Arabia Saudí: Campaña mundial para poner fin al secreto, al

Anuncio
Servicio de Noticias 047/00
ÍNDICE AI: MDE 23/23/00/s
FECHA DE EMBARGO: 12:00 HORAS GMT DEL 28 DE MARZO DEL 2000
Arabia Saudí: Campaña mundial para poner fin al secreto, al sufrimiento
y al silencio
Les pido, en nombre de Dios y de la humanidad [...] que me ayuden, porque no tengo a nadie
que pueda ayudarme aquí en Arabia Saudí. Mi pobre familia ha hecho todo lo que podía, pero
creo que han perdido la esperanza [...] En esta prisión [...] no podemos tener contacto con el
mundo exterior, no podemos defendernos [...]
Carta de una mujer acusada de asesinato, delito punible con la pena de muerte, 1999.
En Arabia Saudí, todos los días hay personas que sufren el terror y la injusticia, pero los
gobiernos del mundo parecen indiferentes a su situación, ha declarado hoy Amnistía Internacional, en
la presentación de su primera campaña mundial para denunciar y combatir las violaciones de derechos
humanos generalizadas que se cometen en este país.
«Presentamos hoy una campaña contra las detenciones arbitrarias, la tortura y las ejecuciones
en Arabia Saudí porque ya es hora de que se rompa la barrera del secreto y del silencio», afirmó la
organización.
«Queremos poner fin al sufrimiento en Arabia Saudí. Sufrimiento causado sobre todo por el
secreto que rodea el funcionamiento del sistema de justicia penal. Sufrimiento que se produce mientras
la comunidad internacional guarda silencio.»
El secreto y el miedo impregnan casi todos los aspectos de la estructura del Estado en Arabia
Saudí. Las víctimas y los testigos presenciales sienten demasiado miedo para hablar. Todo el que se
atreve a expresar su desacuerdo es duramente castigado.
«Cualquier crítica, pensamiento o actividad independiente que pueda cuestionar las políticas
del Estado suscita la cólera del gobierno y desemboca invariablemente en una brutal acción de
represalia», subrayó Amnistía Internacional.
«Esto crea un clima de temor que fomenta el secreto, creado por un gobierno que prohíbe
todos los partidos políticos, sindicatos, y asociaciones de abogados y organizaciones de derechos
humanos independientes. Un gobierno que hace caso omiso de los principios más básicos de los
derechos humanos.»
Amnistía Internacional ha expuesto en reiteradas ocasiones al gobierno de Arabia Saudí los
abusos que se cometen contra los derechos humanos y ha invitado en reiteradas ocasiones al gobierno a
entablar un diálogo constructivo para reparar estos abusos. ¿La respuesta? El silencio.
Pero la responsabilidad de esta grave situación no sólo recae sobre el gobierno de Arabia
Saudí, sino también sobre la comunidad internacional. Hace demasiado tiempo que los gobiernos
guardan silencio sobre Arabia Saudí, y por eso el secretario general de Amnistía Internacional
expondrá mañana los motivos de preocupación de la organización ante la Comisión de Derechos
Humanos de la ONU en Ginebra, que aún no ha abordado públicamente la grave situación de los
derechos humanos en este país.
«El año pasado, los Estados Miembros de la ONU permitieron que Arabia Saudí saliera del
atolladero al retirar a este país del análisis en virtud del procedimiento confidencial 1503. Pero ¿cuánto
tiempo se pueden subordinar los derechos de 19 millones de personas a los intereses económicos y
estratégicos? —se preguntó Amnistía Internacional—. ¿Cuánto tiempo pueden callar los gobiernos las
graves violaciones de derechos humanos que se cometen en Arabia Saudí? Violaciones que afectan a
un amplio abanico de víctimas.»
Víctimas de la discriminación: Los oponentes políticos y religiosos del gobierno, los
trabajadores migratorios, las mujeres y otras personas que carecen de poder son una y otra vez víctimas
de la discriminación.
Las autoridades, como es habitual, no informaron a su familia y nadie sabe exactamente dónde
está ahora y de qué se lo acusa [...] por favor, traten de plantear este caso [...] Nosotros no
podemos hacer nada aquí [...]
Amnistía Internacional recibió este llamamiento en relación con la detención y el
encarcelamiento arbitrarios de Sayyed Munir al Khabaz, alfaquí chií detenido el 3 de diciembre de
1999. Los oponentes políticos y las minorías religiosas corren constantemente el riesgo de ser
encarcelados indefinidamente sin cargos ni juicio. Unas leyes redactadas de forma muy imprecisa,
susceptibles a una interpretación muy amplia, fomentan la administración arbitraria de la justicia y el
encarcelamiento de personas por motivos políticos y religiosos.
Algunos extranjeros firman con engaños confesiones en árabe, una lengua que muchos de ellos
no entienden, y no pueden ponerse en contacto con nadie que intervenga en su favor, especialmente los
que provienen de países más pobres, que en su mayoría tienen muy poco dinero y conocen a pocas
personas en Arabia Saudí.
«Cualquier persona que no esté en una posición de poder o de influencia y que quede atrapada
en la telaraña del sistema de justicia penal corre el riesgo de sufrir abusos del poder estatal —subrayó
Amnistía Internacional—. Una vez atrapada en esta telaraña, sólo hay un resultado garantizado: se
violarán sus derechos humanos fundamentales.»
«El castigo podría ser la muerte, la amputación de una extremidad o la flagelación, impuesto
