Militares y Marinos destacados

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ÍNDICE
General Guadalupe Victoria
(Elaborada por el C. Cap. 1/o. Hist. Antonio Aguilar Razo)
1
General Anastasio Bustamante
(Elaborada por el C. Sgto. 1/o. Aux. Hist. César Iván Rodríguez Calderón)
15
General Vicente Guerrero
(Elaborada por el C. Cap. 1/o. Hist. Antonio Aguilar Razo)
25
General Nicolás Bravo Rueda
(Elaborada por la C. Sbtte. Hist. María Luisa Alavez Cataño)
43
General Pedro Maria Anaya
(Elaborada por el Sgto. 1/o. Aux. Hist. César Iván Rodríguez Calderón)
51
General José Joaquín de Herrera Ricardos
(Elaborada por la C. Sbtte. Hist. María Luisa Alavez Cataño)
61
General Felipe Ángeles Ramírez
(Elaborada por el C. Capitán 2/o. Hist. Sergio Martinez Torres)
71
General Alberto Leopoldo Salinas Carranza
(Elaborada por el C. Cap. 2/o. FACV. DEMA Tomás Segoviano Ibarra)
83
General Salvador Alvarado Rubio
(Elaborada por el C. Cap. 2/o. Hist. Sergio Martinez Torres)
93
General Gustavo Adolfo Salinas Camiña
(Elaborada por el C. Cap. 2/o. FACV. DEMA Tomas Segoviano Ibarra)
105
Capitán Pedro Sainz de Baranda y Borreyro
(Elaborada por la C. Mtra. Maria Delta Kuri Trujeque)
197
General Lucio Blanco Fuentes
(Elaborada por el C. Tte. Hist. Antero Naranjo Lara)
117
Capitán Blas Godínez Brito
(Elaborada por los CC. Lic. Mario Oscar Flores López y Lic. Ángel Amador Martínez)
207
General Roberto Fierro Villalobos
(Elaborada por el C. Cap. 2/o. FACV. DEMA Tomas Segoviano Ibarra)
129
Contraalmirante Tómas Francisco de Paula Marín Zabalza
(Elaborada por los CC. Lic. Mario Oscar Flores López y Lic. Ángel Amador Martínez)
217
General Francisco L. Urquizo Benavides
(Elaborada por el C. Sgto. 1/o. Aux. Hist. Rafael Flores Alvarez)
141
General Juan Bautista Traconis Rodríguez
(Elaborada por los CC. Lic. Mario Oscar Flores López y Lic. Ángel Amador Martínez)
227
General Joaquín Amaro Dominguez
(Elaborada por el C. Tte. Hist. Antero Naranjo Lara)
153
Capitán Sebastián José Holzinger
(Elaborada por el C. Lic. Ángel Amador Martínez)
237
General Marcelino García Barragán
(Elaborada por el C. Sgto. 1/o. Aux. Hist. Rafael Flores Alvarez)
165
Vicealmirante Ángel Ortiz Monasterio É Irizarri
247
General Eugenio Cortés Azúa
175
((Elaborada por los CC. Almirante IM.DEM. (Ret) Pedro Raúl Castro Álvarez y Lic. Rosario García González)
Coronel Juan Davis Bradburn
187
(Elaborada por los CC. Almirante IM.DEM. (Ret.) Pedro Raúl Castro Álvarez y Lic. Mario Óscar Flores López)
((Elaborada por los CC. Lic. María del Rosario García González y Lic. Ángel Amador Martínez)
General José María de la Vega González
(Elaborada por el C. Lic. Ángel Amador Martínez)
257
PRÓLOGO
Comodoro Manuel Azueta Perillos
(Elaborada por los CC. Almirante IM.DEM (Ret) Pedro Raúl Castro Álvarez y Mtra. Maria Delta Kuri Trujeque)
267
Almirante Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres
(Elaborada por la C. Mtra. Maria Delta Kuri Trujeque)
277
Capitán Hilario Rodríguez Malpica Sáliva
(Elaborada por los CC. Lic. Mario Oscar Flores López y Lic. Ángel Amador Martínez)
287
Teniente Luis Felipe José Azueta Abad
(Elaborada por los CC. Mtra. Maria Delta Kuri Trujeque y Lic. Ángel Amador Martínez)
297
Cadete Virgilio C. Uribe Robles
307
((Elaborada por los CC. Mtra. Maria Delta Kuri Trujeque y Lic. Ángel Amador Martínez)
Comodoro Carlos Castillo Bretón Barrero
(Elaborada por el C. Lic. Ángel Amador Martínez)
317
A más de dos siglos de haber comenzado la
lucha por la emancipación del pueblo mexicano del
yugo de la Corona española y a una centuria de
haberse iniciado la revolución mexicana, el país entero vuelca sus miradas a estos acontecimientos para
evaluar el camino que hemos recorrido, comprender
nuestro presente y planear el porvenir de esta gran
nación mexicana.
En ocasión de estos sendos aniversarios, las Fuerzas Armadas Mexicanas, protagonistas también de
la vida de esta noble patria desde su génesis, realizan
un sentido homenaje a los hombres que han servido
a la nación, sacrificando intereses particulares, lujos,
comodidades y hasta la vida misma en aras de convertir a México en un país libre, justo y democrático.
Así, el glorioso legado de estos hombres convoca e
inspira a los marinos y soldados mexicanos que hoy
día integran nuestras fuerzas castrenses a defender
el suelo patrio, al igual que ellos lo hicieron.
La historia de nuestra heroica y generosa nación no podría ser comprendida sin las acciones y
las obras de aquellos hombres que, enrolados en las
fuerzas armadas de tierra, aire y mar, participaron
en la consecución y defensa de la soberanía nacional, en la construcción y defensa de las instituciones,
así como en la custodia de las garantías de todo
mexicano. Los nombres de estos personajes son inagotables, de hecho, debemos reconocer que cada uno
de los que hemos habitado esta noble tierra, hemos,
de una u otra manera, contribuido en la edificación
de la patria mexicana; por ende, podría cometerse
la injusticia, sin ánimo de ello, de omitir algún nombre
que con justo merecimiento debiera figurar en esta
obra destinada a rememorar las vidas y obras de los
hombres que nos dieron libertad y soberanía.
Por consecuencia, esta obra sólo comprende algunas biografías de aquellos personajes, nacionales y
extranjeros, que abrazaron la carrera de las armas
y desde ahí ofrendaron sus vidas para el bien de sus
compatriotas mexicanos. Por tal razón, se considera que sus hechos son dignos de perpetuarse en las
próximas páginas para conocimiento y ejemplo de las
generaciones actuales y futuras, llamadas a mantener
y conservar vigentes los más altos ideales y valores
de aquellos héroes y próceres que forjaron a la gran
nación mexicana que hoy somos y que, con este significativo tributo, buscamos celebrarlos.
Confiamos en que el presente trabajo sea el
principio de un sinfín de obras que procuren hacer justicia a los personajes que han sido olvidados y cuya
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obra los hacen merecedores de ser inmortalizados en
la memoria colectiva, inscribiendo sus nombres en los
muros de honor, ya sea del Congreso de la Unión o en
uno de las 32 entidades integrantes de la República
Mexicana; bien erigiendo monumentos o mausoleos
en su honor o publicando biografías que consagren su
vida y obra. Sirva este libro como ejemplo para que
en los próximos años se continúe buscando formas
para rendir un homenaje a todos los hombres y mujeres que dejaron todo para revolucionar sus tiempos y
con ello consolidar el proyecto de la nación que hoy
denominamos con voz en cuello: México.
Almirante Secretario de Marina
Mariano Francisco Sainez Mendoza
INTRODUCCION
La historia de México no puede entenderse sin
la historia de las Fuerzas Armadas Mexicanas, Ejército, Marina y Fuerza Aérea, las cuales siempre han
estado presentes en cualquier evento del devenir de
nuestro país; desde la Guerra de Independencia, pasando por el México Independiente, Intervenciones
Extranjeras (Guerra de Texas, Guerra de los Pasteles, Guerra contra los Estados Unidos y Segunda
Intervención Francesa e Imperio de Maximiliano de
Habsburgo) Guerra de Reforma hasta la Revolución
Mexicana y los acontecimientos del Siglo XX, que
moldearon al país que México es hoy en día.
Asimismo, no se puede entender la historia de las
Fuerzas Armadas, si no analizamos a cada uno de los
grandes personajes que ofrendaron sus esfuerzos y
vidas para forjar con honor, lealtad y patriotismo, una
nación fuerte en el concierto de las naciones, a la que
el mundo respetara por su independencia y libertad,
como es la nuestra.
Desde la misma Guerra de Independencia no
podemos dejar de mencionar a Generales como
Guadalupe Victoria que con una perseverancia no
se dejó vencer por las adversidades; un Vicente
Guerrero que prefirió seguir luchando por la Patria por sobre todas las cosas, incluso la vida de su
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padre; la honestidad de José Joaquín de Herrera,
quien desde las trincheras de la honestidad y rectitud mostró a los mexicanos el camino hacia el futuro;
el valor de Pedro María Anaya que a base de
pundonor luchaba por liberar a su país invadido y
Anastasio Bustamante, quien con su lealtad inquebrantable permitió que México surgiera como país
y se encaminara a ser una nación grande y democrática. Al igual que los anteriores próceres está el
de Nicolás Bravo que sacrificó su salud y fortuna
para que México fuera un país independiente y
que todos los mexicanos disfrutáramos de paz y
libertad.
Así como los personajes de la Independencia,
los mexicanos no debemos olvidar a aquellos que lucharon en la Revolución Mexicana como los Generales Felipe Ángeles, esforzado artillero que con sus
conocimientos aportó objetivos sociales a la lucha;
Salvador Alvarado y Lucio Blanco, quienes con palabras y hechos buscaron repartir a los campesinos
las tierras arrebatadas a los terratenientes y de esa
manera contribuir a formar un país más justo; Joaquín Amaro que profesionalizó al Ejército surgido
de la Revolución, sentando las bases de las Fuerzas
Armadas para la lealtad a las Instituciones legalmente constituidas que siempre han caracterizado
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a los integrantes del Ejército, Marina y Fuerza Aérea. No podemos dejar de mencionar a Francisco
L. Urquizo, luchador incansable que desde la rebelión maderista buscó que los campesinos y obreros
tuvieran mejores condiciones de vida y Marcelino
García Barragán que con su lealtad a toda prueba
nos legó un país fuerte y democrático.
De igual manera, es imprescindible hacer mención del personal de la Armada de México que a
través de sus acciones han coadyuvado a resguardar
nuestras costas y con ello se ha preservado la estabilidad que tanta falta hacía al país para lograr un
desarrollo sustentable, lo que ha permitido que los
mexicanos desarrollen actividades propias. Uno de
esos personajes es el General Eugenio Cortés, quien
custodió permanentemente las costas y apoyó la independencia en 1821; caso similar es el del Capitán
de Fragata Pedro Sainz de Baranda que dirigió la
última fase del bloqueo con lo que se logró el desalojo de los españoles de San Juan de Ulúa, consolidando la independencia de nuestra nación en noviembre
de 1825.
Asimismo, el Capitán de Navío Blas Godínez
dejó incólume el nombre de México al defender con
todos sus recursos a nuestro país, sobre todo durante
x
la guerra contra los texanos y franceses. Al igual que
sus compañeros, no podemos dejar de nombrar al
Coronel de Infantería Juan Davis Bradburn quien se
unió a la causa insurgente y una vez que se logró la
independencia de nuestro país creó el Batallón de
Infantería de Marina. Sin duda, uno de los marinos
más importantes de nuestra historia es el Contralmirante Tomás Marín quien participó en gran cantidad
de acciones navales desde el intento de reconquista
española hasta la Guerra de Reforma e Imperio de
Maximiliano. De igual manera, es básico conocer un
poco del General Juan Bautista Traconis, Infante de
Marina, siempre combativo que luchó contra las intervenciones extranjeras. Otro ilustre marino fue el
Capitán de Navío Sebastián Holzinger que ofrendó
sus mejores años a la Armada de México, luchando
incansablemente en diferentes frentes.
Así como ya mencionamos a ilustres marinos del
siglo XIX es ineludible recordar a personajes que se
forjaron en la Revolución Mexicana, como el Vicealmirante Ángel Ortiz Monasterio, quien modernizó la
Marina de Guerra de nuestro país; de igual manera,
destaca el General José María de la Vega, quien
propuso la creación de la Escuela Naval Militar, en
donde se conjuntaron la teoría y la práctica; de esta
época es el Comodoro Manuel Azueta quien con sus
conocimientos castrenses participó en acciones militares y dirigió la Escuela Naval Militar, mostrando a los
cadetes de este plantel que el camino de todo buen
marino es la lealtad, honestidad, honradez y sobre
todo el patriotismo.
De igual manera, no se puede dejar de mencionar al Almirante Othón P. Blanco, quien fundó la
ciudad de Chetumal e impidió la expansión de los
ingleses en la península de Yucatán; asimismo, merecen todo nuestro reconocimiento los valerosos Teniente José Azueta y Cadete Virgilio Uribe, quienes
ofrendaron su vida para defender a la hoy Heroica
Escuela Naval Militar en contra de los norteamericanos y qué decir del Capitán de Navío Hilario Rodríguez Malpica, quien con valor y bizarría luchó por
los ideales de la Revolución Mexicana; el Comodoro
Carlos Castillo Bretón fundador de la aviación naval.
y fuera en la década de los 20’s del siglo XX, una
potencia aeronáutica; no menos importante es Roberto Fierro Villalobos que durante sus diversas gestiones
como Titular de la Fuerza Aérea modernizó el material aéreo y buscó siempre la grandeza de las Fuerzas Armadas Mexicanas y en especial de México.
Este es un breve, pero merecido homenaje a una
pléyade de grandes militares, marinos y pilotos mexicanos que ofrendaron sus vidas para que las futuras
generaciones tuviéramos mejores condiciones de vida,
aún a costa de sacrificar a su familia y sobre todo
prevaleciendo las necesidades de la Patria por sobre
todas las cosas.
La Fuerza Aérea Mexicana desde su creación
en 1915, nos ha legado grandes hombres como son
los Generales Alberto Salinas Carranza, uno de los
primeros pilotos de nuestro país que luchó en contra
de los grupos reaccionarios y con su gran capacidad
organizó el arma de aviación, asimismo Gustavo A.
Salinas Camina, quien con su intrepidez permitió que
nuestro país desarrollara su propia tecnología aérea
xi
General de División
Guadalupe Victoria
(1786-1843)
Por el C. Cap. 1/o. Hist. Antonio Aguilar Razo.
M
éxico se ha ido forjando a través de problemas externos e internos, así como en guerras con ejércitos extranjeros y luchas fratricidas, en
las que miles de hombres y mujeres han ofrendado
su vida, desinteresadamente, para que este rico y
vasto país, sea grande, dentro del concierto de las
naciones, para que todos sus habitantes gocen de
garantías políticas, sociales, culturales y económicas
que les permitan ser mejores cada día, y como consecuencia, esto se verá reflejado a nivel nacional,
haciendo que nuestro país esté en los primeros planos del orbe.
Uno de esos hombres desinteresados que combatieron en los campos de batalla, en la diplomacia
y como encargado del Poder Ejecutivo de la Nación, fue el General Guadalupe Victoria, quien fiel
a sus convicciones, jamás se rindió ante las adversidades. Ejemplo de ello fue su lucha permanente y
sin tregua, aún a costa de su mermada salud y de
su propia vida.
General de División Guadalupe Victoria, quien dejó sus estudios para unirse a
las fuerzas insurgentes y luchar por la sagrada libertad de nuestra patria.
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El General José Adaucto Fernández Félix, mejor conocido como Guadalupe Victoria, nació en la
Villa de Tamazula, Dgo., en el año 1786. Hijo del
señor Manuel Fernández, gran propietario del Valle
de México y de la señora Alejandra Félix. Desde
pequeño fue criado por un tío que era sacerdote,
con quien realizó los estudios básicos. Posteriormente
se trasladó a la ciudad de México, para realizar los
estudios de Derecho en el Colegio de San Ildefonso.
En esta memorable acción, el Generalísimo Morelos con sus fuerzas llegó a las afueras de la ciudad
de Oaxaca el día 24, e invitó al Teniente General
realista, González Sarabia para que se rindiera, a
lo cual no accedió. Poco antes de las diez de la
mañana del día siguiente, los insurgentes iniciaron el
ataque a la plaza; Ramón Sesma atacó la Soledad,
apoyado por la artillería dirigida por Manuel Mier
y Terán; Mariano Matamoros y los Galeana (Pablo,
Hermenegildo y José Antonio) atacaron por la calle
del Marquesado; Miguel Bravo apoyó los movimientos de las diversas columnas y Morelos se situó en el
fortín de la Soledad.
Cuando aún no terminaba la carrera, estalló la
guerra de Independencia, acaudillada por el cura
Miguel Hidalgo y Costilla, por lo que el joven Fernández Félix, hombre de libros que veía cotidianamente el hambre y las penas que sufría el pueblo
llano, sintió arder en su pecho la libertad y el deseo
de contribuir con su granito de arena, a lograr la
Independencia de su querida tierra. Apenas iba a
sumarse a los independentistas, cuando supo de la
muerte de Hidalgo, por lo que momentáneamente
continuó con su estudios.
Siguiendo con su vida, el joven Fernández tuvo
noticias de que en el sur se había levantado el gran
caudillo José María Morelos y Pavón, por lo que
esta vez no esperó más y a principios de 1812 abandonó todas las comodidades y sus libros tan queridos,
y montó a caballo para unirse a las fuerzas insurgentes del cura Morelos, con quien participó en varias
batallas, entre las que destaca la toma de la plaza
de Oaxaca el 25 de noviembre de 1812.
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Paisaje de la sierra en la que combatió, por más de 9 años, el General
Guadalupe Victoria.
Así, cada lugar defendido por los realistas fue
cayendo; sólo faltaban algunas posiciones bien fortificadas. Uno de esos puntos era el denominado
“Juego de Pelota”, el que fue atacado por tropas
del ya Coronel Fernández Félix, quien, al ver que
sus soldados no se atrevían a avanzar ante el nutrido fuego que los realistas realizaban, impaciente
ante el obstáculo que se le presentaba y ansioso
de terminar la lucha, lanzó su espada a los realistas
y les dijo: “Va mi espada en prenda, voy por ella”.
Acto seguido se arrojó al foso, pasándolo a nado
envuelto por el humo de las descargas y cortó las
cuerdas que suspendían un puente levadizo, único
paso para dicho sitio. Con este hecho valeroso lo
siguieron sus soldados y poco después tomaban la
fortificación enemiga, con lo que permitió que Morelos tomara la ciudad de Oaxaca.
A la una de la tarde, después de más de tres
horas de encarnizado combate, los insurgentes entraron triunfantes a la plaza de Oaxaca, una de las más
importantes de la Nueva España.
Después de esta muestra de valor temerario,
el Coronel Fernández continuó luchando al lado de
Morelos, pero el movimiento insurrecto empezó a
decaer, hasta el grado de ser apresado el Generalísimo Morelos por la desunión de los insurgentes
y pasado por las armas el 20 de diciembre de
1815. En todo este tiempo se mantuvo vivo el espíritu de triunfo del joven Fernández Félix, por una fe
religiosa que le tenía a la Virgen de Guadalupe,
“patrona de los mexicanos”, por lo que aquel amante de los libros, se transformó. No se sabe dónde
ni cuándo surge el férreo hombre de espada y caballo, el independiente, el líder del hombres libres:
Guadalupe Victoria.
El Coronel Victoria, gracias a su actividad constante, fue nombrado Segundo Jefe de la Provincia de
Veracruz, por orden del Congreso de Chilpancingo,
dominado por el hacendado poblano Juan N. Rossains,
sólo subordinado a Juan Pablo Anaya. Por ausencia del guerrillero, Anaya quedó como Comandante
de la Campaña el Coronel Victoria, quien pronto se
ganó el afecto y el respeto de los insurgentes que
operaban en la región, entre los que se distinguían
Miguel Moreno de la Fuente y Juan Moctezuma
Cortés, entre otros.
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Por sus hazañas de guerra, pronto fue ascendido
a General, luchando codo a codo con sus tropas,
siempre a caballo, durmiendo en campo raso o en
alguna choza, sin más provisiones que fruta y un trozo
de carne seca. A pesar de estas penalidades, el General Victoria derrotó en Los Manantiales, en junio de
1815, a una columna de granaderos comandada por
Manuel Méndez, que conducía un convoy de Jalapa
al puerto de Veracruz.
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técnica utilizada por los insurgentes que operaban
en la sierra veracruzana, era por medio de guerra
de guerrillas, dando un golpe con el mayor número
posible de hombres (llegaron a tener cerca de mil
soldados), y después se dispersaban a sus ranchos,
hasta nuevo aviso.
Pronto las tropas insurgentes del General Victoria dominaron el camino a Veracruz, por donde
pasaba todo comercio entre México y Europa. Ante
estos hechos, los comerciantes determinaron pagar un
impuesto a los insurrectos, para que dejaran pasar sus
mercancías, lo cual permitió a los insurgentes disponer
de dinero para comprar armas y pertrechos para
continuar la guerra.
Mientras tanto, se suscitaban problemas internos
entre los insurgentes, sobre todo con Rossains, quien
trató de imponerse a los demás jefes independientes,
mandando fusilar a algunos de ellos, por lo cual, los
que quedaban se unieron a las tropas del General
Victoria y se enfrentaron con los partidarios del hacendado poblano, cerca de Huatusco, saliendo triunfantes los del General Victoria. Rossains fue aprehendido y puesto a disposición del Congreso, pero logró
escapar cerca de Chalco; posteriormente pidió ser
indultado y vivió en la ciudad de Puebla.
El General Guadalupe Victoria conocía perfectamente la topografía de la sierra de Veracruz, como
si fuera nativo de ella, con sus barrancas profundas y
grandes montañas, las cuales recorría infatigable, con
sus soldados indígenas que soportaban sin quejarse,
el hambre y la sed, y para quienes dormir en el campo de la tierra caliente era un hábito.
Para terminar con los rebeldes apostados en
Puente del Rey, el Virrey Félix María Calleja ordenó
al nuevo Gobernador Civil y Militar de Veracruz, el
Brigadier Fernando Miyares y Mancebo, que terminara con los insurgentes de la región, por lo que con
los 2,000 hombres que tenía bajo su mando, formó los
regimientos “Cuatro Ordenes Militares” y “Navarra”.
Estableció su Cuartel General en Puente del
Rey, que estaba coronado por altas montañas, en
donde el General Victoria hizo subir algunas piezas
de artillería, con las que se hizo inexpugnable. La
El nuevo comandante estableció almacenes en
la Fortaleza de San Carlos de Perote y a partir de
esa ubicación, empezó a construir fortines en los puntos de apoyo, por donde pasaban los convoyes. Tal
disposición pronto afectó a los insurgentes, que se vieron obligados a reforzar las defensas de Puente de
Rey. El Brigadier Miyares llegó frente al cuartel de
los insurgentes el 24 de julio, a los que desalojó después de fuertes combates, quedando dueño de tan
estratégica posición y obligando con ello al General
Victoria a retirarse a las montañas.
Para complementar el aislamiento en que se encontraban los insurgentes, el Comandante Miyares
ordenó que tomaran el puerto de Boquilla de Piedras,
en la costa de Barlovento, en donde los independentistas compraban armas y pertrechos, y establecían
comunicación con los Estados Unidos.
Fuerte de San Carlos de Perote, Ver., donde operó el Gral. Guadalupe
Victoria durante su brillante carrera.
Para diciembre de 1815, el General Victoria
quedó reducido a jefe de guerrillas y el movimiento
independentista había decaído a tal grado, que sólo
quedaban pequeños grupos en las zonas montañosas, entre los que destacaban Nicolás Bravo, Vicente
Guerrero, José Francisco Osorno y el propio Guadalupe Victoria. Tratando de encender nuevamente la
flama de la libertad, Manuel Mier y Terán proponía
reinstalar el Congreso y que se integrara un Gobierno Provisional, con el nombre de Convención Departamental, compuesta por las provincias de Veracruz,
Puebla y Norte de México.
El plan fue rechazado, tanto por Guerrero
como por Guadalupe Victoria, quien siguió realizando esporádicas expediciones por el camino a
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Veracruz, principalmente a Puente del Rey y Puente
Nacional, y después se resguardaba en la espesura
de las montañas.
serie de acciones de guerra, el General Victoria estuvo a punto de perecer, cuando una bala de cañón
le arrancó parte del sombrero que llevaba.
En el año de 1817, el cerco realista a las fuerzas
insurgentes se estrechó hasta encerrarlos en la zona
de Huatusco, donde los rebeldes levantaron fortificaciones en Palmillas, sitio rodeado de profundos barrancos y altas montañas. En esta región se hallaban
varios grupos que obedecían al General Victoria,
por lo que el gobierno virreinal mandó al Coronel
Francisco Hevia para exterminarlos. Este militar realista tomó Huatusco a mediados de febrero, quemando
el poblado y fusilando prisioneros, con el pretexto de
que apoyaban a los insurgentes.
El General Victoria acampó en Alto de Tisor,
cerca de Misantla, sitio donde el nuevo Virrey Juan
Ruiz de Apodaca le ofreció el indulto si dejaba la lucha. Ante las constantes derrotas, la gran mayoría de
los insurgentes aceptó el indulto, creyendo perdida la
causa de la libertad. El indomable guerrero de Tamazula rechazó las propuestas del gobierno virreinal
y se retiró al fuerte de Palmillas, en donde los defensores abrieron tres fosas y levantaron tres estacadas.
Los independentistas que salieron de Huatusco,
se replegaron al fuerte del cerro del Chiquihuite, fortificado con fuertes estacadas; los realistas, no teniendo posibilidad de tomarla por medio de un ataque frontal, atravesaron un espeso bosque y cayeron
sobre los rebeldes por la izquierda, desconcertando
con ello a los defensores, que abandonaron el cerro
y se dirigieron al fuerte de Palmillas.
Tratando de tener una salida al mar, el General Guadalupe Victoria audazmente se apoderó del
puerto de Nautla, pero rápidamente tropas realistas
lo recuperaron y las fuerzas insurgentes se retiraron
a Misantla. Durante varios días, los rebeldes fueron
perseguidos, trabándose reñidos combates. En esta
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El Coronel Hevia sitió Palmillas, a donde llegó
el 19 de junio de 1817; durante varios días, los realistas hicieron contratrincheras sobre los bordes de las
barrancas. El 30 de junio del mismo año se rompió
el fuego de cañón, que se mantuvo cerca de un mes
pero la noche del 28 de julio, 75 defensores abandonaron el fuerte, entre ellos el General Victoria; el
resto fue aprehendido y pasado por las armas, unos
en Huatusco y otros en Orizaba.
Por su parte el General insurgente decidió refugiarse en la espesura de las montañas, guardando
celosamente la fe en el triunfo de la causa de la
libertad y sin más compañía que su espada. Algunos
indios, que en un tiempo anduvieron con él, le proporcionaban víveres para algunos días. Sin embargo, su
sombra libertaria seguía alentando a varios grupos
insurgentes, por lo que el gobierno novohispano ordenó que el Coronel Hevia, con dos secciones, buscaran
al General Victoria por toda la sierra, hasta exterminarlo. Los realistas asolaron la región, sin encontrar al
célebre insurgente.
Durante varios meses continuó la persecución,
tiempo en que el ilustre duranguense se alimentó de
frutas silvestres y de algunos animales que lograba
cazar con su enmohecida espada. En una ocasión,
los soldados realistas estuvieron a punto de capturarlo, pero el General Victoria, gracias a su agilidad,
atravesó a nado un torrente y se perdió en la espesura del bosque. Los perseguidores, para evitar más
penalidades, dieron parte de que habían hallado el
cadáver del insurgente de Tamazula. La gaceta de
México publicó la información detallada y los soldados fueron retirados de la región.
Fatigado y enfermo por el aire tropical, con su
ropa hecha harapos y el cuerpo bastante lastimado
por las espinas, sufriendo hambre y tomando solamente agua, el General Victoria permaneció treinta
meses sin probar una migaja de pan y sin ver figura
humana, sólo escuchando su voz interna y la de la
naturaleza.
El 24 de febrero de 1821, el Coronel Agustín
de Iturbide proclama el Plan de Iguala, el cual estableció para la Nueva España, entre otros puntos, los
siguientes:
• La religión oficial sería la católica.
• Independiente de cualquier potencia.
• La forma de gobierno sería una monarquía moderada y tendría como Emperador a Fernando VII o, en su defecto, alguno de sus familiares.
• Provisionalmente se fundaría una Junta Gubernamental que gobernaría a nombre del Rey, y
que las Cortes establecieran una Constitución.
Al saber de la proclamación de dicho plan, los
indios, antiguos soldados del General Victoria, fueron
al pie de la montaña con comida y fusiles, haciendo
hogueras como señal para su antiguo comandante.
Seis semanas estuvieron buscando al “Jefe de Hombres Libres”, pero con resultados negativos; cuando se
les acabaron las provisiones e iban montaña abajo,
notaron que en un arroyo estaba una huella de un
zapato, que era muy raro en la región, por lo que
un indio se quedó en ese sitio por dos días más, sin
ningún resultado positivo.
El indio dejó cuatro tortillas sobre la rama de un
árbol, cerca del arroyo y fue por más víveres para
continuar su búsqueda. Días después, el General Victoria halló las tortillas y se las comió , pero se volvió a
ocultar sin ser visto, para saber quién le había dejado
alimento. Pronto apareció el indio y, saliendo de su escondite, corrió a abrazarlo, pero el soldado indígena
huyo ante el espectro que se le apareció: un hombre
semidesnudo, descarnado, con el cabello erizado y la
barba larga, con una espada enmohecida en la mano.
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La noticia de que el General Victoria estaba
vivo se extendió por todo el territorio veracruzano,
proclamándose la Independencia por todas partes.
En Santa Fe, dicho General lanzó una proclama a los
hijos de la costa; el documento dice:
“Conciudadanos: Gracias al cielo porque, benigno, se ha dignado conservar maravillosamente mi
existencia. Después de haber sufrido por espacio de
treinta meses continuos, tanto y tan extraordinarios
sacrificios..., como pude, he tenido ya el dulce placer
de verme incorporado, y de ofrecerme de nuevo a
vuestra disposición, por si de algún modo mi persona fuera de utilidad. Unión eterna, conciudadanos, y
así nos haremos invencibles..., no desmayemos jamás;
tengamos una inalterable constancia, y con el valor
firme de hombres libres, hagamos un gran esfuerzo,
hasta lograr la obra comenzada..., desengañémonos
para siempre, de que no hay otro medio que morir o
ser independientes. Descansad, por último, en la firme
confianza de que, en mí no tendréis un Jefe, sino un
compañero y amigo, que sabrá sacrificarlo todo en
aras de la Patria.
Dos meses después se presentó ante Agustín de
Iturbide en San Juan del Río, Qro., para proponerle que le hiciera algunos cambios al Plan de Iguala,
entre los que se contaban: que se estableciera un
gobierno republicano; que ocupara el trono algún antiguo insurgente que no se hubiera indultado y que
fuera soltero, para que se casara con una india de
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Guatemala, para formar una sola nación; que se integrara una Junta de Jefes Independientes, la cual
fungiría como Gobierno Provisional; que se integrara
un Congreso cuanto antes, y que si algún comisionado español llegaba, fuera detenido con decoro y que
nadie tratara con él, hasta que el Congreso Nacional
se reuniera.
pano. Como es lógico suponer, quedaron excluidos
los verdaderos patriotas que por años lucharon por
lograr la Independencia, como Vicente Guerrero, Nicolás Bravo, Andrés Quintana Roo, Ignacio López
Rayón y Guadalupe Victoria, por lo que este último
se retiró a Veracruz.
Estas modificaciones, lógicamente no le convenían
a Iturbide, por lo que comisionó al General Guadalupe Victoria, sin otorgarle grado militar y mucho menos
tropas, a tierra caliente, con un ayudante suyo para
que lo vigilara. El General Victoria lanzó una segunda proclama en elogio de Iturbide, recomendándole
la unión para el buen éxito del Plan.
El 27 de septiembre entró a la Ciudad de México el Ejército Trigarante, a las órdenes de Iturbide
y al día siguiente se instaló la Regencia, compuesta
por el propio Iturbide, Manuel de la Barcena, Isidro
Yáñez, Manuel Velázquez de León y Juan O’ Donojú. Esta Regencia emitió el Acta de Independencia
ese mismo día, fecha en que oficialmente nuestro país
nació a la vida independiente.
El 24 de agosto de 1821, firmaron los Tratados
de Córdova, el Virrey Juan O’ Donojú y Agustín de
Iturbide, por los cuales se reconocia la independencia
de la Nueva España y el establecimiento de un gobierno monárquico moderado y de una junta provincial gubernativa. Dos comisionados partieron rumbo
a España, a presentar los tratados a Fernando VII.
El propio O’ Donojú fue nombrado miembro de
la Junta, que tenía como objeto elegir un Presidente
de la misma, el cual, a su vez, nombraría a tres personas para integrar una Regencia.
Al proclamarse el Imperio, el 18 de mayo de
1822, el Congreso Constituyente declaró Emperador
a Agustín de Iturbide, con el nombre de Agustín I. De
inmediato, todos aquéllos que deseaban un puesto en
la Corte, se adhirieron al Imperio, menos el General
Guadalupe Victoria, quien manifestó públicamente su
desacuerdo, por lo que fue apresado, pero pronto
escapó y se refugió en la Hacienda de Paso de Ovejas, propiedad de Francisco Arrillaga, español que
simpatizaba con la causa independiente y posteriormente republicano.
En vísperas de ocupar la Ciudad de México,
Iturbide se dedicó a elegir a 38 personas, entre los
más ricos de la capital y partidarios del dominio his-
El 2 de diciembre, el General Antonio López
de Santa Anna, al ser destituido de la Comandancia
Militar de Veracruz se levanta en armas, proclaman-
do la República, al que se une el General Guadalupe Victoria, quien queda al mando de las tropas.
Iturbide, para acabar con esta sublevación, envía al
General José Antonio Echávarri, pero éste se une a
los rebeldes para derrocar al emperador, exigiendo
la restauración del Congreso, previamente clausurado por Iturbide. Este movimiento triunfa y el efímero
emperador sale desterrado. Al General Victoria le
correspondió contratar la fragata “Rowlins”, que condujo a Iturbide el exilio y pasó a verlo antes de que
se embarcara.
Para establecer una nueva forma de gobierno, se nombra un Triunvirato llamado Supremo
Poder Ejecutivo, integrado por los Generales Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Pedro Celestino Negrete, que entra en funciones el 1 de abril
de 1823. Sin embargo, el General Victoria, que
desempeñaba el cargo de Comandante Militar y
Gobernador Interino de Veracruz, no se presentó
hasta junio del siguiente año, ya que preparaban
el asalto al Castillo de San Juan de Ulúa, aún en
poder de los españoles.
Para premiar sus servicios a la causa de la Independencia, el soberano Congreso Mexicano emite un
decreto el 25 de agosto de 1823, por el que declara
Benemérito de la Patria a los Generales Guadalupe
Victoria y Vicente Guerrero. Además, se les reconoce
el grado de General de División.
21
En agosto de 1824, ante la amenaza española en San Juan de Ulúa, el Congreso lo comisiona
para que tomara dicha fortaleza y consolidara la
Independencia Nacional, por lo que su lugar en el
Supremo Poder Ejecutivo lo ocupa el Sr. Miguel Domínguez. Mientras el General Victoria se ocupaba
de organizar la toma de la fortaleza de San Juan
de Ulúa, se llevaron a cabo elecciones en el país
para elegir Presidente de la República, en los cuales
resultó ganador el General Victoria, quien tomó posesión como Primer Presidente de México el 10 de
octubre de 1824.
Durante su gestión tuvo muchos problemas para
establecer su gabinete, sobre todo por los apuros
económicos que pasaba el país. En su administración
se creó el Distrito Federal como sede de los Poderes
de la Nación, se establecieron relaciones diplomáticas con Inglaterra, Estados Unidos, Centroamérica y
Colombia; se firmó un tratado con Inglaterra, mismo
que estimuló las inversiones extranjeras, sobre todo
en la minería; se aprobó recibir proposiciones para
la apertura de un canal transoceánico en el Istmo de
Tehuantepec; se declara a Tlaxcala territorio de la
Federación; se redujeron las fiestas religiosas y cívicas; se crea la Tesorería General de la Nación, se
decretó la abolición de la esclavitud; se amnistió a los
procesados por delitos políticos; se estimuló la creación de logias masónicas y se estableció el sistema
lancansteriano de enseñanza.
22
En cuestiones militares, se compraron barcos
para estrechar el bloqueo a San Juan de Ulúa y con
ello capituló la guarnición española, el 18 de noviembre de 1825; se proyectó armar expediciones para
liberar los territorios americanos en manos de los españoles; fue sofocada la conspiración del Padre Joaquín Arenas, que prentendía restablecer el dominio
español en México, por lo que se decretó la expulsión
de los españoles, el 20 de diciembre de 1827, y se
extinguió la rebelión del Coronel Manuel Montaño
en Otumba, así como la de El Parian, entre otras.
El 1 de abril de 1829, el General Victoria entregó la Presidencia al General Vicente Guerrero.
En junio de ese mismo año, pidió licencia para ir a
su hacienda de “El Jobo”, cerca de Tlapacoyan, Ver.
y de otros lugares limítrofes al estado de Puebla, lo
cual se le concedió.
Durante la rebelión del General Santa Anna,
iniciada en enero de 1832, el General Victoria fungió
como mediador entre este militar veracruzano y el
gobierno del General Anastasio Bustamante, llegando finalmente a un arreglo en Corral Falso, con el
que se dio fin a los combates y Bustamante renuncia
a la Primera Magistratura, ocupando este cargo el
General Manuel Gómez Pedraza.
En 1833 fue nombrado Comandante Militar de
Puebla y un año más tarde salió a pacificar la región
de Orizaba, donde se habían levantado en armas
grupos liberales, en contra del gobierno del General
Santa Anna. Como su comisión la cumplió sin derramamiento de sangre, el Presidente de la República lo
manda a pacificar Oaxaca, en donde permanece en
campaña de octubre de 1833 a abril de 1834.
Una vez pacificado el Departamento de Oaxaca regresa a Puebla, donde habían surgido varios
problemas, principalmente rebeliones dirigidas contra
las medidas del gobierno centralista. En enero de
1837 fue nombrado Comandante del Departamento
de Veracruz, a fin de que pacificara la región de Papantla, donde se había sublevado el cabecilla Olarte.
Apenas terminada la campaña, en abril del mismo año de 1837, el General Bustamante, nuevamente Presidente de la Nación, lo nombró Ministro de la
Corte Marcial, con sede en la Ciudad de México,
a donde tuvo que trasladarse. En este cargo estuvo
sólo diez meses, ya que en febrero de 1838 pasó
como agregado al Primer Regimiento de Iguala.
Sin embargo, nuestro país de nuevo veía amenazada su integridad territorial, cuando los franceses
bloquearon el puerto de Veracruz en abril de 1838,
exigiendo que se le pagaran $600,000.00 por indemnización, a causa de los daños que sufrieron comerciantes franceses durante los constantes disturbios
internos; entre éstos estaba un pastelero que vivía en
Tacubaya; por estos hechos, sarcásticamente el pueblo
llamó a este acontesimiento “La Guerra de los Pasteles”.
Sabedores de la gran capacidad diplomática
del General Victoria, el gobierno lo nombró Jefe de
la Vanguardia y encargado de negociar con los galos un tratado de paz que no resultara perjudicial
para nuestro país. El General Guadalupe Victoria,
gracias a sus buenos oficios y a la intervención inglesa, logró que se suspendieran las hostilidades, para
reabrir el puerto de Veracruz al comercio, única entrada económica del país. Finalmente, los franceses
se retiraron, con el compromiso por parte de nuestro
país, de pagarle lo exigido y de darle facilidades al
comercio galo.
Después de concluir la Guerra de los Pasteles,
el General Victoria se retiró a su hacienda para
descansar, ya que por este tiempo comenzó a sufrir
ataques epilépticos, así como a padecer de dolores
de cabeza y ataques de nervios, al pensar que su
amada Patria podía ser presa de naciones como los
Estados Unidos.
Tratando de restablecerse y pensando que un
posible remedio a sus males era contraer nupcias, en
noviembre de 1814, se casó con la señorita María Antonia Bretón, originaria de Jalapa. A pesar de esto,
su enfermedad seguía avanzando, por lo que pidió licencia para ir a la ciudad de Puebla para atenderse.
Al no tener resultados positivos, se traslada al puerto
de Veracruz y posteriormente a Tlapacoyan, cerca
de su hacienda.
23
En dicho lugar se encontraba, cuando el General Santa Anna se enteró de su lamentable estado
de salud y le envió, en noviembre de 1842, un médico
con las medicinas necesarias para aliviarlo, pero su
enfermedad había avanzado tanto, que esperaban
su muerte de un momento a otro. Finalmente lo trasladaron al Fuerte de San Carlos de Perote, donde
se logró recuperar un poco, pero falleció el 21 de
marzo de 1843, a la edad de 57 años. Al respecto,
el General José Durán, Comandante de la Fortaleza
de San Carlos, dio parte al Ministro de Guerra y
Marina, en estos términos.
“Con el más profundo pesar tengo el sentimiento
de informar a V.E., que el E.S. General de División
Benemérito de la Patria D. Guadalupe Victoria, ya
no existe. Ayer a las doce y media, después de una
larga y penosa enfermedad, que declinó en atrofia,
ha sucumbido V.E., y satisfecho el fatal tributo a la
ingnosorable ley de la naturaleza”.
sidencial, con dignidad, lo cual no volvió a suceder
hasta cuarenta años después con Benito Juárez.
En su honor se le antepuso el nombre de Victoria
a la ciudad de Durango, y por decreto del 8 de abril
siguiente, sus restos, junto con los del General Vicente
Guerrero, fueron trasladados al panteón de Santa
Paula de la Ciudad de México y sus nombres escritos con letras de oro en la Cámara de Diputados. Lo
primero no se realizó hasta 1862, cuando el General
Alejandro García exhumó sus restos y los trasladó
a la ciudad de Puebla, siendo posteriormente depositados en la Columna de la Independencia de la
Ciudad de México, en 1923.
FUENTES CONSULTADAS
• Archivo Histórico Militar de la Secretaría de la
Defensa Nacional. Expediente personal del General de División Guadalupe Victoria, XI/III/1-24.
• Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México, Editorial Porrua, S.A. ,1986.
• El Iris, Periódico literario, político y mercantil,
Tomo IV, 1838.
• Enciclopedia de México, Editorial SEP. México
1988.
• BUSTAMANTE, Carlos María de. Cuadro Histórico, Talleres tipográficos, 1926.
• RIVA Palacio, Vicente. México a través de los
Siglos, Editorial Cumbre, S.A.,1979.
• ZAVALA, Lorenzo de. Ensayo Histórico de las
Revoluciones de México, Oficina Impresora de
Hacienda, 1918.
Se le practicó la autopsia y sus restos fueron embalsamados, para luego ser depositados, con todos
los honores, en la urna de la capilla de San Carlos
de Perote. Con la muerte del General Guadalupe
Victoria, nuestro país perdió a uno de sus grandes
hijos, al Caudillo de Hombres Libres, que sólo buscó
el bienestar de la Patria, por sobre todas las cosas e
intereses personales; a un gran estadista que, a pesar
de todos los problemas por los que pasaba la novel
nación, supo salir adelante y concluir su período pre24
25
General de División
Por el C. Sgto. 1/o. Aux. Hist. César Iván Rodríguez Calderón.
E
l General Anastasio Bustamante, nació en el pueblo de Jiquilpan, actual estado de Michoacán, el
27 de julio de 1780; sus estudios básicos los efectuó
en el Seminario de Guadalajara y posteriormente se
trasladó a la Ciudad de México para realizar estudios de medicina. Conocedor de las necesidades de
la población del norte de la Nueva España, se estableció en la ciudad de San Luis Potosí. En 1808, al conocerse sobre la prisión del Rey español Fernando VII,
se organizó un cuerpo de Voluntarios del Comercio,
constituido por los jóvenes de las principales familias
de la ciudad de San Luis Potosí.
Como ya mencionamos, al conocerse en la Nueva España, esta última noticia, la reacción no se hizo
esperar: inmediatamente se convocó a una junta de
delegados de los Ayuntamientos que conformaban la
Nueva España. En ese momento, el Virrey era José de
Iturrigaray, el Síndico Don Francisco Primo de Verdad
y el Regidor Juan Francisco Azcárate, quienes bajo
la dirigencia del liberal Francisco Primo de Verdad,
26
26
General de División Anastasio Bustamante, militar realista que abraza la causa insurgente, cuando Agustín de Iturbide proclama el “Plan de Iguala”.
27
acordaron la formación de un gobierno provisional y
temporal, bajo el lema “La Soberanía Popular”.
Esto último provocó que las fracciones conservadoras se levantaran en contra del gobierno virreinal,
apresando a sus titulares la noche del 15 al 16 de
septiembre de 1808. Esta acción estuvo comandada
por el General Gabriel Yermo, quien envió al Virrey
Iturrigaray a España acusado de traición y prevaricación1, delitos de los cuales resultó absuelto del primero, y por el segundo tuvo que pagar una multa.
Azcárate fue hecho prisionero y liberado tres años
después, pero Primo de Verdad fue asesinado en su
celda del Arzobispado de México, el 4 de octubre.
Tiempo después, las ideas de Primo de Verdad fueron retomadas en la conspiración en Querétaro, por
sus autores el Sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla, el
Capitán de Milicias de Infantería de Valladolid José
María García de Obeso; el franciscano Fray Vicente Santa María; el Sacerdote de Huango, Licenciado Manuel Ruiz de Chávez; el Comandante de la
bandera de Regimiento de la Nueva España, Mariano Quevedo; el Licenciado Nicolás de Michelena,
su hermano Mariano y el Licenciado Ignacio Soto
Saldaña; la mayoría de ellos amigos de Hidalgo, a
quienes él había advertido que era muy temprano
para dicha acción.
A pesar de que Hidalgo comulga con la idea de
derrocar al régimen, presentándosele la oportunidad
con otro grupo de criollos que se organiza en Que28
rétaro, bajo la protección de Miguel Domínguez,
Corregidor de dicha ciudad y, sobre todo, la intervención de su esposa, Doña Josefa Ortiz. Esta nueva
conspiración se formó con civiles de clase media y
algunos oficiales del ejército realista, entre los que se
encontraban Ignacio Allende, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Joaquín Arias, Francisco Lanzagorta y
demás miembros de la comunidad que simpatizaban
con el movimiento.
Sin embargo, la conspiración fue descubierta y
se ordenó la aprehensión de los implicados; esto llegó
a oídos de Doña Josefa Ortiz de Domínguez, quien
mediante un emisario, pudo hacer del conocimiento
a los conspiradores. El Sacerdote Miguel Hidalgo y
Costilla decidió iniciar el movimiento emancipador,
para lo cual ordenó que se convocara al pueblo en
el atrio de la Parroquia de Dolores. Hidalgo mandó
tocar las campanas de la Iglesia y alrededor del atrio
se reunió el pueblo, quien al escuchar sus palabras, se
dieron cuenta de que había llegado la hora de reclamar al sistema colonial, las afrentas que por casi tres
siglos de dominación habían sufrido. Hidalgo arengó
al pueblo que lo escuchaba, invitándolos a que se
levantaran en armas.
Al estallar la Guerra de Independencia, el Brigadier Félix María Calleja organizó tropas en San
Luis Potosí, para combatir a los rebeldes. Entre ellos
se encontraba el Doctor Anastasio Bustamante, al
que se le dio el grado de Teniente de Lanceros del
Cuerpo de Caballería, de la Brigada de San Luis.
Con esta unidad participó en la batalla de Aculco el
6 de octubre de 1810, en donde un grupo de 5,200
hombres de las distintas armas, bien disciplinados y
pertrechados, logró derrotar a 40,000 rebeldes. Es
importante mencionar que el Teniente Bustamante se
distinguió en la batalla por una gran capacidad organizativa y, sobre todo, por su valor.
El 17 de noviembre de 1811 participó en la batalla de Puente de Calderón, en la que el Teniente
Bustamante demostró su adiestramiento y buena preparación castrense, al destacarse como oficial subalterno, venciendo a más de 80,000 independentistas,
siendo del personal que después de varias horas de
lucha, seguía combatiendo con bizarría, por lo que
se le concedió una medalla de honor y se le declaró
Benemérito de la Patria.
Con el propósito de acabar con la Junta de Zitácuaro, que había organizado Ignacio López Rayón
junto con José María Liceaga, este último como Teniente General de las fuerzas independientes, levantó
un acta que proclamó la necesidad de establecer una
Junta Suprema que organizara los ejércitos y protegiera la causa por la que luchaban. Por ello, el virrey
comisionó a Calleja para combatirla. Éste citó al Jefe
Porlier que guarnecía Toluca, a García Conde que
estaba en Guanajuato y al Teniente Anastasio Bustamante que operaba en Michoacán, para atacar de
manera simultánea a las fuerzas insurgentes.
General Brigadier Félix María Calleja del Rey, militar realista, que con sus
grandes dotes militares, contuvo el movimiento insurgente sin embargo, esto
sólo retrasó el triunfo de la Independencia de México.
29
Una vez reunidos en Maravatío, Mich., Bustamante participó en el ataque a Zitácuaro, el cual fue
comandado por Calleja, con una fuerza de cerca
de 6,000 hombres y 23 piezas de artillería, contra
una guarnición insurgente de sólo 700 hombres y
30 piezas de artillería. El día 1 de enero, Calleja se
presentó con su fuerza; al día siguiente la plaza cayó
después de varias horas de resistencia, por lo que el
General realista ordenó el desalojo de la plaza y la
quemó, como advertencia a todos aquéllos que osaran desafiar al gobierno virreinal.
Ante el avance de las fuerzas de José María
Morelos y Pavón en el sur, el virrey Francisco Javier
Venegas, pensó que el mejor hombre para detenerlo
era el General Brigadier Calleja, quien acababa de
salir triunfante en la toma de Zitácuaro. El virrey le
hizo entrar a la Ciudad de México el 5 de febrero
de 1812, con el propósito de organizar una expedición militar contra las fuerzas insurgentes. Por ello salió
a marchas forzadas el 12 y acampó el 17 cerca de
Cuautla, Mor., en el campo de Pasulco.
Dos días después, Calleja ordenó el ataque de
Cuautla y, a pesar de la superioridad militar y de
pertrechos que tenían a su favor las fuerzas realistas,
fueron rechazados por los patriotas insurgentes, tres
veces, lo cual hizo a Calleja repensar en la estrategia
que estaba manejando.
30
Inició el sitio de la plaza, cortando la comunicación, el suministro de víveres y el agua corriente. Galeana, al mando de un valeroso grupo de patriotas,
logró arrebatarle la toma de agua y la conservó a
favor de la causa insurgente. Sin embargo, el 2 de
mayo, el hambre y las enfermedades, obligaron al
Generalísimo Morelos a tomar la decisión de abandonar la plaza.
Durante la huida de Morelos, el General Calleja comisionó al Teniente Bustamante para capturar a Morelos, lo cual no pudo conseguir gracias a
su escolta, que se sacrificó para salvar al “Siervo de
la Nación”.
Por el gran valor desplegado durante el largo
sitio, se le otorgó al Oficial Bustamante el grado de
Capitán Provisional, además de darle un escudo (condecoración) y se le declaró Benemérito de la Patria.
En 1815 le tocó cubrir la retirada del jefe español José Barradas, que había sido atacado por el
insurgente José Francisco Osorno, quien dominaba la
región que comprendía de los llanos de Apan hasta Papantla, Ver., en donde, a pesar de haber sido
Bustamante herido en la pierna, desplegó gran actividad para poner a salvo a sus tropas, logrando llegar
desde Nopaltepec hasta San Juan Teotihuacan, con
lo que permitió que las tropas realistas salieran sin
novedad. De igual manera, tomó parte en el sitio del
Fuerte del Sombrero, situado en la Sierra de Coman-
ja, municipio de León, Gto., que había sido ocupado
por los insurgentes Pedro Moreno, Encarnación Ortiz
y Miguel Borja. Así mismo, sostuvo diversos combates
contra los insurgentes que operaban en la provincia
de Guadalajara, destacándose en el de la hacienda
de Guanimaro.
En el año de 1816, sostuvo varias acciones de
guerra en contra de los rebeldes acaudillados por
Osorno, sobresaliendo en los llanos de Apan, los Arcos de Zempoala, Ometusco y en el puerto de Veracruz; al respecto, en su hoja de servicios se especifica:
“…se porta con brillantez e intrepidez, que le es genial, cuyo valor nada común, lo tiene acreditado en
todas las acciones de pública voz y fama…”.2
Es importante no dejar de mencionar, que por
haber combatido previamente a los insurgentes en
el Bajío, en 1817 fue comisionado para batir a los
rebeldes que se habían resguardado en los fuertes
de Comanja y San Gregorio, habiendo sido herido
en la primera, por lo que, con base en su excelente
capacidad táctica y estratégica y, sobre todo por
su valor en combate, le fue otorgado el grado de
Coronel y un escudo de distinción por cada acción. Al ya Coronel Bustamante le tocó combatir y
aprehender a Pedro Moreno y a Francisco Javier
Mina, en la Hacienda de la Caja y en el rancho del
Venadito, por lo que se le concedió nuevamente un
Escudo de Distinción.3
Por su gran capacidad combativa, fue comisionado para exterminar a los rebeldes de Nueva Galicia y Michoacán, en especial contra el Padre Torres,
a quien derrotó en la Hacienda de Zurumuato y en
el rancho de los Frijoles. Posteriormente, se enfrentó a
Guadalupe Victoria en la Calera y más tarde contra
Lucas Flores y Basilio Ramírez, a quienes derrotó a
pesar de que fue sorprendido y de contar con unos
cuantos soldados.
Así mismo, acabó con la gavilla de Andrés Delgado, conocido como “El Giro”, en el rancho del Tecolote, en diciembre de 1818, y en julio de 1819 sorprendió al propio Delgado en el rancho de Laborcilla
(actual Juventino Rosas, Gro.) quien al verse rodeado,
retó a sus enemigos a luchar cuerpo a cuerpo, y después de recibir varias lanzadas, Delgado se arrancó
una lanza que tenía en el pecho y con ella alcanzó a
matar a varios realistas, hasta que fue rematado. Su
cabeza fue expuesta en la plaza principal de Salamanca, con lo que quedó pacificada la provincia de
Guanajuato, por lo que el Virrey de la Nueva España
le concedió otro Escudo de Distinción.
Al iniciar el movimiento de Iguala en 1821,
Agustín de Iturbide le solicitó su colaboración, ya
que conocía sus dotes militares, y su gran influencia
en esas regiones y entre las tropas que la guarnecían. Entusiasmado con las propuestas de Iturbide
se adhirió al Plan de Iguala, que fue un programa
político lanzado el 24 de febrero de 1821, por el
31
Coronel Agustín de Iturbide, en el que se proclamó
la Independencia de México.
Iturbide, quien paso de ser oficial realista a convertirse en dirigente de los mexicanos descontentos
con el régimen liberal español, simpatizó con la idea
de obligar a Fernando VII a acatar la Constitución de
1812. Al ser nombrado comandante general, se entrevistó con Vicente Guerrero, jefe de los guerrilleros del
Sur, en la población de Iguala (en el actual del estado
de Guerrero), donde acordaron el 24 de febrero de
1821 el llamado Plan de las Tres Garantías o Trigarante que proclamaba tres principios básicos:
Tres principios básicos:
rrero, aprovechando que tenía a sus órdenes el ejército de reserva, que había formado para repeler la
invasión española comandada por Isidro Barradas;
su movimiento triunfó y el Congreso lo nombró VicePresidente encargado del Poder Ejecutivo, cargo que
desempeño del 1 de enero de 1830, hasta el 14 de
agosto de 1832.
Durante su gestión, el país estaba prácticamente en bancarrota; dio cierto orden a las finanzas y
a la hacienda, además de promover el desarrollo
nacional a través de la industria; sin embargo, sus
proyectos no pudieron llevarse a cabo, toda vez
que se enfrentó a varios problemas políticos, sociales y, sobre todo, militares.
Al comenzar a organizarse los primeros gobiernos de la nueva nación, Iturbide le nombró miembro
de la Junta Provisional Gubernativa y fue uno de los
firmantes del Acta de Independencia.6
1. La independencia de México, que sería gobernado por un príncipe español designado por
Fernando VII.
2. El mantenimiento de la religión católica como la
única del país.
3. La igualdad de derechos entre todos los habitantes de México (criollos y peninsulares).
Durante el Imperio de Iturbide, Bustamante fue
considerado como el personaje más leal del régimen, siguiendo fielmente al vallolitense, a pesar de
que ya había caído del poder. Junto con el General Luis Quintanar7, organizó un movimiento en
Guadalajara, para facilitar el regreso de Iturbide a
la escena política.
Gracias a este Plan, que el nuevo virrey Juan
O’Donojú, desde entonces llamado jefe político en
la terminología liberal española, se vio obligado a
aceptar, tratando de terminar con la guerra.4
Durante la Presidencia de Guadalupe Victoria
(10 de octubre de 1824 al 1 de abril de 1829) fue
nombrado General de División y Comandante General de las Provincias Internas. En 1829 fue electo
Vice-presidente de la República, siendo Presidente el
General de División Vicente Guerrero; en ese mismo
año, se pronunció en Jalapa contra el propio Gue-
Desde ese momento, Bustamante incondicionalmente se adhirió al Ejército Trigarante y reconoció
32
el Plan de Iguala, en la hacienda de Pantoja, para
ocupar la población de Celaya y posteriormente la
ciudad de Guanajuato (ambas en el actual Estado de
Guanajuato). Por lo anterior, Iturbide le dio el mando
de una División, con la cual participó en la acción de
Azcapotzalco, el 13 de agosto de 1821, que fue una
de las más sangrientas de la campaña de los “Siete
Meses”, la cual inició con la formación del Ejército Trigarante y culmina con la entrada triunfal a la Ciudad
de México, el 27 de septiembre de 1821.5
Entrada del Ejército Trigarante, con la que Agustín de Iturbide culmina con la
larga etapa de la lucha armada.
En el transcurso de este primer periodo presidencial, se llevó a cabo un atentado contra Vicente
Guerrero, ya que en combinación con el Ministro de
Guerra José Antonio Facio con el genovés Francisco
Picaluga, fue invitado Guerrero por este último a comer en el navío “El Colombo”. Una vez a bordo, fue
hecho prisionero y entregado en Huatulco, Oax., al
Capitán Miguel González. Se le formó Consejo de
Guerra y condenado a la pena capital, por lo que
fue fusilado el 14 de febrero de 1831 en Cuilapam
(actualmente Cuilapam de Guerrero, Oax.).
Por su parte, descontento con el régimen de
Bustamante, Antonio López de Santa Anna en 1832
encabezó un levantamiento armado y, a pesar de
33
haber obtenido Bustamante sonados triunfos militares, como el de la Hacienda del Gallinero, Gto., en
septiembre de 1832, tuvo que entrar en tratos con
los pronunciados y en acatamiento a los Acuerdos
de Zavaleta, entregó el poder al General Manuel
Gómez Pedraza.
Decidió alejarse de México por algún tiempo
y marchó rumbo a Europa, de donde fue requerido
en 1836, para que nuevamente pusiera orden interno, debido al desastre de la Guerra de Texas y, en
1837, asumió de nuevo la Presidencia de la República, con arreglo a la Constitución sancionada el 1
de enero de ese mismo año, tomando posesión el 19
de abril. En este cargo duró hasta el 20 de marzo
de 1839, cuando mediante licencia, tomó el mando
del Ejército. Volvió a ocupar la Presidencia de 1837
a 1841, con excepción de un corto tiempo en que el
General López de Santa Anna lo hizo interinamente,
a principios de 1839.
El 19 de julio de 1839 se encarga nuevamente
de la Presidencia y sofoca, un año después, con la
ayuda del General de Brigada Gabriel Valencia,
una rebelión encabezada por Valentín Gómez Farías. Sin embargo, el 22 de septiembre de 1841 se
pronuncia en Guadalajara, Jal., el General Mariano
Paredes Arrillaga, cuyas fuerzas se unen a las del
General Santa Anna, lo que provoca que Bustamante sea depuesto y desterrado nuevamente a Europa,
de donde regresa en 1844.
34
En los momentos en que se iniciaba el conflicto contra los Estados Unidos (1846-1848), regresó a
la patria para ofrecer sus servicios, por lo que en
la administración de Paredes y Arrillaga, le nombró
Presidente del Congreso, y ya en plena guerra, se
le ordenó marchar a California como comandante
de la Expedición contra los invasores, pero tuvo que
regresar a Guanajuato a causa de una sublevación
del mismo General Paredes en Mazatlán.
Una vez lograda la paz entre México y Estados Unidos, en 1848 fue comisionado por el gobierno
para sofocar una rebelión encabezada por el General Mariano Paredes y Arrillaga, en contra del Tratado de Guadalupe-Hidalgo, y después de haber establecido el orden en Guanajuato y Aguascalientes,
y de haber contribuido a la pacificación de la Sierra
Gorda, se retiró a San Miguel de Allende, Gto., en
donde pasó los últimos días de su vida. A la edad de
73 años, falleció el 6 de febrero de 1853.
A su muerte, el ejército vistió de luto por ocho
días consecutivos; en su testamento pidió que su corazón fuera trasladado a la capilla de San Felipe de
Jesús, que se encuentra en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, para que reposara al
lado de las cenizas de Agustín de Iturbide.
CITAS
El prevaricato, es pervertir o incitar a alguien a
faltar a las obligaciones de su oficio o religión.
2
Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional. XI/111/1-31. Expediente personal del
General de División Anastasio Bustamante. F. 11
3
Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México. Tomo I, pp. 873-874.
4
Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México. Tomo III. Ed. Porrúa, S.A., pp.
2779-2780.
5
Cf: SEDENA, La consumación de la Independencia. En; Momentos estelares del Ejército Mexicano. 6 Colección Memoria, México 2009, p.p.
30-36.
6
A.H.S.D.N. XI/III/481.3/6. Fondo Operaciones
Militares. Acta de Independencia del Imperio.
28 de septiembre de 1821.
7
A.H.S.D.N. XI/III/1-163. Fondo de Cancelados.
Expediente personal del General de División Luis
Quintanar.
1
FONDO DE CANCELADOS.
•XI/III/1-31. Expediente personal del General de
División Anastasio Bustamante.
•XI/III/1-163. Expediente personal del General de
División Luis Quintanar.
FONDO OPERACIONES MILITARES.
•XI/III/481.3/6. Acta de Independencia del Imperio. 28 de septiembre de 1821.
BIBLIOGRAFIA
•Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México, tomo III. Ed. Porrúa, S.A.,
•SEDENA, La consumación de la Independencia.
En; Momentos estelares del Ejército Mexicano.
Colección Memoria, México 2009.
FUENTES CONSULTADAS
Archivo Historico de la Secretaria de la Defensa
Nacional.
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General de División
Por el C. Cap. 1/o. Hist. Antonio Aguilar Razo.
A
l hablar de personajes que forjaron nuestra
historia es imprescindible mencionar a Vicente
Guerrero, insurgente que supo colocar en una balanza el amor a la familia y el de la Patria, eligiendo el
segundo a pesar del sufrimiento de su familia, lo cual
habla de su acendrado patriotismo por sobre todas
las cosas.
¿Quién de nosotros no ha escuchado en alguna ocasión el nombre de este insigne caudillo de la
guerra de Independencia? pero en realidad, ¿qué
sabemos realmente de él? ¿Qué hizo en su brillante
carrera militar? ¿ en qué acciones de armas participo? ¿cuál fue su actuación castrense de que en nuestra Patria nació la vida Independiente?, en fin, éstas y
muchas interrogantes que surgen ante el sólo nombrar
a este prócer guerrerense, del que precisamente este
estado de la República debe su nombre.
Vicente Ramón Guerrero Saldaña nació en el
pequeño pueblo de Tixtla, dependiente entonces de
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General de División Vicente Guerrero, quien se unió al movimiento libertador
en 1811, bajo las órdenes de Hermenegildo Galeana.
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la Intendencia de México, el 10 de agosto de 1782.
Hijo del Señor Juan Pedro Guerrero y de la Señora
María Guadalupe Saldaña. De origen humilde, de
gente de las montañas, creció entre la naturaleza, rodeado de los barrancos y los cerros de Amoxtepec,
Xomixlo, Mochohua y Loma del Tigre, así como de las
cristalinas aguas del río Azul.
Durante sus primeros años, según José Maria
Lafragua, Guerrero se dedicó a la arriería por no
contar con los medios para acudir a la escuela, medio reservado a las clases sociales altas; por eso se
dedicó a este oficio, actividad por la que conocio a
profundidad la serranía del sur del país, lo cual le sirvió para destacarse durante las futuras operaciones
en la Guerra de Independencia.
Una de las personas que conocieron a éste prócer Insurgente fue Don Guillermo Prieto, quién lo
describe de la siguiente manera; “Era de elevada
estatura y anchos y fornidos brazos, sin corresponder
sus piernas largas y delgadas a su busto magnífico;
la tez morena, el cabello tosco, amontonado sobre
la frente, sus ojos negros de una penetración y una
dulzura incomparable, patilla pobladísima, boca recogida y sincera…”
Al estallar la Guerra de la Independencia, Guerrero siguió en el negocio de la arriería hasta que
en el mes de noviembre de 1810, fue invitado por
la familia Galeana a unirse al movimiento libertario,
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cuándo el mismo José María Morelos y Pavón paso
por Tixtla. En 1811 sirvió en el regimiento comandado
por Hermenegildo Galeana, en el que participó en
varias acciones de guerra, sobresaliendo en la acción
de Izúcar, el 23 de Febrero de 1812, cuando rechazó
el ataque del jefe realista Ciriaco del Llano. Cabe
mencionar que en esta época Morelos le confirió el
grado de Capitán.
Posteriormente el propio Morelos lo comisiona
al sur de Puebla, para expandir las ideas libertarias,
pero las tropas realistas mejor armadas logran desalojarlo de la región, por lo que se retira rumbo a
las costas de la Intendencia de México. A su paso
por Taxco, el “Siervo de la Nación” lo deja al mando de la plaza. En noviembre de ese año de 1812,
ya con el grado de Teniente Coronel, acompaña a
Morelos en la campaña de Oaxaca destacándose
en la toma de esta plaza, donde recibió la misión
de apoderarse de un embarque de tabaco y cacao
que salió del puerto de Acapulco a la ciudad de
México, lo cual logra y conduce las mercancías a la
ciudad de Oaxaca.
Más tarde sale con las tropas de Morelos rumbo a Michoacán para tratar de recuperar dicha
zona a favor de la causa independentista, pero en
Puruarán el Brigadier del Llano en una encarnizada
batalla, derrota a los insurgentes y toma varios prisioneros, entre ellos a Mariano Matamoros, a quien
posteriormente fusila.
Después de ese desastre empieza a brillar la
estrella del hijo pródigo de Tixtla, cuando Morelos
le confía la misión de levantar nuevamente en armas
los pueblos de la costa y extender la guerra por la
provincia de Oaxaca; para esto Guerrero, quien ya
ostentaba el grado de Coronel, se traslada rumbo a
Oaxaca, en el mes de septiembre de 1813, acompañado de un asistente, atravesó la línea enemiga y al
llegar a Silacayoapan las huestes se alegraron de su
arribo, lo cual no agrada a Ramón Sesma, quien tratando de deshacerse de él, le da cincuenta hombres
desarmados y lo manda a Puebla para unirse a Juan
Nepomuceno Rossains, a quien previamente envía un
mensaje en el que le decía que no le diera tropas a
Guerrero y que lo mantuviera bajo su vigilancia.
Guerrero, que sospechaba de Rossains, intercepta al enviado en el río Tacachi y confirmó el
contenido de la misiva, por lo que decide acampar
en el cerro de Papalotla. En este sitio sin más armamento que dos escopetas y un fusil sin llave, permanece ocho días hasta que setecientos hombres del
ejército virreinal al mando del Capitán José de la
Peña acamparon frente a los insurgentes, pero sin
tomar las debidas precauciones.
Aprovechando la confianza y descuido de sus
enemigos, Guerrero armó a sus hombres disponibles
con garrotes y por la noche atravesaron a nado el
río, y una vez en el campo de los realistas, se arrojó
sobre ellos matando cuántos pudo y dispersando al
Escena de arrieros y campesinos, que conformaban el pequeño grupo de
hombres bajo las órdenes de Vicente Guerrero, el cual pudo derrotar a 700
realistas armados y entrenados.
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resto. Al amanecer se encontró con gran cantidad de
prisioneros, muchos fusiles y parque en abundancia.
Con esta increíble victoria Guerrero se fortificó en
un cerro cerca de Tocomatlán, pero en los momentos
en que sus soldados habían bajado a proveerse de
víveres 300 realistas, al mando de Félix Lamadrid,
lo sorprendieron. Guerrero con unos cuantos se arrojó temerariamente sobre el enemigo en el momento
que llegaban más hombres para apoyarlo, y rechazó
el ataque, apoderándose de una pieza de artillería.
Con esta nueva hazaña, ocupó el cerro del Chiquihuite, donde fue atacado otra vez por Lamadrid, a
quien volvió a derrotar.
Con estos triunfos inesperados, la reputación de
Guerrero pronto se extendió por las mixtecas y los
realistas empezaron a temerle. Por su parte los jefes
insurgentes Sesma y Rossains trataron de reconciliarse
con él, lo cual consiguieron dado el carácter noble
y generoso del “Hijo del Sur”. Rossains, para ganar
su confianza le ratificó la jerarquía de Coronel y le
designó la zona de operaciones que previamente le
había otorgado a Sesma.
Dueño de fusiles y cañones, y gracias a su don
de gentes y humildad, Guerrero se dedicó a levantar
en armas a la gente de la sinuosa Mixteca, además
de recorrer todo el sur. En Xonacatlán tuvo noticias
de una sección realista procedente de Tlapa a las
órdenes de Don Joaquin Combé marchaba a su encuentro. El caudillo suriano prepara una falsa retirada,
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en la que cae el enemigo en Tlalixtaquilla el 12 de
Marzo de 1815, muriendo en acción la ,mayoría de
los soldados realistas y su comandante fue pasado
por las armas.
Guerrero se traslada a Tlamajancingo del
Monte, lugar en donde se fortifica y establece una
fundición de artillería. Desde este punto manda al
Coronel Juan del Carmen a Ometepec para enfrentar a los realistas apostados en dicho lugar, a
los que derrota y posteriormente regresa a Tlamajancingo Una vez que regresa su subalterno el
propio Guerrero, a fines de abril al enterarse que
Lamadrid se encontraba en Xonacatlán sale a su
encuentro, trabándose en sangriento choque en el
que los soldados del Rey atacaron varias veces a
la bayoneta, pero fueron rechazados con grandes
pérdidas, por lo que optan por retirarse en desorden, dejando a los independentistas gran cantidad
de prisioneros, armas y pertrechos.
El infatigable caudillo de Tixtla al saber que un
convoy escoltado por los realistas, al mando de Samaniego iba a Oaxaca a Izúcar, salió e interceptarlo. Para eso se apoderó de los principales puntos de
las cañadas de Naranjas, donde derrota al enemigo
y le arrebata el convoy. En Izúcar, Samaniego se une
a Lamadrid y juntos marchan a enfrentar a Guerrero,
quien los esperaba en Chinantla, cerca de Paxtla. El
combate inicio en la mañana y duró todo el día, saliendo triunfador el Brigadier Guerrero.
De mayo a junio de 1815 Guerrero se dedicó
a hostigar a las tropas realistas, a las que vence en
varios encuentros. En julio decide atacar la Plaza de
Tlapa, iniciando el sitio el día 20, cuando la fuerza
realista sale a combatir a los atacantes y después de
sangriento combate en el que sólo quedaron vivos
unos cuantos soldados virreinales. Las fuerzas insurgentes estrecharon el cerco, pero pronto llegaron las
tropas realistas para reforzar a los sitiados. Con más
tropas, los realistas trataron de sorprender a Guerrero y su gente cargando a la bayoneta, haciendo
grandes estragos a los insurgentes quienes, sin embargo, se recuperan y rechazan la embestida realista obligándolos a retirarse hasta Olinalá. El sitio de
Tlapa continuó hasta que Morelos, apremiado por la
persecución de que era objeto por parte de las tropas virreinales, ordenó a Guerrero que se trasladara
a Izúcar para proteger al Congreso.
Guerrero tan rápido como puede se desplaza
al lugar señalado por el “Siervo de la Nación” y trata
de reunirse con él, cuando se entera de que Morelos
es apresado en Tesmalaca, el 5 de Noviembre de
1815, lo que afecta profundamente a Guerrero, quien
a pesar de esto continúa custodiando al Congreso
hasta Tehuacán para posteriormente regresar y reiniciar la campaña en el Sur.
Permaneciendo en Huacatlán se entera de que
el Congreso había sido disuelto por lo que, tratando
de aprovechar la situación, el General Mier y Terán
invita a los pocos caudillos que seguían luchando por
la libertad de la Nueva España, como era el caso de
Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero mismo, Nicolás Bravo y José Francisco Osorno, para que juntos
reinstalaran el Congreso y se integrara un Gobierno
Provisional, compuesto de tres integrantes. El Plan de
Mier y Terán fue rechazado por los Generales Victoria y Guerrero.
Así las cosas, el General Guerrero en diciembre de 1815, marchó sobre Acatlán, que era defendida por el General realista Manuel de Flon,
obligando a los defensores a retroceder hasta la
iglesia y después de varios días de fuego incesante las tropas novohispanas claudicaron. Fiel a sus
ideales y magnánimo como era el caudillo suriano
dejó en libertad a los realistas, empero éstos, al
saber que llegaban refuerzos se les suman para
seguir combatiendo a los insurgentes. En ese mismo
mes Guerrero derrotó a Lamadrid junto al río Xiputla y posteriormente en Huamuxtitlán.
Con la muerte de Morelos el movimiento insurgente quedó sin una cabeza que organizara a
todos los grupos que operaban a lo ancho y largo
del territorio de la Nueva España, por lo que la
gran mayoría de los jefes independentistas se habían acogido ya al indulto ofrecido por el Virrey
Juan Ruiz de Apodaca, sólo quedaban unos cuantos
e pie de lucha, entre ellos, obviamente, el indomable
Vicente Guerrero.
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En los primeros meses de 1816, Guerrero concentró sus esfuerzos en atacar y hostigar a las poblaciones ocupadas por las tropas realistas desde la
cuenca del río Mezcala hasta la costa del Pacífico,
atreviéndose a atacar al puerto de Acapulco. Para
noviembre de ese precipitado año se traslada a la
Mixteca, en donde trató de apoderarse de un convoy que íba de Huatapan a Izúcar. En la cañada de
los Naranjos se enfrentó a los realistas encabezados
por el Comandante Samaniego, quien logra derrotar
a los insurgentes. La revancha no tardó mucho en
materializarse, ya que el propio Samaniego escolta
un convoy de tabaco y azúcar cuyo destino era la
ciudad de Oaxaca. En esta ocasión Guerrero esperó
a los realistas cerca de Piaxtla, lugar donde se dio la
acción de guerra en la que resultaron heridos muchos
soldados novohispanos, sin que los insurgentes lograsen capturar el convoy.
En 1817 Guerrero se hizo fuerte en Piaxtla, plaza
en la que resistió por más de dos meses, siendo obligado finalmente a retirarse a Azoyú, donde rechazó
los ataques de los realistas Reguera y Zavala. Fue en
esta población donde recibió la noticia de la capitulación del General Mier y Terán ante los realistas
y ahí también es donde tendrá lugar una singular y
significativa escena; a la llegada de su padre, enviado por disposición del Virrey Apodaca, apelando a
su amor y respeto para ofrecerle un indulto, además
de mantenerle grado y proporcionarle una donación
económica. Don Pedro le habló a su hijo sobre las
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penurias de su esposa en prisión así como del abandono de su pequeña hija, arrodillándose delante de
su hijo, le abrazó por las piernas y llorando le pidió
que aceptara la oferta que le ofrecían…
Guerrero escuchó serenamente a su señor padre, lloró juntó a él y sin decirle palabra llamó a sus
oficiales y dirigiéndose a ellos les dijo: -“Compañeros;
Véis a este anciano respetable? Es mi Padre, viene a
ofrecerme empleos y recompensas en nombre de los
españoles. Yo he respetado siempre a mi Padre, pero
MI PATRIA ES PRIMERO”-.
En seguida le besó la mano y le suplicó que no
volviera a verlo si el objetivo era separarlo de la
lucha por la Independencia.
Al comprender el caudillo suriano que estaba
sido aislado, se internó en la Mixteca y después que
con uno de sus mejores jefes, Juan del Carmen ocupara Xonacatlán. En esta plaza el Brigadier Armijo sitió
a Guerrero y a su gente: al cabo de algún tiempo y
una vez que se agotaron los víveres, agua y municiones, llegando incluso a fabricar cartuchos del cobre y
hierro que encontraban. Después de 30 días de sitio,
sale a Xonacatlán y se dirige a la provincia de Veracruz para conferenciar con el General Victoria para
adquirir parque y armas. En la cañada de Ixtapa fue
atacado por fuerzas superiores, por lo que tuvo que
replegarse cerca del río Mezcala. A mediados de
junio de 1817 se detuvo en Ajuchitlán, para escribir
a la junta de Jaujilla, organismo establecido en 1816
por los insurgentes en Uruapan y después en el fuerte
de Jaujilla, para tratar de darle unidad a los grupos
independentistas, manifestando su adhesión a dicho
órgano y seguir luchando hasta el final.
Para el año de 1818, la mayoría de los Insurgentes estaban presos o indultados, sólo seguían combatiendo Guerrero y Pedro Ascencio Alquisiras en
el Sur. Por su parte, el indomable hijo de Tixtla, con
unos cuántos hombres estableció su cuartel general
cerca de Coahuyutla, pueblo al que atacó en varias
ocasiones pero en todas sus empresas fue derrotado por sus mermados recursos. Uno de los combates
más importante de este año se dio en el cerro de
Cupándiro, en que derrotó a una sección de realistas
dirigida por el español Ignacio Ocampo.
En marzo del mismo año, la junta de Jaujilla nombra al General Vicente Guerrero jefe de las Tropas del
Sur, lo cual le motivó a levantar nuevas fuerzas, organizar las ya existentes y a construir un fuerte en el cerro
de Santiago, al que dio el nombre de Barrabás. Sin
embargo, otra de las dificultades que tuvo que afrontar
el General Guerrero fue la traición de sus oficiales, ya
que varios de ellos se pusieron de acuerdo con el Brigadier Armijo para cercar a Guerrero en el campamento
de San Gregorio, pero el astuto suriano se percató de
este acto de traición y escapó de la trampa, perdiendo
en la huída gran cantidad de oficiales y soldados, que
fueron posteriormente fusilados por Armijo.
En Junio de 1818 Guerrero se interna a Coahuayutla, donde establece una maestranza en la que
pudo reunir cerca de 800 hombres mal armados y
equipados. Al saber que el Brigadier Armijo se dirigía a atacarlo sale a su encuentro en el pueblo de
Tamo el 15 de septiembre y después de dos horas
de sangrienta lucha logra derrotar a los realistas, haciéndoles 200 muertos, más de 100 heridos y gran
número de prisioneros; además de armamento y parque con lo que armó a 1,800 soldados de la libertad.
Quince días después se volvieron a enfrentar
Guerrero y Armijo, esta vez en Tzíndaro, donde
nuevamente las tropas insurgentes derrotaron a los
realistas, quitándoles más de 400 fusiles que sirvieron para armar a igual número de combatientes
libertarios y con ello iniciar la reconquista de Tierra
Caliente. Lo primero que dispuso fue la instalación
de la Junta de Gobierno en la Hacienda de las
Balsas y posteriormente realizó una expedición por
el Mezcala, apoderándose de Coyuca, Ajuchitlán,
Santa Fé, Tetela del Río Huétamo, Cutzamala, Tlachapa, y la Hacienda de Cuahtitlán; con ésta prácticamente queda dueño de la Tierra Caliente. Al
aumentar su fuerza considerablemente mandó tropas a tomar Acapulco, Valladolid y Chilapa, pero
la campaña no tuvo gran éxito.
Ante las nuevas dificultades Guerrero se trasladaron a los límites de Michoacán para proteger a
las guerrillas que operaban en esta región; sin embar43
go, no pudo evitar que la Junta Gubernativa fuera
sorprendida por el enemigo en la Hacienda de las
Balsas, con lo que desapareció el único centro directivo de los insurgentes.
desplegó sus tropas para acabar con los insurgentes,
pero en Tlatlaya el 28 de diciembre de 1820 fue
sorprendido por Alquisiras quien estuvo a punto de
derrotarlo por completo.
El General Guerrero se trasladó a la costa, cerrando la pinza con Alquisiras que operaba al Norte
de Mezcala. A mediados de 1819 la División del Brigadier Armijo recibió refuerzos comandados por el
Teniente Coronel José Antonio Echávarri, quien cercó
el fuerte de Barrabás tomándolo al asalto, lo que obligó al Caudillo insurgente a refugiarse en Michoacán,
donde fue vencido en Agua Zarca el 5 de noviembre. Después de esta derrota en tierras michoacanas,
Guerrero volvió a cruzar el río Balsas y se refugió en
las montañas surianas que tan bien conocía.
Al ver lo peligroso de su empresa, Iturbide resuelve volver a Teloloapan en donde se entero que
el 2 de enero de 1821 Guerrero, al frente de 400
hombres hace pedazos la línea defensiva de Acapulco y tomado Zapotepec. Esta serie de reveses le
hizo reflexionar por lo que el 10 de enero decidió
escribir al General Guerrero señalándole que, como
nativos de la Nueva España, tenían la obligación de
ver por el futuro de la Patria en común, por lo que
lo invitaba a cesar las hostilidades para que mandase
a un propio para que conferenciase con él y de esta
manera exponerle sus planes.
En el año de 1819 las tropas de Guerrero, junto con las de Pedro Alquisiras, no daban momento
de descanso a los realistas, atacándolos con gran
rapidez y moviéndose de un punto a otro. El Virrey
Apodaca al darse cuenta que el Brigadier Armijo no
podía controlar la situación del Sur, en noviembre lo
destituyó del cargo y nombró en su lugar al Coronel
Agustín de Iturbide.
El nuevo comandante realista estaba dispuesto a
proclamar la independencia, para lo cual necesitaba
reunir un máximo de tropas y destruir rápidamente a
Guerrero y a Ascencio Alquisiras. Iturbide estableció su cuartel general en Teloloapan, punto del que
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Guerrero, de naturaleza probadamente taimada, decide no enviar al emisario conjurado y en cambio le escribió desde Rincón de Santo Domingo el
20 de enero de ese mismo año, argumentando que
los españoles habían mantenido en la esclavitud a
los americanos por lo que sus únicas divisa eran la
independencia y la libertad. Que si estaba dispuesto
a aceptar y seguir estas divisas, estaba Guerrero
dispuesto a combinar planes y proteger la causa de
Iturbide; de igual manera le manifestó que todo lo
que estuviese fuera de la Independencia lo disputaría
en el campo de batalla y de mantenerse leal a su
propuesta, no habría más fiel amigo que él.
Sin embargo, y tal vez como prueba del ambivalente juego de Iturbide, tropas realistas atacaron
el 25 de enero a Pedro Alquisiras cerca de Totomaloga y dos días después a Guerrero en la cueva del
Diablo, cerca de Chihchiualco. El jefe realista, fingiendo ignorar estos despliegues, escribió a Guerrero el
4 de febrero diciéndole que acababa de recibir su
carta, llamándole por amigo e invitándole para que
tuvieran una conferencia en Chilpancingo.
Previamente Iturbide envía a un emisario a México para que presentara su proyecto del Plan de
Iguala a la gente de gran prestigio político y social
de la sociedad criolla, quienes pronto lo aprobaron.
Prosiguió la comunicación epistolar entre Guerrero e
Iturbide, convenciendo éste último al General suriano
de su intención de proclamar la Independencia, por lo
que Guerrero se adhirió a este comandante realista,
quedando bajo sus órdenes y reconociéndolo sin más
garantía que su palabra de honor.
Es importante mencionar cómo Guerrero, a pesar de la sangre patriótica derramada, el hambre
constantemente padecida, la sed que muchas veces
habían sufrido por tantos años no guardo duda acerca de la palabra empeñada por Iturbide; por lo contrario, sólo el amor a la Patria y su magnanimidad le
impulsaron a aceptar este compromiso.
La reunión se celebró en la localidad de Acatempan; ambos caudillos se acercaron cautelosamente
mientras que las tropas de los contingentes respectivos
permanecían a la expectativa por detrás de sus comandantes. Se encontraron en silencio y, manteniendo
serenamente la mirada, se abrazaron. Iturbide manifestó que no podía explicar la satisfacción de estar en
presencia de un patriota que había mantenido viva la
llama de la Libertad; Guerrero, por su parte, dijo: -“Yo,
señor felicito a mi Patria porque recobra en este día
a un hijo, cuyo valor y conocimientos le han sido tan
funestas” .Posterior a esto, Iturbide le habla extensivamente de sus planes e ideas para conseguir su ya común objetivo, por lo que Guerrero se devuelve hacia
sus tropas insurgentes y les arengó de esta forma:
-“Este mexicano que teneís enfrente es el Señor
Agustín de Iturbide, cuya espada ha sido por nueve
años funesta a la causa que sostenemos. Hoy jura él
defender a los intereses nacionales; y yo que os he
conducido a los combates, y de quién no podeís dudar que moriré sosteniendo la Independencia, soy
el primero que reconozco al Señor Iturbide como el
primer jefe del ejército nacional. ¡Viva la Independencia! ¡Viva la Libertad!
Aproximadamente 3,500 soldados insurgentes
se unieron a Iturbide. Pocos días después, el jefe realista comunica al Virrey Apodaca que Guerrero con
su contingente se puso a las órdenes de su Majestad
con la condición de que no se les considerase como
indultados; por lo que el Virrey, satisfecho de contar
con la aparente eliminación de la amenaza en el Sur
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contesta a Iturbide que recomendaría ampliamente
sus servicios al Rey de España.
De esta forma, persuadido el Virrey de la defección insurgente, Iturbide no pierde tiempo y emplaza
sus piezas en el tablero del juego político. Envía a sus
emisarios para proponer a varios militares, a diputados, entre ellos el General Pedro Celestino Negrete,
Coroneles, Luis Quintanar, Anastasio Bustamante y
Luis Cortazar, además de personalidades de la vida
civil que ya habían asumido tomar partido a favor
del plan de Iturbide. El 24 de febrero de 1821 se
proclamó abiertamente la Independencia de nuestro
país al pronunciarse el Plan de Iguala, que contenía
24 puntos esenciales y que correspondían con la coyuntura social, religiosa y política de la Nación por
aquella época, entre los cuales podemos destacar:
1/o. La religión de la Nueva España, es católica,
apostólica y romana sin soberanía de otra
alguna.
2/o.La Nueva España es independiente de la
antigua y de otra potencia, aún de nuestro
continente.
3/o.Su gobierno será de Monarquía moderada.
4/o.Será su Emperador el señor Don Fernando VII.
5/o.Interin las cortes se reúnan, habrá una Junta
que se cumpla con el Plan en toda su extensión
6/o.Dicha Junta se denominará Gubernativa.
8/o.Si el señor Don Fernando VII no se dignare venir a México, Interin se resuelve el Emperador
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que debe coronarse, la Junta o la Regencia
mandará en nombre de la Nación.
9/o.El gobierno será sostenido por el Ejército de
las Tres Garantías.
Una vez proclamado el Plan de Iguala, Iturbide
se lo remite al Virrey Apodaca, al Arzobispo de México y a varias personalidades de la Capital del virreinato. También el jefe realista proponía que la Junta
Gubernativa la integrara el Virrey como presidente,
así como otros personajes del régimen monárquico.
Sin embargo, la respuesta del Virrey fue condenatoria al escrito, censurando a Iturbide y declarándole fuera de la ley con fecha del 14 de marzo. Con
esto, más de la mitad del Ejército Trigarante deserta
de sus filas, permaneciendo encuadradas varias unidades de composición mayoritariamente nativa, esto
es, americana. Por esto, Iturbide reconfigura la organización de su ejército en tres grandes divisiones,
dejando al mando de la primera al General Vicente
Guerrero a quien encomendó defender el Sur para
mantenerlo alejado de la Ciudad de México.
Tratando de terminar con la amenaza independentista, las autoridades virreinales designan al Mariscal de Campo Pascual Liñan para combatir a los
trigarantes, pero era demasiado tarde pues por todo
el territorio novohispano se había proclamado y asumido como propio el Plan de Iguala.
