Fin fundamental de Fe y Alegría - Federación Internacional de Fe y

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Documento # 65-03
FIN FUNDAMENTAL
DE FE Y ALEGRÍA:
UNA REVOLUCIÓN IBEROAMERICANA A TRAVÉS DE LA
EDUCACIÓN POPULAR INTEGRAL
1965
TEMAS NUCLEARES: IDENTIDAD - CARACTERÍSTICAS, DESIGUALDADES
SOCIALES - POBREZA, IGNORANCIA - EDUCACIÓN, OPTIMISMO
ANTROPOLÓGICO, TRANSFORMACIÓN SOCIAL Y POLÍTICA, PROCESOS
POLÍTICOS Y SOCIALES, ESTADO Y EDUCACIÓN, COOPERACIÓN DE LA
SOCIEDAD, VISIÓN INTERNACIONAL, PROMOCIÓN Y RELACIONES
PÚBLICAS, APOSTOLADO SEGLAR, VOLUNTARIADO, FORMACIÓN DE
PERSONAL
Objetivo inmediato:
•
La extensión iberoamericana, logrando 100.000 alumnos en los próximos cinco años.
Primacía de necesidades:
•
Fundar diez oficinas de promoción y sostenerlas económicamente durante un año.
•
Construir en Venezuela un centro de formación de apóstoles seglares persuadidos de que la
única revolución cristiana tiene que ser por la educación rápida de las masas populares.
1. Fundar diez Oficinas de Promoción y sostenerlas durante un año
Para la fundación de diez oficinas permanentes, por un año, necesitamos como promedio de
15.000 dólares para cada una. La oficina necesita un pequeño local céntrico, algunos muebles
sencillos como mesa de ejecutivo, archivador, sillas y teléfono. Basta que tenga dos ámbitos y
dos o tres personas a tiempo completo. La persona básica sería un Secretario Ejecutivo, dinámico y apostólico. La oficina necesita algún material de secretaría y algo de propaganda impresa.
Nosotros estamos seguros de que esta oficina producirá, en el primer año de trabajo, por lo menos cinco veces más dinero que lo que ha costado, y que permitirá a Fe y Alegría instalarse con
sostenimiento autónomo en el propio país.
Las ciudades para el trabajo inmediato en 1965 serían La Paz, Panamá, Guatemala, México,
Santo Domingo, Lima, Asunción, Bogotá, Guadalajara y Cali. Si las oportunidades se presentan,
quizá sean elegidas otras ciudades.
Si se pudiera obtener más ayuda, Fe y Alegría quisiera, dentro de 1966 y 1967, tener una oficina
en todas las demás ciudades importantes de los países de lengua española y en las principales
ciudades de Brasil.
¿Por qué es necesario fundar al menos diez oficina más de Fe y Alegría en Iberoamérica?
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a. Porque empezaremos a tener la fuerza de un movimiento continental. En Iberoamérica
los problemas son muy semejantes en el fondo, a pesar de que haya una gran diferencia de
un país a otro. Fe y Alegría piensa con un criterio continental. Los problemas son los mismos,
aunque en diversas etapas de su evolución. Algo así como si un automóvil, en la misma carretera, se encontrara en el kilómetro cinco, otro en el siete, otro en el diez, otro en el once,
otro en el once y medio, otro en el quince y otro en el veintiuno; pero todos estos automóviles
irían recorriendo el mismo camino.
Los problemas de Iberoamérica tienen una gran semejanza en su profundidad, aunque en el
exterior, los diversos países marcan etapas diversas de desarrollo y de avance, como los automóviles que van transitando por la misma vía.
Por lo tanto, considero necesario dar soluciones a los problemas iberoamericanos en forma
iberoamericana; es decir, con un movimiento continental. Solamente un movimiento continental, con la ayuda de fuerzas, por débiles que sean, de nuestros diversos países logrará tener
una envergadura suficiente para dar soluciones que también tengan categoría y fuerza continentales.
