COMENTARIO DE NICHOLAS KALDOR SOBRE "EL DISCRETO ENCANTO" DE LA BURGUESÍA CHILENA * /. Gabriel Palma y Mario Marcel ** L INTRODUCCIóN Nicholas Kaldor pertenecía a la generación en vía de rápida extinción de los economistas que toman en serio los problemas del "mundo real" y que al hacerlo reconocen que las matemáticas no son un sustituto útil del análisis económico. La contribución de Kaldor a la economía política cubre un conjunto asombroso de temas, como lo revelan sus ocho volúmenes de Collected Economic Essays. Por lo tanto, no es sorprendente encontrar en uno de ellos un artículo sobre los problemas económicos de Chile escrito durante una visita a ese país en 1956 como consultor de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina (CEPAL).^ En este artículo Kaldor intenta dar respuesta a la difícil pero fundamental cuestión de por qué un país con tan enorme potencial de desarrollo económico (humano y natural) sólo pudo alcanzar una decepcionante tasa de crecimiento económico: Chile, como muchos otros países latinoamericanos, le parece al observador europeo un país de vastas potencialidades económicas que permanecen sin explotar ... No hay duda de que la combinación de recursos naturales y humanos del país —su clima y su geología, sus recursos minerales y la fertilidad potencial de su suelo, la natural vitalidad e inteligencia de su población derivada de una combinación de razas europeas que en el ambiente climático similar pero socialmente diferente del de los Estados Unidos produjera resultados extraordinarios— es tan favorable como la de los países más desarrollados del mundo, si no es que más... Si continúa siendo esencialmente un país subdesarrollado —como se debe clasificarlo sin duda por el criterio del nivel de vida de la mayor parte de su población— ello se * Traducción del inglés de Eduardo L. Suárez. •• Universidad de Cambridge y CIEPLAN, Santiago, respectivamente. Quisiéramos agradecer a la familia de Kaldor y al profesor Thirlwall el habernos permitido el acceso al archivo privado de Kaldor. Quisiéramos también agradecer a la "vieja guardia" de los años cincuenta de la CEPAL, particularmente a Celso Furtado, Aníbal Pinto, Alfonso Santa Cruz y Osvaldo Sunkel, el habernos proporcionado información muy útil. Por último, también quisiéramos agradecer a Geoff Harcourt, Tony Lawson, Ana María Olivares, Ann Newton, Luis Ortega. Ajit Singh, John Sender, Ignes Sodre, Daniel Sodre Hahn. Elizabeth Spillious, Francés Stewart, Lance Taylor y Tony Thirlwall su estimulante cooperación. Finalmente, estamos muy agradecidos con dos expertos anónimos por sus muchas aportaciones. ^ Kaldor (1956b). Las citas en el texto se han tomado de la versión de Kaldor í 1964b). Kaldor publicó también la parte de su ensayo que se ocupa de la inflación en Panorama Económico (1957b). 853 854 EL TRIMESTRE ECONÓMICO debe por fuerza a factores predominantemente sociales que impiden el libre desarrollo de las fuerzas productivas... En efecto, se tiene la impresión general de que los obstáculos que obstruyen un mejoramiento acelerado no son naturales, técnicos ni económicos, sino esencialmente políticos ... (1956b, pp. 234-235; sin cursivas en el original). La esencia del análisis de Kaldor puede resumirse en dos proposiciones. Primera, la baja tasa de acumulación de Chile no era resultado de la insuficiente capacidad de generar recursos invertibles sino del peculiar comportamiento del consumo, el ahorro y la inversión de la clase propietaria local; segunda, la inflación persistente de Chile no había proporcionado el ambiente económico propicio para un crecimiento económico rápido y sostenido. Los análisis de Kaldor de los problemas de acumulación e inflación de Chile tienen que entenderse en el contexto de los debates más amplios que a la sazón se libraban en el Norte. El primero se refiere a las controversias que rodean el análisis poskeynesiano del crecimiento y la distribución, iniciado con la obra seminal de Harrod y a la que Kaldor había hecho ya importantes contribuciones. A su vez, el análisis de la inflación persistente debe entenderse en el contexto de una creciente escuela de pensamiento —que incluye a Harrod, Kalecki y la emergente "Escuela estructuralista" latinoamericana— que trataba de analizar la inflación como el resultado tanto de "restricciones de la capacidad" en algunos sectores de la economía (lo que genera presiones ascendentes "primarias" o "iniciales" sobre los precios) como de "mecanismos de propagación" (por los cuales los aumentos de precios se realimentan a sí mismos). Por último, es importante señalar que el análisis de Kaldor, aunque conectado con la "Escuela estructuralista", no siguió la corriente principal del pensamiento de la CEPAL de entonces. Mientras que ésta ubicaba la esencia de los problemas económicos de los países menos desarrollados (PMD) fuera de los PMD (en la división internacional del trabajo y la distribución desigual de las ganancias del comercio internacional) Kaldor subrayaba que el problema fundamental de la economía chilena no se encontraba fuera del país sino dentro básicamente, en la ausencia de una clase empresarial realmente progresista. Los "factores extemos" agudizaban este problema, pero por sí mismos no podían responder por la actuación económica poco satisfactoria de Chile. COMENTARIO DE KALDOR II. 855 KALDOR EN CHILE Kaldor visitó Chile durante tres meses en 1956 invitado por Raúl Prebisch a trabajar en la sede de la CEPAL en Santiago. Su tarea principal sería asesorar a esta institución en sus primeros estudios sobre las políticas fiscales para los países en desarrollo. Prebisch le había escrito a Kaldor: . .. Yo esperaba que usted pudiera venir acá durante un largo periodo que le permitiera familiarizarse con el material que hemos reunido sobre la política fiscal en relación con el desarrollo económico. Contando con tiempo para el estudio apropiado de este material usted estaría en posibilidad de contribuir a los aspectos prácticos y teóricos de la influencia política fiscal en las inversiones en países en diversas etapas de desarrollo (Prebisch a Kaldor, 25 de mayo de 1955). En efecto, Kaldor trabajó para la CEPAL de junio a septiembre de 1956, pero alteró en parte el propósito original de su visita porque durante ese periodo también escribió su notable ensayo sobre la economía chilena. El año sabático de 1956 fue uno de los periodos más influyentes para el pensamiento de Kaldor sobre la economía del desarrollo. Antes de llegar a Chile Kaldor visitó la India para asesorar al gobierno sobre cuestiones fiscales relacionadas con el Segundo Plan Quinquenal de ese país. De aquí surgió su conocido Report on Indian Tax Reform que sentara las bases para su asesoría subsecuente sobre tributación a varios países en desarrollo. Una vez en la India Kaldor fue inesperadamente invitado a China, invitación que consideró como una oportunidad singular para visitar el país, a la sazón prácticamente cerrado a los occidentales. En China conoció a Mao Tse Tung y formuló su conocida crítica de la teoría marxista del desarrollo capitalista (1956a). Luego visitó varias universidades japonesas dictando conferencias sobre sus temas favoritos, tras lo cual marchó a los Estados Unidos a principios de junio, donde se hospedó con Scitovsky en Stanford. Por último, tras breves paradas en México y Lima, llegó a Santiago a fines de junio. Ese mismo año viajó al Brasil, donde asistió a una reunión de la Asociación Económica Internacional y dio varias conferencias que se convirtieron en su primera formulación sistemática de la relación entre la agricultura y la industrialización en los países en desarrollo (1957a). Durante su primer mes en Santiago Kaldor dictó más de veinte conferencias en un programa especial de adiestramiento para economistas 856 EL TRIMESTRE ECONÓMICO latinoamericanos organizado por la CEPAL.^ Como lo ha señalado Thirlwall, estas conferencias (que nunca se publicaron) plantearon por primera vez diversos temas, como el principio de la causación acumulativa —que más tarde se convertirían en aspectos destacados del pensamiento de Kaldor (véase Thirlwall, 1987, p. 202). En los dos meses restantes en la CEPAL se pidió a Kaldor que asistiera a su personal técnico en la elaboración de un estudio sobre "las políticas monetarias y fiscales en relación con los requerimientos del desarrollo económico en la América Latina", el que habría de presentarse en la siguiente sesión general de la CEPAL, en mayo de 1957/ Durante estos dos últimos meses Kaldor escribió su ensayo sobre los problemas económicos de Chile. Éste intrigó a gran número de economistas y justificó el envío de varias misiones de las Naciones Unidas al país —una de ellas encabezada por Lindahl— y varios libros escritos por economistas muy conocidos en los Estados Unidos (véase por ejemplo Fetter, 1931, y Ellsworth, 1945). Kaldor tuvo la gran ventaja de poder usar por primera vez las Cuentas Nacionales de Chile (inéditas a la sazón).* El estudio de la economía chilena produjo algunas hipótesis nuevas que pasaron a ocupar un lugar central en la obra de Kaldor sobre los países en desarrollo. La primera se refería a la violación en los PMD de los supuestos poskeynesianos tradicionales del comportamiento del ahorro de la clase capitalista. En particular destacaba Kaldor el contraste entre la participación desproporcionadamente alta de las ganancias en el ingreso nacional de Chile y los niveles sorprendentemente bajos del ahorro privado. En términos económicos (aunque no de modo necesario políticos), esto posibilitaba aumentar el ahorro y la inversión internos mediante la tributación, sin necesidad de reducir el ingreso de los trabajadores y sin necesidad de grandes entradas de capital del exterior.* .¡i ■' 2 Este fue el Programa de Adiestramiento para el Desarrollo Económico de la CEPAL/TAA, un programa intensivo organizado por el economista chileno Jorge Ahumada al que asistió una docena de economistas de toda la América Latina que en su mayor parte ocupaban puestos en el gobierno de sus países. 8 Por desgracia no hay vestigios de este documento ni prueba alguna de que se haya presentado en la reunión de la CEPAL. * CORFO (1957). Estas fueron las primeras Cuentas Nacionales de Chile. El trabajo había sido realizado por la CORFO, la corporación pública a cargo de la política industrial del gobierno que en efecto había sido la institución principal en el desarrollo de la estrategia de industrialización con sustitución de importaciones. La coRFO tenía el grupo de técnicos más capaces del país y había realizado un ampho conjunto de estudios sobre la economía chilena. Estas Cuentas Nacionales se actualizaron más tarde en CORFO (1963). ^ Para Kaldor, en un país como Chile cuando las entradas de capital resultaban necesarias, lo eran para fines de balanza de pagos y no debido a restricciones del ahorro. COMENTARIO DE KALDOR 857 La segunda hipótesis postulada por Kaldor se refería al peculiar papel macroeconómico del sector agrícola en los países en desarrollo. Kaldor identifica a la agricultura como el principal cuello de botella que restringía el crecimiento y aceleraba la inflación en la economía chilena. Las ideas de Kaldor tenían ciertamente un aire "estructuralista", pero resultaban muy innovadoras en un periodo en que la mayoría de los economistas latinoamericanos formados en esta tradición estaba casi obsesionada con los "factores externos" que afectaban a los PMD.* Aunque el hincapié de Kaldor en los "factores internos" fue recibido con cierto escepticismo por algunos de los economistas más destacados de la CEPAL, se le dijo que el ensayo sería publicado en su Boletín a fines de ese año. Casi inmediatamente después de la salida de Kaldor del país el ensayo fue sometido a una crítica abierta en la CEPAL y su publicación se demoró varias veces. Al principio la crítica se centró en la base estadística del estudio de Kaldor (las nuevas Cuentas Nacionales) y en su interpretación de algunos de los conceptos de estas Cuentas Nacionales/ y luego en la viabilidad política de su principal recomendación de política —incrementar el ahorro interno por medio de impuestos al consumo de los capitalistas.* Le resultaba difícil a Kaldor revisar sus cifras y contestar a las críticas desde Cambridge, y le preocupaba cada vez más el destino del ensayo de cuyas conclusiones principales seguía convencido. Su preocupación aumentaba por ciertas fugas del contenido del ensayo (en particular sus recomendaciones de política acerca de tributación) durante la campaña presidencial chilena en 1958. Durante el año académico de 1957-1958 Celso Furtado —quien había trabajado antes para la CEPAL— se encontraba en Cambridge y compartía la preocupación de Kaldor por las dificultades crecientes de la publicación del ensayo (véase Furtado, 1985). Por último, en septiembre de 1958 —dos años después de la terminación del artículo— el secretario ejecutivo de la CEPAL le dijo que el ensayo no se publicaría en el Boletín de la CEPAL. Le escribió a Kaldor: 8 La excepción a esta regla fueron los estudios sobre la inflación. Véase la sección lll.l más adelante. ^ Esta crítica puede encontrarse en un memorando escrito por Juan Noyola y Osvaldo Sunkel, enviado a Kaldor en agosto de 1957. Se destaca allí la posibilidad de que se huJ)¡eran usado tipos de cambio inadecuados para convertir los flujos en divisas. * Era obvio que la objeción de la CEPAL al ensayo de Kaldor se refería sólo a su análisis de la acumulación y a sus radicales propuestas fiscales. En efecto, la CEPAL no se opuso a que Kaldor publicara de inmediato la segunda parte de su ensayo, la referente a la inflación y al papel de la agricultura (Kaldor, 1957b). 