PREMIO “FERNANDO ULLOA” – Septiembre 2012. Colegio de Psicólogos - Distrito X Mar del Plata TITULO: DEFINICION DE UN SUJETO, REVALORIZACION DE UNA PRACTICA”. AUTOR : Crimson En este trabajo intentaré avanzar sobre un interrogante: ¿Existe un sujeto para la nueva ley de Salud Mental? ¿Que tipo de sujeto propicia esta ley? La ley de Salud Mental que se conoce por su amplia definición como una ley de desmanicomialización, condiciona el ejercicio de las profesiones en relación a ciertos derechos de los usuarios y a determinados procedimientos que garantizan esos derechos. A la vez la ley de Salud Mental está subordinada a leyes superiores de Derechos Humanos, como lo son los principios de las Naciones Unidas y la Declaración de Caracas de la Organización Panamericana de la Salud. Un claro ejemplo del objeto de la ley 26.657 de Salud Mental es que en sus artículos se detiene a pautar aquellos procedimientos que al no tener el consentimiento del paciente (principio del consentimiento informado) se convierten en actos médicos o jurídicos que son una privación de la libertad y por lo tanto proclives a la vulneración de Derechos Humanos. La internación es por lo tanto para la ley de Salud Mental, un recurso terapéutico de carácter restrictivo. De ahí en más la ley de Salud Mental plantea que una internación involuntaria debe ser una decisión de última instancia que activará los controles de la justicia mediante su comunicación a un Juez. Promulgada a partir del mes de diciembre del 2010 la ley de Salud Mental se crea en un clima debate y de tensión resistencial. ¿Qué es lo que hace que una ley de Salud Mental que protege los derechos de los enfermos mentales esté fuertermente resistida en el ámbito de la psiquiatría? 1 Una respuesta posible es que la nueva ley de Salud Mental promueve que la atención en Salud Mental esté a cargo de un equipo interdisciplinario. La ley de Salud Mental pone en un plano de igualdad a psicólogos y psiquiatras en cuanto propone que los profesionales con título de grado están en igualdad de condiciones para ocupar cargos de conducción y gestión de Servicios e Instituciones. Además propone como requisito de toda internación que la evaluación diagnóstica en una internación no solo debe ser interdisciplinaria, integral y justificada, sino que debe contar con la firma de al menos dos profesionales del servicio asistencial, uno de los cuales debe ser necesariamente psicólogo o psiquiatra. Este motivo aparente, llamémosle perdida de un espacio de poder, también podría entenderse como que a la hora de clasificar, algunos psiquiatras no permiten compartir o alternar esta actividad con otros profesionales. La ley de Salud Mental no propone una nueva forma de diagnosticar o clasificar las enfermedades mentales. En la “Declaración de principios para la protección de los enfermos mentales” expresa que la determinación del padecimiento de una enfermedad mental se formulará ateniéndose a normas médicas aceptadas internacionalmente. Sin embargo se advierte un cambio en relación a lo que regía anteriormente. Esta es la primera ley de Salud Mental en nuestro país. Anteriormente lo que había eran normas parciales, como la ley 22.914 de internaciones y el Código Civil aún vigente y parcialmente modificado por la ley de Salud Mental (Ley 26.657). El cambio es que esta ley de Salud Mental claramente supone un sujeto de derecho, opuesto a un objeto que había que proteger y controlar, ya que sustituye la idea de peligrosidad por la de riesgo de daño. Este cambio de perspectiva es acorde a la “Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad”, que establece la regla de la capacidad jurídica. Hay párrafos de la ley de Salud Mental que rescato y que dan cuenta de este pasaje de Objeto a Sujeto. Por ejemplo la ley 26.657 propone cierto protagonismo en el tratamiento. El capitulo IV “Derechos de las personas con padecimiento mental” expresa el rol protagónico que tiene el usuario en el sistema de salud: 2 “Derecho a recibir o rechazar asistencia o auxilio espiritual o religioso” “Derecho a poder tomar decisiones relacionadas con su atención y su tratamiento dentro de sus posibilidades” Derecho a no ser objeto de investigaciones clínicas ni tratamientos experimentales sin un consentimiento fehaciente” Del mismo modo en el capitulo VII de “Internaciones”dice: “La persona internada bajo su consentimiento podrá en cualquier momento decidir por si misma el abandono de la internación” Propone que en un tratamiento el paciente tiene derecho al trato personalizado, al resguardo de su intimidad y a ser reconocido como sujeto de derecho. Este acercamiento hacia un sujeto de pleno derecho, obliga a una redefinición de las prácticas psiquiátricas y psicológicas en el ámbito de la Salud Mental. Es una Ley, en este caso de Salud Mental, que al formar parte de un discurso jurídico supone un sujeto de pleno derecho, Quizás represente un cambio de paradigma en Salud Mental que la Ley 26.657 otorgue derechos que no pasivisan como objeto a los destinatarios. Es decir que ubica a las personas como sujetos de derecho y no como objetos a proteger o como sujetos peligrosos a controlar. La Ley no admite como regla la imposición de tratamientos y es muy relevante la importancia que se le da en ella al consentimiento informado. Vale decir que además de otorgar derechos hay que contar con la capacidad de sostener o desarrollar lo que el derecho habilita. Retomando la pregunta inicial acerca de si existe un sujeto para la nueva ley de Salud Mental, y que tipo de sujeto propicia esta ley, entiendo que en la diversidad de escuelas y teorías que están en vigencia en la psicología es el discurso psicoanalítico el que se hace la pregunta por el sujeto. 