El 30 de julio de 1821 arribó a las costas de
Veracruz el Teniente General de la Nueva España
Don Juan O’Donojú, quien remplazaría en su puesto al ahora caído en desgracia Apodaca. El 4 de
agosto el nuevo mandatario novohispano le propuso a Iturbide una audiencia que tuvo lugar el 23 de
ese mismo mes en Córdoba, de la cual se derivaría
el tratado que sería conocido por el nombre de
esta misma localidad. En el Tratado, se reconocía al
Imperio Mexicano como Nación soberana e independiente, que iba a instaurar un gobierno monárquico constitucional y que se nombraría una Junta
Provisional Gubernativa.
Pero al mismo tiempo, facciones del Gobierno Virreinal se resistían a la evolución de los acontecimientos;
el Mariscal de Campo Francisco Novella despojó del
mando al Virrey Apodaca y se dispuso a fortificarse
en la Ciudad de México resuelto a defenderla como
una plaza fuerte. Iturbide y O’Donojú remitieron una
copia del Tratado a Novella con el objeto de plantearle la conveniencia de inhibir más derramamiento
inútil de sangre y que, en todo caso, el Tratado tenía
tácitamente la anuencia de la fragmentada Corte
Española dada la condición que ésta padecía en Europa con las consecuencias de la ocupación y guerra
con Francia durante el Imperio Napoleónico. Novella
convocó a una Junta con las principales autoridades
que residían en la capital para determinar el sino que
depararía a la ciudad. Finalmente, Novella se reúne
con el todavía Virrey O’Donojú en la Hacienda de la
Patera el 13 de septiembre, en la que Novella conviene entregar sin resistencia la capital.
El día 27 de septiembre de 1821 hizo finalmente
su entrada triunfal el Ejército de las Tres Garantías
a la ciudad de México, con Agustín de Iturbide al
frente de los contingentes, mientras que curiosamente
el General Guerrero cerraba el desfile con el último
de los cuerpos que participaban. Al día siguiente se
firmó el Acta de la Independencia de México en
la que, como éra de esperarse, no figuraba ninguno
de los caudillos insurgentes fundadores sólo estaba
firmada por militares ex realistas, comerciantes y representantes de la curia. Guerrero continuó en las
montañas del Sur ahí recibió por su parte la Regencia, por supuesto presidida por Iturbide, el grado de
Mariscal de Campo, además fue designado Capitán
General de las jurisdicciones de Tlapa, Chilapa, Tixtla,
Ajuchitlán, Ometepec, Tecpan, Jamiltepec y Teposcolula, cargo que empezó a ejercer a partir del 23 de
octubre del mismo año.
En marzo de 1822, el Mariscal de Campo Guerrero se traslada con sus tropas a la Ciudad de México para tratar su mermada salud, alojándose en una
de las casas del Paseo que estaba junto al puente
de Jamaica, cerca del pueblo de la Resurrección; sin
embargo, el clima de la capital no le cayó bien y
regreso al Pueblo de Tixtla donde se establecía su
Cuartel General.
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Nuevamente comienza a sentir los efectos de
la larga y agitada campaña insurgente, a decir del
propio Guerrero, éste perdía toda fuerza física y
no podía hacer el menor ejercicio. El 18 de mayo de
1822 tropas comandadas por el Sargento Pío Marcha proclaman a Iturbide Emperador de México,
que fue ratificado por el Congreso el día siguiente.
Iturbide adoptó el nombre oficial de Agustín I y fue
coronado el 21 de mayo. Guerrero reconoció al nuevo régimen como era de esperarse, ya que esto no
contravenía lo estipulado en el Plan de Iguala, ya que
se tenía considerado por entonces natural y conducente la figura de Emperador como máximo Regente
de las instituciones del país, aunque este cargo ya no
correspondería a alguno de los descendientes de la
casa real de los Borbones al ser México ya independiente de las pretensiones españolas. Quizá por esta
razón Iturbide le concede la Gran Cruz de la Orden
de Guadalupe, distinción de armas y mérito que el
Emperador Iturbide recién había instaurado. Sin embargo, cuando Iturbide muestra signos de despotismo
al disolver al Congreso y encarcelar a muchos de
sus miembros por oponerse a su creciente autoritarismo, varios de los veteranos insurgentes se pronunciaron en su contra y tomaron las armas, entre ellos
los Mariscales Guerrero y Nicolás Bravo, quienes se
enfrentaron a las fuerzas imperiales en Almolonga el
23 de enero de 1823. Por estas fechas la residencia
de Guerrero sería tomada por asalto y saqueada
por las tropas imperiales; y el propio Mariscal sería
perseguido por toda la región.
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El 1 de febrero el General Antonio López de
Santa Anna proclama el Plan de Casa Mata, por
el que se pedía la reinstalación del Congreso y se
exigía la abdicación de Iturbide. Los rebeldes fueron
ganando terreno frente a las tropas imperiales, hasta
que a sucesión de continúas derrotas Iturbide renunció
formalmente al trono el 19 de marzo recurriendo al
exilio voluntario. El 31 de marzo de 1823 el Congreso
decretó que el Poder Ejecutivo sería un Triunvirato, integrado por los Generales Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Pedro Celestino Negrete como titulares;
además nombraron miembros suplentes entre los que
constaba el Mariscal Guerrero.
Considerando conveniente que Guerrero era
más útil en la provincia de Veracruz; el 16 de mayo
de ese año causa baja como Capitán General y
alta como Comandante General de la provincia de
Veracruz, en la que sólo permanece menos de un mes
ya que su salud sufre una recaída y tiene que solicitar
una licencia para restablecerse. En reconocimiento a
su lucha constante por preservar la llama de la Libertad durante una década, el soberano Congreso
Mexicano emitió un decreto el 25 de agosto de
1823 en el que declaraban BENEMÉRITOS DE LA
PATRIA a los Generales Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero. No fue hasta el 24 de octubre que
el Congreso decretó que desapareciera el grado de
Mariscal de Campo y a partir de ese entonces quienes ostentaban tal categoría serían reconocidos con
el grado de General de División.
En el año de 1824 se celebraron elecciones presidenciales, en que resultó electo el General Guadalupe Victoria como Presidente de la República, quien
toma posesión del cargo el 10 de octubre, misma
fecha en la que Guerrero pasa a ser suplente en
el triunvirato residiendo en Tixtla, donde se repone
de sus afecciones de salud. Una vez que el General
Guerrero se sintió recobrado de sus malestares, vuelve a la administración gubernamental por llamado
del Presidente Guadalupe Victoria, el 27 de mayo
de 1827, en calidad de Presidente del Supremo Tribunal de Guerra, con sede en la ciudad de México.
En este mismo año tuvieron lugar acontecimientos que
demostrarían que las sospechas de los españoles residentes y reticentes a aceptar la Independencia de
nuestra Nación estaban fundamentadas. El fraile de
origen español, Joaquín Arenas encabezo un levantamiento con el objetivo de restablecer el dominio de la
corona hispánica en nuestro país, intentona que sería
frustrada a tiempo por las autoridades de la República. Este hecho causó que el gobierno de Guadalupe
Victoria decretara la expulsión de la comunidad española que hubiese tenido parte en la conspiración
así como de los miembros que se resistiesen a reconocer a la autoridad del Gobierno. Parte importante
de esta fracción se encontraba en Veracruz, y dada
la experiencia que el General Guerrero tenía en la
región fue comisionado para que realizara esta delicada tarea, sobre todo para evitar tumultos provocados por estas comunidades, por lo que permanece
en la entidad por 5 meses.
Objetos personales del comandante general de Veracruz, Gral. Vicente Guerrero, a quien se le debe la frase “La patria es primero”.
49
Empero, las afecciones de su salud vuelven a
causar estragos en el ilustre prócer, por lo que solicita permiso para volver a la ciudad de México con
el fin de restablecerse; por lo que el Presidente Guadalupe Victoria, como una atención a su compañero
de hazañas le nombra nuevamente Presidente del
Supremo Tribunal de Justicia de Guerra, con fecha
4 de diciembre de 1827, comisión en la que dura
un año. Sin detrimento de este puesto fue designado para sofocar la rebelión que en Tulancingo había
proclamado el General Nicolás Bravo, quien argumentaba que el gobierno de la República apoyaba
al grupo yorkino en detrimento del grupo de los escoceses, conflicto que había tenido lugar en el seno
de las logias masónicas que en este tiempo habían
tenido auge y un decidido papel en la conformación
de los grupos políticos que, con ideales afines a las
corrientes liberales europeas, habían sido importadas
del otro lado del continente.
Las elecciones presidenciales de 1828 tuvieron aspectos singulares que marcarían par siempre
el destino de muchos de los personajes libertadores
aquí citados. Los candidatos postulados a la Primera
Magistratura fueron los Generales Vicente Guerrero,
Manuel Gómez Pedraza, y Anastasio Bustamante,
resultando electo por votación indirecta con 11 votos
a su favor por 9 del General Guerrero, el General
Gómez Pedraza, quien aprovechó su cargo de Ministro de Guerra y Marina para hacer proselitismo
a su favor. Finalmente varios militares se inconforma50
ron se levantaron en armas, sobre todo en Veracruz,
comandados por el General Santa Anna con el Plan
de Perote, desconocía la elección el General Gómez Pedraza. El movimiento triunfó rápidamente y el
Presidente electo huyó de la capital al ver su causa
comprometida y sin apoyo necesario para continuar
en el poder. Al mismo tiempo, el Presidente Victoria
nombró Ministro de Guerra y Marina al General
Guerrero, quien desempeñó este cargo del 8 al 25
de diciembre de 1828.
En enero de 1829 el Congreso nombró al General Guerrero Presidente de la República y como
Vicepresidente al General Anastasio Bustamante,
pero fue hasta el 1 de abril cuando toma posesión de
su cargo. Durante su gestión presidencial del General Guerrero tuvieron lugar hechos muy importantes,
como la fallida expedición de reconquista del Brigadier español Isidro Barradas, quien desembarca en el
mes de julio cerca de Tampico con 3,000 hombres
desde el fuerte de San Juan de Ulúa, ocupando esta
ciudad y avanzando poco más hacia el interior, antes
de ser contenido y luego derrotado por las huestes
mexicanas que en esta ocasión estaban comandadas
por el General Antonio López de Santa Anna, quien
a su vez había sido designado directamente por el
Presidente Guerrero. El 20 de agosto se inicia la
campaña y para el 11 de septiembre, después de la
acción coordinada de los Generales Manuel Mier y
Terán y Santa Anna, los españoles firman la capitulación en Pueblo Viejo.
También por ese mismo mes el Gobierno Federal comisionó al General José Ignacio Basadre para
que se trasladara a Haití y formara un grupo con el
objetivo de que a su vez organizara una expedición
que viajase a Cuba para montar allí una sublevación
que causase la caída de las autoridades españolas
en la isla, y evitar de esta forma alguna otra intención
por parte de éstos, de proyectar otra agresión contra nuestro país. Por otra parte, fieles a su doctrina
de expansión territorial hacia el sur, el gobierno de
los Estados Unidos, a través del embajador en nuestro
país, Joel R. Poinsett, propone al Gobierno Mexicano
la compra del territorio de Tejas a los norteamericanos por cinco millones de pesos, lo que el General
Guerrero rechazó tajantemente; luego, advirtiendo
las dificultades económicas de nuestro país ofreció
Poinsett un préstamo por 10 millones de pesos con hipoteca garantizada sobre el citado territorio, misma
que tampoco prosperó en el interés nacional.
La complicada situación por la que el país atravesaba fue escenario propicio para que los intereses
mezquinos de algunos mexicanos tuvieran lugar con
funestas consecuencias; el General Anastasio Bustamante se sublevó el 4 de diciembre, aprovechando
la dispersión del Ejército Nacional y el estado de
salud del Presidente de la República, quien sin embargo convoca al Congreso para pedir licencia de
su digno cargo, organizar un ejército y salir a enfrentar a los sublevados. Sin embargo, el Presidente
Guerrero sigue resintiendo en su salud complicaciones
agravadas por estas contingencias, por lo que decide
trasladarse al Sur y desde ahí iniciar las operaciones
contra los rebeldes.
El 1 de enero de 1830 entra a la Ciudad de México el General Bustamante, que enseguida y a través
de coerción obliga al Congreso de la República a declarar que el Presidente Guerrero “estaba imposibilitado para gobernar“ ocupando a su vez la Presidencia.
Designó al General Armijo para que saliera a combatir a Guerrero, pero muere en la acción de Texca el
30 de Agosto del mismo año en combate contra el
prócer sureño. Inmediatamente es remplazado por el
General Nicolás Bravo, quien esta vez derrota a los
rebeldes en Chilpancingo, el 9 de Enero de 1831.
Después de esta derrota, el General Guerrero
se repliega hacia Acapulco donde intentó reorganizar
sus fuerzas, pero ante el constante acoso de las huestes del General Bravo tiene que escapar para salvar
su vida. Sabiendo que en territorio sureño Guerrero
podría desplegar la terrible lucha de guerrillas que
ya había usado con tanto éxito contra los españoles,
el Presidente Bustamante entra en negociaciones con
diversos personajes que le garantizan poner fin a la
contienda, hasta que, fruto de estos contactos, el marinero Francisco Picaluga, originario de Cerdeña, le
ofrece un plan a cambio de cincuenta mil pesos para
entregarle a Guerrero, con quien a su vez ya había
establecido contacto garantizándole la venta de armas y pertrechos para sostener su causa.
51
Con este argumento Picaluga ofrece al General Guerrero una conferencia donde tratarán estos
y otros aspectos de su ayuda en una comida en su
honor a bordo de su navío anclado en el puerto
de Acapulco, el 13 de enero, en pleno banquete el
conjurado da una señal y soldados simpatizantes de
Bustamante, así como el personal de marinería de
la nave, somete al General y a sus acompañantes,
embarcándose inmediatamente con destino al Puerto
de Huatulco donde lo entrega al Capitán Miguel
González, quien a su vez lo conduce a la ciudad
de Oaxaca. En esta plaza el General Guerrero es
enjuiciado por su antiguo compañero Joaquín Ramírez y Sesma, quien lo dictamina culpable de rebelión y lo condena al fusilamiento. Esta sentencia tiene
cumplimiento en un convento dominico en el pequeño
pueblo de Cuilapan, a 12 kilómetros de la ciudad de
Oaxaca, el 14 de febrero de 1831, con la intención de
evitar disturbios en la región.
El cuerpo del Benemérito Insurgente de Tixtla
fue recogido por un cura de la localidad y llevado
al interior de una Iglesia para recibir allí los santos
oficios, además de la misa de cuerpo presente como
lo demandaba la tradición entonces. Al término de
las exequias fue sepultado, sobreviviéndoles su esposa María Guadalupe Hernández y su hija María
Dolores Guerrero.
personal de los méritos del caudillo, bajo el cual había
estado a sus órdenes, el ahora Presidente de la República ordena la inhumación de los restos del General
Vicente Guerrero para que fueran trasladados con
todos los honores meritorios a la ciudad de México,
y posteriormente depositados en el seno de la Iglesia
de San Pedro y San Pablo. Posteriormente, sus restos
descansaran definitivamente en el Panteón de San
Fernando hasta la fecha.
En 1849, en Honor de tan ilustre caudillo de
la Guerra de Independencia se creó un estado al
que se le concedió el nombre de Guerrero, siendo su
capital por algún tiempo Tixtla, cuna de tan inmortal
Héroe de la Patria. Su nombre está escrito con letras
de oro en el salón de sesiones del Congreso y actualmente de acuerdo a la Ley del Escudo, la Bandera
e Himno Nacionales se establece que el día 14 de
febrero la Bandera deberá izarse a media asta en
señal de duelo nacional. Su lucha incansable es un
ejemplo para todos los mexicanos, con el objetivo de
materializar el Progreso, Libertad y Unidad de este
país, por el que tanto sufrimiento, sacrificios y sangre
empeñaron tantos héroes como lo fue el indomable
General Vicente Guerrero, prócer de la Insurgencia
y Libertad Nacional.
FUENTES CONSULTADAS:
•Archivo Histórico Militar de la Secretaría de la
Defensa Nacional. Exp. XI/480/24, fs. 97-98.
•A.H.S.D.N. expediente personal del General de
Division Vicente Guerrero, XI/III/1-11.
•BUSTAMANTE, Carlos María de. Cuadro Histórico, Talleres tipográficos, 1926.
•Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México. Editorial Porrua, 1986.
•Enciclopedia de México, Editorial SEP. México
1988.
•PRIETO, Guillermo. Memorias, Librería de Porrúa
Hnos. y Cia., México, 1906.
•RIVA PALACIO, Vicente. México a través de los
Siglos, Editorial Cumbre S.A., 1979.
•ZAVALA, Lorenzo de. Ensayo Histórico de las
revoluciones de México. Oficina Impresora de
Hacienda, 1918.
Hasta 1842, ya en la Presidencia el General
Antonio López de Santa Anna, y en reconocimiento
52
53
General de División
Por la C. Sbtte. Hist. María Luisa Alavez Cataño.
L
a historia de México se encuentra colmada de importantes acontecimientos que fueron marcando el
desarrollo de esta nación, los cuales estuvieron realizados por hombres y mujeres de gran envergadura, de
los cuales debemos de tomar ejemplo. Uno de ellos
fue el General insurgente Nicolás Bravo Rueda quien,
en unión de sus padres y tíos, se adhirió a la causa
de José María Morelos y Pavón, abrazando así los
ideales de independencia y de libertad, de lo que, en
aquel entonces, se denominaba Nueva España.
En el presente trabajo se abordará la biografía
de este destacado militar, cuyo lugar de nacimiento,
fue la Hacienda de Chichihualco, localizada en la ciudad de Chilpancingo, capital del actual estado de
Guerrero, el 10 de septiembre de 1786. Sus padres
fueron Leonardo Bravo y Gertrudis Rueda.
Después de realizar sus primeros estudios, se dedicó a los trabajos de la agricultura en la hacienda
familiar, la cual era de las más prósperas de la región.
54
54
General de División Nicolás Bravo Rueda, quien en 1811 se unió a Hermenegildo Galeana, con el propósito de dar libertad a las clases desprotegidas, de
la Nueva España.
55
Al iniciarse el movimiento de independencia encabezado por el cura Miguel Hidalgo y Costilla,
mostró, al igual que sus familiares, simpatías por la
emancipación de México. Pero al darse el juicio y
fusilamiento de los primeros insurgentes, la lucha no
cesó, pues tuvo dentro de sus dirigentes a una figura,
que más tarde solicitaría el apoyo de esta familia,
José María Morelos y Pavón.
Así, el 10 de mayo de 1811 se unió a las fuerzas
de otro hacendado, que más tarde, por su decisión y
valor, fue uno de los brazos de Morelos, Hermenegildo Galeana. Cuando éste comandaba la vanguardia
de la fuerza de Morelos, esto era lo más selecto, para
atacar Chichihualco. En unión del insurgente Valerio
Trujano trató de insurreccionar la Mixteca y así controlar las provincias de Veracruz y Oaxaca.
El joven Bravo participó de manera importante, en
las acciones dadas por Morelos en el sur del territorio,
así como en el sitio de Cuautla en donde destacó por
su valor. Con este hecho histórico, aumentaba el prestigio de las tropas insurgentes, ante los ojos del pueblo,
al observar cómo fue burlado el ejército realista, a las
órdenes de uno de sus mejores hombres, y que tantas
derrotas había infringido a los insurgentes, el Brigadier
Félix María Calleja del Rey.
Debido a lo destacado de su conducta, valor y
disciplina, fue nombrado Comandante Militar de la
Provincia de Veracruz. Con este mando destacó en
56
la acción de El Palmar, en donde derrotó al realista
Juan Labaqui, quien custodiaba un convoy de harinas
y pertrechos, con destino a la capital, sin dejar libre
a un solo realista. El gobierno españos respondió a
los ataques con la aprehensión de sus padres y, al
enterarse José María Morelos de lo sucedido, trató
de negociar con los realistas a quienes propuso canjear algunos prisioneros de la Corona por la vida
del padre de Nicolás. Sin embargo, la oferta no fue
aceptada y don Leonardo Bravo fue fusilado, mientras
que su madre sufrió encarcelamiento y vejaciones por
parte de los realistas.
En diciembre de 1813, Morelos quiso conquistar
Valladolid, para trasladar hasta esa ciudad el Congreso, por lo que le ordena a sus hombres más fuertes,
llevar a cabo tal acción. Así, Bravo junto con Galeana
participó de manera activa en la toma de la garita
de El Zapote, punto cercano a la ciudad... esta acción
se conoce como la Batalla de Valladolid, en donde los
realistas, dirigidos por el Brigadier Ciriaco del Llano y
por el Coronel Agustín de Iturbide, les infringieron una
seria derrota a los insurgentes, el 23 de diciembre de
ese mismo año.
Ante estas acciones Morelos dio órdenes precisas a Nicolás de pasar por las armas a los españoles
prisioneros de El Palmar; fue entonces cuando la magnanimidad de Bravo lo inmortalizó, ya que al presentársele las tropas formadas para fusilarlos, les hizo
conocer entonces el hecho, interrogándoles qué debía
de hacer con ellos. Finalmente rompió el silencio que
en ese momento reinaba, con las celebres palabras:
“quedáis en libertad”. Se dice que algunos de estos
hombres se unieron a la causa insurgente.
Esta derrota fue determinante para la causa insurgente, ya que, según testimonios de quienes acudieron
a ella, los hombres y las armas concentrados durante
varios meses atrás se perdieron en esta acción, además de que se veía a un Morelos distraído y sin la
personalidad que había mostrado en otras ocasiones,
pues dejó la responsabilidad de esta batalla en manos
de otro de sus brazos, como él así lo nombraba, Mariano Matamoros, quien a finales de enero fue hecho
prisionero por Iturbide y posteriormente, en febrero de
1814, ejecutado por las fuerzas realistas.
A pesar de lo sucedido, Nicolás continúo luchando al lado de Morelos, tanto en sus campañas militares, como en su carrera legislativa, pues al conformar
el Congreso de Chilpancingo apoyó lo acordado desde Coscomatepec, Ver., en donde se encontraban sus
fuerzas, las cuales, por órdenes superiores, se dirigirían
hacia Valladolid.
A la postre Nicolás Bravo acompañó a Morelos
en la custodia del Congreso y en la promulgación de
la Constitución de Apatzingán, en octubre 1814 y, después de ésta, continuó apoyando la causa hasta que
el “Siervo de la Nación” fue aprehendido en noviembre de 1815 y fusilado el 22 de diciembre del mismo
año. La causa insurgente perdió fuerza, por lo que sólo
quedaron algunos focos de la insurgencia, en el sur y
en el occidente del territorio de la Nueva España.
Durante el movimiento insurgente, Tulancingo fue
atacado varias veces, con resultados casi siempre adversos, pues las fuerzas realistas lo defendieron con
energía, hasta que Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria se apoderaron de la ciudad. Bravo se estableció
en este lugar por algún tiempo y fundó un periódico
que llamó "El Mosquito de Tulancingo", construyó una
fábrica de pólvora y se ganó el respeto y la estimación de todos los habitantes.
En 1816 se retiró de la guerra a la vida privada,
en su hacienda. Poco después, en 1817, fue aprehendido,
pasando en prisión los últimos años antes de la declaración de Independencia, por negarse a recibir el indulto
del virrey Juan Ruiz de Apodaca, permaneciendo en la
cárcel con grilletes en los pies, hasta su liberación en 1820.
A pesar de ello, el General Nicolás Bravo jamás
pidió clemencia, ni perdió su porte señorial, al grado
de que, nada menos que el mismo virrey de Apodaca,
respetuoso y convencido expresó: “paréceme Bravo
un príncipe cautivo”.1
Poco después fue liberado y decidió a radicar
a Cuernavaca, desde donde se adhirió al Plan de
Iguala. Paulatinamente, todos los cuerpos del ejército
realista se unieron a Iturbide, y éste, en lugar de atacar al insurgente Guerrero, pacta con él.
57
Los últimos caudillos insurgentes vieron la oportunidad de lograr la independencia, por lo que se unen
al movimiento. Así, en poco tiempo, y sin derramar
sangre, el ejército de Iturbide conquista las principales ciudades, por lo que Bravo, reuniendo una fuerte
Brigada, se presentó ante Puebla, sitiada por Iturbide,
quien le concedió el grado de Coronel.
En agosto de 1821, desembarcó en Veracruz Juan
O’Donojú, nombrado Jefe Político de la Nueva España por las Cortes españolas, quien al verse sitiado por
las tropas de Iturbide, decide entrevistarse con éste, en
la ciudad de Córdoba, en donde firman los Tratados
del mismo nombre, en los que se reconoce la independencia de México.
El 27 de septiembre de 1821 hace su entrada
triunfal el Ejército Trigarante a la Ciudad de México.
Así, después de once años de luchas, la independencia se había consumado; al día siguiente se firma el
Acta de Independencia del Imperio Mexicano.
Más tarde, el Congreso Constituyente lo eligió
Consejero de Estado en la Segunda Regencia, de
abril a mayo de 1822, hasta que Iturbide fue coronado como Emperador de México.
Partidario del sistema republicano, luchó contra los
sostenedores del Imperio. En unión de los Generales
Vicente Guerrero y Antonio León, se pronuncia en contra el Imperio, y llegan a Oaxaca, donde constituyen
58
una Junta de Gobierno, trasladándose posteriormente
a Puebla, y entran después a la capital del país, con
la División llamada “Ejército Libertador”.
Participó en la batalla de Amolonga, punto situado entre Chilapa y Tixtla, la cual se verificó el 23 de
enero de 1823, en contra de las fuerzas del Brigadier
Armijo, siéndole en ella, la suerte adversa.2
A la caída del imperio de Agustín de Iturbide
en 1823 el Congreso le comisionó para acompañar
a éste y a su familia hasta Tulancingo, quienes fueron
exiliados por el Congreso por lo que se le confió la
seguridad de su persona y la de su familia hasta salir
del territorio nacional.
A la caída del imperio de Iturbide, fue designado
miembro del Poder Ejecutivo, en unión de los Generales Guadalupe Victoria y Pedro Celestino Negrete,
formando así un Triunvirato, el cual prepara las elecciones para elegir al primer presidente de México, de las
cuales salió triunfador el General Guadalupe Victoria.
Influyente en las logias masónicas escocesas, sostuvo con las armas al General Manuel Gómez Pedraza, en contra del General Vicente Guerrero. Su
intervención en los sucesos políticos de aquellos días,
hizo que, al ser derrotado en Tulancingo, por defender la candidatura, fuera sometido a un gran jurado,
que lo condenó al destierro, por lo que Bravo partió
a Guayaquil, Ecuador, permaneciendo allí hasta 1829,
en que fue indultado por el gobierno de Guerrero. A
su regreso, volvió a tomar las armas contra los Generales Guerrero y Juan Álvarez, ocupando la plaza y
castillo de Acapulco.
Sin embargo, el gobierno de Vicente Guerrero no
se pudo mantener, quedando el poder en manos del
Vicepresidente Anastasio Bustamante, quien, por medio
del Congreso, le otorgó la espada de honor por el
triunfo obtenido sobre los partidarios del General Vicente Guerrero, en Chilpancingo, en enero de 1831.
Al darse el conflicto en la Provincia de Texas, en los
años de 1835 y 1836, cuando los colonos norteamericanos se levantaron en armas contra del gobierno de
México, el presidente Antonio López de Santa Anna
le nombró General en Jefe del Ejército del Norte, por
lo que llevó el mando de una Goleta. Sin embargo, la
defensa de esta Provincia no fue posible.
En 1839, apoyado por Santa Anna, ocupó de
forma interina la Vicepresidencia y fue Presidente del
Consejo de Gobierno, y como la renuncia que presentó de este último puesto, no le fue admitida, del
10 al 19 de julio de ese mismo año, se encargó de la
presidencia interina de la República.
En 1841 fue electo como Diputado por el Estado
de México. Santa Anna lo nombra presidente sustituto,
por Decreto del 10 de octubre de 1842. Prestó juramento ante el Consejo de representantes de los De-
partamentos y tomó posesión de la Presidencia el 26
del mismo mes. Gobernó hasta el 4 mayo de 1843.
En 1844 fue nombrado General en Jefe del Ejército, encargado de sostener los Supremos Poderes, y
más tarde, Comandante General y gobernador del
Departamento de México.
Posteriormente ocupó nuevamente la presidencia,
en virtud de la licencia que se le concedió al General
Mariano Paredes para dirigir al ejército, una vez que
se declaró la Guerra a los Estados Unidos de América, el 20 de junio de 1846, para dirigir al ejército, por
lo que Bravo tomó posesión del cargo, el 28 de julio
del mismo año. La revolución proclamada en la Ciudadela durante la madrugada del 4 de agosto, puso fin
a su corta administración.
En el mismo año y durante el mismo conflicto,
tuvo a su cargo la defensa nacional “en la zona que
comprendía los Departamentos de Puebla, Veracruz,
Oaxaca y Tabasco”, cuyas fuerzas debían sostener la
campaña contra los americanos, por esos rumbos.
En 1847 fue nombrado por Santa Anna, Comandante General de Puebla y, posteriormente, Jefe
de la línea Sur, en la defensa de la Ciudad de México en 1847, en donde enfrentó a los norteamericanos en Chapultepec, al ser atacado por las columnas
de Pillow y Quitman, quienes después del asalto, lo
hicieron prisionero.
59
Después de la derrota militar, política y territorial que sufrió México, tras la guerra con los norteamericanos, el país trató nuevamente de reorganizarse, destacando en la siguiente década la figura
de Lucas Alamán, político conservador. En 1850, los
partidos políticos comenzaron a prepararse para
la sucesión presidencial; los periódicos lanzaron las
candidaturas de Mariano Arista, Luis de la Rosa,
Nicolás Bravo, Manuel Gómez Pedraza, Juan N.
Almonte y Antonio López de Santa Anna entre
otros. sin embargo, el Congreso otorgó la presidencia a Mariano Arista, y el General Bravo fue
miembro de su Estado Mayor.
Durante la gestión de Arista, la situación nacional
era desoladora, ya que el país sufría los constantes
ataques de filibusteros, tanto norteamericanos como
europeos, por lo que el Presidente renunció en 1853. El
conservador Alamán veía en la figura de Santa Anna,
el salvador del país, por lo que se le ofreció la presidencia. Poco después, éste se convirtió en Dictador
y más tarde hizo llamarse “Alteza Serenísima”, provocando que el país nuevamente se levantara en Armas.
Panorámica del tipo de terreno mexicano, donde el Gral. Bravo dirigió
valientemente a las incipientes tropas insurgentes.
60
Cuando Bravo se encontraba retirado en Chilpancingo, se dio la Revolución de Ayutla, como respuesta al gobierno santanista. Al parecer se le invitó
a tomar parte en el movimiento, pero no quiso participar, ya que esta revolución era contraria a sus ideas,
además de que su salud estaba ya quebrantada.
Murió en la Hacienda de Chichihualco, Guerrero, el 22 de abril de 1854, a la edad de sesenta y
tres años, al parecer envenenado junto con su esposa
la señora Antonia Guevara.
Podemos concluir, que a lo largo de su carrera
militar, el General Nicolás Bravo luchó por lo creía...
en un principio por la independencia de la Nueva
España, logrando con ello crear la Primera República Mexicana, de tendencia conservadora. Así
mismo, las jerarquías le fueron otorgadas a lo largo
de su carrera militar, por su arrojo, valor y determinación, a la hora de defender la independencia y
la soberanía nacionales.
Por los servicios prestados a la nación, el Congreso lo declaró Benemérito de la Patria, por decreto del 28 de mayo de 1913. Ocupó la primera magistratura en varias ocasiones, como fueron en 1839,
1842, 1843 y 1846.
Sus restos fueron trasladados a la Columna de
la Independencia, ubicada en Paseo de la Reforma,
en la Ciudad de México, mientras que su nombre
fue inscrito con letras de oro, en la Cámara de Diputados;3 en 2010, debido a los festejos del Bicentenario de la Independencia de México, sus restos fueron
trasladados de la columna de la Independencia a
Palacio Nacional.
Ejemplo de una operación militar bajo el mando de Nicolás Bravo.
61
General de Brigada
CITAS
Zarzosa Garza, Jorge Andrés. El brigadier mi
destino: la independencia de México. Primera
Edición México. 2009. P. 176.
2
Excelentísimos Señores Generales de División,
Biografía Cronológica. P. 1
3
Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México. Quinta edición corregida y aumentada. Ed. Porrúa, México, 1986, p. 392-393.
1
FUENTES CONSULTADAS
•Archivo Histórico Militar de la Secretaría de la
Defensa Nacional. Expedientes Personales del
General de División Nicolás Bravo XI-111/1-3; Leonardo Bravo y Manuel Bravo.
•Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México. 5/a., edición, corregida y aumentada. Ed. Porrúa, México, 1986, p. 392-393.
•Cosío Villegas, Daniel Coor. Historia General de
México. 4 ed. México. Colegio de México. 1998.
•Carreño Alberto M. Jefes del Ejército Mexicano en 1847, Biografía. México. Imprenta y fototipia de la Secretaría de Fomento 1914. Sociedad
Mexicana de Geografía y Estadística.
Por el Sgto. 1/o. Aux. Hist. César Iván Rodríguez Calderón.
N
ació en San Mateo Huichapan, actual estado de Hidalgo, el 20 de mayo de 1795, y
fueron sus padres los señores Pedro José Anaya y
Maldonado, y María Antonia de Álvarez, ambos
españoles criollos.1
Su educación primaria estuvo a cargo del maestro Pedro Ignacio Toral, quien lo instruyó en sus primeras letras, geografía, matemáticas y teología, y
fungió como su maestro particular, dada la escasez
de escuelas en dicha región. Cabe mencionar, que su
señor padre se desempeñó, en repetidas ocasiones,
en el sistema administrativo, por lo que la familia Anaya tuvo cierto prestigio social, de hecho, en la región
fueron conocidos como “los Anaya”.
Por su parte, en Huichapan, el 30 de octubre de
1810, el insurgente Miguel Sánchez avanzó sobre los
poblados de la región hasta San Juan del Río. Este
movimiento fue secundado por “los Anaya”, liderados
por José Mariano Anaya, quien redactó una pro-
62
General de Brigada
Pedro Maria Anaya.
63
clama a favor de la insurgencia, en los pueblos de
Ixmiquilpan y Jilotepec.2
Palacio Municipal de Huichapan, Hgo., tierra prolífica, que vio nacer al
General Pedro María Anaya.
64
cia. Anaya lo apoyó desde el principio, pero no tomó
parte en él, y no se unió al Ejército Trigarante, hasta
el 2 de junio de 1821.
Pedro María Anaya inició su carrera militar en
Huichapan el 8 de junio de 1811, como Cadete en el
Regimiento de Infantería de Tres Villas. Fue ascendido al grado de Alférez el 1 de julio de 1815, y con
esta fecha causó alta en el Regimiento Provincial de
Huichapan, en donde sirvió hasta el 30 de julio de
1816. En vista de que el 1 de agosto causó alta en el
Regimiento de Dragones de Sierra Gorda, en dicha
unidad fue ascendido al grado de Teniente el 14 de
julio de 1817, en recompensa a los servicios brindados
a la corona española.
Tomó parte en la acción de la Hacienda de la
Huerta, cerca de Toluca, Edo. Méx., en la que las
tropas trigarantes comandadas por Vicente Filisola,
se enfrentaron a los realistas dirigidos por el Coronel
Ángel Díaz del Castillo, triunfando los defensores de
la Independencia, haciendo a los realistas cerca de
300 bajas, entre muertos, heridos y prisioneros, además de quitarles artillería y parque. Por su parte, las
fuerzas trigarantes sufrieron también grandes pérdidas, pero finalmente entraron victoriosas a Toluca.3
En el servicio de las armas se distinguió por su
profesionalismo y lealtad inquebrantable al Ejército
realista y a la Corona española, por lo que fue ascendido al grado de Capitán el 31 de agosto de
1819. Sin embargo, por ser un hombre nacido en provincia, supo de las angustias y pesares de las clases
desprotegidas y explotadas por el régimen colonial;
de este modo, sintiendo el llamado de la incipiente Patria, se unió a las fuerzas independentistas del
Coronel Cristóbal Villaseñor, insurrección que abortó,
tanto por haber sido en parte descubierta por el
gobierno virreinal, como por la repentina muerte del
jefe principal. El Coronel Villaseñor designó como su
albacea, y cumpliendo esta misión, lo sorprendió el
pronunciamiento en Iguala, actual estado de Guerrero, de Agustín de Iturbide a favor de la Independen-
El Capitán Anaya, bajo el mando de Filisola, se
dirigió a Cuernavaca y de ahí a Puebla, en donde se enteró que había llegado al puerto de Veracruz, el último Virrey de la Nueva España, Don Juan
de O’Donojú. Agustín de Iturbide con sus tropas, se
dirigió a Veracruz para tratar de entrevistarse con
O’Donojú y convencerlo de que lo mejor era que
reconociera la independencia de la Nueva España.
Para el efecto se entrevistó con el nuevo virrey o
Jefe Político el 24 de agosto de 1821, en la Villa de
Córdoba, en la que ambos personajes ratificaron los
puntos planteados en el Plan de Iguala y que España reconociera a la Nueva España como nación
soberana e independiente, y se denominaría Imperio
Mexicano; la forma de gobierno sería una monarquía
constitucional, dirigida por el Rey de España o alguien
de su familia, y que se integraría una Junta Provisional
de Gobierno, la cual nombraría una Regencia.4
En tanto, en la Ciudad de México el General
Francisco Novella trataba de reunir tropas para enfrentar al Ejército Trigarante, dándose la última batalla en la Hacienda de Careaga, cerca de Azcapotzalco, en donde se parapetaron en el panteón y
en las casas. Después de varias horas de combate,
los realistas no pudieron sostener sus posiciones y se
dirigieron al pueblo de Tacuba y de ahí a la Ciudad
de México.
Don Juan de O’Donojú acordó con Novella, la
capitulación del ejército realista o expedicionario y su
salida de territorio mexicano, rumbo a Cuba, además
de que todos los presos políticos serían liberados y
se restablecería la libertad de imprenta. El 16 de
septiembre de 1821, O’Donojú lanzó una proclama a
todos los mexicanos, anunciando que la larga guerra
había concluido. Ese mismo día, Iturbide publicó una
proclama, en la que invitaba a todos los realistas a
unirse al Ejército Trigarante y ser parte de la victoria.5
La mañana del 27 de septiembre de 1821, el
Capitán Pedro María Anaya como parte integral
del Ejército Trigarante, salió del pueblo de Tacubaya
para entrar a la Ciudad de México, ante una multitud entusiasmada, que vestía prendas con los colores
verde, blanco y rojo, para mostrar su nacionalismo
y su pertenencia a una nueva Nación, que estaba
65
a punto de nacer como país independiente. Por la
noche, los habitantes de la capital iluminaron casas,
calles y plazas, para hacer inolvidable el día en que
el pueblo de México logró su libertad.6
Ese mismo día, Iturbide designó al Coronel Vicente Filisola para proteger las provincias de Guatemala,
que ya habían jurado lealtad al Plan de Iguala o que
en su defecto, estuvieran por anexarse al mencionado
plan. Entre los elementos castrenses que conformaban dicha fuerza armada, estuvo Pedro María Anaya, quien mantenía una estrecha relación con Filisola.7
El 5 de enero de 1822 se logró la anexión de
Centroamérica al naciente Imperio Mexicano. Sin
embargo, cabe mencionar, que Guatemala registró
disidentes a la fusión a nuestro país. Por otro lado,
San Salvador presentó problemas más serios; por
ello, la fuerza comandada por Filisola, y en la cual
era comandante de Escuadrón el Capitán Anaya,
quien tuvo que marchar contra San Salvador, una
vez que las negociaciones no surtieron efecto, siendo
derrotado el ejército salvadoreño. En esta campaña,
su actuación fue sobresaliente, por las ventajas que
trajo para el país, y al regresar a la Ciudad de México, se le consideró como de “Servicio Recomendable”, por lo que fue ratificado como Comandante de
Escuadrón en 1823.8
La situación política volvió a cambiar, luego de
que el General Antonio López de Santa Anna, se66
cundado por los Generales Nicolás Bravo y Vicente Guerrero, proclamó el 1 de febrero de 1823 el
Plan de Casa Mata, el cual pretendía reinstalar el
Congreso y desconocer al Imperio encabezado por
Agustín de Iturbide. Esto provocó que se cambiara
la forma de gobierno, de Monarquía a República,
provocando la ascensión al poder de un triunvirato
formado por los Generales Pedro Celestino Negrete,
Nicolás Bravo y Guadalupe Victoria, siendo este ultimo, el primer Presidente de la República Mexicana.9
Por su lado, el General Filisola, presentó un decreto que convocaba a la reunión de un Congreso en
Guatemala, el cual le devolvió su Independencia. Esto
provocó que Pedro María Anaya retornara a México
el 17 de enero de 1824, siendo comisionado para restablecer el orden en Puebla y Oaxaca, ya que ambas
entidades se declararon partidarias del federalismo e
intentaron independizarse del territorio nacional.
Cabe mencionar, que su estado de salud se encontraba menguado por las arduas tareas a que se
vio sometido durante la campaña en Centroamérica.
Aun así, como buen militar, acató las órdenes superiores y solicitó permiso, sólo para arreglar las cuentas
del 8/o. Regimiento de Caballería, que estuvo bajo
su mando en la campaña mencionada. Sin embargo,
en agosto de ese mismo año fue comisionado a la
comandancia de Tlaxcala, en vista de que su salud no
mejoró, por lo que se vio obligado a solicitar su retiro
temporal, que no le fue concedido.10
La situación del país había cambiado drásticamente... el Imperio de Iturbide cayó ante la exigencia
de un sistema de gobierno que satisficiera las demandas ideológicas de la época. El primer gobierno republicano trajo consigo reformas legales profundas que
chocaban con la forma de trabajar de los españoles
que residían en nuestro país. Es por esto que, España
comenzó a fraguar nuevas argucias para recuperar
la Nueva España, lo cual derivó en la necesidad de
fortalecer al novel Ejército Nacional.11
En el año de 1828, se dio el traslado de Pedro
María Anaya de Tlaxcala a Querétaro, nombrándosele comandante del Regimiento de esa ciudad, para
lo cual fue ascendido al grado de Teniente Coronel.
Un año más tarde se le encomendó el cargo de Comandante General del Estado de México, situación
en la que permaneció hasta 1833.
Al ver perdidas sus ganancias económicas, en
lo que España aun consideraba “El Reino de la Nueva España”, el 21 de agosto de 1828, Fernando VII
expidió la Cédula Real respectiva, que comisionaba
a los Generales Brigadieres Ángel Labarde e Isidro
Barradas, como responsables de la expedición que
recuperaría los territorios. Se creía que con el desembarco de las tropas españolas, el pueblo y las tropas
mexicanas no opondrían resistencia y que “…se pasarían a las banderas del Rey…”.
El 25 de julio de 1829, el General Barradas ancló en el Cabo Rojo, Ver., y fue enfrentado y derrotado por el General Antonio López de Santa Anna,
al mando de una fuerza armada, entre los cuales se
encontraba el Teniente Coronel Anaya al mando de
400 soldados. Ante el triunfo mexicano, el Presidente
de la República, Vicente Guerrero, premió los servicios de Anaya, ascendiéndolo al grado de Coronel
del Primer Regimiento de Caballería Permanente.12
Durante la Presidencia Interina de Valentín Gómez Farías, 1833-1834, ocupó el cargo de Administrador General de Correos, puesto del que fue
destituido por orden del General Antonio López de
Santa Anna, quien lo consideraba un enemigo porque
conocía su lealtad al gobierno legalmente constituido
y, sobre todo, por su honradez y valor a toda prueba. En el año de 1835 se le expidió el despacho de
retiro con el grado de General de Brigada Graduado, Coronel de Caballería Retirado. Tres años
después se trasladó al departamento de Durango,
para administrar la hacienda de “La Zarca”.
En 1843, por disposición del Presidente Interino,
General Valentín Canalizo, pasó agregado al Batallón de Inválidos. Dos años después, en pleno conflicto
diplomático entre nuestro país y los Estados Unidos,
por la anexión de Texas al vecino del Norte, el Presidente sustituto, José Joaquín de Herrera, lo nombró
Ministro de Guerra y Marina, cargo que desempeñó de agosto a diciembre de 1845, ya que en esa fe67
cha, el General Mariano Paredes y Arrillaga dio un
golpe de estado y se apropió del Poder Ejecutivo.13
de los Batallones de la Guardia Nacional, Hidalgo,
Victoria, Independencia, Bravos y San Patricio civiles
que habían formado unidades para combatir a los invasores. En una primera instancia, los norteamericanos
atacaron con 8,000 hombres la cabeza del puente
de Churubusco, siendo rechazados en dos ocasiones,
con grandes pérdidas, destacándose sobremanera,
el General Anaya con sus guardias. Finalmente, en
el tercer ataque, los invasores lograron cruzar el río
Churubusco y tomar la cabeza del Puente, después
de un sangriento combate cuerpo a cuerpo, en el que
cayeron prisioneros cerca de 200 soldados mexicanos y varios integrantes del Batallón de San Patricio.14
Al separarse del Ministerio de Guerra y Marina, quedó agregado al Cuerpo de Inválidos. Posteriormente, en 1847, fue electo Diputado al Congreso
General por el Estado de México; así mismo, fue
nombrado Comandante General del mismo Estado.
Siendo Diputado del Congreso Extraordinario, el 2
de abril del año antes mencionado, lo nombró Presidente Substituto de la República, en virtud de que
el Presidente Propietario, General Antonio López de
Santa Anna, había salido al Departamento de Veracruz, para combatir a los norteamericanos.
Al regresar el General Santa Anna a la Ciudad de México el 20 de mayo, el General Anaya
cesa en sus funciones de Presidente Substituto de
la República y se avoca a preparar la defensa del
Valle de México.
Tuvo la gloria de haber formado parte de los
defensores del Convento de Churubusco, quienes se
enfrentaron a las fuerzas norteamericanas el 20 de
agosto de 1847, en la retirada que hacían las tropas mexicanas, por el descalabro recibido en Lomas
de Padierna, D.F.
En Churubusco, el mando de las tropas mexicanas lo tenía el General Manuel Rincón, que eran
entre 1,500 y 1,800 soldados bizarros, en su mayoría
68
Batalla de Padierna, donde la noche del 19 y madrugada del 20 de agosto del
año 1847, el ejército invasor norteamericano, atacó de frente al Rancho La Loma
Fortificada.
Los sobrevivientes del Puente de Churubusco
se refugiaron en el Convento de Churubusco y participaron en la defensa. Los norteamericanos, una
vez dueños del Puente, iniciaron el cañoneo al Convento, al que respondieron con bizarría los cañones
dirigidos por los sanpatricios, ocasionando a los invasores gran cantidad de bajas. Los soldados de los
batallones Bravos y de San Patricio resistieron valerosamente dirigidos por el General Anaya, quien
al ver desde la explanada que el invasor trataba
de penetrar por el frente e izquierda, acudió en su
apoyo, logrando rechazarlo en el momento en que
algunos proyectiles de cañón, al ser alcanzados por
una chispa, se incendiaron, destruyendo la pólvora
y granadas que quedaban, resultando quemados
el propio General Anaya y varios artilleros de la
Compañía de San Patricio.
Defensa del Convento de Churubusco, donde los batallones Bravos y de
San Patricio, resistieron valerosamente, comandados por el General Pedro
María Anaya.
69
El enemigo redobló esfuerzos para penetrar
al Convento, pero en todos los intentos fue rechazado. Por más de tres horas, el fuego fue vivo y
se consumaron casi todos los cartuchos de quince
adarmes (antigua medida de peso que equivalía
a 1.78 gramos); sólo quedaba de diecinueve adarmes, que únicamente servían a los sanpatricios; también se acabaron las piedras de chispa, que servían
para que disparara el armamento. De inmediato, el
General Anaya reorganizó a las tropas nacionales
en los parapetos y formó dos líneas en el frente,
para cubrir la retirada de los defensores. Después
de varias horas de sangriento combate, las tropas
mexicanas peleaban cada esquina, cada palmo de
terreno en donde pasaban; los que todavía tenían
municiones, disparaban sus armas el resto utilizaban
las bayonetas o las culatas, para defender a su querida Patria. Hubo algunos valientes que intentaron
romper la línea enemiga, entre los que estaban el
Teniente Coronel Francisco Peñunuri y Luis Martínez
de Castro, que sucumbieron en el intento.
No podemos dejar de mencionar la actitud del
General Anaya, quien a pesar de estar quemado
de la cara y manos, recorría todos los puntos del
Convento, animando a los defensores con su ejemplo,
presentándose en los sitios de mayor peligro; incluso cuando algunos soldados mexicanos levantaron la
bandera blanca, el mismo General se las tiraba al
suelo y ordenaba que siguieran peleando, con las
manos si era preciso, y que nadie se rindiera.
70
Finalmente, los norteamericanos quedaron dueños del Convento, encontrando al General Anaya al
frente de las escasas fuerzas mexicanas, que estaban
exhaustas en el centro del patio, después del gran
esfuerzo, en espera de que llegaran los invasores; al
llegar el General Twiggs junto a los mexicanos que
estaban formados, preguntó dónde estaba el parque,
a lo que contestó, con voz amarga, lenta y suave, el
General Anaya: “Si hubiera parque, no estaría usted
aquí”, con lo que concluyó la batalla más sangrienta
de la campaña de la Guerra contra los Estados Unidos, una defensa gloriosa que pasó a la historia.
Tomada la capital de la República por el Ejército
de los Estados Unidos, el gobierno del país cambió los
poderes a Ciudad de Querétaro. En noviembre del
aciago año de 1847, el Congreso General nombró
de nuevo a Pedro María Anaya como Presidente
Interino, habiéndole tocado vivir en ese cargo, la controversia de si se continuaba con la guerra o se pactaba con el invasor. Anaya dejó esa honrosa comisión
el 8 de enero de 1848 y se le nombró Ministro de
Guerra y Marina, en donde sirvió hasta junio del mismo año, donde vivió en carne propia, la pérdida de
más de la mitad del territorio nacional, con la firma
de los Tratados de Guadalupe Hidalgo.
Al terminar la Guerra contra los norteamericanos, fue nombrado de nuevo Administrador
General de la Renta de Correos, puesto que desempeñó hasta 1852, ya que en septiembre de ese
año, durante la Presidencia del General Mariano
Arista, se le encargó, otra vez, el Ministerio de
Guerra y Marina, cargo que desempeñó hasta
enero del año siguiente, con toda la pulcritud y la
honradez que le caracterizaban.
En enero de 1853 regresó a ocupar el cargo
de Administrador General de la Renta de Correos, puesto que desempeñó hasta el 21 de marzo
de 1854, fecha en que falleció a consecuencia de
una pulmonía.
Pedro María Anaya se distinguió siempre por
su valentía, vocación militar y heroico patriotismo.
Ha pasado a la inmortalidad la respuesta que le
dio al General americano Twiggs, al haber caído
prisionero en Churubusco; al interrogársele sobre el
destino de las municiones, mostrando aún las quemaduras, respondió secamente: “si hubiera parque, no
estaría usted aquí”.
CITAS
RIVERA MARÍN, Guadalupe (Coordinadora). ¡Si
hubiera parque…! P. M. Anaya. Talleres Gráficos de la Nación. Gobierno del Estado de
Hidalgo-Instituto Nacional de Estudios Históricos
de la Revolución Mexicana de la Secretaría de
Gobernación. México 1993, p.p. 43.
2
RIVERA MARÍN, Guadalupe. Op. cit. p.p. 4445.
3
Lucas Alamán, Historia de Méjico, libros del Bachiller, Sansón Carrasco, México, 1986, tomo V,
pp. 38-47.
4
Riva Palacio, Vicente, México a través de los
siglos, Editorial Cumbre, México, 1986, Tomo V,
pp. 269-271.
5
Riva Palacio, Op. cit., pp. 356-358.
6
Riva Palacio, IbIdem. pp. 359-362.
7
RIVERA MARÍN, Guadalupe. IbIdem. pp. 62.
8
RIVERA MARÍN, Guadalupe. Idem.
9
PORRÚA. Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México. Editorial Porrúa,
Quinta Edición. México 1986. P.p. 524
10
RIVERA MARÍN, Guadalupe. Idem.
11
RIVERA MARÍN, Guadalupe. IbIdem. pp. 67.
12
RIVERA MARÍN, Guadalupe. IbIdem. pp. 68.
13
SEDENA. El Ejército Mexicano desde 1830 a
1836. En El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.
SEDENA, Tomo I. México 1979. p.p.138-153.
1
71
CARREÑO, Alberto M. Jefes del Ejército Mexicano en 1847; Biografías de Generales de División y de Brigada, y de Coroneles del Ejército
Mexicano por fines del año de 1847. Imprenta y
fototipia de la Secretaría de Fomento, Sociedad
Mexicana de Geografía y Estadística. Tomo II.
México 1914. pp. 102-105.
14
FUENTES CONSULTADAS:
• ALAMÁN, Lucas, Historia de Méjico, Libros del
Bachiller Sansón Carrasco, Tomo V, México
1986.
• CARREÑO, Alberto M. Jefes del Ejército Mexicano en 1847; Biografías de Generales de División y de Brigada, y de Coroneles del Ejército
Mexicano por fines del año de 1847. Imprenta y
fototipia de la Secretaría de Fomento, Sociedad
Mexicana de Geografía y Estadística. Tomo II.
México 1914.
• PORRÚA. Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México. Editorial Porrúa,
Quinta Edición. México 1986.
• RIVA PALACIO, Vicente, México a través de los
siglos, Editorial Cumbre, Tomo V, México 1986.
72
• RIVERA MARÍN, Guadalupe (Coordinadora). ¡Si
hubiera parque…! P.M. Anaya. Talleres Gráficos de la Nación. Gobierno del Estado de
Hidalgo-Instituto Nacional de Estudios Históricos
de la Revolución Mexicana, de la Secretaría de
Gobernación. México 1993.
• SEDENA. El Ejército Mexicano desde 1830 a
1836. En El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.
SEDENA, Tomo I. México 1979.
General de División
Por la C. Sbtte. Hist. María Luisa Alavez Cataño.
D
entro de la historia nacional, existen personajes que destacan por su participación, conducta y honestidad, con lo cual se conducirán en los
diversos acontecimientos que se presenten. Uno de
estos hombres fue el General de División José Joaquín de Herrera. Originario de Jalapa, descendía
de una noble familia española, la cual había alcanzado estos honores, por los servicios meritorios que
su abuelo había realizado durante el reinado de
Felipe V de España.
Sus progenitores fueron José Agustín de Herrera
y Campo, y la señora Ana Apolinar Ricardos e Iberri;
nació el 23 de febrero de 1792, y ese mismo día fue
bautizado con el nombre de José Joaquín Antonio
Florencio. Dos años después, su padre fue designado
por el virrey para administrar una oficina de correos
de Jalapa, un puesto de realce político y social. Educado en un ambiente de tradición realista, fue considerado como un hidalgo (hijo de alguien).
General de División José Joaquín de Herrera Ricardos, ingresó al Ejército
Realista a los 17 años de edad, como Cadete, en el Regimiento de la Corona
de la Nueva España.
73
La admiración por la disciplina militar surgió al
ver el desenvolvimiento del ejército colonial en las
maniobras, insignias, medallas y los vistosos uniformes, por lo que, el 14 de noviembre de 1809, a los
diecisiete años de edad, ingresó al Ejército Realista
como Cadete en el Regimiento de la Corona de la
Nueva España.
Sin saber lo que sucedería meses más tarde, en
septiembre de 1810 estalló el movimiento armado
encabezado por Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y
otros, en el pueblo de Dolores, Guanajuato, a través
del cual pugnaban por la independencia de la Nueva España. Sin embargo, Herrera luchó en un primer
momento con las fuerzas realistas combatiendo a los
insurgentes hasta 1820 como a continuación se detalla.
Palacio Municipal de Jalapa, Ver., tierra prolífica que vio nacer al ilustre militar
José Joaquín de Herrera.
Herrera participó en el Regimiento de la Corona
y debido a su gran desempeño, el 2 de enero de
1812 ascendió a Subteniente Veterano, ya que participó en diversas acciones en contra de los insurgentes,
como fueron las batallas de Aculco, en noviembre de
1810; toma de Guanajuato, en noviembre del mismo
año y en Puente de Calderón, en enero de 1811, todas bajo la dirección del General Félix María Calleja; debido a su excelente intervención, fue distinguido
con el escudo y mereció que su Majestad le declarara Benemérito de la Patria.
En mayo 1811 se enfrentó a los insurgentes en las
lomas del Maguey; de la misma manera, destacó en
74
la retirada de Zitácuaro de los independentistas, en
junio del mismo año; en 1812 participó en la defensa y sitio de Toluca, durante los meses de febrero,
marzo, abril y mayo, donde estuvo al mando de tres
cortaduras de las calles del poniente. En Acatlán, en
febrero de 1813, en el paso del río de Mezcala, el
21 de enero y en la toma de Chichimalco, el 17 de
febrero de 1814.
Más tarde tomó parte en la expedición enviada
para reconquistar Acapulco, participando en la acción de la Cuesta de Bejuco y Pie de la Cuesta, en
abril de 1814 en el Rancho de Agua Zarca y en la
toma del Veladero, el 6 de mayo del mismo año, por
la que gozó un bando de distinción.
Contribuyó con la causa realista en noviembre
de 1814, al asestar un golpe a las fuerzas insurgentes
,en la laguna de Zoquiapan, cuando logró dar muerte al rebelde Sánchez, destruyó su gavilla y obtuvo
como botín de guerra la mitad de la fuerza de que
se acompañó, recogiendo todo su armamento.
El 27 de noviembre de 1814 obtuvo el empleo
de Capitán de Milicias y de inmediato fue designado para servir en la segunda compañía Suelta
de Milicias de Chilapa. Dentro de esta compañía,
destacó en las acciones del cerro de Tocotitlan, en
diciembre de 1814, en la expedición de Axuchitán en
las acciones de San Cristóbal y Puerto de Coyuca, en
abril de 1815, en la de Tlacotepec en julio del mismo,
mandando la partida que logró dispersar la gavilla
del rebelde Manuel Maciel, donde éste fue muerto
junto con parte de sus cómplices. Posteriormente, en la
de Tepantitlán, el 31 de julio de 1815; en todas estas
acciones, lo hizo mandando en su campaña un Piquete de Infantería de la Corona, compuesto de 100
hombres, unidad en la que permaneció desde julio de
1812 hasta que ascendió a Capitán, subsistiendo con
su Compañía en los mismos términos. Subsiguientemente, mandó una División de 400 hombres, sobre la
sierra de Tlacotepeque, en persecución de los rebeldes Coroneles Montes de Oca y Agüero, en la que
permaneció hasta el 31 de enero de 1816.
En febrero de 1816 sirvió en el Batallón del Sur,
en donde venció a los insurgentes en las acciones
de San Pedro, el 20 de junio de 1816, destruyendo
una reunión de insurgentes acaudillados por Julián
de Ávila a quienes logró quitarles la artillería, municiones y algún armamento. El 13 de junio de 1817,
por meritos en la campaña de Petatlán, el 25 de
abril de ese mismo año fue ascendido al grado de
Teniente Coronel; con esta jerarquía se desempeñó
como Jefe la Sección de Tecpan, desde febrero de
1816 hasta julio de 1817, fecha en que dejó la sección, una vez establecida la tranquilidad en dicha
ciudad, para fungir como encargado del gobierno
militar y político de Acapulco.
El 2 de enero de 1818 se le otorgó la jerarquía
de Capitán de Granaderos y, posteriormente, se le
75
ordenó que comandara una división de 300 hombres y se dirigiera en auxilio de las tropas realistas
que sitiaban Jaujilla, en marzo de 1818; parte del
Batallón dispersó a los rebeldes en varias ocasiones y limpió la jurisdicción de rebeldes. Debido a
su desempeño, se le encomendó el mando de una
División. Más tarde, pasó el río Zacatula, batiendo
a los rebeldes con una columna bajo su mando del
3 al 6 de mayo de 1818; debido a estos sucesos, fue
nombrado Comandante principal de Tierra Caliente, en julio de 1818, empleo que desempeñó hasta
septiembre de 1819. Para el mes de noviembre de
1818, mandó la acción y la difícil retirada de Tupétaro, y en seguida contramarchó con toda la división
y auxilió a los realistas de Axuchitán, enfrentando a
los rebeldes en dicho lugar y en Real de Taxco, el
30 de noviembre y 31 de diciembre de 1818, respectivamente punto sitiado por los rebeldes y se halló en la acción del 14 de noviembre del mismo año,
donde los derrotó en las acciones de Axuchitán el
30 de noviembre y 1 de diciembre de 1818, y Real
de Taxco, el 31 de diciembre de 1818.
Posteriormente, en octubre de 1819 concurrió a
la expedición de la Goleta y mandó la columna de
la derecha, en la toma del Fuerte de San Gaspar,
pasando en septiembre de dicho año, a mandar la
Línea de Acapulco; ahí, ante tanta confusión por
las decisiones que se tomaban en España, decidió
solicitar su retiro de las fuerzas realistas, por lo que
continuó en la Comandancia de Acapulco, hasta
76
recibir su retiro, el 4 de agosto de 1820, mismo que
recibió al día siguiente.
Por su brillante conducta militar a lo largo de
la guerra de independencia, se le otorgaron condecoraciones por valor, además de destacar su buena
reputación e imparcialidad.
Una vez retirado del servicio con el grado de
Teniente Coronel, se fue a radicar a Perote, en donde había pasado su niñez y adolescencia, por lo que,
al igual que su padre, decidió abrir una botica, la cual
le permitirá tener un buen medio de vida; sin dejar de
estar en contacto con los dirigentes insurgentes.
Con la promulgación del Plan de Iguala entre las
tropas realistas encabezadas por Agustín de Iturbide
y las tropas insurgentes bajo el mando de Vicente
Guerrero, decide volver a la carrera de las armas,
al frente de una Columna de Granaderos, quienes le
piden ocupe el mando del Regimiento. Fue así como
reingresó al servicio de las armas el 11 de marzo de
1821, al mando de la 9/a. División del Ejército Trigarante y del Cuerpo de Granaderos Imperiales.
Generalizado el movimiento revolucionario por
Orizaba y Córdoba, ocupó esta última población en
virtud de la capitulación efectuada el 1 de abril de
1821; regresó a Orizaba donde obtuvo un empréstito
de $25,000.00 y se encaminó después a Puebla, a
fin de auxiliar al General Nicolás Bravo, objetivo que
no logró, ya que fue derrotado en Tepeaca, por el
Jefe realista Hevia; en Córdoba fue sitiado por este
mismo realista y, al retirarse las fuerzas virreinales, de
inmediato controló la región.
Con todas estas acciones, las tropas trigarantes
poco a poco iban recobrando terreno, que para el
mes de septiembre, varios fueron los grupos que se
unieron a este ejército, logrando hacer su entrada
triunfal el 27 de septiembre de 1821, con lo cual se
consumaba la independencia de México.
El 12 de octubre de 1821 logró obtener el grado
de General Brigadier al frente de su División, para
la cual también solicitaba recompensas, ya que había
combatido con valentía a los realistas; es así como,
con este tipo de acciones, nos damos cuenta de que
el General Herrera era un comandante preocupado
por su topa y el afecto era reciproco.
El 10 de enero de 1822 fue Comandante del
Regimiento de Infantería de Granaderos del Imperio.
En febrero de 1822 fue distinguido como Diputado
por el estado de Veracruz en el Primer Congreso
Constituyente. Posteriormente formó parte del Comité
de Premios y de Asuntos Militares, el cual se encargó de resolver asuntos relacionados con los honores
militares. El 8 marzo de 1822 informaron a José Joaquín de Herrera, que siendo diputado, no podía estar
encargado del cuerpo. Por lo anterior, sólo continuó
desempeñando su comisión dentro del Congreso.
Pero la situación del país se mostraba cada vez
más difícil, ya que el Congreso y Agustín de Iturbide
tenían algunas rencillas, pues el Congreso pretendía
reducir el número de efectivos del Ejército, además
de que emitió un decreto prohibiendo a los miembros
de la Regencia tener mando militar. Esto iba claramente dirigido en contra de Iturbide, por lo que éste
tuvo que poner en marcha un plan.
En mayo de 1822, un grupo de militares dirigidos
por el Sargento Pío Marcha, comenzaron a aclamar
vivas a Agustín I, lo que trajo como consecuencia, que
el Congreso se reuniera para votar a favor del Imperio. Sin embargo, en agosto de ese año, un grupo de
liberales radicales planeaban ir en contra del Imperio
y proclamar la República. Enterado Iturbide de esto,
encarceló a 15 diputados que se oponían a sus designios... el General Herrera estaba entre los prisioneros.
En 1823, el General Antonio López de Santa
Anna proclamó el Plan de Casa Mata, en el cual
pedía la desaparición del Imperio y el establecimiento de la República Federal. Iturbide tenía todo en
su contra, por lo que renunció al trono y ordenó que
liberaran a los diputados presos. Una vez liberado el
General Herrera, votó junto con los diputados que
aceptaban la abdicación del emperador.
Posteriormente, Agustín de Iturbide y su familia
fueron desterrados a Italia. A la caída del imperio,
el Congreso dejó el poder en manos de un triunvira77
to integrado por los Generales Guadalupe Victoria,
Nicolás Bravo y Pedro Celestino Negrete, mientras
se redactaba la primera Constitución del México Independiente y se preparaban las elecciones.
El Supremo Poder Ejecutivo le designa Capitán
General de la Ciudad de México y más tarde fue
enviado a Guadalajara como Jefe Político, desempeñándose en el cargo hasta el 15 de julio 1823, en
que fue nombrado Secretario de Guerra y Marina,
por lo que, desde ese momento, se dio a la tarea de
inspirar en las fuerzas armadas, un amor por la libertad y al mantenimiento de la independencia, a fin de
que éste fuera capaz de defender al pueblo de sus
opresores. Así mismo, realizó una reorganización del
servicio militar, reemplazando a los soldados viejos
por jóvenes.
En septiembre de 1823 creó el Estado Mayor
como una división separada del Ejército, cuyo objetivo era recabar información topográfica, formular
planes de guerra, prever la defensa efectiva del territorio nacional y todo lo concerniente a las tácticas
y las ciencias militares.
Dentro de las revisiones que realizó al Ejército,
le recomendó fortificar las ciudades de costa y reparar las viejas fortificaciones. También se adquirió
más armamento y se modificó el diseño de una silla
de montar para la caballería, ya que la anterior era
inservible e incómoda.
78
En cuanto al Departamento de Marina, que fue
unido al de Guerra, el General Herrera propuso al
Congreso le proporcionaran dinero para adquirir algunas embarcaciones en los Estados Unidos. Sin embargo, esto no fue posible, por lo que la marina sólo
contó con 2 Goletas y 6 lanchas cañoneras, usadas
en contra de los españoles.
ciembre de ese año, por lo que tuvo que enfrentar
el Motín de la Acordada, en donde la ciudad sufrió
algunos desmanes, así como el asalto al mercado del
Parían ante la inconformidad de algunos políticos y
militares, por los resultados de las elecciones a favor
del General Manuel Gómez Pedraza.
En octubre de 1823 es ascendido al grado de
General de Brigada; se mantiene el el cargo de
Secretario de Guerra y Marina hasta el 11 de marzo
de 1824, en que fue sustituido por el General Manuel Mier y Terán.
Debido a lo anterior, el General Manuel Gómez Pedraza decidió renunciar a la presidencia, por
lo que fue el General Vicente Guerrero quien asumió
este cargo, por lo tanto, el General Herrera fue cambiado al ministerio de Guerra de Marina, y pocos
días después fue nombrado Comandante de los departamentos de Puebla y Oaxaca.
Una vez que dejó el ministerio de la Secretaría
de Guerra y Marina, en 1824 fue comisionado para
ocupar las Comandancias de Michoacán y de Yucatán. Posteriormente se hizo cargo de un regimiento de caballería, en la ciudad de Guadalajara, Jal.,
hasta 1826, cuando se le encomendó la Dirección del
Cuerpo Nacional de Caballería. Durante el desempeño de esta comisión, obtuvo el grado de General
de División, nombramiento otorgado por orden presidencial del General Guadalupe Victoria; en dicho
Cuerpo permaneció dos años.
En 1829 fue nombrado Jefe del Ejército de Reserva, y estando en esta situación, se dio la invasión de Reconquista Española, bajo el mando del
Brigadier Isidro Barradas, por lo que fue enviado
a Chalchicomula, Pue., a preparar la defensa de la
ciudad. Al desembarcar los españoles en Tampico,
el General Herrera salió a defender Jalapa, aunque
los laureles se los llevó el General Antonio López de
Santa Anna.
En 1828 nuevamente fue nombrado Diputado
por el estado de Veracruz y poco después, el Presidente Guadalupe Victoria le llamó para darle el
nombramiento interino de gobernador del Distrito
Federal, el cual ocupó del 4 de marzo al 12 de di-
Posteriormente a estos acontecimientos, el Vicepresidente Anastasio Bustamante se pronunció en
contra del General Vicente Guerrero, por medio del
Plan de Jalapa. Finalmente, el Presidente Guerrero
fue declarado dictador y posteriormente ejecutado
por decreto del gobierno, el 14 de febrero de 1831.
Vista de Jalapa, Ver., donde el Gral. Herrera participaría en su defensa,
durante el intento de reconquista de España, por el General Brigadier
Barradas, en 1829.
79
Para abril de 1831 se le comisionó en la Comandancia de Durango y más tarde fue nombrado Magistrado del Supremo Tribunal de Justicia Militar. A
la salida del poder del General Bustamante, regresó
al país el General Gómez Pedraza, quien le nombró
ministro de Guerra y Marina, cargo que desempeñó
del 21 de mayo de 1833 al 5 de noviembre de 1833
y del 14 de febrero al 16 de agosto de 1834; en
estos períodos se encargó de organizar la Sanidad
Militar y mejorar los servicios del Ministerio.
Al triunfo de los conservadores, Herrera renunció
a la Secretaría de Guerra y continuó como miembro
del Tribunal de la Suprema Corte Militar, y más tarde
fue nombrado Inspector General del Ejército, cargo que
desempeñó desde el 30 de septiembre de 1834 hasta
el 31 de diciembre de 1837, en un periodo de 3 años.
En enero de 1838 fue puesto en un cuartel, en
el cual se desempeñó con gran esmero y prestancia,
tratando de disminuir el gasto sin resultado alguno,
permaneciendo en esa situación hasta el 31 de diciembre de 1839.
En 1840, cuando regresó al país el General
Bustamante, recordando que el General Herrera no
había apoyado el movimiento en contra del General Vicente Guerrero, así como que había servido al
gobierno de Valentín Gómez Farías, fue puesto en
reserva. Más tarde salió de ella para regresar al
Tribunal Militar como presidente, de 1840 a 1842.
80
En 1842, el General Santa Anna le manda arrestar por sospecha de insubordinación en contra del
gobierno, y fue enviado al fuerte de Perote a cumplir
su condena de tres meses, de donde salió libre a
principios de mayo del mismo año. Rehabilitado por
el propio Santa Anna, recuperó su puesto como Presidente de la Suprema Corte Militar. Sin embargo,
el mismo General Santa Anna tuvo que ofrecer una
disculpa pública al General Herrera.
Para 1843, el General Herrera regresó de nuevo al Cuartel, en donde sus tareas eran pocas en el
11/o. Regimiento de Infantería, destacado en la capital. En esta situación recibió, por parte del gobierno
de Santa Anna, “La Cruz de la Constancia”, debido
a los años prestados al servicio.
En 1844 fue nombrado presidente del Consejo de Estado, pero ante los disturbios y proclamas
del General Mariano Paredes y Arrillaga, en contra del General Santa Anna, se vio obligado a renunciar el 7 de septiembre de 1844 y el Senado
nombró Presidente Interino al General de División
Valentín Canalizo, quien se hallaba ausente, por lo
que tomo posesión de la presidencia el General
Herrera, como Presidente del Consejo del 12 al 21
del mismo mes, en que se presentó el señor Canalizo
a encargarse del gobierno.
El 6 de diciembre de 1844, nuevamente volvió
a ser llamado a ocupar la Presidencia de la Repú-
blica al darse un nuevo movimiento revolucionario
del General Mariano Paredes y Arrillaga. El 7 del
mismo mes fue nombrado por el Senado, Presidente
Interino. El 1 de agosto de 1845 le votaron las asambleas departamentales y el 16 de septiembre prestó
juramento como Presidente Constitucional, en cuyo
cargo duró hasta el 30 de diciembre de 1845, fecha
en que cesó por el triunfo de la Revolución de La
Ciudadela, ya que no quiso enfrentar a los rebeldes,
porque no deseaba provocar un derramamiento de
sangre entre los mexicanos, asumiendo la presidencia
el General Paredes.
Durante este último periodo del General Herrera, se recrudecieron las relaciones entre México y los
Estados Unidos, porque Texas decidió anexarse a los
norteamericanos; ante esta situación, el General Herrera lanzó un manifiesto el 6 de mayo de 1845, en el
que pedía una reorganización del ejército, se inclinaba
por el sostenimiento de la paz y entrar en negociaciones con las autoridades texanas, ya que juzgaba difícil
obtener éxito, dados los elementos de que disponía
el gobierno americano para obtener el triunfo en el
terreno de las armas, situación que posteriormente demostró que el General Herrera tenía razón.
En 1846 fue electo Diputado por Veracruz y en
1847, por mayoría de votos, fue designado Presidente del Congreso, y en plena guerra formó parte del
Estado Mayor del General Antonio López de Santa
Anna, quien le comisiona para entablar negociaciones
con Mr. Nicolás Trist, representante de los Estados
Unidos de América.
Al cesar el armisticio y reanudarse las hostilidades, el General Herrera fue comandante en Jefe de
la Ciudad de México, a la renuncia del General
Antonio López de Santa Anna a la Presidencia, por
lo que Manuel de la Peña y Peña, Presidente de
la Suprema Corte de Justicia, le nombró General
en Jefe del Ejército combatiente. El Presidente de la
Peña le ofreció el ministerio de Guerra y Marina;
sin embargo, éste renunció debido a lo delicado de
su salud. Tan quebrantada estaba su salud, que en
noviembre de 1847 recibió los santos óleos, pero
afortunadamente poco después mejoró, por lo que
reanudó sus actividades. Se firmó el Tratado de Paz,
de ”Guadalupe-Hidalgo”, el cual fue ajustado entre
los comisionados de México y los Estados Unidos de
América, el 2 de febrero de 1848 y ratificado en
Querétaro el 30 de mayo de ese mismo año por el
Presidente de la Peña.
Finalizada la guerra entre México y los Estados
Unidos de América, fue nombrado Presidente Constitucional de la República, tomando posesión de la
misma el 3 de junio de 1848. La reelección de Herrera significaba la reconstrucción del país; sin embargo,
los problemas a enfrentar no serían pocos, por lo que
el Presidente pidió cooperación y apoyo a todos los
sectores y líderes políticos, a fin de llevar a cabo la
reconstrucción nacional.
81
Para llevar a cabo esta reconstrucción nacional,
fue necesario contar con colaboradores que comulgaran con los mismos puntos de vista del presidente
a fin de restablecer la paz nacional, pero esto no fue
del todo posible, ya que en ésta, su segunda administración, se enfrentó a varios problemas, como fueron:
la sublevación de los indios de Misantla, se pronunció el General Leonardo Márquez, posteriormente el
General Mariano Paredes y Arrillaga y finalmente
estalló la guerra de Castas en Yucatán, alcanzando
su punto más virulento, aunque el gobierno federal
envió apoyos a los blancos. Finalmente concluyó su
periodo presidencial el 15 de enero de 1851, dejando
el cargo al General Mariano Arista.
Durante la administración del Presidente Arista, fue nombrado Director del Monte de Piedad, en
donde permaneció hasta el mes de junio de 1853
en que se retiró a la vida privada, debido a lo mermado de su salud. El General Herrera falleció en
la Ciudad de México, a los sesenta y tres años de
edad el 11 de febrero de 1854, y fue sepultado en
el Panteón del Colegio Apostólico de San Fernando, sobreviviéndole sus hijos María Dolores y José
Joaquín Herrera Alzugaray
Podemos concluir que al fallecer el General José
Joaquín de Herrera México perdió a uno de sus mejores hombres, no sólo por lo destacado su carrera
militar, sino por el gran desempeño mostrado en las
ocasiones en que estuvo al mando de Ejecutivo Fede82
ral, ya que, en ambos casos, su gobierno fue dirigido
con acierto en los momentos más álgidos de nuestra
historia nacional, ya que pocos han sido los personajes que han destacado por su honestidad y cordura,
de ahí la grandeza de este personaje.
General Brigadier
Por el C. Capitán 2/o. Hist. Sergio Martinez Torres.
FUENTES CONSULTADAS:
•Expediente personal del General José Joaquín
de Herrera. Archivo Histórico de la Secretaría
de la Defensa Nacional. Bóveda 1-33.
•Diccionario Porrúa de Historia, Biográfico y
Geográfico de México.
•Carreño Alberto M. Jefes del Ejército Mexicano
en 1847, Biografía. México. Imprenta y fototipia de la Secretaría de Fomento194. Sociedad
Mexicana de Geografía y Estadística.
•Paz Valdivieso, Mario. José Joaquín de Herrera
su actuación militar y política. Tesis de Licenciatura de la Facultad de filosofía y letras. México.
1998.
C
ien años han transcurrido ya desde aquella tarde del 20 de noviembre de 1910, cuando el
candidato del Partido Antirreeleccionista Francisco I.
Madero, convocaba al pueblo de México a levantarse en armas en contra del régimen del General
Porfirio Díaz. Infinidad de personalidades se presentaron al llamado y la lucha por el poder enfrentó a
las familias mexicanas de todos los sectores sociales. Transcurrida la primera etapa de la revolución
maderista, la continuidad política del grupo porfirista
hacía estragos en el gobierno de Francisco I. Madero y sus días estaban contados. La Decena Trágica
marcaría el fin de la administración maderista, pero
daba inicio a una de las etapas más brillantes de
la historia militar de México: el constitucionalismo. Al
frente de este grupo armado se encontraron personajes improvisados en el arte de la guerra, como
Francisco Villa, Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles
y Francisco Murguía, entre otros. Sin embargo, una
figura que destacó y que definitivamente se transformó en esta etapa de la vida convulsiva de nuestro
General Brigadier
Felipe Ángeles Ramírez, artillero, técnico militar y apasionado demócrata.
83
país fue la personalidad del General Brigadier Felipe
Ángeles Ramírez, permitiéndole destacar en la Revolución Mexicana y ocupar un lugar privilegiado en la
historia nacional por sus cualidades y aportaciones a
la causa revolucionaria.
biógrafos argumentan que su origen es del poblado
de Molango, Hgo., hijo de don Felipe Ángeles y de
doña Juana Ramírez.1
El General Felipe Ángeles fue un destacado militar, ya que, como integrante del Ejército Federal,
representó un ejemplo de pundonor y lealtad para
sus compañeros, mientras que para el Ejército Posrevolucionario determinó las características y cualidades que deberían de reunir los futuros elementos del
Ejército Mexicano, quienes a partir de la década de
los años treinta sentaron las bases del actual Ejército
y Fuerza Aérea Mexicanos.
“… El General Ángeles era delgado y de buena
estatura, más que moreno, con la palidez que distingue al mejor tipo de mexicano, de rasgos delicados
y con los ojos más nobles que haya visto en un
hombre. Se describiría a sí mismo, medio en broma,
como un indio, pero sin duda, tenía el aspecto que
los mexicanos llaman de indio triste. Otros grandes
atractivos se encontraban en el encanto de su voz”.2
La figura del General Felipe de Jesús Ángeles
Ramírez es, en palabras del General de División
D.E.M. Luis Garfias Magaña: “…distinguido artillero,
notable técnico militar, apasionado demócrata, hombre justo y honrado, de profundas convicciones”.
Y en palabras del extinto Coronel Alessio Robles,
contemporáneo del General Ángeles: “Su nombre era
un orgullo para el Colegio Militar; estaba rodeado
de una aureola de prestigio y de leyenda. Inspiraba
respeto y simpatía. Se le consideraba como el oficial
más inteligente y culto del ejército…”.
Felipe Ángeles nació el 13 de junio de 1868, en el
pueblo de Zacualtipán, Hgo., aunque algunos de sus
84
La señora Rosa E. King lo describe como:
Ingresó como alumno al Colegio Militar el 26
de enero de 1883, cuando tenía catorce años de
edad; estando en este plantel, obtuvo las jerarquías
de: Alumno de 1/a. del Colegio Militar, el 2 de febrero de 1885, Cabo de Alumnos del Colegio Militar,
el 2 de julio de 1885, Sargento 2/o. de Alumnos del
Colegio Militar, el 5 de enero de 1887 y, finalmente,
se graduó del Colegio Militar el 20 de noviembre
de 1890, con el grado de Teniente de Plana Mayor
Facultativa de Ingenieros.3
Una vez que sale de su alma máter, es comisionado al Batallón de Zapadores; ahí tomó parte en:
“… varios trabajos de tipo técnico, como el trazado y las excavaciones del canal del río Duero en
Zamora, Michoacán. Posteriormente, llevó a cabo
una serie de trabajos, entre los cuales merecen citarse el estudio y reformas del material de guerra, la
elaboración de pólvora sin humo y la formación de
tablas de tiro para el material Schneider-Canet. Fue
profesor de matemáticas, mecánica analítica, y balística interior y exterior, en el Colegio Militar; profesor
de teoría y práctica de tiro en la Escuela Militar de
Aspirantes, y de táctica aplicada en la Escuela de
Tiro, de la cual fue director. Elaboró las tablas de tiro
para el cañón de montaña sistema Bange, así como
las características de la pólvora mexicana”.4
El entonces Teniente Ángeles era disciplinado,
honesto y con un honor impecable, actitudes que le
valieron muchas amistades y simpatías, pero también
muchas envidias y enemigos. Sin embargo, la tenacidad que demostraba en cada una de sus actividades
y en el cumplimiento de las misiones que le asignaban,
le permitió ascender en la escala jerárquica y el 1/o.
de marzo de 1894, obtiene el grado de Capitán
2/o. de Plana Mayor Facultativa de Artillería; para
el 10 de diciembre de 1897, el de Capitán 1/o. Plana
Mayor Facultativa de Artillería, el 1/o. de noviembre
de 1901, el de Mayor de Plana Mayor Facultativa
de Artillería y para el 5 de octubre de 1904, el de
Teniente Coronel Técnico de Artillería Permanente.
Se rectifican las órdenes de ascenso y el 4 de marzo
de 1905, se le designa Teniente Coronel Técnico de
Artillería en reposición y con la antigüedad del 15 de
septiembre de 1904. Los ascensos otorgados a Felipe
Ángeles no fueron cosa fácil obtenerlos, ya que sus
enemigos, sobre todo gente que le envidiaba por su
capacidad laboral e inteligencia, limitó en varias ocasiones su ascenso en la jerarquía militar, obligándolo
a permanecer por largos periodos en el extranjero,
cumpliendo comisiones de estudio.
El 24 de enero de 1908, el Teniente Coronel
Ángeles asciende al grado inmediato, designándolo
Coronel Técnico de Artillería Permanente. Para el
24 de noviembre de 1910, el Coronel Ángeles se
encontraba en Francia y solicitó al Ministerio de
Guerra y Marina su incorporación para combatir a
los revolucionarios... la negativa del ministerio para
su regreso fue tajante: “le manifiesto que no hay
nada de cierto en lo que la prensa de Francia publica. El país está tranquilo y si desgraciadamente
ocurre algo, se le llamará”.5
Su regreso se verificó en el mes de enero de
1912, cuando las tropas revolucionarias maderistas
habían alcanzado el triunfo en contra del régimen
de Porfirio Díaz y gobernaban con muchas dificultades, creadas por ellos mismos. Sin duda, el cambio determinaba que la nación mexicana se encontraba en una transformación, porque perturbaba
el pensamiento y las viejas prácticas del gobierno
porfirista. Sin embargo, los desleales se agazapaban esperando el momento oportuno para lanzarse, y derrotar a un gobierno que buscaba cambiar
la ideología de los mexicanos.
85
A su regreso el 8 de enero de 1912, se le confirió
el cargo de Director del Colegio Militar:
sas, en la administración del gobierno de Madero, la
permanencia del Ejército Federal y la ausencia de los
verdaderos revolucionarios.
“… grandes perspectivas se auguraban para la
institución, dirigida por tan prestigioso jefe, que llegaba
del extranjero precedido de una justa y bien ganada
fama… el Colegio comenzó a transformarse y quizá en
esos tiempos alcanzó el pináculo de lo que justamente se
ha llamado, la “época de oro” de ese notable plantel”.6
El General Ángeles, sin dejar la Dirección del
Colegio Militar, fue comisionado como Comandante
en Jefe de la campaña contra las tropas zapatistas
en el estado de Morelos. En esta comisión, Ángeles
mantuvo vivo el pensamiento que en alguna ocasión
tuvieron Madero y Zapata, compartiendo el mismo
objetivo de libertad, justicia y una vida digna para el
pueblo de México. Por ello, recurrió siempre a otro
tipo de acciones en contra del Ejército Libertador del
Sur, bajo el mando de Zapata. Las prácticas de los
generales Victoriano Huerta y Juvencio Robles para
combatir a los zapatistas en Morelos quedaron eliminadas; se recurrió a los legados de libertad, justicia y
ley, que compartían los dos bandos, tanto maderistas
como zapatistas, acción que permitió, durante la estancia del General Ángeles, acercar al gobierno con
el caudillo para pactar la pacificación de la zona,
actividad que no llegaría a buenos términos por los
acontecimiento de la Ciudad de México.
Reconociendo su gran capacidad, fue ascendido
a General Brigadier de Artillería Permanente el 2 de
junio de 1912:
“Es interesante anotar que, con motivo del ascenso de Felipe Ángeles a general brigadier, la Cámara
de Senadores, encargada de ratificar dicho ascenso,
interpeló al general José González Salas, secretario
de Guerra y Marina, sobre el “motivo por el cual fue
preferido el citado coronel [Felipe Ángeles] a otros
más antiguos”. La respuesta fue la siguiente: “La preferencia se basa en la diferencia de condiciones y
aptitudes entre éstos y aquél, pues que distan mucho
los unos de los otros”. El dictamen fue favorable y su
ascenso fue ratificado por unanimidad”.7
El incumplimiento del Plan de San Luis Potosí
por parte de Francisco I. Madero provocó, el levantamiento de Pascual Orozco, en el estado de
Chihuahua y de Emiliano Zapata en el estado de
Morelos. Complicaba aún más el estado de las co86
Gral. Brig. de Artillería Permanente Felipe Ángeles, quien durante su gestión
como Dir. del Col. Mil., mantuvo vivos los ideales de justicia y una vida digna
para el pueblo de México.
El mes de febrero de 1913 marcó el inicio del fin
del gobierno maderista, que nunca pudo distinguir
a los malos elementos de su administración y que,
creyéndolos leales, les dio mando de tropas para
resguardar su seguridad. La Decena Trágica daba
comienzo; el cuartelazo comandado por los Generales Félix Díaz, Manuel Mondragón y Bernardo
Reyes, entre otras figuras de la vida política y social
de México, anunciaba que el golpe sería rápido y
preciso, ya que se contaba con el apoyo de una
fracción de los elementos del Ejército que conformaban la Guarnición de la Plaza de la Ciudad de
México. Afortunadamente para Madero, el Colegio Militar mantenía su lealtad a las instituciones legalmente constituidas; por ello, cuando el Presidente
Madero recibió la noticia del levantamiento, decidió trasladarse desde el Castillo de Chapultepec al
Zócalo, escoltado por los cadetes, quienes valerosos
y con un alto sentido de patriotismo, cumplían con
pundonor la tarea de proporcionar seguridad al
Presidente de México.
La llegada a Palacio Nacional no fue fácil, pero
se consiguió; la escena del combate por mantener
libre el edificio de desleales, era de muerte y desconcierto, al no saber quiénes eran amigos o enemigos. Sin embargo, el Presidente Madero, confiando
en la lealtad del General Victoriano Huerta, y al saber que el General Lauro del Villar había resultado
herido en el enfrentamiento, decidió dar a Huerta,
el mando de las tropas leales al gobierno, error que
pagaría con su vida.
Los acontecimientos de la ciudadela permitieron situar en el lugar correcto a cada uno de los
personajes participantes. Tal es el caso del General Ángeles, quien es comisionado por el Presidente
Madero para apoyar al General Huerta y con ello
87
derrotar a los sublevados que se habían apoderado de la Ciudadela.
Con la llegada del General Ángeles a la Ciudad
de México, muchos de los militares que participaban
en las operaciones contra los sublevados concluyeron
que sería un estorbo para el fin que se perseguía, por
la estrecha relación que tenía con Madero y, sobre
todo, la lealtad que le profesaba.