858 EL TRIMESTRE ECONÓMICO . .. para decirlo con franqueza hemos decidido no publicar su artículo sobre Chile. La razón principal es que tiene fuertes matices políticos que hacen inconveniente su publicación en un documento de las Naciones Unidas ... en las alteradas circunstancias de Chile, donde una nueva administración está asumiendo el gobierno (Swenson a Kaldor, 25 de septiembre de 1958). En efecto, los partidos derechistas que apoyaban al presidente recién electo habían criticado fuertemente el artículo de Kaldor que se había filtrado durante la campaña electoral debido a sus propuestas "izquierdistas", aunque sólo estaba proponiendo "un sistema de tributación más eficaz (incluidas ciertas medidas impositivas especiales destinadas a incrementar la parte de las ganancias retenidas por las empresas) a fin de reducir la proporción del ingreso de la propiedad asignada al consumo personal a una cifra más cercana a la de la Gran Bretaña" (véase 1956b, p. 261). En busca de una solución al problema el secretario ejecutivo de la CEPAL escribió a EL TRIMESTRE ECONóMICO, de México, recomendando su publicación. La dirección de EL TRIMESTRE aceptó con mucho gusto y el artículo apareció de inmediato en abril de 1959 (núm. 102). Durante el decenio siguiente Kaldor viajó con cierta regularidad a la América Latina, y refino algunas de las hipótesis y las recomendaciones de política de su ensayo sobre Chile. También asesoró a los gobiernos de México en 1960 y Venezuela en 1976 (véase Kaldor, 1960b y 1976, respectivamente). En los años sesenta los economistas latinoamericanos se interesaron cada vez más en el pensamiento de Kaldor. En 1961, cuando el Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA) publicó las conferencias impartidas por Kaldor en México (véase 1961), el libro fue recibido con entusiasmo y se pidió permiso a Kaldor para incluir su artículo sobre Chile (ahora famoso) en su segunda edición. Durante dicha década el análisis de Kaldor se centró en los "factores externos" del desarrollo latinoamericano, estudiando el comercio exterior y los términos de intercambio del subcontinente. Kaldor escribió dos artículos sobre estos temas para la CEPAL, la que ahora los publicó en su Boletín de 1963 y 1964 (véase 1963 y 1964b). A partir de entonces Kaldor redujo sus visitas al exterior debido a sus compromisos como asesor económico de los gobiernos laboristas de la Gran Bretaña. Sin embargo continuó escribiendo sobre la América Latina, en particular sobre las políticas de tipo de cambio e industrialización (véase por ejemplo 1974), y permaneció principalmente bien infor- COMENTARIO DE KALDOR 859 mado acerca de Chile. Tras el golpe militar de 1973 Kaldor señaló las políticas monetaristas de Chile como un ejemplo de la ineficacia de este enfoque en los países en desarrollo (véase por ejemplo 1985). Le divirtió saber por boca de Alfonso Santa Cruz, su antiguo amigo chileno, que la dictadura militar estaba tratando de introducir un impuesto al gasto a principios de los años ochenta (citando el nombre de Kaldor): Resulta irónico —escribió Kaldor a Santa Cruz—- que un gobierno como el de ustedes tome mis ideas de hace 25 años. Cuando las elaboré ciertamente pensé que constituirían una reforma muy izquierdista que sólo podría ser implantada por un gobierno izquierdista, pero me atrevo a decir que estas ideas podrían tener aplicaciones muy diferentes (Kaldor a Santa Cruz, 29 de mayo de 1982). El nuevo impuesto al gasto en Chile era ciertamente distinto de la idea original de Kaldor y de hecho conducía a una reducción de la carga tributaria de los grupos de ingresos altos y a un incentivo para la adquisición de activos financieros (véase más adelante la sección iv.3). III. LA VISIóN DE KALDOR DE LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS DE CHILE Cuando Kaldor escribió su estudio de la economía de Chile el país atravesaba por un periodo de crisis económica y política. A resultas de la mala administración económica y de la inestabilidad externa la inflación saltó en 1955 de su nivel "normal" de 25 % anual a 75 %, los salarios reales bajaron considerablemente y la economía estuvo estancada desde 1953 (véase CORFO, 1957). El desorden económico generalizado había provocado dos huelgas generales en 1954 y 1955, y el gobierno había perdido la mayor parte de su apoyo popular. Luego, en un viraje drástico, el gobierno de Ibáñez decidió combatir la crisis mediante un programa de estabilización ortodoxa elaborado por una empresa extranjera, la misión Klein-Saks, que comenzó su trabajo a fines de 1955. En este contexto de frustración y desencanto en el país y de resurgimiento de la política económica tradicional Kaldor decidió hacer su contribución nada ortodoxa para entender mejor los problemas económicos de Chile. Su contribución más importante e innovadora fue explicar los problemas económicos del país Fobre la base de su estructura económica subyacente y el comportamiento peculiar de algunos de sus agentes económicos más importantes. 860 EL TRIMESTRE ECONÓMICO 1. La baja tasa de acumulación y la desigual distribución del ingreso Al examinar las cifras de las Cuentas Nacionales de Chile Kaldor advirtió que la formación de capital bruto fijo sólo en ocasiones había excedido de 10 % del PNB desde 1940 (véase 1956b, p. 251), justo por encima de la depreciación anual del acervo de capital y considerablemente por debajo de la tasa de inversión de países con una distribución mucho más igualitaria del ingreso.* Por otra parte, más de la mitad de la inversión interna se realizaba por el sector público, que estaba desarrollando la infraestructura del país y construyendo grandes empresas públicas en los campos de la energía y la industria básica. Al mismo tiempo el ingreso nacional de Chile no sólo estaba desigualmente distribuido sino que era cada vez más desigual. Las cifras de las Cuentas Nacionales mostraban que este proceso había conducido a una participación de los salarios en el ingreso nacional de cerca de la mitad de la participación correspondiente en los países desarrollados como la Gran Bretaña, y que la brecha respecto a la participación de las ganancias se había ampliado desde principios de los años cuarenta.^" Sin embargo, Kaldor pensaba que el rasgo más notable de la economía chilena (y de muchos otros PMD), era que la participación desproporcionadamente grande de las ganancias en el ingreso nacional no estaba acompañada de altos niveles de ahorro. Para Kaldor era claro que la baja propensión al ahorro del sector privado en Chile no era resultado de ningún proceso de "saturación", sino sencilla y directamente de la alta propensión al consumo de los perceptores de ganancias y los rentistas —de hecho el ahorro personal siguió siendo negativo en la mayor parte del periodo examinado por Kaldor (véase el apéndice ii): ^ De acuerdo con las inversiones netas en capital fijo (deduciendo la depreciación medida en términos de los costos corrientes de reposición para 1952, 1953 y 1954 fueron de 0.2, 2.3 y 1.5 % del producto nacional neto, respectivamente. Mientras, "para el año de 1953 las cifras correspondientes (para otros países) fueron: Noruega, 21%; Alemania Occidental, 14%; Italia, 12%; Turquía, 9%; Francia, 7%; Bélgica y el Reino Unido, 6%, (y) Estados Unidos, 7.6%" (Kaldor, 1956b, pp. 251-252). 1" Las Cuentas Nacionales mostraban que durante el periodo estudiado por Kaldor (19401954) había habido un incremento de 84% en el ingreso nacional real. Esta mejora, sin embargo, estaba muy desigualmente distribuida: mientras que la nómina salarial total se había elevado sólo 36% (o 9% per capita, un incremento de 0.6% anual), las ganancias y los dividendos se habían elevado en 120 %. Así pues, la participación de los salarios en el ingreso nacional había caído de 28 a 21 %, mientras que las ganancias y los dividendos habían subido de 23 a 27 % (en 1954 el remanente del ingreso nacional estaba integrado por los salarios, el 20%; las ganancias de los autoempleados, el 23%, y la renta, el 10%) (véanse CORFO, 1957, y Kaldor, 1956b, p. 244). COMENTARIO DE KALDOR 861 . .. [La] alta propensión al consumo de la clase capitalista [puede encontrarse en el hecho de] que ésta parece haber gastado en consumo personal más de dos tercios de su ingreso bruto, o tres cuartos de su ingreso neto después de impuestos. Por comparación con otros países el consumo de lujo de las clases propietarias parece disponer de una parte por completo desproporcionada de los recursos nacionales, la que se liberaría automáticamente para propósitos de inversión, en parte, si implantara un sistema eficiente de tributación progresiva y/o si se tomaran medidas efectivas para alentar la retención de las ganancias por parte de las empresas (1956b, p. 266). Por tanto, según Kaldor la clase capitalista de Chile era el eslabón más débil de la estructura económica del país y la movilización productiva de los recursos desperdiciados por este sector merecía considerarse como una primera prioridad en la formulación de la política económica. Este fenómeno de una baja propensión al ahorro de la clase capitalista chilena en el contexto de una distribución del ingreso cada vez más desigual contradecía la idea popular de que (mediante su supuesto efecto positivo en el ahorro) el empeoramiento de la distribución del ingreso era una condición necesaria para el crecimiento en los PMD. A fin de ubicar la distribución del ingreso de Chile en la perspectiva de la experiencia de los países desarrollados Kaldor la comparó con las cifras correspondientes para los Estados Unidos y el Reino Unido. Tras ajustar las cifras para hacerlas comparables encontró que en 1953 la proporción de los sueldos y salarios (incluidas las aportaciones al seguro social) ascendía en los Estados Unidos a 59 % del ingreso nacional mientras que en Chile llegaba a 45 %. Al mismo tiempo las ganancias de las empresas después de impuestos constituían 5 % del ingreso nacional en los Estados Unidos y 17 % en Chile. Cuando la comparación se hacía con el Reino Unido la proporción de los sueldos (sin tomar en cuenta los salarios) en el producto nacional bruto al costo de factores ascendía a 41 % en el Reino Unido y sólo a 19 % en Chile, en el mismo año. En cambio, la proporción de las ganancias brutas, los intereses y las rentas ascendía a 24 % en el Reino Unido y a 36 % en Chile [ibid., pp. 248-250). Sin embargo: La diferencia más importante es que el consumo personal de los propietarios parece absorber el 21.2 % de los recursos nacionales de Qiile [mientras que] en la Gran Bretaña sólo absorbe al parecer el 7.4 %. Dado que la categoría de propietarios incluye en la Gran Bretaña a un número relativamente grande de pequeños rentistas (lo que no parece ocurrir en Chile), la implicación es que la proporción de los recursos nacionales dedicados a la producción de bienes y servicios para el consumo de lujo de los ricos es por 862 EL TRIMESTRE ECONÓMICO lo menos de tres a cuatro veces mayor en Chile que en la Gran Bretaña ... La proporción del ingreso bruto de la propiedad destinada al consumo personal es sólo 30 % en la Gran Bretaña mientras que en Chile pasa de 60 %. Los propietarios británicos, además de pagar 42 % de sus ingresos brutos en impuestos ahorran (en promedio) otro 27.4%, mientras que los propietarios chilenos, que pagan 16.5 % en impuestos, solamente ahorran 22 %. O sea que, partiendo del ingreso bruto disponible después de impuestos, los propietarios británicos parecen haber ahorrado el 48 % de su ingreso después de impuestos y gastado el 52 %, mientras que los chilenos ahorraron 26 % y gastaron 74 % {ibid., p. 261; sin cursivas en el original). Este hallazgo convenció a Kaldor de que para un país en desarrollo con las características de Chile tendría que usar un marco teórico diferente del utilizado hasta entonces en su obra sobre el crecimiento económico y la distribución del ingreso en las economías industriales. a) Algunas observaciones sobre el marco teórico de Kaldor en los años cincuenta: Los debates poskeynesianos acerca del crecimiento, la acumulación y la distribución del ingreso. En los años treinta Harrod empezó a tratar de introducir una "vía de crecimiento con equilibrio móvil" para la economía, es decir, de introducir el concepto de crecimiento de estado estable dentro de la macroeconomía keynesiana. Keynes había mostrado ya cómo podía alcanzar una economía el pleno empleo, pero no había estudiado suficientemente cómo podría mantenerse este pleno empleo en el largo plazo. Harrod y más tarde Domar (de manera amplia) demostraron que esto requiere dos condiciones fundamenles. Primera, la tasa de crecimiento de la economía debería ser suficiente para inducir una inversión igual al ahorro de pleno empleo; segunda, la tasa de crecimiento