en un juicio que es una burla de la justicia», añadió la organización.
Ejecuciones: Mientras Amnistía Internacional presenta esta campaña, esta semana serán
probablemente ejecutadas dos personas en Arabia Saudí. Este país tiene uno de los índices de
ejecuciones más elevados del mundo, tanto en cifras absolutas como per cápita; actualmente se
producen un promedio de dos a la semana.
Hoy hace un mes que el ciudadano sudanés Hassan bin Awadh al Zubair fue decapitado tras
ser declarado culpable de «brujería». Fue una de las 11 personas que fueron ejecutadas el mes pasado
por diversos delitos. El gobierno no facilitó ningún dato sobre la forma en que fueron juzgadas ni sobre
las oportunidades que recibieron para defenderse.
Esto no es nada nuevo. En los últimos 20 años, más de mil personas han sido ejecutadas así.
Sin embargo, la información que ha recibido Amnistía Internacional revela el horror de la forma en que
son condenadas y se les quita la vida.
No me dieron una oportunidad para defenderme [...] Me ataron como a un animal [...] El
funcionario me puso un zapato en la boca, me golpeó, me metió en una celda y no me permitió
recibir ninguna visita. Me amenazó con tratos peores si me negaba a aceptar la confesión ante
el tribunal.
Abdul Karim al Naqshabandi, ciudadano sirio condenado por «brujería», fue decapitado poco
después de escribir esta carta. No tenía ni idea de que su ejecución era inminente. Al igual que muchos
antes que él, se limitaron a hacerle firmar su propia muerte: una confesión que se obtuvo mediante
tortura.
Tortura: «Les dije a mis interrogadores [...] “¿De qué delito me acusan?” [...] Su única
respuesta fueron los golpes [...]»
Desde hace años, muchos hombres y mujeres traumatizados han narrado a Amnistía
Internacional sus sufrimientos a manos de las autoridades responsables de su detención. Sus
testimonios ilustran la brutalidad, la tortura y los malos tratos sistemáticos en muchas comisarías de
policía, prisiones y centros de detención de todo el país.
«En Arabia Saudí, los torturadores seguirán torturando mientras el sistema de justicia penal no
proporcione salvaguardias —alegó Amnistía Internacional—. La detención en régimen de
incomunicación, un sistema de justicia penal que desde el principio trata a los detenidos como si fueran
culpables, y la ausencia de mecanismos independientes para denunciar la tortura y de investigaciones
sobre las denuncias, todo fomenta un clima de impunidad.»
Muhammad Ali al Sayyid, ex preso que cumplió una condena de 4.000 latigazos y siete años
de prisión por robo, relató recientemente a Amnistía Internacional lo que ocurrió cuando fue llevado
ante un juez para que ratificara su confesión y denunció que la había hecho bajo tortura: «El juez me
preguntó: “¿ocurrió el robo?” [...] Dije que no. Entonces les dijo a los policías que me llevaran de
nuevo [...] Y en cuanto lo dijo, cambié mi declaración y dije que sí, que había ocurrido. Lo hice para
evitar volver a la comisaría y la tortura [...] y así fue cómo firmé mi declaración».
La amputación de una mano, o la amputación de una mano y de un pie: estos castigos
irrevocables que equivalen a tortura se imponen en Arabia Saudí por robo, y atraco a mano armada en
juicios llenos de irregularidades. Amnistía Internacional conoce 96 casos de amputaciones judiciales
ocurridos en los últimos 18 años —seis sólo el mes pasado—, pero la cifra real podría ser superior.
Incumplimiento de las obligaciones internacionales de derechos humanos: Pese a que
Arabia Saudí ha ratificado varios tratados internacionales de derechos humanos, incumple abiertamente
sus obligaciones.
«Se viola constantemente el respeto a la dignidad humana y a la justicia, valores intrínsecos a
las tradiciones religiosas, sociales y culturales de Arabia Saudí y garantizados por el derecho
internacional, para proteger los intereses del gobierno», sostiene Amnistía Internacional.
«Ya es hora de que Arabia Saudí cumpla las obligaciones contraídas en virtud de las leyes y
normas internacionales. Estas normas se basan en valores que están en todas las culturas y Arabia
Saudí las ha ratificado libremente. Ahora no puede volverles la espalda.»
«El desafío que ahora tienen ante sí las autoridades es introducir en las leyes y en los procesos
y en la práctica judiciales los cambios necesarios para que los derechos contenidos en estos tratados
sean una realidad. Sólo entonces habrá una esperanza de que se acabe el clima de secreto y miedo que
impregna las instituciones del Estado en Arabia Saudí», declaró la organización.
************************
Para más información, consulten los siguientes materiales de Amnistía Internacional:

Arabia Saudí: Un régimen secreto de sufrimiento, Índice AI: MDE 23/01/00/s



Arabia Saudí: No más secretos, no más sufrimiento, Índice AI: MDE 23/16/00/s
Casos de llamamiento y folletos temáticos
Comunicado de prensa audiovisual; el texto está disponible también en árabe
Si desean concertar una entrevista, llamen a la oficina de prensa de Amnistía Internacional en
Londres, Reino Unido, teléfono +44 171 413 5566, o visiten nuestra página web: http://www.amnesty.org .
Para los documentos traducidos al español consulten la sección «centro de documentación» de las páginas
web de EDAI en http//www.edai.org/centro .
Descargar