3 Si bien resulta difícil de realizar una articulación entre la ley de Salud Mental y el Psicoanálisis, propongo hacer una lectura desde la formación adquirida, como un gesto de correspondencia por el lugar que la ley de Salud Mental nos propicia. Si bien la ley de Salud Mental propone que la determinación de una enfermedad mental se formulará ateniéndose a normas aceptadas internacionalmente, es decir el diagnostico sigue haciéndose conforme a los estándares internacionales médicos, por otra parte la ley de Salud Mental acota los tratamientos exclusivamente psicofarmacológicos, por lo que allí da la posibilidad del surgimiento de otra escena. Si en esa escena hay una escucha es probable que también exista un sujeto por la singularidad de un relato, de un sueño o en lo encubridor de un recuerdo. El surgimiento del Psicoanálisis se sitúa en relación a lo que la ciencia desecha. Es Jaques Lacan quien tomará prestado del campo de la psicosis el termino forclusión, para decir que la ciencia excluye o forcluye al sujeto. Este sujeto retorna en la medida que la ciencia intenta borrar de su discurso todo lo que implica una huella, un rastro de subjetividad. Vale decir que la ciencia otorga el surgimiento y también la vigencia del psicoanálisis, ya que la relación entre Ciencia y Psicoanálisis consiste en que el psicoanálisis toma ese sujeto que quedo excluido del discurso de la ciencia. Creo que las teoría organicistas y las prácticas clasificatorias son las nuevas formulas para desechar al sujeto, lo encontramos a diario en posiciones radicalizadas en la delimitación de los cuadros clínicos que en psiquiatría o en psicología desconocen la etiología de la enfermedad. El furor del florecimiento clasificatorio de los años 50, se concretizó con la aparición del primer “Manual diagnostico y estadístico de los desordenes mentales” el DSM I de 1952. Pronto el afán por inventariar convertirá las singularidades y particularidades en trastornos clasificables. Ya no son cualidades del sujeto. A tal punto que en el DSM 5 el duelo y la rebeldía están incluidos como trastornos patológicos. Esto nos lleva a preguntarnos ¿La idea de la salud mental que propone el DSM es que nada tiene que pasarnos? 4 Si bien en Psicoanálisis puede hacerse un diagnóstico o una lectura respecto a una posición subjetiva, la diferencia que encuentro con los estándares de clasificación es que estos al pretender alcanzar un estatuto científico, intentan confirmar una verdad convenida de antemano. De modo que un diagnostico tiende a efectivizar lo que se acordó y lo que considera verdadero. Vale decir que la certeza de un diagnostico es una verdad de conjunto y no una verdad singularizada por una historia de vida. Este el sujeto de la ciencia, producto de la desnaturalización, del vaciamiento de las representaciones, cualidades y propiedades. Su origen surge en las condiciones necesarias que Descartes se impuso para comenzar a dudar de los conocimientos adquiridos hasta ese momento. De la creación del discurso científico, es decir, la determinación de una teoría, de un método, de un objeto, deviene la construcción de cierta constitución subjetiva: Un sujeto desustancializado, un sujeto sin cualidades. Este sujeto al que en favor de la objetividad y por el ejercicio de un método se consigue relegar a un estado de silencio, lo retoma el psicoanálisis a través de la palabra, para dar cuenta en la actualidad de la vigencia del descubrimiento del inconsciente. Por ultimo, quisiera decir cuales son, las características que hacen al sujeto de la ley de Salud Mental. Podría definirlo como un ciudadano que es el destinatario de los derechos que crea la ley 26.657. Protagonista de su propio tratamiento e informado acerca de cuales son sus derechos y cuales son las condiciones necesarias para entrar y transitar un dispositivo terapéutico. La ley de Salud Mental enmarca los derechos humanos de los sujetos con padecimiento mental. Es una gran oportunidad para que los psicoanalistas que venimos trabajando en el ámbito de la salud pública e instituciones no gubernamentales tomemos o re-tomemos posiciones en cuanto a nuestra ética de trabajo, ya que la ley 26.657 propicia que los diagnósticos escapen a la lógica organicista, proponiendo que las evaluaciones deben ser interdisciplinarias, integrales y depender de cada situación puntual. La nueva ley da cabida a nuestra práctica, pero constituye un nuevo desafío. Si en lo que va del trabajo intenté argumentar porque la existencia de un sujeto de derecho le da un nuevo sentido a nuestra práctica, también sostengo que la creación de la Ley 26.657 crea un nuevo paradigma en Salud Mental. 5 Este nuevo marco legal nos propone algo con lo que no estábamos consustanciados para su cumplimiento: notificaciones judiciales en internaciones involuntarias, abordaje interdisciplinario, régimen de visitas, participación del usuario en las decisiones, la relación de la internación y los tratamientos anteriores, evaluación de los tratamientos anteriores a la internación o reinternaciónes, creación de nuevos dispositivos terapéuticos. El desafío consiste en comprender la relación existente entre la ley de salud mental y los derechos humanos. Vale decir que pensar en la salud mental es advertir en los distintos ámbitos, si existe el reconocimiento de la singularidad de los asistidos en su malestar psíquico y su condición de sujetos de derecho. 6