del producto debería ser igual al crecimiento de la fuerza de trabajo física más la tasa de incremento de la productividad de la mano de obra (véase Harrod, 1939 y 1948, y Domar, 1946). En virtud de que el mercado no tenía ningún mecanismo montado para lograr ambas condiciones no era probable que una economía pudiera alcanzar el pleno empleo duradero: "un resultado keynesiano que deriva naturalmente de los supuestos keynesianos de Harrod" (Eltis, 1987, p. 602). Kaldor participó en este debate con su modelo de crecimiento y distribución del ingreso (el primero de los cuales se publicó en el año de su estancia en Chile; véase 1956c y 1957b). Siguiendo la tradición poskeynesiana parte del principio clásico según el cual las ganancias son la fuente principal del financiamiento de la inversión, e investiga las implicaciones macroeconómicas de este supuesto para el análisis de la de- COMENTARIO DE KALDOR 863 manda efectiva. Una de las implicaciones principales de este tipo de análisis es la unificación de la teoría de la acumulación y la de la distribución del ingreso (como en Ricardo). Kaldor trató de demostrar que ciertos cambios entre la participación de los salarios y las ganancias en el ingreso nacional podrían ajustar la razón de ahorro al nivel requerido para alcanzar el pleno empleo de largo plazo. Sus modelos de estado estable tenían una teoría de la distribución en la que la participación de las ganancias en el ingreso nacional se determina por la participación de la inversión, lo que a su vez depende de la razón agregada capital-producto y la tasa de crecimiento. La relación macroeconómica poskeynesiana entre las ganancias y la inversión puede verse de manera sencilla mediante las identidades macroeconómicas de una economía cerrada sin gobierno con dos clases sociales: la de los capitalistas y la de los trabajadores. Desde el punto de vista de los perceptores de ingresos, el ingreso nacional puede dividirse entre las ganancias y los salarios, Y = P -{- W. Desde el punto de vista del gasto también puede dividirse en el consumo y la inversión, Y = C -\- I. Los trabajadores gastan todo su ingreso en consumo, es decir S{iv)^ 0. Por las primeras tres ecuaciones, las ganancias son iguales al gasto de los capitalistas en consumo e inversión, P = Y — W = C{c)-\- I. Si los capitalistas ahorran una proporción fija de sus ganancias, entonces P = [1 — s{c)] P -\- I, e I = s{c) P. Es decir, hay una relación macroeconómica básica entre las ganancias y la inversión que depende de la propensión al ahorro de los capitalistas (véase Kaldor, 1956c; Kalecki, 1968, y Ocampo, 1980). Al mismo tiempo tanto Kaldor como Harrod estaban tratando de aplicar sus enfoques poskeynesianos del crecimiento y la distribución a las economías de los PMD. Dentro de este contexto escribió Kaldor su artículo sobre Chile (véase Kaldor, 1958a y b, y Harrod, 1959). Estos modelos de distribución fueron esencialmente de economías cerradas con pleno empleo que no podían aplicarse a PMD con grandes actividades de exportación y con sólo una parte de su fuerza de trabajo en el sector (capitalista) moderno. Al mismo tiempo algunos de los supuestos básicos —en particular la forma extrema más popular de la hipótesis kaldoriana de que los "trabajadores no ahorran nada y los capitalistas no consumen nada"— tenían que cambiar de manera drástica. En realidad el '"hecho estilizado" básico de la economía chilena era precisamente que los capitalistas consumían una parte por completo desproporcionada de su ingreso. Desde este punto de vista la proposición principal de Kaldor era que un 864 EL TRIMESTRE ECONÓMICO país en desarrollo como Chile genera suficiente excedente para sostener el nivel de inversión requerido por una rápida tasa de crecimiento y altos niveles de empleo. Sin embargo, una proporción demasiado grande de ese excedente se desperdiciaba en consumo de lujo de los grupos de ingresos altos. Por esta razón la prescripción original de Kaldor para las economías desarrolladas ■—ajuste del ahorro de largo plazo a los niveles de inversión requeridos vía cambios en la participación relativa de los salarios y las ganancias en el ingreso nacional— no era aplicable a los PMD: un aumento de la participación de las ganancias en el ingreso nacional tendría un efecto muy escaso en el ahorro. La intervención gubernamental, sobre todo mediante la tributación y una eficaz política de inversión del sector público, era la manera más adecuada para lograr un equilibrio dinámico. En otras palabras, lo que Kaldor proponía eran cambios institucionales que hicieran del sector público uno de alto ahorro (por medio de una mejor tributación) y de alta inversión. Volviendo a las ecuaciones simples antes mencionadas, si sólo los capitalistas ahorran entonces S =^ s{c) P. Dividiendo entre el ingreso nacional para expresar la relación en proporción del ingreso obtenemos s = s{c) p. Entonces, la tasa de crecimiento "garantizado" de Harrod (g = s/k, donde s = S/Y y /c es la razón marginal capital-producto) se convierte en g = p [s{c)/k]. Según Kaldor podría obtenerse la g requerida, dados s{c) (básicamente determinada por la propensión al consumo de los capitalistas) y k, mediante cambios en p (la participación de las ganancias en el ingreso nacional); es decir, hay un nivel de p que alcanzaría el equilibrio dinámico de largo plazo entre el ahorro y la inversión y entre la demanda agregada y la capacidad productiva. Sin embargo, si la tasa de inversión fuera muy baja y la propensión al consumo de los capitalistas fuera demasiado alta, como ocurre en Chile (de acuerdo con los cálculos de Kaldor la proporción de las ganancias después de impuestos que se invertía sólo se aproximaría a 15 %> mientras que en el Reino Unido se aproximaba a 60 %; 1956b, p. 231), p se ajustaría de manera tal que el país pudiera acabar tanto con la desigual distribución del ingreso como con la baja tasa de inversión. Dada la alta propensión al consumo de las ganancias un intento de incremenlar la inversión privada "por medio de mecanismos de mercado" requeriría un empeoramiento de la distribución del ingreso, es decir que la participación de las ganancias en el ingreso nacional que requiere el equilibrio dinámico de largo plazo con crecimiento económico y altos niveles de empleo sería absurdamente elevada. Por tanto, en lugar de incremen- COMENTARIO DE KALDOR 865 tar p (la participación de las ganancias en el ingreso nacional) un modo más eficiente de lograr el equilibrio dinámico de largo plazo sería incrementar la imposición sobre las ganancias e implantar una efectiva política de inversión en el sector público. Dice Kaldor: No hay duda de que con un sistema de tributación m;ís eficiente (que incluya de ser necesario medidas impositivas especiales u otras restricciones destinadas a elevar la proporción de las ganancias retenidas por las empresas) sería perfectamente posible en Chile reducir la proporción del ingreso de la propiedad asignada al consumo personal a una cifra más cercana a la de la Gran Bretaña ... Si la proporción del consumo en el ingreso bruto de la propiedad se redujera al porcentaje británico de 30 % el consumo personal de los propietarios bajaría de 21.2 a 10.3 % de los recursos nacionales, y los recursos así liberados serían ampliamente adecuados para duplicar la tasa de la inversión bruta en capital fijo y en inventarios, lo que significa, de acuerdo con los cálculos oficiales, un incremento de la tasa de inversión neta de 2 a 14 % del ingreso nacional neto . . . Estos cálculos contradicen la afirmación frecuente de que Chile, debido a su propia pobreza, es incapaz de generar el ahorro necesario para la aceleración de la tasa de formación de capital. Las cifras tienden a mostrar que si pudiera reducirse el consumo de lujo a una proporción más moderada del ingreso de los propietarios podría elevarse considerablemente la proporción del ahorro en el ingreso nacional sin reducir el nivel de vida de la masa de la población." 2. La inflación persistente Uno de los aspectos más notables de la economía chilena en los cincuenta es su historia inflacionaria. Como Kaldor observó, Chile había experimentado una continua inflación durante un periodo más largo que casi cualquier otro país del mundo. '1 Kaldor estaba consciente de que un sistema más eficaz de tributación de la clase propietaria "[era] una cuestión política y no estrictamente económica; pero este análisis se limita sólo a un examen de las posibilidades económicas y técnicas, más bien que políticas [de ese nuevo sistema de tributación]" (1956b, p. 263). Sin embargo, es posible que consideraciones políticas hayan llevado a Kaldor a no analizar en absoluto la baja propensión al ahorro de las clases medias. Uno de los aspectos más notables de la información contenida en su ensayo es la porción relativamente grande del ingreso pagado en forma de salario. Así, los trabajadores de cuello blanco representaban cerca de 10 % de la población trabajadora pero recibían casi 20% del ingreso bruto, una cifra similar a la del Reino Unido (20.8% en 1953). Además, los salarios reales parecían haber venido aumentando ron tanta rapidez como el ingreso derivado del capital desde 1940. mientras que los sueldos perdían terreno de manera progresiva. Asimismo, la clase media chilena, estrechamente ligada a la burocracia estatal y más influyente que muchos grupos de obreros había obtenido beneficios considerables di'I Estado benefactor incluidos los pn'stamos de las instituciones de la seguridad social, considerablemente subsidiados (Pinto relaciona esta posición especial de las clases medias con su posición estratégica en el equilibrio de poder existente en Chile: véase 1959, p. 290). Por lo tanto, se podría argumentar que Kaldor debía haber preguntado por qué la clase media tenía un ahorro tan insignificante, y no haber planteado esta cuestión sólo a la clase propietaria. 866 EL TRIMESTRE ECONÓMICO La inflación chilena, vista desde la perspectiva de mediados de los años cincuenta, se caracterizó no sólo por su persistencia sino también por su patrón cíclico y sus fluctuaciones anuales. Según Kaldor, es esencial que se distinga entre la presión ascendente "inicial" sobre los precios (debida principalmente a la naturaleza inelástica de la oferta agrícola) y el "mecanismo de propagación" por el que se realimentan los aumentos de precios. Este tipo de enfoque a la inflación había sido iniciado por Keynes (1940) y Kalecki (1941a y b) en la Gran Bretaña en tiempo de guerra. a) Inflación y crecimiento desequilibrado. Kalecki vio surgir el problema de la inflación en tiempo de guerra "porque se mantiene o aun incrementa el nivel del empleo, mientras que el producto de bienes de consumo baja considerablemente" (1941a, p. 115). El aumento del empleo eleva la nómina de salarios y por tanto demanda de bienes de consumo, la que en estas circunstancias no puede satisfacerse. Más tarde (sobre todo a partir de su artículo de 1954), Kalecki describió un mecanismo similar para los PMD, donde el sector agrícola a menudo no puede aumentar la producción de alimentos a una tasa similar a la del incremento de la demanda de sus productos. Kalecki desarrolló un modelo de la manera en que la tasa de crecimiento de la oferta de productos básicos, fijada por barreras institucionales que impiden el desarrollo de la agricultura, determina el crecimiento del ingreso nacional (1970). La característica de la inflación sería un aumento del precio de los bienes agrícolas en relación con los salarios, es decir, una disminución de los salarios reales. Como resultado, "este tipo de crecimiento que implica aumentos inflacionarios de los precios de los productos básicos ... es sin duda ventajoso para las clases altas" (1970, p. 106) y "es no sólo un mal en sí mismo sino que tiende también a reducir la productividad de la mano de obra" (1941b, citado en Sawyer, 1985, p. 120) .'