Navegar más fácil en la 3ª edad

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MANIOBRA: TRUCOS PARA SENIOR
Navegar más fácil en
la 3ª edad
La edad media de la población, incluidos los navegantes, sube constantemente,
lo mismo que la eslora de sus barcos. Por suerte, hay accesorios que ayudan
a manejar el barco cuando los años empiezan a lastrar
Hoy es habitual ver parejas de 50, 60 o más años llevando solos veleros de más de 60 pies
N
avegando de crucero es fácil darse
cuenta de que, a medida que sube la
edad de los armadores, casi siempre
disminuye el número de personas a bordo.
En paralelo a esta consideración, también es
cierto que la eslora media de los barcos no
deja de subir. Hoy es habitual ver parejas de
50, 60 o más años manejando ellos solos ve-
leros de bastante más de 50 pies. Esta triple
combinación de mucha edad, mucha eslora
y poca tripulación era impensable hace 40
años, cuando apenas existían los enrolladores ni los molinetes eléctricos.
Los ingleses, con su fina ironía, dicen que
la eslora ideal para navegar cómodamente
de crucero es un velero de tantos pies como
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años tenga su armador. La propuesta es
atractiva (mientras el presupuesto acompañe), pero combinar tripulaciones reducidas,
con edades y esloras al alza sólo es posible
gracias a las modernas facilidades de maniobra. Las hay de todo tipo. Algunas son
inherentes al acastillaje. Otras conciernen a
las maniobras en puerto y hay una tercera
vía de accesorios de todo tipo que facilitan
la vida a bordo en distintas facetas. Veamos
algunas de ellas.
Winches eléctricos: Se están haciendo cada
vez más habituales en barcos de serie de
más de 45 pies y no faltan razones para ello.
Manejar las principales drizas y escotas con
un winche eléctrico es una enorme comodidad. Liberado de la carga física que supone
darle a la manivela, el tripulante puede estar
Los motores eléctricos son cada día más pequeños y
apenas sobresalen dentro de la cabina
Manejar las principales escotas y drizas a golpe de
botón es una enorme comodidad a partir de cierta
eslora y de cierta edad
además más relajado y atento a la maniobra,
manteniendo la preceptiva “mano para el
barco” en todo momento. Hoy en día existen
motores discretos y de gran efectividad para
reconvertir a eléctrico winches a partir de la
talla 40 de cualquier marca. La adaptación
es especialmente sencilla en las gamas más
modernas.
En lo referente al consumo de amperios, el
aumento tampoco es preocupante. Los winches de drizas (mayor y génova) se usan
normalmente cerca de puerto –con el motor
principal en marcha- y sólo lo harán largo
rato los veleros que carezcan de enrollador
para estas velas. En navegaciones de crucero, los winches de maniobra tampoco se van
a manejar constantemente y si las baterías
rinden el alma, basta con sacar del cajón las
clásicas manivelas.
Instalando estos motores, es importante recordar que los winches eléctricos no tienen
la sensibilidad al esfuerzo de los winches
manuales. Hace falta hacerse con una nueva
y especial atención para no provocar roturas
de velas, jarcia o acastillaje por sobretensión.
Este cuidado que se hace extensivo para evitar enganchones con ropa, abalorios, pelos –y
dedos- de los tripulantes.
Molinete eléctrico: Tampoco hace falta llegar a la 3ª edad ni tener un gran barco para
descubrir las ventajas de un molinete eléctrico. Pero a medida que uno va haciendo años,
cada vez cada vez toman mayor importancia
aspectos antes secundarios como una estiba fluida de la cadena en el pozo de anclas
que no obligue a reordenarla cada 5 metros,
El buen funcionamiento del molinete y del fondeo
son fundamentales para la comodidad en crucero
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o un buen alineado del ancla con la roldana
para no haber de encararla haciendo malabarismos desde el balcón de proa. El mando
a distancia, inalámbrico o con cable, también
se agradecerá, sin olvidar el contador de cadena para controlar el largado o izado desde
la bañera.
