Un Amor Tan Grande - Ministerio Transformando Vidas

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Un Amor Tan Grande
UN AMOR TAN GRANDE
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Un Amor Tan Grande
CONTENIDO
1. CONOCIENDO SU GRAN AMOR…………………………………………………….
2. SU GRACIA: UNA EXPRESIÓN DE SU AMOR……………………………………..
3. IMITANDO A NUESTRO PADRE CELESTIAL……………………………………...
4. COMO TRATAR CON LA OFENSA………………………………………………….
5. PERDONAR ES OLVIDAR……………………………………………………………
6. PERFECCIONÁNDONOS EN SU AMOR……………………………………………
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Un Amor Tan Grande
PREFACIO
En una tarde de primavera, un padre llevaba a su hijo de 8 años de paseo en su carro, mientras
miraban un hermoso paisaje de la costa del Atlántico. El hijo estaba feliz con una enorme sonrisa
mirando el paisaje en la compañía de su padre. Su padre se deleitaba mirando a su hijo disfrutar
del paseo. De repente, el padre se dio cuenta que había una abeja grande dentro de su carro y que
se estaba acercando a su hijo. Las ventanas del carro estaban subidas. Él tenía que reaccionar
rápido, ya que su hijo sufría de fuertes alergias y una picazón de abeja podría llevarlo de
emergencia al hospital. Su hijo, al ver a la abeja que se acercaba, miró con susto a su padre
porque él sabía lo que le podía ocasionar una picazón así. Sin más tiempo que perder, el padre
estiró su brazo y agarró a la abeja, que ya estaba a punto de picar a su hijo, y la aprieta
fuertemente en su mano. El padre cerró brevemente sus ojos al recibir el doloroso hincón de la
abeja, pero inmediatamente miró a su hijo con mucho amor y le dijo: “Todo está bien.” Su hijo
tomó un respiro de alivio, miró tiernamente y muy agradecido a su héroe y le respondió: “Yo lo
sé, tú estás aquí.”
Aquí vemos el amor tan grande de un padre que recibe el hincón de la abeja por su hijo para que
él esté bien. Eso es lo que hizo Dios a través de Jesucristo por toda la humanidad. Jesús recibió
el hincón de los clavos en aquella cruz por ti y por mí. Pagó con su propia vida, para que
nosotros podamos tener una comunión cercana con Él.
Un amor sin condiciones ni límites. ¡Un amor tan grande!
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Capítulo 1
CONOCIENDO SU GRAN AMOR
1 Juan 4:7,8
“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido
de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.”
Juan 15:12
“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.”
Esta es la razón principal por la cual muchos cristianos no caminan en amor: porque no conocen
a Dios. Y al no conocer a Dios, no saben como Dios los ha amado a ellos. Y si no saben ni
conocen la inmensidad del amor con el que Dios los ha amado a ellos, ¿cómo van a poder amar a
los demás así?
Es por eso, que vamos a empezar este libro hablando sobre la característica principal de Dios,
por lo cual Él hizo lo que hizo con Jesucristo para redimirnos eternamente de las garras del
enemigo.
Hay que dejar una cosa bien clara. Dios no tiene amor ¡Él es amor! Esa es su naturaleza.
Cuando tienes algo, corres el riesgo de poderlo perder si no lo cuidas bien. Cuando eres algo, no,
porque es parte de tu naturaleza. Así fuiste creado. Así saliste de fábrica. Vayas donde vayas,
hagas lo que hagas, está allí. Es parte de ti.
Dios es amor. Todo lo que Él hace es motivado por su amor. Así nos creó a su imagen y
semejanza.
Efesios 1:5
``… en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de
Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad,…’’
Dios te predestinó para que seas su hijo ¿Cuándo? ¿Minutos antes que nacieras? ¡No!
Leamos el verso 4 de Efesios 1: ``…según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo,
para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él…’’
¡Imagínate! La versión de la Biblia Amplificada dice de este verso, que Dios en su amor nos
escogió para sí mismo, para ser suyos, para vivir consagrados y apartados para Él. Tan
importante somos para Él, que nos planificó antes de crear todo este universo.
Una noche en particular estuve afuera caminando por mi casa. El cielo estaba despejado y me
detuve para contemplar las miles de estrellas y la hermosa luna que brillaban en todo su
esplendor. Me acordé de este versículo y me quedé tan admirado de la grandeza de nuestro Dios.
Pensé, ´´antes de crear Dios esta luna y las estrellas, yo ya estaba en sus pensamientos.´´
Me gusta mucho Jeremías 1:5, cuando Dios le habla a un Jeremías no muy seguro de sí mismo:
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``Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, y te di por
profeta a las naciones”.
En otras palabras, Dios le estaba diciendo a Jeremías: Yo te amo tanto y eres tan especial para
mí, que antes que fueses concebido en el vientre de tu madre, yo ya te conocí y ya tenía un
destino glorioso para ti ¡Qué tremendo! Y eso no solo lo hizo Dios con Jeremías, sino con todo
ser humano sobre la faz de la tierra.
Entonces, vimos en Efesios y en Jeremías, que antes que fuésemos concebidos en el vientre de
nuestra madre, y aun antes de crear Dios todo este universo, ya tenía ÉL un destino glorioso para
nosotros, el cual estaba motivado por su gran amor por nosotros.
Ahora, cuando Dios empezó a materializar lo que Él ya había visionado mucho tiempo atrás,
tomó un tiempo extra, dejando al último su creación más exclusiva y especial: el ser humano.
En Génesis 1:21-25, vemos que Dios estaba creando todas las diferentes especies de animales,
especie por especie. Aquí vemos que Dios es un Dios de orden.
Y en el verso 26 Dios dice: ``Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza; y señoree en los peces del mar,…’’
En otras palabras, Dios estaba creando con Jesucristo y con el Espíritu Santo (por eso estaba
hablando en plural), y estaba dando un repaso de lo que ya se había creado de acuerdo a su
especie y género, y afirmaba la importancia de crear ahora alguien de acuerdo a su propio género
(de Dios), con sus características, quien le iba a representar aquí en la tierra e iba a administrar
todo lo que Él había creado.
Y créanme hermanos, Dios no iba a poner a cualquier inepto o ignorante a administrar todo lo
que Él había creado tan perfectamente. Dios iba a poner a alguien como Él, con habilidades
como las de Él, para administrar y gobernar esta tierra tan eficientemente, como si Él mismo lo
estuviera haciendo.
¿De dónde creen ustedes que vienen los talentos y la creatividad para los negocios, para hacer
inventos, para visionar proyectos, para el arte, la música, la medicina, etc.? ¿Del diablo? Por
supuesto que NO. ¡Vienen de DIOS!
Hay un programa por la Televisión en el cual enseñan las construcciones más grandes jamás
diseñadas y construidas por el hombre. Es realmente impactante. ¿De dónde viene todo ese
talento y esa visión para hacer cosas tan grandes e impactantes? De Dios. Él es un Dios grande
que creó los cielos y la tierra, y nosotros fuimos creados a su imagen y semejanza.
Después de crear cada cosa Dios declaraba: es bueno. Pero después de crear al hombre, vio todo
y dijo: ¡es bueno en gran manera!
Otra versión del verso 26 dice: “…creado con las características internas y externas de
Dios...’’
Dios nos creó tal como Él es. No somos Dios ni nunca lo vamos a ser. Dios lo sabe todo y es
Omnipresente (puede estar en todas partes al mismo tiempo), nosotros definitivamente no. Él es
el Creador, nosotros su creación; pero sí somos como Él. Él puso en nosotros su vida, dones,
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talentos, habilidades, y nos dio su poder y autoridad para cumplir su plan y propósito para
nosotros aquí en la tierra.
Heredamos de Él la capacidad de crear con nuestras palabras. Así como Dios creó el universo
con palabras, nosotros también tenemos ese poder creador de crear el mundo en el que nosotros
vivimos con nuestras palabras.
¿Ahora pueden entender mejor Efesios 1:5, cuando dice que nos predestinó en amor para ser
adoptados hijos suyos? El invirtió el mayor tiempo en nosotros cuando nos creó con tanto
detalle, dedicación y amor, ya habiéndonos visionado desde antes de la fundación del mundo.
¡Qué glorioso!
¡Cuán importante somos para Él! Así que no te creas las mentiras del diablo cuando te quiere
hacer creer que no vales nada. Sí vales mucho. Tanto vales y tan especial eres tú para Dios que
no hay otra persona sobre la faz de la tierra que tenga tu huella digital y que sea físicamente igual
a ti. Cada persona en este planeta tiene una huella digital única y diferente a las demás personas
y tiene rasgos físicos diferentes. Ni aun hermanos gemelos o mellizos son exactamente iguales.
Si uno los observa bien, hay algo en lo físico que los diferencia.
Dios no hace copias, solamente originales. Tú eres un original.
Mírate en un espejo y háblate a ti mismo: ´´Soy un original, no una copia. Soy muy especial
para Dios. El me predestinó y me creó en amor para tener mucho éxito aquí en la tierra.´´
Antes de la caída del hombre, el espíritu del hombre estaba lleno de la vida de Dios. Éramos uno
con Él; pero cuando Adán y Eva desobedecieron a Dios y pecaron, el hombre murió
espiritualmente y hubo una separación entre Dios y el hombre. Pero no es que Dios no se podía
acercar al hombre o que el hombre ya no podía escuchar a Dios (porque vemos en Génesis 3 que
Dios fue a buscar a Adán y a Eva después de ellos haber caído al pecado, y en Génesis 4 que
Dios le habló a Caín animándole a no matar a su hermano Abel).
Hubo una separación espiritual. El espíritu del hombre que estaba lleno de la vida de Dios y era
uno con Dios en espíritu, ya no lo era.
Algunos argumentan de porque Dios no creó al hombre tan perfecto de tal manera que nunca
pecara ni desobedeciera. Y es precisamente porque lo hizo perfecto y con libre albedrío para
escoger y tomar sus propias decisiones. Si no lo hubiera creado así, el hombre seria un robot o un
títere, y es exactamente lo que Dios no quería hacer. Él en su amor nos creó como Él es, con
talentos y habilidades, y con la capacidad de escuchar a Dios y de tomar decisiones.
Adán conocía muy bien a Dios y tenía una excelente relación con Dios, pero tenía que tomar una
decisión; obedecer a Dios o no. Decidió que no.
Romanos 5:12
``Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así
la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.”
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¡Pero gloria a Dios por Efesios 2:4-7!
``Pero Dios, que es rico en misericordia (compasión), por su gran amor con que nos amó, aun
estando muertos en pecados (aun siendo sus enemigos), nos dio vida juntamente con Cristo
(por gracia sois salvos),…’’
Y también veamos Romanos 5:8
``Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores (sus enemigos),
Cristo murió por nosotros. ’’
Después de todo lo que Dios había invertido en nosotros, predestinándonos en amor mucho antes
de haber sido concebidos en el vientre de nuestra madre, y creándonos tal como Él es, con
talentos, dones y habilidades para tener éxito en cada área de nuestras vidas, Dios en ningún
momento se resignó o aceptó la derrota de perdernos por siempre, sino que ejecutó su plan
maestro de rescate: JESUCRISTO.
Ahora, el pecado demandaba justicia. Alguien tenía que pagar los platos rotos. El hombre se
había metido en una deuda que no podía cancelar. No habían suficientes buenas obras que él
hombre pudiera hacer para salir de esta deuda del pecado. Si Dios no intervenía, el hombre
estaba sentenciado a una separación eterna y definitiva de Dios y Él no estaba dispuesto a perder
a su principal creación, a la cual había predestinado desde antes de la fundación del mundo con
tanto amor.
Juan 3:16, 17
``Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito (Jesús), para que
todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo
al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. ’’
Dios es un ser real. Una doctrina no puede amar. Aun en el antiguo pacto, Dios muestra su amor,
su cuidado y su protección hacia la gente. Un ejemplo claro de esto es el pueblo de Israel.
El pueblo de Israel se demoró 40 años en cruzar el desierto para llegar a la tierra prometida,
cuando pudieron haberlo hecho en 2 o 3 semanas. Y en todo ese tiempo murmuraron, se quejaron
de Dios, y además levantaron estatuas y adoraron a otros dioses. Aun así, Dios los protegió, los
alimentó con maná fresco del cielo todos los días, y sus ropas no se desgastaron en todo ese
tiempo. ¡Cuán bueno es Dios!
El corazón de Dios late por gente. Late por ti y por mí. Él está apasionado por ti.
En Romanos 3 vemos que el hombre estaba perdido y sin ninguna intención de acercarse a Dios.
Pero Dios, en su infinito amor hacia nosotros, tomó la iniciativa para reconciliarse con nosotros.
Y ni siquiera fue Dios quien se había alejado del hombre. Fue el hombre quien se alejó de Dios;
pero aun así, sin que nosotros lo merezcamos, Dios envió a Jesús a tomar nuestro lugar en la
cruz y morir por nosotros. Un amor tan, pero tan grande, que Él estaba dispuesto a hacer sufrir a
Jesús la tremenda agonía de la cruz, simplemente para no perdernos.
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2 Corintios 5:21
``Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en Él. ’’
Dios te ama tanto, que Él mismo, en la persona de Jesús, asumió toda la deuda del pecado sobre
sí mismo, sabiendo que tú jamás podías pagarla. Lo hizo por amor, para no perderte. Asumió
toda la cuenta.
Imagínate que un día vas con tu familia y unos amigos a comer a un lindo Restaurante, y tú te
comprometes a pagar la cuenta. Mientras estás comiendo, te acuerdas de que olvidaste en la casa
el dinero con el que ibas a pagar la cuenta. Después de haber comido rico viene la cuenta, y en tu
asombro lees que no debes nada. Otra persona asumió la cuenta. ¿Qué alivio, verdad?
Eso es lo que hizo Jesús. El pagó la cuenta que tú y yo jamás íbamos a poder pagar. Lo hizo por
amor.
Isaías 53:5-7,10
“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra
paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; más
Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como
oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.
… Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento…”
Qué impresionante es el versículo 7 ¡Jesús enmudeció! No dijo nada. No se consiguió un
abogado para defender su inocencia. No hizo nada. Asumió toda la culpa en silencio, sabiendo
que era inocente. ¡Eso es amor! Cuando sabes que eres inocente, pero por el bien de la otra
persona asumes toda la culpa, eso es amor de verdad.
Jesús entregó su vida. Permitió que lo insultaran, escupieran, se burlaran de Él, lo azotaran
cruelmente 39 veces (desgarrándole toda la piel de la espalda), le pusieran una corona de
espinas en la cabeza, y finalmente que lo clavaran de manos y pies en una cruz de madera.
Jesús no se defendió, sino que calló de amor. ¡Gloria a Dios!
Tú y yo debimos de haber pasado todo ese sufrimiento y humillación. Pero por amor a nosotros,
Jesús decidió tomar nuestro lugar y ser nuestro sustituto, y pagar de una vez por todas toda la
deuda del pecado que estaba sobre nosotros.
2 Corintios 5:17-19
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, todas son
hecho nuevas.
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Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el
ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al
mundo, no tomándoles en cuanta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la
palabra de la reconciliación.”