^ En 1956, dos años después de la primera publicación (en México) del artículo de Kalecki de 1954 (que era un resumen de una serie de '2 En su análisis de los efectos negativos de los bajos salarios reales en la productividad Kalecki estaba siguiendo el trabajo precursor de Marshall publicado en 1890: "sólo en la última generación empezó a hacerse un estudio cuidadoso de los efectos de los salarios altos en el incremento de la eficiencia, no sólo de quienes los reciben sino también de sus hijos y nietos ... la aplicación del método de estudio comparado con los problemas industriales de diversos países del viejo y el nuevo mundo está imponiendo cada vez mayor atención al hecho de que el trabajo bien pagado es generalmente eficiente y por lo tanto no es caro; un hecho que llena más de esperanza para el futuro de la humanidad que cualquier otro conocido, pero que a la vez ejerce una influencia que torna muy compleja la teoría de la distribución" (1890, p. 510; citado en Dasgupta y Ray, 1986, p. 1011). COMENTARIO DE KALDOR 867 conferencias que ofreció en ese país) y en el año en que Kaldor estaba escribiendo sobre Chile, el economista mexicano Juan Noyola bosquejaba la primera teoría "estructuralista" de la inflación con los mismos lineamientos de Kalecki y Kaldor (véase 1956 y 1957). En seguida Ahumada (1958), Sunkel (1958), Pinto (1959) y Prebisch (1961) hicieron aportaciones importantes a este perspicaz enfoque de la inflación en los PMD (véase también Grunv^^ald, 1961; Seers, 1962; Thorp, 1971, y Pinto, 1968 y 1973). Es probable que las aportaciones más significativas hayan sido las de añadir los problemas de la distribución, las restricciones del sector externo y las rigideces de las finanzas públicas a la oferta inelástica de los bienes agrícolas como nuevas presiones ascendentes "iniciales" (o primarias) sobre la inflación. b) Kaldor: Sobre la inflación en Chile. Para Kaldor era evidente que en Chile, luego de veinte años de una inflación de dos dígitos, diversos sectores habían desarrollado mecanismos eficaces para proteger sus ingresos o activos de la erosión de la inflación. En consecuencia, se había desarrollado un sistema de "indización" de fado que añadía a la dinámica de los precios un considerable componente inercial. En este contexto, adelantando lo que se convertiría en un argumento esencial de su ataque al monetarismo veinte años más tarde, Kaldor sostuvo que era un error culpar sólo a la política monetaria y a la expansión crediticia por la inflación y derivar una relación causal de un solo sentido entre los precios y la oferta monetaria: ". .. si la demanda de crédito no tiene un origen especulativo, sino que es sólo una consecuencia de la apreciación del valor del capital de trabajo causada por un aumento de los costos, es inútil esperar que el sistema bancario pueda soportar la presión de la demanda de más crédito" (1956b, p. 271). Así pues, Kaldor descartaba la posibilidad de que la inflación chilena derivara simplemente del exceso de demanda agregada (aunque para él había importantes desequilibrios sectoriales) generado por una expansión monetaria excesiva. De manera similar el déficit fiscal también parecía ser una consecuencia de la inflación o de desequilibrios generados en otra parte, más bien que una fuente sistemática de inflación provocada por la demanda. Esta tesis resultaba de particular importancia en una época en que el gobierno chileno estaba implantando un programa de estabilización deflacionaria basado en la contracción de la demanda y la restricción del crédito bancario. Como en el caso de programas similares la consecuencia fue una recesión: los trabajadores pagaron los costos 868 EL TRIMESTRE ECONÓMICO del programa y sólo logró reducirse en parte (y temporalmente) la inflación.'^ Kaldor argumentó que estos factores apoyaban la hipótesis de que la inflación chilena era causada en esencia por la incapacidad del sector de bienes asalariados, en particular de la agricultura, para crecer al ritmo que la demanda resultante del rápido proceso de urbanización, la expansión del empleo de las manufacturas y el intento de los trabajadores de elevar los salarios reales proporcionalmente a los incrementos de la productividad en la manufactura. Si la agricultura era incapaz de generar un excedente que pudiera constituir la base real de un incremento de los ingresos de los trabajadores industriales el resultado sería una "barrera inflacionaria" más baja a la presión ascendente sobre sueldos y salarios. Así pues, si los trabajadores trataran de materializar sus ingresos mayores alcanzando a los precios de bienes de asalariados el resultado sería un proceso inflacionario autorreforzado, es decir, los aumentos de los precios se realimentarían ellos mismos. En palabras de Kaldor: Era la elevación en los precios de los alimentos lo que causaba el aumento de la demanda de mayores sueldos y salarios —a fin de restablecer los salarios reales a los niveles que ya habían alcanzado aunque fuera sólo temporalmente— elevando así el nivel general de los costos y los precios industriales. Por lo tanto, la inflación era "inducida por la demanda' en lo relativo a los productos agrícolas, y era "inducida por los costos" en lo relativo a los sectores no agrícolas ... Si este análisis es correcto no puede encontrarse una cura duradera de las tendencias inflacionarias en Chile en políticas monetarias y crediticias más estrictas ni en una reforma administrativa que lograra una tributación más eficaz de las clases altas. No hay duda de que la política monetaria y fiscal podría hacer contribuciones importantes para el logro de estabilidad monetaria . . . Pero la cura duradera de la inflación sólo podrá encontrarse en un crecimiento más rápido de las disponibilidades de alimen^^ La misión Klein-Saks entregó un programa de ajuste macroeconómico y de reformas destinado a estabilizar la economía y a "racionalizar" el sector externo, el sector financiero y el sector público. Respecto a la estabilización se hacía recaer el peso del programa en la compresión de los salarios, el racionamiento del crédito bancario y el equilibrio del presupuesto mediante la perspectiva de un aumento de la recaudación derivado de una reforma al sistema impositivo y de sesíuridad social. Sin embargo, los dos últimos elementos del programa nunca se implantaron debido a la fuerte oposición de los grupos de ingresos altos y de las organizaciones de empleadores (es importante hacer notar que Kaldor y Klein-.Saks poseían diferentes criterios de apreciación con respecto a la tributación —el primero quería incrementar la recaudación para hacer del sector público un agente económico de alto ahorro y de alta inversión, mientras que el último quería una reforma del sistema impositivo simplemente para reducir los requerimientos de préstamo del sector público). Como resultado de la oposición a la reforma impositiva los trabajadores tuvieron que soportar toda la carga del programa sin que hubiera ningún éxito sostenido en la reducción de la inflación. Finalmente el gobierno abandonó por completo este programa. COMENTARIO DE KALDOR 869 tos, ya sea por medio de un crecimiento más rápido de la productividad de la agricultura (lo que depende a su vez de una reforma de la tenencia de la tierra), o mediante una política más liberal para la importación de alimentos del exterior (1956b, pp. 274 y 277)." Este análisis de la inflación chilena llevó a Kaldor a la primera formulación de un modelo de dos sectores que más tarde aplicaría al análisis de los PMD. Por desgracia no pudo desarrollarlo plenamente, aunque más tarde Lance Taylor, David Vines y Tony Thirlwall, entre otros, desarrollaron importantes contribuciones de este enfoque a la economía del desarrollo. El modelo de Kaldor ponía en relieve la decisiva relación dinámica en ambos sentidos entre la agricultura y el resto de la economía (básicamente la manufactura) en el proceso de desarrollo. En cierto sentido, del mismo modo que subrayaba como poskeynesiano la necesidad de un equilibrio dinámico entre el ahorro y la inversión ex ante en una economía industrializada, su modelo para los países en desarrollo se centraba en la necesidad de un equilibrio "horizontal" entre el crecimiento de la agricultura y el de la industria (Kaldor fue siempre un fuerte defensor del crecimiento equilibrado en los PMD). Esta necesidad derivaba del hecho de que las filtraciones del sector manufacturero en la forma de compras de alimentos a la agricultura tendría que compensarse por un gasto autónomo en bienes manufacturados por parte de la agricultura. Como lo ha demostrado Thirlwall, la determinación del nivel de equilibrio del producto en la manufactura se torna en el resultado del multiplicador del comercio exterior de Harrod (véase Thirlwall, 1987, p. 213; también Thirlwall, 1986). Siguiendo este enfoque Kaldor basó su análisis de la inflación de las economías en desarrollo en las diferencias estructurales entre la agricultura y la industria. Para él tales diferencias surgían de la ausencia de una clase "capitalista" apropiada en la agricultura y sobre todo del predominio de lo cjue llamaba las instituciones semifeudales: Si la agricultura está en manos de campesinos tradicionales o de terratenientes feudales y en consecuencia la producción está estancada y no responde al aumento de la demanda, el mero hecho de que existieran en la comunidad empresarios de mente emprendedora que pudieran obtener grandes ganancias en la agricultura no aseguraría que los elementos dinámicos ^^ Acerca de la cnncentración de la tenencia de la tierra (y la necesidad de una reforma aprraria^ Kaldor señala que "de acuerdo con el censo de 1936 más de 94^ de los predios de Chile tenían menos de 200 liectáreas y sólo 5.7 9f tenía más de 200 hectáreas, pero estos úhimos constituían cerca de 88 Tr del área de cultivo total" (1956b, p. 239). 870 EL TRIMESTRE ECONÓMICO desplazaran a los elementos tradicionales —por la sencilla razón de que estos empresarios emprendedores no pueden desafiar la posición de los productores existentes si no logran en primer lugar apoderarse de su tierra, y esto no lo pueden hacer si no los desalojan por medio de la competencia, lo que a su vez presupone que tienen la tierra necesaria para el incremento de la producción (1961, p. 40, cursivas en el original). El carácter precapitalista de la propiedad agraria hacía así que el mecanismo del mercado fuera enteramente incapaz de encontrar un equilibrio dinámico entre ambos sectores. Los movimientos de precios sólo podrían actuar como una fuerza equilibradora en la economía redistribuyendo el ingreso real entre esos sectores. Sin embargo, por la misma razón que la poca propensión a ahorrar de la clase propietaria de los PMD hacía ineficaces los desplazamientos entre los salarios y las ganancias como una prescripción de política para el crecimiento y lograr altos niveles de empleo, así como la ausencia de una respuesta del producto del sector agrario a los incrementos de precios hacía ineficaz una distribución del ingreso real entre la agricultura y la industria como fuerza dinámica equilibradora en estos países. Tal distribución sólo produciría un sistema de recompensas para la ineficiencia misma de la agricultura y una continua fuente de presiones inflacionarias, lo que, como se destaca en nuestra cita anterior de Kalecki, sólo beneficia (en el corto plazo) a la clase propietaria. c) Una crítica estructuralista de la teoría de la inflación de Kaldor. El modelo de dos sectores de Kaldor ha sido criticado como un modelo general de desarrollo económico, y en especial como una teoría de la inflación. Noyola, Prebisch, Ahumada, Sunkel, Pinto y otros pensadores "estructuralistas" han criticado el hincapié de Kaldor en la agricultura como la principal (y casi sólo), la inicial (o primaria) fuente de presión inflacionaria. Argumentan que no prestó suficiente atención a otras fuentes de inflación tales como el comercio exterior (en particular el ciclo términos de intercambio-fiscal), las características estructurales del sector público y algunos conflictos distributivos. Partiendo de la distinción entre el componente "inicial" o "primario" de la inflación y sus "mecanismos de propagación", podemos identificar —siguiendo a los pensadores "estructuralistas" antes mencionados— por lo menos tres esferas (distintas de la agricultura) en las que se han generado presiones inflacionarias primarias dentro de Chile. Primero, la combinación habitual de inestabilidad de los precios de las exportaciones, escasa diversificación de las mismas y una política COMENTARIO DE KALDOR 871 de tipo de cambio por lo general errónea convierte al sector externo en una fuente adicional de choques inflacionarios. Como lo destacaron muchos analistas a fines de los años cincuenta había en el sector externo un ciclo recurrente de términos de intercambio-fiscal en los PMD. Tal ciclo comienza de ordinario por un aumento en los precios de las exportaciones que eleva las recaudaciones fiscales y mejora la cuenta corriente. Invariablemente los gobiernos usaban estos recursos para ampliar el gasto público muy necesario y para sostener la moneda nacional, por lo común sobrevaluada. En consecuencia, había una expansión interna que perduraba hasta que los términos de intercambio se deterioraban." Este fenómeno generaba un déficit en la balanza comercial, lo que imponía devaluaciones y presiones inflacionarias impulsadas por los costos. Al mismo tiempo, debido a la elevada participación de los impuestos a la exportación (y la importación) en el total de la recaudación, una caída en los términos de intercambio afectó gravemente los ingresos públicos. El ciclo términos de intercambio-fiscal se transformó así en un mecanismo de reproducción de los impulsos inflacionarios básicos (debido a las rigideces del gasto público corriente) que se suma a la carrera de salarios, precios y tipo de cambio. Una vez desatadas tales fuerzas resultó muy difícil el control de la inflación, el gasto público y la balanza de pagos. En segundo lugar, el sistema fiscal presentaba varias deficiencias adicionales (además de ser vulnerable al ciclo términos de intercambiofiscal) que lo convierten tanto en una fuente de presión autónoma sobre los precios como en un mecanismo de propagación de la inflación. Junto con el carácter procíclico de los ingresos fiscales las finanzas públicas a la sazón (y hasta mediados de los años setenta) se caracterizaban por una extrema rigidez del gasto público hacia abajo y por la continua declinación del excedente de la seguridad social. La rigidez del gasto público hacia abajo se debía en esencia a la gran participación de los salarios, los sueldos y las pensiones. En estas circunstancias la inversión pública era el único componente relativamente flexible del gasto y sufría 13 Como es bien sabido, los términos de intercambio de los PMD productores de bienes primarios se caracterizan por una inestabilidad extrema. Un estudio de las Naciones Unidas ha demostrado que los precios de 18 productos primarios "esenciales" exportados por 47 países menos desarrollados oecilaron en promedio 27 9ó anual entre 1901 y 1950 (Ffrench-Davis, 1979, p. 861. Si un PMD exporta, digamos, 25 % de su PIB, y suponiendo que no hay cambio en el producto real ni en los precios de las importaciones, esta inestabilidad de los precios de las exportaciones produciría por sí sola, en promedio, fluctuaciones equivalentes a cerca de 7 % anual en el ingreso nacional. Ocurriría el mismo nivel de fluctuación en la recaudación pública total (7 '/f anual) si los impuestos a la exportación tuvieran una participación similar (25'/t) en el total de la recaudación (suponiendo los otros ingresos públicos constantes). 