 153.743 159.375 3,7 251.947 184.650 -26,7 90.593 71.750 -20,8 147.627 142.075 -3,8 71.546 69.400 -3,0 56.471 37.975 -32,8 136.808 224.725 64,3 123.574 68.875 -44,3 Fuente: Renta nacional de España y su distribución provincial (FBBVA): población 1955 y empleo 1955; Padrón (INE): población 2005; Encuesta de Población Activa (INE): empleo 2005 (media anual) 8 Figura 6 Influencia de la variación del empleo sobre la evolución de la población por provincias (1955-2005) 200 Población (Tasa de variación) 150 100 y = 0,84x - 1,27 R2 = 0,94 50 Provincias España Provincias CyL Lineal (Provincias España) 0 -50 0 50 100 150 200 250 -50 Empleo (Tasa de variación) Conclusiones La principal conclusión que se obtiene de este trabajo es la existencia, fuera de toda duda, de una muy importante influencia de lo económico sobre lo demográfico (y no al revés), en el sentido de que las diferencias advertidas entre los ritmos de variación poblacional de todo espacio geográfico se explican en un muy elevado porcentaje por las discrepancias entre sus tasas de incremento de la ocupación, apreciándose que los mayores crecimientos demográficos los experimentan las comunidades autónomas, las provincias o los municipios donde el empleo ha crecido a tasas más elevadas. Se confirma así la idea de que, junto con otros aspectos relacionados con la calidad de vida, las condiciones de empleo se constituyen en el principal factor de fijación de la población en un territorio determinado, sobre todo si se tiene una visión temporal lo suficientemente amplia. En este sentido, el que cuanto más amplio sea el horizonte temporal considerado mayor sea la capacidad explicativa de las variaciones del empleo sobre la tasa de crecimiento demográfico (en el caso de las comunidades autónomas 51 por ciento entre 1996 y 2005, 82 por ciento entre 1955 y 2005) y más elevada sea la bondad del ajuste (R2 de 0,72 entre 1996 y 2005 y de 0,97 entre 1955 y 2005) no hace sino confirmar que coyunturalmente es posible incidir sobre la población por medio de políticas “demográficas” de apoyo a la fecundidad, a la familia, o de actuaciones de mejora de servicios en el mundo rural, etc., pero que la tendencia poblacional de un determinado territorio, la de largo plazo, no es sino el reflejo de su evolución económica, y es ahí donde debe hacerse hincapié si de lo que se trata es de conseguir frenar el proceso de despoblación de buena parte del territorio castellano y leonés. En consecuencia, desde esta perspectiva económica, toda propuesta que surja con la finalidad de frenar la sangría demográfica que viene experimentando Castilla y León en los últimos 9 cincuenta años debe concretarse en un incremento del ritmo de generación de empleo en nuestra comunidad autónoma. Puede servir de referencia lo sucedido en otras regiones como Castilla-La Mancha, una comunidad autónoma que ha visto cómo sus continuas pérdidas demográficas (entre 1900 y 1981 el perfil de su evolución demográfica es idéntico a la experimentada por Castilla y León) se han tornado en ganancias desde que ha incrementado sus ritmos de crecimiento de la ocupación, especialmente en el sector secundario de la actividad. 10