Utilizar el molinete para cazar amarras y
muertos desde proa se va haciendo interesante a medida que pasan los años y la espalda pide jubilarse de estos esfuerzos. A falta
de tripulantes, los controles del molinete por
botón en cubierta –en vez del mando a distancia- liberan un brazo para ayudar en esta
maniobra.
Hélice de proa: Otro genial invento que ha revolucionado las maniobras en puerto de los
barcos que lo equipan. La hélice de proa ahorra ese agarrón al barco vecino con el bichero
o ese empujón decidido que, a su vez, evita
tantos roces y golpes accidentales en las maniobras de puerto. Arribando a la 3ª edad y
por poco que la eslora del barco habilite espacio suficiente para instalarla, la hélice de
proa es uno de los accesorios más agradecidos que se pueden llevar a bordo, a sabiendas
de que ponerse a resguardo de los accidentes
con empujones impetuosos o rápidos saltos
a tierra se irá haciendo cada vez más complicado.
Las hélices de proa son la avanzadilla del
concepto de multi-maniobra con joystick.
Este concepto, que ya ofrecen con notable
éxito algunos astilleros de gran serie, centraliza en un solo comando la gestión del motor
principal y las hélices de proa y popa, consiguiendo un absoluto control del barco en
cualquier dirección.
La hélice de proa es una gran ayuda en un contexto
donde los barcos son cada vez mayores y los puertos
más exiguos
TRUCOS PARA SENIOR
Con el enrollador de mayor acabará sucediendo posiblemente lo mismo que ocurrió
con su homónimo de génova hace 30 años.
En un primer estadio, muchos puristas se le
ponen en contra con argumentos –no faltos
de razón- sobre el obligado recorte de la vela
que supone o la peligrosidad de una eventual
malfunción del sistema. Pero la realidad es
tozuda y así como los génovas enrollables
equipan hoy la inmensa mayoría de veleros
de crucero, también hay cada día más barcos
que llevan su mayor enrollada. Como siempre en estos casos, las ventajas pesan más
que los inconvenientes.
Manejar la mayor sin salir de la bañera; desde su izado al arriado, pasando por los eventuales rizos que se hayan de tomar o largar,
es una indiscutible ventaja con tripulaciones
reducidas y/o cargadas de años.
Fabricarse la propia agua dulce evita acarrear
cientos de litros de agua al barco desde el
supermercado
Velas enrollables: Es casi absurdo perder ni
dos líneas recordando las virtudes del génova enrollable en una navegación de crucero
con tripulación reducida y/o de cierta edad.
Es un elemento del acastillaje prácticamente
obligado. Con los años igual puede mejorarse
su comodidad motorizando el tambor, opción
que proponen la mayoría de marcas de enrolladores conservando incluso el viejo perfil
de relinga.
Mayor y génova enrollables forman parte del equipo
estándar en muchos veleros de alta gama
Pescantes FB: En un velero de crucero, los
pescantes del motor FB son quizás más importantes que los de la propia embarcación
auxiliar, que –a falta de pescantes propios o
garaje bajo la bañera- se iza fácilmente sobre
cubierta con la driza de espinaquer.
A igualdad de potencia, los modernos motores FB de cuatro tiempos son bastante más
pesados que sus antecesores de dos tiempos.
A partir de 4 ó 5 CV ya superan holgadamente
los 20 kg., frontera de peso, para un socio de
la 3ª edad, que suele marcar la diferencia entre un motor portátil y uno “fijo”.
Los pescantes para FB consisten unas barras inox curvadas en una o dos piezas con
sistemas de izado/arriado del motor mediante una desmultiplicación de poleas con cabo.
Es un accesorio relativamente sencillo y sus
precios empiezan sobre los 200 euros. Estos
pescantes se instalan sin grandes complicaciones junto al soporte del fueraborda, atornillándolos a cubierta o fijándolos con bridas
al balcón de popa.
Sables forzados y lazy jacks: Es una alternativa de la mayor enrollable que también se
ha de tener en cuenta, tanto desde el punto
de vista práctico como desde el económico.