Las acciones emprendidas por el comandante en
jefe Victoriano Huerta no resultaban y su entrevista con
los sublevados llegaba a buenos términos. La traición
se consumó estando el Presidente y el Vicepresidente
en Palacio Nacional. Las tropas del General Aureliano
Blanquet los tomaron como prisioneros y al General
Felipe Ángeles se le comunicaba que se presentara en
el Cuartel General para una nueva comisión en el extranjero. La sorpresa no fue mucha, ya que a su llegada
fue hecho prisionero por las tropas bajo el mando de
Huerta y enviado a Palacio Nacional, donde se reuniría con Madero y con Pino Suárez. Tiempo después,
el General Ángeles recordaría con tristeza ese pasaje,
pues en su pensamiento una idea no salía de su cabeza: “A don Pancho lo truenan”.8
El General Ángeles no se equivocó. La muerte
de Madero y Pino Suárez se consumó. Él logró librarse de la muerte, gracias al prestigio del que gozaba
dentro de las filas del Ejército Federal. Sin embargo,
era una pieza incómoda para el nuevo régimen. El
88
General Huerta decide enviarlo al extranjero, en comisión del servicio, para evitar con ello que se uniera
a los maderistas. Desafortunadamente para el Presidente Interino, General Victoriano Huerta, el General
Ángeles decide separarse del Ejército Federal y unirse a las tropas del Ejército Constitucionalista, bajo el
mando de Venustiano Carranza.
“La presencia de Ángeles en el cuartel general
constitucionalista despertó suspicacias y envidias entre algunos generales revolucionarios. Corría el rumor de que regresaba a la patria buscando la silla
presidencial. Sus enemigos encontraron en su pasado
porfirista, el mejor argumento para desprestigiarlo y
descalificarlo, para dudar de su honorabilidad”.9
Venustiano Carranza nombró a Felipe Ángeles
como Secretario de Guerra y Marina para el gabinete que daría forma y legalidad al movimiento
en contra del gobierno de Victoriano Huerta, pero
los sonorenses (Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, entre otros), se negaron a tal nombramiento y
lograron que Ángeles pasara a formar parte de la
División del Norte y con ello se lograría controlar a
Francisco Villa.
La decepción de los sonorenses fue tal, que en
lugar de chocar la figura de Villa con la de Ángeles,
este último se disciplinaba al mando de Villa, y con
ello se combinó lo mejor del Ejército Constitucionalista
en la lucha contra Victoriano Huerta.
Muchos enfrentamientos hubo entre villistas y
huertistas, pero sin duda batallas como las de Torreón y San Pedro de las Colonias, Coah., y Zacatecas, Zac., determinaron el rumbo de los acontecimientos de nuestro país, donde el arte de la guerra
inspirada en Ángeles, y la intrepidez y arrojo de
Villa, resultaron de gran valía para destruir la administración de Huerta.
“Villa, con su inteligencia innata, se dio cuenta
rápidamente de lo mucho que ganaría con Ángeles y
lo invitó a que se hiciera cargo de la artillería de la
División del Norte, que por aquel entonces contaba
con dos brigadas (aproximadamente cuarenta piezas) bajo el mando de varios oficiales ex federales…
Ángeles de inmediato pasó a desempeñar el puesto
de comandante de artillería y un papel discreto de
consejero y asesor de Villa”.10
Una vez alcanzada la victoria y derrotado el
gobierno de Huerta, las tropas constitucionalistas buscaban organizar a la nación. Para ello se convocó
a una junta revolucionaria que resolviera el destino
del país... nacía así la Soberana Convención Revolucionaria de Aguascalientes, donde uno por cada mil
representarían a las fuerzas revolucionarias de todo
el país. El General Felipe Ángeles fue designado entre otros, para la División del Norte. La Soberana
Convención decidió en pleno, que era conveniente
invitar a todos los sectores revolucionarios y por ello
se comisionó a un grupo encabezado por el General
Gral. Felipe Ángeles y su Estado Mayor; se subordinó al Gral. Villa, logrando
con ello que se combinara lo mejor del Ejército Constitucionalista, en la lucha
contra Victoriano Huerta.
89
Ángeles, para invitar al Ejército Libertador del Sur a
unirse a esta junta revolucionaria.
La comisión del General Ángeles para nada fue
fácil, ya que tiempo atrás, él había combatido a las
fuerzas zapatistas en el estado de Morelos; no importándole esta situación se trasladó para entrevistarse con el General Emiliano Zapata.
“…Zapata esperaba a Ángeles parado a la entrada del Banco de Morelos. Un silencio angustioso
se produjo cuando el general Ángeles, descendiendo
del automóvil, pasaba cerca del general Genovevo
de la O, quien montaba un nervioso caballito… los
adversarios se reconciliaban con un abrazo efusivo
que antes habían preparado el humanismo y la elevada comprensión del militar y del psicólogo”.11
El General Emiliano Zapata, aceptó la invitación, con la condición de que los principios del
Plan de Ayala formaran parte sustancial de los
acuerdos alcanzados por la convención revolucionaria. Así fue... los postulados del Plan de Ayala se
aceptaron por mayoría, pero también se discutió
quitar el poder a Venustiano Carranza y retirar
del mando de tropas a los Generales Francisco
Villa y Emiliano Zapata, acción que el primero no
permitiría, obligando a los representantes de la
facción constitucionalista a retirarse y desconocer
a la convención revolucionaria.
90
La división entre constitucionalistas y convencionistas puso en franca rebeldía a sus líderes, quienes
buscaban la supremacía y el poder para gobernar
a México. Los enfrentamientos bélicos entre estas
dos facciones no se hicieron esperar; por un lado, el
mando armado de los constitucionalistas recayó en el
General Álvaro Obregón, y por el otro, en Francisco
Villa y Emiliano Zapata el de los convencionistas.
“Los meses finales del difícil año de 1914 se sucedían en forma angustiosa para los mexicanos, que
no lograban encontrar la paz. La División del Norte
continuaba en la capital de la República, mientras los
carrancistas operaban en diferentes regiones. Villa no
logró derrotarlos, entre otras cosas debido al fracaso
de los zapatistas que, carentes de organización militar y de verdaderos jefes, no pudieron cortar la vía
férrea que abastecía al general Obregón y a sus
tropas, reorganizadas desde Veracruz. En el norte,
el general Maclovio Herrera, ex villista, en unión de
Antonio I. Villarreal, operaba en Torreón y presentaba una amenaza a la línea de comunicaciones villista,
sobre las importantes plazas de Saltillo y Monterrey.
En consecuencia, Ángeles recibió la orden de salir al norte y derrotar a los citados generales carrancistas. En Ramos Arizpe libró una importante batalla,
el 8 de enero de 1915, derrotando completamente al
enemigo y capturando, días después Saltillo y Monterrey. En efecto, después de terminada la batalla, a
las seis de la tarde, el general Ángeles hizo formar
a los tres mil prisioneros hechos en el campo de batalla… y los exhortó a no volver a tomar armas contra
la Convención, dejándolos en libertad, después de
prestar juramento de que no lo harían…”. 12
Para el mes de marzo de 1915, Villa y Ángeles
se reunieron en Torreón, para decidir el rumbo que
debería tomar la campaña contra los constitucionalistas; en ella, Ángeles aconsejaba a Villa no presentar
batalla en Celaya. Villa insistió y pensó que en ese
sitio derrotaría a Obregón.
A juicio de Ángeles, “era más conveniente esperarlo: conforme más se acercara al norte, más retirado quedaría de sus centros de abastecimiento.
Villa se negó a escuchar. Ensoberbecido con sus casi
treinta mil hombres, consideró que podía derrotar al
“perjumado” de Obregón en cualquier sitio, pero le
falló el cálculo: la División del Norte fue destrozada
en Celaya, entre el 7 y el 15 de abril”,13; cabe hacer
mención que en este proceso, las tropas a las órdenes
del General Ángeles no participaron.
Al ser derrotada la División del Norte por las
tropas del General Álvaro Obregón y perseguidos
sus integrantes en toda la República Mexicana, y al
carecer de recursos económicos, bélicos y políticos
para una rendición honrosa por parte de Villa a los
constitucionalistas, el General Felipe Ángeles, decide
retirarse del grupo villista y se exilia en la frontera
sur de los Estados Unidos de América, donde pondrá
en marcha una granja, en compañía de su familia (su
esposa y tres hijos).
“… sepan que, en el destierro, pasaré mi vida
entera, antes que inclinar la frente, o que moriré ahorcado de un árbol a manos de un huertista o un carrancista, por el delito capital de odiar las dictaduras;
o que algún día colaboraré con éxito en conquistar
la libertad y la justicia, para todos... aun para ellos”.14
Su sentido de justicia y de libertad lo llevaron a
formar parte de un grupo de mexicanos radicados en
los Estados Unidos de América quienes, conscientes de
la necesidad que tenía nuestro país de gobernarse
con principios democráticos y en un respeto irrestricto
a la ley por parte de las autoridades, actividad que
modificó de raíz su pensamiento, al grado de hacer
suya la doctrina socialista: Es un movimiento de fraternidad y de amor, entre los hombres de las distintas
partes del universo.15
La noche del 11 de diciembre de 1918, Ángeles
cruza la frontera sur de los Estados Unidos de América y se interna en suelo mexicano; se entrevista con
Villa, quien lo recibe con gusto, pero se encuentra con
una realidad muy dura: las fuerzas villistas son mínimas y las jornadas de persecución por parte de los
constitucionalistas, son largas y penosas. En el mes de
febrero de 1919, Ángeles publica un Manifiesto a la
Nación. En él describe los problemas que aquejan a
México, y enfatiza:
91
“… la rapacidad de la administración carrancista, nos han llevado a la ruina económica y a la
anarquía, y si no subvirtiéramos al actual gobierno,
nos llevaría indudablemente a la pérdida de nuestra
soberanía o a la mutilación del territorio nacional.”.16
En el mes de junio de 1919 y después de una
serie de diferencias con Villa, el General Ángeles decide separarse de las fuerzas villistas y culminar su
tarea solo; recorre varias ciudades y pueblos del estado de Chihuahua, pero nada ni nadie quiere unirse
a la Alianza Liberal para derrotar, no en el campo
de batalla al gobierno, si no en el campo de las
ideas y del respeto al voto y a la justicia. México no
estaba preparado para ese cambio y el grupo revolucionario triunfante no aceptaría, por ninguna de las
razones, todo aquello que no fuera emanado de su
propio pensamiento.
En los primeros días del mes de noviembre, el
General Ángeles era conducido por un ex villista,
quien lo esconde en una de las cuevas del cerro de
las Moras. Tiempo después lo delata a las fuerzas
del gobierno carrancista. Capturado, es enviado a la
ciudad de Chihuahua donde por órdenes del Presidente Venustiano Carranza, se le instruye un Consejo
de Guerra Extraordinario por el delito de rebelión,
resultando culpable y sentenciado al paredón. “Mi
muerte haría más bien a la causa democrática, que
todas las gestiones de mi vida. La sangre de los mártires fecundará las buenas causas”. El reloj marcaba
92
aproximadamente las 0600 horas de aquel 26 de
noviembre de 1919; el General Ángeles caía abatido
por los certeros disparos del pelotón de fusilamiento.
Finalmente, para el año de 1941, los restos del
General Felipe Ángeles fueron trasladados desde
Chihuahua a Pachuca, Hgo.
Al General Brigadier Felipe Ángeles Ramírez,
se le concedieron en su carrera militar las condecoraciones de 3/a. y 2/a. Clase por más de 25 y 30
años de servicio, respectivamente; así mismo, recibió el Diploma y Condecoración de Caballero de
la Legión de Honor, por el Gobierno Francés. Fue
reconocido como Veterano de la Revolución por el
Segundo Periodo y se le concedió la Condecoración al Mérito Revolucionario.
CITAS
Comisión Nacional para las Celebraciones del
175 Aniversario de la Independencia Nacional
y 75 Aniversario de la Revolución Mexicana,
Felipe Ángeles, INEHRM., Méx., 1985, pp. 11., la
controversia se fundamenta en los datos que existen en ,su expediente personal militar, Secretaría
de la Defensa Nacional, Archivo Cancelados,
General de División (Brigadier) Felipe Ángeles,
XI/111/1-1 (Bóveda, la clasificación corresponde a
un General de División y no al de Brigadier), ff.
185 y en el acta de nacimiento que se presenta
como Documento No. 1, en la bibliografía antes
citada, en la página 49.
2
Alejandro Rosas, Felipe Ángeles, Planeta, Méx.,
2004, pp. 17.
3
Op cit., XI/111/1-1, ff. 185, los datos de sus ascensos fueron consultados por el autor y están
integrados en su expediente personal.
1
Adolfo Gilly (Compilador), Felipe Ángeles en
la Revolución Mexicana, ERA, Méx., 2008, pp.
202.
5
Op cit., Rosas, pp. 13.
6
Luis Garfias Magaña, “El General Felipe Ángeles: Esbozo de una biografía militar”, en: Op cit.,
Gilly, pp. 205.
7
Ibid.
8
Op cit., Rosas, pp. 35.
9
Idem, pp. 46.
4
Op cit., Luis Garfias Magaña en: Gilly, pp. 211.
11
Idem., pp. 206.
12
Idem., pp. 215-216.
13
Op cit., Rosas, pp. 79.
14
Idem., pp. 82.
15
Idem., pp. 84.
16
Idem., pp. 90-91.
10
FUENTES CONSULTADAS
•Secretaría de la Defensa Nacional, Archivo de
Cancelados, General de División (Brigadier) Felipe Ángeles (Bóveda), XI/111/1-1.
•Brito, Mena, Felipe Ángeles. Publicaciones Herrerías, Méx., 1936.
•Comisión Nacional para las Celebraciones del
175 Aniversario de la Independencia Nacional
y 75 Aniversario de la Revolución Mexicana,
Felipe Ángeles, SEGOB, Méx., 1985.
•Garfias Magaña, Luis. Generales Mexicanos de
los Siglos XIX y XX, S.D.N., Méx., 1982.
•________________________, “El Ejército Mexicano de 1913
a 1938”, en: Secretaría de la Defensa Nacional,
Historia del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos
T II, S.D.N., Méx., 1992, pp. 259-487.
93
General de División Piloto Aviador
Por el C. Cap. 2/o. FACV. DEMA Tomás Segoviano Ibarra.
N
ació en Cuatro Ciénegas, Coah., el 15 de noviembre de 1892, en el seno de una familia de
clase media trabajadora, misma que se dedicaba al
comercio y a la agricultura; realizó sus estudios de
primaria en su pueblo natal y de bachillerato en el
Ateneo de Saltillo, Coah.; posteriormente estudió mecánica en el Instituto Politécnico “Renselaer” de Nueva York, E.U.A., motivo por el cual fue propuesto por
el entonces Gobernador de Coahuila, Venustiano
Carranza Garza, para atender la propuesta de la
Secretaría de Guerra y Marina, en 1912, durante
la presidencia de Francisco I. Madero, de enviar un
grupo de oficiales mexicanos al extranjero a estudiar
el curso de piloto aviador y evitar, en aquella época,
continuar dependiendo de aviadores extranjeros.
El 12 de mayo de 1912 causó alta como Subteniente de Caballería en el Ejército Federal, siendo
comisionado como parte de un primer grupo de cinco
oficiales, para estudiar en la “Moisant International
Aviation School”, en Long Island, New York, E.U.A.;
94
94
General de División Piloto Aviador
Alberto Leopoldo Salinas Carranza formó parte del primer grupo de
oficiales, que fue comisionado para estudiar en la “Moisant International
Aviation School”.
95
95
95
lo anterior fue debido a que, el 15 de mayo de ese
mismo año, se expidió el decreto que facultaba al
Ejecutivo de la Nación para aumentar el efectivo del
Ejército Federal, inclusive la creación de nuevas unidades y el establecimiento de nuevos servicios. Entre
otros se mencionó, por primera vez, el de exploración
aérea, dando inicio a la gestación de la actual Fuerza Aérea Mexicana. Salinas Carranza se graduó
el 25 de septiembre de ese año, con el certificado
número 170 de la National Aeronautic Asociation,
avalado por la Federation Aeronautique International y el Aero Club of America.
Al retornar a México, sucedió la llamada “Decena Trágica” en la que el gobierno de Madero fue
depuesto por el General Victoriano Huerta, lo que le
motivó a sumarse a la voluntad del pueblo mexicano
y unirse al “Plan de Guadalupe”, del Gobernador
de Coahuila, Don Venustiano Carranza, participando
activamente durante la Revolución Mexicana; perteneció al Estado Mayor del Primer Jefe Constitucionalista. Entre julio y septiembre de 1913 participó
como oficial de caballería, en varios combates en el
estado de Coahuila, tales como: en Candela (8 de
julio) contra la fuerza federal de Victoriano Huerta,
así como en Monclova (10 de julio), Rodríguez (10
agosto), estación Aurora (23 agosto) y en Barroterán
(10 septiembre); y en el mismo mes de septiembre de
1913, se trasladó a la ciudad de Nueva York, E.U.A.,
para recibir al General Felipe Ángeles, quien venía a
incorporarse a la Revolución, procedente de Europa.
96
En 1914, estuvo comisionado en las fuerzas de
la División del Norte, bajo el mando del General
Francisco Villa, siendo en esta comisión, cuando fue
designado para recibir en Cd. Juárez, Chih. un primer avión Moisant-Kenter, adquirido en la misma
escuela Moisant en la que Salinas Carranza estudió su curso de Piloto Aviador, inspeccionando
el ensamble y correcto funcionamiento del mismo.
Posteriormente, en Saltillo, ahora bajo el mando de
Venustiano Carranza, recepcionó tres aviones más.
Con estas primeras cuatro aeronaves, Salinas Carranza formó la “Flotilla Aérea del Ejército Constitucionalista”, siendo él mismo, Comandante de esta
primera unidad de vuelo en México.
del Arma de Aviación Militar y lo designó como su
primer jefe, por lo que dejó de pertenecer al arma
de caballería, causando alta como Mayor Piloto
Aviador Militar.
Esta unidad se conformó en un tren especial,
que integraba carros-hangar, talleres, almacenes,
dormitorios y comedor para el personal, proporcionando de esta manera un apoyo flexible y versátil
a las tropas revolucionarias por medio de vuelos de
reconocimiento y exploración tras las líneas enemigas, corrección y fuegos de artillería, bombardeo
por medio de granadas de mano lanzadas por el
propio piloto, así como lanzamiento de panfletos
con los que invitaban al enemigo a deponer las armas ante la causa revolucionaria.
En mayo de 1915 concurrió a la defensa de la
plaza de El Ébano, S.L.P., bajo el mando del General Jacinto B. Treviño, contra las fuerzas del General
Manuel Chao y Tomás Urbina. El entonces Mayor
Salinas comandaba la Primera Flotilla Aérea que
combatió al enemigo en dicha defensa, destacándose
los servicios prestados por la Aviación Militar, para
enfrentar y derrotar a un enemigo numéricamente
superior. En estos combates, el Mayor Salinas llevaba
a bordo de su aeroplano al General Pablo González de la Garza, quien quedó impresionado por las
ventajas que permitía contar con la aviación.
Alberto Leopoldo Salinas Carranza es considerado el fundador de lo que hoy es la Fuerza Aérea
Mexicana, debido a que el 5 febrero de 1915, Don
Venustiano Carranza emitió el acuerdo de creación
En marzo de 1915 combatió en el estado de
Campeche contra el General separatista Abel Ortiz
Argumedo; de igual forma, en los poblados de Blanca
Flor (14), Halachó y Bolonchenticul (16), poblados del
estado de Campeche. Continuó prestando sus servicios con vuelos de reconocimiento y luchó a las órdenes del General Salvador Alvarado, concurriendo a
varias batallas (Poc-Boc, Hec Kel Chacan, Blanca Flor,
Kalkini), hasta la toma de la plaza de Mérida, Yuc.
Mayor Alberto Salinas, quien participó en los primeros combates formales del
Arma de Aviación Militar en la Revolución.
Esta fue la primera vez en la que, formalmente, el Arma de Aviación Militar combatió en
la Revolución.
97
El 19 septiembre de 1915 se le nombró Director
de la Escuela de Aviación y de los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas, dependientes
de la Secretaria de Guerra y Marina. Al ocupar
este cargo, preparó a los primeros Pilotos Aviadores
Mexicanos y logró establecer una industria creciente
en el ramo militar para el Ejército y la naciente Arma
de Aviación, poniendo a la vanguardia a México en
estos rubros a nivel internacional.
El 15 de noviembre de 1915 se inauguraron oficialmente la Escuela Nacional de Aviación y los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas, en
los llanos de Balbuena, D. F.
El plantel educativo de referencia llegaría a ser
la actual Escuela Militar de Aviación, de donde han
egresado los Pilotos Aviadores de la Fuerza Aérea
Mexicana, la cual, a lo largo de su historia, ha ocupado varias sedes, tales como el parque de Ingenieros
en las calles de Arcos de Belén, en el centro histórico
de la Ciudad de México, la ex-fábrica Azcárate, en
el lindero sureste del actual aeropuerto internacional
de la mencionada ciudad, en el puerto de Veracruz,
Ver., en Monterrey, N.L., en la ex-hacienda del Espíritu Santo, en Guadalajara, Jal., de donde finalmente
se trasladó a un costado de la Base Aérea Militar
No. 5 (Zapopan, Jal.).
Así mismo, en los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas se dieron los esfuerzos, el
98
temple y la iniciativa necesarios, para construir aeronaves, denominadas serie “A”, “B”, “C”, “D” “E” y “H”,
que tanto éxito, beneficio y ascendencia le dieron a
México a nivel internacional, derivándose de estos
talleres, la creación de la Escuela Militar de Mecánicos Especialistas de Aviación, más tarde Escuela Militar de Mantenimiento y Abastecimiento, así como el
4/o. Escalón de Mantenimiento de Material Aéreo.
Durante su gestión como Jefe del Arma de
Aviación Militar, fue creado oficialmente el Departamento de Aviación, el 25 de abril de 1916, que es
el antecedente primigenio de la actual Comandancia
de la Fuerza Aérea Mexicana. Así mismo, en el mencionado año se instauró en los aviones militares, una
insignia característica que indicara la nacionalidad.
Para nuestro país se determinó el escudo tricolor, que
estuvo plasmado hasta el año de 1922, en que cambió por el triángulo tricolor.
En las notas del ascenso a Teniente Coronel, se
manifestaba lo siguiente:
“...Por méritos, servicios y virtudes cívicas en el
Ejército Constitucionalista, otorga este empleo el Gobernador de Coahuila de Zaragoza y Primer Jefe
del Ejército restaurador del orden constitucional, que
le servirá de timbre de honor, por haber sabido conservar incólumes los principios del honor, del deber y
de la legalidad...”.
Para el 22 de agosto de 1916, el Teniente Coronel Salinas Carranza se trasladó a las fábricas y
centros de aviación del vecino país del norte. con el
fin de observar su organización. y de esta manera
poder aplicar lo que para esta arma fuera necesario.
El Teniente Coronel Alberto Salinas se embarcó
el 1 de febrero de 1917, en el cañonero de la Marina
“Jesús Carranza”, con destino a la República de El
Salvador, Centroamérica, con un grupo de elementos
pertenecientes al Departamento de Aviación, con el
fin de obsequiar a las fuerzas armadas de dicha nación un aeroplano de construcción nacional (biplano
Serie “A” No. 1), así como sus refacciones.
El 4 de abril de 1917 se le nombró Director de
la Fábrica de Cartuchos No. 1, sin dejar de continuar
con la función de Director de la Escuela Nacional de
Aviación y Jefe de los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas. Por la responsabilidad que
presentaba cada uno de estos puestos, manifestó al
Secretario de Guerra y Marina esta situación y propuso para ocupar la Dirección de la citada fábrica,
al Ingeniero Gabriel Picazo, para poder él continuar
con su labor a favor de la aviación.
Al respecto se rescata una parte de esta solicitud, la cual se inserta a continuación:
La entrega oficial se realizó el 23 de febrero de
1917; durante esta visita, también se hizo entrega de
una hélice nacional, construida por el Teniente Juan
Guillermo Villasana López, denominada “Anáhuac”,
misma que fue exhibida en una tienda frente al casino
Salvadoreño; esta hélice llevaba un lema que decía:
“When a mexican builds, he builds for eternity” (cuando
un mexicano construye, construye para la eternidad).
“...Dada la importancia que para el gobierno y
para la República, tienen ambos establecimientos, la
Fábrica Nacional de Cartuchos No. ”1”, no puede estar mejor dirigida, quedando al frente de ella, como
accidentalmente lo está ahora, el Ingeniero Gabriel
Picazo, a quien recomiendo a la superioridad se le
ratifique el nombramiento de Director, dados sus conocimientos, su preparación y buena voluntad que
siempre encontré en él.
A mediados del mes de marzo de 1917, el Coronel Salinas Carranza (recién ascendido el 16 de
marzo 1917), junto con 3 elementos más, fueron condecorados con una “Medalla Conmemorativa”, por
parte del gobierno de la República de El Salvador. El
acto se llevó a cabo en la Escuela Politécnica de ese
país, imponiéndoselas el Presidente Carlos Meléndez.
Otra de las muchas razones que tengo para
solicitar mi baja como Director de la Fábrica Nacional de Cartuchos No. “1”, es el éxito sin igual con que
actualmente, y bajo mi vigilancia directa, se está teniendo en aviación en general y muy particularmente
en el aprendizaje de los cadetes y la construcción de
motores “Aztatl” de 80 caballos de fuerza, trabajo
99
que sin duda, por primera vez en el país, se intenta,
por ser ésta la industria más moderna, no solamente
en México, sino en todo el mundo, si la superioridad
está conforme con mi trabajo en la Fábrica Nacional
de Cartuchos No. “1”, durante el tiempo que estuve
al frente de ella, será para mi motivo de muy alta
satisfacción, y si por lo contrario, mi gestión como
director no correspondió a los deseos de mis jefes
inmediatos y superiores, debo manifestar que hice lo
que estuvo a mi alcance, y que de ello se debe culpar
a mi incompetencia y de ninguna manera a mi voluntad. Tengo el honor de solicitar a usted, mi General,
las seguridades de mi más atenta y respetuosa subordinación.- Constitución y Reformas, México, D.F. 14
marzo 1918, A. Salinas rúbrica.-Cor. Director.
El acuerdo de esta solicitud lo firma el Oficial
Mayor de la Secretaría de Guerra, el cual fue: “…
Que se acepta la renuncia y que se le dan las gracias
por el tiempo que allí prestó sus servicios...”.
El 1 de septiembre de 1919 fue comisionado en
Francia e Italia, para visitar algunos establecimientos
industriales militares y para el 9 de diciembre de ese
año, se le nombró Jefe de los Establecimientos Fabriles y Aprovisionamientos Militares. Un día después
salió nuevamente a Europa. En esta comisión adquirió para nuestro país varios motores “Hispano-Suiza”,
así como aviones de reconocimiento y entrenamiento
avanzado “Avro 504J/K” (adquiridos a la compañía
Avro del Reino Unido y recepcionados vía Canáda),
100
y los bombarderos franceses Farman F.50, adquisiciones con las que, acertadamente, se modernizó la flota
de la aviación militar mexicana.
C. Rojas Rasso, como Director de Aeronáutica, durante el periodo del 16 de mayo de 1939 al 16 de
junio de 1940.
El 7 de mayo de 1920, en Villa de Guadalupe,
al evacuar al Presidente de la República Venustiano
Carranza, fue atacado el convoy del Coronel Alberto Leopoldo Salinas Carranza por fuerzas rebeldes,
bajo el mando de Jesús Guajardo (quien la historia lo
consigna como el asesino de Zapata), trabándose un
reñido combate, en el que salió gravemente herido. El
20 de mayo de ese mismo año, Venustiano Carranza
fue asesinado en Tlaxcalantongo, Pue.
Durante su gestión en este cargo se realizaron
extensos recorridos en vuelos de ruta por todo el
territorio nacional, levantamientos de croquis, prácticas de navegación y en general, adiestramiento en
maniobras de vuelo y de acrobacia. Así mismo, se
realizaban prácticas de ametrallamiento sobre blancos fijos, vuelo por instrumentos y la realización de
fotografías aéreas.
Días después, se le expidió salvoconducto para
trasladarse a Nuevo Laredo, Tamps., con el fin de
arreglar asuntos personales.
En enero de 1922, después de pertenecer a la
corporación de jefes y oficiales en disponibilidad, el
21 abril de este mismo año solicitó licencia absoluta
para separarse del servicio activo de las armas, habiendo fijado su residencia en los E.U.A.
Fue Senador por el Estado de Coahuila, en
la XXXVII legislatura (1937-1940), en el Congreso
de la Unión.
El 1 de abril de 1939, por acuerdo presidencial
reingresó al Ejército, en el arma de Aeronáutica y un
mes después sustituye al General Brigadier Samuel
Si de la vida de los próceres de la Aviación
Mexicana se conoce poco, de sus actividades menos.
Es por esto que, a continuación, se citarán algunas de
las actividades que quedaron plasmadas en las memorias de la Secretaría de Guerra y Marina, durante su segunda gestión como Director de Aeronáutica.
En 1939, sólo existían dos Regimientos Aéreos,
los cuales realizaron servicios especiales y operaciones de campaña como sigue:
El 1/er. Regimiento Aéreo estuvo destacado en la
31/a. Zona Militar (Tapachula, Chis.), con una escuadrilla de aviones “Corsarios”, para cooperar con las
tropas dependientes de esa zona, en las operaciones
militares que se realizaron en esa plaza. Dentro del
campo militar de Tapachula, se encontraba un campo
de aterrizaje, que constaba de pista, hangar, oficinas,
depósitos y talleres.
El 2/o. Regimiento Aéreo se destacó en la plaza
de San Luís Potosí, S.L.P., a las órdenes de la 12/a.
Zona Militar, realizando misiones de reconocimiento,
enlace y abastecimiento.
Además, se realizaron tres vuelos de ruta al
puerto de Veracruz, Ver., dos de ellos para recibir
y despedir a los aviadores cubanos que vinieron a
participar galantemente en nuestras fiestas patrias de
1939, y uno para recibir al Coronel Fulgencio Batista, Jefe del Ejército Constitucionalista de la hermana
República de Cuba.
Cooperó en la filmación de la película “Hombres
del aire”, tanto en México, D.F. como en Acapulco,
Gro., mereciendo el personal cálidas felicitaciones,
por su arrojo en las maniobras efectuadas.
Esta película tuvo como marco el aeródromo de
Balbuena, en la Ciudad de México, la cual describe
las aventuras de un as de la aviación local, interpretado por David Silva y su oficial asistente, Joaquín
Pardavé. Es una historia sobre las operaciones de lucha contra la droga. Se aprecia en este filme la participación de los aviones V-99 “Corsario” Stearman,
Lockheed UC-60. Más tarde, la historia fue retomada en la serie de las "Águilas de Acero", con Alberto
Vázquez, donde la Fuerza Aérea Mexicana participó con aviones Lockheed Jet T-33 y fue filmada en
la Base Aérea Militar No. 1 (Santa Lucía, Edo. Méx.)
101
En aquella época, la Dirección de Aeronáutica
estaba integrada por una Dirección, una Subdirección y Tres Secciones.
A partir del 31 de diciembre de 1938, los talleres de aviación dejaron de depender de la Dirección de Aeronáutica, y pasó a ocuparse de ellos la
Dirección de Materiales de Guerra; en 1939 existían 305 campos de aviación, en diferentes lugares
de la república.
Así mismo, durante la gestión del Coronel Salinas se establecieron los servicios de Meteorología,
de Radiocomunicación y el gabinete de Medicina
de Aviación, que reformuló el primer reglamento de
Medicina de Aviación. Sobre este último servicio, se
realizó, por primera ocasión, la experimentación del
estudio fisiológico de los cambios sanguíneos, a alturas de 16,000 a 23,000 pies.
Se le reconoció como Veterano de la Revolución
(2/o. periodo del 19 de febrero de 1913 al 15 de
agosto de 1914), otorgándole la Condecoración al
Mérito Revolucionario creada en 1939.
El 16 septiembre de 1941 causó alta como
Agregado al Estado Mayor de la Secretaría de
Guerra y Marina.
Fue Jefe del Departamento de Aeronáutica
Civil, dependiente de la Secretaría de Comunica102
ciones y Obras Públicas, del 1 de octubre de 1941
al 1 de octubre de 1942; en esta última fecha pasó
a disposición de la Dirección General de Personal.
Durante este periodo, fue ascendido a General Brigadier (1 de julio).
A lo largo de su carrera militar obtuvo los siguientes premios y reconocimientos, tanto nacionales
como internacionales:
El 1 de julio de 1941 fue nombrado Jefe del Departamento de Aeronáutica Civil, función que desempeñó hasta 1944. El 1 de enero de 1951 obtuvo
el grado de General de Brigada Piloto Aviador. El
1 de marzo de 1953 ocupó nuevamente el Departamento de Aeronáutica Civil, mismo que, bajo su
tutela, se elevó a Dirección General el 1 de enero de
1956, convirtiéndose en el primer Director General
de Aeronáutica Civil en México, cargo que desempeñó hasta abril de 1959.
En la década de 1960 colaboró como consejero
de la Presidencia. Estuvo al frente de los veteranos
de la Revolución y fue miembro del consejo de la Legión de Honor Mexicana. Así mismo, escribió la obra
“La expedición punitiva”.
•De 1/a. Clase del Mérito Aeronáutico, por su
labor desarrollada como Jefe del Departamento
de Aviación, al crearse esta Arma en el año de
1915, así como por el impulso a la construcción
de aeroplanos y motores “Aztatl”, netamente
mexicanos.
•Legión de Honor Mexicana.
•Al Mérito Revolucionario, en virtud de haber
prestado sus servicios durante el tercer periodo
revolucionario.
•De la Lealtad.
•Cruz de Guerra de 3ª. Clase.
•De Perseverancia de 5/a., 4/a., 3/a. y 2/a. Clases.
Fue Agregado Militar de México en Washington, Francia, Italia y Yugoslavia.
Aeródromo de Balbuena en la ciudad de México, donde se filmó la pelicula
“Hombres del aire”, durante la gestión del Coronel Salinas como Director de
Aeronáutica..
El 30 de abril de 1964 pasó a situación de
retiro, con el grado de General de División; el Presidente Gustavo Díaz Ordaz lo nombró asesor en
asuntos de aviación.
Condecoraciones:
Condecoraciones de otros países:
•Veterano de la Revolución, de la República de El
Salvador, C.A.
•Del Sol de la República del Perú.
•Legión del Mérito de los E.U.A.
•Caballero de la Legión de Honor de Francia.
Murió el 30 de septiembre de 1970 en la Ciudad de México, D.F. y fue sepultado en el panteón
de la Piedad, en la capital mexicana.
103
En el año de 1983, por acuerdo de la Secretaría
de la Defensa Nacional, se le asignó el nombre de
“Base Aérea Militar No. 3 “GRAL. DIV. P.A. ALBERTO LEOPOLDO SALINAS CARRANZA” (EL CIPRÉS,
B.C.)”, a la B.A.M. No. 3 (El Ciprés, B.C.).
La Fuerza Aérea Mexicana, año con año, le rinde un homenaje luctuoso en ese panteón, como una
muestra de la admiración de su antecesor y pionero
de la Aviación Militar.
FUENTES CONSULTADAS:
•Archivo Histórico Militar de la Secretaría de la
Defensa Nacional, expediente personal del General de División P.A. Alberto Leopoldo Salinas
Carranza, XI/III/1-503.
•RUIZ ROMERO, Manuel. La aviación durante la
revolución mexicana. Editorial Soporte Aeronáutico, S. A. de C.V. México, 1988.
•RUIZ ROMERO, Manuel. Los orígenes. Biblioteca de la Historia Aeronáutica de México. México, 1996.
•CASASOLA, Gustavo. 6 siglos de historia grafica de México 1325-1976. Editorial Gustavo
Casasola S.A. México, 1978.
•El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, S.D.N.,
México, 1979.
Por el C. Cap. 2/o. Hist. Sergio Martínez Torres.
L
a Revolución Mexicana constituyó uno de los momentos más trascendentales, para las mujeres y
los hombres que vivieron en los albores del siglo
XX, en nuestro país. Sin duda marcó su vida, su
pensamiento y su futuro, un hombre que representa
este periodo de cambios es el General de División
Salvador Alvarado Rubio, quien en sus múltiples actividades, desarrolló y transformó el ideario revolucionario, llevándolo a la práctica en beneficio del
pueblo de México.
Salvador Alvarado participó en los grupos
revolucionarios que se conforman en el norte de
México, para combatir al régimen de Porfirio Díaz,
pero sucumbe en su intento por tomar el cuartel de
Hermosillo, Son., en 1910. Algunos de sus compañeros fueron capturados y fusilados; otros, como Alvarado, se escapan a los Estados Unidos de América,
donde reorganizan sus esfuerzos, pero ahora siendo
parte de los grupos maderistas, para internarse meses después, en 1911.
104
General de División
Salvador Alvarado Rubio
105
Salvador Alvarado Rubio, fue originario de “la
ciudad de Culiacán, Sin.; nació en el céntrico barrio
«El Coloso», el 16 de septiembre de 1880, a las cuatro de la mañana, según consta en el acta del Registro Civil número 221, expedida el 24 de septiembre
de ese año. Fue hijo natural de Timoteo Alvarado,
tintorero de oficio, originario de Tepic, y de doña Antonia Rubio, dedicada a las labores del hogar, ambos
avecindados en Culiacán”.1
Realizó sus primeros estudios en su pueblo natal y
tiempo después conoce al joven Adolfo de la Huerta,
con quien cultivará una gran amistad, De la Huerta le
invita a trabajar en el puerto de Guaymas, Son., donde
prestará sus servicios en una farmacia; la habilidad para
los asuntos mercantiles le permitirá, tiempo después, abrir
su propio negocio, en el poblado de Cananea, Son.
Para el año de 1906, Salvador Alvarado es nombrado elector en los comicios del estado de Sonora,
y al entrar en relaciones con mineros inconformes con
el régimen, se adhiere al Partido Liberal Mexicano,
iniciándose de ese modo, en actividades antiporfiristas y convirtiéndose en propagador clandestino del
ideario político de Ricardo Flores Magón”.2
En el mes de junio de ese año estalló la huelga
en el mineral de Cananea, Son., con una manifestación encabezada por Manuel M. Diéguez, Esteban
Baca Calderón y otros operarios, que exigían igual
trato, empleo y sueldo que los norteamericanos. El go106
bernador del Estado Rafael Izábal, con veinte rurales,
veinte soldados y rangers norteamericanos, trata de
acabar con ella; el resultado del enfrentamiento provocó bajas en los inconformes y un gran número de
arrestados, que fueron enviados al presidio de San
Juan de Ulúa, Ver. Un mes después el Partido Liberal Mexicano encabezado por los hermanos Flores
Magón lanza un programa pidiendo reformas a la
Constitución de 1857, salario mínimo, prohibición del
trabajo infantil y otras demandas, que causaron graves problemas a los seguidores del Partido Liberal.3
La paz, el progreso y el orden de los que gozaba nuestro país, estaban por cambiar. El tiempo
que cura todo, menos la edad, hacía estragos en la
mente y el cuerpo del que fuera el héroe de México,
el General Porfirio Díaz Mori. La declaración hecha
en una entrevista, despertó el deseo del cambio: “He
esperado con paciencia el día en que la República
de Méjico (sic.) esté preparada para escoger y cambiar sus gobernantes, en cada periodo, sin peligro de
guerras, ni daño al crédito y al progreso nacionales.
Creo que ese día ha llegado”.4
Las palabras del General Díaz dieron la esperanza suficiente a un sinnúmero de hombres y mujeres,
que buscaban ocupar los diferentes puestos públicos
de nuestra nación, pero que de una u otra forma, no
podían alcanzar los peldaños de la élite política mexicana, por el control extremo que tenía la dictadura
ejercida por Díaz y su grupo llamado los científicos.
En esta lucha por la Presidencia de la República,
se formaron diversos grupos. El más destacado fue
el Club Antirreeleccionista de México, encabezado
por el Licenciado Emilio Vázquez Gómez, el señor
Francisco I. Madero, el ingeniero Patricio Leyva, el
ingeniero Alfredo Robles Domínguez, el Licenciado
Luis Cabrera y otras personas más. Tiempo después
cambiará su nombre a Partido Antirreeleccionista, cuyos principios fueron “Sufragio Efectivo. No
Reelección”. Esta actividad permitió que en diferentes ciudades de la República Mexicana, se formaran
grupos de apoyo al ideal democrático y se iniciara
la campaña por la presidencia. En una convención
celebrada en la Ciudad de México, se designan
como candidatos a Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, para luchar por la presidencia y la
vicepresidencia de la república.5
La campaña se llevó a cabo con prontitud y
el candidato antirreeleccionista buscó abarcar todo
el territorio nacional, para hacerse llegar todos los
votos posibles. Las artimañas del régimen porfirista
no se hicieron esperar, y su presión se ejerció en todos los niveles sociales. Su sorpresa fue mayúscula
cuando observaron el poder de convocatoria que
tenía Madero, por lo que deciden encarcelarlo en
la ciudad de San Luis Potosí, S.L.P., acusándolo de
los delitos de intento de rebelión y de ofensas a las
autoridades. El día 4 de octubre de 1910, por bando
se comunicó a la nación, que el General Porfirio Díaz
ha sido reelecto para un séptimo período presiden-
cial y como Vicepresidente, a Ramón Corral... el voto
popular había sido burlado una vez más.6
Salvador Alvarado se siente atraído por las
cuestiones políticas que están en boga, siendo uno de
los primeros que se afiliaron al Partido Antirreeleccionista, el cual estaba coordinado por el sinaloense
Benjamín Hill.7 Una vez declarado el triunfador de
las elecciones de 1910, Madero y sus acompañantes
fueron puestos en libertad bajo caución, abandonan
la ciudad de San Luis Potosí, S.L.P. y escapan con
rumbo al norte de México. Con la ayuda de sus simpatizantes logran llegar y refugiarse en San Antonio,
Texas, E.U.A. Una vez que Madero se sintió a salvo,
proclamó el Plan de San Luis, en el que invita al pueblo de México a insurreccionarse contra el gobierno
de Porfirio Díaz. La fecha y la hora la marcan para
el 20 de noviembre de 1910, a las 6 de la tarde.
Al estallar la rebelión encabezada por Francisco I. Madero, Salvador Alvarado se unió a los
grupos revolucionarios el 3 de diciembre de 1910,
con el grado de Capitán 1/o.,8 nombramiento que
le fue otorgado por el mismo Madero, prestando
sus servicios en la Caballería Ligera del Cuerpo Revolucionario. Organizado el movimiento y reunidos
los pertrechos de guerra, y con la gente dispuesta
para la lucha, se internan en territorio mexicano, por
la frontera norte el 14 de febrero de 1911. Madero
se pone a la cabeza de la Revolución; los vientos de
guerra recorren los campos y las ciudades de nues107
tro país. La gente, aunque impaciente por los resultados, mantiene plena confianza en el gobierno de
Porfirio Díaz. El resultado fue inesperado. Las tropas
federales sucumbieron ante el empuje de las tropas
revolucionarias. El miedo y el pánico se apoderaban
de la sociedad, y el régimen se tambaleaba. Porfirio
Díaz y su grupo caerán pronto.
Una de las primeras acciones de armas en las
que participó el Capitán Alvarado, fue el 13 de abril
de 1911, en la toma de la plaza de Agua Prieta, Son.;
las órdenes recibidas por Madero, fueron mantener
diversos puntos de insurrección. Con ello, el Ejército
Federal dispersaría a sus tropas, para defender un
sinnúmero de frentes de batalla, lo que le permitirá
ocupar con facilidad otras ciudades. El plan resultaría
muy bueno, ya que, en los primeros días de mayo
de 1911, las tropas revolucionarias habían sitiado la
plaza de Ciudad Juárez, Chih., punto importante de
intercambio comercial y paso aduanal que les traerá
grandes recursos económicos a los revolucionarios. Los
combates duraron del 8 al 10 del mes en curso. El
triunfo fue inminente por parte de las tropas revolucionarias. Mientras esto acontecía, otros grupos de
insurrectos combatían en diferentes zonas del norte
de México, con el fin de atraer la presencia de las
tropas federales.
Ciudad Juárez se rindió la tarde del 10 de mayo
de 1911; Porfirio Díaz entabló diálogos de paz con el
grupo maderista; los Tratados de Ciudad Juárez obli108
garon a Díaz a renunciar a la Presidencia, y a dejar
el camino libre a Madero. La firma de estos tratados
se llevó a cabo el 25 de mayo de 1911.9 Para el día
26 y por el triunfo obtenido, Madero otorgó nuevos
grados a sus tropas. El Capitán Alvarado ascendió al
grado de Mayor.
La nueva organización del Ejército Federal obliga
a las tropas revolucionarias a incorporarse a las filas,
por lo que el Mayor Alvarado fue designado, con
fecha 20 de junio de 1911, Comandante del Cuerpo
Auxiliar Federal, con la comisión de pacificar la región
media y norte del estado de Sonora. Fue a partir de
este momento, que Alvarado estuvo “… considerado
como uno de los militares más destacados que emergieron de la lucha maderista en Sonora”.10
El levantamiento del General Pascual Orozco en Chihuahua, en marzo de 1912 provocó que
el Cuerpo Auxiliar Federal fuera comisionado para
prestar apoyo y combatir la rebelión orozquista. La
participación de su comandante, así como de sus integrantes, fue por demás destacada, derrotando a
las orozquistas cerca de la hacienda de Ojitos. Tiempo después fue derrotado el grupo bajo el mando
del General Orozco, y posteriormente pacificada la
región de Chihuahua. Concluidas las hostilidades, las
tropas de Alvarado se reincorporan a su zona estratégica y lucharán en contra de los indios yaquis,
levantados en la región de los distritos de Hermosillo,
Guaymas y Ures, del estado de Sonora.
La permanencia de Madero en la silla presidencial estaba por terminar. Diferentes rebeliones
se llevarían a cabo durante su gobierno, pero la
de febrero de 1913, terminaría con su vida y daría
paso al poder al General Victoriano Huerta. Con
ello, la actitud de legalidad que defenderían los
gobernadores Venustiano Carranza en Coahuila
y, tiempo después, Ignacio L. Pesqueira en Sonora,
permitieron enfrentar al Ejército Federal encabezado por la dictadura de Huerta.
La lucha por la legalidad era inminente. El Mayor Salvador Alvarado, en compañía de las tropas
bajo su mando, se unió a la lucha por el bando
revolucionario; debido a su valiente decisión, el gobernador de Sonora le otorga el grado de Teniente
Coronel, con antigüedad del 15 de febrero de 1913.
Para el 1 de marzo de ese mismo año, el Ingeniero
L. Pesqueira le confiere el grado de Coronel y lo
nombra Jefe de las Operaciones en el Centro. Los
esfuerzos de los dos gobernadores se ven consumados con la integración en un solo grupo, designándolo Ejército Constitucionalista.11
La participación del Coronel Alvarado al frente
de su unidad, fue destacada en la Batalla de Santa
Rosa, al grado de que, en el Ejército Constitucionalista se marcaría a partir de ese momento, una división
entre dos grandes personajes de la Revolución: Salvador Alvarado y Álvaro Obregón, reconociendo
tiempo después, el mismo Alvarado, la genialidad mi-
litar de Obregón, pero el distanciamiento fue un hecho que marcaría la vida militar y política de ambos.
Sin embargo, en un reporte rendido por el Coronel Obregón, se lee: “El coronel Alvarado se batió con
valor y acierto […]. Me siento orgulloso de comandar una columna como ésta. A los coroneles Cabral,
Alvarado, Diéguez y Sosa, nada hube de ordenarles.
Obraron con verdadera iniciativa y oportunidad…”12.
El 28 de mayo de 1913, el Coronel Alvarado asciende al grado inmediato, por órdenes del Primer Jefe
del Ejército Constitucionalista y Encargado del Poder
Ejecutivo, Venustiano Carranza. La campaña contra
Huerta ha resultado todo un éxito; será a partir del
mes de junio de 1914, que las tropas federales entregarán uno a uno, los puntos defendidos, ante el paso
arrollador del Ejército Constitucionalista.
El General Alvarado fue comisionado por órdenes directas de Venustiano Carranza, quien le
confirió el grado de General de Brigada, el 1 de
agosto de 1914. Las tropas federales fueron licenciadas y se convocó a una junta revolucionaria, en
la que se discutiría el nuevo proyecto de nación.
Desafortunadamente, no hay entendimiento entre
los grupos revolucionarios y se dio una división en
el ejército revolucionario... por un lado los Constitucionalistas y por el otro los Convencionistas, encabezados el primero por Carranza y Obregón, y el
segundo por Francisco Villa y Emiliano Zapata.
109
Por órdenes de Carranza, Alvarado fue a combatir al estado de Sonora. Ahí fue aprehendido por
las tropas del gobernador Maytorena, quien reasumía la gubernatura y apoyaba a Villa. Tiempo
después quedó libre y se traslada a la ciudad de
México, donde fue nombrado Comandante Militar
de la plaza, el 25 de noviembre de 1914. Se le designó también como Jefe de seguridad de la línea
Veracruz, Puebla y Tlaxcala,13. Las órdenes del mando
constitucionalista son precisas: mantener permanentemente libre la línea, de cualquier amenaza del enemigo, y con ello permitir la salida del Primer Jefe, de la
plaza de México al puerto de Veracruz. Esta actividad fue de suma importancia, ya que la proximidad
del grupo zapatista que defiende a la Convención,
en compañía de la División del Norte, amenazaba
constantemente con tomar la plaza de México.
Las batallas entre las facciones revolucionarias
constitucionalistas y convencionistas, determinarán una
nueva organización en el Ejército Constitucionalista
por ello, el 18 de enero de 1915, el General Alvarado recibió la orden de trasladarse a Yucatán para
organizar y ponerse al frente del Ejército del Sureste, que comprendía los estados de Tabasco, Campeche, Chiapas y Yucatán, así como el territorio de
Quintana Roo. “Alvarado no tomó aquella orden con
entusiasmo, él se consideraba un hombre de armas,
y el relevo de Puebla lo juzgó como una afrenta...
Obregón había vuelto a sacarlo de la jugada, como
antes había ocurrido en la campaña de Sonora. […]
110
En adelante, se le abriría otra perspectiva: la de la
construcción de instituciones, la del estadista y la del
político militante… entre 1915 y 1918, desarrolló una
obra pionera y monumental en Yucatán”.14 El 5 de julio de 1915, asciende a General de División, por despacho del Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y
Encargado del Poder Ejecutivo, Venustiano Carranza.
Su llegada al estado de Yucatán no fue bien
vista por la oligarquía yucateca, quien se organiza
y reúne a un número considerable de combatientes,
que le harán frente al General Alvarado, para hacerlo desistir de su cometido. Desafortunadamente
para los opositores, sus planes fracasan y el General
Alvarado toma el mando militar de Yucatán.
“El General Alvarado, visionario de un mundo
mejor, cree que puede ser una realidad factible, mucho de lo que, otros gobernantes juzgan como una
utopía inalcanzable. Para lograrlo, él cree que basta
preparar un presente que pueda y sepa fecundar un
futuro de bienestar, de democracia y de grandeza;
y por eso, más que para el momento, labora para un
porvenir, que acaso no esté muy lejano...”15.
Su arribo a Yucatán lo describe así: “[…] Encontré a Yucatán en plena servidumbre; miles de desgraciados, por culpa de instituciones tradicionales y de
vicios sociales, tan fuertemente enraizados, que parecían indestructibles, languidecían de generación en
generación, con la vida vendida a los “amos”, con los
Última gira agraria por Kikil, Yuc., de Felipe Carrillo Puerto, tierras donde
operó y simpatizó con la lucha agraria el Gral. Alvarado.
músculos relajados de enriquecer a la casta de los
señores; con el alma y la conciencia sujetas al hierro
invisible de una amarga esclavitud, en la cual habían
aprendido, de padres a hijos, que no podían tener
otro sueño de alegría, que el del alcohol, ni otra esperanza de liberación que la muerte […]. Y así fue...
tan pronto se instaló en la bella “ciudad blanca”, se
dedicó a transformar la vida social de Yucatán; comenzó a dictar leyes y disposiciones, para acabar
con antiguos y enraizados vicios, y llegó a publicar
cerca de 1,000 leyes y reglamentos. Esto dio ocasión a que se haya juzgado como exagerada la actividad legisladora de Alvarado; es posible que así
haya sido, pero cuando vemos, que ahí la vida se
había estancado, y que quizá Alvarado comprendía que era necesario obrar con rapidez, ya que lo
avanzado de sus disposiciones y lo radical de sus
leyes, podía encontrar resistencia, no tan sólo en la
Península, sino incluso en el gobierno del Centro y
podría impedir o retardar la transformación social
de la región. Aunado a eso, Alvarado sabía que la
reacción no descansaba, y que utilizaría todos los
medios, económicos, sociales y espirituales, para detener su obra, como sucedió. Por eso entendemos el
afán, la impaciencia de este hombre, para terminar
con una situación insufrible. La causa fundamental, el
motor que movía y alimentaba esta situación, era
como siempre lo ha sido: el dinero... el factor económico, que en Yucatán estaba representado por el
henequén, producto que en aquellos años tenía una
gran aceptación en los mercados mundiales”.16
111
Desarrollando sus actividades en la península de
Yucatán, el 28 de octubre de 1916 se casó con la señora Laureana Dolores Manzano Mendoza, en Mérida, Yuc., ya que su primera esposa, la señora Luz G.
de Alvarado, había fallecido algunos años atrás, en
Sonora.17 A finales del año de 1918 fue relevado de
su cargo, quedando a disposición del Ejército Nacional. No logra comprender la política de gobierno de
Carranza y decide retirarse a la vida civil, solicitándole al Ministerio de Guerra y Marina, una Licencia
Absoluta para separarse del servicio activo de las
armas, la cual se le autoriza el 1 de noviembre de
1919. Algunos de sus biógrafos indican que en este
tiempo y hasta secundar la rebelión delahuertista se
dedicó a escribir algunos de sus libros y colaboró con
un periódico en la Ciudad de México.
“… Terminaba la carrera militar al servicio del
Constitucionalismo, del general Salvador Alvarado,
que había sido un distinguido soldado, tanto en la
campaña del noroeste, como en la del sureste, y que
había hecho un trabajo ejemplar, no igualado por
ningún otro gobernante del periodo preconstitucional,
en el estado de Yucatán. Ésa será, sin duda alguna
el mayor timbre de gloria de este hombre, que por
muchos conceptos puede llamarse excepcional”.18
El General de División Salvador Alvarado Rubio, fiel a sus principios y leal con su amigos, en 1923
decide apoyar a Adolfo de la Huerta, en su intento
por impedir la imposición del General Plutarco Elías
112
Calles a la Presidencia de la República. Esta rebelión
dura poco, por la falta de apoyo en material bélico
por parte del extranjero, principalmente de los Estados Unidos de América, y los pocos recursos económicos para atraer pertrechos de guerra de otras
latitudes del mundo, principalmente de Europa.
¡Viva Obregón!19 La muerte lo sorprende el 9 de
junio de 1924,20 en las inmediaciones del poblado denominado Paso del Hormiguero, Chis., situado entre
Montecristo, Tab. y Palenque, Chis. Sus restos fueron
trasladados a la Ciudad de México, donde descansan en el Panteón Francés de la Piedad.21
Con esta acción culminaría la vida de un gran
estadista, que desarrolló y transformó el ideario revolucionario: “¡Desgraciados de los hombres y de los
pueblos que han perdido el respeto a lo que es sagrado e inviolable!”22
Los enfrentamientos entre tropas del Ejército
Nacional y los rebeldes son mínimos, comparados
con rebeliones previas a 1920. En realidad, el grupo
insurrecto, desde el inicio de las hostilidades, no logra unificar el mando de sus tropas y su líder Adolfo de la Huerta se muestra tibio a la hora de tomar
decisiones en contra de sus antiguos compañeros de
armas e ideario político: Álvaro Obregón y Plutarco
Elías Calles. Esto traerá como consecuencia, la muerte de un gran número de Generales, Jefes, Oficiales
y Tropas, que secundaron el movimiento. Desafortunadamente para el General Salvador Alvarado,
la moneda ya estaba en el aire... únicamente había
que esperar el resultado.
Una mañana del mes de junio de 1924, el General Alvarado se encontraba con un grupo reducido
de sus fuerzas, en el estado de Chiapas. Le proporcionaban seguridad las tropas del también insurrecto
Federico Aparicio. El ambiente se tornó pesado. Unos
y otros se gritaron; la traición se consumó cuando,
al sentir el primer impacto de bala en su cuerpo, el
General Alvarado escuchaba el sonido del segundo
disparo que hacia blanco en su cuerpo y gritos de
Gral. Div. Álvaro Obregón, quien envió tropas a perseguir al General
Alvarado y le dan muerte una mañana del mes de junio de 1924, en el
Estado de Chiapas.
“En septiembre de 1980, con el propósito de
conmemorar el centenario del natalicio del general
Salvador Alvarado, Yucatán lo declaró Benemérito
del Estado. Igualmente, su nombre quedó inscrito en
letras de oro, en el salón de sesiones del Congreso del
Estado de Yucatán, a fin de perpetuar la memoria de
tan esclarecido militar y estadista. Diez años después,
el Congreso del Estado de Sinaloa, a través de su LIII
Legislatura, le rindió tributo a su memoria, y también
decretó se inscribiera su nombre, con letras de oro, en
el Muro de Honor del Salón de Sesiones del Palacio
Legislativo, según decreto número 23, publicado en el
Periódico Oficial «El Estado de Sinaloa», número 23
de 21 de febrero de 1990”.23
113
CITAS
H. Congreso del Estado de Sinaloa, “Salvador
Alvarado 1880-1924”, consultado por Google
24-Ago-2010 en el sitio: http://www.congresosinaloa.gob.mx/murodehonor2/salvador_alvarado.
htm.
2
Ibid.
3
Fernando Orozco Linares, Fechas Históricas de
México, S.D.N., Méx., 1982, (Biblioteca del Oficial Mexicano), pp. 210.
4
Jesús Silva Herzog, Breve Historia de la Revolución Mexicana, FCE., Méx., 1960, pp. 132.
5
Op cit, Orozco, pp. 213.
6
Idem., pp. 216.
7
Op cit., H. Congreso del Estado de Sinaloa, “Salvador Alvarado 1880-1924”.
8
Secretaría de la Defensa Nacional, Archivo de
Cancelados, Expediente Personal del General
de División Salvador Alvarado, XI/111/1-11, ff.
477-478, todos los ascensos del general fueron
tomados de este expediente.
9
Secretaría de la Defensa Nacional, “Batalla de
Ciudad Juárez, Chih. 8, 9 y 10 de mayo de
1911”, en: Grandes Batallas de la Independencia
y la Revolución Mexicana, S.D.N., Méx., (Colección Memorias 2010), pp. 129-144.
10
Francisco José Paoli Bolio, Salvador Alvarado,
estadista y pensador., FCE., Méx., 1994, pp. 24.
11
Luis Garfias Magaña, “El Ejército Mexicano
de 1913 a 1938”, en: Secretaría de la Defensa
1
114
Nacional, Historia del Ejército y Fuerza Aérea
Mexicanos T II, S.D.N., Méx., 1992, pp. 259487.
12
Op cit., Paoli, pp. 26.
13
Idem., pp. 27.
14
Op cit., Paoli, pp. 28.
15
Antonio Mediz Bolio, Salvador Alvarado, SEP.,
Méx., 1968, (Cuadernos de Lectura Popular, Pensamiento de la Revolución), pp. 7.
16
Luis Garfias Magaña, General Salvador Alvarado, SDN., Méx., pp. 79-80.
17
Idem., pp. 109.
18
Idem., pp. 124.
19
Idem., pp. 149.
20
Op cit., Luis Garfias, General Salvador Alvarado, pp. 149, Op cit., Paoli, pp. 7.
21
Op cit., XI/111/1-11, ff. 481
22
Op cit., Luis Garfias, General Salvador Alvarado, pp. 3
23
Op cit., H. Congreso del Estado de Sinaloa, “Salvador Alvarado 1880-1924”.
FUENTES CONSULTADAS
•Secretaria de la Defensa Nacional, Archivo de
Cancelados, Expediente Personal del General
de División Salvador Alvarado: XI/111/1-11.
•Garfias Magaña, Luis, General Salvador Alvarado, SDN, Méx., 1984.
•___________________, “El Ejército Mexicano de 1913 a
1938”, en: Secretaría de la Defensa Nacional,
Historia del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos
T II, S.D.N., Méx., 1992, pp. 259-487.
•Herrera y Cairo, Othón, Salvador Alvarado.
Vida y Obra, Estado de Sinaloa, Méx., 2004.
•Mediz Bolio, Antonio, Salvador Alvarado, SEP.,
Méx., 1968 (Cuadernos de Lectura Popular, Serie: El Pensamiento de la Revolución).
•Orozco Linares, Fernando, Fechas Históricas de
México, S.D.N., Méx., 1982 (Biblioteca del Oficial Mexicano), pp.210.
•Paoli Bolio, Francisco José, (Compilador), Salvador Alvarado, estadista y pensador (Antología),
FCE., Méx., 1994.
•Silva Herzog, Jesús, Breve Historia de la Revolución Mexicana, FCE., Méx., 1960.
•Secretaría de la Defensa Nacional, “Batalla de
Ciudad Juárez, Chih. 8, 9 y 10 de mayo de
1911”, en: Grandes Batallas de la Independencia
y la Revolución Mexicana, S.D.N., Méx., 2010,
(Colección Memorias 2010), pp. 129-144.
• H. Congreso del Estado de Sinaloa, “Salvador
Alvarado 1880-1924”, consultado por Google
24-Ago-2010 en el sitio: http://www.congresosinaloa.gob.mx/murodehonor2/salvador_alvarado.
htm
115
General de División Piloto Aviador
Por el C. Cap. 2/o. FACV. DEMA Tomás Segoviano Ibarra
N
ació en Cuatro Ciénegas, Coah., el 19 de julio
de 1893. Cursó sus primeros estudios en su ciudad natal, posteriormente en Monterrey, N. L., Saltillo,
Coah.; Austin, Texas, Denver, Colorado y Syracuse,
Nueva York. Estas tres últimas ciudades, de Estados
Unidos de América. Fue uno de los cinco oficiales enviados por el Presidente Francisco I. Madero a estudiar a la Escuela de Aviación “Moisant International
Aviation School”, en Long Island, New York, E.U.A, en
donde se graduó como piloto aviador. Sobre este
aspecto, escribió el mismo Salinas lo siguiente:
“...Estando como estudiante en Syracuse, N.Y., en
una escuela militar, de la cual fui graduado, y sintiéndome obligado a contribuir en alguna forma, a la
pacificación del país, escribí una carta al entonces
gobernador del estado de Coahuila, ciudadano Venustiano Carranza, para que él hiciera gestiones ante
el gobierno del señor Madero, a fin de que, por
cuenta del propio gobierno, pudiera tomar un curso
de aviación, en alguna escuela de Estados Unidos o
116
116
General de División Piloto Aviador Gustavo Adolfo Salinas Camiña, quien
formó parte de los primeros pilotos enviados al extranjero a profesionalizarse
y fue integrante del Estado Mayor de Venustiano Carranza, primer Jefe del
Ejército Constitucionalista.
117
de Europa, y contribuir con el empleo de esta nueva
arma, entonces desconocida, a la ya citada pacificación del país...”.
El 15 de mayo de 1912 se expide en el diario
oficial de los Estados Unidos Mexicanos, el decreto
que facultaba al Ejecutivo de la Unión, para aumentar el efectivo del Ejército. Gracias a este decreto,
se abre la oportunidad de modificar la estructura
orgánica de las unidades tácticas, la creación de
nuevas unidades y el establecimiento de nuevos servicios, entre otros, se menciona por primera vez el
de exploración aérea.
Con esa oportunidad se gestó la Aviación
Militar Mexicana, ya que en ese año, 5 oficiales
salieron a realizar en la Escuela de Aviación “Moisant”, en los Estados Unidos de América, los estudios de Piloto Aviador, y uno de ellos fue Gustavo
Adolfo Salinas Camiña, quien se graduó el 25 de
septiembre de ese año, con el certificado número
172, de la National Aeronautic Asociation, avalado por la Federation Aeronautique International y
el Aero Club of America.
Durante la Revolución Mexicana, entre 1912
y 1913, estuvo directamente bajo las órdenes
de Don Venustiano Carranza, Primer Jefe del
Ejército Constitucionalista, siendo integrante de
su Estado Mayor.
118
De febrero a junio de 1913 prestó sus servicios
en las fuerzas del Ejército del Noreste, en el estado
de Coahuila, bajo las órdenes del entonces Coronel Pablo González. Posteriormente fue designado
piloto en el cuerpo del Ejército del Noroeste, con el
grado de Capitán 2/o., a las órdenes del General
Álvaro Obregón.
En septiembre de 1913, el Capitán Gustavo
Adolfo Salinas Camiña llegó al Fuerte, Sin., en
donde fue recibido por el General Obregón, a
quien posteriormente acompañó a Hermosillo, Son.,
en donde se encontraba el Primer Jefe del Ejército
Constitucionalista.
En esa Plaza había un avión Martin Pusher, adquirido por el General Juan G. Cabral, para las fuerzas revolucionarias del Noroeste. Como el avión se
encontraba en malas condiciones, se procedió a su
reconstrucción en la fundición y talleres “Aguilar”, en
la plaza de Hermosillo, Son.
Terminada la reconstrucción del citado avión y
habiendo verificado varios vuelos con él, en la ciudad de Hermosillo para comprobar su buen estado,
el Capitán Salinas salió a campaña rumbo al sur de
Sonora y norte deSinaloa, tripulando dicho aparato.
Como colofón citamos, que durante 1913 participó en
los siguientes combates:
•8 de julio, ataque y toma de Candela, Coah.
•10 de julio, toma de Monclova, Coah.
•15 de julio, combate en estación Madera, Chih.
•25 de julio al 5 de agosto, ataque a la plaza de
Torreón, Coah.
El 10 de febrero de 1914 asciende a Capitán
1/o., y con este nuevo cargo, a mediados de marzo
de ese año, se trasladó a Navojoa, Son., en donde
el General Obregón tenía su Cuartel General. En
esta plaza realizó vuelos con fines de propaganda
para el reclutamiento de voluntarios; el resultado fue
exitoso, por el entusiasmo que habían causado los
mencionados vuelos, ya que se formaron varios batallones de indios mayos.
Dos días después se trasladó a Topolobampo,
Sin., en donde se encontraba el cañonero “Tampico”, amenazado por los buques “Guerrero” y “Morelos”, al servicio del General Victoriano Huerta. En
este punto, el 14 de abril de 1914, cada vez que las
unidades navales enemigas efectuaban algún movimiento de ataque, Salinas Camiña las sobrevolaba
y junto con el mecánico naval Teodoro Madariaga,
dejaban caer algunas bombas, logrando persuadir a
las embarcaciones de atacar al cañonero Tampico.
Habiendo presenciado este acontecimiento el General Álvaro Obregón y su Estado Mayor, le enviaron
calurosas felicitaciones.
Al respecto, se presenta el texto del telegrama
enviado por la Secretaría Particular del Primer Jefe
del Ejército Constitucionalista:
“...de Chihuahua el 15 de abril de 1914. Sr. Lic.
Rafael Zurbarán, Ciudad de Juárez.
Primer Jefe recibió con fecha de ayer, del General Obregón, de Topolobampo, el siguiente mensaje: ”Hónrome comunicar a usted, que me he sentido
orgulloso al presenciar hoy el vuelo llevado a cabo
por intrépido Capitán Gustavo Salinas, acompañado
del primer maquinista del ”Tampico” Sr. Madariga
(sic), quienes permanecieron más de hora y media a
cuatro mil pies de altura, lanzando bombas sobre el
“Guerrero”. Espero que obtendremos magnifico éxito
con Oficiales que saben despreciar la vida, cuando
se trata de la Patria. Felicito a Ud. por tener a su lado
esta clase de hombres. Salúdole. Srio. Particular del
Primer Jefe del Ejército Constitucionalista (Rúbrica)…”
La historia le ha dado a esta fecha un lugar especial en las efemérides de esta fuerza armada, al considerarse como la primera batalla aeronaval del mundo.
Salinas Camiña efectuó vuelos casi a diario,
sobre los barcos enemigos, desde el 25 de marzo
hasta el 18 de abril del año de 1914, fecha en que
recibió órdenes para trasladarse a las inmediaciones
de Mazatlán, plaza que iba a ser atacada por el
General Obregón.
119
Un mes después sufrió un grave accidente, al
realizar un vuelo de reconocimiento; su aeroplano
quedó hecho pedazos, salvándose milagrosamente.
De alguna manera, este evento se atenúa con su
nuevo ascenso a Mayor, que se le concede el 18
mayo de 1914.
• 8 y 9 de julio, combate en los llanos de Calvillo, Ags.
•1 al 3 de noviembre, defensa de Agua Prieta, Son.
•14 al 22 de noviembre, avance sobre las plazas
de Naco y Cananea, Son.
•26 de noviembre asalto y la toma de la ciudad
de Nogales, Son.
Posteriormente, del 15 de junio al 14 de noviembre de 1914, se integró al Estado Mayor del Primer
Jefe del Ejército Constitucionalista, en el Cuerpo de
Aviación del Cuerpo del Ejército del Noreste. Del
15 de noviembre de 1914 al 21 de agosto de 1916,
fungió como Jefe del 2/o. Regimiento de Artillería de
campaña y posteriormente Comandante General de
Artillería del Cuerpo del Ejército del Noroeste. En
este periodo se le otorgan los grados de Teniente
Coronel y Coronel, el 13 de Abril de 1915 y el 16 de
diciembre de 1915, respectivamente.
Del 22 de agosto de 1916 al 28 de marzo de
1917 pasó a disposición de la Secretaría de Relaciones Exteriores, como Agregado Militar en la Legación de México en Francia. Durante este cargo visitó
el frente de guerra y estudió la organización del Ejército Belga. Al ascender a General Brigadier el 21 de
marzo de 1917, se le nombra Director de la Fundición
Nacional de Artillería, encargo que desempeñó del
29 marzo 1917 al 30 de septiembre de 1918.
Durante 1915 concurrió a los siguientes hechos
de armas:
Capitán 1/o. Gustavo Salinas, convaleciente de las heridas resultantes del
accidente que sufrió, al realizar un vuelo de reconocimiento.
120
•2 y 3 de enero, combates en Zacatelco, Tlax.
•5 al 20 de enero, defensa de la plaza de Puebla.
•20 de marzo, combate en Tuxpan, Jal.
•13 de abril, combate en Zacualco, Jal.
•16 abril, toma de la plaza de Guadalajara, Jal.
•5 de mayo a 5 junio, combates en la estación
Trinidad; toma de León y en la Rosa, Gto.
•6 de julio, combate en el Cerro del Gallo, Jal.
•7 de julio, combate en San Bartolo, Gto.
De esa última fecha, pasó 7 días a disposición
de la Secretaría de Guerra y Marina, con el objeto
de asignarlo a un nuevo cargo. En esta ocasión se le
nombra Jefe del Departamento de Artillería, el cual
ocupó en dos ocasiones: la primera del 8 de octubre
de 1918 al 20 de febrero de 1919 y la segunda del
1 de junio al 31 de julio de 1920. Así mismo, en dos
ocasiones fue Jefe del Departamento de Caballería:
del 21 de febrero al 31 de diciembre de 1919 y del 2
de diciembre de 1920 al 10 de abril de 1921. En esta
última comisión, se le nombró Jefe de de la Comisión
de Estudios Siderúrgicos, del 21 de septiembre al 30
de noviembre de 1920.
A partir del 11 de abril de 1921 asume el control del Departamento de Aviación, hasta el 1 de
noviembre de 1925; grandes avances se dieron durante su gestión, ya que continuó con la construcción de aeronaves nacionales; reorganizó al propio
Departamento, la Escuela Militar de Aviación, los
Talleres de Construcciones Aeronáuticas y se conformaron los Escuadrones de Pelea, Bombardeo y
Observación. Así mismo, durante su gestión adquirió
los aviones Avro, Moraine y Junkers, entre otros.
Creó las secciones de Aviación Comercial y la Sección Técnica de Estado Mayor.
Realizó los estudios correspondientes sobre los
reglamentos de esa época y los cursos para un mejor
adiestramiento; seleccionó al profesorado de la Escuela Militar de Aeronáutica y a los aspirantes a la
carrera de pilotos aviadores militares. A su entusiasmo y constancia se deben las exhibiciones aéreas en
diferentes partes de la república, tales como Puebla,
Guadalajara, Aguascalientes y Veracruz, y algunos
vuelos al volcán Popocatpetl.
Como se mencionó anteriormente, se debe al
General Salinas Camiña la construcción de aviones
nacionales, tales como el “Sonora”, que tantos éxitos
alcanzó en Sudamérica, de dos tipos Brown Especial
y monoplanos rígidos. Adquirió en Estados Unidos armamento para aeroplanos y dotó a éstos de telegrafía y telefonía inalámbrica. Participó activamente en
la construcción y adaptación de los aeródromos de
121
las ciudades de Guadalajara y Mazatlán; seleccionó
las estaciones aéreas en las ciudades de Pachuca,
Tepic y Querétaro.
Del 1 de noviembre de 1925 al 10 de julio de
1926 estuvo a disposición del Estado Mayor de la
Secretaría de Guerra y Marina, y del 11 de julio
de 1926 al 10 de agosto de 1927, a disposición de
la Presidencia de la República. Así mismo, del 11 de
agosto de 1927 al 2 de octubre de 1927, nuevamente pasó a disposición del Estado Mayor de la
Secretaría de Guerra y Marina. En ese año solicitó
2 meses de licencia con goce de haberes, con el fin
de asistir a Ciudad Juárez, para felicitar al Capitán Piloto Aviador Emilio Carranza Rodríguez, por su
vuelo sin escalas de la Ciudad de México a la citada plaza, en el avión “Coahuila”, y para asistir como
huésped de honor al Paso, Texas, con el fin de recibir
al Coronel Lindbergh.
En el año de 1927 se le acusó de apoyar la
rebelión del General Francisco R. Serrano, lo cual
no le fue comprobado. Aún así, quedo desligado
del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. De 1917
a 1939 se dedicó a impulsar la aviación civil. Sin
embargo, en septiembre de 1939 un juez declaró
insubsistente su baja y el General Salinas reingresó
al Instituto Armado.
A partir del 16 de diciembre de 1939, perteneció a la Comisión Técnica Militar, con el fin de
122
continuar estudios sobre tiro y perfeccionamiento
de las máquinas recargadoras de cartuchos, y posteriormente a disposición del Estado Mayor de la
Secretaría de Guerra y Marina, hasta el 30 de
septiembre de 1942.
En ese año de 1939 estalló la II Guerra Mundial. México mantuvo una posición neutral ante ese
conflicto, hasta 1942. En respuesta a los ataques perpetrados por los japoneses en Manila, Honolulu, Pearl
Harbor y el campo Hickman el 7 de diciembre de
1941, en señal de protesta, el gobierno mexicano rompió relaciones diplomáticas con las naciones del eje:
Alemania, Japón e Italia. Acorde con lo anterior, México adoptó medidas defensivas, y de cooperación
política, económica y militar, con los países aliados.
de Alemania extendieron sus operaciones a la costa
Atlántica de los Estados Unidos y al Golfo de México,
lo que implicó una amenaza inminente para nuestro
país, lo que se concretó en los arteros e injustificados
ataques por parte de las potencias del eje, en contra
de nuestra marina mercante, y específicamente en
contra de las embarcaciones denominadas "Potrero
del Llano", ocurrido el día 13 de mayo y "Faja de
Oro", el día 20 de mayo, ambos de 1942.
Producto de esa cooperación, fue la creación
de la comisión México - Americana de Defensa Conjunta y la Comisión de Defensa Continental, como los
principales mecanismos de coordinación de defensa
entre los Estados Unidos de Norteamérica y nuestro
país, y se aprobó la ley de préstamos y arrendamientos que permitió a la Fuerza Aérea y al Ejército
Mexicano, adquirir armas y equipo militar, a bajo
costo, y modernizar e incrementar su poder militar.
Como consecuencia de dichos ataques y una
vez agotadas todas las instancias diplomáticas, el
Presidente de la República, General Manuel Ávila
Camacho, a propuesta del Consejo de Secretarías
de Estado, no tuvo más alternativa que declarar la
guerra, a partir del 22 de mayo de 1942, a las potencias del eje, compareciendo el 28 de mayo siguiente,
ante el H. Congreso de la Unión, para informar de
las razones que motivaron esa decisión, y solicitar la
convalidación del "decreto declarando que los Estados Unidos Mexicanos se encuentran en estado de
guerra con Alemania, Italia y Japón". El Congreso
de la Unión aprobó la iniciativa del Presidente de la
República, el 30 de mayo de 1942. Este decreto fue
publicado en el diario oficial de la federación, el 2
de junio siguiente.
Del 1 de octubre al 30 de noviembre de 1942
fue Director de Transportes Militares. El año de 1942
fue muy significativo para la historia de nuestro país,
debido a que, a principios de ese año los submarinos
El 1 de diciembre de 1942 asume la Dirección de
Aeronáutica Militar, destacando durante su gestión,
la adquisición de material de vuelo para reconocimiento, bombardeo, pelea y transporte. En mayo de
Gral. Gustavo Salinas; en 1942 asume la Aeronáutica militar, destacándose
durante su gestión, por la adquisición de material de vuelo para reconocimiento, bombardeo, pelea y transporte.
123
1943 salió al vecino país del norte, con el fin de traer
10 aviones Voltee BT-15; en ese mismo mes, probó
el bimotor “Salinas”, en la plaza de Veracruz, Ver;
se proyectó la construcción para la Escuela Militar
de Aviación, así como un aeródromo en la vecindad
de Guadalajara (Zapopan, Jal.); se estudió la necesidad de la creación de nuevas especialidades para la
Fuerza Aérea, con el fin de que su personal recibiera
mejor adiestramiento. Así mismo, cada especialidad
tendría una misión particular; se inició el estudio para
que se dejara de denominar a la Aviación como la
quinta arma del Ejército, debiéndosele considerar, al
igual que los ejércitos de tierra y de mar, como un
ejército del aire; se concibió que para la cooperación entre las fuerzas armadas de tierra, mar y aire,
en todos sus aspectos, quedaría asegurada por el
Estado Mayor de la Secretaría; se incrementó la
preparación técnico-táctica del personal de pilotos y
especialistas, enviándolos a estudiar al extranjero; se
cambió de radicación la Escuela Militar de Aviación,
de Monterrey, N.L. a Guadalajara, Jal.
Así mismo, durante su Dirección al frente de la
aviación militar, del 1 de septiembre de 1943 al 31
de agosto de 1944 se modificaron los artículos 32,
73 fracción XIV; 76, y 89, fracciones IV, V Y VI, de
la C.P.E.U.M., donde se confiere la calidad de Fuerza
Armada a la Fuerza Aérea Mexicana; marchó en
comisión del servicio a Inglaterra, África, bases aliadas del Mediterráneo y otros lugares del frente de
guerra de Europa; se adquirieron diecisiete aviones
124
North American AT-6, dos aviones Lockheed-LODC-60, tres Fairchild UC-61-A y dos Beechcraft UC-45,
que fueron destinados a las unidades de vuelo de la
Fuerza Aérea, que sufrieron una reorganización total,
habiéndose constituido los escuadrones autónomos en
lugar de los antiguos regimientos aéreos, permitiéndoles mayor flexibilidad orgánica para el cumplimiento
de las misiones que se les asignaban, elaborándose
la primeras planillas orgánicas; se incrementó el entrenamiento del personal de vuelo, enviando a perfeccionarse a numerosos pilotos aviadores, a los campos
de entrenamiento de los Estados Unidos; se realizaron los estudios correspondientes, para la formulación
de diversos proyectos de reglamentos y programas
de instrucción, para el personal de Pilotos Aviadores, de las Escuelas Militares de Aviación, mecánicos
especialistas y del curso de Bombardeadores, y las
unidades de la Fuerza Aérea realizaron el patrullaje
de los litorales de la república y de protección de las
embarcaciones, con rendimiento satisfactorio, misiones
que fueron desempeñadas en coordinación con las
fuerzas armadas de los Estados Unidos de Norteamérica y de la República de Cuba.
De acuerdo con el convenio de reciprocidad
firmado con el gobierno norteamericano y con la
finalidad de cooperar a la defensa conjunta del
hemisferio occidental, se estableció el tránsito nacional de aeronaves de guerra norteamericanas.
Con el objeto de servir como puntos de aterrizaje
de emergencia y de servicio, se ampliaron y mejo-
raron los campos aéreos de Tampico, Tamps., de
Veracruz, Ver., de Tapachula, Chis., de Ciudad del
Carmen, Camp., de Mérida, Yuc., y de Chetumal,
Q. Roo. Además, se construyeron integralmente dos
Bases Aéreas, una en la isla de Cozumel, Q. Roo y
otra en las cercanías de ciudad Ixtepec, Oax; ambas bases fueron usadas y controladas ciento por
ciento por elementos nacionales. Su guarnición la
integraron elementos del Instituto Armado.
De igual manera, se realizaron trabajos relativos a la corrección de defectos de diseño en el
avión “Teziutlán”; al proyecto y construcción de hormas para la construcción en serie de dicho avión;
rediseño total del avión “Salinas” y construcción del
mismo; diseño de toda la herramienta para la hélice
“Hamilton Standard”, la que se encuentra en proceso
de fabricación; proyecto del salón para inspección y
servicio de paracaídas; proyecto y construcción de
un mecanismo porta-bombas, para llevar en los aviones AT-6, una carga de profundidad de 300 libras,
así como los trabajos encaminados a la formulación
del proyecto y presupuesto para las obras del nuevo
campo militar de aviación, en el Distrito Federal y
diseño de nuevos tipos de hélices para los aviones
“Fairchild”, UC-61 y PT-19, las que fueron construidas
en los talleres de esa dirección.
El Batallón Mixto de Aeronáutica sufrió un
reajuste en su organización, transformándose en
compañía de tropas de aeronáutica; esta unidad
fue formada con elementos de infantería y zapadores, dándole una constitución orgánica acorde con
las misiones que tenían.
De acuerdo con las necesidades del país, las
unidades de la Fuerza Aérea fueron objeto de una
reorganización racional, constituyéndose nueve escuadrones, además del escuadrón 201; de ellos,
uno dotado de aparatos bimotores y los ocho restantes de aparatos monomotores, que tenían como
misión principal la de vigilar y patrullar, nuestros
litorales y fronteras.
Fue organizada la Fuerza Aérea Expedicionaria
Mexicana, con la cual México cooperó con las naciones aliadas, durante el conflicto mundial.
Desde el 18 de enero de 1945, el General Salinas se trasladó a los Estados Unidos de América,
para la ceremonia de abanderamiento de la Fuerza
Aérea Expedicionaria Mexicana, lo cual ocurrió el
23 de febrero de ese año, en Greenville, Tex., y que
fue presidida por el General de División Francisco L.
Urquizo, Subsecretario de la Defensa Nacional.
Esta unidad salió del puerto de San Francisco,
Cal. E.U.A., al teatro de operaciones del pacífico, el
27 de marzo y llegó a Manila, Filipinas, en mayo
de ese año.
125
El propio General Salinas ordenó se organizara
y funcionara el Centro General de Entrenamiento,
con el objeto de que el personal de Pilotos Aviadores
no encuadrados en las unidades aéreas, se encontrara en condiciones normales de entrenamiento. Este
centro es el antecedente de lo que fue el Escuadrón
Mixto de Entrenamiento Táctico y lo que en la actualidad es la Escuela Militar de Aplicación Aerotáctica
de la Fuerza Aérea; también ordenó las obras de
construcción y mejoramiento del campo de aviación
de Zapopan, Jal; en el Campo Central Aéreo Militar
(Balbuena, D.F.), se terminó y se puso en servicio una
pista asfáltica y estaban por concluirse las obras de
los hangares que se encontraban al lado poniente.
Por lo que respecta a los Talleres Generales de
Aeronáutica (antes denominados Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas), sobresalen los
siguientes trabajos:
•Se modificó y terminó el avión de entrenamiento
primario “Teziutlán”.
•Se efectuó la construcción de los aviones “Salinas
4” y “Salinas 5”.
Durante el último año como Comandante de la
Fuerza Aérea Mexicana del General Salinas Camiña, sobresalieron las actividades que realizó del 1 de
septiembre de 1946 al 31 de octubre de 1946, como
sigue: se inició el levantamiento topográfico, estudios
meteorológicos y geológicos para el establecimiento
126
de una Base Aérea en la Hacienda de Santa Lucía,
Edo. Mex; se hicieron modificaciones fundamentales,
radicando el control de la Fuerza Aérea Mexicana,
en el Jefe de la misma asistido por dos subdirectores,
uno del aspecto operativo y otro del administrativo;
se realizaron levantamientos aerofotográficos efectuados en colaboración con diversos organismos, que
cubrieron un área de 55,648 kms. cuadrados; se amplió la red de estaciones meteorológicas locales fijas
a Mazatlán, Sin.; Mérida, Yuc.; Coatzacoalcos, Ver.;
Guadalajara, Jal. y Santa Lucía, Edo. Méx; se adquirieron con destino al Escuadrón de Transportes, siete
aviones C-47 con motores adicionales y refacciones;
se realizó un vuelo histórico en el que participó personal, que puso en alto el nombre de la Fuerza Aérea
Mexicana, en el año de 1947; a este vuelo se le
denominó: II Posta Aérea:
El 31 de octubre de 1946 terminó la gestión
del General Gustavo Adolfo Salinas Camiña, como
Director de Aeronáutica y el 16 de septiembre de
1946 alcanzó el pináculo de su carrera como General de División Piloto Aviador. Del 1 de noviembre de
1946 al 31 de enero de 1958, estuvo a disposición
de la Dirección General de Personal y el 1 de febrero de 1958 quedó adscrito a la Comandancia de la
Guarnición de la plaza de Piedras Negras, Coah.
Durante su brillante carrera militar, el General
de División Piloto Aviador Gustavo Adolfo Salinas
Camiña participó en 132 hechos de armas, todos ellos
a favor de la Revolución y de los gobiernos legalmente constituidos; impulsó la fabricación de aviones y su
reparación en los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas. Así mismo, estableció en América
Latina la primera planta electrolítica para la purificación del cobre y una planta para la cristalización
del sulfato de cobre; instaló en nuestro país, el primer
horno para la fundición del acero.
A lo largo de su carrera militar obtuvo los siguientes premios y reconocimientos, tanto nacionales
como internacionales:
En el Año de 1983, por acuerdo de la Secretaría de la Defensa Nacional, a la Base Aérea Militar
No. 9 (La Paz, B.C.S.), se le asignó el nombre de
“General de División Piloto Aviador Gustavo Adolfo
Salinas Camiña”.
La Fuerza Aérea Mexicana cada año le rinde
un merecido homenaje luctuoso, en Cuatro Cienegas,
Coh., como una muestra de la admiración a su antecesor y pionero de la Aviación Militar.
•Diploma y condecoración de la “Legión de Honor Mexicana”.
•Condecoración del Mérito Técnico Militar de
1/a. clase.
•Condecoración del Mérito Revolucionario.
•Condecoración del Mérito Aeronáutico de 1/a.
clase.
•Condecoraciones de perseverancia de la 5/a. a
la 1/a. clase.
•Condecoración de “la Cruz Peruana” de aviación de 1/a. clase.
•Condecoración de las alas de la aviación Francesa.
•Cruz de Guerra de 1/a. clase.
Falleció el 5 de marzo de 1964 en su ciudad
natal. Fue inhumado en el Panteón Municipal de San
José, Cuatro Ciénegas, Coah., en la gaveta especial
de la familia Salinas Camiña.
127
General de Brigada
FUENTES CONSULTADAS
•Archivo Histórico Militar de la Secretaría de la
Defensa Nacional, expediente personal del General de División P.A. Gustavo Adolfo Salinas
Camiña, XI/III/1-411.
•RUIZ ROMERO, Manuel. La aviación durante la
revolución mexicana. Editorial Soporte Aeronáutico, S. A. de C.V. México, 1988.
•RUIZ ROMERO, Manuel. Los orígenes. Biblioteca de la Historia Aeronáutica de México. México, 1996.
•CASASOLA, Gustavo. 6 siglos de historia gráfica de México 1325-1976. Editorial Gustavo
Casasola S.A. México, 1978.
•El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, S.D.N.,
México, 1979.
Por el C. Tte. Hist. Antero Naranjo Lara.
R
evolucionario nacido el 21 de julio 1879, en Villa de Nadadores, municipio de Múzquiz, Coah.;
hijo de Don Bernardo Blanco y Doña María Fuentes;
en dicha localidad realizó sus estudios de educación
básica y posteriormente efectuó su preparación superior en la ciudad de Saltillo, Coah., lugar próximo
al estado de Tex., Estados Unidos de América. Por su
capacidad e inquietud aprendió el idioma inglés, delatando con ello su habilidad para hacerlo de manera
pronta y correcta.
