una oportunidad para reducir los costos de mano de obra

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Frutales
Huertos peatonales en España
UNA OPORTUNIDAD PARA REDUCIR LOS COSTOS
DE MANO DE OBRA
Nacieron en España hace treinta años y se han ido desarrollando
con una serie de modificaciones en diferentes zonas productoras
del planeta, hasta que han llegado a Chile con el desafío de reducir
el gasto de mano de obra, en este caso, en los frutales de carozo y
cerezas. Para aquellos que idearon estos sistemas, el concepto es
sencillo y se basa en tener huertos de fácil formación, con árboles al
alcance de cualquiera para aumentar la eficiencia de las labores en
el campo, disminuyendo así además el costo productivo. Todo hace
indicar que llegaron para quedarse, aunque para su establecimiento
definitivo aún hay problemas que se deben superar.
Por Rodrigo Pizarro Yáñez
P
esos más, pesos menos, el costo de la mano de la obra llega a
ser tan relevante en una explotación agrícola que en algunos casos
representa hasta el 70% de los costos
productivos totales. Los agricultores
saben que deben hacer cambios y
estos deben ser profundos, drásticos
y urgentes, como ha dicho más de
un experto en el tema. No hay cultivo
frutícola que escape a esta tendencia,
tampoco los frutales de carozo, donde
han surgido diferentes trabajos que tienen como objetivo principal reducir el
costo de la mano de obra, a través de
una reconversión de los sistemas de
conducción que privilegien los huertos
pedestres o peatonales por sobre los
huertos tradicionales.
La técnica no es nueva y se usa en las
plantaciones de carozos de España
desde hace treinta años, principalmente en zonas productoras de Lleida y
Murcia. Y desde aquí se fueron extendiendo, con sus particularidades, a Italia, EE.UU. y otros países; ya que mientras en Europa se privilegian árboles
pequeños, en los huertos de EE.UU.
Febrero 2015
todavía se piensa en árboles de un mayor tamaño.
Un dato importante es que hoy en día
el 80% de los carozos y el 100% de las
cerezas de España se cultivan en huertos peatonales, más concretamente en
vaso español, un sistema que nació en
Cataluña, en el norte de España, hace
ya tres décadas, con la intención de
tener huertos de fácil formación, con
árboles al alcance de cualquiera y que
fuese de bajo costo. El objetivo era formarlo rápido mediante intervenciones
en verde para multiplicar ramas y que
el 80% de la producción se pudiese recolectar desde el suelo o como mucho
desde una banqueta, ya que la altura
máxima de los árboles es de 2,5 m.
Cerca del 50% del costo productivo de
los carozos cosechados en Cataluña es
la mano de obra, y las tres operaciones que más la demandan son el raleo,
poda y recolección. Y si estas operaciones se pueden hacer desde el suelo,
es más eficiente productiva y económicamente hablando.
Pero un huerto peatonal no siempre es
sinónimo de un huerto mecanizable. Al
menos así ocurre en España, porque
la mayoría de las plantaciones están
hechas en vaso español. “Se puede
mecanizar la poda haciendo topping
lateral y frontal, pero en duraznero si
hablamos de una mecanización de la
cosecha, la plataforma no sería posible porque no es un sistema adaptado
a este tipo de huertos, ni tampoco las
máquinas Darwin para el aclareo de
flores, ni tampoco para el de frutos que
en los paraguayos (duraznos planos)
demanda entre 250 y 300 horas/ha”,
explica Ignasi Iglesias, investigador del
IRTA de Cataluña.
En cerezos, al menos en España, el eje
central no es una alternativa para los
productores españoles porque los portainjertos enanizantes como Gisela no
se adaptan bien a los suelos calcáreos
del Mediterráneo. “Seguirán formando
sus cerezos en vaso español, haciendo
alguna modificación dependiendo de
la zona productora, buscando algo que
muchos quieren: entrar lo antes posible en producción”, predice el experto. Lo mismo cree que pasará con las
plantaciones de carozos, “El 95% de
los nectarines, duraznos y paraguayos
que se manejan en España se manejan
en vaso español. Es un sistema que ha
funcionado bien, porque de lo contrario
ya lo hubiésemos cambiado”, afirma.
ALGUNOS SE AVENTURAN CON EL EJE
CENTRAL
Pero hay algunos productores en Lleida
se han atrevido a plantar sus nectarines y paraguayos en huertos intensivos en eje central, con portainjertos
de vigor medio alto y enanizantes, buscando una entrada en producción más
precoz. Se trata de un sistema intensivo cuyo mayor problema es la competencia entre los árboles, que provoca
que el vigor de éstos se reduzca casi
hasta un 40%. “Las opciones son dos:
o se trabaja con portainjertos vigorizantes para ocupar mejor el espacio o con
portainjertos de un vigor más bajo para
controlar mejor el vigor”, afirma.
Estos huertos en eje central se han
plantado en Lleida a una densidad de
3,5 m x 1 m, es decir, a 3.000 árboles/
ha, que tienen una entrada en producción muy rápida, ya que al segundo año
pueden tener 30 ton/ha y al tercero se
podrían acumular 100 ton/ha. Pero el
vaso español sigue siendo el sistema
más económico porque se plantan 667
árboles/ha, sin estructura de soporte,
que tiene un costo de instalación 9.000
euros/ha, versus los 19.000 euros/ha
que cuesta la instalación de un huerto
en eje central en España.
SER CONSERVADORES CUANDO EL PRECIO
DE LA FRUTA ES BAJO
Entonces, ¿en un sistema de incertidumbre de precios de la fruta, cuál
es más interesante? “Aquel en que se
gaste menos”, afirma Iglesias. “Cuando
hay una incertidumbre de precios, la
opción más recomendables es la más
conservadora, es decir, gastar menos
en producción. Lo que está claro es
que desde el punto de vista agronómico los huertos peatonales son más eficientes”, añade. En España nunca será
una opción el eje central, pero en Italia
sí, porque en la Emilia Romagna más
del 60% de las plantaciones son en eje
central por un tema de mecanización
de los trabajos. En Italia, con algunas
variedades, el aclareo mecánico de flores puede suponer un ahorro de hasta
3.000 euros/ha y lo pueden hacer porque son empresas más pequeñas, que
usan plataformas para la cosecha de
pera, que después la emplean en los
carozos.
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