Otra traducción del verso 19 dice, “que Dios estaba personalmente presente en Cristo Jesús,
reconciliando consigo al mundo, y no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados”. En
otras palabras, por amor, Él pasó por alto los pecados de cada persona sobre este planeta, y puso
toda la carga sobre Jesús, su hijo, viéndolo morir agónicamente en una cruz, y separándose de Él.
Es por eso que Dios ya no está molesto con la gente del mundo. Ya hizo algo con el pecado, lo
puso sobre su hijo Jesucristo. Es ahora su gran deseo y anhelo que cada persona del mundo
entienda esto y simplemente acepten su regalo, Jesucristo.
Créanme, Jesús no pasó la agonía de la cruz simplemente para que tu vida pueda cambiar un
poquito. El sufrió tal agonía para que tu vida pueda cambiar radicalmente.
Colosenses 2:13-15 (NVI)
“Antes de recibir esa circuncisión, ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios
nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos TODOS los pecados y anular la deuda que
teníamos pendiente por los requisitos de la Ley. El anuló esa deuda que nos era adversa,
clavándola en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades (mi versión: al diablo y a toda
su pandilla), y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal.”
Jesús pagó TODOS los requisitos de la ley y anuló la deuda que teníamos pendiente, la cual
habíamos heredado de Adán. El derrotó a Satanás, lo desarmó y le quitó toda la autoridad que
una vez tenía sobre nosotros.
Al simplemente creer en Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador, pasamos
inmediatamente de muerte a vida, y tenemos acceso a todos los beneficios que Jesús obtuvo en la
cruz por nosotros: vida eterna y libertad total y absoluta del dominio de Satanás.
Ahora podemos vivir una vida llena de gozo, paz, salud, prosperidad…, al aprender lo que nos
pertenece como hijo de Dios.
¡Un amor tan grande!
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Capítulo 2
SU GRACIA: UNA EXPRESIÓN DE SU AMOR
Hay muchos conceptos equivocados acerca de la Gracia de Dios, y es importante tomarnos un
momento en explicar ciertas cosas.
La Gracia de Dios hacia nosotros es completamente una expresión del gran amor que Dios tiene
por la humanidad. Es el amor de Dios fluyendo hacia nosotros sin limitaciones.
También se conoce como favor inmerecido. A mí me gusta decirlo así: ¡Es Dios, motivado por
su gran amor hacia nosotros, dándonos cosas buenísimas, mucho más allá de lo que nosotros nos
podemos imaginar, sin que lo merezcamos!
La Gracia es algo gratuito que Dios nos da. Nunca puede ser merecida. Es totalmente
inmerecida.
Déjame hacerte una pregunta y sé honesto. ¿Te gustaría recibir lo que te mereces? ¿No necesitas
pensarlo mucho, verdad? Tu respuesta va a ser un definitivo NO. Al menos, esa es mi respuesta.
Si una persona que conoces viene a ti un día y te dice que te regala su Toyota del año que se
compró la semana pasada y pone las llaves del carro en tus manos, ¿qué haces? Le responderías:
``Lo siento, pero no me merezco tu carro. No he hecho nada para que me lo des. ’’
O simplemente le dirías: ``Muchas gracias,’’ tomas las llaves y te vas contento con tu carro
nuevo. ¡Yo te aseguro que escogerías la segunda opción! No cuestionarías a la persona ni por un
segundo. Simplemente tomarías esas llaves y empezarías a disfrutar de tu nuevo carro.
¿Y por qué cuestionamos tanto a Dios cuando nos quiere dar todas sus maravillosas bendiciones
a través de Jesucristo sin que lo merezcamos, simplemente porque nos ama? Es debido a que
muchos de nosotros hemos sido religiosamente instruidos por años y años en que Dios está
molesto sentado en su Trono y que nosotros tenemos que hacer muchas cosas para ganarnos su
atención y cariño, y nos conceda de vez en cuando, en su misericordia, una bendición. ¡Esa es
una mentira del diablo!
En el capítulo anterior, vimos en Isaías 53 que Dios cargó en Jesús el pecado de toda la
humanidad y en 2 Corintios 5:21 dice que Dios lo hizo pecado (a Jesús) por nosotros. En otras
palabras, toda la ira de Dios que iba a caer sobre la humanidad, cayó sobre Jesús. Y así, las justas
demandas de Dios quedaron satisfechas por medio de la obra terminada de Jesús. Es por eso que
Dios no está molesto con el mundo.
Él está esperando que cada persona sobre la faz de la tierra reciba el regalo que Él en su gran
amor incondicional ya dio hace más de 2000 años atrás: a su hijo Jesucristo.
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Efesios 2:8,9
“Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe;… no por obras, para que nadie se gloríe.”
Éste versículo no dice que somos salvos por fe. Dice que somos salvos por gracia, por medio de
la fe.
Dios obtuvo nuestra salvación a través de Jesús y nos la dio, simplemente porque quiso hacerlo
por lo mucho que nos ama. Ahora, nosotros decidimos si lo aceptamos o no. En una forma
sencilla de explicarlo, la fe es una respuesta positiva de nuestra parte a lo que Dios hizo a nuestro
favor. La fe es el vehículo que nos lleva a recibir lo que Dios en su gracia ya nos dio.
¡Pero fe tiene que estar presente! ¡Tiene que haber una respuesta de nuestra parte!
La gracia sola no te salva, ni la fe sola tampoco. Tiene que haber una combinación de las dos.
Es como el ejemplo que vimos del carro. Si alguien viene y te dice:”Aquí están las llaves de mi
carro, te lo regalo.” Y tú solamente contemplas las llaves que están en la mano de ese Señor.
¿Vas a poder manejar el carro y disfrutarlo? Claro que NO. No porque el Señor no te haya dado
las llaves, porque sí te las dio. Sino porque tú no tomaste las llaves.
Cuando algo fue dado, es fácil tenerlo. Simplemente hay que tomarlo.
Eso también lo vemos con todas las personas que hay en la tierra. ¿Jesús murió por todos? Si.
¿Son todos salvos y van al cielo? No. ¿Por qué no? Porque no han creído en Jesucristo, y por lo
tanto, no han recibido la salvación que ya fue dada por lo que Jesús hizo en la cruz por nosotros.
Juan 3:16,18
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya a sido condenado, porque no ha
creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.”
Dios en su Gracia nos dio gratuitamente a Jesucristo, y con Él el paquete completo de todas sus
bendiciones. ¿Qué tienes que hacer tú? ¿Muchos sacrificios para merecerlas? NO. Simplemente
extiende tu mano de la fe y recibe de sus bendiciones.
Nosotros, por mérito propio, no nos merecemos nada de Dios. Lo único que nos merecemos es la
muerte y ser separados de Dios por siempre. ¿Eso es lo que quieres? Por supuesto que NO. Pero
eso es a lo que estaríamos todos nosotros sentenciados, si Dios no hubiera intervenido.
Romanos 5:12, 18 (NVI)
“Por medio de un solo hombre (Adán) el pecado entró en el mundo, y por medio del pecado
entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron.
…Por tanto, así como una sola transgresión (de Adán) causó la condenación de todos,
también un sólo acto de justicia (de Jesús) produjo la justificación que da vida a todos.”
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Como leímos en el capítulo anterior, en Efesios 2 y Romanos 5, que Dios fluyó en su amor hacia
nosotros, en que siendo aun sus enemigos y cuando nosotros no queríamos saber nada de Él, Él
tomó la iniciativa y mandó a Jesús para darnos vida en Él (salvarnos).
1 Juan 4:10
“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó
a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación (sacrificio) por nuestros pecados.”
¿Lo merecíamos? ¿Habíamos hecho algo para ganarnos la salvación? No. Todo lo contrario. No
queríamos saber nada de Dios. En Efesios dice que aun éramos pecadores cuando Jesús vino a
salvarnos. Y en Romanos 3, desde el verso 10 en adelante, describe que no había ni un justo y
que nadie buscaba a Dios. ¡PERO DIOS nos dio a Jesús y con Él el paquete completo para poder
vivir una buena vida en Él, llena de gozo, paz, salud, bienestar! Todo lo que puedas necesitar
aquí en la tierra para vivir una vida plena ya ha sido suplido en la cruz y está a nuestra
disposición para que lo tomemos. ¿Y cuánto nos costó este tremendo paquete de bendiciones?
0.00 .Nada. Es gratis.
Romanos 3:24
``…siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo
Jesús,…’’
Romanos 11:6
``Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia...’’
¿Cómo? ¿Cómo va a ser gratis? ¿Seguramente hay algo que tenga que hacer? Sí, simplemente
creer en Jesús y aceptarlo como tu Señor y Salvador. Una vez que naces de nuevo, pasas de
muerte a vida, y todas las bendiciones de Dios están a tu disposición para que las disfrutes, sin
haberlas merecido ¿No es Dios maravilloso? Y realmente seríamos muy tontos al decir “no” a
sus bendiciones.
Pero hay que explicar algo más aquí para dejarlo bien claro. Todas las bendiciones que recibimos
de Dios son por Gracia, no por obras. No es por mérito propio. Todo el mérito se lo lleva Jesús.
Si Jesús no hubiera hecho lo que hizo, estaríamos totalmente perdidos.
Seguramente que ahora te preguntarás: ¿Y donde están las buenas obras? ¿Ya nos las tengo que
hacer? ¡Por supuesto que SÍ hacemos buenas obras y tratamos bien a los demás!
Cuando realmente entiendes lo que la Gracia de Dios hizo a tu favor, sin que te lo merezcas,
nunca jamás te va a llevar a vivir una vida de libertinaje, sino todo lo contrario. Vas a entender
que eres libre, y vas a usar esa libertad para amar y servir a Dios sin ningún sentimiento de
condenación, y siempre vas a desea hacer su voluntad.
Romanos 6:1, 2, 15 (NVI)
“¿Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado, para que la gracia abunde? ¡De
ninguna manera!
Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo podemos seguir viviendo en él?
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…Entonces, ¿qué? ¿Vamos a pecar porque no estamos ya bajo la ley sino bajo la gracia? ¡De
ninguna manera!”
Mientras más entiendas todo lo que Jesús hizo por ti, llevándose todas tus enfermedades y
perdonando todos tus pecados, va a hacer que te enamores más de Él. Te va a dar la fortaleza
para romper por completo todo vínculo con el pecado. ¡No vas a querer pecar!
Imagínate que vivías en la calle, durmiendo debajo de puentes y comiendo cualquier basura de la
calle. De repente un día, una linda familia te recibió con mucho amor en su casa, dándote un
lindo y limpio cuarto, y comida muy sabrosa todos los días. ¿Ahora, tú pensarías en regresar a las
calles y volver a comer basura? ¡Por supuesto que no!
Una vez que has probado algo bueno, vas a querer mantener eso bueno.
Una vez que has probado del amor y la bondad incondicional de Jesucristo, créeme que no vas a
querer regresar a tu vida pasada alejada de Dios, llena de incertidumbres, temores y fracasos.
Una vez que has probado lo mejor, ya no te va interesar a regresar a lo mediocre.
La naturaleza de pecado ya no tiene nada que ver con nosotros. Nosotros hemos nacido de
nuevo, y ahora tenemos la naturaleza de Dios en nosotros. Ahora ya no hacemos buenas obras
para calificar ante Dios. Ya hemos calificado por lo que Jesús hizo por nosotros. Él nos calificó
porque nos amó y siempre nos amará.
Hay mucha confusión en esto, porque muchos creyentes tratan de vivir sus vidas cristianas
mezclando el Antiguo con el Nuevo Pacto, y terminan con una ensalada rusa en la cabeza
(confundidos).
El Antiguo Pacto terminó y el Nuevo Pacto comenzó con la muerte, sepultura y resurrección de
Jesucristo.
Juan 1:17
“Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio
de Jesucristo.”
La gente bajo el Antiguo Pacto (Antiguo Testamento) tenía que cumplir los 10 mandamientos
(la ley de Moisés) a la perfección, para calificar a las bendiciones de Dios. Si cumplían 9 y
fallaban solamente en uno, eran culpables de fallar todos, y maldición caía sobre ellos.
Deuteronomio 28:1,2 (NVI)
“Si realmente escuchas al Señor tu Dios y cumples fielmente todos estos mandamiento que
hoy te ordeno, el Señor tu Dios te pondrá por encima de todas las naciones de la tierra. Si
obedeces al Señor tu Dios, todas estas bendiciones vendrán a ti y te acompañarán
siempre…..”
Aquí vemos con claridad, que bajo el Antiguo Pacto, el hombre tenía que cumplir con Dios para
calificar a las bendiciones. Si el hombre obedecía, Dios obraba a su favor. El enfoque estaba
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puesto sobre lo que el hombre podía hacer para calificar. A esto lo llamamos un sistema de
obras.
Y si sigues leyendo este capítulo hasta el verso 14, allí podrás ver todas las bendiciones que
alcanzaban a aquellos que cumplían con toda la ley.
Pero, a partir del verso 15 en adelante, puedes ver todas las maldiciones que alcanzaban a
quienes no cumplían toda la ley. Estas maldiciones se resumían en 3: Muerte espiritual, escasez
(pobreza) y enfermedad.
Dios sabía que ningún hombre podía cumplir al pie de la letra los 10 mandamientos. Es por eso,
en su gran amor por la humanidad, Dios dio la opción a que el pueblo de Israel ofreciera
sacrificios de animales para el cubrimiento temporal de sus pecados (ya que no hay perdón de
pecados sin derramamiento de sangre), para que ellos no sean condenados. Pero estos sacrificios
eran solamente una sombra del sacrificio perfecto que iba a venir. Jesús iba a venir, pagar nuestra
deuda de pecado y calificarnos a todas sus bendiciones.
Gálatas 3:13
“Cristo nos rescató (redimió) de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros,
pues está escrito: maldito todo el que es colgado de un madero.”
Ahora ya no dependemos de nuestro esfuerzo para calificar a las bendiciones de Dios, sino que
dependemos totalmente del amor de Dios que nos rescató y nos bendijo sin merecerlo.
Como dice en Romanos 5:19, que por el pecado de Adán, todos fuimos considerados pecadores
y encaminados al infierno, así también, por la obediencia de Jesús y su muerte en la cruz, todos
somos considerados justos al creer en Él.
En otras palabras, la gente no se va al infierno por pecar, ni otros se van al cielo por hacer
muchas buenas obras.
La gente se va al infierno por rechazar a Jesús, y otros se van al cielo por creer en él.
Ahora Jesús es el gran protagonista. Ya no dependemos de nosotros para llegar a Dios y tener
acceso a sus bendiciones, sino que dependemos totalmente a su obra terminada en la cruz.
Ahora nos gozamos y empezamos a disfrutar. Ya no estamos bajo el Antiguo Pacto, sino bajo el
Nuevo Pacto de la Gracia de Dios.
Colosenses 1:12
“…con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos (calificó) para participar de la
herencia de los santos en luz; el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y
trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón
de pecados.”
¡Dios nos calificó, nos liberó y nos perdonó por medio del sacrificio perfecto de Jesús en la cruz.