Entre sus antepasados encontramos al General
Miguel Blanco, quien fuera militar destacado durante
la Segunda Intervención Francesa; fue designado por
Benito Pablo Juárez García, entonces Presidente de
la República, para desempeñar el cargo de Ministro
de Guerra y Marina, caracterizándose por su gran
afición a la política liberal, por lo que ofreció sus servicios al gobierno republicano de Don Benito Juárez,
en tiempos de la reforma.
128
General de Brigada Lucio Blanco Fuentes. Se unió e hizo contacto con grupos
magonistas, en 1906 y después defendió las causas maderistas, una vez iniciada la Revolución por Don Fco. I. Madero.
129
Lucio Blanco, joven caudillo, incursionó en la carrera de las armas, como revolucionario, en 1906, cuando
salió del rancho denominado “Los Ojos de la María”,
propiedad de su padre, don Bernardo, ubicado en el
municipio de Múzquiz, Coah., acompañado por 3 ó 4
vaqueros, muy probablemente jóvenes y armados con
carabinas 30-30 -arma común durante la Revolución-,
para lo que se dirigieron rumbo a Las Vacas, hoy Villa
Acuña, Coah.; a inmediaciones de ese lugar hicieron
contacto con algunos integrantes magonistas; el joven
de 27 años procuró organizarse, con el propósito de
atacar y tomar algunas poblaciones fronterizas. Al parecer, uno de sus mismos integrantes los traiciona y delata; en una madrugada, por sorpresa fueron atacados
por tropas del ejército federal. Sin pensarlo repelieron
la agresión, para poner a salvo sus vidas. Con ello, el
oriundo de Villa de los Nadadores, Coah., tenía su
primera acción de armas, y a la postre se consagraría durante la Revolución. Ante el incidente, se vieron
obligados a dispersarse e incursionar en Texas, Estados
Unidos de América.
No simpatizó con la política del gobierno del General Díaz Mori, causa que lo induce a apoyar el
proyecto renovador de Francisco I. Madero; al momento de lanzarse el Plan de San Luis, se adhirió a éste.
Dicho plan contempló la devolución de las tierras a los
despojados, establecer la igualdad social, el “Sufragio
Efectivo. No Reelección”, entre otros. Es sin duda, un
revolucionario con principios de reformas agrarias, que
lo caracterizan del resto de los revolucionarios.
130
Una vez concluida la revolución maderista en
1912, la Federación decretó que, en el estado de
Coahuila se crearan Cuerpos Auxiliares, con el fin de
sofocar las sublevaciones en la zona norte del país,
que era la de mayor alerta para el gobierno.
Blanco, con la lucha reformadora que requería
el país, pretendida durante la revolución, se unió a las
fuerzas irregulares, para la conservación del gobierno
de Madero, quien representaba la esperanza para
dichos propósitos. Durante los meses de enro a marzo
de 1912, en la zona lagunera el Coronel irregular Luis
Alberto Guajardo organizó sus efectivos en fracciones, una de ellas bajo el mando de Lucio Blanco, lo
que le permitió mantener los ideales revolucionarios.
Durante 1912 también estuvo bajo las órdenes
de Jesús Carranza, cuando este último le invita en
Monclova, a unirse a sus tropas para combatir a la
rebelión orozquista, ofrecimiento que no rechazó. La
disponibilidad de Blanco para combatir a la rebelión
de Pascual Orozco, finalizó con la derrota del caudillo, quien había proclamado el Plan de la Empacadora, en desconocimiento del gobierno de Madero.
Después de la “Decena Trágica”, en febrero de
1913, contra el Gobierno de Madero, se lanzó nuevamente a la revolución, para combatir y derrocar al
gobierno del General Victoriano Huerta, por lo que
al momento de ocurrir este hecho, comandaba el 1/er.
Regimiento de “Libres del Norte”, en el que ostentaba
el grado de Teniente Coronel. Sin dudarlo y al frente
de sus hombres, fue el primero en ofrecer sus servicios
al Gobernador de Coahuila, Don Venustiano Carranza, el 4 de marzo de 1913.
Una vez en las filas constitucionalistas y al mando
de efectivos, arribó el día 25 de marzo de 1913 a la
Hacienda de Guadalupe, Coah., propiedad de Marcelino Garza, donde también lo hizo el Gobernador
del estado de Coahuila y otros; se pasó asistencia
del personal que hasta el momento había arribado
al lugar. “El 1/er. Regimiento de Libres del Norte, comandados por el mismo Blanco”; El 2/o. de Carabineros de Coahuila, a las órdenes directas del Teniente
Coronel Cesáreo Castro; el escaso efectivo y mermado 2/o. Regimiento de Carabineros de San Luis
Potosí, su Comandante en Jefe, el Teniente Coronel
Andrés Saucedo; la escasa tropa del 28/o. Regimiento Federal, bajo la dirección del Teniente Coronel Luis
Garfias; y como colaboradores directos, los jóvenes
Ayudantes del Jefe de Estado Mayor, encabezados
por el Teniente Coronel Jacinto B. Treviño.
Sabedor de los objetivos para la empresa que
representó, Lucio Blanco trató de imponer su jerarquía para disciplinar a las tropas que recién iniciaban
el movimiento armado constitucional, bajo el amparo
del Plan de Guadalupe.
Blanco, hombre que heredó al pueblo las bases
para el actual Ejército y para nuestra Constitución,
fue partícipe en la firma del plan proclamado el 26
de marzo de 1913, en rechazo al fatal acto del 18
de febrero, que concluyó con los asesinatos del Presidente Madero y del Vicepresidente Pino Suárez. La
actual Constitución de los Estados Unidos Mexicanos
es resultado del Plan de Guadalupe. Nuestra Carta
Magna, a partir del 5 de febrero de 1917, ha otorgado a los mexicanos libertad, garantía, igualdad y
derechos, de los que hoy goza la población entera
de la Nación Mexicana.
El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos son también la creación de este último, producto directo del
Ejército Constitucionalista, cuya creación se fundamentó en el Plan de Guadalupe, como lo establece
en su artículo 4/o.: “Para la organización del Ejército
encargado de hacer cumplir nuestros propósitos, nombramos como Primer Jefe del Ejército, que se denominará como Constitucionalista, al Ciudadano Venustiano Carranza, Gobernador del estado de Coahuila”.
Para el 10 de abril de 1913, Blanco recién ascendido a Coronel, fue comisionado para tomar parte
en las operaciones de Cerralvo, N.L. Ante la captura
del objetivo, sus tropas, que fueron testigos de su
heroísmo, lo proclaman General, considerando que
durante esos tiempos los ascensos se adquirían por
medio de méritos en campaña; el ascenso se daba,
cuando la mayoría de las fuerzas los elevaban al
grado inmediato, en reconocimiento por sus capacidades en maniobras, en los teatros de operaciones.
131
El trabajo del Primer Jefe, don Venustiano Carranza, consistió en la distribución de las fuerzas con
las que contaba el movimiento del Plan de Guadalupe. A Lucio Blanco le dio la responsabilidad de ser
Jefe de las Operaciones Militares en los estados de
Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Con este cargo
se convertiría en el revolucionario de mayor protagonismo durante el Segundo Periodo de la Revolución
Mexicana, comprendido del 9 de febrero de 1913 al
13 de agosto de 1914.
En los estados de Tamaulipas y San Luis Potosí, el
General Francisco Carrera Torres emitió la Ley Ejecutiva de Reparto Agrario. En consecuencia, el General
Lucio Blanco llevó a cabo la repartición de tierras,
a los campesinos de la Hacienda de Los Borregos
en Matamoros, Tamps., propiedad del General Félix
Díaz. La actitud del General Blanco molestó al Primer Jefe Constitucionalista.
El General Blanco lanzó sus primeros embates
en contra de las fuerzas federales, en los pueblos de
Cerralvo y Alhaja, ambos de Nuevo León, los días
10 y 12 de abril; estos triunfos le permitieron ocupar
Villa de Coss y el 14, Villa de China; posteriormente
incursionó en el estado de Tamaulipas, en donde hizo
presa la plaza de Burgos, el 22 de abril; al día siguiente, la de Méndez; en San Fernando lo consiguió
el 24, y el 27 en Santander Jiménez. Las derrotas
de las huestes usurpadoras y la pérdida de estas
zonas, los llevan a retroceder a Ciudad Victoria. Con
132
la intención de incrementar los efectivos durante su
campaña, Blanco optó por reunirse en El Encinal con
el 21/o. Batallón Cuerpo Rural.
Las plazas obtenidas por los constitucionalistas, le
hacen tomar un papel protagónico en la zona norte
del país. Hombre de sentimientos nobles, que aportó
ideas sociales a la lucha armada, pero también victorias a la causa reestablecedora del orden constitucional que se había roto durante la “Decena Trágica”,
Blanco hizo sucumbir los puntos y plazas defendidos
por los federales, que se encontró a su paso, dando
muestra de capacidad en el manejo de tropas y de
maniobras en las acciones bélicas.
En busca de los intereses del pueblo, luchó incansablemente contra las fuerzas federales en El Soldadito y en La Ciénega, el 7 y el 10 de mayo de 1913,
respectivamente. Dio muestra de su valor y arrojo, al
capitalizar los triunfos obtenidos en estos dos últimos
combates; sin dar tregua a sus enemigos, continuó en
su desplazamiento, y llegó a la línea de ferrocarril
cerca de Camargo y Reynosa.
El General Blanco tomó el control de la parte
del centro y norte del estado de Tamaulipas. Considerando el punto estratégico para los fines de la
Revolución, ahí pudo adquirir armamento, municiones
y otro tipo de pertrechos, a través de la frontera
norte del país. Consideremos que nuestro vecino del
norte, no iba a desaprovechar la oportunidad para
vender su armamento y entrometerse en los asuntos
de nuestra Nación.
Al General Emiliano Zapata,se le atribuye la
lucha por la tierra, para dársela a los campesinos, lo
cual es entendible, porque el jefe suriano proclamó
el Plan de Ayala, y como es de dominio público que
este Plan pugnó en contra de los grandes latifundios,
haciendas y fincas, las que se habían sustraído de
los antiguos dueños, carentes de recursos para hacerlas producir.
El General Blanco no proclamó documento
alguno, pero sí defendió y acogió todas las propuestas que pretendieron devolver las tierras a sus
antiguos propietarios, e incluso hizo repartición de
tierras a los campesinos. Con esta actitud, denota
que fue consciente de la problemática que aquejaba a la población rural, por lo que, sin traicionar sus
principios de la lucha armada, llevó a cabo la repartición de tierras y puso en práctica las aspiraciones
de la Revolución, lo que le valdría la enemistad con
sus correligionarios, como ocurrió con el Primer Jefe
Constitucionalista, al hacer la repartición de las tierras de la hacienda de los Borregos.
El General de Múzquiz organizó un Comité encargado del reparto agrario, en los estados de Nuevo León y Tamaulipas. Esta Primera Comisión estuvo
integrada por Heriberto Jara, Francisco José Mújica
y Juan Barragán. Para lograr uno de los propósitos
de la Revolución, y sin más tiempo que perder, el 6
de agosto de 1913 declaró la inmediata restitución
de las tierras a los campesinos.
Durante sus campañas en la Revolución, el General Lucio Blanco, arribó a Tamaulipas, a inmediaciones del Río Bravo, durante el mes de mayo de 1913;
el objetivo principal de su empresa fue la toma de
Matamoros, órdenes giradas por el Primer Jefe del
Ejército Constitucionalista. Blanco, al mando de 1,000
revolucionarios a caballo y armamento suficiente, se
dirigió a la ciudad de Matamoros, para tomar dicho
puerto, en lo que estableció su base de operaciones
en la hacienda “Las Rusias”; su Estado Mayor consideró que la captura del puerto era empresa fácil.
Pero la negativa de Blanco ante el derramamiento
inútil de sangre, envió misivas de intimidación al comandante de la plaza de Matamoros, en lo que decía al Mayor Esteban Ramos, de la manera siguiente:
“Tengo mis fuerzas á las puertas de esa ciudad,
y estoy resuelto á tomarla á toda costa, para lo cual
tengo elementos suficientes; pero no quiero sacrificar
vidas de ciudadanos mexicanos, que de uno ó de
otro bando, harán falta para el engrandecimiento de
la Patria”.
“Consecuentemente con esos sentimientos humanitarios, que son los que prevalecen en toda mi columna, llamo á Ud. la atención sobre la inutilidad de la
defensa de la plaza, pues repito, dispongo de medios
133
para tomarla. y cada día concurren á mi Campamento nuevos y numerosos ciudadanos, anhelantes de
tomar participio en la campaña que el civismo se ha
impuesto y emprendido con brío sobre el militarismo
que acaba de usurpar el Gobierno Nacional. Las armas nuestras se cubren de gloria donde quiera que
combaten, en la basta región de la Patria; la guerra
crece del uno al otro confín de nuestro territorio…”1
La invitación tuvo respuesta negativa, por lo que
el General Revolucionario, después de deliberadas
discusiones, se preparó para atacar. El día 3 de junio se desplazaron hacia la ciudad, arribando a las
0900 hrs.; el General Blanco dispuso que se dividieran en tres columnas; la primera bajo el mando del
Coronel Cesáreo Castro; la segunda dirigida por el
Mayor Teodoro Elizondo, y al frente de la tercera
el Coronel Andrés Saucedo. Las distribuyó sobre los
puntos clave, para flanquear los accesos de la ciudad. El combate se llevó a cabo, y aunque la defensa
de los federales no se hizo esperar, éstos no pudieron
mantener la plaza, por el empuje y el arrojo de las
fuerzas constitucionalistas, que se encontraban bien
dirigidas por el General Blanco.
El General Lucio Blanco, después de la toma de Matamoros.
134
Para el 4 de junio, la ciudad era totalmente
constitucionalista; así mismo, resultó un duro golpe
para el General Victoriano Huerta; esta vez, el
General Blanco entregaba una victoria a la revolución que encabezaba el Primer Jefe, Don Venustiano Carranza.
Con la misiva, el General revolucionario, da
muestra del respeto que tenía por la vida del ser
humano. Hombre con principios revolucionarios, que
sin contar con un plan reformador agrario, puso
en práctica los ideales básicos de la Revolución.
Amplio conocedor de la importancia de la plaza
de Matamoros, organizó el gobierno municipal y
designó al nuevo administrador de la aduana; esta
última le proporcionaría recursos a los revolucionarios, para continuar hostilizando los efectivos que
resguardaban la política del General Victoriano
Huerta, y por consecuencia, cortarle los suministros
económicos que mantenían al gobierno impuesto. El
General Blanco estableció su Cuartel General de
operaciones en esa plaza.
Aquí se transcriben los primeros renglones del
parte de novedades del Revolucionario, rendido al
Primer Jefe Constitucionalista después de la toma
de Matamoros:
“El día 2 del actual pernocté en la Hacienda
de las Rusias, donde tenía establecida mi vanguardia
desde el primero del mes actual y en ese lugar formulé el plan de ataque a esta plaza, determinando
dar un asalto simultáneo y por tres rumbos de la
población, para que la acción de mis columnas fuera
rapida, y en breves horas se resolviera el resultado,
pues los soldados que están armados con Máuser,
carecían de parque suficiente para un asedio largo.
En Consejo de Jefes y Oficiales de esta columna,
resolví atacar en la forma que se detalla en la ORDEN GENERAL DE LA COLUMNA, que se expidió
por el Jefe de mi Estado Mayor, Mayor Francisco
José Mújica, y cuya copia me honro en remitir a Ud.,
para su superior conocimiento. El Tren de Zapadores
quedó provisto de los instrumentos necesarios, desde
la noche del día 2, y repartido convenientemente en
las columnas de ataques. El Cuerpo de Dinamiteros
quedó, así mismo, dispuesto para la próxima jornada,
y los carros, tanques de agua y carros de transporte,
provistos de todo lo necesario para auxiliar a nuestros soldados…”.2
Así daba cuenta de la jornada heroica a Don
Venustiano Carranza, triunfo que elevó al caudillo Revolucionario a la fama nacional, reconocimiento de
correligionarios y la preocupación de enemigos.
Por la repartición de las tierras de la hacienda
Los Borregos, el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista lo destituyó del mando que le había conferido
y lo envió a Sonora para incorporarse a las tropas
del General Álvaro Obregón, durante la campaña
del Noroeste; por sus ideas y proceder, discrepó con
este último, en cuanto al enfoque de la cuestión social.
Lucio Blanco y Álvaro Obregón tenían una visión diferente de la desigualdad social.
Al iniciar el año de 1914, el Gobierno de Huerta
se vio en serios aprietos para contrarrestar las acciones
135
de los revolucionarios y mandó reclutar tropas para
ampliar sus efectivos que le permitirían mantenerse en
el poder. La leva se llevó a cabo de la siguiente manera: por conducto de la Secretaría de Gobernación,
y ésta a su vez a los gobiernos estatales, éstos proporcionaron cuanto pudieron. Independientemente de
ello, los constitucionalistas se fueron apoderando de los
puntos estratégicos, así como del suministro y abastecimiento de material bélico, que les permitía contender
los enfrentamientos en contra de las fuerzas hostiles.
Cabe destacar la participación fundamental del
General Blanco, como artífice responsable de las medidas tomadas por el encargado del Ejecutivo, ya
que en todos los enfrentamientos en los que este diestro revolucionario participó, siempre infringió derrotas
a las fuerzas sustentoras del “Cuartelazo”.
Independientemente de mantenerse subordinado a Obregón, el General Blanco continuó con brío
su ascendente carrera revolucionaria; el 6 de julio
de 1914, participó en la batalla de Orendáin, y sin
dar tregua a las fuerzas federales dos días después
los derrota en Guadalajara. Como consecuencia de
ésta, el General Álvaro Obregón ocupó más tarde
la plaza de Guadalajara, Jal.
En reconocimiento de tan brillante acción de armas, el General Álvaro Obregón solicitó al Primer
Jefe del Ejército Constitucionalista, el ascenso al grado inmediato del siguiente personal:
136
General Brigadier Manuel M. Diéguez
General Brigadier Juan G. Cabral
General Brigadier Benjamín Hill y
General Brigadier Lucio Blanco
Mayor de Artillería Juan Mérigo y
Mayor de Infantería Francisco R. Serrano.
Ante su inminente derrota, el General Victoriano Huerta, el 15 de julio de 1914, presentó su renuncia como Presidente de la República, quedando
en sustitución y en situación de interino el Licenciado
Francisco Carbajal. Para el 13 de agosto del mismo
año, se llevó a cabo la firma de los Tratados de
Teoloyucan, y con ello concluía la lucha armada entre revolucionarios y federales; los que participaron
con sus rúbricas, por los constitucionalistas fueron el
General Álvaro Obregón y el General Lucio Blanco;
por los federales, el Gobernador del Distrito Federal,
Eduardo Iturbide, el General Gustavo A. Salas y el
Vicealmirante Othón P. Blanco. El 20 de agosto, el
C. Venustiano Carranza entró victorioso a la Ciudad
de México, D.F.
Una vez consumada la lucha armada entre constitucionalistas y federales, el General Lucio Blanco,
preocupado por los destinos y el rumbo que tomarían
las ideas, la política del país y los mismos protagonistas de la lucha del Plan de Guadalupe, propuso al
General suriano Emiliano Zapata, el cese al fuego,
ya que este líder revolucionario combatió de igual
manera al Gobierno del General Victoriano Huerta,
pero éste lo hizo con el Plan de Ayala. Para ello
envió al señor Ramón R. Barrenechea con la intención
de llegar a un arreglo satisfactorio; la respuesta que
obtuvo del líder suriano fue la siguiente:
“…Primera. Que el señor Venustiano Carranza y
jefe del norte se adhiera al Plan de Ayala, firmando
su acta de adhesión.
Segunda. Que el Presidente provisional de la República sea electo en una convención que formen
todos los jefes revolucionarios de la República tal
y como lo dispone el artículo 12 del expresado del
Plan de Ayala.
Tercera. Que los elementos revolucionarios del
norte y del sur de la República designaran las
personas que formaran el Gabinete del Presidente interino y que los secretarios del mismo duren
en sus funciones todo el interinato, debiendo tener amplias facultades y obrar libremente los de
Agricultura, Fomento, Gobernación, Justicia e Instrucción Pública, así como también que en cualesquiera circunstancias aquellos serán removidos de
acuerdo con los principales jefes del sur y norte
de la República.
Cuarta. Que el Ejército del Norte permanecerá en
la zona que domina y que el Ejército del Sur militará también en la región que ocupa.
Quinta. Que las hostilidades quedarán rotas en la
sola violación de cualquiera de las cláusulas o bases
mencionadas anteriormente…”3
El acercamiento que intentó el General Blanco
con el jefe suriano no sólo da muestra de su amplia
capacidad para el manejo de tropas, en las acciones
de armas, sino también su visión política, mediante el
diálogo, para la pacificación del país.
Al efectuarse la escisión del Ejército Constitucionalista, se dio el origen de dos facciones, constitucionalistas y convencionistas, las que no conciliarían sus diferencias. El General Lucio Blanco,
uno de los integrantes más preocupados por la
situación que se gestó en el trascurso de ese tiempo, reunió un grupo de jefes importantes, a fin de
buscar una solución, por medio de la pacificación
de los grupos en desacuerdo.
De esas reuniones realizadas por Blanco, surgió
como antecedente el gobierno de la Soberana Convención, en lo que fue la Comisión Permanente de Pacificación. Se nombraron varios Generales, entre los
que figuró el mismo Blanco, Ignacio L. Pesqueira, Rafael
Buelna y Eduardo Hay, entre otros. Esta comisión procedió a redactar varios puntos; uno de ellos citaba una
convención en la ciudad de Aguascalientes, por considerarse como territorio neutral para la cita de ambas
facciones. El lugar fue aprobado, y a partir del 10 de
octubre de 1914 se llevó a cabo la famosa Convención.
137
Una vez congregadas las principales comitivas,
en la Convención de Aguascalientes, se determinó
nombrar un gobierno, que la mayoría aprobó, presidido por el General Eulalio Gutiérrez. Este nuevo
gobierno procedió a organizar su gabinete de la manera siguiente: en la Secretaría de Gobernación al
General Lucio Blanco; en la Instrucción Pública a José
Vasconcelos; en la Secretaría de Hacienda al Ingeniero Felícitos Villarreal; en Fomento, Colonización e
Industria al Ingeniero Valentín Gama; en la Secretaría de Comunicaciones el Ingeniero José Rodríguez
Cabo, y en el Ministerio de Guerra y Marina al
General José Isabel Robles.
Gral. Lucio Blanco, quien intentó negociar con el Gral. Zapata, dando muestras
de su amplia visión política.
A finales de 1914, antes de fragmentarse en dos
facciones el bando constitucionalista, el General Lucio Blanco, al mando de una División, se quedó resguardando la Ciudad de México, para evitar que
otras fuerzas la hicieran presa, en el momento en que
Don Venustiano Carranza salía de la capital para
establecer su gobierno en Veracruz. A principios de
1915, al no prosperar el plan reformador del General
Blanco, se mantuvo neutral; al momento de erigirse el
gobierno de Eulalio Gutiérrez, éste le nombra secretario de estado en su gabinete.
Venustiano Carranza, en el mes de septiembre de 1916, sometía a juicio al General Blanco; se
le acusaba de traición, pero éste refutó que había
apoyado a la Convención, porque era la única que
representaba los ideales revolucionarios; la siguiente
138
acusación fue que simpatizaba con el General Villa,
por cierto no grato para el gobierno de Carranza;
pero una vez más, el militar destacado refutó dicha
imputación, que incluso cuando renunció Eulalio Gutiérrez, no continuó la lucha al lado de Villa.
Los señalamientos en contra de Blanco continuaron, cuestión que no logró la pena de muerte; el
veredicto final concluyó, en que sus faltas las purgaría en cárcel por un corto plazo; es así como el
originario de Villa de Nadadores, libró la acusación
de Traición a la Patria y que finaliza con la pena de
muerte. Cabe aclarar, que el Ministro de Guerra y
Marina, el General Álvaro Obregón fue su principal enemigo revolucionario, llevándolo a juicio para
eliminar el inminente peligro que este representaba,
por su gran capacidad operativa y el aprecio obtenido de la sociedad, por ser un hombre de gran
arraigo con el pueblo.
La mala fortuna que acompañó a este noble revolucionario, fue que al triunfo del Plan de Agua Prieta,
se lanzó nuevamente al exilio, por haber brindado su
apoyo a Carranza en el conflicto en contra el grupo
de Sonora. El 7 de junio de 1922, las balas de sus enemigos revolucionarios intentaron quitarle la vida a este
revolucionario, pero unas simples balas no iban a poder
con el hombre destacado en la toma de Matamoros.
Sin embargo, curiosamente muere ahogado por estar
entrelazadas las esposas que sujetaban al General Lucio Blanco y al Coronel Aureliano Martínez.
Los cuerpos del General Lucio Blanco, del Coronel Aureliano Martínez y del Mayor Ramón García
- este último había aprehendido a Blanco y Martínez - en el supuesto intento de fuga de los reos, se
lanzaron al Río Bravo, sujetándose del Mayor García. El 9 de junio fueron encontrados los tres cuerpos,
flotando en las aguas del Río Bravo.
El 15 del citado mes de 1922, el Presidente Álvaro Obregón ordenó a la Secretaría de Guerra y
Marina, llevara a cabo las investigaciones sobre el
asesinato del General Blanco.
Este breve trabajo es un homenaje a un revolucionario, íntegro General Militar, que fue pieza fundamental en la firma del Plan de Guadalupe, para
el restablecimiento del orden constitucional; estratega
distinguido en los campos de batalla, que ofreció a la
causa, victorias al bando constitucionalista y participó
con su rúbrica en los Tratados de Teoloyucan, para el
licenciamiento de las fuerza federales.
En la firma del 13 de agosto de 1914, el Ejército
Constitucionalista formó el pie veterano del Ejército
y Fuerza Aérea Mexicanos. El General Blanco es
sin duda, pieza fundamental para que los mexicanos
de hoy gocemos de libertades, derechos y garantías.
Militar que se encuentra un poco oculto en la historia,
porque no pretendió la gloria y el reconocimiento
de ajenos, y sólo aspiró a la lucha por sus ideales, en
beneficio del pueblo de México.
139
General de División Piloto Aviador
CITAS:
Apuntes para la historia, Asalto y toma de Matamoros, el 3 y 4 de junio de 1913, por el Gral.
Lucio Bco (narración verídica –por Fausto Garibay), Impresión de “El Porvenir”, Brownsville,
Texas, Pág. 11.
2
Parte de la toma y asalto de la cd. de Matamoros, Tamps. rendida por el General Lucio Blanco,
foja 1, primer tomo, XI/480/44. El expediente
obra en el archivo histórico de la Dirección General de Archivo e Historia, SDN.
3
La vida del General Lucio Blanco, Armando de
María y Campos, Instituto Nacional de Estudios
Históricos de la Revolución Mexicana, México,
1985
1
FUENTES CONSULTADAS:
•Archivo Histórico Militar de la Secretaría de la
Defensa Nacional, Expediente personal del General de Brigada Lucio Blanco, XI/III/2-1154.
•Diccionario Porrúa, de Historia, Biografía y
Geografía de México, Editorial Porrúa, México,
1985.
•Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, S. D. N,
1979.
140
Por el C. Cap. 2/o. F.A.C.V., D.E.M.A. Tomás Segoviano Ibarra
N
ació en el poblado de Guerrero, Chih., el 7 de
noviembre de 1897, en el seno de una familia
que se dedicaba a las labores de agricultura y ganadería; cursó la primaria en la escuela de su ciudad
natal, pero debido al peligro existente en la región
serrana de Chihuahua, por los primeros combates de
la Revolución Mexicana, su familia se mudó a la hacienda de San Jerónimo, Mpio. de Bachimba y posteriormente a la ciudad de Chi-huahua, cuando su
padre fue designado ayudante del gobernador del
estado, prosiguiendo en esa plaza con sus estudios,
en la escuela secundaria oficial de Chihuahua.
Cuando Pascual Orozco se levantó en armas
contra el régimen de Francisco I. Madero, éste depuso por las armas al entonces Gobernador de Chihuahua, Abraham González, motivo por el cual la
familia Fierro decidió trasladarse a los Estados Unidos
de América, y radicar en la ciudad fronteriza de El
Paso, Texas, lugar en donde el joven Roberto Fierro
se dedicó a desempeñar cualquier trabajo posible,
General de División Piloto Aviador Roberto Fierro Villalobos, quien causó
alta como soldado en 1913, en la División del Norte del Gral. Francisco Villa.
141
para poder subsistir. De esta manera, a los 15 años
de edad, Fierro había trabajado como empleado de
farmacia, lavaplatos y peón de vía. Pero en 1913 se
decidió retornar a México y alistarse el 8 de agosto
de ese mismo año, en la División del Norte del General Francisco Villa, siendo incorporado a las Fuerzas
Auxiliares de Caballería del General Jesús María
Ramos, participando en los combates de San Miguel
de Barbícora, El Valle, Ciudad Juárez, Chihuahua,
Tierra Blanca y Ojinaga, así como en los de Torreón
y Cuatro Ciénegas, Coah.; pero después de la derrota villista en la Batalla de Celaya, Fierro, al igual
que varios ex-villistas, optó por exiliarse en el vecino
país del norte.
Nuevamente en los Estados Unidos de América,
Fierro emigró a Los Ángeles, California, en donde trabajó como extra de cine, mecánico automotriz y chofer, en la entonces naciente industria cinematográfica,
decidiendo volver a México en 1917, para volverse
a alistar, como Soldado, en las tropas de Caballería
Auxiliar del General Ignacio Enríquez, donde se distinguió rápidamente por su valor en combate, contra
rebeldes villistas, alcanzando tres años después, el
grado de Capitán 1/o., motivo por el cual, cuando
en 1920 el General Enríquez licenció a sus tropas,
por haber concluido la campaña de Chihuahua, éste
recomendó a Fierro para que causara alta en la Escuela Militar de Aviación de Balbuena, en la Ciudad
de México, debido a su conducta y propio interés
del Capitán Fierro, por llegar a ser un Piloto Aviador.
142
Tte. P.A. Roberto Fierro, quien fue asignado a la Escuadrilla Aérea de
Operaciones del Gral. Álvaro Obregón, durante la campaña contra los
delahuertistas
En 1920 ingresó a la Escuela Militar de Aviación como Cadete, recibiendo instrucción de vuelo
junto a quienes llegarían a ser grandes ases y héroes de la aviación nacional, tales como Pablo L.
Sidar, Francesco Santarini, Ralph O´Neill, Gustavo
León, etc.; el 12 de abril de 1922 egresó como Teniente Piloto Aviador, siendo asignado al Escuadrón
de Observación y Bombardeo.
bre trenes enemigos en Las Juntas, Jal., en la estación
de Colima y en el puerto de Manzanillo; a este tipo
de operaciones se le denomina Interdicción Aérea,
factor que resultó fundamental para el triunfo de las
tropas gubernamentales. A partir de esa campaña,
Roberto Fierro fue uno de los más férreos y decididos
defensores, del desarrollo y del empleo del poder
aéreo, para la seguridad nacional.
Una vez graduado fue asignado a la Escuadrilla
Aérea de Operaciones del General Álvaro Obregón, durante la campaña en contra de los delahuertistas, participando en los combates de Ocotlán, Jal.;
así mismo, tomó parte en los bombardeos y combates
sobre Morelia. En éstos logró causar grandes bajas
a los rebeldes, pero también, debido a la intensidad
de los combates, su avión DeHavilland D.H. 4B, un
biplano de estructura de madera forrada con tela,
fue alcanzado por las balas enemigas, obligándolo a
efectuar un aterrizaje forzoso.
Igualmente, Fierro participó en operaciones de
pacificación del país, como fue en Oaxaca, Salina
Cruz y Pachuca. Concluida la campaña delahuertista
en 1924, Fierro, junto a su amigo y también Piloto
Aviador Militar, Pablo L. Sidar, decidieron adquirir un
par de biplanos Lincoln Standard, para efectuar una
serie de vuelos de acrobacia aérea de exhibición,
por diversas ciudades del país, siendo patrocinados
por el Diario “El Universal” y la compañía petrolera
“El Águila”, obteniendo ambos aviadores, el reconocimiento y la admiración del pueblo de México, por su
valor y habilidad mostrados en temerarios vuelos de
exhibición; en esta etapa de su vida, Fierro sufrió un
grave accidente en Mazatlán, Sin., cuando su avión
tuvo una falla de motor en pleno vuelo, precipitándose a la playa, en donde casi perdió la vida; 72
horas después, Fierro se restableció lo suficiente, para
concluir la gira de exhibiciones y retornar a la capital.
Posteriormente, Fierro se distinguió por su valor y
habilidad como Piloto Aviador y líder militar, en Valle
de Santiago, Palo Verde y La Piedad de Cabadas;
en este último combate, Fierro efectuó un bombardeo
de alta precisión, contra un puente ferroviario, destruyéndolo y evitando así que una columna enemiga
avanzara hasta Irapuato y capturara esa importante
plaza, limitando con esta acción, la capacidad de
las fuerzas delahuertistas para movilizarse y actuar
sobre el terreno. Igualmente llevó a cabo ataques so-
En 1926 estalló la Rebelión Yaqui en el estado de Sonora, motivo por el cual, la Secretaría de
Guerra y Marina ordenó el envío a esa entidad,
143
de una Escuadrilla Aérea bajo el mando del entonces Mayor Piloto Aviador Roberto Fierro Villalobos,
integrada con los Oficiales Pilotos Aviadores Adán
Gálvez Pérez, Francisco Murillo Torres, Luis Caso
Landa, Luis Farell Cubillas, Humberto Brutini, Juan
Gutiérrez, Carlos Cristiani, José Zertuche, David
Chagoya, Emilio Carranza, Jesús Ulloa y Luis Boyer,
equipados con biplanos DeHavilland D.H. 4B, Avro
504 y Avro “Anáhuac”.
de aterrizaje hechos por nosotros mismos, sin que nos
importara mucho que tuviéramos o no qué vestir y
qué comer, en aquella fria y desnuda tierra de esa
parte desierta de Sonora…”.
Debido a que en 1926 existían en el país, varias rebeliones armadas, la entonces llamada Escuela
Militar de Aplicación Aeronáutica, en Balbuena, D.F.,
fue cerrada por falta de presupuesto y, además, debido a que la totalidad del material de vuelo de la
aviación militar, fue empleado en campaña, no siendo
sino hasta un año después, cuando se había logrado
pacificar la mayor parte del país, que se reabrió este
plantel, asignando la superioridad, a Roberto Fierro,
el cargo de Director de este plantel, del 1 de agosto
de 1927 al 31 de marzo de 1928.
Durante la Campaña Yaqui, Fierro se distinguió
como un buen líder y compañero de los hombres del
aire, pues acompañó a sus subordinados en todas las
operaciones; con ellos acondicionó campos de aviación en pleno territorio sonorense. Efectuaba salidas
de vuelo de reconocimiento, bombardeo y ametrallamiento e inclusive de rescate, al haber evacuado vía
aérea al General Ramón Yocupicio desde la sierra,
y llevarlo para su atención médica en Guaymas, habiendo salvado la vida de ese mando militar, quien,
en el futuro, sería gobernador de ese mismo estado.
Al término de la Rebelión Yaqui, Roberto
Fierro fue ascendido por meritos en Campaña y
acertado liderazgo, al grado de Teniente Coronel
Piloto Aviador.
En vida, Fierro hizo la siguiente remembranza:
“…Recuerdo que mecánicos y pilotos, como camaradas que éramos, pasábamos horas limpiando y reparando los aviones, cuidando con esmero los campos
144
Mayor P.A. Roberto Fierro, durante la campaña contra la Rebelión yaqui en
Sonora.
En 1928, el Teniente Coronel Fierro se encontraba en Guadalajara, Jal., al mando de una escuadrilla de aviones, enfrentando a los “Cristeros”
que asolaban aquella región del occidente del país,
cuando recibió la orden de trasladarse al entonces
territorio de Baja California, para quedar comisionado como Piloto de Pruebas de la naciente “Fábrica de Aviones de Baja California” establecida
en la ciudad de Tijuana, un proyecto del General Abelardo L. Rodríguez, gobernador militar de
aquella entidad. En esta comisión, Fierro demostró
un gran entusiasmo para apoyar el crecimiento de
la industria aeronáutica nacional, mismo ímpetu que
mantendría durante toda su vida.
El 30 de mayo de 1928, Fierro Villalobos despegó a las 02:00 a.m. (tiempo del pacifico) desde la
Laguna Salada del Valle de Mexicali, B.C., a bordo
del avión “Baja California No. 2” (BC-2), un monoplano de ala alta con el que efectuó un vuelo sin
escalas, en el que cubrió más de 2,300 kms en 15
horas de duración, mismo que era reportado por las
distintas estaciones de telegrafía y radio que eran
sobrevoladas por Fierro, informando en aquel entonces, el desarrollo de esa gran vuelo de la aviación
nacional. Cuando finalmente Fierro se perfiló sobre
el Valle de Anáhuac para aterrizar, fue sorprendido
por una gran muchedumbre, que ya lo esperaba en
los Llanos de Balbuena de la Ciudad de México,
pero que por su propio entusiasmo desbordado, le
impedían aterrizar su avión. Finalmente, a las 17:00
de ese mismo día, Fierro aterrizó, efectuando el primero de varios vuelos con los que daría honor y
gloria a la aviación mexicana.
Debido a la confiabilidad demostrada por el
avión BC-2, Fierro propuso a la superioridad emplear este mismo avión para efectuar un vuelo sin
escalas, desde la Ciudad de México a La Habana, Cuba, vuelo nunca antes intentado, además de
que en ese mismo vuelo se efectuarían vuelos a
las capitales de Guatemala, El Salvador, Honduras, enemistada Rica y Panamá. Este vuelo causó
bastante polémica en su época, debido a que fue
postergado por más de dos meses, debido al mal
clima existente sobre el sureste del país, hecho que
145
pudo haber llevado a la catástrofe este vuelo de
buena voluntad. Sin embargo, este aspecto técnico
llevó a que la prensa nacional y la murmuración callejera, tacharan de cobarde a Fierro, sin tomar en
cuenta las normas de seguridad aeronáutica a las
que el aviador mexicano se apegaba. Finalmente,
el 11 de agosto de 1928 Fierro despegó rumbo a
La Habana. En su biografía, este valiente aviador
describió la belleza admirable de las cumbres de los
volcanes, valles y mar de México, para enfilarse sobre el Mar Caribe rumbo, a la hermana república
de Cuba, en donde el clima cambió drásticamente,
de una calma a una tempestad con fuerte lluvia
y rachas de viento, mismas que enfrentó volando
directamente a través de ésta, aterrizando a las
17:50 horas en el Campo Columbia de La Habana,
Cuba. Después de más de 12 horas de duración en
un vuelo sin escalas, de 2,092 kms.
El 28 de agosto de 1928 Fierro despegó desde
La Habana, para continuar con su vuelo de buena
voluntad por Centroamérica, recibiendo en todos
sus destinos, muestras de respeto, admiración y fraterna hermandad latinoamericana, además de varias condecoraciones, tales como Medalla “Mérito
Militar” en Guatemala y Honduras, condecoración
“Carlos Manuel de Céspedes” en Cuba, así como
varias condecoraciones más en Costa Rica, El Salvador y Panamá. A su retorno a México, Fierro fue
condecorado con la presea al “Mérito Aeronáutico
de 2/a. Clase”.
146
En septiembre de 1929, el Teniente Coronel
Roberto Fierro obtuvo permiso de la Secretaría de
Guerra y Marina para participar, al mando de una
Escuadrilla Aérea equipada con un biplano Cessna y
Sesquiplanos Azcárate tipo “Escuela” (éstos de construcción nacional), en una carrera aérea efectuada
de México, D.F. a Kansas, City, Estados Unidos de
América, obteniendo Fierro el tercer lugar. Después
de esta participación, Fierro fue invitado por el gobierno de los Estados Unidos de América para asistir
a varias recepciones y maniobras militares, llevadas a
cabo en su honor y reconocimiento por su ya conocida hazaña, efectuada en el vuelo de buena voluntad
en el BC-2, en 1928.
En ese mismo año de 1929, Fierro fue comisionado a la campaña escobarista, en donde se destacó
por su iniciativa, teniendo como ejemplo una misión de
sabotaje efectuada a los puentes ferroviarios tendidos entre Torreón y Bermejillo, consistiendo ésta, en
volar tras las líneas enemigas y aterrizar cerca de los
puentes, empapando con gasolina los durmientes de
los mismos e incendiándolos, destruyendo estas vías
de comunicación e impidiendo su empleo por parte
de los rebeldes. En esta misma campaña efectuó varios vuelos de reconocimiento y ataques contra los
rebeldes. En una ocasión, después de bombardear
un cuartel enemigo en Jiménez, Chih., su avión fue
alcanzado por el fuego de los fusiles enemigos, obligándolo a aterrizar en los llanos de la Hacienda de
Dolores (al oeste de Jiménez, Chih.), teniendo ambos
aviadores que mantenerse ocultos y evadir la persecución enemiga, por varios días, en pleno monte,
padeciendo las inclemencias del tiempo, hambre y
varios peligros. Lograron sobrevivir y evadir el cerco
enemigo, que buscaba capturar a tan afamado aviador. Finalmente, Fierro logró retornar con las fuerzas
gubernamentales, en Escalón, Chih.
vuelo de distancia y velocidad con la siguiente ruta:
New York (E.U.A.) – México, D.F. (México) – Natal
(Brasil) – Dakar (Senegal) – Madrid (España). El apoyo al proyecto de Fierro fue tal, que en poco más de
20 días había reunido la cantidad de 35,000.00
dólares, producto de las aportaciones otorgadas por
miles de mexicanos de diversas partes del país.
Después de esta campaña militar, Roberto Fierro
fue promovido al grado inmediato de Coronel Piloto
Aviador, siendo comisionado también en 1929, para
sofocar varios grupos de cristeros en el estado de
Colima, quedando al mando de una escuadrilla de
biplanos “Corsario”. En esta ocasión, Fierro demostró
el poder destructivo de la aviación, al haber efectuado una demostración de ametrallamiento y bombardeo en Cerro Grande, Col., hecho que permitió a los
días, recibir un grupo de poco más de 200 rebeldes,
que decidieron deponer las armas y retornar a sus
hogares, respetándoles la vida.
De esta manera, Fierro seleccionó al Subteniente
Mecánico Arnulfo Cortés para que lo acompañara
en este trascendental vuelo. Cortés era un experto en cuestiones de mantenimiento y reparación de
aeronaves de diversos tipos, motivo por el cual era
enormemente apreciado y respetado por el personal
de la Aviación Militar Mexicana de aquella época.
Ambos partieron a la planta de la Compañía “Lockheed Aircraft Corporation”, en Burbank, California,
E.U.A. para allí recibir un moderno avión modelo “Sirius”, un veloz monoplano diseñado expresamente
para competencias aéreas de velocidad, producto
de la colecta antes mencionada. Esta aeronave fue
bautizada como “Anáhuac”.
Por aquellos tiempos, había aumentado el entusiasmo popular por los vuelos de larga distancia y
duración, por lo que en 1930, convencido de la importancia que estos vuelos tenían para desarrollar la
pericia y los conocimientos de los aviadores mexicanos, Fierro propuso en 1930, llevar a cabo un nuevo
vuelo, en esta ocasión para imponer records a nivel
mundial, poniendo en práctica una campaña periodística, para reunir fondos suficientes para adquirir un
moderno aeroplano, con el que pretendía efectuar un
El día 21 de junio de 1930, a las 03:30 Hs.,
Fierro y Cortés despegaron a bordo del “Anáhuac”,
desde el campo aéreo Mitchell en New York, E.U.,
recorriendo más de 3,620 kilómetros en 12 Horas de
vuelo continuo y sin escalas. Aterrizaron a las 17:00
horas de ese mismo día, en los Llanos de Balbuena,
D.F., todo esto en medio de una impresionante recepción por parte del pueblo mexicano, quien recibía
147
a uno de los últimos héroes de una época dorada
de la aviación, quien, además del valor mostrado,
comprobó la gran importancia de la planificación de
los diversos aspectos técnicos que requiere la aviación, tales como estudio de la meteorología, mantenimiento de aviación, navegación aérea, vuelo por
instrumentos, etc., lo que le permitió concluir, en forma
satisfactoria y segura, sus grandes vuelos.
Fierro siempre contó con un espíritu emprendedor
y buena visión para los negocios, valores aprendidos
en su familia, por lo que, en 1930, adquirió en Tulsa,
Oklahoma, E.U.A., una flota de 4 aviones Spartan,
con los que estableció una escuela de aviación civil
en Chihuahua, Chih. y posteriormente en Monterrey,
N.L., enseñando a volar a varios ciudadanos mexicanos y extranjeros.
Cabe mencionar, que en esta escuela apoyó la
equidad de género entre quienes deseaban aprender a volar, pues a pesar de la idiosincrcia de la
época, el propio Fierro Villalobos apoyó a la Señorita Emma Catalina Encinas para que estudiara el
curso de piloto aviador; inclusive el propio Coronel
Fierro le acompaño en su primer vuelo en solo, que
efectuó el 20 de noviembre de 1932 en los Llanos
de Balbuena, en el biplano Spartan bautizado como
“Tormenta”, mismo que efectuó satisfactoriamente,
convirtiéndose en la primer Mujer Piloto Aviador
Titulada de nuestro país.
148
En el año de 1930 fue designado Director de
Aeronáutica Civil. Durante su gestión se efectuaron
los trabajos para el acondicionamiento del aeropuerto de la Ciudad de México e igualmente tomó parte
en la primera Ley de Comunicaciones y Transportes,
en lo que respecta a la aviación nacional, mientras
que en el aspecto militar de la misma, cabe destacar
la creación de una Ley Orgánica de la Fuerza Aérea
Mexicana, creación de la reserva aérea, así como un
Departamento Autónomo de Aeronáutica.
En 1932 fue designado Gobernador interino del
estado de Chihuahua, atendiendo una crisis política y
económica que afectaba esa entidad. Una de éstas
fue cubrir, en forma inmediata, los salarios de servidores públicos varios, de niveles medio y bajo, tales como
maestros, policías, oficinistas, etc., a quienes inclusive
se les debía hasta seis meses de sueldo, aplicando
en cambio, medidas de austeridad contra burócratas
de alto nivel, así como legisladores de ese estado, lo
cual le ganó el respeto y la admiración del pueblo
de Chihuahua. En cambio, ganó la animadversión de
la clase política de esa legislatura, quienes inclusive
llegaron a levantarle falsas acusaciones, mismas que
fueron desechadas, dejando intacto el buen nombre
y honor del Coronel Fierro Villalobos.
A principios de la década de los años 30's del
siglo XX varios sectores en el gobierno federal y en
la propia Secretaría de Guerra y Marina, menoscababan la importancia de la todavía joven Fuerza
Aérea Mexicana, al grado de considerar que ésta
dependiera de los departamentos de Correos o de
ferrocarriles, lo que llenó de indignación al Coronel
Fierro, por lo que, en su momento, llegó a manifestar su desacuerdo con estas incoherentes propuestas, dando a conocer su punto de vista y conceptos,
que alentaban el crecimiento de la Aviación Militar
Mexicana, al mismo nivel que el Ejército y Armada
de nuestro país.
Al inicio del año de 1933, el Coronel Fierro fue
designado Comandante del 1/er. Regimiento Aéreo
en Balbuena, D.F.; esta unidad de vuelo, dotada de
una variedad de biplanos, tales como los Vought
Corsair O2U-4, Douglas O2M y Bristol Fighter, con
las cuales cumplió esta unidad un gran número de
misiones, pero sin duda alguna, una de las más importantes, fue la de dirigir la búsqueda del avión
“Cuatro Vientos”.
El 20 de julio de 1933 se esperaba en los Llanos
de Balbuena, D.F., el arribo del avión español “Cuatro
Vientos”, tripulado por los aviadores Mariano Barberán y Joaquín Collar, quienes habían iniciado un vuelo
de larga distancia y buena voluntad, desde Sevilla en
la península Ibérica, aterrizando en La Habana, Cuba,
para de allí continuar hasta México. Sin embargo,
estos aviadores jamás llegaron a su destino, dando
inicio a una intensa búsqueda por aire y tierra en la
que el propio Roberto Fierro dirigió las operaciones
de búsqueda desde el aire, aún después de conclui-
da oficialmente esta operación, llegando a emplear
su avión particular Lockheed Vega, sobrevolando los
estados de Veracruz, Puebla, Oaxaca y Tabasco en
busca del avión español, motivo por el cual el gobierno español reconoció este sincero gesto de amistad y
hermandad, condecorando a Fierro con la Orden de
Isabel la Católica en grado de Comendador.
Fue nombrado Jefe del Departamento de Aeronáutica Militar el 1 de 1934, proponiendo durante
su mando, la modernización de la flota aérea de
ésta, pues en esa época, todo el material de vuelo
constaba de viejos biplanos de diversos tipos. Para
esto, la Secretaría de Guerra y Marina creó una
comisión dictaminadora, en la que personal ajeno a la
Aviación Militar decidió adquirir aviones de entrenamiento Consolidated 21M, lentos biplanos de madera forrados con tela, dejando de lado la propuesta
presentada por Fierro y sus asistentes, todos Pilotos
Aviadores y Técnicos Aeronáuticos, de adquirir para
México modernos aviones monoplano de pelea, de
construcción metálica, modelo Servesky P-35. Lo anterior fue duramente criticado por Fierro, pues consideró esa decisión como inaceptable para la correcta
evolución de la Fuerza Aérea Mexicana y la defensa
aérea del país, comentarios que encontraron eco en
la prensa nacional de aquel entonces. El 31 de octubre
de 1936 cesó su cargo como Jefe del Departamento.
Poco después de este incidente, fue designado como Agregado Militar de México en Japón
149
y China. En esta comisión, fungió como Observador Militar durante la invasión nipona a Shangai,
así como del fuerte militarismo de la preguerra en
Japón, retornando poco tiempo después a México,
debido a problemas de salud contraídos durante su
comisión en el extranjero.
Al retornar el Coronel Fierro Villalobos a México, le fue asignada una comisión muy especial y
de carácter confidencial: adquirir aviones estadounidenses en ese mismo país, para su contrabando a
México, desarmado y embarque rumbo a España,
para apoyar al bando Republicano y lograr burlar el
boicot impuesto por varias naciones a la nación ibérica, pues en aquel entonces la República Española era
atacada por las fuerzas nacionalistas del General
Francisco Franco, apoyadas por tropas nazifascistas
italianas y alemanas.
Para esta comisión el propio Fierro vendió a precio accesible, a la República Española, dos aviones
Lockheed Vega de su propiedad, un Lockheed Orión
y su Lockheed Sirius “Anáhuac”, con el que estableció el record de velocidad New York-México, además de otros aviones que adquirió como civil, en los
Estados Unidos de América, hecho que le valió ser
acusado por las autoridades de ese mismo país, de
haber violado las leyes de neutralidad. Al término
de la Guerra Civil Española, en la que el Gobierno
del General Lázaro Cárdenas otorgó asilo político a
150
cientos de refugiados republicanos, este mismo concedió a Fierro el ascenso al grado de General de
Brigada Piloto Aviador.
Durante la II Guerra Mundial, nuevamente fue
nombrado Jefe de la Fuerza Aérea Mexicana, el 16
de Junio de 1940, periodo en el que le correspondió
desplegar los Regimientos Aéreos de Balbuena, D.F.,
a diversos campos de aviación próximos a las costas
del Golfo de México, Mar Caribe y Océano Pacífico. Durante este nuevo mando, se adquirieron los
aviones de patrulla marítima Vought Sikorsky OS2U3 Kingfisher. Así mismo, se concluyó la construcción
de los biplanos de entrenamiento EP-1 “Ares” para la
Escuela Militar de Aviación, de diseño canadiense. En
forma particular, en ese tiempo apoyó los esfuerzos
de continuar la Industria Aeronáutica Nacional, pues
financió al Ingeniero Antonio Sea para que desarrollara y construyera un primer lote de aviones de
entrenamiento “Sea Teziutlán”, de buenas prestaciones operacionales. Sin embargo, este proyecto debió
de ser abandonado, para adquirir grandes cantidades de aeronaves militares de fabricación estadounidense, por medio de la llamada “Ley de Préstamos
y Arriendamientos Militares”. El 1 de diciembre de
1942, el General de Brigada P.A. Roberto Fierro Villalobos finalizó su mando como Jefe de la Fuerza
Aérea Mexicana, retirándose al medio civil.
El 1 de abril de 1959 fue nombrado por el Presidente de la República, Lic. Adolfo López Mateos,
para ocupar una vez más el mando de la ahora Comandancia de la Fuerza Aérea Mexicana, periodo
en el que dirigió varios proyectos que consolidaron
esta fuerza armada, tales como la adquisición de los
primeros aviones a reacción, los DeHavilland Vampire
Mk.III y los Lockheed T-33; igualmente introdujo el
empleo del ala rotativa, al adquirirse los helicópteros
Alouette II y III.
Del mismo modo, en este último mando, el General Fierro desarrolló una enorme y confiable flota de
transporte aéreo, desde ligero con los aviones LASA60 de construcción nacional, hasta mediano y pesado
con los Douglas C-47/DC-3 y C-118/DC-6, al grado
tal, de poder solventar las necesidades de transporte
aéreo del país, cuando en mayo de 1962 estalló una
huelga sindical de Pilotos Aviadores, suspendiendo sus
servicios por más de dos meses, periodo en el que la
Fuerza Aérea Mexicana organizó un servicio regular
de transporte de pasajeros y carga, entre la capital
y varias ciudades del país, denominándosele a esta
comisión, como “Servicios Aéreos de Emergencia”.
Durante esta contingencia nacional, los Servicios
Aéreos de Emergencia efectuaron 360 vuelos, transportaron 4,294 pasajeros, 21,032 Kgs. de valijas de
correo, 56, 403 Kgs. de equipaje, 132,703 Kgs. de
carga diversa, operaron 432 horas de vuelo y recorrieron 130,969 Kms., hecho que permitió continuar
con la importante comunicación vía aérea, que desde
entonces requería ya el país, permitiendo también
que el gobierno federal y el sindicato de pilotos comerciales, entablaran un dialogo que llegó a buen
término y permitió restablecer la actividad aérea comercial de México.
En el aspecto educativo, cabe citar que, durante
su gestión se creó el Colegio del Aire, el 9 de septiembre de 1959, y el Curso de Aplicación y Adiestramiento Táctico, hoy en día conocida como Escuela
Militar de Aplicación y Adiestramiento Táctico, el 1
de septiembre de 1964, demostrando su gran interés por desarrollar las bases educativas de formación
para el personal de esta fuerza armada.
Finalmente, el General de División P.A. Roberto
Fierro Villalobos se retiró el 16 de enero de 1965,
después de desempeñar por tercera y última ocasión
el cargo de Comandante de la Fuerza Aérea Mexicana, no sin antes volver a recomendar que nuestro
país debería volver a impulsar su propia industria
aeronáutica, en beneficio de la seguridad nacional, y
del desarrollo económico y cultural del pueblo.
Poseedor de varias condecoraciones nacionales
y extranjeras, reconocido por su valor en combate,
tanto como Dragón de la Caballería Constitucionalista y Aviador de la República Mexicana, Embajador
de Buena Voluntad y respetado como el más férreo
defensor del desarrollo de la Fuerza Aérea Mexicana. El General de División Piloto Aviador Roberto
Fierro Villalobos falleció el 19 de julio de 1985, en la
151
Ciudad de México, siendo sus restos mortales sepultados en la Rotonda de los personajes ilustres, en el
Panteón Civil de Dolores.
Como reconocimiento a su ejemplar carrera militar, la Base Aérea Militar No. 8 de Mérida, Yuc.,
así como el Aeropuerto Internacional de Chihuahua,
Chih., ostentan el nombre de este distinguido militar
mexicano, cuyo espíritu y pasión, por servir y proteger a la nación, inspira a todos los hombres y mujeres
de la Fuerza Aérea Mexicana.
General de División
FUENTES CONSULTADAS
•Archivo Histórico Militar de la Secretaría de la
Defensa Nacional, expediente personal del General de División F.A.P.A. Roberto Fierro Villalobos, XI/III/1-679.
•RUIZ ROMERO, Manuel. La aviación durante la
revolución mexicana. Editorial Soporte Aeronáutico, S. A. de C.V. México, 1988.
•RUIZ ROMERO, Manuel. Los orígenes. Biblioteca de la Historia Aeronáutica de México. México, 1996.
•CASASOLA, Gustavo. 6 siglos de historia gráfica de México 1325-1976. Editorial Gustavo
Casasola S.A. México, 1978.
•El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, S.D.N.,
México, 1979.
Por el C. Sgto. 1/o. Aux. Hist. Rafael Flores Álvarez
L
a Revolución Mexicana fue un semillero de caudillos; que lograron trascender en el tiempo, algunos
en el ámbito político, otros en el militar, el científico,
artístico e intelectual; la Revolución se matiza por ser
un movimiento social y político, que logró conjugar los
deseos y las aspiraciones de todo un pueblo y una
nación. Las expresiones literarias reflejan el sentir y
transmiten las emociones de aquéllos que presenciaron el inicio y el desenlace de la misma Revolución.
Uno de los hombres que lograron trascender, por
sus aportaciones en el ámbito militar y literario, fue
Francisco L. Urquizo Benavides. Sus novelas ilustran y
nos transportan a ese escenario revolucionario, donde
los personajes y el entorno nos permiten clarificar esa
lucha social que denominamos Revolución Mexicana.
En el presente texto se abordará su figura militar
más que literaria, y su aportación y presencia, como
soldado de la Revolución y como militar profesional
en los gobiernos que emanaron de este movimiento
152
General de División
Francisco L. Urquizo Benavides
153
social, una vista panorámica de un hombre de letras
y armas, cuyos méritos llevaron a un lugar en la rotonda de los hombres ilustres.
El General Francisco L. Urquizo Benavides nació
en San Pedro de las Colonias, Coah., el 21 de junio de
1891, siendo sus padres el señor Francisco Urquizo y la
señora Teresa Benavides. Inició su instrucción primaria
en su pueblo natal y la termina en el colegio Torreón,
de la ciudad de este mismo nombre. Es enviado por
su familia a cursar la instrucción primaria superior en
el Liceo Fournier de la Ciudad de México, la que
realiza de 1905 a 1907, pues regresa a su tierra en
los primeros días de este último año, para dedicarse
a los trabajos agrícolas.
Por haber sufrido en carne propia, los rigores
e injusticias que le imponían al campesino mexicano, los funcionarios del gobierno porfirista, así
como por la circunstancia de ser pariente lejano
de la familia Madero y un ferviente partidario de
las libertades humanas, sienta plaza, cuando aún
no cumplía los 20 años de edad en las filas del
Ejército Libertador, el día 7 de febrero de 1911,
con el señor Emilio Madero, hermano del jefe de la
Revolución, quien estaba encargado de controlar
las actividades bélicas de los jefes revolucionarios
que operaban en la región lagunera. Éste utilizó
los servicios del joven Urquizo como su ayudante,
encargándole el desempeño de algunas misiones
de confianza, relacionadas con la campaña.
154
A finales del mes de abril, cuando los jefes revolucionarios Sixto Ugalde, Orestes Pereyra y Gregorio A. García amagan insistentemente a la población
de San Pedro de las Colonias, por instrucciones del
General Emilio Madero, en unión de otros correligionarios, levantan al pueblo en contra de las fuerzas federales que custodiaban (unos 100 individuos
de tropa del 8/o. Regimiento de Caballería, bajo el
mando del capitán Luis A. Rivera), y en la mañana del
24 de dicho abril, cuando esta tropa abandona San
Pedro para dirigirse a Torreón, aquella muchedumbre
desarma a los federales y los despoja de sus ropas
militares, haciéndolos huir.
Después de que los maderistas ocupan San
Pedro, logran engrosar notablemente sus efectivos
con la peonada de las haciendas de los alrededores, por lo que el General Emilio Madero los envía
sobre la Ciudad de Torreón, encargando el ataque al Coronel Jesús Agustín Castro, quien cuenta
para esa operación, con cerca de 8,000 hombres
montados y medianamente armados. El joven Urquizo pasa entonces a formar parte del escuadrón
de caballería, bajo el mando del Capitán Toribio
V. de los Santos, perteneciente al regimiento a las
órdenes del Coronel Sixto Ugalde, con cuya tropa
participa en los combates que se desarrollan del 9
al 14 de mayo, pues en la madrugada del 15 de
este mes, las tropas federales bajo el mando del
General Emiliano Lojeño, con 662 ametralladoras,
evacuan la plaza.
Al darse cuenta los maderistas, de que los federales escapaban por el cañón de la Polvorera, se
disponen a realizar la persecución de la que formó
parte el joven Urquizo, cuyos componentes hostilizan
a sus adversarios hasta la hacienda de Nazareno.
Días después, el General Emilio Madero le expide
un certificado a Francisco L. Urquizo, por el que le
conceden los grados de Soldado, el 7 de febrero;
de Cabo, el 1 de marzo; de Sargento 2/o. el 21 de
marzo; de Sargento 1/o. el 11 de abril; de Subteniente
el 21 de abril; de Teniente el 1 de mayo; de Capitán
2/o. el 10 de mayo; y de Capitán 1/o. el 15 de mayo.
En el mes de octubre, al levantarse en armas en
aquella zona un grupo de partidarios del General
Bernardo Reyes, el Capitán Urquizo participa con el
22/o. Cuerpo Rural, en la campaña que se emprende
en contra de los alzados, sosteniendo con ellos dos
encarnizadas escaramuzas, una en la hacienda de Tepeyahualco y la otra en la hacienda de Chinacalco,
ambas pertenecientes al municipio de Papasquiaro,
Dgo.; así mismo, toma parte en el combate que tiene
lugar en San Juan de Cañas, Dgo., a finales de aquel
mes de octubre, acción en la que logra dispersar al
grupo rebelde, con lo que se concluye la campaña.
Días más tarde, los maderistas que operan en
el norte del estado de Chihuahua, toman a sangre
y fuego la población fronteriza de Ciudad Juárez, y
el 21 de ese mismo año se firma el tratado de paz
que da fin al movimiento maderista; de acuerdo con
el articulado de este mismo tratado, parte de las
tropas revolucionarias son licenciadas; sin embargo,
algunas de éstas, a partir del 1 de agosto de 1911,
pasan a constituir tres cuerpos rurales, bajo los números 20, 21 y 22.
El señor Francisco I. Madero, por abrumadora
mayoría de votos, es electo Presidente de la República, y toma posesión de su cargo en ese repetido octubre. El joven Urquizo, deseoso de seguir la
carrera militar, solicita y obtiene del mandatario, la
gracia de que le conceda, con fecha 11 de diciembre de 1911, el empleo de Subteniente de Caballería Auxiliar del Ejército, por lo que se incorpora con
este empleo en el Escuadrón de Guardias Presidenciales en la Ciudad de México. El 21 del mismo mes
comienza a servir en esa corporación del Ejército,
siendo así el primer oficial de la revolución que ingresa al ejército de línea.
El Capitán Urquizo queda incorporado al último
de ellos, bajo el mando del Coronel Orestes Pereyra, con el empleo de Cabo; esta corporación es
destinada a formar parte de la guarnición militar del
estado de Durango, por lo que pasa al pueblo de
Guatimape, en donde esta tropa recibe la instrucción
militar necesaria.
En esta corporación, el Subteniente Urquizo se
prepara intelectualmente, a través del estudio de
los textos militares más necesarios, para poder desempeñar a satisfacción las funciones que le corres155
pondían según su nuevo empleo; y así, desempeñando el rutinario servicio de plaza y de cuartel, le
sorprende la madrugada del 9 de febrero de 1913
la sublevación acaudillada por los Generales Manuel Mondragón y Félix Díaz. Cae prisionero de
estos rebeldes junto con tres oficiales más y 40 de
tropa, a continuación de haberse apoderado estos
caudillos del edificio de la Ciudadela, frente a la
que se encontraba su cuartel.
En la tarde de ese mismo día 9, logra escapar
de sus aprehensores y se presenta en el Palacio Nacional ante el Presidente Madero, para protestarle
su fidelidad. Éste lo envía a servir como oficial de
órdenes con los Generales Joaquín Beltrán, Jefe del
punto de Chapultepec; Felipe Ángeles, Jefe de una
Brigada de operaciones, y Eduardo M. Cauz, Comandante de la caballería gobiernista, por lo que
logra prestar algunos modestos servicios a favor del
gobierno de la legalidad, durante el desarrollo de
la llamada Decena Trágica, la que concluye con la
aprehensión y muerte de los señores Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.
Después de la muerte de estos próceres, se niega a prestar servicios al gobierno usurpador, por lo
que el 24 de ese mismo febrero solicita su licencia
absoluta, la que le es concedida el 6 de marzo, para
comenzar a gozarla a partir del día 11 siguiente.
156
Decepcionado se regresa a San Pedro de las
Colonias para estar con su familia y, días más tarde,
deseando participar activamente en el movimiento
armado que acaudilla el señor Venustiano Carranza,
Gobernador Constitucional del Estado de Coahuila,
en contra del gobierno del General Victoriano Huerta,
se dirige a la ciudad de San Antonio, Texas, en donde se presenta con el General Emilio Madero. Éste
lo envía con el Primer Jefe de la Revolución Constitucionalista, dándole una carta de presentación. El 1 de
abril de aquel año de 1913, se presenta ante el señor
Carranza, en la Ciudad de Piedras Negras, Coah.,
quien lo incorpora a su Estado Mayor con el cargo
de Capitán 1/o. de Caballería, al tomar en cuenta su
preparación militar, así como los servicios de armas
prestados durante la Revolución Maderista.
En el mes de mayo, el Primer Jefe le encarga el
reclutamiento y organización de un cuerpo de tropa,
al que bautiza con el nombre de Batallón de Zapadores, por estar formado en su mayor parte por
trabajadores de las minas de Agujetas, Lampacitos,
Cloete y Rosita, los que son rápidamente adiestrados
por el Capitán Urquizo. En los primeros días del mes
de julio de ese año, cuando ya contaba con cerca de
300 hombres, participa con su unidad, bajo el mando
directo del General Pablo González, en la recuperación del pueblo de Candela, Coah., derrotando en
esa acción al Teniente Coronel Federal José Alessio
Robles, precisamente el día 8 de julio. Por su comportamiento en ese combate es ascendido a Mayor.
El día 10 le toca combatir, al frente de su batallón de zapadores, en los alrededores de Monclova,
Coah., en contra de la columna federal bajo el mando del Coronel Joaquín Maas hijo, y es obligado a
replegarse hacia la hacienda de Hermanas, Coah.,
con el resto de la fuerza constitucionalista. En ese
lugar, durante los días 15 y 16 de agosto, ayuda a
tratar de cerrarle el paso a la columna federal del
recién ascendido a General Brigadier Maas; pero al
ser derrotados los constitucionalistas, se retiran hasta
San Juan de Sabinas, Coah., donde trata de reorganizar a su maltrecho Batallón.
Por orden del Brigadier Pablo González, del 19
de septiembre, su corporación es disuelta y su personal de tropa queda formando parte de un escuadrón
de caballería y el Mayor Urquizo reincorporado a la
1/a. Brigada de la División del Noroeste, a las órdenes del Brigadier Antonio I. Villarreal, con el carácter
de Subjefe del Estado Mayor. Con esta Brigada
participa, durante el avance hacia el centro del estado de Nuevo León, a la captura de un tren militar
frente a la hacienda de Mamulique, el 15 de octubre;
al asalto y toma del pueblo de Salinas Victoria, N.L.,
el día 22; y al fracasado ataque a la ciudad de
Monterrey, N. L., los días 23 y 24. Por su actividad y
valor, con fecha 29 de octubre de 1913, el General
Pablo González lo ascendió a Teniente Coronel.
Días después, por orden de Carranza, se dirige
al estado de Sonora para incorporarse al Estado
Mayor del Primer Jefe, usando para ello los ferrocarriles norteamericanos; al llegar a su destino, a partir
del 16 de enero de 1914, quedó integrado al Estado
Mayor de la Primera Jefatura, pero el 10 de marzo
pasa a mandar la escolta especial del señor Carranza, la que organiza con tropas de infantería y caballería, las primeras formadas por el 4/o. Batallón de
Sonora, bajo el mando directo del Teniente Coronel
Francisco R. Manzo, y las ultimas, constituyendo un
regimiento, directamente bajos sus órdenes.
Acompaña a Venustiano Carranza en el viaje
que efectúa al estado de Chihuahua, en el curso
de ese mes de marzo, cruzando la Sierra Madre
Occidental por el cañón del Púlpito, para llegar a
Casas Grandes Chih., y de allí, por ferrocarril, a
Ciudad Juárez, Chih., a donde arriba el 28 de ese
mes, para pasar el 1 de abril a la Ciudad de Chihuahua, donde se establece la sede del Gobierno
que preside Carranza.
A petición del General Calixto Contreras, a partir del 20 de mayo de aquel año presta sus servicios
en la Brigada de este jefe constitucionalista, durando
en ese cargo hasta el 4 de julio; pero parece que este
movimiento sólo resulto nominal, pues no se anota en
su hoja de servicios, el combate de Paredón, Coah.,
librado el 27 de mayo, ni el ataque y toma de la
plaza de Zacatecas, ésta última realizada el 23 de
junio, acciones en las que participa la citada Brigada
del General Contreras. Se deduce, pues, que si se in157
corpora en Torreón al citado General Contreras, ello
es después del combate de Paredón, y que como los
Generales de la División del Norte, incluido el General Contreras, se insubordinaron al señor Carranza en
Torreón, el 14 de ese mes de junio, marchando después al ataque de la ciudad de Zacatecas.
158
La División, a las órdenes directas del Primer
Jefe, tenía como misión primordial la custodia de los
Supremos Poderes de la Revolución, pero al mismo
tiempo tomaba parte activa en el desarrollo de las
operaciones militares, ya sea escoltando trenes que
conducían pertrechos de guerra a los diferentes frentes, ya participando en las acciones de guerra.
El Teniente Coronel Urquizo, deseando permanecer leal a Carranza, no participa en esta última
acción, sino que se separa de la Brigada Contreras
y se dirige a Saltillo, Coah., a unirse con el señor
Carranza, quien con fecha 29 de junio lo asciende al
grado de Coronel, y a partir del 5 de julio, vuelve a
tomar el mando de la escolta de la Primer Jefatura,
acompañando a Venustiano Carranza hasta la toma
de la Ciudad de México, en agosto. A partir del 20
de septiembre de ese mismo 1914, a poco tiempo de
haber sido promovido a General Brigadier (25 de
agosto de 1914), transforma al Regimiento escolta en
la Brigada Supremos Poderes.
La gran mayoría de los trenes militares que
constantemente salían del puerto de Veracruz, conduciendo armamento y otros pertrechos al Ejercito
de operaciones del General Álvaro Obregón, que
operaba en el Bajío, y al cuerpo de Ejército de
Oriente, que operaba sobre la Ciudad de México,
bajo el mando del General Pablo González, iban
escoltados por tropas de la División Supremos Poderes; en los combates que tienen lugar en Trinidad
y en León, Gto., participan dos batallones de la
división, bajo el mando de los coroneles Ignacio C.
Enríquez y Luis T. Navarro.
Cuando el gobierno constitucionalista se refugia
en el puerto de Veracruz, para iniciar la campaña
contra el villismo y el zapatismo, transforma a esta
Brigada, a partir de 10 de noviembre, en la División
Supremos Poderes, flamante unidad que llega a contar con un efectivo superior a los 7,000 hombres,
estando formada por tropas de infantería, caballería
y artillería, con una compañía de señales, una compañía de ametralladoras y otras unidades de intendencia, de ferrocarrileros, de sanidad, etc.
Cabe mencionar, que durante el traslado del
gobierno desde la Ciudad de México al puerto de
Veracruz, el General Urquizo, con la unidad a su cargo, sostiene un combate en las cercanías de San Juan
Teotihuacan, Méx., el 18 de septiembre de 1914, y
otro, al día siguiente, en las cercanías de Apizaco,
contra tropas zapatistas. El día 2 de enero de 1915
tiene otro combate en la estación Purga, Ver., y el 17
de ese mismo mes, otro más en las cercanías del pueblo veracruzano de Medellín, contra tropas felicistas.
Por otra parte, cabe citar que, sin dejar el mando de la División Supremos Poderes, el que retiene
hasta el 19 de noviembre de 1919, desempaña además las siguientes comisiones: Jefe de las armas en el
Puerto de Veracruz, del 31 de diciembre de 1914 al
1 de abril de 1916; comandante militar accidental de
la plaza de México, del 28 de abril al 12 de mayo
de 1916; Jefe del Departamento de Estado Mayor
de la Secretaría de Guerra y Marina, del 22 de
mayo de 1916 al 25 de junio de 1917; y Jefe de
Estado Mayor de la Jefatura de Operaciones Militares, en el Estado de Veracruz, del 30 de mayo
al 11 de septiembre de 1919.
Durante esos años participa en numerosos hechos de armas: en 1916, contra zapatistas, en Milpa
Alta, D.F. el 2 de abril; en la Hacienda del Cristo,
Méx., el 30 de abril; y el 1 de mayo, en la Villa del
Carbón, Méx. En 1917, también contra zapatistas,
en Cuajimalpa, D.F., el 7 de enero; en el Cerro del
Teutle, D.F., el 12 de abril; y en el pueblo de Xochimilco, D.F., el 11 de mayo de 1918 contra felicistas; en
el cerro de Tocuila, inmediato a Orizaba, Ver. el 30
de noviembre; y en la hacienda de Monte Blanco,
en las cercanías de Córdoba, Ver., el 2 de diciembre;
y por último, en 1919, contra felicistas en el estado
de Veracruz, en Maltrata, el 2 de febrero; en la hacienda de Potrero, el 2 de marzo; en San Juan de la
Punta el 3; en la Hacienda de Motzorongo el 4; y en
Puente Nacional, el 9 de abril. Al sublevarse el 16/o.
Regimiento de Caballería en contra del gobierno, el
15 de agosto bate a estos sublevados en Esperanza,
Pue., y el día 16, en la Hacienda de la Capilla, Pue.
Posteriormente, del 17 de septiembre de 1919 al
20 de febrero de 1920, funge como Oficial Mayor
de la Secretaría de Guerra y Marina, y se encarga del Despacho de esta Dependencia, desde el
18 de noviembre de 1919; por su brillante desempeño es ascendido a General de Brigada, el 19 de
abril. En esos días empieza a agitarse singularmente
la situación política, a tal grado que el 21 de aquel
febrero de 1920, el Presidente Carranza lo nombra
Subsecretario de Guerra y Marina, Encargado del
Despacho, carácter con el que acompaña al mandatario en su frustrado intento de volver a establecer su
gobierno en el Puerto de Veracruz.
Participa en los combates que tienen lugar en los
alrededores de Apizaco, Tlax., y en la salida de este
pueblo, durante los días 8 y 9 de mayo de 1920; en
el combate que sostiene en la estación Rinconada, el
11, y en los acontecidos en la estación Aljibes, Pue.,
en los días 13 y 14, en contra de las tropas de los
Generales sublevados, Guadalupe Sánchez e Higinio
Aguilar. Continúa escoltando al Presidente Carranza
en su marcha por tierra, hacia la sierra de Puebla,
manteniéndose a su lado hasta que el Primer Jefe es
asesinado en la madrugada del día 21, en el pueblecillo de Tlaxcalantongo, Pue. Después, acompaña
al cadáver de este prócer hasta su inhumación en el
Panteón de Dolores, en la Ciudad de México.
159
Del 21 de mayo al 6 de junio de 1920 se mantiene a disposición de la Secretaría de Guerra y
Marina, y del 7 de junio al 20 de octubre, se le
apresa para aclarar las responsabilidades que pudiera tener por la muerte del Presidente Venustiano
Carranza, así como por la desaparición de fondos y
valores pertenecientes a la Nación. Como no se le
demuestra responsabilidad alguna, el 21 de octubre
es puesto en libertad, concediéndosele licencia absoluta, aún cuando no lo había solicitado. Para evitarse
nuevos atropellos, se exilia en España, donde vive con
recursos que le envían sus familiares, hasta mediados
de 1925, en que regresa a México, después de que
la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo declara
inocente de los cargos que se le habían formulado.
nombrado comandante de la guarnición de Ciudad
Juárez, Chih., cargo que desempeña hasta el 30 de
junio, en que pasa a servir como Jefe de Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional, cargo
en el que se mantiene hasta el 30 de noviembre de
1940. Con fecha 16 de ese mismo mes, es ascendido
a General de División.
Durante el periodo gubernamental del Presidente Manuel Ávila Camacho, es nombrado comandante de la 8/a. Zona Militar, con Cuartel General en
Tampico, Tamps., del 21 de abril al 31 de diciembre
de 1941, y de la 7/a. Zona Militar, con cuartel general en Monterrey, N.L., del 1 de enero al 15 de agosto
de 1942. Pasa después a la Secretaría de la Defensa
Nacional como Subsecretario y el 1 de septiembre de
1945, a Secretario del ramo, donde se mantiene hasta finalizar el periodo presidencial del General Ávila
Camacho (30 de noviembre de 1946).
El 27 de julio de 1925 ingresa como empleado
de la Junta Inspectora de Impuestos sobre Bebidas
Embriagantes, dependiente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, y por el buen desempeño
de sus funciones, va ascendiendo hasta llegar a ser
jefe de la Oficina Federal de Hacienda en Hidalgo
del Parral, Chih., en la ciudad de San Luis Potosí, S.L.P.,
en Pachuca, Hgo., y en la Ciudad de México.
Venustiano Carranza acompañado del Subsecretario de Guerra y Marina,
encargado del despacho, Gral. Francisco L. Urquizo.
160
El 5 de marzo de 1935 reingresa al Ejército en
su categoría de General de Brigada, por acuerdo
del Presidente Lázaro Cárdenas, pero se le concede
licencia ilimitada, de manera que no vuelve al servicio
activo del Ejército, sino hasta el 16 de enero de 1939,
día en que se cancela dicha licencia ilimitada, al ser
El General Fco. L. Urquizo acompaña al Gral. Lázaro Cárdenas quien, durante su gestión presidencial, lo nombró Comandante de la Guarnición de Cd.
Juárez, Chih.
Permanece después, a disposición del Estado
Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional,
hasta el 1 de enero de 1951, fecha en que el Presidente de la República, Licenciado Miguel Alemán
Valdés, lo nombra Comandante General de la Legión de Honor Mexicana, cargo que desempeña con
eficiencia hasta fines de 1952, pues el 1 de enero de
1953 se le designa Jefe del Departamento Autónomo de la Industria Militar, puesto en el que perdura
hasta el 31 de enero de 1959, para quedar después
en disponibilidad. El 1 de marzo de 1960, se le nom161
bra asesor de la Secretaría de la Defensa Nacional
desempeñó esta honrosa y delicada responsabilidad,
hasta el día de su muerte, ocurrida el 6 de abril de
1969 en la Ciudad de México.
En el curso de su vida militar, destaca por su gran
vocación y cariño por el Instituto Armado, pues en la
primera parte de su carrera profesional, es decir, en
los años de 1913 a 1919, pone a consideración de sus
superiores, con buen éxito, las siguientes iniciativas y
proyectos, que redundaron en beneficio y progreso
del nuevo Ejército Nacional: en el año de 1913, su
creación e instrucción de un batallón de zapadores,
con el que combate en contra de los federales; formación de un escalafón del Ejército constitucionalista, lo que realiza en Piedras Negras, Coah., cuando
formaba parte del Estado Mayor del Primer Jefe;
edición de un epítome de la Ordenanza General del
Ejército y de un folleto titulado “La Caballería Constitucionalista”, que sirvió de base para la organización
de los regimientos de esta arma.
A finales de 1914 y principios de 1915, Constitución e Instrucción de los cuerpos que forman la
División Supremos Poderes del Ejército Constitucionalista, así como la fundación de la revista militar
“Marte”; en 1916, estudio, instrucción y organización
de la academia de Estado Mayor, primera escuela
militar fundada por la Revolución; reorganización y
dirección de la Revista del Ejército y Marina; en 1916
y 1917, iniciativas para establecer el Estado Mayor
162
General del Ejercito, la Junta Superior de Guerra y
las colonias militares, así como la edición del folleto
guía del mando.
En 1918, estudio y establecimiento de los cuerpos
de la Legión de Honor, que sirvió para instruir y acomodar al personal de jefes y oficiales que resultaba
excedente en filas, la edición de manuales para oficiales subalternos de infantería y caballería, y la creación de un batallón de comunicaciones, precursor del
actual servicio de transmisiones, y la de una escuela
para bandas; y en 1919, edición de un almanaque militar con conocimientos prácticos y el restablecimiento
del Colegio Militar, con pie veterano del alumnado
de la academia de Estado Mayor.
Años Veintes (1961), Breviario Humorístico (1963), El
Desván (1964), La ciudad quedó atrás (1965), Símbolos y números (1965), Aquellos años veintes (1965), Fui
soldado de levita (1967), A un joven militar mexicano
(1967) y Memorias de campaña (1971).
Este brillante militar recibió numerosas condecoraciones, tanto nacionales como extranjeras. Por sus
virtudes ciudadanas, en el año de 1967, el Senado
de la República le otorga la medalla Belisario Domínguez, creada por ese cuerpo legislativo en el año de
1953 para premiar a los hombres y mujeres mexicanas que se hayan distinguido por su ciencia o su virtud
en grado eminente.
FUENTES CONSULTADAS:
•PORRUA. Diccionario Porrúa de Historia, Biografía y Geografía de México. Editorial Porrúa,
Quinta Edición. México 1986.
•Archivo Histórico Militar de la Secretaría de la
Defensa Nacional, expediente personal del General de División Francisco L. Urquizo Benavidez,
XI/III/1-42. Bóveda.
•El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, S.D.N.,
México, 1979.
Por otra parte, teniendo gran afición por la narrativa, en la segunda etapa de su vida se da a conocer con escritos de estilo claro y ameno, abordando
particularmente temas de carácter militar, editando
los libros y folletos siguientes: Europa Central en 1922
(1923), Lo Incognoscible (1924), De La Vida Militar
Mexicana (1930), México-Tlaxcalantongo (1932), El
Primer Crimen (1933), Mi Tío Juan (1934), Recuerdo
que… (1934), Carranza, biografía (1940), El Polvo
del Camino (1946), Tres de Diana, Morelos, biografía
(1945), Cuentos y Leyendas (1945), Al Viento (1953),
Viva Madero (1954), Charlas Cuarteleras (1955),
Páginas de la Revolución (1956), Ahora Charlemos
(1949), Seis Años con Carranza (1959), Un Pedazo
de la Historia de la Revolución (1960), Madrid de los
163
General de División.
Joaquín Amaro Domínguez
(1889-1952)
Por el C. Tte. Hist. Antero Naranjo Lara
B
rillante militar nacido el 16 de agosto de 1889, en
Corrales de Ábrego, municipio de Sombrerete,
estado de Zacatecas; tuvo 10 hermanos, siendo el
mayor de ellos; su padre se desempeñó como peón
mayordomo en la hacienda de Ángela Domínguez.
Hombre formado con la recia necesidad de la época
porfiriana, quien vivió las carencias de la clase trabajadora, que logró escalar el escalafón desde Soldado
a General de División, hasta lograr desempeñarse
como Secretario de Guerra y Marina, y quien proyectara la formación castrense del devenir histórico
del Instituto Armado.
La situación que permeó durante el gobierno
del General Porfirio Díaz Mori y aunado al fraude
electoral cometido durante las elecciones de 1910, el
Señor Francisco Ignacio Madero invitó al pueblo de
México a levantarse en armas, enarbolando el Plan
de San Luis. Su padre se unió a la lucha revolucionaria, pero resultó muerto durante una acción de armas.
El joven Joaquín Amaro, firme con los ideales revolu164
164
General de División
Joaquín Amaro Domínguez
165
cionarios de su padre y con el deseo de continuar su
proyecto social, se une a las filas de Domingo Arrieta
el 28 de febrero de 1911.
En la firma de los Tratados de Ciudad Juárez, el
21 de mayo de 1911, Don Francisco Ignacio Madero,
con la intención de pacificar al país y, sobre todo, en
la región norte del territorio nacional, ordenó al Coronel Gertrudis G. Sánchez que organizara el 28/o.
Cuerpo Rural de la Federación. Dentro de este cuerpo, Domingo Arrieta comandó algunas tropas, dentro
de las que se encontraba el joven Amaro Domínguez, quien causó alta el 15 de diciembre de 1911; en
su mayoría estaba integrado por revolucionarios de
Durango. La capacidad y sagacidad de Amaro durante los primeros enfrentamientos le hicieron ganarse
el reconocimiento de Domingo Arrieta, convirtiéndose
en su hombre de confianza.
El 6 de noviembre de 1911, en el estado de Morelos, los zapatistas se levantaron en armas en contra
del Presidente Madero, por lo que el General Gertrudis G. Sánchez, al mando de 2,000 efectivos del
Cuerpo Rural, salió a sofocar las fuerzas insurrectas;
durante el mes de enero de 1912, el 28/o. Cuerpo
Rural se situó en Jojutla, donde se efectuaron expediciones, tratando de acabar con los rebeldes. Entre
ellas destaca la de San Miguel Treinta, Mor., en la
que sobresalió la actuación de Amaro Domínguez,
quien iba bajo el mando del Teniente Coronel del
24/o. Batallón, Juan B. Ulloa; dicha columna desalojó
166
a la fuerzas zapatistas, que eran comandadas directamente por Emiliano Zapata.
Amaro Domínguez brilló durante las operaciones militares en el estado de Morelos, en contra de
los zapatistas a principios de 1912, de la manera
siguiente: durante el mes de enero en San Miguel
Treinta y Pueblo Nuevo, en febrero en el Cerro del
Higuerón, Colonia Porfirio Díaz, La Estaca, Ticumán,
Tetecalita, Hada de Chiconcua, Juchitepec y Xoxocotla; y en marzo en Los Hornos, El Jilguero, Río Frío,
El Mango, Solano, Tetecala y Tlaquiltenango. Las
fuerzas de Gertrudis G. Sánchez realizaron operaciones en los poblados de Huetamo, Zirándaro,
Pungarabato, Ajuchitlan y Teloloapan. En estas poblaciones, Amaro Domínguez resultó herido de una
pierna, resultado de los combates que sostuvo en
contra de los zapatistas.
Gertrudis G. Sánchez se lanzó nuevamente a
la lucha revolucionaria, por los sucesos ocurridos en
la Ciudad de México durante la “Decena Trágica”
y que culminaron con los asesinatos del Presidente
Madero y el Vicepresidente Pino Suárez. Su acción
inmediata fue organizar sus tropas y otorgó el grado de Coronel a Amaro Domínguez y a Cecilio
García, y les dio órdenes de realizar operaciones
en las plazas de Cutzamala, Pungarabato y San
Miguel Teloloapan.
Para el 12 de mayo de 1913, Amaro Domínguez, al mando de sus efectivos apoyados por Cecilio García y bajo el mando directo del General
José Rentería Luviano, en las cuestas de los Pinzones
a inmediaciones de Tuzantla, Mich., hicieron huir a las
Fuerzas federales comandadas por el Teniente Coronel Carlos Allen Vallejo, quien desempeñaba el cargo
de Jefe del 18/o. Cuerpo Rural.
Para el 30 de mayo del mismo año, el Coronel Amaro Domínguez capturó la plaza de Zamora, Mich. Con fecha 1 de julio de 1913, al Coronel
Amaro Domínguez, por sus méritos en campañas, casi
todas contra los zapatistas, el General G. Sánchez lo
asciende al grado de General.
Llegado el año de 1914, el General Amaro Domínguez y los constitucionalistas llevaron a cabo operaciones en la zona sur del país; durante este periodo, no contaron con buena fortuna, por lo que en ese
momento los federales del gobierno de Victoriano
Huerta tuvieron un ligero respiro para contrarrestar
las derrotas. Para el 1 de enero de ese año, el General Gertrudis G. Sánchez emprendió un ataque
a Huetamo, Mich., pero el propósito de su empresa
no alcanzó su objetivo, ya que el enemigo irregular
presentó defensa en la plaza.
Para marzo, el General G. Sánchez, comisionó
al General Amaro Domínguez, quien salió al mando
de 350 efectivos aproximadamente, rumbo al esta-
do de Guerrero, pero en el poblado de Coyuca
de Catalán, Gro., operaron las columnas del Jefe
José Inocente Lugo, Melesio Albarrán y otros. Éstos
no contaron con la fortuna que en otras ocasiones, y
fueron rechazados por las fuerzas federales bajo el
mando del Coronel Genaro Basabe y del Teniente
Coronel Julio Bahena.
Después de varios descalabros, por fin el General Gertrudis G. Sánchez asumió la gubernatura del
estado de Michoacán por lo que procedió a organizar la administración de la entidad, y al General
Amaro Domínguez lo nombró encargado del Distrito
de Zamora. Durante el gobierno de G. Sánchez, se
mandó crear el Hospital Militar, una Junta de Beneficencia e Instrucción Pública y la reapertura de la
Escuela Industrial; declaró extinguidas las deudas de
los peones y aumentó el salario de la jornada a 75
centavos por día.