872 EL TRIMESTRE ECONÓMICO de acuerdo con ello (con un importante efecto de contracción en el producto). Por otra parte, a pesar de la inveterada tradición inflacionaria del país los impuestos directos no estaban satisfactoriamente indizados contra la inflación. Esto se debía sobre todo a la existencia de significativos retrasos en la recaudación de impuestos (en particular de empresas y de quienes trabajan por su cuenta) y al método inadecuado de ajuste del valor de la propiedad para propósitos fiscales. Las reformas fiscales resultaban muy difíciles de aprobar en el Congreso, hasta el punto de que en su mayor parte tenían que incluirse en otros proyectos tales como los de la indización de sueldos y salarios. Aun entonces, las propuestas fiscales eran sometidas a enmiendas considerables. Además, el sector público era también una fuente de presiones inflacionarias autónomas a causa del papel decisivo que el Estado desempeñaba en la lucha por la distribución del ingreso. Como un todo el Estado era altamente sensible a las presiones por políticas de ingresos favorables y por beneficios de seguridad social de algunos grupos privilegiados. Estos gastos implicaban considerables transferencias de recursos del Estado a quienes beneficiaba y originaban un mayor desequilibrio cuando declinaban los ingresos fiscales. Como no había un mercado importante para la deuda pública los déficit fiscales casi automáticamente se convertían en expansión monetaria dando así un ímpetu adicional a las presiones inflacionarias. Por último, debemos señalar la peculiar estructura social del país —sobre todo el gran tamaño de la clase media urbana (las llamadas "capas medias")— como un factor importante en la explicación de la inflación. En virtud de su posición cada vez más sólida en la sociedad chilena este grupo no sólo podía elevar sus ingresos por encima de los incrementos de la productividad, sino también fijar el ritmo de los incrementos salariales en la economía. Este "efecto demostración" implicaba un mecanismo inflacionario automático porque los salarios en general (y en el sector moderno en particular) no sólo trataban de ajustarse a crecientes precios de los alimentos sino también a los niveles de salarios en los sectores público y privado. Esta crítica estructuralista al análisis de Kaldor, sin embargo, no rechaza su análisis de la agricultura como una significativa fuente primaria de presiones inflacionarias, ni apoya la opinión de que la política fiscal y la monetaria no tienen importancia en la propagación de la inflación. Lo que trata de hacer es tanto complementar el análisis de Kaldor de las causas "estructurales" de la inflación como destacar el hecho de COMENTARIO DE KALDOR 873 que en la medida en que la inflación respondía mayormente a causas estructurales y en que los agentes económicos habían aprendido a adaptarse a ella, un control monetario y fiscal estricto hubiera sido efectivo sólo a un enorme (e innecesario) costo económico, social y político. La experiencia de los pasados quince años de monetarismo en Chile corrobora este punto. 3. Un sistema impositivo inadecuado La solución preferida de Kaldor para los problemas de la acumulación, la distribución y la inflación en los PMD era una reforma tributaria radical. Para él un sistema impositivo apropiado podría estimular la eficiencia en la producción y proporcionar al sector público fondos suficientes para inversión. El sistema impositivo de Chile en la época de la visita de Kaldor era muy diferente del que él hubiera preferido. Era muy ineficiente, complejo e injusto, y era sobre todo un resultado de medidas sucesivas implantadas a lo largo de muchos años de negociación política. De acuerdo con los cálculos de Kaldor los impuestos que gravaban las ganancias eran en términos relativos menores que la mitad de los impuestos correspondientes del Reino Unido y sólo marginalmente mayores que los impuestos cjue gravaban los sueldos y los salarios. Además, la agricultura casi no estaba gravada. Este sistema no podía proporcionar fondos suficientes para el gasto público y era muy vulnerable a la inflación. En consecuencia había un déficit crónico y una continua expansión monetaria. Se necesitaba una reforma fiscal profunda para elevar el ahorro interno, ya que se había pronosticado que un aumento en la carga fiscal de la clase propietaria reduciría el ahorro privado mucho menos que un aumento de la recaudación podría incrementar el ahorro público. Además, una racionalización del sistema fiscal tendría el efecto adicional de establecer un sistema de incentivos más apropiado para el sector privado fsobre todo en la agricultura). Estas ideas fueron comunes en las recomendaciones de política económica de Kaldor para los países en desarrollo. Por ejemplo, en su consejo al gobierno indio en 1956 (el mismo año de su visita a Chile), Kaldor elaboró un programa de reformas con hincapié en la racionalización (le la administración fiscal. También aconsejó ampliamente un impuesto al gasto sobre la base de que éste proporciona una mejor medida de la capacidad de pago que el ingreso, particularmente en ausencia de un 874 EL TRIMESTRE ECONÓMICO impuesto a la riqueza. En la América Latina Kaldor hizo hincapié en la tributación como un medio de incrementar el ahorro interno y un procedimiento para transformar el sector agrícola. Más tarde, cuando desarrolló el concepto de "potencial de tributación" de un país —el exceso de su consumo efectivo sobre el consumo esencial mínimo de la población más el ahorro privado—, Kaldor afirmó que, en vista de la gran parte de las ganancias dedicadas al consumo personal (expresado como una porción del producto nacional bruto), el potencial de tributación de los países semidesarrollados de la América Latina . .. debe ser (proporcionalmente) tan grande como el de los países altamente desarrollados, aunque su recaudación efectiva suela ser apenas un tercio o la mitad de ese nivel (1965, p. 73). Sin embargo, la reforma fiscal resultaba muy difícil de implantar en Chile. La complejidad de los intereses creados hacía políticamente peligroso todo intento de cambios importantes, y la complejidad de los arreglos institucionales en la tributación impedía reformas de largo alcance. Además, casi no había conciencia pública de la necesidad de estos cambios ya que los impuestos a las exportaciones (principalmente a las transnacionales extranjeras) constituían una fuente potencial mucho más expedita para obtener una recaudación adicional. Por otra parte, el incremento de la carga fiscal efectiva sobre la burguesía industrial chocaba con una orientación básica de la política pública: la alianza entre las grandes empresas manufactureras y el Estado en el desarrollo de la industrialización con sustitución de importaciones. La CORFO, el organismo de fomento gubernamental, había formado durante ese periodo un "núcleo" de grandes empresas públicas y apoyaba la modernización del sector privado en actividades selectas, generando un núcleo de empresarios industriales que se desarrollaba asociado con el Estado. Tal alianza entre el sector público y los segmentos "modernos" de las manufacturas constituía un factor de equilibrio estratégico contra el poder político de la oligarquía terrateniente y otros grupos atrasados, y era un requisito esencial para superar el apremio de la "capacidad de absorción" de un empuje de la inversión. La idea básica era que el proceso de industrialización estimulara el cambio estructural y la modernización en otros sectores de la economía. Esta tesis era defendida con vigor especial por economistas como Prebisch, proveniente de un país como la Argentina, donde la clase terrateniente era mucho más poderosa y las perspectivas de desarrollo industrial eran más atractivas que en Chile. COMENTARIO DE KALDOR 875 En el caso de la agricultura Kaldor también sugirió que una drástica reforma al sistema impositivo de la agricultura podría ser una eficaz opción para la reforma agraria y una posible solución para la inelasticidad de precios de oferta de esta actividad económica. Creía que un incremento intencional de la carga impositiva a los propietarios de predios extensos y escasamente explotados podría estimular su productividad; el nuevo sistema de impuestos se elaboraría para permitir que sólo los incrementos en la producción contrarrestaran las reducciones en el ingreso disponible. Dado que no serían capaces de manejar incrementos sostenidos en la productividad muchos grandes e ineficientes terratenientes no tendrían otra opción que vender parte (o toda) su propiedad a fin de reducir su carga impositiva. Esto produciría una mayor fluidez en el mercado de la tierra y actuaría como un expediente indirecto de redistribución de la tierra en favor de una más eficiente estructura del sector agrario; por lo tanto ayudaría a transferir tierra de la oligarquía terrateniente tradicional, con raíces en la época colonial, a una más moderna clase empresarial que pudiera liberar las fuerzas de crecimiento latentes en la agricultura (véase Kaldor, 1961, pp. 74-77). Como sucedió, un impuesto según la línea de Kaldor demostró ser inoperante en países con clases terratenientes poderosas —que han logrado constantemente evitar casi cualquier tributación desde la época colonial. Sin embargo, esta misma resistencia de los terratenientes a cualquier clase de reformas fue en algunos casos contraproducente cuando, por la frustración y con una enorme presión política por parte del campesinado, algunos gobiernos progresistas optaron por una más directa reforma agraria obligatoria. Este fue el caso en Chile, donde el proceso tuvo lugar en su mayor parte durante los gobiernos de Frei y Allende a fines de los sesenta y principios de los setenta. IV. TREINTA AñOS DESPUéS Aunque escapa a los límites de este ensayo una evaluación completa de la medida en que el desarrollo de Chile desde 1956 ha confirmado las opiniones de Kaldor sobre los principales problemas económicos del país, es importante tratar de analizar, por lo menos brevemente, si la economía chilena se caracteriza todavía por los "hechos estilizados" de Kaldor y si sus recomendaciones de política aún son importantes en la actualidad. Nos concentraremos en tres puntos principales: i) la hipótesis de Kaldor de que la baja tasa de acumulación de la economía chilena se 876 EL TRIMESTRE ECONÓMICO debe a la combinación perversa de una gran parte de los ingresos de la propiedad en el ingreso nacional y la alta propensión al consumo de la clase capitalista; ü) su identificación de la agricultura como el freno importante del crecimiento económico y la principal fuente estructural de inflación, y iii) la eficacia de la reforma fiscal para la solución de estos problemas. 1. Una baja tasa de acumulación y una desigual distribución del ingreso A pesar de que la distribución del ingreso y el nivel del ahorro de diversos agentes económicos son dos de las cuestiones económicas más importantes en un país como Chile, sus estimaciones son ahora tan poco confiables como hace treinta años. Como señalamos antes, luego de la salida de Kaldor del país las cifras oficiales de la distribución del ingreso mostraban tal deterioro en la participación de los trabajadores y se tornaron por lo mismo tan controvertibles que el gobierno decidió dejar de publicarlas. Desde entonces ha habido dos grandes intentos de reconsiderarlas.