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Un Amor Tan Grande
Y vuelvo a repetirlo. Por supuesto que hacemos buenas obras, pero no para calificar a las
bendiciones de Dios. Nuestras buenas obras simplemente son un reflejo, un fruto de la vida de
Dios que está en nosotros. Nuestro espíritu, que ahora está lleno del Espíritu Santo, no quiere
hacer el mal.
Si te das cuenta, esos deseos que tenías antes para hacer ciertas cosas, ya no están. ¿Por qué?
Ahora tienes la naturaleza de Dios en ti. Simplemente deja ahora que la vida de Dios que está en
ti domine tus pensamientos, todo lo que hagas y todo lo que digas.
Tito 2:11,12
“Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
ensenándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo
sobria, justa y piadosamente,…”
La gracia de Dios, su favor inmerecido, nos enseña a vivir una vida santa, dándole la espalda a
nuestra antigua forma de vivir; pero no desde un punto de vista de obras. Es decir, no que tenga
que impresionar a Dios con mi buena conducta para ganarme puntos con Él. Porque viviendo así,
mis buenas obras nunca van a ser suficientes, y va a llegar un punto en que me voy a desanimar y
decepcionar.
La gracia de Dios te enseña realmente que al aceptar a Jesús como tu Señor y Salvador, hubo un
cambio en tu interior (tu espíritu). Recibiste la naturaleza de Dios, pasaste de muerte a vida y
todo tu pasado ya no existe. ¡Has sido completamente perdonado! Y lo mejor de todo: ¡sin
merecerlo!
Por lo tanto, tus buenas obras son un fruto o un reflejo de la nueva vida que llevas dentro. Es
exactamente al revés de la forma de pensar del mundo. Para que el mundo te apruebe, primero
tienes que hacer méritos. Y luego calificas.
Dios no piensa así. Qué bueno, ¿verdad?
Dios primero nos califica, no por lo que nosotros hayamos logrado, sino por lo que Jesús logró
por nosotros en la cruz. Luego nuestra conducta empieza a cambiar. Y mientras más renueves tu
forma de pensar a la de Dios, meditando en su Palabra, más vas a entender tu nueva identidad (tu
nueva naturaleza) y más vas a dejar que la vida de Dios que llevas dentro domine tu forma de
pensar, actuar y hablar.
Romanos 12:2 (Amplificada)
“No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de
pensar para que así cambie su manera de vivir. …”
Tu forma de pensar tiene que alinearse a la de Él. Dios es todopoderoso y no tiene límites. El
mundo no es tan fuerte como parece, y tiene muchas limitaciones. Y si sigues pensando como
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Un Amor Tan Grande
antes de conocer a Dios, tú mismo vas a estorbar y limitar tu potencial, y Dios no va a poder
hacer todo lo que Él desea hacer a través de ti.
Tu espíritu, el cual está lleno del Espíritu de Dios, es perfecto y santo, y no quiere pecar. Sólo
quiere hacer el bien y hacer lo recto ante los ojos de Dios.
1 Corintios 6:17
´´Pero el que se une al Señor, un espíritu es con Él.´´
Somos uno con Él. Eso también quiere decir que sus deseos son nuestros deseos en nuestro
espíritu.
Es por eso muy importante que nosotros dejemos que esa vida de Dios en nosotros nos domine.
Renueva tu mente, medita en su gran amor. No eres aceptado por Dios por lo que haces, sino por
lo que Jesús hizo por ti. Jesús se lleva todo el mérito y toda la Gloria.
Es sumamente importante tomarnos el tiempo de alinear nuestra mente a la vida de Dios que
tenemos ahora.
“Pero hermano Theodor”, pensarán muchos, “si predicamos la gracia de esta manera, estamos
dándole a la gente licencia para pecar”. Querido hermano, la gente va a seguir pecando, con o
sin licencia. Hay mucha gente que maneja su carro, teniendo licencia de conducir, y aun así se
pasan una luz roja o manejan más rápido que lo permitido.
1 Pedro 2:15, 16
“Porque ésta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los
hombres insensatos;
Como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino
como siervos de Dios.”
No necesitamos cumplir ciertos requisitos para ser aprobados por Dios. Al creer en Cristo Jesús
y en su obra terminada en la cruz, somos calificados por Dios y tenemos acceso a todas sus
bendiciones. Es por gracia y no por obras. Pero eso NO nos disculpa para vivir como mediocres
y en libertinaje.
Jesús nos hizo totalmente libres del pecado, libres del dominio de Satanás. Pero no usamos esta
libertad que tenemos como excusa para hacer lo malo. Todo lo contario. Al nosotros darnos
cuenta de todo lo que realmente Jesús hizo por nosotros en la cruz, sin merecerlo, no vamos a
querer vivir como antes, sino que, vamos a entregarnos completamente a Dios, porque estamos
tan agradecidos a Él.
Digamos que un día le presto a un familiar $50 y a ti $50000. Pasa el tiempo, y un día me reúno
con los dos para decirles que les perdono la deuda. En otras palabras, ya no me deben. El
familiar mío me lo agradecería en forma normal, ya que le presté solamente $50. Pero a ti, que te
presté $50000, no aguantarías la emoción de gritar y reír y saltar y bailar y agradecerme
muchísimo por perdonarte tremenda deuda.
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Un Amor Tan Grande
Ahora piensa en esto. ¿A tí se te ocurriría faltarme el respeto o robarme o insultarme? ¡Por
supuesto que no! Y si yo te pidiera un favor, ¿harías tontas excusas para no hacerlo? ¡Claro que
no! Tú harías lo que sea para ayudarme sin que te lo pida simplemente porque estarías
agradecido. Al que le es perdonado mucho, ama mucho (Lucas 7:44-47).
Y eso es lo que Dios quiere. No que le obedezcas y vivas una vida honrosa simplemente para
quedar bien con Él o para que Él no se moleste contigo. Sino que, al tú saber que Él te perdonó
todo tu pasado y que te sacó del hoyo en que te encontrabas, dándote una nueva vida con un
futuro brillante, y todo esto sin merecerlo, tú vas a estar tan agradecido que vas a querer vivir
para Él y agradarle en todo. No porque “tengas que hacerlo,” sino porque deseas hacerlo.
Lo amas con todo tu corazón y estás muy agradecido por lo que hizo por ti.
¡Él nos amó primero! Y ahora nosotros respondemos a ese Amor tan grande.
¿Haremos buenas obras? ¡Siempre! Pero no para impresionar a Dios o para llegar a ser alguien;
sino que, haremos buenas obras porque ya somos alguien. Somos hijos del Dios maravilloso que
creó los cielos y la tierra. Y debido a ese cambio que ocurrió en nuestro corazón primero, y
mientras renovemos nuestra mente con esta verdad, toda nuestra forma de vivir va a empezar a
cambiar.
Pero el cambio es de adentro hacia afuera. No de afuera hacia adentro. ¡Dios produce el cambio
en tu corazón primero! Y a medida de que vayas alineando tu forma de pensar a la vida de Dios
que ahora está en ti (meditando en la Palabra de Dios), tu forma de hablar y de actuar van a
empezar a cambiar ¡Gloria a Dios!
Conocer la Gracia de Dios, así como lo dice su Palabra, te hace realmente libre. No libre para
hacer el mal, sino libre para servir a Dios con todo tu corazón.
Romanos 6:14 (NVI)
“Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes, porque ya no están bajo la ley sino bajo la
gracia.”
Mientras más consiente estés de la gracia de Dios (de lo que eres y tienes por lo que Jesús hizo
por ti, sin que lo merezcas), el pecado y tus errores del pasado no tendrán dominio sobre ti. Serás
verdaderamente libre para servir a Dios con todo tu ser.
Eso es lo que hace la gracia. Te hace verdaderamente libre, para que puedas servir a Dios de todo
corazón, sin ningún sentimiento de culpa o de inferioridad.
Quiero tomar un tiempo adicional para explicar más sobre la relación que hay entre nuestro
calificar a las bendiciones de Dios y nuestras buenas obras. Es muy importante que lo explique
más, para que no haya confusiones o mal entendidos.
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Un Amor Tan Grande
Colosenses 2:8-10
“Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones
de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.
Porque en él (Cristo) habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis
completos en él (Cristo), que es la cabeza de todo principado y potestad.”
Aquí, el Apóstol Pablo está escribiéndole a la iglesia de Colosas, la cual era una de las iglesias
que él había fundado, como lo era también la Iglesia que estaba en Galacia.
Esta Iglesia en Colosas, como también estaba sucediendo con la Iglesia que estaba en Galacia, al
parecer no tenía bien claro lo que la obra terminada de Jesucristo en la cruz había hecho a su
favor.
Estos cristianos de ambas iglesias se habían desviado de la posición de estar completos en Cristo.
Habían sido seducidos e influenciados por un grupo de Judaizantes, quienes habían conocido de
Cristo, pero quienes aún mantenían sus tradiciones judías y las usaban como medio para recibir
de las bendiciones de Dios.
Estos judaizantes habían traído confusión a estas iglesias, llevándolos nuevamente a la esclavitud
de obras muertas. Es decir, haciéndolos depender de sus buenas obras para calificar a las
bendiciones de Dios, y no depender del amor y la gracia de Dios.
Ya no veían a Cristo como medio suficiente para calificar ante Dios. De esta manera, se
volvieron esclavos a la conciencia de falta.
Es por eso que les llama la atención, exhortándoles a que nadie los engañe con tradiciones
humanas, y les anima a verse completos en Jesucristo. Estar completo en Cristo significa que no
falta nada. Por lo que Jesús hizo en la cruz por nosotros, tenemos ahora acceso libre a TODAS
son bendiciones.
Gálatas 3:1-3 (NVI)
“¡Gálatas torpes! ¿Quién los ha hechizado a ustedes, ante quienes Jesucristo crucificado ha
sido presentado tan claramente? Sólo quiero que me respondan a esto: ¿Recibieron el
Espíritu por las obras que demanda la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? ¿Tan
torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿pretenden ahora perfeccionarse
con esfuerzos humanos?”
Aquí, el Apóstol Pablo les da un fuerte jalón de orejas a los Gálatas, para que se dieran cuenta el
daño que ellos mismos se estaban haciendo.
En otras traducciones de la Biblia, en vez de “torpes” dice “estúpidos,” y en otras dice “locos.”
Es chistoso, porque el significado de diccionario de la palabra “estúpido” es simplemente: falto
de inteligencia. En otras palabras, BRUTOS.
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Un Amor Tan Grande
El Apóstol Pablo era muy directo, y literalmente les estaba diciendo que eran unos brutos por
dejarse engañar de esa manera, habiendo ellos conocido la verdad.
El creyente nunca debería estar bajo la conciencia de falta. “Algo falta para calificar ante Dios.”
Esto causa una sensación de separación, y nos hace sentir indignos de las cosas de Dios. Es la
mentira más poderosa que uno puede creer. Lastimosamente, muchos creyentes se dejan
influenciar por ella.
Yo fui uno de ellos. Habiendo crecido en un hogar cristiano, al llegar a la edad de los 20 años,
empecé a juntarme con la gente equivocada y me alejé de Dios. Quería experimentar cosas
nuevas, sin darme cuenta en la inmadurez de mi juventud, que me iban a perjudicar. Un día me
invitaron a una Iglesia. Me senté en la última fila para no llamar la atención. Mientras escuchaba
al Pastor enseñar la Palabra de Dios, podía percibir como mi corazón clamaba a Dios. Pero al
mismo tiempo, el diablo atacaba mi mente con pensamientos de condenación, haciéndome creer
que mis errores cometidos y mi falta de buena conducta me descalificaban al perdón de Dios. Y
es así como me sentía, indigno.
El Pastor hizo ese día la invitación para los que querían reconciliarse con Dios, pero no pude
pasar adelante. Mi conciencia de culpa y condenación era tan grande, que no pude hacerlo. Y así
estuve por unos 3 años más. ¡Imagínense! 3 años, habiendo podido arreglar mi situación con
Dios en segundos.
No quiero que eso te suceda a ti. No dejes que el diablo te engañe y te robe de disfrutar de las
bendiciones de Dios. La verdad es que no falta nada cuando estás en Cristo Jesús. Él lo ha
provisto todo por ti.
La conciencia de falta ha estado aquí ya tanto tiempo, que es considerada normal. Pero déjame
decirte que nunca viene de Dios.
Viene por no saber y experimentar todo lo que Jesucristo ya nos ha dado gratuitamente.
El diablo usa esta mentira para mantener a los creyentes atados a lo que ellos puedan hacer para
calificar a las bendiciones de Dios. Y esta táctica la viene usando desde el huerto de Edén.
Génesis 3:1-5 (NVI)
“La serpiente era más astuta que todos los animales del campo que Dios el Señor había
hecho, así que le preguntó a la mujer: Es verdad que Dios les dijo que no comieran de
ningún árbol del jardín? Podemos comer del fruto de todos los arboles, respondió la mujer.
Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios nos ha dicho: No
coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo contrario, morirán. Pero la serpiente le dijo a la
mujer: ¡No es cierto, no van a morir! Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol,
se les abrirán los ojos y llegaran a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.”
Todo comenzó en el huerto de Edén con una conversación entre Eva y la serpiente. El diablo, en
forma de serpiente, fue muy sutil. Tenía que serlo, sino Eva no iba a caer en su trampa.
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Un Amor Tan Grande
Fíjense que el diablo no estaba vestido con un traje rojo y un enorme tenedor, y perseguí a Eva
por todo el Huerto. Esa forma de ver al diablo viene de los dibujos animados. Es ficción, no es
verdad.
El diablo no atacó en una forma muy obvia. Simplemente le hizo a Eva un par de preguntas
estratégicas, con el fin de hacerla dudar de lo que Dios le había dicho. Esa es la misma artimaña
que el diablo siempre ha usado y siempre usará para atacar a los creyentes. El campo de batalla
del diablo es la mente del ser humano. El ataca nuestra mente con pensamientos contrarios a la
Palabra de Dios, para hacernos dudar y tambalear.
¡Escucha bien esto! El diablo no necesita hacerte negar a Jesús para destruirte. No necesita hacer
eso. Todo lo que él tiene que hacer es hacerte creer que lo que Jesús hizo en la cruz NO es
suficiente para vivir una buena vida.
Eso es exactamente lo que quería hacerle creer a Eva. Le dijo a Eva:”Tienes que hacer algo
(comer del fruto del otro árbol) para llegar a ser como Dios.” En otras palabras, le quería hacer
creer a Eva que lo que Dios había provisto por ellos en el Huerto no era suficiente para vivir una
buena vida. Esa era una gran mentira.
Eva no tenía que hacer absolutamente nada para llegar a ser como Dios. YA ERA COMO DIOS.
Tanto ella como Adán habían sido creados a la imagen de Dios, y disfrutaban de una perfecta
comunión con Dios. Aún no había ocurrido la separación entre Dios y el hombre, ya que aún no
habían pecado. El pecado, a través de la desobediencia, ocasionó la separación.
En el momento que nosotros creemos que hay algo que Dios no dio a través de la obra terminada
de Jesucristo en la cruz, nos conectamos con la conciencia de falta.
¿Cuántas veces habrás pensado, que por haber hecho algo malo, descalificaste para recibir de
Dios? Y ahora tenías que ayunar más, o sufrir un poco para volver a calificar, y Dios te vuelva a
sonreír. Esa es una absurda mentira.