Las mayores de sables forzados no pierden
superficie ni prestaciones como las enrollables. Los sables forzados, manejados sobre
un buen raíl o guía y con us lazy jacks/lazy
bag que evite el desparrame de la mayor
al arriarla, son una solución muy cómoda
cuando hay pocos brazos en la maniobra. El
izado de la vela montada sobre raíles es más
suave que con los clásicos patines (¿instalamos winches eléctricos?) y, gracias al mínimo flameo, la toma de rizos también se
simplifica bastante. Decir en este punto que
los tripulantes más veteranos también harán
santamente interesándose por los distintos
sistemas de toma de rizos en continuo que
Escalas de proa y popa: Los navegantes españoles, al contrario de los italianos o los
franceses, gustamos de atracar de proa tanto en el amarre invernal como en recaladas
ocasionales. De esta manera preservamos la
Las mayores de sables forzados tienen varias ventajas
aplicables al crucero . . . y también a las regatas
Con un pequeño pescante, subir y bajar el FB apenas
requiere esfuerzo
ROLEX/KURT ARRIGO
Potabilizadora: El interés de llevar potabilizadora a bordo en la 3ª edad no son las
eventuales propiedades terapéuticas ni vigorizantes del agua que produce. En crucero,
la gran ventaja de fabricarse la propia agua
dulce es dejar de trajinar con botellas y bidones de agua envasada desde el supermercado al barco. Las potabilizadoras tamaño
“familiar” (20 a 40 lit./hora) prácticamente
ha dividido por la mitad los 6.000 euros que
costaban hace unos años. Su instalación por
módulos permite su montaje en pequeños
espacios y los modelos de reciente hornada
tienen un consumo eléctrico razonable. Empieza a ser un accesorio accesible desde el
punto de vista económico, sencillo de manejo y sin grandes complicaciones de mantenimiento, todo y que el litro de agua sigue
costando lo suyo. La comodidad a bordo tiene estos peajes.
hay en el mercado. Son una buena manera
de reducir una mayor de izado clásico sin salir de la bañera.
Decidirse entre mayor enrollable o con sables forzados es en primer lugar una cuestión de gustos y sensibilidades náuticas, pero
también se ha de cuadrar la ecuación entre la
superficie de la mayor (eslora del barco) y la
condición física de la tripulación.
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Pocos estilos de navegación se aparentan tan dispares como las regatas
oceánicas en solitario –o A-Dos- y el crucero en la 3ª edad. Pero aunque
sea por motivos bien distintos, ambos coinciden en la necesidad de sacar
el máximo partido del barco aplicando el mínimo esfuerzo posible.
El mítico Eric Tabarly puso a punto en su día los enrolladores de génova
que hoy tanto nos ayudan y echando un vistazo a los actuales IMOCA 60
vemos que la lista de “inventos” para manejar estos monstruos y luego
generalizadas en barcos de crucero puro no para de crecer. Por citar algunos, recordar los lazy jacks, los lazy bags, los espinaquers asimétricos
con botalón, los almacenadores y calcetines de velas portantes, las mayores con sables forzados y patines de izado, los pilotos automáticos con
giroscopio, los programas de navegación con routage, los enrolladores
de génova y trinqueta, las capotas antirociones, el acastillaje textil, las
poleas con rodamientos, los winches self-tailing, . . .
Quien tenga la oportunidad, vale la pena que se acerque a curiosear alguno de estos veleros. Seguro que saca ideas provechosas para facilitar
la maniobra en su barco.
ALFRED FARRE
Regatas oceánicas: Una herencia provechosa
Ayudas a la maniobra hoy generalizadas en veleros de crucero puro
tienen su origen y se pusieron a punto en las regatas oceánicas con
tripulación reducida
intimidad del barco, al tiempo que –normalmente- gozamos de mejores vistas sobre el
puerto.
El problema es que el suelo del muelle puede quedar bastante más abajo del balcón de
proa por poco que la eslora del barco suba y
el pantalán -flotante- esté casi a nivel de mar,
lo que ocurre con bastante frecuencia. La escala de proa es la solución para estos casos.
Las hay de distintas longitudes y con varios
sistemas de anclaje en el balcón. La mayoría
son modelos “pret a porter”. A medida que
uno deja de tener edad para estirar las pier-
nas como una bailarina o dar saltos de paracaidista desde el balcón de proa, las escalas de proa empiezan a justificar los 200/300
euros que cuestan.