Éste es un propósito completamente definido dentro de Fe y Alegría.
b. Por esta razón crearemos confianza en que podemos encontrar soluciones Iberoamericanas. Yo creo que uno de los problemas más grandes de Iberoamérica, y yo diría que el
más grande de todos ahora, es su problema de confianza. Mejor diría, el problema de intensa
desconfianza con que la miran desde el interior sus propios hijos y, desde luego, de una manera muy explicable, también las personas a quienes les preocupa Iberoamérica y la contemplan desde el exterior.
Estamos ante un problema de crear confianza. Si el tratamiento que se le da a Iberoamérica
es un tratamiento que, en lo que se refiere al exterior, es de ayuda parecida a la que se daría
a un niño o a un paralítico, indudablemente las soluciones que vayan por este camino no serán soluciones que creen confianza, ni en los iberoamericanos ni en los extranjeros que quieran ayudarlos. Es necesario reconocer, por parte de nuestros amigos del exterior, en especial
de los europeos y los norteamericanos, que los países iberoamericanos son dignos de ser
tratados con confianza; es decir, que son capaces de encontrar sus propias soluciones. Y que
en vez de planificar soluciones en el exterior, ha de haber una atenta vigilancia para ver cuáles son las soluciones que surjan desde las entrañas mismas de Iberoamérica y apoyar esas
soluciones. La enfermedad es tan grave que hay que compararla con la de una persona que
hubiera perdido todo el sentido de confianza en sí misma y es necesario observar qué puede
hacer, por pequeño que sea, para ayudarla sin que se sienta mediatizada y, poco a poco, se
despierte en sí misma la esperanza de que puede ser una persona valiosa y una persona
igual que las demás.
El tratamiento de todos los sistemas de ayuda que ahora provienen del exterior, en vez de
inspirar confianza en Iberoamérica, inspiran desconfianza. Desconfianza en los mismos que
ayudan y desconfianza en los que son ayudados. Éste es un pecado, yo diría, pedagógico y
de desconocimiento de la América Latina en su trayectoria histórica, en su psicología de masas y en la crisis que ahora atraviesa.
Fe y Alegría, en la pequeña medida de ser todavía un movimiento naciente, quiere crear confianza en las soluciones iberoamericanas, pensadas por Iberoamérica, aplicadas por iberoamericanos y en la que los iberoamericanos dialoguen dignamente con sus amigos de Estados
Unidos, del Canadá y de Europa sobre la ayuda concreta y eficaz que podrían prestar.
Es evidente que el mundo occidental está formado por tres enormes conjuntos dignos los tres
del máximo respeto: Europa, Norteamérica e Iberoamérica. Si Europa y Norteamérica no tienen conciencia exacta de que en Iberoamérica hay un depósito de cultura occidental suficien-
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temente grande como para desarrollarse por sí mismos, pero suficientemente débil en estos
momentos para morir o ser asesinado por fuerzas poderosísimas que vienen del exterior, no
podremos ni siquiera dar un solo paso.
Si Europa y Norteamérica estudian con atención los movimientos iberoamericanos que demuestran un pensamiento sólido, una ejecución realista, con gran simplicidad de medios, evidentemente obrarán de una manera más sabia. Dado el estado de desarrollo con que la mente europea y la mente norteamericana contempla a Iberoamérica, generalmente consideraremos nuestras soluciones en su estado sobre todo germinal, muy elementales, poco sabias,
poco estructuradas, poco planificadas. Es como si un norteamericano de hoy estudiara la poca planificación con que se hizo la marcha hacia el oeste. Es necesario confiar en Iberoamérica, lo vuelvo a repetir, y estudiar sus organizaciones.
Este problema de confianza es un problema que afecta de una manera vital a Iberoamérica.
Las clases dirigentes iberoamericanas no tienen confianza en sí mismas. Sienten una sorda
llamada hacia una solución, una solución que se entrevé en la oscuridad y en la penumbra.
Una solución hacia la cual están oyendo voces y consejos muy poderosos desde el exterior.
En esta situación de desconfianza, las drásticas soluciones marxistas constituyen una tremenda tentación para las clases intelectuales iberoamericanas.