Créeme. Si dependería de nosotros el calificar ante Dios, jamás calificaríamos, ya que nuestras
buenas obras NUNCA van a ser suficientes para calificar a las bendiciones de Dios.
Nunca fue la intensión de Dios de que el hombre experimentara algún tipo de falta. Adán nunca
experimentó falta, hasta que él dudó de la promesa de Dios y se apartó del plan de Dios.
El ser humano no tiene la capacidad emocional para operar en forma normal, estando en un
estado de falta. Necesita sentirse bien consigo mismo y con Dios, para poder operar bien.
La conciencia de falta te lleva a un círculo vicioso que no tiene nunca cuando terminar. Cada vez
que cometas un error, vas a ser blanco fácil para caer en condenación. Va a llegar un momento
que te vas a desanimar y frustrar.
La verdad es que estamos completos en Cristo Jesús. Eso no significa, que como ya estamos
completos en Cristo, que ya no necesitamos trabajar ni cumplir con nuestras responsabilidades.
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Un Amor Tan Grande
¡Por supuesto que sí vamos a cumplir siempre con todas nuestras responsabilidades y ser ejemplo
a lo demás en todo lo que hagamos!
Pero lo vamos a hacer con total libertad, sabiendo que la obra terminada de Cristo en la cruz nos
califica a que su favor y todas sus bendiciones fluyan en nuestras vidas sin límites.
Todas las cartas del Apóstol Pablo estaban enfocadas en traer al creyente a la obra terminada de
Cristo, lo cual es el fundamento firme del Evangelio que nosotros creemos y predicamos.
Todo nuestro éxito es por Jesús, no por nosotros.
II Corintios 5:21 (RVC)
“Al que no cometió ningún pecado (Jesús), por nosotros Dios lo hizo pecado, para que en él
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios.”
Romanos 5:1 (NVI)
“En consecuencia, ya hemos sido justificados mediante la fe, tenemos paz con Dios por
medio de nuestro Señor Jesucristo.”
Somos justos ante Dios porque Jesús es justo y por creer en él, Dios nos declara justos y sin falta
alguna. Libres de toda culpa. ¿No es eso maravilloso?
Cuando tu conciencia de Justicia está basado en Cristo y en su obra terminada, eres inmovible,
ya que sabes que esa posición la tienes debido a Jesucristo y no debido a algo que tú hayas
logrado. Estás parado sobre la roca, Cristo Jesús.
Debemos de dejar que la conciencia de Justicia sobrepase la conciencia de falta.
Renueva tu mente con ésta verdad, para que todo lo que veas de ti mismo esté siempre basado en
lo que Jesús ha hecho en ti.
Cuando Jesús exclamó en la cruz: “Padre, porque me has abandonado,” él estaba
experimentando lo que nosotros hubiésemos experimentado si hubiéramos muerto en nuestro
pecado sin Jesús. Jesús fue separado de Dios (por primera y última vez), para que nosotros
NUNCA lo estemos.
Tengamos cuidado con las preguntas que nos llevan a conclusiones falsas.
La pregunta más importante que te tienes que hacerte es:
“¿Es Jesús suficiente para yo saber que estoy bien con Dios?”
“¿Dónde está mi confianza, en Su obra o en la mía?”
Mientras más te hagas recordar que Jesús es suficiente para vivir una buena vida en cada área de
tu vida, más se convierte Jesús en tu todo.
La próxima vez que te enfrentes a una situación difícil (enfermedad, escasez,…), no te
preguntes: “Tengo suficiente fe para vencer esto?”
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Un Amor Tan Grande
Más bien pregúntate: “Venció Jesús esto cuando resucitó victorioso de los muertos? ¿Estoy yo en
él?”
¡Ambas respuestas son afirmativas! Por lo tanto, tú también has vencido lo que Jesús venció. La
Biblia nos enseña, que el mismo poder que resucitó a Jesús de entre los muertos (el Espíritu
Santo) vive en nosotros.
Si ese poder no le falló a Jesús, no nos va a fallar a nosotros tampoco.
Romanos 8:17
“Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo,…”
La palabra “coherederos” significa “igual herederos.” En otras palabras, si Jesús lo tiene, es
nuestro también. Si él es justo, nosotros también.
Para pasar por encima de la conciencia de falta e inestabilidad, necesitamos ver a Jesús como él
es ahora, y vernos en él.
Efesios 1:22
“Dios sometió todas las cosas al dominio de Cristo, y lo dio como cabeza de todo a la Iglesia.
Ésta, que es su cuerpo, es la plenitud de aquel que lo llena todo por completo.”
Nosotros somos la Iglesia, el cuerpo de Jesucristo. ¡Tal como es él, somos nosotros ahora!
Entender ésta verdad, te hará totalmente libre para vivir la vida que Dios tiene para ti. Una vida
en victoria total.
Entendiendo la Gracia de Dios, llegamos a conocer cada vez más el corazón de Dios. Un corazón
que late por toda la humanidad. Quien amándonos tanto, sin esperar nada a cambio y sin nosotros
merecerlo, se entregó a sí mismo por nosotros a través de Jesucristo, nos perdonó completamente
y nos llenó de bendiciones.
II Corintios 5:19 (Amplificada)
“Fue Dios que estaba personalmente presente en Cristo, reconciliando y restaurando
consigo al mundo, no tomándoles en cuenta ni guardando en su contra a los hombres sus
pecados, pero cancelándolos,…”
Nosotros teníamos una deuda que no podíamos pagar, pero Jesús (en la cruz) pagó una deuda
que Él no debía. Nuestra parte es simplemente creer y recibir todo lo que Él en su amor ha
obtenido por nosotros. Suena ridículamente sencillo, pero esto es lo que hace a la Gracia, Gracia.
Gracia es Gracia, solamente cuando es inmerecido y no obtenido por mérito propio.
Quiero mencionar una cosa más para terminar bien éste capítulo.
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Un Amor Tan Grande
Hebreos 9:15 (NVI)
“Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que los llamados reciban la herencia
eterna prometida, ahora que él ha muerto para liberarlos de los pecados cometidos bajo el
primer pacto.”
Cristo Jesús es el mediador de éste nuevo pacto en el que ahora vivimos. En otras palabras, es
por medio de Jesús y su sacrificio perfecto en la cruz que nosotros calificamos para recibir la
herencia eterna. Eterno significa que no tiene fin.
Eso significa, que Dios no hizo un pacto con el hombre individualmente, ya que Él sabía que el
hombre iba a fallar tarde o temprano, haciendo al pacto muy frágil.
Dios hizo un pacto con su hijo Jesucristo, haciendo al pacto firme e inmovible, ya que Jesús es
perfecto y jamás va a fallar.
Nosotros somos ahora parte de ese pacto, porque estamos unidos a Cristo Jesús.
Al morir Jesús, su voluntad y testamento entró en efecto a nuestro favor. Y cuando resucitó, se
sentó a la diestra del Padre en el trono celestial, y ahora vive por siempre para asegurar que cada
promesa del pacto se cumpla para nosotros.
Ni tu ni yo tenemos el poder para romper o anular este pacto, ya que Dios lo hizo con Jesús y nos
con nosotros. En otras palabras, nuestros errores que cometamos no tienen la fuerza o el poder
suficiente como para romper o deshacer este pacto. ¡Qué buena noticia!
Nuevamente lo repito. Eso NO nos da licencia para pecar o hacer tonterías. Además, como ya lo
expliqué, yo ya no deseo pecar. He nacido de nuevo y ahora tengo la naturaleza de Dios.
Debido a nuestra carne, la cual aún no ha nacido de nuevo, vamos a cometer errores en nuestra
vida cristiana. Y por malas decisiones nuestras podemos dejar de disfrutar de las bendiciones que
Dios en su Gracia ya nos dio. Pero nunca perderás el derecho legal a la herencia.
La herencia es eterna, no tiene fin, y fue comprada por la sangre de Jesús, no por tus lindos
esfuerzos.
Sí, vamos a cometer errores. Pero cuando errores o faltas ocurran, no caigas en condenación.
Arregla la situación con quien tengas que hacerlo. Pide perdón a quien tengas que pedirle perdón
y sigue avanzando. Toma la decisión de dejar atrás el error y seguir avanzando, cumpliendo el
propósito de Dios en tu vida.
Les animo a que lean Lucas 15:11-32. Es la historia del hijo pródigo. Jesús relató esta parábola,
porque describe el corazón de Padre amoroso que Dios tiene para con nosotros.
Es la historia de un padre con un alto nivel social y económico que tiene 2 hijos. Uno de ellos
está cansado de estar trabajando con el padre y decide pedir su parte de la herencia. Después de
tomar el dinero se va de la casa. Malgasta todo el dinero en mujeres y fiestas, y termina
trabajando en una granja alimentando a cerdos. Estando en esa condición, reconoce su error y
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Un Amor Tan Grande
decide regresar a casa, pero ya no como hijo, sino como siervo de su Padre. Cuando el hijo está
regresando a casa, en el camino, su Padre lo ve desde lejos y lo alcanza. Lo abraza, aún
apestando su hijo a cerdos, y ordena a sus criados que le pongan ropas limpias, le pone un anillo
y organiza una fiesta en su honor.
Aquí vemos que el Padre, a pesar de la estupidez de su hijo, nunca dejó de ver a su hijo como
hijo, ni nunca lo dejó de amar. La posición que tenía el hijo no dependía del hijo, sino del gran
amor de su Padre. A pesar de haber cometido un error muy grave, el hijo nunca dejó de ser hijo.
Y eso podemos entender nosotros como padres de familia. El amor que tenemos hacia nuestros
hijos es totalmente incondicional. Ellos no hicieron ningún mérito para merecer nuestro amor.
No importa lo que hagan o dejen de hacer, siempre los vamos a amar y estar para ellos.
Cuanto más Dios nos amará así.
¡No dejas de ser hijo de Dios por cometer un error, así como no te convertiste en hijo por hacer
buenas obras! Te conviertes en hijo de Dios simplemente por creer en Jesús y nacer de nuevo.
Muchos de nosotros, como hijos de Dios, hemos cometido muchos errores y tonterías, pero por
eso no somos menos hijos. Seguimos siendo hijos. Y como vemos en la historia, hay
consecuencias a las tonterías que hacemos. El hijo lo perdió todo, pero reconoció su error y
decidió regresar a casa. Su Padre siempre lo estaba esperando con brazos abiertos.
No permitas que tus errores te detengan. Todos cometeremos errores, pero Dios en su sabiduría y
amor, se aseguró que sus bendiciones siempre estén disponibles a nosotros.
Proverbios 24:16 (NVI)
“…porque siete veces podrá caer el justo, pero otras tantas se levantará;…”
Cuando nosotros los justos caemos, nuestra naturaleza de justicia nos impulsa a levantarnos una
y otra vez.
Como dijo el Apóstol Pablo en Filipenses 3:12-14, que él no era perfecto, ni lo sabía todo, pero
había tomado la decisión de olvidar el pasado, extenderse hacia adelante y seguir avanzando
hacia la meta.
Vuelvo a repetir la importancia de renovar nuestra mente a la maravillosa verdad de que somos
justos ante Dios. Tenemos que entrenarnos a escuchar nuestra voz interior y seguir la guianza del
Espíritu Santo.
Si no renovamos nuestra mente con la Palabra de Dios, entonces tendremos una batalla entre
nuestro espíritu nacido de nuevo, y nuestra mente no nacida de nuevo, y nuestro creer puede ser
afectado.
Al renovar nuestra mente con la Palabra de Dios, nuestro espíritu y nuestra mente estarán en
armonía, y nuestro corazón creerá con firmeza en el amor y el perdón de Dios, y tendremos el
poder para vencer toda tentación del pecado.
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Un Amor Tan Grande
Convencemos a nuestro corazón de que somos la Justicia de Dios por mérito de Jesús y no el
nuestro, cuando meditamos en esta verdad.
El origen de toda acción de Dios es amor. La acción de ese amor es Gracia.
¡Un amor tan grande!
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Un Amor Tan Grande
Capítulo 3
IMITANDO A NUESTRO PADRE CELESTIAL
Efesios 5:1, 2 (NVI)
“Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados, y lleven una vida de amor, así como Cristo
nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.”
En los primeros dos capítulos, he querido impartirles el corazón de Dios, que late por la gente.
Su naturaleza, la cual es amor, se extiende hacia toda la humanidad sin excepción (a través de
Jesucristo), ofreciéndonos una vida abundante en Él, sin que nosotros lo merezcamos y sin
mérito propio.
Vimos a un Dios nada egoísta y muy amoroso, que solamente le interesa nuestro bienestar antes
que cualquier otra cosa.
Ahora aquí en Efesios 5, vemos que la Palabra nos dice que imitemos a Dios. Podemos decirlo
mejor, que imitemos a nuestro Padre celestial. Para un niño o una niña, su Papá es visto como
Superman. Todo lo puede, todo lo sabe; por lo tanto, quieren imitarlo en todo.
Un día en particular por la mañana, yo me estaba afeitando muy concentrado, cuando de repente,
me doy cuenta que mi hijita, que entonces tenía 2 años de edad, estaba imitando todos mis
movimientos al afeitarme ¡Pero gracias a Dios lo estaba haciendo con un plástico que encontró
por allí y no una afeitadora de verdad!
Pero para un niño, es algo completamente normal mirar a su Padre como su ejemplo a seguir y
copiarlo en todo lo que hace, sea para bien o para mal. Lo bueno es que con Dios, no hay mal,
sólo bien.
Como Padres, tenemos una gran responsabilidad: Somos el modelo que nuestros hijos van a
seguir. Los hijos son un reflejo de su Padre. Si el Padre es gritón y siempre mal humorado, hay
una posibilidad muy alta de que los hijos también lo sean, ya que tuvieron ese modelo de vida
delante de ellos en toda su etapa de crecimiento. Por eso Padres, sométanse a Dios en espíritu,
alma y cuerpo, para que sus hijos sigan los pasos de un hombre amoroso quien de todo corazón
sirve y ama a Dios.
Podemos tener la plena confianza que el imitar a nuestro Padre Celestial nos va a llevar a una
vida de victoria en cada área de nuestras vidas. Él es tu Dios, tu Papá, tu Superman… ¡tu todo!
Pero hay algo interesante aquí que debemos de notar de Efesios 5:1: El Apóstol Pablo menciona
de que somos muy amados por nuestro Padre y ya vimos un poco acerca de cuánto es que Él nos
ama.
Digo un poco porque realmente Dios nos ama muchísimo más de lo que nosotros nos podamos
imaginar o entender.
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Un Amor Tan Grande
Está comprobado profesionalmente, que la razón principal por la cual a ciertos adultos les cuesta
mucho amar y tratar bien a los demás es porque ellos mismos no recibieron mucho amor en sus
hogares cuando eran niños. Otros maltratan a sus esposas e hijos, porque ellos mismos fueron
maltratados de niños.
Es por eso que Dios siempre rebosa de amor hacia nosotros amándonos incondicionalmente, para
que estemos tan saturados de su amor, que el amar venga de modo natural de nosotros también,
ya que no hemos visto un actuar diferente de nuestro Padre Celestial. Ese es el ejemplo que
nuestro Padre pone delante de nosotros.
