“Ganar y perder” ¿Alguna vez has jugado dominó? Lo extraño del

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“Ganar y perder”
¿Alguna vez has jugado dominó? Lo extraño del juego de dominó es que se
gana perdiendo. Para ganar, tienes que perder tus fichas. El que primero se
deshace de sus fichas gana el juego. Tienes que dar para obtener, perder
para ganar, ser reducido a nada para llegar a la cima. En el dominó, el que
triunfa es el que primero llega a no tener fichas, a no tener nada.
Muchos dicen que se pierde mientras se gana y se gana mientras se pierde.
¿Qué es lo que se gana y qué es lo que se pierde? Todo depende de la
intencionalidad de quien se cree ganador o perdedor, pues, frente al mismo
hecho, unos ganan y otros pierden.
Que todos debiéramos tener mentalidad de ganadores, es claro. Que todos
quisiéramos ganar, también es evidente. Que todos desearíamos ser los
primeros, ¿quién lo duda? Pero luego la realidad nos dice que ni todos
ganan ni todos son los primeros. Entonces, junto a esa mentalidad
ganadora, también tenemos que aprender esa otra mentalidad de
perdedores, que no es lo mismo que mentalidad de derrotados y fracasados.
Si no tenemos la mentalidad de que también nosotros podemos perder,
cuando realmente perdemos, y son muchas las veces, terminamos con
nuestro ánimo hundido, y nuestros sentimientos destrozados. En la vida
todos luchamos para ganar y para perder. Y todos hemos de vivir con alegría
los triunfos. Pero tampoco podemos hundirnos con las derrotas, porque ni el
que gana, ha de ganar siempre, ni el que pierde tiene que perder siempre.
Ganar y perder son siempre las dos posibilidades de quien se arriesga a
competir en cualquier carrera o certamen. Si los triunfos levantan los
ánimos, las derrotas están llamadas a despertar nuestras esperanzas. Hoy
he perdido, mañana puedo ganar; hoy he ganado, mañana puedo perder. Los
fracasos son siempre fracasos a medias, como los triunfos son triunfos a
medias; vivimos de triunfos y de fracasos a la vez.
Ni los triunfos nos pueden hacer sentir que somos superiores a todo el
mundo, ni las derrotas nos pueden convencer que somos menos que los
demás. Somos competidores que ganamos y perdemos; perdemos y
ganamos. Los triunfos no pueden llenarnos ni de vanidad ni de orgullo, ni
las derrotas pueden hacernos sentir menos. El triunfo y el esfuerzo que me
exige el triunfo, me hace comprender mejor el esfuerzo del que pierde; la
derrota del que pierde exige comprensión por el esfuerzo y trabajo del que
gana.
Los triunfos y las derrotas son una especie de condimento de la vida.
Triunfar y perder son dos hermanos que caminan juntos, triunfando
aprendemos a perder, perdiendo aprendemos a triunfar; porque en la vida ni
todos son triunfos, ni tampoco derrotas; unos y otras caminan dialogando
constantemente por el camino.
Además, hay triunfos que son derrotas, y derrotas que son triunfos. El
triunfo del grano no es lograr que nadie lo rompa ni corrompa, no daría fruto;
la derrota del grano que se pudre en la tierra, es su gran triunfo; ahí brota el
tallo donde florecerá la espiga.
En esencia eso es vivir: El secreto consiste en saber elegir entre lo que gano
y lo que pierdo. Sólo el balance final me dirá si gané o perdí la vida. Para
ganar, tienes que perder tus fichas. Tienes que dar para obtener, perder para
ganar, ser reducido a nada para llegar a la cima. Consigue todo lo que
puedas, pero también da todo lo que puedas y así, habrás triunfado en la
vida.
Padre Pacho
[email protected]
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