Siguiendo con las escalas, las de baño en la
plataforma de popa forman parte de inventario estándar en la mayoría de barcos, pero a
menudo son cortas, estrechas o ambas cosas a la vez. Llegando a la 3ª edad igual es
el momento de ir pensando en mejorar este
accesorio. Hay modelos para todos los gustos
(desmontables, plegables, extensibles, …) a
partir de los 200 euros.
Cuando el barco empieza a quedar muy arriba, nada
mejor que una escala en proa para encaramarse a
bordo
Otras escaleras: Quienes tienen su barco
amarrado en un finger agradecerán las defensas utilizables como escalón. Las hay de
diferentes formas y colores y todas son una
sencilla manera de facilitar el embarque a niños y mayores desde el costado. Este tipo de
defensa suele ser más caro que las normales
al fabricarse con mayor resistencia a la tracción. También hay escalas metálicas de un
solo peldaño que cumplen la misma finalidad
que estas defensas.
Otra opción es hacerse con una escala lateral
más larga y para todo uso. Subiendo a bordo
tras un baño, las escalas laterales tienen la
ventaja para los senior de quedar en una zona
del barco más estable con el oleaje. Y embarcando/desembarcando del auxiliar, subir
por el costado facilita mucho la labor, pues
hay un mejor agarre inicial y se mantiene la
posición erguida del cuerpo durante toda la
maniobra.
Los peldaños para subir al palo son de gran
ayuda para quienes aspiran a la autosuficiencia en su barco. Los hay fijos, remachados o
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Hay defensas/escalón de diferentes formas y colores.
Todas ayudan al fácil embarque de niños y mayores
desde el costado del barco
Las escalas laterales metálicas “pret a porter” se
ofrecen con uno o varios peldaños
TRUCOS PARA SENIOR
Las pasarelas de carbono apenas pesan 5 kilos y hasta flotan en el agua. Una regalo para la espalda
La sensación de seguridad en la subida a bordo, ya
sea tras el baño o desde el chinchorro, es uno de los
punto fuertes de las escalas laterales
A partir de cierta edad y cierta eslora de velero, el
espinaquer asimétrico es la única vela de portantes
que se puede manejar
atornillados al mástil, y también plegables, en
forma de una cincha con escalones que se iza
mediante una driza. También hay sistemas de
auto-izado, con mecanismos normalmente
heredados del alpinismo.
En todo caso, y a partir de cierta edad, uno
ha de tener plena confianza en su condición
física para utilizar cualquier método de encaramarse al palo sin ayuda. Es un esfuerzo mayor de lo que parece y los peligros que
acarrearía un eventual accidente no se pueden tomar a la ligera. Por contra, un par de
escalones en la base del palo, para alcanzar
esa driza de mayor que se escapa o ese patín
que no quiere bajar, nunca están de más.
posible. Los modelos de fibra de carbono son
ideales por su poco peso. Para evitar resbalones, el pasillo tendrá un buen antiderrapante,
y también se intentará minimizar la pendiente de la pasarela haciéndose con distintos
soportes que permitan variar la altura del
tintero cuando el muelle esté muy bajo o muy
alto.
Espinaquer asimétrico: Cuando faltan manos y sobran años, el espi asimétrico es la
única vela de portantes que uno puede permitirse en un velero de cierta eslora. Es verdad
que las empopadas no son su plato preferido, pero en compensación permite remontar
agradablemente las ventolinas hasta más de
90º del viento aparente. Los calcetines o los
distintos sistemas de enrollado que hay en
el mercado hacen que esta vela sea perfectamente manejable por dos personas –que
más o menos sepan lo que hacen- incluso en
veleros de 50 ó 60 pies.
Pasarela: Lo ideal es disponer de una pasarela plegable o escamoteable bajo cubierta,
con motor hidráulico y mando a distancia inalámbrico. Como este lujo no siempre se hará
realidad, los senior han de pensar en una
pasarela lo más ligera y sencilla de montar
Auxiliar: Quienes tienen la jubilación en el
horizonte se harán con un chinchorro tan
grande y estable como permita la eslora de
su barco principal. Un buen antiderrapante,
tanto en el suelo como en algunos puntos de
los flotadores, evitará más de un resbalón.
