Lecciones de introduccion a la filosofia del derecho

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OLSEN
en
A. GHIHARDI
Profesor de Filosofía del Derecho
la Unívers íd ••d Católica
de Córdoba
Colección
FILOSOFÍA
Y DERECHO
7
. ADVERTENCIA·
REPROOUCCIÓN BIBLlOGRAFICA
CON FINES se .¡::} ¡\~"Il'MIPO!!
Lecciones
de
introducción
a la
filosofía del derecllo
oDDD
EDITORIAL
DE ALFREDO
ASTIlEA
y RICARDO
BUE:-'¡OS AIRES
1080
DEPALMA
EL
48
SABEn
ESPECULATIYO
B) Los tipos de saber
científico
l.
El plutalismo
y filosófico
metodológico
De una manera muy general, cOl~templando la
totalidad del saber, se ha dicho que existe un saber vulgar, un saber científico Lun saber filosófico.
Pero, de manera más estricta, nos interesan los dos
últimos.
A poco que analicemos el saber científico, advertimos que existen muchas ciencias, y que éstas
han aparecido en diversos período~ de l~ hist~ria.
Al mismo tiempo, fácil es advertir de inmediato
que sada ciencia tiene un método W'opio, y que
éste debe ser adecuado a la especial naturaleza
de cada saber.
De ahí se explica que el principio fundament~l
de toda epistemología sea el pluralismo metodolo-
ss«:
•
?
La fundamentación del aserto precedente se encuentra en la distinción entre objetos materiales y
ohietos [ormales. El objeto material es aquel "sobre el cual re cae una actividad cualquiera -acti-
ciencia, el conocimiento
de la realidad
en lo que
inclusive en lo que es su último fundamento".
2
J.
Maritain,
Los grados .. "
C,1pS.
la realidad
y
EL
SABEn
PRÁcnco
49
vidad cognoscitiva, por cierto-, p'rescindiendo del.
modo en que se hace". El objeto formal "es el
especial punto de vista, es el particular aspecto
desde cuyo ángulo el ente es aprehendido" 3. Así,
un mismo ente -Pedro, por ejemplo- puede ofrecerse como objeto material a la Biología, a la Antropología, a la Psicología, etcétera; ciencias que
lo estudiarán desde su especial punto de vista u
objeto formal. Maritain ha insistido en la no siempre advertida importancia del tema 4.
Quiere decir que cuando el ente individual ingresa al universo de los objetos científicos, puede
ser alumbrado desde diversos puntos de vista. Según sea ello, será objeto de tal o cual ciencia, y
según sea ésta, será el método utilizado para su
estudio.
Pero a nosotros, por ahora, nos interesa una
nueva distinción, que ,abarca tanto el saber científico como el filosófico. Así, es posible, desde cierto
punto de vista, distinguir dos tipos de saber:-.l!!L
saber especulativo, y un saber práctico. El prime~
fundamentalmente
explicativo; es el saber que
indaga por 'la cosa y el fenómeno, sin otro propósito. El segundo es 1.111 saber para dirigir la conducta y la acción del hombre .
.\
es, e
3 O. Derisi,
II y IV.
"Actualidad
4 Su antecedents
4.
Ghirardi.
Lecc.
.
... "
es Santo
Tomás,
Comentario
... , V, 1.
EL
50
2.
El saber especulativo:
SABER
ESPECULATIVO
Sus grados
El saber especulativo da origen a las ciencias
especulativas.
Por medio de ellas, el hombre desea
conocer, simplemente para conocer.
El vocablo
especulativo proviene de la palabra speculum (espejo); es decir, se aspira a la verdad, al logro del
fiel reflejo de la realidad.
En cuanto el hombre intenta conocer, el entendimiento va en pos de lo inteligible.
En el
mundo de la realidad, de la existencia, se encuentran los inteligibles, alimento natural de la inteligencia humana.
Y_~n esa búsqueda, la inteligencia procede por
abstracción, develando diversos niveles, en un lento
aproximarse a la aprehensión de lo que la cosa es.
Hay, pues, distintos niveles, distintos. grados de
abstracción.
Los grados de abstracción comportan, por consiguiente, en su búsqueda de hondura, tres grados
de "inmaterialidad o inmaterialización del objeto" S,
que J acques Maritain, en su Filosofía de la naturaleza, sintetiza así:
"En el primer grado, el de la física (física en
el sentido general, muy universal, que esta palabra
tenía para Aristóteles, puesto que abarca tanto la
filosofía de la naturaleza como las ciencias de la
5 Abstraer
significa
separar
mentalmente.
y EL
SABER
PRÁCTICO
51
misma), el espíritu hace abstracción de la materia
singular e individual, pero solamente de ésta: y ~
objeto que a sí mismo se presenta, I~<2.J2uedeexistir
sin la materia sensible, ni ser concebido sin ella; su
noción encierra constituyentes
material-sensibles.