Él es nuestro mejor ejemplo a seguir porque es perfecto y nos ama entregándolo todo. Y cuando
realmente nos compenetramos con Dios con todo nuestro ser; espíritu, alma y cuerpo, es
imposible reflejar odio y rencor, ya que nuestro Padre es todo amor y tenemos además su
naturaleza de amor en nosotros. Ahora entendemos como ciertas personas cambiaron
radicalmente una vez que aceptaron a Jesús en su corazón, porque desarrollaron una hermosa
intimidad con Dios dejándose zambullir en su gran amor. Antes eran malos y rencorosos, y ahora
son mansos y amorosos. Así es Dios. Y ellos están ahora tan compenetrados con Dios, que imitar
a Papá es normal.
¿Imitándolo en qué? En hacer lo que Él hace con nosotros: amando. Y también nos dice como:
¡Como Cristo nos amó a nosotros!
Trata a los demás así como Dios te trata a ti.
Jesús mismo también lo dijo en Juan 15:12
“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado a vosotros.”
Es por eso muy importante desarrollar una buena comunión con Dios llegando a conocerle a Él.
La única forma de realmente saber cómo Él te ama es cuando lo conoces.
Como vimos en el primer capítulo, de acuerdo a 1 Juan 4:18, que el que no ama, no ha conocido
a Dios, porque Dios es amor.
Aún entre cristianos, hay muchos que conocen acerca de Dios, pero a Dios no lo conocen. No es
lo mismo conocer acerca de Dios y conocer a Dios. Hay una gran diferencia entre las dos.
¿Déjame hacerte una pregunta? ¿Has escuchado alguna vez de Billy Graham? Seguramente que
sí. Es un gran evangelista mundialmente reconocido.
Pero, ¿has almorzado con él alguna vez, o los has visitado a su casa? Seguramente que no.
Acerca de Billy Graham sí habrás escuchado mucho, pero a él personalmente no lo conoces, y
por ende, no existe una relación de confianza entre ustedes dos. ¿Ves la diferencia?
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Un Amor Tan Grande
Hay muchos que conocen acerca de Dios, y se conocen todas las historias bíblicas, pero a Él no
lo conocen. Cuando vienen problemas, lo primero que hacen es desesperarse y entrar en pánico,
en vez de guardar la calma y confiar en Dios. No puedes confiar en alguien a quien no conoces.
¿Realmente lo conoces? ¿Cómo logramos eso? Pasando tiempo de calidad en su Palabra y en
oración, hablando con Él y dejando que Él te hable y te revele su Palabra. Y mientras más lo
conozcas, ya que Él es todo amor, vas a estar tan saturado de su amor que vas a empezar a tratar
a los demás como tu Padre te trata a ti: con mucho amor.
Debemos de entender también que Dios ama de una forma y el mundo de otra. El mundo no
puede amar como Dios ama ya que no ha nacido de nuevo y por lo tanto no tiene la naturaleza de
Dios. Es por eso que el mundo ama de manera exactamente contraria a como Dios ama. Personas
que no han nacido de nuevo te van a decir: “te amo y te voy a ayudar, pero…” Siempre es
condicional. Nada es gratis.
¡El amor de Dios es totalmente incondicional! Dios te dice: te amo. Sin peros.
Imagínate. En Efesios 2 dice que Dios nos amó y nos rescató cuando aún éramos sus enemigos.
Y no sólo rescató a un grupo de su preferencia. Dios no tiene favoritos.
I Timoteo 2:4 (NVI)
“..., pues Él quiere que todos sean salvos, y lleguen a conocer la verdad.”
Su amor se extiende a cada persona que se encuentra en este planeta. ¡Qué Padre tan bueno
tenemos!
Vayamos ahora a I Corintios 13:4-8. Aquí se describe cómo es que Dios ama y cómo es que Él
quiere que amemos a los demás. Vamos a leerlo de la versión Amplificada:
“El amor es sufrido y es paciente y amable. El amor nunca es envidioso, ni rebosa con celos;
no es jactancioso ni vanaglorioso. No se demuestra a sí mismo con altivez. No es vanidoso,
arrogante e inflado con orgullo; no es brusco (mal educado), y no actúa impropiamente. El
amor (el amor de Dios en nosotros) no insiste en sus propios derechos o en su propio modo, ya
que no busca lo suyo. No es irritable, susceptible o enojadizo o resentido; no toma en cuenta el
mal que le es causado. No le presta atención a una injusticia sufrida. No se regocija de la
injusticia o de la maldad, mas se regocija cuando la verdad y la justicia prevalecen. El amor
cobra ánimo bajo cualquier circunstancia que se acerca, siempre está listo a creer lo mejor de
toda persona. La esperanza del amor nunca disminuye bajo ninguna circunstancia y todo lo
soporta (sin debilitarse). El amor nunca cesa, nunca se desvanece o se vuelve obsoleto o deja
de ser…”
Así nos ama Dios, y así también desea Él que amemos a los demás. El amor no tiene principio ni
final: es la naturaleza de Dios.
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Un Amor Tan Grande
Vamos a resumir 1 Corintios 13:4-8:

Te acepto como eres. No puedes cambiar a alguien a quien Dios ha hecho como es. Es
por eso que muchos matrimonios fracasan porque entran al matrimonio pensando que van
a cambiar a su cónyuge y se frustran en el intento. No esperes a que la otra persona
cambie para recién tú hacer algo al respecto. Simplemente rodea a tu cónyuge con
palabras de vida y toma tú la iniciativa en amar incondicionalmente ¡Dios hizo eso con
nosotros y funcionó!

Te considero valioso. En la sociedad en la que vivimos, andamos tan apurados y
atareados que ignoramos las necesidades de los demás. Tu tiempo es muy valioso y
solamente vas a dar de él a lo que realmente te interesa. Cuando tomas el tiempo para
escuchar a otras personas demuestras que esas personas son valiosas para ti. Escucha a tu
esposa/o, a tus hijos, etc. Si no los escuchas, va a ser mucho más difícil identificar el
problema para poder ayudarles. Parte de ser un buen comunicador es saber escuchar.

Sólo deseo lo mejor para ti. El amor de Dios piensa en el bienestar de la otra persona
antes que del suyo. No es egoísta. Nunca saca ventaja de la otra persona para su propio
beneficio. No tengas amistades solamente porque te van a ayudar a conseguir un mejor
trabajo. El amor no pide, da. No demanda, ofrece.

Olvido todo lo que me hayas hecho. Perdonar sin olvidar no es perdonar. Perdona y
olvida. Cambia la página. Borrón y cuenta nueva. ¡Guarda tu corazón!

Me gozo contigo. Gózate con los demás, cuando reciban un aumento de sueldo o cuando
se compren su hermosa casa después de tantos años de espera, o cuando reciban de regalo
unas hermosas vacaciones en el Caribe con todo pagado. No estés de mal humor
pensando porque no fuiste tú el beneficiado. ¡Gózate! Ellos creyeron y recibieron. ¡Tú
también cree, mantente firme en la Palabra de Dios y también recibirás!
Después de ver con mayor amplitud estos versículos de 1 Corintios 13, vemos que el amor no es
simplemente una inclinación o una moda: Es un estilo de vida continuo. Es una demostración,
una acción.
Romanos 5:8
“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió
por nosotros.”
¡Si no hay acción, no es amor! El amor nunca se queda estático, siempre se está moviendo a
favor de otros.
No permitas que el mal carácter de otra persona te afecte. Tu caminar en amor nunca depende de
la otra persona, sino sería como una montaña rusa: A veces arriba, otras abajo. ¡Tu caminar en
amor sólo depende del amor de Dios que ha sido depositado en ti, y que nunca se va a acabar!
¡El amor de Dios que está en ti siempre quiere y está listo para amar!
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Un Amor Tan Grande
Siempre recuerda que toda cosa que hagas que no esté motivada por el amor de Dios proviene
del egoísmo y te va a obstaculizar en vivir la vida que Dios tiene preparada para ti.
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Un Amor Tan Grande
Capítulo 4
COMO TRATAR CON LA OFENSA
Es importante que entendamos que necesitamos de todo el consejo de Dios, para mantener una
vida estable y firme y ser gente madura. Necesitamos una dieta balanceada de toda la palabra de
Dios.
I Corintios 3:1 (NVI)
“Yo, hermanos, no pude dirigirme a ustedes como a espirituales sino como a inmaduros,
apenas niños en Cristo. Les di leche porque no podían asimilar alimento sólido, ni pueden
todavía, pues aún son inmaduros. Mientras haya entre ustedes celos y contiendas, ¿no
serán inmaduros? ¿Acaso no se están comportando según criterios meramente humanos?”
Aquí el apóstol Pablo compara la inmadurez con los niños. Los niños son muy inmaduros, ya que
están en plena etapa de crecimiento. Siempre quieren llamar la atención, y que todo gire
alrededor de ellos. Eso es egoísmo.
Si tú observas jugar a los niños, no va a pasar mucho tiempo para que empiecen a gritar y
pelearse por los juguetes. Luego se recienten y se dejan de hablar.
Eso es inmadurez. Así son los niños. Pero lastimosamente, ese mismo comportamiento se ve en
muchos adultos también. Celos, peleas, ofensas, rencores,…. Todas ellas son características de la
inmadurez.
Es como el cuerpo humano. Si deseas tener un cuerpo saludable, tienes que alimentarlo con una
dieta balanceada. Si comes mal, abusando de las grasas o del azúcar, tarde o temprano tu cuerpo
va a sufrir las consecuencias.
Podemos saber mucho acerca de la Fe y de la Sanidad, pero si no maduramos en nuestro
carácter, y nos ofendemos por cualquier cosa, ese desbalance nos va a traer muchos problemas.
La guitarra es un hermoso instrumento de 6 cuerdas. Todas las cuerdas tienen que estar bien
afinadas. Si una cuerda se desafina, malogra toda la armonía de la música siendo tocada. Es así
con las personas también. Por eso necesitamos una dieta balanceada de toda la Palabra de Dios.
Una de las formas más efectivas de tratar con las ofensas es desarrollar un carácter maduro, al
alimentarnos con una dieta balanceada de toda la Palabra de Dios.
La ofensa es algo que uno se hace a sí mismo. Es tomarse su propio veneno.
Nadie tiene el poder o la habilidad para ofender a nadie. La ofensa se toma. Uno mismo toma la
decisión de tomar una ofensa. Tenemos que aprender a no tomarlas, a soltarlas. Cuando las
tomamos, las hacemos más grandes de lo que realmente son.
La ofensa produce un juicio injusto o desfavorable a alguien, causando resentimiento y enojo.
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Un Amor Tan Grande
Hay personas que guardan ofensas por mucho tiempo, convirtiéndose en amargura y rencor.
La frase típica del ofendido es: “Es que no sabes lo que esa persona me ha hecho.”
Además, el que queda herido es el que se ha ofendido, no la otra persona.
La ofensa llena tu corazón de falta de perdón y estorba tu fe y tu vida de armonía.
Hace tiempo escuché la historia de una mujer que no se hablaba con su hermana por 40 años.
Habían peleado por razones de dinero, y no se volvieron a hablar por todo ese tiempo. Y lo peor
de todo, es que ella había dicho que prefería morirse, que perdonar a su hermana.
¡Imagínense! Ella prefería morirse que arreglar con su hermana. Esa ofensa la carcomió.
Terminó mal su vida. Fueron 40 años de destrucción interna.
El perdón de Dios no viene por buenas actitudes que hayamos tenido. Se dan a pesar de nuestros
pecados. Dios nunca pone requisitos al perdón. Lastimosamente nosotros sí lo hacemos. Pensar
que la ofensa a nuestra contra haya sido tan grande que no tiene perdón. Eso es orgullo. Desiste
del orgullo, si quieres evitar la caída y la destrucción.
Proverbios 16:18
“Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.”
Tenemos que entender que el amor es más que un sentimiento. Es una decisión que nosotros
tomamos. Así como nosotros hemos tomado la decisión de dar la espalda a nuestra vida pasada y
ahora servir a dios con todo nuestro ser, así también tomamos ahora la decisión de aminar en
amor, y no dejarnos dominar por impulsos emocionales.
Caminar en amor es aceptar tal como son las otras personas. No busquemos lo que nos diferencia
con los demás, sino lo que nos une.
Amar es dejar a lado la ofensa. Jesús lo hizo para perdonarnos. Nosotros también vamos a
necesitar hacerlo para perdonar a los demás.
La ofensa te hace perder la paz y el gozo. Cuando nos ofendemos de algo y no lo tratamos, se
nos va a ser más fácil ofendernos también de otra cosa. Y cuando otra persona te haga algo
parecido a lo que la otra persona te hizo, también te va a ofender. Entrenaste tu vida en la ofensa
y no en el amor. Va a ser como un círculo vicioso de nunca acabar, robándonos del privilegio de
disfrutar del amor de Dios.
No hay nada que ganar con la ofensa, pero sí mucho que perder.
Personas así no pueden tener una relación larga con alguien., porque tienen una rebelión en su
corazón de algo que pasó. Y cada vez que algo similar suceda, eso se levanta.
33
Un Amor Tan Grande
Si no lo tratan, ellos van a tener algo trabado en su corazón, que hace que relacionen todo lo que
les pasa con algo que vivieron antes. Y van a ofenderse nuevamente, pero con diferentes
personas.
No hay nada mejor que limpiar nuestro corazón y andar en paz para con todos. Nuestra
responsabilidad como hijos amados de Dios es caminar en amor con TODOS.
Perdonemos de verdad si alguien nos ha ofendido, y olvidémonos del asunto. No importa la
reacción de la otra persona. Nosotros tomemos la decisión de perdonar.
No necesitamos ser amigo íntimo de todos, pero sí estar en una buena relación con todos.
Al perdonar, la otra persona no tiene que estar presente. Tomamos la decisión de perdonar, y
cuando vemos a la persona, extendemos el perdón.
A la gente no le gusta pedir perdón o perdonar, porque piensan que están bajando su nivel o que
están perdiendo posición. Nuevamente, eso es orgullo.
Pedir perdón y perdonar es caminar en amor de verdad. Te hace libre para poder enfocarte en
Dios y seguir avanzando en las cosas que Dios tiene para tu vida.
La ofensa y la falta de perdón obstaculizan tu fe y tu caminar con Dios.
Mejor es amar que tener la razón. En un matrimonio, hay peleas y discusiones, porque cada uno
defiende su punto de vista. Y terminan peleados y ofendidos.
El porqué de las ofensas
La ofensa es una herramienta que el diablo usa para distraernos y alejarnos de Dios y de su
Palabra, logrando así que seamos incapaces de producir fruto espiritual y glorificar al Señor.
La ofensa te hace ineficaz.
Todos los días vamos a tener la oportunidad para ofendernos, ya sea con un jefe o un familiar.
Hay gente que hasta se ofenden de su Pastor y se van de la Iglesia por algo que el Pastor dijo
desde el púlpito, cuando el Pastor no se refirió de ellos.
Aquí están los 4 puntos clave del porque de las ofensas:
1. Es una cuestión de enfoque
Muchos viven enfocados en el “yo,””lo mío,”y el “yo” otra vez.