El problema de confianza de Iberoamérica o, mejor dicho, la realidad de una tremenda desconfianza en sí misma, está expresada en lo que Arnold Toynbee llama “los grupos herodianos”. Los grupos herodianos, parodiando la historia de Palestina son, entre nosotros, a semejanza de los que seguían a Herodes y con Herodes, rey títere de Roma, la moda, las costumbres, el lujo, diríamos el desarrollo romano frente a la miseria judía, frente a la humillación judía. Estos grupos herodianos en Iberoamérica son los que viviendo a un nivel desarrollado, a
un nivel tan desarrollado que muchas veces es superior a aquel en que viven las clases directivas de Europa y de Estados Unidos, dan una demostración de vivir como europeo o como
norteamericano en su propia patria, despreciando todo lo que es de propia raíz iberoamericana. Ese espectáculo de desarrollo frente a la miseria, ese espectáculo de lujo frente al subdesarrollo terrible de las clases populares, no hace sino echar leña al fuego de la revolución
violenta.
Nuestros grupos herodianos tienen el delito de traición a su propia patria y lo han expresado,
por lo menos en fuertes mayorías, podría decir, sacando su dinero y poniéndolo a seguro en
el exterior. Es posible que en este momento, más de quince mil millones de dólares de iberoamericanos, reposen en los bancos de Estados Unidos y de Europa, especialmente en Suiza, para estar más seguros, y se niegan al desarrollo de su propia patria. El espectáculo de
las clases directivas de carácter herodiano es tremendo para consumar la desconfianza en
soluciones iberoamericanas. Es un espectáculo formidable para que el odio de las clases populares, atizado por los marxistas, se vuelva contra Estados Unidos y contra Europa, porque
en esos grupos herodianos no se ve sino los representantes de las nuevas colonias o, mejor
dicho, de las disimuladas colonias que somos de los grandes conjuntos europeos y norteamericanos que están en estado actual de desarrollo y, por lo tanto, la tentación de barrerlos
violentamente, y con ellos a quienes ellos imitan, es inmensa.
En este breve análisis quiero hacer hincapié en que una revolución de confianza es necesaria. Hay que lanzarse por todos los medios a despertar hasta las más pequeñas raíces de
fuerza iberoamericanas para crear confianza y encontrar a los problemas iberoamericanos,
soluciones iberoamericanas.
c. Porque obtendremos recursos humanos y recursos económicos iberoamericanos muy
grandes. En el movimiento que hoy existe en el mundo occidental de preocupación hacia Iberoamérica, hay un inmenso desconocimiento de nuestra historia de nuestra geografía y de
nuestra psicología de pueblos occidentales y, al mismo tiempo, de pueblos mestizos donde
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gracias a un sentido totalmente cristiano, se ha verificado una gran fusión de razas, que no ha
permitido todavía, pero que le da a Iberoamérica, inmensas posibilidades para el futuro.
Olvidan, casi todos los que dan soluciones rápidas y soluciones pensadas en el exterior o soluciones que los mismos iberoamericanos piensan en nuestro interior, olvidan, como digo, los
inmensos recursos que cuatro siglos de cristiandad y de contacto con occidente han creado
dentro de las entrañas mismas de Iberoamérica.
Nuestros visitantes del exterior y los mismos iberoamericanos que no tienen una preparación
adecuada, al ver nuestra cristiandad tan poco organizada, tan falta de estadística, tan falta de
movimientos verdaderamente equiparables a los que hoy tiene Europa o Norteamérica, realizan una gira apresurada y suponen que estamos casi ante un continente pagano falto de fuerzas cristianas.
No hay ninguna manera de pensar más equivocada que ésta. Iberoamérica tiene una inmensa base de recursos cristianos y occidentales que debidamente alentada y debidamente desarrollada, puede constituir la fuerza de un voluntariado salvador que nos lleve a una evolución
constructiva, rápida, valerosa y eficaz y nos salve de la revolución sangrienta, a la cual nos
lleva fatalmente la corriente actual.
Fe y Alegría es un experimento demasiado pequeño para dar una solución continental, pero
en tamaño de experimento nos demuestra que podemos buscar una solución continental y
una solución de confianza, puesto que Fe y Alegría ha levantado en Venezuela, en el Ecuador
y ya lo está haciendo en Panamá, un conjunto de cooperadores que por sí mismos, por sus
propios medios, le permitirán convertirse en la obra educativa más grande de Hispanoamérica,
emprendida por ninguna organización privada.