Este objeto es el ser en cuanto sometido a mutación, por lo que Aristóteles decía: 'Ignorar el movimiento es ignorar la naturaleza'.
"En el segundo grado de abstracción tenemos
el conocimiento matemático.
Aquí el espíritu hace
abstracción de la materia sensible -es decir, de la
materia en cuanto revestida de cualidades activas
que caen bajo el dominio de los sentidos-, yA
objeto que se presenta a sí mismo es la cantidad
abstracta que no puede existir sin la materia, pero
que puede ser concebida sin la materia sensible;
su acción no encierra la materia sensible.
"En el tercer grado de abstracción llegamos al
nivel metafísico.
En éste el espíritu hace abstracción de toda materia, tanto de lo que los antiguos
llamaban materia sensible, propia del primer orden
de visualización, como de la materia inteligible -es
decir, de la extensión, de la cantidad misma, propia
del segundo orden de visualización abstractiva-,
y el objeto al cual conduce el saber es entonces
el ser en cuanto ser, que no sólo puede ser concebido, sino que puede existir sin la materia" 6.
6
J. Maritain, Filosofía ... ,
p. 25.
_ ADVERTENCIA
-
REPRODUCCIÓN BIBLIOGRÁFICA
QQN PINES BOLO ACAOéMICOS
EL SABER ESPECULATIVO
52
Quiere decir que, en el primer grad? ,de ,abs. , el /;}
arado menos pro tunda de la intensidad
traccion,
abstractiva, la razón pone aparte únicamente la materia individual, y trata de penetrar la naturaleza
del ser en cuanto móvil (del ser físico).
Es el
campo propio de las ciencias naturales y de la Filosofía de la Naturaleza.
En el segundo grado de abstracción, la. razón
penetra ya más intensamente, pone aparte tambi~n
toda materia -no sólo lo individual-,
y se gueda
únicamente con la cantidad, tratando de penetrar
la naturaleza del ser en cuanto extenso. Es el campo propio de las Ciencias Matemáticas.
En el tercer grado de abstracción, la razón llega
a lo más profundo, y p'one aparte absolutamente
todo, y se gueda Únicamente con el ser en cuanto
ser. Es el campo propio de la Metafísica.
Como fruto de este conjunto gradual y en virtud de su inter-relación aparece una ciencia intermedia, híbrida, una ciencia cuya materia es dada
por la realidad física, por las medidas que se encuentran en ella, pero cuyo objeto formal y procedimientos son matemáticos.
Se ha dicho que esta
ciencia intermedia, o simplemente media, es materialmente física y formalmente matemática 7.
.
7
Cfr. nuestra
Hermenéutica,
..
,
5o"
Y EL SABEH PHACTICO
3,
El saber práctico
lO) La íilosofía práctica en general, o filosofía
T!!:!!!!!l. Habíamos dicho que el saber especulativo
es fundamentalmente
explicativo, que interesa a ese
saber lo inteligible en toda su pureza, y que, por
vía de la abstracción, la inteligencia se eleva desde
la ciencia empírica h8.sta la metafísica, alcanzando
niveles cada vez más alejados de la materia.
.Pero si la inteligencia aspira a lo inteligible alej .indose de la materia, el hombre no es sólo espíritu,
sino un compuesto del espíritu y materia. Logrado
el saber especulativo, en algo así como una parábola, se produce un movimiento de retorno al universo de la existencia humana. En este nuevo con~
con lo real sensible, se da, entonces, un nuevo
~ipo de saber. Es el sabe-;:-:¡;:áctico. y se denomina así por cuanto no nos lleva fundamentalmente
al saber en cnanto tal, sino al saber para obm1' y.
para hacer 8.
o debe entenderse, sin embargo, que el saber
de tipo práctico tira por la borda los principios
adquiridos por la vía del saber especulativo.
Como
el hombre es un ser que participa del orden natural y lo conoce, no puede abdicar -a los fines del
saber práctico- de las razones de ser y de las estructuras inteligibles que le son propias.
La filoB
r
lIíaritai!1, Los gredus.
, ., l. U, p. lOf:J,
C:-,
54
EL SABER ESPECULATIVO
sofía práctica es un saber que tiene por objeto la
acción -y, por ende, la conducta-, y, como tal, no
solamente prescriptiva.
Diríamos de manera lapiclaria: lo prioritario todavía es el saber; lo que le sigue es la prescripción
en orden a ese saber. y a esto tiende el saber
práctico.