Cuando una persona está enfocada en sí misma, está en peligro de ofensas. Aquella persona está
tan enfocada en sus carencias, dificultades, errores y necesidades, que quiere que todo lo que
34
Un Amor Tan Grande
pase sea para solucionar sus cosas, y no toma tiempo en ver por otros. Quiere que todo ocurra
para él.
Ésta persona deja de poner su atención en la Palabra de Dios, y cuando no ve una solución rápida
a su problema, se ofende con los demás. Además, se enfocan en las injusticias sufridas, para ser
ellos el centro de toda la atención.
Una actitud así es, como lo mencionamos anteriormente, muy infantil, inmadura y egoísta.
Personas que actúan así van a estorbar el fluir de Dios en sus vidas, ya que Dios no es egoísta y
pone siempre el interés de la otra persona primero.
El “yo” nos hace blanco a las ofensas y comenzamos a juzgar a los demás y levantar nuestra
bandera de reclamos, haciendo todo de mala gana y con quejas.
De esa manera perderemos la oportunidad de disfrutar de lo mejor de Dios.
No pongamos la mirada en nosotros mismos, sino en Jesucristo, confiando en Él en todo lo que
hagamos, sabiendo que Él tiene lo mejor para nuestras vidas. Y cuando te dejas guiar por Él y su
Palabra, Él siempre te va a guiar a dar, servir y ser de bendición a los demás.
Y les digo sinceramente. No hay mejor manera de vivir que dar y servir. Dios se va a encargar de
que seas promovido, bendecido e incrementado en todo lo que hagas. Tú confía en Él. Él es
siempre fiel y maravilloso.
Desenfócate de ti mismo, para que ninguna actitud de codicia o egoísmo se levante.
2. El oculto motivo de los celos
Cuando uno busca una posición o una promoción, y no la obtiene, a veces se levantan celos
contra las personas que sí lo han obtenido. Tal vez pensamos que nosotros somos los calificados
para ese asenso en el trabajo, y nuestro jefe escogió a otra persona.
Si pensamos que nosotros sabemos más que la persona que fue elegida para la posición,
ofrezcamos nuestra ayuda y seamos parte del equipo de trabajo, para que los celos no se
acumulen. Guarda nuestro corazón.
Otra forma en que los celos se manifiestan es cuando otros reciben respuesta a sus oraciones
antes que nosotros. Y pensamos “cómo es posible….”o “eso no es justo.”
No hagamos eso. Decidamos simplemente en gozarnos con esas personas y desearles a que sigan
avanzando en su caminar con Dios.
I Samuel 18:5-15 Te animo a que abras tu Biblia y leas éstos versículos.
Aquí vemos que el rey Saúl se había ofendido, porque a él solo le daban crédito de haber matado
a 1000 soldados enemigos, mientras que a David le daban el crédito de haber matado a 10000.
Saúl no se dio cuenta que esos 10000 soldados enemigos, quienes David había matado,
beneficiaba a su reino, no el de David. Celos se levantaron en el rey Saúl.
35
Un Amor Tan Grande
Debido a esos celos, el rey Saúl intentó matar a David 2 veces. Aún así, David se mantuvo fiel y
no se iba. El rey Saúl veía en David un enemigo que no tenía. Los celos fueron la causa de la
ofensa del rey Saúl hacia David. David lo servía y no buscaba su propio bien. Pero aún así el rey
Saúl le tenía celos.
¿Cómo terminó el rey Saúl? Él se suicidó, y su hijo Jonathan fue matado por el ejército enemigo.
Dios había elegido a Saúl para ser el rey de Israel, pero sus inseguridades le causaron celos, los
cuales abrieron la puerta a la ofensa, destruyendo así su propia vida.
3. Errores contra mí
Las ofensas se producen cuando nos enfocamos en los errores o injusticias que se han cometido
contra nosotros, o no se reconoce lo que hemos estado haciendo con mucho esfuerzo y sacrificio.
Cuando tenemos a gente bajo nuestro cargo, ya sea como Pastores o Gerentes, debemos de
aprender a escuchar a los que trabajan con nosotros y hacerles sentir que son parte del equipo,
para no crear resentimientos u ofensas en ellos.
No todo lo que consideramos que está mal hecho está mal hecho. No lo sabemos todo.
Otros se ofenden cuando son corregidos, y a veces hasta se van de la Iglesia o renuncian a su
trabajo. Como Pastor o gerente, corregir a tu gente cuando es necesario es muy importante
hacerlo, para evitar problemas más adelante. Pero muchas veces no se corrige, para no ofender a
nadie.
A veces también los Pastores o Gerentes se ofenden con su gente, cuando ellos presentan nuevos
proyectos y nadie se involucra o muestra interés.
4. Por causa de la Palabra
Abramos nuestras Biblias y leamos en Marcos 4:14-17
Aquí en el verso 17, vemos que hay tribulación y persecución a causa de la Palabra de Dios.
Algunos se ofenden con la Palabra de Dios, porque las cosas no salen como ellos quieren. Están
orando y ayunando, pero no reciben lo que han pedido, mientras que otras personas sí han
recibido. Y por eso se quejan diciendo: “Estoy creyendo y no pasa nada.”
La verdad es que NO están creyendo, si no también hubieran recibido como los otros.
En ésta Parábola, Jesús estaba hablando de aquellos que escuchan la Palabra de Dios, se gozan,
pero no tiene raíz (un fundamento firme). Por lo tanto, no la retienen. Y cuando viene la presión,
se ofenden y se rinden.
Salmos 119:165 (NVI)
“Los que aman tu ley disfrutan de gran bienestar, y nada los hace tropezar.”
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Un Amor Tan Grande
Aquellos que están firmes en la Palabra de Dios, la verdad de la Palabra es lo que los protege de
las ofensas, porque el estar consciente de la Palabra, te hace poner tu mirada en Jesucristo y no
en tí mismo.
La ofensa no te permite estar firme, porque ella te hace apartar de la palabra de Dios y estorba el
fluir del amor de Dios que está en ti.
Las aflicciones y persecuciones son usadas por el diablo para que nos ofendamos con Dios y su
Palabra. Algunos dicen: “Yo pensé que era la voluntad de Dios que mi tía sea sanada, pero no se
sanó y murió.” Y se ofenden con Dios y su Palabra.
Tenemos que tener algo bien claro. Dios es bueno y siempre fiel, y su Palabra siempre funciona
y siempre es efectiva. Pero es nuestra responsabilidad como hijos de Dios, creer su Palabra y
mantenernos firmes en ella, y no cambiar nuestra confesión cada vez que las cosas no salen
como pensábamos.
Al nosotros servir a Dios y hacer su voluntad aquí en la tierra, van a venir ataques departe del
diablo para distraernos y sacarnos del plan y propósito perfecto que Dios tiene para cada uno de
nosotros. Y por lo tanto, vamos a tener muchas oportunidades para ofendernos con nuestro
Pastor, amigos, jefes,…
Una persona que continuamente medita en la Palabra de Dios y guarda su corazón, no se ofende
fácilmente. Es cuando nos enfocamos en nosotros mismos, actuando así egoístamente, nos
ofendemos, porque las cosas no salieron como nosotros quisimos.
Evitemos caer en la trampa del diablo.
Como levantar una buena defensa contra las ofensas:
1. Haz habitar la Palabra de Dios en ti
Amemos la Palabra de Dios, poniéndola siempre en primer lugar en nuestras vidas. De esa
manera, vamos a poder identificar todo aquello que vaya en contra de la palabra de Dios.
Salmos 119:105, 111 (NVI)
“Tu Palabra es una lámpara a mis pies; es una luz a mi sendero.
Tus estatutos son mi herencia permanente; son el regocijo de mi corazón.”
Cuando está lleno de la Palabra de Dios, podrás reconocer la ofensa cuando viene y podrás
prevenirla. Dios no miente, y su palabra dice que su Amor ya fue derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que vive en nosotros.
37
Un Amor Tan Grande
2. Desarrolla el fruto del Espíritu
Gálatas 5:22,23
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre (humildad), templanza (dominio propio); …”
Todos estos frutos fueron depositados por el Espíritu Santo en ti el día que naciste de nuevo, y
son para el beneficio de los demás, para aquellos que en algún momento de tu vida tengas algún
contacto. Estos frutos reflejan el carácter de Dios. Y cuando nos cedemos a éstos frutos del
Espíritu, dejamos que el carácter de Dios se manifieste en nuestras vidas. La gran pregunta que
nos tenemos que hacer es: ¿Estamos caminando en el fruto del Espíritu?
Si la respuesta es no, simplemente toma la decisión de hacerlo. Déjate dominar por tu nueva
naturaleza, la naturaleza de Dios en ti.
Ahora bien, si lees en este mismo capítulo, entre los versículos 19 y 21, vas a ver que la carne
también tiene un fruto, el cual también va hacia alguien. Y si eres más consiente de quien eres en
tu exterior, de quien eres en tu interior, entonces los frutos de la carne van a tener vía libre para
manifestarse en tu vida.
Por eso es sumamente importante renovar nuestra mente con la Palabra de Dios, y vernos como
Dios nos ve.
3. Escoge a tus amigos cercanos sabiamente
I Corintios 15:33
“No se dejen engañar: las malas compañías corrompen las buenas costumbres.”
Proverbios 13:20
“El que con sabios anda, sabio se vuelve; el que con necios se junta, saldrá mal parado.”
No permitas que los que ignoran la Palabra de Dios tengan alguna influencia en tu vida, ya que
sus consejos van a estar muy por debajo a los de Dios.
I Corintios 3:19
“Porque la sabiduría de este mundo es insensatez (necedad) para con Dios;…”
I Corintios 1:25
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Un Amor Tan Grande
“Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte
que los hombres.”
Cuidemos bien a nuestros jóvenes, a nuestros hijos. Enseñémosles a escoger bien a sus
amistades. Mientras más ellos se junten con no creyentes, más se van a alejar ellos de la iglesia.
Eso también ocurre con los adultos.
Nuestras amistades no deben de estorbar nuestro caminar con Dios.
4. Mantén una conciencia limpia
Hechos 24:16 (NVI)
“En todo esto procuro conservar siempre limpia mi conciencia delante de Dios y de los
hombres.”
No permitamos que lo que pensamos o hacemos sea opuesto a lo que dice la Palabra.
Mantengámonos bien alineados a la Palabra, simplemente porque amamos a Dios y sabemos
quiénes somos, sus hijos amados.
Mantengamos nuestra carne sujeta a nuestro espíritu.
La carne es la unión de tu cuerpo y tu alma (tu ser intelectual, emociones, mente), sin el control
de tu espíritu. Una persona carnal es quien prefiere las cosas del mundo que las de Dios. Aquella
persona no es gobernada por el espíritu, y se enfoca en sí misma, viviendo por sus pasiones y
emociones. Una persona así es muy inestable, ya que las pasiones y emociones son
impredecibles, subiendo y bajando como una montaña rusa.
Es por eso que una persona carnal se molesta fácilmente, cuando la Palabra de Dios nos aconseja
no hacer ciertas cosas.
I Juan 4:4
“Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en
vosotros, que el que está en el mundo.”
Dominemos a la carne. Nuestra verdadera identidad es el espíritu que está en nosotros, el cual
está lleno, de pared a pared, del Espíritu Santo.
Un predicador inglés llamado Smith Wigglesworth, antes de salir de su casa en las mañanas, se
paraba delante del espejo y declaraba en voz alta: “Yo soy mil veces más grande por dentro que
por fuera.”
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Un Amor Tan Grande
Es una gran verdad. Meditemos en esa verdad para que vivamos en esa realidad.
De acuerdo a los versículos que vimos en el capítulo anterior de I Corintios 13:4-8, el amor de
Dios no guarda rencor. Medita continuamente en estos versículos, decláralos sobre tu vida. Te
van a ayudar a tener siempre una actitud correcta hacia los demás.
Sin importar lo que otras personas hagan o digan, nadie tiene el poder o la habilidad para
ofendernos. Somos nosotros quienes tomamos la decisión de aceptar una ofensa.
El amor es siempre paciente y tierno.
Seamos humildes y no arrogantes. La persona orgullosa es fácil de ofender, porque es muy
egocéntrica y se molesta cuando las cosas no salen como quiere.
No somos más que nadie.
A Dios le costó a su hijo Jesús conseguir nuestro perdón. Cuanto te cuesta a ti perdonar a los
demás?
Actuar en amor nunca es sinónimo de debilidad. Dios, quien es Todopoderoso, es amor, y Él no
tiene nada de débil.
II Corintios 5:14 (RVC)
“El amor de Cristo nos lleva a actuar así, al pensar que si uno murió por todos, entonces
todos murieron;…”
Dejémonos dominar por el amor de Cristo. No seamos rebeldes a su amor.
40
Un Amor Tan Grande
Capítulo 5
PERDONAR ES OLVIDAR
El amor y el perdón van mano a mano. Dios nos ama tanto que decidió perdonarnos y olvidar
todo error que hayamos cometido. Amar de verdad es saber perdonar y olvidar todo mal sufrido.
Hebreos 8:12 (NVI)
“Yo les perdonaré sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados.”
Isaías 43:25
´´Yo, yo soy el que borro tus rebeliones (transgresiones) por amor de mi mismo, y no me
acordaré de tus pecados.´´
Jeremías 31:34
“… perdonaré la maldad de ellos y no me acordaré más de su pecado.”
El Nuevo Testamento fue escrito originalmente en el idioma griego. Así que me puse a investigar
el versículo 12 de Hebreos 8 en la versión original del griego, y descubrí que dice: “Seré
propicio a sus injusticias, y de los pecados de ellos de ningún modo me acordaré ya más.”
¿No son esas buenas noticias, que Dios ya nunca más nos va a sacar en cara nuestros errores del
pasado? Dios dijo que de ningún modo Él se acordará de nuestro pasado.
Perdonar y olvidar van de la mano desde el punto de vista de Dios. Eso es lo que Él hizo para
con nosotros.
Aquí en Hebreos y en Jeremías, Dios estaba hablando del pacto que Él iba a hacer a través de
Jesús. Viéndolo en la luz del Nuevo Testamento, sabemos que Él estaba hablando de la sangre de
su hijo Jesucristo que iba a ser derramada para el perdón de pecados, ya que solamente hay
perdón de pecados con derramamiento de sangre. La sangre de Jesús es tan poderosa que canceló
una vez y para siempre toda la deuda de pecado que estaba sobre nosotros, haciéndonos
completamente libres de toda culpabilidad.
Colosenses 2:13
“… perdonándoos TODOS los pecados.”
2 Corintios 5:19
“… no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados,…”
Jesús nos perdonó todos los pecados. Chicos, medianos y grandes. Dios no tiene una balanza en
el cielo, pesando cada pecado para ver si calificamos para su perdón. Pensar así es absurdo.
Pecado es pecado y Él nos perdonó cada uno de ellos.
41
Un Amor Tan Grande
Y además, TODOS significa TODOS. Pecados pasados, presentes y futuros. Cada error que
hayamos cometido o vayamos a cometer está pagado por la sangre de Jesús.
Algunos dirán: “Estamos perdonados ¡Ahora vivamos la vida loca!” Pensar así es de total
inmadurez, es no saber tu posición como hijo de Dios. Pensar así es no saber quién eres.