Se puede considerar al General Gertrudis
Sánchez como influencia que inspiró al revolucionario zacatecano, quien posteriormente, como Ministro de Guerra, aplicaría las reformas necesarias en
las filas del Ejército Posrevolucionario. En Zamora
dio muestras de su anticlericalismo, cuando dio su
apoyo incondicional a la confiscación de bienes de
la Iglesia. En este aspecto, Amaro Domínguez giró
instrucciones a la Oficina de Administración de Fincas Rústicas y Urbanas, para el embargo de los
bienes e inmuebles del clero.
167
En agosto de 1914, se da la escisión constitucionalista; el General Gertrudis G. Sánchez parecía
encontrarse en un punto neutro, pero no demoró
en inclinarse con los convencionistas. Ante la presión de Amaro Domínguez y demás subalternos, el
General G. Sánchez permitió el paso por el estado de Michoacán, a la 2/a. División del Ejército
del Noreste, que iba bajo el mando del General
Francisco Murguía, pero al enterarse G. Sánchez
que en dicha columna se encontraba el General
Martín Castrejón, enemigo de éste, ordenó a Amaro Domínguez atacar la retaguardia de Francisco
Murguía. Durante esta acción, le infringieron una
dolorosa derrota a los constitucionalistas.
Definidas las facciones, el 8 de marzo de 1915,
el General Álvaro Obregón daba cuenta a Don
Venustiano Carranza, de que el General Amaro
Domínguez ya se encontraba incorporado a las filas constitucionalistas. El General oriundo de Corrales de Ábrego se trasladó el 22 de marzo a
Tacámbaro, con el firme propósito de convencer al
General Gertrudis Sánchez para que se uniera a
las filas constitucionalistas, pero ya en dicho poblado, Amaro Domínguez fue atacado por el General
José I. Prieto; durante esta acción, el mismo General
Sánchez salió herido de una pierna. Ahí, éste último
General le propuso a Amaro Domínguez, el cargo
de Gobernador del estado de Michoacán, a cambio de defeccionar con la facción constitucionalista; el General zacatecano, firme y convencido en
168
su posición, rechazó dicha oferta, defendiendo los
ideales sociales y abandonando el interés personal.
Durante las Batallas de Celaya, el General
Amaro Domínguez arribó a dicha ciudad después
de librada la primera batalla; para el 13 de abril reiniciaban los combates, y el 14 del mismo, el General
Francisco Villa ordenó el ataque a la línea del Río
de la Laja, punto que se encontraba defendido por
el mismo General Amaro Domínguez; las maniobras
de los villistas fueron reforzadas con 2,000 efectivos
más. A pesar de la clara desventaja de Amaro Domínguez, no retrocedió ni abandonó sus puestos en
las trincheras; durante esta acción, el General Amaro
Domínguez mostró su bizarría hasta el último instante
y defendió el punto que ocupaba a riesgo de su propia vida. Ante lo ocurrido, el General Álvaro Obregón mandó oportunamente el día 15, los refuerzos
necesarios con el General Miguel Laveaga; con estos
apoyos se equilibraron ambos bandos.
Durante las Batallas de Celaya, a las fuerzas del
General Amaro Domínguez se les denominó “Los rayados de Amaro o los rayados de Celaya”, ya que éstos
vistieron uniformes rayados de prisioneros (posiblemente de las cárceles de Guanajuato o San Juan de Ulúa,
Ver.). Durante estas acciones, el General Obregón se
percató de la disciplina castrense y don de mando
del General Amaro Domínguez, por lo que el Manco
de Santa Ana del Conde, lo consideró como su mejor
hombre, para contrarrestar los embates de los villistas.
Durante los meses subsecuentes, al General
Amaro Domínguez se le nombró encargado de las
operaciones en la Sierra de Querétaro, para eliminar
las últimas fuerzas villistas. A principios de agosto, estas fuerzas fueron totalmente derrotadas, por lo que
desalojaron Querétaro y Guanajuato; de ahí, el General Amaro Domínguez se trasladó a Morelia, para
presentar batalla al villista Jesús Síntora (excompañero de armas); al principiar agosto, Amaro Domínguez
destacaba nuevamente al derrotarlo.
Para marzo de 1916, el General Amaro Domínguez continuó destacándose en las operaciones contra los villistas y entregaba al gobierno de Carranza
las victorias, y conforme transcurrían los meses, este
gobierno se consolidaba; cabe hacer mención, que
durante estas operaciones, este General las llevó a
cabo sin que le ministraran los recursos necesarios,
que requería la empresa para conseguir los fines; la
fama del General Amaro Domínguez también fue
acompañada con acusaciones de saqueos que permitió entre sus tropas.
A principios de 1916, el gobierno de Carranza se fortaleció, en el sentido de que ya dominaba casi la totalidad del territorio nacional. En enero
del siguiente año, el General Amaro Domínguez se
trasladó a Durango, para colaborar con el General Francisco Murguía; por estrategia del General
Secretario de Guerra y Marina, Álvaro Obregón,
nombró al General zacatecano Amaro Domínguez,
ya que él conocía y dominaba ampliamente Durango; aunque no nació en dicha entidad, había vivido
gran parte de su vida y al momento de incursionar a
las filas revolucionarias, lo hizo en ese estado.
En Durango se hizo cargo de la 5/a. División
del Ejército del Noreste. Dada la capacidad de este
militar innato, se le nombró también Comandante Militar y Jefe de las Operaciones Militares del estado.
En el cumplimiento del deber, el General Amaro Domínguez obtuvo triunfos y derrotas; con la renuncia
del General Obregón como Secretario de Guerra y
Marina, Amaro Domínguez quedó bajo las órdenes
de Francisco Murguía.
El 5 de febrero de 1917 se promulgó la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos para que
entrara en vigor en mayo de ese mismo año. El
general zacatecano continuó combatiendo a los
grupos inconformes, para dar la tan ansiada estabilidad del país. Para el año de 1918, el General
Amaro Domínguez recibía felicitaciones del General Francisco Murguía, por sus destacadas victorias
en contra de las gavillas villistas. En noviembre de
ese mismo año, Francisco Murguía fue relevado por
el General Cesáreo Castro.
Con los relevos el General revolucionario Francisco Villa, se fortaleció en el estado de Durango y logró
expandirse hasta el estado de Chihuahua; en consecuencia, en 1919, Amaro Domínguez fue nombrado
169
responsable de perseguir a los villistas en esta última
entidad. Aplicando acertadamente la táctica militar,
el General Amaro Domínguez desplazó sus tropas a
Durango y en septiembre del mismo año, Villa y Martín López atacaron esa plaza, pero la férrea defensa
presentada por el Amaro Domínguez, Pablo Quiroga
y Cesáreo Castro, permitió rechazar a los villistas.
En 1920 se dio la sucesión presidencial y el Presidente Carranza, con la intención de tratar de dar
estabilidad a la Nación, pensó en la conveniencia de
un gobierno de procedencia civil y consideró que el
Ingeniero Ignacio Bonillas cubría el perfil para candidato presidencial y lo designó para contender las
elecciones; el ingeniero Bonillas se encontraba desempeñándose como Embajador de México en Estados Unidos de América. El Gobernador de Sonora,
Adolfo de la Huerta, acusó a Carranza de invadir la
soberanía de la entidad, por el arribo de Manuel M.
Diéguez al mando de tropas federales.
Adolfo de la Huerta se sublevó contra el Presidente, en abril de 1920, con el Plan de Agua Prieta;
quedando con ello, rotas las relaciones entre la Presidencia y el grupo de Sonora. Con el triunfo de la
rebelión sonorense, el Presidente Venustiano Carranza tuvo que abandonar la capital de la República, el
7 de mayo de 1920, pero no logró su objetivo de
llegar a Veracruz para establecer ahí su gobierno, y
en la madrugada del 21 de mayo, fue asesinado en
Tlaxcalaltongo, Pue.
170
Ante la muerte de Carranza, quedó como Presidente Interino Adolfo de la Huerta, para que convocara elecciones y reorganizara el país; al General Amaro Domínguez se le consideró leal al nuevo
gobierno, por haber apoyado al grupo de Sonora.
De la Huerta de inmediato se dispuso a pacificar
al país y le giró instrucciones al General Amaro
Domínguez por conducto del General Plutarco Elías
Calles, Secretario de Guerra y Marina, de continuar la persecución de las gavillas villistas que asolaban el estado de Chihuahua.
Durante estas operaciones, el General Amaro
Domínguez, muy astutamente, trató de dialogar con
los villistas, otorgándoles el reconocimiento de sus jerarquías, en especial con los “Los Dorados”; algunos
aceptaron la oferta y se unieron a las fuerzas gubernamentales; tal es el caso del General Rosalío Hernández, quien tenía amplio conocimiento del terreno
del estado de Chihuahua. Pacificada la región norte
del país, el Secretario de Guerra y Marina ordenó
que el General Amaro Domínguez se hiciera cargo
de la Jefatura de las Operaciones Militares de los
estados de Nuevo León, Coahuila y San Luis Potosí.
Una vez más, el destino enfrentaba a los Generales Amaro Domínguez y a Francisco Murguía;
este último había cruzado la frontera en abril de
1921, junto con los Generales Cándido Aguilar, Benjamín Garza y el hijo del General Pablo González,
con la intención de combatir al gobierno sonorense,
pero como ya era costumbre, el General Amaro Domínguez movilizó a sus tropas y los persiguió, hasta
darles alcance el 9 de abril, en Salsipuedes, Chih., en
donde les infringieron una derrota definitiva.
El 3 de septiembre de 1921, el General Amaro
Domínguez contrajo nupcias con la hija del Coronel
Manuel C. Izaguirre, quien se encontraba bajo sus
órdenes directas, después de este acto, el General
continuó desempeñándose con toda la disponibilidad
requerida para el servicio de las armas. Se trasladó a
la Ciudad de México para restablecer su estado de
salud y en dicha plaza se le nombró Comandante de
la Columna del Desfile Militar del 27 de septiembre,
para conmemorar el Primer Centenario de la Independencia de México, nombramiento que rechazó
por no encontrarse en buen estado de salud.
En 1922, las actividades del General Amaro
Domínguez fueron escasas, por la estabilidad que
éste había logrado en el norte del país; hubo sublevaciones en contra del gobierno de Obregón, pero
no contaron con la fuerza suficiente como para poner
en riesgo la estabilidad del Ejecutivo Federal y eran
rápidamente derrotadas por las fuerzas federales
leales al gobierno.
Llegado el año de 1923, el grupo de Sonora se
fragmentó cuando Adolfo de la Huerta se sublevó
contra el Presidente Álvaro Obregón. Éste, a su vez,
recibía la noticia, de que el 20 de julio de ese año,
era asesinado el “Centauro del Norte”. Con ello, el
General Obregón contaba con un enemigo menos,
que pusiera en riesgo la sucesión presidencial de 1924.
El General Plutarco Elías Calles logró consolidarse para las elecciones federales para la Presidencia;
en consecuencia, el General Guadalupe Sánchez se
sublevó en contra del gobierno. A él se unieron los
Generales Manuel M. Diéguez, Antonio I. Villarreal,
Carlos Green, Adalberto Pineda, Salvador Alvarado, Manuel García Vigil y Fortunato Maycotte; los
insurrectos contaron con el 60% del Ejército.
Ante el peligro inminente, el propio General Álvaro Obregón se puso al frente de las operaciones.
Para contender con mayor eficacia a los inconformes,
designó a Amaro como Jefe de la Columna de Operaciones Militares en Occidente, con fecha 1 de enero de 1924, el General zacatecano aplicó su sagaz
conocimiento en el campo de batalla y se desplazó
rumbo a Guadalajara, por lo que ordenó al General Lázaro Cárdenas hacer movimientos en territorio
enemigo, para atraer su atención y distraerlo.
El enfrentamiento que protagonizaron el General Lázaro Cárdenas contra el General Rafael Buelna,
dio como resultado que el primero cayera prisionero
de los rebeldes. Mientras tanto, el General Amaro
Domínguez, enterado del resultado, continuó el movimiento de sus efectivos para tener la mayor parte de
sus tropas concentradas. Ya con ello, usó la aviación
171
militar y empezó el ataque contra los enemigos, y en
escaso tiempo, debilitó a las fuerzas oponentes, liberando al futuro Presidente de la República.
En Palo Verde, a inmediaciones de Ocotlán, Jal.,
el 9 de febrero de 1924 los gobiernistas derrotaron
a los rebeldes y posterior al encarnizado combate
en Palo Verde, el 12 de febrero, las fuerzas obregonistas tomaban la plaza de Guadalajara. Para el
24 de febrero, el Secretario de Guerra y Marina,
Francisco R. Serrano, declaró que la rebelión había
sido derrotada. En las elecciones llevadas a cabo en
ese año, el General Plutarco Elías Calles obtuvo la
mayoría de los sufragios para el periodo presidencial 1924 a 1928.
El 1 de diciembre de 1924, el General Plutarco
Elías Calles tomaba el Cargo de Presidente y con
esa misma fecha nombraba al General Amaro Domínguez como Subsecretario de Guerra y Marina.
Con esa responsabilidad, el General emprendió una
reorganización de los Batallones y Regimientos sublevados, dotándolos de nuevos uniformes y armamento,
acción astuta para inculcar en las tropas el valor de
la lealtad al gobierno y a las instituciones legalmente
constituidas, quienes requerían de una nueva reestructuración ante la deslealtad de estos cuerpos y
mejores pertrechos para cubrir las necesidades, ante
los constantes levantamientos contra el gobierno.
172
Así mismo, mejoró la organización de la Fuerza
Aérea, amplió su radio de acción y mandó a preparar a los aviadores al exterior, percatándose de la
importancia de esta fuerza a futuro. Los Cuarteles
habían sido prácticamente destrozados y ordenó
fueran reconstruidos. A los Jefes y Oficiales que se
desempeñaban como instructores de la tropa, los
capacitó. Su gran labor desempeñada durante el
breve tiempo como Subsecretario, le valió el nombramiento como Secretario de Guerra y Marina, el
27 de julio de 1925.
Con la responsabilidad que adquiría en su nuevo
cargo, continuó con su labor y adquirió armamento
nuevo, reorganizó los planteles militares; al Colegio
Militar lo dividió en Escuelas de Caballería, Infantería, Artillería e Ingenieros, Vocacional, Educación Física, Intendencia y Administración.
La aplicación de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, en sus artículos 3o., 5o.,
27o. y 130o., afectó los intereses de la Iglesia, pero
su aplicación no causó un conflicto directo con el
clero; el problema se suscitó el 4 de junio de 1926
cuando el Presidente Calles reformó el Código Penal, el que consistió sobre los delitos del fuero común
y contra la Federación en materia de culto religioso.
A esta ley se le denominó la “Ley Calles”, la cual
limitaba la cantidad de sacerdotes, a uno por cada
6,000 habitantes.
Así daba inicio el conflicto de la Iglesia y el
Estado Mexicano. El grupo reaccionario del clero se
manifestó en contra de la nueva reforma eclesiástica; en algunos estados de la república, se levantaron
en apoyo a la Iglesia. Tal es el caso de Zacatecas,
Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Aguascalientes y
Michoacán, entre otros. El General Rodolfo L. Gallegos, con un pequeño grupo de soldados, fue el
primero en levantarse y en Celaya tomó el rumbo a
Guanajuato, con la proclama de ¡Viva Cristo Rey!;
pero en el primer combate sostenido, fue muerto el
5 de mayo de 1926.
El Secretario de Guerra y Marina procedió a
sofocar la rebelión y creó 10 Regimientos de Caballería, así como también la adquisición de fusiles,
carabinas, máusers y ametralladoras, y canceló la
venta de armamento a civiles, para contrarrestar
el contrabando de armas. En cuanto a la aviación,
adquirió nuevos aviones, se repararon 40 aeroplanos y se construyeron 7 aeroplanos “Anáhuac”, que
sirvieron de apoyo para explorar, bombardear y
ametrallar a los cristeros.
El General Amaro Domínguez, en el mes de julio
de 1927 expresó que el conflicto cristero había concluido, ya que sólo se encontraban pequeñas células
en los estados de Michoacán, Jalisco y Zacatecas;
para continuar debilitando la lucha cristera, mandó
formar la 35/a. Jefatura de Operaciones, con Cuartel General en Unión de San Antonio, Jal. Durante el
mismo mes descrito, el General Amaro Domínguez
se trasladó a Ocotlán, Jal., para dirigir desde ahí
personalmente las operaciones.
El 17 de julio de 1928, en plena Guerra Cristera,
el General Álvaro Obregón, quien había sido reelecto nuevamente Presidente para el periodo 1928 a
1934, fue asesinado por el José León Toral, en el
restaurante la Bombilla de San Ángel; a este acontecimiento le sucedió el llamado “Maximato” y se nombró Presidente Interino al Licenciado Emilio Portes Gil,
quien tomó protesta el 1 de diciembre, y sin demoras,
entró en diálogo con los rebeldes cristeros: al General Amaro, reconocido enemigo de la iglesia, se le
ratifica el cargo de Secretario de Guerra y Marina.
Durante el transcurso del conflicto entre la Iglesia
y el Estado, el General Amaro Domínguez tuvo que
hacer frente la nueva rebelión escobarista, iniciada el
9 de marzo de 1929. El General Amaro se encontraba presto para salir a combatir a los sublevados,
pero tuvo un accidente jugando a la pelota vasca y
perdió el ojo derecho, por lo que tuvo que renunciar
a la Secretaría y trasladarse a los Estados Unidos de
América, para ser atendido.
El General Amaro regresó a México y retomó
el cargo el 15 de mayo de 1929, momento en que
ya habían sido aniquilados los escobaristas; los acuerdos entre la Iglesia y Estado no fueron los suficientes,
ya que las hostilidades en contra de los federales
173
continuaron, pero esto dio un rumbo diferente, al ser
asesinado el General Cristero Enrique Gorostieta, en
Atotonilco, Jal., el 2 de junio del año de 1929, con lo
que el movimiento cristero se fue apagando.
El 15 de octubre de 1931, el General Amaro Domínguez renuncia al cargo, lo cual le fue concedido y
el 7 de noviembre del mismo año se hizo cargo del
Colegio Militar; tiempo después se le designa Director de Educación Militar, sin cesar en su cargo anterior. Con ello tuvo a su cargo el Colegio Militar, la
Escuela Naval Militar, la Escuela Médico Militar, la
Escuela Militar de Veterinaria y Mariscalía, las Escuelas de Tropa, las Escuelas de Formación y Aplicación
de Aeronáutica y la Escuela Militar de Transmisiones.
Dentro de sus funciones como Secretario de Estado, destaca el impulso otorgado para el fortalecimiento del acondicionamiento físico castrense, cuando
dispuso que en todos los Cuarteles Generales del
Ejército se implementaran canchas deportivas para la
recreación del Soldado; en el ámbito educativo, ha
sido sin duda el que más ha aportado: creó las Escuelas de Aplicación, a la que dio mayor énfasis fue a la
Escuela de Caballería y promovió la creación de la
Escuela Superior de Guerra.
El Ingeniero Pascual Ortiz Rubio fue designado
como nuevo Presidente, tomando posesión el 5 de
febrero de 1930; el militar zacatecano fue ratificado
Secretario en el Ramo de Guerra. Con la finalidad de
contar con un ejército profesional de primer mundo,
durante su gestión se elaboraron reglamentos como el
de Transportes de Ferrocarril, Aplicación de Asignaciones de Técnico, Defensas Rurales, Almacenes, Ceremonial Militar, Servicios de los Estados Mayores y
Comandos Superiores del Ejército y Armada Nacionales, Conservación y Almacenamiento de Material
de Guerra, Archivo, Servicio de Transportes a Bordo
de Unidades de la Armada y Reglamento para la
Secretaría de Guerra, así como también ordenó se
creara la Comisión de Historia.
174
Durante la gestión del General Amaro Domínguez, se inauguraron la Escuela Superior de Guerra,
la Escuela Militar de Aviación y la Escuela Militar de
Intendencia; su labor de profesionalizar y reformar al
Ejército Mexicano finalizó cuando pasó a disposición
de la Dirección de Armas.
Generales Lázaro Cárdenas y Joaquín Amaro, en una ceremonia en la Escuela Superior de Guerra.
El 16 de agosto de 1939, el General Amaro
Domínguez solicitó Licencia Ilimitada para separarse
del activo de las armas, para atender asuntos políticos; para el 1 de octubre de 1942, durante la II
Guerra Mundial, el General zacatecano cesó de
estar a disposición de la Dirección de Personal y con
esa misma fecha fue designado Comandante de la
Región Militar del Istmo, que fue creada en la misma
fecha. En dicha comisión permaneció hasta el 31 de
diciembre de 1943 y posteriormente prestó sus servicios como Comandante de las 28/a. y 18/a. Zonas
Militares. Por sus servicios prestados en armas, al
General de División Joaquín Amaro Domínguez, en
El General Amaro con el Presidente de la República, en una ceremonia en
Palacio Nacional.
175
1948 le fueron otorgadas las Condecoraciones de
3/a., 2/a. y 1/a. Clases.
Hasta aquí la vida de uno de los militares importantes del siglo XX, el General Joaquín Amaro
Domínguez, hombre que es resultado de la Revolución Mexicana, hombre que saboreó las victorias y
probó las amargas derrotas; que a pesar de esto, no
escatimó su esfuerzo y se puso al frente de las armas,
para combatir al injusto gobierno. Las balas enemigas
le hicieron justicia al no poder quitarle la vida en los
campos de batalla, y fue el 15 de marzo de 1952,
cuando un carcinoma le quitaba la vida; es así como
uno de los más insignes Generales surgidos de la Revolución perdía su último combate.
General de División
FUENTES CONSULTADAS:
•Archivo Histórico Militar de la S. D. N., XI/III/139, Expediente personal del extinto General de
División Joaquín Amaro Domínguez.
•Vida y Obra del General de División Joaquín
Amaro Domínguez, Secretaría de la Defensa
Nacional, 2000.
•Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, S. D. N.,
1979
•Diccionario Porrúa, de Historia, Biografía y
Geografía de México, Editorial Porrúa, México,
1984.
•Los Protagonistas, Así fue la Revolución, I. N. E. H.
R. M, 1985.
Por el C. Sgto. 1/o. Aux. Hist. Rafael Flores Álvarez
L
a historia de México está llena de grandes acontecimientos, de importantes figuras del acontecer
político y social, y de caudillos cuya participación moldeó la conformación de nuestra patria. En ese ambiente, la historia militar y los personajes que en ella
se desenvolvieron, por su brillante carrera repercutieron en el escenario nacional. Por ello, hacer referencia
a los mismos, es remontarnos a ciudadanos que se
distinguieron en la defensa de causas justas, acordes
a la ideología del momento. Aunado al sentido de
lealtad, valor, patriotismo y tenacidad, dejaron huella
en la institución, que con los años se ha convertido en
uno de los pilares del Estado mexicano.
Muchos de esos personajes los encontramos desde la lucha por la Independencia, a lo largo del siglo
XIX y hasta la Revolución Mexicana, periodos en que
la figura del militar se convirtió en dirigente de causas
de la más diversa índole: social, política, independentista y revolucionaria. Pero después de terminada la
última fase armada de la Revolución, encontramos
176
General de División
Marcelino García Barragán
177
que esas figuras no dejan de trascender en el acontecer nacional, y se vuelven modelos y ejemplo a seguir
por las generaciones que les sucedieron. Una de ellas
fue el General de División Marcelino García Barragán, un militar que vivió la Revolución Mexicana y
dejó amplia huella en el Instituto Armado del siglo XX.
Este distinguido militar nació en Cuautitlán (hoy
de García Barragán, en honor al propio General
Barragán), Jalisco, el 2 de junio de 1895. Hijo del señor Luis García y la señora Virginia Barragán, vivió su
infancia y juventud en el pueblo de Autlán, del mismo
estado, en donde cursó la instrucción primaria. A los
18 años se trasladó a la ciudad de Guadalajara a
estudiar inglés.
Fue en la ciudad de Guadalajara donde, en
febrero 1913 se enteró del asesinato del Presidente
Francisco I. Madero y del Vicepresidente José María Pino Suarez, y del nombramiento del General
de División Victoriano Huerta como Presidente de la
República. La noticia recorrió el país, y las dudas del
proceso no convencieron a muchos de los círculos políticos que eran maderistas. Ejemplo de esto fueron
los gobiernos y legislaturas maderistas de Sonora,
Coahuila y Chihuahua, que pronto desconocieron al
gobierno de Huerta, por medio del Plan de Guadalupe, pronunciado por Venustiano Carranza.
En ese ambiente revolucionario, Guadalajara
fue uno de los muchos escenarios donde la oposición
178
cobró auge, y Marcelino pronto viajó al norte de la
república para unirse a las tropas que lucharon por
la restitución del orden constitucional. El 15 de mayo
de 1913 se incorporó a la Brigada “Benito Juárez”,
dependiente de la División del Norte, donde le confirieron el grado de Subteniente. Al parecer, se desenvolvió en el Arma de Infantería, en donde desarrolló
sus primeros combates, en el estado de Chihuahua, en
contra del Ejército Federal.
Pronto participó en los combates de Tierra Blanca en contra de las aguerridas fuerzas de Pascual
Orozco. La búsqueda de obtener los recursos del
contrabando de armas y la seguridad que ofrecía la
frontera con los Estados Unidos, llevaron a la División
del Norte a la toma de Ciudad Juárez y Ojinaga;
una vez que se aseguró el suministro de recursos de
material de guerra, la famosa División bajo el mando
de Francisco Villa se dirigió a la región de la Laguna,
donde se encontraban importantes contingentes de
federales y, de esta manera, Marcelino participó en
los combates de Ciudad Lerdo y Gómez Palacio, en
Durango; y en el sitio y toma de Torreón, San Pedro
de las Colonias, Paredón y Saltillo, en el estado de
Coahuila. Estas acciones permitieron que la División
del Norte tomara importantes abastecimientos de los
federales, los que usaron para la toma de la ciudad
de Zacatecas, en la cual las fuerzas huertistas perdieron su presencia en el centro norte del país y reflejó
un duro golpe al gobierno. De esta manera, la vida
militar de Marcelino se acrecentó en experiencia y
capacidad, sin perder los ideales de la Revolución.
Los hechos de armas de esta etapa, fueron certificados por el General Raúl Madero, hermano del ilustre
Apóstol de la Democracia.
La disolución del Ejército Federal se llevó a cabo
en agosto de 1914, con la firma de los Tratados de
Teoloyucan; en ese mismo año, Victoriano Huerta
abandonó el país y el Ejército constitucionalista entró triunfante a la Ciudad de México. Todo parecía
indicar que los ideales de democracia finalmente se
implantarían en México, pero las continuas discrepancias entre los diversos grupos revolucionarios, y la
débil unión entre sus intereses y aspiraciones, llevaron
nuevamente a la confrontación armada y las asperezas no llegaron a un arreglo en la Soberana Convención de Aguascalientes, que terminó por separar
a los revolucionarios, en dos facciones identificadas:
convencionistas y constitucionalistas.
Las fuerzas del gobierno de la Convención agruparon básicamente a villistas, con la División del Norte como brazo fuerte, y a zapatistas. Por su parte, los
constitucionalistas aglutinaron a los contingentes que
dirigía el General Álvaro Obregón.
Marcelino permaneció en la filas de la Convención y participó en varios combates en Ramos Arizpe,
Coah., y Monterrey, N. L., a principios de 1915, pero
el avance de Obregón hacia el Bajío, desde Veracruz, tras derrotar a los zapatistas en Puebla, obligó
a la División del Norte a concentrarse en Irapuato en
abril de ese año.
El primer gran hecho de armas entre ambos ejércitos, se llevó a cabo en los campos de Celaya, en
el estado de Guanajuato, donde los dos caudillos,
hasta el momento más importantes de la lucha contra
el Ejército Federal, tenían la fama de victoriosos Generales: Álvaro Obregón y Francisco Villa.
El triunfo favoreció a los Constitucionalistas en
abril de 1915, al lograr rechazar y poner en fuga a
los villistas. En el trascurso de la derrota, númerosos
villistas fueron hechos prisioneros, entre ellos Marcelino.
En algunos casos, la postura de los carrancistas con los
vencidos en batalla, fue su incorporación a sus fuerzas
y de esta manera Marcelino fue incorporado al 24/o.
Batallón del Noroeste del Ejército Constitucionalista;
parte de ello se debió a las gestiones del Coronel José
Bermúdez de Castro, un antiguo compañero de Barragán. De esta manera, Marcelino quedó adherido
al Ejército Constitucionalista el 15 de mayo de 1915,
adscribiéndose al 24/o. Batallón del Noroeste, con la
distinción de conservar el grado de Subteniente.
La campaña contra los convencionistas apenas
inició en Celaya y en sucesivas batallas en el Bajío, la
entonces considerada formidable División del Norte,
terminó por desintegrarse en Chihuahua y Francisco
Villa perdió el empuje que los caracterizó en la lucha
maderista y contra Victoriano Huerta.
179
En pocos meses, Venustiano Carranza se impuso
al Gobierno de la Convención y su administración nacional comenzó a imponerse, al tiempo que las fuerzas de convencionistas se replegaban.
Por sus méritos en la campaña, Marcelino fue
ascendido a Teniente el 10 de septiembre de 1915,
grado concedido por disposición del General Álvaro
Obregón. El motivo fue su participación en la toma
de la ciudad de Aguascalientes del 12 de julio, y
posteriormente la de Saltillo, Coah., en septiembre de
ese mismo año.
En noviembre de 1915, dejó el 24/o. Batallón
y causó alta en el 33/o. Batallón de Sonora, el cual
posteriormente tomó la denominación de 33/o. Batallón. En diciembre, el 33/o. Batallón fue parte de
las fuerzas que fueron enviadas para apaciguar la
rebelión de los indios Yaquis, en el estado de Sonora,
la cual terminó en febrero de 1916.
La participación de Marcelino en las fuerzas carrancistas fue favorable y los asensos por méritos no
se hicieron esperar y ante el aumento de las actividades de los villistas en el estado de Chihuahua, las
oportunidades de demostrar el mérito fueron palpables en cada batalla; el 14 de octubre de 1917, el
Presidente Carranza le otorgó el grado de Capitán
2/o. de Infantería, por la eficaz defensa de la ciudad
de Chihuahua, ante el asedio de los villistas.
180
Al iniciar el año de 1918, los indios Yaquis nuevamente se alzaron en armas, reclamando que les
devolvieran sus tierras. Los postulados de la Revolución aún no alcanzaban su dimensión nacional y los
descontentos no se hicieron esperar; para someter
a esta etnia sonorense, entre los meses de enero y
abril la unidad de Marcelino fue enviada a pacificar esos territorios.
Pero lejos estaba todavía el país de consolidar los preceptos de la Revolución y nuevamente
en los estados de Guerrero y de Michoacán, José
Inés García Chávez asolaba los caminos y la estabilidad de la región. Para ayudar en el control, el
33/o. Batallón de Infantería fue destacado entre los
límites de ambos estados.
Marcelino participó, entre julio de 1918 y marzo
de 1919, en los combates de Arcelia, Gro., Teremedo, Penjamillo, Charo y Chucandiro, estado de Michoacán. En esta campaña, sus méritos no pasaron
desapercibidos y fue ascendido a Capitán 1/o. de
Infantería, el 1/o. de junio de 1918.
Desde el inicio de la Revolución, los intereses
petroleros de las compañías extranjeras estuvieron
presentes y no tardaron en buscar un caudillo que
protegiera sus intereses, de los diversos grupos armados. De esta forma, Manuel Peláez fue contratado
y auspiciado para asegurar los campos petroleros. El
problema se agravó al momento en que la Constitu-
ción Política declaró las riquezas del subsuelo como
parte de la nación y Peláez optó por alzarse en
armas contra el gobierno revolucionario. La campaña
que inició a mediados de julio de 1918, fue para apaciguar la región de la sierra huasteca.1
En 1920, nuevamente el espectro de la reelección se ceñía sobre las elecciones. Venustiano Carranza pretendía la reelección a la presidencia, lo
que llevó a un grave conflicto con varias legislaturas
estatales, entre ellas la de Sonora. Ante tal situación, Carranza, en su calidad de Presidente y con
la intención de volver a la cordura a la legislatura
sonorense, envió tropas a ese estado, evento que
fue tomado por los sonorenses, como una afrenta a
su soberanía y autonomía estatal, además que se
entendió que rompió con el pacto federal. Por ello,
la legislatura de Sonora desconoció al gobierno de
Carranza, con la proclamación del Plan de Agua
Prieta. La sublevación en busca del principio de No
Reelección, sacudió al país.
En 1920, Marcelino desconoció al gobierno de
Carranza y se sumó al movimiento del Plan de Agua
Prieta, encabezado por Adolfo de la Huerta; la adhesión fructificó en el ascenso a Mayor de Infantería,
el 10 de junio de 1920.
Una vez que se restableció el orden, una de las
medidas del nuevo gobierno revolucionario, fue profesionalizar a los oficiales y Jefes revolucionarios; el
medio fue el estudio y de esa manera, del 1 de enero de 1921 al 10 de diciembre de 1923, Marcelino
realizó sus estudios en el Colegio Militar. Al egresar
fue enviado al 16/o. Batallón de Línea y el 3 de febrero de ese año fue ascendido a Teniente Coronel
de Infantería y reclasificado a Teniente Coronel de
Caballería esa misma fecha.
En el referido Batallón, prestando sus servicios
en diciembre de 1924, Adolfo de la Huerta se sublevó en contra del gobierno de Álvaro Obregón.
La campaña que se desarrolló para terminar con los
rebeldes, fue rápida y contó con numerosos apoyos
de agraristas, y las tropas leales al gobierno fueron
reconocidas en su lealtad al Estado. De esta manera,
Marcelino participó en el escenario de combate en
los Estados de Guanajuato y Chiapas
Restablecida la calma, el 1 de Septiembre de
1925 causó alta en el 3/er. Regimiento de Caballería y el 1 de julio de 1926 fue designado como Ayudante General en el Colegio Militar. El desempeño
en el centro educativo, fue premiado con el ascenso
a Coronel de Caballería el 21 de diciembre de
1926; el 11 de agosto de 1927 fue elegido Director
de la Escuela de Caballería y nuevamente, el 21
de octubre de 1927, asumió la responsabilidad de
Ayudante General.
A partir de 1926, la situación religiosa en México se tornó difícil, por las políticas laicas del Estado
181
Mexicano, al grado de que la iglesia mexicana declaró el cierre del culto e inició el alzamiento armado
denominado guerra cristera.
Al término de su gobierno, el cual cumplió con
eficacia, se reincorporó al Ejército, quedando a disposición de la Dirección General de Personal del 26 de
febrero al 31 de marzo de 1947. Del 1 de abril de
1947 al 31 de marzo de 1951 recibió órdenes para
quedar agregado a la 21/a. Zona Militar, radicando
en la plaza de Uruapan, Mich.
Hacia 1927, los hechos de armas se extendían
por los estados de centro del país y se requerían
cada vez más tropas para contener su avance. En
ese entorno, el 16 de diciembre de 1928, Marcelino
causó baja del Colegio Militar y fue designado Comandante del 11/o. Regimiento de Caballería, con
el que tomó parte en númerosos combates en el
estado de Jalisco.
En 1951, Marcelino volvió a los asuntos políticos.
En plena efervescencia política, se postularon como
candidatos presidenciales el General Miguel Henríquez Guzmán, por la Federación de Partidos del
Pueblo (FPP) y el Licenciado Adolfo Ruiz Cortínez,
del Partido Revolucionario Institucional (PRI) por lo que
el General Barragán apoyó al General Henríquez.
El triunfo favoreció a Ruiz Cortínez. Ante el descontento de las elecciones, el FPP inició los preparativos
para un levantamiento armado que nunca se realizó.
Terminada esta etapa, Marcelino se reincorporó al
Ejército y se retiró de la vida pública.
Un vez que terminó el conflicto religioso y el espectro de la rebelión en México se perdía en el
horizonte, el 1 de enero de 1930 Marcelino se desempeñó como Comandante del 42/o. Regimiento de
Caballería unidad que posteriormente tomó la denominación de 15/o. Regimiento del arma. El ascenso a
General Brigadier lo recibió el 16 de julio de 1937.
El 16 de enero de 1941 fue nombrado Director
del Colegio Militar, cargo que desempeñó hasta el
5 de junio de 1942. Posteriormente, solicitó licencia, la
cual le fue concedida por seis meses, para dedicarse a la campaña electoral para la gubernatura del
estado de Jalisco, cargo para el que resultó electo y
ocupó del 1 de marzo de 1943 al 25 de febrero de
1947. En este periodo obtuvo el grado de General
de Brigada, el 20 de noviembre de 1946.
182
El Presidente de la República Gustavo Díaz Ordaz, quien nombró al Gral.
Barragán Secretario de la Defensa Nacional.
El 16 de octubre de de 1955 quedó agregado
al Estado Mayor Presidencial y el 1 de febrero de
1960, recibió el mando de la 17/a. Zona Militar. El
20 de noviembre de 1960 fue ascendido a General de División.
El Presidente Guztavo Díaz y el Gral. Barragán, en una ceremonia en el
Campo Militar 1-A.
Del 1 de octubre de 1961 al 30 de noviembre de 1964, fungió como Comandante de la 22/a.
Zona Militar, con Cuartel General en Toluca, Méx.,
separándose como tal, al serle encomendada la res183
ponsabilidad de ejercer el cargo de titular de la Secretaría de la Defensa Nacional, por el Presidente de
la República, Gustavo Díaz Ordaz.
Durante su gestión como Secretario de la Defensa Nacional, el Ejército y Fuerza Aérea participaron
en la campaña de reforestación, para erradicar el
paludismo, y en la campaña contra enervantes.2 Se
iniciaron las pruebas para la adquisición de nuevos
fusiles automáticos de origen alemán, belga, suizo
y norteamericano, para modernizar el armamento
individual, de los cuales se determinó la compra del
Fusil Automático Ligero (FAL), calibre 7.62 mm. de
la Fábrica Nacional de Bélgica,3 y el derecho de
fabricación de municiones, accesorios y herramientas
para esta arma.4 Con el fin de mejorar la preparación y coordinación, entre diferentes mandos territoriales y marítimos, se realizaron maniobras conjuntas
entre Ejército, Fuerza Aérea y Armada. Otro aspecto radicó en el interés para la formación profesional del militar, y con ello la constante actualización de los sistemas y métodos de adiestramiento.
Entre ellos se creó la Escuela Militar de Aplicación
de Infantería, Artillería, Zapadores y Servicios. En
el reclutamiento e ingreso al Instituto Armado, se
aumentó el nivel de exigencia, cuidado y selección.
Por otro lado, se favoreció la industrialización del
país, en términos de control y orientación a fábricas
de armas, municiones y material explosivo.5
184
Marcelino cumplió su cargo hasta el final del
sexenio, reafirmando de manera notable, la lealtad
del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos a las instituciones; posteriormente, al término de su gestión, se le
designó agregado militar al Cuartel de la 15/a. Zona
Militar, en el estado de Jalisco. Marcelino García
Barragán falleció el 3 de septiembre de 1979, en
la ciudad de Guadalajara, Jal. Como recuerdo a su
memoria y su destacada participación en el escenario
nacional, en 1991 se le erigió un monumento en la cabecera municipal de Cuautitlán de García Barragán.
A lo largo de carrera militar se hizo acreedor a
las condecoraciones de Perseverancia de 5/a., 4/a.,
3/a. y 2/a. clases; ademásM participó en 65 hechos
de armasM durante los años de 1913, 1914, 1915,
1916, 1917, 1918, 1919, 1920, 1924, 1928, 1929 y
1931M en los estados de Chihuahua, Coahuila, Zacatecas, Aguascalientes, Sonora, Guerrero, Michoacán,
Veracruz, Chiapas y Guanajuato, contra federales,
villistas, delahuertistas y cristeros.
CITAS
Cfr. Martín Moreno, Francisco, Las grandes
traiciones de México, Editorial Joaquín Mortiz/
Editorial Planeta Mexicana, México 2000. pp.
251-269.
2
Secretaría de la Defensa Nacional, Memoria
septiembre de 1965 agosto de 1966, S.D.N.
E.M.S. S-2 Taller Autográfico, México, 1967. pp.
23-24.
3
Secretaría de la Defensa Nacional, Memoria septiembre de 1967 agosto de 1968, S.D.N. E.M.S.
S-2 Taller Autográfico, México, 1967. p. 71
4
Secretaría de la Defensa Nacional, Memoria septiembre de 1968 agosto de 1969, S.D.N. E.M.S.
S-2 Taller Autográfico, México, 1969. p. 55.
5
Secretaría de la Defensa Nacional, Memoria septiembre de 1966 agosto de 1967, S.D.N. E.M.S.
S-2 Taller Autográfico, México, 1967. p. 51.
1
FUENTES CONSULTADAS:
•Martín moreno, Francisco, Las grandes traiciones
de México, Editorial Joaquín Mortiz/Editorial
Planeta Mexicana, México 2000.
•Secretaría de la Defensa Nacional, Memoria
septiembre de 1965 agosto de 1966, S.D.N.
E.M.S. S-2 Taller Autográfico, México, 1967.
•S.D.N., Memoria septiembre de 1967 agosto
de 1968, S.D.N. E.M.S. S-2 Taller Autográfico,
México, 1967. S.D.N., Memoria septiembre de
1968 agosto de 1969, S.D.N. E.M.S. S-2 Taller Autográfico, México, 1969. S.D.N., Memoria septiembre de 1966 agosto de 1967, S.D.N.
E.M.S. S-2 Taller Autográfico, México, 1967.
185
Secretario de Marina
Subjefe de Difusión Histórica y Servicios Educativos
Almirante
Capitán de Navío I.M.
Mariano Francisco Saynez Mendoza
Romeo Balderas Rueda
Subjefe de Museos Históricos Navales
Subsecretario de Marina
Capitán de Fragata C.G. E.C.N.
Almirante C.G. DEM.
Oscar Valencia Palacios
Jorge Humberto Pastor Gómez
Oficial Mayor de Marina
Almirante C.G. DEM.
José Máximo Rodríguez Carreón
Jefe del Estado Mayor General de la Armada
Almirante C.G. DEM.
José Santiago Valdés Álvarez
Jefe de la Unidad de Historia y Cultura Naval
Almirante I.M. DEM. (Ret.)
Pedro Raúl Castro Álvarez
Subjefe de Investigación e Integración del Acervo Histórico
Capitán de Corbeta C.G. E.E.
Jesús Barrientos Barrera
Jefe del Departamento de Investigación Histórica
Teniente de Fragata SAIN. INT.
Gonzalo Cortés Arboleya
Jefe del Departamento de Proyectos Editoriales
Teniente de Fragata SAIN. L. COM. GRAF.
Marisol Fernández Pavón
187
187
Secretaría de Marina-Armada de México
Estado Mayor General de la Armada
Unidad de Historia y Cultura Naval
Por los CC. Alm. IM. DEM. (Ret.) Pedro Raúl Castro Álvarez y Lic. Rosario García González
E
Militares y Marinos destacados. Héroes y Próceres del Ejército, Fuerza Aérea y Armada de México
Dirección del proyecto
Almirante I.M. DEM. (Ret.) Pedro Raúl Castro Álvarez
Investigación histórica y redacción
Almirante I.M. DEM. (Ret.) Pedro Raúl Castro Álvarez
Tte. de Fragata SDN. Prof. María Delta Kuri Trujeque
Lic. Mario Oscar Flores López
Lic. Ángel Amador Martínez
Lic. Nicanor Guzmán Carballo
Lic. Rosario García González
Diseño
Tte. de Corbeta SAIN. L. COM. GRÁF. Susana Velázquez Álvarez
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ste ilustre marino del siglo XIX, fue descendiente del extremeño Hernán Cortés y formó parte de la elite criolla hispanoamericana. Sus padres
fueron José Ramón Cortés y Madariaga, y María
Francisca de Paula de Azúa y Marín de Poveda,
quien descendía de los Marqueses de la Cañada
Hermosa de San Bartolomé. Su primogénito nació
el 15 de noviembre de 1776, en Santiago de Chile
y fue bautizado con el nombre de Eugenio Antonio
Nicolás José Cortés y Azúa.
Siendo niño enfrentó en 1782, la separación
de sus padres y tristemente a tan sólo dos años de
ese suceso, sufrió el fallecimiento de su madre. Ante
ese desolador panorama, su abuela materna, María
Constanza Marín de Poveda y Azúa, se hizo cargo
de él y de sus cuatro hermanos. El camino del niño fue
guiado por su tío político Pedro Dionisio de Gálvez y
Alva, quien fue la pieza clave que definiría su destino,
ya que él decidió que el pequeño Eugenio estudiara
en España. Con tan sólo once años, zarpó en 1787
General de Brigada de Marina
Eugenio Cortés y Azúa
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a bordo de la fragata correo Princesa, hacia Coruña, España, para de ahí partir hacia Bilbao, para
ingresar al Real Seminario Patriótico Vascongado, con
sede en Vergara, donde fue admitido el 9 de junio
de ese año.1 La planta docente de la institución se
componía de destacados científicos, profesores de
excelente reputación y tuvo la suerte de tener como
director al fabulista español Félix María Samaniego.
El desempeño que tuvo en el seminario fue bueno y, después de cinco años de preparación, manifestó a sus tíos su deseo de ingresar al Ejército o a
la Armada Española.2 A mediados de 1792 egresó
del Seminario y en septiembre del siguiente año fue
admitido como Guardiamarina de la Real Armada
Española, con sede en Cádiz, en donde causó alta el
20 de marzo de 1794.3
Por esas fechas, la Convención francesa declaró la guerra a Carlos IV, por lo cual la Real Armada
tuvo la necesidad de tener tripulación preparada
en sus buques. Dicha situación favoreció a Eugenio
Cortés pues, casi inmediatamente a su ingreso, se le
aplicaron exámenes para poder ascenderlo al grado inmediato superior, gracias a lo cual obtuvo el
grado de Alférez de Fragata, y se embarcó como
tal en el navío San Idelfonso, bajo las órdenes del
jefe de Escuadra General Juan Cayetano de Lángara y Huarte. Al ser firmados los tratados de paz
entre España y Francia, en julio de 1795 el navío
regresó a Cartagena, en donde permaneció hasta
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ser comisionado, en octubre de ese año, para zarpar hacia Cádiz.
El 27 de marzo de 1802, se consiguió mediante
la firma del Tratado de Paz de Amiens, la suspensión
provisional de la guerra de la Segunda Coalición,4
por lo que la escuadra española a la que estaba
asignado, preparó su regreso a la Península Ibérica.
Para fines de octubre ese año, Domingo de Grandallana le concedió el ascenso a Alférez de Navío.
En 1804, con el fin de resguardar los recursos
obtenidos por los virreyes de América y que eran
enviados a la península para el sostenimiento de la
metrópoli, fue conformada una escuadra de cuatro fragatas: Medea, Fama, Nuestra Señora de las
Mercedes y la Santa Clara. En esta última estuvo
embarcado Eugenio Cortés, hasta que el 5 de octubre de 1804, en la costa portuguesa de Algarve,
la escuadra española fue interceptada por cuatro
fragatas inglesas capitaneadas por el Comodoro
Graham Moore, quien venía a bordo de la Indefatigable; las otras eran la Medusa, la Amphion y la
Lively.5 Sin previa declaración de guerra, Moore
inició el ataque al que dio comienzo a la llamada batalla de Cabo de Santa María;6 con ella se
dieron por terminadas las relaciones entre los dos
países y sentó el antecedente de la famosa Batalla
de Trafalgar, llevada a cabo un año después (21 de
octubre de 1805).
Los sobrevivientes de esa batalla naval, entre los
que se encontraba Cortés y Azúa, fueron hechos prisioneros y trasladados al puerto inglés de Plymouth.
Antes de cumplir un año en esa situación, obtuvo su
libertad pero en calidad de prisionero de guerra y
bajo la condición de no volver a atacar a los ingleses.
Al regresar a Cádiz, su primo José Antonio Lavalle le ofreció que realizara una expedición comercial
privada al Callao, Perú, en su fragata la Deseada,7
con la que inició el recorrido a fines de diciembre de
1805, para concluirlo en marzo siguiente. En Lima,
Perú, conoció a Leandra Francisca del Carmen del
Alcázar y Argudo,8 con quien contrajo matrimonio
en agosto de 1807.9 Tan sólo habían pasado tres
meses de convivencia marital, cuando tuvo que partir
hacia Guayaquil, Ecuador, para pasar después a Cádiz. Ese año, el Rey le concedió la distinción de que
formara parte en la orden militar de Calatrava.10 En
septiembre, el Mayor General Manuel de Bustamante le autorizó cuatro meses de licencia, para que
partiera a Madrid a atender asuntos personales; sin
embargo, tuvo necesidad de quedarse más tiempo, lo
que le permitió ser testigo de la imposición francesa
de José Bonaparte al trono español.
La inconformidad de los españoles ante ese hecho se hizo patente; los movimientos de violencia
fueron creciendo, hasta derivar en la guerra de independencia española. Aunado a ello, en América
también comenzaba a surgir la idea de separarse de
la península Ibérica. En el movimiento del 2 de mayo
de 1808, los madrileños se resistieron a la invasión
francesa y se organizó la Junta Suprema de Sevilla, a
la cual Eugenio Cortés y el Brigadier José Manuel de
Goyeneche acudieron, para ponerse a las órdenes
de la causa española. Ahí, Cortés y Azúa recibió la
comisión de trasladarse hacia Río de la Plata, Perú y
Chile, con la finalidad de dar a conocer los mencionados sucesos y obtener en esos Virreinatos el reconocimiento por Fernando VII; el Departamento Marítimo
de Cádiz le otorgó el mando de la goleta Carmen,
en la que zarpó hacía territorios de América del Sur
el 26 de junio de 1808, acompañado también del
Alférez de Fragata Ambrosio Cerdán y Encalada.
A fines de 1808, la Suprema Junta de Sevilla, en
acuerdo con la Real Hacienda de Santiago de Chile,
designó a Eugenio Cortés y a José Santiago de Luco
y Herrera para hacer llegar a España, por la vía de
Lima, Perú, los caudales destinados para auxilio de la
metrópoli.11 Zarparon de Valparaíso, Chile, en el navío mercante El Águila. En 1809, Cortés fue asignado
al Apostadero Naval del Callao, Perú, en donde se
le nombró Segundo Comandante de la Astrea y en
octubre de 1809, se le informaba su ascenso a Teniente de Fragata, con antigüedad del 23 de febrero del mismo año.12 Para abril de 1810 tenía 33 años
y recibía la agradable noticia de que su primogénito,
Felipe Eugenio, había nacido. Para abril de 1811, a los
tres meses de este acontecimiento, recibió órdenes
superiores de viajar a España,13 y se hizo a la mar en
la fragata británica Ciudad de Edimburgo. Calcula191
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ba tardarse aproximadamente un año en regresar al
Perú y, con cierta preocupación por separarse de su
familia, los encomendó a su compadre José Bernardo
de Tagle. Para entonces, su esposa se encontraba esperando a su segundo hijo, Eugenio Juan, el cual nació
el 20 de agosto de 1811. Posteriormente, por problemas de salud, solicitó se le remitiera al Apostadero
del Callao, lo que se verificó a mediados de julio de
1813. Ahí permaneció hasta principios de 1816. Claro
que al estar cerca de su familia se ocupó de sus necesidades económicas y afectivas; así, a mediados de
1814 nació su hija Francisca de Paula y en agosto del
siguiente año, Pastora María del Carmen Jerónima.
Durante los últimos días de enero de 1816, los
movimientos insurgentes en gran parte de América
del Sur continuaban, y el apostadero al que estaba
asignado fue atacado por fuerzas independentistas
argentinas comandadas por el irlandés Guillermo
Brown. Las autoridades del apostadero se resistieron
con una escuadra naval de seis cañoneras; en una de
ellas se encontraba Eugenio Cortés. Para continuar
con la defensa, el 1 de mayo zarpó comandando la
fragata Nuestra Señora del Tránsito, con la que arribó al Callao. El 29 de septiembre de 1816, después
de haber disfrutado de una licencia, se reincorporó al
servicio español con el grado de Teniente de Navío.
El 17 de septiembre de 1817, nació su hija María del
Carmen Francisca Josefa, quien llegaba a aumentar
su descendía a cinco. En octubre de 1818 fue comisionado en la fragata Esmeralda, para llevar suminis192
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tros de guerra a Chile y Perú. Al poco tiempo se le
vinculó con el Almirante británico Thomas Alexander
Cochrane, quien prestaba sus servicios en la Armada
insurgente chilena.
recién formado Ejército Trigarante, sus conocimientos
y experiencia. Debido a la confianza que desde el
principio le inspiró al libertador, fue considerado como
su ayudante personal y asesor en cuestiones navales.15
Las luchas independentistas de las colonias novohispanas tomaban cada vez mayor fuerza. Los españoles habían perdido el control, pues ellos mismos
libraban su propia crisis. Los oficiales de la Real Armada no alcanzaban para cubrir la serie de demandas.
Sin embargo, se hacia el mayor esfuerzo para no ver
la causa perdida. Así, Cortés recibió varias comisiones
hasta que, a inicios de 1821, las fragatas Venganza y
Prueba, en la que Cortés iba como Segundo Comandante, llegaron al entonces Virreinato de la Nueva
España, concretamente al puerto de Acapulco.
El 27 de septiembre de 1821, Agustín de Iturbide entró triunfante a la Ciudad de México y se
hizo acompañar de sus ayudantes, generales, Estado
Mayor y muy lucida comitiva. A la vanguardia venía
la columna de Granaderos de Infantería, formada
en compañías. Con este solemne acto, Iturbide consumaba la Independencia Nacional, aunque todavía
faltaba por librar la resistencia de algunos españoles
que se negaron a reconocerla. Pese a que no ha podido confirmarse con certeza, se cree que uno de los
acompañantes de Iturbide en ese suceso fue Eugenio
Cortés, debido principalmente a que su adhesión al
Plan de Iguala, lo hizo formar parte de los hombres
de confianza del libertador. Otro indicio es el hecho
de que su nombre, junto con el de otras importantes
personalidades, aparece en el armisticio celebrado el
7 de septiembre de 1821 entre el Ejército Trigarante
y las tropas de México.16
A su llegada, el proceso emancipador se encontraba muy avanzado. Las diversas noticias que recibían
al respecto, generaron inquietud entre la tripulación de
las fragatas, provocando insurrecciones al interior, así
como intentos de deserción. Con la finalidad de solicitar auxilios, fue enviado a la Ciudad de México,
a entrevistarse con el Virrey Juan Ruiz de Apodaca,
pero en su trayecto entró en contacto con el principal
líder del movimiento: Agustín de Iturbide Arámburu.
Tal encuentro marcó la entrada de Eugenio Cortés en
la historia nacional mexicana, ya que, identificado con
la causa independentista de los países americanos, se
adhirió al Plan de Iguala, proclamado el 24 de febrero
de 1821;14 Desde ese momento, puso a las órdenes del
El 7 de enero de 1822, después de instituido
el Ministerio de Guerra y Marina, le fue expedido
el Despacho de Capitán de Navío de la Armada
Imperial, el cual era el grado de mayor jerarquía de
la naciente institución, ascenso que se unía a la satisfacción de que, en mayo de ese año, su esposa había
dado a luz a su sexta hija, Manuela Ascensión.
Agustín de Iturbide
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Al poco tiempo de consumada la independencia, el entonces Gobernador español de Veracruz,
Mariscal de Campo José María Dávila García, se
resistió a reconocer este hecho en el Castillo de San
Juan de Ulúa. Ante esta situación, las autoridades
convinieron en que era de suma necesidad adquirir
barcos para conformar una escuadra que pudiera
hacer frente a los españoles apostados en el fuerte.
Esta importante comisión Iturbide la confió a uno de
sus hombres más allegados: al Capitán de Navío
Eugenio Cortés y Azúa.
A inicios de 1822, marchó al puerto de Baltimore, E.E.U.U. para adquirir una fragata y ocho corbetas
de guerra,17 las cuales formarían la primera escuadrilla de la Marina de Guerra Nacional. El Imperio no
contaba con fondos, por lo que para realizar la adquisición, lo primero que se debía hacer era conseguir
financiamiento, y fue el norteamericano José Ranich
quien se ofreció a financiar la compra.
Goleta Iguala.
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El 8 de febrero de 1822, el Almirante Generalísimo Iturbide, de acuerdo a las atribuciones que le correspondian como Jefe Supremo de Mar y Guerra,
según el nombramiento que le otorgaron la Soberana
Junta Provisional Gubernativa y la Regencia el 14 de
Noviembre de 1821, mandó expedir los pasaportes
de los comisionados que traerían los buques, a saber:
el Capitán de Navío Eugenio Cortés y Azúa, el Teniente Coronel y Ayudante del Estado Mayor John
Davis Bradburn, acompañados por cuatro criados.18
Cortés se dirigió a Delaware, E.E.U.U. lugar en el que
realizó la compra de la goleta Iguala; de ahí la trasladaron a Baltimore, en donde el Teniente Coronel
Davis tomó el mando para llevarla a Alvarado, Veracruz. Para el 22 de marzo, Eugenio Cortés dictaba
órdenes para que la goleta Iguala, primer buque
de la Armada Imperial, zarpara a Veracruz lo más
pronto posible; sin embargo, su salida sufrió retraso,
debido a una reclamación del agente consular español Luis de Onís, sobre la infracción a la neutralidad
que Estados Unidos ejercía, al permitir que el buque
anclara en su puerto. Para subsanar esta dificultad,
Richard W. Meade, un comerciante norteamericano
que simpatizaba con la lucha por la independencia
mexicana, pagó una fianza para permitir que la goleta fuera trasladada a su destino final.19
El 17 de abril de 1822 se dio la exitosa llegada
al puerto de Alvarado, de la goleta imperial Iguala, armada con doce cañones, bajo el mando del
Teniente Coronel John Davis Bradburn, quien venía
acompañado del Capitán de Infantería Guillermo
Thompson y del Cónsul Guillermo Tylor, enviado por
el gobierno de Estados Unidos, país que estaba por
reconocer la independencia de México, y de todos
aquellos países americanos que la habían obtenido.
La Iguala tuvo el privilegio de ser el primer buque
de la Armada, que enarboló la bandera tricolor del
México Independiente, iniciando así la formación del
pie veterano de la Marina de Guerra Nacional.
Mientras tanto, en Estados Unidos continuaba
el Capitán de Navío Eugenio Cortés negociando la
compra de los demás barcos, que permitirían hacer
efectivo el bloqueo a San Juan de Ulúa. Los otros buques que Cortés adquirió fueron la goleta Anáhuac,
y las balandras cañoneras Chalco, Chapala, Texcoco,
Orizaba, Campechana y Zumpango,20 posteriormente se incorporaron las balandras Tampico, Papaloapan, Tlaxcalteca y Tuxpan. Inicialmente se había planeado que hicieran frente al bloqueo; sin embargo,
por haber llegado con artillería insuficiente para la
defensa, fueron utilizadas temporalmente como transporte y correo.
La comisión que desempeñó Cortés en Estados
Unidos fue de suma importancia, porque a principios
de diciembre de 1822, recibió las funciones de Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario del
Imperio Mexicano en los Estados Unidos.21
El 31 de diciembre de 1822, Eugenio Cortés
arribó al puerto de Alvarado en la fragata angloamericana Fontina y de manera inmediata, asumió
el mando de la Escuadra Imperial.22 Además, traía
consigo artillería, municiones y un número considerable de pertrechos, navales y de guerra, para completar el armamento de los buques. Sabía que era muy
necesaria la formación de una tripulación adecuada
para dotar a los buques adquiridos; por ello, el 5 de
enero de 1823 envió una misiva al encargado de las
operaciones militares y de las acciones políticas del
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Imperio, General José Antonio Echávarri, en la que
le solicitaba urgentemente artilleros e infantes, para
embarcarlos en los buques; además, le informaba que
había ordenado la salida de las goletas Iguala y
Anáhuac, y de las balandras Zumpango y Texcoco, a las costas de Campeche y Yucatán, para que
reclutaran gente aclimatada al mar y completar sus
tripulaciones. La contestación recibida fue en sentido
negativo, pues Echávarri argumentó que sus propias
unidades quedarían afectadas.
En marzo de 1823, el Almirante Generalísimo
Iturbide le otorgó el grado de Brigadier Graduado
de la Armada Imperial.23 A pesar de que el Emperador fue destituido en mayo siguiente, Cortés y Azúa
permaneció en activo en la institución militar, debido
principalmente a sus amplios conocimientos navales, al
cumplimiento efectivo de sus comisiones y al reconocimiento de la segunda persona de mayor jerarquía
en el Imperio, el Teniente General Pedro Celestino
Negrete, quien era marino militar de profesión.
Primer escudo de la Marina Mexicana
196
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Por la dificultad de obtener personal capacitado
en las ciencias náuticas y navales fue urgente crear
una escuela para tal fin, y para ello en 1824, Eugenio
Cortés, por órdenes del General Miguel Barragán
Ortíz, se presentó en el Colegio Militar de Perote
para comunicar a los alumnos que el gobierno federal
del Presidente José Ramón Adaucto Fernández y Félix (mejor conocido como Guadalupe Victoria) había
ordenado la creación de una escuela naval; les argu-
mentó que estaban por adquirir más embarcaciones,
para lograr la capitulación de San Juan de Ulúa y,
por la misma causa, era muy necesaria la presencia
de oficiales con la suficiente preparación, para comandarlas. Él se encargó de examinar a los jóvenes
Aspirantes y eligió a 18 de ellos, quienes de manera
inmediata fueron dados de baja del Colegio Militar
y de alta en la Marina, como aspirantes de Primera
y Segunda Clase. Santiago Valdés Villavicencio, Teniente del Ejército y Comandante de la Compañía
de Alumnos del Colegio Militar, por ausencia del
Capitán Luis Antepara, certificó la lista de alumnos
que prestaron este juramento, figuró entre ellos el ilustre marino Tomas Francisco de Paula Marín Zabalza.
En 1825, algunas de las naves traídas por el
Brigadier Cortés (Chalco, Orizaba, Papaloapan y
Tampico) ayudaron a concretar la consolidación de la
Independencia Nacional, ya que estuvieron incluidas
en la escuadra que destacó el Comandante General
del Departamento de Marina de Veracruz, Capitán
de Fragata Pedro Sáinz de Baranda, para hacer
frente a naves españolas que pretendían brindar auxilio a los apostados en el Castillo de San Juan de
Ulúa. El 23 de noviembre fue la fecha en que las autoridades mexicanas ocuparon la fortaleza y por ello
ha quedado grabada en la memoria de la historia
nacional y de la actual Armada de México.
En 1829 regresó al Callao, en donde solicitó a
la Armada y al Senado del Perú le reconocieran el
grado militar que había alcanzado en la Armada
Mexicana, así como la ciudadanía peruana, por lo
cual se le otorgó el grado de Contralmirante y se le
encomendó la Dirección del Colegio Militar de ese
país. En enero de 1834, el Presidente Luis Orbegoso
inició un proceso contra aquellos militares que no le
habían apoyado en la guerra civil que se libró con el
ex Presidente Agustín de Gamarra y, aunque Cortés figuró en aquella lista, pudo demostrar que no
participó activamente en dicho movimiento y cumplió
sólo con su deber como militar. Después de librar
las imputaciones y por continuar las disputas políticas,
en marzo de 1835, solicitó licencia para trasladarse
a Valparaíso, Chile, en donde residió con su familia
hasta que murió en diciembre de 1849, a causa de
un derrame cerebral, cuando contaba con 73 años
de edad. Los restos de este forjador de la naciente
Marina de Guerra Mexicana descansan en el Cementerio No. 1 de Valparaíso.
CITAS
Archivo Nacional de Chile, Fondo Vicuña Mackena, (en adelante: ANCH, FVM), vol. 177, f. 12.
2
Ídem, f. 26.
3
Hoja de servicios, Archivo-Museo Don Álvaro
de Bazán, Sección Cuerpo General.
4
El Tratado de Amiens fue firmado entre Gran
Bretaña y Francia, así como entre España y la
República Bátava.
1
197
197
El batimiento se dio en el orden en que están
mencionadas las fragatas: la Indefatigable con
330 hombres enfrentó a la Medea con 279; la
Medusa con 250 hombres enfrentó a la Fama
con 264; la Amphion con 250 hombres enfrentó
a Nuestra Señora de las Mercedes y la Lively
con 280 hombres a la Santa Clara con 264.
6
Carlos Ibáñez de Ibero, Historia de la Marina de
Guerra Española. Desde el siglo XIII hasta nuestros días, Madrid, Espasa Calpe, 1939, p. 219.
7
Ídem, f. 104.
8
ANCH, FVM, vol. 178, f. 328.
9
Ídem, f. 327.
10
Ídem, vol.177, f. 116. La orden de Calatrava fue
una importante institución española de carácter
militar y religioso; su insignia era una cruz roja
con cuatro lises en la punta. Actualmente, su carácter es honorífico.
11
Ídem, f. 137, 139, 160.
12
Hoja de servicios, Archivo-Museo Don Álvaro
de Bazán, Sección Cuerpo General.
13
Jorge Ortiz Sotelo, “Eugenio Cortés y Azúa: de
súbdito real a ciudadano americano”, Asociación
de Historia Marítima y Naval Iberoamericana, en:
Revista de Estudios Históricos, No. 45, Lima, p. 314.
14
Archivo de cancelados, Dirección General de
Archivos e Historia, Secretaría de la Defensa
Nacional (en adelante: AHSDN), Exp. personal,
No. XI/III/2-175, f. s/n. 21 enero de 1828.
15
Arturo López de Nava, Aportación para un En5
198
198
sayo Histórico de la Marina de Guerra Mexicana, Talleres Autográficos de la Escuela Naval
Militar. Veracruz, 1934, p. 54.
16
Fondo Reservado de la Universidad Nacional
Autónoma de México, Armisticio celebrado entre el Ejército Trigarante y las tropas de México,
Imprenta de Juan Bautista de Arizpe, hoja 30,
México, 1821.
17
Memoria presentada al Soberano Congreso
Mexicano por el Secretario de Estado y del
Despacho de Marina, Antonio de Medina Miranda, México, 1822, Alejandro Valdés, impresor
de Cámara del Imperio, p. 27.
18
Gaceta Imperial de México, Sábado 9 de febrero de 1822, Tomo I, Núm., 64, p. 501.
19
ANCH, FVM, vol. 178, f. 47.
20
ANCH, FVM, vol. 178, f. 22.
21
Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones
Exteriores Genaro Estrada, Legajo LE-1611(24),
H/131-822/11.
22
Ibídem,
23
Ídem, f. 31.
FUENTES CONSULTADAS
DOCUMENTALES
•Archivo Nacional de Chile. Fondo Vicuña Mackena.
•Archivo Histórico Secretaría de la Defensa Nacional, Sección de cancelados.
•Archivo Histórico de la Secretaría de Relaciones
Exteriores, Genaro Estrada.
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Marítima del México Independiente y Revolucionario, Tomo I, México, Secretaría de Marina,
1970.
•CARRANZA Castillo, Miguel Carlos. …y la Independencia se consolidó en el mar. México,
Secretaría de Marina-Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México,
2009.
•DÉLANO, Luis Enrique. Pequeña Historia de
Chile. Biblioteca Enciclopédica Popular, México,
SEP, 1944.
•IBÁÑEZ de Ibero, Carlos. Historia de la Marina
de Guerra Española. Desde el siglo XIII hasta
nuestros días, Madrid, Espasa Calpe, 1939.
•LAVALLE Argudín, Mario. La Armada en el México Independiente, México, Instituto Nacional
de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Secretaría de Marina, 1985.
•ORTIZ Sotelo, Jorge. Eugenio Cortés y Azúa: de
súbdito real a ciudadano americano. Asociación
de Historia Marítima y Naval Iberoamericana,
Revista de Estudios Históricos, No.45. Lima.
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Naval Iberoamericana, Lima, 2007.
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•SÁNCHEZ Lamego, Miguel Ángel. El Ejército y
Fuerza Aérea Mexicanos, tomo I, México, Secretaría de la Defensa Nacional, 1979.
199
199
Por los CC. Alm. IM. DEM. (Ret.) Pedro Raúl Castro Álvarez y Lic. Mario Óscar Flores López
U
no de los personajes poco conocido en la historia oficial mexicana, es John Davis Bradburn (él
prefería ser llamado Juan), norteamericano de origen,
ya que nació en Richmond, Virginia, en 1786,1 un año
antes de que se promulgara la Constitución de los
Estados Unidos, la cual estableció las bases de la primera república federal y democrática, que dividió el
poder en Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Durante su infancia y juventud, tuvo la oportunidad
de observar el rápido crecimiento comercial, industrial y
agrícola de la naciente república norteamericana. Sus
primeros años de vida, probablemente los vivió en los
límites de los condados de Virginia, a lo largo del Risco
Azul o al sureste del Río James, en donde llegaron a
establecerse familias judías y escocesas.2 Después de
algunos años de su independencia, los Estados Unidos
extendieron sus límites territoriales hacia la Louisiana,
adquirió a Francia en 1803. Esta provincia creció rápidamente con el trabajo de cientos de familias, que
migraron para alcanzar sus ideales de vida.
200
Arribo de la goleta Iguala a Alvarado, bajo la responsabilidad del Teniente
Coronel de Infantería John Davis Bradburn.
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En Louisiana se estableció uno de los principales
puertos de los Estados Unidos: New Orleans, cuya
ubicación geográfica permitió que su comercio se extendiera hacia Texas, entonces territorio de la Nueva España. Y no sólo el comercio influyó, ya que las
ideas libertarias se extendieron pronto, provocando
que comerciantes y aventureros angloamericanos se
manifestaran a favor del movimiento independentista
de México, iniciado en 1810.
La insurrección de 1812 en Texas, bajo el mando
de Bernardo Gutiérrez de Lara, hombre de buena
posición económica de dicha provincia, pudo haber
sido también la primera incursión de John Davis Bradburn en el movimiento de independencia de México,
al integrarse a la insurgencia el 1 de enero de 1813,
con el empleo de Capitán de Infantería, en la Junta
de Guerra de la provincia de Texas, y permaneció
en ese grado durante dos años y nueve meses.3
En 1813 fue destituido Gutiérrez de Lara, por ejecutar a las autoridades españolas de Béjar (hoy San Antonio, Texas).4 Su lugar lo ocupó el Capitán de Fragata
José María Álvarez de Toledo, quien tomó el mando
del ejército insurrecto en la Batalla de Medina, donde
el Capitán de Infantería Davis Bradburn participó a
mediados de agosto de ese mismo año; pero a pesar
del apoyo externo de los patriotas angloamericanos,
las tropas del Capitán de Fragata Álvarez de Toledo
fueron derrotadas por el Ejército Realista, comandado
por el General Brigadier Joaquín de Arredondo.
202
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Los comandantes norteamericanos que lograron sobrevivir se dirigieron a Louisiana, en donde
ingresaron al ejército de los Estados Unidos. En diciembre de 1814, John Davis Bradburn se integró a
la Compañía del 18 Regimiento de Louisiana, con el
grado de Tercer Teniente y durante el tiempo que
estuvo enganchado, llegó a ser Segundo Teniente
de dicha compañía.5
El insurgente Juan Pablo Anaya viajó a New
Orleans, para establecer contactos, y adquirir municiones y armas,6 con la finalidad de obtener una
mayor presencia naval en las costas mexicanas, tal
como la había visualizado José María Morelos
y Pavón, quien vio a los puertos marítimos como
puntos estratégicos para la causa independentista.
Al llegar al puerto norteamericano, Anaya otorgó
patentes de corso y logró algunas acciones importantes, como el reclutamiento de aventureros angloamericanos y una estrecha relación con algunos
corsarios, como Luis d´Aury y Juan Galván, quienes
llegaron a ser Comodoros de la Armada insurgente
del movimiento de Morelos.
Una de las compañías de patriotas que se integraron en el puerto norteamericano, fue la comandada por Henry Perry, en la cual se enlistó John
Davis Bradburn como Sargento Mayor,7 y a quien,
por su experiencia adquirida, se le encargó el mando de un contingente, así como los suministros del
cuerpo principal. En junio de 1814, Davis se dirigió
hacia el Cuartel General, que se encontraba ubicado a lo largo de las riberas del río Trinity, Texas, con
el objetivo de integrarse a las filas del comandante
Perry; en el lugar se establecieron durante varios
meses, sin novedad alguna.
El General Francisco Javier Mina, disidente de
la Corona española, tuvo el objetivo de desembarcar en algún puerto mexicano, con la finalidad de
unirse al movimiento independentista que se había
originado en 1810. El General Mina logró conformar
un contingente de 300 hombres;8 compuesto principalmente por voluntarios angloamericanos, los cuales
formaron las tripulaciones de los buques Cleopatra,
Neptuno, Elena Tooker y tres más de menor calado.
Entre ellos se encontraba el Sargento Davis, quien
formaba parte del contingente de Henry Perry; otros
comandantes que se integraron a esta campaña fueron el Coronel Guilford Dodley Young y otro de la
misma categoría de apellido Myers.
El desembarco de la expedición, inicialmente habría sido en Nautla o en Boquilla de Piedras, puertos
veracruzanos que habían sido tomados por tropas
insurgentes, pero ante el repliegue de éstas y las
exitosas avanzadas del ejército realista, se llegó a
la determinación de efectuarlo en Soto la Marina,
Tamaulipas. Una vez que las tropas desembarcaron,
pudieron avanzar tierra adentro, en donde establecieron un campamento militar. En su expedición con
rumbo al centro del país, el General Francisco Javier
General Francisco Javier Mina
203
203
Mina fracasó en su intento por unirse a otros ejércitos
insurgentes, los que se encontraban en franca decadencia.
Entre sus tropas se generaron algunas diferencias y fue la división encabezada por Heny Perry,
la que se opuso a seguir con Mina, entonces prefirió
abandonar al ejército y, junto con la mayoría de sus
hombres, se dirigó hacia el Norte, con el objetivo de
llegar a Texas y continuar con la revolución, pero sorpresivamente, Perry se encontró con la muerte durante una batalla contra el ejército realista.9 John Davis
Bradburn fue uno de los patriotas que se negaron a
seguir a su antiguo jefe y prefirió mantener su lealtad
al General Mina, pero ahora bajo las órdenes del
Coronel Young.
Una de las batallas más importantes que sostuvo
el ejército de Mina, fue en el Fuerte del Sombrero,
ubicado a 20 km. de la ciudad de León, Guanajuato;
al mando de la defensa insurgente se encontraba
el Coronel Young,10 quien defeccionó para pasarse
al bando realista, por ello los rebeldes iniciaron la
retirada del lugar, aunque la mayor parte de ellos
fueron cruelmente pasados por las armas; entre los
pocos que pudieron salvar la vida se encontraba
John Davis, quien desde ese momento tomó el mando
que había dejado Young, quien por cierto murió en
la batalla. Luego del desastre verificado en el Fuerte
de los Remedios, Bradburn tuvo conocimiento de la
muerte de Mina, en noviembre de 1817, al ser cap204
204
turado en su intento por tomar la ciudad de Guanajuato. Durante algunos meses, Davis estableció su
campo de operación en los actuales Estados de San
Luis Potosí y Guanajuato. En Chucándiro, Michoacán,
pudo establecer algunas fábricas de armas al iniciar
el año de 1818;11 las que tuvieron poco tiempo de vida
ante la constante persecución de las fuerzas realistas,
que derrotaron al nuevo comandante de lo que fue
el ejército de Mina.
Como única alternativa para seguir dentro del
movimiento independentista, John Davis Bradburn
se dirigió al puerto de Acapulco, donde se encontraba el ejército insurgente bajo el mando del General Vicente Guerrero Saldaña. El 3 de octubre de
1819, Bradburn se empleó como Teniente Coronel,
al integrarse a las filas del ejército de Guerrero,
el cual ocupó durante poco más de tres años, demostrándole incondicionalmente su lealtad. Se tiene
conocimiento de que el Teniente Coronel Davis, durante el tiempo que permaneció en dicho ejército,
desobedeció la orden de fusilar a unos soldados
realistas prisioneros, con la intención de ganarse el
respeto y la confianza de Agustín de Iturbide para
poder infiltrarse entre sus filas.
Entonces Bradburn tuvo un distanciamiento ficticio con Vicente Guerrero, en diciembre de 1820, al
parecer con la intención de que el Teniente angloamericano realizara actividades de espionaje dentro de
las filas del ejército realista.12 El 16 de diciembre de
1820, se presentó ante Agustín de Iturbide, para pedirle su indulto, porque había formado parte del ejército insurgente durante varios años.
Agustín de Iturbide defeccionó de la causa realista y decidió establecer comunicación con Guerrero.
Cuando ambos jefes iniciaron las conversaciones que
culminaron con la firma del Plan de Iguala, John Davis
realizó una labor sobresaliente como intermediario
entre ambas personalidades. Ante la unificación de
los ejércitos españoles e insurgentes, se constituyó el
Ejército Trigarante, cuya entrada triunfal a la Ciudad
de México se verificó el 27 de septiembre de 1821,
fecha en la que se proclamó la consumación de la
Independencia de México.
El 21 de julio de 1822, Agustín de Iturbide fue
coronado Emperador de México, y pronto se dio a
la tarea de ordenar la estructura política y administrativa del naciente imperio independiente; para los
asuntos de seguridad nacional se creó el Ministerio de
Guerra y Marina. Otro motivo de suma importancia
para contar con cuerpos de guerra, fue la resistencia
del ejército español en el Castillo de San Juan de Ulúa,
y para ello se determinó la adquisición de buques de
guerra, para poder establecer un bloqueo naval efectivo a la fortaleza. Para ello se envió una comisión a los
Estados Unidos, la cual fue encabezada por el Capitán
de Navío chileno Eugenio Cortés y Azúa y John Davis
Bradburn, a quien el 7 de enero se le revalidó el grado como Teniente Coronel de Infantería, que ostenta-
El Ejército Trigarante, a su entrada a la Ciudad de México
205
205
ba de manera interina desde agosto del año anterior.
La comisión rindió sus frutos con la adquisición
de los primeros buques de guerra, para conformar la
Escuadrilla Imperial. El Teniente Coronel Davis fue el
responsable de traer la primera embarcación que llegó a costas mexicanas: la goleta Iguala, en abril de
1822, procedente de la ciudad de Baltimore, Estados
Unidos de América;13 en la tripulación se distinguió la
presencia del Capitán de Infantería de Marina Guillermo Thompson y el Cónsul norteamericano Guillermo
Tylor, enviado del gobierno estadounidense, país que,
aunque no oficalmente, de alguna manera apoyaba
ya la independencia de México. El Teniente Coronel
Bradburn fue designado como el Comandante del
Batallón de Marina que estaba conformado, sobre
todo porque el norteamericano ya tenía una amplia
experiencia en la dirección de este tipo de cuerpos y
su comisión a Estados Unidos era con la finalidad de
reclutar personal para formar este cuerpo en México, cuya misión sería guarnecer los buques y demás
requerimientos marítimos; esta condición convirtió a
Bradburn en el pionero de la Infantería de Marina
mexicana.
En marzo de 1823 Agustín de Iturbide renunció
al Imperio Mexicano, presionado por el movimiento republicano; en ese momento, Bradburn se encontraba en el puerto de Veracruz, cuando recibió
la noticia; sin embargo, no abandonó su cargo al
frente del Batallón de Infantería de Marina, que
comprendió el período de 1822 a 1826. Uno de los
206
206
acontecimientos que le tocó presenciar, fue el prolongado bloqueo al Castillo de San Juan de Ulúa, el
que finalmente fue abandonado por los españoles
el 23 de noviembre de 1825, gracias al bloqueo
impuesto por la Escuadrilla Nacional. En este hecho,
Davis fue el único representante de la Marina mexicana que firmó el acta de capitulación.14
En mayo de 1826, Bradburn entregó la comandancia del Batallón de Marina al Coronel Graduado
de Infantería Pedro Landero, debido a la parcialidad
que el Departamento de Marina había mostrado
ante las acusaciones de insubordinación que el Coronel había denunciado contra algunos miembros de su
personal. Una vez resuelto al proceso, Davis viajó a
la Ciudad de México en donde se desempeñó como
miembro de la Junta de Calificación en 1828.15
Durante el primer semestre de 1829, John Davis Bradburn no tuvo comisión alguna dentro del
ejército. No fue hasta el mes de agosto, cuando
recibió órdenes para trasladarse a artillar la Barra
de Coatzacoalcos, donde estuvo como comandante durante cuatro meses, ante la importancia que
tenía dicho puerto, por su ubicación geográfica y
estratégica para el comercio mexicano. Posteriormente, recibió órdenes de trasladarse a la Ciudad
de México, para recibir los pormenores de su futura comisión en la provincia de Texas, lugar donde
inició su trayectoria militar, cuando luchó por la
Independencia de México.
En Texas, los colonos angloamericanos manifestaron sus inconformidades por la implementación de
los impuestos que el gobierno mexicano había establecido, además de prohibir la esclavitud, mano
de obra requerida para trabajar en las actividades
agrícolas. Así mismo, pretendían obtener una mayor representatividad ante el Congreso Mexicano
y eran más frecuentes sus ideas independentistas. La
comisión de Bradburn comenzó el 3 de noviembre
de 1830 y rápidamente comenzó sus labores, para
cumplir con las órdenes que se le habían asignado.
Cuando Davis llegó a ocupar la comandancia en Anáhuac, lugar ubicado al norte de la costa
texana, observó la casi inexistente seguridad en los
principales establecimientos de la ciudad, entre ellos,
los puertos de Galveston y Anáhuac, en donde se
practicaba un exagerado comercio ilegal, prohibido por el gobierno mexicano. Una de las primeras
medidas que tomó el Generl Manuel Mier y Terán
fue el establecimiento de un puesto militar y una
aduana, que puso bajo las órdenes de John Davis.16
Los títulos de propiedad vinieron a ser un problema para John Davis porque un comisionado del
gobierno estatal de Coahuila y Texas, Francisco
Madero, otorgó concesiones a los colonaos angloamericanos, las cuales desde el punto de vista
federal resultaban ser de terrenos irregulares; él,
como máximo representante del gobierno federal
en la localidad, cumplió con las atribuciones que le
correspondían al oponerse a las acciones de Medero.17
Las fricciones por la concesión de tierras a más
colonos, entre el Comandante Davis Bradburn, representante del gobierno federal, y Francisco Madero,
del estatal, llegó hasta el límite con la aprehensión de
éste último. Después de recobrar su libertad, el comisionado estatal se encargó de crear un ayuntamiento,
que llevó el nombre de Villa de la Santísima Trinidad
de la Libertad, medida que no fue bien vista por
el Comandante General de la provincia de Texas,
Manuel Mier y Terán, quien le ordenó a Bradburn
desmantelarlo y crear otro nuevo en Anáhuac.18
Los esfuerzos por resolver la situación en Texas
no fueron suficientes. Stephen Austin, líder y representante de las colonias texanas, trató de llegar a un
acuerdo con Davis, pero el resultado no fue el más
satisfactorio, porque uno de sus objetivos era la derogación de las leyes que establecían los impuestos en
Texas. Ante tal situación, un grupo de colonos texanos,
encabezados por Patrik Jack y William Barret Travis,
empezaron a reclutar tropas, acción que estaba prohibida y que generó violencia e indignación entre la
población texana. Como consecuencia de ello, fueron
detenidos algunos de los cabecillas, entre los que se
encontraba Patrik Jack.19
Ante la problemática, Bradburn renunció a su
cargo y, a causa de un atentado que sufrió por ha207
207
bitantes de Anáhuac, optó por huir del lugar, pero
al serle imposible salir por la vía marítima, decidió
escapar por tierra, hasta llegar a New Orleans y se
refugió en el consulado mexicano, por algún tiempo.
Posteriormente, llegó a la Ciudad de México, donde
se enteró que había sido relevado de sus funciones.
En la segunda mitad de 1832, el Presidente Interino de México, Anastasio Bustamante, le otorgó
el grado de General Brigadier.20 En esos momentos,
John Davis se encontraba al mando de un regimiento en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas, y ante la
reconciliación, su tropa se fusionó con la del General
federalista Lorenzo Cortina, que se encontraba en la
misma zona, y fue quien se quedó al mando del contingente militar.21 Bradburn, por su parte, se retiró del
servicio militar y estableció su residencia en Tamaulipas durante varios años, durante los cuales se dedicó
a la actividad agrícola; con el tiempo se ganó el
respeto de la población, incluso de los angloamericanos, que llegaban a comerciar en aquella entidad. En
1834, después de una larga trayectoria militar, John
Davis Bradburn adquirió la nacionalidad mexicana.
la orden de retroceder y llegó a un lugar llamado
el Refugio; ahí se instaló en mal estado de salud y
con una fuerza de tan sólo cinco hombres. Tiempo
después, el 11 de diciembre de 1837, se le otorgó el
grado de General de Brigada.22
El 23 de junio de 1841 Davis recibió el Diploma
de la Cruz de Honor, otorgado por el Congreso
Mexicano por su participación en la guerra de Texas.
Al año siguiente, el General Pedro Ampudia fue quien
notificó desde Matamoros, la muerte del General de
Brigada Juan Davis Bradburn, a consecuencia de una
fuerte infección estomacal el 19 de abril de 1842. Si
bien Davis no dejó muchos testimonios de su vida privada, se sabe que se casó en 1823 con Josefa Hurtado de Mendoza, con la que procreó un hijo llamado
Andrés Davis Bradburn y Hurtado. Los restos de este
ilustre forjador de la Marina de Guerra Mexicana
y pionero de la Infantería de Marina en México,
descansan en Matamoros, Tamaulipas.
CITAS
Expediente de Juan Davis Bradburn, Archivo
Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional (en adelante AHSDN), XI/III/2-699 Aunque
Margaret Swett Henson, Juan Davis Bradburn a
Reapraisal of de Mexican commander of Anáhuac, Texas, Texas & University Press, College
Station, 1928, p. 24, plantea que su nacimiento
fue un año después.
1
Stephen Austin
208
208
Al proclamarse la independencia de Texas en
1835, una vez más desempeñó otra comisión: fue
reincorporado a las tropas del General José Urrea,
y al año siguiente, a las del General Antonio López
de Santa Anna, quien fracasó en contra de los texanos en la batalla de San Jacinto. En este acontecimiento, el entonces General Brigadier Davis recibió
Margaret Swett Henson, op. cit., p. 24
3
Expediente de Juan Davis Bradburn, AHSDN XI/
III/2-699.
4
Vicente Filisola, Historia de la Guerra de Tejas,
Tomo I, México, Secretaría de la Defensa Nacional, 1987, p. 58.
5
Margaret Swett Henson, op. cit., p. 24.
6
Enrique Cárdenas de la Peña, Historia Marítima
de México, Guerra de Independencia 1810-1821,
Volumen I, México, Lito Ediciones Olimpia, 1973,
p. 180.
7
Margaret Swett Henson, op. cit., p. 28.
8
Enrique Cárdenas de la Peña, op. cit., p. 243.
9
Vicente Filisola, op. cit., pp. 77-79.
10
Martín Luis Guzmán, Javier Mina, Héroe de España y de México, México, Editorial Joaquín
Mortiz, 2001, p. 226.
11
Margaret Swett Henson, op. cit., p. 133
12
Ídem, p. 34.
13
Gaceta Extraordinaria del Gobierno Imperial
de México del 21 de abril de 1822, véase en:
Biblioteca Nacional, Universidad Nacional Autónoma de México, Tomo II, Núm. 26, p. 201.
14
SÁNCHEZ Lamego, Miguel. “El Ejército Mexicano desde 1821 hasta 1860”, en El Ejército y
Fuerza Aérea Mexicanos, Tomo I, México, Secretaría de la Defensa Nacional, 1970, 647 pp.,
p. 119.
15
Expediente de Juan Davis Bradburn, AHSDN XI/
III/2-699, f. 69.
16
Vicente Filisola, op. cit., p. 152.
2
209
209
Ídem, pp. 256-258.
18
Ibídem.
19
Margaret Swett Henson, op. cit., p. 97.
20
Ídem, p. 117.
21
Ídem, pp. 116 y 117.
22
Expediente de Juan Davis Bradburn, AHSDN XI/
III/2-699, f. 194.
17
FUENTES CONSULTADAS
•FILISOLA, Vicente. Historia de la Guerra de Tejas, Tomo I, México, Secretaría de la Defensa
Nacional, 1987.
•GUZMÁN, Martín Luis. Javier Mina, Héroe de
España y de México, México, Editorial Joaquín
Mortiz, 2001.
•HENSON, Swett Margaret. Juan Davis Bradburn a Reapraisal of de Mexican commander of
Anáhuac, Texas, Texas & University Press, College Station, 1928, p. 159.
DOCUMENTALES
•Archivo General de la Secretaría de MarinaArmada de México.
•Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa
Nacional
BIBLIOGRÁFICAS
•CÁRDENAS de la Peña, Enrique. Historia Marítima de México, Guerra de Independencia 18101821, Volumen I, México, Lito Ediciones Olimpia,
1973, p. 326.
•MEZA Oliver, Rocio y OLVERA López, Luis. Catálogo de la Colección Lafragua, Biblioteca Nacional de México 1811-1821, México, Universidad
Nacional Autónoma de México,
•SÁNCHEZ Lamego, Miguel. “El Ejército Mexicano desde 1821 hasta 1860”, en El Ejército y
Fuerza Aérea Mexicanos, Tomo I, México, Secretaría de la Defensa Nacional, 1970, 647 pp.
210
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HEMEROGRÁFICAS:
•Gaceta Extraordinaria del Gobierno Imperial
de México, del 21 de abril de 1822.
Por la C. Tte. Frag. SDN Prof. María Delta Kuri Trujeque.
E
sta ilustre personalidad es uno de los iconos más
emblemáticos para la Secretaría de Marina-Armada de México, cuyo nacimiento se registró en la
ciudad de Campeche, el martes 13 de marzo de
1787. Fue hijo del español Pedro Sainz de Baranda,
y de la campechana María Josefa Borreyro y de
la Fuente. Provenía del seno de una familia de clase
acomodada, ya que su padre tenía el cargo de Ministro de la Real Hacienda en Campeche, uno de los
puestos de mayor prestigio en la estructura de poder
de esa ciudad. Fue bautizado en la iglesia parroquial
de Nuestra Señora de Campeche, con los nombres
de Pedro Rodrigo María de la Paz José Juan Antonio Salvador Ramón de la Santísima Trinidad,1 aunque
simplemente sea conocido como Pedro Sainz de Baranda y Borreyro.
Desde pequeño estuvo muy cerca de la vida
marinera, cosa que no resulta extraña, porque Campeche es un lugar donde históricamente se asentaba
la gente de mar, por las mismas características de
Pedro Sainz de Baranda y Borreyro
211
211
la zona. Por esa causa, a muy temprana edad se
inclinó por la vida en el mar y decidió trasladarse a
España para iniciar su preparación. Tenia apenas 11
años de edad cuando se embarcó en un navío mercante cuyo nombre se desconoce en el que navegó
hacia la península española. La categoría que recibió
a bordo fue la de Grumete es decir, como aprendiz
de marinero, la posición más ínfima en la escala del
mar, eran tantas sus ilusiones por formarse como marino, que no le importó que su travesía se llevara a
cabo sin comodidad alguna2 y, además, teniendo que
ayudar a la tripulación en las pesadas faenas que
implicaba el trabajo abordo.
El 18 de octubre de 1803, para iniciar sus estudios
en la carrera de Marina, ingresó en el Departamento
de El Ferrol. Al concluir sus estudios, el 11 de julio de
1805 Sainz de Baranda se embarcó como Guardiamarina en el navío San Fulgencio, y al día siguiente
se hizo a la mar en la escuadra que comandaba Domingo Grandellana, con rumbo al puerto de Cádiz,
al que llegaron el día 22 de julio. Ahí transbordó al
navío Santa Ana, bajo el mando de Ignacio María
de Alava, para navegar en la escuadra combinada (francoespañola) que comandaba Federico Carlos
Gravina. Nunca se imaginó que al formar parte de
la tripulación de ese buque, el destino le llevaría a
participar en uno de los acontecimientos navales más
importantes de la historia de Europa, durante el siglo
XIX: La Batalla de Trafalgar. El 21 de octubre de ese
mismo año, a la altura de Cabo Trafalgar, el Santa
212
212
Ana se batió sangrientamente contra el Royal Sovereign, bajo el mando del Almirante Cuthbert Collinwood. Ante lo desigual de las fuerzas, el combate se
tornó encarnizado por cerca de seis horas, hasta que,
a causa del elevado número de muertos y heridos
del Santa Ana, entre los que se encontraban el mismo
Comandante Alava y Sainz de Baranda, que recibió
tres peligrosas heridas de suma gravedad, el navío
español se vio obligado a rendirse, aunque posteriormente fue recatado, por los navíos españoles Asís,
Montañes y Rayo.
El 9 de noviembre de 1805, por su valerosa
actuación en la Batalla de Trafalgar, fue promovido
a Alférez de Fragata.3 Las heridas recibidas no le
permitieron continuar en el servicio de campaña y
regresó al San Fulgencio, del que causó baja el 6 de
marzo de 1806, para darse de alta en los Batallones
de la Marina Real Española. Ahí permaneció hasta el
1 de octubre, cuando se embarcó en el navío Príncipe
de Asturias.
España y gran Bretaña continuaban enfrascadas
en graves conflictos, y Sainz de Baranda continuo:
al servicio dela Armada Española combatiendo al
enemigo ingés al mando de la cañonera 44, además
de la conducción de varios convoyes. Volvió a distinguirse en una acción de guerra en Chipiona, España,
y gracias a su actuación se logró un botín de guerra
de poco más de ocho mil fusiles.
Pedro Sainz de Baranda sirvió también en las
Brigadas de Artillería de Marina, hasta el mes de
marzo de 1808 en que, a causa de la invasión napoleónica en España, se embarcó rumbo al Continente
Americano, en el pailebot Centinela, que estaba bajo
el mando del Alférez de Navío Jacobo Oreyro. El
primer punto al que llegó fue al puerto de La Guaira,
Venezuela, en mayo de 1808, y de ahí pasó a Caracas, para entregar unos pliegos oficiales que se le
confiaron conducir y que contenían información sobre
la sucesión de poder entre Carlos IV y Fernando VII.
Regresó a La Guaira y de ahí partió a Cuba, para
pasar después a su tierra natal: Campeche, a donde
arribó el día 8 de agosto de 1808. Cuando salió de
Cádiz, tuvo conocimiento de la crisis de sucesión de
poder por la que estaba atravesando la Corona; sin
embargo, nunca se imaginó que, en muy poco tiempo,
se desencadenaría una guerra entre Francia y España. Al enterarse de este conflicto, antes de hacer uso
de la licencia real que tenía, ofreció de nuevo sus
servicios y el Capitán General de Yucatán Benito
Pérez Vadelomar le nombró Segundo Comandante
del pailebot de guerra Antenor,4 a bordo del cual
condujo pliegos y caudales a La Habana, Cuba; llevó
auxilio a la isla de Santo Domingo, viajó a Penzacola
a llevar pliegos de real servicio y realizó varios cruceros para perseguir corsarios y contrabandistas en
el Seno Mexicano (actualmente Golfo de México),
hasta que recibió el nombramiento de ayudante de
matrículas de Yucatán.
Al suprimirse el Juzgado de Matrículas, se le
ordenó viajar a La Habana, para formar parte de
la tripulación del Santa Ana y, realizando a bordo
los servicios propios de su clase, enfermó a tal grado
que, Juan Ruiz de Apodaca, Comandante General
de Marina y más tarde Virrey de la Nueva España,
le extendió una licencia para que se trasladara a
Campeche, hasta que se restableciera su salud; sin
embargo, al no encontrar el alivio que esperaba y
ante la imposibilidad de continuar en el servicio de
la Armada, por una fuerte enfermedad en los ojos,5
solicitó su retiro de la Armada Española.
Debido a las condiciones de salud por las que
atravesaba, por real orden del 26 de febrero de
1815, se le comisionó al Cuerpo de Ingenieros del
Ejército, para encargarse de la oficina administrativa
o detall de las obras de fortificación de la plaza de
Campeche.6 En real orden del 28 de junio de 1815, se
recomendaron sus servicios en la Armada, y a través
de ella se le confirió una tenencia del Batallón de
Castilla de Campeche, la que al final no tuvo efecto,
por lo que se determinó que continuara prestando
sus servicios en el Cuerpo de Ingenieros, hasta que
existiera la vacante necesaria.7
En México, la guerra por la independencia se
había llevado a cabo durante once largos años y el
día 27 de septiembre de 1821, el Ejército Trigarante
bajo el mando de Agustín de Iturbide, entró triunfalmente a la Ciudad de México, y al siguiente día, se
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firmó el acta que consumó oficialmente la Independencia Nacional. Esto no significó la total sumisión de
las tropas españolas que aún se encontraban en el
territorio del naciente imperio. En el puerto de Veracruz, la guarnición española, bajo el mando del Brigadier realista José María Dávila García, se opuso a
estos hechos y se trasladó a San Juan de Ulúa, desde
donde efectuaron la resistencia.
En abril de 1822 solicitó al Imperio Mexicano se
le concediera el empleo de Comisario de Artillería del
Departamento de Yucatán o un empleo equivalente en
la carrera diplomática y fundamentaba su petición en
los años de servicio que como militar tenía, además de
manifestar que durante 17 años, no había sido promovido y que su salud se encontraba quebrantada por las
fatigas que le había provocado el prestar sus servicios
en la Armada Española.8 Sin embargo, el Almirante
Generalísimo Agustín de Iturbide, carácter que le fue
conferido por decreto del 14 de noviembre de 1821
en que fue nombrado Jefe Supremo de las Fuerzas
de Mar y Tierra, en un principio denegó esta solicitud,
aunque poco tiempo después y ante la necesidad de
contar con personal naval experimentado, para poder
lograr la capitulación de los apostados en San Juan de
Ulúa, le concedió el ascenso a Teniente de Fragata y le
otorgó el empleo que había solicitado.
El 16 de agosto de 1822, argumentando ser de
mucha utilidad al Imperio, solicitó que se le concediera
pasar en su clase de Capitán Facultativo al Cuerpo
214
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Nacional de Artillería, para ocupar la vacante que
existía en la provincia de Yucatán. En lugar de ello, el
7 de septiembre el gobierno Imperial le ordenó viajar a Veracruz para incorporarse al Departamento de
Marina le aseguró que luego que terminaran las operaciones navales en Veracruz, se le promovería al empleo que estaba solicitando. Sainz de Baranda, con el
profesionalismo y la ética que le distinguían, no se negó
a cumplir la disposición del Emperador, pero presentó
un despacho firmado por el Capitán General de Yucatán, en el que recibía el nombramiento de Ingeniero
Voluntario, ya que debido a su salud quebrantada y la
enfermedad de los ojos que padecía, estaba imposibilitado para navegar, tal como se había dispuesto en
la orden real desde el 26 de febrero de 1815, cuando
solicitó separarse de la Marina. A pesar de ello, y ante
la necesidad de oficiales para hacer efectivo el bloqueo a San Juan de Ulúa, anunció cumplir a la mayor
brevedad la orden imperial.
Al incorporarse al Departamento de Marina
de Veracruz, su Comandante, Capitán de Navío
José de Aldana y Petes Rojo, ordenó que el tiempo
que Sainz de Baranda permaneciera en ese lugar
se le destinara únicamente a aquellos casos muy ejecutivos, es decir, de exclusiva dirección en los buques
que se encontraban al servicio del bloqueo.9 El 16
de octubre de 1822, Aldana le expidió despacho
de Primer Teniente, por haberse suprimido el grado
de Teniente de Fragata, pero se respeto la antigüedad del anterior grado.10
Por estas fechas se había registrado el primer
bombardeo por parte de la artillería del Castillo de
San Juan de Ulúa hacia la ciudad de Veracruz, el 27
de octubre de 1822. El 16 de noviembre Iturbide se
trasladó hacia Jalapa para gestionar personalmente
la entrega del castillo. Ante la llegada del Emperador, el Capitán Aldana recibió la orden de pasar a
Jalapa y que en su lugar dejara a un jefe u oficial que
pudiera asumir el cargo. Este jefe fue Pedro Sainz
de Baranda, el que tal vez fue elegido por ser el
de mayor graduación y antigüedad de la Marina
del Imperio Mexicano. En un claro acto de defección
Santa Anna se levantó en contra del Imperio, proclamando la república el 2 de diciembre de 1822. En su
calidad de Comandante Interino del Departamento
de Veracruz, Sainz de Baranda, desde Alvarado, se
negó a proporcionar a Santa Anna los buques de la
Armada Imperial e inició un movimiento de contrarrevolución para lograr que los pueblos de la costa del
Sotavento se mantuvieran del lado del Imperio. Por
esta actitud, el 13 de enero de 1823 fue ascendido a
Capitán de Fragata de la Armada Imperial.11
Después de estos acontecimientos, el 4 de
abril de 1823, con el mando de las balandras
Chalco y Chapala, se trasladó a Campeche para
formar ahí un apostadero, en donde fungió como
Segundo Comandante o interino de la Capitanía
del Puerto de Campeche. Encontrándose ahí, el
3 de julio de 1824, el gobierno del triunvirato o
Supremo Poder Ejecutivo que sustituyó a Iturbide,
Pedro Sainz de Baranda al mando de la Escuadrilla Nacional
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revalidó y confirmó a Baranda el nombramiento
de Capitán de Fragata que le había sido conferido en el régimen anterior.
Pedro Sainz de Baranda continuó desempeñando sus empleos y, ante lo apremiante de la situación
en Veracruz, y por la falta de hombres para conformar las tripulaciones de los pocos barcos que el
gobierno mexicano pudo adquirir para el bloqueo
de Ulúa, en su calidad de interino de la Capitanía
de Campeche, aportó cerca de 200 marinos y 100
artilleros,12 aunque con dificultad, porque los sueldos
tuvieron que cubrirse con los fondos del derecho de
tonelaje que tenía el depósito de Campeche. El 28
de junio de 1825 se ordenó nuevamente su presencia en el apostadero de Alvarado, para lo cual, el
27 de julio, el Presidente Guadalupe Victoria (cuyo
nombre verdadero era José Adaucto Fernandez
Félix), dispuso que, en cuanto arribara Baranda, se
le entregara el cargo de la Comandancia General
del Departamento de Marina en Veracruz, en sustitución del Primer Teniente Francisco García, quien
lo ostentaba de manera provisional,13 porque el Capitán de Fragata José María Tosta, antiguo titular
de la misma, había sido designado Comandante del
navío Congreso Mexicano. Cabe mencionar que
este era un navío español de nombre Asia, cuya tripulación defeccionó y se puso bajo las órdenes del
gobierno mexicano. Fue el primero navío con que
contó la Marina de Guerra Mexicana.
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El mando lo recibió Baranda el día 16 de agosto
de 182514 y desde ese día se dedicó a organizar la
Escuadra Nacional. Las acciones sobre San Juan de
Ulúa ya se habían llevado a cabo por cuatro años.
De hecho, el bloqueo se dictó desde el 8 de octubre
de 1823, un poco después de que se efectuara el
segundo bombardeo sobre la ciudad; sin embargo, la
falta de recursos impidieron que se lograra pronto la
capitulación, pero lo poco que pudo hacerse alcanzó
a disminuir las fuerzas de los apostados en Ulúa.
Momento del enfrentamiento entre la Escuadrilla Nacional y
la Escuadra Española.
En la última parte de este bloqueo es que actuó
Pedro Sainz de Baranda, organizando la escuadrilla
que le tocó estar en línea de ataque, con la Escuadra
española que llegaba a tratar de auxiliar a los de Ulúa.
Para ello, se aprestaron a reunir en Alvarado todos los
elementos navales de que se disponía y que en ese momento eran la fragata Libertad, los bergantines Victoria
y Bravo, las goletas Papaloapan, Tampico y Orizaba, el
pailebot Federal y la balandra Chalco. Sainz de Baranda, aunque enfermo y a pesar de estar imposibilitado
para navegar, durante los últimos días del bloqueo se
encontraba a bordo de la Orizaba y, por orden del Supremo Gobierno, el 24 de septiembre de 1825 entregó
el mando al Capitán de Navío inglés Charles Th. Smith,
quien asumió el mando de las operaciones, mientras Baranda pasaba de su segundo al Departamento de Marina ubicado en Alvarado.15 En el mes de octubre, por
disposición superior se le entregó nuevamente el mando
del Departamento y de la escuadrilla. Aunque no se
sabe en qué día exactamente recibió este mando, al
parecer fue desde el inicio del mes de octubre, porque
cuando el día 5 octubre de 1825, se avistó un convoy
español, conformado por las fragatas Sabina y Casilda,
y la corbeta Aretusa, acompañadas de dos bergantines
mercantes, que conducían tropas y víveres para auxiliar
a Ulúa, la Escuadrilla Nacional se encontraba fondeada
en Sacrificios y se alistó con todo lo necesario para el
combate, fue Sainz de Baranda quien, en la madrugada del seis, dio la orden de partida de la escuadrilla y
asignó el mando de ella al Primer Teniente, de origen
haitiano, Francisco de Paula López, Comandante de la
fragata Libertad.
El día 11 de octubre de 1825 se aproximaron
ambas escuadras frente a frente, y después de cuatro tensas horas, la española inexplicablemente dio
boga hacia La Habana. Sin auxilio alguno, los españoles en Ulúa no pudieron resistir más y negociaron
con las autoridades mexicanas la capitulación el 13
de noviembre de 1825 la capitulación con las autoridades mexicanas, a través de un oficio, en el que
se incluyeron 14 peticiones de los capitulados. Este
documento fue sancionado el día 17 de noviembre
por los principales jefes del Ejército y de la Marina
Mexicana. Para el 23 de noviembre, los españoles
salieron rumbo a La Habana y ese día se considera
como memorable, por ser el de la consolidación de la
Independencia Nacional.
Lo curioso de este hecho es que, en el acta de
capitulación, no aparece el nombre ni la firma de Pe217
217
dro Sainz de Baranda, que de manera obligada debía estar presente, porque ostentaba el mayor cargo
naval operativo de la época, como Comandante del
Departamento de Marina.16 Se puede pensar nuevamente, que todo esto fue a causa de su quebrantada
salud, porque el 1 de diciembre de 1825, apenas se
había logrado consolidar la Independencia Nacional.
Fundamentado en el hecho, de ya no existir enemigos armados al frente de la nación, solicitó al Supremo Gobierno se aceptara su renuncia al mando del
Departamento de Marina, porque tenía intenciones
de restablecerse de sus enfermedades en su tierra
natal.17 Era evidente que su mal estado de salud no
le permitía continuar en la carrera militar; tan sólo
contaba con 39 años de edad y su condición ya se
consideraba achacosa. Cabe mencionar que, aunque
el campechano venía arrastrando una deficiente salud desde que participó en la Batalla de Trafalgar,
esto nunca fue un obstaáculo para cumplir con cabalidad, responsabilidad y eficacia las órdenes que
el gobierno mexicano le dictaba. Pese a que sus funciones como Jefe del Departamento de Marina de
Veracruz, eran exclusivamente de carácter ejecutivo,
siempre se mantuvo al frente de las circunstancias que
implicó la resistencia española en San Juan de Ulúa.
Capitulación de San Juan de Ulúa.
218
218
El 3 de febrero de 1826, el Presidente Guadalupe Victoria concedió el retiro como Teniente Coronel
del Ejército vivo y efectivo al Capitán de Fragata
de la Armada Nacional Pedro Sainz de Baranda18
y se le expidió patente de retiro para el Estado de
Yucatán. Aunque sus intenciones eran pasar una vida
tranquila en el ámbito privado, de 1830 a 1841 ocupó
varios puestos públicos: Jefe Político y Comandante Militar de Valladolid, Yucatán; Vicegobernador y
Gobernador del Estado de Yucatán y Prefecto del
Distrito de Valladolid. En el ínter incursionó también
en la industria textil, fundando junto con Juan Luis McGregor la fábrica de hilado y tejidos “La Aurora
de la Industria Yucateca”, que se equipó con telares
muy modernos para la época, como los utilizados en
Europa y Estados Unidos, además de trabajar mucho
para lograr el establecimiento de una escuela lancasteriana, en donde recibieran instrucción los niños de
la localidad de Valladolid.19 Mérida fue el lugar en
donde pasó los últimos días de su vida; por causas
que se desconocen, murió ahí el 16 de diciembre de
1845 y fue sepultado al siguiente día, en el Cementerio General de San Antonio Xcholté. Pocos años
después sus restos fueron trasladados a Campeche,
para ser depositados en la catedral del lugar.
Por muchos años, Baranda permaneció en el olvido. Es más, ni siquiera se le mencionó en el decreto
expedido el 29 de julio de 1826, mediante el cual
la legislatura de Veracruz, le otorgó a la ciudad su
primer título de “Heroica”, por la resistencia ante el
segundo bombardeo que recibió por parte de las
fuerzas españolas, iniciado el 25 de septiembre de
1823. El 13 de marzo de 1925, en la plaza de armas
del Castillo de San Juan de Ulúa, se descubrió una
placa de bronce, conmemorativa en honor de este
ilustre campechano. Durante la presidencia del Lic.
Miguel de la Madrid Hurtado, se gestionó su inclusión en la Rotonda de las Hombres Ilustres (hoy Rotonda de las Personas Ilustres), y en marzo de 1987,
sus restos fueron inhumados en el Panteón de Dolores,
convirtiéndose en la personalidad mexicana número
98 y el primer personaje naval en ingresar en el noble Mausoleo de los héroes.
CITAS
CÁRDENAS de la Peña, Enrique. Veracruz y
Sainz de Baranda en la vida de México, México, Secretaría de Marina, 1965, 160 pp., p. 89.
2
LAVALLE Argudín, Mario. La Armada en el México Independiente, México, 1985, Secretaría de
Marina-Instituto Nacional de Estudios Históricos
de las Revoluciones de México, 448 pp., p. 325.
3
BARANDA Pedro, Alférez de Fragata,
#.141.D/111/10-2976, fs. 100 y 101, Archivo de
Cancelados, Secretaría de la Defensa Nacional.
4
Ídem. f. 4.
5
Ídem, f. 31.
6
Ídem, f. 100.
7
Ídem, f. 5.
8
BARANDA, Pedro. Alférez de Fragata,
#.141.D/111/10-2976, fs. 2-4, Archivo de Cancelados, Secretaría de la Defensa Nacional.
9
Ídem, f. 36.
10
Ídem, f. 3.
11
Ídem, f. 44.
1
219
219
Enrique Cárdenas de la Peña, op. cit., p. 93.
13
BARANDA, Pedro, Alférez de Fragata,
#.141.D/111/10-2976, fs. 91-93, Archivo de Cancelados, Secretaría de la Defensa Nacional.
14
IbÍdem.
15
Ídem, f. 101.
16
CARRANZA Castillo, Miguel C.. …y la Independencia se consolidó en el mar, México, Secretaría de Marina-Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México,
2009, 320 pp., p. 117.
17
Baranda Pedro, Alférez de Fragata,
#.141.D/111/10-2976, f. 94, Archivo de Cancelados, Secretaría de la Defensa Nacional.
18
Ídem, f. 103.
19
Mario Lavalle Argudín, op. cit., p. 330.
12
FUENTES CONSULTADAS
DOCUMENTALES
•Secretaría de la Defensa Nacional, Dirección de
Archivo General, Baranda Pedro, Alférez de Fragata, Archivo de Cancelados, #.141.D/111/10-2976
BIBLIOGRÁFICAS:
•BONILLA, Juan de Dios. Historia Marítima de
México, México, Editorial Litorales, 1962.
•CÁRDENAS de la Peña, Enrique. Veracruz y
Sainz de Baranda en la vida de México, México, Secretaría de Marina, 1965, 160 pp.
220
220
•__________Semblanza Marítima del México Independiente y Revolucionario, Vol. I, México, Secretaría de Marina, 1970, 319 pp.
•CARRANZA Castillo, Miguel C …y la independencia se consolidó en el mar, México, Secretaría de Marina-Instituto Nacional de Estudios
Históricos de las Revoluciones de México, 2009,
320 pp.
•LAVALLE Argudín, Mario. La Armada en el México Independiente, México, Secretaría de Marina-Instituto Nacional de Estudios Históricos de
la Revolución Mexicana, 1985, 448 pp.
•LÓPEZ de Nava, Arturo. Aportación para un
ensayo histórico de la Marina de Guerra Mexicana, México, Escuela Naval Militar, 1934.
•RIVERA Cambas, Manuel. Historia Antigua y
Moderna de Jalapa y de las Revoluciones del
Estado de Veracruz, Tomo IV, 1821-1825, 1959.
HEMEROGRÁFICAS
•Capitán de Fragata Pedro Sainz de Baranda,
Secretaría de Marina, Comunicación Social, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, 19 pp.
•Gaceta Diaria de México, Primera Época de la
Federación, Núm. 27, Viernes 27 de enero de 1826.
•LAVALLE Argudín, Mario. Biografía de Don Pedro Sainz de Baranda Borreyro (1787-1845),
México, Heroica Escuela Naval, 1978, 11 p.
•Revista General de Marina, III época, Vol. I,
Núm. 2, Junio de 1968.
Capitán de Navío
Blas Godínez Brito
(1804-1879)
Por los CC. Lic. Mario Óscar Flores López y Lic. Ángel Amador Martínez.
E
ste destacado marino mexicano, que combatió a
franceses y a norteamericanos, nació en La Habana, Cuba, el 3 de febrero de 1804. Fue hijo de
Manuel Godínez y Lorenza Brito; su niñez la vivió
en la isla caribeña, pero el destino lo llevó a México cuando era un adolecente, y fue en esta etapa
de su vida en que comenzó a manifestar gusto por
los barcos. Esta cualidad le permitió posteriormente
desempeñarse en la Marina Mercante de México,
donde adquirió sus primeros conocimientos náuticos,
hasta obtener el puesto de Tercer Piloto; el trabajo
que desarrolló en dicha dependencia, le sirvió para
solicitar su ingreso en la Marina de Guerra Mexicana y, el 11 de mayo de 1825, fue aceptado como
Segundo Teniente. El 25 de mayo de ese mismo
año, se embarcó como Segundo Comandante de
la goleta de guerra Hermón y en el mes de junio
causó alta en la goleta Iguala la que, cabe decir,
fue el primer barco que tuvo la Marina de Guerra
Mexicana. A partir del mes de septiembre estuvo
comisionado en distintos lugares como el depósito
Capitán de Navío Blas Godínez Brito
221
221
de oficiales y el Departamento de Marina y, el
31 de diciembre, fue nombrado Comandante de la
goleta de guerra Luciana.1
Blas Godínez formó parte de la tripulación del
buque de guerra Congreso Mexicano (antes Asia,
que pertenecía a la Armada Española y que en junio de 1825 se incorporó a la Marina de Guerra
Mexicana), que se encontraba fondeado en el puerto
de Acapulco, bajo el mando del Capitán de Fragata José María Tosta. El 16 de febrero de 1826 el
buque zarpó del puerto para realizar un viaje, con
la finalidad de probar las funciones del mismo, para
concluir el recorrido en el puerto de Veracruz; cuando el buque arribó al puerto chileno de Valparaíso,
el 21 de mayo de 1827, no se sabe por que razones,
el Comandante Tosta desembarcó a Blas Godínez
junto con otros Aspirantes de la Academia Naval de
Tlacotalpan, al momento que dicho buque zarpaba
del puerto chileno.2 En marzo de 1828, Godínez llegó
a México y se presentó en el puerto de Acapulco,
donde recibió órdenes de trasladarse al puerto de
Veracruz para comandar de la balandra cañonera
Papaloapan, el 22 de julio de ese mismo año.
Entre 1829 y 1830, el distinguido marino realizó
sus labores en Campeche y en el Departamento de
Veracruz. En junio de 1834, la península de Yucatán
se rebeló en contra del gobierno, pero éste frenó las
intenciones de los yucatecos y ordenó el bloqueo de
Sisal; por una escuadrilla comandada por el Primer
222
222
Teniente Tomás Francisco de Paula Marín Zabalza. El
11 de agosto de 1834, Godínez se trasladó a Campeche para embarcarse en uno de los buques de
guerra que efectuaban el bloqueo.
frontera, que perjudicaría a los colonos, que al poco
tiempo desencadenó la rebelión texana para separarse de México.
Una vez que el conflicto culminó en aquel lugar,
Godínez continuó sus actividades dirigiendo el bergantín-goleta Veracruzano y por despacho del gobierno, se le otorgó el ascenso a Primer Teniente con
antigüedad de 27 de diciembre de 1832. Al iniciar
el año de 1835, se le designó Comandante Interino
del Departamento de Marina de la Mar del Norte,
actualmente los litorales del Golfo de México.
Por disposición del gobierno mexicano se destinaron contingentes militares hacia Texas con la finalidad de disuadir las pretensiones independentistas de
los texanos. Así mismo, se determinó reforzar los litorales de Texas, para evitar el contrabando constante
que se realizaba en sus puertos y aduanas. Durante
el año de 1836 se suscitaron enfrentamientos entre el
buque de guerra Invencible de la escuadrilla texana
y la goleta General Bravo de la mexicana, siendo
esta última la que se encargó de vencer al enemigo.
Para el 10 de enero de 1837, Blas Godínez fue asignado como Comandante del bergantín Vencedor del
Álamo y junto con el Libertador, lograron la captura
de la goleta de guerra texana Independencia.4
Desde el año de 1830 había dado inicio el movimiento separatista en Texas, encabezado por el
pionero y colonizador Stephen Fuller Austin, quien
siguió los pasos de su padre Moses Austin para colonizar y fundar el lugar. Antes de la Independencia
de México, los españoles otorgaron permisos a los
anglosajones, para establecerse en territorio texano;
cuando el país se constituyó como nación, Stephen
Austin se dirigió con las autoridades mexicanas, para
renovar el permiso de asentamiento, pero tiempo
después manifestó su inconformidad al enterarse que
el gobierno de México instalaría una Aduana en la
Los conflictos entre México y Texas seguían
prsentes, cuando Francia reclamó a las autoridades
mexicanas, sobre ciertos abusos en contra de ciudadanos franceses radicados en el país, y por ello la nación mexicana debía pagarles una indemnización de
600,000 pesos por lo daños cometidos. El gobierno
de México consideró las acusaciones como injustas y
exageradas, por lo que no desvió su atención en los
reclamos imputados. A finales de 1836, Francia nuevamente protestó, pero las autoridades mexicanas
rechazaron sus quejas, lo que provocó que el país del
viejo continente bloqueara los puertos mexicanos. El
La escuadrilla se enfrentó contra los fortines que
guarnecían Sisal y a la lancha cañonera Tampico, y
logró que los insurrectos se rindieran el 23 de agosto
del mismo año3
Contralmirante Charles Baudin
223
223
21 de marzo de 1838, el representante del gobierno
francés envió un ultimátum al Ministro de Relaciones
Exteriores mexicano, Luis Gonzaga Cuevas, para exigir el pago de los daños a los ciudadanos afectados
y la firma de un tratado de comercio, además del
castigo a dos oficiales mexicanos cuyos nombres se
desconocen, y no hay una razón clara del por qué
se exigía castigarlos; pero el ministro mexicano no
contestó a sus exigencias; esta actitud indignó a los
franceses y por ello procedieron a bloquear el puerto
de Veracruz en abril de 1838.5
A finales de mayo de ese mismo año, la escuadra francesa se reforzó con la llegada de los bergantines Voltiger, Dupetit-Thouars y Capitán Clavaud. En
octubre de ese mismo año, el Contralmirante Charles
Baudin arribó a Veracruz con la fragata Neréide y el
27 de noviembre la escuadra francesa bombardeó
el puerto y el Castillo de San Juan de Ulúa, al vencerse el plazo al gobierno de México para cumplir con
las reclamaciones francesas.6
En el Castillo de San Juan de Ulúa se organizó
la defensa mexicana con 1,184 hombres, tropas de
Marina bajo las órdenes del ya Capitán de Fragata
Blas Godínez Brito, el Batallón de Matamoros bajo
el mando del Coronel Mariano García, Batallón Permanente de Aldama bajo las órdenes de Coronel
Manuel Rodríguez de Cela, 2º Batallón Activo de
México comandado por el Teniente Coronel Francisco Rodríguez de Castro, Batallón Activo de Tres Vi224
224
llas al mando del Coronel José María de Mendoza,
Piquete de Zapadores, con el Capitán Graduado
de Coronel Ignacio Labastida al frente, todos bajo
las órdenes directas del General Antonio Gaona,
Jefe del Batallón Permanente de Matamoros.7 Las
fuerzas armadas mexicanas no contaban con el suficiente artillería, apenas logrando reunir 153 piezas,
para repeler el ataque de los invasores franceses en
el puerto de Veracruz.
Durante ese episodio importante de la Historia
de México, Blas Godínez tuvo una destacada participación; también fue nombrado Capitán de Puerto en isla del Carmen, pero ante la situación que
vivía el puerto de Veracruz, pidió se le asignara
en dicho lugar, y así fue; para el 27 de noviembre
de 1838, se le dio el mando de la línea de defensa
exterior de la fortaleza en la batería baja de San
Miguel, y fue en ese lugar donde el héroe marino
se batió con el enemigo, pero éstos bombardearon
la batería y Godínez perdió el brazo y la pierna
izquierdos.8 En el combate, de los 17 defensores que
estaban en el Baluarte de San Miguel, 13 perdieron
la vida; en el Baluarte Caballero Alto también hubo
bajas: 1 Oficial y 64 de tropa. El Capitán de Fragata Godínez Brito a pesar de las heridas de gravedad que le dejó el enfrentamiento, permaneció en
su lugar. Las bajas del enemigo francés fueron de 14
muertos y 29 heridos; sus buques no sufrieron daños,
pero los barcos mexicanos fueron secuestrados por
el invasor, que posteriormente devolvió a México:
el Libertador y Urrea, y la goleta Bravo, a excepción de la corbeta Iguala, que no es la misma que
enarboló por primera vez la bandera mexicana, y
que fue conservada por los franceses, por su parte,
el bergantín Iturbide fue vendido.9
San Juan de Ulúa capituló el 20 de noviembre
de 1838 y después de la derrota mexicana, Blas Godínez Brito demostró su entera lealtad a la nación,
a pesar de vivir en condiciones poco decorosas, no
solo físicas sino también económicas, por la situación
que atravesaba el país y en particular la Marina de
Guerra; se abstuvo de recibir sueldo y trabajo por
parte de distinguidos militares franceses, como el propio Contralmirante francés Baudin y el Príncipe de
Joinville. Por sorprendente que parezca, después de
este suceso y en la lamentable situación física en la
que quedó luego de perder sus extremidades izquierdas, rápidamente reinició su actividad como marino,
primero en Tabasco como Capitán de Puerto y el 17
de julio de 1839, fue nombrado Jefe de la Capitanía
del puerto de Tampico.
Ataque a San Juan de Ulúa por buques franceses
Por sus importantes servicios prestados a la nación, el 12 de marzo de 1840, Blas Godínez fue ascendido a Capitán de Navío graduado. Durante los
siguientes tres años, dirigió la Mayoría General del
Departamento de Marina de Veracruz. Posteriormente comandó el bergantín General Santa Anna,
que entregó días después al Capitán de Fragata
Fernando Davis, porque debía aclarar el origen de
225
225
las averías que presentaba el buque después de haber enfrentado un fuerte norte cuando se encontraba
fondeando en el puerto de Veracruz. El proceso que
se le había iniciado fue anulado y sólo se determinó
que el comandante de la nave pagara todos los
gastos erogados en la carena del bergantín. El 25 de
abril sustituyó al Capitán de Navío Tomas Marín en
el mando de la Comandancia General del Departamento de Marina y, por causa de haber obtenido
su retiro el 9 de agosto de 1843, entregó el mando
a Marín. Pese a que el 21 de marzo de 1836 había
sido ascendido a Capitán de Fragata, fue retirado
con el sueldo de Teniente Coronel del Ejército, por
haber quedado inutilizado en campaña10 cuando al
defender heroicamente la soberania mexicana del invasor francés, perdió sus extremidades izquierdas.
Desembarco de tropas norteamericanas en Veracruz
226
226
El 9 de julio de 1845, regresó a la Armada
con el grado de Capitán de Fragata, graduado de
Navío. Lejos de mejorar, las condiciones del país se
habían agudizado, debido al conflicto texano que
comenzó a recrudecerse cuando el gobierno norteamericano decidió anexar la provincia de Texas a
su territorio, lo cual provocó la guerra entre México
y los Estados Unidos (1846). El General norteamericano Winfield Scott, junto con el Comodoro Matthew
Perry, planearon, dispusieron y alistaron todo lo necesario para emprender la expedición. El 5 de marzo
de 1847, las fuerzas norteamericanas arribaron a las
inmediaciones de Antón Lizardo, Veracruz, y cuatro
días después se inició el desembarco. El día 22 de
marzo las baterías americanas abrieron fuego sobre
la plaza veracruzana. Blas Godínez, sin impedirle la
situación física en la que se encontraba, una vez más
combatió al enemigo, con valentía y arrojo en las
batallas de Cerro Gordo, en la Ciudad de México
y en Molino del Rey.
Al parecer, el Capitán de Navío Blas Godínez fue de carácter temperamental, porque en varias
ocasiones tuvo problemas con el personal, tal como
sucedió en el puerto de Veracruz, en donde había
tenido diferencias con los prácticos en 1846, y dos
años después, esta fue la causa principal por la que
fue separado del cargo de Capitán del puerto de
Veracruz, que había desempañado por cerca de un
mes, en noviembre de 1848. Entre los años de 1850
a 1853, se retiró del servicio por razones que se desconocen, pero durante el tiempo que se ausentó de
la Armada Mexicana, radicó en la ciudad de Orizaba, Veracruz, y ocupó el puesto de administrador de
correos, pero al poco tiempo cambió de residencia a
la población de Huatusco, Veracruz, posteriormente
se trasladó a Córdoba. Estos cambios obedecieron
a la necesidad de restablecer su salud. Regresó a
Orizaba y se encargó de la reorganización de la
oficina de Correos. También radicó en Cosamaloapan, Veracruz, hasta el año de 1855, cuando recibió
la orden del Gobernador del Estado, para que se
encargara de la Comandancia Principal de Marina
de Veracruz, cargo que ocupó el 24 de octubre de
ese mismo año.11
En el mes de febrero de 1856, un movimiento
encabezado por Vicente Salcedo, y sus subalternos de Infantería y Artillería, así como sargentos y
cabos del Batallón Garantías, se levantó en armas
en el Castillo de San Juan de Ulúa, lo cual provocó
preocupación entre la población del puerto, porque
prácticamente paralizaba la importante actividad
comercial y ponía en predicamento la seguridad del
pueblo veracruzano. Los insurrectos bombardearon
la plaza de Veracruz sin recibir respuesta, pero Blas
Godínez se percató del lamentable acontecimiento
a bordo del vapor Iturbide y rápidamente ordenó
que los buques Demócrata y Guerrero se incorporaran con el primero, para dirigirse hacia la Isla de
Sacrificios. El líder de los amotinados en Ulúa amenazó con bombardear a los buques si éstos pretendían salir del puerto y la respuesta del Comandante
Godínez no se hizo esperar, ya que ordenó la ejecución de un bloqueo, que se efectuó con los buques
de guerra antes mencionados, bajo el mando del
Capitán de Fragata Francisco Canal.
El experimentado marino no pudo evitar terminar con sus planes, para retomar la San Juan de
Ulúa sin el uso de la violencia, porque el Ministro de
Guerra y Marina, Manuel María Sandoval, dispuso otro plan, en el que se incluía la participación de
la fragata de guerra francesa Penélope, a lo que
Godínez se opuso rotundamente, porque representaba un peligro para la seguridad del país; ante
esta situación protestó enérgicamente, porque se
227
227
giraron órdenes con respecto al bloqueo sin tomarlo en cuenta, circunstancia que propició que incluso
presentara su renuncia a la Armada Nacional en
febrero de 1856.
el gobierno juarista lo rehabilitó en el goce de retiro
como Capitán de Fragata, graduado de Navío. Por
causas que se desconocen, Blas Godínez murió en
la ciudad de Orizaba el 10 de marzo de 1879.
En abril de 1858, Blas Godínez regresó a la
Armada Mexicana con el grado de Capitán de
Navío y ocupó el cargo de Comandante de Marina de Mar del Norte.12 Durante esos años, los
conflictos entre liberales y conservadores se fueron
incrementando, sobre todo después de que se dictaron las Leyes de Reforma, las cuales afectaban
directamente a la Iglesia, una de las instituciones
más poderosas del país y del Partido Conservador.
Militantes de este partido plantearon la idea de
establecer en México una monarquía, encabezada
por la realeza europea. Esta propuesta fue cada
vez más fuerte, hasta que poco a poco se pudo
convertir en realidad, cuando el gobierno francés
no vio con buena intención uno de los planteamiento
políticos realizados por el gobierno de Benito Juárez: la suspensión de pagos al exterior, entre ellos al
gobierno de Francia.
CITAS
Este acontecimiento dio lugar a una nueva intervención francesa en el año de 1862, la cual terminaría por imponer como Monarca de México a
Maximiliano de Habsburgo. Ante tal situación, el 31
de agosto de 1863, Blas Godínez firmó un documento, el cual señala su adhesión al Imperio Mexicano.13 A pesar de ello, el 28 de octubre de 1867,
228
228
Mario Lavalle Argudín, La Armada en el México Independiente, Instituto Nacional de Estudios
Históricos de la Revolución Mexicana, Secretaría
de Marina, 1985, p. 334.
2
Ibídem.
3
Juan de Dios Bonilla, Historia Marítima de México, México, Ed., Litorales, 1962, p. 263.
4
Mario Lavalle Argudín, op. cit., p. 335.
5
Josefina Zoraida Vázquez, “Los primeros tropiezos”, en: Historia General de México, México, El
Colegio de México, 2000, p. 575.
6
Juan de Dios Bonilla, op. cit., p. 269.
7
Enrique Cárdenas de la Peña, Semblanza Marítima del México Independiente y Revolucionario, Vol. I, México, Secretaria de Marina,
1970, p. 87.
8
Mario Lavalle Argudín, op. cit., p. 335.
9
Enrique Cárdenas de la Peña, op. cit., pp. 88-89.
10
Enrique Cárdenas de la Peña, op. cit., pp.
336-337.
11
Ídem, pp. 337-338.
12
Ídem, p. 338.
13
Ibídem.
1
FUENTES CONSULTADAS
BIBLIOGRÁFICAS
•BONILLA, Juan de Dios, Historia Marítima de
México, México, Ed. Litorales, 1962.
•CÁRDENAS de la Peña, Enrique. Semblanza
Marítima del México Independiente y Revolucionario, Vol. I, México, Secretaria de Marina,
1970.
•Historia General de México, El Colegio de México, México, 2000.
•LAVALLE Argudín, Mario. La Armada en el México Independiente, México, Instituto Nacional
de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Secretaría de Marina, 1985.
•_________Capitán de Navío Blas Godínez Brito.
Semblanza, México, Secretaría de Marina, 1991.
HEMEROGRÁFICAS
•Revista Secretaría de Marina, Diciembre
1982-Enero 1983, Año 2, Núm. 10.
229
229
Contralmirante
Tomás Francisco de Paula Marín Zabalza
(1805-1873)
Por los CC. Lic. Mario Óscar Flores López y Lic. Ángel Amador Martínez
T
omás Francisco de Paula Marín Zabalza nació el
18 de septiembre de 1805 en la población de Villa
de Guadalupe, cerca de la Ciudad de México. Fue
hijo de Juan de Dios Marín Chávez Macotila, quien
perdió la vida durante la guerra de independencia, y
de Trinidad Zabalza, ambos de nacionalidad mexicana. Es probable que la labor realizada por su padre
dentro de las filas independentistas, fuera una influencia
para que Marín decidiera servir a la nación. Ingresó al
Ejército a los 16 años de edad y causó alta en la Séptima División Independiente. Participó en los últimos momentos de la lucha independentista, al tomar parte en
algunas acciones bélicas, en los sitios que los insurgentes
realizaron a la ciudad de Puebla y posteriormente en
la Ciudad de México. Dentro de su división formó
parte de la entrada triunfal del Ejército Trigarante a
la capital del naciente Imperio Mexicano, el 27 de
septiembre de 1821.
Tomás Francisco de Paula Marín Zabalza.
Una vez lograda la independencia de México,
Tomás Marín continuó con su formación militar. Hacia
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1822 formó parte del Escuadrón de Mazapa y fue
Cadete en el Escuadrón de Caballería de Orizaba.
En 1824 ingresó al Colegio Militar, ubicado en la Fortaleza de San Carlos Perote, con el grado de Cabo
2º. Ahí juró obediencia a la Constitución Política de
1824.1 En ese entonces, el Imperio mexicano encabezado por Agustín de Iturbide, tuvo la necesidad
de terminar con la presencia de las tropas realistas
españolas, que se hallaban reducidas en el Castillo
de San Juan de Ulúa, en donde el Ejército y Marina
Imperiales se encontraban ejecutando un bloqueo.
Al no contar la reciente nación mexicana, con
una Marina de Guerra que impidiera la llegada
de buques españoles procedentes de La Habana,
los cuales se encargaban de proveer de víveres y
armamento a Ulúa, se decidió la compra de buques
de guerra en el exterior; pero en México no había
el personal adecuado para tripularlos, por lo que se
tuvo la necesidad de contratar y preparar, a gente
calificada y con la mayor experiencia en las labores
de mar. Fue entonces que surgió la idea de fundar
una escuela en Tlacotalpan, Veracruz. En representación del gobierno mexicano, el Capitán de Navío
Eugenio Cortés y Azúa se presentó en la Fortaleza
de San Carlos y, junto con José Nlengio, a la sazón
Comandante de la fortaleza, examinó a los jóvenes
aspirantes. Se eligieron a 18 de ellos que formaron
el pie veterano dela Escuela Naval de Tlacotalpan,
entre los que se encontraban Tomás Marín como
Segundo Aspirante.
232
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En 1826 los futuros oficiales de la Armada, entre ellos Tomás Marín, se embarcaron en el navío
Congreso Mexicano, que se encontraba fondeado en Acapulco, bajo el mando del Capitán de
Fragata José María Tosta, para realizar su primer
viaje de prácticas. El 15 de julio de 1827, Tomás
Marín terminó sus estudios, y de inmediato se le
asignó al Departamento de Marina de Veracruz;
posteriormente se embarcó en la goleta Orizaba,
en la que realizó viajes constantes por la costa de
la Península de Yucatán, como Segundo Comandante, hasta junio de 1829.
A pesar de que México inició su vida independiente y después del exitoso bloqueo al Castillo de
San Juan de Ulúa, España continuaba empeñada en
recuperar lo que ya no le pertenecía, por ello organizó
una campaña militar de reconquista: en el año de 1829
llegaron a los litorales mexicanos cinco goletas de guerra, cuatro goletas mercantes, el navío Soberano y las
fragatas Lealtad, Casilda y Restauración, todas ellas
bajo el mando del Brigadier español Isidro Barradas,
cuya finalidad fue tomar el puerto de Veracruz en el
mes de julio, pero las condiciones climatológicas no se
lo permitieron y desembarcó sus tropas en Cabo Rojo,
al norte de Veracruz, para continuar por tierra hasta
llegar a Tampico. El gobierno mexicano, al ser informado de esta amenaza procedente del exterior, ordenó
que tropas del Ejército Nacional se trasladaran hacia
ese lugar. Para ello fueron tomadas algunas goletas y
embarcaciones de menor calado.2
Tomás Marín fue parte de los marinos que estuvieron transportando tropas y pertrechos de guerra
por el mar, bajo el mando del General Antonio López
de Santa Anna, quien organizó la defensa y sostuvo
una batalla en tierra firme, y venció a las tropas de
Barradas, las cuales habían sido fuertemente afectadas por las condiciones climatológicas y la fiebre
amarilla. Durante el siguiente año, Tomás Marín fue
designado para comandar algunos buques de guerra
que se encontraban desarmados, como la corbeta
Libertad y el navío Congreso Mexicano. Posteriormente comandó la goleta Luciana y al poco tiempo
estuvo desempeñando su trabajo en tierra firme, dirigiendo el Departamento de Marina de Veracruz.3
Entre los años 1833 y 1834, Valentín Gómez Farías, uno de los liberales mexicanos más importantes
de la época, fue Presidente de la República y durante este corto periodo, pudo realizar algunas reformas
en materia de libertad de prensa, y la abolición de
los fueros y privilegios eclesiásticos, lo que provocó
el descontento de los conservadores. Durante esos
años también se originaron sublevaciones en contra
del gobierno federal, tal como ocurrió en Campeche
y por lo cual el 25 de junio de 1834 Tomás Marín
recibió órdenes de bloquear el puerto de Sisal. Ésta
sería su primera acción de guerra en el mar, cuando
en dicho punto, a bordo de la goleta Moctezuma,
se batió contra dos de los fortines que guarnecían a
los rebeldes y la cañonera Tampico, hasta el 23 de
agosto en que se rindieron los sublevados.4
El 23 de octubre de 1835 se promulgaron en
México las bases constitucionales de carácter centralista y los texanos se levantaron en armas, con la
finalidad de separase de México. Esto provocó que
el gobierno de Antonio López de Santa Anna ordenara una campaña militar, para terminar con las
pretensiones independentistas de los texanos. Tanto
en tierra como en mar, las batallas no cesaban y tuvieron serias repercusiones para las fuerzas armadas
nacionales. Los conflictos marítimos y navales no se
hicieron esperar en los litorales del Golfo de México,
los cuales se habían intensificado por una razón de
peso: el contrabando ilimitado que se realizaba en
los puertos texanos, que fue más frecuente a causa
de la falta de protección de citados puertos.
Buques de guerra mexicanos se encargaron de
realizar una mayor vigilancia por los litorales de Texas
y los norteamericanos empezaron a artillar sus buques
mercantes, para tenerlos listos en caso de ser atacados, medida que se contraponía a las leyes mexicanas. Así mismo, los texanos adquirieron buques de
guerra con los que realizaron innumerables incursiones
en los litorales de los actuales Estados de Tabasco,
Campeche y Yucatán, y efectuaron el comercio ilegal de mercancías. Uno de los marinos que tuvo una
constante actividad naval en los litorales del Golfo de México, fue Tomás Marín, quien a bordo del
bergantín Vencedor del Álamo, que formaba parte
de la escuadrilla mexicana junto con el bergantín Libertador, capturó a la goleta texana Independencia,
233
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el 17 de abril de 1837, acontecimiento que provocó
una mayor tensión en el mar, porque posteriormente
buques norteamericanos en litorales de México, flagrantemente tomaron posesión del bergantín Urrea.5
pidamente se aplicó en diseñar una estrategia para
poder retar a un combate al Comodoro norteamericano Edwin Ward Moore, que comandaba la escuadrilla texana. A las siete horas de la mañana del 16
de mayo de 1843 inició el fuego, y después de varias
horas de operación constante, ambos bandos sufrieron serios daños. De acuerdo a la versión que publicó
el diario yucateco Siglo XIX de Mérida, los texanos,
después de contestar el fuego mexicano como parte
de la última ofensiva, tomaron la decisión de dirigirse
al puerto de Campeche y la escuadrilla mexicana lo
hizo en Lerma. Por su parte, el Comandante Marín,
en un informe que dirigió a sus superiores, refiere que
el enemigo huyó del escenario de guerra.7
Otro de los momentos más elocuentes del distinguido marino mexicano, se inició el 19 de junio de 1842,
cuando zarpó del puerto de Veracruz, con rumbo a
Yucatán, a bordo del pailebot nacional Margarita,
acompañado por cuarenta hombres de mar, para
establecer el orden en aquellos litorales.6 El 7 de julio
de 1842, cuando llegó a la península, Marín de inmediato comenzó a realizar la vigilancia de la zona, y
al avistar un buque sospechoso, rápidamente fue en
su persecución, y al estar cerca lo abordó; se trataba del bergantín de nombre Yucateco rebautizado
como Mexicano armado con 15 piezas de artillería,
el cual se encontraba fondeado bajo un baluarte de
la fortaleza de Campeche y tripulado por setenta
hombres, que hizo prisioneros y condujo a Veracruz,
el 11 de julio de ese mismo año.
En mayo de 1843, por disposición del gobierno
mexicano; Tomás Marín reemplazó a Francisco de
Paula López como Jefe de la Escuadrilla en el Golfo de México; debido a que López había fallado
al permitir que la escuadrilla texana penetrara en
Campeche. Al inicio de sus actividades ordenó que
se realizara una inspección a los buques con los que
contaba, los cuales habían sufrido serias averías; al
no tener tiempo suficiente para poderlas reparar, rá234
234
Invasor norteamericano en Veracruz
Durante los siguientes días, el marino mexicano
esperó pacientemente la salida del enemigo, pero al
recibir órdenes de trasladarse a Isla del Carmen, no
logró cumplir su objetivo de vencer a la escuadrilla
texana que zarpó con rumbo al puerto de Galveston, en donde su comandante el Comodoro Moore,
supo sobre los cargos que el Presidente texano Sam
Houston le imputaba, como el ser amotinado, traidor y pirata. En México, las comisiones de paz entre
mexicanos y yucatecos llegaron a un buen acuerdo
y se puso fin al capítulo texano. Entre los barcos que
participaron en la batalla naval, estuvieron los vapores Moctezuma y Guadalupe. Por esta acción
naval, Tomás Marín fue condecorado con la Cruz de
Honor.8 El 11 de julio de 1843 participó en la campaña
militar que realizó el General de Brigada Pedro de
Comodoro David Conner
235
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Ampudia y Grimarest en Tabasco, para sofocar la
rebelión encabezada por el ex Gobernador de la
entidad, Francisco de Sentmanat, quien había tomado la capital, San Juan Bautista (hoy Villahermosa),
pero la escuadra del General Ampudia logró con
éxito recuperarla y Sentmanat, después de lo sucedido, viajó a New Orleáns, donde trató de organizar
nuevamente otro levantamiento, pero en 1844 fue
aniquilado por la Marina de Guerra Nacional.9
La batalla del gobierno mexicano en contra de
la provincia de Texas resultó ser onerosa y contraproducente, al verificarse algunas derrotas dolorosas.
En el año de 1845, el gobierno de los Estados Unidos
decidió anexar esta provincia a su territorio y el 13
de enero de 1846 el General norteamericano Zacarías Taylor ocupó el territorio comprendido entre los
ríos Nueces y Grande (actualmente entre México y
Texas), lo que fue un detonante para la declaración
formal de guerra. Impresionantes escuadras del país
del norte llegaron a los puertos mexicanos del Golfo de México y del Océano Pacífico dispuestos a
la guerra. Algunos marinos tuvieron una participación
destacada, tal como sucedió en el puerto de Alvarado, en donde el 15 de octubre de 1846, el Capitán
de Navío Tomás Marín, Comandante General del
Departamento de Marina y Principal de la Costa
de Sotavento, observó que se acercaron al puerto
tres buques de vapor y dos de vela, y por lo tanto,
se prestó a preparar la defensa. Estuvo a la cabeza
de la guarnición en la cual se encontraban algunos
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236
marinos importantes, como los Capitanes de Fragata
Pedro Díaz Mirón, José Víctor Mateos; los Segundos
Tenientes Juan Lainé, Esteban del Castillo y el que
posteriormente llegara a ser Brigadier e Ingeniero
Naval, el Primer Aspirante, Juan Emilio Foster.
Una vez que inició el ataque de la escuadrilla de los Estados Unidos, la guarnición que estaba
bajo el mando de Tomás Marín, rechazó el intento
de desembarco enemigo con la fusilería ubicada en
los médanos y el fuego dela artillería de los fortines
ubicados en las riberas de la desembocadura del río
Papaloapan. Uno de los buques de guerra norteamericano que retrocedió ante la defensa mexicana, fue
el Mississippi. Aunque el combate fue desigual y duró
cerca de siete horas, con nutrido fuego de los invasores, no causó mayores estragos en la guarnición
mexicana. Las malas condiciones climatológicas y el
fuego que disparaba la defensa mexicana, provocaron que algunos de los buques enemigos sufrieran
daños, causa que los obligó a abandonar el lugar.
Una vez terminada la batalla, las tropas encabezadas por Tomás Marín dejaron Alvarado,10 de ahí
Marín pasó a Cerro Gordo, Jalapa, y en Orizaba
estuvo al frente de las guerrillas que hostilizaron a los
norteamericanos, en donde el 17 de agosto de 1847,
hizo construir treinta cajones de parque y fundió una
pieza de montaña para la defensa del lugar.
Los grupos políticos, a pesar de los momentos
que se vivieron durante la guerra contra los Estados
Unidos y las consecuencias que provocaron, no dejaron a un lado sus diferencias las que desembocaron
en una nueva guerra civil entre liberales y conservadores. El 6 de marzo de 1860, en plena Guerra
de Reforma, el partido conservador mandó a Tomás
Marín a La Habana para adquirir algunos buques
de guerra, el Marqués de La Habana y el General Miramón, con los que se pretendía imponer un
bloqueo al puerto de Veracruz, que había sido fuertemente artillado junto con el Castillo de San Juan
de Ulúa. La avanzada conservadora dirigida por el
General Miguel Miramón ya había intentado tomar el puerto, pero fracasó y se dio a la tarea de
organizar un nuevo bloqueo.11 La legación norteamericana de Washington se mantuvo al tanto de lo
que acontecía en México y mandó documentación
al gobierno mexicano, sobre el contrato que había
establecido Marín en Cuba, para la adquisición de
los buques, y cuyo pago se haría en letras, que debían ser aceptadas por el gobierno conservador,
así como por algunas firmas mercantiles establecidas en la Ciudad de México.12 Una vez adquiridos
el Marqués de La Habana y el General Miramón,
Tomás Marín al mando de éste último se dirigió hacia Veracruz y fondeó en Antón Lizardo, lugar de
encuentro que había acordado con Miramón, para
entrevistarse con el Jefe de Escuadra Graduado
Luis Valle y el Capitán de Fragata Francisco Canal,
con el objetivo de diseñar el plan que sería utilizado
para el bloqueo del puerto de Veracruz.13
Tomás Marín
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237
La confianza del General Miramón por tomar
el puerto jarocho, pronto se desvaneció, cuando el
gobierno norteamericano, en apoyo al triunfo liberal
encabezado por Benito Juárez, ordenó la destrucción de los vapores que conformaban la escuadrilla
mexicana, por los buques de guerra norteamericanos Saratoga, Wave e Indianola, que habían sido
contratados a través de una patente de corso por
el gobierno juarista, los cuales tenían a bordo 100
hombres procedentes del Batallón de Infantería de
la Guardia Nacional de Veracruz.14 Tomás Marín
descansaba en el vapor General Miramón, cuando
recibió el aviso de uno de sus oficiales que había
avistado los buques enemigos. La batalla que se vivió
frente a las costas de Veracruz, desde un principio
fue dominada por la escuadrilla liberal, que inició la
persecución a los buques conservadores, que terminaron por ser aprehendidos.
Una vez que Tomás Marín fue vencido por
los barcos norteamericanos, lo condujeron al puerto
de Nueva Orleans, ciudad en donde fue procesado
por el cargo de piratería.15 El 26 de junio de 1860
fue absuelto por los Tribunales de dicha ciudad,
cuya sentencia confirmó el Procurador General de
los Estados Unidos, en el fallo que tuvo lugar el día
28 de julio de ese mismo año, y posteriormente ratificada por la Suprema Corte de Justicia de esa
nación el 2 de junio de 1870. Con respecto a los
barcos que había adquirido en La Habana, también
fueron retenidos por el gobierno norteamericano,
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y se les inició un proceso jurídico que duró aproximadamente diez años. Se resolvió que los buques
fueran devueltos al gobierno mexicano, pero para
esas fechas ya se encontraban inservibles.
Después de esa polémica labor de Tomás Marín defendiendo la causa del Partido Conservador,
en 1862, los franceses una vez más llegaron a México con la excusa de que el gobierno juarista se había
abstenido de realizar los pagos correspondientes a
la deuda externa, con el gobierno francés. Al arribar
al Golfo de México, sus buques de guerra tomaron
el puerto de Veracruz y posteriormente sus tropas se
hicieron a la tarea de tomar la capital del país; con
la anuencia de los conservadores, se impuso a Maximiliano de Habsburgo como monarca del Segundo
Imperio de México.
Tomás Marín se adhirió al gobierno del emperador austriaco y desempeñó diferentes funciones:
Gobernador de Yucatán, pero rechazó el cargo debido a que el puesto ya estaba ocupado por otra
persona; el 2 de agosto de 1864 ocupó el mando
militar de Isla del Carmen, Campeche, con el grado de General y de Comandante General de la
Zona Naval del Golfo de México, con residencia
en Veracruz. Después de su labor realizada durante
este periodo, le tocó vivir algunos momentos difíciles, porque una vez que Maximiliano fue fusilado en
el año de 1867 y Benito Juárez logró consolidarse
como Presidente de México, tuvo que salir rumbo al
exilio. Vivió en La Habana, Cuba, por algún tiempo y,
después de que fue exonerado por haber servido al
Imperio, pudo pasar sus últimos días en la patria que
lo vio nacer y por la que entregó gran parte de su
vida. Tomás Marín, por causas que se desconocen,
murió el 22 de julio de 1873.16
Por Decreto del Presidente General Manuel
González, expedido el año de 1881, fueron rehabilitados todos los militares que combatieron, desde la
Independencia de México, hasta los que prestaron
servicios al Imperio de Maximiliano. De esta manera,
Marín quedó rehabilitado post-mortem, con el grado
de Contralmirante de la Armada Mexicana, uno de
los más distinguidos marinos en la historia de la Armada de México.
CITAS
Martín Martínez Baizabal, “Tomás Marín, Un
Marino Egresado del Colegio Militar”, en: Revista Secretaría de Marina-Armada de México,
Noviembre-Diciembre 2002, Época X, No. 154.
p. 24.
2
Enrique Cárdenas de la Peña, Semblanza Marítima del México Independiente y Revolucionario, Vol.
I, México, Secretaría de Marina, 1970, p. 79.
3
Martín Martínez Baizabal, op. cit., p. 27.
4
Hoja de Servicios del General Tomás Marín.
Exp., XI/III/3-1035, f. 8, 31 de diciembre de 1856.
Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa
Nacional (en adelante: AHSDN).
5
Ibídem.
6
Ibídem.
7
Enrique Hurtado Nuño, “La acción naval de la
Sonda de Campeche”, en: Revista General de
la Armada de México, Vol. 4, No. 20, febrero
de 1964, pp. 81-91.
8
Juan de Dios Bonilla, Historia Marítima de México, México, Ed. Litorales, 1962, pp. 282-283.
9
Enrique Hurtado Nuño, op. cit., p. 85.
10
Exp., Defensa de Alvarado 1846, XI/481.3/2240,
AHSDN.
11
Enrique Cárdenas de la Peña, op. cit., pp. 160161.
12
Carmen Blázquez González, Veracruz Liberal 1858-1860, México, El Colegio de México,
1986, p.219.
1
239
239
Enrique Hurtado Nuño, “D. Tomás Marín”, en:
Revista General de la Armada de México, Vol.
4, No. 21, abril de 1964, pp. 88-89.
14
Carmen Blázquez González, op. cit., p. 221.
15
Enrique Cárdenas de la Peña, op. cit., p. 164.
16
Martín Martínez Baizabal, op. cit, p. 29.
13
General de Brigada de Infantería de Marina
HEMEROGRÁFICAS
•Revista General de la Armada de México, Vol.
4, No. 20, febrero de 1964.
•Revista Secretaría de Marina-Armada de México, Noviembre-Diciembre 2002, Época X,
No. 154.
Juan Bautista Traconis Rodríguez
(1809-1870)
Por los CC. Lic. Mario Óscar Flores López y Lic. Ángel Amador Martínez.
FUENTES CONSULTADAS
DOCUMENTALES
•Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa
Nacional.
BIBLIOGRÁFICAS
•BONILLA, Juan de Dios. Historia Marítima de
México, México, Ed. Litorales, 1962.
•BLÁZQUEZ González, Carmen. Veracruz Liberal 1858-1860, México, El Colegio de México,
1986.
•CÁRDENAS de la Peña, Enrique. Semblanza
Marítima del México Independiente y Revolucionario, Vol. I, México, Secretaría de Marina,
1970.
•Historia General de México, El Colegio de México, México, 2000.
•MESTRE Ghigliazza, Manuel. Invasión norteamericana en Tabasco (1846-1847), Universidad Nacional Autónoma de México, Colegio
de Historia, México.
240
240
E
n 1809 comienza la vida de un hombre de carrera militar distinguida, que en diferentes episodios de la Historia de México, escribió páginas
emotivas y polémicas. Se trata de Juan Bautista
Traconis Rodríguez. La Ciudad de Mérida, Yucatán, lo vio nacer el 27 de diciembre, y el 3 de
enero de 1810 fue bautizado en la catedral de
San Idelfonso, de la misma ciudad. Fue hijo legítimo
de Luis Traconis y Joaquina Rodríguez. Sus abuelos
paternos fueron Mauricio Traconis y Petrona Pérez, y los maternos Florencio Rodríguez y Petrona
Cantón. Su padrino fue Joseph María Guzmán,
quien le dio el nombre de Juan Manuel, aunque
en sus documentos oficiales aparece como Juan
Bautista.1 Sobre su niñez y juventud poco se sabe,
y gracias a la información obtenida en los archivos
históricos y artículos de periódicos, se puede saber
más sobre su labor como uno de los pioneros de la
Infantería de Marina, su desempeño como político
y en general como militar.
General Juan Bautista Traconis Rodríguez
241
241
Los primeros datos que se tienen de su vida
como militar, son del año de 1829, justamente cuando
el español Isidro Barradas fracasó en su intento de
reconquista española del territorio mexicano. En ese
tiempo, Juan Bautista Traconis tenía el grado de Teniente Activo y desempeñó sus labores en el Batallón
Activo de Yucatán, del 6 de agosto de 1829 a fines
de mayo de 1830; al año siguiente era ya Teniente
Veterano y durante seis años formó parte del sexto
Batallón.2 Las grandes divisiones políticas entre federalistas y centralistas se hicieron cada vez mayores,
y fue una de las causas principales, por los cuales
Traconis fue aprehendido en la Península de Yucatán,
junto con algunos de sus compañeros, aunque no se
sabe cuándo fueron liberados. Ya en prisión, el 17 de
septiembre de 1834 elaboraron un documento, en
el que firmó como Teniente de Artillería, y en el que
se expuso que habían sido víctimas de la situación
política que se vivía en el país, dado que ellos sólo
habían actuado conforme a las leyes y a las órdenes
que recibieron de sus superiores. También declararon
que vivían en penosas condiciones y se pidió que se
les hiciera regresar a sus lugares, con o sin empleo.3
En 1835 inició el movimiento independentista de
Texas encabezado por Stephen Fuller Austin, quien representó los intereses de los colonos texanos, quienes
con autorización del gobierno de México se establecieron en dicho territorio, donde recibieron tierras en
propiedad, además de concesiones y prerrogativas
con la condición de respetar las leyes del gobierno
242
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mexicano. Con el paso del tiempo, las colonias crecieron en población en todo el territorio de Texas, pero
debido a la cercanía con regiones limítrofes con los
Estados Unidos, los colonos cayeron en una rebeldía, y
se negaron a pagar los impuestos correspondientes y
otras disposiciones al gobierno de México, lo que generó a las autoridades mexicanas, enviar buques para
patrullar las costas texanas, con la finalidad de evitar
que los sublevados recibieran alguna ayuda por vía
marítima. La situación terminó en un combate naval entre el bergantín texano San Felipe y la goleta Correo
Mexicano, a la que el enemigo tomó cautiva.4
Bandera de la República de Texas
El gobierno de la República ordenó el despliegue de tropas a Texas, en donde Traconis estuvo
comisionado a partir de noviembre de 1835 y permaneció ahí cerca de medio año. Durante ese tiempo, presenció algunas acciones armadas en las que
sufrió algunas heridas, causa por la cual su siguiente
destino fue Matamoros. Su vida como integrante de
la Marina de Guerra Mexicana, posiblemente inició
el 27 de agosto de 1836, al obtener el grado de
Capitán de Infantería de Marina. En octubre de ese
mismo año viajó a Campeche para encargarse de
la Primera Compañía de Infantería de Marina, que
condujo al puerto de Veracruz, muy probablemente
a bordo del bergantín de guerra Libertador. Al año
siguiente, al mantenerse el conflicto marítimo-naval en
el Golfo de México, el Capitán de Infantería Traconis estuvo presente durante la captura de la goleta
texana Independencia.
Al parecer, el marino yucateco fue uno de los
más importantes partícipes en la conformación de
los cuerpos de Infantería de Marina: en el mes de
noviembre de 1837, como Comandante Interino de
la Escuadra, firmó un documento junto con Ignacio
María de la Barrera, en el que se daban los detalles del personal que integraban las guarniciones en
los buques de guerra Iturbide, Libertador, Urrea y
Bravo, todos ellos integrantes de la primera Compañía de Infantería permanente de Marina del Departamento de Veracruz.5
Previamente a la invasión francesa de 1838,
los residentes franceses establecidos en México se
inconformaron ante su gobierno, por los abusos a
los que estaban siendo sometidos en el país; la respuesta no demoró y el gobierno de Francia exigió
a las autoridades mexicanas que afrontaran su responsabilidad, con una indemnización a los afectados
por todos los daños que les habían ocasionado; sin
embargo, el gobierno mexicano tomó la exigencia
como injusta, exagerada y sin ningún fundamento,
negándose a cumplir el reclamo. En abril de 1838,
buques franceses iniciaron un bloqueo al puerto de
Veracruz, que tuvo una duración de siete meses. En
ese entonces, la Marina de Guerra Mexicana no
contaba con los buques necesarios para repeler el
ataque invasor ante el bombardeo del 27 de noviembre de 1838 al puerto de Veracruz.6 Durante el
desarrollo de estas acciones, Juan Bautista Traconis
estuvo presente y encabezó las compañías a su car243
243
go, distinguiéndose por su enorme valor. En julio de
1841, recibió la orden del Comandante General de
Veracruz para que se trasladara a Jalapa y tuvo
que entregar los documentos que correspondían a
la Compañía Permanente de Marina de Veracruz,
al Capitán de Artillería Tomás Sánchez. En ese mismo año, pidió un ascenso inmediato en el Batallón
Activo Guardacostas de Tabasco.7
Los movimientos separatistas en algunas de las
provincias del sureste mexicano, fueron un factor determinante para que se reforzara la región con un
mayor número de tropas por tierra y por mar. Los
marinos mexicanos desempeñaron una labor extenuante ante la presión ejercida por los texanos en
aquéllos lugares y por los constantes levantamientos
en Yucatán, Campeche y Tabasco. A bordo del bergantín Mexicano, en julio de 1842, Traconis estuvo
presente cuando fue tomado el Departamento de
Tabasco, y se distinguió por su arrojo y valor en la
toma de la altura de Esquipulas. Al finalizar el año
estuvo comisionado en Yucatán.8
En Tabasco la tensión reinaba y el ex Gobernador de la entidad, Francisco de Sentmanat, encabezó
una rebelión; para sofocarla, llegó la división de operaciones que encabezó el General de Brigada Pedro
de Ampudia y Grimarest, de la cual formó parte
Juan Bautista Traconis; después de lo acontecido, el
Coronel José Nicolás Pérez elogió la labor de este
distinguido marino, quien permaneció en la región
244
244
durante algún tiempo, hasta que se tomó la ciudad
de San Juan Bautista, en julio de 1843, casualmente
homónima a su nombre; estuvo al frente del Batallón
Activo Guardacostas de Tabasco y el 10 de enero
de 1845 salió de Frontera, Tabasco, a bordo de la
goleta Fortuna, con rumbo a Veracruz, a las órdenes
del General Ampudia.
En 1845, el gobierno de Estados Unidos de
América anexó la República de Texas a su territorio. Esto inconformó al gobierno mexicano, que aún
no reconocía totalmente la independencia de los
texanos. El Presidente James K. Polk, obsesionado
por expandir su nación, envió a México al comisionado estadounidense John Slidell, para negociar la
compra de California, pero fue rechazado por las
autoridades mexicanas. El 3 de enero de 1846, el
Presidente Polk ordenó al General Zacarías Taylor
ocupar el terreno que se encuentra entre los ríos
Nueces y Grande (actualmente comprende parte
de México y Texas), que en ese tiempo pertenecía a México, y fue la causa de la disputa con los
Estados Unidos. Cuando el General Taylor envió
un mensaje a Polk en el que le informaba que las
tropas mexicanas habían atacado a su contingente,
el 25 de abril de ese mismo año; el 12 de mayo de
1846, el mandatario estadounidense envió su declaración de guerra en contra de México al Congreso
Norteamericano y fue aprobada por 40 votos a
favor 2 en contra en el Senado, y de 174 votos a
favor y 14 en contra en la Cámara.9
La situación en México se complicó porque se
sumaron los problemas internos y la guerra inevitable
que le había declarado Estados Unidos, en mayo de
1846, ante la negativa del gobierno mexicano de
reconocer la anexión de Texas y por la ambiciosa
política expansionista del gobierno estadounidense.
El General Taylor logró derrotar a los mexicanos en
los días 8 y 9 de mayo de ese mismo año, en Palo
Alto y Resaca de Palma (actualmente cerca de la
ciudad de Matamoros, Tamaulipas); posteriormente, se logró internar en México, con la justificación
de que intentaba defender la frontera de Texas. El
7 de julio de 1846, el Congreso Mexicano declaró estado de guerra bajo el argumento de que la
Nación debía repeler la agresión que los Estados
Unidos de América había iniciado y sostenía contra
la República Mexicana.10
Comodoro Matthew Calbringth Perry
Los puertos nacionales del litoral del Golfo de
México fueron los primeros que se pusieron en alerta. Las poderosas escuadras norteamericanas arribaron a importantes sitios portuarios como Tampico,
Veracruz y Alvarado y en su avanzada hacia el
Sur, llegaron a los litorales de Tabasco. La guarnición tabasqueña, encabezada por el Comandante
General Juan Bautista Traconis, observó claramente
cómo se iban acercando los barcos de guerra enemigos, los cuales llegaron a la población de Frontera, en donde tomaron posesión de los vapores nacionales Tabasqueño y Petrita, el pailebot Amado
y otras embarcaciones de menor calado, unidades
245
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que fueron utilizadas posteriormente para la toma
de la principal ciudad tabasqueña.11
La escuadra norteamericana, comandada por el
Comodoro Matthew Calbrigth Perry, estaba compuesta por los vapores Mississippi y Vixen, los buques
menores Bonita, Reefer y Nonata; la goleta Forward
y el buque de vapor Mc Lane, así como los buques
tomados en Frontera. El siguiente objetivo de los marinos norteamericanos fue la capital de la entidad, San
Juan Bautista, situada río arriba; para ello, se trasladaron a bordo de los buques de guerra, Petrita, Nonata,
Forward y Bonita. El 25 de octubre de 1846, al llegar a
dicho punto, Perry pudo establecer comunicación con el
Comandante General Traconis, a quien le exigió la entrega de la plaza. La respuesta del Comandante mexicano fue determinante y su disposición fue defender su
jurisdicción, aunque no contara con los recursos materiales y humanos necesarios para el resguardo del lugar.
Desembarco de tropas norteamericanas por el río Grijalva
246
246
El Comodoro norteamericano, al saber que su
contraparte mexicana rechazó su advertencia, ordenó
el inicio del fuego.12 El valiente marino yucateco, en el
parte oficial explicó cuál fue la estrategia que empleó
para la defensa de San Juan Bautista, una vez que
la flotilla de los Estados Unidos abrió el fuego sobre
la ciudad; comentó que cuando las tropas norteamericanas, cuando desembarcaron, fueron sorprendidas
por la guarnición, y que ésa fue una razón para que
la flotilla emprendiera un ataque sobre la ciudad, que
fue seriamente afectada por el bombardeo.
El estruendo de los cañones que disparaban
desde sus buques, los invasores norteamericanos,
sobre la capital tabasqueña, no doblegó a los
hombres del Teniente Coronel Traconis, a pesar
de la gran ventaja que el enemigo estadounidense
tenía sobre los valientes defensores mexicanos. Los
buques no dejaban de disparar en contra de la
plaza de San Juan Bautista, hasta que una bala
rompió el asta bandera que estaba situada en el
edificio del Cuartel General; de esta acción no
se percató el Teniente Coronel Traconis, porque
estaba a caballo dándole la espalda al mismo. El
Comodoro Perry ordenó suspender el fuego cuando observó con detalle que la bandera mexicana no se encontraba ondeando sobre el Cuartel
porque pensó que los defensores tabasqueños se
habían rendido. Traconis se asombró cuando dejó
de escuchar los cañones enemigos, pero se le informó en ese momento que el asta bandera había
sido derribada durante el combate. El Comodoro
Perry creído que la caída del pabellón nacional
era signo de que la plaza se había rendido, envió
a un comisionado a confirmar esta condición, pero
en una respuesta valiente y retadora, Traconis se
negó una vez más a rendirse y le informó con detalle las acciones que emprendería. Cabe destacar, que fue él junto con el Celador de la Aduana
Marítima Manuel Plasencia, que llevó a cabo una
verdadera gesta heroica. A continuación, un fragmento de lo que fue una respuesta cortés pero
enérgica, del Comandante General de Tabasco:
…diga V. al comodoro Perry que la plaza no se
rinde ni se rendirá jamás; porque por un azar de
la guerra la bandera se ha venido abajo; que no
tengo otra asta para tremolarla de nuevo, pero
que la voy a fijar en la torre de la iglesia que por
fortuna tengo cerca; que lo aviso para que si quiere
dirija sus fuegos sobre dicha torre, y lo haga con la
seguridad de que o soy muerto o pongo la bandera de mi patria en la cruz de hierro que está en el
remate de la torre…13
El 26 de octubre de 1846 fue el segundo día
que los invasores norteamericanos continuaban su
ataque a la capital tabasqueña, pero ya no podían
continuar la batalla contra la valiente resistencia mexicana, por lo que el Comodoro Perry ordenó retirada
a su Escuadra y se dirigió vía Río Grijalva a Frontera,
Tabasco, para reunirse con la otra parte de su flota.
El Teniente Coronel Juan Bautista Traconis Rodríguez
logró que los invasores abandonaran la zona de combate, a pesar de la superioridad en armamento del
enemigo y del poco apoyo por parte del gobierno
de la República.
Una vez que las tropas norteamericanas se retiraron de San Juan Bautista, el Gobernador y Comandante General del Estado, Juan Bautista Traconis
Rodríguez se manifestó resentido con el gobierno de
la República, por no haberle proporcionado los recursos pecuniarios, el armamento y las municiones que
solicitó, para otra posible defensa de la ciudad. Tam247
247
bién se inconformó de las acciones que le parecían
ser desequilibradas: la intervención en las elecciones
gubernamentales, la distribución de sus rentas y el
nombramiento de altos funcionarios condescendientes
a los proyectos del gobierno de México.14
El pronunciamiento del Comandante General de
Tabasco fue objeto de crítica por algunos periódicos
de San Juan Bautista, del Estado de Veracruz y de
la Ciudad de México. Un diario de la prensa local, El
Regenerador Republicano,15 comentó que la decisión
de Traconis había sido exagerada, contraviniendo a
la idea de preservar la unión nacional, de acuerdo
al pacto federal, para combatir al ejército invasor
con mayor entereza. Por su parte, el periódico El Indicador de Veracruz, a raíz de este acontecimiento,
publicó un artículo en donde se muestra un estudio sobre los problemas que había tenido aquella entidad
desde hace varios años atrás y sobre todo, cuando
había sido gobernada por militares, los cuales, con el
transcurso del tiempo, se habían convertido en grandes propietarios de la región, con el control de los
jornaleros, un medio civil que utilizaban para intimidar
a las capas sociales más altas, en dado caso de existir alguna rebelión. Así mismo, se criticó el pronunciamiento de la guarnición tabasqueña.16
Una crítica más la publicó el diario El Republicano: A la víspera del Congreso Constituyente,
menciona el diario que Traconis disolvió el Colegio Electoral que pretendía elegir al Diputado que
248
248
representaría a la entidad en el citado congreso,
con el pretexto de que la invasión norteamericana
era inminente, y con la finalidad de permanecer en
el mando y omitir información sobre los derechos
de una fragata que desembarcó en su jurisdicción.17
No cabe duda que el prestigio de este distinguido
personaje fue lastimado, ante las duras críticas que
recibió por algunos diarios de la república de esos
años, pero es un hecho que fue un digno defensor
de la patria, ante la invasión de las tropas de los
Estados Unidos. De acuerdo a un artículo que se
publicó en un diario del estado de Tabasco, llamado
El Temístocles, el Comandante General de Tabasco
recibió la oferta del Comodoro Perry de terminar
con el bloqueo a los puertos de su jurisdicción, a
cambio de que se abriera el comercio nacional y
extranjero, así como asegurar que no entraran por
el puerto de Frontera armamento, municiones y todo
artículo de guerra para el gobierno de México.18
El 28 de diciembre de 1846, Juan Bautista Traconis firmó un documento en donde dio por terminada su rebelión, debido a que el General Antonio
López de Santa Anna había ocupado la Presidencia
de la Nación, ya que Traconis consideró al mandatario como una persona de confianza y un símbolo
de unión nacional. El gobierno mexicano, a su vez
mandó un documento oficial, en donde se daba por
enterado sobre la situación en la provincia tabasqueña y la agradable noticia de que la guarnición
de San Juan Bautista había resultado exitosa ante
la invasión norteamericana. Después de la terrible
situación de la guerra, los problemas en el país se
mantenían vigentes. Liberales y conservadores continuaban con sus diferencias irreconciliables y los
levantamientos armados eran constantes, como el
encabezado por el General Juan Álvarez, en el
Estado de Guerrero, rebelión que condenó Traconis
después de haber protestado a favor del Acta de
Guadalajara, hecho con el que se manifestaba a
favor de la dictadura de Santa Anna, el 11 de marzo de 1854. Adherido al Plan de Ayutla, Traconis
fue Comandante Principal de Tampico y posteriormente Comandante General de Puebla, en donde
sufrió una dolorosa derrota en contra del sublevado
Antonio de Haro y Tamariz, por falta de municiones; salió de dicha ciudad con todos los honores de
la guerra. El 28 de junio de 1853 obtuvo el grado
de General. Juan Bautista Traconis murió en la Ciudad de México, el 31 de diciembre de 1870, a las
cuatro de la tarde, a causa de una molestia en el
hígado. Se desconoce dónde fue sepultado.
CITAS
Manuel Mestre Ghigliazza, Invasión norteamericana en Tabasco (1846-1847), Universidad Nacional Autónoma de México, Colegio de Historia, México, 1948, p. 17.
2
Ídem, p. 18.
1
Ídem, p. 19. Este documento fue publicado en el
periódico de la Ciudad de México La Oposición, el 17 de septiembre de 1834.
4
Juan de Dios Bonilla, Historia Marítima de México, México, Ed. Litorales, 1962. pp. 263-264.
5
Exp. 265-1837, Archivo General de la Secretaría de Marina-Armada de México.
6
Enrique Cárdenas de la Peña, Semblanza Marítima del México Independiente y Revolucionario,
Vol. I, México, Secretaría de Marina, 1970, p.
82.
7
Exp. 265-1837, Archivo General de la Secretaría de Marina-Armada de México.
8
Manuel Mestre Ghigliazza, op. cit., p. 18.
9
Josefina Zoraida Vázquez, “Los Primeros Tropiezos” en: Historia General de México, México, El
Colegio de México, 2000, p. 577.
10
Ibídem.
11
Manuel Mestre Ghigliazza, op. cit., p. 241
12
Juan de Dios Bonilla, op. cit., p. 284.
13
Manuel Mestre Ghigliazza, op. cit., p. 43.
14
Ídem, p. 62.
15
La fecha de la publicación de este artículo es del
12 de diciembre de 1846.
16
El artículo se publicó el 13 de noviembre de 1846,
se reprodujo en el Diario del Gobierno de la
República Mexicana, trece días después. Sobre
el contenido de este artículo, véase a Manuel
Mestre Ghigliazza, op. cit., pp. 110-111.
3
249
249
Capitán de Navío
Ídem, p. 116.
18
Ídem, p. 121.
17
Sebastián José Holzinger
(1821-¿?)
FUENTES CONSULTADAS
BIBLIOGRÁFICAS
• BONILLA, Juan de Dios. Historia Marítima de
México, México, Ed. Litorales, 1962.
• CÁRDENAS de la Peña, Enrique. Semblanza
Marítima del México Independiente y Revolucionario, Vol. I, México, Secretaría de Marina,
1970.
• Historia General de México, El Colegio de México, México, 2000.
• LAVALLE Argudín, Mario. La Armada en el México Independiente, México, Instituto Nacional
de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Secretaría de Marina, 1985.
• MESTRE Ghigliazza, Manuel. Invasión norteamericana en Tabasco (1846-1847), Universidad Nacional Autónoma de México, Colegio
de Historia, México.
Por el Lic. Ángel Amador Martínez
S
ebastián José Holzinger nació en Alemania, en
1821. Existe poca información sobre la infancia
de este héroe de la Armada de México y no se
sabe con precisión la fecha de su muerte. Durante
su estancia en territorio mexicano, demostró lealtad
al país y a las fuerzas armadas que la componían.
Peleó con gallardía y heroísmo ante los enemigos
de México, y enarboló la bandera mexicana en pleno combate, contra el ejército norteamericano. La
primer noticia que se tiene de él es en la ciudad de
Veracruz, cuando presentó su solicitud para ingresar
a la Armada Nacional.
Era la década de los cuarenta del siglo XIX,
el Departamento de Marina en México comenzó
a dotarse de buques para el servicio de la Nación,
pero carecía de Oficiales de guerra. Fue entonces
que el joven Sebastián José a la edad de 21 años se
interesó por ingresar a la Armada Nacional y presentó su solicitud en la Comandancia General de Veracruz, de donde se turnó al Ministerio de Guerra
250
250
Capitán de Navío Sebastián José Holzinger
251
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y Marina, para su admisión. Fue aceptado gracias a
los conocimientos marítimos que poseía y al dominio
de los idiomas inglés, francés y español. Causó alta
en la Armada, habilitado como Segundo Teniente,
el 10 de febrero de 1842. Enseguida de su ingreso
se embarcó en el vapor Regenerador y a mediados
de mayo de ese mismo año, transbordó a la goleta
Águila. El 29 de julio fue enviado a los Estados Unidos
en comisión del servicio.1
El 19 de junio de 1842, el gobierno de México ordenó enviar el pailebot Margarita a Yucatán,
cuya tripulación la integró el Segundo Teniente Sebastián José Holzinger, cuatro Oficiales de guerra,
un Aspirante de Primera Clase, un Cirujano, cuarenta
Marineros y diez Soldados de Infantería del Octavo Regimiento, bajo el mando del Capitán de Navío Tomas Marín. Después de permanecer varados
en la Ceiba debido al mal tiempo, la tripulación del
pailebot Margarita llegó a Campeche el 7 de julio
de 1842, ahí descubrieron al bergantín de nombre
Yucateco que se encontraba fondeado en la fortaleza del mismo puerto; lentamente, la tripulación que
comandaba Tomás Francisco de Paula Marín Zabalza, se preparó para el abordaje del bergantín, y
después de un enfrentamiento entre las fuerzas federales y personal de la fortaleza de Campeche, se
logró capturarlo y junto con su tripulación fue trasladado a Veracruz, donde arribó el 11 de julio. Ahí el
bergantín Yucateco fue rebautizado con el nombre
de Mexicano. Por este acontecimiento Holzinger fue
252
252
elogiado por su mérito en la captura del bergantín y
el Presidente provisional de México, Antonio López
de Santa Anna, le otorgó el empleo de Segundo
Teniente Efectivo el 18 de julio de 1842:
EL C. ANTONIO LÓPEZ DE SANTA ANNA, Benemérito de la Patria, General de División y Presidente provisional de la República Mexicana.
En atención al mérito y aptitud del Ciudadano Sebastián Holzinger, segundo teniente habilitado de la
armada nacional, le confiero el empleo de segundo
teniente efectivo de la marina, por los servicios que
prestó con arriendo al apresamiento del bergantín
de guerra “El Yucateco”, y en uso de la facultad
que me concede la séptima de las bases juradas
por los representantes de los Departamentos, con
el sueldo de reglamento.2
General Antonio López de Santa Anna
El Segundo Teniente Efectivo Sebastián José
Holzinger, después de su participación en los acontecimientos de Campeche, continuó prestando sus
servicios en los enfrentamientos que sostuvieron la
escuadra mexicana con buques texano-yucatecos,
defendiendo los desembarcos de las tropas del Gobierno de México. El 26 de enero de 1843 se aventuró en uno de los botes que fueron destinados para
atacar las cañoneras enemigas; a pesar de la poca
visibilidad por la oscuridad, logró avistar a la goleta
Coruco Campechano, que se encontraba fondeada
cerca de las baterías de Campeche. Sin demora se
dirigió valientemente hacia la goleta y logró capturarla. El 15 de mayo de 1843 participó en el ataque
naval que se sostuvo con la goleta Colorado y el
bergantín Houston, ambas de Texas, contra los buques
mexicanos Regenerador, Guadalupe y Moctezuma.