De ahí que se diga que este saber de la filosofía
práctica regula desde lejos la acción, porque su
"modo de discernimiento de lo verdadero es todavía típicamente especulativo" 9. El juicio gue formula la filosofía práctica es siempre un juicio de
conocimiento.
Su verdad es formalmente cognoscitiva, aunque, evidentemente, se trata de un conocer como fundamento de la acción. Es aún un
juicio de conocimiento, pero para dirigir la acción.
Si el propósito es conocer con ese fin, naturalmente que ese conocimiento ha de influir sobre la
voluntad.
Desde lejos se opera este objetivo siempre presente en todo el proceso, porque' el conocimiento yace y subyace en la conciencia de cada
persona.
Es legítimo aseverar, entonces, que desde el primer momento la filosofía práctica se dirige "hacia
lo operable en, cuanto tal, y hacia la posición del
acto en la existencia" lI). La filosofía moral pro<-
cede de modo especulativo en cuanto a los medios
de aprehender y de juzgar, y de modo práctico en
cuanto a las condiciones del objeto conocido y a
la marcha del razonamiento 11.
El fin de la filosofía práctica es la regulación
de las acciones humanas mediante los principios
supremos para lograr el bien absoluto del hombre
(bien absoluto naturalmente cognoscible) 12.
Coherentemente, una cuestión que se plantea la
filosofía práctica o filosofía moral es ésta: ¿ Cuál
es el bien absoluto del hombre?
Para ello debe
indagar en qué consiste en el orden natural el fin
último del hombre. De ahí que no pueda renunciar jamás al estudio de la persona humana, al análisis de los actos humanos, su naturaleza y mecanismo, en miras a su dirección, distinguiendo lo
bueno de lo malo. Por consiguiente, será preciso
conocer la regla suprema de esos actos (o sea la
ley eterna, la ley natural) y las reglas inmediatas
(es decir, las cuestiones que conciernen a la conciencia) 13.
,2..9) La ciencia práctica en general (o ciencia
moral) . Cuando después de haber remontado por
la vía exIili~ativa el conocimiento del ser, deseendemos ..F.0r la vía del conocimiento de la acción
11
9
lI)
J.
J.
Maritain,
Marítain,
Los grados, .. , p. llO.
Los grados ... , p. 330.
55
y EL SABER PRÁCTICO
J.
Maritain, Los grados ....
p. 33l.
J. Maritain, Introducción .. " p. 124.
Maritain, Introducción ... , p. 232-33.
12 Cfr.
13
J.
J
EL
56
SABER
ESPECULA TlVO
hacia la experiencia diaria, tomamos contacto nuevamente con lo concreto y singular. Nuestra ipte.ligencia viene enriquecida, induda~lemente, 'para
tomar partido con las cosas en el umvers~ <!e_e.s!as,
móvil y cambiante.
Es un universo de acciones
humanas en un mundo temporal.
Hav todavía aquí un saber, no ya filosófico, sino
ostrictamente científico, en cuanto la inteligencia
aspira a regular la acción.
Mientras la filosofía
práctica es aún explicativa, el saber es prioritario,
~n la ciencia práctica el saber deja de ser prioritario, y pasa a eouilibrarse con lo prescviptioo.
Actúa la ciencia práctica como reguladora de la
acción en lo singular y concreto.
Es llamado por
Maritain saber prácticamente práctico; pero se vale
todavía del «universal y de las razones de ser" 14
Aquí el modo de saber es práctico, pues "~e tra:a
de preparar la acción y de señalar sus reglas proximas" 15.
Los conceptos y las nociones en las ciencias
prácticas tienen un sentido muy distinto del que
tienen en las ciencias especulativas.
En éstas su
valor es de pura inteligibilidad; en aquéllas los conceptos no son de pura inteligibilidad, sino que tratan de componer los medios para que la acción
llegue a la existencia singular y concreta 16.
14
15
J.
J.
16 [.
Maritaín, Introducción
Maritain, Introduccion
Mcrita in, Introduccián
, p. 114.
, p. 114-15.
, 1;>. 132,
y EL SABEn
PHÁcnco
.57
En las ciencias prácticas las nociones y definiciones tienden a ser operatioas,
El modo según
proceden es compositivo o realtzador, y ello tiene
prioridad sobre lo inteligible en cuanto tal. La
verdad se orienta ahí según la dirección fundamentada en el conocer. La verdad consiste en dirigir
lo que debe hacerse 17. y esta dirección se ejerce
desde cerca, por oposición al nivel de la filosofía
práctica, que la ejerce desde lejos.
Las clases de saber práctico
4.
Existen dos clases de saber práctico:
hacer humano; 29) El obrar humano.
19) El
19) El hacer humano.