Creemos que nuestros recursos humanos son inagotables. Hay infinitas raíces cristianas en
nuestro pueblo que con un poco de cultivo, con un poco de preparación, pueden convertirse
en magníficos árboles perfectamente desarrollados. El desarrollo de un voluntariado que nos
permita llevar el gran mensaje de confianza y de salvación nos llevará también a la solución
económica autónoma; es decir, que nosotros mismos, a través de nuestros propios recursos,
podremos obtener la solución económica para la Educación Popular Integral que es la finalidad de Fe y Alegría.
En cuanto a los recursos humanos, no estamos pensando únicamente en las grandes clases
adineradas, ni siquiera solamente en la clase media, sino de un modo preferencial en las
grandes masas populares. En Ecuador hemos hecho el experimento de que cuatro jesuitas jóvenes que estudian actualmente Filosofía, trabajando con sus propias manos haciendo bloques de tierra-cemento, han obtenido la colaboración de centenares de indígenas en la población llamada Llano Grande, a media hora de la capital del Ecuador, Quito. Fabricaron en pocos días 20.000 bloques de cemento que les permiten una ampliación de la escuela y que,
sobre todo, han creado la confianza en aquella comunidad de que puede resolver sus propios
problemas. En el mes de octubre de 1964 comenzó una escuela de 600 alumnos, donde solamente existía una de 300, gracias a esta ayuda comunitaria popular de los indios, tan pobres
que no tienen capacidad para tener un caballo o un burro, puesto que su pequeño campo no
les permite tener alimento para un caballo o un burro y para ellos mismos. Entonces se plantea la situación tan terrible de pobreza, que carecen siquiera de bestias de carga y el indio y la
india es su propia bestia de carga. Pues bien, estos indios tan extremadamente pobres han
sido los principales colaboradores de la escuela de Llano Grande.
Creemos que desarrollando un gran centro de formación de apóstoles seglares, persuadidos
de que la única revolución cristiana tiene que ser por la educación rápida de las masas populares, lograremos un voluntariado maravilloso, capaz de una verdadera revolución transformadora en vez de la revolución sangrienta, que como he dicho, nos está amenazando.
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c. Porque podremos dialogar con las organizaciones de Estados Unidos, de Canadá y de
casi todos los países de Europa Occidental en una forma mucho más creadora, demostrándoles que es preferible ayudar a una obra Iberoamericana grande y no dispersar su ayuda en múltiples organismos buenos, pero débiles.
Hasta ahora, en realidad, no existe un verdadero diálogo entre Iberoamérica y los Estados
Unidos y tampoco entre Iberoamérica y Europa. No existe un verdadero diálogo porque, en
realidad, aunque parezca dura esta palabra, hay una actitud colonial de parte de los Estados
Unidos y de Europa con respecto a Iberoamérica.
Hay que reconocer movimientos magníficos, de buena voluntad que vienen hacia nosotros
preocupados por la problemática iberoamericana, pero al mismo tiempo, casi todos estos
movimientos están basados en un defectuoso paternalismo. Es necesario pasar de la actitud
de potencia mayor a pequeños países, a otra actitud más fecunda de diálogo entre iguales.
Todo iberoamericano, a pesar de sentir la diferencia, y de conocerla muy agudamente, entre
sus países y los Estados Unidos y Europa, exige como es lógico, por dignidad humana y por
un concepto profundo de que pertenece a la misma cultura y a la misma civilización, un trato
igualitario, un trato que sea diálogo.
El diálogo sólo es posible verdaderamente entre iguales. Es muy difícil hacer dialogar a una
persona mayor con los niños. Tiene que tener cualidades extraordinarias de pedagogo para
realizarlo. Tiene que conocer el alma infantil de un modo extraordinario para poder penetrar
en ella, para que el niño sienta confianza y desarrolle ante la persona mayor, todo aquello
que piensa y todo aquello que siente.