^^ Por desgracia las tres series se elaboraron con metodologías y coberturas tan diferentes que toda comparación entre ellas tiene que hacerse con suma cautela. Sin embargo, pocas personas dudarán de que el ingreso está más desigualmente distribuido hoy en día que a mediados de los cincuenta, cuando Kaldor lo analizó. Las principales excepciones a esta tendencia fueron los primeros años de la administración de Frei y la época de la Unidad Popular: entre 1969 y 1972 la participación de los sueldos, los salarios y aportaciones a la seguridad social pasó de 49 a 62 % del ingreso nacional; sin embargo, esta mejora fue tan dramática y efímera como el gobierno de Allende. La otra parte del análisis de Kaldor de los problemas de acumulación de Chile fue investigar cuánto de la (alta participación del) ingreso de la clase propietaria se destinaba efectivamente al ahorro y/o la inversión. Como señalamos antes los resultados obtenidos por Kaldor fueron muy decepcionantes; las cifras para el periodo posterior a su " Hay, pues, en total tres estudios principales de la distribución del ingreso en Chile durante ese periodo. Las series de la CORFO (que cubren el periodo de 1940 a 1954, las cifras usadas por Kaldor), la primera serie de ODEPLAN y las cifras "revisadas" que elaborara el régimen militar, las Nuevas Cuentas Nacionales de ODEPLAN. Las últimas cifras han sido muy criticadas por CIEPI.AN (véase, por ejemplo, Cortázar y Marshall, 1980, y Marcel y Meller, 1986). COMENTARIO DE KALDOR 877 salida de Chile son de naturaleza similar. Durante los años sesenta, por ejemplo, el ahorro tanto de las corporaciones públicas como de las privadas ascendió apenas a 3.2 % del PNB, menos de un tercio de los recursos requeridos sólo por la depreciación. El ahorro de las familias y de las instituciones privadas no lucrativas fue de nuevo negativo: 4.2 % del PNB, cantidad mayor que el nivel del "ahorro externo" del periodo (equivalente a 3.2 % del PNB). El desahorro de las familias se aproximó a 9 % de su ingreso disponible (véase estas cifras y un análisis del ahorro negativo de las familias chilenas en King, 1971, y en nuestro apéndice estadístico). Las cifras disponibles para los últimos años muestran un cuadro similar. Entre 1979 y 1985 el ahorro bruto total del país (intei-no y externo) ascendió aproximadamente a 14 % del ingreso nacional; de este total el ahorro "corporativo y personal" aportó sólo la cuarta parte, a pesar de que estos sectores de la economía chilena se apropiaban más de las tres cuartas partes del ingreso disponible total (véase Arellano y Marfán, 1986, p. 68). Al mismo tiempo, el sector privado no financiero tenía de nuevo un ahorro negativo (ibid., p. 75; véase también Arellano y Marfán, 1987). Sin embargo, entre las numerosas cifras que podríamos citar para ilustrar este aspecto peculiar de la economía chilena es probable que la más significativa se refiera a lo ocurrido con el ahorro privado entre 1976 y 1982, años de los préstamos externos fáciles. Durante ese periodo, como la mayoría de los PMD de ingresos medianos, Chile podía obtener prestadas cantidades casi ilimitadas de fondos en los mercados financieros internacionales; como resultado la deuda externa del país creció en estos seis años de 4 722 millones de dólares a 17 553 millones, una tasa de crecimiento de 25 % anual (véase Meller, 1988a, p. 50; también Marcel y Palma, 1988). Esta gran entrada de capital externo tuvo un efecto negativo en el (ya bajo) ahorro interno. Por ejemplo, en 1981, año del auge crediticio y del llamado "milagro económico chileno" (muy elogiado en la prensa financiera del Norte) —y a pesar de una tasa de interés real de 28.7 % pagada a las cuentas de depósitos de 30 a 90 días (véase Arellano y Marfán, 1986, p. 81)—, el nivel del ahorro "corporativo y personal" llegó apenas a 1.8 % del ingreso nacional {ibid., p. 69). Al mismo tiempo, de acuerdo con los cálculos de Meller el nivel de las importaciones "excedentes" de bienes de consumo distintos de los alimentos ascendió entre 1977 y 1982 a 6 500 millones de dólares (Me- 878 EL TRIMESTRE ECONÓMICO 11er, 1988a, p. 19).^' En consecuencia, "si no hubiera sido por esta francachela de importaciones la deuda externa de Chile habría sido 31 % menor en 1985 y el país podría importar ahora 70 % más de bienes de consumo distintos de los alimentos" (Mellar, 1988a, p. 19). Así, a pesar del incremento sin precedente de la deuda externa, la inversión productiva del país ascendió en promedio sólo 15 % del PIB (véase CIEPLAN, 1988, p. 1). En efecto, aun de acuerdo con los cálculos oficiales la participación de la inversión en el PIB ha sido en los últimos quince años 25 % menor que durante los años sesenta (estadísticas del Banco Central citadas en CIEPLAN, 1988, p. 1). Como ha destacado Taylor: "la liberalización [financiera y comercial] y la distribución regresiva del ingreso no constituyeron una combinación de una política adecuada" (1987, p. 19; véase también Palma, próxima publicación). Este fenómeno confirma —si fuera necesaria alguna confirmación— la hipótesis de Kaldor de que la pobreza en Chile no se debe a la falta de recursos invertibles (nacionales y extranjeros), sino sencilla y directamente a la tendencia de los grupos de ingresos altos a despilfarrar en un consumo de lujo y dispendioso una gran parte de los recursos invertibles que pueda haber en el país. Por lo tanto, en cuanto a la primera —y probablemente la más importante— observación de Kaldor de la economía chilena, los pasados treinta años han tendido de manera clara a confirmar su hipótesis: en efecto, parece más obvia ahora que durante la visita de Kaldor." 2. El efecto del desarrollo agrícola en el crecimiento y la inflación Es probable que la inflación, y el papel de la agricultura como su principal fuente "estructural", sea la diferencia principal entre el Chile de hoy y el de la época de la visita de Kaldor. Primero, la inflación no 1'' Las importaciones "excedentes" de bienes de consumo no alimenticios son las importaciones que exceden el nivel que se habría alcanzado si estas importaciones hubieran crecido "sólo a una tasa de 10% (real) por año". Ffrench-Davis y De Gregorio (1986) obtuvieron una cifra similar usando supuestos y metodología diferentes. 18 Resulta sorprendente que los partidos progresistas no se ocuparan de estas cuestiones durante largo tiempo. En efecto la izquierda, desarrollada en la tradición de la escuela de la dependencia, imputaba la mayor parte de la responsabilidad del estancamiento y la desigualdad (si no es que toda) a la explotación extranjera. Y cuando se analizaba la actuación poco satisfactoria de la clase capitalista nacional se la asociaba simplemente al círculo vicioso de la dependencia y el subdesarrollo; véase Palma (1978). En consecuencia, la izquierda prefería que se cambiara todo el sistema de la propiedad, sin ningún interés real en "meras" reformas fiscales radicales. COMENTARIO DE KALDOR 879 ha continuado oscilando dentro de cierto intervalo "'normal" sino que ha presentado grandes fluctuaciones, incluido un periodo de hiperinflación entre 1972 y 1974. Segundo, la agricultura no parece ser ahora una fuente de presión inflacionaria tan importante como a mediados de los años cincuenta. Como se vio antes, en el periodo de Allende una fuerte presión ascendente inicial sobre los precios surgió del conflicto distributivo y de la demanda excedente, en particular en el caso de los productos agrícolas; a su vez la indización desempeñó un papel importante como mecanismo de propagación, de modo que los aumentos de precios se realimentaban con rapidez. Sumados a los disturbios políticos estos fenómenos llevaron los aumentos de precios hasta cerca de 500 % en 1973. Después del golpe de Estado el régimen de Pinochet implantó estrictas políticas ortodoxas de estabilización reduciendo de manera drástica la demanda agregada. En consecuencia, la inflación descendió hasta 35 % al bajar a la mitad cada año durante un periodo de cuatro años." Sin embargo, tras el "éxito" inicial la inflación se ha negado tercamente a bajar más. A pesar de más de diez años de constantes esfuerzos ortodoxos para reducirla ésta continúa fluctuando alrededor de 20 por ciento. Mientras tanto la agricultura ha experimentado un proceso de transformación radical (véase por ejemplo De Janvry, 1981; Muñoz y Ortega, 1987, y Ortega, 1987).^° En consecuencia, en el campo ha ocurrido una penetración importante de las relaciones de producción capitalistas. Aunque no han sido muy impresionantes las tasas de crecimiento agregado de este sector (1.2 % anual entre 1970 y 1985, o 1.5 % entre 1974 y 1985; véase Marcel y Meller, 1986, p. 126) —y son sólo marginalmente más altas que el 1.1 % del periodo de Kaldor (véase Kaldor, 1956b, p. 243)— por lo menos la agricultura se ha desempeñado mejor que la industria manufacturera, cuyo producto ha bajado 8 % durante esos años (véase Cortázar y Meller, 1987, p. 7). Además, la agricultura se ha transformado en los recién pasados años en una fuente importante de divisas para el país (véase por ejemplo Cruz y Leiva, 1987, y Cruz, 1987). 1^ Sin embargo, como ha señalado Taylor. "en el camino la tasa de crecimiento fue de —13% en 1975, los salarios reales bajaron 30% en 1977 y (contando a las personas subsidiadas í el desempleo afectaba a la cuarta parte de la fuerza de trabajo. Chile era un éxito parcial para la anticuada estabilización monetarista a costa de crear una economía estancada" (1987. p. 17). 2" Gracias a la reforma agraria de Frei y .Allende los predios con más de 64 hectáreas "de riego básico" ocupaban en 1979 21 % de la tierra agrícola, mientras que los predios de más de 80 hectáreas ocupaban .55% de la tierra aarícola en 1965. Véasp en la nota 14 la porción mucho mayor de los grandes predios señalada por Kaldor en un periodo anterior. 880 EL TRIMESTRE ECONÓMICO Además, los salarios reales medios de toda la economía han bajado 18 % entre 1970 y 1985 (Cortázar y Meller, 1987, p. 7), de modo que el valor real del salario mínimo alcanzaba en 1987 apenas el 56 % de su nivel de 1981, mientras que los subsidios familiares equivalían a 40 % de dicho nivel en ese año (Ffrench-Davis, 1988, p. 39; Chile tiene ahora uno de los salarios mínimos más bajos de la América Latina; véase CIEPLAN, 1988, p. 4). Al mismo tiempo el empleo ha permanecido estancado en ese periodo (Cortázar y Meller, 1987, p. 7). Por lo tanto, no es sorprendente que incluso de acuerdo con las estadísticas oficiales el consumo per capita haya bajado 8 % entre 1970 y 1987 (cifras del Banco Central citadas en CIEPLAN, 1988, p. 3). Tomando en cuenta todos estos hechos —y la política de liberalización del comercio exterior— es fácil entender por qué la agricultura no desempeña ahora el mismo papel inflacionario que en la época de la visita de Kaldor al país. Por una parte se ha reducido considerablemente la demanda agregada de productos agrícolas; por la otra, una liberalización completa de las importaciones,''^ y una agricultura nacional más sensible a los precios han disminuido las restricciones del producto con las que este sector solía frenar el crecimiento económico. Todos estos factores han alterado de modo radical el papel de la agricultura en la inflación.^^ Por lo tanto, si se buscan ahora las fuentes "iniciales" o "primarias" de la inflación para explicar el fracaso de las políticas monetaristas en erradicar la inflación después de quince años de aplicación constante, se tendrían que examinar otros sectores de la economía. El candidato obvio sería el sector externo, en particular la política de devaluaciones continuas que se requiere para crear el excedente de balanza de pagos necesario para el servicio de la deuda externa. 3. La evolución del sistema tributario La reforma fiscal fue una de las principales recomendaciones de Kaldor para los PMD en materia de política. Como señalamos antes, con21 Kaldor y Kalecki usaron principalmente modelos de economía cerrada, y cuando analizaron las economías abiertas tendieron a suponer (de manera implícita o explícita) un valor de las exportaciones relativamente estancado o bien significativas restricciones cuantitativas para la importación de productos básicos. Ninguna de estas situaciones caracteriza a la economía chilena de los pasados 15 años: no hay restricciones a la importación de productos básicos (fuera de un arancel fijo de 10%) y las exportaciones crecieron a una tasa media anual de 8% entre 1974 y 1987 (véase CIEPLAN, 1988, p. 2). 22 Sin embargo, resulta difícil pronosticar lo que podría ocurrir con la relación entre la COMENTARIO DE KALDOR 881 cebía primordialmente la reforma fiscal como un instrumento para la transformación del sector público en un agente dinámico de desarrollo y para el establecimiento de un sistema adecuado de incentivos y regulaciones. Además, Kaldor pensaba que una reforma fiscal adecuada podría hacer una contribución básica a la elevación del ahorro agregado y servir como instrumento para cambios estructurales en los sectores atrasados de la economía que frenaba el desarrollo económico (en el caso de la tenencia de la tierra). Por desgracia, en el caso de Chile Kaldor no formuló recomendaciones de política tan concretas como las que hizo para otros PMD que solicitaron su asesoría específica sobre este tema. Sin embargo, por su análisis de la economía chilena, su trabajo sobre el papel de la tributación en el desarrollo económico y las reformas impositivas que sugirió para otros países en desarrollo (véase Kaldor, 1980) podemos suponer con confianza que los elementos principales de una reforma impositiva de acuerdo con los lincamientos "kaldorianos" habría incluido: i) una reforma de los impuestos directos para transformarlos en un sistema global y uniforme para los ingresos provenientes de todas las fuentes, con una escala progresiva pero con una tasa marginal máxima relativamente baja para reducir el incentivo de la evasión; ii) la creación de un sistema de impuestos indirectos más eficientes y menos distorsionantes que el impuesto a las ventas vigente en Chile en la época de su visita; " iii) la introducción de mecanismos de ajuste de la inflación en todos los impuestos directos a fin de evitar la erosión de las recaudaciones, y iv) una transformación radical del régimen fiscal de la agricultura para aumentar la carga de las rentas y discriminar contra las fincas grandes e ineficientemente explotadas. El sistema fiscal chileno, aunque es obvio que difería de manera considerable del modelo de Kaldor en la época de su visita, es probable que estuviese más desarrollado que el de otros PMD que habían sido asesorados por él. La principal desventaja del sistema chileno era su ineficiencia, ya que las recaudaciones por la exportación del cobre habían facilitado la multiplicación de las exenciones y habían pospuesto la modernización requerida (véase Ffrench-Davis, 1972, pp. 153-158, y Arellano y Marfán, 1987, pp. 139-144). agricultura, la inflación y el crecimiento si Chile volviera a una economía fy una sociedad) más civilizada en la que los salarios reales y el empleo recuperaran el terreno perdido en los pasados 15 ar~i0s. ^^ El impuesto a las ventas se introdujo en 1954. Antes de esa fecha las transacciones internas casi no se gravaban. 