Este tipo de saber..LJl.:
gula la obra que se va a prod1.tci1·; tiene por fin
dar las normas que deben regular las acciones hu~s,
en cuanto éstas nos conducen a una' determinada obra. Queda involucrada aquí toda acción
9,ue pr<?_9.uzca objetos artificiales, desde una obra
de arte hasta una estación espacial, pasando por el
refrigerador o el tenedor.
Con estas acciones se
crean entes G1t'ificiales, manipulando la materia. Es
la filosofía o ciencia del hacer, simplemente del
hacer.
En este campo no se tiel~~ nresente el bien ab17
J.
~.faril'ain.
lntroduccion .. '. p. 114. nota
~l; p. :327.
58
EL SABER ESPECULATIVO
soluto del hombre, sino un bien particular (lo Útil,
lo agradable, la recuperación de la salud, la seguridad y el orden de las relaciones humanas, etcétera).
Las n_ocion~s_~ Oltep~an exclusivamente a
dirigir la obra que se ha de hacer. Es el fruto de
la acción humana el que monopoliza la atención.
Todo el saber se dirige a un mejor logro del ente
creado artificialmente.
Prescindimos del uso del
libre albedrío, y orientamos nuestras acciones a la
ejecución de la obra, a lo factible 18.
29) El obrar humano.
El otro tipo de saber
práctico es el del obrar humano.
P~~ocUl'ael b~~n
puro y simple; tiene como objeto. la p~rfecclOn
misma del hombre que Q.l2,~La,
o bien el hbre uso
que hace de sus facultades"; ello "h~ce .,9ue s~a
propiamente la cie~cia del O,?'t'a1': la cIencIa. de l~s
actos humanos (del agibile).
Esta es la filosofía
práctica propiamente dicha 19.
y
59
EL SABER PRÁCTICO
en pmticular.
No nos interesa dilucidar aquí si
son verdaderas ciencias o no 20; simplemente importa conocer su existencia, y admitir que constituyen
un todo ordenado de conocimi~!l-tos g1l§ también
ti§!~!LP-º-J;:_obj~t9._los actos humanos.
Pero si la ciencia práctica en general tiene p_Qr
fu1 en definitiva, el soberano bien del hombre, las
demás ciencias )2rácticas (en particular) buscaU-1tI1
bien particular del hombre. Por esa misma razón,
éstas deben estar subordinadas a las ciencias ~~
culativas, en cuanto dependen de ellas, puesto que
nos revelan la verdad y la naturaleza de las cosas,
y, además, porque es preciso conocer el orden natural, para revelar si el fin particular y práctico que
se persigue es bueno o malo. En ese sentido, el
d_erecJlQ,_lª_.!?-),,~d~~l~.a.?_.
l~.Jngeni.ería, etcétera, son
ciencias prácticas 21.
En definitiva, las ciencias prácticas en particul~q,º-ªn
un bien pmticulm' del hombr~:
5 . Las ciencias prácticas en particular
La acción concreta y singular
6.
N osotros nos hemos referido hasta aquí solamente a la filosofía y a la ciencia práctica, en general, sin hacer referencia a ~as ciencia.s prácticas
18 J. Maritain, Introduccián ... , p, 230. - Cfr., tamb~~n, J. de
Fínance, Ensayo ... , e igualmente, M. G, Casas, traroducoto» ...
19 J. Maritain,
Introducción ... , p. 227 y 230.
La acción humana singular y concreta. se reali~a
práctico
es.tL.e_U'sQ!}tacto con la acci.~~__~t>_~pa. No hay ya
cn.i.la _~xis.t~ll.cia. Aquí el conocimiento
20
;21
J. Maritaín, Introducción ... ,
J. Maritain, introduccián . ',-,
p. 224.
p. 226-27,
I
_ ADVERTENCIA
REPRODUCCIÚN
EL SAnEn
60
_CQN FIN~1I110Lp AOAOt"IC,OI
ESPECUL-\TIVU
ciencia, pues estamos en un nivel de acciones sin-·
singulares,
gulares, realizadas por seres h-u'111""10S
0.1
-o
dirigidos por la voluntad que pertenece a una persona determinada 22.
.
1
.
1
La voluntad coloca b ajo su dependencia <.1.la
inteligencia.
De ahí. que sea la virtud de la prudencia la que regule la acción singular y c.ancr:~a.
Todo juicio se formulará en aras de una dtl~ec(Jon)
de un obrar; la prudencia señalará la r~cti.t.l~d_(:21.1
es~ dirección, en ese obrar, y en cuanto ello se8. así,
será verdadero o falso 23.
C) El saber jurídico
l.
La raiz metaiisica de la acción moral
El fundamento y l~. raíz más profunda de la
acción moral es metafísica, porque el conocimiento del mundo natural es previo al conocimiento de
la acción.
22
J.
