MOVIMIENTOS RELIGIOSOS POPULARES EN LA BAJA EDAD

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MOVIMIENTOS RELIGIOSOS POPULARES EN LA BAJA EDAD MEDIA
1. INTRODUCCIÓN
El papel de la Iglesia siempre ha sido relevante en la historia de las distintas
sociedades y en la medieval no lo va a ser menos. En esta sociedad veremos que los
cambios se darán de una forma lenta pero contundente.
Aunque siguen primando los valores religiosos, comenzará en este momento, un
tímido proceso de secularización de las prácticas religiosas.
La época bajomedieval, ve como todos aquellos valores que han regido el
comportamiento del hombre medieval, no se adaptan a las nuevas exigencias que se
plantean En este periodo de la Historia se desarrollarán una serie de crisis y
pequeñas mutaciones que serán el preámbulo del nacimiento de la Reforma.
Los desastres que acompañan al s. XIV, como son la epidemia de peste, las malas
cosechas, las guerras, hacen que en esta sociedad aparezca una conciencia de
colectividad, donde prima el miedo a lo que pueda suceder y se tenga una visión
apocalíptica de la vida.
Todo esto tendrá, como consecuencia, la aparición de los movimientos religiosos
populares y los grandes predicadores.
La Iglesia ha dejado de ser un lugar seguro donde buscar refugio espiritual. Su labor
está desprestigiada, sobre todo después del Cisma de 1378, la relajación de sus
costumbres, lo apartada que se encuentra de las consignas dadas en la Biblia, hace
que se comience a desconfiar de ella como institución teológica y que sólo se vea
como una instrumento de poder.
Por lo tanto, no es de extrañar que durante los siglos XIV y XV nacieran una serie
de movimientos religiosos populares, ante la necesidad que tenía la gente, de dar
salida a sus problemas espirituales, tan generalizados en este momento en toda
Europa.
La gente sencilla practicaba la religión a su manera, le daban un sentido mágico y
sus prácticas se irán cubriendo de elementos accesorios, que para ellos serán tan
válidos como aquellos que caracterizan a la práctica puramente religiosa.
Quizás, todo ello de deba, a que en ellos residan, todavía, elementos de prácticas
religiosas ancestrales que tiendan a perdurar.
2. EL LIBRE ESPÍRITU
Este movimiento se caracteriza por no tener normas de organización y por su gran
complejidad.
Su base ideológica está en los escritos doctrinales de Sor Katrei y Marguerite
Porette, recogidos en la obra Espejo de las almas sencillas.
La mujer tiene una gran importancia en este movimiento, ya que tanto sus ideólogas
como las protectoras del mismo, fueron mujeres.
Su base doctrinal tiene como origen las ideas de los amaurianos (seguidores de
Amaury de Bene), quienes preconizaban una idea panteísta y neoplatónica de la
religión.
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Practicaban la anarquía de costumbres, ya que su condición divina, hace que estén
exentos del pecado, por lo tanto no tiene porqué tener normas de comportamiento.
Esta idea de superioridad, tiene como consecuencia, la capacidad de adueñarse de
todo. La existencia de la propiedad privada, por lo tanto, no tiene ningún sentido.
Establecen una escala social regida por el perfeccionamiento que se tuviera. Por lo
tanto, en la cúspide estarán los identificados, en vida, con el propio Dios. A
continuación estarán los hombres y mujeres pertenecientes al movimiento, pero que
no han llegado a ser la divinidad y por debajo de todos ellos está toda la humanidad
que no ha sido redimida.
Este movimiento aporta el subjetivismo, por el cual, fuera de la experiencia personal
no se reconoce a ninguna autoridad, por lo tanto la Iglesia no sería necesaria. No
hay que estar sujeto a ninguna obediencia, ni eclesiástica ni civil.
La Iglesia intentó acabar con este movimiento herético en el Concilio de Vienne
(1311-1312), con la bula Ad Nostrum, a pesar de que se había arraigado con fuerza
en Francia y Alemania.
En esta bula se pone de manifiesto los errores que los seguidores del Libre Espíritu
habían cometido contra la ortodoxia.
Con el propósito de erradicarlo, se instaurará la primera inquisición episcopal en
Alemania, aunque la supervivencia de este movimiento llegará hasta el s. XV, sobre
todo en Baviera.
En la segunda mitad del siglo XIV, el movimiento del Libre Espíritu irá, en muchas
ocasiones, unido al de Los Flagelantes.
Este movimiento será rechazado tanto por la Iglesia de Roma como por el
luteranismo y el calvinismo.
Sor Katrei y Marguerite Porette, fueron quemadas en la hoguera bajo la acusación
de herejía.
3. LOS FLAGELANTES
El movimiento de los flagelantes estaba influenciado por el milenarismo y la llegada de
un nuevo Mesías que redimiera todos los pecados y a los pecadores del mundo.