En realidad, nunca ha habido el verdadero diálogo entre Iberoamérica por una parte y los Estados Unidos por otra. Ha habido trato, ha habido conversación, pero diálogo fraterno, podemos decir que nunca ha existido y es necesario que exista.
Los iberoamericanos que pensamos en estas cosas comprendemos la doble actitud de los
ciudadanos de países desarrollados con respecto a nosotros y la de muchos iberoamericanos
resentidos en cuanto se les menciona el nombre de estos países desarrollados. Son dos actitudes que hay que corregir.
Nosotros comprendemos que Iberoamérica ha dado durante el siglo y medio de independencia, un espectáculo de desorganización y de retraso paulatino y creciente, comparado con la
marcha rápida de los demás países de occidente, que ha creado en esto una mentalidad si
no despectiva, por lo menos muy dura para valorar las cualidades de un conjunto de pueblos
que no han sabido evolucionar teniendo recursos tan grandes, teniendo posibilidades extraordinarias para poderlo hacer. Este espectáculo de desorganización, de división, de desintegración de veinte pequeños países que no se unen para resolver sus problemas y que interiormente no están ni siquiera integrados frente a aquellas cosas que sería necesario y urgente resolver, impresiona profundamente a los europeos y a los norteamericanos y no hay que
decir que les tiene que impresionar desfavorablemente respecto a nosotros.
Nosotros comprendemos también la actitud, sobre todo de nuestras juventudes universitarias,
a las cuales el marxismo enciende y enrabia, cuando miran hacia los países desarrollados
considerándolos la causa principal de nuestro atraso, puesto que valiéndose de su poder nos
imponen condiciones de vida casi insoportables.
Así se ve en el deterioro del comercio iberoamericano, cuyos productos bajan cada vez más
en el mercado mundial que gobiernan las superpotencias; en cambio, éstas mismas nos levantan cada vez más altos los precios de todo aquello que nos es necesario adquirir en ellas.
La solución de la revolución violenta es simple y muy tentadora para nuestros grupos intelectuales y universitarios y ésta es la razón del éxito del comunismo en casi todas las universidades del Estado en Iberoamérica.
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Fe y Alegría cree que se puede establecer un diálogo igualitario, fecundo, con las grandes
organizaciones de ayuda de los Estados Unidos y de Europa, pero considera imprescindible,
como antes lo he indicado, que las organizaciones norteamericanas y europeas nos den la
consideración debida a pueblos verdaderamente autónomos y libres. Si en realidad, nosotros,
en la apariencia exterior, somos pueblos autónomos y libres, tenemos la confianza arraigada
de que somos naciones dependientes, con un coloniaje económico que muchas veces es
más terrible que el coloniaje político. Por lo tanto, es necesario cambiar en absoluto las actitudes para poder dialogar de un modo fecundo.
Fe y Alegría, que ha nacido en Venezuela y que en diez años de desarrollo ha logrado 25.000
alumnos para el curso 1964-1965, considera que su extensión iberoamericana es una urgentísima necesidad. Es una necesidad porque demostraría, si nuestro propósito de tener
100.000 alumnos en los próximos cinco años se realizara, demostraría como digo, que somos
capaces de organizar obras dignas de ser tratadas, en un diálogo amigable, por las mayores
organizaciones americanas o europeas, y nosotros trataríamos con ellos con la sencillez y
con la llaneza de quien reconoce, en primer lugar, sus grandes necesidades, de quien tiene
conciencia de que esas grandes necesidades deben ser resueltas, ante todo, por los iberoamericanos, pero por quienes también comprenden que una ayuda del exterior es necesaria
en este momento de terribles peligros.
Iberoamérica, en este momento, no está abandonada a sus propias fuerzas, que pueden
chocar entre sí. Muchos millones de dólares, de dinero ruso, chino o cubano o de los otros
países satélites, se vuelcan cada año para producir en nosotros la revolución sangrienta. Si
Europa y Estados Unidos no aventajan en generosidad a Rusia y a los demás países soviéticos, indudablemente perderá esta batalla. Y si el marxismo se apodera de Iberoamérica, indudablemente se apoderará del mundo entero. Sin duda, a los pocos años de apoderarse de
Iberoamérica, toda África sería marxista y sería incontenible el oleaje comunista en toda el
Asia.