882 EL TRIMESTRE ECONÓMICO Desde la visita de Kaldor en 1956 hasta fines de los años setenta no hubo ningún cambio radical en el sistema impositivo. El gobierno de Alessandri (1958-1964) intentó algunas reformas fiscales para proporcionar incentivos a la inversión privada por medio de la reducción de la carga impositiva a las empresas, y los gobiernos de la Democracia Cristiana y de la Unidad Popular (1964-1970 y 1970-1973, respectivamente) trataron de realizar cambios estructurales que propiciaron una democratización de la sociedad y la economía. Dado que las más ambiciosas propuestas de reforma impositiva encontraron una fuerte oposición en el Congreso, sólo se pudieron implantar cambios administrativos y modificaciones parciales. La administración de Frei (1964-1970) elaboró un programa completo de reformas fiscales que incluía hasta cambios constitucionales tendientes a ampliar el control del Ejecutivo sobre la política económica." Sin embargo, el gobierno chocó con el estrato conservador, así como con la izquierda, de modo que no pudo lograr la aprobación de muchas de sus propuestas originales por el Congreso. Por su parte, la Unidad Popular no tenía planes específicos sobre la materia cuando llegó al poder en 1970 al suponer que su vasto programa de nacionalizaciones pondría el excedente de las empresas privadas más rentables a disposición del sector público. Lo que ocurrió fue que sólo la nacionalización de las minas de cobre propiedad de transnacionales estadunidenses alcanzó este objetivo, ya que puso a disposición del sector público el total de excedente derivado de las exportaciones del cobre.^° Entre los más importantes cambios en el sistema impositivo que tuvieron lugar en el periodo 1956-1973 estaban la simplificación gradual de la tributación directa y la introducción de nuevos impuestos indirectos. En el primer caso se eliminaron muchas distorsiones, se simplificó ^* Respecto a las cuestiones fiscales, estas reformas constitucionales (cuando fueron finalmente aprobadas en 1970) daban al Ejecutivo mayor poder para aumentar el gasto público. El Congreso sólo podía especificar "indicaciones" al presupuesto anual del gobierno, y verificar que los gastos incrementados tuvieran un financiamiento apropiado. Esta reforma era de particular importancia en Chile, ya que los congresistas habían usado con frecuencia el financiamiento fiscal como un arma política contra el Ejecutivo. 25 El déficit del gobierno central aumentó de 3 % del PIB en 1970 a 10 % en 1971, 12% en 1972 y 21 % en 1973. Las empresas públicas —incluidas la de nacionalización reciente pero excluido el cobre— afrontaban también un creciente desequilibrio financiero y en 1972 excedía su déficit total al del gobierno central. Sin embargo, es importante considerar este problema dentro del contexto de los disturbios económicos de los tres años del gobierno de Allende, y de la guerra política y económica desatada por la oligarquía chilena, la burguesía industrial y el gobierno de Richard Nixon contra un gobierno socialista que veían como una gran amenaza para sus intereses creados. Véase en Palma (1973) un análisis de las políticas económicas del gobierno de la Unidad Popular, y un análisis de los desarrollos políticos y económicos del periodo en De Vylder (1979). COMENTARIO DE KALDOR 883 el sistema "cedular" en la reforma de 1964 y se facilitó la protección de la recaudación respecto a la inflación con la introducción del sistema PAYE en 1972. En cuanto a la tributación indirecta, se introdujo un impuesto sobre las transacciones internas poco después de la visita de Kaldor en la forma de un impuesto a la compra-venta. A pesar de las crecientes críticas formuladas contra dicho impuesto por sus efectos económicos distorsionantes,^' éste se convirtió en la fuente de recaudación más importante —aportaba más de dos tercios del total de la recaudación pública derivada de fuentes distintas de las exportaciones— y todas las modificaciones hechas hasta 1970 sólo trataban de incrementar su tasa. Sin embargo, durante el gobierno de Allende se transformó en un impuesto al mayoreo aplicado a un número relativamente reducido de grandes productores. Esto tenía la ventaja de limitar la evasión fiscal y eliminar el nocivo efecto "en cascada" del impuesto a las ventas, de modo que la base gravable cambió de manera efectiva hacia el valor agregado. El gobierno prefería claramente el impuesto al mayoreo al impuesto directo al valor agregado (IVA)," en virtud de que el primero era mucho más compatible con la política distributiva del gobierno. En términos reales las recaudaciones fiscales por conceptos diferentes del cobre aumentaron sostenidamente durante ese periodo a un promedio de 5 % anual, de modo que aumentaron su proporción del PIB de 13 a 18.6 % entre principios de los años sesenta y principios del decenio siguiente. La mayor parte de este incremento se debió al crecimiento de la recaudación proveniente de los impuestos indirectos. El esfuerzo más importante para cambiar la estructura del sistema fiscal durante esos tres decenios (además de la nacionalización del cobre) fue la introducción de un impuesto a la riqueza por el gobierno demócrata cristiano en 1965. Este gobierno tuvo que superar una feroz oposición de los sectores conservadores del Congreso pero contó con el apoyo de la izquierda. Después de un duro regateo se aprobó el impuesto con tantas modificaciones que su eficacia fue grandemente minada y su *• Estas distorsiones provenían de la aplicación del impuesto a cada una de las etapas de la produción y la distribución: el llamado "efecto de cascada". Esto generaba una distribución irracional de la carga efectiva sobre diferentes productos, lo que estimulaba la integración vertical y hacía casi imposible la aplicación de políticas de devolución para las exportaciones. Además, este tipo de impuesto resultaba muy difícil de verificar, lo que estimula la evafión. Véase en Goode (1980) una evaluación de e-ste impuesto, así como de los otros sistemas de impuestos indirectos de los PMD. 2' Kaldor había apoyado con entusiasmo el IVA —contra la opinión de muchos expertos latinoamericanos— en la Conferencia sobre Tributación en la América Latina organizada por CEPAI./BID/OEA en Santiago (véase Kaldor, l%4c). La introducción de este impuesto se incluyó en el Manifiesto de la Democracia Cristiana de la elección presidencial de 1970. 884 EL TRIMESTRE ECONÓMICO recaudación efectiva resultaba sin importancia: solo aportó 0.5 % del total de la recaudación durante los años en que se aplicó. El equipo económico ortodoxo del régimen militar que tomó el poder tras el golpe de Estado de 1973 trató de integrar las numerosas reformas que se habían introducido poco a poco durante los veinte años anteriores e introdujo algunas reformas nuevas. Como resultado en 1975 hubo una reforma general de la tributación. Se eliminaron el impuesto a la riqueza y la mayor parte de las exenciones del impuesto al ingreso, y el impuesto a las ventas al mayoreo fue sustituido por un IVA de amplia cobertura (véase Marcel, 1988, y Arellano y Marfán, 1987). Más tarde, el sector público y las empresas públicas se incorporaron al sistema como contribuyentes y en 1981 empezó el gobierno a reducir los impuestos directos. Sin embargo, estas reducciones hubieron de ser derogadas en 1983 en vista de la severidad de la crisis económica comenzada el año anterior, la peor desde los años treinta. Al mismo tiempo se privatizó el sistema de seguridad social, lo que agregó un peso enorme al presupuesto durante el largo periodo de transición. Como se agudizaba la crisis de 1982 el régimen militar tuvo que posponer sus propuestas de reforma más radicales hasta 1984, cuando se implantó una nueva reforma impositiva. Era este un esfuerzo por transformar el impuesto al ingreso vigente en un impuesto al gasto —citando nada menos que la autoridad de Kaldor.'* Sin embargo, los cambios implicados apuntaban en una dirección diferente de la reforma predilecta de Kaldor y en realidad equivalían a un estímulo para la compra de activos financieros ya existentes. Como sería de esperarse en tal régimen la reforma redujo también la carga efectiva de los impuestos directos a los grupos de ingresos más altos.^° En total la reforma implicaba una reducción de 400 millones de dólares en la recaudación pública. Desde 1985 esta reforma y otras reducciones fiscales han sido financiadas con los ingresos provenientes de la privatización de empresas públicas —¡y el régimen militar se ha esforzado al máximo por destacar las semejanzas de estas políticas con las del gobierno de la señora Tatcher! En 1987 llegaba ya a cerca de 700 millones de dólares el ingreso por la venta de compañías públicas. Así pues, el sistema impositivo chileno todavía parece al finalizar 25 Véase la carta de Kaldor a Alfonso Santa Cruz, antes mencionada, en cuanto a su asombro por el hecho de que su nombre pudiera ser mencionado por tal régimen para juatificar una reforma fiscal. ^* A resultas de esta reforma los contribuyentes del estrato de ingresos más altos aumentaron su ingreso disponible en 40 "Tr. Quienes ganaban menos de 250 dólares por mes obtenían un beneficio insignificante. Véase un análisis de la reforma de 1984 en Marfán (19871 COMENTARIO DE KALDOR 885 los años ochenta básicamente distinto del sistema prevaleciente en la época de la visita de Kaldor. Los cambios más eficaces ocurrieron en la tributación indirecta, donde el IVA se convirtió en un impuesto muy eficiente y una fuente regular de ingresos públicos. Además, las finanzas públicas se han indizado plenamente a la inflación. Se ha simplificado la tributación directa, pero su carga se ha reducido en beneficio casi exclusivo de los sectores más ricos de la población como resultado del carácter ortodoxo de la política económica del gobierno militar. El único sector impermeable a todos los cambios impositivos ha sido el de la agricultura. Su régimen fiscal todavía es tan inadecuado como siempre, aun cuando la reforma agraria de 1965-1972 produjo una importante transformación estructural de este sector, con una grande redistribución de la tierra que ni siquiera el régimen militar pudo ignorar. En el pasado decenio este sector ha aumentado considerablemente su rentabilidad y se ha convertido en una fuente importante de divisas para el país. Por lo tanto, no hay ninguna razón —si es que alguna vez la hubo— para conservar un régimen tributario tan atrasado en este sector. En 1956 Kaldor trazó una reforma fiscal para Chile que en esencia proponía que se gravara el excedente que la clase propietaria estaba despilfarrando en consumo de lujo, de modo que el país pudiera incrementar por medio de la inversión pública su tasa de acumulación extremadamente baja. Al mismo tiempo propuso que se proyectara un nuevo sistema fiscal para estimular cambios estructurales en el sector agrícola. Treinta años después, a pesar de los numerosos cambios en el sistema tributario, la primera tarea aún es tan importante y necesaria como en 1956. Por lo que respecta a la segunda, a pesar de importantes incrementos de la productividad en el sector agrícola el sistema impositivo (casi inexistente) de este sector permanece tan atrasado como en los años cincuenta, o en realidad tan deficiente como lo ha sido desde la época colonial (véase un análisis del sistema fiscal de la agricultura durante el siglo XIX en Palma, 1979, y durante los años veinte y los treinta en Palma, 1986). V. ALGUNAS OBSERVACIONES FINALES Se requiere una calidad particular para que una persona pueda visitar por breve tiempo un país que nunca ha sido tema de su investigación y escriba en pocas semanas uno de los ensayos más perspicaces que se hayan escrito jamás acerca de sus problemas económico*. Quienes tuvi- 886 EL TRIMESTRE ECONÓMICO mos la fortuna de conocer a Kaldor no nos sorprendemos ante su capacidad para hacer justamente