La aparición de este movimiento se verá propiciada ya que las catástrofes que venían
azotando al siglo XIV hicieron que la gente buscase soluciones desesperadas a los
problemas espirituales de la época.
Los flagelantes, aparecieron en varios países de Europa, hacia la mitad del siglo XIV, a
diferencia del resto de los movimientos, tendrá una rápida difusión y una profusión de
simpatizantes.
En cuanto a sus rituales, eran masas de hombres que se azotaban públicamente todos
juntos y cantaban himnos para pedir el perdón de los pecados.
Llevaban vestiduras blancas con cruces rojas para distinguirse, y cada grupo estaba
dirigido por un jefe, al que llamaban “padre”.
Los rituales de flagelación se hacían a las puertas de las iglesias y se repetían dos veces
al día .Por lo tanto no es de extrañar que causaran un impacto tan grande en la sociedad.
Los flagelantes cuestionaban el orden establecido, además de ser una manifestación del
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fanatismo religioso, pues a través de ellos, se dejaba ver el descontento de las clases
más desposeídas. Se consideraron como Santos elegidos a los que Cristo había enseñado
sus heridas y por lo tanto ellos tenían el mismo poder de redención.
Por lo tanto, los flagelantes pronto adquirieron dos matices destacables: el de herético y
el de revolucionario.
El término de herético se usaba, en toda Europa, como sinónimo de flagelante, aunque
en realidad, este movimiento no constituye ni una organización ni una secta y sus
prácticas de penitencia no diferían con las usadas dentro de la Iglesia.
Quizás veamos una serie de matices heterodoxos en la idea de que ni la Iglesia ni los
sacerdotes son necesarios para alcanzar la gracia de Dios, porque Dios actúa sobre ellos
de una forma directa.
El Papa Clemente VI los condenará como secta en 1349 y las condenas se sucederán
hasta 1357 momento en que este movimiento es erradicado.
4. BEGUINOS, BEGUINAS Y BEGARDOS
A principios del s.XII ya aparecían los beguinajes, aunque en este momento tenían unos
fines completamente diferentes a los que alcanzaron en la Baja Edad Media.
Los beguinajes nacen como comunidades, donde las viudas de los caballeros muertos en
las cruzadas podían encontrar albergue y cobijo, ya que en el sistema feudal no podían
desempeñar ningún oficio y tampoco podían acceder a la vida monacal por falta de dote.
Será en el siglo XIV cuando adquieran, cierto auge, estas organizaciones fraternales
que perdurarán en el tiempo.
Aunque los historiadores no se ponen de acuerdo en el tema del beguinaje, lo cierto es
que las personas que integraban este movimiento pertenecían a diferentes clases
sociales, se dedicaban a pedir limosna para ayudar a los más pobre, a la organización de
la ayuda a los enfermos y leprosos en los hospitales y a la predicación, que iba dirigida,
sobre todo a las mujeres viudas y solteras, ya que ellas constituían su base.
Al igual que otros muchos movimientos religiosos populares éste también fue
condenado, ya que sus planteamientos y propuestas religiosas despertaron la
desconfianza de las autoridades eclesiásticas y políticas de la época. Será en el Concilio
de Vienne de 1312 donde se les condene con gran dureza, lo que fomentará el ingreso,
de la mayoría de las beguinas, en la orden carmelita. Otras, por el contrario, seguirán
con su modo de vida, pese a la condena papal, y se integrarán en el movimiento
reformista posterior, sobre todo en el anabaptismo.
También será en este concilio donde se establezcan las normas, relativas a la labor que
desempeñarán, posteriormente, los inquisidores que tendrán como prioridad luchar y
perseguir a los herejes.
Ante esta condena, muchos de los integrantes del movimiento beguino, se fueron
integrando en las órdenes franciscana y dominica.
En cuanto a la Península Ibérica, se tiene constancia y conocimiento, gracias a las cartas
de Eugenio IV (1431-1447), de la existencia de beguinaje en Cataluña, Aragón ,donde
perdurará hasta el s. XV, en el reino de Castilla y en otras muchas partes de la
Península..
En cuanto a los begardos, es un movimiento cristiano que aparecerá en el s.XIII en
centro de Europa y que se extenderá hasta la Península Ibérica. Este movimiento fue
condenado en el s. XIV por la Bula In agro dominico promulgada por el Papa Juan XII.
Como características ideológicas los begardos vivían de una forma sencilla y austera,
llevando consigo el espíritu evangélico primitivo de pobreza, pureza y piedad.
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Creían en la contemplación como vía para llegar a la identidad entre Dios y el hombre,
por lo cual, la deificación se puede conseguir en la Tierra a través de la oración. No
creen que sean necesarios los intermediarios entre Dios y los hombres piadosos, así
como tampoco creen que sean necesarios los sacramentos.