Holzinger levantó un acta a uno de los tripulantes de
la corbeta Austin, de la escuadra texana, de nombre
Henry Langton, quien describió la batalla naval que
sostuvieron contra los vapores Guadalupe y Moctezuma y cómo ambos le causaron daños al Austin.3
Por este acontecimiento, el gobierno de México emitió un decreto mediante el cual se otorgaban
recompensas para las fuerzas del mar y galardonó
a los Jefes y Oficiales con una Cruz de Honor y
para los individuos de tropa, un escudo. Los méritos
que Holzinger obtuvo en las batallas navales en la
Península de Yucatán le valieron para que la Comandancia General de Marina en Veracruz, enviara
una petición al Ministerio de Guerra y Marina, para
habilitar a Sebastián José Holzinger como Primer Teniente, el 18 de enero de 1844.4
Por cuestiones personales, Holzinger solicitó licencia para separarse del servicio, el 3 de agosto de
1843, pero su petición fue denegada y se le autorizó
sólo un mes para ausentarse, tiempo durante el cual
permaneció en Puente Nacional, Veracruz, el 23 de
octubre de ese mismo año, nuevamente insistió para
pedir licencia, debido a un fuerte dolor en el pecho,
pero la falta de Oficiales de su clase en la Armada
253
253
Nacional y, por considerarlo como necesario en sus
servicios, no le fue autorizado este permiso. El 5 de
mayo de 1845, con el grado de Primer Teniente, estuvo a cargo como Segundo Comandante del vapor
Moctezuma; sin embargo, su necesidad por ausentarse del servicio le obligó a recurrir al Presidente
de la República, José Joaquín de Herrera Ricardos
para lograr que éste le concediera su solicitud, argumentando “que debido a la escasez que sufría el
erario para atender sus necesidades, no podía atender el cargo que ocupaba, por lo que suplicó al Primer Mandatario, se dignara a concederle la licencia
ilimitada”.5 Holzinger demostró su lealtad para salvaguardar los intereses de México, pero un detalle
siempre lo mantuvo inconforme: la falta de pago que
el gobierno mexicano le debía, por eso su insistencia
de ausentarse del servicio, fue con la finalidad de
atender su industria en los buques mercantes nacionales, para obtener los recursos económicos que tanta
falta le hacían.
General Winfield Scott
254
254
En 1845 México perdió por completo a Texas,
cuando el gobierno estadounidense la anexó como
otra estrella más en su bandera, puesto que éstas
representan los Estados que conforman la nación
angloamericana. Para el gobierno mexicano fue
una pérdida irreparable y a la vez preocupante,
ya que los norteamericanos querían expandir su
territorio. Esta situación generó un conflicto entre
ambas naciones.
Así, en mayo de 1846, Estados Unidos de América le declaró la guerra a México; durante los primeros ataques, el General Zacarías Taylor derrotó
al Ejército Mexicano en Palo Alto y Resaca de Palma
(actualmente cerca de la ciudad de Matamoros, Tamaulipas). El 23 de octubre de 1846, una escuadra
estadounidense integrada por ocho buques de guerra, bajo el mando del Comodoro Matthew Calbraith Perry, arribó a costas de Tabasco, entrando
por Frontera, para finalmente llegar el 25 de octubre
a San Juan Bautista (hoy Villahermosa), donde tuvo
que combatir contra las tropas de Juan Bautista Traconis, Comandante del lugar.
Holzinger en el baluarte de Santa Bárbara
En 1847, el Comodoro David Conner de la
Armada norteamericana fracasó en su intento de
apoderarse de Alvarado y la actual Villahermosa,
pero pronto resolvió el problema, cuando reunió las
tropas de desembarco que estaban bajo el mando
del General Winfield Scott. Conner realizó un previo
reconocimiento de la costa y movilizó los buques de
Antón Lizardo a Sacrificios. El 9 de marzo de 1847
las tropas de la escuadra estadounidense desembarcaron entre Collado y Mocambo; desde Veracruz se
lograba percibir el cuartel del General Scott, junto
con su tropa de aproximadamente 13,000 hombres,
superior a los 4,930 que constaba las fuerzas armadas mexicanas. El 22 de marzo de 1847, la tropa
que estaba concentrada en el Castillo de San Juan
de Ulúa respondió al ataque de la escuadra norteamericana, al igual que los baluartes de San Fer255
255
nando y Santa Bárbara. Éste último fue severamente
dañado el 24 de marzo por la artillería al mando del
General Scott, debido a un disparo que abrió una
brecha en el muro en la parte sur; De inmediato, los
ingenieros que se encontraban en el lugar, utilizaron
vigas y sacos de tierra, para cerrar el muro que amenazaba con desplomarse.6
El baluarte de Santa Bárbara se encontraba
bajo el mando del Primer Teniente Sebastián José
Holzinger, que junto con su batería, disparaba en
contra del enemigo norteamericano, que no dejaba
de descargar su lluvia de metralla. En el combate, la
driza de la bandera que estaba en el baluarte se
rompió, y cayó a causa de un impacto de bala enemiga. Al percatarse de lo ocurrido, Holzinger subió
al merlón para atarla nuevamente, pero un segundo
impacto la hizo caer, sin importarle su propia vida el
Primer Teniente no se dio por vencido, a pesar de los
disparos de la Escuadra norteamericana, y colocó la
bandera en el asta, donde la mantuvo extendida a
pesar de la continua lluvia de metralla, con ayuda del
Subteniente Francisco A. Vélez de la Guardia Nacional.7 Por este acto heroico, Holzinger fue elogiado, y
los norteamericanos reconocieron su valor y habilidad
en las armas. El 25 de marzo de 1847, dos vapores y
siete cañoneras enemigas se situaron atrás de Hornos
y desde ahí abrieron fuego sobre la plaza; pero ésta
y San Juan de Ulúa repelieron el ataque, dejando en
mal estado uno de los vapores norteamericanos. El
ataque castigó severamente los cuarteles de la plaza
256
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que amenazaban con derrumbarse; muchos de los
defensores perecieron en una ciudad que estaba en
ruinas. El 27 de marzo se firmó el pliego de capitulación, y se arrió la bandera mexicana en Ulúa y en los
baluartes del puerto de Veracruz.
El 13 de junio de 1847, por Acuerdo Presidencial,
el Primer Teniente de la Armada Nacional Sebastián
José Holzinger prestó sus servicios en el Cuerpo de
Artillería, honor a que fue acreedor, por el excelente
manejo de esta arma durante la defensa del baluarte
de Santa Bárbara, cuando desembarcaron las tropas
norteamericanas en el puerto de Veracruz. El 12 de
octubre de 1848, recibió por orden del Presidente
de la República, José Joaquín de Herrera Ricardos,
la licencia absoluta que había solicitado con anterioridad.8 El 20 de agosto de 1854 Sebastián José desempeñó el cargo de Capitán de Puerto en Acapulco,
pero su deslealtad a Juan Álvarez, quien había proclamado el Plan de Ayutla el 1 de marzo de 1854 y
que fuera la causa del fin a la dictadura de Antonio
López de Santa Anna, provocó que Holzinger fuera
detenido por los rebeldes que apoyaban el plan. El
Primer Teniente Holzinger fue embarcado y desterrado de Acapulco, pero no abandonó el país ya que
se dirigió a Manzanillo, donde tomó el camino para
regresar a la Ciudad de México.
A finales de diciembre de 1854 Sebastián José
Holzinger permaneció en Tepic y nuevamente solicitó
licencia absoluta para ausentarse del servicio de la
Armada Nacional, argumentando que se encontraba delicado de salud y quería atender a su familia.
Holzinger sintió que su lealtad al país no tenía ningún
valor para el gobierno mexicano, porque el cargo
que desempeñó en Acapulco, no lo vio reflejado en
sus honorarios. El 14 de enero de 1855 expuso ante
el Ministerio de Guerra y Marina, que la falta de
salarios y la carencia de buques de guerra nacionales
lo obligaron a tomar la decisión de separarse del servicio, pero la mesa del Ministerio emitió un veredicto
que negaba la solicitud del Primer Teniente.9 Sin embargo, como reconocimiento a su trabajo, el 27 de
marzo de 1855 se le ascendió a Capitán de Fragata,
por orden del Presidente de la República, Antonio
López de Santa Anna.10
En México las rebeliones se incrementaban cada
vez más, por lo que a finales de febrero, López de
Santa Anna realizó expediciones, principalmente al
Sur del país, con la finalidad de frenar a los grupos
sublevados. Esta situación involucró al Capitán de
Fragata Holzinger, quien después de su ascenso, se
encontraba en el puerto de Mazatlán, al mando de
la goleta de guerra Suerte y fue comisionado al actual Estado de Guerrero, para cumplir con una misión
de rescate. El 12 de abril de 1855, Holzinger junto
con el Oficial de Marina Juan Marín, fue enviado a
la Isla de Caballos (en la Laguna de Coyuca, Guerrero), donde se encontraban prisioneros por los lugareños de esa zona el Cura Mariano Aguirre y unos
oficiales que también estaban en la misma situación. El
Capitán de Fragata Holzinger, zarpó de Mazatlán
para dirigirse a dicha isla, con la orden de desembarcar con 30 hombres y cumplir con el rescate. La
goleta Suerte fondeó primero en San Blas, donde
a Holzinger le fue ratificada su misión y a la vez se
enteró que unos aventureros habían desembarcado
en la Isla Tortuga, por lo que enviaron a la goleta
de guerra Guerrero, para corroborar el rumor, que
resultó falso:
...tengo el honor de poner en el superior conocimiento de V.E. que el 1º del presente, a las siete de la
noche, han fondeado en el Puerto de San Blas las
goletas de guerra “Suerte” y “Guerrero”; y según
el parte que el Comandante de la Escuadrilla dá
a esta Comandancia, fue falsa la noticia que supo
al respecto del desembarque de aventureros en la
Ysla de la Tortuga, corroborada con las adquiridas
por tierra y buques visitados en la mar… En la
goleta “Suerte” irá el comandante de la Escuadrilla
D. S. José Holzinger, por ser de mejor marcha a
cumplir con la comisión que V.E. previene en nota
de 12 del pasado abril relativo a la salvación del
Sr. Cura Mariano Aguirre y demás oficiales que
hagan prisioneros en la Ysla de Caballos.11
El 11 de junio de 1855 llegó a la Isla de Caballos,
y al arribar realizó una inspección a la zona, pero
debido a la poca visibilidad a causa de los fenómenos climáticos, fue imposible ordenar el desembarco
de su tropa; esto generó que Holzinger suspendiera
257
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la misión y ordenara la retirada, pero en el transcurso
de su derrota, la goleta presentó averías en el casco
y el velamen, por lo que tuvieron que fondear en
Manzanillo, Colima:
...tengo el honor de manifestar a V.E. que hoy a las
cinco de la tarde he dado fondo en este puerto
de regreso de las playas de Coyuca habiendo reconocido el día 11 del presente en la tarde que se
aclaró un poco la brumason sobre la tierra, las inmediaciones del lugar en donde debe hallarse Ysla de
los Caballos; más notando que la mar, que en todos
tiempos es muy grande en aquella playa en aquel
momento era sumamente fuerte la rebentaron, para
poder efectuar un desembarque… el estado que
guarda el buque y el que no permite a este sin gran
riesgo hallarse en esta estación en aquella costa,
me obligaron con el mayor sentimiento abandonar
aquel sitio sin poder cumplir con las ordenes del
Supremo Gobierno y de V.E.12(sic)
Después del malogrado rescate que emprendió
el Capitán de Fragata Holzinger en la Isla de Caballos, continuó insistiendo para ausentarse de la Armada Nacional; es probable que fuera debido a los
conflictos políticos y económicos que se vivían debido
a la rebelión del General Juan Álvarez en Guerrero. El 29 de octubre de 1855 por fin su petición fue
aceptada y se le concedió licencia absoluta. Después
de haber sido promulgada la Constitución de 1857,
se inició un conflicto bélico conocido como la guerra
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de los tres años o de reforma (1857-1861), entre dos
grupos políticos: liberales y conservadores, el primero
encabezado por Benito Juárez García y el segundo
por el General de Brigada Félix María Zuloaga. El
Capitán de Fragata Sebastián José Holzinger fue
llamado por la Armada Nacional, para incorporase
nuevamente al servicio de la Nación y el 24 de marzo de 1858, recibió su ascenso a Capitán de Navío,
por el General de Brigada Félix María Zuloaga entonces Presidente de México:
En atención a los servicios de Capitán de Fragata
de la armada nacional Don Sebastián José Holzinger, le confiero el grado de Capitán de Navío
de la misma. Los Jefes de las Fuerzas de Mar y
Tierra lo reconocerán con los fueros que le competen Ordenanza, y sostendrán la autoridad de su
empleo haciéndolo obedecer de sus subalternos en
las órdenes que diere de palabra y por escrito en
todas las formas del servicio. El Director de la armada prevendrá el cumplimiento de éste despacho,
tomándose razón de él en las oficinas respectivas.
Dado en el Palacio de Gobierno nacional en Méjico á veinte y cuatro de Marzo de mil ochocientos
cincuenta y ocho.13(sic)
El Capitán de Navío Holzinger se incorporó nuevamente al servicio de la Armada Nacional y fue
comisionado a Tampico, para ponerse a las órdenes
del Comandante de Marina de ese puerto. Este importante marino fue reconocido por las autoridades
mexicanas por su lealtad y méritos, dentro de sus
servicios en la Armada Nacional y, aunque no se tienen datos de la fecha de su muerte, la Armada de
México reconoció su heroísmo y plasmó su nombre
en el buque C-01, cuya misión es salvaguardar la
soberanía del país.
CITAS
Mario Lavalle Argudín, Capitán de Navío Sebastián José Holzinger Semblanza, México, Secretaría de Marina, 1991, p. 4.
2
Capitán de Navío Sebastián José Holzinger,
Exp., XI/III/4-6877, 18 de julio de 1842, Archivo
de Cancelados, Secretaría de la Defensa Nacional.
3
Enrique Cárdenas de la Peña, Semblanza Marítima del México Independiente y Revolucionario,
Vol. 1, México, Secretaría de Marina, 1970, pp.
102-103.
4
Capitán de Navío Sebastian José Holzinger,
Exp. XI/III/4-6877, Archivo de Cancelados, Secretaría de la Defensa Nacional, f. 34, 18 de
enero de 1844.
5
Mario Lavalle Argudín, op. cit., p. 8.
6
Ídem, p. 9.
7
Ídem, p. 10.
8
El documento está fechado el 20 de diciembre
de 1848, y es una copia del original con fecha
de 12 de octubre de 1848. Exp. XI/III/4-6877,
1
Archivo de Cancelados, Secretaría de la Defensa Nacional.
9
Ídem, 14 de enero de 1855.
10
Ídem, 27 de marzo de 1855.
11
Capitán de Navío Sebastián José Holzinger,
Exp. XI/481.3/4626, fs., 1 – 6, f. 2, 3 de mayo de
1855, Operaciones Militares, Archivo Histórico
de la Secretaría de la Defensa Nacional.
12
Ídem, fs. 4 y 4v.
13
Ídem, 24 de marzo de 1858.
FUENTES CONSULTADAS
DOCUMENTALES
•ARCHIVO DE CANCELADOS, Dirección General de Archivo e Historia, Secretaría de la Defensa Nacional.
BIBLIOGRÁFICAS
•BONILLA, Juan de Dios. Historia Marítima de
México, Ed. Litorales, 1962.
•CÁRDENAS de la Peña, Enrique. Semblanza
Marítima del México Independiente y Revolucionario, Vol. 1, México, Secretaría de Marina,
1970.
•Historia General de México, México, El Colegio
de México, 2000.
•LAVALLE Argudín, Mario. Capitán de Navío
Sebastián José Holzinger. Semblanza, México,
Secretaría de Marina, 1991.
259
259
•MESTRE Ghigliazza, Manuel. Invasión norteamericana en Tabasco (1846-1847), México, Universidad Nacional Autónoma de México, Colegio
de Historia, 1948.
•RAMOS-Oliveira, Antonio. Historia Social y Política de Alemania, Tomo I, México, F.C.E., 3ª
edición, 1973, p. 347.
Vicealmirante
Ángel Ortiz Monasterio Irizarri
(1849-1922)
Por los CC. Lic. María del Rosario García González y Lic. Ángel Amador Martínez
E
l Vicealmirante Ángel Ortiz Monasterio fue un
hombre que trascendió en la historia naval nacional. Poseedor de grandes cualidades humanas
y profesionales, destacó por haber sido uno de los
mejores elementos con que ha contado la Armada
Mexicana. Este ilustre marino vio la luz por primera vez, el 15 de enero de 1849, en la Ciudad
de México. Fue hijo del mexicano de origen Juan
Ortiz Monasterio y Téllez Girón y la española
María Rafaela Irízarri y Baquero.
En 1856, la lucha por el poder entre liberales y
conservadores se encontraba en su punto más álgido. La inestabilidad política y económica, así como
la turbulencia social al interior del país, provocaron
que la familia Ortiz Monasterio decidiera emigrar a
España, en busca de mejores condiciones de vida. El
pequeño Ángel llegó al país ibérico a la edad de 7
años, donde vivió parte de su niñez y toda su adolescencia. En 1864 presentó examen de oposición para
ingresar al Colegio Naval Militar de San Fernando,
260
260
Vicealmirante Ángel Ortiz Monasterio Irízarri
261
261
con sede en la ciudad y puerto de Cádiz, e inició sus
estudios de Marino Militar el 1 de enero de 1865. Su
disciplina y dedicación le llevaron a obtener pronto
el ascenso de Guardiamarina de Segunda Clase de
la Armada Española, además de que ocupó, por sus
buenas notas, el segundo puesto de antigüedad.1
Como miembro de la Marina española, en
1866 desempeñó su primera misión de guerra a
bordo de la corbeta Princesa de Asturias. Ascendió
a Guardiamarina de Primera Clase el 2 de enero
de 1869 y, a finales del siguiente año, aprobó los
exámenes correspondientes para obtener el grado
de Alférez de Navío, del que se le expidió despacho en enero de 1871. De marzo de 1871 a diciembre de 1873 permaneció en campaña contra la Isla
de Cuba, donde sostuvo repetidos encuentros. A
su regreso a España, le fue otorgada, como recompensa a su misión, la Medalla de la Campaña de
Cuba, con los pasadores de los años 1870, 1871 y
1872, y por su colaboración en las Guerras Civiles de España, denominadas como Guerras Carlistas, recibió la Medalla de Alfonso XII. Algunos de
los buques españoles en los que estuvo embarcado
entre 1866 y 1875 fueron: Villa de Bilbao, navío
Rey, fragata Esperanza, Princesa de Asturias, Villa
de Madrid, goleta Ligera, cañonero Martín Álvarez, corbeta Tornado y los vapores Vulcano, Santa
María, Méndez, Núñez, Pelayo, Cien Fuegos, Don
Juan de Austria, Trinidad, Pirata Virginius, Isla Cuba,
África, Roquelle y el María I, entre otros.2
262
262
El 1 de agosto de 1875, Ángel Ortiz Monasterio y su hermano José solicitaron al Presidente de la
República, Sebastián Lerdo de Tejada, por conducto
del Ministro Plenipotenciario de México en España,
General Ramón Corona, se les permitiera su incorporación a la Marina de Guerra Nacional, para lo
que presentaron la hoja de servicios de la Armada
Española, en la cual constaban las condecoraciones a
que Ángel se había hecho acreedor. Pero en ese momento no existían vacantes, por lo que los hermanos
Ortiz Monasterio esperaron dos años para ingresar
a la institución naval mexicana; sin embargo, el 2 de
abril de 1878, fueron comunicados que su ingreso se
podía llevar a cabo.3
Francisco A. Navarro, junto con habitantes de Alvarado, Veracruz, se sublevaron en contra del gobierno porfirista, a bordo del cañonero Libertad, que se
encontraba anclado en Tlacotalpan;5 por este acontecimiento, el Capitán de Navío, Ángel Ortiz Monasterio fue comisionado como Jefe de la Escuadrilla
del Golfo y el 28 de junio zarpó de Veracruz, en el
vapor Independencia, acompañado por el Tabasco e
inició la persecución del Libertad, que fue recuperado
en Alvarado y con el que regresaron a Tlacotalpan.6
Al enterarse el Presidente Díaz de lo sucedido, envió un telegrama al Gobernador de Veracruz, Luis
Mier y Terán, en el que le dio una instrucción tajante:
“Mátalos en caliente”, famosa frase que indignó a la
sociedad mexicana.7
Así, la carrera naval de Ángel Ortiz Monasterio en la Armada Nacional, inició en 1878,
coincidiendo coyunturalmente con el proceso de
modernización que había emprendido el gobierno
del nuevo Presidente Porfirio Díaz Mori, quien le
otorgó el 1 de mayo de ese año, el nombramiento
de Segundo Teniente, y para el 28 de junio siguiente lo ascendió a Primer Teniente, y puso bajo
su mando el cañonero Libertad.4
El 7 de junio de 1879, a la edad de treinta años,
y pasando apenas un año de servicio en la Armada
Nacional, el Presidente de la República, le otorgó el
cargo de Jefe del Departamento de la Armada y
a la vez lo ascendió a Capitán de Navío. El 23 de
junio de ese mismo año el Comandante de Artillería,
General Porfirio Díaz Mori
El 10 de julio de 1879, una vez controlado el
levantamiento, Ortiz Monasterio ocupó el cargo de
Jefe del Departamento de la Armada Nacional, que
había interrumpido por lo hechos de Veracruz y el
cañonero Libertad, y propuso modernizar a la Marina Nacional, para lo que planteó varias iniciativas
que fomentarían la mejora del ramo: enumeró los beneficios que traería el mantener vigilados los litorales
y costas del país; comprobó la urgente necesidad de
adquirir buques de guerra; solicitó el fomento a la
educación naval con la creación de escuelas náuticas,
para preparar al personal que necesitaba la Marina
de Guerra y Mercante; y propuso el incremento y la
mejora en los puertos nacionales, así como el aumento
en el tráfico comercial de las zonas costeras. Gracias
263
263
a estos proyectos, se pudieron modernizar algunos
de los puertos más importantes del país, como Coatzacoalcos, Veracruz y Salina Cruz. Ortiz Monasterio
participó activamente en la creación de las escuelas
náuticas de Campeche y Mazatlán, así como los arsenales navales en el Golfo y el Pacífico. Incursionó
también en la política como Diputado al Congreso
de la Unión del 16 de septiembre de 1882 al 16 de
septiembre de 1908.
El 22 de agosto de 1883 fue comisionado para
hacerse cargo de la botadura del dique flotante Pedro Sainz de Baranda,8 ubicado en Lerma, Campeche. En marzo de 1884 se desempeñó como docente
impartiendo clases de Álgebras Modernas, a los Jefes
y Oficiales del Ejército, en la sede del Departamento
de Marina; organizó también las clases de Marina
en el Colegio Militar, y fue profesor de las materias de Astronomía, Pilotaje y Construcción Naval,
Navegación de Estima y Maniobras, Navegación y
Mecánica Aplicada a la Navegación.
Corbeta Escuela Zaragoza
264
264
En 1889, el gobierno mexicano encargó la construcción de la corbeta-escuela Zaragoza, en los astilleros franceses de Forges et Chantier de la Mediterranée, establecidos en El Havre, Francia, con
el propósito de que los oficiales tuvieran un buque
idóneo para hacer sus prácticas, porque anteriormente los aspirantes no contaban con un espacio
para poner en práctica sus conocimientos marítimos.
En 1891, la construcción del buque se concluyó y
por órdenes del Presidente de la República Porfirio
Díaz, se formó la comisión inspectora que fue encabezada por Ángel Ortiz Monasterio,9 quien se
encargó del mando de la Zaragoza para traerla
a Veracruz; en su trayecto, el buque pasó por los
puertos de Cherburgo, Cádiz y Puerto Rico, para
arribar a México hacia febrero de 1892.
tan hábilmente proyectada, se hubiera ejecutado
con notoria economía, deficiencias que provocarían
un pronto deterioro y costosas obras de reparación.
Ese año se llevó a cabo en España la celebración
del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América, y la corbeta tuvo la suerte de encontrarse en
el puerto de Cádiz.
Para 1894, la corbeta-escuela Zaragoza estuvo
lista para iniciar el histórico primer viaje de circunnavegación, que la Marina de Guerra Nacional realizó
alrededor del mundo; éste se dividió en dos etapas:
la primera etapa fue comandada por el Capitán de
Navío inglés Reginald Carey Brenton, quien tomó
el mando del buque-escuela en Tampico, de donde
zarpó el 5 de abril para recorrer Centroamérica y
Sudamérica, y pasó por el Estrecho de Magallanes,
para llegar a Acapulco el 29 de julio. Cuatro meses
después de su salida, se concluyó la etapa al arribar
a Guaymas. La segunda etapa, estuvo a cargo Ángel
Ortiz Monasterio, y bajo su dirección se complementó el viaje más importante que la Marina mexicana
haya realizado en su historia, alrededor del mundo.
A finales de siglo XIX, México y la colonia Británica de Belice aún no solucionaban el problema
limítrofe entre ambos países. Además, las sublevaciones entre los mayas y los pequeños grupos del país
sureño, que se concentraron en Chan, Santa Cruz y
Bacalar, tenían dominada parte de la Península de
Yucatán y Quintana Roo. Por esta razón, el gobierno porfirista presentó ante autoridades británicas, un
acuerdo de límites, que se firmó el 8 de julio de 1893
y Porfirio Díaz firmó las reformas el 26 de julio de
1897.10 El gobierno mexicano ordenó que se contemplara la construcción de un fuerte en la Bahía de
Chetumal, con la finalidad de frenar el tráfico ilícito
en la zona. Por recomendaciones de Ortiz Monasterio, se designó como Comandante de este proyecto
al subteniente de la Armada Nacional Tomás Othón
Pompeyo Blanco Nuñez de Cáceres11 quien propuso la construcción de una embarcación que pudiera
situarse en la desembocadura del Río Hondo con el
objetivo de servir como Aduana Marítima y Estación
Militar de la nueva Frontera. Posteriormente, se creó
el Consulado mexicano en Belice, y se nombró como
Cónsul a Ángel Ortiz y Vicecónsul al Ingeniero Mi-
En el dictamen de supervisión que Monasterio
emitió el 7 de marzo de 1892, informó al Secretario
de Guerra y Marina, que la corbeta-escuela Zaragoza carecía de algunas especificaciones técnicas
solicitadas cuando se mandó construir; entre ellas señalaba que el aparejo era inadecuado y necesitaba
serias reformas, y lamentaba que una maquinaria
265
265
guel Rebolledo, y se puso a su servicio a la insigne
corbeta-escuela Zaragoza, que arribó a Belice el 5
de mayo de 1898, fecha que coincidió con la fundación de la ciudad de Payo Obispo en Quintana Roo.
Estas acciones estuvieron encaminadas a estudiar la
estrategia que el gobierno debía aplicar para pacificar dicho territorio y terminar con el comercio ilícito
de los ingleses.
Ya establecido el Consulado, se ordenó a
Othón P. Blanco y al Ingeniero Naval Miguel Rebolledo, efectuaran un viaje de reconocimiento por
la bahía de Chetumal y el canal de Bacalar, con el
fin de tener ubicada la entrada del canal; al encontrarla, se dieron cuenta que la profundidad que tenía
era menor a dos pies lo que constituyó un problema
porque era la única entrada hacía la bahía de Chetumal. El canal encontrado para llevar a cabo este
proyecto, se localizó al norte de Bacalar... era más
profundo y permitió la construcción de un pequeño
puerto, que se comunicaría por medio de un canal
hacia la bahía de Chetumal. El Presidente Díaz aprobó el proyecto de construcción, para lo que comisionó
en febrero de 1899 al Maquinista Ángel Vázquez,
al Brigadier Ortiz Monasterio y al Ingeniero Naval Miguel Rebolledo, para que adquirieran en New
Orleans el material necesario para la obra, así como
algunas embarcaciones menores.
En julio de 1900 Ortiz Monasterio ascendió a
Contralmirante de la Armada Nacional12 y fue ra266
266
tificado su nombramiento en septiembre. El trabajo
excesivo y los compromisos con la Armada Mexicana, fueron causas que deterioraron su salud y se
vio en la necesidad de solicitar su separación del
servicio, pero no le fue concedida, por no alcanzar
los años de servicio requeridos para el retiro, por lo
que pidió entonces fuera relevado del servicio, para
poder atender su salud. El Presidente Díaz designó
a su sobrino, el Mayor de Caballería Félix Díaz,
para que tomara la Jefatura del Estado Mayor de
la Presidencia de la República.
Decena Trágica
En febrero de 1912, Ortiz Monasterio reingresó a la Armada Nacional con el grado de Contralmirante, siendo uno de los principales Jefes del
régimen maderista. Para ese entonces, la dictadura
porfirista había caído; el caos nacional y el interinato de León de la Barra, hicieron que el Presidente
de la República, Francisco Ignacio Madero González, convocara a un pacto social, que tratara de
integrar a todas las fuerzas políticas del país. Las
fuerzas porfiristas se negaron a perder sus privilegios, y maquinaban un complot tras otro, en contra
de Madero, y para 1913, ya se habían superado
tres conspiraciones: Bernardo Reyes en diciembre
de 1911; Pascual Orozco en marzo de 1912 y Félix
Díaz en octubre de ese mismo año.
El azaroso camino hacia la democracia estaba
siendo transitado, y a inicios de febrero de 1913, el
Presidente de la República decidió llamar al Contral-
mirante Ángel Ortiz Monasterio, para que ocupara
el cargo de Magistrado Propietario del Supremo Tribunal Militar, justo antes de que algunos miembros
del ejército asestaran otra rebelión antimaderista,
que derivó en la denominada Decena Trágica.13 El
9 de febrero, los Generales Manuel Mondragón y
Gregorio Ruiz, junto con un contingente de militares,
liberaron de la cárcel a los líderes del movimiento:
Bernardo Reyes y Félix Díaz, quienes se dirigieron a
tomar Palacio Nacional. Antes, los conspiradores ya
habían entrado en contacto con la Guardia del Palacio, convenciendo a algunos a unirse al movimiento.
El hermano del presidente, Gustavo Adolfo Madero,
fue informado de la situación, y se trasladó al lugar
junto con el Secretario de Guerra y Marina Ángel
García Peña. Ahí fueron hechos prisioneros.
La audacia y la lealtad del General Lauro Villar, Comandante Militar de la Plaza, el Jefe de las
Fuerzas de Armadas, Ángel Ortiz Monasterio y del
Intendente del Palacio Nacional, Capitán de Fragata
retirado Adolfo Bassó, lograron poner en orden la
situación y liberaron a los cautivos. Los primeros planearon las acciones militares que evitaron a los conspiradores la toma de Palacio Nacional, esperaron
atrincherados al contingente rebelde, quienes creían
iban a ser recibidos por sus simpatizantes, por lo que
se confiaron, y sin tomar las medidas necesarias para
un ataque, fueron sorprendidos y en la refriega perdieron a varios hombres, entre ellos al General Bernardo Reyes quien fue muerto por Adolfo Bassó; por
267
267
el lado de los defensores maderistas, cayó herido el
General Villar, quien fue reemplazado por resolución
del Presidente por el General Victoriano Huerta. Esta
decisión equivocada marcó el trágico fin del primer
régimen emanado de la Revolución.
de 48 años de servicio, pero poco fue el tiempo que
disfrutó fuera de lo que había sido su vida, ya que
falleció el 28 de marzo de 1922 y fue inhumado en
el Panteón Español de la Ciudad de México.
CITAS
El día 19, los Jefes y Oficiales de los Departamentos de la Secretaría de Guerra y Marina que
permanecieron leales al gobierno maderista, recibieron un comunicado, en donde se les informó que quedaban arraigados en sus domicilios, entre ellos los
Generales Manuel Plata, Emiliano Lojero y Rodrigo
Valdés, y el Contralmirante Ángel Ortiz Monasterio,
quien fue tratado de manera por demás hostil, separándolo del cargo que días antes le había conferido
Madero en el Supremo Tribunal Militar.14
La madrugada del 22 de febrero de 1913 fueron asesinados Francisco I. Madero y José María
Pino Suárez, fecha en que Ortiz Monasterio fue
dado de baja de la Armada Nacional, por negarse
a reconocer al gobierno de Huerta, y por lo que
también se le negó la expedición de su credencial
como Senador al Distrito Federal. Fundamentado en
el artículo segundo transitorio de la Ley Orgánica
de la Armada Nacional, Monasterio logró le fuera
expedido el 30 de mayo de 1914, el despacho de
Vicealmirante, para regresar a prestar sus servicios a
la Armada Nacional.15 Después de haber entregado
la mayor parte de su vida al servicio de la Armada y
de la nación, se retiró el 1 de enero de 1919, con más
268
268
Hoja de Servicios del Alférez de Navío de la
Armada Española Ángel Ortiz Monasterio. Secretaría de Estado del Despacho de Guerra y
Marina, año de 1896, de 1º. de enero de 1865
al 15 de junio de 1875.
2
Ibídem.
3
Mario Lavalle Argudín, La Armada en el México Independiente, México, Instituto Nacional de
Estudios Históricos de la Revolución Mexicana,
Secretaría de Marina, 1985. pp. 368-370.
4
En su hoja de servicios, aparece como fecha de
embarque, el 28 de junio de 1878 y desembarcó
el 5 de julio de 1879, es decir, un año con siete
días.
5
Enrique Cárdenas de la Peña, Semblanza Marítima del México Independiente y Revolucionario, Vol. II, México, Secretaría de Marina,
1970, p. 46.
6
Enrique Cárdenas de la Peña, Semblanza Marítima del México Independiente y Revolucionario,
Vol. I, México, Secretaría de Marina, 1970, pp.
211-212.
1
Enrique Krauze, “Porfirio Díaz. Místico de la autoridad”, en: Biografía del Poder, México, Fondo
de Cultura Económica., 1987, pp. 32-33.
8
Inútil para prestar los servicios requeridos, fue
trasladado por decreto a Coatzacoalcos, en
1888.
9
En dicha comisión se encontraban: Francisco Carrión, Manuel Azueta Perillos, Miguel Pozo, Ceferino Freire, Manuel Trujilloy Othón Pompeyo
Blanco Núñez de Cáceres.
10
Enrique Cárdena de la Peña, op. cit., p. 207.
11
Almirante Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez
de Cáceres. Ensayo biográfico, Secretaría de
Marina-Instituto Nacional de Estudios Históricos
de las Revoluciones de México, 2009, p. 33.
12
En su hoja de servicios aparece como cambio
de denominación de Brigadier a Contralmirante, según los preceptos marcados en el decreto
emitido el 20 de febrero de 1900; con esto,
Ortiz Monasterio fue el primer miembro de la
Armada Nacional, que obtuvo el nombramiento
de Contralmirante.
13
Mario Lavalle Argudín, op. cit., p. 374.
14
Ibídem.
15
Ibídem.
7
FUENTES CONSULTADAS
DOCUMENTALES
•ARCHIVO DE CANCELADOS, Dirección General de Archivo e Historia, Secretaría de la Defensa Nacional.
•ARCHIVO GENERAL DE LA MARINA “Álvaro
de Bazán”, España.
BIBLIOGRÁFICAS
•Almirante Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez
de Cáceres. Ensayo biográfico, Secretaría de
Marina-Instituto Nacional de Estudios Históricos
de las Revoluciones de México, 2009.
•BONILLA, Juan de Dios. Apuntes para la Historia de la Marina Nacional, México, 1946.
•CÁRDENAS de la Peña, Enrique. Semblanza
Marítima del México Independiente y Revolucionario, Vol. I, México, Secretaría de Marina, 1970.
•Historia General de México, El Colegio de México, México, 2000.
•KRAUZE, Enrique. “Porfirio Díaz. Místico de la
autoridad”, Biografía del Poder, México, Fondo
de Cultura Económica., 1987.
•LAVALLE Argudín, Mario. La Armada en el México Independiente, México, Instituto Nacional
de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Secretaría de Marina, 1985.
269
269
•MÁRQUEZ Sterling, M. Los últimos días del Presidente Madero, Instituto Nacional de Estudios
Históricos de la Revolución Mexicana, 1985.
•Secretaría de Marina-Armada de México, Vicealmirante Ángel Ortiz Monasterio. Precursor
de la Marina Mexicana. Del Porfiriato a la Decena Trágica, México, Secretaría de Marina.
2006.
HEMEROGRÁFICAS
•Revista Militar Mexicana, Serie II, Tomo III, Año
V, 1894.
270
270
General Brigadier
José María de la Vega González
(1856-1917)
Por el C. Lic. Ángel Amador Martínez
J
osé María de la Vega González nació el 19 de
junio de 1856, en Teotitlán del Camino, Oaxaca.
Fue hijo de José María de la Vega y de Teodora
González Meza. Debido a que la nación no contaba con una escuela especializada en materias navales, el Colegio Militar fue el lugar que albergó a los
futuros oficiales para el servicio del Ejército y Marina de Guerra Mexicanas. El 3 de enero de 1871,
José María de la Vega ingresó en el Colegio Militar,
para estudiar la carrera naval y el 30 de noviembre
de 1872 obtuvo el grado de Subteniente-Alumno, en
reconocimiento por su alto desempeño académico. El
17 de noviembre de 1875 egresó de dicho Colegio
con el grado de Aspirante de Primera de la Armada
y se embarcó en el vapor Libertad, como encargado
de la artillería; además, como parte de las prácticas
de pilotaje y maestranza que todo Aspirante tenía
que realizar. Para principios de 1876, transbordó en
el vapor Independencia, para trasladarse a Alvarado y a Tlacotalpan, donde desembarcó con 33 hombres para realizar la defensa de ambas ciudades;
General Brigadier José María de la Vega González
271
271
presenció el ataque e incendio de las fortificaciones
enemigas ubicadas en el puente llamado “El Conejo”,
ubicado en Perote, Veracruz. Participó en la defensa
de Tampico, a bordo del mismo buque, y combatió en
los ríos de Coatzacoalcos y Papaloapan. Así mismo,
comandó la tropa de desembarque en el ataque y
cañoneo de Minatitlán.1 Por su comportamiento batiéndose durante la rebelión de Tuxtepec, encabezada por Porfirio Díaz para derrocar el gobierno de
Sebastián Lerdo de Tejada, se le otorgó despacho
de Subteniente de la Armada.2
Desde que José de la Vega comenzó a prestar
sus servicios en la Armada Nacional, se caracterizó
por su eficiencia, al grado de ganarse la confianza de
sus superiores. En 1877 estuvo a bordo de los buques
del Pacífico, bajo las órdenes del General Loaeza,
quien lo envió en el vapor Resguardo Mazatlán, del
puerto del mismo nombre al puerto de Guaymas, con
tres tripulantes más, quienes estuvieron a punto de
perder la vida, cuando el vapor sufrió del mal tiempo. A su regreso, de la Vega experimentó navegar
de nuevo con un mal clima y sin víveres. Durante la
primera travesía, arribó a la Paz Baja California Sur,
pero en virtud del fuerte temporal, el Capitán del
Puerto de la Paz le prohibió navegar; sin embargo,
con el fin de cumplir con el servicio, zarpó para Guaymas, sin importarle el riesgo de perder su vida.3 En
1878, estuvo comisionado en el cañonero Demócrata,
y participó en el salvamento de los buques alemanes
Patagonia y Apolo.
272
272
En 1879, el Comandante principal de la Marina del Pacífico solicitó al Presidente Díaz el ascenso
a Primer Teniente de la Armada a José María de
la Vega un elemento eficiente y disciplinado, y demostraba su lealtad en las fuerzas armadas mexicanas; Díaz respondió favorablemente a la propuesta
y se le nombró comandante del vapor Demócrata.4
En 1880, de la Vega estuvo a cargo del vapor
Independencia y posteriormente, de manera interina, se desempeñó como Jefe del Departamento de
Marina y por causas del servicio, salió al extranjero;
tiempo después ascendió a Capitán de Corbeta y
con su nuevo nombramiento, tuvo a su cargo, simultáneamente y por más de ocho meses, las comisiones de Comandante Principal de Marina del Golfo,
Jefe de la Escuadrilla (en ausencia de Ángel Ortiz
Monasterio) y Capitán de Puerto de Veracruz.5 El
Capitán de Corbeta José María de la Vega se
caracterizó por su gran calidad humana y entrega
al servicio de la Armada Mexicana, lo que le fue
reconocido durante el porfiriato.
José María de la Vega fue un hombre con gran
valor y entregado a los servicios de la milicia. Su
disciplina y lealtad lo hicieron acreedor a diversos
reconocimientos, entre ellos: la Medalla de Plata, decretada por el Congreso de la Nación el 11 de junio
de 1883; la Inscripción “Veracruz, enero de 1882, al
rescatar a siete náufragos”, con motivo del salvamento del cañonero Libertad, en los arrecifes de Los
Hornos en 1884; recibió la Medalla de Oro, el 1
de junio de 1893. El 17 de noviembre de 1886, el
Presidente designó a De la Vega, como Jefe del Departamento de Marina, en sustitución del Comodoro Flaviano Paliza; en diciembre de ese mismo año,
por méritos y servicios, ascendió a Capitán de Navío
permanente a la Armada Nacional, con antigüedad
del 17 de marzo de 1885. El 16 de agosto de 1887,
por orden presidencial, se le expidió despacho de
General de Brigada, y con esta jerarquía continuó al
frente del Departamento Central de Marina.6
Desde el 10 de enero de 1887, de la Vega
incursionó en la docencia e impartió las cátedras de
Teoría de Movimientos de Bajeles, y Teoría de Vientos y Corrientes en el Colegio Militar, hasta el 18
de septiembre de 1891, debido a las diversas comisiones que le atribuía su nuevo cargo. Uno de ellos
fue inspeccionar el Dique Pedro Sainz de Baranda.
El 30 de agosto de 1890, formó parte de la junta
designada para el estudio y revisión del proyecto de
organización de los trabajos relativos al proyecto del
Código Naval de la Marina Mercante, que consistió
en fijar la extensión de la soberanía nacional: 20 Km,
del litoral marítimo del territorio mexicano, contados
desde la línea de marea baja.7
Desde 1890, el General Brigadier José María
de la Vega González presentó diversos proyectos,
que realizó durante el tiempo que estuvo a cargo en
la Jefatura del Departamento de Marina, y propuso
uno que fue de gran interés para la Armada mexi-
Primer edificio de la Escuela Naval Militar
273
273
cana: la creación de una Escuela Naval Militar, cuyo
objetivo fue impartir la educación teórica y práctica,
a los alumnos que se dedicaran a la carrera de marino o maquinista de guerra y mercante, pero ésta propuesta no prosperó por haber sido rechazada por
las autoridades militares. El 16 de agosto de 1892,
por orden presidencial José María de la Vega se le
expidiódespacho de General de Brigada permanente, por haber prestado sus servicios en el ejército con
el mando de ropa, además de aprovechar en el mismo, las aptitudes que el gobierno creía conveniente.8
En la última década del siglo XIX, autoridades
de la Armada Nacional se percataron de las deficiencias que presentaron las Escuelas Náuticas de
Campeche y Mazatlán, que funcionaron hasta el
31 de diciembre de 1894, debido al bajo número de oficiales preparados para el manejo de los
barcos mexicanos, además de contar con aquéllos
de origen extranjero. El Jefe del Departamento de
Marina, General José María de la Vega, presentó
nuevamente un proyecto para la creación de una
Escuela Naval Militar, pero el Presidente Porfirio
Díaz expidió un decreto en el cual especificó el Plan
de estudios y de práctica, para los aspirantes a la
Marina de Guerra y Pilotines de la Marina Mercante, y propuso la creación de una Escuela Naval
Flotante y dos Escuelas Prácticas de Vela.9
El General de Brigada De la Vega, a pesar
del decreto de Díaz, no dejó de insistir en su pro274
274
Primer escudo de la Escuela Naval Militar
yecto y emitió una iniciativa el día 19 de abril de
1897, al General Felipe G. Berriozábal, Secretario de Guerra y Marina, para la formación de
alumnos y creación de la Escuela Naval Militar, y
la utilización de la corbeta Zaragoza construida
en los astilleros de El Havre, Francia, como buqueescuela.10 El 21 de abril de 1897, el gobierno de
Porfirio Díaz aprobó por decreto presidencial la
iniciativa del Brigadier y se estipuló en el artículo
1º del Decreto lo siguiente:
Juzgados Militares de la Comandancia Militar de
la Plaza, en la calle de Landero y Coss, al costado
sur del mercado de peces y mariscos del puerto.
Después de acondicionar el edificio, por fin fue inaugurado el 1 de julio de 1897, y su primer director
fue Manuel E. Izaguirre, quien a su vez ascendió a
Capitán de Navío, al momento de asumir la dirección de la Escuela. La creación de la institución fue
una invaluable aportación que De la Vega dejó a
la Nación mexicana.12
Mientras se adquiere por la Nación un buque con
las condiciones apropiadas para instalar a bordo
la Escuela Naval Flotante, se establece en Veracruz un plantel en el que se impartirá la instrucción
científica, militar y accesoria a los jóvenes que se
dediquen a las carreras de Oficiales de Guerra y
Maquinistas de la Armada, el que se denominará
“Escuela Naval Militar”, que debe depender de la
Secretaría de Guerra y Marina, ha de inaugurarse
el siguiente 1º de julio, utilizará los servicios de la
corbeta Zaragoza como buque-escuela, y ocupará
a los alumnos que en el Colegio Militar siguen la
carrera de Marina y los que estudian en la Escuela teórico-práctica de Maquinistas, sin que esto les
cause interrupción en el tiempo de servicios.11
Durante los años de 1877 y 1879, el gobierno
de Díaz mantuvo sus ojos sobre el sureste mexicano, principalmente para someter a los mayas rebeldes, que desde 1847 se habían sublevado, al
desconocer al Estado Mexicano; por otro lado, el
problema limítrofe entre México y la colonia británica de Belice, fue otro motivo que intranquilizó
a las autoridades mexicanas, debido al comercio
ilícito y la tentativa del gobierno británico de
Belice de lograr la anexión de los Territorios de
Yucatán y Quintana Roo al gobierno inglés.13 Por
este motivo, las autoridades de México presentaron ante el gobierno de Inglaterra -responsable
de Belice-, un acuerdo de límites. El 8 de julio de
1893, después de largas negociaciones, el encargado del Despacho de Relaciones Exteriores de
México, Ignacio Mariscal y Spencer Saint John,
Ministro plenipotenciario de Inglaterra, firmaron
dicho acuerdo.14
La instalación para la Escuela Naval consistía
en una casa de madera compuesta de dos cuerpos o aleros de dos pisos, con un patio intermedio,
donde se encontraban instaladas las oficinas de los
275
275
Cuando se firmó el acuerdo de límites, Porfirio
Díaz nuevamente emprendió una campaña para someter a los mayas rebeldes junto con la puesta en
marcha del acuerdo. El gobierno de Díaz adquirió un
pontón al que llamó Chetumal, que fue puesto bajo
el mando del entonces Primer Teniente Tomás Othón
Pompeyo Blanco Nuñez de Cáceres; este pontón fue
utilizado como aduana y baluarte, mientras se encontraba fondeado en la boca del río Hondo. En Belice
se estableció el Consulado mexicano, cuyo responsable fue el Brigadier Ángel Ortiz Monasterio, quien
fungió como cónsul, junto con el Ingeniero Naval Miguel Rebolledo, a quien se le nombró Vicecónsul Canciller; en esta campaña, la corbeta Zaragoza fue un
gran apoyo para el establecimiento del Consulado,
cuando zarpó de Veracruz el 1 de mayo de 1898.
Ya establecido el Consulado, el Brigadier Ángel
Ortiz Monasterio ordenó a Othón P. Blanco realizar
un viaje en el pontón, para efectuar un reconocimiento por la Bahía de Chetumal y el Canal de Bacalar
Chico, cuyo objetivo fue localizar la entrada al canal,
pues se desconocía la zona y constituía la frontera
con Belice; este recorrido culminó en el mar Caribe.
Al descubrirse el Canal del Norte de Bacalar Chico,
se le denominó tiempo después Xcalak. En esta campaña también participó el General de Brigada José
María de la Vega, quien fundó la ciudad y puerto de
Xcalak e inició la construcción del Canal Zaragoza y
pacificó sin uso de las armas la zona, ya que se opuso
a los métodos violentos de quebrantar a los poblado276
276
res del lugar. Estas acciones le permitieron al General
de Brigada gobernar Quintana Roo y posteriormente
fue nombrado Jefe de la Zona Militar en Chihuahua,
donde también fue Gobernador del Estado.15
había logrado ascender por los más altos puestos
de la Marina y el Ejército, se rehusara a cumplir con
las órdenes del presidente-dictador. Este movimiento revolucionario dio el triunfo a Francisco Ignacio
Madero González, quien el 7 de junio de 1911 hizo
su entrada triunfal en la Ciudad de México y el
6 de noviembre de ese mismo año, tomó posesión
como Presidente de la República. El 27 de diciembre de 1911, el nuevo Presidente le otorgó a José
María de la Vega el nombramiento de General de
División, en recompensa por los servicios que realizó
durante el tiempo que fue inspector General de los
Cuerpos Rurales.17
En 1901 fue Jefe Interino de las fuerzas de tierra de la línea de operaciones al Oriente de Yucatán y Jefe de Flotilla; posteriormente ocupó el cargo
de Subinspector de las naves que la conformaron,
sin dejar su puesto como Jefe nato del Departamento de Marina del 24 de enero de 1901 al 16 de
diciembre de 1903; pero su estado de salud se vio
amenazado por lo que pidió licencia y dejó el mando directo de las tropas de la península de Yucatán,
al Coronel Antonio R. Flores. El 26 de octubre de
1901, se le ordenó dirigirse a la Bahía de la Ascensión, Quintana Roo, donde estuvo interinamente al
frente de las fuerzas que operaban en Yucatán, en
virtud de permanecer algunos días en esa Plaza el
General Ignacio A. Bravo.16
Durante el tiempo que el General de Brigada José María de la Vega sirvió para el gobierno
porfirista, demostró lealtad, disciplina y entrega; sin
embargo, al estallar la Revolución Mexicana, De la
Vega no accedió a la orden del Presidente Díaz,
para hacerse cargo de las fuerzas del gobierno que
debían someter a los adversarios que comenzaban
a levantarse en contra del mandatario; las razones
por las que tomó esta decisión son desconocidas, sobre todo porque no se esperaba ue un hombre que
José María de la Vega
En 1912, el General Félix Díaz (sobrino de Porfirio Díaz) se levantó en armas en contra del gobierno
maderista y trató de convencer al Ejército Federal en
Veracruz para que se uniera a la rebelión, pero no
logró su objetivo, y tras una persecución, fue detenido y encarcelado. En 1913, los grupos opositores al
gobierno de Francisco I. Madero se fortalecían con
la mayor intención de sustituirlo en el poder. El General Victoriano Huerta, quien había estado bajo las
órdenes del General José de la Vega en Quintana
Roo, fue quien se encargó de encabezar un golpe de
estado en contra del gobierno maderista, para después ocupar, de manera interina, la presidencia de la
República. El General De la Vega fue aprehendido
por órdenes del General Huerta, que tiempo atrás lo
había invitado a secundarlo en contra del Presidente. El General insurrecto le ofreció el mando de las
277
277
fuerzas militares de su gobierno, pero De la Vega se
rehusó rotundamente y Huerta le amenazó de muerte. A los tres días de la aprehensión de Madero, de
la Vega pidió su retiro de las fuerzas armadas.18
El General Brigadier José María de la Vega
González se retiró del servicio en el Ejército y de
la Armada Nacional y emprendió una nueva aventura en la Escuela de Medicina de México, donde
ingresó para estudiar la carrera de médico. Desafortunadamente falleció en la Ciudad de México
en 1917 a la edad de 61 años. El General Álvaro
Obregón, quien entonces era Secretario de Guerra
y Marina, giró las órdenes necesarias para que los
gastos del sepelio fueran pagados por el gobierno.
En el Colegio Militar se le rindió Guardia de Honor
y una división del Ejército lo escoltó hasta el Panteón
Francés. Actualmente sus restos descansan en la antigua Escuela Naval Militar, hoy Museo Histórico
Naval de Veracruz.
CITAS
General de División José María de la Vega,
Exp., C-49 DLIII/1-203, Tomo I, f. 20, Archivo
Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional (en adelante AHSDN).
2
Revista Marítima, Centro Naval Mexicano, 1 de
marzo de 1894, Tomo III, Núm. 15, pp. 82-83.
3
General de División José María de la Vega,
Exp. C-49 DLIII/1-203, Tomo I, f. 20, AHSDN.
1
278
278
Mario Lavalle Argudín, La Armada en el México Independiente, México, Instituto Nacional de
Estudios Históricos de la Revolución Mexicana,
Secretaría de Marina, 1985. p. 347.
5
Revista Marítima, op. cit., p. 84.
6
Enrique Cárdenas de la Peña, Educación Naval
en México, Vol. I, México, Secretaría de Marina, 1967., pp. 36-37.
7
Enrique Cárdenas de la Peña, Semblanza Marítima del México Independiente y Revolucionario,
Vol. I, México, Secretaría de Marina, 1970, p.
199-200.
8
Enrique Cárdenas de la Peña, Educación Naval
en México, p. 53.
9
Ídem, Vol. II, pp. 27-34.
10
Enrique Cárdenas de la Peña, Educación Naval
en México, p. 54.
11
Ídem, p. 55.
12
Mario Lavalle Argudín, op. cit., p. 136.
13
Enrique Cárdenas de la Peña, Semblanza Marítima del México Independiente y Revolucionario,
p. 207.
14
Mario Lavalle Argudín, op. cit., p. 347.
15
General de División José María de la Vega,
Exp., C-49 DLIII/1-203, Tomo I, f. 50, 16 de diciembre de 1908, AHSDN.
16
Ídem, f. 35. 11 de septiembre de 1914, AHSDN.
17
Ibídem.
4
FUENTES CONSULTADAS
DOCUMENTALES
•Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa
Nacional.
•Historia General de México, El Colegio de México, México, 2000.
•LAVALLE Argudín, Mario. La Armada en el México Independiente, México, Instituto Nacional
de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Secretaría de Marina, 1985.
BIBLIOGRÁFICAS
•Almirante Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez
de Cáceres. Ensayo Biográfico. México, Secretaría de Marina- Instituto Nacional de Estudios
Históricos de las Revoluciones de México, 2009,
pp. 239.
•Bethell, Leslie. Historia de América Latina, México, América Central y el Caribe, 1870-1930,
Barcelona, Editorial Crítica.
•BONILLA, Juan de Dios. Apuntes para la Historia de la Marina Nacional, México, 1946.
•CÁRDENAS de la Peña, Enrique. Educación Naval en México, Vol. I, México, Secretaría de
Marina, 1967.
•____________Marina Mercante. Historia de las Comunicaciones y los Transportes en México, México, Secretaría de Comunicaciones y Transportes,
1988.
•____________Semblanza Marítima del México Independiente y Revolucionario, Vol. I, México, Secretaría de Marina, 1970.
•Cien años de Historia. Heroica Escuela Naval
Militar 1897-1997, México, Secretaría de Marina, Editorial Gustavo Casasola, 1997.
HEMEROGRÁFICAS:
•Revista Marítima, Centro Naval Mexicano, 1 de
marzo de 1894, Tomo III, Núm.15.
•Revista Noble Estirpe, año 17, Núm. 95, AbrilMayo 2005.
279
279
Comodoro
Manuel Azueta Perillos
(1862-1928)
Por los CC. Alm. IM. DEM. (Ret.) Pedro Raúl Castro Álvarez y Tte. Frag. SDN. Prof. María Delta Kuri Trujeque.
N
ació el 24 de diciembre de 1862, en un lugar
llamado Pueblo Viejo, hoy Villa Cuauhtémoc,
ubicado en el norte de Veracruz, muy cerca del límite territorial con Tampico. Fue el único hijo varón de
la familia formada por doña Lina Perillos y el Coronel
Manuel F. Azueta y Brito, ya que sólo tuvo dos hermanas llamadas Adela y Guadalupe. Su padre perteneció al Ejército Liberal, y sobresalió en la defensa
de Pánuco, contra las fuerzas del General conservador Miguel Miramón, quien pretendía adueñarse de
este punto ribereño, con el objetivo de adentrarse en
territorio tamaulipeco, para contactar con las fuerzas
conservadoras situadas en Tampico.
Contando con 8 años de edad, llevó a cabo su
instrucción primaria en Tampico, bajo la tutela de la
familia Ortiz, quienes eran amistades muy cercanas
a la familia Azueta Perillos. A muy temprana edad
quedó huérfano de padre, quien murió en el año de
1874. Al convertirse en el único hombre de apoyo en
la familia, decidió seguir los pasos de su progenitor
280
Comodoro Manuel Azueta Perillos
281
281
al ingresar el 5 de enero de 1878 al Colegio Militar, que en ese entonces se encontraba ubicado en
Chapultepec. Se distinguió por ser alumno brillante
obteniendo premios, diplomas y menciones honoríficas, en las diversas materias de la institución. Fue nombrado Sargento y demostró ser partidario de lograr
la subdivisión de fuerzas, en el sentido de que se
instalara una escuela propia para las artes navales. El
Brigadier de Marina José María de la Vega González que después sería Jefe del Departamento de
Marina, encabezó la tendencia para la creación de
la Escuela Naval Militar, que se logró el 1 de julio de
1897 cuya sede fue Veracruz, y de la que el mismo
Azueta fuera Director años más tarde.
El 28 de noviembre de 1882, Manuel Azueta
recibió el despacho de Guardiamarina. El 8 de diciembre concluyó sus estudios en el Colegio Militar y
al no existir en México una escuela en la que pudieran
formarse todos aquellos interesados en los estudios
navales, Azueta recibió la oportunidad de continuar
su preparación teórico-práctica, al ser admitido en la
Escuadra española. En España recibió cursos a bordo
de la fragata de guerra Nuestra Señora del Carmen, fragatas blindadas Numancia y Almanza, cruceros Aragón y Manil, Príncipe de Asturias, además
de otros buques como Cebú, Velasco, San Quintín, la
corbeta Doña María y el transporte Isla de Luzón,
embarcaciones en las que surcó los océanos Atlántico
y Pacífico, el Mar Mediterráneo, el Mar Rojo y el
de las Antillas, el Océano Índico y el Golfo de Mé282
282
xico, y en los que se hizo de una vasta experiencia
naval. En Filipinas continuó sus estudios científicos, que
interrumpió al recibir la orden de regresar a España,
para dirigirse a la Real Escuela Naval de El Ferrol, a
presentar el examen de ascenso, el cual aprobó satisfactoriamente. Junto a su promoción como Oficial llegó también el matrimonio, ya que el 9 de febrero de
1887 contrajo nupcias con la española Josefa Abad
Fernández. El matrimonio Azueta Abad procreó siete
hijos: Rosario, Manuel, María del Carmen, José, Leonor, Tomás y Víctor Manuel.
El 2 de marzo de 1887 ingresó a la Escuela
Especial de Torpedos, establecida en Cartagena, España. A sólo cuatro días de haber ingresado, recibió
un comunicado en el que se le informó su ascenso a
Segundo Teniente de la Armada Nacional. Realizó
sus prácticas en el Mediterráneo, a bordo de una
torpedera española, y el Comandante de la Escuadrilla fue el Capitán de Navío Segismundo Bermejo,
que también era el Director de la Escuela Especial
de Torpedos. Al concluir sus estudios, el 18 de julio de
1888 recibió su alta en el cañonero de primera México. Éste fue el motivo por el que regresó a México,
y se dirigió a la capital del país, en donde permaneció hasta finales de año. El 22 de diciembre de
1888 recibió la orden de embarcarse en el cañonero
Libertad. Había llegado el momento de demostrar y
poner en práctica lo que había aprendido a bordo
de barcos extranjeros. El 22 de febrero de 1889 estaba de regreso en la capital del país, y cuatro días
después fue nombrado Jefe de la Sección de Buques
del Departamento Central de Marina. Se le designó
también como maestro en el Colegio Militar, para
impartir las cátedras de Instrucción Naval, Cálculos
de Situación y Movimiento de Bajeles.
En julio de 1891, Manuel Azueta recibió la patente de Primer Teniente Permanente de la Armada Nacional. Fue designado para formar parte de
la comisión dirigida por el Brigadier Ángel Ortiz
Monasterio, para recoger e inspeccionar la corbeta
Zaragoza, que por órdenes del gobierno mexicano
fue construida en los astilleros de la Forges et Chantier, en el puerto de bandera francesa El Havre.
Antes de zarpar de ese puerto, Ortiz Monasterio,
Comandante de la Zaragoza, nombró a Azueta
Jefe del Detall del buque, a bordo del cual recibió
la Condecoración de Segunda Clase por la Reina
Regente de España el 30 de enero de 1892, con
motivo de las celebraciones de los 400 años del
Descubrimiento de América.
El 27 de septiembre de 1894, Azueta recibió
un nuevo ascenso: el de Teniente Mayor Permanente de la Armada Nacional, en sustitución de Ortiz
Monasterio, que se había ausentado al salir a una
comisión del servicio fuera del país. El titular de la
Secretaría de Guerra y Marina designó a Azueta
como Segundo Comandante Interino de la corbeta
Zaragoza. Una de sus primeras comisiones a bordo,
fue dar la vuelta al Continente Sur y situar a la Za-
ragoza en el puerto de Acapulco. Realizó también un
viaje de prácticas con Guardiamarinas mexicanos y
llegó a tocar las Islas del Archipiélago Revillagigedo.
Sus amplios conocimientos hicieron que en diversas
ocasiones, el gobierno mexicano lo comisionara para
inspeccionar la compra y construcción de barcos en
el extranjero. Tal es el caso del velero Yucatán, construido en Inglaterra, y la Palaus construido en Noriega. Fue jefe del Primer y cuarto Grupo de la Comisión Inspectora de la construcción de cañoneros en
el astillero de Elizabeth, New Jersey, y supervisó la
construcción de los cañoneros Tampico y Veracruz; se
convirtió en Comandante del primero. Viajó también
a Inglaterra para supervisar y recibir el transporte de
guerra General Guerrero, que había sido construido
en los astilleros de Barrow in Furness.
Manuel Azueta también participó en la pacificación de los indios mayas rebeldes, durante la llamada
Guerra de Castas. Comandando la corbeta Zaragoza, Azueta llegó a las costas de Yucatán, con las
órdenes de tomar por el lado del mar, el Castillo de
Tulum, antiguo punto de referencia de la navegación
maya. Desembarcó con 150 hombres, entre marinos y
soldados del Ejército, y enfrentó de manera ofensiva
a los fuertemente armados rebeldes, que dirigieron
el fuego de sus armas hacia los desembarcados. Hábilmente, hizo rodear a los rebeldes, aislándolos del
Castillo, de donde recibían refuerzos y municiones. El
producto de esta refriega fue la captura de 13 rebeldes y la rendición de los acantonados en Tulum. Esta
283
283
acción hizo que el gobierno de Yucatán le otorgara
una condecoración por sus méritos en esta campaña,
misma que Azueta recibió el 30 de octubre de 1930.
El 17 de agosto 1904 recibió un nombramiento
muy importante: fue designado Director de la Escuela
Naval Militar, con lo que se convirtió en el segundo
hombre en dirigir esta institución, en sustitución del
Capitán de Fragata Manuel Izaguirre. Un mes después fue ascendido a Capitán de Navío. Se convirtió en profesor titular de la materia de Torpedos y
Defensas Submarinas, que fue una de las asignaturas
que impartió durante todo el tiempo en que prestó
sus servicios en la Escuela Naval.
El Capitán de Navío Azueta fue ascendido a
Comodoro de la Armada Nacional, conferido el 13
de mayo de 1911, por el agonizante gobierno de
Porfirio Díaz y, cinco días después, el gobierno de
Francia, a través de su legación en México, le otorgó
un Diploma y la Condecoración de Caballero de la
Legión de Honor, un galardón creado por Napoleón
Bonaparte en 1802 y que el gobierno francés otorga, aún en la actualidad, a todos aquéllos que, sin
importar su nacionalidad, lo merezcan de acuerdo a
sus méritos en el ámbito civil o militar.
Aunque el movimiento de Madero triunfó, y su
dirigente fue elegido presidente constitucional, pronto el descontento generó nuevos levantamientos armados. El 26 de septiembre de 1911, el Comodoro
284
284
Azueta fue nombrado Director del Arsenal Nacional
de Veracruz. A la par de dicha comisión, aprovechó
la oportunidad para impartir clases de Nociones Elementales de Mecánica a los alumnos de la Escuela
de Maestranza, contigua al Arsenal.
Al siguiente año, ante la sublevación del General Félix Díaz, Azueta fue nombrado por Madero
como Comandante de la Flotilla del Golfo, para
combatir a los sublevados del puerto jarocho. En
la bahía se encontraban fondeados los cañoneros
Zaragoza, Bravo, Morelos y Veracruz. El Comodoro visitó cada uno de ellos y logró que permanecieran fieles al gobierno legalmente constituido.
A bordo del Morelos, Azueta enarboló la insignia
de Comodoro-Comandante. La guarnición de San
Juan de Ulúa se rebeló, por lo que ordenó el desembarco de 100 marinos armados con mosquetones. Llevando suficientes municiones y provisiones,
los dirigió a San Juan de Ulúa, para efectuar el
cerco, y de esta manera impedir el escape de los
presos allí recluidos. Pronto Ulúa estaba completamente dominado... ya se había logrado cortar la
comunicación entre los felicistas ahí detenidos y los
que se hallaban en Veracruz. Bajo la amenaza de
un ataque al puerto, se logró que de entre las filas
disidentes, se registraran numerosas deserciones.
La estrategia y rápida acción, de la tropa desembarcada y dirigida por Azueta, hizo posible tomar
por sorpresa a los integrantes del 21º Batallón que
apoyaba a Félix Díaz.
El Comodoro ordenó la óptima colocación de
los buques a su mando y dio la orden de hacer
fuego sobre la fortaleza. Los cañonazos debilitaron
considerablemente a los amotinados de Ulúa, lo que
facilitó el cerco por parte de la tropa desembarcada que permanecía a la expectativa en terrenos
aledaños al castillo.
A la llegada del General Joaquín Beltrán a
Veracruz, se logró una victoria aplastante sobre los
felicistas. El presidente Madero ordenó que el Morelos se trasladara a Mazatlán para continuar ahí la
campaña en contra de los rebeldes. en ese puerto los
disidentes habían hecho circular unos volantes en los
que ofrecían una recompensa de 5,000 pesos por
la cabeza de Manuel Azueta.
Después del cuartelazo de 1913, que derivó en
la llamada Decena Trágica, Madero fue asesinado
y el General Victoriano Huerta, con un hábil e inteligente manejo de la Constitución, fue nombrado Presidente Interino de México. Respetando la figura presidencial del nuevo gobierno, Azueta recibió órdenes
para viajar a la capital del país y entregó el cargo
interino del Arsenal Nacional al Capitán de Fragata
Aurelio Aguilar Riveroll, Piloto Mayor de Coatzacoalcos (también defensor de la Escuela Naval Militar en 1914 y quien llegaría a ostentar el grado de
Comodoro). Al llegar a la Ciudad de México, fue
comisionado para viajar a Guaymas, Sonora, para
pasar revista de inspección a los barcos de guerra
de la Armada mexicana. El 16 de mayo de 1913 viajó
a Manzanillo, de ahí se embarcó para Guaymas a
cumplir su comisión como Subinspector de Barcos de
Guerra de la Armada Nacional en el Pacífico.
El 14 de marzo de 1914, el Secretario de Guerra y Marina, General Aureliano Blanquet, ordenó a
Azueta la formación de una escuadrilla, con buques
de guerra que se encontraban operando en el litoral
del Golfo de México y lo nombró jefe de ella. El
Comodoro tomó el mando de esa flotilla el día 29,
izando su insignia en la corbeta Zaragoza. El 4 de
abril comunicó a las autoridades mexicanas haberse
embarcado en el cañonero Bravo. Por orden superior se dirigió a la Ciudad de México y, el día 18
de abril, partió a Veracruz, no sin antes haber informado al Mando sobre la presencia de los buques
norteamericanos en el puerto veracruzano, y de la
actitud amenazante y hostil que presentaban. Al día
siguiente llegó a Veracruz y fue informado que la flotilla a su mando había partido al puerto de Tampico,
por instrucciones del gobierno, para ponerse bajo las
órdenes del Comodoro Gabriel A. Carvallo. Azueta
continuó en Veracruz, sin contar con apoyo de alguna
fuerza y sin ningún barco a su disposición. En estas
condiciones se enfrentó a los acontecimientos del 21
de abril.
Ante el conflicto armado en México, que implicaba el movimiento revolucionario, el gobierno de Estados Unidos mantuvo siempre una actitud de espera
285
285
vigilante, fondeando sus barcos en aguas mexicanas.
Al llegarse el relevo presidencial en el vecino país del
Norte en 1913, las elecciones fueron ganadas por el
demócrata Thomas Woodrow Wilson, quien al llegar
al poder, se resistió a otorgar el reconocimiento al gobierno de Huerta. Veía con recelo la posición que el
Presidente mexicano tenía, ya que había establecido
importantes relaciones con algunas potencias europeas, cosa que no convenía a los intereses norteamericanos. Incluso Huerta había negociado la compra
de armamento con algunas naciones europeas.
Aún con los barcos norteamericanos en aguas
territoriales, la situación no se tornaría más aguda,
hasta que se decidió el desembarco de las tropas.
El pretexto llegó el 9 de abril de 1914, en Tampico, con la aprehensión de ocho tripulantes del barco
norteamericano Dolphin, que habían bajado a tierra
para abastecerse de gasolina, se trataba de siete
marinos y un oficial. Aunque inmediatamente fueron
liberados, el Almirante Henry T. Mayo, Comandante
de la Cuarta División de la Flota del Atlántico, exigió
al gobierno mexicano una satisfacción por lo ocurrido,
entre lo que se incluía que se izara la bandera de
Estados Unidos y un saludo de 21 salvas. Victoriano
Huerta no accedió a las exigencias e incluso Venustiano Carranza Garza, opositor del régimen huertista,
desaprobó la actitud del gobierno norteamericano.
No se llegó a acuerdo alguno, y el día 21 de abril, sin
declaración previa de guerra, las tropas del vecino
país del norte desembarcaron en el puerto de Vera286
286
cruz, donde se apoderaron de los edificios administrativos más importantes del lugar.
Al momento de este desembarco, el Comodoro Manuel Azueta Perillos se dirigía a sus oficinas,
cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando. Por
ello fue en busca del General Gustavo A. Maass,
quien era el Comandante de las fuerzas militares en
Veracruz. Al no encontrarlo, y siendo un militar de
carrera, con amplia preparación y experiencia, comprendió que, a pesar de haber sido despojado del
mando de la flotilla que se había organizado para la
seguridad del Golfo de México, siendo Comodoro
y no estando presente alguna otra autoridad militar,
se convertía en la autoridad de mayor grado militar
en la plaza. Fue por eso que, siguiendo su patriotismo,
se dirigió a la Escuela Naval para organizar a los
alumnos, en la defensa de la soberanía nacional que
estaba siendo mancillada por el invasor yanqui, con
la arenga ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!
Cada grito fue contestado por los Cadetes, con un
¡Viva! Al final, el Comodoro expresó: ¡A las armas
muchachos, la Patria está en peligro!
Los Cadetes y el personal que se encontraba en
la Escuela Naval, se encargaron de repeler valientemente el ataque de las fuerzas norteamericanas. Era
una situación desigual en extremo... la experiencia y
el armamento de las tropas agresoras, eran mayores
con respecto a las que se tenía en la Escuela Naval.
Sin embargo, esto no demeritó la fortaleza, valen-
tía y heroísmo con los que se condujeron cadetes,
oficiales y personal que ahí lucharon. La resistencia
duró aproximadamente siete horas, tiempo durante el
cual el Teniente de Artillería Luis Felipe José Azueta
Abad, hijo del Comodoro, fue fatalmente herido, y
durante el que también se registró la penosa muerte
del Cadete Virgilio C. Uribe Robles. A las 19:00 horas del mismo 21 de abril, se decidió la evacuación
de la Escuela Naval y el traslado hacia la población
veracruzana de Tejería, lugar en donde se encontraba el General Gustavo Maass.
Una vez en Tejería, rindió a Gustavo Maass el
parte correspondiente de todas las novedades que
habían ocurrido aquel 21 de abril. El Cónsul de Estados Unidos en Veracruz, W. H. Canadá, le envió una
comunicación para ofrecerle apoyo y seguridades,
para que se trasladara al puerto, con el objetivo de
que pudiera ver a su hijo que se encontraba moribundo. Azueta, aunque como padre deseaba estar al
lado de su hijo, decidió seguir cumpliendo el cometido
que como defensor de la patria tenía. Él no sabía que
en el puerto, su hijo actuaba de la misma manera, al
rechazar con orgullo la asistencia médica que el invasor le ofrecía. Con esta acción, padre e hijo pasaron
a formar parte del crisol sagrado de la historia naval
mexicana. Sin duda alguna, la participación espontánea del Comodoro Manuel Azueta fue decisiva en
el desarrollo de los acontecimientos de 1914, durante
los cuales dejó claro su alto espíritu patriota y el amor
a la tierra que lo había visto nacer, aún a pesar de
Desembarco de tropas norteamericanas, 21 de abril de 1914.
287
287
que hubo de sufrir el más alto costo que puede pagar
un padre: la vida de su hijo.
El 1 de julio de 1919 se le concedió el retiro definitivo de la Armada. La Secretaría de Hacienda
devolvió a la de Guerra y Marina, el expediente
de la pensión concedida al Contralmirante y manifestó que se desconocían los servicios que Azueta había prestado al gobierno de Victoriano Huerta, por
considerarse un gobierno usurpador. De esta forma,
resultaba que al haber sido ascendido al grado de
Comodoro en 1911, no completaba los dos años que
determinaba la Ordenanza General de la Armada.
Así, el retiro que le fue otorgado fue como Capitán de Navío y consecuentemente sus emolumentos
fueron menores a los que le correspondían verdaderamente. Resultaba evidente que el gobierno carrancista le estaba cobrando cara su lealtad al gobierno
huertista, que para mal de Azueta, había resultado
ser un gobierno dictatorial y contrario a los postulados constitucionalistas.
Inmediatamente después de estos acontecimientos, el Jefe del Departamento de Marina, Vicealmirante Othón P. Blanco, gestionó con el Presidente
Huerta el ascenso de Azueta a Contralmirante. También fue propuesto para formar parte del Supremo
Tribunal Militar y protestó como Magistrado el 13 de
mayo de 1914.
El 7 de agosto de 1914, Azueta decidió solicitar
su retiro del servicio activo de las fuerzas armadas.
Se le expidió patente de retiro por más de 35 años
de servicios. El 11 de agosto causó baja de la Armada
y también del Supremo Tribunal Militar. Poco tiempo
pasó separado de la Armada, ya que el 19 de enero
de 1915, el gobierno carrancista le nombró Jefe del
Departamento de Marina, que si bien dependía de
la Secretaría de Guerra y Marina, era el más alto
cargo naval en esa época.
El 20 de enero tomó protesta de Ley; sin embargo, antes de que se cumpliera un mes de servicio en
ese cargo, el Contralmirante renunció argumentando
que deseaba se le concediera pasaporte para el
puerto de La Habana, Cuba, donde pensó fijar su
residencia. Protestó, por su honor, que no llevaba fines
políticos ni intenciones de tornar las armas contra el
gobierno mexicano, simplemente quería dedicarse a
trabajar para el sustento de su familia.
288
288
La Escuela Naval Militar después del bombardeo que sufrió por parte de
la artillería del acorazado Praire y de la Minería e Infantería de Marina
norteamericanas
Después de los acontecimientos del 21 de abril
de 1914, la salud del Comodoro Azueta se comenzó
a deteriorar. Sufría de una enfermedad llamada en
ese tiempo “parálisis agitante”, hoy conocida como
enfermedad de Parkinson, y su salud se fue degenerándose cada vez más. El 20 de diciembre de 1928,
a las 20:00 horas con ocho minutos, Veracruz y la
patria mexicana perdieron a uno de sus mejores hijos:
Manuel Azueta Perillos. Dejó de existir el hombre que
había servido fielmente a su nación. Por ser un hombre
tan querido, el día 21 de diciembre a las 16:00 hrs.,
se reunió el pueblo veracruzano, para darle el último
adiós. El cortejo que acompañó los restos mortales del
Comodoro, le rindió los honores que su grado militar
exigía. Ya en el Cementerio Particular Veracruzano,
después de la Ordenanza correspondiente, sus restos
fueron colocados en el sepulcro en el que se encontraban los restos de su hijo José Azueta Abad.
Actualmente, los restos del Comodoro Manuel
Azueta Perillos, del Teniente Luis Felipe José Azueta
Abad y del Cadete Virgilio C. Uribe Robles, descansan en el Monumento a los Héroes de Veracruz de
1914, ubicado en el malecón del puerto de Veracruz,
dando frente a los muelles, en donde iniciaron el desembarco las fuerzas norteamericanas en 1914.
FUENTES CONSULTADAS
•Comodoro Manuel Azueta Perillos. Ensayo Biográfico. México, Secretaría de Marina-Instituto
Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, 2009, 142 pp.
•Almirante Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez
de Cáceres. Ensayo Biográfico. México, Secretaría de Marina- Instituto Nacional de Estudios
Históricos de las Revoluciones de México, 2009,
239 pp.
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Almirante
Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres
(1866-1959)
Por la C. Tte. Frag. SDN Prof. María Delta Kuri Trujeque
E
l México del siglo XIX vio nacer a hombres, que
han sido fundamentales para la Armada de
México. Uno de ellos es el Almirante Tomás Othón
Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres, quien nació
el 7 de marzo de 1866, en el histórico pueblo de
Padilla, Tamaulipas. Sus padres fueron don Francisco
Blanco y doña Juana Núñez de Cáceres. Provenía
del seno de una familia, que contaba con una herencia histórica importante, ya que doña Juana era
nieta del doctor dominicano José Núñez de Cáceres, quien fuera profesor y rector de la Universidad
de Santo Tomás de Aquino, y destacado político
y abogado iniciador de la independencia de Santo Domingo (hoy República Dominicana). El pequeño Othón tuvo cuatro hermanas: Aminta, Nicandra,
Manuela y Juana. En Ciudad Victoria, Tamaulipas,
comenzó sus primeros estudios, y posteriormente se
trasladó a la Ciudad de México, para ingresar a la
Escuela Nacional Preparatoria.
290
Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres
291
291
El 13 de febrero de 1885 ingresó al Colegio
Militar, que en ese entonces estaba ubicado en
Chapultepec. Durante su preparación militar se distinguió entre sus compañeros por su aplicación en los
estudios y su conducta intachable, lo que le llevó a
ser nombrado Alumno de Primera el 24 de diciembre de 1888, con aprobación del Coronel de Ingenieros Juan Villegas, entonces Director del plantel. El
27 de noviembre de 1889 egresó del Colegio Militar, y por acuerdo del Presidente Porfirio Díaz, y
del Secretario de Guerra y Marina, General Pedro
Hinojosa, Othón P. Blanco causó alta en la Armada
Nacional como Aspirante de Primera. De manera
inmediata recibió la comisión de efectuar sus prácticas profesionales a bordo del cañonero Libertad,
del 30 de enero al 5 de octubre de 1890.
Al no existir en México una escuela en la que
particularmente se impartiera la carrera de la Marina
de Guerra, durante el gobierno de Porfirio Díaz se
ordenó la adquisición de algunas embarcaciones, que
se mandaron construir en Estados Unidos y Europa,
para que fungieran como escuelas prácticas para los
egresados del Colegio Militar que se inclinaban por
las artes de la navegación. Una de estas embarcaciones fue la corbeta Zaragoza, que fue construida en
los astilleros de la Cadena Forges et Chartiers de la
Mediterranne, en el puerto El Havre, Francia. Para supervisar esta construcción, se conformó una Comisión
Inspectora y de Estudio, dirigida por el Brigadier de
la Armada Ángel Ortiz Monasterio Irizarri e integra292
292
da por los Primeros Tenientes Manuel Azueta Perillos,
Manuel Trujillo, Miguel Pozo y Francisco Carrión, y
el Primer Maquinista Zeferino Freire. Othón P. Blanco
fue designado integrante de este grupo y viajó con
sus compañeros a Europa, para desempeñar la comisión que se les había conferido.
A finales del siglo XIX, México aún no terminaba
de definir y consolidar su territorio nacional. Existían
zonas muy alejadas del centro de la República, a las
cuales no les llegaban las leyes centrales. El sur del
país vivía esa situación, lo que implicaba que el gobierno no pudiera controlar sus territorios y que la soberanía nacional se viera afectada por las constantes
incursiones de la colonia británica de Belice. Además,
los comerciantes beliceños tenían una posición peligrosa en el territorio mexicano, porque, comisionados
por el gobierno británico, estaban llevando a cabo
una propaganda para lograr que los territorios de
Yucatán y Quintana Roo, al sentirse tan alejados del
centro del país, accedieran a anexarse al gobierno
inglés, además de que ellos eran quienes vendían las
armas a los rebeldes mayas.
El 8 de julio de 1893, el Secretario de Estado y
del Despacho de Relaciones Exteriores, Ignacio Mariscal, firmó un tratado de límites con la Gran Bretaña
e Irlanda, representados por Sir Spencer St. John, enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la
Reina británica en la Ciudad de México. Para poner
en marcha este tratado, dos años después de su firma,
el gobierno mexicano ordenó que se efectuara una
misión militar de servicio nacional, en la costa oriental
de la península de Yucatán, para establecer un fuerte
en la Bahía de Chetumal, frente a Punta Calentura,
que fungiera como aduana marítima y fronteriza, y
al mismo tiempo fuera una estación militar, a fin de
hacer efectivo el tratado de límites firmado, impedir
el contrabando de maderas preciosas y evitar también que los colonos ingleses de Belice continuaran
armando a los indios mayas de la región, quienes
se encontraban en rebeldía contra el gobierno de
la República. El Brigadier Ortiz Monasterio, que a
la sazón era Jefe de Estado Mayor del gobierno
de Díaz, recomendó al Subteniente Othón P. Blanco
para desempeñar la comisión que se requería en el
sureste mexicano: la construcción de un fuerte para
establecer la seguridad y detener el tráfico ilícito en
la zona, tratar con las tribus rebeldes y salvajes de
Santa Cruz e Icaiche, además de negociar con las
autoridades de la Colonia británica de Belice.
El tamaulipeco realizó un minucioso estudio del
proyecto propuesto y concluyó que resultaba más
adecuada la construcción de una embarcación que
pudiera situarse en la desembocadura del Río Hondo,
la que sería menos costosa, y proporcionaría mayor
movilidad y menor riesgo para la tripulación, que si se
creaba el fuerte, en el que se tendrían que establecer
destacamentos y sistemas logísticos, para construirlo y
mantenerlo; además de que estaría siempre expuesto
a los ataques de los indios mayas.
Dibujo del Pontón Chetumal.
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Procedió a elaborar el croquis y las especificaciones que se requerían, diseñando el pontón para
construirlo en madera; eslora entre perpendiculares
66 pies, manga de la cuaderna maestra 24 pies,
puntal 12 pies, calado medio con 30 toneladas, dos
y medio pies. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público giró instrucciones al Cónsul de México
en New Orleáns, Manuel Gutiérrez Zamora, para
que firmara con la Casa Zuvich, el contrato de la
construcción de la obra, la que se comenzó semanas
más tarde, en el astillero de Walnut Street, en la
ribera occidental del Mississippi. La construcción de
esta embarcación fue supervisada en todo momento por Othón P. Blanco y tuvo un costo de 10,000
dólares. El pontón, que fue bautizado con el nombre
de Chetumal, y llegó a Río Hondo el 22 de enero
de 1898. Aunque su personal era reducido, ya que
contaba sólo con 12 hombres, ante la peligrosidad
de la zona por las tribus mayas rebeldes, distribuyó
destacamentos en Río Hondo, Chac, Santa Lucía y
Exhan, para llevar a cabo una vigilancia extrema,
sobre todo en las noches.
El Comandante del pontón sabía que sólo colonizando el lugar podían lograrse avances significativos. Inició pláticas con familias mexicanas establecidas en Belice, que eran en su mayoría descendientes
de campechanos y yucatecos, a los que les planteó
la necesidad de fundar una ciudad mexicana en
la Bahía de Chetumal. Para comenzar, despejaron
el terreno para trazar las primeras cuatro calles y
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294
avenidas, con orientación a los cuatro puntos cardinales. Se construyó un muelle provisional, para permitir a las embarcaciones menores el desembarque
a tierra de algunas familias de origen mexicano,
provenientes de distintos puntos de Belice, y algunas más de Yucatán y Campeche. En la primera
casa construida se izó, por primera vez, la bandera
mexicana, en una ceremonia pública, a los acordes
del Himno Nacional, haciéndose por todos los presentes la protesta de fidelidad ala misma y la solemne declaración por parte del Comandante Tomás
Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres designó
el día 5 de mayo de 1898, como fecha oficial de
la fundación de la ciudad que fue bautizada como
Payo Obispo y años más tarde sería nombrada
Chetumal. El gobierno mexicano ordenó la creación
del Consulado Mexicano en Belice, a cuyo cargo
quedó el Brigadier Ángel Ortiz Monasterio y el
Vicecónsul fue el Ingeniero Naval Miguel Rebolledo.
La corbeta Zaragoza fue puesta a disposición del
Consulado y llegó a Belice el 5 de mayo de 1898,
precisamente el día de la fundación de la ciudad
de Payo Obispo.
Se conformó una flotilla de vigilancia y transporte con la Zaragoza, los cañoneros Libertad, Independencia, José Romano, el velero Yucatán y los pailebotes Icaché, Tatich y Moctezuma, y se ubicó su base
en Cozumel. Ángel Ortiz Monasterio fue nombrado
Jefe de la Columna Expedicionaria del Sur de Yucatán y Othón P. Blanco fue nombrado Comandante
de la Estación Naval del Sombrerete. Poco a poco
se fue logrando la pacificación de los poblados de
Bacalar, Xcalak y Santa Cruz.
Durante la estancia en la zona rebelde de Yucatán, fueron notorias las habilidades de negociación
y de trato con los indios que tuvo Othón P. Blanco,
con el mérito de llevar a cabo, prácticamente solo,
a través de una política de persuasión, la pacificación de los indios mayas del Cantón Icaiché. Ante
la constante amenaza de los ataques de las tribus
mayas del grupo de los Cruzob, el Comandante
Blanco recibió órdenes de inspeccionar la zona y
recabar toda la información posible sobre las tribus
indígenas, los comerciantes ingleses, y las diversas
mercaderías que entraban y salían. Realizó personalmente una inspección a lo largo del Río, siguiendo
después por tierra, a fin de darse una mejor idea
del estado de las cosas.
Enterado de que los rebeldes Cruzob tratarían
de atacar el pontón, el Teniente Mayor Blanco decidió realizar otra operación de reconocimiento. Confiado en sus ojos azules y en su piel blanca, se disfrazó de comerciante inglés y a remo llegó hasta Santa
Rosa, y con su canoa repleta de mercancías, logró
que los indígenas del lugar lo dejaran pasar hasta
Chac. Trazó un mapa de todo lo que veía, para
después utilizarlo para la estrategia en la campaña
de pacificación, observó que existían tres cañones en
Chac y algunas fortificaciones. Hizo todo lo posible
Othón P. Blanco en Payo Obispo
295
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para que los Cruzob no consideraran hostil al pontón, porque su finalidad sólo era evitar el saqueo de
sus tierras, además de asegurarles que el Río Hondo
estaba libre para ellos. La labor de inteligencia realizada por Othón P. Blanco fue en verdad encomiable
y de suma utilidad para el control de esos territorios.
cabezado por Justo Tirado. En esos momentos, Othón
P. Blanco, ya Capitán de Fragata, se encontraba comandando el cañonero General Guerrero e intervino
en la defensa del puerto de Mazatlán, del 24 al 27
de mayo de 1912, logrando con sus estrategias de
ataque derrotar a los insurrectos.
En Payo Obispo, el Teniente Mayor Blanco contrajo nupcias con Manuela Peyrefitte Gómez, el día
13 de enero de 1903. El matrimonio Blanco Peyrefitte procreó nueve hijos: Marina, Othón, Lilia, Juana,
Francisco, Aminta, Manuel, José y María Eugenia.
Además, por su valerosa participación en la campaña iniciada el 19 de diciembre de 1898, en contra de
los rebeldes mayas, el Lic. Olegario Molina, Gobernador Constitucional del Estado Libre y Soberano de
Yucatán, le confirió la Primera Condecoración Honorífica, el 30 de abril de 1903.
El golpe de estado más certero se efectuaría
en febrero de 1913, lo que provocó el derrocamiento
y asesinato del Presidente Madero, y el encumbramiento del General Victoriano Huerta en el poder.
Se reorganizó entonces el gabinete presidencial y
se realizaron nuevos nombramientos. Era por todos
sabido, de los méritos que con su actuación había
acumulado Othón P. Blanco, y por ello, el 5 de marzo
de 1913 Huerta le nombró Jefe del Departamento de
Marina de la Secretaría de Guerra y Marina, que
constituía el más alto cargo naval de la época. Dos
meses después, el 3 de mayo, fue ascendido a Capitán de Navío del Cuerpo General de la Armada
Nacional. El avance que tuvo en su carrera militar fue
notorio durante la dictadura huertista. Por acuerdo
presidencial, el 22 de julio de 1913, tan sólo dos meses
y medio después de su ascenso a Capitán de Navío,
fue promovido a Comodoro del Cuerpo General.