Maritain,
Introduccián
-
BIBLIOGRÁFICA
y EL SABER Pf\ÁCTICO
Gl
Es preciso conocer la realidad de la naturaleza
maJer.1ª) del mundo y la realidad humana, Rara
clis.cernir lOL.n~. ínsitos en el cosmos. Por otra
parte, es menester conocerse a sí mismo, en una
reversión de la inteligencia hacia la interioridad,
para, desde ahí, intuir y profundizar reflexivamente
el destino humano y los fines perseguidos por la
acción humana.
Pero, al agotar el estudio. del cosmos y al empujar la cuestión hasta sus límites últimos, la razón
humana se encuentra con que -salvo la caída en el
panteísmo- existe un Primer Principio que no pllede ser a12rehendido sino con la intelig§lcia 24.
El orden, pues, que la ciencia aprehende en la
Naturaleza, obedece a leyes que están ínsitas en
la materia, y cuyo principio la trasciende.
Ese orden natural rebasa la esfera de la naturaleza material, y se proyecta sobre la naturaleza humana
informándola.
De ahí que la acción humana, que
participa del orden natural, se oriente según fines
que la inteligencia discierne.
Los fines persiguen
la realización cada vez más perfecta del ser humano en el orden material y en el orden espiritual,
en el plano individual y en el plano social.
... , p. 113.
1\ Iaritain cita en Los grados. .. (p. 331-32) los antecedentes
recogidos en Santo Tomás y en Juan de Santo TOIllÚS, y califica de
([SU;;; delicada
toda síntesis al respecto,
23
24 Aristóteles,
Física,
libro VIII.
62
2.
EL SABER ESPECULATIVO
La subordinación del saber jurídico
a la filosofía moral
Toda ley jurídica debe sUl2.0ner, por consiguiente." el conocimiento de la realidad natural en --sus
leyes físicas, Y-la realidad humana en su vertiente
moral. Así como el conocimiento del cosmos nos
lleva a Dios en una parábola ascendente 25, desde
ahí descendemos hacia el hombre, para delinear su
conducta moral. Después de la ciencia empírica
y teórica, la Filosofía de la Naturaleza, y después
de ésta, la Metafísica; luego, podemos inferir una
Ética que regule el obrar humano.
El saber jurídico aparece, así, como una parte
de la Filosofía Práctica que ti~ne como dirección
darnos reglas naturalmente razonadas, con el fin
de lograr el bien común de la sociedad. Y el saber
j1J.rídico es una ciencia práctica, porque orde~
verdad en cuanto se dirige hacia la oE.-eración como
un fin. Evidentemente, la filosofía práctica en general (o filosofía moral) y la ciencia práctica en
general (o ciencia moral) son reguladoras del saber
jurídico. Por eso, el derecho es parte de la Ética,
aunque tiene su propio objeto formal.
El saber jurídico es una ciencia práctica por su
25 Cfr. la muy significativa
obra de C. Tresmontant,
Comment ...
Cfr., también, nuestra obrita Universo ... - Para la relación del conacimiento
jurídico con el teológico, puede leerse de J. M. Martínez
Dorval, La estructura ... , Cap. III de la Parte III.
63
y EL SABER PRÁCTICO
obíeto; pero su modo de conocer puede ser e..§.peculativo o puede ser práctico. El modo es eSlleculatioo, cuando nos preguntamos qué es el derecho; es
p'1'áctico, cuando nos preguntamos, por ejemplo,
ct~ál es la lel! aplicable en un caso determinado.
El fin del saber jurídico es la dirección de ciertas acciones o conductas humanas que se juzgan
1;¡3levantes. Hay aquí un modo especial de dirigir
la acción de los hombres.
La :q1ateria propia del
saber jurídico -sea Filosofía del Derecho, sea Ciencia del Derecho- es una cierta acción humana gye
se dirige o que es dirigida a un fin determinadp;
quiere decir que la acción dirigida es concebida
en cuanto operable, según un modo determinado.
Pero ello no excluye -antes bien, lo presuponeque se considere la acción que es definida como
jurídica, para conocer de ella en cuanto jurídica.
Ello implica conocer qué es el derecho, cuál es su
causa, su fundamento, mediante la definición, la
división y la consideración de sus predicados universales.
Los principios que rigen el saber jurídico -como los de todo saber práctico- "aplican la vergé!d
y la ordenan para ponerla en la existepcia, y así
pro.ceden de un modo com12Q§jtivo" 26. Estos _12rincipios pueden ser principios remotos del obrar, o
bien principios p1'óxim~_ Pero conviene tener siem26 Cfr.
J.
Maritain,
Los grados ... , t. II, p. 337.
!