Ni Europa ni Estados Unidos pueden considerar que es un problema externo a sí mismos, la
salvación de Iberoamérica. Tampoco puede darle un tratamiento a Iberoamérica que le ofenda y que, por lo tanto, la aparte de soluciones que considera indignas por su categoría de naciones soberanas y libres.
Por lo tanto, es necesario hacer un esfuerzo de comprensión, un esfuerzo de diálogo. Aunque
vuelvo a repetir lo mismo de antes, es imposible que las organizaciones del exterior traten
con las organizaciones iberoamericanas en las cuales no vean una grandeza de propósitos,
una organización digna de todo respeto y hechos, hechos que claramente demuestren su eficacia y que los iberoamericanos son capaces de lograrla y de tenerla.
e. Por la misma razón, obtendremos ayuda de los gobiernos iberoamericanos. Si Fe y
Alegría obtiene un desarrollo continental, podrá dialogar con los gobiernos iberoamericanos
en una posición completamente distinta.
En casi todos los países iberoamericanos existe un estatismo muy rígido respecto a la enseñanza. El Ministerio de Educación, aún en los países considerados más democráticos, ejerce
una verdadera dictadura en las concepciones pedagógicas y en los menores detalles de gobierno efectivo sobre todas las formas de enseñanza.
Solamente grandes iniciativas ciudadanas podrán demostrar a nuestros gobiernos que un
cambio de política es completamente necesario. Que ayudando ellos a las organizaciones
que surjan de la misma ciudadanía, obtendrán una eficacia mucho mayor en el desarrollo de
los planes de enseñanza, hoy tan retrasados para lograr el desarrollo socioeconómico de
nuestra Iberoamérica.
Se persuadirán, por la diferencia de costos, que nosotros de un dólar hacemos dos o tres en
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comparación de lo que hace, con ese mismo dinero, la administración oficial. Solamente un
sectarismo anticristiano podrá retenerlos a no ayudar a organizaciones grandes, extendidas y
llenas de eficacia que ante sus ojos y los ojos de la ciudadanía de todo un país, estén desarrollando una obra de Educación Popular Integral.
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Pero nuestra mayor posibilidad estará en el gran público iberoamericano, para el cual
podremos elaborar folletos, libros, películas, grabaciones y demás material de comunicación
de masas. Esto es imposible a una pequeña organización.
La mayor parte de las iniciativas iberoamericanas, en el orden educativo y en el orden social,
son tan pequeñas, que no pueden disponer de los medios de comunicación de masas, que
hoy son necesarios para llevar una conciencia y determinados criterios salvadores al gran
público.
Una organización como la que prontamente podría ser Fe y Alegría, disponiendo de 100.000
alumnos repartidos en los diversos países de Iberoamérica, podría tener elementos para realizar todo esto que está indicado en el título. Múltiples libros y folletos que lleven al público
consciente la responsabilidad que tiene de educar a nuestro pueblo. Igualmente las películas,
las grabaciones y los demás medios de comunicación de masas son caros y solamente son
posibles si se hacen en ciertas cantidades. Ninguna organización pequeña los puede tener.
Fe y Alegría no quiere hacer una organización para hacer escuelas y colegios, aunque en
esas escuelas y colegios alcanzan todos los niveles culturales. Tiene la ambición de convertirse en una revolución a través de la educación y para esto necesita contar con un centro de
producción para la difusión de las ideas, extraordinariamente grande y bien organizado.
Termino esta explicación diciendo que si obtenemos la ayuda americana para formar muy pronto
los diez secretariados de promoción, haremos rápidamente lo que tardaremos varios años con
nuestros propios medios.
