ruta amelie - Shandy Cruzcampo

Anuncio
LosEspeciales
Laruta
Ruta
de
Cine Abesses
[...]
de
L
Palace Wille
Video
Amélie
a gracia de una ciudad como París es que
nunca podrás llegar a conocer los infinitos rincones
de sus calles. Un buen montón de estas rues
forman el barrio de Montmartre, junto con pintores
y fotógrafos, que ya forman parte del paisaje
habitual, que trabajan en cualquiera de sus esquinas.
Son tan bellas que los artistas las podrían escoger al azar.
Pero, por si la arquitectura no fuera poco pintoresca, el Moulin
Rouge y los cabarets acaban de decorar las calles. El barrio
empezó a ganar popularidad cuando nacieron a finales del siglo XIX,
ya que hombres de la alta aristocracia y adinerados de la ciudad pasaban allí noches enteras.
Hoy en día es un escenario apto para todos los públicos mayores de 18 años.
No sólo de tradición cabaretera y de rincones encantados vive el barrio. Como
si de un menú degustación de lo parisino se tratara, la colina de Monmartre también
cuenta con unas famosas viñas. En otoño, los viñedos florecen y el paisaje es impagable.
Así pues, Amélie no pudo encontrar un contexto mejor para llevar a cabo sus obras de
bondad universal.
Ruta
de
Cine Una Ruta de cine
Desde que Amélie se puso a repartir sus píldoras de felicidad en Montmartre, los vecinos del
barrio han dejado el anonimato a un lado. Ahora su que hacer diario es un escaparate para la
multitud de visitantes que se acercan al distrito parisino, ya sea para hundir las manos en los
mismos garbanzos que en su día lo hizo Audrey Tautou o para visitar a su testarudo jefe en el
Café deux moulins. ¿Que si todo esto existe realmente? Ve preparando el CD de Yann Tiersen en
el coche y ponte en camino. Destino: la Ruta de Amelie.
Amélie, la fábula urbana de Jean Pierre Jeunot, ha llevado a gentes de todo el mundo a
quererse convertir en esta pequeña hada madrina de barrio parisino. Quizás no tener su
nombre puede suponer un inconveniente (ameliòre en francés significa mejorar), pero todo es
intentarlo. A continuación, te guiamos a través del recorrido por el que Audrey Tatou paseó
su varita mágica.
Abesses Parada de metro
Abesses
Esta curiosa parada de metro es un buen lugar para empezar con tu ruta ameliense. Por muchas
horas que te pases en su exterior esperando, te será imposible notar la vibración de los vagones
al pasar: al estar en una colina, los trenes circulan muy por debajo del nivel de la calle y para
llegar al andén hay dos vías. La primera, menos entretenida, se limita al ascensor. La segunda,
unas afrancesadas escaleras de caracol entre paredes amuraladas con un gusto exquisito.
Otra parada clave de la película es la de Lanmarck-Caulaincourt, donde, con suerte, veremos
a Amélie guiando en su torpe camino a un mendigo ciego..
Café
Café deux moulins
(Rue Lepic, 15)
Vayamos hasta el lugar en cuestión. El café donde Amélie servía desayunos y sonrisas a
más de uno. Quizás no te encuentres a Nino Quincapoix comiendo granos de azúcar en una
de sus mesas, pero el lugar se mantiene prácticamente igual. No se trata de una casualidad,
puesto que cuando su jefe de toda la vida, Claude Labbé, decidió venderlo, corrían rumores que
el mítico lugar se convertiría en una especie de parque temático de Amélie o, algo mucho peor,
en un restaurante de fast-food. Con lo tranquilos que estaban sirviendo sus sandwichs coronados
con un huevo frito. Por suerte, Marc Fougedoire, el nuevo dueño, pensó que llevar a cabo
cambios así no sería más que una majadería, aunque algunas modificaciones si realizó.
Fougedoire debe ser de la nueva liga antitabaco, puesto que lo primero que hizo fue sacar el clásico
stand de cigarrillos que se encontraba en la puerta, protagonista de muchas escenas de la película.
En su lugar, puedes encontrar más mesas, lo que quizás te vendrá bien si quieres comer algo en
el bar en el que Audrey Tatou sirvió en persona regañada por su jefe, puesto que el local se ha
convertido en uno de los más transitados de la zona. Los manteles vintage de las mesas también
han sido substituidos, está vez por otros de papel más convencionales y prácticos para el servicio.