Sí, somos libres, pero no para pecar, sino libres para no pecar y servir a Dios con total libertad y
sin ningún sentido de condenación o inferioridad. ¡Qué bueno es Dios!
¡Cuánto nos ama nuestro Padre! Tanto así que nos perdonó y olvidó cada pecado que hayamos
cometido.
Ahora, Dios también quiere que perdonemos y olvidemos los errores que otras personas hayan
cometido contra nosotros, así como Él nos perdonó a nosotros y olvidó todo el mal que hayamos
hecho.
Efesios 4:31, 32 (NVI)
Abandonen toda amargura, ira y enojo, grito y calumnias, y toda forma de malicia.
Mas bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como
Dios los perdonó a ustedes en Cristo.”
Amar sin perdonar es como tener un carro sin llantas. No avanzas. Tarde o temprano alguien
querrá lastimarte y ¿qué vas a hacer? ¿Llorar y molestarte con medio mundo y sentir lástima de
ti? ¡NO! Eso es lo que el diablo quiere que hagas para que no avances.
Pero tú sabes quién eres en Cristo; por lo tanto, vas a perdonar, olvidar, y seguir avanzando en el
plan de Dios para tu vida. El amor es movimiento, es acción. Se extiende hacia los demás
continuamente. Siempre hace algo a favor de otra persona.
Pero quiero aclarar algo que es muy importante. No estoy diciendo que seamos masoquistas y
nos dejemos pegar y abusar por todos. ¡De ninguna manera! Nadie tiene derecho de ponerte la
mano encima o de maltratarte. Antes de ser tú el esposo o esposa o hijo o hija o amigo de
alguien, tú eres un hijo/a de Dios y mereces respeto y cuidado. Debemos de ser firmes y no
permitir el abuso, pero al mismo tiempo cuidando nuestro corazón y no guardando ningún rencor
hacia esa persona. Es importantísimo dejarte guiar por el Espíritu Santo, para tomar las
decisiones que debes de tomar hacia esa persona o situación. Porque hay circunstancias donde es
mejor tomar tu distancia para evitar enfrentamientos y discusiones innecesarios. Pero siempre
manteniendo tu corazón limpio y dispuesto a amar.
Nosotros vamos a cuidar y proteger a los que amamos, incluyéndonos a nosotros mismos. Pero
sin obrar en la carne. Sin caer en la ira y el rencor, sino dejando que nuestro corazón, el cual está
lleno del amor de Dios, dirija todo lo que hacemos y decimos.
Van a ver circunstancias donde va a parecer muy difícil hacerlo, y vas a querer darle rienda
suelta a la ira. Pero mientras más tomes la decisión de ser firme, caminando en amor, cada vez
42
Un Amor Tan Grande
será más fácil. El secreto es hacerte recordar quién eres. ¡Eres un hijo amado de Dios, lleno del
amor de Dios!
Nuestro caminar en amor nunca debe de depender de la otra persona, sino va a ser inconstante,
puesto que, siempre va a haber alguien por allí que actúe mal hacia nosotros. Nuestro caminar en
amor debe de depender siempre del amor de Dios que ya ha sido depositado en nuestro corazón y
que siempre está listo para amar.
Jesús personalmente también nos instruyó a perdonar.
Lucas 17:3,4 (NVI)
“… Si tu hermano peca, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. Aun si peca contra ti siete
veces en un día, y siete veces regresa a decirte `me arrepiento´, perdónalo.”
Mateo 18:21,22
“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que
peque contra mí? ¿Hasta siete?
Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.”
¡Imagínense! En Lucas 17, Jesús les desafiaba a sus discípulos a perdonar a la misma persona en
el mismo día hasta siete veces. ¡Siete veces en un día a la misma persona! Tanto fue eso para
ellos, que en los siguientes versículos le pidieron a Jesús que les aumente la fe.
Y en Mateo no solamente le dice Jesús a Pedro que perdone siete veces, sino que va más allá:
setenta veces siete. Esas son 490 veces ¡y a la misma persona! Pero aquí Jesús realmente no
estaba hablando en una forma legalista acerca de un número específico, sino que, estaba
hablando de siempre mantener una actitud de perdonar y nunca guardar rencor hacia otras
personas. Ese es el corazón de Dios.
Perdonar es parte del amar incondicionalmente, así como Dios nos ama incondicionalmente.
Algunos dirán: “¡Pero esa persona no se merece mi perdón!” Y tal vez tengas razón. Pero tú
tampoco te mereciste el perdón de Dios, y aun así, Dios te perdonó porque te amó. ¿No es así?
Fuimos amados sin nosotros merecerlo. Por lo tanto, ahora amamos y perdonamos sin que la otra
persona se lo merezca.
El perdón no es debilidad. Muchos piensan que es una debilidad admitir sus errores o pedir
perdón a otra persona. Pero no es así. Es una gran virtud. Es parte de nuestra nueva naturaleza
como hijos de Dios, ya que Dios es amor.
Si el perdón fuera una debilidad, entonces Dios sería extremadamente débil, ya que Él nos
perdonó TODOS nuestros pecados.
Si tú realmente entenderías lo que esa persona vale, la tratarías diferente. Vale la sangre de Jesús.
Jesús entregó su vida para poder salvar a toda la humanidad, incluyendo a todas esas personas
que te han lastimado y no quieres volver a ver.
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Un Amor Tan Grande
Imita a tu Padre, perdona y olvida.
Además, Colosenses 3:13 dice:
´´…Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.´´
¿Y cómo es que perdonó Jesucristo?



Jesucristo perdonó a TODOS, sin hacer acepción de personas.
Jesucristo nos perdonó TODO, no hay un pecado demasiado grande que su amor no haya
cubierto.
Jesucristo no se acuerda más de esos pecados.
Así nos perdonó Dios, y así quiere Él que perdonemos a los demás.
Otros dirán: “Pero no puedo. Ya no soporto a esa persona.” Dices eso, porque estás tratando de
perdonar o arreglar la situación con tus fuerzas. Y no lo vas a lograr así, ya que tus fuerzas son
limitadas.
Efesios 6:10
“Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de SU fuerza.”
¡Sus fuerzas son ilimitadas! ¿Y cuál es esa fuerza suya que nos impulsa desde adentro de
nosotros a amar a los demás como Dios nos amó a nosotros? Su amor que fue derramado en
nuestros corazones al nacer de nuevo.
Romanos 5:5
“… el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos
fue dado.”
Tu Espíritu (corazón) está lleno de pared a pared del amor de Dios. El amor de Dios es parte de
tu nueva naturaleza. Por lo tanto, sí podemos amar como Dios ama. La que no quiere amar es tu
carne, ya que tu carne no ha nacido de nuevo. Pero tú eres el espíritu que está adentro, el cual
está lleno del amor de Dios.
¡Identifícate con tu espíritu, no con tu carne!
Veamos también Gálatas 5:22, 25, 26
“Mas el fruto del Espíritu es AMOR, gozo, paz,…
Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.”
El fruto del amor de Dios es el primero que se menciona en esta lista y ya fue puesto en tu
espíritu por el Espíritu Santo. Deja que ese fruto crezca y se desarrolle en cada área de tu vida.
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Un Amor Tan Grande
Ya no seas dominado por los impulsos de tu carne. Tú no eres esa carne. Tú eres el espíritu que
está adentro el cual está lleno del Espíritu Santo y rebosa en el amor de Dios.
Dios nunca te va a decir que hagas algo que no puedas hacer. Sería malo e injusto, y Él es bueno
y justo. Así que si Dios nos dice que amemos a los demás como ÉL nos ama a nosotros, es
porque Él nos ha equipado con su amor para hacerlo.
Veamos ahora lo que Jesús enseñó acerca de cómo tratar a nuestros enemigos:
Mateo 5:43-45
“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo.
Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los
que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos,…”
Jesús estaba diciendo, que parte de amar y de imitar a nuestro Padre celestial es amar a nuestros
enemigos y orar por ellos ¡Imagínense!
Antes de continuar, veamos el contexto de estos versículos, para poder entender esto mejor.
Jesús les estaba hablando a judíos. Si leemos los primeros 5 libros de la Biblia (Pentateuco),
vemos que el pueblo judío estaba bien fundamentado en la ley.
¿Y cuál era el principio de la ley? Ojo por ojo y diente por diente.
Aun cuando leemos los Salmos de David, vemos que David oraba en contra de sus enemigos.
Es por eso que Jesús empezó en el verso 23 diciendo: “Oísteis que fue dicho, amarás a tu
prójimo, y aborrecerás a tu enemigo.” Así estaban acostumbrados los judíos. Amar a su prójimo
y odiar a su enemigo; pero aquí Jesús les dice algo completamente diferente a lo que ellos
estaban acostumbrados a escuchar. Los judíos nunca habían escuchado del amor y perdón de
Dios. Todo esto era nuevo para ellos.
Pero ¿sabes qué? No vas a poder amar a tus enemigos a menos de que hayas nacido de nuevo y
el amor de Dios esté en ti. Es imposible amar a alguien a quien odias, con tus propias fuerzas.
Los judíos no podían entender a Jesús porque no habían nacido de nuevo. Estaban
espiritualmente muertos, ajenos de la vida y del amor de Dios.
Es fácil amar a los que te aman. Cualquiera puede hacer eso, hasta los incrédulos lo hacen. Es
muy fácil amar a tus amigos o a tus padres. Ellos son amables contigo y te tratan bien. Tus
enemigos no son así. Pero aquí Jesús estaba queriendo llevar a esta gente a un nivel mucho más
alto de amar.
Ama a tus enemigos. Bendice al que te maldice, haz el bien al que te aborrece y, para cerrarlo
con broche de oro, ora por esa persona. Créeme que sólo lo vas a poder hacer con el amor de
Dios en ti y operando a través de ti.
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Un Amor Tan Grande
Eso mismo hizo Jesús antes de morir. Oró por los que se burlaron de Él, maltrataron y
crucificaron (Lucas 23:34). Jesús no le pidió al Padre: “¡Manda un rayo del cielo y que los
consuma a todos!” Él siempre imitó a su Padre y fluyó en amor y compasión hacia ellos: “Padre
perdónalos, porque no saben lo que hacen.”
Eso es amor de verdad.
Cuando alguien te hace daño, mira a la cruz. Actúa de adentro hacia fuera. Deja que el amor de
Dios que está en ti domine la situación y no tu carne. Además, Jesús también dijo que no
paguemos mal por mal.
1 Pedro 3:9 (Amplificada)
“No pagues mal por mal, o insulto por insulto, sino lo contrario. Ora por el bienestar de ellos,
su felicidad y protección, amándolos de verdad…”
Romanos 12:17 (NVI)
“No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos.”
Si conoces a alguien que te odia, encuentra una manera de cómo bendecirlo. Mándale un regalo,
una ofrenda, ora por él, etc. Es grandioso ver cómo la gente responde al amor de Dios. Un amor
genuino, no fingido. Créanme hermanos que tarde o temprano, no importando cuan dura la otra
persona pueda ser, esa persona va a rendirse al amor de Dios.
Hubo un Ministro Itinerante hace muchos años que no estaba de acuerdo que las mujeres estén
en el Ministerio predicando ni pastoreando. Era muy machista y un día empezó a hablar mal de
una Pastora. Lo hacía públicamente en sus prédicas. Esta Pastora quiso responderle a este
Ministro, pero fue guiada por el Espíritu Santo a invitarle a predicar en su Iglesia y darle una
buena ofrenda. Este Ministro no lo podía creer. Cuando fue a la Iglesia de esta Pastora para
predicar, se disculpó públicamente y nunca más volvió a hablar mal de ella.
¡Gloria a Dios! El amor de Dios siempre gana.
Nunca guardes rencor hacia nadie, porque vas a terminar muy lastimado. Caminar en rencor es
tomarse su propio veneno.
Proverbios 4:23 (NVI)
“Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida.”
Medita en la Palabra de Dios. Siempre piensa lo mejor de cada persona. Entrégale la situación al
Señor y simplemente empieza a alabarle. De esta manera, te estás dejando dominar por la vida de
Dios que está en ti y estás haciendo morir tu carne.
Por eso también dice la Biblia en Colosenses 3:5 “Haced morir, pues, lo terrenal en
vosotros…”
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Un Amor Tan Grande
En otras palabras, no sedas a tu carne. No hagas lo que tu carne te pide hacer. Tu carne, ya que
no ha nacido de nuevo, siempre te va a motivar a actuar como la gente del mundo que no conoce
a Dios.
Si te escupen, tu carne te va a impulsar a contestar escupiendo también. Si te hablan mal, tu
carne te va a impulsar a contestar mal también. Es completamente normal para la carne
reaccionar así.
Es por eso que Pedro, en 1 Pedro 3:9 nos dice que no paguemos mal por mal, o insulto por
insulto ¡Sí lo podemos hacer! Ahora como hijos de Dios tenemos la naturaleza de Dios en
nosotros, su amor en nuestro espíritu.
2 Corintios 5:14
(Biblia Amplificada) “El amor de Cristo nos controla e impulsa, porque tenemos la opinión y
convicción de que uno (Jesús) murió por todos, luego todos murieron,…”
Debemos de tomar la decisión todos los días de dejarnos dominar por el amor de Dios que está
en nosotros y no por los impulsos de nuestra carne. Los impulsos de nuestra carne nos van a
meter en problemas. Vamos a terminar peleados con todo el mundo si nos guiamos por nuestra
carne.
Escucha tu corazón, el cual siempre, sin excepción, te va a guiar e impulsar a responder en amor
hacia los demás. Y si estás en una situación muy tensa, calla tu mente, respira profundamente y
escucha a tu corazón.
Cuando hablamos de perdonar, también debemos de mencionar la importancia de perdonarse a
sí mismo. Si no te perdonas a ti mismo, menos vas a perdonar a otros. Hasta que no reconozcas
que tus pecados han sido perdonados y olvidados por Cristo Jesús, el diablo te va a mantener
bajo condenación constante y eso va a estorbar a tu fe, porque no te vas a ver digno de recibir de
Dios. Y eso es exactamente lo que el diablo quiere.
No podemos avanzar en las cosas de Dios con éxito, si nos mantenemos aferrados a los errores
que hemos cometido en el pasado. Jesús, con su sangre derramada en la cruz, ya pagó por cada
uno de nuestros pecados.
El apóstol Pablo, quien escribió dos tercios del Nuevo Testamento, también tuvo que perdonarse
a sí mismo:
1 Timoteo 1:12, 13, 16
“Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel,
poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas
fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. … Cristo vino al
mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a
misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo
de los que habrían de creer en él para vida eterna.”
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Un Amor Tan Grande
1 Corintios 15:9, 10 (NVI)
“Admito que soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado
apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la
gracia que él me concedió no fue infructuosa…”
Leyendo estos versículos, vemos que el apóstol Pablo reconoce que su pasado fue muy oscuro y
que no era digno de ser llamado al ministerio. Por eso admite, que si no hubiera sido por la
gracia de Dios, estaría perdido.
