El orgullo de ser un técnico profesional Por Jaime Alcalde, rector Duoc UC y presidente del Consejo de IP y CFT Acreditados. Año tras año, miles de jóvenes y sus familias enfrentan la complejidad de elegir, primero, si seguir una carrera en la Educación Superior; segundo, qué alternativa escoger, y tercero, dónde estudiar. Un factor determinante en esa decisión son las expectativas de empleabilidad y renta que ofrecen las distintas instituciones. La actual oferta del sistema de Educación Superior está compuesta por más de 16.000 programas de estudios de pregrado que se dictan 178 Universidades, Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica, a lo largo de Chile.En su justa acción, cada una de las instituciones informa en la medida de sus posibilidades sobre su oferta académica y las características propias de su proyecto educativo. Sin embargo, la información así de parcelada es muy deficiente y no permite a los futuros estudiantes tomar una decisión realmente informada. Es por ello que destacamos la labor en la que se ha embarcado el Gobierno a través del Servicio de Información de Educación Superior (SIES). En relación a la formación técnica de nivel superior, tanto las autoridades como los gremios empresariales han advertido sobre la necesidad de aumentar significativamente la cantidad de técnicos que puedan trabajar en las empresas locales, y así mejorar la productividad y con ello la competitividad del país. Al mismo tiempo, vemos que entre los países de la OECD (Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo) se da un promedio de 3 técnicos profesionales por cada universitario, en cambio en Chile esa cifra es la inversa. Cabe destacar que las carreras técnicas y las instituciones que las imparten poseen características que pueden ser valiosas a la hora de proyectar el futuro profesional de los jóvenes. En los institutos profesionales y centros de formación técnica el promedio de los aranceles por carrera es considerablemente inferior que en las universidades. Asimismo, la duración de los programas es de entre dos y cuatro años, con lo que los estudiantes requieren menos tiempo para llegar al mundo del trabajo. Por otro lado, si consideramos el 20% de las carreras de mayor empleabilidad de estas instituciones, vemos que alcanzan niveles de empleabilidad superiores o equivalentes al promedio de las universidades. Un compromiso ineludible del país con los jóvenes es entregar las herramientas y oportunidades para que, libre y voluntariamente, puedan escoger la mejor alternativa para su futuro. Y en ese sentido, la Formación Técnico Profesional sin lugar a dudas es una palanca de movilidad social que no podemos menospreciar, y que quienes están ad portas de tomar una decisión respecto de su futuro debiesen considerar. Por eso debemos asumir el desafío de que cualquiera que escoja este camino, pueda y quiera decir con orgullo “yo soy técnico profesional”.