Pero, a grandes rasgos, la esencia del restaurante sigue allí: techo de color mostaza, las
cortinas décor de los 50 bien lazadas a las ventanas y las bombillas de neón que cuelgan
de las paredes. Incluso el lavabo, primer nidito de amor del jefe cascarrabias y la estanquera,
sigue siendo unisex. ¿Alguien más habrá querido seguir sus pasos? En definitiva, el local no
tiene desperdicio, un bar parisino en toda regla.
Un viaje tan largo hasta el Café deux moulins bien merece una buena comida. El menú,
excepto por la adopción de un brunch dominical, sigue intacto. Entre sus platos, puedes encontrar
ensalada verde con queso de cabra deshecho, los patés deux Moulins, filete a la pimienta,
cerebro de cerdo con lentejas o la clásica hamburguesa con un huevo frito encima.
Nº56
Au Marché de la Butte
(Rue des Trois Frères, 56)
Tranquilo que Ali Mdoughty no es el tipo de jefe que humilla a sus empleados algerianos públicamente.
Paradójicamente, y a diferencia del film, el dueño del establecimiento es un marroquí que
regenta el lugar desde hace 30 años. Como buen supermercado en manos de inmigrantes,
el local permanece abierto los domingos hasta muy tarde.
La película ha marcado la historia de la tienda hasta tal punto que el Sr. Mdoughy la ha
rebautizado con el nombre que le puso Jean Pierre Jeunot. Por esto, junto al de Au Marché
de la Butte, podemos ver colgado el cartel de la película, donde se lee Maison Collignon,
fondee 1956. Además, en la ventana hay una foto de Amélie colgada y enmarcada, para que ningún
turista pierda el rumbo.
Mdoughy también ha convertido este negocio familiar en un pequeño bazar. Entre otras cosas,
puedes comprar postales de la tienda de ultramarinos por 1,50 euros o un CD grabado en el mismo
súper llamado Ali: L’Epicier de Montmatre. El disco es una curiosa mezcla de beréber, ritmos
electrónicos y viejas canciones del barrio de Montmatre. El autor de tal objeto de culto, un músico
del barrio buen cliente del señor Mdoughy.
Antes de abandonar este particular badulaque, no olvides comprar tres avellanas y un higo.
Amélie nunca lo haría. Y recuerda que esta chica de sonrisa inquietante vivía en el portal de al
lado, en el 58 de Rue des Trois Frères.
Carrusel Carrusel Place St. Pierre
En la Place St. Pierre sigue girando el carrusel delante del cual Nino persiguió a Amélie, la
chica misteriosa, sin mucho éxito. Está abierto todos los días y de noche está completamente
iluminado. Si tienes algunas monedas de euro, podrás subirte al tiovivo.
Canal
St.
Martin
Un paseo
por el Canal St. Martin
Si tanta ruta te ha mareado, haz como Audrey Tautou cuando se disfrazaba de Amélie: dirígete
al Canal St. Martin y tira varias piedras al agua. Un enclave donde incluso oirás el silencio.
Si quieres ser exacto en tus actos, debes ir a la altura de Rue aux Granges Belles, era exactamente
aquí donde Amélie arrojaba su ira al canal en forma de piedras. Al lado hay unos jardines muy
tranquilos y poco transitados, un buen lugar para tomar algo de aire.
Gare
de
l’Est
Gare de l’Est
Para cualquier forofo de la Ruta de Amélie, el principal objetivo de esta estación es el fotomatón.
Búscalo y no te vayas sin tu tira de fotos. Este escenario es clave en el desarrollo de la película:
aquí se produce el segundo encuentro entre Tatou y Kassovitz, además de ser el punto de inicio
de la exhaustiva investigación que la joven de flequillo perfecto hará de una serie de fotografías
misteriosas…
Palace Palace Video
Video
(Boulevard de Clichy 37)
No sabemos si las ventas de porno han crecido en el barrio desde que Amélie se enamoró de uno
de los trabajadores del Palace Video, pero seguramente más de uno se habrá acercado a comprobar
que el lugar es real. Por si a caso, te advertimos, Nino ya hace tiempo que no trabaja aquí.
Willette Place Willette
Busca un poco, quizás encuentres los álbumes de fotos perdidos de Nino. Amélie se los dejó bien
escondidos en esta plaza. El señor Quicampoix sólo tuvo que seguir las flechas y tener una moneda
de cinco francos a mano. En cuanto a la cabina telefónica desde la que ella le guiaba… ya no está,
era parte del atrezzo ameliense.
Canal
St.
Martin
Laruta
de
Gare
de
l’Est
Ruta
de
Cine Abesses
Palace Willette
Video
Café
Amélie
Nº56
Carrusel
Descargar