La pobreza: una cachetada en el rostro a las dos castas neoliberales

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El Clarí-n de Chile
La pobreza: una cachetada en el rostro a las dos castas neoliberales
autor Rafael Luís Gumucio Rivas
2010-07-19 19:32:05
Nada más torpe que el optimismo de las oligarquÃ-as. Antes de la encuesta Casen, de 2009, nos querÃ-an convencer de
que Chile serÃ-a un paÃ-s desarrollado en el año 2018 – fecha de nuestra verdadera Independencia-; bastó que se
dieran a conocer los resultados de esa encuesta para que cayera, por su propio peso, tan cándido presagio.Â
El hecho de que en Chile un alto porcentaje de la población sean pobres no es ninguna novedad: ya, en 1910, el
apóstol LuÃ-s Emilio Recabarren, en Ricos y pobres, mostraba el desolador panorama de la miseria. Tanto en el
Centenario, como en el Bicentenario, las castas en el poder no sólo demuestran insensibilidad, sino que también su
desnudez, respecto al alejamiento de la sociedad civil.
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La canasta básica que se aplica en la encuesta Casen data del año 1987, da una visión distorsionada de la realidad
de la pobreza, pues no considera la inflación y, por lógica, los cambios producidos desde esa época hasta nuestros
dÃ-as. Si la canasta básica se adecuara al año 2009, el número de pobres ascenderÃ-a, aproximadamente, a cuatro
millones de personas, y el porcentaje de 15,1% a 30%.
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Las cifras hablan por sÃ- mismas: 2.634.000 de personas entre pobres e indigentes – dos millones y 634,
respectivamente-; de 2006 a 2009 el número de pobres aumentó en 355.000 personas. El presidente Piñera en su
discurso, desde el Palacio de La Moneda, culpó a la ineficacia y corrupción del anterior gobierno el desalentador
resultado con respecto a la pobreza. A su vez, la Concertación, sin ninguna capacidad de autocrÃ-tica, lo justifica con la
crisis económica de los años 2008-2009, que arrojaron un crecimiento negativo e Ã-ndices de cesantÃ-a superiores a
los dos dÃ-gitos. La canasta de alimentos, por la cual se miden los resultados de los Ã-ndices de pobreza, tuvo un
crecimiento exponencial durante ese perÃ-odo. A nadie puede extrañarle que unos y otros utilicen la pobreza como
tema polÃ-tico, pues no hay nada más polÃ-tico que la pobreza misma.
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¿Quiénes son los pobres? Representan más que un mero dato estadÃ-stico: son ciudadanos inicuamente atropellados y
maltratados; la pobreza es uno de los más violentos atropellos a los derechos humanos, y su existencia y persistencia
constituye un baldón moral para toda la sociedad y, sobre todo, para las castas polÃ-ticas en el poder, que han
demostrado verdadera incapacidad para combatirla.
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En primer lugar, la pobreza se localiza en algunas provincias, en especial en la zona sur, que va de la región del Maule
hasta la de los RÃ-os; la novena región, La AraucanÃ-a, tiene un 27% de la población en estado de pobreza; la región
del BÃ-o BÃ-o, un 21%; la región del Maule, 20,8%. Santiago mantiene un 11%, y las provincias con menor Ã-ndice de
pobreza están concentradas en Punta Arenas, un 9,3% y Antofagasta, 8%. Este predominio de Santiago sobre las
regiones sigue demostrando que Chile ha fracasado, radicalmente, en el desafÃ-o de la regionalización y
descentralización del poder. El régimen chileno, además de “monárquico―, sigue siendo monstruosamente
desmembrado y centralizado.
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La encuesta Casen demuestra que la tarea de iniciar un proceso de federalismo es más urgente que nunca: es
imposible eliminar la indigencia y la pobreza si no se interviene ya, eliminando la institución de intendentes –designados
por el presidente de la república- y consejeros regionales, que no representan a nadie; ambos cargos deben emanar de
la soberanÃ-a popular; además, deben asignarse importantes recursos a las regiones que, en la actualidad, tienen
alarmantes Ã-ndices de pobreza que, seguramente, se ha multiplicado como consecuencia del terremoto y maremoto del
27 de febrero último. En el caso de estas provincias del sur, muchas de ellas dependen de un solo producto: por
ejemplo, la AraucanÃ-a, de la madera, y las de más al sur, de la industria salmonera; basta que su producción se
deprima  para condenar a la población a la cesantÃ-a.
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Los niños y los jóvenes constituyen el sector etario más castigado por la pobreza: de cero a tres años, 24,5%, y de
cuatro a once años, un 25%. En total un 49,5%. Son personas destinadas a la desesperanza aprendida y, en algunos
casos, a caer en la cárcel; estas cifras no sólo son indignantes e inaceptables éticamente, sino también condenan a
nuestro paÃ-s a generaciones de deprivación material y cultural. Esta encuesta demostró que la educación chilena, tal
como está, no sirve para nada, y es un factor de discriminación más que crear oportunidades para empezar a superar
la pobreza.
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La relación entre la cesantÃ-a y la pobreza e indigencia es indiscutible: el 51% de las personas indigentes y el 31% de
los pobres son cesantes, es decir, el 82%; sólo el 7,7% de los cesantes corresponde a los no pobres; el 47,9% de la
población indigente corresponde a mujeres jefas de hogar. Según el INE la diferencia entre el sueldo más bajo y el
más alto es de 22 veces.
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Para combatir la pobreza no basta sólo con polÃ-ticas de protección social, es necesaria una urgente revolución, para
la cual están incapacitadas ambas castas en el poder – la Concertación y la Coalición -. Es imprescindible el cambio del
sistema impositivo, con un impuesto del 30% en la primera categorÃ-a, es decir, aquel dirigido a la ganancia de las
empresas, asÃ- como aumentar, sustantivamente, la carga fiscal a los dos quintiles más ricos del paÃ-s; aprobar e
implementar un verdadero royalty que no nos ate a las grandes trasnacionales – como lo hizo Ricardo Lagos y, ahora,
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quiere llevarlo a cabo Sebastián Piñera –que debe ser superior al 20% progresivamente; rebajar el Iva para los
alimentos que conforman la canasta básica, y aumentarlo para todos los artÃ-culos suntuarios y de lujo.
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Todo este cambio en las cargas públicas posibilitarÃ-a una revolución educacional y prestaciones de salud de calida,
para los más pobres, además de un salario ético que, considerando la realidad actual de la pobreza, debiera superar los
$300.000. Si algo demuestra la última encuesta Casen es que la aplicación de apoyos importantes a un sector etario,
como es el caso de la tercera edad, puede lograr, al menos, disminuir los Ã-ndices de pobreza que, en este caso fueron
sólo de un 8%.
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Como la oligarquÃ-a en 1910, las actuales castas en el poder, inspiradas en el neoliberalismo, son completamente
incapaces de superar la pobreza, lo que hace necesario tratar de visualizar cambios radicales que la izquierda se
muestra incapaz de realizar.
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Rafael LuÃ-s Gumucio Rivas
18/07/2010Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â Â
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