Antes de ser llamado al ministerio, el apóstol Pablo era Fariseo y perseguidor de la Iglesia. El
odiaba a los cristianos y fue testigo del apedreamiento de Esteban. Pero un día, Jesús se le
presenta cuando iba hacia Damasco y su vida cambió radicalmente. Estoy seguro que él,
especialmente al comienzo, tuvo que luchar mucho con su mente, dejando atrás su antigua
identidad y forma de pensar, y tomando su nueva identidad en Cristo.
Por eso el apóstol Pablo habla mucho acerca de renovar la mente con la Palabra de Dios y tomar
la identidad de Cristo.
2 Corintios 5:17
“De modo que si alguno esta en Cristo, nueva criatura (creación) es; las cosas viejas pasaron,
he aquí TODAS son hechas nuevas.”
Otra traducción dice: “Si estás en Cristo, eres una nueva especie que nunca ha existido
antes…” ¡Sin pasado, pero con un maravilloso futuro!
Dios ya lo había perdonado y hecho una nueva creación. Ahora él tenía que dejar su pasado atrás
y perdonarse a sí mismo.
No podemos avanzar hacia adelante mirando hacia atrás. Si no me crees, haz tú mismo la prueba.
Cuando salgas a la calle y camines por la ciudad y cruces las calles y avenidas, hazlo todo
mirando hacia atrás. Ya ves ¡es una locura aun pensarlo! Podrías caer en un hoyo o golpearte
contra un poste de electricidad o ser atropellado por un carro. ¡Por favor no lo hagas!
En lo espiritual es igual.
Filipenses 3:12-14 (NVI)
“No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante
esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. Hermanos, no pienso
que yo mismo lo haya logrado ya. Mas bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y
esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta…”
El apóstol Pablo sabía exactamente lo que estaba diciendo. Él mismo lo estaba viviendo. Él
reconocía que aún había mucho por hacer y que no era perfecto. Pero para llegar a la meta tenía
que dejar atrás y olvidar el pasado, y extenderse hacia adelante.
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Un Amor Tan Grande
Nosotros tenemos que hacer lo mismo. Todos tus errores y fracasos del pasado déjalos atrás
porque ya han sido perdonados por la sangre de Jesucristo.
Como vimos en Jeremías, Dios te perdona y olvida todos tus errores. Y si Dios te perdona y
olvida todo el mal que has hecho en el pasado, ¿por qué no te perdonas tú?
Tenemos que entender que el campo de batalla del diablo es en nuestra mente. Su especialidad es
traer a memoria todos los errores y fracasos del pasado para hacernos sentir mal e indignos a las
bendiciones de Dios. Y si nosotros tomamos el tiempo en meditar en sus mentiras, vamos a
perder nuestro gozo y no vamos a avanzar en la cosas que Dios tiene para nosotros.
Así que no creas las mentiras del diablo. Todo lo que el diablo te diga es una mentira. Él es el
autor de la MENTIRA. Créele a Dios. Cada vez que el diablo te quiera desanimar, háblale en voz
alta: “Cállate en el Nombre de Jesús. Lo que tú me quieres hacer creer es mentira. Jesús ya te
derrotó y su victoria es mi victoria.”
Párate en la Palabra de Dios y empieza a gozarte en la victoria que ya tienes. Dios es tu Padre y
te ama.
Perdona a los que te hicieron mal y perdónate a ti mismo. Decide a dejar todo eso atrás y mira
hacia adelante. Pon tus ojos en Cristo. Él nunca cambia. Si no lo haces, vas a limitarte mucho en
hacer todo lo que Dios tiene para tu vida.
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Un Amor Tan Grande
Capítulo 6
PERFECCIONÁNDONOS EN SU AMOR
El mundo proyecta el amor como un sentimiento. Miras a la persona que te gusta o amas y
sientes un cosquilleo en el estómago, te sonrojas, te sudan las manos, etc. Además de eso,
declara que si no es correspondido, no es amor.
¿Pero qué pasa si no sucede nada de eso? ¿Vas a ignorar o tratar con desprecio a esa persona que
supuestamente te gusta o amas?
La imagen que el mundo tiene acerca del amor está completamente condicionada a lo que
experimentan los 5 sentidos. Se basa en lo que mira, escucha y siente. El mundo no puede ver
mas allá de lo que está delante de su nariz; y por lo tanto, la relación es superficial e inestable, ya
que no se trata de lo que tú puedes hacer por la otra persona, sino de lo que la otra persona puede
hacer por ti.
Se casan o tienen amistades para ser felices y no para hacer feliz a la otra persona. Siempre están
esperando algo a cambio, ya que “nada es gratis en la vida.” Y es por eso que se ofenden y se
resienten con tanta facilidad cuando no son correspondidos por la otra persona. Además, siempre
está el pensamiento: “¿qué provecho puedo yo sacarle a esta relación?” o “¿en qué me voy a
beneficiar yo?”. Esa es una forma de pensar totalmente egoísta y es contraria a la forma de amar
de Dios.
Lastimosamente, esa forma de pensar también se ha metido en la Iglesia. Es por eso que hay
muchas relaciones matrimoniales entre cristianos que son inestables y; por lo tanto, no duran
mucho.
El amor de Dios es totalmente contrario a la forma de amar del mundo. El mundo se enfoca en el
´´yo,´´mientras que Dios se enfoca en el ´´tu.´´
En primer lugar, caminar en el amor de Dios no tiene nada que ver con lo que sientas. Tus
sentidos están conectados con tu carne. A veces te sientes muy contento y entusiasmado y tienes
ganas de sonreírle a todos, pero muchas otras veces no. Eso significa, que si caminas dominado
por tus sentidos, a veces vas a tratar bien a los demás y muchas otras veces no. Tu caminar hacia
los demás va a ser como una montaña rusa, muy inestable. Vemos a muchos cristianos así,
porque se mueven por lo que sienten y no por lo que creen de la Palabra de Dios.
Gálatas 2:20 (NVI)
``He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo
en el cuerpo, lo vivo por la fe en el hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.’’
Tenemos que entender que cuando aceptamos a Jesús en nuestro corazón para ser nuestro Señor
y Salvador, morimos a nuestro viejo hombre el cual vivía impulsado por sus deseos
pecaminosos. Pasamos de muerte a vida, de oscuridad a la luz. Hubo un cambio en nosotros, en
nuestro espíritu. Hubo una intercambio oficial entre Dios y nosotros. Nosotros le entregamos
nuestra injusticia y maldad, y Él nos entregó su justicia y bondad. Ahora, nuestra vida ya no nos
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Un Amor Tan Grande
pertenece. Mejor dicho, ya murió. Ahora tenemos la suya. Tenemos su naturaleza en nosotros, la
cual es AMOR.
4 puntos claves para caminar en Amor de acuerdo a I Corintios 13:4-8:
1. El Amor es paciente y amable
La paciencia tiene un rol muy importante en nuestro caminar en amor. Necesitamos paciencia en
nuestro trato con otras personas, ya que todos somos muy diferentes, y algunas personas son más
difíciles de tratar que otras. No perdamos los papeles. Seamos pacientes en enseñar a nuestros
hijos, en amar a nuestro esposo o esposa, en honrar y respetar a nuestros padres, y seamos
amables en todo el proceso.
Además, también necesitamos de paciencia en nuestra vida de Fe, cuando hemos orado por
alguna necesidad o situación, y hemos creído que hemos recibido, antes de ver el resultado.
Hebreos 6:12
“No sean perezosos; más bien, imiten a quienes por su fe y paciencia heredan las
promesas.”
Muchas veces perdemos la paciencia muy rápido, porque queremos ver los resultados
inmediatamente. No queremos esperar ni un segundo. Pero de eso trata la fe. De haber creído,
simplemente porque lo dice la Palabra de Dios, y no necesitamos ver para creer. Primero
creemos, y de allí vamos a ver. Ese es el orden de Dios.
La paciencia es un ingrediente muy importante para nuestra fe. Hemos creído en la Palabra de
Dios por algo específico, y nos mantenemos firmes sin cambiar nuestra confesión, hasta que
vemos manifestado lo que hemos creído.
La paciencia, en otras traducciones de la Biblia, es intercambiada por la perseverancia. Es una
actitud que se extiende hacia adelante, teniendo una expectativa favorable y que nunca tira la
toalla a lo que dice la Palabra de Dios.
La paciencia no es echarse en una hamaca y esperar, pensando en pajaritos. La paciencia bíblica
es siempre activa.
¡El amor que está en ti siempre quiere y está listo para amar! Siempre recuerda que toda cosa que
hagas que no esté motivada por el amor de Dios proviene del egoísmo y no sirve.
2. El amor no insiste en sus propios derechos o en su propio modo
En otras palabras, el amor de Dios no es egoísta. Siempre pone los intereses de la otra persona
primero que los suyos.
Hay personas que son muy egocéntricas. Todo tiene que girar alrededor de ellos. “Yo, yo, y yo.”
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Un Amor Tan Grande
Si las cosas no salen como ellos quieren, se molestan y se ofenden. Eso no es amor, sino puro
egoísmo. El mensaje que una persona así está transmitiendo es: “Yo soy más importante que tu.”
Pero no es esa la actitud que vemos en Jesús, cuya vida reflejó el amor de Dios en acción.
Filipenses 2:6,7 (NVI)
“…quien (Jesús), siendo por naturaleza Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a
qué aferrarse. Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo
y haciéndose semejante a los seres humanos.”
Jesús dejó su trono y su comodidad, para venir a esta tierra a salvarnos, sabiendo que él era el
único que podía tomar nuestro lugar en esa cruz y rescatarnos de las garras del diablo.
Él pensó en nosotros primero y lo entregó todo por nosotros.
Acuérdate de esto: Mejor es amar que tener la razón. Muchas veces peleamos por tonterías.
¿Que valoras más? ¿Tener tú la razón y alimentar así tu ego, o la amistad de una persona?
Si escogiste la segunda opción, entonces no te va importar asumir una culpa (aunque no la
tengas), con tal de conservar una amistad. Eso mismo hizo Jesús por nosotros. Él asumió nuestra
culpa, haciéndose pecado por nosotros, sencillamente porque nos amó.
Actuando de ésta manera, tendrás un mejor matrimonio, una mejor relación con tus hijos, etc.
3. El amor no toma en cuenta el mal que le es causado, no se reciente
Éste es nuestro termómetro, para ver si realmente estamos caminando en amor.
Cuando tomamos en cuenta el mal que se nos fue hecho, abrimos la puerta al resentimiento y a la
ofensa. La ofensa y el resentimiento son herramientas que el diablo usa para distraernos y
alejarnos de Dios y de su Palabra. La ofensa es algo que nos hacemos a nosotros mismos. No
permitamos que la ofensa y el resentimiento nos aparte de la Palabra y estorbe el fluir del amor
de dios en nuestras vidas.
Meditemos en la Palabra de Dios continuamente, y no permitamos que haya falta de perdón en
nosotros.
Mas sobre la ofensa vamos a ver en el capítulo 4.
4. El amor está siempre listo a creer lo mejor de toda persona
A veces somos muy ligeros en hablar y pensar de otras personas. “Este nunca va a cambiar,” o
“siempre hace lo mismo,”…
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Un Amor Tan Grande
En vez de bendecir a los demás, muchas veces estamos maldiciendo a los demás sin darnos
cuenta. Levantemos a los demás, rodeándolos con palabras de vida y no de muerte.
No permitas chismes y malas habladurías sobre otras personas. Hablemos siempre con la verdad
y nunca a espaldas de nadie.
Jesús siempre estuvo listo a creer lo mejor de los demás también:


A los que lo crucificaron: “Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen.”
Comía en la misma mesa con los pecadores, con el fin de influenciar sus vidas.
 Pensó tan bien de nosotros, que entregó su propia vida por nosotros.
Todo lo que abarca el amor incondicional de Dios ha sido depositado en nuestro espíritu en el
momento de nacer de nuevo, estando así equipados para amar a los demás como Él ama ¡Qué
gloriosa verdad!
Renueva tu mente con esta verdad. Medita en esto hasta que penetre en tu corazón. Vive de
adentro hacia afuera. Deja que el amor que está en ti domine tu manera de vivir, pensar y hablar.
Caminar en amor es una decisión que todos los días debemos de tomar, lo sintamos o no.
Créeme, muchas veces no vas a sentir ganas de caminar en amor con ciertas personas. Pero no se
trata de lo que sientas, sino que sepas quién eres.
Al caminar en el amor de Dios, nuestro enfoque ya no será el ser felices con alguien, sino hacer
feliz a alguien. Ya no nos enfocaremos en recibir sino en dar, sin esperar nada a cambio. Ahora
pensamos “¿qué puedo hacer yo para beneficiar a la otra persona?”
Esta es la receta secreta para no ser herido y nunca más volverte a resentir con alguien. No
esperes nada a cambio. Simplemente ama, perdona, y sigue avanzando. Así ama Dios. Así te
amó a ti. Y al amar de esta manera, vas a guardar tu corazón y lo que otros hagan o dejen de
hacer ya no te afectará.
No esperes nada a cambio. Ten siempre tu motivación alineada a la Palabra de Dios y a la vida
de Dios que está en ti. Sigue tu corazón, no tu carne. No seas tan rápido en hablar y responder.
Toma tiempo en escuchar tu corazón y deja que el amor de Dios que está en ti tome el control de
la situación. Te vas a dar cuenta, que tu corazón siempre te va a impulsar a amar a los demás.
No pierdas tu tiempo en guardar rencor hacia otras personas. Guardar rencor hacia alguien es
tomarse su propio veneno. Tú mismo te haces mucho daño así.
Ama a los demás así como Dios te amó a ti. Sin peros, sin condiciones, sin límites. Nunca te
olvides que tú amas a Dios porque Él te amó primero, sin pedir nada a cambio.
¡Un amor TAN GRANDE!
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Un Amor Tan Grande
ORACION PARA SALVACION
Amado Dios, vengo a ti en el nombre de Jesús. Tu Palabra dice: ´´Todo aquel que invocare el
nombre del Señor, será salvo´´ (Hechos 2:21). Yo invoco el nombre de Jesús. Yo reconozco
mi necesidad de ti, y te pido que me perdones todos mis pecados. De acuerdo a Romanos
10:9,10 que dice ´´Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón
que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia,
pero con la boca se confiesa para salvación,´´ confieso que Jesús es el Señor, y creo con mi
corazón que tú oh Dios lo levantaste de los muertos.
Ahora, te pido Jesús a que vengas a mi corazón. Te acepto como mi Señor y Salvador
personal. Toma las riendas de mi vida. A partir de hoy, tomo la decisión de servirte por
siempre.
Y Dios, ahora te doy gracias, porque a partir de este momento, tú eres mi Padre, y yo soy tu
hijo. En el nombre de Jesús, Amén.
Me declaro a partir de este momento salvo, renacido, un hijo de Dios.
Si has hecho ésta oración de todo corazón, puedes estar seguro de que ahora Jesús vive en tu
corazón, y si dejas ésta tierra, vas a estar en la presencia de Dios. Dios te ama, él ahora es tu
padre, y desea tener una comunión íntima contigo.
Esto es sólo el comienzo. Te animo a que empieces leyendo la Biblia en el Evangelio de San
Juan (Nuevo Testamento). Allí aprenderás más de la voluntad de Dios para tu vida.
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