La solución de los problemas iberoamericanos está, en parte, en la velocidad: nos estamos jugando por minutos el que Iberoamérica caiga del lado occidental o del lado soviético. Todo retraso en buscar soluciones verdaderamente grandes y que adquieran carácter de revolución
transformadora, pacífica, creadora, hay que acelerarlo al máximo. Todo proceso lento que en
este camino vaya bien encaminado, pero que vaya demasiado despacio, está condenado a llegar
demasiado tarde. Ésta es nuestra angustia cuando a nuestros buenos amigos les pedimos una
ayuda rápida, una ayuda al menor tiempo posible, una ayuda que con una disponibilidad de
aproximadamente 250.000 dólares, en dos años nos permitirá crear centros fecundos que multiplicarán ese dinero y que crearán, en medio de nuestros propios países, fuentes de actividad
apostólica, fuentes de educación cristiana y, por lo tanto, una revolución de pensamiento occidental frente a la revolución sangrienta del pensamiento marxista.
2. Construir en Venezuela un centro de formación de apóstoles seglares, persuadidos de
que única revolución cristiana tiene que estar basada en la educación rápida de las masas
populares.
Fe y Alegría tiene el ideal de ser no sólo una organización para construir y sostener escuelas de
toda clase, sino sobre todo ser un movimiento para crear un espíritu cristiano y apostólico, social
y económico, para llevar por la Educación Popular Integral la solución de una vida mejor a las
masas iberoamericanas.
El desarrollo de los recursos humanos es el principal medio para vencer el hambre y la pobreza.
En los países iberoamericanos sobran los medios y las riquezas materiales, si educamos al hombre para poder utilizarlas en su propio mejoramiento de vida. Entre nosotros no hay subdesarrollo, sino subeducación en muchos millones de hermanos nuestros.
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Ninguna persona que haya recibido una educación suficiente vive en la miseria. Todos nuestros
millones de hermanos hambrientos y miserables, por su bajo estándar de vida son analfabetos o
distan muy poco de serlo. Se puede decir que ninguno de ellos tiene un oficio cualificado.
Hay que poner pues de relieve la necesidad de un gran movimiento educacional y pedir a todas
las personas de buena voluntad que se incorporen a él.
Estas personas podrán ser desde las religiosas, sacerdotes y laicos consagrados a tiempo completo, hasta los hombres y mujeres de toda clase social que nos den alguna clase de ayuda, sobre todo de su propio tiempo profesional.
Las campañas económicas serán un resultado lógico de este movimiento espiritual.
Para esto, Fe y Alegría necesita de un Centro de Formación donde se puede dar:
•
Pequeños cursos de fin de semana.
•
Cursos en las horas de la noche de una o dos conferencias cada día.
•
Cursillos de una semana, un mes o más tiempo para la formación del personal que trabajará
a tiempo completo.
•
Congresos con personas de otras instituciones similares.
•
Cursos de formación de líderes populares para producir un movimiento comunitario totalmente popular, dirigido a la construcción y mantenimiento de toda clase de escuelas o centros de
educación popular de emergencia.
El instrumento material sería una casa apropiada con habitaciones para cuarenta o cincuenta
personas, capilla, comedor, salas de conferencias y de discusión, biblioteca, sala de recreo y
demás locales necesarios. Todo esto en un ambiente de campo y de naturaleza atractiva.
La parte espiritual estaría constituida por el personal ya formado por Fe y Alegría que podría
orientar las conferencias, las meditaciones y el entrenamiento de relaciones públicas y, sobre
todo, de proselitismo apostólico.
Es necesario demostrarle a miles de personas que Iberoamérica se encuentra ante la más terrible revolución de la historia, si el cristianismo no gana la batalla contra el comunismo por un esfuerzo heroico y organizado de servicio a los pobres, “Evangelizare pauperibus misit Me”.
Los cristianos de hoy tenemos el inmenso desafío de poder hacer un mundo nuevo en Iberoamérica. Todas sus miserias son un campo para nuestro amor.
Éste es el mensaje que necesita una casa para extenderlo y penetrar de él a muchos hombres y
mujeres que hoy tienen ansias de un apostolado sincero y audaz.
La casa podría ser construida con un 40% de ayuda americana, un 30% de ayuda alemana y un
30% de ayuda venezolana, pero serviría para ciudadanos de todos los países de América.
VERSIÓN EDITADA Y CLASIFICADA EN JULIO 2006/MBY
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