Para el 6 de marzo estaba recibiendo el ascenso a
Contraalmirante del Cuerpo General dela Armada
Nacional; pero, por acuerdo presidencial se dispuso que con fecha 30 de marzo de 1914 ascendiera
a Vicealmirante con la misma antigüedad que tenía
como Contralmirante.
Después de la comisión de Payo Obispo, Othón
P. Blanco fue nombrado Jefe de la Flotilla del Sur,
a fin de que se continuara con la pacificación de la
zona maya rebelde, y fue Segundo Comandante y
Comandante del cañonero Bravo, y del transporte
Progreso. Después de que el Presidente Díaz fuera
derrocado por el movimiento revolucionario, Francisco Ignacio Madero González fue elegido Presidente
Constitucional; pero surgió el descontento durante los
primeros meses de 1912. Los inconformes al gobierno
maderista comenzaron a manifestarse, y por el Pacífico se formó un movimiento contrarrevolucionario en296
296
Durante su cargo como Jefe del Departamento de Marina se sucedieron los acontecimientos de
la Segunda Intervención Norteamericana, cuando
el 21 de abril de 1914 las fuerzas del vecino país
del norte desembarcaron en el puerto de Veracruz.
Memorable es entonces que, con los Cadetes y el
personal que se encontraba en la Escuela Naval, se
haya podido repeler valientemente el ataque de las
fuerzas norteamericanas. Era una situación desigual
en extremo... la experiencia y el armamento de las
tropas agresoras, eran superiores con respecto a lo
que se tenía en la Escuela Naval. Sin embargo, esto
no demeritó la fortaleza, la valentía y el heroísmo
con el que se condujeron los cadetes, los oficiales y
el personal que ahí lucharon. Sabiendo la actitud tan
heroica que habían manifestado tanto los alumnos
como el personal de la Escuela Naval Militar, el Vicealmirante Blanco emitió varias iniciativas para que
el gobierno de Huerta les reconociera la entrega de
condecoraciones y ascensos para todos los que participaron en este acontecimiento.
La dictadura de Victoriano Huerta pronto llegaría a su fin ante la avanzada del Ejército Constitucionalista, encabezado por su Primer Jefe, Venustiano Carranza. Para el día 13 de agosto, en
Teoloyucan, Estado de México, el General Álvaro
Obregón firmó los tratados que recibieron el mismo
nombre del lugar con los cuales se ponía oficialmente fin a la guerra, y se convenía el desarme y
el licenciamiento de las tropas federales. En dicho
tratado, se firmaron dos actas. La primera contenía
las condiciones en que sería entregada la capital
de la República y fue firmada por Eduardo Iturbide
y Obregón. La segunda acta fue firmada por el
General Gustavo A. Salas, en representación del
Ejército Federal, el Vicealmirante Othón P. Blanco,
en representación de la Armada Nacional, Álvaro
Obregón en representación del gobierno y Ejército
Constitucionalista, y el General Lucio Blanco como
testigo, y en ella se dispuso la disolución del Ejército
Federal y que los buques de la Armada con sus tripulaciones, quedaran bajo las órdenes de Venustiano Carranza Garza. El Vicealmirante Blanco se sujetó a todas estas órdenes e incluso, un día después,
se disolvió la Escuela Naval Militar y se licenció a
los cadetes.
De acuerdo a lo estipulado en los tratados,
Othón P. Blanco debía entregar su cargo de Jefe
de Departamento, lo que hizo el 15 de agosto de
1914, fecha en la que quedó a disposición del Presidente Provisional Venustiano Carranza. El 21 de
noviembre del mismo año, a la edad de 48 años
quedó separado del servicio de la Armada Nacional. Es poco lo que se sabe de la vida de Othón P.
Blanco después de que, como muchos otros militares
fue licenciado por el gobierno constitucionalista. Tal
parece que al quedar separado de la Armada se
incorporó al movimiento revolucionario, del que había permanecido alejado respetando a los gobiernos legalmente constituidos. Existen testimonios que
297
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ubican a Othón P. Blanco en esta etapa de su vida
como miembros de los marinos que estaban a cargo
de la seguridad de Francisco Villa.
Entre el grupo de marinos que estaba bajo las
órdenes del General Manuel Chao, Comandante de
la División del Norte, estaban el Capitán de Fragata
Luis Hurtado de Mendoza, Mayor José de J. Morel,
Primer Teniente Juan Moll, Primer Teniente Francisco
Pérez Grovas, Primer Maquinista Antonio B. Argudín,
Primer Maquinista Fernando Piana, Segundo Maquinista Joaquín López, Tercer Maquinista José M. Torres. Ellos se encontraron en Chihuahua con el Vicealmirante Blanco, quien encabezaba a otro grupo de
marinos conformado or los Comodoros Ignacio Torres
y Antonio Ortega y Medina, el Capitán de Navío
Luis Izaguirre y el Teniente Mayor Antonio Gómez
Maqueo. Junto con los Oficiales Aldreto, Argudín y
Moll, entre otros integraron el llamado Sector Marina de las fuerzas villistas, cuyo Cuartel General se
encontraba en Irapuato, Guanajuato.
Vivió también en Ensenada, Baja California, en
donde desempeño un cargo público al ser nombrado
Presidente Municipal por un breve periodo: de febrero de 1920 a febrero de 1921. Siendo Presidente
de la República el General Álvaro Obregón, el 5
de agosto de 1921, con más de 30 años de servicio
activo, Othón P. Blanco solicitó su retiro oficial y sufrió
lo mismo que otros miembros de la milicia mexicana,
quienes por haber permanecido leales al gobierno de
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Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres portando uniforme negro
Victoriano Huerta, no fueron reconocidos en sus comisiones y ascensos del periodo de febrero de 1913 a
agosto de 1914, por lo que se le ratificó sólo el grado
de Capitán de Fragata, que era el que ostentaba en
vísperas del cuartelazo contra Madero.
New Orleans, para tomar posesión del cañonero
Bravo, que se encontraba en reparación. Había
recibido instrucciones del gobierno mexicano, para
que proveyera al Bravo de todo lo necesario para
su traslado a Tampico, Tamaulipas.
Estos tropiezos con los gobiernos triunfantes de
la revolución no le impidieron continuar con lo que
le gustaba y era su vida: el mar. Así, comenzó a
laborar en la Marina Mercante como Comandante
de los vapores México y Coahuila, a bordo de los
cuales desempeño varias comisiones. El 30 de enero
de 1923, la inspección y Capitanía de Puerto en
Manzanillo, Colima, le entregó el título de Primer
Piloto de la Marina Mercante, aunque para el 15
de noviembre solicitó su reincorporación al servicio
activo de la Armada.
Las correctas actuaciones de Blanco al ser leal
al gobierno en turno, le hicieron merecedor a que el
1 de agosto de 1923 el Presidente Obregón y el Secretario de Guerra y Marina, Francisco R. Serrano,
firmaran su despacho de Contralmirante del Cuerpo
General de la Armada Nacinal.
A pesar de que el retiro se le había concedido con el grado de Capitán de Fragata, en el
reingreso se le expidió despacho de Contralmirante
del Cuerpo General. El 10 de diciembre causó alta
como Comandante General de la Marina del Golfo. Esto respondía a la necesidad de organización
militar que tenía el gobierno, ante el levantamiento
armado de Adolfo de la Huerta, en Veracruz, el 5
de diciembre de 1923, quien dos días después firmó
el Plan de Veracruz, en el que recibía el título de
Jefe Supremo de la Revolución. El Contralmirante
Blanco recibió instrucciones de dirigirse a Veracruz,
para sofocar la rebelión, pero antes se trasladó a
En marzo de 1929 el General Gonzalo Escobar inició un levantamiento armado en contra del
gobierno mexicano, que fue secundado en Veracruz
por el General Jesús M. Aguirre. A este movimiento, que fue sofocado por las fuerzas federales con
rapidez, se adhirieron algunos Comodoros y otros
oficiales de la Armada, que posteriormente fueron
acusados de los delitos de rebelión y desobediencia, y juzgados por un Consejo de Guerra, del que
resultaron finalmente inocentes. La actitud que habían tenido esos Comodoros, provocó que se generara un efecto negativo en contra de la Marina
de Guerra, a tal grado, que corría el riesgo de
desaparecer. Fue necesario reorganizar a la Armada Mexicana y para ello el Contralmirante Blanco,
que había permanecido ajeno a este acontecimiento, fue designado para ocupar nuevamente el Departamento de Marina, comisión que desempeñó
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del 1 de junio de 1929 hasta el 1 de marzo de 1932,
en que fue puesto a disposición de la Secretaría de
Guerra y Marina.
Tratando de evitar que se tomara la decisión
extrema de disolver a la Armada, propuso al General Plutarco Elías Calles, a la sazón Secretario de
Guerra y Marina, un plan de reorganización y un
programa naval. Este plan inició con un análisis de lo
que había venido sucediendo con la Armada mexicana desde su creación, descubriéndose tristemente el
hecho de nunca haber recibido un impulso serio y de
tratar de organizarse siempre ante las necesidades
del momento, lo que dio como consecuencia, el invertir en materiales impropios, que a la larga habían
resultado inútiles. Consideraba muy necesaria la presencia de la Marina de Guerra en México, debido
a los extensos litorales con los que el país cuenta,
tanto en el Pacífico como en el Golfo de México y
Mar Caribe, y por ello proponía una reorganización,
tanto material como de personal.
Durante el periodo conocido en la historia de
México como Maximato, Othón P. Blanco por fin
recuperó lo que le había sido desconocido por su
lealtad al gobierno legalmente constituido: el 25 de
noviembre de 1932, el Senado de la República ratificó los nombramientos de Capitán de Navío, Comodoro y Contralmirante que Othón P. Blanco había
recibido durante la dictadura de Victoriano Huerta.
El 16 de mayo de 1933, durante la presidencia de
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Abelardo L. Rodríguez, fue nombrado Jefe de la Sección Segunda de la Inspección General del Ejército
y el 1 de septiembre de 1934, fue comisionado en la
Intendencia del Ejército. Del 1 de noviembre de 1934
al 1 de marzo de 1936, quedó a disposición del Departamento de Marina.
Al final del gobierno presidencial del General
Lázaro Cárdenas del Río se comprendió la importancia de los mares mexicanos, y por ello se decidió
dividir la Secretaría de Guerra y marina con la
creación del Departamento Autónomo de Marina.
El 30 de diciembre de 1939 se expidió la Ley de
Secretarías y Departamentos de Estado, con la que
quedaba establecido el Departamento de Marina,
que comenzó a funcionar a partir del 1 de enero de
1940, y fue nombrado como su dirigente, el Comodoro Maquinista Naval Roberto Gómez Maqueo
y como Secretario General, el Teniente de Navío
Antonio Vázquez del Mercado. Al relevo presidencial, el 5 de diciembre de 1940, el nuevo Presidente, General Manuel Ávila Camacho, nombró a
Othón P. Blanco Secretario General del Departamento Autónomo de Marina, cargo que le notificó
el General de División Heriberto Jara Corona.
Días después se expidió el decreto que reformó la Ley de Secretarías y Departamentos de
Estado, por lo que el Departamento Autónomo de
Marina se elevó a Secretaría de Estado, creándose así la Secretaría de Marina, cuyo titular fue el
General de División Heriberto Jara Corona y se
nombró al Contralmirante Othón P. Blanco como
Subsecretario de Marina. El 1 de agosto de 1944
causó baja del servicio activo de la Armada y, aún
en el retiro, continuó en el puesto de Subsecretario
de Marina, hasta el 30 de noviembre de 1946,
fecha en la que concluyó el periodo presidencial
del General Manuel Ávila Camacho. Cuando se
retiró ostentaba el grado de Vicealmirante, pero
al aprobarse y entrar en vigor la nueva Ley Orgánica de la Armada de México, que se publicó
en el Diario Oficial el 8 de enero de 1952, Othón
P. Blanco, amparado en los artículos 40º y 30º
transitorios, pudo cambiar la denominación de su
grado por la de Almirante.
depositados por el Gobernador de Quintana Roo,
Lic. Mario Villanueva Madrid, en un monumento que
se mandó construir a un costado del Palacio de
Gobierno de Chetumal.
FUENTES CONSULTADAS
•Almirante Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez
de Cáceres. Ensayo Biográfico. México, Secretaría de Marina-Instituto Nacional de Estudios
Históricos de las Revoluciones de México, 2009,
239 pp.
•Comodoro Manuel Azueta Perillos. Ensayo Biográfico. México, Secretaría de Marina-Instituto
Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, 2009, 142 pp.
Ya era un hombre mayor, casi contaba con un
siglo de vida durante la cual ofreció mucho a su
patria y en esas condiciones, el tamaulipeco Tomás
Othón Pompeyo Blanco Nuñez de Cáceres fue hospitalizado en el Sanatorio Central de Marina de la
Ciudad de México, en donde falleció el domingo 18
de octubre de 1959. A la edad de 92 años perdió
la vida el hombre a quien tocara fundar fundar en
el año de 1898 Payo Obispo, capital del Territorio
de Quintana Roo. Sus restos fueron depositados en
el Panteón Frances de San Joaquín en la Ciudad de
México, lugar en el que permanecieron hasta conmemorarse el centenario de la fundación de Chetumal el 5 de mayo de 1998, cuando se decidió la
exhumación y cremación de sus restos que fueron
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Capitán de Navío
Hilario Rodríguez Malpica Sáliva
(1889-1914)
Por los CC. Lic. Mario Óscar Flores López y Lic. Ángel Amador Martínez
N
ació en Coatzacoalcos, Veracruz, el 2 de noviembre de 1889. Su madre fue Margarita Sáliva O´Neill y su padre el distinguido marino Hilario
Rodríguez Malpica Segovia, quien fuera Jefe del
Estado Mayor Presidencial durante el gobierno de
Francisco I. Madero. Desde su juventud tuvo la intención de ser integrante de la Armada Nacional y de
acuerdo a su expediente de cuerpo, era un joven de
cabello y cejas color castaño, con una frente regular;
su boca y la nariz de pequeña dimensión, y como
seña particular, una cicatriz en la parte posterior de
la cabeza,1 causada probablemente por el carácter
inquieto desde su infancia.
El 5 de enero de 1904 solicitó el ingreso a
la Escuela Naval Militar, las calificaciones de su
examen de admisión, fueron de excelencia, pero no
pudo obtener una plaza como Cadete de Marina
de Guerra al no existir cupo en esos momentos.2
Con sus escasos catorce años ingresó el 4 de julio,
con el deseo de ser un marino de la Armada. Tres
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Cadete Hilario Rodríguez Malpica Sáliva
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303
años después tuvo su primer ascenso a Cabo de
Alumno y al año siguiente obtuvo el ascenso a Aspirante de Tercera.
En la Escuela Naval Militar fue un alumno que,
aunque aplicado, era indisciplinado pues en su hoja
de conducta señala que la disciplina no era su mejor
fuerte, sin embargo, en lo académico sí tuvo un desempeño favorable. Una vez concluidos sus estudios,
y con el apoyo del Director de la Escuela Naval, el
Capitán de Navío Manuel Azueta Perillos, fue propuesto para ascender a Aspirante de Primera del
Cuerpo General Permanente. Conformó la dotación
del cañonero Bravo, en el que estuvo a bordo con su
recién otorgado grado.
Hacia el año de 1910, estuvo comisionado en
otros buques de guerra, como en el velero Yucatán, en donde realizó sus prácticas, así como en
el cañonero Morelos, en el transporte Progreso y
en la corbeta-escuela Zaragoza; en estos buques
realizó viajes por los litorales del Golfo de México y el Mar Caribe. Poco tiempo después, el 13
de noviembre de 1911, inició sus exámenes para
culminar sus estudios. Ya a bordo del velero Yucatán, realizó la asignatura de Maniobra, y en el
cañonero Morelos la de Artillería. Fueron cuatro
días en que se le examinó, y los resultados fueron extraordinarios: Astronomía 10, Navegación 11,
Maniobra 10 y Artillería 10.3
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El 25 noviembre del mismo año se le expidió el
despacho de Subteniente de la Armada Nacional, y
ese mismo día se le comisionó para cubrir una plaza
como Aspirante de Primera a bordo del cañonero
Tampico, el cual se encontraba vigilando las costas
de Sonora y Sinaloa. Una vez que conoció su nuevo
destino, se dirigió a la Ciudad de México, para
recibir los viáticos para su viaje a Acapulco, puerto
en que se incorporaría al cañonero; pero a principios de 1912, una enfermedad de cuidado evitó su
traslado y solicitó una licencia de dos meses para su
recuperación.4 El 22 de marzo se incorporó al Tampico, cuyo comandante era el Capitán de Fragata
Ignacio Torres.
En el noroeste de México, las fuerzas constitucionalistas encabezadas por Álvaro Obregón, no
cesaron en su asedio a algunos puertos como Mazatlán, Topolobampo y Guaymas. La actividad de
los cañoneros Tampico, Morelos y General Guerrero
fue muy intensa e incluso llegaron a recurrir al empleo
de sus cañones, para hacer retroceder a las tropas
constitucionalistas. Así mismo, se llevaron a cabo algunos desembarcos por parte del personal de marina, como el que sostuvo el Subteniente veracruzano
Rodríguez Malpica en el puerto de Topolobampo,
Sinaloa. Un documento firmado por el Capitán de
Fragata Manuel Castellanos, del 2 de septiembre de
1913, señala lo siguiente:
Para esos momentos, los movimientos revolucionarios habían tomado mayor fuerza, sobre todo el
de Venustiano Carranza Garza, quien se había levantado en armas después del asesinato de Francisco
Ignacio Madero González, en febrero de 1913. Desde un principio, el gobierno del General Victoriano
Huerta ordenó que las tropas del ejército mexicano
se trasladaran a las regiones con mayor movilidad
revolucionaria. Para ello, la Secretaría de Guerra y
Marina utilizó los buques de guerra de la Armada
Nacional, con la finalidad de transportar tropas, armamento, municiones y víveres, entre ellos el cañonero Tampico, en el cual estaba el Subteniente Hilario
Rodríguez Malpica.
Hónrome manifestarle personal de a bordo como
tierra, Segundo Teniente Malpica, Subteniente
Pawling y Segundo Maquinista Johnson se han distinguido por su excesivo valor. Respetuosamente
pido ascenso inmediato para estos valientes.5(sic)
Cañonero Tampico
Durante los meses de junio, julio y agosto, la actividad de los marinos en el noroeste de México fue
constante, por esta razón, muchos de ellos fueron galardonados, al exponer en numerosas ocasiones su vida.
Hilario Rodríguez Malpica Sáliva obtuvo el Diploma
correspondiente para el uso de la Condecoración del
Mérito Naval de 2ª clase, por la toma del puerto
de Topolobampo y, por otro lado, el 11 de noviembre
de 1913 recibió el despacho de su ascenso a Primer
Teniente, lo recibió el 11 de noviembre de 1913.6
305
305
Después de haber sido reconocido por su labor,
y de haber expuesto su vida en varias ocasiones,
para evitar que los constitucionalistas tomaran algunos de los puertos, este importante marino mexicano
tomó una de las decisiones más importantes de su
vida: defeccionar para integrarse a la Revolución. Las
causas de su actuar son poco claras; sim embargo,
existen evidencias que podrían abrir un poco el panorama sobre esta actitud.
Hilario Rodríguez Malpica Sáliva tuvo grandes
cualidades, era un buen Oficial de Artillería, y dominaba el inglés y el francés, lo que le permitía estar
al tanto de las novedades de la Marina de Guerra
en el mundo. Su don de mando y su carisma, fueron
valorados y estimados por quienes estuvieron a su
cargo; sus compañeros y colegas siempre recordaron
con afecto al distinguido marino revolucionario.7 Al
ser hijo del Jefe del Estado Mayor Presidencial del
extinto Presidente Madero, estuvo al tanto de lo que
ocurrió durante la Decena Trágica y seguramente
conoció la forma jurídica en que llegó a la presidencia el General Victoriano Huerta, lo cual pudo haber
sido una de las causas que provocó su defección;
pero existe otra posibilidad, que fue lo ocurrido en el
caserío “Casa Blanca”, cercano a la costa sur de Sinaloa, el 30 de octubre de 1913, cuando el General
Manuel F. Santibáñez, desde a bordo del Tampico,
ordenó batir al enemigo con disparos de fusil, lo que
les permitió a las fuerzas federales posesionarse del
lugar, pese a los daños causados en él. Esta matanza
306
306
pudo haber sido una causa por la cual Hilario Rodríguez Malpica haya elegido cambiar el servicio
federal por el revolucionario.
maquinista Alfredo Smith y al Comandante Castellanos, a quienes trataron de convencer para unirse a la
revolución, pero ante su negativa fueron detenidos.
La sublevación de los marinos fue seguida ampliamente por uno de los periódicos de la época: El
Imparcial, el cual publicó varios artículos con tendencia oficialista, y por consecuencia, con críticas muy
fuertes, sobre su participación. En uno de sus reportajes afirma que el Primer Teniente de la Armada
tuvo una relación muy importante con María Maura
Mercado, alias La Mercado, a quien se calificó de
mesalina y ligada al movimiento revolucionario, porque asistía frecuentemente a las juntas que organizaban los constitucionalistas.8
Hilario Rodríguez Malpica se quedó al frente
del Tampico y rápidamente inició acciones como la
toma del buque nacional Manuel Herrerías, perteneciente a la compañía Naviera del Pacifíco, cerca de
la bahía de Topolobampo, del cual tomaron carbón
y víveres. El pagador Agustín Rebatet consideró
que se le artillara como se pudiera para el servicio
de la Revolución, pero el Comandante Malpica se
negó a hacerlo, y tomó la decisión de liberar a los
detenidos y trasladarlos a Mazatlán, a bordo del
barco mercante.
Lo cierto es que la rebelión se inició con la toma
del cañonero Tampico y tuvo el mérito de convencer
a gran parte de la tripulación, para que asumieran su
nuevo servicio, ahora como marinos de la Revolución.
El domingo 24 de febrero de 1914, el comandante
del cañonero Tampico, Capitán de Navío Manuel
Castellanos había otorgado franquicia a algunos
miembros de su tripulación, quienes aprovecharon
la ocasión para disfrutar del carnaval en Guaymas.
Mientras tanto, los que se quedaron a bordo, después
de asistir a una comida en tierra firme, organizada
por los integrantes del cuerpo irregular,9 el Primer
Teniente Rodríguez Malpica aprovechó la situación
y junto con el Subteniente Fernando Palacios y el
pagador Agustín Rebatet, tomaron presos al primer
Es importante señalar, que el nuevo comandante
del Tampico conocía perfectamente la situación en
que se encontraba la región, y que tenía los contactos suficientes para desarrollar su campaña naval, de
acuerdo a lo que se le instruía en tierra firme. Uno de
sus primeros movimientos fue dirigirse a Topolobampo, que había sido tomado por los constitucionalistas
en días anteriores.
El Comandante Malpica ordenó que un grupo
de marinos se dirigiera a Culiacán, para entrevistarse
con autoridades de Sinaloa que simpatizaran con la
Revolución y tuvieron la oportunidad de informarle al
Gobernador, Felipe Riveros, que la sublevación de los
marinos estaba del lado de la Revolución, información
que, a su vez, se comunicó al Primer Jefe del Ejército
Constitucionalista Venustiano Carranza. El Subteniente Fernando Palacios se trasladó a Nogales, Sonora,
en donde se le entregaron los ascensos de los principales marinos del Tampico, entre ellos el de Hilario
Rodríguez Malpica a Capitán de Navío.10 La tripulación del cañonero inició operaciones conjuntas con el
Ejército Constitucionalista.
Su aguda capacidad como marino y el conocimiento sobre las características técnicas que tenía
el buque que comandaba, le hicieron vislumbrar los
alcances que podría obtener ante un inminente combate naval, que lo motivó para iniciar una ofensiva
en contra del cañonero General Guerrero, y posteriormente dirigirse a Mazatlán, para tener el control
del litoral del Pacífico mexicano,11 a pesar de estar
consciente de que los cañoneros enemigos poseían
mejores características, lo que les permitía que fueran
más veloces que el cañonero revolucionario.
Las fuerzas constitucionalistas al realizar constantes ofensivas al puerto de Mazatlán, estimaban
recibir ayuda del cañonero Tampico, pero el gobierno de Huerta ya había ordenado que los cañoneros
Morelos y Guerrero, bloquearan su salida del puerto
de Topolobampo. El primer combate naval se verificó
el 4 de marzo de 1914, cuando el Capitán de Navío
Hilario Rodríguez Malpica Sáliva intentó salir de la
bahía del puerto sinaloense y fue cañoneado por
ambos buques. Días después, el Director del Varade307
307
ro Nacional, Teniente Mayor Leopoldo Hernández
Aceves, recibió la orden de utilizar como pontones,
el antiguo buque de la Armada Demócrata y el mercante Alejandro, para que el Tampico tuviera mayores dificultades de salir hacia mar abierto.
El 31 de marzo, el cañonero Tampico realizó un
nuevo intento por salir de Topolobampo, pero al tener al Guerrero cerca, ejecutó el primer ataque. Después de cuatro horas de combate, el buque de guerra revolucionario recibió fuertes impactos de cañón,
que le provocaron serios daños a su infraestructura. El
comandante del Tampico pudo resguardar el buque
en un lugar seguro, para impedir nuevos ataques del
cañonero enemigo y logró llevarlo a Punta Copas,
lugar con poca profundidad, cercano al puerto de
Topolobampo, Sinaloa, razón por la cual se quedó
varado de proa.12
Cañonero Guerrero
A lo largo de una tensa calma, el Capitán de
Navío Hilario Rodríguez Malpica Sáliva ordenó la
reparación del Tampico. El Ejército Constitucionalista
estaba muy bien informado de lo ocurrido en el mar
e incluso el General Álvaro Obregón estuvo presente en el Tampico, al momento de una ofensiva del
Ejército Federal. Así mismo, dio todo su apoyo para
poder adquirir las refacciones que eran necesarias,
para la reparación del cañonero.13
Desde los inicios de la Revolución Mexicana, el
gobierno de los Estados Unidos tuvo una actitud de es-
308
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pera vigilante y mandó buques de guerra a los litorales
mexicanos, para mantenerse a la expectativa de la
situación. En el Pacífico, los destructores Preble y Perry
fueron testigos de los combates entre los cañoneros
mexicanos y mantuvieron comunicación con los buques
que se encontraban en la región, por su parte el transporte Guerrero pudo llegar a la barra de Topolobampo, antes de que el Tampico lograra su objetivo.14
El Comandante Rodríguez Malpica intentó salir fuera del canal durante la madrugada del 16 de
junio, cuando avistó al enemigo, de inmediato asumió la responsabilidad que implicaba un combate
contra el Guerrero, sabido del valor y la convicción
de la tripulación, e intentó burlar la vigilancia del
cañonero oficial, que al observar el movimiento del
Tampico, le impidió exitosamente que éste escapara
del canal hacia mar abierto. El Capitán Rodríguez
Malpica, quien tenía conocimientos sobresalientes
en artillería, se hizo cargo de la pieza de popa
para efectuar la ofensiva.15
Hilario Rodríguez Malpica y la tripulación quedaron paralizados cuando su cañonero comenzó a
tener problemas en las máquinas, al grado de quedarse inmóvil lo que le convertía en presa fácil para
el Guerrero,16 cuyo Comandante Capitán de Navío
Ignacio Arenas, al percatarse de la situación del Tampico, envió algunas lanchas para abordarlo a las 7
de la mañana aproximadamente. Rodríguez Malpica,
al avistarlas, emprendió la defensa y dio inicio nue-
La tripulación del Tampico en pleno combate
309
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vamente el combate naval entre ambos cañoneros.
El Comandante Arenas, respondió al fuego del cañonero insurrecto, al que dejó con graves estragos.17
Hilario Rodríguez Malpica sentía que la derrota ya estaba cerca, por lo que intentó poner a su
tripulación a salvo y les aconsejó que abandonaran
el buque para que salvaran sus vidas, pero sin aceptar la ayuda de los buques norteamericanos que se
encontraban cerca del lugar del enfrentamiento tal
vez, resentido por el ultraje que recién habían sufrido
Veracruz y su Alma Máter por la invsión norteamericana. Los muertos y heridos en su mayoría fueron
rescatados por la tripulación del cañonero General
Guerrero y otros más por parte de los americanos.18
Una vez que dio sus últimas indicaciones, Hilario Rodríguez Malpica tomó otra decisión extrema:
abandonó el Tampico no sin antes dar la orden de
que se abrieran las válvulas de fondo para hundirlo.
Al estar a bordo de una lancha, se llevó una pistola
a la boca y se dio un tiro, por el que murió instantáneamente. Para evitar ser atacados por las fuerzas
constitucinalistas, en el transcurso de la noche el cadáver de Malpica fue trasladado al puerto de Mazatlán. La tripulación hizo con las tablas de las cajas un
ataúd, para depositar el cuerpo sin vida del marino
revolucionario. El cajón fue forrado con lienzos negros
y, sobre él, los tripulantes del Guerrero pintaron una
alegoría marina fúnebre, con una leyenda al pie: Armada Nacional- R.I.P. 19
310
310
Como parte de la solidaridad, respeto y caballerosidad ante un compañero, un colega, un marino
caído, el comandante del Guerrero Capitán de Navío Ignacio Arenas y su tripulación adquirieron una
fosa a perpetuidad en el cementerio de la ciudad,
para depositar los restos mortales de Hilario Rodríguez Malpica Sáliva, quien durante los últimos días
de su vida, tuvo que tomar decisiones muy importantes, extremas y severas, que terminaron con su vida el
16 de junio de 1914.
La hazaña del distinguido marino ha sido recordada durante los años posteriores a su muerte.
Algunos diarios publicaron artículos en donde se reconoció su aportación durante la revolución; también
se le dedicaron algunas poesías y, ya establecidos
los gobiernos emanados de la Revolución, durante el
sexenio de Adolfo López Mateos, el 1 de junio de
1965 se develó una placa conmemorativa con una
efigie de mármol cuya leyenda dice: “Hilario Rodríguez Malpica, el Marino de la Revolución”. Esta placa, en la actualidad, se encuentra entre las calles de
Arcos de Belén y el Eje Central Lázaro Cárdenas,
en la plaza que lleva su nombre, frente al Registro
Civil de la Ciudad de México. Desgraciadamente la
leyenda ya no se conserva por el deterioro y la falta
de mantenimiento.
CITAS
Hilario Rodríguez Malpica Sáliva, Archivo General de la Secretaría de Marina-Armada de
México, f.15.
2
Ídem, fs. 2 - 3.
3
Ídem, f. 137.
4
Ídem, f. 160.
5
Ídem, f. 227
6
Ídem, f. 238
7
Rubén Darío Somuano López, Desfile de héroes,
Virtudes del soldado mexicano, México, 1975,
p. 47.
8
Periódico El Imparcial, miércoles 18 de marzo de
1914.
9
Relato del Capitán M.G. Camiro, quien estuvo
a bordo, durante el combate entre los cañoneros
Tampico y General Guerrero, véase en Mario
Lavalle Argudín, La Armada en el México Independiente, México, Instituto Nacional de Estudios
Históricos de la Revolución Mexicana, Secretaría
de Marina, 1985, pp. 209-211.
10
Mario Lavalle Argudín, Memorias de Marina,
Buques de la Armada de México, Acaecimientos notables, Tomo II, México, Unidad de Historia
y Cultura Naval, Secretaría de Marina Armada
de México, 1992, p. 108.
11
Ibídem
1
Juan de Dios Bonilla, Apuntes para la Historia
de la Marina Nacional, México, 1946, pp. 285286.
13
Álvaro Obregón, Ocho mil kilómetros en campaña, México, Fondo de Cultura Económica, 2ª
Edición, 1973, 608 p., p. 110.
14
Ídem, p. 116
15
Juan de Dios Bonilla, op. cit., pp. 289-290.
16
Rubén Darío Somuano López, op. cit., p. 55
17
Juan de Dios Bonilla, op. cit., pp. 291-292.
18
Ídem, p. 292.
19
El Imparcial, Viernes 7 de agosto de 1914, p.4
12
FUENTES CONSULTADAS
DOCUMENTALES
•Archivo General de la Secretaría de MarinaArmada de México.
BIBLIOGRÁFICAS
•BONILLA, Juan de Dios. Apuntes para la Historia de la Marina Nacional, México, 1946.
•OBREGÓN, Álvaro. Ocho mil kilómetros en
campaña, México, Fondo de Cultura Económica,
2ª Edición, 1973, p. 608.
•LAVALLE Argudín, Mario. Memorias de Marina,
Buques de la Armada de México, Acaecimientos notables, Tomo II, México, Unidad de Historia
311
311
y Cultura Naval, Secretaría de Marina Armada
de México, 1992, pp. 336.
•LAVALLE Argudín, Mario. La armada en el México Independiente, México, Instituto Nacional
de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Secretaría de Marina, 1985.
•SOMUANO López, Rubén Darío. Desfile de
héroes, Virtudes del soldado mexicano, México,
1975, pp. 45-58, 79 pp.
HEMEROGRÁFICAS
•El Imparcial, 7 de agosto de 1914.
Teniente de Artillería
Luis Felipe José Azueta Abad
(1895-1914)
Por los CC. Tte. Frag. SDN. Prof. María Delta Kuri Trujeque y Lic. Ángel Amador Martínez.
A
finales del siglo XIX, la Presidencia de la República continuaba en poder del General
Porfirio Díaz. Durante su régimen, el país disfrutó
de una modernización y de una estabilidad económica, que se materializó en la construcción del
ferrocarril, telégrafos, grandes avenidas, obras
portuarias y lo más innovador del momento: la introducción del teléfono. El desarrollo en la producción de los recursos del sector minero, fue importante para la estabilidad financiera del país. Sin
embargo, a principios del Siglo XX el gobierno de
Díaz comenzaba a decaer, por una fuerte crisis
política y social, que repercutió años después, en
el estallido de la Revolución Mexicana.
En este contexto transcurre la vida de un joven,
cuyo valor heroico y lealtad a la patria, lo inmortalizaron en la memoria de la historia naval mexicana.
Se trata de la vida de Luis Felipe José Azueta Abad,
nacido el día 2 de mayo de 1895, en Acapulco,
Guerrero. Fue fruto del matrimonio integrado por el
312
312
Cadete Luis Felipe José Azueta Abad
313
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entonces Teniente Mayor de la Armada Nacional
Manuel Azueta Perillos y doña Josefa Abad Fernández, de origen español. El pequeño José fue el cuarto
hermano de siete hijos, cuyos nombres eran: Rosario,
Manuel (quien serviría también en la Armada Nacional y en 1924 llegaría a ostentar el grado de Capitán de Navío), María del Carmen (quien falleció a los
pocos meses de haber nacido), Leonor, Tomás (quien
moriría muy joven al servicio de la Marina Mercante
en 1922) y Víctor Manuel.
Durante los primeros años de su vida, José no
contó con la imagen paterna como cualquier otro
niño, debido a que la ausencia de su padre fue constante por las exigencias del servicio que prestaba a
la Nación. La disciplina como militar del Capitán de
Fragata Manuel Azueta, no le permitía denegar las
órdenes recibidas, por lo que su esposa Josefa fue
la encargada de los cuidados y la educación de los
pequeños. A la edad de 5 años, José aún no tenía
el criterio y la visión de la importancia del trabajo
de su padre, y ni siquiera se imaginaba lo importante que su progenitor era en el servicio activo
de la Armada, sobre todo gracias a su experiencia
y conocimientos sobre barcos, que había adquirido
durante su preparación en España. El 18 de enero
de 1901, el padre del pequeño José fue nombrado
Jefe del Primer y Cuarto Grupo de la Comisión
Inspectora de la Construcción de Cañoneros, en el
Astillero de Elizabeth, New Jersey, y el día 25, por
acuerdo presidencial, recibió el Diploma de Honor,
314
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por sus 25 años de servicios a la Nación.1 José entonces realizó su primer viaje en compañía de toda
su familia, a bordo de El Azteca, con destino a New
Jersey, radicando más de un mes en aquel lugar de
la Unión Americana.
Al terminar la comisión de Nueva Jersey, la familia Azueta Abad regresó a México y establecó su
residencia en San Pedro de los Pinos, en la Ciudad
de México. José y sus hermanos ya estaban en edad
escolar e ingresaron al Colegio del Árbol Bendito,
muy cercano de donde la familia habitaba. El 17 de
agosto de 1904, el Capitán de Fragata Manuel
Azueta llegó a su casa y comunicó con emoción a su
familia, el nombramiento que recibió por parte de las
autoridades de la Nación, para ocupar la dirección
de la Escuela Naval Militar ubicada en Veracruz y
fundada en 1897. Al aceptar este digno cargo, se
convirtió en el segundo director del Plantel, después
del Capitán de Fragata Manuel E. Izaguirre.2
La familia Azueta Abad trasladó hacia su residencia a las instalaciones de la Escuela Naval Militar. En el trayecto, José observaba con detenimiento
cada uno de los edificios que pasaban frente a él.
Cuando llegaron por fin al plantel, la puerta estaba
custodiada por un contingente de cadetes que llevaban a cabo, como parte de su formación militar, la
guardia correspondiente. Entre ellos se encontraba su
hermano mayor Manuel, quien cursaba el primer año
en la Escuela Naval. La sorpresa del pequeño José
fue mayor cuando vio que su hermano, junto con sus
compañeros, se cuadraba ante la presencia de su
padre, entrando al plantel.
Luis Felipe José Azueta Abad continuó con sus
estudios en Veracruz y fue inscrito en la escuela primaria “José Manuel Macías”. Comenzaba a desarrollar un carácter fuerte y decidido, pero permeado
por la inmadurez y las travesuras de la edad. El joven José era considerado como un buen estudiante y
los problemas del país aún no distraían su atención;
además, su padre mantuvo firmeza en su educación,
debido a que procuraba estar siempre atento de lo
que hacía. Al adolescente comenzaba a inquietarle
el continuar con el ejemplo del padre y del hermano,
ya que, por su mente empezaba a gestarse la idea
de ingresar a la Escuela Naval Militar.
A finales de 1909, José Azueta terminó la primaria con buenas calificaciones y quiso cristalizar su
deseo por estudiar en la Escuela Naval Militar, pero
la edad no le favoreció en lo absoluto, ya que aún
era muy joven para ingresar a la Institución. La ilusión
no se desvanecía de su mente, pues la insistencia por
ser parte del plantel naval provocó que su padre,
entonces Director de la Escuela Naval, le otorgara
la autorización para asistir a clases en calidad de
oyente. Y así lo hizo, teniendo como compañero a
su hermano Manuel, que se encontraba cursando el
quinto grado.3 El 1º de agosto de 1910, finalmente
José Azueta presentó el examen de admisión en el
que obtuvo altas calificaciones.4 Esto le valió para que
el 1 de septiembre, por orden del Presidente de la
República, Porfirio Díaz Mori, se le nombrara alumno
interno de la Escuela Naval Militar, por haber cumplido con los requisitos reglamentarios de ingreso.5
Así fue como José inició una nueva etapa de su
vida dedicado a las fuerzas armadas. Al haber adelantado el primer año de estudios en calidad de oyente, el 30 de septiembre de 1910 pidió autorización al
Secretario de Guerra y Marina, Manuel González
Cosío, para realizar el examen extraordinario con la
finalidad de cursar el siguiente año, sin sufrir perjuicio
alguno en su carrera.6 El Capitán de Navío Manuel
Azueta Perillos en su calidad de Director del Plantel,
presentó ante la Secretaría de Guerra y Marina la
petición del joven Cadete, que fue aceptada el 20
de octubre, pero bajo la condición de que debía esforzarse el doble de tiempo, a fin de que demostrara
que conocía de manera suficiente las materias por las
cuales se le iba a examinar.
Poco tiempo había pasado de que el gobierno
de Porfirio Díaz Mori había sucumbido ante el movimiento revolucionario encabezado por Francisco
Ignacio Madero González, quien se convertiría en
Presidente de la República, cuando el 18 de junio
de 1911, a sus 16 años de edad, José realizó su
primer viaje de prácticas a bordo del velero Yucatán, desembarcando el 18 de agosto de ese mismo
año.7 En el año de 1912 comenzó a tener dificul315
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tades debido a su indisciplina, lo que provocó que
fuera arrestado constantemente. En su expediente
quedó registrado que, en febrero se le arrestó por
“introducirse sin permiso al calabozo a visitar a un
amigo y por no saber la clase de jurisprudencia”;
en abril, por “no saber su clase de fortificaciones y
dormirse en horas de estudios”; incluso le llegaron
a arrestar por la curiosa falta de “matar chinches
con las gorras de sus compañeros”. A pesar de su
comportamiento, el 16 de junio de 1912 realizó otro
viaje de prácticas a bordo del Morelos, pasando
después al Bravo el 14 de julio.8
El gobierno del Presidente Madero duró poco
tiempo, porque pronto hubo descontento a su alrededor, lo que dio paso al reinicio de un movimiento de
contrarrevolución. El 16 de octubre, en Veracruz se
levantó la guarnición para apoyar el movimiento contrarrevolucionario del General Félix Díaz, quien pidió
el apoyo del Ejército Federal para que secundara
su movimiento. Por orden del Capitán de Fragata
José Servín, Director de la Escuela Naval Militar, se
intentó izar la bandera de la Cruz Roja en señal de
neutralidad ante estos acontecimientos; sin embargo,
el joven Azueta, junto con sus compañeros, se opuso
tenazmente al pedir que se izara la bandera de la
Escuela Naval, para dejar claro que los Cadetes estaban dispuestos a combatir por el honor de su escuela
y la legalidad de las instituciones. Ante el desorden,
el Capitán Servín trató de tranquilizar a los Cadetes
y restaurar el orden, pero los jóvenes se empeñaban
316
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en tomar las armas. Enterado de esto el General
Díaz y, reconociendo el valor del alumnado, le envió
una carta al Director Servín, en la cual expresó: “que
como hijo que era del Colegio Militar, jamás podría
atacar al plantel que considera hermano suyo”.9
Aunque la sublevación de Félix Díaz fue rápidamente sofocada gracias a la intervención del ya
Comodoro Manuel Azueta Perillos y del General
Joaquín Beltrán, el gobierno de Madero igual tendría un fin desafortunado. En 1913 se llevó a cabo
el golpe de estado en contra del Presidente, quien
junto con el Vicepresidente José María Pino Suarez,
fue asesinado. La silla presidencial fue ocupada por el
General Victoriano Huerta, gracias a un hábil manejo
de la Constitución Mexicana.
Cuando sucedieron estos acontecimientos, José
ya estaba por cumplir los 18 años y su familia continuaba creciendo, ya que su hermana Rosario contrajo nupcias con el acaudalado veracruzano Manuel
Aladro. A la boda asistió su padre, el Comodoro
Manuel Azueta, que recién había llegado procedente del puerto de Guaymas. A su padre poco tiempo
le llevó percatarse del comportamiento de José, que
de manera inmadura había descuidado los estudios
a causa de las constantes salidas nocturnas, que realizaba con sus amigos. El Comodoro Azueta, incómodo ante semejante falta, le llamó la atención, y se dio
cuenta que su hijo poseía un fuerte temperamento. El
futuro del joven Azueta en la Escuela Naval Militar
comenzaba a oscurecerse, debido a que la falta de
disciplina y el bajo aprovechamiento en sus materias,
provocaron que reprobara los exámenes y que fuera
expulsado del plantel.
El Capitán de Fragata, Rafael Carrión nuevo
Director dela Escuela Naval, sostuvo una plática con
el joven y le explicó que podía integrarse al Ejército
para continuar su carrera militar; Azueta aceptó y
prometió a Carrión “estar dispuesto a hacer todo
lo posible para distinguirse en el servicio”.10 El 23 de
noviembre de 1913, José Azueta envió una carta al
Secretario de Guerra y Marina, General Manuel
Mondragón, en la que le solicitó su aprobación para
ingresar al Ejército como Oficial de Artillería de la
Milicia Permanente.11 El 9 de diciembre de ese mismo
año, el Secretario de Guerra y Marina respondió
favorablemente a la petición de José para causar
alta en la Batería Fija de Veracruz, como Teniente
Táctico de Artillería.12
La situación política y social de México se vio
amenazada con la dictadura impuesta por Victoriano Huerta, que se caracterizó por ser de tipo
represivo y violento. El Chacal, como fue conocido
el sanguinario Presidente, entabló negociaciones con
los países de Europa, con el objetivo de traer capital y armamento a México. Obviamente, para el
gobierno de los Estados Unidos esto constituía una
seria amenaza, no sólo por la adquisición de material
bélico, pues también temía que Europa disminuyera
Tropas enemigas en Veracruz
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la influencia que el país yanqui ejercía sobre el país
mexicano. El 14 de marzo de 1914, el Comodoro
Manuel Azueta recibió las órdenes del Secretario
de Guerra y Marina, General Aureliano Blanquet,
para formar una escuadrilla con buques de guerra
que se encontraban en el litoral del Golfo de México y fue nombrado jefe de la misma. El 29 de
ese mismo mes tomó el cargo e izó su insignia en la
corbeta Zaragoza. En ese entonces, José Azueta
ya portaba el uniforme de Teniente del Ejército, que
lucía gallardamente cuando salía de su casa ubicada en Benito Juárez número dos, para dirigirse
a su nueva sede: el antiguo edificio del Cuartel de
Artillería, que se encontraba ubicado en la contra
esquina posterior de la Escuela Naval.13
Como miembro de la Batería Fija de Veracruz,
su actividad era dar instrucción a la tropa para el
manejo de ametralladoras. El joven Teniente no dejaba de sentir nostalgia por la Escuela Naval y sus compañeros. Después del conflicto suscitado en Tampico
el 9 de abril de 1914, cuando las fuerzas federales
bajo el mando del Coronel Ramón H. Hinojosa, apresaron a nueve hombres de la tripulación del cañonero
norteamericano Dolphin, perteneciente a la flota del
Atlántico, cuyo Comandante era el Almirante Henry
T. Mayo. Estados Unidos vio esto como una oportunidad para intervenir en la situación general que se
estaba viviendo en México, con el pretexto de proteger los intereses de los ciudadanos norteamericanos
que se encontraban en suelo mexicano.
318
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El Comodoro Azueta informó oportunamente al
Mando sobre la presencia de los buques norteamericanos en el puerto, y las autoridades le respondieron
que no interfiriera en asuntos que no eran de su competencia. Por si esto fuera poco, la flotilla del Golfo
que tenía bajo su mando, ya que había salido por
órdenes del gobierno rumbo a Tampico.14 El 12 de
abril, el Almirante Mayo dirigió su flota de Tampico
a Veracruz, para reunirse con la flota bajo el mando
del Almirante Frank F. Fletcher, que ya se encontraba
fondeando en el puerto jarocho.
El Teniente Azueta defendiendo heroicamente a su país
El día 21 de abril de 1914, a las 11:20 horas, las
tropas de Infantería de Marina y Marinería norteamericanas, desembarcaron en el puerto y ocuparon los edificios más importantes, como la Aduana,
la Terminal del Ferrocarril, la Oficina de Correos, la
Oficina de Telégrafos, el Cable Transoceánico y la
Planta de Energía. El Comodoro Azueta, al percatarse de la situación cuando se dirigía a sus oficinas,
de inmediato acudió a la Comandancia Militar para
recibir las órdenes del General Gustavo A. Maass;
pero la suerte no estuvo de su lado, ya que el Comandante Militar de la plaza veracruzana no se encontraba en dicho lugar, así que el Comodoro Azueta optó por dirigirse a la Escuela Naval Militar.
El Teniente José Azueta y su Hermana Rosario
Al llegar, traspasó la Guardia en prevención y
exclamó al personal de Jefes, Oficiales y cadetes
del plantel: ¡Viva México!, ¡Viva México!, ¡Viva México!, y los cadetes coreando le contestaron ¡Viva! a
319
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cada expresión; entonces el Comodoro expresó: ¡A
las armas muchachos, la patria está en peligro!15 Junto con el Director del plantel, Capitán de Fragata
Rafael Carrión, se organizó la defensa. José, como
pertenecía a la Batería Fija de Veracruz, recibió la
orden de salir junto con la guarnición; pero en lugar
de ello se dirigió a la Escuela Naval con sus compañeros que ya estaban listos para enfrentarse a las
tropas norteamericanas. Entró corriendo a la que
había sido su alma máter y se encontró con su padre, al que le expresó su coraje ante la invasión y le
dijo: “Padre, los americanos están desembarcando y
hay órdenes de que todos nos retiremos hasta Los
Cocos”. El Comodoro le contestó: “Hijo, yo aquí me
quedo con estos muchachos a cumplir con mi deber,
tú ve a cumplir con el tuyo”.16
El joven Teniente Azueta se hizo de una ametralladora a la que bautizó como “mi flaca”17, que
había quedado abandonada en la esquina de las
calles Landero y Cos, y Esteban Morales, después
de que las tropas federales se retiraron. Al tomar
tan importante decisión, expresó las siguientes palabras: “Allí está mi padre (señalando a la escuela) y
aquí debo quedar yo”.18 Desde ese lugar comenzó a
disparar en contra del enemigo desde una posición
vulnerable por quedar al descubierto. En la esquina
de la Aduana Marítima se encontraba el Contramaestre de Segunda Clase norteamericano, Joseph
G. Harner, quien apuntó la mira de su arma sobre
el Teniente Azueta; con toda la intensión de no ma320
320
tarlo sino de dejarlo inútil para la defensa, el experto francotirador le disparó tres veces: primero en la
pierna izquierda y le destrozó el fémur, luego en la
rodilla derecha, y ya en el piso el heroico Teniente,
recibió un proyectil más en el codo derecho con el
que quedó inconsciente.19 En la Escuela Naval Militar
había caído ya la primera víctima del fuego invasor,
el Cadete Virgilio C. Uribe Robles, quien bautizó con
su sangre al noble plantel.
Las heridas degastaban su estado de salud, desvaneciéndose las esperanzas de salvar su vida. Esta
noticia llegó a oídos del Almirante Fletcher, quien envió unos médicos a la familia Azueta Abad, para
intervenir en la curación de José; pero éste los expulsó
diciéndoles: “Que se larguen esos perros, no quiero
verlos”.20 El 24 de abril de 1914, por iniciativa del
Vicealmirante Tomás Othón Pompeyo Blanco Nuñez
de Cáceres, en ese entonces Jefe del Departamento
de Marina, se le otorgó a José Azueta el grado de
Capitán 2º Táctico de Artillería, por sus méritos desempeñados en campaña también le fue concedida
una medalla de oro especial para los combatientes
del 21 de abril, y el 1º de mayo se le dio la Cruz de
Tercera Clase del Mérito Militar.
La tarde del 10 de mayo de 1914, a las 4:00
p.m., Luis Felipe José Azueta Abad, finalmente cerró
sus ojos para siempre. Su muerte levantó el coraje y la indignación de los veracruzanos; una multitud
considerable se presentó a su sepelio en el Cemen-
terio Particular Veracruzano, acompañando el dolor
de los padres. En honor a estos héroes, se edificó un
monumento en el malecón del puerto, que se ubicó
exactamente dando frente a los muelles, en donde
las tropas norteamericanas iniciaron el desembarco.
Los restos del Comodoro Manuel Azueta Perillos, del
Teniente de Artillería Luis Felipe José Azueta Abad y
del Cadete Virgilio C. Uribe Robles, fueron trasladados al pie de las imponentes estatuas, cuyas imágenes
ejemplifican su actitud épica y aguerrida.
CITAS
Comodoro Manuel Azueta Perillos. Ensayo Biográfico, Secretaría de Marina-Armada de México, 2009, p. 38.
2
Alonso Sordo Noriega Murguía, AZUETA símbolo de Independencia y Soberanía, México,
Asociación de la Heroica Escuela Naval Militar, Secretaría de Marina-Armada de México,
2002, p. 101.
3
Leonardo Pasquel, op. cit., p. 91.
4
Extinto Capitán 2º de Artillería José Azueta
Abad, Exp., XI/III/8-13667, fs., 136, f. 17, 30 de
julio de 1910, Archivo Histórico de la Secretaría
de la Defensa Nacional (en adelante AHSDN).
5
Ídem, f. 24, 1º de septiembre de 1910.
6
Ídem, f. 27
1
Hoja de Hechos del Alumno para Oficial de
Guerra, Extinto Capitán 2º de Artillería José
Azueta Abad, Exp., XI/III/8-13667, fs, 136, f. 3,
24 de noviembre de 1913, AHSDN.
8
Ibídem.
9
Leonardo Pasquel, op. cit., p. 94.
10
Ídem, p. 99.
11
Extinto Capitán 2º de Artillería José Azueta
Abad, Exp., XI/III/8-13667, fs. 136, f. 32, 23 de
noviembre de 1913, AHSDN.
12
Ídem, f. 34. 9 de Diciembre de 1913.
13
Leonardo Pasquel, op. cit., p. 100.
14
Comodoro Manuel Azueta Perillos, Ensayo Biográfico, p. 56.
15
Ídem, p. 60.
16
Fernando M. Escudero, Los hechos históricos no
deben falsearse, Azueta y Uribe sucumbieron en
Veracruz en 1914, en defensa de la Patria, Sobretiro del Boletín de la Sociedad Mexicana
de Geografía y Estadística, Tomo XCV, México,
D.F., 1964, pp. 23-24.
17
Mario Rodríguez Malpica, Así se escribió la Historia, Veracruz, Plus Ultra Editores, 1998, p. 2.
18
Juan de Dios Bonilla, Historia Marítima de México, México, Editorial Litorales, 1962, 718 pp. p.
529.
19
Jack Sweetman, The landing at Veracruz: 1914,
Annapolis, Maryland, United States Naval Institute, 1968, pp. 71-72.
20
Juan de Dios Bonilla, op. cit., p. 531.
7
321
321
FUENTES CONSULTADAS
DOCUMENTALES
•Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa
Nacional
•Archivo General de la Secretaría de MarinaArmada de México
BIBLIOGRÁFICAS
•BONILLA, Juan de Dios. Historia Marítima de
México, México, D.F., Editorial Litorales, 1963.
•BETHELL, Leslie. Historia de América Latina, México, América Central y el Caribe, 1870-1930,
Barcelona, Editorial Crítica.
•Comodoro Manuel Azueta Perillos. Ensayo Biográfico, Secretaría de Marina-Armada de México, 2009, 142 pp.
•ESCUDERO, Fernando M. Los hechos históricos
no deben falsearse, Azueta y Uribe sucumbieron
en Veracruz en 1914, en defensa de la Patria,
Sobretiro del Boletín de la Sociedad Mexicana
de Geografía y Estadística, Tomo XCV, México,
D.F., 1964.
•KATZ, Friedrich. De Díaz a Madero. Orígenes
y Estallido de la Revolución Mexicana, México,
Ediciones Era, 2004.
•PASQUEL, Leonardo. Manuel y José Azueta
-Padre e Hijo- Héroes en la Gesta de 1914, México, Editorial Citlaltepetl, 1967.
•RODRÍGUEZ Malpica, Mario. Así se escribió la
Historia, Veracruz, Plus Ultra Editores, 1998.
322
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•SORDO Noriega Murguía, Alonso. Azueta.
Símbolo de Independencia y soberanía, México, Asociación de la Heroica Escuela Naval
Militar, Secretaría de Marina- Armada de
México, Dirección General de Investigación y
Desarrollo, Dirección Adjunta de Hidrografía y
Cartografía, 2002.
•SWEETMAN, Jack. The landing at Veracruz:
1914, Annapolis, Maryland, United States Naval
Institute, 1968.
HEMEROGRÁFICAS
•Revista General de Marina, México, Secretaría de Marina, abril de 1971, Época III, Vol. 1,
Núm. 15.
Cadete
José Virgilio Uribe Robles
(1896-1914)
Por los CC. Tte. Frag. SDN. Prof. María Delta Kuri Trujeque y Lic. Ángel Amador Martínez.
José Virgilio Uribe Robles vio por primera vez la
luz el 28 de mayo de 1896, en la casa No. 7 de la
calle del Apartado en la colonia Centro de la Ciudad de México. Fue hijo de don Élfego Uribe y doña
Soledad Robles. Por referencia de una fotografía familiar, se puede decir que fue el segundo hijo entre
tres hermanos (un varón mayor y una pequeña niña).
Es poco lo que se sabe de la vida de este héroe de
la Armada de México, por la falta de documentación
debido al poco tiempo de servicio prestado, ni siquiera es posible saber qué significa la C., que al parecer
perteneció a su tercer nombre según se acentó en el
documento de su media filiación. Lo que sí se sabe, es
que su infancia y juventud se desarrollaron en medio
de los acontecimientos provocados por la crisis del
porfiriato en México.
El año en el que nació el pequeño Virgilio coincidió con la tercera reelección del General Porfirio
Díaz, que resultaba la cuarta vez que ocupaba la
Presidencia de la República. Aunque el porfiriato le
Cadete José Virgilio Uribe Robles.
323
323
dio a México una fisonomía moderna, sobre todo
por el adelanto económico y cultural vivido, por otro
lado, la inmensa mayoría que constituía el pueblo
mexicano, se encontraba en condiciones deplorables.
Esta situación se agudizó todavía más a principios del
siglo XX, y tanto malestar dio paso a una fuerte oposición, que hizo tambalear al agonizante gobierno del
presidente octogenario.
El pequeño Virgilio pasó toda su niñez en la
Ciudad de México. Realizó sus primeros estudios
en la Escuela Nacional Primaria Comercial “Doctor Mora”. Casi dos años habían pasado de que
el movimiento revolucionario derrocara al dictador
Díaz y encumbrara en el poder a Francisco I. Madero González a través de un proceso electoral
que puede juzgarse como el más democrático de
la historia de México, cuando Virgilio Uribe, con 16
años de edad, hizo público su interés por estudiar
la carrera de Oficial de Guerra de la Armada Nacional, en la Escuela Naval Militar.
Seguro de la decisión que tomaba, dirigió la solicitud de ingreso al General Ángel García Peña,
quien fungía como Secretario de Guerra y Marina.
La respuesta de aceptación, que iba firmada por el
General Felipe Ángeles, la recibió el 17 de julio de
1912, y con ella causó alta en la Escuela Naval Militar
el 1º de septiembre del mismo año. Su vida se entrelazaba con la de otros jóvenes como Luis Felipe José
Azueta Abad, hijo del Comodoro Manuel Azueta
324
324
Perillos, ninguno sabía que el destino les deparaba un
final heroico.
El Cadete Uribe fue un joven sano, pero de
complexión débil; en el examen médico de ingreso
presentó una aguda disminución visual en el ojo derecho, lo que por cierto no fue obstáculo para ser
admitido en la Escuela Naval Militar. En su corta
estancia en el plantel naval demostró amplio interés
y dedicación, obteniendo calificaciones satisfactorias en todas sus materias. Se distinguió por tener
siempre una buena conducta y un excelente aprovechamiento en sus clases.
Recién había ingresado a la Escuela Naval, cuando le tocó presenciar la insurrección del General Félix
Díaz, sobrino del ex presidente, quien en Veracruz se
levantó en armas en contra del gobierno maderista,
tratando de convencer al Ejército Federal para que
se uniera a su rebelión. En la Escuela Naval Militar se
intentó izar la bandera de la Cruz Roja en señal de
neutralidad, pero José Azueta se opuso rotundamente y exigió al Director del plantel, Capitán de Fragata José Servín, que se izara la bandera de la Escuela
Naval, como símbolo de que los Cadetes estaban
dispuestos a combatir por el honor de la Escuela y
la legalidad de las instituciones. Los alumnos recibieron indicaciones del Capitán Servín para guardar el
orden; pero los jóvenes Cadetes le manifestaron su
inconformidad, porque deseaban defender el gobierno legalmente constituido de Francisco I. Madero. El
General Félix Díaz tuvo conocimiento de la actitud
de los Cadetes y en apoyo a su determinación, le
envió una carta al Director Servín, expresándole “que
como hijo que era del Colegio Militar, jamás podría
atacar al plantel que considera hermano suyo”.1
Era la primera vez que los Cadetes asumían una
actitud valiente y patriota, ante los acontecimientos
por los que atravesaba el país. Sin embargo, la mayor muestra de valor y heroicidad estarían a punto
de darla aquellos jóvenes que estudiaban la carrera
de las armas en la Escuela Naval Militar. Al iniciar
el año de 1913, la oposición al gobierno de Madero
se hizo cada vez más fuerte. El General Victoriano Huerta encabezó el golpe de estado en contra
del Presidente Madero, a quien obligó a renunciar,
para posteriormente ordenar su asesinato junto con
el Vicepresidente José María Pino Suárez. Mediante
una hábil manipulación de la Constitución Mexicana,
Huerta fue nombrado Presidente Interino de México.
Ante estas arbitrariedades, los grupos revolucionarios se reorganizaron ejerciendo una fuerte presión al
gobierno usurpador, sobresaliendo entre ellos el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza Garza
quien se pronunció en contra de Huerta a través del
Plan de Guadalupe, que legitimaba la Constitución
de 1857 (muy mancillada, pero vigente en esa época), desconocía la presidencia de Huerta y otorgaba
a Carranza el carácter de Presidente Interino de la
República y Primer Jefe del Ejército Constitucionalista.
Los enfrentamientos entre el ejército constitu-
cionalista y el federal fueron constantes. Ante estos acontecimientos, el gobierno de Estados Unidos
adoptó una postura de “espera vigilante”, fondeando sus barcos en aguas mexicanas, bajo el pretexto
de que únicamente defenderían los intereses de los
ciudadanos norteamericanos que vivían en México.2
La intrusión de los Estados Unidos en asuntos mexicanos se hizo mayor, porque Victoriano Huerta entabló negociaciones con países europeos, no sólo para
atraer la inversión a México, sino también para la
adquisición de armamento. Con el relevo presidencial en el vecino país del norte, las elecciones fueron
ganadas por el demócrata Woodrow Wilson, quien
al ocupar la silla presidencial se negó a otorgar
el reconocimiento al gobierno de Huerta. Veía con
recelo la posición que el Presidente mexicano tenía
por las importantes relaciones que había establecido con algunas potencias europeas, cosa que no
convenía a los intereses norteamericanos.
El gobierno de Wilson, sabiendo que llegaría al
puerto Veracruz un cargamento de armas por parte
de Alemania, aprovechó la situación tomando como
pretexto un acontecimiento ocurrido el 9 de abril de
1914: en Tampico se llevó a cabo la aprehensión de
ocho tripulantes del barco norteamericano Dolphin,
que habían bajado a tierra para abastecerse de
gasolina. Aunque de inmediato fueron liberados, el
escándalo generado por las autoridades del barco
fue tal, que hasta exigieron al gobierno mexicano una
satisfacción por lo ocurrido, pidiendo que se izara
325
325
Formación de los buques invasores frente al puerto de Veracruz
326
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la bandera de los Estados Unidos y un saludo de 21
salvas. Victoriano Huerta no accedió a estas reclamaciones y al no llegarse a acuerdo alguno, el día
21 de abril a las 11:20 horas, sin declaración previa
de guerra, las tropas norteamericanas bajo el mando
del Almirante Fletcher, desembarcaron en el puerto
de Veracruz y de inmediato se apoderaron de los
edificios administrativos más importantes del lugar.
Ante la ausencia del General Gustavo A. Maass,
Comandante de la plaza veracruzana, el Comodoro
Manuel Azueta Perillos se convertía en la autoridad
de mayor grado militar. Esto le hizo asumir la responsabilidad que implicaban las circunstancias y se dirigió a
la Escuela Naval Militar para organizar a los alumnos
en la defensa de la soberanía nacional, que estaba
siendo mancillada por el invasor yanqui. Al llegar, se
puso de acuerdo con el Director del plantel, Rafael
Carrión, para armar a los alumnos, a la marinería y a
la servidumbre, para hacer frente al enemigo. El Comodoro Azueta arengó a oficiales, cadetes y personal
de la escuela gritando: ¡Viva México!, ¡Viva México!,
¡Viva México! y los cadetes coreando le contestaron
de la misma forma; entonces el Comodoro expresó:
¡A las armas muchachos, la patria está en peligro! 3
Tiempo después se presentaron el Capitán de Navío
Aurelio Aguilar y el Teniente Mayor Modesto Sáenz,
y juntos planearon el resguardo de la institución y procedieron a poner pequeñas defensas en los balcones, y
se practicaron aspilleras en la planta baja del plantel.4
El cadete José Virgilio Uribe, junto con otros alum-
nos, se colocó en los balcones de la institución para
repeler el ataque. Al lado de él se hallaban el Comodoro Manuel Azueta y el Teniente Mayor Modesto
Sáenz, junto con un grupo de cadetes que comenzaron a disparar en contra de los 1,500 infantes
norteamericanos que trataban de desembarcar una
batería de ametralladoras en el malecón y los obligaron a retornar nuevamente a su transporte; pero resultó contraproducente, porque el Praire disparó con
su avanzada artillería en contra de la Escuela Naval
Militar, además de que otro contingente de marinos yanquis les disparaba desde el muelle fiscal del
puerto. Sin embargo, los alumnos lograron resistir las
balas del enemigo.5 Las tropas norteamericanas continuaron su avance sobre las calles del puerto, pero no
contaron con que, en la Escuela Naval, un grupo de
cadetes los recibirían con la furia de las armas.
El Cadete Uribe disparaba desde uno de los
balcones del plantel, pero se agotaron sus balas; en
ese momento, intentó cargar nuevamente el arma
que estaba utilizando, cuando de manera repentina
una bala enemiga lo impactó en la parte superior del
hueso maxilar derecho (pómulo) y salió por la parte parietal izquierdo (parte superior de la cabeza),
provocándole fractura conminuta de la bóveda del
cráneo6. Inmediatamente cayó al suelo, mortalmente
herido. El Cadete Carlos Menéndez, que se encontraba al lado de Virgilio, de manera rápida se dirigió
hacia él para sostenerlo. El Comodoro Azueta y el
Teniente Mayor Modesto Sáenz auxiliaron también
El Cadete José Virgilio Uribe Robles en uno de los balcones de la Escuela
Naval Militar
327
327
al joven Cadete, manchando sus impecables uniformes con la sangre que brotaba de su cabeza. Lo
tomaron de los brazos y lo trasladaron al dormitorio
de la 2ª brigada. La sangre de José Virgilio Uribe
Robles comenzó a brotar en abundancia, bautizando con gloria los corredores de la escuela.7
Virgilio fue recostado en la cama con el número 98 que utilizaba el alumno Enrique Hurtado de
Mendoza y la número 100 de Fernando Escudero;
los primeros auxilios los recibió del Practicante de
Segunda Luis Moya. Aproximadamente a las cinco
de la tarde de ese fatal día, el fuego enemigo se
interrumpió, lo que fue aprovechado para que dos
elementos de la Cruz Roja trasladaran a Virgilio
rumbo al Hospital de San Sebastián. Consta en el
acta de defunción, que el joven patriota murió a las
17:30 horas, a consecuencia de las heridas producidas.
Alrededor de las siete de la noche del día 21,
sigilosamente oficiales, catedráticos y personal de la
Escuela Naval salieron con rumbo a la población de
Tejería, para reunirse con las fuerzas del General
Gustavo A. Maass, que ahí se encontraba. De ahí
recibieron la orden de trasladarse a la Ciudad de
México, porque el Vicealmirante Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres a la sazón Jefe del
Departamento de Marina, había gestionado con el
Presidente Huerta la conveniencia de que los Cadetes se albergaran en el Colegio Militar, para que
328
328
ahí pudieran continuar sus estudios. Al llegar el tren
en donde venían los heroicos alumnos, ya había un
conjunto de personas concentradas en la estación
del ferrocarril, que los esperaba para darles un caluroso recibimiento.8
Entre la misma gente que esperaba el arribo
de los alumnos de la Escuela Naval Militar, se encontraba el señor Élfego Uribe junto con su esposa
Soledad Robles, que ansiosos esperaban al Comodoro Azueta. En cuanto lo vieron, éste fue interceptado por el padre del Cadete Uribe, quien inmediatamente le preguntó si traía algún recuerdo de
su hijo. El Comodoro, en un acto humano, le mostró
una mancha de sangre que se había impregnado en
su chaquetín; don Élfego se inclinó llorando y besó
varias veces la sangre de su hijo, y con sentimiento
exclamó: ¡Murió por su patria!9
La Escuela Naval Militar después del 21 de abril de 1914
Al Vicealmirante Othón P. Blanco le llegaron los
partes correspondientes del Capitán Rafael Carrión
y del Comodoro Azueta sobre los acontecimientos
ocurridos aquel 21 de abril. Transcribió íntegramente
el de éste último, y el día 29 de abril de 1914, lo
envió al Secretario de Guerra y Marina, General
Aureliano Blanquet, para que se pudiera estudiar
la propuesta de otorgar, en nombre de la patria,
un premio extraordinario a los alumnos de la Escuela Naval Militar, por el valor y patriotismo heroico que demostraron al combatir contra las fuerzas
invasoras, emulando estos hechos con los que en
1847 realizaron los Cadetes del Colegio Militar.
En este mismo escrito propuso que se expidieran
tres condecoraciones de oro, plata y bronce, para
premiar a los alumnos de la Escuela Naval y al
personal de la Armada, sugiriendo que al heroico
alumno Virgilio Uribe, que murió en defensa de la
soberanía nacional, se le ascendiera a Teniente de
la Armada, y que además figurara con este empleo
y con anotación en el primer lugar del Escalafón
General de la Armada, siguiendo el mismo procedimiento dispuesto para los alumnos del Colegio Militar. Pidió que se le concediera una Condecoración
de oro, que una comisión entregaría a sus deudos.
Así mismo, que se le realizaran merecidos honores
póstumos y un retrato al óleo, para colocarlo en la
sala de actos de la Escuela Naval Militar. Por último, informó al Secretario de Guerra y Marina que
giraría instrucciones al Director de la Escuela Naval
,para que el alumno Virgilio Uribe encabezara, en
lo sucesivo, las listas de revista del establecimiento,
con la anotación de “haber sucumbido en defensa
de la Patria en Veracruz, combatiendo contra los
invasores norteamericanos”.10
Ante los embates de la Revolución Mexicana,
la Escuela Naval Militar no pudo continuar funcionando, fue reabierta bajo el nombre de Academia
Naval hasta su inauguración en febrero de 1919, y
el nombre de José Virgilio Uribe encabezó las listas
de dicha institución.11
329
329
En abril de 1952 sus restos fueron exhumados
de un monumento pequeño erigido en el traspatio
del hospital Aquiles Serdán, para ser trasladados al
monumento que se erigió en honor a los héroes de
1847 y 1914 (primera y Segunda Intervención Norteamericana respectivamente), en la confluencia entre
las calles 16 de septiembre y Arista. Posteriormente
fueron exhumados con la finalidad de verificar y confirmar su identidad, estudio que realizó el Instituto de
Medicina Forense de Veracruz, para después trasladarlos al nuevo monumento: el hemiciclo a los Héroes
del 21 de abril, que se construyó a un costado de la
torre de PEMEX, en el paseo del malecón, y donde
actualmente reposan también los restos del Comodoro Manuel Azueta Perillos y de su hijo, el Teniente de
Artillería Luis Felipe José Azueta Abad.
CITAS
Leonardo Pasquel, Manuel y José Azueta -Padre e Hijo- Héroes en la Gesta de 1914, México,
Editorial Citlaltépetl, 1967, p. 94.
2
Berta Ulloa, “La lucha armada”, en Historia General de México, México, El Colegio de México, 2000, pp. 779-780.
3
Comodoro Manuel Azueta Perillos. Ensayo Biográfico, Secretaría de Marina-Armada de México, 2009, p. 60.
4
Parte del Capitán de Fragata Rafael Carrión,
22 de abril de 1914. Ídem, p. 102.
1
330
330
Revista de la Secretaría de Marina-Armada de
México, 2001, Época IX/No. 145, p. 42
6
“Peritaje para establecer la identidad de los restos óseos de Virgilio C. Uribe Robles”, Instituto de
Medicina Forense de la Universidad Veracruzana, 20 de marzo de 1991. Archivo General de
la Secretaría de Marina-Armada de México.
7
Raziel García Arroyo, La Heroica Escuela Naval
Militar, la acción del 21 de abril de 1914, México, Asociación de la H. Escuela Naval Militar,
1961, p. 90.
8
El Imparcial, lunes 27 de abril de 1914.
9
Ibídem.
10
Ibídem.
11
Mario Lavalle Argudín, La Armada en el México Independiente, México, Instituto Nacional de
Estudios Históricos de la Revolución Mexicana,
Secretaría de Marina, 1985, p. 391.
5
FUENTES CONSULTADAS
DOCUMENTALES
•Archivo General de la Secretaría de MarinaArmada de México.
•Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa
Nacional.
BIBLIOGRÁFICAS
•Almirante Tomás Othón Pompeyo Blanco Núñez
de Cáceres. Ensayo Biográfico, México, Secre-
taría de Marina-Instituto de Estudios Históricos
de las Revoluciones de México, 2009.
•BENJAMIN, Thomas. La Revolución Mexicana.
Memoria, Mito e Historia, México, Editorial Tauros, 2003.
•BETHELL, Leslie. Historia de América Latina, México, América Central y el Caribe, 1870-1930,
Barcelona, Editorial Crítica.
•BONILLA, Juan de Dios. Historia Marítima de
México, México, D.F., Editorial Litorales, 1963.
•CÁRDENAS de la Peña, Enrique. Educación Naval en México, Vol. 1, México, Secretaría de
Marina, 1967.
•Cien años de Historia. Heroica Escuela Naval
Militar 1897-1997, México, Secretaría de Marina, Editorial Gustavo Casasola, 1997.
•Comodoro Manuel Azueta Perillos. Ensayo Biográfico, Secretaría de Marina-Armada de México, 2009.
•GARCÍA Arroyo, Raziel. La Heroica Escuela Naval Militar, la acción del 21 de abril de 1914,
México, Asociación de la H. Escuela Naval Militar, 1961.
•KATZ, Friedrich. De Díaz a Madero. Orígenes
y Estallido de la Revolución Mexicana, México,
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•LAVALLE Argudín, Mario. La Armada en el México Independiente, México, Instituto Nacional
de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Secretaría de Marina, 1985.
•PASQUEL, Leonardo. Manuel y José Azueta
-Padre e Hijo- Héroes en la Gesta de 1914, México, Editorial Citlaltepetl, 1967.
HEMEROGRÁFICAS
•El Dictamen
•El Imparcial
•La Patria, Diario de México
•Veracruz, Diario Independiente
•Revista General de Marina, México, Secretaría
de Marina, abril de 1971, Época III, Vol. 1, Núm.
15.
•Revista Secretaría de Marina, Mayo-Junio de
2001, Época IX / Núm. 145.
331
331
Comodoro
Carlos Castillo Bretón Barrero
(1897-1935)
Por el C. Lic. Ángel Amador Martínez.
E
ste importante marino, defensor en la Segunda Intervención Norteamericana, cuando aún era cadete de la Escuela Naval Militar de Veracruz, es considerado en la Armada de México, como el primer
precursor de la Aeronáutica Naval mexicana, nació
en Ciudad Victoria, Tamaulipas, el 11 de marzo de
1897; fue hijo de José Castillo Bretón y Guadalupe
Barrero Argüelles. En el puerto de Tampico estudió
desde la primaria hasta el nivel superior y demostró su
desempeño académico con buenos resultados.
El deseo de incursionar en la carrera de las armas e ingresar a la Escuela Naval Militar, del joven
Carlos Castillo Bretón, le hizo enviar el 24 de julio de
1911, a la Secretaría de Guerra y Marina, su solicitud
de ingreso; pero la dependencia rechazó su petición,
debido a que ésta no disponía de plazas. La perseverancia y sus deseos de convertirse en un marino de
la Armada Nacional, le hicieron que al poco tiempo
intentara nuevamente su ingreso al plantel, donde finalmente fue aceptado.1
332
Comodoro Carlos Castillo Bretón Barrero
333
333
Como Cadete dela Escuela Naval Militar, a Carlos Castillo Bretón le tocó vivir los acontecimientos del
21 de abril de 1914 cuando las fuerzas de Infentería
de Marina y Marinería norteamericanas desembarcaron en el puerto de Veracruz y mancillaron el suelo
patrio al atacar al pueblo veracruzano y a la Escuela
Naval Militar En una carta emotiva, el Cadete Carlos
Castillo Bretón describió a sus padres los momentos
que vivió durante los sucesos del 21 abril:
Recibí tu carta fecha 18 la que me tranquilizó, pues
poco sabía de Ud. Yo bueno a Dios gracias. En la
carta me dices que quieres saber como me porte el
21 de abril y si mi conducta fue digna de un mexicano. Yo no puedo calificar de ese día porque uno
no puede calificarse a sí mismo. Tan sólo me voy a
concretar a decirte como ocurrió el combate del 21.
A las 11:00 a.m. del citado día 21 entramos a clase
de preparación de Física. Como a las 11:00 empezamos a notar que la gente corría por la calle
y que el Oficial de Guardia (2º. Antonio Gómez
Maqueo) hablaba por teléfono a la batería y la
Comandancia Militar diciendo que los Americanos
estaban desembarcando; inmediatamente abandonamos la clase y observamos desde la puerta principal que los Americanos pasaban en muchas lanchas,
luego el Teniente de Artillería con un mausser y una
ametralladora rumbo al muelle.
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Como a las 11 y 50 minutos entró el Comodoro
Azueta, el Comandante Aguilar y el Mayor Saens.
Inmediatamente rodeamos al Comodoro Azueta y
lo empezamos a vitorear, el que se quitó el sombrero y dijo: “muchachos” ha llegado la hora de morir,
Viva México; nosotros seguimos vitoreando a México, General Huerta y Comodoro Azueta, así como
mueras a los invasores.
aflojó el fuego de nosotros, pues entusiasmados por
las palabras que el Comodoro Azueta no dirigía
hacíamos fuego vivísimo sobre ellos, con tan buen
resultado que como a la media hora empezaron a
desbandarse y a retroceder hasta que por fin huyeron aquellos grandotes rubios; no sin que les siguiera
cayendo una lluvia de balas.
Ordenaron nos armáramos y después de repartirnos parque nos colocamos en las ventanas de la
escuela que dan a la calle.
Como a la una y media empezamos a comer en
nuestros puestos, de repente nos empezaron a tirar
de nuevo y dejamos de comer para seguirles combatiendo.
Tuve la desgracia de ver caer a Pepe Azueta que
con una ametralladora barrió a muchísimos gringos,
luego lo hirieron y los Americanos intentaron avanzar por el lado que da a la playa por la calle de
Landero y Cos y por el lado del mercado que está
en ruinas frente al Colegio.
Entonces si los teníamos cerca y pudimos ver con satisfacción que muchos de aquellos cobardones caían
bien muertos o bien heridos, al comenzar este combate a la 01:35 cayó nuestro querido compañero
Virgilio Uribe atravesado por una bala expansiva en
la frente….2 (sic)
Me ordenaron que ocupara una ventana que da
al mercado y en la cual estaba, entre varios, Sevilla.
Después de los acontecimientos del 21 de abril,
las autoridades del gobierno federal le otorgaron a
Carlos Castillo Bretón junto con otro grupo de jóvenes
cadetes, la Condecoración de Plata de la Segunda
Intervención Norteamericana. La Escuela Naval Militar sufrió daños severos, debido a los disparos de los
buques norteamericanos, por lo que el plantel fue clausurado y los cadetes se incorporaron al Colegio Militar de la Ciudad de México. El 20 de noviembre de
1914, Castillo Bretón dejó la escuela para integrarse
a la vida civil. El 6 de noviembre de 1915 causó alta
Abrimos un fuego terrible sobre los gringos que en
gran número intentaron apoderarse o bien de la
Escuela o bien del Fuerte Santiago y batería fija que
en ese momento se retiraba.
Se detuvieron a contestarnos y una lluvia de balas cayó dentro de la Escuela y en los colchones
que habíamos puesto de parapeto, pero no por eso
como alumno en práctica, en el cañonero Nicolás Bravo. El 25 de octubre de 1916 formó parte de la dotación del cañonero General Ignacio Zaragoza, donde
concluyó sus estudios y obtuvo su ascenso a Aspirante
de primera, el 18 de abril de 1917. Posteriormente, el
1º de enero de 1918 prestó sus servicios en el buque
de guerra Sonora, donde presentó un examen para
obtener el grado de Subteniente del Cuerpo General, el 21 de septiembre de 1918.3
El 11 de octubre de 1919, al Subteniente Castillo
Bretón fue comisionado nuevamente al cañonero Nicolás Bravo, que en ese momento tenía su base en
el puerto de Veracruz. El 1º de junio de 1920 recibió
promoción al grado de Segundo Teniente, y fue asignado como profesor de la Academia Naval Militar,4
donde impartió las clases de Fortificación Pasajera y
Jurisprudencia Militar.5 El 21 de junio de 1920 solicitó
licencia absoluta para separase de la Armada Nacional y durante el tiempo que estuvo fuera de servicio,
lo dedicó para ejercer su profesión de marino, como
Primer Oficial en diversos buque mercantes de las
compañías Texas, Águila, Mexicana de Navegación y
como Capitán del Solferino de la Pierce Navegation
Co., con bandera mexicana.6 El 13 de septiembre de
1923 contrajo matrimonio con Elisa Segura Merino,
con quien procreó dos hijos Carlos y Elisa.
Al estallar la rebelión de Adolfo de la Huerta, el
7 de diciembre de 1923, Carlos Castillo Bretón ofreció sus servicios al gobierno obregonista. La Secretaría
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de Guerra y Marina lo incorporó nuevamente en la
Armada. Al poco tiempo lo enviaron en una comisión
de marina a Filadelfia, para que formara parte de
la tripulación de unos destructores, que el gobierno
adquirió para el servicio de la Armada. La comisión
duró hasta el 11 de enero de 1924; posteriormente, el
12 de marzo de ese mismo año, Castillo Bretón fue
comisionado a Brasil, para trasladar un acorazado al
que nombraron después Anáhuac, que el gobierno
mexicano había adquirido en el país carioca. A su regreso a México, obtuvo el ascenso a Primer Teniente
el 1º de julio de 1924.7
El 8 de enero de 1925, el Primer Teniente Carlos
Castillo Bretón Barrero ascendió a Teniente Mayor
Auxiliar, y el 21 de abril de ese mismo año ingresó a la
Escuela Militar de Aplicación de Aeronáutica ubicada
en Balbuena, una de las colonias de la Ciudad de
México, donde cursó la carrera de piloto aviador. Por
su preparación, formó parte del pie veterano de la aeronáutica naval en la Marina Mexicana de Guerra.
El 11 de diciembre de 1926 fue enviado a la Estación
Naval de Hampton Roads, en los Estados Unidos de
Norteamérica, donde obtuvo el título de Piloto Aviador y fue galardonado con mención honorifica por su
alto desempeño académico. A su regreso a México,
participó a finales de 1927en la defensa del país,
cuando los Generales Arnulfo R. Gómez y Francisco
R. Serrano iniciaron el movimiento rebelde en contra
de Álvaro Obregón, quien se había reelegido para la
presidencia de la República. Por este acontecimiento,
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se le otorgó mención honorifica especial, que fue publicado en las órdenes económicas del Departamento
Aeronáutico y el Parque General de Aeronáutica.8
de la Armada Nacional, por acuerdo del Secretario
de Guerra y Marina. El 1º de junio de 1930 estuvo a
cargo de la Dirección de la Escuela Militar de Aplicación de Aeronáutica. El 1º de abril de 1932 ascendió
al grado de Comodoro Piloto Aviador y se le otorgó
la Dirección de la Escuela Naval Militar. El Comodoro
Carlos Castillo Bretón tuvo en mente realizar un vuelo
trasatlántico México-Sevilla, que tenía contemplado
dentro de sus anhelos. El 1º de febrero de 1935 fue
nombrado Jefe del Departamento de Marina, de la
Secretaría de Guerra y Marina, que fue el más alto
cargo dentro de la jerarquía naval. El Comodoro Castillo Bretón retomó nuevamente su proyecto de vuelo
México-Sevilla, que no logró realizar, porque el 19 de
septiembre de 1935 falleció de tifo exantemático; su
cuerpo reposa en el Panteón Español.
Del 16 de noviembre de 1928 al 30 de abril
de 1930, Carlos Castillo Bretón pasó a disposición
del Departamento de Aviación, donde recibió despacho de Capitán de Corbeta del Cuerpo General
y, posteriormente, se le otorgó el ascenso a Capitán de Fragata Piloto Aviador. Durante este tiempo
ocupó importantes cargos, entre los más destacados,
como parte de una comisión especial, que se encargó de efectuar estudios para la reglamentación de
la Escuela de Aeronáutica Naval; después ocupó la
Subdirección y Dirección de la Escuela de Aviación.
Pero no todo fue satisfactorio para el Capitán de
Fragata Carlos Catillo Bretón, porque en marzo de
1929 sufrió un terrible accidente aéreo, en Aguascalientes, que le provocó lesiones de consideración; pero
aún así, no dejó de cumplir con las órdenes de vuelo.
Permaneció en Torreón, Coahuila, y por su entusiasmo
y la calidad profesional que lo caracterizó, el Capitán
Castillo Bretón Barrero recibió la orden de regresar
a la Ciudad de México, para organizar la Escuela
Militar de Aplicación Aeronáutica.9
La dedicación y disciplina del Capitán de Fragata Carlos Castillo Bretón Barrero fueron constantes y
por tal motivo, el 1º de noviembre de 1929 recibió su
ascenso a Capitán de Navío Piloto Aviador, formando
parte del pie veterano del Cuerpo de Hidroaviones
Carlos Castillo Bretón en el cañonero Nicolás Bravo
El Comodoro Carlos Castillo Bretón fue el precursor de la aeronáutica naval mexicana. Gracias a
su preparación y a su experiencia en cuestiones aeronavales, éstas fueron las más grandes aportaciones
que dieron pauta a la creación del Primer Escuadrón
Aeronaval de la Armada de México, el 4 de mayo
de 1943, por decreto del Presidente de la República, General Manuel Ávila Camacho. Este primer Escuadrón fue dotado por dos escuadrillas con aviones
Vought Sikorsky Kingfisher 02SU. El 5 de octubre de
ese mismo año, por decreto presidencial, se creó en
Veracruz, la Escuela de Aviación Naval,13 que fue uno
de los anhelos que ya no pudo presenciar el Comodoro Carlos Castillo Bretón Barrero.
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•CÁRDENAS de la Peña, Enrique. Educación Naval en México, Vol. I, México, Secretaría de Marina, 1967.
•Cien años de Historia. Heroica Escuela Naval
Militar 1897-1997, México, Secretaría de Marina, Editorial Gustavo Casasola, 1997.
•Comodoro P.A. Carlos Castillo Bretón, Pionero
de la Aviación Naval, Secretaría de Marina,
México.
•Comodoro Manuel Azueta Perillos. Ensayo Biográfico, Secretaría de Marina-Armada de México, 2009.
•Historia General de México, El Colegio de México, México, 2000.
•LAVALLE Argudín, Mario. La Armada en el México Independiente, México, Instituto Nacional de
Estudios Históricos de la Revolución Mexicana,
Secretaría de Marina, 1985.
•PASQUEL, Leonardo. Manuel y José Azueta -Padre e Hijo- Héroes en la Gesta de 1914, México,
Editorial Citlaltepetl, 1967.
CITAS
Mario Lavalle Argudín, La Armada en el México
Independiente, Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, Secretaría de
Marina, 1985. p. 392.
2
Revista Secretaría de Marina-Armada de México, Marzo-Abril de 2005, Época X / Núm. 168,
pp. 50-52.
3
Comodoro P.A. Carlos Castillo Bretón, Pionero
de la Aviación Naval, Secretaría de Marina,
México, p. 5.
4
Nombre que recibió la Escuela Naval Miliar
cuando reabrió sus puertas el 17 de febrero de
1919, después de la restauración del edificio que
sufrió por los daños, durante el bombardeo de los
buques Prairie y Montana.
5
Ídem, p. 6.
6
Mario Lavalle Argudín, op. cit., p. 392.
7
Comodoro P.A. Carlos Castillo Bretón, op. cit., p. 8.
8
Ídem, p. 9.
9
Ídem, p. 10.
10
Diario Oficial de la Federación, martes 5 de octubre de 1943, Tomo CXL, No. 29, pp. 8-9.
1
FUENTES CONSULTADAS
HEMEROGRÁFICAS
Carlos Castillo Bretón.
•Revista Secretaría de Marina, Agosto-Septiembre 1982. Núm. 8.
•Revista Secretaría de Marina-Armada de México, Marzo-Abril 2005, año 24, Núm. 168.
Director de la Escuela Naval Militar
BIBLIOGRÁFICAS
•BETHELL, Leslie. Historia de América Latina, México, América Central y el Caribe, 1870-1930,
Barcelona, Editorial Crítica.
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