.\
\
y EL
EL SABER ESPECULA TI\'O
65
SABER PRÁCTICO
\'
o
54
pre presente una a~vertencia,'
A medida que nos
aproximamos a lo smgular: al .caso ,co:1creto, el ~~ber jurídico -com~, toda clen~la pr~ctlca- ,!e. ~eDllitarse su certeza, ya en razón de la multtpltctdad
de los objetos que deben considerarse, por lo cual
si algo se omite, con frecuencia se verra; ya en ra. 1 'z'd
d' 27 .
zón d e su oaruun.
t a
De más está decir que el juicio prudencial mantiene toda su vigencia cuando se trata de la conducta jurídica singular y concreta.
En este nivel,
si bien lo especulativo puede ser muy importante,
en cuanto la prudencia es un hábito, no necesariamente depende sólo del saber, sino también de la
pureza de la persona. La prudencia sólo considera
la conducta en el caso singular y concreto, y se
hace manifiesta hic et nunc, descendiendo hasta
el imperium
3.
28.
Saber juríd'ico
1)
metafísica
Decíamos que el fin del saber jurídico es la
dirección de ciertas acciones humanas que se juzgan relevantes.
Esa dirección se logra racionalizando un orden mediante una autoridad.
Lógico
es, por supuesto, que todo ello debe ser conducente
al bien común de la sociedad en que el hombre
27
28
J ..
Iaritain,
Los grados
J. Maritain, Los grados
vive. Es inconcebible un orden jurídico para un
Robinson Crusoe, el derecho supone; por ende, la
vida en sociedad, la racionalización de la vida en
sociedad, y es, precisamente, esa racionalización la
que pone de manifiesto
ué conduct~s, qué acciones humanas, s~onsideradas
relevantes X dignas
.eje ser dirigidas.
Pero ese orden jurídico está subordinado a la
cie~cia y a la filosofía moral;
la cienciá- la filosofía moral, a su vez, están subordinadas a la Metafísica 29.
- ~~~.'~
y
y
Todo sistema que anatematice a la Metafísica
corre el grave riesgo de ser el más metafísico d~
los sistemas, y, lo que es más grave, sin proponérs~lo. Generalmente -en_~se caso-, se es metafísico
sin pensado, ya que se aceptan ciertas prenli'~as
con una extensión que llevan a extrapolaciones, y
con ello se dogma tiza inconscientemente.
Esa
dogmatización implica ya una Metafísica. En otras
ocasiones, por vía metódica, al preconizarse un método como el único válido para alcanzar el saber
l~ ~etafís~c~ también está implícita en los prin~
CIpIOSmetodicos, lo cual equivale a axiomatizar el
punto de partida.
. En otros lugares hemos insistido en la existenCIa de s~stema~. filosóficos que pregonan una postura antímetafísica, sin advertir que la Metafísica
29
, p. 340.
, p. 341-42.
i.
Cfr. J, Maritain, Introducción ... , p. 222-23.
Ghirardi.
Lscc.
66
EL
SABER ESPECO'LATIVO
está implícita por vía de sus principios o de su
método. Esto ocurre también en el saber jurídico.
Tanto el empirismo como el normativismo jurídico padecen de esa afección. Estimamos que el
saber especulativo que se logra en esas posturas,
es legítimo, pero a condición de no afirmar que
ésa (cada una de ellas) es la única vía válida para
conocer el fenómeno jurídico.
Y en cuanto al
saber jurídico práctico, estimamos que el camino
para el conocimiento del orden natural debe partir
de la experiencia; pero no debe permanecer -ese
saber- sumido en la experiencia (unilateralidad
del empirismo).
Muy por el contrario, la ciencia
especulativa del orden natural, por vía de la abstracción, debe alcanzar el nivel de la Filosofía de
la Naturaleza, y luego el de la Metafísica.
Es
aquí donde se logra el máximo grado de abstracción; es éste el dominio del ser, el campo de la
profundización en el estudio de las causas primeras y de los primeros principios.
S.91amente en
cO~9..~imiento del orden natural y. en contacto Erofundo con "la verdadera naturaleza del ser L de s~
principios, puede fundarse un saber práctico, una
filosofía moral legítima.
Si, por el contrario, el saber especulativo se desvía sin ªlcanz~! ...~l.~i'y"~lmetafísico; si procede more
geometrico, abando_nando el estudio del ~:, ~e
co~~tit~y'~.~p'_~~ber racionalista -de herencia cartesiana y kantiana-,
estudiará meramente p,osibili-
y
rI
.
SABER PRÁCTICO
67
d.ades de ser, puros seres de l~ón, que habrán
abandonado su soporte real, y que jamás alcanzarán juicios de existencia.