Los antiderrapantes autoadhesivos para suelos de bañeras, a la venta en grandes superficies, pueden ponerse sin problemas en las
neumáticas, aunque no aguantan más de un
par de temporadas a la intemperie. El revestimiento plástico TBS, en forma de cinta adhesiva o –mejor incluso- pegado con Sikaflex,
es bastante más tenaz y la hierba artificial a
modo de alfombra también evita los resbalones, aunque sea a costa de añadir algo de
peso a la neumática.
Embarcar y desembarcar, el segundo gran
problema de los más veteranos con el anexo,
requiere un equilibrio dinámico y una agilidad que nunca van al alza a medida que se
cumplen años. Es un problema recurrente y
bastante descuidado por los fabricantes de
accesorios. Uno de los pocos que conocemos
es el Ding-Ez. Este invento made in USA consiste en una barra en “U” invertida que se fija
en la auxiliar y sirve de punto de apoyo en el
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Un buen antiderrapante y una mínima pendiente
evitan muchos resbalones en la pasarela. La escala
de baño, ancha y profunda, así como la profusión de
agarraderos en popa son otros detalles “senior” de
este barco
Este acople en forma de cuello de cisne baja la altura
del tintero y reduce la pendiente de la pasarela
embarque y también en navegación. En los videos de demostración parece muy efectivo.
También es efectivo tener un asidero a mano
en el barco donde cogerse al embarcar y
desembarcar del tender. Un cabo de 2 ó 3 m.
sujetado al stay o el balcón de popa que se
pueda agarrar desde el anexo, o un simple
tubo inox de 70/80 cm. de altura colocado en
el tintero de la pasarela (suponiendo que ésta
esté en la plataforma de popa) cumplen perfectamente con este cometido de quitamiedos. Como decía Einstein: “Dadme un punto
de apoyo y moveré el mundo”.
Los distintos sistemas para afianzar el embarque en el tender son sucedáneos del
elegante gesto de dar la mano a quien está en esa tesitura
Agarraderos: Los modernos veleros son
generosamente amplios tanto en sus interiores como en cubierta. Se han convertido en cómodos apartamentos con terraza.
Pero esta amplitud tiene una vertiente peligrosa o, cuando menos incómoda, para
los más mayores. Los asideros en el techo
se han vuelto una excepción. Lo mismo
puede decirse de las barras verticales o de
los agarraderos laterales en el mobiliario
interior.
En cubierta las cosas tampoco son muy distintas. La estética minimalista domina las
tendencias y los astilleros proponen unas
cubiertas tan limpias y despejadas en sus
detalles que uno no ve donde agarrarse para
desplazarse a proa. En las aguas mansas de
un salón náutico, la movilidad de la tripulación de cualquier edad no tiene mayor problema. Pero imaginar cruzar el salón o desplazarse por la cubierta de algunos veleros
La barra Ding-Ez se propone como un eficaz asidero para subir y bajar del anexo
con confianza
con apenas 15º de escora se antoja bastante
complicado para quienes ya no conservan su
juvenil agilidad.
Para solucionar este inconveniente hay que
recurrir a la oferta de asideros de madera,
acero inox o incluso materiales composite
que hay en el mercado. Es una oferta amplia
que permite completar todas las carencias
que eventualmente tenga un barco, a sabiendas de que cada caso es distinto y requerirá
sus propias soluciones.
por: Toni Vernic
El buscado minimalismo en cubierta a
veces deja demasiado de lado los puntos
donde sujetarse más allá de la bañera. No
es la mejor receta para los tripulantes de
la 3ª edad
Nada mejor que un buen agarradero en el techo para sujetarse con la escora.
Los de madera son preciosos, pero los de acero inoxidable o composite también
cumplen su cometido
Los modernos veleros son amplios como pisos, pero los asideros y barras para
afianzarse navegando se están convirtiendo en una excepción
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