Estos movimientos espirituales estaban basados en la vuelta a la vida espiritual
primitiva, donde la devoción a Jesucristo y a María eran los elementos fundamentales y
mediante las experiencias místicas pretendían llegar a la unión directa con la divinidad.
Por todos estos elementos fueron considerados heréticos y condenados por la jerarquía
eclesiástica, ya que atentaban contra el ritualismo y la ortodoxia de la Iglesia de Roma.
5. LOS HEREJES DE DURANGO
Esta herejía fue estrictamente hispánica y de desarrollará en 1425 en Durango, Vizcaya.
Fue dirigida por el franciscano Fray Alfonso de Mella., quien será apoyado por varios
frailes franciscanos, entre los cuales cabe destacar a Fray Guillén de Albora y Fray
Ángel.
El problema con el que se han enfrentado los estudiosos de este movimiento herético ha
sido el de su clasificación dentro de las diferentes corrientes que tienen lugar en la Baja
Edad Media. Algunos historiadores como Zamaolla o Menéndez Pidal, ven en ellos
suficientes semejanzas para decir que siguen la línea de los fraticelli, otros como
Cartagena y Fernández de Oviedo, los consideran un brote de neopaganismo, mientras
que Avalle de Arce los considera continuadores del Libre Espíritu.
Sea como fuere, lo cierto es que nos encontramos ante una herejía hispánica que fue
duramente perseguida tanto por el poder eclesiástico como por el poder político.
Como punto de partida para su estudio, debemos tener en cuenta las características
especiales que confluyen en Vizcaya en este momento.
En primer lugar su situación geográfica y las relaciones comerciales que mantenía con
el resto de Europa, sobre todo con el Norte, donde se está desarrollando la herejía del
Libre Espíritu
En segundo lugar hay que destacar la cristianización superficial que tenía Vasconia en
este momento.
En cuanto a su contenido teológico podemos destacar:
-Interpretan las Escrituras de una forma fiel. Lo que les hace aproximarse al
movimiento franciscano.
- Critican la relajación de costumbres del clero.
-Hacen mención a la falta de libertad de pensamiento, que en este momento impera
en la Iglesia.
-Reclaman el derecho a la libre interpretación de las Sagradas Escrituras, pues en ellas
está la verdad revelada.
- Cuestionan la autoridad máxima de la Iglesia Católica.
-Reclaman una apertura de pensamiento hacia otras novedades dogmáticas.
Este movimiento heterodoxo, proveniente de los franciscanos menores, tendrá una
visión crítica del entorno social, político y religioso de la época
.Estarán dedicados a la predicación y a la labor pastoral, en contraposición de la desidia
y el abandono por parte del clero local.
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Este movimiento será herético por sus novedosos mensajes, por la forma que tienen de
difundirlos y por enfrentarse al orden establecido, que hasta este momento había
imperado en la Iglesia de Roma.
Se presentan como una comunidad, como un agrupamiento religioso donde impera la
solidaridad entre sus integrantes.
Sus mensajes no se difunden a través de los púlpitos de las Iglesia, de las cuales fueron
expulsados, sino desde la calle, desde los caseríos de las zonas y todos aquellos lugares
donde hubiera fieles dispuestos a escucharles, por este motivo tuvo tanta aceptación
popular, ya que la población rural era predominante en esta área geográfica.
Los efectos de su predicación tuvieron como consecuencia un cambio en la mentalidad
y en las costumbres de los habitantes del duranguesado, pues conllevan implícitos
mensajes de solidaridad, de comunidad, de participación social, de apoyo mutuo y de
caridad entre los semejantes.
Pero este movimiento herético también tuvo sus consecuencias sobre el poder civil del
Señorío de Vizcaya, que no había sido capaz de atajar el problema de la herejía a
tiempo, dada su debilidad. Esta situación va a terminar en 1444, cuando comienza la
durísima represión que sufrirán, tanto por el poder político como por el eclesiástico.
El establecimiento de un tribunal de la Inquisición en esta localidad, que en este
momento no superaba los 1500 habitantes, puede dar una idea de la magnitud de los
acontecimientos que tendrán lugar posteriormente.
La represión terminará con la quema en la hoguera de más de cien personas, entre ellas
el propio Fray Alfonso de Mella, la tortura y el castigo de otras muchas que no
aparecen en las fuentes escritas. Por ello, podemos deducir que no habría demasiadas
familias de Durango que no fueran alcanzadas por el brazo de la Inquisición.
Con la erradicación de este movimiento, lo único que se va a conseguir es el
restablecimiento del control por parte de las autoridades eclesiásticas como civiles y la
demostración de poder y dominación de la Iglesia y de la Corona de Castilla hacia sus
súbditos. Pero también pone de manifiesto la intolerancia que había en esta época hacia
la introducción de cambios, políticos, sociales, culturales, religiosos, de pensamiento,
que perturbaran el orden establecido y la ortodoxia.
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