eso. Al mismo tiempo resulta deprimente advertir que treinta años después la mayoría de sus propuestas políticas están todavía en la agenda. Sin embargo, quienes están familiarizados con el mundo en desarrollo saben muy bien que no parece haber nada más resistente al cambio que una formación social en el Sur. Los economistas clásicos desde Adam Smith hasta Karl Marx creían con firmeza que el capitalismo —que había sido capaz de cambiar de manera drástica el anden régime de Europa en un lapso relativamente breve— transformaría con facilidad las sociedades emergentes en el mundo en desarrollo. Este modo de producción ha sido hasta ahora capaz de desarrollar las fuerzas productivas de estas sociedades, pero este desarrollo ha afrontado dificultades enormes para inducir algunas de las otras transformaciones que se esperaban de él: las de la composición de las fuerzas productivas, la asignación de recursos, las relaciones de clase y el carácter del Estado, es decir, las transformaciones en las diversas estructuras de estas sociedades que en muchos casos eran necesarias para su propio continuo desarrollo económico. Sin embargo, aun si el artículo de Kaldor de 1956 no ha influido aún en las políticas económicas chilenas en la forma en que obviamente lo debía haber hecho, éste cuando menos tuvo una influencia significativa en la bibliografía del desarrollo, sobre todo al refutar la idea de que el empeoramiento de la distribución del ingreso es una condición necesaria para el crecimiento en los países en desarrollo. Es claro que las clases propietarias de la mayoría de los países en desarrollo —y ciertamente las de Chile— no están satisfechas con disponer para su propio consumo de la misma cantidad relativa de recuros que sus similares de los países industriales: persisten en tratar de tener la misma cantidad absoluta. En efecto, es posible que no sean muy refinados en sus formas de producción —o en su política— pero ciertamente lo son en su consumo. Es probable que se requiera algo más que la razón o la lógica, así sean del calibre de las de Kaldor, para cambiar el "discreto encanto" de este tipo de burguesía. APéNDICE I. FUENTES ESTADíSTICAS Desde que Kaldor ercribió su ensayo ha habido ásperas controversias acerca de la calidad de las fuentes estadísticas que usó en su análisis de la economía chilena. COMENTARIO DE KALDOR 887 Como señalamos antes, Kaldor fue el primer economista que usó las ¡irimeras Cuentas Nacionales (todavía inéditas) (cORFO, 1957). Su conclusión más controvertible descansaba en las cifras del aborro y de la distribución del ingreso de las Cuentas Nacionales, que contenían algunos de los cálculos menos confiables.^" De acuerdo con la metodología de la CORFO el ahorro personal se obtenía como residuo entre la inversión bruta y la suma del ahorro de las empresas y del gobierno, así como el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos.^^ En virtud de este procedimiento los errores en la estimación de cualesquiera de estos términos se reflejaría en la cifra del ahorro personal,^^ de la que se desconfiaba sobre todo debido a su persistente valor negativo durante el periodo cubierto por las cuentas.'^ Sin embargo, obtener la cifra del ahorro personal como residuo es una práctica común en el cálculo de las Cuentas Nacionales. Lo que no se ha demostrado aún es por qué no sería esto en especial desorientador en el caso de Chile. Una corrección experimental de las cifras de Kaldor sobre la base de algunas de las críticas y los supuestos de Mamalakis, de nuestros propios supuestos y de la nueva información disponible ahora para el sector público muestra la sensibilidad de las cifras del ahorro privado. De acuerdo con nuestros cálculos la propensión media al ahorro del ingreso de la propiedad después de impuestos en 1952-1954. aumentaría del 26 % estimado por Kaldor ^* a 31.7 %, si se ajustan como se sugirió antes la inversión bruta, las reservas de depreciación, la recaudación fiscal y los tipos de cambio. Pero esta cifra de 31.7 % es todavía de me'■° Estas cifras y las Cuentas Nacionales en general tuvieron una fuerte crítica a resultas do la naturaleza controvertible del ensayo de Kaldor y del debate que siguió al fracaso del programa de estabilización de Klein-Saks antes mencionado. Como consecuencia de este debate el gobierno dejó de elaborar cálculos de la distribución del ingreso, siguiendo la conocida política de que siempre es más fácil "matar al mensajero de las malas nuevas" que hacer algo respecto a ellas. -^ Véase Mamalakis (1976), pp. 323-339. De acuerdo con el autor esta estimación se ajustó luego con la metodología de la CORFO para equilibrar la cuenta del ingreso y el gasto personal. '^ Por ejemplo, se hicieron varias críticas a las cifras de la CORFO. Primero, se creía que la cifra de la inversión bruta estaba subestimada debido a la exclusión de algunos renglones tales como la inversión no monetaria (sobre todo en el sector agrícola) y la reparación y adaptación de la maquinaria (que sólo se incluían si se extendía su vida útil), y a que el tipo de cambio subvaluado de Chile subestimaría el valor de las importaciones de bienes de capital en moneda nacional. Segundo, la medida del ahorro público carecía de cierto ajuste por la tributación implícita de las compañías mineras extranjeras mediante la aplicación de tipos de cambio diferenciados y la distribución del pago de los impuestos a lo largo del año, ya que el retraso de los pagos efectivos implicaba una pérdida considerable de ingreso real para el srctor público. Por último, lo que quizá sea más importante, se creía que las estimaciones de la depreciación estaban claramente sobrestimadas. Sobre estas cuestiones véase en particular Mamalakis (1976, cap. 13) y Lundhal (s.f.). '^ De acuerdo con las Cuentas Nacionales de la CORFO el ahorro personal fue positivo sólo durante cuatro años del periodo de 1910 a 1954. '* Hemos revisado la cifra de Kaldor para la propensión media a] ahorro de la clase propietaria financiado con sus ingresos después de impuestos en el periodo 1952-1954, usando su propia metodología, y hemos obtenido una cifra ligeramente diferente de la de él. Obtuvimos una cifra de 27.3 Cr —por oposición al 26 Cr de Kaldor. Es probable que la pequeña diferencia se deba simplemente a algún supuesto en los cálculos y que no altera en modo algimo la importancia de los hallazgos de Kaldor. 888 EL TRIMESTRE ECONÓMICO nos de dos tercios del nivel de 48 % del Reino Unido, el que usara Kaklor como punto de referencia. Otro esfuerzo importante por corregir las cifras de Kaldor (y las de la CORFO) íue el de Lundhal (s.f.)) quien también basó sus cálculos en algunos de los supuestos de Manialakis (en particular los de 1976) y estimó de nuevo las cifras de todo el periodo cubierto por las series de la CORFO 1940-1951. Lundhal obtuvo una propensión mediana al ahorro del ingreso de la propiedad después de impuestos de 39.4 % para el periodo de catorce años. Pero su valor mediano para el periodo 1952-1954 —el que utilizara Kaldor en sus cálculos— sólo llega a 24.4 %. Esta cifra es efectivamente menor que la de 26% (promedio) encontrada por Kaldor y que la mediana de 28.6 % y el promedio de 31.7 % halladas en nuestras cifras ajustadas para esos años. Sin embargo, las cifras de Lundhal (al igual que las nuestras) presentan fluctuaciones anuales absurdamente amplias. Por esta razón, como lo reconoce el propio Lundhal, no deberían tomarse "muy en serio"" (si se consideran de manera separada) (Lundhal, p. 13). Por lo tanto, es obvio que una corrección de las estadísticas en los términos de Mamalakis, de Lundhal o de nosotros (o con otros supuestos), resulta muy tentativa y puramente especulativa, y que no es un verdadero sustituto para la investigación que produzca mejor información directa sobre el tema. Mientras tanto, el peso de la información disponible para ese periodo, y más aún para años recientes, sigue apoyando firmemente a Kaldor. Además, el ahorro privado —a pesar de todas las críticas y de las continuas correcciones de las Cuentas Nacionales por parte de los gobiernos de muy diversas orientaciones políticas—- ha pci-manecido negativo durante largos periodos. Este fenómeno no carece de cierto apoyo de comportamiento. Por ejemplo, por lo menos hasta mediados de los años sesenta, y de nuevo durante el gobierno de Allende en 1970-1973, la presencia de tasas de interés real negativas estimulaba una gran cantidad de deuda del sector privado y reducía el valor real de los pagos de préstamos. Además, el proceso inflacionario, así como las incertidumbres de la política económica en Chile, dirigían probablemente una porción considerable del ahorro potencial hacia la adquisición de bienes de consumo duraderos (incluidos corno "consumo" en las Cuentas Nacionales), o hacia la especulación y el atesoramiento de divisas. A su vez los bienes raíces serían otro importante sumidero de ahorro potencial. Enero ái ¡989 COMENTARIO DE KALDOR APéNDICE CUADRO 889 II Al. Ingreso y ahorro, 1952-1954 (Millones de dólares de 1985) " Ingreso personal Sueldos y salarios Cuenta propia Ingresos de la propiedad Carga fiscal (porcentaje) Sueldos y salarios Cuenta propia Ingresos de la propiedad Ingreso personal después de impuestos Sueldos y salarios Cuenta propia Ingresos de la propiedad Ahorro privado Ahorro personal Ahorro de las empresas Total del ahorro privado Ahorro por fuente de ingreso Sueldos y salarios •» Cuenta propia '' Ingresos de la propiedad Propensión al ahorro de i) Ingresos después de impuestos Sueldos y salarios" Cuenta propia *> Ingresos de la propiedad ii) Ingreso bruto Sueldos y salarios Cuenta propia Ingresos de la propiedad Correcciones ' Depreciación sobrestimada "^ Tributación no registrada de las compañías mineras ^ Ahorro bruto subestimado ' Ingreso bruto ajustado Sueldos y salarios Cuenta propia Tnsrre^os de la propiedad 1952 1953 1954 3 071 1532 2 418 3 093 1444 2 402 2 964 1366 2 287 15.6 11.5 18.2 15.6 11.9 15.6 16.9 13.3 17.6 2 592 1356 1978 2 610 1273 2 028 2 464 1 18,3 1885 —518 1083 565 212 1449 1661 —942 910 —32 0 68 497 0 64 1597 0 59 -91 0.0 5.0 25.1 0.0 5.0 78.7 0.0 5.0 -4.8 0.0 4.4 20.6 0.0 4.4 66.5 0.0 4.4 -4.0 191 174 165 65 61 42 56 24 53 3 071 1532 2 227 3 093 1444 2 228 2 964 1366 2 121 890 EL TRIMESTRE ECONÓMICO CUADRO Al (conclusión) 1952 Tributación ajustada Sueldos y salarios Cuenta propia Ingresos de la propiedad Ingreso ajustado después de impuestos Sueldos y salarios Cuenta propia Ingresos de la propiedad Ahorro privado ajustado Ahorro personal Ahorro de las empresas Total del ahorro privado Ahorro corregido por grupos de ingreso Sueldos y salarios'' Cuenta propia ^ Ingresos de la propiedad 1953 1954 478 176 506 483 172 417 500 181 425 2 592 1356 1722 2 610 1273 1812 2 464 1185 1696 -331 400 —747 892 561 1274 1674 744 -3 0 68 493 0 64 1610 0 59 -62 Propensión al ahorro de i) Ingreso después de impuestos (corregido) Sueldos y salarios ** Cuenta propia " Ingresos de la propiedad ii) Ingreso bruto (corregido) Sueldos y salarios Cuenta propia Ingresos de la propiedad 0.0 5.0 0.0 5.0 0.0 5.0 28.6 88.8 -3.6 0.0 4.4 0.0 4.4 0.0 4.4 22.1 72.3 —2.9 FUENTES: Adaptado de Kaldor (1956), CORFO (1957) y Mamalakis (1976). ■ Pesos convertidos a dólares y corregidos por el índice de precios al mayoreo de los Estados Unidos. b Kaldor supuso estas propensiones al ahorro. c Supone una sobrestimación de la depreciación de 25 por ciento. ^ Corresponde a la recaudación no presupuestaria proveniente de las compañías mineraí; debido a ]a aplicación de tipos de cambio diferenciados. Este impuesto implícito, sin embargo, se incluye parcialmente en las Cuentas Nacionales mediante la aplicación de un solo tipo de cambio obtenido como promedio ponderado de los tipos de cambio efectivos a todos los valores en monedas extranjeras. De acuerdo con la correspondencia de Kaldor cerca del 22 % de la diferencia con los valores obtenidos mediante una metodología de paridad del tipo de cambio habría quedado fuera de este ajuste. Por lo tanto hemos aplicado esta tasa a las estimaciones originales de la tributación implícita. * El 8 % del ahorro bruto. Esta cifra surge de la comparación de las cuentas a precios corrientes de CORFO y ODEPi.AN-Banco Central. 891 COMENTARIO DE KALDOR CUADRO A2. Ingreso y aJiorro: Promedio 1952-1954 (Millones (le pesos a precio corriente) Después del impuesto personal Sueldos y salarios Cuenta propia Ingresos de la propiedad Ahorro privado Ahorro personal Ahorro de las empresas Total del ahorro privado Serie de Kaldor Serie ajustada 134 895 66 365 103 597 134 895 66 365 92 358 -27 200 58 833 31633 — 17 037 49 608 32 571 Propensión media al ahorro del ingreso después de impuestos " Sueldos y salarios Cuenta propia Ingresos de la propiedad 0.0 5.0 0.0 5.0 27.3 31.7 Propensión media al ahorro del ingreso bruto Sueldos y salarios Cuenta propia Ingresos de la propiedad 0.0 4.4 0.0 4.4 22.7 25.3 FUENTES Y SUPUESTOS: LOS del cuadro Al. ■ Es obvio que los promedios de las cifras a precios corrientes son distintos de los promedios en dólares de 1985. REFERENCIAS BIBLIOGRáFICAS Ahumada, J. (1958), En vez de la miseria, Santiago, Editorial del Pacífico. Arellano, J. P., y M. 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