Entre un empirismo que no sale de los hechos,
y un normativismo que analiza posibilidades fuera
de la realidad, el tomismo, fiel a sus viejos principios acuñados en una larga tradición filosófica, se
ubica en el justo medio. Sin abandonar la ex}?eriencia, y asignando la debida importancia a los
hechos; sin desechar totalmente los métodos racíonalistas, que propugnan un análisis desde un punto
de vista normativista puro; axiomatizando, en definitiva, formas de acción y deduciendo otras ngrmas_de menor jerarquía a Eartir de ella~ la posición
en que nos ubicamos aspira a realizar una gran síntesis de posturas que califica de parciales.
4.
'"
EL
Los grandes objetioos del saber turídico
Conforme al esquema del saber, que a grandes
rasgos hemos esbozado, el saber jurídico no debe
perder de v~sta cuatro importantes hito&.
En primer lugar, el estudio del ser. El ser es
el obteto formal de la inteligencia; es el "objeto
~ue ante todo y por sí mismo i per se primo) es
alcanzado por ella, y en razón del cual se ocupa
todo lo demás".
• ADVERTENCIA·
68
EL
SABER ESPECULATIVO
REPRODUCCIÓN BIBLlOGRAFICA
CON FINES S9~e "¡:A¡¡~,..ICOQ
y
EL SABER
PRÁCTICO
69
.1
En segundo lugar, se debe tratar de alcanzar la .
ve1'dad como uno de los trascendentales del ser,
De ni~gu~a manera se pretende negar lo útil y
conveniente para una sociedad históricamente deter~inada,
ni tampoco lo correcto en el razonamiento desde el punto de vista lógico. Pero tanto
lo útil y conveniente, como lo correcto, deben tener
por fu~damento lo verdadero, y deben estar subordinados a la verdad,
En tercer lugar, la pe'l'Sona humana debe ser
considerada como tal, y debe ser reconocida como
una sustancia cq.!!l~esta de espíritu y materia, y
con fines inalienables.
En cuarto ll~gªr, la ac_ción hu.mana •. como conducta, debe merecer toda su jerarguía-, en cuanto
es di~'igida al bkn común. Ello implica, naturalmente, el problema de la normatividad y de la
justicia,
S~
pierden de vista estos hitos, como es lógico, se operará, por defecto o por exceso, ~ cuádruple desplazamiento:
se sustituirá el ser Ror el
hecho o por formas vacías; la ~erdad será desplazada por lo útil o conveniente, o bien por lo correc.to _desde el punto de vista exclusivamente formal; la persona será una contingencia material, un
ente de razón o un centro de imputación y nada
más; y la acción humana, como corolario, no será
sino un accidente en un mundo natural.
Si negamos importancia al ser, a la verdad, a
la persona y a la acción humanas, habremos quitado lo más excelso que tiene la humanidad.
Quedaría, no obstant~1 un punto común, en el
saber jurídico, entre las posiciones filosóficas, que
son tan dispares.
Es un punto común gue jerar~za
el saber como ciencia, aUl]..q.ue2!-Ly.<110tª-ci6J1
.~~ muy distinta.
Nos referimos a la pre~li~i~n _9
12revisibilidad. Por eso, en definitiva, pese a antitéticas posiciones en lucha, los juristas no cejan en
mejorar el conocimiento, para reck~ir las cpncluctas futuras de los seres humanos y, especialmente,
Ías decisiones de los jueces. En otras palabras, los
viejos augures y profetas aún se evidencian bajo
nuevas formas.
5.
La especificidad
del saber ju.rídico
Por su típica forma de acercarse al objeto de
conocimiento, las ciencias del hOIYlbre s~ 9istinguen de las ciencias naturales.
Quizá, para decirio desde el primer instante, haya que subrayar
que los objetos son de distinta naturaleza: en el
mundo de las ciencias naturales, el objeto es un
inteligible, y en el dc las ciencias humarLé!.5.e.S_._UlL
_o.E.erab.{e.
Las ciencias jurídicas no escapan a esa ley general. Vierten su atención hacia lo operable, hacia
EL
70
SABER ESPECULATIVO
lo que se hace o es posible hacer o no hacer. Y
esto tiñe todo el conocimiento con su particular
luz humana.
Se diría que las ciencias del hombre, en nuestra época -como ha ocurrido otras
veces en la historia, valga el ejemplo del período
sofístico griego-, han hecho de las ciencias naturales sus siervas. Dicho en otras palabras: el centro de gravedad ha pasado del cosmos al hombre.
¿Qué influencia tiene esto en el mundo jurídico? Creemos que enorme.
En primer lugar, la
verdad -como lógica consecuencia- ha perdido importancia, incluso en las ciencias naturales.
Pareciera que, para el hombre, es primordial saber
qué puede hacer con la materia, y no tanto saber
qué
ella. Muchas definiciones físicas son hoy
meramente operativas.
Y si eso ocurre en este
campo, ¿qué no diremos de las ciencias humanas?
En lo que atañe a las ciencias jurídicas, es cierto que aún quedan recintos sagrados.
Las facultades del juez en un asunto penal, difieren notablemente de las del juez en lo civil que trata del
mismo. En el proceso civil, el juez generalmente
deja la iniciativa a las partes, aunque hay excepciones muy importantes.
Es decir, la verdad procesal queda casi totalmente en manos de las partes. El proceso nos mostrará una sentencia cuyo
resultado ha dependido en gran medida de la diligencia y de la actividad de los auxiliares de la justicia.
es
y EL SABER PRÁCTICO
71
Todo esto significa que los jueces, los juristas
y los abogados aparecen con un Ea}2el prot<!.gQni_fo,
porque sop los artífices genuinos de ª-9uello_ gue
es 012.~.TflbJ.f!.: Ellos contribuyen a haceLJg yel'dad.
En la naturaleza, la verdad está ahí; es la cosa misma; hay que descubrirla.
En el mundo jurídico,
la verdad es hecha por el hombre; y en el proceso
es mostrada, para que ella s-e plasme en sentencia.
Esta existe porque -despuésalgo habrá de realizarse. Es decir, el conocimiento de la verdad deviene importante en la ulterior acción que habrá
de desplegarse.
De ahí que ciencia natural y ciencia humana
deban guardar un equilibrio saludable.
Si por la
verdad alcanzamos el ser, en cuanto nos movemos
en el mundo de la acción humana, esa misma verdad debe guiarnos todavía.
La verdad que hacemos en el proceso no tendría sentido, si no participase de la justicia.
El Derecho es la cosa justa,
se ha dicho en expresión memorable.
No es sólo
lo justo, sino la cosa en cuanto justa, queriéndose
significar -entre otras nociones- que el hombre no
es soberano de un universo, sino en cuanto está
en un universo, como formando parte equilibrada
de él, ya que hay leyes que él no ha puesto y, sin
embargo, debe acatar, so pena de no sobrevivir o
de dejar de ser hombre, perdiendo incluso su calidad humana.
La verdad en el proceso -sea civil, penal o de
EL SABER ESPECULATIVa
72
cualquier orden- es parte del cosmos en el cual
estamos inmersos, porque -aunque en eso casi no
paramos mientes- nos dirigimos hacia la cosa justa.
La labor del jurista, como hombre que es, contribuye a hacer la verdad. De cómo se haga depende
el futuro de la humanidad.
Por eso, en todo proceso, la verdad que hacemos puede revelarnos cómo
somos y quiénes somos.
Pero aún estamos resbalando sobre el tema, sin
haber entrado en él todavía.
El saber jurídico,
¿tiene especificidad?
En otras palabras, ¿tiene un
objeto formal propio? La inteligencia humana ilumina de manera típica el objeto de conocimiento
en cada ciencia. ~emos dicho ya que, en nuestro
campo, el objeto no es un inteligible,_ sino un ope-
73
y EL SABER PRÁCTlca
djendo a su típica naturaleza.
A tartir de ahí,
c~nstruye conceptos y nociones, ela ora ~icios ..Y..
define, para sentar las bases de un saber esE.~cífíco 30.
7
iahls;
El operable hunde sus raíces en lo inteligible.
En primer lugar, la cosa es; en segundo lugar, la
cosa es de una manera determinada.
El conocimiento de la cosa 'urídica resu one el conocimíento.rlel COSlpOS
del hombre,.,]
e éste en ~anto
se relaciona CO.ll el semejante y con las cosas ue lo
rodean.
El hombre acciona, canaliza sus actos, y obra
en consecuencia.
Ciertas acciones humanas, juzgadas relevantes, caen en el ámbito es ecífico de lo
que llamamos derecho.
L~ inteligencia ilumina este ob'eto de cono<;:imiento de . determinada manera, v lo hace aten-
_ ADVERTENCIA.
REPROOUCCIÚN BIBLlOGRAFICA
CON FINES soco ACAO~MICOS
-x
-
.
30 Juzgamos de mucho provecho la lectura del capítulo único de
la Parte Primera de la obra de J. M. Martínez Dorval citada en la
~ota 25. Y, fuera de toda duda, es de capital importancia la lectura
de la obra de J. J. Sanguinetti, La filosofía ... Volviendo a Martínez
Dorval, sostiene que' los temas capitales de la filosofía del derecho
-en lo cual coincidimos, y ya lo hemos expresado más arriba- son
la esencia del derecho, los caracteres generales del derecho, la justificación del derecho, y las causas del derecho (La estructura ... ,
p. 43).
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